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Tabula Rasa

Print version ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.40 Bogotá Oct./Dec. 2021  Epub Apr 08, 2022

https://doi.org/10.25058/20112742.n40.10 

Artículo de investigación

EL DESEO DE UNA CONEXIÓN CON OTROS. APRENDIENDO DE Y CON LOS PERROS MEDIANTE LA INVESTIGACIÓN ARTÍSTICA

Desiring a connection with others. Learning from and with dogs through artistic research

Vontade de uma conexão com outros. Aprendizado desde e com os cachorros através da pesquisa artística

Angela bartram1 

1. Ph.D. Fine Art Practice and Theory, Middlesex University. University of Derby, UK a.bartram@derby.ac.uk


Resumen:

El animal, y las cuestiones que le atañen con respecto a su muchas veces compleja relación con la humanidad, cobran relevancia cuando se considera la agencia, la igualdad y las co- dependencias efectivas. Cómo responden los animales humanos también y tratan a los no humanos, en especial los invitados a nuestros hogares como compañía, es pertinente en el conjunto de los constructos interespecie. Es preciso reconsiderar, revisitar y rebalancear el supuesto de que los animales no humanos son siempre los observados (berger, 1980), pues esto influye en la manera como los humanos consideran otras especies como cuerpos de valor inferior. Este artículo explora los entresijos, las complejidades y las abundancias productivas en mi proyecto de investigación artística, Be Your Dog (Sea su perro), que se propone justo eso. Discute las perspectivas y especificidades de género, la formación de la manada canina y sus componentes individuales, y la influencia de la galería en la relevancia artística de este proyecto, que explora cómo establecer igualdad por medio de la sincronicidad y la empatía entre especies dentro de un acto creativo.

Palabras clave: perros; investigación artística; igualdad entre especies; empatía; sincronicidad entre especies; género.

Abstract:

The animal, and the questions that pertain to it in respect of its often-complex relationship with humanity, are of significance when considering agency, equality and effective co- dependencies. How human animals respond too, and treat non-humans, particularly those invited into our homes to be companions, has pertinency within the assembly of interspecies constructs. That non-human animals are always the observed (berger, 1980) must be re- examined, re-addressed and re-balanced for it influences how humans consider other species as bodies of lesser value. This article explores the intricacies, complexities and productive abundancies in my artistic research project, Be Your Dog, which aims to do just. It discusses gender perspectives and specificities, the formation of the dog pack and its individual components, and the sway of the gallery on artistic relevance in this project that explores how to establish equality through interspecies synchronicity and empathy within a creative act.

Key words: dogs; artistic; equality; empathy; synchronicity; gender.

Resumo:

O animal e as questões que pertencem a ele - geralmente com referência à sua complexa relação com os humanos- são significativas ao considerar a agência, a equidade e as co- dependências eficazes. Como os animais humanos reagem e tratam aos não humanos, particularmente aqueles invitados a nossas casas para serem companheiros, também tem pertinência dentro do conjunto de construtos interespécies. Que os não humanos sejam sempre os observados (berger, 1980) tem que ser reexaminado, reconsiderado e ponderado de novo, almejando que isso influencie como os humanos consideram as outras espécies enquanto corpos de menos valor. Esse artigo trata as complexidades e as profusões criativas do meu projeto de pesquisa artística: Seja seu cachorro (Be Your Dog), que visa provar isso a seguir. Discutem-se perspectivas de gênero e especificidades, a formação do inst into gregário do cachorro, seus componentes individuais e a influência da galeria sobre a relevância artística nesse projeto, que pesquisa como estabelecer equidade através da sincronicidade interespécie e a empatia no ato criativo.

Palavras-chave: cachorros; pesquisa artistica; equidade; empatia; sincronicidade; gênero

Leonardo Montenegro

Cúcuta

¿Cómo puede considerarse igual lo animal no humano en un ambiente político en el que son devorados, esclavizados y explotados? y ¿qué situaciones pueden crearse para incidir en este cambio sometido a consideración? ¿Cuáles son los derechos y los organismos gubernamentales a los que se tiene acceso para buscar dicho acto, específicamente en un sentido creativo? y ¿cómo pueden negociarse estas subjetividades animales y humanas mediante un evento artístico colaborativo? ¿Puede usarse el arte como vehículo de cambio positivo para los derechos de los animales no humanos, en lugar de ser una plataforma mediante la cual son usados básicamente como material viviente y creativo? Y de ser así, ¿cómo podría tramitarse esto?

La inclusión ética de cuerpos animales no humanos para hacer arte puede ser problemática, y es aquí donde se hace importante y necesaria la legislación. Las Políticas para el Bienestar Animal de la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals, RSPCA), de 2003, establecen que el tratamiento ético de los animales de espectáculo se opone a las circunstancias en las que es probable que se produzcan situaciones de angustia o sufrimiento en la producción del entretenimiento (RSPCA, 2003). Los términos angustia y sufrimiento, cargados de emoción, son significativos, pues el animal no humano no debe ser forzado a realizar algo contra su voluntad por medio de la agencia de un artista humano. No infligir angustia o sufrimiento es (se espera que sea) un principio rector de las colaboraciones y obras de arte que incluyan a no humanos. Be Your Dog, mi proyecto de investigación en mi práctica artística con el que se relaciona este texto, trabaja en la afirmación de la declaración de la RSPCA, reconociendo iguales derechos a todas las partes involucradas en la actividad colaborativa y creativa (Figura 1). En respuesta a las preguntas de quién tiene la agencia colaborativa y los derechos artísticos en las obras de arte interespecie, el proyecto explora cómo buscar una participación que permita que todas las partes contribuyan libremente sin coerción o instrucción.

Figura 1 Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016.. 

Esta es, tal vez, una perspectiva inusual al arte, que tiene una larga historia de discusiones sobre la relevancia el animal no humano usando al animal, y más específicamente, su cuerpo mismo. Muchas veces no para el beneficio del animal individual involucrado, una cuestión de pertinencia y ética se torna relevante para su inclusión. Varias obras de arte no consideran al animal más que como un cuerpo presente y material, ejemplificado en Que le cheval vive en moi (Que el caballo viva en mí), de Marion Laval-Jeantet en 2011. En El animal que luego estoy si(gui)endo ;The Animal That Therefore I Am (More to Follow); Jacques Derrida afirma, «el animal es una palabra, es una apelación que los hombres han instituido, un nombre que se han atribuido el derecho y la autoridad de imponer a otra criatura», lo que planteo que tiene gran influencia en esta obra de arte de Laval-Jeantet (Derrida, 2002, p.392).

La artista humana, Laval-Jeantet, recibió una inyección de plasma sanguíneo de un caballo en la obra de arte, un caballo que también estuvo presente en la galería Casino de Luxemburgo como espectador, para hacerse híbrida mediante un proceso que ella denomina trans-estasis sintética ;synthetic transi-stasis;. La intención de Laval-Jeantet es difuminar los límites entre especies, pero no para beneficio de ambos, pues esto da prioridad a la perspectiva humana, y específicamente la del artista y la de la audiencia. El caballo no tenía agencia participativa ni opinión en su contribución, y se desconoce si obtuvo algo de valor del ejercicio. Laval- Jeantet desconoce absolutamente al caballo como ser consciente e individual, de ser consciente y capaz de contribuir más allá de ser un material, en favor de su inclusión física en la performance y la donación de material plasmático, ninguno de los cuales los dio el caballo de manera consensuada o voluntaria. El caballo no le dijo a Laval-Jeantet: «te daré mi plasma» ni consintió en estar presente en la galería. Pero ella usó el cuerpo y la identidad del caballo y su inusual presencia en la galería como una proyección para la interposicionalidad, la hibridez y la emergencia biogenética con fines artísticos. El lugar es importante, como dominio del artista y lo artístico, y como lugar acreditado de prescripción y pertenencia culturales. Es un lugar de traducción cultural y creativa por parte de otros, pero que muchas veces no incluye al otro (en términos de especies, en este caso).

Para extender este planteamiento de la hibridez y el «devenir caballo», ella se puso cascos artificiales para pararse junto a él a la misma altura después de la transfusión. La táctica de usar cascos respalda una imitación del caballo, tanto como individuo y como especie. En lugar de insinuar la equivalencia, el acto coposicional buscado magnifica la negación efectual artística del caballo. Como afirmación de su rol y mediante la extensión de la hibridez propuesta, el caballo con seguridad debía situarse como coartista en ese contexto. Pero no fue ese el caso y nunca se citó al caballo de esa manera; fue una fuente de material biocreativo y un cuerpo espectacular y extraordinario en la galería. Además, el caballo no tenía voz en su agencia dentro de la performance como cuerpo material y presentes en este lugar de consumo cultural al cual era ajeno (y en el cual posiblemente estaba asustado). Estaba resignado a ser objetificable y material por una humana, lo cual es una posición inquietante para cualquier participante vivo, sin importar la especie.

Para superar el acto consuntivo y objetivo que se permite a los animales no humanos cuando se los incluye en obras y proyectos artísticos, y en cualquier forma de entretenimiento, debe considerarse la agencia que se les permitió y la inclusión. Para hacerlo, debe establecerse y ponerse en marcha un examen de los derechos éticos y participativos de todos los participantes, sin distinción del origen de la especie. Debe considerarse cómo cualquier animal, humano o no, puede y quiere participar si no se somete al control idealizado de las especies y a una jerarquía militar. Debe fomentarse una situación en la que se dé a todos los animales vivos que participan en el arte la misma libertad de agencia, mediante la cual el no humano tenga los mismos derechos creativos que su contraparte humana. Debe considerarse un abordaje antitético al de Laval-Jeantet, que busque dar al animal no humano la misma significación desde el punto de vista creativo y un rol que trascienda el asignado como cuerpo material en la obra de arte.

Conexión con los compañeros

Un tema particular para Gilles Deleuze y Felix Guattari, como lo anota Steve baker en The Postmodern Animal (El animal posmoderno), «es su sospecha de que, al manipular la forma animal, los artistas están simplemente imitando al animal desde una distancia segura» (baker, 2000, p.139). Aquí es pertinente y relevante el ejemplo del animal usado como objeto, en la taxidermia o la reproducción de la imagen mediante la observación. Para construir un método equitativo y apropiado que incluya a los animales no humanos en el arte, el arte debe considerar cómo construye con ellos las relaciones humanas en la vida cotidiana. Es importante la conexión física y psicológica entre especies, y las formas como se evidencia y complementa, en especial en lo que tiene que ver con las interacciones de socialización en las asociaciones humano-mascota. La brecha física entre personas se cierra, aunque sea de manera momentánea, cuando se tocan, y puede ser importante para la manera como nos relacionamos física y psicológicamente con lo que percibimos como ajeno a nosotros. Walter benjamin creía que mediante el contacto físico podía surgir el pleno reconocimiento de la semejanza entre las especies, de ahí la importancia del contacto físico y la comprensión del contacto físico y el sentir al otro para la interpretación psicológica (benjamin, 1997, pp.50-51). El contacto físico es un constructo importante de la relación humano- mascota, pues al acercar físicamente al otro mediante el contacto se transmite bienestar y se establece una conexión familiar entre las especies.

Sin embargo, pese a reconocer de alguna manera lo benéfico que es para ambos el contacto físico y psicológico con otras especies, el reconocimiento de la semejanza que esto conlleva puede generar cierta inquietud en los humanos. Para vencer cualquier temor que esa conexión cree, los humanos pueden buscar imponer dominio y jerarquía en la relación, aun con quienes se consideran mascotas. Parece que debemos dominarlos para lograr vivir en cercanía con ellos como mascotas. Jacques Derrida afirma que «es paradójicamente con base en una falta o un error en el hombre que este último devendrá un sujeto amo de la naturaleza y del animal», y eso se observa especialmente en la domesticación de los perros (Derrida, 2002, p.389). barbara Noske en su análisis de las cuestiones sobre especies en Beyond Boundaries: Humans and Animals (Más allá de los límites: humanos y animales), considera al perro como «el animal domesticado más antiguo» y el más humanizado en su constructo como mascota (Noske, 1997, p.5). Los humanos manipulan, manejan y coaccionan a los perros a una dependencia interespecie en la que ellos gobiernan para su propio beneficio. Ha sido así por tanto tiempo, de hecho, que es un comportamiento profundamente arraigado en el paradigma de esta especie compañera. El perro, cuya contraprestación por la subyugación es (que deban) recibir refugio, alimento y cuidado, cobra menor importancia que su compañero humano en la relación y el ambiente de convivencia. Los perros domésticos han llegado a necesitar a los humanos como consecuencia de nuestro control sobre ellos. Los hemos de-salvajizado ;en el original: We have de-wild- ed them;. Para citar a Susan McHugh de su libro Dog (Perro) «los orígenes de los perros, como los perros mismos, parecen inseparables de los de las culturas humanas contemporáneas» y esto da a nuestras interacciones con ellos un tema digno de discusión (McHugh, 2004, p.16). Existe un orden dentro de ese ordenamiento jerárquico, pero un orden que no es ideal, y puede ser de mutuo beneficio reconsiderar este orden de cosas.

La sincronización, clave para el vínculo y la comprensión solidarias y empáticas en los comportamientos caninos, es importante para la supervivencia del perro y su especie. En Canis Sensitivus: Affiliation and Dogs Sensitivity to Others’ Behavior as the Basis for Synchonization With Humans? ;Canis sensitivus: ¿filiación y sensibilidad de los perros a la conducta de otros como base para la sincronización con los humanos?;, Charlotte Duranton y Florence Gaunet discuten cómo: «la sincronización con otros aumenta la aptitud de la progenie ;de los perros; reduciendo la presión de la depredación, aumenta las posibilidades de supervivencia de cada miembro al evitar a los depredadores, aumenta la eficiencia en la búsqueda de alimento y refuerza la cohesión social entre los individuos» (Duranton & Gaunet, 2015, pp.513-514). Ellas plantean que la sincronización y la conexión empática es posible gracias a «la especial relación entre los perros domésticos y sus cuidadores humanos son consecuencia de una domesticación muy antigua... ;e.g.; los perros duermen cuando los humanos duermen y están activos cuando ellos lo están… ;lo que lleva a su; sensibilidad a las conductas de otros y a la capacidad de ajustar su conducta según corresponda» (Duranton & Gaunet, 2015, p.514).

Esa igualdad, sincronicidad y empatía pueden (y deberían) existir en los avances configurados en las relaciones de compañía entre humanos y perros que derivan en exploraciones de la manada en un contexto de creación artística. El arte parece bien situado para interrogar y poner a prueba esta idea si seguimos la sugerencia de Deleuze y Guattari (por medio de Steve baker) de que, «lo que devenir animal hace es cercano a lo que el arte hace. Al devenir animal, suceden ciertas cosas al humano: los devenires animales pueden concebirse como “atravesar a los seres humanos y borrarlos del mapa”» (baker, 2000, p.138). Este desaparecer, resplandecer, devenir, en la interpretación de baker, ocurren tanto en la creación artística como en el devenir animal por medio de los cuales el ser se envuelve en la actividad que se desarrolla. Una experiencia por completo transformadora surgida de la ocupación de territorio más allá de lo normativo y lo usual, mediante lo cual nos erigimos y mantenemos como la frontera del ser.

El proyecto de investigación artística Be Your Dog (sé tu perro) se propone investigar el potencial de ejercer igualdad mediante la exploración de la sincronicidad y la empatía interespecie en un acto creativo. Al analizar la cercanía y la contingencia de la agencia animal en la creatividad, los perros son importantes por su cercanía con los humanos en su compañerismo para ser identificados como la «mascota» y animal de compañía más antiguo,2 y por ende ya están conectados. Mediante un análisis y exploración de las oportunidades dentro de la actividad realizada en mutua compañía como parte de las relaciones de compañerismo, y traspasando las jerarquías de mascota y amo en un marco ético,3 se abre para el humano la posibilidad de entender la perspectiva de su canino.

Derrida, al escribir sobre la co-domesticidad con su gato, observa que «así como con cada mirada inescrutable, como con los ojos del otro, la mirada llamada “animal” ofrece a mi vista el límite abisal de lo humano: lo inhumano o lo ahumano, los confines del hombre» (Derrida, 2000, p.389). Con la consciencia de realizar un trabajo con animales más allá de la jerarquía y en respuesta a los límites del hombre, el proyecto considera el humano y el perro como artífices de la misma actividad, donde el primero sigue las acciones y comportamientos del segundo. Ofrece la oportunidad a los humanos de experimentar los intereses y actividades de su mascota por medio de los parámetros del arte. Una experiencia transformadora y abarcadora, quizás, en el sentido de Gilles Deleuze y Felix Guattari al devenir animal en A Thousand Plateaus: Capitalism and Schizophrenia (Mil mesetas, capitalismo y esquizofrenia), quienes plantean que tiene un efecto compuesto (Deleuze & Guattari, 1987). Esta no es una experiencia en la que la sugerencia es un devenir completo en el proyecto, mediante el cual la transformación del humano sería profunda mediante las observaciones hechas, sino una en que el humano y el perro permanecen como tales. En lugar de eso, los participantes en Be Your Dog (Sé tu perro) conservan su identidad de especie, pero los humanos aprenden de sus perros cómo interactuar y construir relaciones desde su perspectiva. Cualquier transformación a partir de ahí es residual, pero no a costa de devenir no humano. Esto no se trata de devenir animal en el sentido mencionado por Deleuze y Guattari, sino de un aprendizaje desde el otro desde una posición de especie distinta.

Un acercamiento a Sé tu perro

Con su estrecha relación con los humanos y su estatus adquirido en el ámbito doméstico, los perros hacen parte de un vínculo acompañable que es dependiente de manera empática, pero influenciable. Sé tu perro cuestiona y pone a prueba si el dominio y la jerarquía humana es productiva en la cohabitación doméstica con los perros, explorando los efectos de su presencia conectada por la empatía y una forma de estar con otros. Con la exploración de la dinámica en la compañía interespecie y la formación de la manada doméstica, la investigación analiza cómo la empatía configura esta construcción. Para hacer esto, coloca a perros y humanos como participantes iguales en un contexto artístico, ambos como artistas, sin jerarquía que dicte el dominio y la obediencia. El objetivo es ver si los humanos pueden ganar mayor empatía con sus perros mediante la acción y la observación, y el efecto que esto tiene en las nociones de la compañía doméstica, y la conectividad dentro de la misma.

Aprender empatía canina, y ser más perro, es el motor de la participación humana, que se sitúa en el centro de la actividad. Los perros son empáticos por naturaleza e instinto, lo que se demuestra mediante su estrecha lealtad con el género humano, y por qué argumentamos la necesidad de involucrarlos en nuestros acuerdos de convivencia doméstica. Sin esta capacidad, no podrían y no habrían sido domesticados en la forma establecida. Su capacidad para la conexión empática con otros seres queda demostrada con su capacidad de trabajar y ayudar a la vida humana. Ya sea como perros de servicio o como protectores o mascotas, usan su capacidad para hacer conexiones que forjan vínculos relacionales estrechos con los humanos que son de enorme beneficio. Esta capacidad innata de relacionarse de manera empática no está tan pronunciada ni tan realzada en los humanos, y el proyecto crea una situación en la que esto puede observarse, experimentarse y percibirse. El perro se convierte en el centro de aprendizaje, el maestro, en cuanto permite al humano seguir sus comportamientos, peculiaridades e intereses con el fin de desarrollar la conexión que configura la convivencia. La jerarquía se colapsa mediante las coeficiencias que esto crea, permitiendo que se presente una situación ética y equitativa para facilitar el entorno de aprendizaje (Figura 2).

Figura 2 Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016. 

El proyecto, que incluye talleres prácticos, seguidos de un acto de performance pública, ha tenido dos representaciones: Sé tu perro en la Galería Karst de Plymouth en 2016, y Escuela humana (¡Sé tu perro!) en el evento Animales de Manchester en la Galería y el Parque Whitworth, como parte del Festival Internacional de Manchester en 2019. En el primero hubo siete parejas de humano-perro ligados de manera artística en dos talleres de fin de semana consecutivos en la galería de Plymouth, seguidos de una performance pública. Un principio perdurable es que todos los participantes son colaboradores artísticos y copartícipes de la obra de arte, todos son iguales y no se acepta ninguna agencia ni jerarquía dominante. La obra de arte se ha reescenificado y remodelado para incluir el trabajo con el refugio, Dogs4Rescue, una institución que no usa jaulas en el Gran Manchester, noreste de Inglaterra, y participantes de la comunidad local en el Parque Galería Whitworth (Manchester), quienes crearon una performance de corta duración en la mañana o en la tarde. Ambas representaciones crean la capacidad de los humanos de observar y ser más perro, de manera que puedan aprender a estar empáticamente con otro mediante la observación directa y los gestos físicos. Al hacerlo, entienden con mayor intensidad los matices en su posición y en sus afiliaciones. Las dos representaciones del proyecto usan binarios en el lugar cultural: la galería, un espacio de actividad y consumo cultural normativo, en Plymouth, y un parque en Manchester. Por la variación en el lugar, la experiencia humana participante y otras condiciones, ambos produjeron respuestas un tanto diferentes. Para el propósito de este artículo, me centraré en la primera reproducción en Karst en 2016, que puso la participación en el contexto de la galería y por asociación con los artífices como artistas, debido a las condiciones del lugar (Figura 3).

Figura 3 Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016. 

Entonces, ¿cómo hice esto? El primer obstáculo fue que una galería accediera a participar en el proyecto, pues la mayoría no estaban especialmente dispuestas a la presencia de perros en sus instalaciones. Citaron que había demasiadas oportunidades para causar daños y abundaron las preocupaciones por la expresión de funciones corporales y otras acciones indeseadas. Una vez que Karst se confirmó como sede aliada, se atrajeron participantes de su localidad de Plymouth, humanos y perros que inicialmente no se conocían, con la propuesta de explorar estrategias para crear una sensación de igualdad entre compañeros interespecie. Los participantes seleccionados asistieron a sesiones en las que se exploró y se estableció empatía, igualdad y conexión entre ellos y como parte de una agrupación mayor de manada. Estos talleres exploraron estrategias de desarrollo para situar al perro y al humano como iguales artísticos con su compañero, como el cambio de roles en llevar la guía y seguimiento para lograr actos de compromiso y sincronicidad mutuos. Elisabetta Palagi, Velia Nicotra y Giada Cordoni analizan cómo el contagio emocional es un acrecentamiento a través de los sentidos que conecta a seres en mutualidad mediante un contagio emocional efectivo en Rapid Mimicry and Emotional Contagion in Domestic Dogs (Rapidez del mimetismo y contagio emocional en perros domésticos), que es crucial para las colaboraciones de cualquier tipo, no solo las que se dan entre especies (Palagi, Nicotra & Cordoni, 2015, p.2). Como esto no se realizó en aislamiento de pares domésticos, a lo largo del proyecto se construyó una nueva manada de perros y humanos. Los humanos reciben la orden de observar y seguir los comportamientos, costumbres y movimientos de su perro en los talleres para aprender a conectarse y establecer una conexión con ellos: miran donde ellos miran; ladran cuando ellos ladran; corren cuando los otros corren; beben cuando ellos beben; se posan cuando ellos lo hacen. Esta metodología prueba si es posible establecer igualdad mediante actos exploratorios diseñados para iniciar el compromiso y la empatía humanas con un perro, Una respuesta común para los caninos en el entorno doméstico y la manada (Figura 4).

Figura 4 Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016. 

Como investigadora del arte con frecuencia hay un riesgo. El riesgo en Sé tu perro tenía que ver con la manada, colaboradores interespecie desconocidos que yo no conocía de antemano. Pese a esas anticipaciones configuradas, yo tampoco sabía cuál sería la dinámica de la manada, o cómo interactuarían, y esto aplica tanto a los perros como a los humanos. También había un riesgo de que yo no fuera el agente visualmente activo, pues yo no participaría, sino que actuaría de artista y creadora del evento. Al no tener pareja y no ser parte integral del conjunto, mediante el autoposicionamiento, quedaría desplazada de la manada misma. El término para mi función como creadora es importante, pues no era la dirección o la puesta en escena en sentido teatral, sino la de crear las condiciones y oportunidades para optimizar el involucramiento y ensayar posibilidades. Por la investigación artística que creé, mi función como artista resultó en mi ubicación por fuera de los parámetros de visibilidad. La colaboración creada era el elemento importante; la actividad hecha por los artistas interespecies participantes cooptados.

El objetivo era disolver las diferencias entre animales (como humano o perro) para ser artistas mediante las exploraciones de los pares en convivencia y la manada recién creada. John berger afirma en About Looking (Sobre la mirada), «los animales siempre son los observados», y yo buscaba hacer de los derechos y la agencia observadora algo igualmente mutuo y doblemente significativo para ambos (berger, 1980, p.16). También estoy comprometida con que el perro reciba una retribución, que participe, no como sujeto, sino como colaborador activo y significativo. Para citar a Haraway, «los perros no son sustitutos para la teoría: no están ahí solo para pensar con ellos», y este es un sentimiento que influenció el proyecto (berger, 1980, p.16). Sé tu perro busca poner a prueba ideas, teorías, formas preconcebidas de ser y relacionarse, y nuevas oportunidades de convivencia, y analizar si el contagio emocional y la sincronización es funcional y educativa para todos en la obra de arte interespecie. Sé tu perro no es un ejercicio de imitación, sino una experiencia de aprendizaje forjada mediante la observación y el esfuerzo artístico. El proyecto busca hacer campaña por la cuestión de la coequivalencia en la compañía de los perros y plantear la pregunta sobre su degradación en las jerarquías animales y su relevancia en el ámbito doméstico. Al demostrar el potencial y la proclividad de los perros a ser colaboradores artísticos interespecie, pregunta por qué funcionamos por medio de la jerarquía en la compañía y no mediante una coefectividad para beneficio y regocijo mutuos.

Perros y humanos en colaboración en la galería

John berger sugiere en About Looking que «los animales son siempre los observados. El hecho de que ellos puedan observarnos ha perdido toda importancia. Son los objetos de nuestro conocimiento en continua expansión» (berger, 1980, p.16). Sé tu perro busca corregir el balance en este aspecto, devolver al humano y al no humano a una equivalencia como animales, como cuerpos observables e iguales más allá de las normas de jerarquía específicas de la especie. El reconocimiento y la aceptación de la diferencia hace la colaboración activa y generativa, mediante lo que aportan la individualidad y la perspectiva y el conocimiento individuales. Ese reconocimiento configura aspectos de vida y colaboración sin importar la especie. La progresión y la productividad ocurren mediante la mutualidad surgida del respeto y la igualdad, y esto puede ser tan efectivo en el arte en su cuestionamiento del mundo como en cualquier otra área.

Una vez formados, se invitó a los pares artísticos de perros y humanos en convivencia a participar en las practicidades de hacer realizable el proyecto. El ethos cuidó de que se concediera a todos igual estatus desde el inicio, independientemente de la especie. Un abordaje experimental en el proceso, mediante el cual no podía predeterminarse la realidad de los hechos con certeza absoluta, permitió que esto tuviera éxito. Se ofrece a los perros la libertad de ser artistas, de contribuir a crear la obra de arte con los humanos en condiciones de igualdad, e ir más allá de la inclusión como mera materia y «sustancia». Los humanos están al tanto de eso desde el inicio, y, aunque no se les pide que pierdan su humanidad, se les pide que piensen y sean más perrunos. A los perros no se les dieron reglas, pero se les permitió ser simplemente perros, y esto creaba cierta dosis de impredecibilidad. Aunque se trató de un evento bien investigado y formulado, la dinámica desconocida de la manada y los individuos involucrados, darían una configuración colaborativa a los eventos. En True Dog Stories ;Historias verdaderas de perros; Walter benjamin afirma que, «ningún perro es igual a otro ni en su físico ni en su temperamento», de hecho, tal como con los humanos, reconocer la diferencia intelectual, física e individual configura la manera como la manada podría y debería ser integrada al proyecto (benjamin, 2014, p.183).

Guiada creativamente por el deseo de incluir dentro de lineamientos éticos a cualquier animal involucrado en la práctica creativa en el contexto de una galería como artista, con un aporte exento de coacción o imposición humana, la obra de arte busca una estrategia para que eso suceda. En efecto, los perros son invitados a colaborar, nunca obligados; ellos deciden si responder, colaborar, participar o no. Si desean quedarse afuera, eso configuraría el proceso colaborativo. La colaboración es clave, es un trabajo conjunto y una (re)unión, donde no hay dominio de uno sobre otro. Un interés específico en términos de la forma como la colaboración es productiva en el arte en respuesta al concepto de Donna Haraway de especies compañeras, en que debe haber al menos dos participantes de igual relevancia para hacer una afiliación funcional y de confianza (Haraway, 2003, p.12). Según Haraway, los binarios acompañables colocan a los seres en una posición de igual valor y sin sesgo, pese a que se reconoce la diferencia de las especies, sin un orden jerárquico establecido, y sin que haya nadie a cargo.

La teoría de Haraway tiene relación con los compañeros mascotas humanas como convivientes en la domesticidad, y es mi interés adoptar esa premisa para situarla en el ámbito del arte.

Se debe anticipar, conectarse con el otro y sentir la voluntad del otro cuerpo o cuerpos para hacer la colaboración y la creatividad posibles y productivas. Sin una conexión imparcial, esta deviene otro algo, una actividad disfuncional y caótica, potencialmente fracturada que se realiza en conjunto solo mediante una intención que no llega a realizarse. Para Jean-Luc Nancy, como lo expuso Derrida en On Touching: Jean-Luc Nancy, la noción de resonancia interior y su conectividad se alinea con el cuerpo, al que considera una cámara fenomenológica que contiene y construye la creatividad (Derrida, 2000). Cómo resuena y se siente el cuerpo es importante para crear vínculos y percibir al otro dentro de la colaboración y para formar conexiones que establezcan una reacción. Esta resonancia, de la comunicación por medios no hablados, no se limita a ciertas especies, pues todos los cuerpos poseen la capacidad de sentir, imaginar y experimentar la creatividad. Para alguien de fuera, esto demuestra lo que es ser absorbido por la conectividad entre cuerpos que reaccionan de manera inmediata, personal y empática. Los pares interespecie con un lazo artístico aportaron al proyecto su capacidad de colaboración. Duranton y Gaunet afirman en Canis Sensitivitus que «los perros mostraron más sincronía con las personas que consideraban sus aliados sociales favoritos» y eso es importante para estos desarrollos (Duranton & Gaunet, 2015, p.515). El potencial de colaboración se maximiza con la familiaridad y la atracción, de tener afecto, ser amistoso y tener un lazo de apego al otro cuerpo. El resultado, para los convivientes humano-perro en Sé tu perro, fue importante que estuvieran en sincronía tanto como fuera posible en sus vidas cotidianas para configurar la investigación experimental y la obra de arte colaborativa.

La galería, como en la obra de Laval-Jeantet y el caballo donante de sangre, es importante como lugar privilegiado de influencia y por la manera como determina al artista, lo artístico y la obra de arte en consecuencia. Al colocar a Sé tu perro y su actividad en una galería, y a los perros y sus humanos como cuerpos presentes y activos dentro de un especio de exhibición, el evento se sitúa como arte, y se sitúa a los participantes como artistas, por la procedencia del lugar. La galería no es el dominio del humano en este contexto, lo que puede resultar una sorpresa para quienes desean esta prioridad de agencia. Por lo general, cualquier objeto de observación colocado en una galería es determinable como arte; por lo general, quien realiza el arte, sea una performance o no, es por extensión artista. El entorno de la galería aporta provocación en lo que respecta a poner en acción la agencia y los roles establecidos, y su uso de la construcción del lugar para Sé tu perro es una táctica específica para permitir que se haga evidente la actividad empática y mutuamente conectada por medio de su determinación como arte, según las convenciones y regularidades del lugar.

La galería tiene la capacidad de autorizar un evento o suceso como arte. De manera específica, el arte es de performance y evento, y los artistas sus intérpretes. Ser un intérprete es utilizar la propia agencia para una presentación directa y experiencial, y esto magnifica el rol de los participantes en este contexto. Esto no es una inclusión pasiva, sino activa, presente y vital. El lugar tiene influencia en la recepción y la comprensión, y los artistas caninos experimentaron una transformación sutil de categoría en su actual cambio de circunstancias. Realizar actividades comunes a sus especies y a sus grados de interés se convierte en algo espectacular cuando se representa dentro de una galería durante el momento de su presentación a una audiencia. Los eventos con perros que ocurren en un parque o en otro tipo de espacio poco amigable para humanos y animales pueden perder este aspecto para privilegiar prácticas y acontecimientos más normativos y familiares (esto se exploró en la segunda repetición de Human School (Be Your Dog!) ;Escuela humana (¡Sé tu perro!);, presentada como parte del Festival Internacional de Arte de Manchester en Whitworth Park, 2019).4 básicamente, puede parecer como si los perros y sus humanos estuvieran jugando en el parque, nada fuera de lo ordinario y algo que realmente no parece arte a menos que se prescriba el contexto (Figura 5).

Figura 5 Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016 

La influencia de la sexualidad y el género

Con base en las reflexiones de Donna Haraway sobre la alineación de los estudios animales con el feminismo en The Companion Species Manifesto: Dogs, People, and Significant Otherness ;El manifiesto de las especies compañeras: perros, personas y la otredad significativa;, se da importancia al género en la política igualitaria, pues esto nos ayuda a recordar la desproporcionalidad social cotidiana de los perros y las mujeres en relación con los hombres. Haraway plantea, «la escritura canina ;parece; una rama de la teoría feminista, o al contrario» (Haraway, 2003, p.3). Tradicionalmente se ha llamado a los perros el mejor amigo del hombre, la mascota compañera para el humano masculino y, al igual que las mujeres, están situados básicamente como un otro respecto al hombre (las mujeres como género y los perros como especie en relación con el término genérico para humano). El animal de domesticación más antigua y cuasihumano por su cercanía al hombre en su calidad de mascota, pero al igual que las mujeres está aparte. Por consiguiente, se buscó establecer igualdad no solo entre especies, sino también entre géneros, y eso tiene relevancia en los detalles prácticos de este ejercicio y la manera como se representaron.

A los espectadores de la performance, por supuesto, se les recuerda inicialmente al ver Sé tu perro el binario entre animales humanos y no humanos. Pero a medida que la performance avanza, esto rápidamente se transforma para ofrecer una alternativa más allá de ese paradigma. El binario se vuelve casi irrelevante mediante la atención afectiva hacia la conciencia humana y canina, humano de perro, perro de humano, perro que busca a perro y humano que sigue a humano. Ser animal para Deleuze y Guattari es «una desterritorialización absoluta del hombre», y esta es, quizás, una experiencia que sienten los participantes humanos (Deleuze & Guattari, 1986, pp.35-36). La categoría de animal se hizo especialmente prevalente por la receptividad sexual de una perra hembra participante, lo cual aumentó la relevancia de la sexualidad en la manada. Los perros se vieron, muy literalmente, guiados por sus olfatos por la inesperada influencia de las feromonas en las incipientes relaciones. El sexo, y el tener en cuenta su disponibilidad, pasó a ser un interés imperioso para los perros hasta que se familiarizaron y se adaptaron a una rutina.

Me había preparado para la mayoría de posibilidades, pero no para que una perra entrara en calor, o en celo, dos días antes del primer taller. El término «calor» es, quizás, pertinente, pues las tensiones, tanto para el perro como para el humano se incrementaron debido a su receptividad al avance sexual. La temperatura de la actividad en el taller y el evento se vio incrementada por la perra en calor. De pronto, el sexo y la sexualidad cobraron un lugar importante en la agenda, pero esto no era de importancia para la investigación, pues este es un rasgo de la vida cotidiana de un perro y por ende no debe excluirse de esta nueva introducción e inmersión en esta nueva manada.

Me pareció curioso observar y considerar cómo les parecieron a otros participantes (en especial masculinos) las tensiones y dinámicas sexuales muy presentes que afectaron la manada, tanto a nivel individual como general. La incomodidad que podía surgir en los humanos, la inquietud de cómo verse en su respuesta fue de interés curioso y analítico. Un participante comentó que le pareció muy incómoda y sorprendente la entusiasta persecución de su perro terrier barney hacia Lucy, una pequeña king charles spaniel -la hembra en calor-, al igual que el efecto que esto tuvo en su participación dentro de la colaboración. Por extensión, y al seguir el comportamiento de su perro, él también perseguía a Lucy, la perra, y a Mónica, su compañera humana. Esto incluyó seguir los impulsos de barney y exhibirlos en público, primero dentro de la manada y segundo ante una audiencia en el evento público. Este elemento de las representaciones humanas (no solo en términos artísticos, sino en el sentido de la identidad de género performativa de Judith butler, como la que se realiza mediante actos estilizados y repetitivos, de un devenir que hacemos, según lo explica en Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity (Problema de género: feminismo y subversión de la identidad) y el ser dirigido por las feromonas sexuales caninas nos recuerda la discusión de Deleuze y Guattari sobre la manada y el contagio (butler, 2006). Ellos plantean que, «el contagio y la involución son como híbridos, que son estériles en sí, nacidos de una unión sexual que no se reproducirá, pero que comienza una y otra vez, cada vez, ganando mucho más terreno» (Deleuze & Guattari, 1987, pp.241- 242). La sexualidad en su mayor parte estéril de los perros (todos los perros, con excepción de uno, estaban castrados en la manada construida por nosotros) era no obstante entusiasta y lasciva. En lugar de apartar los ojos de manera educada, como se haría en el parque, cuando un perro coge a otro o es cogido por otro, indica que él devino el sexo de su perro, así como la humana Lucy devino el de su perra (Figura 6).

Figura 6 Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016. 

Hubo un énfasis en la mujer y la perra como visualmente iguales en la acción y la categoría dentro de la manada, pues el género se hizo evidente. La naturaleza inesperada de Lucy «en calor» actuó como una intervención en sí misma, pues ella en su sexualidad soportó su influencia en los gestos y demostraciones de comportamiento. La conducta coqueta de Lucy en la manada, el surgimiento de un escenario de una especie de «atrápame» seductor y la lujuria de los perros eventualmente se desvaneció una vez se familiarizaron y se acostumbraron a la descarga de feromonas. Aunque en un inició ella disfrutó la atención, y de hecho la provocó, Lucy se sentía más satisfecha al estar observante y sentada en un pedestal de la galería, un dispositivo de observación para permitir que los objetos sean vistos sin responsabilidad, con su humana una vez la manada se ajustó a ser un grupo. Esto creó una situación afectiva adicional, mediante la que se puso a las hembras de la manada un dispositivo diseñado para ayudar en la observación de objetos artísticos inertes. Escenificarse de esta manera es un asunto peligroso para la política de género que espectaculariza y cosifica el cuerpo femenino.

Los machos eran activos y la hembra era pasiva, lo que produjo un sesgo sexuado accidental y regulatorio que se presentó de forma muy natural. Los king charles spaniel se consideran perritos falderos, y como un perro de juguete del Kennel Club, esto recordó la socialización histórica de Lucy como lujuria femenina. Las razas de perros falderos, de las que los king charles spaniel son exponentes característicos, suelen observarse en retratos de mujeres de sociedad del Renacimiento, pues se las fomentaba como compañía para quienes no tenían hijos. Esta clasificación de los perros es también un referente al tratamiento arcaico dado a las mujeres, pues se les pide que actúen como un recordatorio de su lugar relegado a lo doméstico, la deferencia hacia el hombre y que reciban de buena gana una golpiza cada tanto (al igual que su perro). Una situación social problemática que vino a la memoria y que hizo énfasis en los aspectos prácticos de las identidades de género performativas dentro de la performance.

La posición neutral adoptada por Lucy y su humana en el pedestal perturba las ideas de audiencia y agencia. Aunque en la base de la actividad inicial, fueron las feromonas de Lucy el catalizador, con el involucramiento activo de humanos y perros machos. Mientras estas hembras interespecies miraban, los machos y dos pares específicamente, exploraban frenéticamente el área circundante, otros cuerpos, el mobiliario y los ofrecimientos de agua y alimentos. El esfuerzo físico era evidente en las ropas empapadas de sudor de los dos humanos al final de la performance en público, pues su participación e interés aumentaron cuando se sumó la audiencia, al parecer adoptados como nuevos miembros de la manada. Los perros gozaban con la atención que recibían de los demás, las sonrisas, los gestos amables, la caricia ocasional al pasar, y la extraña palmadita en la cabeza. El mayor interés y participación son evidentes cuando se observan en contraste con el taller, donde se involucró a los perros por unos treinta minutos en cada ensayo. pues cuando los perros perdían interés o querían parar, se interrumpía la actividad. Esa fue una norma predeterminada. Pero, al verse ante una audiencia el estímulo de los perros creció y estuvieron interesados por una hora y cuarenta y cinco minutos. Aunque la mirada atenta de Lucy pueda haber desplazado la atención de las filas humanas de espectadores, pasó desapercibida para los demás participantes dentro de la visión (secundaria, funcional, del ejecutante).

Colocada estáticamente y visible por la altura (la parte superior del pedestal estaba aproximadamente a un metro sobre el suelo) era notoria la calmada observación de Lucy en celo de la representación, por momentos caótica, de la manada interespecie, así como las perplejidades de la audiencia humana que la observaba (Figura 7). La última fue, quizás, una respuesta humorística e incómoda a la sensación del límite abisal (y también abismal) de lo humano, y lo suyo en particular. Lo absurdo de sus esfuerzos al adoptar el comportamiento de otra especie puede llevar a que lo humano, pese a sus esfuerzos, fracase como categoría. Un fracaso y una liberación al intentar ser perro en los términos de los perros, pero pese a ello una que hace posible una relación y una conexión más estrechas. Los intentos por empatizar y conectarse con el otro familiar doméstico es un gesto voluntario y encantador, pero quizás tenemos demasiado que aprender, y hay demasiado ego humano que impide una relación real y abarcante.

Figura 7 Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016. 

El contagio y la sincronización emocionales que exploraron Palagi, Nicotra y Cordoni en su investigación sobre la conducta animal en la convivencia entre perros y humanos establece que es un “elemento central básico de la empatía, ;lo que; ocurre cuando un sujeto comparte el mismo estado afectivo de otro” (Palagi, Nicotra & Cordoni, 2015, p.2). La exploración de esto en una investigación artística constituía en gran medida la base de Sé tu perro, para poner a prueba cómo animales humanos y no humanos pueden trabajar en un marco igual cuando se dan las condiciones precisas y los participantes tienen la disposición. Como observador, era posible ver el despliegue de una relación empática en este juego sexual entre el ansioso depredador canino y el depredado dispuesto, pero se evidenciaba una incomodidad en los otros humanos dispuestos, pero no demasiado dispuestos. Guiada por la respuesta instintiva de los perros, el contagio y la sincronicidad emocionales se contagió a la manada, y esto podía percibirse mediante su juego amoroso. Tal como la referencia de Deleuze y Guattari a un contagio como epidemia híbrida produjo una heterogeneidad intersexual mediante la cual se hizo dominante la búsqueda del sexo de los otros (aun si no era bien recibido o deseado).

El efecto canino y lecciones aprendidas

Sé tu perro explora el interior, las zonas grises y los terrenos de encuentro de los cuerpos, las posturas, las sensibilidades e influencias artísticas de un grupo de perros y sus humanos, tanto como artistas y por el arte y la mirada de posibilidades en colaboraciones de creación ética. El objetivo es no confundir las especies ni provocar una sensación de no ser fiel al humano o al animal, sino que en lugar de eso intenta ofrecer un espacio donde los derechos vitales y los atributos corpóreos y afines del otro se reconozcan mediante la experiencia y la posición coartística directa. Esta no es una práctica antropomórfica o animalista en el sentido de tomar prestadas las sensibilidades y comportamientos del otro, o teriantrópica como el cambio de forma y la identificación humana como animal no humano, sino de hacerse consciente y entrar en conexión con el cuerpo del otro que normalmente se encuentra en oposición social dentro de la taxonomía de las especies. En Sé tu perro, no se antropomorfiza al perro en detrimento de su animalidad ni se animaliza al humano hasta el punto de la humanidad redundante, sino que el proyecto reconoce la igualdad dentro de la diferencia mediante el irrespeto de las jerarquías de la mascota animal. Esto permite el surgimiento de un híbrido de categorías mediante el acto colaborativo, una entidad singular fusionada conformada de distintas partes humanas y caninas. Sumados a la acción y la tensión, estos cuerpos enlazados socialmente se conectan y responden dentro de los pares con los que tienen un vínculo y con la manada más grande.

La intensidad de este experimento abierto en perrunidad (para los caninos) fue significativo para todos en Sé tu perro. Los sujetos trabajaron en tensión con los demás de la galería para configurar una colaboración operativa en dos niveles: el primero como convivientes domésticos que trabajan hacia un objetivo mutuo y reflexivo, y el segundo, como un grupo colaborativo más amplio donde la dinámica de la manada configuró la actividad más allá de sus parejas individuales constitutivas. A menudo esto se movió entre los dos asuntos, donde las actividades de los pares ejercían influencia en las del grupo en conjunto. Como ejemplo, cuatro participantes estuvieron dando vueltas por el recinto, saltando sobre los obstáculos y buscando aventuras, ambos con sus parejas y progresivamente entre ellos, lo que los convirtió en una agencia de múltiples cuerpos. La actividad persistente e incesante de estos cuatro participantes creó un remolino que atrapó a otros en diferentes puntos, y provocó un cambio de dinámica y de la dirección colaborativa.

Sé tu perro es diferente de los tipos de performances y eventos de arte más comunes y probables que se tendría oportunidad de ver. Sea en el contexto de la galería o el festival de arte en el parque, el ethos se mantiene. El perro viene a él como perro, y el humano viene a él como humano, para construir un acercamiento social y colaborativo con la performance. Todos los participantes llegan a una manada. En definitiva, había ansiedad, pues, antes del taller, todos los humanos de la manada eran extraños. Quizás los artistas entre los humanos podían imaginarse haciendo una performance similar con amigos o colaboradores existentes, cuyos límites fueran más familiares y de confianza, pero su humanidad se interpuso en el camino. Los perros, por el contrario, hicieron la transición de extraños a manada con bastante rapidez. Jerarquías, lealtades, límites, todo parecía muy bien negociado, mediante el olfateo, la orina, la exploración y el juego con juguetes. Para un participante, el humano del lascivo barney, el taller sigue siendo el momento más memorable que ha presenciado o compartido dentro de una manada de perros, simplemente siendo perros.

En varias formas, los humanos quedaron más cautivados por sus perros que entre ellos mismos en el proyecto; aun así, sus acciones determinaron que interactúan con extraños (humanos y perrunos). Los perros no tienen problema en acercarse a otro sin una performance ritual de súplicas y cortesías introductorias, pero las sensibilidades educadas pueden ver que esto plantea un conflicto para los humanos. No hubo reglas acordadas verbalmente, y no se usan palabras seguras, por ejemplo; si alguien se acerca demasiado u olfatea demasiado, salir significa apartarse de la experiencia. Si el evento se hubiera desarrollado durante la noche, en un espacio de representación subterráneo o un club nocturno con solo humanos actuando como perros, y sin la presencia de los perros, habría producido otra performance distinta, y es aquí donde Sé tu perro se posa en una tensión interesante. Es mucho menos problemático fantasear sobre lo erótico de la animalidad, lo sensual, lo instintivo, el sexy y pegajoso «desglose de lo humano mismo» -como lo describe Leo bersani en Is the Rectum a Grave? ;¿Es el recto una tumba?;, en la imaginación que proyectar y representar, y lo más importante, ser visto en acción (bersani, 1987, p.221). Para los perros, puede haberse visto como una aventura sensual y erótica, pero para los humanos representó una versión de la sexualidad que es, para citar a Alphonso Lingis en Animal Body, Inhuman Face ;Cuerpo animal, rostro inhumano;, «lo que los puritanos suburbanitas llaman sexo animal, a la cópula aleatoria y mecánica de sus perros domésticos» (Lingis, 2003, p.172). Al entrar en los devenires interespecie, cobramos mayor conciencia de nuestra humanidad y de nuestra animalidad reprimida (y de qué tan fuertemente la estábamos reprimiendo).

El trabajo conjunto como iguales interespecie en colaboración puede crear tensiones para los participantes humanos. Devenir animal es entendido por Deleuze y Guattari como una absoluta desterritorialización humana, lo cual vuelve problemática la afirmación de John berger de que «la mascota completa ;al humano promedio;» pues le «ofrece a su dueño un espejo a una parte que de otro modo nunca se reflejaría» (Deleuze & Guattari, 1986, pp.35-36; berger, 1980, pp.14-15). Mediante la autodesterritorialización y la ruptura y negación de cualquier práctica normativa de naturaleza política, cultural y social el humano se hace neutral. En particular, cuando se va más allá y se considera que para Deleuze y Guattari devenir animal es borrar lo humano para exponer el animal dentro (baker, 2000, p.138 ). El proyecto reconoce y responde a la idea de atravesar el ámbito de lo humano como punto de análisis, pero no lo apoya por completo. Pues tanto lo humano como lo perruno podrían ser considerados por los espectadores como expuestos como animales, pero ninguno opera por fuera de su especie y sentido de sí a pesar de ser artistas cooperantes, como uno y en la misma categoría. Siguen siendo individuales y de su especie, no humano en el ser de perro ni perro en el ser de humano.

La limitación y el fracaso de conocer realmente y estar receptivos a nuestro ser animal preocupa la vergüenza social y el ego. A un perro no le importa quién esté viendo o qué piensen, pero el humano en condición de perro no puede hacer eso por completo porque la intimidación de ser visto como primitivo y animal se interpone. En últimas, deja de ser un devenir en un sentido real y quizás abandonado. La incomodidad quizás se interpone siempre en el camino de un devenir animal verdadero. Esto abre una discusión sobre el reconocimiento del animal, de identificar las reglas normativas de la socialización, de amo y mascota y de cómo pueden disolverse mediante el conocimiento perceptivo y atento del cuerpo familiar, y cómo esto configura una comprensión de la dinámica posicional y proposicional entre los convivientes interespecie y perteneciente a ellos. El potencial de lo «inter-» en relación con la posicionalidad y la subjetividad se alienta y se le permite florecer mediante la relación colaborativa y el mutuo acuerdo en este proyecto para demostrar cómo la igualdad de las especies puede ajustarse, y posiblemente contribuir a, una nueva perspectiva en la economía de la política animal más allá de discusiones convencionales que pongan la actividad dentro, o adyacentes a, la animalidad o el antropomorfismo. Esto tiene valor para los estudios animales, pues reconocer y aceptar las contribuciones iguales de cada especie y cómo la igualdad tiene valor y pertinencia, acarrea consecuencias para las relaciones domésticas. Esto sugiere que quizás no necesitemos un orden jerárquico entre especies, sino más condiciones de vida dependientes y establecidas de mutuo acuerdo para que la coexistencia prospere. La ciencia está empezando a descubrir y discutir esto, pero aún tiene que ser el estándar dominante en la guía de los estudios sobre el comportamiento animal y sus desarrollos. El proyecto pone la ciencia en práctica, específicamente una práctica artística, para demostrar que la convivencia en armonía es beneficiosa para especies compañeras. En esencia, indica una inter-perspectiva, un híbrido dualista animal-antropológico, donde se permita a cada participante contribuir plenamente sin negar la identidad de las especies. Sé tu perro es una demostración de tocar sin contacto, de conectividad sin algún hilo visible, un vínculo demostrable en la convivencia sociable en entornos de no convivencia.

Los animales no humanos tienen la voluntad, el potencial y las capacidades de contribuir a las discusiones de lo animal y lo que será así, y será si los humanos dejan de dominar y les permiten colaborar. La igualdad, aun en la práctica creativa, es productiva en las discusiones sobre lo animal y nuestra relación con ello, pues los no humanos pueden contribuir efectivamente al asunto también. Al ser visiblemente iguales a los humanos, como artistas en este contexto, los animales describen lo que la práctica interespecie puede ser en un marco equitativo. El balance que se origina en una relación definida en torno a una dinámica participativa comprometida y en igualdad de condiciones puede enseñarnos más sobre lo que es ser inter- y animal quizás, que las producidas exclusivamente mediante la imposición y el dominio (Figura 8).

Figura 8 Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016. 

Referencias

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Todas las figuras, 1-8: Sé tu perro, evento público, Galería Karst, 2016. Dom Moore [ Links ]

2De manera específica, esto tiene que ver con mi práctica de investigación artística, típica de Licking Dogs, 2008, una obra de arte en video que analiza las bocas peligrosas y con quién está el peligro, poniendo a los perros y a los humanos como colaboradores. Usando razas supuestamente peligrosas o problemáticas, que suponen peligro, colocando a perros y humanos como colaboradores. El uso de razas supuestamente peligrosas o problemáticas marcadas así por sus bocas y las historias, llevó a que en un inicio se consideraran el principal peligro en la obra. Pero, el juego interrelacional desplazó la atención hacia el humano por su agencia activa y peligrosa. El perro como colaborador es importante en el trabajo, pues a los cuatro perros que contribuyeron a su grado de interés se les dio la libertad de participar o no. Además, se cita a todos como artistas en respuesta a las preguntas planteadas en relación con la disolución de la jerarquía y el reconocimiento de las contribuciones humanas. El acto de la participación voluntaria y del perro artista es una inquietud constante que ahora se ha expandido para traer otros artistas desconocidos, humanos o perros, mediante la práctica colaborativa más recientemente en Be Your Dog (Sé tu perro).

3Se tu perro fue financiado por el esquema DIY de la Live Art Development Agency en 2016. Karst, en la ciudad de Plymouth, fue el socio organizador y la galería anfitriona.

4La inclusión del proyecto en el evento Manchester International 2019, Animals of Manchester, una adquisición de la Galería y Parque Whitworth, planteó una oportunidad de modificación leve en relación con la representación en la Galería Karst. Su ubicación en el Parque Galería Whitworth creó una dinámica interesante pues es un espacio impregnado de la práctica del paseo de perros como ocio y como juego, pero al estar dedicado por completo a una serie de eventos y espectáculos artísticos, se vio envuelto en una transformación cultural transitoria que permite un ensayo de relevancia al evento.

1 Professor of Contemporary Art, Head of the Digital and Material Artistic Research Centre.

Recibido: 26 de Julio de 2021; Aprobado: 02 de Noviembre de 2021

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