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Tabula Rasa

Print version ISSN 1794-2489

Tabula Rasa  no.48 Bogotá Oct./Dec. 2023  Epub Mar 07, 2024

https://doi.org/10.25058/20112742.n48.10 

Artículo de investigación

DEL SISTEMA MUNDIAL CAPITALISTA AL SISTEMA MUNDIAL TECNO-FEUDAL: UN ANÁLISIS DECOLONIAL 1

From the Capitalist World-System Towards the Technofeudalist World-System: A Decolonial Analysis

Del sistema mundial capitalista ao sistema mundial tecnofeudal: uma análise decolonial

1Doctorando en Ciencias Políticas, de la Administración y Relaciones Internacionales. Universidad Complutense de Madrid, España zakhabib@ucm.es


Resumen

Desde inicios del siglo XX, el sociólogo Immanuel Wallerstein (2000) venía pronosticando que el sistema mundial capitalista estaba en decadencia y se comenzaba a transformar en otro tipo de sistema, pero sin especificar cuál sería. Ahora, varios economistas le han puesto nombre al nuevo sistema económico: el tecnofeudalismo. Sin embargo, tal y como señalaba el mismo Wallerstein y uno de sus discípulos Ramón Grosfoguel, un análisis puramente económico del sistema mundial sería reduccionista, economicista e incluso eurocéntrico. Por tanto, en este artículo se pretende describir las distintas heterarquías del nuevo sistema y detallar una dialéctica marxista decolonial acerca de cómo está construido este sistema.

Palabras clave: descolonización; eurocentrismo; tecnofeudalismo; sistema mundo

Abstract:

Since the turn of the 20 th century, social scientist Immanuel Wallerstein (2000) was announcing the decay of the capitalist world-system and its change into another type of system, without specifying which it would be. Nowadays, several economists have given a name to such a new economic system: technofeudalism. However, as Wallerstein himself and one of his disciples, Ramón Grosfoguel, pointed out: a purely economic analysis of the world-system would be reductionist, economicist, and even Eurocentric. Therefore, this article intends to describe the various heterarchies of this new system and to delve into a decolonial Marxist dialectics explaining how that system is built.

Keywords: decolonization; Eurocentrism; technofeudalism; world-system

Resumo:

Desde inícios do século XX, o sociólogo Immanuel Wallerstein (2000) pressagiou que o sistema mundial capitalista estava em decadência e começava a se transformar em outro tipo de sistema, sem especificar qual seria. Agora vários economistas deram nome ao novo sistema econômico: o tecnofeudalismo. No entanto, tal e como apontava o mesmo Wallerstein e um de seus discípulos Ramón Grosfoguel, uma análise meramente econômica do sistema mundial seria reducionista, economicista e incluso eurocêntrica. Portanto, este artigo pretende descrever as diferentes hierarquias do novo sistema e detalhar uma dialética marxista decolonial sobre como está construído esse sistema.

Palavras-chave: descolonização; eurocentrismo; tecnofeudalismo; sistema mundo.

Introducción

En el 2009, el teórico del sistema mundial Immanuel Wallerstein ya decía que se había comenzado un período de transición de 30 años hacia un nuevo sistema económico mundial. En ese momento, no estaba claro si el nuevo sistema iba a ser mejor o peor que el capitalismo, pero al pasar 14 años, muchos economistas y analistas del sistema mundial han comenzado a bautizar el nuevo sistema económico de la modernidad como el tecnofeudalismo.

Un interrogante que surge ante esta nueva realidad proviene del hecho de que uno de los discípulos de Wallerstein, Ramón Grosfoguel, dialogara con este pensador para incluir una lista de 16 heterarquías que caracterizaban y complejizaban la manera de entender el sistema mundial. Por lo tanto, Si el sistema-mundo capitalista ya se transformó en un sistema mundo tecnofeudal, ¿Cuáles son las distintas heterarquías de dominación? Algunas de las 16 heterarquías se han transformado, mientras que otras ya no son aplicables. Se puede comenzar a caracterizar el nuevo sistema mundial tecnofeudal de la siguiente manera, siempre tomando en cuenta el concepto de las heterarquías de Kontopoulos:

La cristiandad ha sido reemplazada por una alianza entre la cristiandad y el agnosticismo teocéntrico. El poder de la Iglesia católica está siendo desplazado geopolíticamente. En el nuevo mundo tecnofeudal se forja una alianza política, económica y religiosa entre el agnosticismo teocéntrico y la nueva cristiandad cambiándolo todo para no cambiar nada, reproduciendo la supremacía religiosa dogmática y patriarcal por encima de las otras formas de espiritualidad en el mundo. El nuevo enemigo de esta alianza religiosa es el islam en Europa y la comunidad latinoamericana en EE. UU.

La salud futura de Occidente y su influencia en otras sociedades depende en gran medida de su éxito en hacer frente a esas tendencias que, por supuesto, dan lugar a las afirmaciones de superioridad moral por parte de musulmanes y asiáticos. La cultura occidental es desafiada por grupos dentro de las sociedades occidentales. Uno de esos desafíos proviene de inmigrantes de otras civilizaciones que rechazan la asimilación y continúan adhiriéndose y propagando los valores, costumbres y culturas de sus sociedades de origen. Este fenómeno es más notable entre los musulmanes de Europa, que son, sin embargo, una pequeña minoría. También se manifiesta, en menor grado, entre los hispanos en los Estados Unidos, que son una gran minoría. Si la asimilación falla en este caso, Estados Unidos se convertirá en un país dividido, con todo el potencial de conflicto interno y desunión que ello conlleva. En Europa, la civilización occidental también podría verse socavada por el debilitamiento de su componente central, el cristianismo. Proporciones decrecientes de europeos profesan creencias religiosas, observan prácticas religiosas y participan en actividades religiosas. Esta tendencia refleja no tanto hostilidad hacia la religión como indiferencia hacia ella. No obstante, los conceptos, valores y prácticas cristianos impregnan la civilización europea. «Los suecos son probablemente las personas menos religiosas de Europa», comentó uno de ellos, «pero no puedes entender este país en absoluto a menos que te des cuenta de que nuestras instituciones, prácticas sociales, familias, política y forma de vida están moldeadas fundamentalmente por nuestro espíritu luterano». Los estadounidenses, en contraste con los europeos, creen abrumadoramente en Dios, se consideran personas religiosas y asisten a la iglesia en gran número. Si bien faltaba evidencia de un resurgimiento de la religión en Estados Unidos a mediados de la década de 1980, la década siguiente pareció presenciar una actividad religiosa intensificada. Es probable que la erosión del cristianismo entre los occidentales sea, en el peor de los casos, solo una amenaza a muy largo plazo para la salud de la civilización occidental. ( Huntington, 1997, pp. 304-305 ).

Se evidencia como esta narrativa cristianocéntrica se tradujo en política pública en la presidencia de Donald Trump, con su discurso racista hacia los inmigrantes que provenían de México y su “Muslim ban” en el que prohibió la entrada al país a musulmanes de varios países de África y Oriente Medio.

El patriarcado de la cristiandad ahora tiene un rostro feminista imperial. Este divide y conquista las poblaciones racializadas en hombres y mujeres individualistas que reproducen los esquemas de dominación y superexplotación y genocidio ahora en nombre de un feminismo que ha sido invertido y tergiversado por los poderes imperiales. Un ejemplo muy pertinente de esta estrategia se dio durante la presidencia de George Bush (2000-2008) en el que se invadieron los países de Afganistán e Irak bajo el discurso de que estos países violaban los derechos de las mujeres y por tanto debían ser invadidos y saqueados por sus recursos naturales. Aquí podemos observar la colonialidad de los derechos humanos al reproducirse la visión de Juan Ginés de Sepúlveda sobre la anulación de los derechos del «otro» que supone una amenaza para Occidente ( Habib-Gómez, 2021).

El capitalismo racial está siendo reemplazado por un multiculturalismo imperial, que se manifiesta en un conflicto entre las viejas formas y las nuevas formas de apartheid ( Grosfoguel, 2022). La vieja forma de apartheid es el “Make (White) America Great Again”, el lema de la campaña presidencial de Donald Trump, siguiendo la tendencia política anteriormente expuesta por Huntington. La otra forma de apartheid es el multiculturalismo imperial de Barack Obama, cambiándolo todo para no cambiar nada. Es decir, que se pueden tener grandes logros en la lucha contra el racismo o el patriarcado como el nombramiento de Sonia Sotomayor, la primera magistrada latina de la Corte Suprema de los Estados Unidos, pero tras la presidencia de Donald Trump, esa misma Corte Suprema ha abolido el derecho al aborto, y las mujeres más afectadas por esa decisión son mujeres afroamericanas y latinas. El multiculturalismo imperial no entendió el pensamiento radical de Martín Luther King y fue su termidor tras su asesinato, fetichizándolo por un líder únicamente de los derechos civiles, y no un líder de los derechos humanos. Fue precisamente Malcolm X quien se distinguió de Martin Luther King como un activista de derechos humanos y luchó en contra del multiculturalismo imperial, argumentando que no quería que el pueblo afroamericano se integrase a la América blanca, sino que tuviese su propio Estado que lo representase. Para el marxismo negro, ni el feudalismo ni el capitalismo supusieron el fin de la esclavitud. Lo mismo sucede con el tecnofeudalismo, que necesita minar cobalto en el Congo con esclavos para poder construir tecnología militar de punta, automóviles eléctricos y las baterías de los teléfonos móviles. También se utiliza litio para esta tecnología, cuya necesidad depredadora fue la motivación detrás del golpe de Estado de Bolivia en octubre del 2019.

En términos geopolíticos, ha finalizado la postguerra fría y comienza el colapso del imperio estadounidense que, ahora disputa su hegemonía con Rusia en Europa y Oriente Medio. La tercera guerra mundial comenzó en Siria en el 2011 y después en Ucrania en el 2014 con el golpe de Estado llevado a cabo por la extrema derecha ucraniana. Siguiendo a la lógica de Wallerstein, probablemente se trate de una nueva guerra de los 30 años, igual que en los siglos XVII, XVIII y XX que crearon ajustes en el sistema mundial y cambiaron de países hegemónicos. Ante esta nueva guerra de treinta años, es inevitable pensar que el próximo país hegemónico sea China, aunque probablemente esta conjetura sea eurocéntrica, al asumir que China sería un imperio al igual que EE. UU., Gran Bretaña, y España. No cabe la menor duda que China se ha beneficiado económicamente de la guerra en Ucrania, pero a la vez lo que China ha fomentado mediante la cooperación con los países del Sur global es el camino hacia un mundo multipolar y de la desglobalización 2.

La globalización es un concepto engañoso, ya que lo que se describe como globalización lleva ocurriendo 500 años. Lo nuevo es que estamos entrando en una «era de transición». Podemos analizar con provecho la situación mundial actual utilizando dos marcos temporales: de 1945 a la actualidad. El periodo desde 1945 ha sido un largo ciclo de Kondratieff, con una fase A hasta 1967-76 y una fase B desde entonces. La evolución económica y política de los últimos 50 años son fáciles de situar en este marco. El periodo desde 1450 hasta hoy es la larga historia de la economía mundial capitalista, con tendencias seculares que han alcanzado puntos críticos. ( Wallerstein, 2000, p. 251 )

Incluso el Banco de España ( 2021) está investigando sobre los procesos de desglobalización, proteccionismo y prohibiciones de viaje a partir del 2020, aunque ya haya terminado la fase más crítica de la pandemia, ahora la tendencia mundial sigue siendo hacia la regionalización de las cadenas globales de valor, y el proteccionismo de las economías nacionales. De hecho, la estrategia que inició el presidente Donald Trump y que ha continuado el presidente Joe Biden, ha sido el de manufacturar las partes más valiosas de los iPhone y los automóviles Ford en EE. UU., con tal de frenar la transferencia de riqueza hacia el Sur global. La intención original de Donald Trump era de transferir todas las fábricas de iPhone y Ford a EE. UU., cosa que hubiera exacerbado el precio de los productos debido a que la mano de obra es 10 veces más costosa en EE. UU. que en China. Esto es una muestra de lo que detalla Grosfoguel (2022) acerca de las limitantes que puede tener un país al intentar interrumpir el funcionamiento del sistema mundial.

La supremacía de lo urbano por encima de lo rural ahora es una colonización neoliberal de lo rural para romantizar la vida rural con el fin de invisibilizar las nuevas formas de colonización por parte de las empresas transnacionales. Después de la pandemia de la covid-19, aquellos que poseen los medios económicos ahora se están mudando fuera de las ciudades hacia las zonas rurales, con tal de evitar las zonas urbanas en las cuales se daban los mayores contagios.

Se intensifica la relación entre centro y periferia y se puede observar que algunos países de la periferia se han convertido en periferia abandonada. Países como Haití o El Salvador son abandonados por el sistema mundial tecno-feudal por haber tenido la «audacia» de levantarse contra el sistema mundial. Otros países como Cuba o Venezuela han pasado por procesos de cooptación por EE. UU. cuando éste ha necesitado ajustar su geopolítica económica en el mercado mundial. La administración Biden dejó de apoyar a Juan Guaidó en sus varios intentos por hacer un golpe de Estado en contra del presidente Nicolás Maduro y ahora EE. UU. vuelve a comprar petróleo de Venezuela. En el caso de Cuba, el restablecimiento de las relaciones entre este país y EE. UU. es con la intención de insertar a Cuba en el sistema-mundial como un país semi-periférico que ofertaría mano de obra barata y calificada al nuevo sistema tecnofeudal. El concepto de la zona del ser/no ser de Fanon es compatible con el concepto de centro/periferia de Wallerstein, solo que el primero se refiere al racismo estructural y el segundo se refiere a la división internacional de trabajo, que está estrechamente ligado al racismo.

En la geografía de la memoria, también debemos de apuntar hacia la historia que relata Wallerstein (2011) sobre los aspectos culturales y religiosos de la crisis del feudalismo que devino en el sistema capitalista mundial. Durante esta crisis, la Iglesia estaba perdiendo poder frente a un campesinado que buscaba alternativas religiosas más horizontales. Tal y como lo relataba Juan José Bautista (2020), el conflicto entre la Iglesia y el campesinado se daba entre la perspectiva punitiva de la cristiandad de que todos habían nacido pecadores y por lo tanto requerían de la salvación de la Iglesia. El campesinado difería en esto debido a la interpretación liberadora de considerar a todo ser humano como hijo de Dios, y por tanto un ser divino. Ante la secularización de la cristiandad tras el largo siglo XVI, en la actualidad la misma lógica punitiva se traduce en el análisis pseudocientífico de que todo ser humano es egoísta por naturaleza. Durante la segunda mitad del siglo XX se reprodujo este conflicto entre la teología de la liberación y la Iglesia católica en el sentido de que se enfrentaba la teología invertida que justificaba la dominación imperialista/capitalista/patriarcal, mientras que por otro lado venía desde los pueblos latinoamericanos una teología que ponía al cristianismo a caminar de pie otra vez. Otro aspecto del conflicto religioso que llevó a los señores feudales a convertirse en burgueses tuvo que ver con la destrucción de símbolos religiosos, lo cual, en el mundo secularizado de la colonialidad, se traduce en rebeliones en contra de los símbolos racistas y colonialistas en las ciudades de Norteamérica y Europa.

Para el filósofo boliviano Juan José Bautista, había una conexión entre el análisis crítico de Dussel y Hinkelammert sobre Marx y la forma en la que él lograba entender la manera en que los pueblos indígenas podrían superar la modernidad y producir vida más allá de ella. En una de sus últimas charlas, Bautista nos detalla la dialéctica marxista para ir más allá de ella para superar la modernidad a través de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios.

Entonces, Dussel y Hinkelammert hacen no solamente el ascenso sino también el descenso. Y por eso descubren otro tipo de determinaciones simples... En el caso de Dussel es el trabajo vivo y en el caso de Hinkelammert es la vida… Porque para que el trabajador pueda trabajar, el trabajador tiene que estar vivo… También está contenido en Marx, pero no está desarrollado. Entonces cuando descubren eso, entonces ah, ahora hay que hacer un nuevo ascenso. No solamente porque estamos en el siglo XXI, sino porque estamos viviendo en un contexto histórico cultural distinto al de Marx. Ellos hacen otro ascenso. Y ya no descubren el mercado mundial, sino que descubren otra totalidad concreta, que es la modernidad. Ellos son los dialécticos… Para hacer ciencia hay que hacer ascenso y descenso, de lo abstracto a lo concreto y de lo concreto a lo abstracto… Ahora nosotros estamos haciendo otro ascenso y descenso. Entonces partimos de la totalidad concreta de Dussel y Hinkelammert, que es la modernidad. Y cuando hacemos el descenso, descubrimos otro tipo de determinación simple. La vida del trabajador presupone la vida de la naturaleza… Cuando descubrimos eso, hacemos otro ascenso, y ahora la modernidad… 1492: El encubrimiento del otro, ahí es donde Dussel hace la crítica del mito de la modernidad. Nosotros partimos de eso. Después de su trabajo de Marx toda la década de los 80, él hace un nuevo ascenso y llega a la modernidad, la crítica de la modernidad. Entonces, una vez que ha arribado a una nueva totalidad concreta, desde la cual se puede entender no solo el capitalismo, sino también el socialismo como producciones de la modernidad… Entonces nosotros hacemos otro tipo de descenso. No solamente llegamos al trabajo vivo, no solamente llegamos a la vida. Sino que llegamos a aquello, lo que está presupuesto en la vida del trabajador, es también la vida de la naturaleza. Que todavía no aparece la Pachamama… Entonces aquí descubrimos la posibilidad de hacer otro tipo de ascenso. Entonces, descubrimos el más allá de la modernidad… Cuando descubrimos el más allá de la modernidad, es porque esta totalidad concreta nos ha permitido ir más allá no solamente de la mercancía, que es la determinación más simple de Marx, sino también al trabajo vivo, más allá del trabajo vivo y más allá del concepto de vida de Hinkelammert… Con Marx ha llegado a la mercancía, con Dussel ha llegado al trabajo vivo… pero me he puesto a trabajar Hinkelammert, con él he llegado al concepto de vida. Y gracias a ellos puedo trascenderles a ellos... Es el diálogo con un pensador… Porque estoy haciendo lo que han hecho ellos, ¿qué han hecho ellos? Pensar la realidad, estoy pensando la realidad propia… Entonces, descubro que lo que está presupuesto en la vida del trabajador es la vida de la naturaleza... En este caso sería la vida de la comunidad, gracias a la vida de la comunidad aparece la vida del trabajador… Entonces decidimos hacer un nuevo ascenso. Cuando hacemos el nuevo ascenso descubrimos el más allá de la modernidad. ¿Qué quiere decir esto?... Descubrimos la posibilidad de tematizar nuestra realidad desde otros horizontes, desde otra totalidad concreta, desde otra visión de la realidad que nos permita entender nuestra especificidad de otro modo. Al principio aparece como totalidad abstracta... ¿Cuál sería la cosmovisión? Pacha… Entonces sí se podría decir que es la cosmovisión andina-amazónica. Entonces, intento ponerme en este tipo de lugar para ver cómo se puede hacer el descenso para lograr otro tipo de determinación gracias a la cual es posible esto... ¿Cuál podría ser la determinación simple en la que está contenida todo el mundo andino-amazónico? Como en el capitalismo, los capitalistas en el dinero o sea sin dinero no son nada… Pero desde la perspectiva nuestra, ¿Cuál sería?... A la que estoy llegando… no estoy diciendo «esta es la determinación más simple». Tal vez de aquí a diez años diga eso, pero ahorita no puedo decir eso. A la determinación a la cual estoy llegando… Para poder intentar reconstruir esto, reconstruir esto ¿qué quiere decir? No quiere decir tener una comprensión teórica de eso, no. Nuestro problema no es el conocimiento, nuestro problema es la vida. ¿Cómo reconstruimos esta forma de vida?... Hasta aquí el problema es el conocimiento, es logos. Pero aquí de pronto descubro otro tipo de determinaciones que me cambian completamente esta forma de racionalidad inclusive cognitiva. Lo que descubro es el alimento... Imagínense los andinos sin la papa… En general, ¿por qué? Porque no estoy hablando a nombre del mundo andino-amazónico, ¡estamos hablando a nombre de los pueblos originarios! Todos aquellos que han originado la forma de vida. Toda forma de vida ha empezado con la producción de un tipo de alimento en el cual estaba contenido todo esto. ( Bautista, 2020, 1h07m07s)

En este nuevo sistema, la nueva totalidad abstracta es el tecnofeudalismo y su determinación más simple son los datos. Esto se debe a que, en este modo de producción, los datos son lo más importante para la nueva acumulación de capital tecno-feudal. Los datos son convertidos en mercancía, llevando a nuevos niveles la colonialidad del poder, saber y ser. Con los datos se puede llevar a cabo el sueño de Edward Bernays, de controlar el pensamiento de los distintos pueblos del mundo mediante la propaganda personalizada. Son los guardianes de la libertad más poderosos de la historia de la humanidad.

El sector privado, los gobiernos y las universidades se han volcado en la búsqueda de nuevo talento en el mundo de la data science. Tal y como Marx lo pronosticó, el trabajo humano está siendo reemplazado por las máquinas, pero ahora son máquinas con inteligencia artificial, las cuales son dirigidas por los procesadores o chips. Esto se diferencia a la determinación más simple de Marx que es la mercancía, ya que el procesador es una pieza de las mercancías tecnológicas que sigue presuponiendo la vida de la naturaleza y la vida del trabajador para poder constituirse.

Sin embargo, aunque este sistema económico puede considerarse como uno nuevo de la modernidad/colonialidad, se ha de tener cuidado con la simplificación de considerar a Marx como un pensador hegeliano. Aunque se pueda observar la influencia de Wilhem Hegel en las fases históricas hacia la modernidad en correlación con los modos de producción en Marx, tampoco se puede aseverar con certeza que Marx fuese hegeliano. De hecho, Enrique Dussel señala que se ha de leer con cuidado la segunda sección del primer tomo de El capital, «La transformación del dinero en capital».

La transformación de valor del dinero llamado a convertirse en capital no puede operarse en este mismo dinero, pues el dinero, como medio de compra y medio de pago, no hace más que realizar el precio de la mercancía que compra o paga, manteniéndose inalterable en su forma genuina, como cristalización de una magnitud permanente de valor. La transformación del dinero en capital no puede brotar tampoco de la segunda fase de la circulación, de la reventa de la mercancía, pues este acto se limita a convertir nuevamente la mercancía de su forma natural en la forma dinero. Por tanto, la transformación tiene necesariamente que operarse en la mercancía comprada en la primera fase, D-M, pero no en su valor, puesto que el cambio versa sobre equivalentes y la mercancía se paga por lo que vale. La transformación a que nos referimos sólo puede, pues, brotar de su valor de uso como tal, es decir, de su consumo. Pero, para poder obtener valor del consumo de una mercancía, nuestro poseedor de dinero tiene que ser tan afortunado que, dentro de la órbita de la circulación, en el mercado descubra una mercancía cuyo valor de uso posea la peregrina cualidad de ser fuente de valor, cuyo consumo efectivo fuese, pues, al propio tiempo, materialización de trabajo, y, por tanto, creación de valor. Y, en efecto, el poseedor de dinero encuentra en el mercado esta mercancía específica: la capacidad de trabajo o la fuerza de trabajo. ( Marx, 1976, pp. 120-121 )

Esto se diferencia a Hegel debido a que Marx argumenta que el dinero se convierte en capital mediante el valor que crea el obrero “de la nada”. Por lo tanto, Marx no es hegeliano, ni mucho menos Wallerstein.

En el tecnofeudalismo se renueva el pensamiento de Thomas Robert Malthus (;1798; 2018), que pensaba que el problema de la pobreza y miseria en el siglo XIX no era a causa del capitalismo ni la modernidad, sino que había demasiados seres humanos en el mundo.

La propia Francia ofrece una prueba irrefragable de la verdad de estos sentimientos; porque, soy claramente de la opinión, por las observaciones que hice en todas las provincias del reino, que su población está mucho más allá de la proporción de su industria y trabajo, que sería mucho más poderosa y definitivamente más floja, si tuviera cinco o seis millones menos de habitantes. De su población demasiado grande, presenta, en todos los sectores, tales espectáculos de miseria, que son absolutamente inconsistentes con ese grado de felicidad nacional, que ella era capaz de alcanzar, incluso bajo el antiguo gobierno. Un viajero, mucho menos atento que yo a objetos de este tipo, debe ver a cada paso los signos más inequívocos de angustia. Nadie puede preguntarse quién considera el precio del trabajo y de las provisiones, y la miseria en la que un pequeño aumento en el precio del trigo arroja a las clases más bajas. ( Malthus, 2018, pp. 448-449 )

Esto no sería tan alarmante si los economistas de hoy en día no siguiesen su pensamiento, no obstante, lo justifican, con un análisis puro de oferta y demanda laboral:

Dada la diferencia entre las tasas de crecimiento de las progresiones aritméticas y geométricas, existía el peligro constante de que el crecimiento excesivo de la población forzara a bajar el nivel de vida de la mayor parte de la población, ya que una oferta excesiva de mano de obra reduciría los salarios de aquellos que tenían la suerte de encontrar empleo y también aumentaría el riesgo de desempleo. ( Wrigley, 2018, p. 520 )

Además, en el sector económico, se traduce a un austericidio que considera que el problema del mercado laboral es que hay demasiadas personas con títulos universitarios, entonces se han precarizado los empleos de las nuevas generaciones para crear mano de obra barata y calificada, sobre todo en los países de la periferia y semiperiferia.

La cuestión clave en opinión de Malthus era fomentar la prudencia al contemplar el matrimonio. Un hombre no estaba justificado para contraer matrimonio a menos que estuviera satisfecho de poseer los recursos necesarios para mantener a su esposa y a los hijos nacidos del matrimonio. Por lo tanto, Malthus se opuso estridentemente, a veces amargamente, al sistema inglés de los Poor Laws, que, al brindar apoyo a una familia en dificultades, ajustaba la escala de apoyo de acuerdo con el número de niños en la familia, si la familia era numerosa. Esta práctica, en su opinión, fomentaba los matrimonios imprevistos, ya que eliminaba una consideración que de otro modo habría inducido una mayor cautela por parte de los hombres que contemplaban el matrimonio. ( Wrigley, 2018, p. 521 )

Hoy día con la pandemia covid-19 se ha demostrado que las élites del sistema mundial deciden reducir la población mundial mediante experimentos poco éticos.

Ante esta reflexión sobre el nuevo sistema económico de la modernidad/colonialidad, el interrogante que surge es ¿por qué comienza un sistema que al parecer es peor que el capitalismo, y por qué no fuimos capaces de derrotar el sistema mundial capitalista? Esto tiene que ver con el fracaso de las izquierdas aguadas y la subida de la extrema derecha populista en numerosos países del mundo, incluyendo las grandes potencias del mundo como Gran Bretaña y EE. UU. y más recientemente en Italia. Tal y como lo relata Ramón Grosfoguel, los fascistas son los bomberos del capitalismo, y ante las izquierdas aguadas que no fueron capaces de interrumpir las lógicas de dominación y explotación del sistema mundial capitalista, las clases obreras blancas se han «fascistado» o vuelto fascistas ante la inhabilidad de las izquierdas de poder plantear políticas que al largo plazo supondrían superar no sólo al capitalismo, sino a la modernidad. Tal y como la planteaba el politólogo Sheldon Wolin (2017), el propósito de los socialdemócratas fue el de salvar al capitalismo, con el consenso de la burguesía, con tal de frenar el avance del comunismo. Y no solo eso, para Hinkelammert (2018), la socialdemocracia fue un proyecto de guerra en contra de la Unión Soviética.

Debido a que estamos en fase de transición hacia un nuevo sistema económico, deberíamos preguntarnos qué tipo de sistema es el que más nos favorece a toda la humanidad, no sólo a las élites. Tal y como se ha argumentado en este artículo, el sistema económico actual es un sistema destructor de la vida en el planeta, tanto de seres humanos como de la naturaleza. Por tanto, debemos de apuntar hacia una economía que nos permita reproducir la vida plena para todas y todos los seres humanos en el planeta, sin excluir a la naturaleza de nuestra visión de vida en el futuro.

Referencias

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1Este artículo es producto de la investigación teórica llevada a cabo como parte de la tesis doctoral titulada: Descolonizando la paz en El Salvador: 1992-2019.

2Es importante recordar que para Wallerstein (2000), el término globalización era problemático puesto que él consideraba que la globalización era un proceso que llevaba 500 años en curso, y que no era un fenómeno exclusivamente aplicable a la segunda mitad del siglo XX.

Recibido: 28 de Marzo de 2023; Aprobado: 10 de Junio de 2023

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