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Revista Criminalidad

Print version ISSN 1794-3108

Rev. Crim. vol.63 no.1 Bogotá Jan./Apr. 2021  Epub May 18, 2021

 

Estudios criminológicos

Desconexión moral y diferencias de género en víctimas del conflicto armado, infractores de la ley y escolares

Moral Disengagement and Gender Differences in Victims of the Armed Conflict, Criminals and Students

Desconexão moral e diferenças de gênero em vítimas de conflito armado, infratores e crianças em idade escolar

Anyerson Stiths Gómez Tabares1 

Nicolasa María Durán Palacio2 

1Magister en educación; Magister en Filosofía Docente e Investigador, Facultad de Psicología y Ciencias Sociales, Programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó, Manizales, Colombia. anyerspn.gomezta@amigo.edu.co https://orcid.org/0000-0001-7389-3178

2Doctora en filosofía Docente e Investigadora, Facultad de Psicología y Ciencias Sociales, Programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó Medellín, Colombia. nicolasa.duranpa@amigo.edu.co http://orcid.org/0000-0001-5492-6931


Resumen

El estudio de los mecanismos cognitivos de desconexión moral asociados al comportamiento delictivo en adolescentes, y su variabilidad de acuerdo con el género, es un tema de creciente interés en criminología. Este estudio tiene el objetivo de examinar comparativamente los mecanismos de desconexión moral y las diferencias de género en adolescentes infractores de la ley, jóvenes desvinculados de grupos armados ilegales y escolares. Se utilizó una metodología cuantitativa, diseño no experimental de tipo transversal y alcance comparativo. Se contó con una muestra no probabilística compuesta por tres grupos poblacionales: adolescentes desvinculados de grupos armados ilegales (G1), adolescentes infractores de la ley (G2) y adolescentes escolares sin antecedentes de comportamiento delictivo (G3). Los resultados muestran que los adolescentes del G2 presentan un mayor uso de los diferentes mecanismos de desconexión moral en comparación con los otros adolescentes. Se encontraron diferencias de género en la desconexión moral a nivel intra e intergrupal, con puntuaciones significativamente más altas en los hombres, en especial, del G2. Estos resultados apoyan la necesidad de considerar a los procesos cognitivo-morales y al género en los modelos explicativos y de abordaje interdisciplinar de la delincuencia juvenil. Por último, también es necesario tener en cuenta el tipo de vinculación de los adolescentes en grupos y actividades delictivas.

Palabras clave: Delito; sexo; moral; conducta criminal (fuente: Tesauro de Política Criminal Latinoamericana - ILANUD). Género (fuente: autor)

Abstract

Studying the cognitive mechanisms of moral disengagement associated with criminal conducts in adolescents and their variability according to gender is a growing topic of interest in criminology. This study's objective is to comparatively examine moral disengagement mechanisms and gender differences in criminal adolescents, youth disassociated from illegal armed groups and students. A quantitative methodology was used and the design was non-experimental and cross-sectional, with a comparative scope. The study included a non-probability sample composed of three population groups: adolescents disassociated from illegal armed groups (G1), criminal adolescents (G2) and adolescent students without criminal records (G3). The results show that adolescents from G2 used the different moral disengagement mechanisms more compared to other adolescents. Gender differences were observed in moral disengagement between groups and individuals, with significantly higher scores for males, especially in G2. These results support the need to consider cognitive-moral and gender processes in explanatory models and juvenile delinquency interdisciplinary models.. Lastly, it is also necessary to take the type of association of adolescents in criminal groups and activities into account.

Keywords: Crime; sex; moral; criminal conduct (source: Latin American Criminal Policy Thesaurus - ILANUD). Gender (source: author)

Resumo

O estudo dos mecanismos cognitivos de desconexão moral associados ao comportamento delitivo em adolescentes e sua variabilidade de acordo com o gênero, são temas de crescente interesse na criminologia. Este estudo tem como objetivo examinar comparativamente os mecanismos de desconexão moral e as diferenças de gênero em adolescentes infratores, jovens desvinculados de grupos armados ilegais e escolares. Foi utilizada uma metodologia quantitativa, desenho não experimental do tipo transversal e escopo comparativo. A amostra não probabilística foi composta por três grupos populacionais: adolescentes desvinculados de grupos armados ilegais (G1), adolescentes infratores (G2) e adolescentes escolares sem histórico de comportamento delitivo (G3). Os resultados mostram que os adolescentes do G2 apresentaram maior utilização dos diferentes mecanismos de desconexão moral em relação aos demais adolescentes. Foram encontradas diferenças de gênero na desconexão moral intra e intergrupal, com escores significativamente maiores nos homens, principalmente no G2. Esses resultados apóiam a necessidade de considerar os processos cognitivo-morais e o gênero nos modelos explicativos e em uma abordagem interdisciplinar da delinquência juvenil. Por último, também é necessário levar em consideração o tipo de envolvimento dos adolescentes em grupos e atividades delitivas.

Palavras-chave: Crime; sexo; moralidade; conduta criminosa (fonte: Tesauro de Política Criminal Latino-americana - ILANUD). Gênero (fonte: autor)

Introducción

Los niños(as) y adolescentes en Colombia han sido víctimas de todas las modalidades de violencia ejercidas en el contexto del conflicto armado. Las formas de victimización van desde el reclutamiento forzado para la guerra, los abusos sexuales y los desplazamientos hostiles hasta la incorporación a grupos delincuenciales para participar en el mundo de las economías ilegales. Las huellas que esta hostilidad bélica ha dejado en los menores son invisibles y, en pocas ocasiones, no asociadas al comportamiento transgresor y delictivo de los adolescentes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2016), los desastres de las guerras impactan más profundamente la salud mental de niños(as) y adolescentes, suponiendo un grave problema de salud pública. Las violencias y los delitos cometidos por jóvenes suelen desarrollarse en el contexto de dinámicas colectivas que incluyen desde grupos transitorios y poco estructurados, hasta grupos delincuenciales altamente jerarquizados.

Según cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) (2016), se han registrado cerca de 6.421 niños(as) y adolescentes reclutados por grupos armados ilegales entre 1958 y 2012, y entre el 2006 y el 2015 se reportaron 2.940 casos, de los cuales 8.558 niños(as) y adolescentes han desertado de los grupos armados o han sido recuperados por parte del Ejército Nacional de Colombia y puestos en programas especializados de atención por parte del Estado (CNMH, 2017). El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), mediante los diferentes programas especializados para la atención integral a víctimas de reclutamiento ilícito, ha recibido alrededor de 6.126 niños(as) y adolescentes desvinculados entre 1999 y el 2016 para iniciar procesos de atención integral para la reintegración social y familiar (ICBF, 2016; Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia-UNICEF, 2016). Los reportes señalados evidencian disparidades en cuanto al género y evidencian que cerca del 70% de los casos de reclutamiento y desvinculación son hombres entre los 12 y 16 años (CNMH, 2017; ICBF, 2013; Gómez, 2019a).

De otro lado, según el Observatorio del Bienestar de la Niñez (2015) y la Política Nacional de Infancia y Adolescencia 2018-2030, desde el 2007 hasta marzo del 2018, un total de 246.967 adolescentes han ingresado al Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA). Del total de los delitos en que incurrieron estos adolescentes, el 88% fueron cometidos por hombres.

El consolidado nacional de la Subdirección de Responsabilidad Penal del ICBF (2016), muestra que la tendencia de casos de menores infractores es a incrementar, pasando de 4.018 en el 2007 a 25.962 en el 2015. Para el departamento Caldas, según los datos del ICBF (2018b), a corte del 2016, 721 adolescentes entre 14 y 17 años han sido vinculados a procesos judiciales, de los cuales 590 corresponden al municipio de Manizales. Hasta junio de 2018 ingresaron al Sistema Penal para Adolescentes 9.156 jóvenes infractores, de los cuales 296 fueron ubicados en medidas privativas de la libertad en Manizales (ICBF, 2018b). Las proporciones entre género y edad destacan que, de la totalidad de estos jóvenes, 50 son mujeres y 246 son hombres. Las edades en las que se ubican las mayores cifras de comisión de delitos son entre los 15 y los 17 años. Los delitos de mayor comisión por los adolescentes de la zona son: lesiones personales, hurto, tráfico, fabricación y porte de estupefacientes (ICBF, 2018b).

En vista de este panorama, los procesos de reeducación, resocialización y reintegración social de los adolescentes infractores y la prevención de la delincuencia juvenil, demandan una comprensión integral que contemple los determinantes sociales de la violencia, la desigualdad de los ingresos, los rápidos cambios demográficos y sociales y el escaso nivel de protección social (OMS, 2016).

Muchos de los estudios sobre delincuencia juvenil se han orientado hacia explicaciones causales del delito (Herrero, Ordóñez, Salas y Colom, 2002; Hirschi, 2002; Jiménez, 2005), identificación de factores de riesgo (Garaigordobil y Maganto, 2016; Salazar, Torres, Reynaldos, Figueroa y Araiza, 2011), análisis de las características individuales asociadas a las conductas punibles de los infractores (Cooper, Wood, Orcut y Albino,2003; Redondo y Pueyo,2007; Silva-Nova, 2011), la vinculación de los jóvenes al delito y de sus trayectorias de criminalidad (Sambor, 2016; Bobbio, Lorenzino y Arbach, 2016; Morales, 2008; Uceda-Maza y Domínguez, 2017). Sin embargo, no se hallan investigaciones comparativas de los mecanismos cognitivo-morales implicados en la conducta social delictiva de adolescentes víctimas de conflictos armados e infractores de la ley. Así mismo, los estudios de la delincuencia juvenil abordan las diferencias de género, identificando las disimilitudes entre hombres y mujeres al percibir y experimentar la violencia, las relaciones con la autoridad, el conocimiento y aceptación de las normas sociales y legales (Alvarado, 2013; Gómez y Narváez, 2019). También se aborda la mayor tendencia de los jóvenes masculinos a tener riesgos de vinculación en actos delictivos (Salazar et al., 2011; Moreira y Mirón, 2013).

Las explicaciones sobre la participación diferencial de los hombres en la delincuencia, respecto a la de las mujeres, centran su atención en la socialización en la familia, el control parental desigual para los hijos y las hijas propio de los hogares patriarcales, que deriva en el establecimiento de roles de género de dominación masculina en los varones y, por ende, una mayor inclinación de estos hacia el delito (Realpe y Serrano, 2016). Sin embargo, los estudios diferenciales de género en la delincuencia juvenil tampoco involucran la singularidad de los mecanismos de desconexión moral entre adolescentes hombres y mujeres infractores de la ley penal. En este sentido, esta investigación aporta nuevas comprensiones sobre el funcionamiento de los mecanismos de desentendimiento moral en adolescentes infractores víctimas del conflicto armado y transgresores sin participación en combates y sus variaciones respecto al género. A su vez, contribuye significativamente a los estudios que destacan la importancia de considerar el papel de los reguladores cognitivos del comportamiento moral, el aprendizaje vicario, la autorregulación y los procesos de autorreflexión en la conducta ética y el funcionamiento psicosocial de los adolescentes infractores de ambos sexos (Gómez, 2019a,2019b,2019c; Gómez y Narváez, 2018, 2019).

Los aportes de Bandura, Barbaranelli, Caprara & Pastorelli (1996), evidenciaron que las maneras en que las personas justifican sus acciones inmorales y los actos delictivos que causan daño a otros, están directamente relacionadas con la presencia de mecanismos de desconexión moral. Este constructo sociocognitivo ha resultado ser útil en los estudios que explican tanto la delincuencia como la conducta antisocial, demuestran la existencia de correlaciones consistentes entre la desconexión moral y el comportamiento violento y delictivo (Gini, Pozzoli y Bussey, 2015; Giulio, Petruccelli y Pace, 2018; Kokkinos y Kipritsi, 2012, 2017). Como la justificación del comportamiento ilegal implica creencias y actitudes, es importante comprender cómo funcionan los esquemas de pensamiento en los adolescentes infractores en el proceso de aislamiento o nula adhesión a los valores sociales y normas legales de sus contextos, mostrando poca preocupación por el bienestar de los demás.

Por otro lado, la capacidad de agencia moral expresada en la capacidad de abstenerse de comportamientos violentos y en la facultad proactiva de actuar de manera humana, se halla integrada en la teoría más amplia de la cognición moral de Bandura (1999, 2002, 2016). Esta teoría abarca mecanismos de autoorganización, proactividad, autorregulación y autorreflexión, enclavados en estándares personales vinculados a las autosanaciones. Los mecanismos de autorregulación de la conducta moral no entran en escena si no son activados y existen muchos recursos cognitivos mediante los cuales las personas se desvinculan selectivamente de la conducta inhumana (Bandura, 1990, 1999, 2002; Gini et al., 2015; Gini, Pozzoli y Hauser, 2011; Hymel y Perren, 2015).

La desconexión moral es un proceso de reestructuración cognitiva que, de acuerdo con la propuesta de Bandura (1990, 1991, 2002), se compone de ocho mecanismos que implican que la persona justifique o valide una acción violenta o perjudicial para su beneficio (justificación morel), estableciendo comparaciones intencionales con conductas mucho más inhumanas para que la propia conducta incorrecta sea percibida de manera positiva o aceptable (comparación ventajosa), maquillando mediante el lenguaje los comportamientos perjudiciales y así evitar la censura (lenguaje eufemístico), dirigiendo la responsabilidad de las propias acciones hacia los demás (desplazamiento de la responsabilidad), atribuir la responsabilidad de las propias acciones crueles realizadas en grupo como consecuencia del comportamiento colectivo (difusión de responsabilidad), minimizando o tergiversando los daños ocasionados por una conducta cruel para evitar la autocensura moral (minimización de las consecuencias), hacer de la víctima la principal responsable de la provocación de la acción de daño, de tal manera que el victimario ve su conducta atenuada por la 'provocación' o 'descuido' de la víctima (atribución de la culpabilidad) y, de manera más extrema, despojando a las personas de su condición de humanidad para así legitimar las acciones crueles y violentas en con contra de ellas (deshumanización).

Tal como lo señaló Bandura (1999, 2004), el desentendimiento de las autocensuras morales de las conductas inhumanas, constituyen un problema humano creciente, tanto a nivel individual como colectivo, y las sociedades requieren implementar acciones educativas, preventivas y de salud pública de salvaguarda de sus sistemas sociales que promuevan los compartimientos compasivos y sancionen la crueldad.

Estudios internacionales de cohortes con niños(as) y adolescentes expuestos a contextos familiares de violencia, desde su niñez hasta la edad adulta, demuestran que el desarrollo de conductas violentas y actos criminales es un proceso complejo, en el que intervienen múltiples causas y factores que operan en distintos niveles de la vida de los jóvenes en conflicto con la ley penal. Ningún factor resulta suficiente para explicar la espiral de la violencia y la criminalidad ejercida por los jóvenes infractores. Shulman, Cauffman, Fagan y Piquero (2011) examinaron la desconexión moral y la delincuencia continua entre infractores juveniles varones, los resultados de su estudio evidencian que la desconexión moral tiene una influencia del 70% en la infracción auto informada, en comparación con el comportamiento ofensivo que influye en la desconexión moral.

Caprara et al. (2014) investigaron la relación entre desconexión moral, agresión y tendencias violentas. Los hallazgos señalan que la agresividad y la desconexión moral mediaban la relación entre hostilidad y violencia. Thornberg y Jungert (2014) realizaron otro estudio que se centró en el género y la desconexión moral, intentaron examinar la relación entre la desconexión moral, el género, el acoso escolar y la probabilidad de que los niños en edad escolar defiendan a una víctima del acoso escolar. Aunque su estudio se realizó en Suecia, descubrieron que la desconexión moral tiene un mayor impacto en los niños, quienes tienen más probabilidades de participar en el acoso escolar que las niñas. Los niños y niñas más pequeños tenían más probabilidades de defender a una víctima de acoso escolar. En modo particular, la investigación de Thornberg y Jungert (2014), demuestra que, a menor edad y exposición a contextos de violencia, tanto niñas como niños presentan una mayor propensión a la empatía y a la ayuda hacia las víctimas.

En la tradición de los modelos teóricos del pensamiento y la cognición moral, los trabajos de Bandura (1991, 1992, 1999, 2001), Bandura y Walters (1961), Bandura et al. (1996), Bandura, Barbaranelli, Caprara, Pastorelli y Regalia (2001), combinando enfoques sociocognitivos y morales, en la explicación de los comportamientos inmorales, aducen que las personas se abstienen de conductas deshonestas en general, y de realizar actividades antisociales en particular, porque evitan la sensación de autocensura por actuar en contra de sus creencias. Pero cuando las creencias y valores morales personales justifican el comportamiento inmoral o delictivo hay menos disonancia e inhibición para participar en actividades ilícitas y perjudiciales para otros, ya que tales actos se consideran aceptables. Los jóvenes que viven en contextos sociales empobrecidos, con pocas esperanzas y oportunidades para hallar modos de vida dignos y satisfactorios, pueden desarrollar un código moral de conducta en contravía con las prohibiciones convencionales de cometer actos ilícitos, acciones antisociales, particularmente cuando estas conductas punibles están asociadas con los medios para obtener recursos económicos, seguridad y reconocimiento social.

En estas circunstancias los jóvenes infractores, pueden justificar sus comportamientos, debido a sus situaciones de desventaja social (Mulford, 2004). Por su parte, Paciello, Fida, Tramontano, Lupinetti y Caprara (2008), usando modelos de trayectorias grupales para explorar la estabilidad y el cambio en la desconexión moral en adolescentes con comportamiento antisocial, encontraron que el desentendimiento moral, se asocia constantemente con la conducta delincuencial de manera coincidente y longitudinal. Anderson (1999) junto a Kochanska y Aksan (2006) coinciden en la importancia de los factores parentales y de la exposición a modelos vicarios en contextos disfuncionales violentos, ya que estos conducen a la adopción de actitudes y creencias consistentes con la desconexión moral. El maltrato en el hogar, los malos tratos en el vecindario y la exposición a una cultura violenta que valoran las conductas antisociales (Cummings, Pellegrini, Natarius y Cummmings, 1989; Hyde, Shaw y Moilanen, 2010), junto con las atribuciones causales que construyen los menores, contribuyen a la adopción de creencias y actitudes desconectadas de los valores sociales y las normas morales (Gómez y Narváez, 2019).

La intervención psicosocial temprana en entornos familiares con altos niveles de disfuncionalidad y los contextos comunitarios e institucionales puede ser una oportunidad para propiciar mejores aprendizajes sobre la moralidad, basados en la empatía y la conducta prosocial (Criss, Shaw y Ingoldsby, 2003; Gómez y Durán, 2020; Owens y Shaw, 2003), ya que se ha demostrado que el comportamiento de los adolescentes con conductas transgresoras está asociado a las conductas disociales y deshumanizantes de los padres en muchas facetas de su vida (Campaert, Nocentini y Menesini, 2018), así como al modelamiento social y al rechazo a la crianza de los hijos (Hyde et al.,2010; Shaw, Gilliom, Ingoldsby y Nagin, 2003).

Por otro lado, en Colombia son escasos los estudios sobre desconexión moral en niños(as) y adolescentes con conductas delictivas y antisociales en contextos de conflictos armados prolongados y de naturalización de la violencia. Mucho menos comunes son las investigaciones que analizan la variabilidad en el uso de los mecanismos de desconexión moral en función del género en adolescentes que han tenido diferentes experiencias delictivas.

Los estudios previos en el país se han enfocado en analizar la desconexión moral en asociación con otras variables, por ejemplo el tipo de delito (Cabrera, Londoño, Arbeláez, Sánchez y Prieto, 2020), las conductas prosociales y la empatía en adolescentes que han tenido experiencias delictivas (Gómez y Narváez, 2019; Gómez y Durán, 2020) y han sido desvinculados de grupos armados ilegales (Gómez, Narváez y Correa, 2019), o simplemente la caracterización de la desconexión moral en escolares (Canchila, Hoyos y Valega, 2018). Estos estudios han evaluado la desconexión moral en un grupo particular sin contemplar el análisis respecto a las variaciones de este constructo entre adolescentes con experiencias delictivas diversas. Así mismo, las diferencias de género en el uso de la desconexión moral se han analizado a nivel intragrupo sin que haya estudios que aborden dichas diferencias entre diferentes grupos poblacionales de jóvenes. En la actualidad no hay estudios en Colombia que analicen comparativamente el uso de los mecanismos de desconexión moral y las diferencias de género a nivel intergrupal en estos tres grupos de adolescentes, a saber, desvinculados de grupos armados, infractores de la ley y escolares sin antecedentes de conductas delictivas o disruptivas, aspecto que justifica la pertinencia y novedad de este estudio.

En vista de la importancia de la desconexión moral para comprender las trayectorias delictivas y los comportamientos disruptivos en la adolescencia, así como el vacío investigativo sobre las variaciones entre hombres y mujeres en el uso de los mecanismos de desconexión moral en adolescentes con experiencias sociales diversas, surge la siguiente pregunta: ¿hay diferencias en el uso de los mecanismos de desconexión moral en adolescentes, hombres y mujeres, desvinculados de grupos armados ilegales (Grupo 1), infractores de la ley (Grupo 2) y escolares sin antecedentes delictivos (Grupo 3)? Con este interrogante en mente, el objetivo del estudio fue analizar comparativamente los mecanismos de desconexión moral y las diferencias de género en estos tres grupos de adolescentes. Se planteó la hipótesis de que existían diferencias en las formas de desconexión moral, a nivel intra e intergrupal, con distinciones en el uso de estos mecanismos en función del género de la población incluida en este estudio.

Método

Es un estudio de enfoque cuantitativo y diseño no experimental de corte transversal. El alcance es comparativo (Hernández Sampieri, Fernández y Baptista, 2014).

Participantes

Dadas las características del estudio, el problema formulado y la necesidad de seleccionar participantes con características particulares: adolescentes que hayan sido desvinculados de grupos armados ilegales (1), adolescentes que hayan tenido experiencias delictivas (2) y adolescentes escolares sin ningún antecedente delictivo (3), se utilizó un muestreo no probabilístico, por cuotas y conveniencia, en el cual se establecieron tres grupos:

El grupo 1 (G1) estuvo conformado por 35 adolescentes desvinculados de grupos armados ilegales, ubicados en el programa de atención especializada para el restablecimiento de derechos a niños, niñas y adolescentes víctimas de reclutamiento ilícito, en la modalidad Hogar Sustituto Tutor, en la ciudad de Manizales. En cuanto a la distribución por género, el 54.3% son hombres (n=19) y el 47.5% mujeres (n=16). La edad promedio fue de 16.34 años (DE= 2.02). Con relación al grupo armado el 45.7% fueron reclutados por el ELN, el 40% por las FARC y el 24.4% restante se distribuye entre las BACRIM, ERG y EPL. La permanencia en el Hogar Sustituto Tutor tuvo un valor promedio de 18 meses. En cuanto a la escolaridad, el 53.5% está cursando la primaria, un 38% en formación media y bachiller y el 8.5% formación técnica.

El grupo 2 (G2) estuvo conformado por 60 adolescentes infractores de la ley que han presentado conductas delictivas en los últimos dos años. Las conductas son hurto, porte ilegal de armas, tráfico de estupefacientes y ataques con arma corto punzante. La distribución por género es de 30 hombres y 30 mujeres. Las edades oscilan entre los 16 y los 19 años (M=17.02; DE=1.017). El 71.7% de la población reporta consumo de sustancias psicoactivas de manera periódica, especialmente marihuana, cigarrillo, licor e inhalantes. En relación con la tipología familiar, la mayoría (36.7%) pertenecen a una estructura monoparental materna, y el 26.7% a familia extensa, el 36.6% restante se distribuye en familia nuclear, mixta, monoparental paterno, viven con su pareja o solos. En cuanto a la escolaridad, el 43.3% está cursando la primaria y un 56.7% la básica media.

El grupo 3 o grupo control (G3) estuvo conformado por 108 jóvenes entre los 16 y 19 años (M=17.71; DE=0.85), sin ningún tipo de antecedente legal o referencias de participación en actividades delictivas o de violencia contra sí mismos u otra persona. La distribución por género fue de 66 mujeres (59.5%) y 45 hombres (40.5%). En cuanto a la tipología familiar la distribución es la siguiente: 46.8% en familiares nucleares, el 13.5% en familiares monoparentales, el 6.7% en familias mixtas, 16.2% familia extensa, el 3.6% vive con un grupo de amigos, y el 7.2% vive solo. El 6.3% (n=7) no respondieron.

Instrumentos

Cuestionario de mecanismos de desconexión Moral - MMDS (Bandura et al., 1996). Escala desarrollada para evaluar el constructo de desconexión moral y su efecto en la conducta agresiva y prosocial. Se utilizó la versión en español validada por Rubio-Garay, Amor y Carrasco (2017), que consta de 32 ítems tipo Likert de 5 opciones (desde 1= fuertemente en desacuerdo, hasta 5= totalmente de acuerdo). La escala arroja una puntuación general global y ocho puntajes para cada uno de los ocho mecanismos de desconexión moral establecidos por Bandura (2002): justificación moral ("es correcto llegar a los golpes con el fin de proteger a los amigos"), lenguaje eufemístico ("dar empujones es sólo una manera de bromear"), comparación ventajosa ("robar un poco de dinero no es para nada grave si se piensa en las grandes sumas de dinero que otros se roban"), desplazamiento de la responsabilidad ("cuando los jóvenes viven en un barrio peligroso no se les puede reprochar el que sean agresivos"), difusión de la responsabilidad ("no se puede culpar a un miembro de una banda por los daños que causa la pandilla"), distorsión de las consecuencias ("decir pequeñas mentiras no es tan grave puesto que no hacen daño a nadie"), atribución de la culpa ("la gente que descuida sus cosas tiene la culpa si se las roban") y deshumanización de la víctima ("algunas personas merecen ser tratadas como animales").

En cuanto a las propiedades psicométricas y a la Habilidad general de la escala, diversos estudios con población adolescentes y joven han reportado un coeficiente con alpha de Cronbach que oscila entre 0.82 y 0.93 (Bandura et al., 1996; Bandura et al., 2001; Gini, Pozzoli y Hymel, 2014; Gómez y Narváez, 2019; Hardy, Bean y Olsen, 2014). Para este estudio se realizó un análisis de Habilidad mediante Alpha de Cronbach que arrojó un coeficiente de 0.919. La Habilidad por subescalas osciló entre 0.75 y 0.90.

Consideraciones éticas

En consideración con Ley 1090 de 2006 y la Resolución 8430 de 1993, esta investigación obedece a los principios éticos de respeto, intimidad y dignidad, asegurando la confidencialidad y el anonimato de los participantes, tal y como se establece en el artículo 26 y 50 de la misma. Es importante indicar que se contó con el aval del comité de ética de la Universidad Católica Luis Amigó (Colombia) y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, tanto a nivel nacional como de la regional Manizales (Colombia). Asimismo, se contó con el consentimiento informado de los jóvenes mayores de edad para la aplicación de la escala.

La aplicación del instrumento se realizó de forma individual para el grupo 1 y 2 y de manera grupal para el grupo 3. Cada sesión tuvo una duración entre media y una hora aproximadamente.

Procedimiento y análisis de los datos

Los resultados de la aplicación de la escala fueron digitalizados y codificados en una matriz de datos de Excel. Para el análisis estadístico se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 25.0. Se verificó la normalidad de los datos mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov, la cual arrojó que las variables no seguían una distribución normal (Valor p < 0.05), motivo por el cual se utilizaron las pruebas no paramétricas Kruskal Wallis y U de Mann-Whitney para los análisis comparativos entre grupos y por género. De igual manera, se estimó el coeficiente de confiabilidad del instrumento aplicado mediante el alfa de Cronbach. Se utilizó R Studio Cloud para calcular el tamaño del efecto de las diferencias encontradas en los análisis comparativos, el cual se estimó mediante el estadístico d de cohen (Cohen, 1988). Finalmente, con el fin de determinar el efecto que tenían los mecanismos de desconexión moral sobre los grupos de desvinculados de grupos armados e infractores, tomando como referencia a los escolares como grupo de contraste, se estimó un modelo regresión logística multinomial.

Resultados

En la tabla 1 se presentan los análisis de tendencia central de los diferentes mecanismos de desconexión moral. Se encontró que el mecanismo de mayor promedio fue la difusión de responsabilidad (M=2.08; DE=0.78) y el que presentó la menor medida fue la deshumanización (M=1.64; DE=0.74). En cuanto a las medidas segmentadas por grupos, se evidenció que los adolescentes desvinculados de grupos armados ilegales (G1) presentaron el promedio más alto en atribución de la culpa (M=2.22; DE=0.79), seguido de justificación moral (M=2.21; DE=0.89). En los adolescentes infractores de la ley (G2) el promedio más alto estuvo en distorsión de las consecuencias (M=2.27; DE=0.79), seguido de desplazamiento de la responsabilidad (M=2.24; DE=0.95). Por último, en el grupo control (G3) los valores más altos estuvieron en difusión de la responsabilidad (M=1.98; DE=0.67).

Tabla 1 Estadísticos descriptivos de los mecanismos de desconexión moral distribuido por grupos 

Variables Grupo 1 Desvinculados (n=35) Grupo 2 Infractores (n=60) Grupo 3 Control (n=108) Total (n=203)
M DE M DE M DE M DE
DMG 1.97 0.53 2.23 0.77 1.69 0.4 1.90 0.60
JM 2.21 0.89 2.6 0.95 1.73 0.68 2.07 0.89
LE 1.91 0.55 2.21 0.85 1.92 0.54 2.00 0.66
CV 1.55 0.63 2.02 1.02 1.32 0.45 1.57 0.75
DR 1.99 0.78 2.24 0.95 1.82 0.62 1.97 0.77
DifR 2.18 0.85 2.23 0.88 1.98 0.67 2.08 0.78
DC 2.2 0.79 2.27 0.79 1.89 0.66 2.06 0.74
AC 2.22 0.79 2.23 0.98 1.41 0.46 1.79 0.82
Des 1.49 0.58 2.05 0.88 1.47 0.61 1.64 0.74

M= Media; de= Desviación estándar; DMG=Desconexión moral global; JM=Justificación moral; LE=Lenguaje eufemístico; CV=Comparación ventajosa; DR=Desplazamiento de la responsabilidad; DifR=Difusión de la responsabilidad; DC= Distorsión de las consecuencias; AC=Atribución de la culpa; Des=Deshumanización.

Fuente: elaboración propia.

Para los análisis comparativos entre grupos y diferencias de género de los diferentes mecanismos de desconexión moral, se verificó la normalidad de los puntajes mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov, la cual arrojó que las variables no seguían una distribución normal (p<0.05), por este motivo se utilizaron las pruebas no paramétricas Kruskal Wallis y U de Mann- Whitney para los análisis ulteriores. Dado que la estadística no paramétrica es mucho más robusta se presentan, además del valor medio (M) y la desviación estándar (DE), los rangos promedios (Rp) y la mediana (Me) en los análisis de comparación de grupos y por género.

Las puntuaciones de los diferentes mecanismos de desconexión moral discriminadas por grupos se muestran en la tabla 2. Se encontró que el grupo de adolescentes infractores de la ley (G2), en comparación con los demás grupos, presentó la puntuación más alta en todas las variables de estudio, lo cual indica un mayor uso de los diferentes mecanismos cognitivos de desconexión moral.

Tabla 2 Mecanismos de desconexión moral por grupos 

Variables Grupo 1 Desvinculados (n=35) Grupo 2 Infractores (n =60) Grupo 3 Control (n=108)
Me Md Rp Md
DMG 114.24 1 .88 125.63 2.11 84.90 1.66
JM 112.77 2.25 136.23 2.38 79.50 1.50
LE 97.56 2.00 114.48 2.25 96.51 1.75
CV 107.50 1.25 124.64 1.88 87.64 1.13
DR 103.70 2.00 117.71 2.13 92.72 1.75
DifR 107.80 2.00 10.93 2.25 95.16 2.00
DC 115.19 2.25 117.08 2.00 89.35 1.75
AC 137.19 2.25 128.39 2.00 75.94 1.25
Des 89.47 1.00 129.74 1.88 90.65 1.25

Rp=Rango promedio; Me= Mediana; DMG=Desconexión moral global; JM=Justificación moral; LE=Lenguaje eufemístico; CV=Comparación ventajosa; DR=Desplazamiento de la responsabilidad; DifR=Difusión de la responsabilidad; DC= Distorsión de las consecuencias; AC=Atribución de la culpa; Des=Deshumanización.

Fuente: elaboración propia.

Para el análisis comparativo de los tres grupos se aplicó la prueba de Kruskal-Wallis. Se identificaron diferencias significativas en la variable de desconexión moral global (p<0.001), justificación moral (p<0.001), comparación ventajosa (p=0.029), distorsión de las consecuencias (p=0.004), atribución de la culpa (p<0.001) y deshumanización (p<0.001). No se encontraron diferencias significativas en las variables de lenguaje eufemístico (p=0.141) y difusión de la responsabilidad (p=0.2).

En la tabla 3 se presentan los análisis comparativos entre grupos, los cuales se realizaron mediante la prueba U de Mann-Whitney. Los resultados mostraron que, en el mecanismo de deshumanización, se evidenció una diferencia significativa (p=0.001) entre desvinculados de grupos armados (G1) e infractores de la ley (G2), donde este último presentó los promedios más altos. En cuanto a las diferencias entre el primer grupo (G1) y el grupo control (G3), se evidenciaron algunas significativas en las variables de desconexión moral global (p=0.005), justificación moral (p=0.004), comparación ventajosa (p=0.043), distorsión de las consecuencias (p=0.022) y atribución de la culpa (p<0.001). Esto indica que los adolescentes víctimas del conflicto armado (G1), en comparación al G3, hacen mayor uso de los mecanismos de desconexión moral señalados.

Tabla 3 Análisis de significancia de los mecanismos de desconexión moral entre grupos 

Diferencias entre G1-G2 Diferencias entre G1-G3 Diferencias entre G2-G3
z p d z p d z p d
DMG -1.358 0.l74 0.38 -2.840 0.005** 0.64 -4.113 0.000*** 0.97
JM -1.840 0.066 0.42 -2.915 0.004* 0.65 -6.054 0.000*** 1.11
LE -1.517 0.129 0.40 -0.190 0.849 0.02 -1.846 0.065 0.43
CV -1.702 0.089 0.52 -2.028 0.043* 0.45 -3.975 0.000*** 0.99
DR -1.164 0.244 0.28 -0.992 0.321 0.26 -2.640 0.008** 0.56
DifR -0.314 0.753 0.06 -1.150 0.25 0.28 -1.647 0.099 0.33
DC -0.167 0.867 0.09 -2.285 0.022* 0.45 -2.944 0.003** 0.54
AC -0.252 0.801 0.01 -5.729 0.000*** 1.45 -5.435 0.000*** 1.17
Des -3.245 0.001** 0.72 -0.125 0.9 0.03 -4.236 0.000*** 0.81

DMG=Desconexión moral global; JM=Justificación moral; LE=Lenguaje eufemístico; CV=Comparación ventajosa; DR=Desplazamiento de la responsabilidad; DifR=Difusión de la responsabilidad; DC= Distorsión de las consecuencias; AC=Atribución de la culpa; Des=Deshumanización. *p < 0.05; **p < 0.01; ***p < 0.001.

Fuente: elaboración propia.

Con excepción del lenguaje eufemístico (p=0.065) y la difusión de la responsabilidad (p=0.099), se encontró que el uso de los mecanismos de desconexión moral fue significativamente mayor (p< 0.05) en los adolescentes infractores (G2) en comparación con el grupo control (G3). Los valores d de Cohen superiores a 0.5 evidencian un tamaño del efecto alto, lo cual indica que las diferencias estadísticas encontradas en cuanto a las diferencias estadísticas entre grupos (p<0.05) son independientes del efecto del tamaño de la muestra.

En cuanto a las diferencias por género, se encontró que los hombres, en comparación con las mujeres, presentaron puntaciones significativamente más altas (p<0.001), con tamaños del efecto grandes (d=>0.5) en todas las variables de estudio: desconexión moral global (z=-6.134; p<0.001; d= 0.98), justificación moral (z=-3.722; p<0.001; d= 0.56), lenguaje eufemístico (z=-5.109; p<0.001; d=0.83), comparación ventajosa (z=-5.744; p<0.001; d=0.89), desplazamiento de la responsabilidad (z=-4.022; p<0.001; d=0.58), difusión de la responsabilidad (z=-4.322, p<0.001; d= 0.66), distorsión de la consecuencias (z=-5.067; p<0.001; d= 0.78), atribución de la culpa (z=-5,192; p<0.001; d= 0.84) y deshumanización de la víctima (z=-4.552; p<0.001; d=0.80) (ver tabla 4).

Tabla 4 Comparación entre las puntuaciones de los mecanismos de desconexión moral según el género 

Femenino (n=109) Masculino (n=94)
Rp Me M DE Rp Me M DE
DMG 78.52 1.56 1.65 0.40 129.23 2.03 2.18 0.67
JM 87.83 1.75 1.85 0.77 118.43 2.25 2.33 0.95
LE 82.61 1.75 1.77 0.50 124.49 2.25 2.28 0.72
CV 80.95 1.00 1.28 0.46 126.40 1.75 1.90 0.89
DR 86.70 1.75 1.77 0.68 119.74 2.25 2.20 0.81
DifR 85.54 1.75 1 .86 0.67 121.09 2.25 2.35 0.81
DC 82.73 1.75 1.81 0.56 124.35 2.25 2.35 0.82
AC 82.35 1.25 1.50 0.55 124.79 1 .88 2.13 0.93
Des 85.04 1.25 1.39 0.50 121.67 1.75 1.94 0.86

Rp=Rango promedio; Me= Mediana; M= Media; DE= Desviación estándar; DMG=Desconexión moral global; JM=Justificación moral; LE=Lenguaje eufemístico; CV=Comparación ventajosa; DR=Desplazamiento de la responsabilidad; DifR=Difusión de la responsabilidad; DC= Distorsión de las consecuencias; AC=Atribución de la culpa; Des=Deshumanización.

Fuente: elaboración propia.

En la tabla 5 se muestran los rangos promedio y la mediana de los diferentes mecanismos de desconexión moral, en función del género, por cada grupo de adolescentes. Se encontró que las mujeres del grupo de desvinculados de grupos armados (G1) presentaron las puntuaciones más altas. De otro lado, los hombres del grupo de infractores (G2) presentaron los puntajes más altos en todas las variables de estudio en comparación a los otros grupos.

Tabla 5 Comparación entre las puntuaciones de los mecanismos de desconexión moral según el género entre grupos 

Grupo 1 Desvinculados (n=35) Grupo 2 Infractores (n=60) Grupo 3 Control (n=108)
Femenino n=16 Masculino n=19 Femenino n=30 Masculino n=30 Femenino n=63 Masculino n=45
Me Rp Me Rp Me Rp Me Rp Me Rp Me Rp
DMG 1.92 76.13 1.78 40.00 1.53 54.43 2.81 70.85 1.53 49.90 1.75 35.10
JM 2.13 71.31 2.25 44.74 2.13 71.62 3.25 64.97 1.50 42.94 1.75 37.02
LE 2.13 62.97 1.75 34.00 1.50 45.48 2.75 66.85 1.75 57.51 2.00 40.30
CV 1.25 68.19 1.25 38.87 1.00 53.78 3.00 71.30 1.00 52.23 1.25 35.28
DR 2.13 69.09 1.50 38.08 1.50 48.57 2.50 65.00 1.75 54.48 1.75 39.81
DifR 2.00 65.63 2.00 42.37 1.50 46.17 2.75 61.18 1.75 56.51 2.00 40.54
DC 2.13 71.94 2.25 44.03 1.75 52.05 2.75 63.07 1.75 52.10 2.00 38.59
AC 2.00 81.31 2.25 55.45 1.50 56.57 2.88 70.45 1.25 47.57 1.50 28.84
Des 1.50 64.13 1.00 29.79 1.25 55.37 2.75 71.87 1.25 52.51 1.50 38.73

Rp=rango promedio; Me= mediana; DMG=Desconexión moral global; JM=Justificación moral; LE=Lenguaje eufemístico; CV=Comparación ventajosa; DR=Desplazamiento de la responsabilidad; DifR=Difusión de la responsabilidad; DC= Distorsión de las consecuencias; AC=Atribución de la culpa; Des=Deshumanización.

Fuente: elaboración propia.

Mediante la prueba de Kruskal Wallis se identificaron diferencias entre géneros con respecto a los tres grupos. En relación con las mujeres, se encontraron diferencias entre grupos en las variables de desconexión moral global (H=8.803; p=0.012), justificación moral (H=22.161; p<0.001) y atribución de la culpa (H=15.370; p<0.001). No se encontraron diferencias significativas en lenguaje eufemístico (p=0.121), comparación ventajosa (p=0.127), desplazamiento de la responsabilidad (p=0.104), difusión de la responsabilidad (p=0.113), distorsión de las consecuencias (p=0.064), y deshumanización (p=0.386).

En cuanto a los hombres, se encontraron diferencias importantes entre grupos en todas las variables de estudio: desconexión moral global (H=32.743; p<0.001), justificación moral (H=19.276; p<0.001), Lenguaje eufemístico (H=23.280, p<0.001), comparación ventajosa (H=34.583; p<0.001), desplazamiento de la responsabilidad (H=18.352; p<0.001), difusión de la responsabilidad (h=11.261; p=0.004), distorsión de las consecuencias (H=15.044; p=0.001), atribución de la culpa (H=44.343; p<0.001) y deshumanización (H= 37.58; p<0.001).

Para tener una mayor especificidad, se realizaron análisis de significancia por género a nivel intra e intergrupal, con el fin de determinar las posibles variaciones entre hombres y mujeres respecto a los mecanismos de desconexión moral. En la tabla 6 se muestran las diferencias de género a nivel intra grupal. Entre los adolescentes desvinculados de grupos armados (G1) no se encontraron diferencias entre hombres y mujeres en las medidas de desconexión moral.

Al interior del grupo de adolescentes infractores (G2) se encontraron diferencias significativas (p<0.05) en todas las variables de estudio, con puntuaciones más altas en los hombres. Este comportamiento es similar al grupo control (G3). Con excepción de la difusión de la responsabilidad (p=0.067) y la atribución de la culpa (p=0.087), los hombres del G3 presentaron puntuaciones significativamente más altas (p<0.05) en los mecanismos de desconexión moral. Los valores d de Cohen superiores a 0.5 evidencian un tamaño del efecto alto, lo cual indica que las diferencias estadísticas encontradas en cuanto a las diferencias por género a nivel intra grupal (p<0.05) son independientes del efecto del tamaño de la muestra.

Tabla 6 Análisis de significancia de los mecanismos de desconexión moral por género a nivel intra grupal 

Diferencias de género G1 Diferencias de género G2 Diferencias de género G3
z p d z p d z p d
DMG -0.083 0.934 0.07 -5.865 0.000*** 2.24 -3.769 0.000*** 0.72
JM -0.100 0.920 0.09 -2.914 0.004** 0.75 -2.740 0.006** 0.61
LE -0.218 0.827 0.02 -5.337 0.000*** 1.90 -2.393 0.017* 0.54
CV -0.408 0.683 0.09 -5.511 0.000*** 2.13 -2.990 0.003** 0.55
DR -0.468 0.640 0.15 -4.318 0.000*** 1.25 -1.978 0.048* 0.41
DifR -0.033 0.973 0.05 -4.789 0.000*** 1.52 -1.834 0.067 0.39
DC -0.234 0.815 0.14 -5.314 0.000*** 1.74 -2.438 0.015** 0.53
AC -0.948 0.343 0.38 -5.611 0.000*** 2.02 -1.702 0.089 0.38
Des -1.089 0.276 0.29 -6.095 0.000*** 2.48 -2.218 0.027* 0.47
Diferencias entre Grupo 1 y Grupo 2
Variables Femenino G1 (n=16) - G2(n=30) Masculino G1 (n=19) - G2 (n=30)
z p d z p d
DMG -2.077 0.038* 0.65 -3.788 0.000*** 1.39
JM -0.023 0.981 0.12 -2.371 0.018* 0.74
LE -1.482 0.138 0.53 -3.971 0.000*** 1.39
CV -1.562 0.118 0.44 -4.172 0.000*** 1.52
DR -1.548 0.122 0.39 -3.039 0.002** 1.03
DifR -1.760 0.078 0.63 -2.263 0.024* 0.71
DC -2.148 0.032* 0.68 -2.383 0.017* 0.71
AC -2.583 0.010* 0.84 -2.257 0.024* 0.70
Des -0.981 0.327 0.42 -4.972 0.000*** 2.15
DMG -3.027 0.002** 1.02 -0.618 0.537 0.29
JM -3.221 0.001*** 1.03 -0.924 0.355 0.34
LE -0.789 0.430 0.25 -0.959 0.337 0.29
CV -2.013 0.044* 0.69 -0.573 0.566 0.21
DR -1.965 0.049* 0.57 -0.466 0.641 0.04
DifR -1.161 0.245 0.44 -0.178 0.859 0.09
DC -2.204 0.028* 0.69 -0.733 0.464 0.20
AC -3.888 0.000*** 1.54 -3.873 0.000*** 1.32
Des -1.347 0.178 0.44 -1.480 0.139 0.33
DMG -0.600 0.548 0.23 -5.583 0.000*** 1.88
JM -4.158 0.000*** 1.03 -4.440 0.000*** 1.20
LE -1.847 0.065 0.36 -4.224 0.000*** 1.11
CV -0.244 0.807 0.15 -5.595 0.000*** 1.92
DR -1.057 0.291 0.03 -4.102 0.000*** 1.13
DifR -1.571 0.116 0.29 -3.273 0.001*** 0.85
DC -0.029 0.977 0.0 -3.821 0.000*** 0.94
AC -1.338 0.181 0.42 -6.298 0.000*** 2.18
Des -0.451 0.652 0.04 -5.352 0.000*** 1.61

DMG=Desconexión moral global; JM=Justificación moral; LE=Lenguaje eufemístico; CV=Comparación ventajosa; DR=Desplazamiento de la responsabilidad; DifR=Difusión de la responsabilidad; DC= Distorsión de las consecuencias; AC=Atribución de la culpa; Des=Deshumanización. *p < 0.05; **p < 0.01; ***p < 0.001.

Fuente: elaboración propia.

En la tabla 7 se muestra el análisis de significancia de las variables de desconexión moral por género entre grupos. No se encontraron diferencias significativas (p<0.05) entre hombres del grupo de desvinculados (G1) e infractores (G2) en las variables de estudio. En cuanto a las mujeres, se encontraron diferencias entre G1 y G2 en desconexión moral global (p=0.038), distorsión de las consecuencias (p=0.032) y atribución de la culpa (p=0.010).

Tabla 7 Análisis de significancia de los mecanismos de desconexión moral por género a nivel intra grupal 

Diferencias entre Grupo 1 y Grupo 2
Variables Femenino G1 (n=16) -G2(n=30) Masculino G1 (n=19) - G2 (n=30)
z p d z p d
DMG -2.077 0.038* 0.65 -3.788 0.000*** 1.39
JM -0.023 0.981 0.12 -2.371 0.018* 0.74
LE -1.482 0.138 0.53 -3.971 0.000*** 1.39
CV -1.562 0.118 0.44 -4.172 0.000*** 1.52
DR -1.548 0.122 0.39 -3.039 0.002** 1.03
DifR -1.760 0.078 0.63 -2.263 0.024* 0.71
DC -2.148 0.032* 0.68 -2.383 0.017* 0.71
AC -2.583 0.010* 0.84 -2.257 0.024* 0.70
Des -0.981 0.327 0.42 -4.972 0.000*** 2.15
DMG -3.027 0.002** 1.02 -0.618 0.537 0.29
JM -3.221 0.001*** 1.03 -0.924 0.355 0.34
LE -0.789 0.430 0.25 -0.959 0.337 0.29
CV -2.013 0.044* 0.69 -0.573 0.566 0.21
DR -1.965 0.049* 0.57 -0.466 0.641 0.04
DifR -1.161 0.245 0.44 -0.178 0.859 0.09
DC -2.204 0.028* 0.69 -0.733 0.464 0.20
AC -3.888 0.000*** 1.54 -3.873 0.000*** 1.32
Des -1.347 0.178 0.44 -1.480 0.139 0.33
DMG -0.600 0.548 0.23 -5.583 0.000*** 1.88
JM -4.158 0.000*** 1.03 -4.440 0.000*** 1.20
LE -1.847 0.065 0.36 -4.224 0.000*** 1.11
CV -0.244 0.807 0.15 -5.595 0.000*** 1.92
DR -1.057 0.291 0.03 -4.102 0.000*** 1.13
DifR -1.571 0.116 0.29 -3.273 0.001*** 0.85
DC -0.029 0.977 0.0 -3.821 0.000*** 0.94
AC -1.338 0.181 0.42 -6.298 0.000*** 2.18
Des -0.451 0.652 0.04 -5.352 0.000*** 1.61

DMG=Desconexión moral global; JM=Justificación moral; LE=Lenguaje eufemístico; CV=Comparación ventajosa; DR=Desplazamiento de la responsabilidad; DifR=Difusión de la responsabilidad; DC= Distorsión de las consecuencias; AC=Atribución de la culpa; Des=Deshumanización. *p < 0.05; **p < 0.01; ***p < 0.001.

Fuente: elaboración propia.

En cuanto al G1 y el grupo control de adolescentes escolares (G3) se evidenció que las diferencias son más marcadas en las mujeres, específicamente en las siguientes variables: desconexión moral global (p=0.002), justificación moral (p=0.001), comparación ventajosa (p=0.044), desplazamiento de la responsabilidad (p=0.049), distorsión de las consecuencias (p=0.028) y atribución de la culpa (p<0.001). Entre hombres solo se identificaron diferencias en la variable de atribución de la culpa (p<0.001). Finalmente, entre el G2 y el G3 se evidenciaron diferencias significativas (p<0.001) entre hombres en todas las variables de estudio. En mujeres solo se encontraron diferencias en la variable de justificación moral (p<0.001). Al evaluar la d de cohen en las diferencias estadísticas encontradas en cuanto género a nivel intergrupal, se identificó un tamaño del efecto alto.

En la tabla 8 se muestra el modelo de regresión logística multinomial, mediante el método de pasos sucesivos hacia adelante, el cual se llevó a cabo con el fin de determinar el efecto que tenían los mecanismos de desconexión moral sobre los grupos de desvinculados de grupos armados (G1) e infractores de la ley (G2), tomando de referencia los escolares como grupo de contraste. Los diferentes grupos se utilizaron como variables dependientes y los mecanismos de desconexión moral como variables independientes. El modelo obtenido presentó un buen ajuste (chi pearson=356.902, g/=392, p=0.898). El modelo estimado muestra que las variables independientes, explican entre el 40 % (R2 Cox y Snell=0.405) y el 47 % (R2 Nagelkerke=0.468) de la varianza del factor de pertenencia al grupo. El logaritmo de verosimilitud-2 final fue 300.277.

Tabla 8 Análisis de regresión logística multinomial mediante el modelo de pasos sucesivos hacia adelante 

Pertenencia al grupo B SE X2Wald gl p OR IC 95% OR
Límite inferior Límite superior
Grupo 1 Intersección -2.339 0.787 8.831 1 0.003
Justificación moral 0.741 0.384 3.722 0.054 2.098 0.988 4.452
Lenguaje eufemístico -1.846 0.571 10.451 0.001 0.158 0.052 0.483
Atribución de la culpa 2.843 0.503 31.886 0.000 17.161 6.398 46.030
Deshumanización -1.107 0.515 4.615 0.032 0.331 0.120 0.908
Grupo 2 Intersección -3.380 0.678 24.867 0.000
Justificación moral 1.260 0.323 15.260 0.000 3.526 1.874 6.636
Lenguaje eufemístico -1.714 0.488 12.324 0.000 0.180 0.069 0.469
Atribución de la culpa 1.734 0.411 17.763 0.000 5.662 2.528 12.679
Deshumanización 0.346 0.396 0.762 0.383 1.413 0.650 3.069

ß = coeficiente beta; SE = error Estándar;Wald = estadístico de potencia de contraste;gl= grados de libertad; p = valor de significancia estadística;OR. = Odds Ratio o resultado de la ecuación de regresión-Exp. (ß).

Fuente: elaboración propia.

Los Odds Ratios (OR) muestran qué tanto incrementa la probabilidad de pertenecer a los G1 y G2 de acuerdo con la varianza de los mecanismos de desconexión moral. Los valores ß determinan si la probabilidad es de aumento o disminución. Se identificó que, el mecanismo de justificación moral aumenta en un 2.1% la probabilidad de pertenencia al grupo 1 (OR=2.098; IC 95%= 0.988-4.452). La atribución de la culpa aumenta la probabilidad en un 17% (OR=17.161; IC 95%= 6.398- 46.030). En el caso del lenguaje eufemístico y la deshumanización, disminuye la probabilidad. En cuanto al grupo 2, se evidenció que, la variable de justificación moral aumenta en un 3.5% (OR=3.526; IC 95%= 1.874-6.636), la atribución de la culpa en 5.7% (OR=5.662; IC 95%= 2.528-12.679) y la deshumanización aumentó en un 1.4% (OR=1.413; IC 95%= 0.650-3.069) la probabilidad de pertenencia al grupo de infractores.

En términos generales, el análisis mostró que los mecanismos de justificación moral, atribución de la culpa y deshumanización son factores que predicen la probabilidad de asumir conductas similares a las que caracterizan los grupos 1 y 2. Las variables independientes no mostraron ningún efecto sobre el grupo control (G3) en el análisis realizado.

Discusión

El objetivo de este estudio consistió en analizar comparativamente los mecanismos de desconexión moral y las diferencias de género en adolescentes desvinculados de grupos armados ilegales (G1), infractores de la ley (G2) y escolares sin antecedentes delictivos (G3). En términos generales, se corroboró la hipótesis planteada en la medida en que se encontraron diferencias significativas en las formas de desconexión moral a nivel intra e intergrupal, con distinciones entre hombres y mujeres, en el uso de los mecanismos particulares en los diferentes grupos poblacionales de estudio.

En este estudio se encontró que los adolescentes infractores de la ley (G2) presentaron las puntuaciones más altas en los diferentes mecanismos sociocognitivos de desconexión moral respecto a los demás grupos de adolescentes. Este hallazgo es consistente con lo reportado por Paciello et al. (2008), quienes señalaron la estrecha relación entre la desconexión moral y la conducta delincuencial juvenil, de modo que, a mayores niveles de desconexión moral, mayor es la probabilidad de presentar actos agresivos y violentos en el futuro. De manera particular, el análisis de regresión logística sugiere que la justificación moral y atribución de la culpa son los mecanismos que presentan un mayor efecto sobre los adolescentes desvinculados de grupos armados (G1) y, en especial, los adolescentes infractores de la ley (G2).

De manera sistemática se encontró que los adolescentes infractores de la ley (G2) en comparación con los adolescentes escolares (G3) reportaron promedios más altos en los mecanismos de desconexión moral y, específicamente, la deshumanización resultó ser el mecanismo sociocognitivo distintivo del grupo 2 en comparación con los otros grupos. Al respecto, estudios realizados con adolescentes infractores con historial delictivo de violencia física, sexual y tráfico de drogas, avalan los hallazgos de este estudio al evidenciar que la desconexión moral es un constructo psicológico predictor del comportamiento delincuencial y las actitudes orientadas a apoyar conductas antisociales (Carroll, 2009; Shulman et al., 2011; Giulio et al., 2018; Kiriakidis, 2008; Kokkinos y Kipritsi, 2017; Petruccelli et al., 2017).

La tendencia a deshumanizar se puede entender como el resultado de un déficit para experimentar empatía por los demás y, de este modo, la autocensura y la culpa por los comportamientos que atentan contra otras personas y su humanidad se anulan y pasan a ser legitimados por el agresor (Bandura, 1999, 2002; Caprara et al., 2014; Giulio et al., 2018). Para Muratori et al. (2017) la desconexión moral reduce la sensibilidad por el bienestar de los demás y promueve los comportamientos antisociales.

Con excepción de la deshumanización, cuya puntuación fue significantemente mayor en el grupo 2, no se encontraron diferencias importantes entre el grupo de desvinculados de grupos armados (G1) e infractores de la ley (G2). Así mismo, las diferencias entre el grupo de desvinculados (G1) y el de control (G3) son menores y menos fuertes que el comparativo del grupo 2 y 3. Los resultados evidenciaron una mayor prevalencia en el grupo de infractores (G2) respecto al uso de la desconexión moral. Estos hallazgos sugieren que los adolescentes desvinculados de grupos armados (G1) e infractores (G2), a pesar de tener trayectorias delictivas, presentan diferencias en cuanto al uso de la desconexión moral cuando se compara con los adolescentes no infractores (G3). Esto se ve reflejado en el comparativo entre el grupo 1 y 2 con respecto al grupo 3. Estas diferencias pueden ser interpretadas de diferentes maneras. Una de ellas es que las características psicosociales, contextuales e incluso ideológicas que caracterizan las trayectorias delictivas de los grupos 1 y 2 pueden influir en el desarrollo de la desconexión moral y la prevalencia en el uso de los mecanismos sociocognitivos específicos, aspecto que podría estar asociado con las diferencias encontradas entre grupos.

A pesar de que estas características no fueron contempladas en los análisis comparativos, existen estudios que dan soporte a esta interpretación de las diferencias en el uso de la desconexión moral. Al respecto, diversos estudios muestran que una alta desconexión moral es un inhibidor de la empatía y los comportamientos prosociales en adolescentes con trayectorias delictivas no asociadas a conflictos bélicos (Gómez y Narváez, 2019; Gómez et al., 2019; Gómez y Durán, 2020). También se ha reportado que la desconexión moral está asociada con los rasgos de insensibilidad emocional en adolescentes infractores (Muratori et al., 2017; Walters, 2017).

Estudios adicionales apoyan la tesis de que las altas puntuaciones en cuanto al uso de los mecanismos de desconexión moral, en los adolescentes con las características del G1 y G2, aumenta la probabilidad de comportamientos disruptivos en el futuro a la vez que inhibe la disposición para experimentar empatía por los demás (Giulio et al., 2018; Gómez y Narváez, 2019; Gómez et al., 2019; Kokkinos & Kipritsi, 2017). En este sentido, la evidencia empírica es consistente al mostrar que los adolescentes que incursionan en comportamientos antisociales y delictivos tienden a presentar un déficit en los componentes afectivos de la empatía, lo que inhibe la capacidad para experimentar una respuesta emocional coherente con el malestar psicológico de los demás (Gini, Albiero, Benelli y Altoè, 2007; Kokkinos y Kipritsi, 2012, 2017; Muratori et al., 2017; Van Noorden, Haselager, Cillessen y Bukowski, 2014), aspecto que podría explicar la tendencia a la deshumanización en el grupo de infractores (G2) en comparación a los adolescentes desvinculados de grupos armados (G1) y de escolares (G3).

En coherencia con lo anterior, el estudio de Gómez y Durán (2020) muestra que los adolescentes que han tenido experiencias delictivas no asociadas al conflicto bélico en Colombia presentan puntuaciones significativamente más bajas en comportamientos prosociales y empatía, esto, en comparación con adolescentes desvinculados de grupos armados que están en procesos de protección. Este contexto sugiere que las discrepancias en las puntuaciones en desconexión moral entre grupos pueden estar asociadas a las características del comportamiento delictivo, factores afectivos, psicosociales y contextuales de cada grupo de adolescentes.

Los adolescentes del grupo 1 y 2 se caracterizan por haber estado expuestos a experiencias delictivas. Sin embargo, los contextos de referencia propios de las dinámicas relacionales de las violencias en ambos grupos son muy diferentes. En el caso de los participantes que han tenido experiencias asociadas al conflicto bélico en Colombia estudios han mostrado que el reclutamiento ilícito de niños, niñas y adolescentes, por parte de los grupos armados ilegales, implica un proceso de instrumentalización moral que está cargado de discursos de desconexión moral a favor de las ideológicas impuestas y la legitimación de la violencia como algo aceptable e incluso necesario para el bien común (CNMH, 2017; Gómez, 2019a; Human Rights Watch, 2004; Lugo, 2018; Springer, 2012; Watch List on Children and Armed Conflict, 2012). Estos adolescentes fueron expuestos a contextos de violencias en los que se legitima la acción militar insurgente como opción de vida dentro de los grupos armados (Carmona, Moreno y Tobón, 2012; CNMH, 2017; Lugo, 2018; Springer, 2012). Para Jost, Federico & Napier (2009), Bandura (1988), Villegas de Posada, Flórez y Espinel (2018), la ideología sociopolítica de los grupos bélicos funciona como armazón para justificar los fines y medios de acciones terroristas. En este sentido, la doctrina impuesta por los grupos armados a los menores de edad reclutados para fines bélicos reduce la disonancia cognitiva y promueve la desconexión moral ante eventos violentos.

En concordancia con lo anterior, el estudio realizado por Villegas de Posada et al. (2018), en el que se analizaron 367 comunicados emitidos por los grupos armados Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en un rango temporal de 55 meses utilizando análisis deductivo del contenido, encontraron que los mecanismos de atribución de la culpa, justificación moral y lenguaje eufemístico son los más utilizados. Estos mecanismos particulares de desconexión moral que prevalecen en los procesos ideológicos de estos grupos armados convergen con los mecanismos prevalentes y distintivos de los adolescentes desvinculados de grupos armados que hicieron parte de este estudio (G1). Este contraste es importante porque sugiere que los procesos de desconexión moral, propios de este grupo poblacional (G1),podrían derivarse de la instrumentalización moral e ideológica a la cual fueron sometidos por parte de los grupos, tal y como lo sugieren los estudios previos.

Lo reportado por Villegas et al. (2018), y lo encontrado en este estudio, sugieren una posible asociación entre las estructuras sociocognitivas particulares de desconexión moral de los grupos armados y los adolescentes de este estudio, aspecto que valdría la pena analizar en futuras investigaciones. Para Bandura (1988, 2004), el uso de estos mecanismos sociocognitivos es determinante para comprender las acciones bélicas y terroristas por parte de los actores que promueven la guerra. En este sentido, la intervención psicosocial y las acciones de reintegración social, con los adolescentes desvinculados de estos grupos, deben contemplar el conjunto de creencias e ideologías de desconexión moral que pudieran motivar futuros comportamientos disruptivos, de reincidencia en actividades delictivas u obstaculizar los procesos de acompañamiento integral para la reintegración sociofamiliar.

Los adolescentes infractores que incursionan en la delincuencia común (G2) también vienen de contextos vulnerables en los que es común la violencia social y familiar, el abandono y las experiencias tempranas de maltrato que, consecuentemente, conducen al modelamiento de comportamiento antisociales y procesos de desconexión moral tal y como se ha reportado en diversos estudios (Arsenio y Lemerise, 2004; Casey et al., 2017; Campaert et al., 2018; Moore 2015). Sin embargo, las dinámicas particulares de reclutamiento en contextos militarizados, la exposición a eventos de confrontación armada y la imposición ideológica hacia los adolescentes desvinculados de grupos armados (G1) (Carmona et al., 2012; CNMH, 2017; Springer, 2012) son factores diferenciales que bien podrían incidir en la manera particular de utilizar los mecanismos de desconexión moral en comparación con los demás grupos de adolescentes (G2 y G3).

Para futuros estudios sería valioso analizar las diferencias entre adolescentes con y sin historial delictivo contemplando estos factores múltiples de asociación a nivel psicosocial y contextual. En este sentido, es necesario realizar estudios adicionales respecto la caracterización de los mecanismos específicos de desconexión moral en función de las diferentes tipologías de delito, los perfiles psicosociales y los factores contextuales de los infractores. Esto, evidentemente, es una línea de investigación futura con múltiples aristas aun por explorar que ayudaría a validar los hallazgos e interpretaciones de este estudio.

En cuanto a las diferencias de género se encontró que los hombres presentan puntuaciones significativamente más altas que las mujeres en el uso de los diferentes mecanismos de desconexión moral. Estos hallazgos sugieren que los hombres, en especial del grupo de infractores (G2) hacen un mayor uso de la desconexión moral. Al respecto, se ha documentado que la prevalencia en el uso de la desconexión moral en los hombres está asociado a una mayor tendencia de problemas de comportamiento disruptivo en comparación con las mujeres (Bjärehed, Thornberg, Wänström y Gini, 2019). Estudios psicológicos adicionales han encontrado que los hombres presentan una mayor tendencia a presentar conductas externalizantes que las mujeres, lo que se ha asociado a una mayor necesidad de utilizar las estrategias de desconexión moral para justificar acciones poco éticas o disruptivas (Bjärehed et al., 2019; Thornberg y Jungert, 2014;Van der Graaff et al.,2014). Las diferencias encontradas entre hombres y mujeres en el uso de la desconexión moral en el grupo de infractores de la ley (G2) es particularmente importante, porque son justamente los adolescentes hombres los que han reportado históricamente una mayor tasa de comportamientos delictivos y sanciones por parte del Sistema de Responsabilidad para Adolescentes en Colombia (ICBF, 2018a).

Estas diferencias de género también se encontraron en los escolares sin antecedentes delictivos, lo que sugiere que las mujeres presentan una menor tendencia a la desconexión moral que los hombres. Al respecto, estudios transversales y longitudinales con escolares han encontrado divergencias de género en cuanto a factores morales y socioafectivos. Se ha reportado que las niñas presentan mayores comportamientos prosociales y respuestas empáticas y menor agresividad que los niños, lo que estaría asociado a un menor uso de mecanismos de desconexión moral (Caprara y Steca, 2005; Guevara, Cabrera, González y Devis, 2016; Inglés et al., 2009; Martínez-González, Robles-Haydar, Amar-Amar y Crespo-Romero, 2016; Mestre, Samper, Frías y Tur, 2009; Plazas et al., 2010). En este sentido, tal y como lo plantean Gómez y Narváez (2019), "si las personas presentan más comportamientos prosociales vinculados con la ayuda al otro, disminuye la tendencia a justificar y comparar malas acciones o a asumir conductas violentas" (p. 626).

Las diferencias entre hombres y mujeres en las puntuaciones de desconexión moral a nivel intra e intergrupal que se encontraron en este estudio, así como las diferencias en cuanto a comportamientos externalizantes, empatía y conductas prosociales reportadas en los estudios previos, se pueden interpretar de diferentes maneras. Algunos psicólogos evolucionistas apelan a explicaciones basadas en factores disposicionales a nivel evolutivo biológico (Dugatkin, 2007; Zahn-Waxler, Radke-Yarrow, Wagner y Chapman, 1992). Esta tesis plantea que existen patrones de comportamiento diferencial entre hombres y mujeres, resultado de la herencia genética, la adaptación al ambiente y la evolución de la especie. Otra explicación, más cercana a la línea de discusión de este trabajo, versa sobre la importancia de los procesos vicarios y de modelamiento social que se instauran en la crianza, los sistemas educativos y la socialización basada en estereotipos sociales de género (Carlo, Raffaelli, Laible y Meyer, 1999; Correa, 2017; Eisenberg y Fabes, 1998; Mahecha y Martínez, 2005; Plazas et al., 2010). Según esta tesis, las diferentes experiencias de socialización en la niñez son fundamentales para el desarrollo sociocognitivo, moral y emocional en las etapas posteriores del desarrollo.

Más allá de las controversias entre las posturas biológicas, socio culturales o mixtas que explican este fenómeno, se considera que es importante realizar estudios adicionales que permitan un análisis mucho más fino respecto a la asociación de estas diferencias entre hombres y mujeres con factores familiares, psicosociales, demográficos, escolares, de estilos de vida y tipologías de delito en los diferentes grupos de adolescentes que conformaron esta investigación.

Los resultados de este estudio bien podrían considerarse novedosos por cuanto no se reportan de manera integrada en los estudios previos, lo que facilita una comprensión más amplia sobre la desconexión moral en adolescentes hombres y mujeres que han tenido experiencias sociales muy diferentes. Evidentemente, la interpretación de los hallazgos de este estudio invita a realizar una mayor búsqueda de evidencias y estudios adicionales que ayuden a determinar los múltiples factores que inciden en estas diferencias.

Por otro lado, estos hallazgos resultan útiles para la evaluación, acompañamiento e intervención psicosocial con adolescentes del sistema de responsabilidad penal que han sido desvinculados de grupos armados y que están en proceso de reintegración social, por cuanto resaltan la importancia de los procesos cognitivo-morales en la comprensión del comportamiento social. En este sentido, la comprensión de estos mecanismos sociocognitivos de desconexión moral, en cada grupo de jóvenes, es un insumo que podría incorporarse a los procesos de acompañamiento psicosocial, así como al desarrollo de estrategias de prevención del delito y la promoción de comportamiento prosociales en contextos sociales y educativos (Gómez y Narváez, 2020). Particularmente, las diferencias encontradas entre hombres y mujeres plantean la importancia de un enfoque de género que permita un tratamiento diferencial a los y las adolescentes que delinquen e ingresan a los programas de protección, reeducación y reintegración social en Colombia.

Limitaciones

Los hallazgos de este estudio deben interpretarse a la luz de varias limitaciones. En primer lugar, al ser un estudio transversal y comparativo, no fue posible determinar el impacto en el tiempo que tienen las experiencias sociales particulares de los adolescentes, hombres y mujeres, sobre las diferencias en el uso de los mecanismos de desconexión moral.

En segundo lugar, este estudio no contempló el análisis de variables psicosociales, sociofamiliares y emocionales adicionales en los análisis comparativos. Tampoco se tuvieron en cuenta variables que pudieran operar como factores mediadores, moderadores o de riesgo en cuanto a los mecanismos de desconexión moral en cada grupo poblacional y las diferencias entre hombres y mujeres.

Para subsanar estas dos limitaciones se recomienda que los futuros estudios utilicen metodologías longitudinales de alcance explicativo y contemplen el análisis de factores adicionales, entre ellos, la empatía y la sensibilidad emocional, la exposición a experiencias de violencia o maltrato en la infancia, factores de crianza y socialización parental, consumo de sustancias psicoactivas, rasgos antisociales, tipologías y trayectorias delictivas, contextos socioculturales y socioeconómicos diversos, entre otros factores no contemplados en este estudio. Esto contribuiría al desarrollo de explicaciones con mayor soporte empírico sobre los factores asociados y predictores de las variaciones en el uso de la desconexión moral, en hombres y mujeres, en los diferentes grupos de adolescentes.

Una tercera limitación es el tamaño de la muestra, el cual relativamente pequeño para el primer y segundo grupo debido a que se trataba de poblaciones con características muy particulares y a que fue seleccionada teniendo en cuenta su incursión en diferentes tipos de actividades delictivas. Una razón adicional en lo que respecta al tamaño de la muestra tiene que ver con las dificultades y restricciones para el acceso a la población de adolescentes infractores de la ley del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA) y los adolescentes desvinculados de grupos armados al margen de la ley que están en programas especializados de atención y protección por parte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

En este sentido, los resultados son aplicables a adolescentes con las características descritas en este estudio y no pueden ser generalizables a una comunidad en general. Para futuros estudios se recomienda utilizar muestras más grandes y delimitar con mayor fineza los criterios de inclusión respecto a las características de las experiencias delictivas particulares de cada adolescente.

Por último, es relevante mencionar que la medición de los mecanismos de desconexión moral se obtuvo mediante autoinforme, por lo que no está exenta de sesgos que puedan dar lugar a interpretaciones y resultados con cierta probabilidad de error. Para próximos estudios se aconseja utilizar mediciones de informantes claves, por ejemplo, padres de familia, educadores o equipos psicosociales con el fin de contrastar los informes de los adolescentes con los heteroinformes.

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Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo: Gómez, A. & Durán, N. (2021). Desconexión moral y diferencias de género en víctimas del conflicto armado, infractores de la ley y escolares. Reviste Criminalidad, 63(1): 39-60

Recibido: 09 de Septiembre de 2019; Revisado: 04 de Agosto de 2020; Aprobado: 12 de Octubre de 2020

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