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Tabula Rasa

versão impressa ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.35 Bogotá set./dez. 2020  Epub 26-Fev-2021

https://doi.org/10.25058/20112742.n35.02 

Artículo de investigación

El New World Group y la descolonización epistémica

The New World Group and the Epistemic Decolonialization

O New World Group e a descolonização epistémica

Daniel Montañez-Pico1 
http://orcid.org/0000-0002-9660-9499

1 Doctor en Estudios Latinoamericanos, UNAM. Miembro del grupo de trabajo Clacso «Pensamiento crítico caribeño sobre raza y racismo». Universidad Nacional Autónoma de México. Email: danielm9876@hotmail.com.


Resumen:

El New World Group fue una red intelectual de mayoría afrocaribeña que funcionó durante los años 60 en el Caribe anglófono, liderada por pensadores y activistas como Lloyd Best, James Millette, George Beckford y Norman Girvan, teniendo ramificaciones en otras regiones del Caribe y de Canadá y los Estados Unidos. Pusieron énfasis en la necesidad de una descolonización epistémica, desde el estudio de sus propias realidades y tradiciones históricas, para profundizar los procesos de independencia que se desarrollaban en sus regiones a través de conceptos como «pensamiento independiente» y «descolonización mental». Sus contribuciones en los campos de las ciencias sociales descolonizadoras de la región son notables, anticipando por varias décadas posicionamientos contemporáneos de los estudios poscoloniales y decoloniales.

Palabras clave: New World Group; descolonización epistémica; Caribe anglófono; 1960; pensamiento independiente; descolonización mental.

Abstract:

The New World Group was a mostly Afro-Caribbean scholarly network that operated during the 60s across the Anglophone Caribbean, led by thinkers and activists, such as Lloyd Best, James Millette, George Beckford and Norman Girvan. It had ramifications in other regions of the Caribbean and Canada and the United States. Its members emphasized the need for epistemic decolonization in the study of their own historical realities and traditions in order to deepen the processes of independence that developed in their regions. In this spirit, they developed concepts such as «independent thought» and «mental decolonization». Their contributions in the field of decolonial social sciences in the region are remarkable, anticipating contemporary stances in postcolonial and decolonial studies for several decades.

Keywords:  New World Grou; epistemic decolonisation; Anglophone Caribbean; 1960s, independent thought; mental decolonization

Resumo:

O New World Group foi uma rede intelectual de maioria afro-caribenha que agiu durante os anos 60 no Caribe anglófono, liderada por pensadores e ativistas como Lloyd Best, James Millette, George Beckford e Norman Girvan com ramificações em outras regiões do Caribe, Canada e Estados Unidos. Focalizaram a necessidade de uma descolonização epistêmica, desde o estudo de suas próprias realidades e tradições históricas para aprofundar os processos de independência que se desenvolviam em suas regiões através de conceitos como “pensamento independente” e “descolonização mental”. Suas contribuições nos campos das ciências sociais descolonizadoras da região são notáveis, ao antecipar durante décadas posicionamentos contemporâneos dos estudos pós-coloniais e decoloniais.

Palavras-chave: New World Group; descolonização epistêmica; Caribe anglófono; 1960; pensamento independente; descolonização mental.

Introducción

La descolonización epistémica, entendida como el ejercicio de señalar las sobredeterminaciones coloniales que atraviesan las categorías con las que pensamos la realidad, tiene una larga data en el pensamiento afrocaribeño. Desde el siglo XIX autores como el santotomense Edward Blyden y el haitiano Anténor Firmin habían puesto en jaque ideales europeos que mostraban como naturales ideologías profundamente coloniales. En el caso del primero destacó su crítica al supuesto salvacionismo cristiano, el cual era revelado como un agente más de los procesos coloniales, especialmente para el caso africano (Blyden, 1994). Y en el caso del segundo destacó su crítica a las ideologías racialistas pseudocientíficas de autores europeos como Arthur Gobineau, en donde demostró que el concepto de raza era una clasificación de jerarquía social que nada tenía que ver con cuestiones biológicas (Firmin, 2011). Esta tradición continuó a lo largo del tiempo, pudiendo observar ejercicios de descolonización epistémica en el campo de la historia en los trabajos de los trinitenses Eric Williams (2011). y C.L.R. James (2003) , o en el campo de la literatura por parte de autores como el martiniqués Aimé Césaire (1969). Sin embargo, habría que esperar a la segunda mitad del siglo XX para comenzar a asistir a ejercicios de descolonización epistémica que daban un paso más allá todavía y se enfocaban en el propio proceso de creación de categorías de pensamiento. Ya no se trataría sólo de desvelar las existentes como coloniales y de dotar de sentidos críticos a categorías como la raza o lo negro, sino de ir hacia el fondo del asunto y desvelar los propios sistemas de pensamiento cartesianos y duales de la modernidad como origen del problema colonial en el plano del pensamiento. Como decimos, hubo autores y autoras afrocaribeñas que habían anticipado esta cuestión, pero sería un grupo de jóvenes profesores y estudiantes del Caribe anglófono, organizados en torno al New World Group (NWG), quienes tematizarían por primera vez la cuestión poniéndola en el centro del debate, preocupados porque las independencias recientes de sus regiones pudieran caer en los mismos errores coloniales por seguir patrones de pensamiento epistemológicamente eurocéntricos. En el presente texto abordaremos la historia de este grupo, centrándonos en cómo tematizaron el problema de la descolonización epistémica a través de conceptos como «pensamiento independiente» o «descolonización mental», anticipando por varias décadas ejercicios críticos contemporáneos provenientes de las críticas poscoloniales y decoloniales.

El New World Group

El conocido como NWG fue, más que un grupo, una red y tendencia intelectual que dominó el panorama del pensamiento crítico en el Caribe anglófono durante los años 60. Por su carácter informal es difícil definir de un modo cerrado su existencia. En ocasiones funcionó como una tendencia intelectual dentro de algunos campus de la Universidad de las Indias Occidentales (University of the West Indies - UWI), otras veces se pusieron al servicio de la planificación pública de gobiernos progresistas de su región, y también hubo momentos y lugares donde se articularon a luchas sociales concretas. Las consideraciones sobre su papel histórico en la región son muy diversas, desde quienes consideran que llegaron a ser una estructura cercana a un «pre-partido» político (Meeks, 2010, p.xii), hasta quienes sólo les ven como un grupo de profesores críticos dentro de la UWI (Millette, 2010, p.45), pero todas coinciden en la importancia que tuvieron en diversos sentidos en la política y el pensamiento crítico de su región. Pese a ello, aún no existe ninguna obra de análisis riguroso sobre su trayectoria histórica y su influencia en la política y la sociedad del Caribe, seguramente debido a que, por su carácter informal y poco estructurado, las fuentes y documentos para su estudio se muestran dispersas y poco accesibles. Aunque la principal razón de este hecho, para la mayoría de figuras del NWG, se debe a que su perspectiva fue desplazada por el marxismo ortodoxo y el neoliberalismo desde finales de los años 70, quedando lamentablemente sus interesantes aportes en el olvido (Girvan, 2010, p.11). Para acercarnos de forma breve y sintética a la historia del NWG procederemos en primer lugar a dar un esbozo sobre los antecedentes que posibilitaron su surgimiento y, acto seguido, a repasar la historia concreta de sus principales figuras y células territoriales.

Antecedentes y contexto

A finales de los años 50 en el Caribe británico cristalizaba el final de un ciclo político de descolonización de largo aliento. Desde la finalización de la Primera Guerra Mundial se habían acentuado en la región las luchas y organizaciones por los derechos sociales y políticos. La participación de soldados afrocaribeños en la guerra, provenientes de territorios como Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados, Honduras británica (actual Belice), Granada, Guyana, San Vicente, Santa Lucía o Bahamas, había mostrado crudamente el racismo del Imperio británico hacia los habitantes de sus colonias de origen africano -la mayoría-. Organizados a través del British West Indies Regiment (1915-1921), que contó con la participación de más de 15.000 voluntarios en sus filas, fueron víctimas de diversas prácticas racistas sistemáticas como la no retribución de sus pagas completas o la obligación de realizar horas extras de trabajo para servir domésticamente a los soldados británicos blancos, lo que dio lugar a diversos motines como el de Taranto, Italia, en 1918, que terminó con varios soldados caribeños negros ejecutados y encarcelados (Cipriani, 1940). El mal trato recibido a cambio de dar su vida por el imperio en la guerra, generó un malestar profundo en toda la sociedad caribeña que se manifestó desde el regreso de los soldados sobrevivientes a sus casas en la década de los años 20. Un capitán del regimiento, Arthur Andrew Cipriani, perteneciente a una familia blanca trinitense de clase alta, fue especialmente sensible ante esta situación y supo canalizar el malestar social a través de la organización política como líder del sindicato Trinidadian Workingmen’s Association, el cual funcionó como antecedente directo del posterior Trinidad Labour Party con el que luchó por el poder político en los años 30.

Cipriani formaba parte además de la Sociedad Fabiana, un grupo de socialistas ingleses que fungió como germen del Partido Laborista Británico, el cual utilizó de hecho como modelo para su Partido Laborista de Trinidad. Dentro de la sociedad ocupó un papel prominente como líder de su única sede caribeña, ubicada en Puerto España, capital de Trinidad. Los fabianos caribeños se distinguieron por impulsar una serie de reflexiones críticas sobre el régimen colonial británico, encaminadas a luchar por una igualdad de derechos y oportunidades entre las regiones coloniales y metropolitanas del imperio. Estas incluían posturas antirracistas engarzadas con análisis críticos del trabajo de corte marxista, concluyendo que el racismo había funcionado históricamente en la región como un principio organizador de la economía política, que posibilitaba contar con mano de obra barata justificada por la idea racista de la inferioridad de la población negra mayoritaria de la región. El fabiano caribeño que más lejos llevó este análisis fue sin lugar a dudas Sydney Olivier, gobernador de Jamaica que en 1906 publicó su famoso trabajo White Capital and Coloured Labour donde exploraba la relación histórica entre raza y clase en Jamaica (Olivier, 2018), el cual es reconocido por autores como Eric Williams como uno de los primeros trabajos de crítica marxista heterodoxa de la región (Williams, 1964, p.162), conformando un antecedente importante de los marxismos negros del Caribe anglófono. Bajo el liderazgo de Cipriani las posiciones de los fabianos caribeños llegaron a sus más altas cotas, siendo la opción política más influyente en Trinidad durante los años 20. Sin embargo, la visión de los fabianos caribeños, provenientes todos de las clases altas blancas de la región, no dejó de estar muy vinculada a las ideas de los socialistas británicos, quienes abogaban por una igualdad de las regiones coloniales, pero en ningún caso por su independencia, además de promulgar un antirracismo de corte bastante paternalista. Estas deficiencias provocaron que pronto perdieran el liderazgo político en favor de organizaciones más radicales como el Butler Party, en el caso de Trinidad durante la década de los 30, pero aun hasta nuestros días son recordados, especialmente Cipriani, como los instigadores de una primera conciencia nacional caribeña (James, 2014, p.43).

Los años 30 fueron los más convulsos en términos de lucha social del ciclo pre-independentista. Sindicatos y organizaciones surgieron por doquier en toda la región para defender los derechos sociales, en especial los de la población negra, aunque también de la población originaria de la India en regiones como Trinidad y Guyana donde tenían una presencia importante. A la mayor organización sindical se le sumaba una creciente conciencia racial propiciada en gran medida por el impacto del movimiento de Marcus Garvey en toda la región. Este abogado laborista jamaiquino se había asentado en los años 20 en los Estados Unidos formando la Universal Negro Improvement Association (UNIA), desde la que había defendido el orgullo de la población negra afrodescendiente de todo el mundo, abogando por el fin del racismo y un deseado regreso a África. La fuerza y elocuencia de su discurso fue de tal nivel que se puede afirmar que fue el mayor líder de la población negra de la historia, contando con millones de seguidores sólo en los Estados Unidos, además de tener un enorme impacto de sus ideas, difundidas a través del periódico Negro World, en África y el Caribe (Lewis, 1988, p.55). La UNIA contó con sedes en el Caribe británico, donde el Negro World fue perseguido y considerado propaganda subversiva. Si bien el panafricanismo había estado presente desde finales del siglo XIX en algunos segmentos de población negra de clase media en la región -recordemos que fue el trinitense Henry Silvester Williams el primer promotor del enfoque-, fue con Garvey que el movimiento de recuperación de la dignidad de la población negra cobró fuerza masiva llegando hasta el corazón de las clases trabajadoras.

En este clima de agitación social de los años 30 crecieron y se formaron la mayoría de líderes caribeños que llevarían a sus territorios a las independencias. Mientras estos sucesos acontecían, futuros próceres de las independencias como Eric Williams de Trinidad, Norman Manley de Jamaica o Cheddi Jagan de Guyana, se formaban en universidades extranjeras de prestigio con la mente puesta en las luchas de su región. A la par, en París, el martiniqués Aimé Césaire conocía al futuro presidente de Senegal, Léopold Senghor, e impulsaban el movimiento de la negritud, en el que, desde la descolonización literaria y los movimientos de vanguardia artística, reivindicaban al negro como ser humano creativo desde la recuperación de su tradición y memoria histórica. En Londres se formaba la International African Friends of Abyssinia y el International African Service Bureau, organizaciones panafricanistas lideradas por los trinitenses George Padmore y C.L.R. James, la jamaiquina Amy Ashwood Garvey, el guyanés T. Ras Makkonen, el barbadense Chris Braithwaite, el sierraleonés I.T.A. Wallace Johnson y el futuro presidente de Kenia Jommo Kenyatta entre otros y otras. Y en el Caribe hispano emergía el negrismo como movimiento literario e intelectual que promovía el conocimiento y dignificación de la población negra en el Caribe, contando con artistas e intelectuales como los cubanos Nicolás Guillén, Emilio Ballagas, Alejo Carpentier y Fernando Ortiz, de Puerto Rico Luis Palés Matos y Julia de Burgos, o Manuel del Cabral de República Dominicana. En definitiva, el movimiento de dignificación de la población negra en el Caribe sufrió durante esta década un auge sin precedentes que influenció diferentes dimensiones de la vida social de todos sus territorios, más allá de que estuvieran separadas políticamente por ser colonias de distintos poderes imperiales o repúblicas independientes, según el caso. El Caribe, aun nombrado de otras formas -Indias Occidentales y Antillas- comenzaba a existir en el periodo de entreguerras como sujeto político gracias a los movimientos descolonizadores afrocaribeños interconectados.

Después de un breve periodo de receso en el impulso de las reivindicaciones sociales, debido a la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial, la posguerra trajo nuevas energías descolonizadoras, con el surgimiento de la ONU y los procesos de descolonización de Asia y África. Aquellos caribeños, formados en las luchas panafricanistas de los años 30, encontraron el momento adecuado a finales de los años 40 para regresar a su región a promover y liderar las independencias. En el caso del Caribe británico, el proceso tomó primero la forma del experimento de una federación autónoma de sus territorios. Liderados por Eric Williams desde Trinidad y por Norman Manley desde Jamaica, se estableció en 1956 la British Caribbean Federation Act que dio lugar a la Federación de las Indias Occidentales (Federation of the West Indies) en 1958, con capital en la ciudad trinitense de Chaguaramas, agrupando a los territorios de Antigua y Barbuda, Dominica, Barbados, Jamaica, Granada, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, Montserrat, San Cristóbal y Nieves, Trinidad y Tobago, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía. La existencia de la federación fue efímera, terminando en 1962 por diversas problemáticas, como la rivalidad entre Jamaica y Trinidad por la hegemonía de la organización, lo que dio lugar a la escisión de estos dos territorios que proclamaron su independencia, teniendo que esperar algunos años más para asistir a la descolonización del resto -algunas todavía incompletas-.

Aunque la existencia de la federación fue efímera, abrió un espacio de discusión crítica sobre la región sin precedentes, consolidando la ideología pan-caribeñista que venía fraguándose desde los años 30. Esta cuestión se puede observar en la propia deriva de la Universidad de las Indias Occidentales (University of the West Indies - UWI). Fundada en 1948, esta universidad había sido ideada por Eric Williams con la intención de integrar el Caribe británico y brindar en su seno el derecho a una educación superior vinculada a la realidad de su territorio (Williams, 1994).; 1945). Sin embargo, debido a la estratificación social y colonial de la región, fue al principio una institución atravesada por el racismo y el eurocentrismo vanagloriador del imperialismo británico. Con la proclamación de la federación, esta situación empezó a transformarse y la UWI abrió paulatinamente su puerta a discursos críticos epistemológicamente situados en la historia y la realidad del Caribe. Ejemplo de ello fueron las conferencias que C.L.R. James impartió a finales de los años 50 en diversos de sus campus, las cuales fueron seguidas multitudinariamente. James, recientemente expulsado por las autoridades migratorias de los Estados Unidos, vivía de nuevo en Londres en esta época, pero fue llamado por Eric Williams para participar en el proceso de emancipación política de la región, colaborando en su partido, el People's National Movement (PNM), como editor jefe de su publicación orgánica, The Nation. Lamentablemente la participación de James fue efímera debido a sus crecientes diferencias con Williams, lo que llevó a un quiebre entre ambos a principios de los años 60 que culminó en 1962 con su expulsión del partido y el periódico, abocando a James a regresar a Londres en 1963 (James, 1962).

En cualquier caso, esta corta estancia de James sirvió para agitar el pensamiento crítico y la universidad de la región de forma importante, influenciando a jóvenes profesores de la UWI como el trinitense Lloyd Best, quien a raíz de escuchar sus conferencias conformó en el campus Mona de Jamaica, junto con algunos de sus colegas y estudiantes, entre los que se contaban figuras como Walter Rodney, Orlando Patterson, Norman Girvan y Alister McIntyre, el grupo de estudio denominado West Indies Society for the study of Social Issues (WISSI), con el que impulsaban el ejercicio de pensar la realidad de la región desde sus propias coordenadas histórico-teóricas. Aun siendo marginal y una actividad al margen de la universidad, el WISSI pronto fue visto por la UWI y el gobierno jamaicano como algo subversivo, debido a que estudiaban la experiencia de la Revolución cubana de 1959 como un modelo positivo para ser expandido al resto de la región, tomando la decisión de no renovar el contrato de Best en 1961, momento en el que el WISSI decae también por la salida de sus principales organizadores para continuar sus estudios doctorales en el extranjero, principalmente en Inglaterra (Best, 2010, p.228). Pese a su corta existencia el WISSI tuvo la importancia de marcar una serie de temas en la agenda intelectual que luego serían muy importantes para el NWG y para la región en general, tales como la integración regional, la crítica del neocolonialismo económico en el que estaban sumergidos los líderes regionales o las cada vez más complejas relaciones interétnicas, todas ellas temáticas fundamentales para pensar el desarrollo de una región en emergente proceso de independencia (Girvan, 2010, p.4).

Lloyd Best, David de Caires y los orígenes guyaneses del New World Group

Despedido de la UWI, Best pone rumbo a la Universidad de la Sorbona en París con la intención de continuar su carrera universitaria en un contexto de mayor libertad de pensamiento. Sin embargo, aunque encuentra tal libertad, no tiene con quién dialogar sus preocupaciones acerca de la realidad caribeña, siendo él mismo considerado en ese contexto una autoridad en el tema pese a su juventud (Best, 2010, p.230). Es por ello que, pocos meses después de su llegada, acepta una oferta de Cheddi Jagan, premier de Guyana, para acudir al país como asesor del gobierno en temáticas sobre desarrollo económico en una misión de Naciones Unidas. En este contexto conoce a los abogados David de Caires y Miles Fitzpatrick, con quienes monta un grupo de debate similar al WISSI de Jamaica, comenzando a pensar cómo difundir su pensamiento de una forma más efectiva (Millette, 2010, p.40). Así es como nace en 1963 la idea de publicar una revista, en un momento en el que publicar cualquier cosa en el Caribe británico, y más si era firmado por caribeños y sobre temáticas caribeñas, era tarea casi imposible. Pese a todo, consiguieron la financiación y lograron sacar el primer número del New World Quarterly (NWQ) dedicado a pensar la coyuntura guyanesa del momento, contando con aportes de autores afines como el economista dependentista marxista guyanés Clive Y. Thomas, quien seguiría colaborando frecuentemente con la revista en el futuro. De esta forma se hizo efectivo el nacimiento del New World Group de manera oficial. Sobre la elección del nombre del grupo se sabe poco, más allá de las alusiones de sus miembros fundadores a una reunión y votación en Guyana para decidir el nombre de la revista. New World -Nuevo Mundo-, se impuso como nombre por funcionar como una doble metáfora, por un lado hacía alusión al nombre que la región había recibido desde los tiempos de la conquista europea, pero también a la intención de generar un nuevo mundo a raíz de las independencias, que marcara un corte con el colonialismo, pensando la región desde y para sí misma, unidos intelectualmente a la línea marcada desde la Conferencia de Bandung de 1955 por el movimiento mundial de los países no-alineados, escapando a un mismo tiempo de la lógica capitalista y de la comunista para apostar por un paradigma de desarrollo propio y original (Best, 2010, p.241).

La publicación del primer número del NWQ, fue un acontecimiento editorial en el Caribe de una magnitud que sus creadores nunca pudieron predecir. En cuestión de días se agotó la primera impresión y tuvieron que reimprimirlo varias veces, contando con solicitudes de numerosos territorios de la región para hacerse con ejemplares. El Caribe estaba hambriento del Caribe, la publicación demostraba que los caribeños podían impulsar proyectos propios y originales desde sus propias tradiciones intelectuales. Además, el número incluía, como fue luego una tendencia de toda la historia de la revista, aportes literarios de ensayistas y poetas autóctonos, mostrando cómo la transformación de las ciencias sociales y la intelectualidad por la que abogaban desde el NWG era inseparable del movimiento general de descolonización de las artes, la espiritualidad y todas las dimensiones de la vida. El éxito de la publicación no gustó dentro de los círculos intelectuales adheridos a las organizaciones lideradas por Cheddi Jagan y Forbes Burnham, quienes se encontraban en plena batalla intestina por la hegemonía política del país. Es por ello que Best, fiel a su tradición de no permanecer mucho tiempo en ningún lugar, tomó la decisión en el mismo 1963 de abandonar su puesto de asesor y regresar a su Trinidad natal. En Guyana dejó el liderazgo de la estructura del NWG en manos de David de Caires, con quien acordó que sería mejor producir un periódico quinquenal de carácter menos académico para ese contexto, naciendo así el New World Forthnightly que, liderado por De Caires, contó con 50 números entre 1963 y 1965 destinados a analizar la coyuntura política guyanesa desde una perspectiva pan-caribeña. Años después, en la década de los años 80, De Caires lanzaría el semanal Stabroeck News siguiendo la experiencia del New World Forthnightly, el cual terminó siendo un periódico diario que cuenta con amplia difusión y aceptación hasta nuestros días en Guyana (De Caires, 2010, p.68).

George Beckford, Norman Girvan y el New World Group en Jamaica

Establecido en Trinidad en 1963, Best se dedicó a expandir el NWG en su país de origen junto a personalidades como Adrian Espinet, con quien trató de impulsar un periódico quinquenal para Trinidad, al estilo del New World Forthnightly de Guyana, que se llamaría Antillean Record, pero el proyecto quedaría frustrado por la persecución política que el gobierno de Eric Williams hacía de quienes se mostraban cercanos a las tesis críticas de C.L.R. James, como era su caso (Best, 2010, p.244). Además, sería un momento de intensos viajes por otras regiones del Caribe, invitado como conferencista y asesor a diversos territorios como Puerto Rico o Barbados. En cada espacio, Best trataba de contactar con personas afines a su discurso con las que dejar ejemplares del NWQ, expandiendo así la base territorial del NWG para dotar de una realidad física a su vocación teórica pan-caribeña. Es en este momento en el que coincide en Trinidad con una profesora canadiense, Kari Polanyi Levitt, hija del renombrado economista Karl Polanyi, quien estaba realizando un trabajo de economía regional caribeña junto a William Demas y otras figuras intelectuales de la región. Kari había conocido brevemente a Best en los tiempos del WISSI en Jamaica, a donde se había acercado maravillada por las perspectivas intelectuales del grupo, por lo que el reencuentro se mostraba como un campo fértil de intercambio en donde Kari presentó a Best a un joven profesor jamaicano que estaba dando clases de economía caribeña en el campus St. Augustine de Trinidad de la UWI, George Beckford (Best, 1993, p.5). El encuentro fue «eléctrico» en palabras del propio Best, dando lugar a la amistad intelectual más fructífera de todo el NWG. A partir de este momento, ambos tomaron la decisión de que sería adecuado para la expansión del grupo afincarse de nuevo en el campus Mona de Jamaica de la UWI, y retomar desde esa base el NWQ, donde el clima intelectual e institucional comenzaba a ser más propicio para el desarrollo de sus ideas.

Es así como llegan a Jamaica en el curso 1964-65 como profesores de la UWI, en una época donde las ideas del NWG ya no eran vistas como tan subversivas y estaban incluso de moda entre los profesores jóvenes y los estudiantes, en lo que el propio Best define como «el mejor momento del NWG» (Best, 2010, p.249). En esta tesitura la base social e intelectual del grupo se expande y se integran otros profesores jóvenes de la UWI como Norman Girvan, Havelock Brewster, Roy Augier y Alister McIntyre, mientras el resto de nodos territoriales se agranda, excediendo el Caribe e instalándose en zonas de intensa presencia de migrantes caribeños como Montreal o Nueva York. Gracias al vínculo con Montreal, en 1966 Lloyd Best viaja para instalarse durante cerca de dos años invitado como investigador por Kari Polanyi Levitt, quien ya lideraba el NWG en la ciudad a través del Center for Development Areas de la Universidad de McGill, junto a estudiantes cuya mayoría era de origen caribeño (Polanyi Levitt, 2010, p.74). Durante esta estancia Lloyd Best y Kari Polanyi producen juntos los primeros documentos de la llamada «teoría de la economía de plantación», que se convertiría en el aporte teórico más importante y característico del NWG, así como sería también el momento en el que Best escribiría uno de sus artículos más famosos, “Independent Thought and Caribbean Freedom”, en donde establecía las bases epistemológicas de su pensamiento.

Desde 1966 el equipo del NWG de Jamaica queda al cargo de George Beckford y Norman Girvan, quienes se encargan de manejar los aspectos técnicos de la principal publicación del grupo, el NWQ, aunque siempre se mantuvieron en contacto con Best y las decisiones editoriales importantes pasaban siempre por él. En 1968, ante la coyuntura de los Rodney Riots y el auge de las revueltas por el Black Power en Jamaica, Beckford y Girvan dejan el NWQ en manos de Lewis A. Vaughan y se suman a la iniciativa de otros intelectuales radicales como Rupert Lewis para impulsar otro periódico, el semanal Abeng, de carácter más activista y relacionado con las luchas del Black Power y los movimientos rastafaris (Bogues, 2014, p.81). Aunque no abandonaron el NWG por completo, este giro devino en una decadencia de la publicación y las cada vez menos frecuentes reuniones de discusión del grupo, que terminó de existir definitivamente en 1972 con la publicación del 14 y último número del NWQ. Durante los años 70 Beckford y Girvan continuarían sus labores como profesores críticos en la UWI en coordinación con otras actividades de asesorías al gobierno de Manley y a diversos organismos internacionales, tratando de llevar a la práctica las ideas del NWG en el campo de políticas institucionales de diversa índole (Girvan, 2010, p.11).

James Millette y el New World Group en Trinidad

A la par que el NWG crecía y se consolidaba con su publicación principal en Jamaica desde 1964, en Trinidad también se produjo un crecimiento considerable en sus filas, lideradas ahora por James Millette, historiador trinitense que en 1964 se había instalado como profesor en el campus St. Augustine de Trinidad de la UWI después de terminar su doctorado en historia en Oxford (Millette, 2010, p.36). Más cercano al marxismo, Millette mantuvo una posición crítica en el seno del NWG que trataba de vincular de manera más efectiva las ideas y acciones del grupo con las luchas sociales concretas de la región. Esta posición condujo a que el grupo de Trinidad sumara más simpatizantes, llegando a sobrepasar el centenar en sus reuniones y asambleas, muy por encima del resto de núcleos territoriales del NWG, que se pensó siempre como una organización de carácter más intelectual. La posición militante de Millette rivalizó hasta tal punto con la intelectual de Best que llevó a este último a abandonar el grupo ante la tensión establecida entre ambos ante los sucesos de 1968. Millette acusó a Best de no posicionarse junto a Walter Rodney por su expulsión de Jamaica, que devino en los conocidos Rodney Riots y fue la chispa precursora del movimiento por el Black Power en todo el Caribe anglófono (Payne, 1983). Supuestamente Best se había peleado con Rodney en la Conferencia de escritores negros de Montreal a raíz de una intervención polémica de Best en contra del esencialismo del slogan Black Power que no incluía a aliados blancos y de otras etnias racializadas. Ciertamente Best fue muy reprendido en esta ocasión, incluso por su maestro C.L.R. James, que también había asistido al evento como conferencista magistral junto a líderes del Black Power como Stokely Carmichael (Austin, 2014, p.67). Por su parte Best, aun aceptando lo inoportuno de su comentario en ese contexto, niega haberse peleado en ningún momento con Rodney, a quien conocía por haber sido su estudiante en los tiempos del WISSI (Best, 2010, p.265), aunque también es cierto que nunca se posicionó públicamente en favor de su causa cuando, justo después de dicha conferencia, le fue denegada la reentrada a Jamaica por supuestos contactos con poderes comunistas subversivos. Norman Girvan recuerda que, meses antes, cuando Rodney llegó a Jamaica para instalarse como profesor en la UWI después de realizar su doctorado en Inglaterra, le ofreció integrarse en el NWG pensando que después de su participación pasada en el WISSI estaría interesado, pero recibió una negativa de Rodney en los siguientes términos:

Norman Girvan: I remember when Walter came I tried to get him into New World and to bring him into it because he and I had been friends from London and from before that in the West Indian Society for the Study of Social Issues (WISSI), and I gave him copies of the; NWQ; journal. I remember him saying, 'Well, all this is useful and interesting but I'm really not into all of that. I am going to go into the ghettos and ground with the Rastafarians and this is what we need to do, learn from the masses as well as teach the masses'. So he was not into what he perceived as the more intellectual orientation of the New World. And most of the students followed his line. They tended to be more attracted to what Walter was doing. (Best, 2010, p.272)

En esta contestación podemos apreciar el núcleo problemático de la disputa entre Millette y Best, quedando claro cómo la deriva intelectualista del NWG en 1968 no concordaba con el carácter revolucionario que asomaba en la región en ese momento. La disputa terminó con la disolución del NWG en Trinidad en el mismo 1968, el cual se dividió entre los seguidores de Best y los de Millette, quienes formaron cada cual un grupo independiente. En el caso de Best el grupo tomó el nombre de Tapia House Group, desde donde se impulsó desde 1969 el periódico semanal Tapia que desde 1977 pasó a ser periódico diario y a denominarse Trinidad and Tobago Review, funcionando hasta 2012. En la misma línea, en 1977 también fundó el Trinidad and Tobago Institute for the West Indies, desde donde impulsó el estudio de la región desde sus propuestas epistemológicas independientes, el cual funciona hasta nuestros días, renombrado, desde la muerte de Best en 2007, como Lloyd Best Institute of the West Indies, siendo recientemente rebautizado en 2019 como Lloyd Best Institute of the Caribbean. El grupo Tapia llegó a fundar también un partido político, el Tapia House Movement, que se presentó a las elecciones nacionales de Trinidad y Tobago de 1976 y 1981 sin conseguir ningún escaño. Por su parte, James Millette promovió en 1968 el periódico Moko, que se convertiría en el medio oficial de su partido político, el United National Independent Party (Millette, 2010, p.32).

En definitiva, como se podrá comprobar después de esta síntesis de la historia del NWG, se trató más bien de una red intelectual y activista que de un grupo con estructuras rígidas y totalmente definidas. Pese a ser Lloyd Best la principal figura promotora de la red, pronto sus células territoriales desbordarían su línea intelectualista, vinculándose con luchas sociales concretas como fue el caso del grupo de Jamaica y de Trinidad. Esta tensión entre intelectualidad y activismo fue una de las principales razones de la disolución del grupo, así como la tendencia de cada núcleo territorial a centrarse cada vez más en los problemas nacionales, abandonando, en cierta medida, la perspectiva pan-caribeña ante la aplastante realidad del fracaso de la Federación de las Indias Occidentales. De alguna forma el NWG nació, a través del WISSI, en el contexto esperanzador de la federación, cuando el pan-caribeñismo alcanzó sus más altas cotas de influencia en la política institucional del Caribe anglófono. El NWG era hijo de este contexto pan-caribeño, teniendo una posición crítica frente a sus líderes regionales a quienes impulsaban a profundizar este horizonte de integración e independencia regional poscolonial. Tras el fracaso de la federación en 1962 y la creciente radicalización de la política en cada país, las ideas del NWG fueron superadas y desbordadas a finales de los años 60 por el ciclo de luchas sociales abierto por los movimientos del Black Power y el Rastafarismo, que ponían el acento en la cuestión racial antes que en el pan-caribeñismo, recobrando el horizonte panafricanista radical que había triunfado en la intelectualidad caribeña de los años 30. El NWG no aguantó este giro, Lloyd Best no soportó este cambio, y hubo quienes le siguieron insistiendo en sus ideas pan-caribeñas a través del Tapia House Group y el Trinidad and Tobago Institute for the West Indies, pero la mayoría se dispersarían en otro tipo de proyectos más acordes a los espíritus panafricanistas de sus tiempos. En cualquier caso, en términos intelectuales la ruptura no sería tan rápida, siendo las ideas del NWG hegemónicas en el campo intelectual del Caribe anglófono hasta bien entrada la década de los 70, cuando fueron definitivamente desplazadas por el auge del marxismo, que radicalizó la política de la región teniendo su epítome en la revolución de Granada liderada por Maurice Bishop al frente del New Jewel Movement que derrocó el gobierno de Eric Gairy en 1979. Con el asesinato de Bishop en 1981, que puso un fin trágico a esta revolución, así como con el otro gran asesinato al movimiento revolucionario de la época, el de Walter Rodney en Guyana en 1980, el ciclo radical quedaría cerrado, abriéndose una etapa de dominio neoliberal en la política y las ciencias sociales que enterrarían definitivamente el pensamiento del NWG en el olvido, el cual no ha sido recuperado sino hasta muy recientemente y de forma paulatina (Girvan, 2010, p.11).

Pensamiento independiente y descolonización mental

Describir los aportes del NWG no es tarea sencilla. Así como su estructura organizacional fue dispersa, también lo fueron en cierta medida sus reflexiones, las cuales muchas veces eran tan sólo ideas preliminares, bocetos o propuestas a modo de bosquejos. La tarea de transformar siglos de colonización intelectual no era fácil y en sus pocos años de existencia, el grupo, pese a no poder consolidar sus propuestas, contribuyó con notables aportes a tan importante esfuerzo. Es por ello que los pocos trabajos de revisión existentes sobre el NWG, más que estar de acuerdo en cuáles fueron sus más valiosos aportes concretos al pensamiento crítico de la región, inciden en que lo más valioso fue su determinación por promover una «descolonización epistémica». De hecho, autores como Félix Valdés han señalado que en esta cuestión se adelantaron por varias décadas a muchas de las proposiciones de la contemporánea red modernidad/colonialidad, sobre todo las relacionadas con la idea de «colonialidad del poder» de Aníbal Quijano. Para Valdés esta idea dista bastante de ser novedosa, pues el NWG ya comprendía perfectamente en los años 60 que el poder estaba atravesado por la cuestión colonial, y que la independencia política no sería suficiente para la libertad de los pueblos de la región, si no se descolonizaba el ejercicio mismo del poder y el pensamiento que lo atravesaba, que seguía atado a las ideas colonialistas, pese a estar en manos de líderes revolucionarios locales (Valdés, 2017, p.173). En la misma línea se ha referido en los últimos años también un ex miembro del grupo, Norman Girvan, quien defiende que el grupo se enfrentaba fundamentalmente a la «dependencia epistémica», ampliando el pensamiento de la dependencia característico de la región en la disciplina económica y sociológica a la cuestión epistemológica y la emancipación de las estructuras de creación del conocimiento social (Girvan, 2010, p.6). O también Anthony Bogues, quien esgrime que el principal aporte del NWG fue una «descolonización epistémica» que buscaba la «soberanía y caribeñización epistémica» (Bogues, 2003, p.147).

Con la idea de descolonización epistémica las miradas contemporáneas sobre el NWG ponen la centralidad en el esfuerzo del grupo por imaginar nuevos conceptos desde sus realidades que pudieran superar la colonización intelectual y política que sufrían en sus regiones. Sin embargo, es importante señalar que hasta donde sabemos no es una terminología usada por ningún miembro del NWG durante su existencia, sino que es más bien el análisis contemporáneo que se hace de sus esfuerzos desde las terminologías actuales que han popularizado enfoques contemporáneos como los poscoloniales y decoloniales, que inciden en la cuestión epistémica y de construcción del conocimiento dentro de sociedades colonizadas. Desde el NWG no se refirieron de forma tan determinada al debate desde el concepto de epistemología, utilizando otra serie de terminologías más afines a los lenguajes académicos en boga de su época, lo cual no quita que se refirieran exactamente a la misma problemática. Uno de esos conceptos fue el de neo-colonialismo, acuñado por Kwame Nkrumah a finales de los años 50 para referirse a la situación de dependencia comercial, política, psicológica y todo tipo que continuaba en las sociedades colonizadas una vez que habían conseguido sus independencias a través de mecanismos de poder financiero, mediático y de todo tipo (Nkrumah, 1966). También tuvieron extensas referencias al imperialismo y colonialismo intelectual y psicológico, conceptos que ya eran conocidos en la región por ser extensamente utilizados por C.L.R. James y Eric Williams, como podemos observar en la siguiente afirmación de este último:

En 1969 la dependencia del mundo exterior en el Caribe no es sólo económica, sino también cultural, institucional, intelectual y psicológica. Las formas políticas y las instituciones sociales, aun en los países políticamente independientes, fueron imitadas más que creadas, tomadas prestadas más que relevantes, y reflejaban las formas existentes en el país metropolitano particular del que se derivaban. Todavía no hay una vida intelectual indígena seria. La mayoría de formulaciones ideológicas aún reflejan los conceptos y el vocabulario de la Europa del siglo XIX y, lo más siniestro, de la ahora casi difunta guerra fría. Las formulaciones indígenas, auténticas y relevantes, o bien se pasan por alto o se equiparan a una subversión. Los sistemas legales, las estructuras educativas y las instituciones administrativas reflejan prácticas caducas que ahora se abandonan rápidamente en los países metropolitanos donde se originaron. Aun cuando tanto en los países de la Mancomunidad caribeña como en los departamentos franceses se ha producido literatura de estándares mundiales y de validez universal con escritores como Lamming, Naipaul, Braithwaite de Barbados, Walcott, Aimé Césaire y Frantz Fanon de Martinica, y aunque Trinidad y Tobago han surgido la steel band y el calipso, los valores artísticos y comunitarios en su mayor parte no son auténticos sino que, usando el lenguaje de los economistas, poseen un alto contenido de importación, los vehículos de estas importaciones son el sistema educativo, los medios de comunicación, el cine y los turistas. La descripción de V.S. Naipaul de los indoocidentales como «imitadores» es dura, pero cierta. Por último, la dependencia psicológica refuerza intensamente las demás formas de dependencia, pues que, en último análisis, ésta es un estado mental. Una historia demasiado larga de colonialismo parece haber lisiado la autoconfianza y la autoseguridad del Caribe, y se ha creado un círculo vicioso; la dependencia psicológica conduce a una dependencia económica y cultural creciente del mundo externo. (Williams, 2009. pp.616-617

La cita es de 1970, época de auge de las ideas del NWG, pero las referencias al colonialismo psicológico e intelectual las podemos encontrar en casi todas las obras de Williams desde los años 40. De hecho, aunque desde el NWG fueron abiertamente muy críticos de su figura y proyecto político, apuestas por la «descolonización de la mente» como las esgrimidas por George Beckford nos muestran que el esfuerzo de descolonización epistémica del NWG no era tampoco algo novedoso de su perspectiva, sino que se entroncaba con la tradición crítica afrocaribeña que se realizaba en la región al menos desde los años 30 por autores como Césaire, Fanon, James o el propio Williams:

We begin, therefore, by recognizing that the present dependency syndrome in our psychological makeup is a legacy of the system we are destroying. This provides the basis for becoming genuinely independent… The most intractable problem is the colonized of the minds of the people. Until we decolonize the mind, there is little hope that genuine independence can be achieved. Genuine independence is the ultimate objective of the process of decolonization which today characterizes the struggles of all colonial peoples. (Beckford, 1972, pp.234-235)

Pero el término que más caracterizó al NWG para referirse al problema de la descolonización epistémica fue, sin lugar a dudas, el de «pensamiento independiente». Usado por todos sus miembros para referirse a la necesidad de superar las categorías de las ciencias sociales coloniales en favor de crear conceptos que partieran desde su propia realidad, fue Lloyd Best quien llevó más lejos la reflexión en su conocido artículo “Independent Thought and Caribbean Freedom” publicado en el NWQ de 1967. Este escrito estaba enfocado a enfrentarse a la posición de James Millette, que se había adueñado del núcleo del NWG en Trinidad con la tesis de convertir al grupo en una organización política que pasara a la acción. En términos generales, Best insiste en que es importante y necesario desarrollar un trabajo teórico que guíe las acciones políticas, planteando que el pensamiento, si es independiente, es una acción política en sí misma debido a la capacidad de influencia que puede tener sobre los movimientos y fuerzas sociales del cambio social (Best, 2017;1967, p.452).

Esta intención de posicionar sus ideas sobre el grupo de Trinidad es tan sólo una excusa para desarrollar su erudición sobre la cuestión central de la descolonización epistémica. El texto es una joya en este sentido, que despliega en todo momento el estilo irreverente, suspicaz y humorístico que caracterizaba sus intervenciones en materia de pensamiento político. Best siempre había planteado, desde finales de los años 50, que el pensamiento en la región se encontraba en bancarrota, incluso en el desplegado por los líderes nacionalistas populares que habían logrado liderar las independencias. De nada servía ser independientes si se seguían reproduciendo los patrones de poder coloniales, ya fuera en términos de dependencia económica, cultural, psicológica, política o intelectual. Consideraba en este sentido que en su tiempo existen fundamentalmente dos factores de reproducción de esta cuestión. Por un lado, está la cooptación dentro de la burocracia pública de aquellas mentes y organizaciones de la clase obrera más inquietas, que podrían liderar procesos de pensamiento independiente, ahora entretenidos con la gestión de universidades, institutos, sindicatos y diversas organizaciones destinadas a gestiones técnicas (Best, 2017;1967, p.435-437). Por otro lado, los emprendedores seguirían organizando sus acciones en torno a los intereses económicos metropolitanos. Best además incide sobre el problema de la colonización y dependencia metropolitana del gusto y el consumo, lo cual es alentado por los emprendedores locales que no tienen ningún interés en desarrollar de manera propia e inteligente el país. Esta cuestión le lleva a caracterizar al llamado proceso de industrialización por sustitución de importaciones como un proceso de «industrialización por invitación», un concepto irónico que muestra cómo la industrialización sólo se realiza en cuanto se invita a los poderes extranjeros a llegar al territorio y desarrollarla a su gusto y antojo destinada a cubrir sus intereses, ajenos a la realidad de la región (Best, 2017;1967, p.438). El seguimiento de los intereses extranjeros por los emprendedores locales fue un problema que siempre preocupó a Best, quien llegó a afirmar en este sentido que el Caribe era una «sociedad sin clases», motivo por el cual fue fuertemente criticado por figuras como James Millette o el propio C.L.R. James, quienes veían en este tipo de afirmaciones, así como en sus apoyos ocasionales a iniciativas de libre comercio regional como el tratado del Carifta, una posición liberal en el autor, enmascarada de un supuesto «pensamiento independiente» (Millette, 2010, p.51). La defensa de Best sobre esta cuestión se expresa en el sentido de afirmar que no existe algo así como una burguesía en la región, debido a que la clase propietaria sigue los intereses extranjeros y no se preocupa de desarrollar e integrar las fuerzas productivas y sociales de su propio territorio. Esta discusión llevó en la época a enfrentar la noción de «pensamiento independiente» del NWG con la visión marxista, desde la que les acusaban de ser liberales. Por el contrario, el propio Best dedica en su texto un espacio extenso a analizar el marxismo, concluyendo que se trata de una doctrina europea muy interesante para su contexto y con aprendizajes útiles para el pensamiento crítico de cualquier lugar del mundo, pero que habría de ser superada desde el Caribe y otras regiones del Tercer Mundo para no caer en el error teórico de amoldar sus conclusiones extraídas de otros contextos a los suyos propios. En una entrevista reciente Best se refería a la disputa de la siguiente forma:

Marx wrote for a particular place and at a particular time and if you ask me... if I think that much of what he said was valid, I would say yes, for the time and the place. In the newspapers I quote him all the time. I respect Marx, I have read all his works, I know a lot of Marxists, but it does not fit the Caribbean situation, if you just take over the model without modification. The concept of class is vital, for political sociology but you have to understand what Marx means when he uses the term and I say that the Caribbean is classless, because what we have here is stratification. Stratification is not class. Yo can have stratification by income, wealth, colour, by race and now in all these countries that are pretending to be democracies yo have it by education and schooling. People become eminent because of all these reasons. But that is not a sufficient condition to constitute a class. These people are still proletarians. That is the problem of these countries: they don't have a ruling class, which I don't want, or a responsible elite, which I don't want. Because either a ruling class or a political elite accepts the responsibility for the countries in which they live… In the Caribbean these people are just rich, or they just have high colour, or they just have education, and they are getting good salaries, but they have no theory. (Best, 2010, p.280)

Esta posición podría explicar algunas de las decisiones políticas e intelectuales de Best, como su apoyo al Carifta o su inmersión en la política electoral años más adelante, pensando en que la creación de una «burguesía nacional» podría beneficiar a la región de alguna forma. Esta discusión se entronca con los debates que los estructuralistas cepalistas y dependentistas mantuvieron en la región latinoamericana en los mismos años. Best y el NWG son herederos directos de estas discusiones, y en su escrito sobre el pensamiento independiente de 1967 podemos encontrar un epígrafe destinado a alabarles como una escuela de pensamiento que ha tomado las riendas de comenzar a pensar desde sus propias realidades en territorios del Tercer Mundo (Best, 2017;1967, p.450). En definitiva, con «pensamiento independiente», Best invitaba a reflexionar desde sus propias realidades, atendiendo a la propia historia y aprendiendo de los logros y errores de líderes y experiencias revolucionarias del pasado, las cuales habían traído efectivos avances para la región, pero también habían fallado al no poder romper el círculo vicioso de la dependencia colonial (Best, 2017;1967, p.454).

Ejemplos de descolonización epistémica en el NWG: la teoría de la economía de plantación y la caribeñización/racialización del pensamiento de la dependencia

La teoría de la economía de plantación

El aporte más conocido del NWG es su teoría sobre la plantación en el Caribe, la cual toman como modelo histórico-teórico que explica las condiciones socio-políticas de la región, desde la invasión europea hasta nuestros días. La tesis fundamental radica en pensar que la plantación fue una «institución total», que organizó en un primer momento la vida en el Caribe bajo la premisa de producir excedentes y riquezas para las potencias extranjeras invasoras. Se trata no sólo de un sistema económico, sino de toda una institución social que afecta a la política, la cultura y hasta la forma de pensar de toda la sociedad. Después de la abolición de la esclavitud, el modelo comenzaría a sufrir modificaciones, adaptándose a nuevas situaciones dadas en el comercio mundial y la política local, pero prevaleciendo contra viento y marea frente a los intentos de subvertirlo. De esta forma, la teoría de la economía de plantación es una formulación teórica y social que trata de explicar tanto la historia como la actualidad de la región en términos de dependencia colonial, pero también funciona a modo de metáfora, extrapolando sistemas pasados a estructuras actuales para mostrar continuidades en tendencias económicas y políticas que parecen cambiar de forma, pero no tanto de esencia.

La intención del NWG con la creación de esta teoría, era mostrar cómo el capitalismo, pese a ser un sistema global, tenía formulaciones disímiles según el territorio en el que se instalase. Para el caso del Caribe, era fundamental pensar el problema de la estratificación en términos raciales, y de la producción en términos de explotación productiva a través de la tecnología de la plantación. Para el grupo era fundamental la creación de nuevos paradigmas propios desde donde pensar la realidad, a modo de descolonización epistémica, y el modelo de la plantación fue la más clara de sus creaciones en este sentido. El primero en avanzar la teoría fue Lloyd Best en un artículo titulado “An Outline Model of Pure Plantation Economy” (Best, 1968) , pero sería George Beckford quien lo convertiría en argumento central de su gran obra de 1972 titulada Persistent Poverty: Underdevelopment in Plantation Economies of the Third World, donde expandía el modelo más allá del Caribe para el análisis de sociedades de África y Asia (Beckford, 1972). En todo el proceso de construcción de la teoría, fue fundamental el apoyo de Kari Polanyi Levitt desde Montreal, quien coordinó décadas más tarde la compilación de diversos escritos sobre la cuestión en la que hasta hoy es la publicación de referencia sobre la teoría ( Best & Polanyi Levitt, 2008).

Pese a ser impactante en su momento, la teoría de la economía de la plantación fue olvidada en términos generales, siendo rescatada de forma paulatina en nuestros tiempos como un aporte original y sugestivo de las ciencias sociales del Caribe. Pero es importante destacar una excepción a este olvido. Se trata del esfuerzo de pensadoras feministas, lideradas por la sanvicentina Rhoda Reddock, por retomar la teoría de la economía de la plantación desde uno de sus puntos ciegos: el lugar específico de las mujeres y la cuestión de la división sexual del trabajo dentro del modelo. Esta iniciativa, impulsada desde los años 80 por Reddock, implicaba revisar la historia de las mujeres en las sociedades de plantación ocultada por el patriarcalismo intelectual, mostrando cómo su papel había sido fundamental para el desarrollo y, sobre todo, la reproducción del sistema, estableciéndose numerosos dispositivos de control sobre su capacidad reproductiva y sus cuerpos en general a través de diferentes estrategias como las políticas maritales o el impulso público y privado de mitologías patriarcales. La profundización en la temática llevó a Reddock a aliarse con pensadoras feministas de otras sociedades de plantación africanas y asiáticas, coordinando una publicación de referencia sobre la temática titulada Women Plantation Workers (Reddock & Jain, 1998). En este sentido podríamos afirmar que, pese a su supuesto olvido, la teoría de la economía de plantación sigue viva a través de la crítica feminista de nuestro tiempo.

La caribeñización/racialización del pensamiento de la dependencia

Pese a que el NWG fue muy cercano al pensamiento de la dependencia y el estructuralismo latinoamericano de su época, dependentista como tal sólo podríamos afirmar que lo fue Norman Girvan y, en menor medida, George Beckford, este último sobre todo por su obra de 1972 donde dialoga la teoría de la economía de plantación con las posturas dependentistas. También podríamos incluir a otro gran dependentista marxista guyanés, Clive Y. Thomas, pero este siempre se mantuvo, pese a participar frecuentemente en el NWQ, distante del NWG por considerarles liberales (Best, 2010, p.249). Además, el economista estructuralista William Demas, precursor de la economía caribeña junto a Arthur Lewis, fue muy cercano al NWG, y su obra sobre la importancia del pequeño tamaño de las islas de la región, en relación a su desarrollo económico dentro del mercado mundial capitalista, influenció de forma importante al grupo (Demas, 1965). El propio Girvan organiza y analiza, en un texto reciente, los aportes del Caribe anglófono al pensamiento de la dependencia, incluyendo a la teoría de la economía de plantación y el trabajo de diversos autores pertenecientes -y no- a la órbita del NWG (Girvan, 2017;2005), así como Eduardo Devés y Fernando Estenssoro han recogido también sus aportes en los estudios de relaciones internacionales (Devés & Estenssoro, 2016).

La caribeñización del pensamiento de la dependencia no fue entonces una cuestión exclusiva del NWG, participando una amplia red de economistas caribeños en los debates, pero sí podríamos afirmar que tuvieron un lugar preponderante, sobre todo a través de los aportes de Norman Girvan y sus estudios sobre el extractivismo de minerales en la región (Girvan, 1976) . En síntesis, podríamos afirmar que esta caribeñización se fundamentó sobre dos grandes aportes. Por un lado, la ya mencionada aplicación del modelo a territorios muy pequeños, evaluando las implicaciones concretas dadas en estas condiciones, trabajo adelantado por William Demas, que influenció notablemente al NWG. Por otro lado, lo que podríamos llamar una «racialización» de la teoría de la dependencia, un ejercicio de incluir en el debate el problema de la estratificación racial de la fuerza de trabajo, muy acusada en la región Caribe. Este debate casi no se tocaba en los teóricos latinoamericanos de la dependencia, quienes lo habían relegado en favor de pensar en términos de economía nacional y súperexplotación del trabajo. Esto también era causado por la cercanía de los dependentistas a las tesis marxistas, desde las que se solía criticar el acercamiento al problema racial como un alejamiento de la discusión estructural, que era la que les interesaba. En el caso de América Latina, en aquel momento, fue el sociólogo mexicano Pablo González Casanova quien incluyó la cuestión en el debate estructural a través del concepto de «colonialismo interno», que de hecho lo retomó del sociólogo norteamericano Charles Wright Mills, que a su vez lo había retomado de los movimientos por los derechos sociales del activismo afroamericano (Grosfoguel, 2018, p.13). De esta forma se estableció una suerte de rivalidad entre el colonialismo interno y la teoría latinoamericana de la dependencia, cuyos efectos podemos sentir hasta nuestros días. Para muchos dependentistas, en su mayoría economistas, referirse a la cuestión racial y al colonialismo interno era sinónimo de esquivar el problema estructural fundamental de sus países -la dependencia- y de acercarse a posturas «sociologistas» tendientes al liberalismo. Pero para los teóricos del Caribe anglófono, ajenos a estos debates y con una clara presencia histórica de la estratificación racial del trabajo en sus regiones, además de la ya mencionada influencia de los teóricos del neocolonialismo africano, unir ambas cuestiones no era sinónimo de abandonar el debate estructural, todo lo contrario, dado que en sus regiones la raza había funcionado como principio organizador fundamental de la economía política. Esta cuestión se puede observar con claridad en el excelente ensayo de Norman Girvan titulado «Aspectos de la economía política de la raza en el Caribe y las Américas», donde referencia ambas corrientes entendiendo la relación raza/clase de una forma articulada y no contradictoria (Girvan, 1977, pp.75-86).

Conclusiones

El New World Group fue una experiencia de creación colectiva de conocimiento, acaecida en el Caribe anglófono de los años 60, que puso énfasis en la cuestión de la descolonización epistémica a través de conceptos como «pensamiento independiente» o «descolonización mental». Tuvo un impacto considerable sobre la política y el pensamiento descolonizador de su tiempo, a través de diversos aportes dentro de los debates en torno a la dependencia y a lo que bautizaron como «teoría de la economía de plantación». Consiguieron abrir la discusión sobre el Caribe como espacio de creación de conocimiento válido, apostando por el desarrollo de lo que denominaban «imaginación nativa». Sin embargo, a finales de los años 70 sus perspectivas intelectuales fueron desplazadas por el auge del marxismo ortodoxo en un primer momento y por las visiones neoliberales a partir de la década de los años 80. Recientemente sus aportes han sido revalorados en el marco de los aportes contemporáneos de los estudios poscoloniales y decoloniales, reivindicando sus ideas como un antecedente afrocaribeño importante de estos enfoques.

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Este artículo es producto de la investigación «Marxismo negro: pensamiento descolonizador del Caribe anglófono» realizada por el autor en el marco del doctorado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM.

Recibido: 17 de Diciembre de 2019; Aprobado: 10 de Marzo de 2020

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