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Tabula Rasa

Print version ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.37 Bogotá Jan./Mar. 2021  Epub Feb 26, 2021

https://doi.org/10.25058/20112742.n37.03 

Artículo de investigación

CONSTRUCCIÓN DEL TIEMPO ENTRE LOS NÓMADAS SAHARAUIS. SÁHARA OCCIDENTAL - NORTE DE ÁFRICA1

Time Constructs Among Sahrawi Nomads

Construção do tempo entre os nômades saarauís, Saara Ocidental- Norte de África

1Geógrafo y doctor en Antropología, Universidad de Tarapacá-Universidad Católica del Norte Centro de Estudios Interculturales e Indígenas CIIR, raul17molina@gmail.com Chile


Resumen:

presente artículo trata de la construcción del tiempo entre los nómadas saharauis. Se basa en un trabajo etnográfico y de entrevistas realizadas en los campamentos de refugiados de Tinduf, al sur de Argelia, y en la zona liberada del Sáhara Occidental. Aborda algunos componentes del tiempo nómada vinculado a la naturaleza, al territorio vivido y a la memoria histórica y socio-ambiental de los saharauis. Destaca que el tiempo en la conciencia y cotidianidad del desierto no es absoluto, ni lineal. Allí, los años adquieren nombres y cualidades, que sirven para reconstruir la memoria social e histórica del Sáhara Occidental. Además, se destaca el tiempo relacionado con los antepasados míticos, y cómo se vive el tiempo en los campamentos de refugiados desde hace más de cuatro décadas, donde la cultura nómade saharaui sigue vigente, esperando volver a su país, hoy ocupado en gran parte por Marruecos y desde el 13 de noviembre de 2020 la guerra para reconquistar su territorio se ha reanudado.

Palabras clave: nomadismo; saharauis; concepción del tiempo; campamento refugiados; zona liberada; nombre de los años; Sáhara Occidental.

Abstract:

This article deals with time construction among the Sahrawi nomads. It is based on ethnographic work and interviews carried out in Tindouf refugee camps, in southern Algeria, and in the freed zone of Western Sahara. It addresses some nomadic time components linked to nature, lived territory, and Sahrawis’ historical and socio- environmental memory. It highlights that time is neither absolute nor linear in desert awareness and daily life. There, years are given names and features, which serve to reconstruct the social and historical memory of Western Sahara. Besides, time is highlighted in relation to mythical ancestors, as well as how time has been lived for over four decades in refugee camps, where Sahrawi nomadic culture is kept alive, waiting to return to their country, today largely occupied by Morocco and since November 13, 2020 the war to reconquer its territory has been resumed.

Keywords: Nomadism; Sahrawi people; conception of time; refugee camp; liberated zone; name of the years; Western Sahara.

Resumo:

Este artigo discorre sobre a construção do tempo entre os nômades saarauís. Baseia-se no trabalho etnográfico e nas entrevistas realizadas nos acampamentos de refugiados de Tindouf, no sul da Argélia e na zona liberada do Saara Ocidental. Aborda alguns componentes do tempo nômade ligados à natureza, ao território vivido e à memória histórica e socioambiental dos saarauís. Evidencia-se que o tempo na consciência e na vida cotidiana do deserto não é absoluto nem linear. Ali, os anos têm nomes e qualidades, que servem para reconstruir a memória social e histórica do Saara Ocidental. Além disso, destacam-se o tempo relacionado com os ancestrais míticos e como o tempo se vive nos acampamentos de refugiados há mais de quatro décadas, onde a cultura nômade saarauí é em vigor, à espera de regressar ao seu país, hoje em grande parte ocupado por Marrocos e desde 13 de novembro de 2020, a guerra para reconquistar seu território foi retomada.

Palavras-chave: Nomadismo; saarauís; concepção do tempo; acampamento de refugiados; zona liberada; nome dos anos; Saara Ocidental

Introducción

Comencé a descubrir las diferentes formas y concepciones del tiempo de los nómadas saharauis, cuando en mayo de 2012, llegué a trabajar a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, ubicados en medio de la hamada sahariana, en el sur de Argelia, en la frontera con Mauritania y el Sáhara Occidental. En la ocasión tuve la posibilidad de viajar a la zona liberada del Sáhara Occidental, recorriendo Bir Lehlou, Tifariti y Meheriz, escoltados por militares del Frente Polisario1. En cada lugar hice un trabajo etnográfico, de observación y dibujos, registros audiovisuales y entrevistas (Molina, 2012, p.1). A pesar de la distancia lingüística, pues los saharauis hablan el hasania, una variación del árabe, muchos conservaban el habla castellana, debido a que el Sáhara Occidental fue colonia española desde 1884 hasta 1975 (Bonelli, 1887, p.IX. Bárbulo, 2002, p.33, Barona, 2004, p.19, Molina, 2014a, p.155, Correale & Gimeno, 2015, p.1). Pero no solo la lengua es diferente de la latina-occidental, sino también la escritura y los grafemas del árabe.

Los saharauis, los Hijos del Sáhara, son un pueblo-nación que constituyeron la República Árabe Sáharaui Democrática RASD en 1975, y declararon la independencia al término del proceso de descolonización de España. Pero en 1976, fueron invadidos por Marruecos, país que hoy ocupa aproximadamente el 70% de sus territorios, construyendo un largo muro de arena con puestos militares para asegurar la usurpación territorial (Gimeno & Robles, 2013, p.153). Actualmente, la población saharaui se encuentra refugiada en Tinduf y ocupa los territorios liberados del Sáhara Occidental, así como el norte de Mauritania, y el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos.

Los resultados de este trabajo etnográfico han permitido escribir este ensayo acerca de la construcción del tiempo a partir de los relatos y vivencias de los nómadas camelleros del desierto del Sáhara Occidental, que mantienen hasta la actualidad una movilidad y múltiples residencias en busca de asegurar el agua, los pastos y vegetación para el sustento de la economía ganadera nómada (Katzer, 2015, p.33; 2019, p.125; Harris, 2016, p.119). El tiempo para los nómadas saharauis, traducido como los Hijos del Sáhara o también llamados Hijos de las nubes, es culturalmente relativo y tiene diversas maneras de contarse por las cabilas o grupos de familias, y de vivirse dependiendo del lugar donde se encuentran (Caro Baroja, 1955 p.405, Caratini, 1989, p.148). El tiempo nómade no es lineal, posee pausas y continuidades en los ciclos estacionales anuales, y se relaciona con los lugares vividos, con las movilidades, con los desplazamientos y las permanencias en el desierto. Forman parte de esta complejidad espacio-temporal, el tiempo mítico de los Hilalien, el tiempo de Esmein y Lieli cuando el «infierno respira dos veces», el calendario agro pastoril, los nombres dados a los años (Amm), y el tiempo de la movilidad nómada.

Antes de describir y analizar estos tipos de tiempos, se debe mencionar que los saharauis profesan la religión islámica, que se rige por el calendario de la Hégira, que celebra la migración de Mahoma a la Meca de Medina, lo que corresponde al año inicial de su calendario (Hakim, 1984, p.1), lo que ocurre en el año 662 después de Cristo (Carabias, 2012, p.134). La Hégira es un calendario lunar consagrado en el Corán. « Él es quien le dio al sol un esplendor y a la luna una luz y midió sus etapas, para que supieras el número de años y el cálculo ». (Surah 10 Versículo 5)4. A pesar de estas formas de contar el devenir, el tiempo no es absoluto en el mundo nómade. Según el antropólogo español, Julio Caro Baroja (1955, p.405), los nómades saharauis cuando hablan de su nacimiento y los años sucesivos, no siguen el calendario de la Hégira, pues nombran los años por los acontecimientos y los lugares de pastoreo, como también lo pude advertir en el trabajo de campo.

En el pensamiento y en las prácticas nómades hay un tiempo cíclico compuesto por las estaciones del año y algunas fechas. El tema del ciclo anual como tiempo- calendario fue tratado por Le Goff (1991, p.184), y podría ser común a otras sociedades agro pastoriles, donde el calendario anual se constituye a partir de las actividades económica-productivas, rituales, ceremoniales y sociales, en torno al ganado, la agricultura y de las celebraciones ordenadas en una sucesión de días y meses (Gavilán & Carrasco 2009, p.103). Entre los saharauis los años son nombrados como marcas memorables que recuerdan acontecimientos (Molina 2014b, p.671), hitos extraordinarios que dan el nombre al año (Amm), por ejemplo; el año en que Alá mando caer el cielo. También, el año se nombra y cuenta de acuerdo al bir (pozo de agua) o campo de pastoreo donde se estuvo, guardando el año el nombre y los relatos de lo vivido en el lugar. Igualmente, entre los nómadas se identifica un tiempo mítico de los Hilalien, que habitaron el desierto, cuya presencia deslinda y funda la historia nómada saharaui en el Sáhara Occidental. Este tiempo mítico trasciende a las coordenadas del tiempo y permanece en un espacio atemporal del pasado (Campbell, 1991, p.69, Eliade, 2011, p.25), y relevan una historia previa cargada de sentido para los saharauis.

El tiempo mítico de los Hilalien

Para los nómades saharauis hay un tiempo mítico asociado a sitios arqueológicos que corresponden a tumbas de antiguos habitantes que vivieron antes o durante la llegada de sus antepasados a estas tierras. Son los Hilalien, los hijos de Hilal, a los que consideran gigantes y de los que dudan si profesaron el islam, pero ellos están presentes en leyendas actuales, como seres que se aparecen a los viajeros y sus tumbas se pueden encontrar en el desierto5.

Los antecedentes historiográficos señalan que los Hilalien serían parte de los pueblos árabes conocidos como hilalianos o Banu Hilal6 que habrían arribado al norte de África en los siglos X y XI d.C. procedentes del Yemen. En esta zona del norte de África y de los Montes Atlas, se encuentran con sus antecesores, los pueblos bereberes que procedían de Egipto, y que arribaron en los siglos II o III de la era cristiana, y que habían sido islamizados por las primeras migraciones árabes de los siglos VI y VII. De los Banu Hillal, se desprende la rama de los Banu Hassan, reconocidos por los saharauis como sus antepasados. Estos hassanies, hacia los siglos XIII y XIV d. C. alcanzan el extremo occidental del continente norafricano, cruzan la región del Sus-Masa y del valle y río Draa, y llegan a ocupar el actual Sáhara Occidental hasta Mauritania (Rodríguez & López, 2012, p.17).

Los Beni o Banu Hassan se encuentran con los bereberes Sanhaya, un grupo étnico que desde los siglos II o III d.C. ocupaban el Sáhara Occidental hasta Mauritania, habían introducido el camello o dromedario y fueron hegemónicos durante el periodo Almorávide de los siglos X al XII. Se supone que a partir del siglo X d.C. los Beni Hassan entran en contacto y posiblemente en mestizaje con los bereberes Sanhaya, pero la historia después del siglo XVII es diferente, pues tras las «Guerras de Bubba», los Beni Hassan triunfan sobre los bereberes. Serán entonces las cabilas o tribus árabes de Banu Hassan las que dominaran esta región del desierto, desarrollando la actividad pastoril, la ganadería camellar, el comercio, el control de las rutas de intercambio y de los oasis que articulan este gran territorio sahariano (Rodríguez & López, 2012, p.17). En toda esta historia, los Banu Hilal o Hilalien quedan perdidos en el tiempo, pero sus posibles tumbas se encuentran en el territorio desértico que ocuparon los Banu Hassan y sus descendientes actuales; los saharauis. Estos últimos los rememoran en sus relatos míticos como marcadores de un tiempo anterior a sus linajes, situándolos en una dimensión pre hasaníes. Por esto, para algunos saharauis, los Hilalien no serían sus antepasados, sino seres casi fabulosos, hombres gigantes, que podrían ser o no musulmanes. Los lugares del desierto donde yacen, se les reconoce por contar con varias piedras columnares alineadas. «Cuando los nómadas ven un cementerio de estos, con piedras colocadas en filas largas, afirman que es de los Hilalien, o hijos de Hilal. No creen poder entroncar con esta gente, aunque si hablan de Hassan como antepasado» (Caro Baroja, 1955, p.279). Es aquí donde se produce la fractura con el tiempo histórico, pues los Beni Hilal, serían linajes de un tiempo perdido. Son los «otros», los desconocidos convertidos en fabula. « Hilalien, son personas muy altas, gigantes, que medían 4 o 5 metros, que están enterradas en tumbas con monolitos de piedra alineados. Otras tumbas con monolitos central y una estructura de piedras redonda con paredes, y según dicen algunos, estas tienen cuerpos sentados que miran hacia la Meca » (Cuaderno de campo, Raúl Molina, 1 de junio de 2012).

La idea del gigantismo ocurre por la comparación de la tumba Hilalien con la tumba de un saharaui. En el caso de los Hilalien, las piedras columnares alineadas alcanzan un largo superior a 4, 5 o 6 metros. La conclusión que sacarían los saharauis, es que sus tumbas musulmanas, en el caso de los hombres están compuestas de dos piedras que sobresalen en superficie, una de mayor tamaño puesta a la altura de la cabeza y una más corta sobre los pies. En el caso de las mujeres se ponen tres piedras, dos de ellas al igual que los hombres, y la tercera a la altura del vientre. De allí que la distancia entre las dos piedras extremas de una tumba dice el tamaño aproximado de la persona que yace en el lugar. Por tanto, «El tamaño de los Hilalien queda bien determinado por la distancia existente entre las piedras, que es mucho mayor que la se observa en los sepulcros corrientes» (Caro Baroja, 1955, p.280).

fotografías Raúl Molina

Figura 1 Tumbas Hilalien entre Tifariti y Meheriz, Sáhara Occidental 

«El infierno respira dos veces» en el calendario cíclico nómade agro- pastoril

El tiempo cíclico se expresa entre los saharauis a través del uso del refrán. En una entrevista con Lala, una sabia mujer saharaui, en el campamento de Ausert, mientras comentábamos de la vida en el desierto, Hatri, un hombre de edad mayor glosó: « En el desierto, el infierno respira dos veces », luego añadió que este era un refrán coránico, que da cuenta de la vida de los nómades en el Sáhara Occidental. El refrán nos introduce a la comprensión del tiempo, que, como una rueda, reitera con cierta regularidad expresiones de la naturaleza que vuelven cada año a través de las estaciones; las temperaturas, las lluvias y los pastos (Molina, 2012, p.3).

En la práctica nómada y agro pastoril el tiempo cíclico, el año y sus estaciones, permite la reproducción de la vida. El refrán « En el desierto, el infierno respira dos veces », anota dos momentos del calendario que se repiten cada año. El «infierno» refiere a las temperaturas extremas del desierto, y «respira dos veces» refiere a Esmein, los días con mayor calor del verano, y de Lieli, los días con las temperaturas más bajas del invierno. En total, ochenta días de inclemencias que los saharauis deben afrontar. Del 12 de julio al 22 de agosto de cada año ocurre Esmein, los cuarenta días de mayor calor, que los dejan inmóviles, momentos en que la gente y los animales se reúnen cerca del agua. Del 10 de diciembre al 20 de enero, acontece Lieli, los cuarenta días de mayor frío. Este periodo se divide en dos momentos. El primero de veinte días, va del 10 de diciembre al 1 de enero es Liele Kejel, cuando mueren los animales, y del 1 de enero al 20 de enero es Lieli Bid, cuando mueren las personas de edad. Entonces Esmein y Lieli, serían las exhalaciones del infierno. Ambos eventos causan estragos en las vidas y economías nómades, obligando a los saharauis a considerar en su tiempo-calendario casi tres meses de temperaturas extremas. Esmein y Lieli, ocupan las antípodas de tiempo circular y a la vez, dividen el año, en un antes y un después de estos dos momentos extremos. Entre estas exhalaciones del infierno están los meses de transición, como se puede apreciar en la siguiente figura.

Esmein y Lieli». Además, se expresan los periodos de lluvia y pastos y los periodos de siembra. Para contar los meses del año, los nómadas saharauis lo hacen numerándolos (mes 1, mes 2 y sucesivos), no los nombran como los hacen otros musulmanes, ni como lo hace el calendario gregoriano occidental)7. Para comprender que ocurre con las estaciones y los meses del ciclo anual saharaui recurro a las estaciones y meses occidentales (notas y dibujo en cuaderno de campo de Raúl Molina Otárola, 2012).

Figura. 2: Dibujo esquemático del calendario anual donde aparecen los tiempos extremos; 

Después de Esmein, que termina el 20 de agosto, se da paso al otoño que se inicia el 1 de septiembre y termina el 15 de noviembre. Durante esta temporada se produce el mayor monto de lluvias del año, aunque escasísimas, son relevantes para el crecimiento de los pastos y la recarga de aguas subterráneas en terrenos arenosos. Estas precipitaciones muchas veces caen en lugares acotados del inmenso desierto. Los saharauis cuentan que si no llueve en el lugar donde están acampando con su frig o campamento de tiendas o jaimas, en la tarde y en la noche se puede observar la dirección de la tormenta y adivinar el probable lugar donde llovió. Para comprobar si cayó agua y evaluar si habrá pastos en los siguientes meses, se envía al bogüa o explorador que, desplazándose decenas de kilómetros, va a verificar el agua caída y si habrá disponibilidad de pastos. Las precipitaciones acumuladas entre agosto y noviembre alcanzan un promedio de 33 mm (agosto 8 mm, septiembre 11 mm, octubre 10 mm y noviembre 4 mm)8. En la zona desértica cercana al Atlántico del Sáhara Occidental, en este tiempo se daba inicio a la siembra de cebada, maíz y trigo en las graras localizadas entre El Aiún y Tan Tan, y entre El Aiún y Dahjla, territorio saharaui hoy invadido por Marruecos.

Iniciado el invierno el 15 de noviembre, que dura hasta el 15 de febrero, el monto promedio de las lluvias desciende a 3 mm por mes. Es el momento de los cuarenta días de Lieli, que causa estragos al ganado y la salud de los saharauis, pero a la vez, es el momento de las cosechas y del incremento de los pastos en la zona. En primavera, que va desde el 15 de febrero hasta el 15 o 17 de mayo, las lluvias no sobrepasan los 3 mm promedio al mes, y hay abundancia de pastos para el ganado. Luego, desde mediados de mayo hasta el 1 de septiembre viene el largo verano, y dentro de este los cuarenta días de Esmein.

A la derecha, la fotografía del desierto desde el interior de una jaima (Fotografía Raúl Molina). Abajo el asentamiento de Ahmed Adjid Mahmud, entre Meheriz y Tifariti (dibujo, Raúl Molina).

Figura 3 Plano de un frig cerca de Bir Lehlou (pozo de agua dulce) en la zona más árida del Zemmur, que posee vegetación de wadis. Se aprecian seis jaimas donde habitan tres familias matrilocales. Se da cuenta de los diferentes tipos de jaimas, donde las antiguas confeccionadas con pelo de cabra y lana de ovejas han desaparecido producto de la guerra y la pérdida del ganado. Entre las jaimas confeccionadas en lona, se distinguen las entregadas por la Cruz Roja de España y las de fabricación Libia (diario de Campo Raúl Molina, 2012). 

Los relatos nómades sobre el tiempo se refieren a todo el Sáhara Occidental formado por zonas geográficas ambientales, como el Wuad Draá, El Gaada, la Hamada, el Zemmur, el Solb, el Suchel y el Tiris. En la actualidad forman parte de los territorios liberados y en poder de los saharauis, porciones de la zona de la Hamada, del Zemur y de la región del Tiris, donde desarrollan su nomadismo hasta el norte de Mauritania. Para los nómades estas zonas son muy duras de habitar, en especial si no ha llovido y no hay nuevos pastos, pues son áreas desérticas de planicies con algunas montañas de baja altura y vegetación de talhas (Acacia ehrenbergiana Hayne). El Zemur, por su geografía de pequeños cordones de cerros rocosos y planicies intermedias, es buena para pasar Lieli, pues existen wuad o wadis con vegetación y bir o pozos de agua dulce. Sin embargo, la situación es distinta en la región del Tiris, una zona extensa y plana, muy ventosa y seca. Comentan que allí Lieli es el infierno e indican que el mejor lugar para pasar el invierno era Saguía El-Hamra, pues había pozos y vegetación arbórea, zona que hoy permanece bajo ocupación militar magrebí.

Los saharauis se denominan así mismos «hijos de las nubes» porque dependen de ellas para las escasas lluvias. Cuando la sequía dura más de un año, se produce un estrés ambiental que impacta en la economía ganadera, obligando a los nómades a viajar cientos de kilómetros hacia el sur en busca de pastos para sus camellos. En una reciente sequía que afectó a la zona del Zemur y del Tiris, los pastores hicieron un viaje con miles de camellos hasta más al sur de Atar, en Mauritania, recorriendo más de mil kilómetros hasta encontrar los primeros pastos.

Así, el tiempo cíclico es representado en el calendario anual por Esmein y Lieli como dos momentos extremos, ubicados en las antípodas uno del otro y como hitos del tiempo cíclico del desierto. Esmein y Lieli se esperan a que lleguen preparándose a pasar los cuarenta días que dura cada uno. Ambos momentos se constituyen en un marcador temporal en la vida de los saharauis, que se repite cada año sellando el ciclo de los nómadas. Entre estas exhalaciones del infierno en el desierto del Sáhara Occidental, condicionan la relación de los «hijo de las nubes» con su ambiente, y nuevos refranes expresan la sabiduría de los saharauis, que suelen decir: «Si llueve en la cabeza -los inicios- de Esmein, entonces invierte en animales», ello porque habrá mucho pasto.

El nombre del año (Amm): memoria histórica nómade

El año (Amm en árabe hassania) es un marcador memorable de acontecimientos de la vida individual o social de las familias o tribus nómadas del desierto de gran importancia para la historia y memoria de los saharauis. Los años no son contados, sino bautizados con nombres de un lugar, de un suceso o de hechos socialmente compartidos comunitariamente. Por ello, no es posible preguntar en una entrevista ¿En qué año nació usted? eso hace referencia a una fecha, a un número. Se debe preguntar ¿Cómo se llama el año en que usted nació? lo que abre una puerta a la memoria y la historia saharaui, un pasadizo que lleva al encuentro de recuerdos sistematizados, que ordenan el tiempo sucesivo, donde se rescatan acontecimientos importantes o el lugar de estadía. Por ejemplo: « En Meheriz conversando con Bachir Lejhifa, me dice que él nació el año de la muerte de “Leutard”, luego me especifica la fecha de su nacimiento, el 11 de diciembre de 1925 » (diario de campo, Raúl Molina, Meheriz, 6 de junio de 2012). El año de nacimiento recuerda la muerte de un militar francés, un hecho relevante para los saharauis que luchaban contra el colonialismo en defensa de su territorio. A partir del hecho histórico recordado, se construye la historia propia de su pueblo y nación. Según algunos entrevistados, los nombres de los años se mantuvieron hasta 1975, cuando comienza la Guerra de Resistencia y Liberación contra la invasión marroquí, la que continuó hasta 1991. El conflicto bélico alteró la vida social, económica y cultural de los nómades saharauis al ver ocupados sus territorios y cobró la vida de muchos saharauis.

Los nombres dados por los saharauis a los años constituyen verdaderos depósitos de memoria histórica, social y natural, como si estos fuesen un gran almanaque que contienen todos los elementos para escribir la trayectoria nómada en el desierto, desde la mirada de los Hijos de las nubes. A la enumeración de años, Caro Baroja (1955) las llamará «Anales saharianos». Advierte que estos «Anales», no se debe confundir con la obra de los viejos historiadores latinos o con los cronicones medievales. Se trata «simplemente (de) una lista de años, a cada uno de los cuales se ha dado un nombre, que recuerda el acontecimiento o suceso más sobresaliente que ocurrió en él, desde el punto de la cabila o fracción» (Caro Baroja 1955, p.405). El destacado etnólogo español, hace un orden y sistematización de los nombres de los años en su obra prima, Estudios saharianos, pero no profundiza en la riqueza de contenidos de los nombres de los años y en su potencial como memoria colectiva y fuente de datos para la construcción de la historia émica saharaui (Harris, 2016, p.28).

Analizando los nombres de los años, encontré acontecimientos marcadores de la vida nómada y de los hitos del tiempo en el desierto del Sáhara Occidental. Los nombres de los años recogidos en los campamentos de refugiados y en la zona liberada entre Bir Lehlu, Tifariti y Meheriz, en 2012, comprenden acontecimientos de distinto signo, que pueden clasificarse preliminarmente en hechos relativos a fenómenos del clima y la vegetación, -los más abundantes-, a plagas y enfermedades, eventos prodigiosos, astronómicos, productivos, políticos y militares que constituyen unidades de tiempo y hechos de la historia nómade saharaui.

Escritura en árabe de derecha a izquierda, primero el nombre del año y luego el año equivalente en el calendario occidental.

Figura 4 Listado de nombres de años realizados por Hussein Emback Lahbip, Campamento refugiados Esmara, Tinduf, 2 de junio de 2012. 

En el caso de los nombres de los años referidos al clima y la vegetación, estos son variados y recuerdan las sequías, los años malos de escasos pastos, los años de lluvias y otros fenómenos atmosféricos. Por ejemplo, Amm (año) Areguet (sequía) fue el año de la sequía en el Sáhara Occidental que ocurrió en 1929 y causó estragos en la ganadería. Amm-Karuad, fue un año muy malo, escaso de pastos y lluvias que obligó a largos desplazamientos con los animales en 1948. Amm- Erij fue el año de las tormentas de arena o siroco, que se produjeron en 1950. Así, la naturaleza del desierto con su cara de bondad y restricción, marca el sentido de cada año.

En relación a los años que refieren a plagas y enfermedades en el Sáhara Occidental, estos son varios en el siglo XX. Los nómades recuerdan Amm-El far, el año de la plaga de ratones que atacaron las plantaciones y cosechas de granos en la zona de cultivos en graras, lo que ocurrió en 1931. Luego vino Amm Busbeida, el año de la espuma en la boca de los camellos que generó importantes pérdidas de animales en el año 19419. Amm- Kat Kat, el año de la langosta, la plaga que emergió de la arena y desbastó la vegetación y los cultivos, provocando hambruna. Kat kat, es el nombre de las langostas en su estado juvenil que emergen de la arena y mientras engullen todo lo verde hacen un sonido onomatopéyico; kat-kat-kat-kat, como ocurrió en el año 1942 en el Sáhara Occidental.

Entre los nombres de años, están los acontecimiento memorables, prodigiosos o religiosos, como; Amm Tzerzir jum el año de la partición de las estrellas, cuando se observó en las noches del Sáhara una intensa lluvia de asteroides, que la gente decía que Alá había mandado a que cayera el cielo, hecho ocurrido en 1932. Entre los años hay uno con doble nombre y recuerdo, se trata de Amm Shab el Hamon- Amm de Zaiua, 1939, en referencia a la visita a un importante Morabito de un santo del islam, y en memoria a la desaparición del sabio Leftuk. También los prohombres recuerdan el Amm-Tahuafat Ehnini, el año de la muerte de Ehnin, 1946, un importante poeta y prócer saharaui. Prodigioso es Amm Enjel, el año de la abeja ocurrido en 1962, cuando llovió en Tifirati y hubo una intensa floración que atrajo a miles de abejas, panorama nunca visto, y el nombrado Amm- Eikim- Elhems año del eclipse de sol, cerca del Tiris, en 1953.

Los nombres de años referidos a la producción parecieran no ser muchos, al igual que los concernientes a hechos políticos, siendo más frecuentes los que rememoran acontecimientos militares. Así, Amm Saaba es un año de abundancia porque hubo una buena cosecha de cebada y trigo en la graras de Saguía El Hamra, en 1952. En los nombres de años referidos a hechos sociales, uno recuerda la vacunación masiva efectuada por la Gobernación Española en el Sáhara Occidental, nombrada como Amm-Daga o Deg-ge el año de la vacuna, en 1953, y Amm Ernaus-Sraa el año cuando los españoles repartieron cebada debido a la sequía que afectaba la zona en 1974. Entre los años con connotación política se encuentra Amm-Saniat, el año de la firma, 1960, cuando los españoles llevan a discusión una serie de leyes y normas mediante la distribución de formularios de preguntas entre los saharauis, y se forma la asamblea de los cuarenta jefes tribales. En la memoria nómada permanece un año relevante; Amm Lantilaga, 1975, que habla de los acontecimientos políticos que afectan al pueblo saharahui. Es el año de la retirada del Sáhara Occidental en busca de refugio, debido a la invasión del ejército marroquí, y el inicio de la guerra de liberación.

Finalmente, están los nombres de años relativos a los hechos militares, como Amm- Tekgel, 1952, año del ataque aéreo de las fuerzas conjuntas españolas- francesas contra los saharauis, para controlar los desplazamientos de las guerrillas. El enfrentamiento ocurrió en Taref Afna en la zona de Guilter Zemur. Dentro de los años históricos de las hazañas militares esta la batalla de Gleb Fortuni, en 1913, que pudo ser denominado Amm-Gleb Fortuni, batalla conmemorada por los saharauis con un sitio de memoria y narración militar muy relevante en la construcción como república árabe saharaui democrática. « Gleb Fortuni es un lugar cercano a Tifariti en el camino a Bir Lehlou. Se trata de un sitio histórico que los saharauis guardan en su memoria por haberse desarrollado allí la batalla con los franceses los días 9 y 10 de marzo de 1913, en la que falleció el coronel o capitán francés llamado Gerald o Herald, que fue enterrado cerca de las minas de hierro de Zouérat en Mauritania. El sitio corresponde a dos posiciones topográficas que sobresalen sobre un terreno plano. El primero es el “Gleb” que en hassania es corazón. Así, se denomina a los cerros islas rocosos que emergen sobre el terreno, en la que se encontraban las tropas francesas, y en otra sección de rocas dispuestas a modo de muralla, trincheras naturales, donde se encontraban los saharauis (tribu Ergibat) » (diario de campo de Raúl Molina. Gleb Fortuna, 8 de junio de 2012).

El tiempo de la movilidad nómada

El nomadismo requiere de tiempo para moverse en el territorio, donde cada lugar tiene un tiempo de permanencia que depende de dos recursos vitales; los pozos de agua o bir y la vegetación para el talaje y ramoneo del ganado. El agua y los pastos son elementos vitales que conjugan y determinan la movilidad y la permanencia estacional, temporal o eventual. De vital importancia es la presencia del bir, que tiene una extensa área de influencia para el pastoreo, pues muchas veces el frig y los rebaños de animales no están junto al bir, sino en lugares muy distantes donde solo hay pastos y talaje. Los nómades acuden a los bir para dar de beber a los camellos y para llevar el agua necesaria al campamento, el que puede ubicarse a decenas de kilómetros. De allí, que cuando se mira desde el aire un bir o pozo de agua, se ven las huellas radiales que salen en distintas direcciones en busca de las zonas de pastoreo. Es por eso que algunos años son nombrados por el lugar de pastoreo o el pozo de agua donde se estuvo. Estas denominaciones se utilizan especialmente entre los nómadas que ocupan la zona del Tiris, en el sur del Sáhara Occidental y hacia la frontera con Mauritania. Los nombres de lugares para un año se combinan con acontecimientos sociales, políticos o de hechos de la naturaleza. Esta contabilidad del tiempo anual, favorece entender la movilidad y las trayectorias en el desierto del Sáhara. Como ejemplo, reproduzco una fracción de años que recogí entre los nómadas saharaui: Amm Degue: año que estuvo en Degue, un lugar con pozo de agua en la región del Tiris, cerca de Agüenit, en 1948. Amm-Ereragir, es una zona de pastoreo (Ereragir) a 20 kilómetros del Bir Zaran, en 1949. Amm-Turin es el año que estuvo en el pozo Turin que queda ubicado en la frontera mauritana, lo que ocurre en 1950. Amm-Erraud, el año que estuvo cerca del Bir Zug, cuando hubo muchas tormentas eléctricas, pero sin lluvias, lo que aconteció en 1951. Amm- Eikim-Elhems fue el año del eclipse de sol cerca del Tiris, mientras pastoreaba en la zona de Guidia, lo que ocurrió en 1953.

Cada uno de estos lugares, sean pozos o zonas de pastoreo, al ser mapeados, visualizan la movilidad nómada saharaui. Por ejemplo, en el testimonio anterior se relatan seis lugares donde la persona estuvo con su frig y el ganado entre los años 1948 y 1953. Un mapa debería representar la movilidad entre cada lugar, es decir, el desplazamiento de Degue al campo de pastoreo de Ereragir. Desde allí, se cambió al Bir Turin, y al año siguiente acampó cerca del Bir Zug, y después se desplazó hasta Guidia cerca del Tiris. Este ejercicio de movilidad nómade lo realizó Julio Caro Baroja (1955) cuando entrevistó a Mohammed uld Abdalah -un erudito sej de la tribu Ulad Tidrarin- quién recordaba cada lugar donde estuvo hasta sus 77 años. «En cierta ocasión nos indicó los sitios en que había transcurrido su vida año por año. La figura es un mapa que refleja los desplazamientos enumerados por él que nos hace ver de modo directo qué es lo que debemos entender por “grandes nómadas”» (Caro Baroja 1955, pp. 208 y 210).

Derecha fotografía de la movilidad nómade durante el periodo colonial español en el Sáhara Occidental.

Figura 5 Mapa de movilidad nómade que representa 77 años de movimiento por Mohammed uld Abdalah realizado por Julio Caro Baroja (1955, p.209) . 

Los desplazamientos nómadas magníficamente registrados por Caro Baroja, muestran el tiempo vivido, donde en muchos casos, los lugares bautizan los nombres de los años. Sin embargo, estos territorios de nomadismo relatados por Mohammed uld Abdalah, en una gran proporción se encuentran desde la década de 1980 bajo ocupación militar marroquí, y separados por un muro de arena y puestos militares que impiden el paso a los saharauis. Pese a la usurpación territorial, el nomadismo saharaui, sigue vigente en los territorios liberados que comprenden parte de la región del Zemmur y del Tiris hasta el norte de Mauritania. En estos territorios bajo el control saharaui están sus campamentos o frig con sus grandes rebaños de camellos y de cabras, efectuando constantes desplazamientos en busca de pastos y talaje, teniendo como centro un pozo de agua. Uno de estos lugares es Bir Lehlou (Pozo de agua dulce), que actúa como un centro abastecedor de agua y de logística de los nómadas. En Bir Lehlou es posible encontrar algunas viviendas, y bodegas de suministros de combustibles, bencina y petróleo, para los antiguos Land Rover y otros vehículos 4x4 que surcan el desierto. Hay varios talleres mecánicos y de reparación de ruedas. Se ven arrumbados los sacos de carbón, fundamentales para la cocina saharaui, y varios tráileres de camión, como largas bodegas, donde se venden herramientas, alambres, cordeles, y diversos elementos de ferretería, así como teteras y ollas. Entre las mercaderías más solicitadas está la harina, el aceite, el azúcar, el té de hojas de menta, el tabaco y los cigarrillos, los fósforos y encendedores, y un sin número de alimentos indispensables para vivir en el desierto. Hasta Bir Lehlou arriban por aisladas huellas numerosos nómades en busca del agua y de las provisiones para la sobrevivencia en el desierto. Desde el pozo salen los caminos en distintas direcciones, y por ellos regresan los camelleros a sus frig y zonas de pastoreo, perdiéndose en las lejanías.

Figura 6 Bir Lehlou, arriba el pozo de agua dulce y abajo aspectos de centro de abastecimiento nómade en el Sáhara Occidental. 

Conclusiones

La construcción del tiempo entre los nómadas saharauis ha estado basada en su organización social, cultural, religiosa y económica, en estrecha relación y simbiosis con la movilidad y la naturaleza del desierto, constituyendo los hechos que caracterizan cada año, los ciclos de la vida y la historia del Sáhara Occidental, su país. Esta construcción del tiempo es parte de una epistemología nómade, donde se conjuga la sociedad saharaui, la movilidad y la naturaleza. Ellas orientan las formas de contar el pasado, cuyos nombres de años son dispositivos de memoria. A su vez, el tiempo cíclico es una forma propia de relación con la naturaleza para poder permanecer en este inmenso desierto, que requiere del manejo y la apropiación del tiempo para vivir el presente y proyectar el devenir entre los saharauis.

En la concepción nómada destaca el tiempo circular, donde los momentos del año se repiten en cada estación, pero se expresan de modo diferente en el territorio, lo que determina varias direcciones de la movilidad y el tiempo de permanencia en un lugar. Estos factores permiten comprender la dinámica y alta variabilidad del ciclo de trashumancia ganadera.

El tiempo circular depende de las estaciones del año, de las temperaturas, de las lluvias y los lugares donde llueve, del florecimiento de los pastos y las zonas de talaje. Este calendario anual está condicionado por dos momentos; Esmein y Lieli, los ochenta días o casi tres meses en el año que generan la transición entre el verano y el inverno y del invierno al verano, en ambos momentos la temperatura es protagónica de esta inflexión climática del desierto del Sáhara Occidental, que marca el calendario nómade saharaui.

Se podría decir que el tiempo vivido en el nomadismo sahariano está amarrado a los pozos de agua, los bir, y a su área de influencia, a veces muy distante, relativa a las zonas de pastos para el ganado camellar y caprino. Estos dos elementos, pozos de agua y pastos, posibilitan el poblamiento y la movilidad nómade en el Sáhara occidental. Tan relevante es el agua en la construcción del tiempo, que muchos nómadas recuerdan prístinas las fechas en que estuvieron en cada pozo o cerca de uno de ellos, que le otorgan al año el nombre del bir.

El tiempo lineal se representa por los años sucesivos lo que está bien representado en la Hégira, pero en el caso de los nómadas los años no llevan números, sino que adquieren el nombre de los acontecimientos, es decir, los años son memorias colectivas que recuerdan los hechos más sobresalientes que pueden ser de diverso signo y contenido. Por tanto, los años sucesivos no son contados como tiempo lineal sino como el tiempo de los acontecimientos que rememora hechos, conserva una memoria y construye una historia del tiempo vivido, que incluye hechos sociales, económicos, culturales, políticos o militares, lugares y manifestaciones de la naturaleza.

Además de los tiempos sucesivos y del tiempo cíclico, los nómades saharauis tienen un tiempo mítico, no del origen, sino más bien de la negación de los antecesores atribuidos por la historiografía tradicional; los Hilalien. Aquellos hombres gigantes que pueden haberles precedido, pero que los saharauis no reconocen como antepasados. Sabemos que existen muchas otras formas de construir y vivir el tiempo nómada, desde las tareas cotidianas del frig, de los cuidados de los animales, de la vida productiva, de los cinco rezos durante el día, todas actividades que van marcando el día, y el día a día de la vida en el desierto.

El tiempo no contado linealmente es apropiado por los nómadas para hacerse dueños del tiempo, en la medida que conocen finamente la naturaleza, auscultan las condiciones sociales y políticas, apoyados por una sociedad que tiene pensadores, líderes y poetas. Esta cultura nómada se reproduce en los campamentos de refugiados, formados después de 1975 tras la invasión marroquí, y una vez que los saharauis declararon la independencia del Sáhara Occidental y crearon la República Árabe Sáharaui Democrática RASD. En los campamentos de refugiados de Tinduf y en los territorios liberados, los saharauis esperan el referéndum de Naciones Unidas sobre el territorio que nunca ha llegado (Caratini 2006, p.1; Almenara & Ascanio 2018, p.10). Llevan 44 años aguardando volver un día triunfantes a sus tierras de nomadismo, pueblos y ciudades, como El Aiun y Esmara. El 13 de noviembre de 2020, se ha reiniciado la guerra luego que el país ocupante efectuó una operación militar en El Guerguerat, en el sur del Sáhara Occidental, rompiendo el alto al fuego conseguido en 1991.

Los saharauis en las últimas cuatro décadas y media han vivido la invasión, la diáspora, el refugio y la resistencia, sin abandonar sus prácticas culturales. En los territorios liberados y en los campamentos de refugiados a pesar del tiempo transcurrido, se mantiene viva la convicción de regresar a sus tierras. Muchos en sus jaimas tienen sus maletas preparadas, recuerdan con detalles el territorio, los paisajes y los lugares tras el muro marroquí. En la vida cotidiana mantienen la cultura nómada y sus tradiciones esperando regresar a sus territorios del Sáhara Occidental.

Figura 7 El autor en el campamento de Esmara en Tinduf, bebiendo leche de camella durante la celebración de una boda saharaui. 

Referencias

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1Este artículo es parte de los resultados de los estudios posdoctorales en antropología, financiado por la beca otorgada por la Comisión Nacional Científica y Técnica Conicyt, Chile, año 2011-2012, siendo anfitriona la Universidad de Granada, España.

3En ese año, 2012, la situación en los campamentos de refugiados había empeorado por las amenazas de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) que tenía sus bases en las montañas de Gao en Mali. Desde allí, se estima que viajaron los yihadistas más de mil kilómetros por el desierto para llegar hasta los campamentos de Tinduf, específicamente a Rabuni, para secuestrar a dos cooperantes españoles a fines de octubre de 2011. De esa fecha en adelante, las visitas y los cooperantes arribados a los campamentos fueron cuidados con especiales medidas de seguridad, y para moverse por el inmenso desierto debieron ser acompañados por una patrulla militar del Frente Polisario, que se traduce como Frente Popular de Liberación de Saguía El Hamra y Río de Oro, las dos provincias que formaban la ocupación española del Sáhara occidental-. El Polisario, es la organización Política-Militar de los Sáharauis, parte de la República Árabe Sáharaui Democrática RASD, que declaró la independencia del Sáhara Occidental y es reconocida por la Unión Africana y Naciones Unidas.

4Aisha El-Awady (6 de noviembre de 2002). Ramadan and the Lunar Calendar. Islamonline.net. https:// web.archive.org/web/20061214114419/http://www.islamonline.net/English/Science/2002/11/ article02.shtml .

5Moulud uld Suelem nos dice que los Hilalien eran gigantes alados que vivían sobre todo en el N. y “que no eran musulmanes”. Cuenta también que un hombre que él conoció afirmaba haber visto a uno de ellos yendo de viaje con su padre. Se habían parado, pues, padre e hijo a tomar el té a la sombra de una talha, y en eso apareció el gigante, que no decía nada más que der-der-der, y los puso patas arriba. Comía hojas de los árboles sin necesidad de subirse a ellos». (Caro Baroja, 1955, p.280)

6Banu, Beni, Bani, se traduce del árabe como «los hijos de» o «descendientes de». Banu Hilal, hijos de Hilal o descendientes de Hilal.

7Los meses del calendario musulmán son doce: Muharram, Safar, Rabi’ al-Awwal, Rabi’ al-Thani, Yumada al-Wula, Yumada al-Thania, Rayab, Sha’abán, Ramadán, Shawwal, Du al-Qa’da, Du al-Hiyya.

9Posiblemente provocada por el virus de la peste de los pequeños rumiantes (VPPR). Última actualización: agosto del 2008. http://www.cfsph.iastate.edu/Factsheets/es/peste_des_petites_ruminants-es.pdf .

2Geógrafo y doctor en Antropología, Universidad de Tarapacá-Universidad Católica del Norte.

Recibido: 29 de Julio de 2020; Aprobado: 08 de Septiembre de 2020

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