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Tabula Rasa

Print version ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.36 Bogotá Oct./Dec. 2020  Epub Feb 26, 2021

https://doi.org/10.25058/20112742.n36.15 

Editorial

LA ANTROPÓLOGA SUSANA JARAMILLO ARBELÁEZ, UNA VIDA DE INVESTIGACIÓN, SABER ESCUCHAR, RESPETO Y DIÁLOGO

Anthropologist Ms. Susana Jaramillo Arbeláez: A Life Devoted to Research, Listening, Respect, and Dialogue

A antropóloga Susana Jaramillo Arbeláez, uma vida de pesquisa, sabendo ouvir, respeitar e dialogar

Luis Carlos Villegas Rodríguez1  , Catedrático

1 .Catedrático.Universidad de Medellín, lcvillegas@udem.edu.co Colombia


Hace dos años falleció la antropóloga Susana Jaramillo Arbeláez, una de las antropólogas más destacadas en la historia de Colombia, quien dedicó su vida a la comprensión del impacto cultural, como una dimensión del impacto ambiental, de los grandes proyectos de desarrollo y al conocimiento y reconocimiento de las minorías étnicas en nuestro país. Su labor se inició en los años ochenta y tuvo continuidad en los últimos veinticuatro años en la empresa ISA y luego en Intercolombia, y desde allí, abrió caminos en el difícil campo de la interrelación entre las dinámicas del desarrollo y el ingreso traumático de estas a través de proyectos de infraestructura, a los territorios ancestrales de las minorías étnicas, en particular de las minorías indígenas. Pero su actuación alcanzó también otras problemáticas del impacto ambiental y de sus implicaciones sociales. Susana Jaramillo recorrió todo el país, vereda por vereda buscando y logrando acuerdos con los afectados por proyectos eléctricos, especialmente por líneas de transmisión de alto voltaje.

Una mirada breve a los temas que fueron objeto de su interés nos lleva desde San Andrés de Sotavento, departamento de Córdoba donde -con la antropóloga Sandra Turbay-, vivió y estudió profundamente la cultura Sinú, y el resultado se constituyó en el primer estudio sistemático realizado en Colombia sobre dicha etnia. Igualmente, ya como integrante de un grupo de investigación y trabajo de la Universidad de Antioquia abordó el estudio de la leishmaniasis y los conceptos de salud y enfermedad en dicha etnia, lo que les valió el premio a la investigación de la Fundación Alejandro Ángel.

En el proyecto hidroeléctrico Urrá I, tuvo oportunidad de profundizar en el significado del impacto de grandes proyectos sobre la cultura, la vida y el territorio de las comunidades embera del alto Sinú. Su ingreso a ISA en los inicios de los años noventa ocurrió como experta sociocultural para la Evaluación Ambiental del Sector Eléctrico, realizada por ISA y el Ministerio de Minas y Energía en 1993, lo cual le permitió hacer un balance crítico de la gestión ambiental y de la relación con comunidades, realizada por ese sector a través de su historia, desde la construcción de las grandes centrales de los años setenta y ochenta.

Un capítulo especial de su actuación tuvo relación con los procesos de consulta previa con minorías étnicas y los acuerdos con diferentes pueblos indígenas como los pastos en el sur del país, las comunidades étnicas ubicadas entre los municipios Campoalegre, Yaguará, Palermo, Neiva y Aipe, en el departamento del Huila; y en Natagaima, Coyaima, Ortega e Ibagué en el Tolima, y con particular importancia los arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta, a quienes dedicó gran parte de su atención en los últimos diez años, a raíz de la construcción de la subestación Copey de la línea Primavera, Copey, Cartagena. En este caso, luego de realizar la consulta previa y de llegar a acuerdos con la comunidad, de manera fortuita se descubrió un cementerio indígena prehispánico de gran importancia, situación que para los indígenas implicó un impacto muy severo sobre su sistema cultural. Largas conversaciones con los mamos, principales autoridades indígenas de la comunidad, encabezadas por Susana Jaramillo, permitieron acordar, los procesos de reparación al impacto ocasionado sobre el territorio indígena. Se llegó al acuerdo, por primera vez en Colombia, de proceder al reenterramiento en el sitio, de la totalidad del cementerio indígena y al compromiso del respeto y reconocimiento del mismo como un nuevo sitio sagrado de la comunidad indígena, no conocido o reconocido por ellos hasta la fecha de su hallazgo. Algunos años después, en trabajos de ampliación de la subestación eléctrica se hallaron nuevas evidencias arqueológicas y nuevamente se realizó consulta previa y una intensa y fructífera gestión de relación con las comunidades indígenas que llevaron por parte de estas a reconocer la actuación transparente de Susana Jaramillo para llegar a acuerdos para el desarrollo de actividades tradicionales que garantizaran controlar las fuerzas negativas, originadas en el proyecto, que para el caso de dicha cultura puede causar daños, enfermedades, plagas y hasta muertes.

A manera de reconocimiento a la actuación de Susana Jaramillo, la comunidad solicitó, y acordó con la empresa, la construcción de un obelisco o pirámide con la escultura de una mujer arhuaca por una cara, y por la cara contraria la escultura de Susana Jaramillo, y su función sería señalar que ese lugar es territorio ancestral de la comunidad de los arhuacos. Allí, la imagen de Susana Jaramillo quedó grabada para la posteridad como un homenaje del pueblo Arhuaco. La construcción y localización del obelisco, como indicador de un sitio sagrado al cual la empresa garantiza en todo tiempo el acceso para realizar pagamentos por parte de los mamos arhuacos, es un acontecimiento de gran eficacia simbólica para los indígenas.

En septiembre de 2016, realizó diferentes planteamientos en una entrevista extensa en la Universidad de Medellín, y de allí se extraen a continuación algunos apartes.

«los pueblos indígenas perdieron muchos de sus valores culturales, pero hubo y hay algunos que lograron conservar sus lenguas y una parte muy importante de sus tradiciones»

«Los grupos étnicos, son sociedades distintas al resto de la sociedad colombiana y el punto de partida data de 500 años atrás cuando llegaron los españoles y encontraron que en el nuevo continente existían sociedades que ellos no conocían, que no hablaban la misma lengua, que se vestían completamente distinto, que tenían otra forma de ver el mundo. En esa relación inicial durante el proceso de conquista, muchas de las comunidades indígenas, entraron en un proceso de confrontación con los españoles y fueron diezmadas por la vía militar o por la vía de las enfermedades, como la gripa, por ejemplo, que no existía en el Nuevo continente. Estas comunidades sufrieron un proceso de imposición de valores culturales considerados superiores que correspondían al mundo llamado civilizado. Desde ese momento, el concepto de civilización establece un contraste de inferioridad a las comunidades indígenas, y se inicia un proceso civilizatorio que prohíbe la lengua original, impone la religión católica y lleva a la esclavitud. Por esa vía los pueblos indígenas perdieron muchos de sus valores culturales, pero hubo y hay algunos que lograron conservar sus lenguas y una parte muy importante de sus tradiciones culturales, este es el caso de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde existen hoy pueblos indígenas que son los koguis, los arhuacos, los wiwas y los kakuanos, son los descendientes de los tayronas».

«para ellos la salud y la enfermedad dependen de otros factores como fenómenos de orden sobrenatural»

«Mi tesis de grado de antropología fue con los indígenas zenú de Córdoba y una de las enfermedades que sufre la comunidad es la leishmaniasis cutánea y visceral, originada en la picadura de un zancudo. Formé parte del equipo de la Escuela Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia que analizó la leishmaniasis visceral en los niños, que era mortal. Logré identificar que esa enfermedad para ellos tenía dos variantes, una era de orden religioso en la cual cuando una madre va con un niño, a hacerle visita a otra familia, pasa por un bosque y si no se tiene ningún cuidado, al llegar a la casa, el niño está enfermo. En los bosques habitan los espíritus y, para manejar la enfermedad, la madre tiene que devolverse, ir fumando tabaco e ir golpeando los árboles llamando al espíritu del niño, porque ese espíritu se quedó ahí enredado con los espíritus del otro mundo, además, debe convocar a los médicos tradicionales para poder hacer baños y sahumerios. La otra vertiente concibe el origen de la enfermedad como un fenómeno natural. Se produce cuando una madre que está amamantando queda en embarazo, el niño del vientre se pone celoso y daña la leche y ocasiona la enfermedad al que se amamanta, la enfermedad se llama Pan de Leche porque el bazo de la madre se crece y se siente al tacto como un pan. En todos los casos se requiere un diálogo muy respetuoso con la madre y con los médicos tradicionales para convencerlos de la necesidad de utilizar medicamentos como el Glucantime».

«El territorio tiene una significación supremamente importante desde el punto de vista social, económico, cultural en lo colectivo e individual»

«Existe una fuerte tensión en torno a nuestro enfoque del desarrollo, como sociedad nacional, y el enfoque de vida que cada pueblo indígena tiene porque cada sociedad tiene enfoques diferentes, de manera coherente con su propia cultura. En este punto se producen choques entre los grupos étnicos y el Estado o las empresas propietarias de proyectos de infraestructura que se localizan en su territorio. Mi experiencia, en este campo, tiene que ver con proyectos hidroeléctricos como Urrá I, pero especialmente con líneas de transmisión eléctrica en Colombia».

«La particularidad de las líneas de transmisión eléctrica como infraestructura es que son proyectos lineales que atraviesan distintas regiones con particularidades históricas, geográficas, culturales, ecosistémicas. El recorrido de las líneas de transmisión me ha permitido conocer la gran riqueza y diversidad de este país a todos los niveles. Colombia es un país diverso regionalmente, con historias muy ricas que caracterizan cada territorio. Se requiere una mirada integral, inter y multidisciplinaria que permita leer y entender el territorio donde se ubican los proyectos con el fin de prever una gestión ambiental integral en donde esos proyectos logren construir la viabilidad social y ambiental que requieren, no solamente para la construcción sino para toda su vida útil, a partir de tratar de manera responsable, transparente, los conflictos de intereses, los cuales se originan, en muchas ocasiones, en cronogramas rígidos que muchas veces no incorporan los asuntos sociales que conforman el contexto de los territorios, y que obviamente, no controlan protestas sociales, intereses locales y regionales que se expresan en torno a un proyecto».

«La consulta previa no es una cosa formal, es un asunto real de respeto al otro en la diferencia, de reconocerlo como interlocutor válido»

«La consulta previa es un derecho fundamental de carácter colectivo, un mecanismo de participación y un proceso de carácter público especial y obligatorio que debe realizarse previamente, siempre que se vaya a adoptar, decidir o ejecutar algunas medidas administrativas o proyectos públicos o privados, susceptibles de afectar directamente las formas de vida de los pueblos indígenas o comunidades negras en sus aspectos territorial, ambiental, cultural, espiritual, social, económico o de salud, y otros aspectos que incidan en su integridad étnica. El objetivo es informar sobre el proyecto, consultar los impactos ambientales que se causarán dentro de su territorio y concertar las medidas de manejo requeridas para prevenir, mitigar o compensar la afectación que se causará».

«En este punto quiero aludir a la metodología desarrollada en una experiencia reciente de consulta previa con los arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Fue una experiencia trascendental en muchos sentidos, especialmente en el reconocimiento y respeto mutuo. El reconocimiento del “otro” como interlocutor válido para la empresa en los asuntos relacionados con la gestión ambiental del proyecto y el respeto por los derechos y características étnicas y culturales, fueron aspectos centrales en ese proceso. Fue un reconocimiento de doble vía, es decir de la empresa hacia la comunidad y de esta hacia la empresa. Visto así, la interculturalidad, el entender, asumir, la significación que tienen las cosas y los objetos para los “otros”».

«Después de muchas reuniones se acordó efectuar el reenterramiento de los restos humanos en la misma subestación, había que re-enterrarlo todo, nos permitían hacer arqueología dentro de la subestación, pero no se podía sacar nada, todos los análisis arqueológicos había que hacerlos ahí y, teníamos que facilitar los medios para que los mamos, pudieran hacer todos los pagamentos y, de esa manera, controlar las fuerzas negativas mientras se realizaba el proceso de reenterramiento. Acordamos también hacer intercambio de saberes entre el conocimiento de los arqueólogos y el de los indígenas y compensar a la comunidad por la afectación causada mediante la compra y entrega de tierras en lugares sagrados que habían sido ocupados por colonos para devolverlas a los arhuacos y ellos pudieran volver y ocupar nuevamente sus sitios sagrados».

Tal vez el mayor reconocimiento del pueblo Arhuaco hacia Susana, fue el ofrecimiento respetuoso y sincero a su familia de enterrarla en un cementerio indígena Arhuaco, hecho que no se había presentado nunca en toda su historia como cultura. Enterrarla en su territorio y en uno de sus cementerios, era hacerla parte de sus ancestros, reconocimiento único y por primera vez en Colombia para un antropólogo. No se aceptó por parte de la familia el ofrecimiento de la comunidad indígena debido al reconocimiento del deseo expresado en vida a sus familiares por parte de Susana, de proceder a cremar su cuerpo y esparcir sus cenizas mar adentro, cerca de la isla Tintipan en el Caribe, evento en el cual estuvo acompañada hasta su última morada por mamos e integrantes del pueblo Arhuaco.

El profesor Villegas ha editado un libro que recopila diversos trabajos de Susana Jaramillo sobre el impacto cultural de proyectos de desarrollo, publicado próximamente por la Universidad de Medellín.

1 Agradecemos al profesor Villegas por su autorización para publicar su artículo In Memoriam de Susana Jaramillo. este escrito fue publicado inicialmente en el diario El Colombiano 25-02-2018

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