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Hallazgos

Print version ISSN 1794-3841

Hallazgos vol.11 no.21 Bogotà Jan./June 2014

https://doi.org/10.15332/s1794-3841.2014.0021.07 


Educación, semiología y narrativa*

Education, semiology and narrative

Educação, semiologia e narrativa

Omar Parra Rozo**

* Este producto se inscribe en el trabajo que adelanta el grupo de investigación Cultura y Desarrollo Humano, de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá, Colombia. El artículo trabaja en la comprensión de la definición de un maestro desde algunas obras referenciales a nivel histórico, en el campo de la narrativa, la educación y la semiología.

** Docente titular de la Universidad Militar Nueva Granada. Doctor en Literatura. Posdoctor en Comunicación, Educación y Cultura. Doctor Honoris Causa en Investigación y Educación Superior en América Latina por la Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión, Perú. Director de la línea de investigación de Bioética, Educación y Cultura, del Doctorado en Bioética. Director del Centro de Investigaciones de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá, Colombia.
Correo electrónico: omar.parra@unimilitar.edu.co

Recibido: 17 de septiembre de 2013 / Evaluado: 27 de septiembre de 2013 / Aceptado: 16 de octubre de 2013

DOI : 10.15332/s1794-3841.2014.0021.07



RESUMEN

Abordar el lenguaje como el elemento primordial de la comunicación no aparta las relaciones sistémicas que se establecen entre los diversos tipos de signos. En su conjunto, el universo comunicativo marca al ser humano y, por supuesto, lo lleva a establecer relaciones, a aprehender la realidad y a tratar de hacérsela comprender a los demás. En el juego permanente de los mensajes se establecen niveles, ordenamientos y normas de vida que hacen que quienes posean algún bagaje cognitivo lo traten de dar a los demás. Los docentes, los aprendices, los medios que conllevan el mensaje mismo conforman diversos sistemas, entre ellos el educativo. El docente como emisor varía en su papel y unas veces torna como un maestro desinteresado, otras como una persona que busca un empleo para subsistir, unas más como un investigador que trasiega en pos de nuevo conocimiento, o bien, como un organizador empresarial que concibe la institución como una institución especial: un profesor que se amolda a los cambios contextuales, científicos y tecnológicos, inserto en múltiples bases de datos, infinitas autopistas de información, con manejo y acceso a la información y el conocimiento en sus múltiples aristas.

Palabras clave: Educación, semiología, maestro empresario, profesor semiológico, investigador.



ABSTRACT

Approaching language as a fundamental element of communication does not separate systemic relations that exist between the various types of signs. Overall, the communicative universe marks the human being and, of course, leads to build relationships, grasp reality, and try to make others understand it. In the ongoing game of messages are established levels, orderings and rules of life that make those that possess some cognitive experience try to give it to others. The teachers, apprentices, media that carry the same message constitute several systems, among them the educational. The teacher as sender varies his role and sometimes becomes an uninterested teacher, others as a person seeking a job to survive, and others as a researcher that racks in pursuit of new knowledge, or, as a business organizer that conceives the institution as a special institution: a teacher that adapts to contextual, scientific and technological changes, inserted in multiple database, endless information highways, with management and access to information and knowledge in its multiple facets.

Keywords: Education, semiology, master entrepreneur, semiology teacher, researcher.



RESUMO

Atingir a linguagem como o elemento primordial da comunicação não separa as relações sistémicas que se estabelece entre os diversos tipos de signos. No geral, o universo comunicativo marca ao ser humano e, por isso mesmo, leva-o a estabelecer relações, a apreender da realidade e a tentar fazê-la compreensível aos outros. No jogo permanente das mensagens estabelecem-se níveis, ordenamentos, regras de vida que fazem com que aqueles que têm algum tipo de bagagem cognitiva tentem dá-lo aos outros. Os professores, os aprendizes, os meios que acarreiam a mensagem mesma conformam diversos sistemas, incluído o da educação. O docente como transmissor varia o seu papel e por vezes torna-se como o um professor abnegado, outras como uma pessoa que procura emprego para subsistir, outras vezes como um pesquisador que vai atrás de um novo conhecimento, ou também, como um organizador de negócios que concebe a instituição como uma instituição especial: um professor que se molda às mudanças contextuais, científicos e tecnológicos, inserto em multiplicidade de bases de dados, estradas intermináveis de informação, com domínio e acesso à informação e o conhecimento na multiplicidade de suas arestas.

Palavras-chave: Educação, semiologia, professor empresário, professor semiológico, pesquisador.


Existen dos maneras de evitar la maestría
(¿no es acaso esta la pretensión de toda
enseñanza, de todo rol intelectual?):
o bien producir un discurso agujereado, elíptico, que deriva
y patina; o, por el contrario, sobrecargar el saber de un
exceso de claridad.

El susurro del lenguaje:
Roland Barthes


PRELUDIO

Durante varios siglos se trató de privilegiar el papel del docente como un líder del conocimiento y una persona en la cual se depositaba el saber. Su poder radicaba en la transmisión de lo conocido hasta el momento de la enseñanza y en recoger la semilla que se esparcía a través de exámenes y evaluaciones complejas. Las formas memorísticas de aprendizaje daban fe del saber y del entender. Distintas corrientes se opusieron a tal propósito, en particular durante el siglo XX y comienzos del XXI. Así, el papel del profesor empezó a vacilar, y unas veces se unió su figura con la de un docente que investiga, otras con las de un empresario, unas más con las de un guionista de cine, un director de una obra teatral, un animador, un terapeuta, un emprendedor, en fin. El docente que tiene su disciplina arraigada en la vida y que cumple su papel como un profesional que enseña, investiga y se encuentra inserto en una cultura demuestra su función múltiple y tiene claramente definida su tarea y su esencia: "De los profesores, unos, más ampliamente dotados de capacidad, serán a la vez investigadores, y los otros, los que solo sean "maestros", vivirán excitados y vigilados por la ciencia, siempre en ácido fermento" (Ortega y Gasset, 1930, p. 21).

En 1971, Édgar Faure, al frente de una comisión encargada de sintetizar una visión del mundo acerca de la educación, su papel y su futuro, entregó a la Conferencia General de la Unesco un documento que, desde ese entonces, pasó a ser un referente de la educación y fijó un sendero especial por el que se debe caminar en procura de un mundo pedagógico organizado y progresista: Aprender a ser. Como bien se sabe y se puede verificar, el papel del docente, en la Europa de finales de la década de los sesenta y, por supuesto, en el mundo entero, vacilaba entre unas formas tradicionales de impartir la educación y unas maneras novedosas de ver la realidad, inclusive desde su misma acepción:

El enseñante, al lado de sus tareas tradicionales, está llamado a convertirse cada día más en un consejero, en un interlocutor; más bien la persona que ayuda a buscar en común los argumentos contradictorios, que la que posee las verdades prefabricadas; deberá dedicar más tiempo y energías a las actividades productivas y creadoras: interacción, discusión, animación, comprensión y estímulo. (Faure, 1975, p. 142).

Con la figura de un docente investigador que pretende ganar nuevas experiencias para retornarlas al aula de clase, en la década de los ochenta, Stenhouse marca un hito en el camino pedagógico, al recoger el currículo como un elemento que sintetiza y proyecta la raíz esencial del conocimiento, su naturaleza y metodología, al igual que realzael proceso de aprendizaje: "Un profesor que desee apostar por investigar y desarrollar su propio modo de enseñanza, puede aprovecharse en determinados estadios del desarrollo de su investigación, de la presencia de un observador en su aula" (Stenhouse, 2010, p. 210).

El profesor desempeña un papel determinante en el aula de clase: es un investigador que no solo planea, sino que es capaz de "recoger percepciones de los alumnos acerca de la situación en el aula" (Stenhouse, 2010, p. 214). Además equilibra los distintos indicadores que sientan las bases de un proceso de enseñanza y aprendizaje en el que es determinante saber efectivamente en qué se está y para dónde se camina, con bases y referentes sólidos. La persona que enseña no solo transmite, sino que planea lo que enseña y es capaz de modificarlo a partir de lo que percibe y de lo que comprueba desde sus alumnos:

Esta valoración de los problemas de una enseñanza basada en la investigación resulta quizá algo optimista y se advierten ciertos signos de tensión entre los papeles de profesor y de investigador. Creo, sin embargo, que vale la pena enfrentarse a tales tensiones e intentar resolverlas. (Stehouse, 2010, p. 221).

El profesor que se inserta en el aula y responde a las necesidades del contexto también tiene que salir de esta y atender las problemáticas que se suscitan en el entorno personal, suyo y de sus estudiantes. Así, el papel del profesor se direcciona hacia un agente estudioso y practicante de lo social, de lo colectivo, pendiente de los problemas que apremian los grupos en los cuales se encuentra inserto el estudiante, tanto propios como los externos o los que están más allá de los límites institucionales.

En la década de los noventa, Alejandro Moreno, un profesor español nacionalizado en Venezuela, acude a la llamada "episteme popular" y se incrusta en los barrios marginados de Caracas, donde hace una callada labor que bien puede denominarse una revolución cognitiva, una aprehensión del conocimiento puesta en práctica en el entorno. Con su obra El aro y la trama: episteme, modernidad y pueblo, como señala Moreno mismo, se "resume más de una década de investigación, reflexión y crítica sobre la ciencia, la Modernidad y la vida de nuestro pueblo". La condición básica de la transformación educativa es el compromiso popular y la inserción en la colectividad como "condición indispensable", como fundamento y esencia de la investigación-acción. El modelo pedagógico que quiere transmitir se constituye en una extensión de las propuestas del maestro Orlando Fals Borda (Colombia) y de sus seguidores. Moreno subraya el texto de Fals Por la praxis: el problema de cómo investigar la realidad para transformarla como una influencia para su obra, aunada a otras enseñanzas y fundamentos que brinda el método de la acción-participativa que Moreno trabaja con su propia perspectiva, teoría y praxis: "Este trabajo es el producto de la reflexión aplicada a la experiencia vivida en una comunidad de barrio caraqueño en la que la vida se me convirtió en pregunta, la pregunta en investigación y la investigación en cuestionamiento radical". (Moreno, 2006, p. 15).

Para Moreno, ser educador es ser investigador y esto, a su vez, significa estar inserto en el grupo, trabajar con él, sufrir con él, amar y sentir con el otro. Desde esta perspectiva, solo se puede ser maestro si se está en relación: "La relación no se puede pensar cuantitativamente. Entre el yo y el tú no es la diferencia entre iguales lo que se presenta, sino la distinción entre valores absolutos. La otredad surge de la relación" (p. 502).

En resumen, el docente investigador es una persona situada históricamente que se inserta en el medio y que propugna por su cambio; un docente investigador que es evaluado por sus proyectos y por la posibilidad de transformar su medio y su aula.

Dentro de una línea similar a la de Moreno, pero con una connotación diferente en cuanto su prospectiva y su contexto, el profesor Pierre Bourdieu aborda la denominada "teoría de la acción", en la cual los miembros de un grupo actúan a partir de ciertas disposiciones sociales, con la finalidad de transformar su entorno. Bourdieu tiene una extensa obra, de la cual, por particularidades temáticas, investigativas y pedagógicas, se toma en consideración, en este texto, su libro El oficio de científico (2001), que recoge su último curso en el College de Francia (2001). En esta obra se infiere el papel de un docente que transmite conocimientos, innova y se inserta en procesos de transformación social; un investigador que debe ir más allá de esperar "recompensas" y que probablemente debe estar a la altura de los "sabios". Bourdieu (2003) invita a una revisión profunda y a la búsqueda de una pesquisa "sistemática que supusiera la colaboración de los investigadores de las ciencias de la naturaleza y de las ciencias sociales" (p. 83).


EL MAESTRO EMPRESARIO.
DE CHARLOTTE BRONTË A TOM MORRIS

Al tratar de indagar acerca del papel del profesor, siempre se buscan alternativas que lo relacionan con la ciencia, el arte, las otras profesiones y el contexto en general. Comúnmente, se trata de atribuirle el rol de orientador, acompañante, guía, mentor, tutor, agente social, promotor, diseñador, gerente y una otra lista larga de calificativos. En un contexto atiborrado por la producción y el entramado económico, se quiere impulsar el esfuerzo pedagógico hacia este mismo horizonte. El profesor se convierte en un empresario, un gerente de proyectos, un impulsador, un partícipe indispensable de una empresa que tiene que generar ingresos o, por lo menos, ayudar a que estos lleguen y consoliden los fondos económicos, desde componentes distintos a la sola matrícula o a los aportes estatales. En determinados apartes históricos, el papel del profesor se ha relacionado con las formas religiosas, filosóficas, estéticas o económicas de las diversas épocas. Al revisar, por ejemplo, un trozo histórico de la cultura francesa, bien se puede extraer el pensamiento y la estructura pedagógica decimonónica. En la novela El profesor1, escrita a mediados del siglo XIX, el personaje principal, William Crimsworth, empieza como un principiante, una persona que desempeña su papel dentro de una institución y recibe una remuneración por tal hecho. Constantemente se le dice y se le insinúa que sea empresario:

— ¿Has venido a .. .shire para aprender a ser un industrial?

—Sí...

—Bueno, no estoy obligado a ayudarte, pero aquí tengo un puesto vacante; si estás capacitado para ocuparlo, te aceptaré a prueba. ¿Qué sabes hacer? ¿Sabes algo aparte de toda esa basura inútil de conocimientos universitarios, griego, latín y demás? (Brontë, 2004, p. 22).

Una vez que el profesor se inserta en el ámbito educativo, vacila acerca de su papel y de su quehacer en la vida; no obstante, tiene que dedicarse a enseñar porque no hay más alternativa. En el capítulo séptimo se encuentra la clave pedagógica de la obra, desde la posibilidad empresarial:

No tengo empleo alguno en Bruselas —respondió el señor Brown—, a menos que quiera probar en la enseñanza...

No soy profesor —dije.

—Oh —dijo el señor Brown—. Profesor aquí en Bélgica, significa maestro, eso es todo. (Brontë, 2004, pp. 68-69).

El término profesor tiene, en la obra y en la realidad del contexto educativo inglés, una connotación especial, mediante la cual se alude a una persona que tiene el "más alto rango académico como un catedrático o un profesor universitario", mientras que para alguien que busque subsistir y cuya labor sea más genérica y apunte a un "empleo" o a una ocupación, existe un término y un nivel que lo califica: teacher, el cual cobija a "los demás docentes" (p. 69). Finalmente, el personaje principal se dedicará a laborar en algo que, aunque no lo sabe hacer ni es para lo cual está capacitado, le generará ingresos y lo ayudará a subsistir. La duda que queda es qué sería mejor: dedicarse a la industria o profundizar en la enseñanza.

Muchos años después, la respuesta a esta inquietud ha llevado a la creación de grandes emporios educativos y de vacilaciones organizativas y personales, al igual que a una pregunta inquietante que ronda las instituciones educativas, especialmente las de educación superior: ¿será que el papel del docente es el de un empresario o el de un gestor de proyectos, o, por el contrario, será el de un maestro investigador?

En el documento Aprender a ser, obra ya citada, existen diversos apartes dedicados a la concepción del educador como empresario y de la institución educativa como empresa. Si bien puede no quererse entrar en un mercantilismo o en una forma especial de creación empresarial como elemento básico para acumular y negociar con el capital, sí se quiere, por lo menos, insertar el pensamiento organizacional y empresarial en el ámbito educativo. Desde esta perspectiva, dos interrogantes abren el horizonte empresarial educativo, el cual se ha ido delineando hasta que, en esta primera parte del siglo XXI, se quiere fusionar de diversas maneras con el horizonte pedagógico:

¿A quién convendría, llegado el momento, incluir en la categoría de participantes, usuarios e interesados que deben estar asociados de derecho a la orientación y gestión de la educación, en cuanto empresa común? [...] ¿En qué planos se deben ejercer y a qué campos se deben extender las funciones y las competencias de los organismos de cogestión y de autogestión? (Faure, 2005, p. 143).

Tom Morris (siglo XX), profesor, por largos años, de la Universidad de Notre Dame (Francia), convierte su labor pedagógica en un cuestionamiento permanente entre la vida de la escuela, la filosofía y la ética que subyacen en el comportamiento humano y los embates de las organizaciones empresariales que agobian al hombre y se encuentran, incuestionablemente, en el día a día de los docentes de cualquier nivel educativo. En su obra Si Aristóteles dirigiera la General Motors se aventura a proponer el lema aristotélico de la felicidad y de la búsqueda de esta, lo que, al fin y al cabo, es el principal objetivo del individuo (Morris, 2006).

Esta es una búsqueda que supone ir siempre en pos de la verdad, con las adiciones propias de la corrección a la atención de las normas que impiden la violación de los derechos de los "otros" y hacen que cada uno se sienta bien consigo mismo y con los demás, siempre en pro del trabajo colaborativo. En su libro Si Harry Potter dirigiera General Electric, Morris dedica un apartado al director de la escuela del aprendiz de mago, Harry Potter, y manifiesta la necesidad de que el docente sea un empresario, un impulsador del conocimiento. A través de la motivación de su estudiante, se brindan los elementos para que los aprendices busquen, para que indaguen y atraviesen la vida en pos de un ideal, de un sentido colectivo, de un trabajo en equipo que privilegie los logros en grupo, pero que nunca descuide la necesidad y la posibilidad de encontrar diversos elementos que consoliden, fortalezcan y brinden alternativas de aprendizaje. El maestro persigue una meta y se encuentra con instrumentos y maneras que se escapan a su sentir. La investigación se vuelve pan diario. La escuela de magia de Potter se convierte en el escenario propicio para que se expongan las herramientas que facultan a "los jóvenes aprendices para que logren la excelencia propia". Así, los estudiantes no van a aprehender métodos y técnicas para sobrevivir, sino para crear nuevas metas, para forjar horizontes que van más allá de lo que se comparte en la escuela, para consolidarse como líderes, orientadores y creadores de nuevos procesos: "Los líderes no se limitan a manejar lo que existe, buscan generar lo que debe existir" (Morris, 2006, p. 170).

No es que el maestro se centre en una persona, porque no puede; el medio le exige que no lo haga, pero sí que brinde las herramientas y las posibilidades para que el estudiante se salga de la escuela, para que "la clase se extiende más allá de las paredes" (Morris, 2006, p. 20).

Desde la perspectiva de atender las necesidades del contexto, del medio externo a de las instituciones, y con la premisa de crear nuevos escenarios de acción para las entidades educativas, el sistema se adentra en los vericuetos de la empresa, y se crean asignaturas, currículos, planes de estudio y didácticas en torno a núcleos de enseñanza y de aprendizaje empresariales", vale decir formas de emprendimiento, creación de empresas, administración y evaluación de estas, entre otros elementos que amplían los panoramas educativos. Teorías diversas enmarcan el concepto del maestro empresario y de la institución como una "empresa del conocimiento". Para bien o para mal, los procesos administrativos de las instituciones educativas se miden con parámetros empresariales que suponen auditorías y evaluaciones significativas para un contexto que implica un referente obligado: la empresa.

Segovia de Cabrales (2010) sintetiza el pensamiento empresarial sobre el aspecto de responsabilidad social, un término que se acuñó para ver el impacto de las instituciones en el contexto:

La responsabilidad social no es exclusivamente empresarial [...] Es una práctica diaria que empieza en el interior de la empresa: en una selección cuidadosa de socios que entiendan en qué consiste la ética empresarial, en su procesos de producción con mecanismos limpios, en el manejo racional y óptimo de los recursos, en la seriedad para rendir cuentas y presentar a los accionistas las cifras reales y tangibles de los estados financieros, en la escogencia de aquellos proveedores que cumplan las normas y practican los mismos valores, en el comportamiento leal con la competencia. (p. 65)

Bernal y Rivera (2010) manifiestan que existen diversas tendencias en cuanto la definición y la conceptualization de la responsabilidad social universitaria, los cuales se pueden agrupar en tres:

La definición pragmática, a partir de proyectos concretos que surgen espontáneamente en las instituciones universitarias [...] La definición axiológica que especifica las tareas de beneficio social emprendidas por las universidades, como expresión de un código de valores. Y la definición de gestión del impacto social que es común a otras organizaciones sociales. (p. 14).

Los pasos agigantados de las universidades en este ámbito llevan a que sus entes reguladores incluyan en los procesos evaluativos los indicadores de proyección social, extensión y responsabilidad. El concepto de "responsabilidad social" se inserta en la empresa (responsabilidad social empresarial) y se incrusta en la universidad (responsabilidad social universitaria). Es difícil distinguir entre una y otra. Al respecto, el profesor Hoyos (2009) indica:

Toda reflexión y todo debate en torno a la responsabilidad social empresarial debe definirse a partir de la concepción que se tenga de sociedad, la cual tiene que ver con sensibilidad moral, Estado de derecho, justicia como equidad y participación democrática. (p. 18)

Hoyos propugna por una responsabilidad social universitaria en la que todos los ciudadanos participan y tengan un compromiso con sus planeaciones, su trabajo y sus proyecciones.

El profesor empresario vislumbra posibilidades de inserción de sus procesos y de sus estudiantes en la empresa, así que él mismo puede hacer parte de la organización e, inclusive, participar en su creación. El cuestionamiento de Brõnte cobra vigencia y vida, y las propuestas de Morris enseñan que el planeamiento administrativo y pedagógico tiene apartes que entrecruzan la realidad y la imaginación. De la respuesta docente e institucional dependerá el afianzamiento de su papel, la combinación de sus funciones y su transformación, en la medida en que responda a las necesidades contextuales.


EL PROFESOR SEMIOLÓGICO

Todo profesional dedicado a la enseñanza, a la investigación, a la formación permanente, a la búsqueda de nuevos horizontes de vida tiene una función privilegiada por el lenguaje, su administración y su difusión. Acercarse a una forma de comunicación en un entramado social supone tener presentes dos o más personas que buscan hacerse entender. Si a lo anterior se suma una definición que propugne por un marco etimológico, se entra en el ámbito de la semiología, la cual, como ciencia, implica un estudio de los signos que se vinculan desde cualquier ángulo al ser humano.

A través de la historia, el lenguaje, principalmente oral, ha sido la herramienta más eficaz del profesor para comunicar a sus estudiantes las distintas formas de pensar, sentir y actuar. Grandes maestros han centrado su atención en el estudio del lenguaje como instrumento didáctico y como referente necesario en la comunicación humana, entre los cuales se destaca Ferdinand de Saussure (1857-1913), quien se detuvo en el signo y sus componentes. Los logros y avances de este semiólogo francés en el estudio de los signos se dieron a conocer por sus discípulos, quienes recopilaron sus clases y brindaron al mundo su legado.

Por otro lado está Charles Peirce (1839-1914), quien abogaba por las tres formas de mirar el signo: significante, significado y referente. Peirce tuvo una marcada influencia de su padre, profesor de Harvard, que lo introdujo desde muy temprana edad en el mundo de los signos, la ciencia y el lenguaje. Para este pensador, la reducción de lo existente al universo de los signos y el pensamiento sucesivo que supone una interpretación y una semiosis permanentes constituyó un referente en la ciencia y en su metodología, en la semiótica y en la pedagogía. Desde las enseñanzas de Saussure y Peirce, hasta los estudios actuales de semiólogos y profesores como Umberto Eco (1932), ha habido diversos docentes investigadores dedicados al campo complejo del lenguaje, su enseñanza y su estudio. Puede señalarse a Louis Hjelmeslev (1899-1965), hijo de un profesor de matemáticas, docente de la cátedra de Lingüística Comparada en la Universidad de Copenhague, quien se centró en las relaciones dadas entre el significado y el sonido y fue, además, el principal artífice del Círculo de Copenhague.

Desde mediados del siglo XX y ya entrada la primera parte del siglo XXI, se puede afirmar que Eco, profesor de la Universidad de Bolonia, le dio un sentido profundo a la educación (probablemente sin quererlo), al fijar su atención en la problemática suscitada por las diversas formas comunicativas. De lo oral, Eco pasa al análisis de lo escrito, y de lo escrito pasa a otras formas de ver la realidad (cine e internet). En su obra Decir casi lo mismo, Eco (2008) se detiene en un problema que, más que de traducción, es un problema didáctico: enseñar a las nuevas generaciones algo que de por sí no tiene un autor preciso, sino que es un maestro imaginario, colectivo: "Los cuentos hacen circular en la tradición intertextual a personajes inolvidables como Caperucita Roja, Cenicienta o el Gato con Botas, cuyas historias sobreviven con independencia de quien las cuente y de cómo lo haga" (p. 155).

Eco se entretiene con los mitos y las creaciones diversas como formas que anteceden a sus autores. Se puede encontrar, sin lugar a dudas, que su obra condensa el horizonte de la narrativa y la ciencia, porque hace que estas temáticas se vuelvan amables al lector y al aprendiz. Eco toma al lector de la mano, de la misma manera como Virgilio lleva a Dante y lo coloca frente a su infierno, su cielo y su paraíso: entra a un mundo lleno de horrores, torna a un camino esperanzador y finalmente llega a la meta.

En su obra Confesiones de un joven novelista, se puede detectar el trabajo investigativo que lleva a este científico de la lengua a concluir y expresar en sus escritos científicos los resultados tanto de sus análisis como aquellos que en su forma novelada se manifiestan en la creación de los mundos de ficción. Para un profesor semiológico, un personaje de ficción es un objeto semiótico. Eco (2011) se refiere a este tema así:

Un personaje de ficción es sin duda un objeto semiótico. Quiero decir con ello un conjunto de propiedades registrado en la enciclopedia de una cultura, transmitido por una expresión determinada (una palabra, una imagen o algún otro mecanismo). Un conjunto de propiedades de esa naturaleza es lo que llamamos el "sentido" o "significado" de la expresión. (p. 105).

Eco da un ejemplo cualquiera de un objeto semiótico. En este estudio se puede dar como ejemplo el personaje estudiante o el personaje profesor. Cada uno posee su sentido, se carga de significación, forma un mundo pleno de significado. El papel del profesor es poder acceder a ese universo, compartirlo, recrearlo, alimentarlo y, en lo posible, acceder a nuevos significados.

Los métodos para establecer la comunicación entre el docente y el estudiante son diversos, y allí se buscan desde diversos ángulos y tiempos. Al hacer uso de la historia, como lo hace permanentemente Eco, y parodiando su método, se puede traer al profesor Juan Amos Comenio (siglo XVII), uno de los pedagogos que rompe la historia especialmente con su obra Didáctica magna, en la que propugna por una educación basada en la naturaleza y con un pensamiento que hoy (siglo XXI) se acercaría a la concepción del "hombre como un ser planetario y universal", con un profesor y un aprendiz interdisciplinarios:

Tal vez fuera demasiado optimista acerca de la capacidad de aprender de las personas, pues proponía un sistema de educación pansófica, que implicaba que todos aprenderían de todo. Soñaba además con un saber universal, simbolizado por una enciclopedia a la cual contribuirían los más grandes sabios. (Mayer, 1967, p. 227).

Comenio maneja magistralmente el lenguaje y el método pedagógico y muestra la combinación de imagen, lenguaje escrito y lenguaje oral; específicamente, impacta al aprendiz con su obra Orbis sensualim pictus2.

Eco, amante de lo medieval y de lo que rodea posterior e inmediatamente a esta época, no podía dejar escapar el método del profesor checo que, adelantado a su tiempo, marcó el referente escolar de la mezcla de imagen y lenguaje escrito. Basta con referirse a los cómics como una de las obsesiones del semiólogo italiano. En su obra Apocalípticos e integrados, al referirse al lenguaje o la comunicación de masas, se detiene en la influencia que tiene el lenguaje de los cómics. Bien sean para educar o desviar el aprendizaje, los comic books se diseminan en el público (ahora se insertaron en las series televisivas y en el cine). Inclusive, este lenguaje cambia y es leído, dice Eco (2009), más por los adultos que por los niños, y es un hecho comprobado, estadísticamente, que en este campo "más de mil millones de ejemplares al año [se] publican en los Estados Unidos" (p. 223).

La obra que retoma la combinación de la imagen con lo escrito —a lo que agrega lo médico, lo psicológico, lo histórico y, en particular, lo pedagógico— es La misteriosa llama de la reina Loana, en la que el personaje principal se despierta un día y no recuerda nada, salvo hechos históricos que asaltan su memoria. La clave de la obra está en la posible recuperación de la memoria y de la realidad a través del lenguaje: libros, discos, recortes de películas, chispazos de recuerdo:

El maestro (¿por qué maestro y no maestra? No lo sé, me salió "señor maestro") nos había dictado los fragmentos fundamentales del discurso del Duce el día de la declaración de guerra del 10 de junio de 1940, había introducido, siguiendo las crónicas de los periódicos, las reacciones de la muchedumbre oceánica que lo escuchaba en el balcón de Venecia. (Eco, 2005, p. 215)


POSLUDIO

La relación que se hace presente entre un maestro y su estudiante se convierte en un vínculo comunicativo que toma como referencia o medio las diversas herramientas didácticas, las cuales van desde la voz hasta los signos sofisticados de las autopistas informativas con sus aparatos maravillosos. En otras ocasiones se privilegia el conocimiento que se constituye en el telón de fondo, para que se manifieste el mensaje. En ambos casos, siempre se encuentran, de manera infaltable, un profesor emisor y un estudiante receptor. El centro comunicativo variará según lo marque la historia, el tiempo, la moda, la preferencia, los adelantos científico-técnicos; esto es, el contexto social. Si bien es cierto que si falta un elemento la comunicación se suspende, el proceso tiende a tornar al profesor como el mago que conjura y que se encuentra presente de manera activa o pasiva; algunas veces, como un ente dictador, otras como un profesor creativo o rutinario, unas más como un empresario, otras como un investigador. Él está presente siempre, modelando, interactuando, estableciendo la comunicación, la didáctica, la pedagogía, alimentando el sistema comunicativo, siendo lo que es: un profesor semiológico.


1 Charlotte Brontë (1816-1855): escritora inglesa que se distinguió por plasmar en su obra la situación de la época de principios del siglo XIX, en la cual la educación de la mujer derivaba en un resultado de abnegación, respeto y sumisión. Charlotte y sus dos hermanas, Anne y Emily, se rebelaron contra la posición del momento y trataron de crear un mundo diferente expresado a través de la literatura, con poemas y narraciones. Charlotte muestra el ambiente educativo en Jane Eyre con sus descripciones sobre el colegio Lowood, pero es en su obra El Profesor donde se manifiesta claramente el papel de las personas que desempeñan este rol, en una sociedad compleja que se encuentra en tránsito hacia la industrialización y el cambio de valores, los cuales trazan un horizonte borroso en las metas personales e impiden la precisión de un desempeño ético y profesional. En la novela existe una trama constante en el interior del personaje respecto de su horizonte de vida. El contexto trata de llevarlo a ser empresario y luego profesor.

2 La versión completa de esta obra puede consultarse en: www.uned.es/manesvirtual/Historia/Comenius/OPictus/OPictusAA.htm.


REFERENCIAS

Barthes R. (2004). El susurro del lenguaje: el profesor. Barcelona: Paidós.         [ Links ]

Bernal, H. y Rivera, B. (2010). Responsabilidad social universitaria: aportes para el análisis de un concepto. En El Pensamiento Universitario (n.° 21). Bogotá: Asociación Colombiana de Universidades.         [ Links ]

Bourdieu, P. (2003). El oficio de científico. Barcelona: Anagrama.         [ Links ]

Brontë, C. (2004). El profesor. Barcelona: RBA Coleccionables.         [ Links ]

Comenio, J. A. (s. f.). Orbis sensualim pictus. Recuperado de www.uned.es/manesvirtual/Historia/Comenius/OPictus/OPictusAA.htm        [ Links ]

Eco, U. (2005). La misteriosa llama de la reina Loana. Barcelona: Lumen.         [ Links ]

Eco, U. (2008). Decir casi lo mismo. Barcelona: Random House Mondadori.         [ Links ]

Eco, U. (2009). Apocalípticos e integrados. Barcelona: Lumen y Tusquets.         [ Links ]

Eco, U. (2011). Confesiones de un joven novelista. Barcelona: Random House Mondadori.         [ Links ]

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