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Tabula Rasa

Print version ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.48 Bogotá Oct./Dec. 2023  Epub Mar 07, 2024

https://doi.org/10.25058/20112742.n48.01 

Artículo reseña

INTRODUCCIÓN. HACIA UNA LECTURA TRANSMODERNA DE LA OBRA DE KARL MARX ANTE LOS DESAFÍOS DEL SIGLO XXI

Introduction: Towards a Transmodern Reading of Karl Marx' Works in the Face of the 21st-Century Challenges

Introdução. Para uma leitura transmoderna da obra de Karl Marx perante os desafios do século XXI

Katya Colmenares Lizárraga1 

1. Doctorado en Humanidades, línea Filosofía moral y política, Universidad Autónoma Metropolitana -Iztapalapa. Instituto Nacional de Formación Política-Morena, México katyacolmenares@gmail.com


Un Marx por conocerse

Marx es uno de esos pensadores críticos de los que toda persona de izquierda cree saber algo. Marx abandonó la filosofía al superar el idealismo hegeliano y se dedicó a la economía para desarrollar el método científico del materialismo histórico. Mientras que para Hegel la realidad era espiritual, para Marx era material (física y económica), ya que, para Marx, lo primero es la materia y la conciencia es un derivado de ésta. A partir del método dialéctico hegeliano, el cual parte de la estructura «tesis, antítesis y síntesis», Marx desarrolló el método del materialismo dialéctico como determinación de la infraestructura sobre la superestructura. La comprensión de la historia que desarrolló el Marx definitivo advirtió a los procesos revolucionarios por venir que la línea histórica de las contradicciones como lucha de clases daría lugar al socialismo como culminación de la etapa capitalista.

Prácticamente todo lo que se afirma en el párrafo anterior es falso, salvo la primera frase: «Marx es uno de esos pensadores críticos de los que toda persona de izquierda cree saber algo». Sin embargo, lo más sorprendente es que, a pesar de ser demostrablemente falso, este cliché sobre Marx continúa siendo repetido por el marxismo del siglo XX hasta el presente, lo que nos impide arribar a un marxismo del siglo XXI. Un párrafo similar al anterior fue escrito por Terry Pinkard en la obra Hegel. Una biografía (2000), pero en referencia a Hegel. Pinkard sostiene que el siglo XX no ha logrado comprender la dialéctica de Hegel. Esto nos lleva a cuestionar la interpretación que el marxismo del siglo XX ha dado a la noción de que Marx invirtió la dialéctica hegeliana. ¿En qué nivel de comprensión del método de Marx nos encontramos?

Vamos a hacer algunas preguntas que nos ayudarán para abrir el camino hacia una lectura nueva de Marx:

  1. ¿Sabían que el Marx que conoció el siglo XX es un Marx que construyó el estalinismo? La compilación de las obras de Marx y Engels en alemán que sirvió como base para las traducciones a las distintas lenguas fue preparada en el Instituto Marx-Engels-Lenin en Rusia.

  2. ¿Sabían que un texto tan icónico como La ideología alemana no fue escrito ni por Marx ni por Engels, sino que constituye una construcción ideológica falsa producida por el marxismo ortodoxo estalinista? Tomaron escritos que no guardaban relación entre sí y los estructuraron de manera que parecieran formar un texto integrado.

  3. ¿Sabían que la famosa introducción a los Grundrisse (1857-1858), donde supuestamente Marx expuso su método dialéctico, en realidad es un texto que Marx nunca publicó? Se trata de un escrito que Marx escribió para sí mismo y con el cual nunca se identificó; por eso, lo mantuvo guardado. Posteriormente, se publicó y se presentó como el «gran método» de Marx, aunque en realidad el último texto metodológico de Marx se encuentra en el capítulo I de El capital.

  4. ¿Sabían que los tomos II y III de El capital fueron elaborados por Engels y que los verdaderos tomos escritos por Marx no fueron publicados hasta mucho tiempo después, y sólo en alemán? Estos textos son prácticamente desconocidos para el marxismo del siglo XX. Además, autores como Michael Heinrich, uno de los mayores conocedores del Marx-Engels-Gesamtausgabe ( MEGA), sostiene que en estos tomos II y III se encuentra un Marx sumamente relevante para comprender el proceso de financiarización del capital.

  5. ¿Sabían que inclusive la versión del tomo I de El capital que ahora conocemos en castellano no fue el que escribió Marx, sino que es también una versión que preparó Engels en donde mezcló las últimas versiones escritas por Marx?

  6. ¿Sabían que la relación infraestructura y superestructura es, en realidad, una caricaturización reduccionista del método de Marx? Marx sólo la mencionó de pasada en un texto temprano y nunca volvió a tratar este tema. No obstante, el marxismo del siglo XX repitió constantemente que este era parte fundamental de la construcción categorial de Marx.

  7. ¿Sabían que Hegel nunca habló de «tesis, antítesis y síntesis»? Este es otro reduccionismo completamente vacío que no tiene nada que ver con la dialéctica hegeliana.

  8. ¿Sabían que Marx nunca desarrolló ni un materialismo histórico ni un materialismo dialéctico?

Enrique Dussel, destacado filósofo latinoamericano y fundador de la filosofía de la liberación, fue uno de los primeros en arrojar luz sobre estas cuestiones y empezó a hablar de un Marx desconocido por el pensamiento crítico del siglo XX. Dedicó toda la década de 1980 al estudio exhaustivo de los escritos de Marx, en un momento en el que muchos de sus textos aún no se habían publicado y más bien se abandonaba Marx después de la caída del muro de Berlín. Dado su dominio del alemán, Dussel se trasladó a los archivos en Alemania y Holanda y tomó contacto con el Marx-Engels Gesamtasugabe, una institución que se dedica a la publicación de las obras completas originales de Marx y Engels. A partir de los textos en alemán, Dussel llevó a cabo una lectura genealógica de la obra de Marx referente a El capital, analizándola línea por línea, desde sus primeros escritos de juventud hasta la obra madura. El resultado de este esfuerzo fue la redacción de tres volúmenes sobre las cuatro redacciones de El capital.1

Marx trabajó incansablemente durante dos décadas en la elaboración del tomo I de El capital. Esta obra fue reescrita al menos cuatro veces, y no conocemos la definitiva porque la versión que ahora se imprime es una versión que armó Engels y no la que dejó Marx. Dussel realizó una lectura genealógica de la obra de Marx, reconstruyendo todo su pensamiento y llegando incluso a identificar las fechas en que se gestaron categorías fundamentales como plusvalor y trabajo vivo, entre otras. Dussel es uno de los pocos académicos que se ha tomado el tiempo de hacer la minuciosa labor de trabajar los originales de Marx a partir de las obras del MEGA, pero como es latinoamericano resulta poco conocido. En la década de los años 80 era pionero haciendo este trabajo. Hoy en día han aparecido otros autores hablando del tema, uno de los más conocidos es Marcello Musto, queremos resaltar que, aunque el autor italiano nunca cite ni reconozca a Dussel como su maestro en este punto, en realidad fue Dussel, el filósofo de la liberación, quien lo introdujo al MEGA y a la obra desconocida de Marx cuando el autor italiano era todavía un jovencito. En este sentido, América Latina sigue padeciendo el extractivismo, no sólo en términos de recursos naturales, sino también epistémico, como apunta Ramón Grosfoguel.

Ahora bien, no pretendemos simplemente afirmar que hemos «leído mal» a Marx durante el último siglo y medio, ya que lo importante no es leer bien o mal a un autor. En realidad, nuestro propósito es poner de manifiesto las consecuencias políticas de la interpretación que ha prevalecido. Las limitaciones que ha generado esta lectura de Marx han ocasionado problemas dentro de los movimientos de izquierdas a la hora de intentar comprender la realidad y desarrollar proyectos políticos concretos. Por tanto, en esta ocasión, abordaremos la cuestión de la inversión del método dialéctico con la intención de contribuir a la comprensión de lo que implica llevar a cabo una nueva lectura de la obra de Marx y cómo esta perspectiva puede ayudarnos a repensarnos como izquierda.

Marx y la inversión del método dialéctico

Marx afirmaba que El capital constituía una inversión de la dialéctica hegeliana. ¿Qué significa esto? A menudo se ha simplificado diciendo: «Si Hegel era idealista, entonces se trata de desarrollar una dialéctica materialista».

Todo pensamiento siempre parte desde un contexto histórico y espacial, de allí que todas las preguntas surgen desde un tiempo y un espacio en concreto, lo que establece tanto un límite como un horizonte para nuestra comprensión e interpretación de la realidad. Hegel fue un filósofo moderno cuyo objetivo era desarrollar el pensamiento para entender el significado del proyecto de la Modernidad, es decir, comprender qué significaba Europa a finales del siglo XVIII. Pensaba su momento histórico, el cual era muy prometedor: un capitalismo pujante que hacía que la gente soñara con la abundancia de mercancías y bienes de primera necesidad. El imaginario generado por la Revolución Industrial en Inglaterra y el surgimiento de la producción masiva de mercancías prometía un mundo en el que todas las necesidades serían satisfechas para todos. Esta es la Modernidad que Hegel concibió, una Modernidad llena de sueños, esperanzas y de realización de las utopías. En cambio, el momento en el que Marx está pensando es completamente distinto. Marx comenzó a observar las contradicciones de la Modernidad, como el trabajo esclavo e infantil, las consecuencias nefastas del trabajo industrial en la salud humana, la pobreza estructural, la explotación del ser humano y la naturaleza, entre otros aspectos. Esta distinción es de gran importancia, ya que nos permite identificar distintas interpretaciones de la realidad. Mientras que Hegel pretendía desarrollar el proyecto de la Modernidad hasta sus últimas consecuencias y mostrar cuál era el contenido de la razón moderna, Marx sostenía: «El objetivo último de esta obra [ El capital] es sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna». Pero, ¿qué significa «ley económica»? Significa la lógica detrás de la reproducción de la vida en la sociedad moderna. 2

A partir de Marx sabemos que el capitalismo no sólo produce objetos (mercancías) sino también sujetos (consumidores). Para que el sistema se pueda seguir reproduciendo necesita producir tanto las mercancías como a los consumidores de esas mercancías. En este sentido, el capitalismo genera una realidad completa, tanto en términos objetivos como subjetivos. Por ello, resulta fundamental analizar el tipo de sujeto que se encuentra detrás de la sociedad moderna: el burgués. El sujeto moderno es un burgués en su conciencia. Esto es importante de comprender, ya que no tiene nada que ver con la clase social. Un burgués siempre es burgués, pero un obrero también puede tener conciencia burguesa. Pero ¿por qué un obrero soñaría ser burgués? Porque en realidad es un burgués en la conciencia.

La sociedad moderna tiene como contenido a la burguesía, lo que implica que está constituida por individuos. Estos individuos buscan su propio interés debido a que la estructura de su subjetividad es autorreflexiva. Al analizar la descripción que Hegel hace sobre el individuo, encontramos que el contenido de la subjetividad moderna es un «yo» autorreflexivo, es decir, un sujeto que busca su propio interés y cosifica todo lo que le rodea: la naturaleza y los seres humanos, en suma, toda la realidad. La sociedad moderna implica una constante cosificación entre sujetos, ya que no existen verdaderos encuentros humanos ni relaciones sujeto-sujeto, sino que las relaciones sociales y modernas son siempre sujeto-objeto.

El problema político radica en que la izquierda también encarna icónicamente la subjetividad moderna a través de la conciencia burguesa, lo que implica que, para superar esta problemática, deberemos realizar un arduo trabajo de descolonización, o si se quiere, de desmodernización. La izquierda moderna también es individualista, egocéntrica, eurocéntrica, imperialista, colonialista, patriarcal, racista, comunitaricida, adultocéntrica, dominadora y burguesa. Para vencer al capitalismo no basta con luchar contra el capitalismo, ya que el problema de fondo no se reduce a un sistema económico, sino que, como afirma Grosfoguel, se trata de un proyecto civilizatorio de muerte: la Modernidad.

Todo lo que hemos estamos afirmando, Marx lo expresa en El capital. Sin embargo, el marxismo del siglo XX no lo ha logrado comprender. Como hemos indicado, Marx de manera explícita señala que «El objetivo último de esta obra es sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna». Por lo tanto, El capital no se limita a ser un tratado de economía, como a menudo se lo ha interpretado, sino que es una obra política, filosófica, pedagógica y ética. También es una obra científica que nos muestra el camino hacia una ciencia que va más allá de la ciencia moderna, ya que esta última ha excluido la ética al afirmar que la ciencia no tiene ninguna relación con los valores. Sin embargo, la ética no tiene nada que ver con los valores, sino con la dialéctica vida-muerte. En este sentido, El capital de Marx, como sostiene Dussel, conlleva una ética y por eso es crítica. Se trata de una ciencia crítica con un método específico que ha pasado desapercibido al marxismo del siglo XX, de eso se trata este número.

Más allá de la Modernidad capitalista occidental

Marx nos advirtió un aspecto crucial que el marxismo del siglo XX no supo comprender, y es por ello que queremos enfatizarlo y difundirlo ampliamente: para derrotar al capitalismo, debemos superar la Modernidad. Este es el enemigo, el cual no sólo está frente a nosotros, sino también dentro de nosotros. ¡Este es el gran problema! La Modernidad se ha hecho carne en nosotros. Por esta razón, la solución propuesta por la izquierda moderna burguesa, el socialismo del siglo XX, constituyó en última instancia una recaída en la Modernidad. Como lo afirma Franz Hinkelammert, otro gran maestro latinoamericano, el socialismo del siglo XX es otra reencarnación de la Modernidad.

La Modernidad tiene múltiples y heterogéneos rostros y resulta crucial distinguirlos. Su nota fundamental es que es un proyecto civilizatorio de dominación y muerte, como afirma Grosfoguel. Tanto el capitalismo como el socialismo del siglo XX son manifestaciones de la Modernidad. Mientras que el capitalismo busca dominar tanto al ser humano como a la naturaleza, el socialismo del siglo XX busca dominar a la naturaleza. De este modo, ambos proyectos comparten la intención de dominación y explotación. Juan José Bautista Segales, filósofo boliviano andino-amazónico, 3 sostenía que el capitalismo y la Modernidad como proyecto civilizatorio han avanzado a través de la destrucción de las comunidades. El capitalismo necesita destruir la comunidad para crear sociedades de individuos. ¿Cómo se logra esta destrucción? A través de la cosificación de la naturaleza. Antes de la expansión imperial/colonial europea en 1492, todos los pueblos originarios de la Tierra concebían a la naturaleza como una madre y a los seres humanos como sus hijos, fundando una relación de hermandad entre todos nosotros. Esta visión de la realidad da lugar a una política distinta, ya que la forma en que nos relacionamos con la naturaleza y entre nosotros mismos influye en nuestra práctica política. Pero ¿qué ocurre cuando convertimos a la naturaleza en objeto y nos volvemos «señores de la Tierra» en lugar de «hijos de la Tierra»? En la Modernidad, la relación con los demás implica una relación contractual entre individuos que buscan su propio interés. Por esta razón, Bautista Segales sugiere que una clave para superar la Modernidad radica en la restitución de la vida comunitaria. Si la izquierda no es capaz de construir colectivamente y unirse contra el imperialismo y la Modernidad, es señal que aún es profundamente moderna y burguesa.

Bautista Segales establece una distinción muy importante entre movimientos sociales y movimientos comunitarios. Los movimientos sociales tienen la misma estructura de la sociedad moderna y del sujeto moderno: buscan su propio interés individual y luchan por reivindicaciones particulares. Un ejemplo ilustrativo es cuando un sector de la sociedad se organiza como movimiento social para resolver un problema de suministro de agua en su localidad, y una vez que alcanza su objetivo, el movimiento se desintegra. Esta dinámica ejemplifica cómo las reivindicaciones particulares, en última instancia, reproducen el individualismo egoísta de la Modernidad. Por su parte, los movimientos comunitarios comienzan su lucha por el logro de reivindicaciones particulares, pero a medida que alcanzan sus metas, avanzan hacia reivindicaciones que abarcan la totalidad de la vida. Por ejemplo, pueden comenzar abordando la cuestión del suministro de agua en una comunidad específica y luego expandir su lucha para abordar la problemática del agua a nivel global. Lo mismo ocurre con la defensa del territorio; inicialmente, pueden luchar por la soberanía de un lugar en particular, pero su compromiso se amplía hacia la protección de la Pachamama.

Los movimientos comunitarios, que con frecuencia se encuentran encarnados por pueblos y comunidades originarias, luchan por reivindicaciones que abarcan la vida en su totalidad. Si realmente pretendemos construir un proyecto político radical en este siglo XXI, no podemos limitarnos únicamente a las pequeñas luchas por reivindicaciones particulares e identitarias. Debemos enfrentar al imperialismo y la Modernidad en vista de la construcción de un mundo en el que la dominación y la explotación del ser humano y la naturaleza sean imposibles, y donde la reproducción de la vida de todos sea una realidad. Nuestra lucha debería culminar cuando la reproducción de la vida de todos se convierta en una realidad. Mientras no alcancemos este objetivo, debemos continuar avanzando en la construcción de la unidad. Si la lectura de Marx se considera necesaria en el siglo XXI, es para superar la conciencia moderna, burguesa y social, y avanzar hacia una comunidad de vida y un frente de lucha común que sea antiimperialista, transmoderno y postoccidental.

Contenido de este número de Tabula Rasa

El artículo de Franz Hinkelammert El pensamiento crítico de Marx y el humanismo de la praxis desmonta la teoría de base y superestructura que ha sido pilar en el marxismo del siglo XX y nos introduce a la teoría del fetichismo, la fenomenología de la vida real y la teoría del reflejo presentes en El capital de Marx. La genialidad de la lectura de Hinkelammert consiste en exponer claramente la reflexión trascendental contenida en la obra de Marx, mostrando que la dimensión imaginaria y utópica forma parte del ser de la realidad, pero no como superestructura, sino como el reflejo del reflejo. La realidad que produce la modernidad grita desde la vida que no es, como ausencia presente a la espera de su existencia, se trata de una lectura a contrapelo de la dialéctica hegeliana como nunca lo elaboró el marxismo del siglo XX y que nos abre la dimensión ética y crítica de Marx como humanismo de la praxis.

El artículo de Juan José Bautista La teoría del fetichismo de Marx continua la reflexión de Franz Hinkelammert como un desarrollo del método de Marx, pero desde la crítica de la antropología contenida en la sociedad moderno-capitalista, una antropología que tiene su origen en la cristiandad, como inversión del cristianismo, y que posteriormente será secularizada hasta aparecer como antropología moderna con Hegel. Este trabajo resulta sumamente valioso porque reflexiona explícitamente sobre el significado de la inversión de la dialéctica hegeliana y muestra que la subjetividad moderna se configura internamente a partir de una determinada idea de Dios que se invisibiliza en el proceso de secularización, pero que sigue operando. El abordaje que hace Juan José Bautista sobre el método de Marx nos sirve para pensar los problemas del siglo XXI desde una perspectiva transmoderna.

El artículo de Enrique Dussel El Marx desconocido nos introduce a su lectura de Marx, resaltando temas centrales como la ética implícita en El capital, el fetichismo, la inversión de la lógica hegeliana, el materialismo en un sentido completamente distinto al del marxismo del siglo XX, la crítica de la teología y la religión o categorías que pasaron desapercibidas como «plusvalor», «trabajo vivo», «fuente creadora», «categoría», «nada», etc. Asimismo, establece una relación que resulta sumamente sugerente entre Marx y Schelling vs Hegel, según la cual Marx habría adoptado el concepto de «creación desde la nada» a partir de reflexión que hace Schelling sobre Dios. Dussel nos recuerda en este texto los principales hallazgos que hizo durante la década de los años 80, y actualiza que suponen desarrollos y novedades importantes a partir de su última obra sobre el tema: 16 tesis de economía política (2015).

El artículo de Michael Heinrich Nuevas lecturas de Marx desde el MEGA nos presenta una reflexión en torno a las novedades teóricas e interpretativas que se abren a partir de las obras completas publicadas por el MEGA. Heinrich es uno de los autores más importantes en lo que respecta a la obra de Marx, a decir de Gerald Hubmann, secretario del MEGA, es el autor que mejor conoce la edición del MEGA no sólo en cuanto a lo formal, sino inclusive a nivel teórico e interpretativo. Este texto abrirá un gran debate, porque permitirá redimensionar el trabajo del marxismo estándar y compararlo con las posibilidades que se abren desde los originales de Marx, donde encontramos un autor en construcción, no monolítico.

El artículo de Katya Colmenares El método de Marx y la inversión de la dialéctica es un texto que reflexiona sobre el significado de la inversión de la dialéctica que habría llevado a cabo Marx en El capital retomando las hipótesis al respecto de Hinkelammert, Dussel y Bautista y tratando de llevar el tema del método a un nuevo nivel de aplicación para la producción de pensamiento crítico y transformación de la realidad; establece un paralelismo entre la lógica de Hegel y la reflexión trascendental de Marx para mostrar la complejidad del giro que llevó a cabo Marx y los niveles de realidad que distingue su teoría. Asimismo, expone la diferencia en la concepción de la ciencia en Marx y en Hegel, su concepto de Dios y su subjetividad con miras a plantear una breve agenda sobre el trabajo que corresponde llevar a cabo para hacer frente a los problemas actuales desde la obra de Marx.

El artículo de Gerald Hubmann El proyecto del MEGA presenta el proyecto de las Obras completas de Marx y Engels (MEGA), su historia, alcance y objetivos.

La entrevista a Helmut Reichelt Un Marx para nuestro tiempo nos presenta una reflexión sobre la actualidad de la obra de Marx a partir de los problemas que enfrenta la humanidad, el pensador da claves sumamente importantes para continuar pensando y transformando la realidad.

El texto de Marx El señor List y la conciencia burguesa (traducido por Anabelle Contreras) pone a disposición del público en general un texto del MEGA, inédito en español, donde Marx presenta una reflexión que nos anima a pensar sobre las implicaciones de su reflexión trascendental.

Esperamos que este número de la revista Tabula Rasa contribuya a que las nuevas generaciones continúen la marcha hacia una lectura de Marx más allá de los prejuicios y dogmas del marxismo del siglo XX en un momento de la historia en la que el fetichismo y la necesidad de producción de pensamiento crítico siguen siendo de los principales problemas de la humanidad.

1Nos referimos a las obras: La producción teórica de Marx: un comentario a los Grundrisse (1985), Hacia un Marx desconocido: un comentario de los manuscritos del 61-63 (1986), y El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana (1990). Además de estas obras, Dussel tiene otros libros más en donde continuó desarrollando una lectura propia de Marx, entre los que se encuentran Las metáforas teológicas de Marx y 16 tesis de economía política.

2Es importante tener en cuenta que cuando Marx habla de «ley» se refiere a la lógica, y cuando habla de «económica» se refiere al ámbito de la producción, reproducción y desarrollo de la vida.

3Véase de Juan José Bautista Segales las obras ¿Qué significa pensar desde América Latina? (2014) y Dialéctica del fetichismo de la modernidad (2018).

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