SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número37Interações animais: os canídeos e a origem da humanidade na narrativa mazahuaPerspectivas institucionais sobre a democracia em América Latina nos tempos atuais índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Tabula Rasa

versão impressa ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.37 Bogotá jan./mar. 2021  Epub 01-Mar-2021

https://doi.org/10.25058/20112742.n37.09 

Artículo de investigación

DIALÉCTICA DE LA LIBERACIÓN: LA ESTRATEGIA DE LUCHA SOCIOPOLÍTICA DEL MPL-IGUALDAD EN CHILE

Dialectics of Liberation: The Strategy of the MPL-Equality in Chile Sociopolitical Struggle

Dialética da liberação: a estratégia de luta sociopolítica do MPL- Igualdade em Chile

Ignacio Muñoz Cristi1  , Investigador. Doctor en Psicología.
http://orcid.org/0000-0002-7758-1873

1. Investigador. Doctor en Psicología. asociado de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales de Chile. Chileignacio.munozcr@mail.udp.cl


Resumen:

En este artículo se presentan resultados sobre una estrategia de lucha sociopolítica sin, contra y desde el Estado, que son parte de una investigación mayor sobre sentidos y procesos de trabajo autogestionario complejo en el Movimiento de Pobladoras y Pobladores en Lucha (MPL) y su herramienta partidaria (Igualdad). Desde el análisis descolonial de sistemas- mundo se propone una perspectiva histórica de larga duración para situar los datos en el marco de los procesos de expansión y contracción de la autogestión en la modernidad- colonialidad. La metodología se basó en el enfoque biográfico a través de entrevistas con 12 militantes del MPL-Igualdad. Los resultados permiten caracterizar sus estrategias sociopolíticas de lucha antisistémica de liberación. Se concluye que estas rebasan el problema de vivienda y se proyectan, vía prefiguración constituyente del hábitat, en un horizonte de autogobierno comunal e intercomunal basado en la construcción de poder popular.

Palabras clave: autogestión compleja; movimiento de pobladores; estrategia dialéctica.

Abstract:

ftis paper presents some of the results of a sociopolitical struggle strategy without, against and from the State. A part of a broader investigation on the senses and complex self-management work processes in the Movement “Pobladores y Pobladoras en Lucha” (MPL) and its political party tool (Igualdad). Drawing from a decolonial analysis of world-systems, a longue-durée historical approach is put forward to situate data within the framework of expansion and contraction processes of self-management within the modernity-coloniality project. fte methodology was founded upon a biographical approach with interviews to 12 MPL-Igualdad active members. Findings allow to characterize their sociopolitical strategies for anti-systemic liberation struggle. As a conclusion, their strategies go beyond housing issues and are projected, via a constituent prefiguration of habitat, in a horizon of community and intercommunity self-government based on the construction of popular power.

Keywords: Complex self-management; dwellers’ movement; dialectic approach.

Resumo:

Nesse artigo se apresentam os resultados de uma estratégia de luta sociopolítica sem, contra e desde o Estado. Os quais são parte de uma pesquisa maior sobre sentidos e processos de trabalho de autogestão complexo no Movimento de Povoadoras e Povoadores em Luta (MLP) e sua ferramenta partidária (Igualdade). A partir de uma analise decolonial de sistemas-mundo se propõe uma perspectiva histórica de longa duração para situar os dados no contexto dos processos de expansão e contração da autogestão na modernidade- colonialidade. A metodologia se baseou em uma abordagem biográfica, através das entrevistas com doze militantes de MLP-Igualdade. Os resultados permitem caracterizar suas estratégias sociopolíticas de luta anti-sistêmica de liberação. Conclui-se que essas excedem o problema de moradia e se projetam, através da prefiguração constituinte do habitat, em um horizonte de autogoverno comunal e intercomunal, baseado na construção de poder popular.

Palavras-chave: autogestão complexa; movimento de povoadores; estratégia dialética.

Introducción

Este artículo presenta resultados empíricos que tratan sobre praxis, estrategia y horizontes de liberación de las luchas sociopolíticas que libra el MPL junto a otras organizaciones de izquierda popular en Chile -como la Federación Nacional de Pobladores (Fenapo)- con quienes componen el partido Igualdad, herramienta de los movimientos sociales. Estos resultados surgen de mi tesis doctoral, Investigación empírica cuyo foco son los sentidos del trabajo militante en torno del proceso de Trabajo Autogestionario Complejo (TAC) que realiza el MPL. Investigación que desde una perspectiva psicosocial atiende tanto a las dimensiones subjetivas como estructurales que se articulan en torno a praxis militante. El marco teórico conjugó elementos del análisis de sistemas-mundo (Wallerstein, 1998) y del pensamiento descolonial (Dussel, 2009; Grosfoguel, 2013).

El marco metodológico articuló, para la producción de datos, el enfoque biográfico, -produciendo y analizando relatos de vida militante- con herramientas etnográficas de observación-participante, para registrar la cotidianidad de su trayectoria.

Respecto al análisis e interpretación se ocupó, por una parte, el análisis biográfico etnosociológico (Bertaux, 2005) y el análisis biográfico de sistemas- mundo (Derlugian, 2015), y por otra parte la teoría fundamentada (Corbin y Strauss, 1990). Esto permitió construir teoría desde los datos empíricos en torno a un estudio de caso, y conectarla con una perspectiva histórica de larga duración que además atiende a la totalidad del sistema mundial capitalista- colonial. Con lo cual, se pueden generalizar las principales conclusiones sobre procesos de mancomunación y de subjetivación autogestionaria a diversos casos de movimientos antisistémicos en otros tiempos y localidades, sean urbanos, campesinos o indígenas.

Este artículo da cuenta de un conjunto de luchas populares por la ciudad y el buen vivir, conducidas colectivamente con estrategias sociopolíticas que son simultáneamente territoriales y nacionales. Luchas que se realizan en el proceso de prefiguración constituyente del hábitat, pero que, no obstante, van más allá de las luchas por la vivienda y la ciudad pues se orientan a la liberación antisistémica global. Además, no rechazan la disputa por el Estado en la búsqueda de constituir poder popular comunal e intercomunal, por el contrario, la encaran e invitan a otras fuerzas sociales y políticas a hacerlo cooperativamente, luchando sin, contra y desde la institucionalidad.

Un rasgo fundacional de Igualdad -partido que ha sido readecuado sociotécnicamente para operar como herramienta de las comunidades y movimientos en vez de hacerlo como partido tradicional-, que surge de la matriz pobladora, es que la autonomía comunitaria-territorial es puesta al centro del proyecto de liberación, y que los procesos de producción del hábitat son entendidos como procesos constituyentes de facto, desde donde se propone una Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente Social.

Una perspectiva tiempo-espacial global y de larga duración

El neoliberalismo periférico extremo, como llama Gaudichaud (2015) al modelo chileno, implica una pauta común a todas las periferias neocoloniales, que lejos de perspectivas de desarrollo y soberanía nacional conlleva, tal como señala Samir Amin, que:

una sociedad afectada por este patrón de desarrollo lumpen todavía puede disfrutar, en algunos casos, de altas tasas de crecimiento, basado en el saqueo de los recursos, asociado a un efecto de goteo restringido al enriquecimiento de una pequeña minoría. Simultáneamente, el control centralizado del sistema productivo por el capital monopólico financiero ha dado lugar al control de la vida política por las oligarquías, aniquilando el significado de la democracia representativa. (2015, p.18)

El caso extremo del empresario-presidente Sebastián Piñera cogobernando con miembros de su familia extendida es un claro ejemplo de esto último.

La perspectiva de los y las analistas del sistema-mundo es importante para dar cuenta en profundidad de la situación y praxis del MPL y del Partido Igualdad desde un enfoque histórico mundial de cara a un viejo debate, el que ha estado volviendo a tener cada vez más presencia, especialmente en el contexto actual de pandemia y recesión global: se trata del debate de la transición civilizacional (Mielants, 2012). Espacio-tiempo en que ocurre el paso de un tipo de sistema- mundo a otro, como lo fuera aquel tránsito desde los previos sistemas al sistema mundial capitalista-colonial de la primera modernidad (1492-1848), y como lo será en algún momento el paso de este a uno nuevo. Lo cual no quiere decir que pasaremos a otro necesariamente más democrático e igualitario, bien puede ser un sistema más jerárquico e inequitativo. En ese trasfondo, y enfocándonos en lo que con Wallerstein (1998) consideramos el problema más acuciante de las ciencias sociales y de los movimientos antisistémicos: la praxis utopística, o producción prefigurativa de un modo de habitar humano de nuevo tipo, es donde podemos apreciar a cabalidad el sentido político general del TAC y de la estrategia dialéctica de lucha que despliegan el MPL e igualdad.

Desde esta óptica, una transición no surge simplemente desde las dinámicas antisistémicas sino de la totalidad de las contradicciones del sistema. No surge de la mera toma del Estado ni se reduce a procesos de nacionalización, control de las relaciones exteriores o reformas progresistas, procesos que, según sean las circunstancias geopolíticas, podrían transcurrir a lo lardo de algunas décadas. Al contrario, una transición larga bien puede llevar un siglo o más, y como señala Amin:

varias décadas durante las cuales se van a combinar elementos de reproducción del sistema capitalista -lo que llamamos mercado- y otras lógicas que no tienen que ver con las del capitalismo. Porque la lógica de la igualdad no tiene que ver con el capitalismo. Todas las medidas que reducen la desigualdad son lógicas que se imponen, medidas a las que el capital tiene que ajustarse. Estamos pensando en una transición larga en la que los elementos de reproducción de naturaleza capitalista y los elementos que pertenecen a una lógica «postcapitalista» entran en conflicto con las lógicas de la acumulación. Entonces, estos elementos son complementarios y conflictivos. (Roffinelli & Kohan, 2006, p.117)

Mirar la historia y el presente desde la perspectiva larga o corta permite a los actores y analistas elaborar y analizar distintas estrategias políticas. Desde la perspectiva larga, resulta evidente el despropósito de considerar con seriedad, tanto, la disolución inmediata del Estado y la producción de comunidades supuestamente aisladas del sistema, así como el dar centralidad y exclusividad a las disputas electorales, pues se entiende que las lógicas antiguas y en prefiguración se combinarán en un contradictorio presente de transición, que requiere elementos de ambas lógicas. Por el contrario, la lógica de luchar sin, contra y desde el Estado tal como la concibe el MPL e Igualdad, se distingue desde aquí como una alternativa realista, oportuna y deseable. De tal manera, el sentido político general del Trabajo Autogestionario Complejo (TAC) en el MPL-Igualdad, será apreciado de una u otra manera según la perspectiva adoptada, y con ello se evaluaría de distintas formas su pragmatismo y su potencialidad utopística.

TAC, un enfoque descolonial de sistemas-mundo

Para esta investigación se conceptualizó el trabajo autogestionario, por una parte, como una dinámica relacional antisistémica que surge en la modernidad- colonialidad, y que es antagónica a aquella y a la dinámica sistémica que la realiza: la dinámica interventiva. La intervención entendida como dinámica relacional propia de la modernidad-colonialidad no alude a un campo profesional, aunque posteriormente se la ha profesionalizado. E incluye todo tipo de operaciones y relaciones en que, el Estado y/o el sistema interestatal, los partidos políticos, grupos empresariales y organizaciones de la sociedad civil, intervienen en el habitar humano de una o más comunidades y o territorios, que, sin embargo, mayormente son pertenecientes a las clases bajas, algunas veces a los grupos medios, y nunca, a las clases altas. Igualmente, jamás es la periferia de nuestro sistema-mundo la que interviene al centro. Se trata entonces de la operacionalidad del proyecto civilizacional moderno-colonial desde 1492 a la fecha (Grosfoguel, 2013). Ambas, la autogestiva y la interventiva son dinámicas que se concretan como procesos de trabajo y procesos organizativos, ambas transforman y producen subjetividades y matrices culturales, las cuales cristalizan en diferentes formas de producir, reproducir y transformar el habitar humano: el trabajo autogestionario prefigura un hábitat asociativo-cooperativo; el trabajo interventivo conserva el hábitat patriarcal/capitalista-colonial. Esta perspectiva enfoca la cuestión de la identidad de la intervención y la autogestión en el nudo gordiano de la imbricación de la lucha de clases, la lucha descolonial y la antipatriarcal, en permanente despliegue dentro del sistema-mundo capitalista-colonial/patriarcal.

Respecto a la dinámica relacional autogestionaria, primero, enfaticé metodológicamente su distinción en tanto proceso de trabajo, y luego conceptualicé el trabajo autogestionario de una manera doble pero articulada en un continuum, lo que permite considerar tanto los procesos unidimensionales (cooperativas, fábricas recuperadas, etc.), usualmente ubicables en el ámbito de la economía solidaria (Cattani, Laville, Gaiger & Hespanha, 2009), así como también permite considerar los procesos multidimensionales propios de proyectos centrados en la construcción de poder popular constituyente (Mazzeo & Acha, 2014; Gaudichaud, 2016).

En términos generales, el trabajo autogestionario se circunscribe dentro de la actividad realizada por cualquier emprendimiento realizado cooperativa y asambleariamente, ya sea en lo económico, social, político o cultural, trátese de una fábrica recuperada, un colectivo de arte, una apropiación del espacio público, o una cooperativa de vivienda.

Para entender y observar la autogestión no meramente como modo de organización sino como proceso de trabajo, es fundamental partir desde un concepto amplio de trabajo, el cual no se restrinja al trabajo asalariado. Aquí no podré presentar la completa conceptualización que he propuesto. Básicamente se trata de expandir el concepto en la temporalidad histórica, en la geografía mundial, y en la heterogeneidad estructural del sistema, tomando en cuenta las matrices de cadenas mercantiles y las redes comunitarias y de unidades domésticas al interior del sistema-mundo. En síntesis, trabajo es toda y cualquier actividad para la producción, reproducción y transformación del habitar humano.

Es posible distinguir que la autogestión, cuando se dan las condiciones sociopolíticas para ello, tiende espontáneamente a la expansión y diversificación del tipo de relaciones humanas y procesos productivos-reproductivos que la constituyen. Incluso en una fábrica tradicional, en el espacio cotidiano que media entre el trabajo prescrito y el trabajo realizado, se dan una serie de dinámicas asociativo- cooperativas mínimas entre trabajadores/as, las que pueden conceptualizarse como el grado cero de la autogestión.

En el otro extremo están los procesos autogestionarios integrales que articulan intencionalmente las dimensiones económicas, sociales, políticas y culturales, a través de proyectos nacional-populares (o plurinacionales) en el intento de generar procesos prefigurativos de producción, reproducción y transformación asociativo-cooperativa del hábitat, usualmente coordinados desde movimientos antisistémicos. Estos diversos movimientos populares se asientan sobre bases territoriales y comunitarias, sean urbanos, campesinos o indígenas, y su trabajo se orienta sociopolíticamente a la configuración de un circuito totalizante que puede incluir cooperativas, fábricas recuperadas, bancos, así como unidades educativas, de salud, etc., en el camino de prefigurar un modo de producción y convivencia no capitalista-colonial/patriarcal, basado en el autogobierno y la autonomización del hábitat vía la libre asociación de las y los productores, como parte de una estrategia de transformación integral. Tal es el caso, entre otros, del Movimiento Zapatista de México, el Movimiento de Pobladores y las Comunas en Venezuela, las combativas comunidades indígenas rurales de Bolivia, Perú y Ecuador, el Movimiento de Trabajadores sin Tierra de Brasil, y el Movimiento Popular la Dignidad de Argentina.

El mecanismo generativo de este tipo de producción, reproducción y transformación del hábitat, es el TAC, concepto aquí acuñado en el entendido de que el trabajo autogestionario en general, como se señaló, tiende a la expansión de relaciones autogestionarias, y que, en cierto momento, alcanza un nivel de diversidad, integración y proyección que por su densidad es calificable de complejo. Lo cual no ocurre sin la formalización de un proyecto político de envergadura nacional o plurinacional. No obstante, esto no quiere decir que el proyecto deba ser desde un comienzo multitudinario ni global, aunque aspire a ello. El enfoque implícito en el concepto de autogestión compleja adquiere relevancia para poder mesurar el alcance y potencialidad de un proceso autogestionario sin pretender declarar de entrada su impotencia u omnipotencia. Vale decir, es posible evaluar su nivel de impacto transformador y sus limitaciones sin tener que considerar como criterio de validez una totalidad imaginaria ideal, que hasta la fecha jamás ha existido.

De tal forma, el TAC se circunscribe en el campo de acción de cualquier proyecto que, realizado cooperativa y asambleariamente, implica el involucramiento programático de las y los trabajadores tanto con la dimensión económica, social, cultural como la política, a través de órganos asamblearios que permiten y propician la convergencia del trabajo en el presente, y de cara al futuro, a través de un proyecto político de transformación antisistémica. Para lo cual resulta indispensable el rol mixto de trabajadores/as-militantes, pues sólo es posible realizar, conservar y expandir el TAC con un alto grado de compromiso político. Así como también con un alto grado de involucramiento social en torno a la solidaridad y la ayuda mutua, y a través del involucramiento psíquico-cultural en torno a la recreación y educación popular descolonizadora y despatriarcalizadora, e incluso, además, a través de compromisos contractuales en lo económico cuando se alcanza el nivel de la generación de empleos. En otros casos, como el del Movimiento Zapatista, la Comuna de París1 o las Comunas Venezolanas, queda también implicado el compromiso militar, y así en más, dependiendo del proyecto histórico y la coyuntura que se viva.

Resultados

Un movimiento antisistémico urbano-popular y su herramienta partidaria

Luego del reflujo del movimiento poblacional chileno en los años 90, en el 2006 aparece en escena el MPL, y la nueva matriz traída a mano con sus renovadas maneras autogestionarias, no ha pasado desapercibida para los estudiosos de los movimientos populares, como el historiador Gabriel Salazar, quien al respecto señala:

Los cambios fundamentales se han encarnado, sobre todo, en lo que es y plantea hoy el Movimiento de Pobladores en Lucha. Los cambios tienen que ver con la ampliación y diversificación de sus métodos de acción, pero también, y, sobre todo, con la ampliación de los objetivos de su lucha, que, explícitamente, tienden a trascender el tema tradicional del sitio y la vivienda. Ya no se trata de autointegrarse a la sociedad forzando la chapa de la puerta, sino de eliminar la puerta cambiando la sociedad desde abajo, sociocrática y soberanamente. (2012, p.190)

Este cambio, ya no de las meras tácticas o aún de la estrategia, sino del horizonte histórico de las luchas y construcciones anticapitalistas y descoloniales, es una de las dimensiones que trae a la mano, en el ámbito de los pobladores, el TAC, desde el que se hace posible el horizonte de liberación al que se autoconvocan las y los militantes del MPL.

El movimiento, con ya trece años de existencia, ante la retirada del Estado en la gestión de la vivienda social, apuesta en el mediano plazo, por la autogestión de viviendas sociales, y en el largo plazo por la completa producción asociativo- cooperativa del hábitat, es decir, por la autonomía territorial y nacional que incluye la educación, la salud, el trabajo y todas las dimensiones del habitar humano, abriendo espacios para que la clase popular pueda ir autogobernando sus territorios asamblearia y constituyentemente.

El MPL congrega, en la Región Metropolitana y Antofagasta, a cerca de 2.000 familias organizadas en asambleas en torno a comités de vivienda, las que constituyen sus bases. Más de 50 militantes y una amplia red de colaboradores de diversas profesiones y oficios. Existen ya seis asambleas cuyos conjuntos habitacionales fueron levantados por el movimiento. Así mismo, existen siete proyectos en camino y una treintena de nuevas asambleas de vivienda en Fase 1. También existen diversas unidades autogestionarias productivas, de servicios y políticas.

Todo lo realizado hasta la fecha ha sido posible en un proceso de convergencia de los tres tipos de perfiles (miembros de asambleas, militantes y colaboradores), quienes se integran diferencialmente a un proyecto común que busca fundar la matriz identitaria del movimiento, la del Nuevo Poblador, quien construye la Nueva Población como realización actual y futura de la Vida Digna, la cual conciben como el horizonte histórico del movimiento, un mundo de Buen Vivir sin patriarcado, colonialidad ni capitalismo.

El MPL, junto con los movimientos agrupados en la Fenapo, son de las organizaciones fundadoras de Igualdad, partido constituido en 2009, y que actualmente está presente en diez regiones del país y realiza trabajo de base comunitario, urbano, campesino y laboral, En lo gubernamental tiene cuatro concejalías y un CORE.

Es fundamental enfatizar que no es un partido tradicional, sino que fue concebido como una herramienta política para los movimientos sociales y comunidades en lucha, que pone al centro la autonomía territorial de sus comunidades, y se sujeta a la política obediencial, aquella que al decir de los zapatistas no manda mandando sino, manda obedeciendo.

Igualdad constituye, en mi opinión, una nueva síntesis dialéctica de las formas de entrelazar lo social y lo político en la historia de las luchas pobladoras chilenas, dando centralidad a la autonomía autogestionaria, pero participando simultáneamente del campo de las disputas estatales y partidarias. En este nuevo ciclo antisistémico, las y los pobladores ya no son el frente de masas de un partido que los instrumentaliza, como ocurrió históricamente, sino que, por primera vez, tienen su propio instrumento político, el cual es un proyecto abierto a toda clase de movimientos antisistémicos y comunidades que conforman el campo popular.

Sentidos y operacionalidad de la estrategia antisistémica triple

En la praxis del vivir, el fin no justifica los medios, sino que los especifica. De tal modo, el horizonte utopístico del MPL le ha impuesto unos medios particulares a él y a su herramienta partidaria, y tales medios tienen que ver con posibilitar, a todos los niveles: la autonomía y democracia, la equidad y el bienestar popular integral, en el trasfondo de la generación de un nuevo modo de habitar humano. Para ello, la estrategia general implica simultáneamente combatir y construir poder popular luchando, como reza la consigna: Sin, Contra y desde el Estado.

Esta estrategia triple subyace a la constitución de todas las comunidades y unidades productivas del MPL, así como aquellas políticas, (Concejalía Popular y Partido Igualdad). Ahora bien, las dimensiones sin, contra y desde, no ocurren por separado ya que en cada unidad operan las tres, pero en cada una hay tendencias más marcadas en una u otra dirección. Por otra parte, hay que enfatizar que la dimensión «desde», no se acota simplemente a la participación en el sistema partidario, sino también y muy importantemente a la recuperación de recursos fiscales de diverso tipo, que es otro aspecto, político, del sentido que tiene el MPL de comprender la autogestión en tanto administración popular de los fondos estatales.

En el Jardín Infantil Epuwen, así como lo fue en el Colegio Paulo Freire del MPL, se operaba desde el Estado, satisfaciendo la normatividad que este exige y aceptando de este el subsidio que le permitió funcionar. Operaban sin el Estado en la autonomía desde la que puede plantear su propia política pedagógica desde los vacíos en la red de poder que establece aquel, así como en todo lo que fueron las dinámicas que permitieron levantarlo y en todas las actividades autogestionarias (fiestas, peñas, etc.) que permitieron aún generar recursos para sostenerse por sí mismo. Operaron contra el Estado, tanto al brindar una educación reflexiva y crítica que cuestiona los fundamentos del Estado y el sistema capitalista-colonial en general, así como abriendo espacios de formación y lucha política para sus educandos, como lo fueron la Asamblea de Niños y la Asamblea de Estudiantes. También, abriendo espacios que les permitieran involucrarse en el devenir de las luchas populares.

Lo mismo puede decirse de la Concejalía Popular de Peñalolén -sostenida por el MPL en tres periodos consecutivos- que aun operando subsidiada por el Estado, y desde dentro del estómago del Leviatán, siempre se orienta hacia y cuenta con la fuerza de la movilización de las bases del movimiento y otras organizaciones comunales, para luchar por las demandas populares, en una dinámica simultáneamente sin y contra el Estado. Igualmente, la Entidad de Autogestión Inmobiliaria Social (EaGIS), Corporación Poblar, la Escuela Psicosocial, etc. Por otro lado, además de que cada estructura (sea empresarial, gubernamental o no gubernamental) implica llevar a cabo la estrategia con matices y formas diferentes, la deriva histórica del proceso de trabajo de cada una permite distintas posibilidades.

Anteriormente (Muñoz, 2015), señalé que, desde una perspectiva global, en último término la estrategia del MPL implicaba luchar sin, contra y desde el sistema-mundo, y que convenía tomar en serio esto para poder situar las oportunidades y problemáticas que esto conlleva, por ejemplo, asumir que en este presente de transición estamos inmersos en el sistema, constreñidos por sus restantes instituciones e impregnados de sus presupuestos epistemológicos.

Ahora bien, en mi actual investigación vine a confirmar que cuando observamos el proceso de trabajo del TAC-MPL y los sentidos endosados a él por la militancia, dicho en rigor, la estrategia general se realiza luchando sin, contra, y desde el Estado-mercado, pues hay una serie de dinámicas y matrices relacionales de naturaleza mixta, tanto respecto al contra y al desde como al sin, cuya referencia última es la patriarcal civilización moderna capitalista-colonial. A esto se le suma que el proceso de trabajo de la totalidad del trabajo en el mundo, atraviesa y entrelaza el completo sistema interestatal, la totalidad de las cadenas mercantiles, las comunidades y unidades domésticas. Por lo que el TAC-MPL (y todo TAC) aunque sea local, se ve forzado a combatir y superar, justamente desde su localidad, el sistema-mundo, dando centralidad a la creación de habitares y unidades productivas que se orientan a la activa desmercantilización, descolonización y despatriarcalización de las diversas relaciones de producción, reproducción y transformación del hábitat.

El primer problema con que se encuentra el MPL e Igualdad para desplegar su praxis, es que la política estaba -y aún lo está- muy desprestigiada, y no era fácil convencer a las y los vecinos de aceptar la dimensión política de la lucha por su vivienda. A su vez, la estrategia de despolitización implantada en dictadura había calado hondo en la mentalidad popular y en la institucionalidad (Gómez, 2010), de hecho, en los estatutos tipo de un comité de vivienda aparece prohibido el proselitismo político, y de forma semejante ocurre en el caso de las cooperativas (Hernández, 2018). Aun así, como relata Micaela, militante del MPL:

sabiendo todo eso, las propias asambleas del movimiento definieron que, si íbamos a tener soberanía política como movimiento, no íbamos a dejar entrar a candidatos del duopolio, pero si la asamblea decidía que uno de sus propios dirigentes fuera de candidato, se le iba a apañar, y eso se ve bien reflejado en la votación del año 2008 cuando Pedro sale electo concejal. Entonces se logró hacer ese cambio y la gente lo sintió necesario el tema político siempre ha existido en las asambleas.

Así, fue en la praxis donde se resolvieron las aparentes contradicciones, en palabras de otro militante, Pedro:

siempre era la tensión: en lo social, en lo político. Terminaba una demanda, empezaba la otra, o cómo tenían que ver ambas en la misma bandera. Esto le ponía una síntesis concreta a la lucha, por lo tanto, cuando invertíamos tiempo y trabajo en las campañas, sentíamos que era un tiempo ganado y no perdido, porque tenía que ver con la causa política pero también con un objetivo de triunfo, le daba una virtud muy grande, un ánimo de la misma gente por ganar.

Específicamente por ganar en su demanda por el derecho a la vivienda y la ciudad, pero también por ganar en potencia para transformar el statu quo.

Pero establecer esta praxis sociopolítica fue un proceso duro, lento y solitario, en general, salvo con los antiguos aliados con que se constituyó la Fenapo e Igualdad, esta estrategia parecía para muchos un desacierto o una locura. Desde un extremo se tachaba al movimiento de amarillo por luchar desde, y por otro de extremista por luchar contra. Al respecto, la perspectiva filosófico política de Dussel resuena con la experiencia del movimiento: «Para los conservadores esta Política de la Liberación se asemejará al anarquismo; para los anarquistas al conservadurismo reformista. No es una ni otra cosa, sino, nuevamente, algo mucho más complejo y mutuamente determinante en su complementariedad dialéctica» (2009, p.35).

Incluso fueron usuales los colaboradores que no querían hacerse militantes del MPL dada la dimensión «desde». Sin embargo, el motivo por el cual las y los pobladores le encontraron sentido a esta estrategia, es que no se funda en una teoría sino en la constatación de las realidades abisales del territorio colonial que constituyen su cotidianidad, y en los mecanismos que lenta, pero efectivamente, han ido mostrando que pueden transformar aquella. El sentido final de esta estrategia se funda en que responde a los propósitos reivindicativos de las y los pobladores tanto como a los propósitos de transformación antisistémica de la militancia.

Así, como enfatiza Hugo, militante MPL y actual presidente de Igualdad, todos los objetivos autonómicos y todas las demandas sociales, políticas y económicas se pueden lograr:

sin el Estado y desde el, como lo hacemos nosotros, no es la una o la otra, es la una, la otra y la otra, (es decir) la lucha contra el Estado. El que reniega de esto ve solo el peligro y no la oportunidad, y es fácil renegar del peligro, te lo sacaste de encima y tienes un atado menos, pero no sé si eso le hace más favor a la burguesía que un daño.

Es así que entonces, respecto a este tipo de estrategia política implícita en el TAC-MPL, es posible distinguir un modo de pensar propio de los habitantes que construyen el germen de una ciudad otra desde su conocimiento del funcionamiento del territorio colonial. Es por ello que es rechazada y/o no es entendida fácilmente por las capas medias progresistas que quieren luchar solo desde el Estado, como le ocurre a buena parte de las cúpulas que integran el Frente Amplio. Respecto a la visión política actual de la izquierda occidentalocéntrica, Hugo comenta:

Planteamos que hoy día la izquierda no está en los territorios porque no ha hecho una buena lectura del desde donde vienen los trabajadores. La izquierda plantea que es la que va a transformar la realidad porque son compañeros que están peleando en los sindicatos, las fábricas y los medios de producción, claro, te la doy poh hermano, si paras los medios de producción paras la economía y te cagas a la burguesía donde más les duele. Pero hay otras instancias para parar la producción, y hoy solo el 20 % de los trabajadores están sindicalizados en Chile, de ese 20% solo un 3% son sindicatos clasistas, los otros solo se organizan para negociar los salarios Hoy no se plantean ni siquiera mecanismos de producción autónoma, antes por lo menos tenían las cajas de compensación, las cooperativas, la ayuda social, hoy día no existe nada de eso, y eso se podría dar. Ahí es donde uno dice, puta una buena lectura de la izquierda es llegar a los territorios de donde sale el trabajador (en la Población). Es ahí donde nosotros hicimos la apuesta, pero la izquierda no ha hecho la apuesta, y somos tan pocos los que estamos haciéndola, que yo lo veo muy complejo, porque necesitamos del pensamiento de izquierda en las poblaciones.

Además, se conserva una visión política moderno-colonial centrada en el parlamentarismo y con un escaso o nulo trabajo territorial de base. Algo completamente opuesto a la visión del MPL e Igualdad, como se desprende de las palabras de Hugo:

eso es cuando lleguemos al Estado, por mientras hay que seguir haciendo lo mismo pero sin el Estado, nosotros no vamos a esperar llegar al poder, que es de hecho la concepción burguesa de los sectores que están dentro del Frente Amplio, que plantean que la política se hace en la cancha grande de los espacios de poder burgués, como el parlamento y el gobierno, y desvalorizan el trabajo territorial del dirigente popular, que es el importante, donde está la verdadera cancha grande, y que trabaja sin recursos, si no tiene plata trabaja igual.

A pesar de esto, y no sin reticencias, el MPL e Igualdad apuestan por la convergencia táctica con diversas fuerzas políticas hasta donde sea posible, dado su proyecto antisistémico.

Esta estrategia nace de una lucidez pragmática y visceral, como explica Hugo:

La lucha por el Estado tiene que ver con lo más urgente, con las necesidades diarias, el Estado puede resolver problemas concretos de la vida de la gente nosotros decimos que el Estado es una bolsa de plata que es producida con la plusvalía de los trabajadores. Si nosotros logramos manejar un municipio¿cuántos cabros chicos van a estudiar acá? 13 mil cabros chicos en la comuna de Peñalolén. Ahí tienes 13 mil niños que te van a escuchar un pensamiento político, porque los municipios tienen la capacidad de influir en las mayas curriculares, así mismo en los sistemas de salud, y de ahí muchas cosas más ¿Cómo se construyen viviendas sociales sin recuperar los recursos del Estado? No con filosofía ni ideales […] se necesitan monedas, y se necesita presionar por formas justas de intercambio.

Ahora bien, el que Igualdad sea una herramienta de los movimientos y no un partido, determina que los medios para realizar su praxis no puedan ser los de un partido. Respecto al sentido y la dinámica de las campañas populares, Galvarino, otro militante, señala:

Nuestras candidaturas son distintas porque son populares. Nosotros de partida no tenemos los recursos, porque no estamos aliados con ninguna empresa, y no lo vamos a estar. No vamos a recibir aportes reservados ni nada, y vamos a hacer siempre nuestras campañas en la calle. A pie, conversando con la gente. Y nosotros somos candidatos, pero hasta por ahí no más, porque el candidato principal es el proyecto social que hay detrás.

Por otra parte, las campañas funcionan con el apoyo de las bases del movimiento y de sus familias, lo que multiplica por 3 o 4 las manos disponibles y los votos, manos y votos que siempre son voluntarias. Además, las asambleas que deciden participar lo hacen entregando un mandato vinculante al candidato, no simplemente su confianza en abstracto.

Una dinámica fundamental para poder realizar congruentemente el sentido político implícito en la estrategia triple, es la adecuación sociotécnica de las estructuras sistémicas (Dagnino, Brandao & Novaes, 2004). Al igual que ocurre con las otras unidades autogestionarias dentro del MPL, Igualdad está sujeto a un permanente proceso de adecuación sociotécnica que le permita cumplir simultáneamente con la legalidad estatal, la alegalidad autogestionaria y la ilegalidad antisistémica.

El concepto de adecuación sociotécnica se inserta en el marco analítico-conceptual de la tecnología social y de su crítica -basada en Mészáros--a ciertas perspectivas liberales de la economía solidaria. En tanto la tecnología jamás es neutra, y por ello puede permitir en cooperativas y fábricas recuperadas tanto como en un partido político antisistémico, la conservación de la dinámica mercantilista y burocratizante propia del capitalismo-colonial histórico, la adecuación sociotécnica es primordial para poder encarar con éxito la situación de transición civilizacional durante la cual se entrelazan dinámicas mercantiles y autogestionarias, valores de uso y valores de cambio.

La legalidad capitalista-colonial empuja hacia el centralismo jerárquico, incluso la estructura estatal obliga a los dirigentes territoriales a venir a la capital para dar ciertas luchas pues en ella se concentran las instituciones. En este sentido, la orgánica del partido refleja este constante trabajo de adaptación para evitar la burocratización, la que como señala Amaru, actual tesorero de Igualdad, surge propiciada por una orgánica inadecuada y el diferencial de uso del tiempo libre:

El primer momento donde damos un giro organizacional fue alrededor del 2011, 2012, cuando la mesa nacional del partido era una mesa en que había delegados por cada grupo, y entonces empezamos a ver un problema, los grupos que tenían más trabajo social de base y más lucha, pesaban lo mismo que otros pequeños grupos políticos, y se empezaba a generar;…;, una dinámica en que estos grupos eran los que hablaban en las reuniones una vez a la semana, y los compas de los movimientos sociales no podían estar permanentemente, entonces notamos que podía empezar a darse una burocratización del partido, la que no permitiera una expresión desde abajo dijimos bueno, que todos los grupos se coordinen en los territorios, que en esos territorios se elijan coordinadores encargados de cada comunal, y que en el territorio se va a ver cuánto pesa cada quien, y las fuerzas más grandes tendrán por lo tanto más territorios, y de esa manera hay una cosa más justa, una expresión hacia arriba de la realidad territorial. Entonces, el estar bien instituidos como comunales, nos permitía disolver estas tendencias de los partidos de izquierda de generar fracciones internas, porque en el fondo en un comunal tú tienes que articularte en torno a tu propia lucha, viendo los desafíos de tu comuna, o los planes de trabajo. Cuando uno se articula en torno a la lucha se da cuenta de que hay muchas más cosas que te aúnan que las que te diferencian. Creo que este es un buen mecanismo, no es la solución total, la panacea;…;, pero yo por lo menos defiendo esa forma de estructuración.

Tal como señala Amaru, no es un tema resuelto, sino un proceso abierto de adecuación sociotécnica orientado a generar permanentemente consecuencias democratizantes, despatriarcalizantes y descolonizantes. Para ello, como se mostrará en seguida, el mecanismo encontrado no es uno que surja de la racionalización ni de la normatividad, sino de la sensibilidad ética, cuyo fundamento emocional- biológico (Maturana, 1990) lleva a interesarse genuinamente por las circunstancias concretas de las personas. De tal manera, desde esta perspectiva el sentido de las invitaciones políticas honestas radica en ser llamados a responsabilizarse por lo que se desea, en el entendido de que el bien-común no es algo dado, sino que requiere del encontrarse y escucharse con las y los otros para constituir esa común- unidad, algo que sólo puede ocurrir desde la apertura reflexiva y la coincidencia de deseos e intereses. Ahora bien, esto no es simplemente un asunto de buena fe o de bondad, se expresa en disposiciones conductuales concretas o simplemente no existe, de hecho, en una orgánica clásica donde la directiva baja la línea política y las bases la acatan, es imposible que se conserve al centro de la convivencia.

Amaru lo expresa con contundente claridad cuando señala:

A parte de su composición y de cómo se origina (la comisión política), yo creo que es un constante ponerle oído a los requerimientos de las y los compas que están luchando en la base. En la comisión hay un constante recoger en la acción lo que señala el principio zapatista del mandar obedeciendo […], que es lo que nos mandatan nuestros compas para ordenar esto. Entonces más bien somos como una especie de oyentes de requerimientos, ordenadores y sistematizadores de requerimientos para nuevamente bajar de forma ordenada eso que recogemos desde abajo Ahora, no somos miles de militantes, entonces también es posible hacer esto.

Entonces, la disposición conductual a la que me refiero, bien puede conceptualizarse como propone Iván en el ser un oyente de requerimientos, disposición y vocación que se extiende más allá de la Comisión Política a cada militante de Igualdad, y, de hecho, es parte constitutiva de la ontología del nuevo dirigente y del nuevo militante del MPL. Evidentemente, cuando crezca Igualdad y cambie la correlación de fuerzas entre el capital-colonial y el movimiento popular, habrá que seguir realizando adecuaciones sociotécnicas estructurales, pero al centro de estas considero que seguirá siendo fundamental -para conservar la autonomía territorial-, poner la responsabilidad personal y la sensibilidad ética que realizan el sentido y la praxis del oyente de requerimientos. De esta manera, incluso el aspecto medular de la táctica estatal (el desde), tiene que ver con el sentido del autogobierno y autonomía desde los territorios, como señala Pedro:

Cuando nos proponemos traer a colación la planificación comunal de desarrollo, estamos proponiéndonos verter sobre este proceso toda la experiencia y la acumulación histórica pero ahora a nivel comunal, siempre en la perspectiva de un proyecto de comunas libres, poner el poder y la riqueza de la ciudad en una federación de comunas libres. Entonces en las comunas no es muy raro que en el período del 2020-2030 surjan incluso conatos de municipalismo autogestionario, o comunas socialistas, a propósito de la experiencia de Venezuela, yo creo que lo que mantiene en pie hoy día al proceso es el poder comunal y la institucionalidad que se logró para mantener el poder de las comunas por sobre el gobierno, por sobre el parlamento, es decir, la comuna como un espacio soberano se ejerza políticamente, en lo productivo, cultural.

Paralelamente al trabajo partidario, y como parte del «sin», la praxis del MPL y la Fenapo entraña un sentido y un modelo de aprendizaje práctico de formación proto gubernamental, a través de los procesos de producción de hábitat y la administración de sus unidades autogestionarias. Muy al estilo de las mancomunales en tiempos de Luis Emilio Recabarren (Salazar, 2009). El trabajo de las últimas dos décadas impactó de diversas formas en la política pública, por ejemplo, en la creación de un artículo de ley autogestionaria de vivienda (que el gobierno de Piñera lanza el 2010 aunque nunca operó del todo, y que el gobierno de Bachelet termina de clausurar), pero más allá de eso, como expone Pedro:

fue un proceso pedagógico, de cómo se va a relacionar de aquí en adelante el movimiento social y el Estado, independiente del resultado positivo. Lo importante es […] la relación de clase propiamente tal, me refiero a si hay un acceso o no al control de la plusvalía. Ese artículo no construyó una sola casa, pero en ese período, nosotros logramos consolidar la adquisición de los suelos, el refinanciamiento del proyecto... yo creo que fue una ofensiva intelectual del campo popular un fenómeno de reflexión sobre cómo funcionaría el gobierno si los movimientos gobernaran. Podría ser cualquier dispositivo de Estado, como lo fue o lo es la concejalía, como lo es el mismo partido político. Esto sirvió para que nosotros supiéramos cómo es el proceso de gobernar, siempre nos han enseñado a ser gobernados. Hicimos un ejercicio de gobierno popular.

En la anterior cita aparece claramente un elemento clave del sentido de la estrategia relacionado con el «sin», el cual de hecho además es, simultáneamente, el corazón del horizonte político. En palabras de Hugo:

nosotros decimos, sin el Estado vamos a estar siempre, porque los mecanismos autogestionarios no pueden depender del Estado, entendido como mecanismo de dominación burguesa pa dominar los pueblos. Yo creo en la abolición del Estado uno puede entender la lucha como proceso, desde el Estado burgués al socialista ese es el ideal de sociedad que uno quiere, pero por mientras que eso es imposible no tengo problema de colocarme a disposición de un poder popular supremo, en el que nos digamos a nosotros mismos como tenemos que movernos.

Si bien los ejemplos de lucha contra el Estado y el mercado abundan y ya he dado luces al respecto (así como respecto al «sin» el mercado), podría no ser tan claro el aspecto de la estrategia «desde» el mercado. Para empezar, hay que entender que todos los militantes y las bases del MPL subsisten a través de su fuerza de trabajo, sea vendiéndola a un privado o comerciando autónomamente. Es más, en distintos momentos, la única forma de conservarse militando ha implicado a veces endeudarse, individual y o colectivamente. Un caso fue el de la constitución de la Entidad de Autogestión Inmobiliaria Social del MPL (EaGIS), que es, jurídicamente hablando, una estructura empresarial, a pesar de que ha sido adecuada para que en la praxis opere como cooperativa y esté articulada y operada directamente por las asambleas en conjunto con militantes y colaboradores. Hugo relató cómo cinco militantes tuvieron que endeudarse durante cerca de 10 años para poder presentar al Estado la boleta de garantía que permitiría habilitar la EaGIS, la cual, dado que no tenían dinero, requirió acordar con las asambleas de vivienda que colocasen sus ahorros en el Banco del Desarrollo a fin de conseguir el préstamo.

También hay que tomar en consideración, como señalaba Marx (1973), que el sistema del capital no se limita a la generación de productos para el consumo, la dinámica de su metabolismo total también va generando tanto la subjetividad de los productores como de los consumidores, con lo que finalmente asienta su dominación en todas las esferas del vivir. Pues bien, el TAC tiende también a generar productores, productos y consumidores, y la manera de producir nuevas subjetividades pasa por involucrar a las comunidades no solo en los procesos productivos, sino también en el consumo de los productos autogestionarios. En el caso del MPL hoy se consumen viviendas y barrios comunitarios, procesos educativos, de salud, arte y libros, fundamentalmente. No obstante, se aspira a la soberanía total del consumo. Así también se lucha sin, contra y desde el mercado.

En opinión de la militancia, el pragmatismo del MPL, la Fenapo e Igualdad, confronta el sin sentido de «posturas puritanas y extremistas que pretenden no contaminarse con la plata sucia del Estado o del mercado, como si en un sistema de capital hubiera plata limpia». (Hugo Dixit). Para el movimiento la única forma de limpiar el dinero es hacerlo entrar al circuito de la construcción de poder popular, y si para esto se tiene que tratar con gerentes o millonarios, se hará. Por supuesto sin claudicar, tal como comenta Pedro:

Últimamente a los pobres les ha tocado darle cara directamente a los poderosos, a los ricos, y hablar en un lenguaje común, que es lo más difícil. Acuérdate que uno antes, cuando te cobraban o te estaban por rematar la casa, le llorabas la carta al cajero, no tenías la habilidad de pedir reunión con el banquero; entonces de un tiempo a esta parte venimos hablando con banqueros, senadores, es una relación conflictiva pero también dialógica de los sujetos, a través del cuerpo.

Donde los cuerpos se encuentran con la clase y las fronteras de la ciudad colonial, un encuentro preñado de desencuentros, que no podrá durar, pero es parte de la ofensiva y no ya de la mera resistencia.

Conclusiones

Es esta compleja red de relaciones, cargada de tensiones y no exenta de contradicciones, la que permite distinguir los sentidos asociados al proyecto político autonomista del MPL que realiza a través del TAC, como un proyecto utopístico, el que se da en la evaluación y construcción permanente de las alternativas históricas viables para la realización civilizacional de un habitar humano centrado en la autonomía consensual y el buen vivir.

En síntesis, la cristalización de este proyecto político implica que, en las organizaciones integrantes de Igualdad y sus coaliciones de alianza, todas las fuerzas populares congregadas están luchando por expandir de facto el Área Social (el sin) que arrebatan al mercado y al Estado, la cual se expresa en el conjunto de conquistas populares de vivienda, ciudad, educación, salud, trabajo, etc. En el camino del control social de todos los bienes comunes de un modo asambleario. La Mesa Social (el desde) se activó con ocasión del Acampe de la Fenapo en el río Mapocho, en que participaron diversos actores colectivos, como movimientos estudiantiles, sindicatos y organizaciones culturales y políticas de diversa clase, junto por supuesto a las y los pobladores federados. La Mesa Social llama, no a solidarizar sino, a unir las luchas y crear un consenso popular con dialogo e involucramiento mutuo, el cual se defiende en la Mesa y en la calle. Finalmente, la Constituyente Social (el contra) es el llamado a instaurar una vía popular y de los pueblos para la soberana deliberación constituyente, desde abajo, desde todas las asambleas para que, como reza la consigna igualitaria: «los pueblos manden».

Esta manera compleja de concebir y de dotar de sentido la autogestión, es cierto, acerca la misma al borde de ciertas prácticas de intervención social participativa (Muñoz, 2015), en tanto que se dan en parte desde la institucionalidad, y en tanto que operan sobre territorios que no son habitados solo por integrantes del MPL, la Fenapo o Igualdad2. Sin embargo, el borde está, por un lado, en que siempre opera sin, contra y desde la institucionalidad, y en que se trata en cada caso del proyecto del que a sí mismas se dotan las comunidades locales para el autogobierno desde sus territorios. El desafío es entonces, para ello, autoeducarse rompiendo la pauta desmovilizadora del neoliberalismo periférico-colonial extremo articulando las dimensiones antisistémicas, las sistémicas y las asistémicas (que simultáneamente son proto-neo-sistémicas).

Esta estrategia sociopolítica resulta ser así una praxis utopística popular que, al encarar problemáticas globales e históricas, tiene pertinencia mundial de cara a la actual crisis terminal de la civilización (Wallerstein, 1998; Amin, 2015), de igual manera la teoría que emerge de su formalización.

Lo que en el Chile post estallido del 18/O los pueblos piden para transformar sus realidades es una Asamblea Constituyente. No obstante, lo que sugieren los resultados de esta investigación, y una perspectiva histórica de largo plazo, es que para asegurar transformaciones estructurales se necesita algo más, se requiere establecer un proceso constituyente donde para las comunidades, asambleas y confederaciones sea permanente y cotidiano el involucramiento con el autogobierno y la conducción de los procesos de transformación territorial y sectorial, con protagonismo popular y con aceptación de la naturaleza plurinacional del territorio. Se trata de ir más allá de una asamblea constituyente, pues incluso esta está atrapada aún en los parámetros moderno-coloniales de representación. Se requiere de la apertura al infinito de la deliberación autónoma desde los territorios, las comunidades, los sectores laborales y los movimientos. Proceso el cual, de darse, se dará transicionalmente en medio de una lucha de clases y una lucha decolonial y antipatriarcal, en la que es preciso cambiar la correlación de fuerzas existentes respecto al poder económico y estatal global. En último término, el problema no es jurídico, es de confrontación antisistémica.

Transformar el sistema implica transmutar la geocultura e intersubjetividad moderno-colonial, pues desde ella se invita a deliberar un momento y luego a delegar el resto del tiempo el futuro colectivo en pocas manos. Se requiere que las personas y comunidades cambiemos, ya no es posible simplemente volverse para la casa después de votar, la historia muestra que los problemas de las comunidades y los pueblos se resuelven con militancia y activismo o no se resuelven. Esa es la dinámica del autogobierno propio del hábitat autogestionario. Lo que se requiere no es eliminar la delegación, sino ponerla en un lugar secundario, entronizando la deliberación y autogestión general, a todo nivel, desde el barrio y el puesto de trabajo hasta los poderes del Estado, el cual se habrá de transformar de raíz, pero en un largo camino transicional hacia una nueva civilización.

Referencias

Amin, S. (2015). De Bandung (1955) a 2015: viejos y nuevos desafíos. América Latina en Movimiento, 504, 17-20. https://www.alainet.org/es/articulo/169988Links ]

Bertaux, D. (2005). Los relatos de vida. Perspectiva etnosociológica. Barcelona: Bellaterra. [ Links ]

Cattani, A., Laville, J., Gaiger, I. & Hespanha, P. (2009). Dicionário internacional da outra economia. Sao Paulo: Edicoes Almedina. [ Links ]

Corbin, J. M. & Strauss, A. (1990). Grounded theory research: Procedures, canons, and evaluative criteria. Qualitative Sociology, 13(1), 3-21. https://link.springer.com/article/10.1007/BF00988593Links ]

Dagnino, R., Brandao, F. C. & Novaes, H. T. (2004). Tecnologia social: Uma estratégia para o desenvolvimento. Rio de Janeiro: Fundação Banco do Brasil. [ Links ]

Derlugian, G. (2015). Spaces, trajectories, maps: Towards a world-systems biography of Immanuel Wallerstein. Journal of World-Systems Research, 21(2), 448-459. https://doi. org/10.5195/jwsr.2015.14Links ]

Dussel, E. (2009). Política de la liberación. Vol. II. Madrid: Trotta. [ Links ]

Gaudichaud, F. (2015). Las fisuras del neoliberalismo maduro chileno. Buenos Aires: Clacso. [ Links ]

Gaudichaud, F. (2016). Chile 1970-1973: mil días que estremecieron al mundo: poder popular, cordones industriales y socialismo durante el gobierno de Salvador Allende. Santiago: Lom Ediciones. [ Links ]

Gómez, J. (2010). Política, democracia y ciudadanía en una sociedad neoliberal. (Chile: 1990-2010). Santiago: Editorial Arcis. [ Links ]

Grosfoguel, R. (2013). Racismo/sexismo epistémico, universidades occidentalizadas y los cuatro genocidios/epistemicidios del largo siglo XVI. Tabula Rasa, 19, 31-58. https://doi.org/10.25058/20112742.153Links ]

Hernández, C. (2018). La conformación del Estado neoliberal chileno y el cooperativismo. Autogestión. Para otra economía, 5, 30-32. [ Links ]

Marx, K. (1973). El capital. Crítica de la economía política. México: FCE. [ Links ]

Maturana, H. (1990). Emociones y lenguaje en educación y política. Santiago: Hachette. [ Links ]

Mazzeo, M. & Acha, O. (Eds.). (2014). Reflexiones sobre el poder popular. Santiago: Tiempo Robado Editores. [ Links ]

Mielants, E. (2012). fte great transition debate and world-system analysis. En S. Babones & C. Chase-Dunn (Comps.). Routledge handbook of world-systems analysis. (pp. 56-62). London: Routledge. [ Links ]

Muñoz, I. (2015). Popular self-management, social intervention and utopistics in the capitalist world-system. Review, Fernand Braudel Center, 38(1), 219-252. [ Links ]

Roffinelli, G. & Kohan, N. (2006) He sido y sigo siendo un comunista. Entrevista a Samir Amin. En G. Roffinelli. La teoría del sistema capitalista mundial. (pp. 93-117). La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. [ Links ]

Salazar, G. (2009a). Del Poder Constituyente de Asalariados e Intelectuales (Chile, siglos XX y XXI). Santiago: Lom. [ Links ]

Salazar, G, (2012). Movimientos sociales en Chile. Santiago. Uqbar. [ Links ]

Wallerstein, I. (1998). Utopística, o las opciones históricas del siglo XXI. México: Siglo XXI Editores. [ Links ]

1Cabe hacer la distinción de que en el norte y el sur globales estos procesos están sujetos a muy distintas condiciones de posibilidad y de conservación, sobre todo en el mundo posterior a 1945

2 En el TAC se interrelacionan dimensiones de democracia directa con la representativa desde una política obediencial. Esta es una tensión inevitable, al menos mientras (transicionalmente) se habita en la actual civilización. Esto implica también que, como en el caso de Venezuela o de Bolivia, el Estado -en manos de un gobierno popular- puede propiciar el TAC toda vez que autogestionarice en la mayor medida posible sus inevitables dinámicas interventivas en un entrejuego de modos erticales y horizontales que privilegian lo horizontal, es decir, la autonomía y el poder popular constituyente

Recibido: 01 de Mayo de 2020; Aprobado: 29 de Agosto de 2020

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons