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Revista Criminalidad

versión impresa ISSN 1794-3108

Rev. Crim. vol.60 no.2 Bogotá mayo/ago. 2018

 

Estudios Criminológicos

Elementos relevantes en la intervención terapéutica de jóvenes que cometen infracciones sexuales: la percepción de adolescentes chilenos egresados de un programa especializado

Relevant elements in the therapeutic intervention of young people who have committed sexual offences: perception of the Chilean adolescents emerging from a specialized program

Elementos relevantes na intervenção terapêutica de jovens que cometem infrações sexuais: a percepção de adolescentes chilenos egressos de um programa especializado

Bárbara Barrientos-Low 1  

Elías Escaff-Silva 2  

1Psicóloga Universidad de Chile. Santiago de Chile, Chile barbara.barrientos@ug.uchile.cl

2Psicólogo, Profesor Asistente de la carrera de Psicología, Universidad de Chile, Santiago de Chile, Chile eescaff@gmail.com


Resumen

El objetivo de la investigación es estudiar la percepción de jóvenes chilenos egresados de un programa dirigido a adolescentes que cometen actos sexualmente abusivos. En el estudio se aplicó una metodología de tipo cualitativa, utilizando como instrumentos de producción de información la entrevista semi-estructurada y la revisión documental de fichas clínicas. El análisis se realizó mediante la técnica de la Teoría Fundamentada. Los resultados alcanzados apuntan a la importancia en la especialización de las metodologías y técnicas aplicadas, tanto en la evaluación diagnóstica como en el proceso terapéutico. Se observó también la relevancia que tiene la figura del terapeuta como elemento facilitador del éxito en la intervención, y la imperativa necesidad de perfeccionamiento en las técnicas para abordar los contenidos asociados al reconocimiento y responsabilización del hecho abusivo. Finalmente, se concluye la necesidad de mayor investigación sobre las distintas trayectorias de adolescentes que cometen delitos sexuales, a modo de generar terapias con mayor nivel de especialización.

Palabras clave: delitos sexuales; tratamiento psicológico; conducta delictiva; evaluación clínica; jóvenes

Abstract

The objective of this investigation is to study the perception of young Chilean people; they are emerging from a program addressed to adolescents who have committed sexually abusive acts. This study implements a qualitative methodology; semi-structured interview and medical records document review were used as information production instruments. The analysis was conducted by means of the grounded theory technique. The achieved results point to the importance in the specialization of methodologies and applied techniques, in both the diagnostic evaluation and the therapeutic process. It was observed the relevance of the therapist figure as a facilitator element of the success in the intervention; and also the imperious necessity of enhancing the techniques to approach the contents associated with the recognition and accountability of the abusive act. Finally, this concludes that further research is required with regard to the different trajectories of adolescents who have committed sexual offences, so therapies with a higher level of specialization to be generated.

Key words: Sexual offences; psychological treatment; criminal conduct; clinical assessment; young people

Resumo

O objetivo da pesquisa é analisar a percepção dos jovens chilenos egressos de um programa dirigido a adolescentes que cometem atos sexualmente abusivos. No estudo foi utilizada uma metodologia qualitativa, usando como instrumentos para a coleta de dados a entrevista semiestruturada e a revisão documental de fichas clínicas. A análise realizou-se por meio da técnica de teoria fundamentada. Os resultados obtidos apontam a importância da especialização das metodologias e técnicas aplicadas, tanto na avaliação diagnóstica quanto no processo terapêutico. Observaram-se também a relevância da figura do terapeuta como facilitador para o sucesso da intervenção e a imperativa necessidade de aperfeiçoamento das técnicas para a abordagem dos conteúdos associados ao reconhecimento e responsabilização do ato abusivo. Finalmente, concluise que é necessária uma pesquisa mais ampla acerca das distintas trajetórias de adolescentes que cometem delitos sexuais, de modo que sejam fomentadas terapias com maior nível de especialização.

Palavras-chave: Delitos sexuais; tratamento psicológico; conduta criminosa; avaliação clínica; jovens

Introducción

La vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes NNA es aún un tema pendiente en Chile y Latinoamérica. Estudios recientes informan sobre los altos niveles de violencia y, de forma alarmante, de la alta frecuencia de agresiones sexuales, una de las formas más graves de maltrato (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 2016). Según el Informe de Desarrollo Humano 2013-2014, la incidencia de delitos sexuales en países de Latinoamérica es variada (e.g.): Argentina 7,9% y Perú 22,0% (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 2013). La encuesta de prevalencia de abuso sexual en población escolar en Chile señala que el 7,5% de los NNA consultados han sido víctimas de algún acto abusivo de tipo sexual (Ministerio del Interior y Seguridad Pública, 2013). No obstante, las características fenomenológicas de este tipo de delito dificultan hablar de cifras exactas. El subregistro (cifra negra) es elevado, estimándose que sólo se denuncian entre un 15 y 20% de los casos (Ministerio Público, 2014; Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexual [CAVAS], 2003; CAVAS, 2011).

Los delitos sexuales son cometidos en su mayoría por hombres de mediana edad, aunque el porcentaje de agresiones sexuales cometidas por jóvenes también es importante. En el plano internacional se ha encontrado que ~20% de los delitos sexuales son cometidos por adolescentes (Valencia, Labrador y Peña, 2010; Weinrott, Riggan, & Frothingham, 1997, citado en Zimring, Jennings, Piquero y Hays, 2009). Chile no está ajeno a este fenómeno, según cifras de la Subsecretaría de Prevención del Delito (2014) el 8,8% de los delitos sexuales en el año 2014 el victimario era menor de 18 años, alcanzando en 2012 el 11,7%. Es así como esta problemática adquiere una doble relevancia, por un lado, se hace imperativa la prevención del delito con el fin de proteger a las víctimas y, por otro, da cuenta de la falencia del sistema proteccional chileno (Servicio Nacional de Menores). Este sistema tiene como deber brindar y dar respuesta efectiva a las necesidades de los NNA, con el fin de favorecer su adecuado desarrollo psicosexual y disminuir los factores de riesgo para cometer delitos.

Sumado a lo anterior, según estudios referentes a trayectorias delictivas en adolescentes, entre un 5 y un 14% de los adolescentes que comete delitos sexuales continúa con estas conductas en la adultez (Fréchette & LeBlanc, 1998; Rutter, Giller, & Haggel, 1998, citado en Burgos, 2012). Otros estudios con agresores sexuales adultos indican que una proporción significativa de ellos tuvo fantasías sexuales desviadas en la adolescencia o comportamientos agresivos (Finkelhor & Browne, 1985; Friedrich, 1990; Marshall, 1991 citados en Knight & Prentky, 1993). Apoyando estas ideas, existen estudios que señalan que al menos el 50% de los agresores sexuales adultos cometió su primer acto antes de los 16 años, aunque sólo un 35% de estos hechos estaban documentados en sus antecedentes (Correa et. al., 2009; Díaz, 2003 citados en Puyol y Salinas, 2013).

Si bien estos datos pueden dar indicios de la importancia de la intervención temprana con estos jóvenes, la evidencia con respecto a la efectividad de los tratamientos ha llevado a los investigadores a plantear que, incluso sin tratamiento, los jóvenes de igual forma desisten en su comportamiento (Letourneau & Borduin, 2008). Sí se ha observado que la terapia tendría un efecto más significativo en la reincidencia por otro tipo de delitos, siendo esta mucho menor en el grupo que recibe tratamiento (Zgoba, Kristen & Simon, 2005).

Lussier, Van den Berg, Bijleveld & Hendrinks (2012) plantean que el haber cometido un delito sexual en la adolescencia no es predictor de continuar cometiendo agresiones sexuales en la adultez, aunque es un factor de riesgo para el comienzo de una carrera delictiva más amplia. De este modo, la reincidencia en delitos sexuales en la adultez estaría mediada por ciertos factores de riesgo, tales como el historial de delitos cometidos en la adolescencia, el inicio tardío de la agresión sexual o la cantidad de delitos sexuales (Nisbet, Wilson, Stephen & Smallbone, 2004). Vandiver (2006) indica que, si bien, las investigaciones en la temática muestran que hay un porcentaje relevante de adolescentes que cometen delitos sexuales que no continúa con este tipo de conductas en la adultez, si es probable que continúen cometiendo otro tipo de delitos. Dar una respuesta efectiva a la problemática adquiere relevancia no sólo para prevenir la ocurrencia de nuevos delitos sexuales, sino porque sería un factor que favorece la interrupción de otras conductas delictivas.

La investigación científica con respecto al tratamiento de jóvenes que presentan conductas sexuales abusivas es bastante reciente. Durante mucho tiempo sólo se extrapolaron modelos utilizados con agresores sexuales adultos. Actualmente, los estudios están tomando en consideración la diversidad de los jóvenes y su similitud con otros adolescentes con comportamientos anti-sociales y no con adultos agresores sexuales (Przybylski, 2012). En este sentido, se ha reconocido que existen distinciones en las características de adultos y adolescentes, las que repercuten en la forma en que debe abordarse la problemática, tanto en la intervención clínica como a nivel legal (Przybylski & Lobanov- Rostovsky, 2012).

El modelo de justicia juvenil en Chile se circunscribe al de una política criminal de prevención del delito con fines de reintegración social. Su connotación eminentemente pedagógica se visualiza como un amplio campo que permite generar mayores niveles de respuestas diversificadas para atender la problemática de un adolescente agresor sexual. Para ello es necesario la implementación de programas ambulatorios de atención, dirigido a que los adolescentes reorienten su conducta, refuercen su autocontrol y se evite la reincidencia de conductas infractoras.

El modelo chileno no establece un marco específico para la intervención con estos jóvenes (más allá de los lineamientos técnicos que elabora el Servicio Nacional de Menores [SENAME]). Son los propios programas los que definen metodologías y técnicas, sin comprobarse que estas sean las adecuadas ni que tengan los estándares necesarios para obtener resultados exitosos.

Teniendo como referencia que Chile ha ratificado la Convención de los Derechos del Niño en 1990, y que en consecuencia se haya promulgado la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil en el año 2005, resulta insuficiente contar sólo con los lineamientos técnicos establecidos por SENAME para la atención de adolescentes en el sistema de responsabilidad penal. Es pertinente que se amplíe el campo de investigación en la temática, permitiéndose la formulación de una propuesta de atención especializada para la población de adolescentes que presenta conductas sexuales abusivas.

En el contexto latinoamericano son escasos los estudios respecto a modelos de tratamiento efectivos que se adecuan a las características socioculturales específicas de los jóvenes. La tendencia hoy apunta hacia la utilización de formas de tratamientos que estén validados científicamente a través de estudios rigurosos que den cuenta de los resultados obtenidos, y en los cuales se realice seguimiento a los usuarios una vez egresados de los programas.

Programa de Intervención para Adolescentes que Cometen Actos Abusivos de Carácter Sexual [PAS]

Los programas terapéuticos en Chile, que se enfocan en adolescentes que cometen actos abusivos de carácter sexual, tienen un origen reciente y se enmarcan dentro de la oferta programática del SENAME en el nivel reparatorio, dentro de su área de Programas de Intervención Especializada. Estos programas surgen a partir de la necesidad observada durante la ejecución de programas de reparación a víctimas de maltrato grave y abuso sexual. En la mayor parte de los casos estudiados se constataba que el agresor era otro niño o adolescente, el cual generalmente no había sido denunciado o no era imputable debido a su edad. Al observar la incongruencia de tratar a víctimas y victimarios (derivados por Tribunales de Familia) bajo la misma modalidad de intervención, surge en 2002 el primer programa de intervención especializada en adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter sexual en la Región Metropolitana, denominado MENINF (Escaff, et al., 2003). Hasta la fecha está dirigido por el Instituto de Criminología de la Policía de Investigaciones. En la actualidad existen cinco proyectos vigentes, dos de los mismos ejecutados por la Corporación Opción, uno correspondiente a PAS San Miguel y otro a PAS Concepción.

La consideración de las prácticas de los equipos interventores con otras experiencias de atención y estudios internacionales, supuso que en el año 2008 SENAME elaborase las primeras Bases Técnicas para el sujeto de atención PAS, las cuales fueron revisadas y enriquecidas en el año 2012. En las Bases Técnicas se establece como objetivo general de la intervención:

Contribuir a prevenir la reiteración de conductas abusivas de carácter sexual, a través del reconocimiento y elaboración de dichos actos, el desarrollo - en los NNA y su adulto significativo- de repertorio emocional, cognitivo y conductual alternativo para enfrentar situaciones de riesgo, y la resignificación de experiencias de vulneración en NNA víctimas demaltrato o abuso sexual” (SENAME, 2012, p.6)

Los objetivos específicos planteados por SENAME (2012) son: (i) interrumpir el desarrollo de conductas abusivas de carácter sexual mediante el reconocimiento y elaboración de esta; (ii) favorecer el desarrollo de un repertorio emocional, cognitivo y conductual que le permita al adolescente hacer frente a situaciones de riesgo; (iii) facilitar al adulto significativo la comprensión de la agresión sexual y desarrollar herramientas que permitan apoyar al adolescente; (iv) favorecer la resignificación de experiencias previas de victimización tales como maltrato o abuso; y (v) desarrollar acciones de seguimiento para prevenir una nueva conducta abusiva de carácter sexual o cualquier otra vulneración de derechos.

La tipificación de las conductas que son tratadas en los programas PAS viene definida por el marco jurídico chileno. Las vías de ingreso al programa son a través de Tribunal de Familia, Tribunal de Garantía o como sanción en medio libre de la ley de Responsabilidad de Penal Adolescente. El código penal clasifica los delitos sexuales en tres categorías: violación, estupro y abuso sexual. Para los fines de esta intervención no se realizó una clasificación de los jóvenes según el delito, sino que esta se estructuró en base a las necesidades y características particulares de cada caso.

Intensidad, metodología, y ámbitos a trabajar en la intervención serán definidos a partir de una evaluación previa al ingreso del NNA al programa, tomando en consideración los factores de riesgo para la reiteración de conductas sexualmente abusivas (SENAME, 2012). Se espera que las metodologías utilizadas posean una perspectiva integral y comprensiva y, con ello, considerar sus prácticas dentro del contexto familiar y sociocultural en que se desarrollan. Se recomienda utilizar metodologías flexibles, que se adecuen a las necesidades y el perfil de cada adolescente, incluyendo intervenciones individuales, grupales y familiares (SENAME, 2012).

Según la primera evaluación de los programas PAS realizada por el área de Evaluación y Supervisión de SENAME en el año 2013, los distintos equipos interventores utilizan en sus intervenciones modelos ecológicos o ecosistémicos, a diferencia de uno de ellos, que utiliza un marco cognitivo conductual. Para explicar el surgimiento de la conducta abusiva existe consenso en los distintos proyectos. Se sostiene que la mejor forma es abordar la temática desde una perspectiva comprensiva e integral, y no centrar la responsabilidad solamente en las características individuales del joven. Esto último se condice con el cambio de perspectiva de la intervención a nivel internacional, donde se ha optado por una mirada no sólo centrada en los factores individuales, sino dando relevancia también a los distintos sistemas y contextos del joven (Miner et al., 2006).

Modelo de intervención Programa PAS San Miguel: Programa de Tratamiento para el Control de la Agresión Sexual [CAS-R].

El modelo de intervención utilizado en el programa PAS San Miguel se articula en base a una primera etapa diagnóstica (duración ~3 meses). En esta etapa la dupla psico-social realiza, primero, una evaluación del joven en torno a los indicadores de riesgo de reiteración de la conducta abusiva; segundo, una indagación en temáticas que pudiesen ser relevantes en cada caso.

Como resultado de esta evaluación, se co-construye un plan de intervención en conjunto con el joven y la familia. Éste se desarrolla mediante tres modalidades individual, familiar y taller grupal. La intervención individual se realiza por el/la profesional psicólogo/a en sesiones semanales, abordándose las temáticas establecidas en el plan de intervención. El proceso terapéutico tiene como eje central la interrupción de la conducta abusiva y se guía por los lineamientos técnicos de SENAME.

El enfoque metodológico utilizado se basa principalmente en el modelo de base cognitivo-conductual CAS-R, aunque las técnicas y metodologías utilizadas dependen de cada terapeuta. La intervención familiar es realizada por el/la profesional trabajador/a social en sesiones individuales semanales con el adulto significativo del joven, abordándose temáticas referentes a habilidades parentales y relativas a evitar situaciones de riesgo para la ocurrencia de la conducta sexual abusiva. Al trabajo grupal asiste el joven en conjunto con su adulto significativo. Este taller contempla tres fases en las que se trabajan los siguientes contenidos: (i) desarrollo de empatía con la víctima; (ii) identificación del patrón de agresión sexual personal a través de la aplicación del modelo de cadena de eventos; y (iii) desarrollo de habilidades para evitar la reincidencia (Corporación Opción, 2013). Estos contenidos son tratados en las sesiones y organizados en los siguientes módulos: (i) reconocimiento de emociones en sí mismo y en los otros; (ii) superación de distorsiones cognitivas que justifican o minimizan el abuso; (iii) desarrollo de empatía hacia la víctima; (iv) reconocimiento del abuso sexual cometido con coherencia ideo-afectiva; y (v) desarrollo de habilidades para resolver conflictos y enfrentar la sexualidad sin dañar ni dañarse.

El modelo descrito fue desarrollado por la Corporación Opción desde el año 2004 en el contexto del proyecto “Diseño, aplicación y transferencia de modelos de intervención educativa para adolescentes infractores de Ley Penal, en el marco de la ejecución de medidas no privativas de libertad”, financiado con fondos de la Comisión Nacional para la Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), vía concurso público ante el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF). Esta investigación, llevada a cabo por Opción, contempló las experiencias internacionales en la temática de Save The Children de España, el Instituto Giarreto de Estados Unidos y la experiencia del Programa de Ofensores Sexuales Juveniles de Costa Rica (Corporación Opción, 2013). A partir de 2009, en el marco de la ejecución de medidas y sanciones de la ley 20.084 de Responsabilidad Penal Adolescente, se aplica en programas de Salidas Alternativas en contexto de la Suspensión Condicional del Proceso. En el año 2013 se revisa y actualiza el modelo CAS a partir de la evidencia recogida en Chile y la experiencia comparada, surgiendo el CAS-R, el cual es implementado en programas de Libertad Asistida de Salidas Alternativas y los Programas PAS para NNA que presentan conductas abusivas de carácter sexual.

El programa también contempla una etapa de seguimiento, la cual debe ser realizada por el terapeuta a cargo de cada caso en tres periodos de tiempo: 6, 12 y 24 meses luego del egreso del joven de la terapia. Para este objetivo existe un instrumento de seguimiento consistente en un cuestionario estándar elaborado en base a los logros de los objetivos terapéuticos, abordando, de este modo, las distintas áreas tratadas en la intervención (cognición, emoción y conducta).

A partir de lo planteado en los párrafos anteriores se planteó la pregunta-guía de esta investigación: ¿Cuáles son los elementos relevantes de una intervención terapéutica para jóvenes que cometen delitos sexuales? Con base en esto, el estudio se estructuró en dos objetivos concretos: (i) caracterizar a los jóvenes egresados del programa PAS; y (ii) conocer la percepción de los jóvenes egresados del programa PAS con respecto a la intervención y a los cambios individuales y familiares observados.

Metodología

Tipo de investigación y Enfoque metodológico

Este estudio corresponde a una investigación de tipo exploratoria y descriptiva. Exploratoria en tanto busca ahondar en una temática poco estudiada en el contexto chileno, y extraer elementos relevantes que puedan ser abordados en investigaciones futuras. Descriptiva porque tiene como objetivo caracterizar a la población objetivo y especificar la percepción de los jóvenes acerca de los posibles efectos de la intervención recibida. El estudio se puede enmarcar también dentro del paradigma de investigación cualitativa debido a que presenta interés en comprender la percepción e interpretación de los sujetos frente a la intervención terapéutica recibida. Desde este paradigma no existe una realidad universal. Esta es construida por los sujetos en su interacción con el mundo, de modo que existen múltiples interpretaciones de la realidad (mutables a través del tiempo). El objetivo de este tipo de aproximación es conocer y comprender dicha construcción en un momento y contexto particular (Pérez-Serrano, 1994).

El enfoque cualitativo aplicado para realizar la caracterización de la población se combinó con el uso de herramientas provenientes del enfoque cuantitativo. Concretamente, se aplicaron los estadísticos descriptivos simples del rango, la moda y el promedio.

Población y Muestra.

La muestra de trabajo fue de tipo intencionada, por tanto, en concordancia con la perspectiva metodológica cualitativa de tipo intencionada, incluyéndose en el estudio a los sujetos que cumplieron con ciertas características o criterios. Según Patton (1998) se trataría de un muestro de caso típico porque se busca intencionalmente casos que permitan conocer los aspectos más comunes de la realidad objeto de análisis.

La población del estudio estuvo conformada por los adolescentes egresados del Programa para Adolescentes que presentan Conductas Abusivas de Carácter Sexual, PAS San Miguel, perteneciente a la Corporación Opción, en funcionamiento desde abril de 2013 hasta agosto de 2015. Se establecieron los siguientes criterios de inclusión para cumplir con los objetivos de la investigación y con las disposiciones fijadas por el Programa PAS: a) tener un tiempo de egreso del programa igual o superior a 6 meses; b) haber egresado por cumplimiento de los objetivos del programa; y c) vía de ingreso al programa mediante orden del Tribunal de Familia o Centro de Medidas Cautelares.

En el criterio b) se excluyeron los casos que egresaron por falta de adherencia al programa, con participación intermitente o nula. Se adoptó esta decisión por normativa interna de la institución ya que no es posible contactar a los casos que no participaron en el programa y, además, porque al no haber cumplido con el proceso, difícilmente se podría haber obtenido una evaluación a cerca de las metodologías y contenidos abordados en las sesiones.

La población estuvo constituida por 76 jóvenes egresados desde abril de 2013 hasta agosto de 2015. Tras la aplicación de los criterios de inclusión la muestra se redujo a 18. Sobre esta muestra se seleccionaron los jóvenes que pudieron ser contactados y que aceptaron participar voluntariamente de la investigación, reduciéndose el número a 6 jóvenes. Para efectos de la caracterización de la población objetivo se consideraron a los 18 adolescentes porque se tuvo acceso a la ficha clínica para conocer los antecedentes relevantes.

Técnicas de Producción de información.

a) Revisión de antecedentes de la ficha clínica.

La ficha clínica de cada adolescente usuario del Programa PAS San Miguel contiene información en tres niveles: (i) datos personales y familiares del joven; (ii) diagnóstico y objetivos de la intervención; y (iii) información sesión a sesión del proceso de intervención; informes a tribunales de familia, de egreso o evaluaciones provenientes de otras instituciones de la red. De esta fuente de información también se obtuvieron datos sociodemográficos de la población estudiada.

b) Entrevista Semi-estructurada.

Para cumplir con los objetivos de la investigación se utilizó la técnica de la entrevista individual de tipo semi-estructurada. Se decidió la utilización de esta técnica porque permite obtener información de carácter cualitativo mediante los relatos de los jóvenes. Estos expresan su propia perspectiva sobre las experiencias vividas a través de un diálogo cara a cara con el/la investigador/a. La entrevista se elaboró bajo un guión-base orientado a cumplir los objetivos propuestos. Se dejó también un espacio para ahondar en otras temáticas que pudiesen surgir desde los propios adolescentes. El carácter semi-estructurado otorga condiciones de flexibilidad y libertad que permiten al entrevistador ordenar las preguntas de manera que se adecúen a los/as participantes, elaborar otras adicionales para precisar conceptos que se presenten confusos, o dar libertad al entrevistado para responder en sus propios términos o, en su defecto, no responder determinadas preguntas (Gainza, 2006).

Los ejes temáticos propuestos para la investigación fueron: (i) percepción de los jóvenes respecto a la intervención (metodologías y técnicas); (ii) percepción de cambio individual; (iii) percepción de cambio familiar; y (iv) percepción sobre los contenidos abordados en terapia (identificación de emociones, concepto de abuso, desarrollo de empatía hacia la víctima, distorsiones cognitivas que justifican el abuso, y habilidad para la resolución de conflictos).

Técnica de análisis de la información.

La técnica de análisis de la información correspondió a la Teoría Fundamentada. Este procedimiento se fundamenta en un método que hace posible analizar los datos que se producen en una investigación, generando conocimiento que ayuda a aumentar la comprensión de un determinado fenómeno (Strauss y Corbin, 2002). La teoría Fundamentada tiene como supuesto que el investigador no comienza un estudio con supuestos a priori, sino que deja que desde los mismos datos obtenidos en la recolección de información, surjan conceptos, hipótesis y teorías. El análisis se desarrolla mediante etapas sucesivas, desde la configuración de categorías hasta la generación de un modelo comprensivo general acerca del tema de investigación (Strauss y Corbin, 2002). Este proceso contempla tres etapas de codificación de los datos: abierta, axial y selectiva. Sin embargo, de acuerdo al alcance que pretende la presente investigación sólo se realizaron la codificación abierta y axial.

Consideraciones éticas.

La garantía del carácter anónimo y voluntario de la participación se aseguró con la elaboración de un documento que comunicaba al entrevistado (i) los objetivos de la investigación, (ii) el uso que se le daría la información proporcionada, y (iii) la forma en que se llevaría a cabo la entrevista, incluyendo que esta sería grabada en audio. En este mismo documento se expresa claramente el resguardo de la identidad del joven y la confidencialidad de los datos obtenidos. Este consentimiento fue firmado por el participante y por el adulto responsable si el joven tenía menos de 18 años.

Resultados

En la primera parte de los resultados se presenta una descripción de las características de los jóvenes egresados del programa (18) y luego de los 6 que fueron entrevistados. Y continuación, se aborda su percepción con respecto a los ejes planteados según los objetivos del estudio.

Caracterización de los jóvenes egresados del programa PAS.

Características individuales.

De los 18 jóvenes egresados del Programa y que cumplieron con los criterios de inclusión, todos eran de sexo masculino, con edades al ingresar al programa PAS que fluctúan entre los 11 y los 17 años, observándose una mayor frecuencia en el rango 12-15 años (77,7% de los casos).

La escolaridad al momento del ingreso al programa era del 100% de los jóvenes. El 33,3% presenta un atraso escolar de 1 a 3 años. Al momento del egreso el 16,7% de los jóvenes habían desertado del sistema escolar, no encontrándose en la actualidad asistiendo a ningún establecimiento educacional. La composición familiar es de tipo biparental en un 50%, monoparental en el 38,9% y bajo condición de orfandad en el 11,1%. En este caso los jóvenes viven con una familia extensa.

El 16,7% de los entrevistados tiene una historia de victimización sexual. Otro 16,7% presenta diagnóstico de trastorno psiquiátrico. Ninguno tiene consumo problemático de drogas o alcohol, ni tampoco presentan antecedentes judiciales por delitos anteriores a la causa de derivación, tanto por delito sexual como por otro tipo de delito.

Características del delito

Todos los jóvenes habían ingresado al programa por delito de abuso sexual o violación, siendo el más frecuente el abuso sexual. La forma de sometimiento para acceder a la víctima fue, mayoritariamente, a través de formas no violentas (e.g. coerción, manipulación o seducción). Solo un caso hizo uso de la fuerza física. En el 50% de los jóvenes la ofensa sexual había ocurrido en más de una oportunidad, y en el 11,1% de los casos había más de una víctima. La mayoría de los adolescentes reconoce haber cometido el hecho (83,3%). El 27,8% minimiza o justifica la acción. En el 100% de los casos la víctima es conocida o familiar, observándose una leve inclinación hacia la relación intrafamiliar, con un 55,5% de los casos.

Nivel de participación en el Programa.

El tiempo de participación de los jóvenes de la intervención desde que ingresan hasta la fecha de egreso tiene un promedio de 17,5 meses. El promedio de sesiones realizadas fue de 27 para la modalidad individual, y 17 para las sesiones con el adulto o cuidador responsable. En la intervención de tipo grupal el promedio fue de 12 talleres, mientras que el 22,2% de los jóvenes egresados no logra la adherencia a esta modalidad.

Características de los entrevistados.

En relación a los 6 adolescentes entrevistados, eran todos de sexo masculino, con edades entre los 15 y 18 años, el tipo de familia era en 3 de los casos biparental y en 3 de ellos vivían sólo con un progenitor y familia extensa, en cuanto a la escolarización, 3 de ellos estaban insertos en el sistema escolar y 3 habían desertado, encontrándose en la actualidad sin actividad. Por otro lado, 3 de ellos presentan historia de victimización sexual, 1 de ellos presenta diagnóstico de trastorno psicológico, y no se observa consumo problemático de alcohol o drogas en ninguno de los jóvenes. En promedio habían egresado del programa hace 8 meses.

Percepciones de los jóvenes egresados del programa PAS.

Evaluación del proceso de intervención.

Es predominante la visión positiva que tienen los jóvenes del Programa PAS así como de su participación, independientemente del significado que otorgan al motivo por el cual ingresan. Esta visión favorable es alentada por la valoración positiva de la figura del terapeuta, de quien destacan el buen trato y cercanía, elemento relevante para que los jóvenes se sintieran en confianza y permitieran al terapeuta indagar en sus problemáticas.

Los jóvenes también percibieron el proceso terapéutico como una instancia de aprendizaje. Para los jóvenes entrevistados el programa fue la primera instancia donde conversaron sobre temáticas referentes a sexualidad, aspecto que contribuyó en la comprensión del acto sexual abusivo desde la perspectiva de la víctima, pero también para aprender estrategias que eviten futuras reiteraciones de actos abusivos. Los jóvenes manifiestan, por el contrario, cierta dificultad para comprender conceptos abstractos. El uso de términos alejados de su lenguaje habitual genera incomodidad y, en consecuencia, una disminución del interés por el tema.

En el taller grupal se observó una valoración positiva de las técnicas lúdicas (e.g. juegos), facilitando la profundización de temas más complejos desde una perspectiva más adaptada a su visión de mundo. No obstante, los talleres de las sesiones grupales también generaron entre los jóvenes cierta incomodidad al momento de indagar sobre la agresión sexual o temáticas personales. Para contrarrestar este aspecto destaca el setting de las sesiones individuales, generándose un ambiente propicio para profundizar en los aspectos que generan más dudas y complejos de trabajar en las sesiones grupales.

“sí, me gustaban porque era súper abierta, me daba confianza, me escuchaban. Por ejemplo, cuando hablaban de sexualidad un día yo les dije que me gustaría que dijeran cómo se hacían las cosas, porque hablaban mucho de que había que cuidarse, pero no decían cómo, entonces ellas me escucharon y estuvimos hablando sobre eso toda la sesión (…) eran simpáticas.” (Entrevistado 5)

Percepción de cambio individual.

Los efectos o cambios percibidos por los adolescentes como consecuencia de su participación en el programa están asociados, principalmente, al fortalecimiento de habilidades que antes de la terapia estaban disminuidas. Esto se expresa en un cambio a nivel comportamental.

  1. Habilidades en la resolución de conflictos. Incorporación de estrategias y herramientas para afrontar situaciones problemáticas de forma no violenta, lo que se observa en una disminución significativa en las reacciones y comportamientos agresivos. Esto favorece una mejor percepción de sí mismos.

  2. Habilidades sociales: mayores habilidades comunicacionales lo que se expresa en la profundización en la relación con los adultos significativos y menor inhibicion en las interacciones sociales con los pares. Mayor expresión de emociones y exteriorización de los problemas, favoreciendo la búsqueda activa de ayuda en los adultos y pares.

  3. Incorporación de valores pro-sociales: importancia en la visualización de las necesidades del otro, fomento del respeto y preocupación por generar bienestar de quienes les rodean.

  4. Percepción responsable de la sexualidad: naturalización de la temática e incorporación de conocimiento clave que permite asumir la sexualidad de una forma más responsable, generando también mayor disposición a conversar del tema.

  5. Control de impulsos: con respecto a la conducta sexual abusiva, mayor anticipación a las consecuencias negativas de las acciones, aumento en la capacidad para identificar situaciones de riesgo para cometer abusos y frenar la conducta a tiempo. Visualización del otro y la importancia del consentimiento para iniciar una relación sexual.

  6. “(…) en aprender a detectar y evitar situaciones, para qué caer en eso, en pensar las consecuencias de los actos. A no ser tan impulsivo, a pensar antes de actuar.” (Entrevistado 5)

  7. “(…) que me enseñaron a no cometer abusos, me sirvió para aprender a pensar más antes de hacer las cosas, a no ser tan impulsivo y a no ser tan agresivo.” (Entrevistado 1)

Percepción de cambio familiar.

El cambio a nivel familiar está asociado al efecto de la terapia en potenciar los lazos afectivos entre los miembros del grupo familiar, lo que se expresa en la percepción de mayor unión y cercanía.

“(…) en realidad siguen igual, solo que ahora están más unidos, antes era cada quien por su lado.” (Entrevistado 5)

Esto a su vez genera mayor confianza y apertura para conversar con los adultos significativos:

“Porque me daba vergüenza, creía que me iba a retar. Pero me di cuenta de que no es así, de que puedo hablar con ella de todo, que me entiende.” (Entrevistado 1)

“sí, si sirvió, porque antes no conversábamos con mi mamá de cosas de la sexualidad, nos daba vergüenza, y ahora no, le pregunto de todo.” (Entrevistado 1)

Algunos jóvenes perciben el trabajo en habilidades parentales realizado en terapia con los padres, por ejemplo, en la incorporación de herramientas para actuar ante las necesidades de sus hijos:

“en cómo aconsejarme, cómo expresaba yo las cosas, por ejemplo, cuando yo pasaba mucho tiempo encerrado, me preguntaba que me pasaba, si estaba bien, a eso también lo ayudó.” (Entrevistado 6)

Esto se refleja también en que los padres adquirieron mejores estrategias de resolución de conflictos familiares, asociado con un aumento en el control de impulsos:

“sí, mi mamá también era muy cascarrabias, y ahora no, como que intenta conversar las cosas, antes mandaba todo a la mierda no más, no le importaba.” (Entrevistado 6)

“en ser menos arrebatado, antes era muy arrebatado, ahora no tanto.” (Entrevistado 5)

Percepción con respecto al hecho abusivo.

Los jóvenes reconocen el motivo por el cual ingresaron al PAS, asociándolo con sentimientos de culpa. Incluso algunos habían realizado ciertas conductas reparatorias con la víctima, por ejemplo, pedir disculpas. Sin embargo, a pesar de que los jóvenes reconocen el hecho, en su discurso minimizan lo ocurrido, restándole importancia y evadiendo la responsabilidad y tendiendo a justificarlo.

“en parte si, o sea si sé que fue abuso, pero creo que no debería darse el mismo castigo para todos, porque yo creo que no fue algo tan grave. Es un delito y se tiene que pagar, pero debería tener distinto peso dependiendo de la gravedad.” (Entrevistado 5)

“no tuvo mucha importancia en mi vida, ya ni me acuerdo de eso, fue algo no más. Haber estado aquí fue positivo.” (Entrevistado 5)

Los jóvenes relacionan el impacto del hecho abusivo en sus vidas, principalmente, a nivel familiar, señalando como consecuencia más importante de sufrimiento el causado a la familia por el proceso judicial. El riesgo de separación familiar también figura como motivo de temor entre los entrevistados.

“Que estuvo mal, que la embarré, que no debí haberlo hecho y que separé una familia por mi culpa. (…) en realidad para mi mamá y para mi primo también, mi mamá era muy apegada a esa familia y pasaba mucho tiempo con ellos, yo pasaba más con mi papá, entonces mi mamá pasaba mucho tiempo con ellos, y al separarse mi mamá estaba muy mal.” (Entrevistado 6)

El concepto de abuso de los jóvenes estuvo muy relacionado con el hecho de haber realizado una acción sin consentimiento del otro:

“es pasar a llevar a alguien, hacer algo que la persona no quiere hacer”. (Entrevistado 1)

Se observó también un caso con distorsiones cognitivas asociadas a discriminación de género, manifestando el sujeto que una víctima mujer puede buscar ser abusada si usa determinada ropa o si hace algo para provocar:

“Yo igual ayer vi como a cinco niñas que salían del colegio y se ponían a lesear ahí, yo le dije al caballero, al que es portero en el colegio, si se las llegaran a violar, después van a decir que yo venía saliendo del colegio, andan puro leseando, y leseando a la gente.” (Entrevistado 3)

En el desarrollo de empatía hacia la víctima se observa que los jóvenes son capaces de reconocer sentimientos que experimenta una víctima. Estos se relacionan con sentimientos de indefensión, vulnerabilidad y tristeza, rabia e ira:

“porque puede andar llorando, puede incluso se puede llegar hasta matar, porque debe estar molesta de que todos abusen de ella, no se puede defender, donde los otros son más fuertes.” (Entrevistado 1)

Los jóvenes creen que las consecuencias en las víctimas son a largo plazo y de forma permanente. Desde su visión, la víctima queda marcada de por vida por el hecho. Esto se reflejaría en la dificultad para olvidar la situación vivida y en los cambios que generaría en la forma de ser de la víctima, quien tendría mayores dificultades para relacionarse y confiar en los otros. En los casos de jóvenes que también fueron víctimas, estas percepciones están influenciadas por sus propias vivencias de vulneración.

“en que empieza a desconfiar de los demás, es como que se aísla, comienza a ser una persona solitaria, más callado, más triste”. (Entrevistado 6)

Otros contenidos emergentes

De las entrevistas surgen además contenidos referentes a características individuales, familiares y del contexto de los jóvenes que se consideran relevantes.

Entre estos destaca un ambiente familiar negativo, marcado en algunos casos por relaciones conflictivas con los progenitores o con las personas con las que viven (e.g. consumo de drogas por parte de los padres y relaciones familiares deterioradas).

Igualmente se constató un alto involucramiento en situaciones de riesgo y violencia. Se observó incluso que en un caso el comportamiento delictual era habitual, manifestando el inicio de una configuración de identidad en torno al delito.

Discusión y conclusiones

La discusión y conclusiones fueron desarrolladas a partir de la pregunta de investigación y los objetivos del estudio. Desde esa perspectiva, se observa que las percepciones de los adolescentes están vinculadas al contexto e historia de vida de cada joven. En concordancia con lo planteado desde el constructivismo, la realidad es configurada de forma particular por cada sujeto en base a (i) las características del contexto histórico-social en el cual está inserto, y (ii) a las experiencias vividas, lo que irá determinando su forma de pensar y actuar.

Los resultados referentes a la caracterización de los jóvenes egresados confirman los hallazgos de otras investigaciones, apoyando la idea de la gran diversidad de características que presentan aquellos adolescentes que cometen agresiones sexuales, lo que dificulta establecer un perfil único. Estos resultados se aproximan a la explicación del surgimiento de la conducta abusiva en adolescentes, por la compleja interacción de múltiples factores (Leversee, 2010).

Las características del delito coinciden con la fenomenología de las agresiones sexuales adolescentes, siendo el delito más frecuente el abuso sexual. La víctima fue en todos los casos niños/as más pequeños y pertenecientes en su mayoría al círculo familiar. Estas características derivan en que la forma de sometimiento fuese mediante formas coercitivas y aprovechando las condiciones de oportunidad. A diferencia de lo encontrado en estudios internacionales (Rich, 2011; Díaz, 2003), donde la mayoría de las víctimas son de sexo femenino, en esta investigación el 75% de las víctimas es de sexo masculino. Del mismo modo, en este estudio el 50% de la muestra presentó más de una ofensa sexual. Ambos aspectos son concordantes con los hallazgos de otras investigaciones nacionales (Rodríguez y Tobar, 2011). Estos datos pueden dar cuenta de características particulares que puede tener el contexto chileno, y que inciden en la forma de ocurrencia de las agresiones sexuales.

El modelo de intervención que utiliza el Programa PAS proviene de un enfoque comprensivo basado en la utilización de metodologías flexibles que buscan adecuarse a las características de cada joven. Los jóvenes pueden ser mejor comprendidos dentro de sus contextos familiares y sociales, por lo tanto, un enfoque holístico que abarque la mayor cantidad de esferas del adolescente es la forma de intervención con mejores resultados en esta población (Przybylski, 2012; Miner et al., 2006). En este sentido, como complemento a la intervención psicoterapéutica individual y socioeducativa familiar, se utiliza la psicoeducación mediante el taller grupal.

En la relación del modelo aplicado y la percepción de los adolescentes se observó, (1) que la intervención psicoterapéutica grupal es percibida como una instancia provechosa, permitiendo reforzar la comprensión de los contenidos trabajados en sesión individual. También se valoró la forma didáctica de la metodología utilizada, lo cual favorece el interés de los jóvenes por participar. Las sesiones grupales generaron cierta ansiedad e incomodidad cuando se abordaron temáticas directamente asociadas a la agresión sexual. En este aspecto, el setting es un elemento muy importante para que los grupos operativos funcionen, éste debe ser un espacio controlado y seguro en el cual los adolescentes se sientan cómodos para expresar sus ideas y sentimientos (Rich, 2011). Pam y Kemker (1993 citado en Rich, 2011) plantean que todo individuo en un grupo siente algún nivel de ansiedad a la evaluación y aceptación social. Para ser capaces de tolerarlo y ocurra el aprendizaje interpersonal debe existir una estructura con base en una red de apoyo y protección. En los grupos operativos resulta fundamental la labor del terapeuta o coordinador, quien debe lograr que la comunicación entre los participantes del grupo ocurra de forma didáctica, conjugando aprendizaje y operatividad (Pichón-Riviere, 1983, citado en Corporación Opción, 2013).

2) Que la intervención familiar desde el modelo CAS-R utiliza un enfoque psicoeducativo, y sólo el 57% de los programas PAS realiza una labor específica en habilidades parentales que se relacionen con la hipótesis explicativa del surgimiento de la conducta sexual abusiva (SENAME, 2014).

Desde otras perspectivas teóricas se postula que una forma más integral de abordar la intervención con las familias es a través de una psicoterapia familiar (Rich, 2011). Este planteamiento se fundamenta en que las creencias y valores de las familias influencian el comportamiento y la forma de relacionarse de sus miembros, que en última instancia puede contribuir al surgimiento de conductas sexuales inapropiadas (Barnes & Hughes, 2002 citado en Rich, 2011). El objetivo de la intervención familiar presenta una triple perspectiva: (i) ayudar a las familias a identificar los patrones disfuncionales; (ii) identificar los factores que pueden estar contribuyendo al desarrollo de comportamientos sexuales ofensivos; y (iii) generar cambios en la estructura familiar para evitar el re-surgimiento de estas conductas.

Destaca sin embargo la baja e irregular participación de los adultos significativos o cuidadores en la intervención, lo cual da cuenta del bajo involucramiento de las familias en el proceso terapéutico. Esto se puede relacionar con la complejidad para aceptar la ocurrencia del hecho abusivo por parte de las familias, aunque también hay jóvenes que provienen de familias con múltiples problemáticas. En otros casos hay ausencia de figuras significativas que los apoyen de forma constante en el proceso terapéutico. Diversos estudios sugieren que la forma de intervención que ofrece mejores resultados en estos casos es una intervención amplia donde se abarquen todos los contextos del joven (Letourneau & Borduin, 2008). Los equipos PAS también manifiestan que la participación de la familia es relevante y necesaria para una intervención exitosa. Es pertinente, por tanto, ahondar este aspecto en futuras investigaciones con el objetivo de conocer los elementos que dificultan la adherencia de las familias a la intervención.

(3) Existe una ausencia de lineamientos desde SENAME con respecto a las técnicas a utilizar en terapia. Urge clarificar cuáles serían las técnicas a utilizar tanto en la etapa diagnóstica como en la intervención. Existe también una falta de conocimiento científico validado sobre las técnicas que pudiesen adecuarse más a las características específicas de esta población, especialmente para que consideren las particularidades de la etapa evolutiva en que se encuentran. Según la percepción de los jóvenes, estos adhieren más a las instancias donde debían conversar con el terapeuta. Los adolescentes manifestaron cierta dificultad para comprender los significados de los conceptos abstractos trabajados en sesión, interpretándose que es debido a la etapa de desarrollo cognitivo en que se encuentran. Esta se enmarca en un proceso de adquisición del pensamiento operacional formal, es decir, de alejarse de sus experiencias personales para comenzar a considerar los conceptos lógicos y las posibilidades que no se pueden observar (Piaget, 1958). En este sentido, la evaluación y tratamiento desde una perspectiva del desarrollo, es uno de los estándares mínimos a considerar al momento de intervenir con adolescentes. Este debe ser un elemento transversal, ya sea para comprender su conducta como también para planificar las estrategias y técnicas de intervención (Miner et al., 2006).

(4) Un elemento fundamental en la intervención, y uno de los principales objetivos planteados desde las bases técnicas de SENAME, es la responsabilización por el acto sexual abusivo. Los adolescentes perciben que hablar este tema en sesión genera mucha ansiedad y sentimientos de incomodidad, lo cual se manifiesta de forma más intensa en las primeras sesiones. Conducir a los jóvenes al abordaje de sus problemáticas debe ser el propósito de la terapia, aunque esto puede generar malestar emocional. La labor del terapeuta es que los jóvenes sientan la capacidad de tolerar y aceptar dicho malestar, y estar así en disposición de enfrentarse a los eventos que generan angustia. Los adolescentes que cometen actos abusivos de carácter sexual tienden a disociarse de sus propios comportamientos. En muchos casos, la elaboración de la conducta abusiva sexual y su reconocimiento es un propósito que puede requerir un trabajo a largo plazo (dependiendo de las características personales de cada joven). Para abordar estos contenidos es primordial que se perfeccionen las técnicas y herramientas terapéuticas.

(5) El espacio terapéutico es valorado como un espacio de contención facilitado por la forma de relacionarse cercana y amable del terapeuta. Es importante también la percepción de interés que muestra el psicólogo/a por las diferentes problemáticas del joven. Los adolescentes valoran la apertura del terapeuta para escuchar sus interrogantes y opiniones, las cuales son consideradas para la terapia. Del mismo modo, esta visión positiva se ve alentada por la colaboración que perciben del terapeuta en otras instancias o contextos propios ajenos al programa de intervención. Estos elementos favorecieron la adherencia de los adolescentes y sus familias al proceso terapéutico. Rich (2011) también plantea que un elemento importante para la eficacia de la terapia es la habilidad del terapeuta para crear una relación auténtica y significativa con el joven, manteniendo una actitud abierta, flexible y transparente. Los modelos efectivos de intervención consideran que el rol del terapeuta es proveer un ambiente cercano en el cual el joven se sienta seguro y valorado, que facilite la exploración psicológica y expresión de sus problemáticas.

Respecto a los cambios percibidos por los jóvenes, se observa que estos pueden ubicarse en las áreas social, afectiva y sexual. Otros estudios apuntan estas mismas áreas como las principales a tomar en cuenta en adolescentes cometen agresiones sexuales (Finkelhor, 1984; Marshall & Barbaree, 1990; Ward & Siegert, 2002, citado en Seto & Lumiere, 2010). Se podría afirmar que, en general, la intervención ayuda a mejorar su autoimagen, a adquirir un mayor control de impulsos y a potenciar las habilidades sociales y las herramientas de expresión emocional. Trabajar en la intervención para aumentar el control de impulsos se relaciona con que los jóvenes pueden reconocer situaciones de riesgo para cometer abusos y evitarlas, así como evadir situaciones conflictivas y violentas.

Las bajas habilidades sociales es uno de los déficits psicosociales mayormente asociados a adolescentes que cometen actos sexualmente abusivos (Finkelhor, 2009; Ward & Siegert, 2002, citado en Seto & Lumiere, 2010). Es también una de las características que se relaciona más fuertemente con la reincidencia (Beckett, 2006; Kenny, Keogh, & Seidler, 2001; Knight & Prentky, 1993; Worling, 2001, citado en Rich, 2011). Intervenir para potenciar las habilidades sociales es un elemento que se considera relevante en estos programas, sobre todo porque el acto abusivo se produce en el contexto de la relación con un otro. Sería de gran ayuda que los jóvenes que presentan este tipo de comportamientos aprendan a relacionarse con otros de formas más adaptativas.

Otros dos aspectos que se constataron durante el desarrollo del estudio fueron, primero, la falta de conocimiento sobre sexualidad en los jóvenes. Es un tema que no se conversa en el contexto familiar ni escolar, si bien este elemento no se ha relacionado directamente con el surgimiento de conductas abusivas, el acceso a información de calidad con respecto a la sexualidad y reproducción es un factor relevante para el adecuado desarrollo psicosexual de los adolescentes, por lo tanto, se trataría de un elemento significativo en la labor preventiva. Y segundo, que las trayectorias de los jóvenes que cometen actos delictivos sexuales son completamente heterogéneas. Hay jóvenes con mayor riesgo de continuar una carrera delictiva, los que comparten características con los jóvenes que cometen todo tipo de delitos, más que con los adolescentes que sólo han cometido delitos sexuales (Pullman & Seto, 2012). Es relevante reflexionar si existe la necesidad de incluir en las evaluaciones diagnósticas formas de identificar estos elementos y así realizar intervenciones diferenciadas para ambos grupos de adolescentes. Una terapia multisistémica es mucho más efectiva para adolescentes que cometen todo tipo de delitos, mientras que la terapia cognitiva-conductual es más indicada para adolescentes que incurrieron sólo en agresiones sexuales (Borduin, Schaeffer, & Heiblum, 2009; Letourneau et al., 2009 citados en Pullman & Seto, 2012).

Los resultados, discusión y conclusiones alcanzadas en este trabajo hay que contextualizarlos en función de las características de la técnica utilizada. Esto supone, por ejemplo, que las respuestas de los adolescentes estén influenciadas por la deseabilidad social, elemento que no fue controlado en este estudio. En otro aspecto, también es necesario aumentar en el futuro el número de la muestra que derive en unos resultados más representativos de la población estudiada, a pesar de que resulta complejo que los jóvenes accedan a participar. En este sentido, es esencial la utilización de estrategias para motivar y comprometer a los jóvenes con el proceso de seguimiento. Por último, también es pertinente observar que los resultados de esta investigación excluyeron a los jóvenes que no lograron adherencia al programa. Esto genera un sesgo por cuanto sólo se conoce la percepción de quienes completaron el proceso terapéutico de forma exitosa. En próximos trabajos se deberá incluir los relatos de estos jóvenes para profundizar en los factores que inciden en la dificultad para establecer el compromiso de participación.

Al amparo de las ideas expuestas y discutidas, es intención del equipo abrir una futura línea de investigación sobre estudios tendientes a conocer con mayor profundidad las trayectorias delictivas adolescentes que cometen agresiones sexuales en el contexto latinoamericano. Paralelamente, y en el contexto chileno, también hay que profundizar en las causas de la falta de adherencia al programa aplicado.

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Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo: Barrientos, B. & Escaff, E. (2018). Elementos relevantes en la intervención terapéutica de jóvenes que cometen infracciones sexuales: la percepción de adolescentes chilenos egresados de un programa especializado. Revista Criminalidad, 60 (2): 59-73

Recibido: 27 de Noviembre de 2016; Revisado: 19 de Mayo de 2017; Aprobado: 03 de Enero de 2018

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