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Hallazgos

Print version ISSN 1794-3841

Hallazgos vol.12 no.23 Bogotà Jan./June 2015

https://doi.org/10.15332/s1794-3841.2015.0023.011 


Charles Darwin y la representación de las comunidades afro en su narrativa de viajes*

Charles Darwin and the representation of black communities in his travel narratives

Charles Darwin e à representação das comunidades afro em sua narrativa de viagens

Dorismel Díaz**

* Artículo de reflexión. Parte de proyecto de tesis. Sin ningún tipo de financiación.

** Magíster en Literatura hispana, Universidad de Western Ontario, Canadá. Candidato a Ph.D., Western University, (Canadá). 549 Ridout Street North. London, ON N6A 5N5.
Correo electrónico: ddazpere@uwo.ca

Recibido: 1 de septiembre de 2014 / Evaluado: 18 de octubre de 2014 / Aceptado: 22 de octubre de 2014

10.15332/s1794-3841.2015.0023.011

Cómo citar este artículo: Díaz, D. (2014). Charles Darwin y la representación de las comunidades afro en su narrativa de viajes. Hallazgos, 12 (23), 231-249. (doi.org/10.15332/s1794-3841.2015.0023.011).



RESUMEN

¿Qué significa representar al afro en el relato de viajes del siglo XIX? Esta es la pregunta esencial propuesta para explorar la temática. Para responder a tal interrogante, se hará un enfoque en el estudio de la narrativa de viajes planteada por Charles Darwin (1809-1882). El trabajo explora la manera como la comunidad negra es retratada, así como los mecanismos discursivos que el escritor emplea para narrarlas. Mediante este análisis, se pretende mostrar cómo el viajero narra y reconstruye a las comunidades afrodescendientes a través de unas estrategias de representación recurrentes mediatizadas por el imaginario europeo, en su afán de interpretarlas y describirlas en su comunidad de origen. Los dispositivos que usa para caracterizar la otredad revelan una ideología entretejida de inconsistencias, ambigüedades y contradicciones que parodian el discurso colonial. Dicho discurso será analizado desde el punto de vista de los lineamientos teóricos planteados por David Spurr en su libro The Rhetoric of Empire: Colonial Discourse in Journalism, Travel Writing and Imperial Administration y Mary Louise Pratt en Imperial Eyes: Travel Writing and Transculturation. A lo largo del trabajo, se tienen en cuenta los conceptos claves manejados por el aparato crítico, con el fin de clasificar los escenarios donde transcurren los encuentros culturales. Como quiera que este viajero ostenta el papel de autoridad intelectual, se presta particular atención a la conexión existente entre esas posiciones discursivas y el rol que estas cumplen en contribuir a pensar la cultura e identidad afro.

Palabras clave: teoría postcolonial, estrategias de representación, otredad, comunidad afro, siglo XIX, esclavitud, relatos de viajes, ambivalencia, diáspora.



ABSTRACT

What does it mean to represent blacks in XIX Century travel writing? This is the essential proposed question in order to explore the topic. In order to find answers to this question, I will attempt to examine Charles Darwin's travel accounts (1809-1882). This work examines the way in which black communities are portrayed as well as the discursive devices the writer resorts to in order to narrate them. Throughout the study, I will show how the traveler, in his hasty attempt to interpret and describe these populations in his own community, describes and reconstructs them by means of certain recurring strategies of representation mediated by European imagery.

The mechanisms that the writer uses to depict the Otherness reveal an ideology imbued with inconsistencies, ambiguities and contradictions that mimic colonial discourse. I will try to analyze this rhetoric by using the theoretical guidelines proposed by David Spurr in his book The Rhetoric of Empire: Colonial Discourse in Journalism, Travel Writing and Imperial administration and Mary Louise Pratt in Imperial Eyes: Travel Writing and Transculturation. Some theoretical key concepts are taken into account throughout this essay in order to classify the scenarios in which cultural encounters take place. Since Darwin is supposed to be an intellectual authority, particular attention is paid to the existing relation that comes into play between his discursive ideas and the role that they play in contributing to think black identity and cultures.

Keywords: Postcolonial theory, slavery, travel writing, otherness, black communities, XIX Century, strategies of representation, diaspora, ambivalence.



RESUMO

¿O que significa representar o afro no relato de viagens do século XIX? Esta é a pregunta essencial proposta para explorar a temática. Para responder a esta pergunta, terá como foco o estudo da narrativa de viagens proposta por Charles Darwin (1809-1882). O trabalho explora a forma como a comunidade negra é retratada, bem como os mecanismos discursivos que o escritor usa para relata-as. Através desta análise pretende-se mostrar como o viajante narra e reconstruí as comunidades afrodescendentes através de umas estratégias de representação recorrentes mediatizadas pelo imaginário Europeu, em um esforço para interpreta-as e descreve-as em sua comunidade de origem. Os dispositivos utilizados para caracterizar a outredade revelam uma ideologia entrelaçada de inconsistências, ambigüidades e contradições que parodiam o discurso colonial. Dito discurso será analisado a partir do ponto de vista das orientações teóricas propostas por David Spurr, em seu livro The Rhetoric of Empire: Colonial Discourse in Journalism, Travel Writing and Imperial Administration e Mary Louise Pratt em Imperial Eyes: Travel Writing and Transculturation. Ao longo do trabalho, são considerados os principais conceitos utilizados pelo aparato crítico, a fim de classificar os cenários onde decorrem os encontros culturais. De qualquer forma esse viajante apresenta a função de autoridade intelectual, é dada especial atenção à ligação existente entre essas posições discursivas e o papel que elas desempenham na contribuição para pensar a cultura e identidade afro.

Palavras-chave: Teoria pós-colonial, estratégias de representação, outredade, comunidade afro, século XIX, escravidão, histórias de viagens, ambivalência, diáspora.



Dentro del espacio literario de los relatos de viaje, la imagen del negro se ha construido como un espectáculo comúnmente divorciado del sentimiento de lo bello y lo sublime, a menudo dentro de una construcción textual inscrita en el marco de lo patológico. La representación negativa de la alteridad fue una herramienta esencial para legitimar y perpetuar la hegemonía del "orden" y del "progreso", que son los lemas positivistas que engloban la visión elitista de la civilización (Rowe y Schelling, 1991, p. 39). Estas prácticas discursivas en América Latina y África por parte del hombre letrado o del científico viajero estuvieron marcadas por un distanciamiento en el orden estético, en el que el cuerpo de los negros se convierte en un elemento importante en la representación artística. No obstante, esta distancia no ocurre solamente a nivel estético, sino también en el orden cultural, material y epistemológico. Desde estas circunstancias, la representación negativa de la alteridad sirvió como medio de legitimación del discurso hegemónico europeo. En los textos objetos de nuestro estudio (El viaje del Beagle, Autobiografía, El origen del hombre y Correspondencias) se ponen en escena algunas situaciones dramatizadas por el encuentro entre el viajero y las figuras locales. A través de anécdotas personales, el autor va tejiendo una estética de representación que va a revelar no solamente su ideología, sino también la de los sujetos en cuestión.

En estos textos se ve problematizada la representación del africano, puesto que están articulados bajo un discurso científico europeo de autoridad y legitimación. ¿Hasta qué punto son uni/multi vocales estos textos? ¿De qué manera narran a la alteridad? ¿Se les retrata como sujetos con identidad e historia? Estas y otras preguntas se abordarán a lo largo de este artículo.

A través de estos relatos, Darwin narrará su periplo por las tierras americanas de Brasil, Argentina y Estados Unidos durante 1831 y 1836. Es necesario explorar estos textos con el fin de problematizar no solo la "validez" discursiva impresa en las páginas por sus mismos autores, sino también su supuesta "univocalidad". En esta sección se discute que la potestad discursiva de la filosofía occidental produjo un imaginario acerca de las comunidades negras basado en el poder de la mirada como categoría distanciadora, jerarquizadora y clasificatoria. La lectura de Darwin que se ha propuesto y la selección de los episodios que han sido seleccionados es central en este estudio, pues esa aproximación a la otredad desde una dimensión ya no filosófica como lo hace el Iluminismo, sino moral, intelectual y fisiológica, da cuenta de un racialismo científico que viene a ser la nuez de un racismo contemporáneo. La visión darwiniana está plagada de ciertas inconsistencias en el momento de narrar a la especificidad local. Por un lado, Darwin, viajero ilustrado con mentalidad liberal, varón europeo y blanco, sitúa no solo a los negros, sino a otras sociedades que no han alcanzado un desarrollo igual al europeo dentro de un mundo casi infrahumano, pues dentro de la escala evolutiva están en la esfera del salvajismo y la animalidad. En sus teorías marca un límite entre los instintos sociales de los salvajes y la subjetividad basada en los principios morales del hombre civilizado: "cuando una raza llega al máximum de desarrollo físico, se eleva al mismo tiempo a su más alto grado de energía y de vigor moral" (Darwin, 1953, p. 36).

Las sociedades humanas son jerarquizadas con base en la tecnología y en la naturaleza de una organización social y política. Darwin emplea la minimización para describir la "incipiente" tecnología de estos pueblos. Subestima el desarrollo de los pueblos fueguinos, por ejemplo, al criticar la simplicidad de sus artes. Para él, las habilidades de este pueblo solamente son comparables a los instintos animalescos, por eso los pone en un estadio inferior del desarrollo humano, como cuando critica la desnudez de los salvajes y la rusticidad de las tiendas indias (Darwin, 1978, p. 99). La descripción de la posta del negro que encuentra entre Colorado y Buenos Aires se da también de una manera pobre y minimizada, pues menciona que "está hecha de un cuartito y un corralito, todo hecho de palos y juncos, con una zanja alrededor que no hubiera servido de nada si los indios atacaran" (Darwin, 1978, p.111). Ambas descripciones señalan el aspecto "rudimentario" del arte de estas sociedades humanas, por lo que es muy difícil equipararlas con las sociedades europeas blancas. Esto se sale de los parámetros estéticos con los que el europeo ha intentado clasificar al mundo y le da así una herramienta a Darwin para clasificar a los negros dentro del mundo salvaje al mostrar a estos acudiendo a recursos naturales incipientes (palos y juncos), en lugar de elementos más sofisticados tecnológicamente. Desde el punto de vista europeo, el grado de desarrollo técnico y de sofisticación es casi nulo, según se muestra en el ejemplo anterior. Para Spurr, la ideología de la colonización, con el fin de justificar la empresa colonial, siempre busca categorizar a los nativos de acuerdo con su nivel de sofisticación técnico o político. En todo caso, la posición de Darwin apoya al discurso colonial en el sentido de que pone al europeo no solo por encima del negro, sino también de las otras razas no blancas. Esta retórica de modernización de los pueblos no "cultivados" legitima los intereses europeos: "Classification is indispensable to colonization ideology. It serves to demonstrate the fundamental justice of colonial enterprise by ranking native peoples according to their relative degree of technical and political sophistic from the European point of view" (Spurr, 1993, p. 70).1

Imaginamos que para Darwin ver estas situaciones provocaría en él cierto choque cultural, pues esto resulta extraño o anormal dentro del pensamiento del hombre letrado europeo, según confirma Spurr: "The rational discourse of Western knowledge opposes reason to madness and truth to falsehood. It organizes the universe into disciplines which refuse the eccentric, the abnormal and the monstrous...Classification assigns positions, regulates groups and enforce boundaries" (Spurr, 1993, p. 62).2

En cuanto a la dimensión estética, podría decirse que es similar a la de Kant, pues el gusto por lo bello se encuentra ausente en las razas no civilizadas: "a juzgar por los horribles adornos y por las músicas no menos desagradables que prefieren los más de los salvajes, podría deducirse que sus facultades estéticas se encuentran en inferior estado de desarrollo al que han alcanzado algunos animales" (Darwin, 1953, p. 124). No obstante, no vacila en establecer contrastes entre el sentimiento de la belleza física entre los negros, con la percepción que tienen los europeos de la belleza, como por ejemplo cuando cita a Mungo Park y a Burton, donde las comunidades de negros expresan su apreciación acerca de la belleza:

En lo que respecta al color, los negros se burlaban de Mungo Park por la blancura de su piel y prominencia de la nariz, características "que ellos estimaban contrahechas y horribles". Él, en cambio, elogió el brillo azabache de su piel y la suave depresión de la nariz, y aunque le dijeron que los lisonjeaba, le dieron de comer. Los moros africanos también "fruncían el entrecejo y parecían sobrecogerse" al ver la blancura de su piel. En la costa oriental, los negritos, al ver a Burton, exclamaban: "mirad al hombre blanco, parece un mono blanco". En la costa occidental, me dice Mr. Winwood Reade, se admira mucho más una piel bien negra que la que es algo clara. Pero su horror por lo blanco puede en parte atribuirse, según este mismo viajero, a que creen los negros que los demonios y espíritus son blancos, y en parte también a que piensan que es prueba de mala salud (Darwin, 1953, p. 740).

Este párrafo es interesante porque permite apreciar un proceso mimético en el que la cultura dominada, a través del lenguaje, se apropia de las mismas estrategias que la cultura dominante ha empleado para evaluarla, es decir, emplea la ideología del otro como medio de camuflaje. El pensamiento occidental ha despojado a estas culturas del valor estético de la belleza. Así, la raza primitiva atribuye a la raza civilizada las mismas cualidades de barbarismo y abyección (en este caso la animalización, la protuberancia de la nariz) con las que el discurso oficial ha constituido al otro. Esta estrategia de resistencia se convierte en un discurso que va contra las reglas, pero que al mismo tiempo está dentro de ellas, es decir, lo que Bhabha llamaría como un discurso ambivalente (Bhabha, 1994, p. 85) que reviste en el fondo un deseo de ser como el otro, de tener la potestad de articular un mensaje valorativo de la otredad. La degradación del hombre blanco en animal y la ridiculización de sus rasgos físicos es empleado por esta comunidad para articular un discurso de autoridad. Esto revela un doble registro de imitación y burla: la identificación con el poder, pero también la perturbación de su misma autoridad. El párrafo arriba citado guarda así mismo relación con lo que Pratt denomina texto autoetnográfico, es decir, la descripción que el colonizado fabrica de sí mismo con base en las representaciones que otros agentes sociales han hecho sobre él; es una caracterización que funciona como respuesta a otras imágenes por medio de la apropiación de otro lenguaje, especialmente hegemónico.

Ahora bien, retomando el pensamiento darwiniano, es importante mencionar que él considera la intervención de los pueblos culturalmente más avanzados en el desarrollo de los más primitivos como una fase del proceso natural de evolución. La etapa final del progreso humano es el triunfo del hombre civilizado, el cual es moral e intelectualmente superior sobre la naturaleza de los seres racialmente inferiores. Sin embargo, como ya anotamos anteriormente, el discurso de Darwin tiene un doble registro, ya que al subestimar al negro y colocarlo en una escala inferior al blanco, al mismo tiempo promueve ideas antiesclavistas:

La esclavitud, aunque en cierto sentido benéfica en los tiempos antiguos, es un gran crimen; y, sin embargo, sólo hasta hace muy poco han venido a reconocerlo las naciones más civilizadas del mundo. ¿Y sabéis la causa de esto? Pues precisamente porque los esclavos pertenecen, por lo general, a raza distinta de sus amos. (Darwin, 1953, p. 158).

La retórica antiesclavista está marcada por diversas estrategias que él emplea, tales como el infantilismo, la ingenuidad o estupidez del negro, la hospitalidad, el sentimiento de piedad o paternalismo hacia el esclavo, el homo erotismo, la crítica y su impotencia para intervenir en los asuntos. Una de estas estrategias se ve por ejemplo cuando, después de degradar el lugar donde mora el amigo negro de la posta, dice de él: "I did not anywhere meet a more civil and obliging man than this negro; it was therefore the more painful to see that he would not sit down and eat with us" (Darwin, 1953, p. 111).3 ¿Pero cómo interpreta Darwin esta actitud? Pues él parece vacilar entre la duda y el malestar, ya que se siente incómodo, siente dolor por este hecho, cuyo efecto reverberaría en la percepción de su propia pauta cultural, como diría Schute. Este pasaje evidencia un desajuste de la zona de contacto, lo que ocasiona una fricción ante el encuentro de dos universos culturales diferentes. La escena refleja también antecedentes que guardan relación con los espacios coloniales donde la incertidumbre y la desorientación producen ciertos efectos en el proceso de comunicación, según señala Gruzinski:

El choque de la conquista no consigue secularizar la manera de ver el mundo, pero es suficiente para convulsionar hábitos anclados en el tiempo y sembrar la duda, la ambigüedad y la indecisión. La pérdida de referencias y de sentido modificó las condiciones y el contenido de la comunicación entre individuos y grupos súbitamente enfrentados [...] todas las etapas de la comunicación, desde la emisión hasta la recepción, son constantemente perturbadas. Las interpretaciones se desarrollan al azar de las situaciones y, frecuentemente, fuera de las normas y los marcos fijados por las distintas tradiciones (Gruzinski, 2000, p. 87).

Aquí la cortesía y amabilidad del negro es resaltada; Darwin quiere que él forme parte de su mundo o tal vez sea una manera de aliarse con él estratégicamente con el fin de relacionarlo más con las costumbres de la cultura europea. El hecho de que el negro se mantenga de pie allí sin hablar nada, sin comer ni sentarse con ellos, le resulta difícil de comprender a Darwin debido al hecho de que es algo ajeno a él, pues en su cultura es diferente. Este comportamiento excéntrico y anormal le produce el dolor que describe. Esta escena se convierte en un punto de contacto donde se invierte aquello que Spurr denomina como el principio de co-optación (idea darwiniana), ya que el hecho de que el negro no se siente y coma con ellos no permite que se de en él una apropiación cultural del comportamiento social de la clase dominante. Esta escena es lo que Fanon denomina como una de las dimensiones del hombre negro, es decir, la forma de interactuar del hombre negro con el blanco no es la misma como cuando interactúa con otra persona de su misma raza, debido a razones coloniales: "The black man has two dimensions. One with his fellows, the other with the white man. A Negro behaves differently with a white man and with another Negro. That this self-division is a direct result of colonial subjugation is beyond question" (Fanon, 1960, p. 17).4

A pesar de afirmar las virtudes del africano, también lo representa como alguien desprovisto de los hábitos sociales que tienen los europeos. Es un individuo marcado por la exclusión, dada por la ausencia de ciertos valores europeos. Cuando la otredad imita al europeo, se le mira favorablemente, pero si sucede lo contrario, entonces no se le mira de igual forma. Al colonizado se le eleva por encima de su estatus primitivo en proporción a su adopción de los estándares culturales del país civilizado (Fanon, 1960, p. 18). En otras palabras, esto es lo que Spurr denomina como la homogeneización de la experiencia occidental europea de los países tercermundistas (Spurr, 1993, p. 51), en la que el colonizado al mismo tiempo que reafirma su independencia del régimen hegemónico, adopta costumbres europeas. La imitación de las costumbres blancas, la europeización del africano, provoca en este un deseo de ser tratado como si fuera blanco, es decir, despierta el deseo del otro. Al parecer, Darwin quiere preservar el orden cultural europeo, quiere fomentar la civilidad, que es uno de los valores fundamentales del colonialismo, pero es obvio que no ocurre ningún tipo de homogeneización.

Pero analizando esto desde el punto de vista de la otredad y no desde el europeo, se puede sugerir que el hecho de querer evitar el contacto con el hombre blanco, más que una actitud sumisa, como piensa Darwin que es, esta actitud de desobediencia puede dar cuenta de una resistencia por parte del africano hacia la cultura europea. La actitud del africano pone en cuestionamiento el principio de autoridad de Darwin, pues la autoridad y el poder son conferidos por quienes los obedecen. El señalamiento de esta diferencia cultural entre el colonizador y el colonizado también pone en evidencia la noción del salvaje como el otro, es decir, como el antipolo de los valores del hombre civilizado.

En contraste con la cortesía y amabilidad, la estupidez y brutalidad de los afrodescendientes es enfatizada, en mención del caso de una anciana que se arroja desde una colina o palenque para no ser capturada por unos soldados: "In a roman matron this would have been called the noble love of freedom; in a poor negress it is mere brutal obstinacy" (Darwin, 1978, p. 112); "I was crossing a ferry with a negro who was uncommonly stupid" (Darwin, 1978, p. 113).5

No obstante, las facultades mentales de las razas no europeas son exaltadas cuando son comparadas con las facultades del europeo, tal como lo enfatiza en El origen del hombre.

Así, por ejemplo, los indígenas americanos, los negros y los europeos discrepan en sus facultades mentales unos de otros, tanto como cualesquiera otras tres razas que se puedan nombrar; y sin embargo, siempre me sorprendía considerablemente en el tiempo que viví con los fueguinos, a bordo del Beagle, los mil numerosos rasgos de carácter que me probaban lo semejantes que eran sus facultades a las nuestras, y otro tanto advertí en un negro puro con quien tuve mucho trato (Darwin, 1953, p. 241).

En adición a lo anterior, el siguiente ejemplo refuerza más esta retórica doble, cuando en su Autobiografía rememora su época de estudiante de la Facultad de Medicina en Escocia: "By the way, a Negro lived in Edinburgh, who had travelled with Waterton and gained his livelihood by stuffing birds, which he did excellently; he gave me lessons for payment, and I used often to sit with him, for he was a very pleasant and intelligent man" (Darwin, 1958, p. 51).6

En iguales proporciones a los valores antes mencionados, se acentúan el infantilismo, la ingenuidad, la torpeza y la falta de ingenio como características innatas atribuibles al negro. Estas estrategias se conjugan también con el sentimiento de admiración y a la vez rechazo del otro, rayando en una especie de homoeroticidad; así mismo, lo degrada hasta tal punto de clasificar su estado casi igual o inferior al de los animales.

I may mention one very trifling incident which, at the time, struck me more forcibly than any story of cruelty. I was crossing a ferry with a Negro who was uncommonly stupid. In endeavoring to make him understand, I talked loud and made signs, in doing which I passed my hand near his face. He, I suppose, thought I was in a passion and was going to strike him, for instantly, with a frightened look and half-shut eyes, he dropped his hands. I shall never forget my feelings of surprise, disgust, and shame at seeing a great powerful man afraid even to ward off a blow, directed, as he thought, at his face. This man had been trained to degradation lower than the slavery of the most helpless animal (Darwin, 1958, p. 113).7

Con toda esta maquinaria de representación, Darwin los posiciona en el mundo de los salvajes dentro de visiones que contrastan entre la degradación, como ya hemos visto antes, y el enaltecimiento, recurriendo a una retórica de anti-conquista:

I have watched how steadily the general feeling, as shown at elections, has been rising against Slavery. What a proud thing for England, if she is the first European nation which utterly abolish it. I was told before leaving England, that after living in slave countries: all my options would be altered; the only alteration I am aware of is forming a much higher estimate of the Negros character. It is impossible to see a negro and not feel kindly toward him; such cheerful, open honest expressions and such fine muscular bodies; I never saw any of the diminutive Portuguese with their murderous countenances, without almost wishing for Brazil to follow the example of Haiti8; and considering the enormous healthy looking black population, it will be wonderful if at some future day it does not take place (Darwin, 1985, pp. 312, 313).9

Si Darwin estima a los negros, si está en contra de la trata de esclavos, si admira sus bellos cuerpos y honestidad, ¿por qué los degrada al mismo tiempo? ¿Cómo conciliar entonces estas posiciones ambivalentes? Es interesante destacar que Darwin se constituye a sí mismo en un crítico y a la vez en testigo de las condiciones en las que se encuentran los negros esclavos, pues se jacta de que, a diferencia de otras personas, él sí ha palpado el verdadero dolor por el que ellos pasan y la crueldad que sufren, ya que él ha vivido entre las clases más bajas. Al mismo tiempo que se identifica con ellos en su dolor, también se distancia: "I thank God I shall never again visit a slave country" (Darwin, 1978, p. 113).10

A esta altura del debate, es notorio que él ve la esclavitud como algo que va en contravía de los hombres civilizados, puesto que en Inglaterra y en sus colonias americanas es un problema que ya no existe. Es por eso que tiene una percepción distinta acerca de este problema, y tal vez esta hubiera sido diferente si en su país todavía estuviera vigente ese sistema. También él, como autoridad que era, tenía que tomar una actitud ya fuera a favor o en contra del debate antiesclavista que estaba muy en boga en ese momento. Sin embargo, queda la duda de por qué él sí toma una posición más firme, en comparación con otros viajeros decimonónicos que no combaten el tema tan abiertamente como él, tal es el caso de Humboldt y Cané, entre otros.

Es curiosa la manera como Darwin expresa el sentimiento de impotencia ante la crueldad, el hecho de no poder hacer nada, como estrategias de anticonquista, lo cual se ilustra en las siguientes frases: "I heard the most pitiable moans, and could not but suspect that some poor slave was being tortured, yet know that I was as powerless as a child even to remonstrate" (Darwin, 1978, p. 114).11 Esta imagen de impotencia de Darwin refleja una estrategia distanciadora: llama la atención acerca del sufrimiento del "pobre" esclavo, pero su incapacidad de protestar también lo muestra como algo ajeno a sí mismo, perteneciente a un espacio diferente. Este ejemplo pone de manifiesto la economía derridiana de la piedad: podemos imaginar el sufrimiento de otros, mas no como nuestro propio sufrimiento. La plena identificación con el sufrimiento del otro es peligrosa y destructiva. Más adelante agrega: "I have seen a little boy, six or seven years old, struck thrice with a horsewhip (before I could interfere) on his naked head, for having handed me a glass of water not quite clean" (Darwin, 1978, p. 14).12 En su fuerte crítica contra el sistema esclavista, Darwin da un golpe certero a la religión, apoyándose en un sentimiento humanitario y de impotencia, al mismo tiempo que justifica el papel de su país con relación al sistema esclavista, al situar a la nación europea por encima de las otras por haber hecho un mayor sacrificio que las demás, es decir, por haber abolido la esclavitud, y de igual manera ataca a los religiosos con estas palabras:

Those who look tenderly at the slave-owner, and with a cold heart at the slave, never seem to put themselves in the position of the latter...Picture to yourself the chance, ever hanging over you, of your wife and little children being torn from you and sold to the highest bidder! And these deeds are done and excused by men who profess to love their neighbors as themselves-who believe in God, and pray that his will be done on earth! It makes one's blood boil, yet heart tremble, to think that we Englishmen, and our American descendants, with their boastful cry of liberty, have been and are so guilty: but it is a consolation to reflect that we, at least, have made a greater sacrifice than was ever made by any nation to expiate our sin (Darwin, 1978, p. 116).13

Precisamente, en su Autobiografía, sabemos de la ruptura de Darwin con Fite-Roy, capitán del buque Beagle en el que él viajaba, lo cual obedece a la posición ideológica de ambos con respecto al tema de la esclavitud, por el hecho de que su amigo alaba el sistema esclavista, algo que Darwin mira con horror.

Fitz-Roy's temper was a most unfortunate one. ...We had several quarrels; for when out of temper he was utterly unreasonable. For instance, early in the voyage at Bahia in Brazil he defended and praised slavery, which I abominated, and told me that he had just visited a great slave-owner, who had called up many of his slaves and asked them whether they were happy, and whether they wished to be free, and all answered "No." I then asked him, perhaps with a sneer, whether he thought that the answers of slaves in the presence of their master were worth anything. This made him excessively angry, and he said that as I doubted his word, we could not live any longer together. I thought that I should have been compelled to leave the ship; but as soon as the news spread, which it did quickly, as the captain sent for the first lieutenant to assuage his anger by abusing me, I was deeply gratified by receiving an invitation from all the gun-room officers to mess with them. But after a few hours Fitz-Roy showed his usual magnanimity by sending an officer to me with an apology and a request that I would continue to live with him (Darwin, 1958, p. 73).14

Parece probable que Darwin haya tomado las ideas abolicionistas antirreligiosas de Thomas Paine,15 el revolucionario inglés que escribiera un poco antes Los derechos del hombre (1791), texto clave en las ideas de la Ilustración. Es conveniente traer a este intelectual viajero a colación por el papel que desempeñó como promotor de estas ideas y también por su actitud hacia la esclavitud, la cual es muy similar a la que toma Darwin, pues critica también el sistema y se atreve a presentar propuestas que según él beneficiarían a los esclavos. Las ideas de Paine pertenecen a la corriente del humanitarianismo.

To Americans: That some desperate wretches should be willing to steal and enslave men by violence and murder for gain, is rather lamentable than strange. But that many civilized, nay, Christianized people should approve, and be concerned in the savage practice, is surprising [...] Christians are taught to account all men their neighbors; and love their neighbors as themselves (Paine, 1945, p. 16).16

Al igual que Darwin, trata de incorporarlos más a la manera del sistema europeo de producción, cuando ofrece alternativas civilizadoras y utilitarias invocando el favor de las leyes, la industria y el bienestar comunitario, es decir, su inserción plena en el desarrollo de la nación. Ha de notarse también que ambos trivializan las tradiciones y el patrimonio artístico y cultural que los negros traen consigo de África:

[...] With the assistance of legislatures, determine what is practicable for masters, and best for them. Perhaps some could give them lands upon reasonable rent, some, employing them in their labor still, might give them some reasonable allowances for it; so as all may have some property, and fruits of their labors at their own disposal, and be encouraged to industry; the family may live together, and enjoy the natural satisfaction for exercising relative affections and duties, with civil protection, and other advantages, like fellow men. Perhaps they might sometime form useful barrier settlements on the frontiers. Thus they may become interested in the public welfare, and assist in promoting it; instead of being dangerous, as now they are, should any enemy promise them a better condition (Paine, 1945, p. 19).17

La causa antiesclavista podía ser fácilmente aplaudida por cualquier ilustrado que no tuviera contacto personal o económico con el sistema colonial, tal como señala Bender:

In France, unlike America, few men had ever seen a Negro slave, except perhaps in Paris and the port cities, and fewer still had grown accustomed to slavery a sport of their immediate universe. The antislavery cause could easily be applauded by any enlightened man who had no personal or economic ties with the colonial system. Yet precisely because the French colonies were so remote, the plight of slaves could remain low on the agenda of reform (Bender, 2002, p. 66).18

A fines del siglo XVIII y principios del XIX, Inglaterra experimenta un periodo caracterizado por reacciones de todo tipo, en el que el arma de combate era la retórica antiesclavista. Siendo la metrópoli el lugar de origen de esta Sociedad de Amigos, es lógico suponer por qué las ideas antiesclavistas fueron propagadas en el ambiente intelectual de la época. Todo esto también explica por qué Darwin se representa a sí mismo como abolicionista, pues él viene a ser un reflejo de los cambios sociales que se están viviendo en Inglaterra. Tal vez por las mismas razones es porque dice con desdén de las colonias americanas: "I thank God I shall never again visit a slave country" (Darwin, 1978, p. 113);19 no obstante, no duda en elogiar el entusiasmo de algunas regiones de Norteamérica en su lucha contra el sistema:

But I suppose you are all too overwhelmed with public affairs to care for science. I never knew the newspapers so profoundly interesting. N. America does not do England justice: I have not seen or heard of a soul who is not with the North. Some few, and I am one, even wish to God, though at the loss of millions of lives, that the North would proclaim a crusade against slavery. In the long run, a million horrid deaths would be amply repaid in the cause of humanity. What wonderful times we live in. Massachusetts seems to show noble enthusiasm. Great God how I would like to see that greatest curse on Earth Slavery abolished. (Darwin, 198, p. 9).20

Por otra parte, vale la pena añadir que a todo este debate se suma el hecho de que el ascenso del capitalismo produjo una crisis del orden económico en el sistema esclavista. Fue el momento cuando las colonias ya no necesitaban tener esclavos, sino ciudadanos libres que pudieran consumir. El utilitarismo pasó a convertirse en uno de los móviles en los que descansaba el nuevo orden de ideas. El esclavo no proveía de utilidades al engranaje social para que el capitalismo prosperara. Como quiera que el capitalismo requiriera del consumismo y el sistema esclavista no lo podía ofrecer, el capitalismo va a asumir una posición que legitima el antiesclavismo. Darwin no ignora la relación esclavismo-economía y sus implicaciones dentro del imaginario sociopolítico: "And what a wretched thing it will be if we fight on side of slavery. No doubt it will be said we fight to get cotton; but I fully believe that this has not entered into the motive in the least. Well, thanks heaven, we private individuals have nothing to do with so awful a responsibility" (Darwin, 1985, p. 368).21

Algo similar va a ocurrir en las colonias latinoamericanas donde la instauración del proyecto modernizador puso en marcha algunas políticas que llevan a desestabilizar el orden colonial y semifeudal del sistema esclavista, reflejadas en las luchas entre liberales y conservadores. Es el momento cuando se advierte en América Latina la emergencia de una clase criolla burguesa cuyos nuevos valores (el libre mercado, la modernización, el desarrollo de industrias, la apertura económica, la expropiación de tierras, etc.) llegan a convertirse en los ejes del fortalecimiento de sus intereses. La ideología conservadora (mayormente conformada por el clero, el cual poseía grandes extensiones de tierras y plantaciones donde trabajaban muchos esclavos) se oponía, obviamente, a este nuevo orden de ideas ya que les restaba poder dentro del engranaje socioeconómico. Fue este nuevo ideario el que permitió en América Latina combatir la esclavitud, aunque esta persistió en algunos países como Brasil y Cuba. No obstante, a pesar de estos cambios en el ideario de las naciones, el pensamiento liberal asume una actitud ambigua al adoptar políticas de inmigración que vienen a favorecer el blanqueamiento de las naciones, pues ellos consideran a Europa como el foco de la civilización, según confirma González-Stephan:

A pesar de que el pensamiento liberal tuvo una fuerte inclinación cosmopolita, considerando a Europa como la depositaria de la "civilización" y a la América Latina como el espacio de la "barbarie", no perdió de vista extender una política también reformista para los sectores populares. La abolición y el control de la trata de esclavos en el mejor de los casos, y, en el más lamentable, el exterminio de los indios, fueron expresión ambivalente del liberalismo, bien porque, en un caso, era una población susceptible de ser incorporada a la civilización moderna; o bien porque, en el otro caso, el progreso sólo era factible con determinados grupos étnicos, fomentándose la inmigración europea para blanquear la población nacional (2002, p. 74).

Del mismo modo que el capitalismo, las instituciones filantrópicas van a contribuir en esta iniciativa antiesclavista, ya no por razones económicas, sino religiosas y humanitarias. Una de estas instituciones fue la llamada Sociedad de Amigos, fundada en Inglaterra en el siglo XVII, cuyos miembros, los cuáqueros, vieron en el antiesclavismo un signo de creciente pureza religiosa. Fueron ellos quienes prepararon el terreno para que el sistema esclavista pasara de la concepción cristiana de la relación amo (espíritu)-esclavo (cuerpo), a la concepción de la libertad absoluta. Aunque algunos de ellos poseían esclavos, los cuáqueros abordaron también el tema de la esclavitud desde una perspectiva moral en la que el sentimiento de bondad hacia el negro era una forma de demostrar su humanitarianismo (Bender, 2002, p. 61).

Como examinamos anteriormente, el sistema esclavista no solo va a girar en torno a un eje socioeconómico y religioso, sino también a un eje político. En algunas partes de América, por ejemplo, este sistema fue concebido como un recurso para la consecución de fines bélicos en los cuales la participación de soldados negros, manipulados por intereses de clases, resultó ser indispensable. En este punto es importante considerar que el esquema de representación dual de la otredad negra fue esencial para la legitimación del discurso oficial en la consolidación de sus intereses. Un ejemplo clave de esto lo vamos a ver en la caracterización de los soldados negros en la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), en la que su representación está cargada de un lenguaje satírico y ambiguo. Según declara Johnson, es en el periódico paraguayo El Centinela, (1867) donde el discurso oficial patriótico caricaturiza al enemigo, en este caso, los soldados brasileros, los que en su mayoría eran esclavos negros. Mediante el uso del texto visual y escrito, este periódico emplea en su descripción un lenguaje irreverente, en el que Brasil, con sus negros, constituye el espacio de lo grotesco y lo escatológico: "a los negros con las nalgas [...] el chasquido del látigo, que día y noche truena sobre las espaldas de los miserables negros del Brasil, es el castigo más temible y horroroso para esos ilotas" (Johnson, 2006, p. 181). La ambigüedad del lenguaje radica en que, además de la ridiculización, los paraguayos no vacilan en emplear estrategias como la victimización del negro esclavo, y condenan así la deshumanización del sistema de la esclavitud: "Los negros tendrán que agradecernos, porque al fin los haremos vivir sin argollas, sin cadenas y sin opresión. Ellos cuando sientan lo que se llama libertad, se arrepentirán de haber hecho cara feia desde la distancia a los paraguayos" (Johnson, 2006, p. 181).22 Por eso Bhabha establece que esta ambivalencia, aunada a la estereotipación, se convierte en un punto clave en el interior del discurso colonial: "the stereotype is a complex, ambivalent, contradictory mode of representation, as anxious as it is assertive" (Bhabha, 1994, p. 70).23

Hemos de concluir este estudio reconociendo el carácter versátil y dual en la dinámica de representación del negro. En su discurso se pueden leer convergencias y divergencias. Es interesante ver la manera como se oponen y complementan en su manera de representar al salvaje. Y es aún más interesante ver cómo opera la ambivalencia en el interior de ambos discursos. Al mismo tiempo que trata de darle representatividad al negro, también recurre a estereotipos simplistas. El discurso científico que propone Darwin está permeado por una dimensión salvajística, a la vez que se presenta saturado por una mezcla de admiración y rechazo hacia la comunidad afro. Aunque vimos algunas insinuaciones de carácter racista en la representación de razas distintas a la raza blanca europea, no es posible afirmar categóricamente que dichas representaciones confirmen un discurso racista, precisamente por el sentido de ambivalencia que ese mismo discurso conlleva. Donde se manifiesta mayormente el aspecto negativo de esta caracterización es en el discurso científico oficial; en cambio, en las cartas personales, el tono discursivo darwiniano apunta más hacia una reivindicación del negro a través del apoyo a una política abolicionista y el completo destierro del sistema esclavista. Se observa que Darwin sitúa a la esclavitud con el atraso colocando, de esa manera, a las naciones esclavistas en un estadio inferior de desarrollo, por eso es que las critica. La culminación de la esclavitud marca la consecución de algunos de los intereses de la clase media burguesa: convertir el trabajo esclavo en asalariado y la ampliación del mercado para la introducción de mano de obra blanca.

Dentro de la cosmovisión darwiniana, las regiones blancas de Europa (específicamente Inglaterra, con la excepción de España a quien ataca precisamente por su dependencia de la Tiara) y Estados Unidos son los modelos ideales del desarrollo y de la civilización, tal como lo concibiera su contemporáneo Domingo Faustino Sarmiento. A través de un enfatizado eurocentrismo, Darwin se complace en destacar la "energía emprendedora y perseverante de los ingleses" (Darwin, 1953, p. 192). La preeminencia de la sociedad inglesa es producto de la selección natural, que deja rezagados a los no europeos, pues el motor del "admirable progreso de los Estados Unidos son los inmigrantes europeos" (Darwin, 1953, p. 192). Así pues, "las naciones europeas son las que han producido hombres inteligentes, enérgicos, patriotas, bravos, benévolos" (Darwin, 1953, p. 192) y, por lo tanto, se hallarán en un estadio de civilización mayor al de otras culturas. No hay que olvidar que la superioridad moral y racial es un componente esencial en las ideologías hegemónicas. La teoría darwiniana en la que el mayor progreso moral se alcanza a través de un proceso evolutivo pone en entredicho las cualidades morales de las sociedades menos avanzadas y da a entender que la idea del progreso de la civilización depende de la supresión o eliminación de la vida salvaje. La intervención de pueblos culturalmente avanzados en la transformación o desplazamiento de los pueblos primitivos forma parte, en el ideario de Darwin, de un proceso de evolución natural y por lo tanto es "justificable", y se recurre así a la retórica de la naturalización. Es el "hombre cultivado" el que tiene los más elevados principios morales; es en este orden de ideas que Darwin niega una subjetividad moral al hombre no civilizado. En última instancia, representar al negro en Darwin presupone no solamente la exclusión de su figura del orden raciocéntrico que ofrece la civilización, sino también el deseo de incluirlo para subordinarlo a la ley de la civilización que resulta de la selección natural.

Se puede apreciar a través de todo este ideario historiográfico discursivo que la descripción de las comunidades afro descendientes envuelve un estilo de representación que viene a ser, en lugar de rupturas, continuidades relacionadas con formas de expresión coloniales que oscilan, de acuerdo con la circunstancia histórica, entre dos campos: la civilización y la barbarie. No hay que perder de vista que algunos escritores de libros de viaje fueron también grandes novelistas, cuyo principal protagonista en sus obras era normalmente el pícaro, como personaje errante (Thompson, 2011, p. 38). Teniendo en cuenta este punto y los argumentos de Sommer de que la historia latinoamericana en este periodo tendía a ser más idealizada que factual (Sommer, 1991, p. 26), habría que empezar a examinar hasta qué punto y en qué medida la carga textual de estos relatos imponen una tensión entre un mito cultural, ficcional e imaginativo y una representación ajustada a la realidad sociocultural de las comunidades negras.


1 "La clasificación es indispensable a la ideología de la colonización. Sirve para demostrar la justicia fundamental de la empresa colonial clasificando a los pueblos nativos de acuerdo con su relativo grado de sofisticación técnica o política desde el punto de vista europeo".

2 "El discurso racional del conocimiento occidental opone a la razón la locura y a la verdad, la falsedad. Organiza el universo en disciplinas que rehúsan lo excéntrico, lo anormal y lo monstruoso..Ja clasificación asigna posiciones, regula grupos y ejerce control en las fronteras".

3 "No conocí en ninguna parte a un hombre más educado y servicial que a este negro; por lo tanto, fue muy doloroso ver que no se sentara y comiera con nosotros".

4 "El hombre negro tiene dos dimensiones. Una con sus paisanos, la otra con el hombre blanco. Un negro se comporta de manera diferente con un hombre blanco que con otro negro. Fuera de toda duda, este auto-divisionismo es resultado directo del yugo colonial".

5 "En una matrona romana esto habría sido llamado amor noble de libertad; en una pobre negra es una mera terquedad brutal" (Darwin, 1978, p. 112). "Crucé el ferry con un negro que era extraordinariamente estúpido" (Darwin, 1978, p. 113).

6 "A propósito, un negro que vivía en Edinburgh y había viajado con Waterton, se ganaba la vida embalsamando aves, lo que hacía de manera ingeniosa. Me daba lecciones como pago y con frecuencia me sentaba con él porque era un hombre inteligente y muy agradable".

7 "He de mencionar un incidente trivial que a la sazón me impactara tan contundentemente más que cualquier otra historia de crueldad. Cruzaba el ferry con un negro que era extraordinariamente estúpido. En el esfuerzo de hacerle entender gritaba alto y hacía señas. Al hacer esto, pasé mi mano cerca de su rostro. Él, supongo, pensó que yo estaba preso de la ira y que lo iba a golpear porque inmediatamente dejó caer sus manos con una mirada aterrorizada y ojos medio cerrados. Nunca olvidaré mis sentimientos de sorpresa, indignación y vergüenza al ver un gran hombre tan fuerte y al mismo tiempo temeroso aun de rebatir un simple soplo, dirigido, según él pensaba, a su cara. Este hombre había sido entrenado a una degradación aun inferior a la esclavitud del mas indefenso animal".

8  Probablemente Darwin se refiere a la rebelión de esclavos de Haití en 1791, lo que dio origen a su independencia definitiva de Francia en 1804.

9 "He observado cómo ha estado creciendo ininterrumpidamente el sentimiento general contra la esclavitud. Qué orgullo para Inglaterra si fuese la primera nación europea en abolirla completamente. Antes de salir de Inglaterra me dijeron que, después de haber vivido en países de esclavos todas mis opciones se alterarían. La única alteración de la que soy consciente es la de estimar más el carácter de los negros. Es imposible ver a un negro y no sentir bondad hacia él. Esas expresiones tan alegres y honestas y esos cuerpos musculares tan finos. Nunca miraba a ninguno de los diminutos portugueses, con sus semblantes asesinos, sin casi desear que Brasil siguiera el ejemplo de Haití. Y considerando la enorme población negra que luce tan saludable, sería maravilloso si en el futuro ello no sucediese".

10 "Quiera Dios nunca vuelva a pisar un país esclavista".

11 "Escuché los más lastimeros gemidos y no pude menos que sospechar que algún pobre esclavo estaba siendo torturado, a sabiendas de que yo era tan impotente como un niño aun para reprocharlo".

12 "He visto a un niño como de 6 o 7 años ser golpeado tres veces con un látigo en su desnuda cabeza (antes que pudiera interferir), por haberme dado un vaso de agua no muy limpio".

13 "Esos que miran con ternura al esclavista y con corazón frío al esclavo, nunca parecen haberse puesto en la posición de este último... imagínese usted en la posibilidad, siempre presente, de que su esposa e hijos pequeños sean alejados de usted y vendidos al mejor postor. Y estas acciones son hechas y excusadas por hombres que dicen amar a su prójimo como a ellos mismos. Que creen en Dios y oran porque Su voluntad sea hecha en la tierra. Pensar que nosotros los ingleses y nuestros descendientes americanos con sus jactanciosos gritos de libertad, hayamos sido y seamos tan culpables, hace hervir nuestra sangre y estremecer el corazón. Pero es un consuelo reflexionar que nosotros, al menos, hemos hecho un mayor sacrificio que jamás haya hecho nación alguna por expiar nuestro pecado".

14 "El carácter de Fitz-Roy era el más ínapropiado... Tuvimos varios altercados. Cuando perdía los estribos se volvía poco razonable. Por ejemplo, al principio del viaje en Bahía (Brasil), defendía y elogiaba la esclavitud, lo que yo abominaba y me decía que había acabado de visitar a un esclavista que había llamado a muchos de sus esclavos y les había preguntado si ellos estaban felices y si deseaban ser libres y todos respondieron que no. Yo entonces le pregunte, quizás con desdén, si él pensaba que la respuesta de los esclavos en presencia del amo valían algo. Esto lo puso extremadamente furioso y dijo que, como yo dudaba de su palabra, no podíamos ya vivir juntos. Pensé que debía haber sido obligado a abandonar el barco, pero tan pronto como la noticia se esparció, lo que fue muy rápido, y mientras el capitán mandaba al teniente a aplacar su ira al abusar de mí, me sentí profundamente agradecido al recibir una invitación de todos los oficiales de la armería para estar con ellos. Sin embargo, después de varias horas Fitz-Roy mostró su usual magnanimidad enviándome un oficial con una nota de disculpa y una petición de que continuara viviendo con él".

15 Thomas Paine (Inglaterra, 1737-1809). Considerado uno de los pioneros de la causa abolicionista en América. Fue miembro de la primera sociedad americana antiesclavista organizada en Philadelphia en 1775. También abogó por la independencia de las colonias británicas en América (nota del editor).

16 "A los americanos: Es bastante lamentable, más que extraño, que algunos desdichados desesperados, por lucro, tengan que estar dispuestos a robar y esclavizar a hombres mediante la violencia y el asesinato. Pero que muchos civilizados o aun cristianos tengan que aprobar o interesarse en esta práctica salvaje es sorprendente [...] Los cristianos tienen que considerar a todos los hombres como su prójimo y amar a su prójimo como a ellos mismos".

17 "[...] Determinar, con la asistencia de la asamblea legislativa, lo que sea mejor y más viable para los amos. Quizás algunos puedan darles tierra bajo un alquiler razonable, otros, empleándolos en sus mismas labores podrían darles una justa paga por ello, con tal que todos puedan tener algún tipo de propiedad y frutos de sus labores a su entera disposición y ser estimulados en la industria. Las familias pueden vivir juntas, con protección civil y disfrutar de la satisfacción natural de ejercer afectos y obligaciones familiares y tener otras ventajas como sus semejantes. Tal vez puedan en algún momento formar asentamientos útiles en las fronteras. Así, quizás puedan interesarse en la seguridad social y ayudar a promoverla, en lugar de ser peligrosos, como lo son ahora, antes que cualquier enemigo les prometa mejores condiciones".

18 "En Francia, a diferencia de América, pocos hombres han visto a un negro esclavo excepto quizás en París y las ciudades portuarias y aun pocos más han crecido acostumbrados a la esclavitud, deporte de su inmediato universo. La causa anti-esclavista podría ser fácilmente aplaudida por cualquier ilustrado que no tuviese nexos personales o económicos con el sistema colonial. Pero precisamente como las colonias francesas estaban tan remotas, la mala situación de los esclavos podía permanecer baja en la agenda de reformas".

19 "Quiera Dios no vuelva a poner pie en un país esclavista".

20 "Pero supongo que todos ustedes están muy agobiados por los asuntos públicos para que les interese la ciencia. Nunca vi periódicos tan profundamente interesantes. América del Norte no hace justiça a Inglaterra: no he visto o escuchado un alma que no esté con el norte. Algunos pocos, y yo soy uno, de los que desea que el norte proclame una cruzada contra la esclavitud, aunque a costa de la pérdida de millones de vidas. A la final, un millón de muertes horrendas será ampliamente repagada por la causa de la Humanidad. Que tiempos maravillosos los que vivimos. Massachusetts parece mostrar entusiasmo noble. Grandioso Dios, como no quisiera ver yo abolida la mayor maldición de la tierra: la esclavitud".

21 "Y qué desgraciado fuera si peleáramos del lado de la esclavitud. Sin duda se diría que peleábamos para obtener algodón. Pero creo absolutamente que esto, al menos, no ha entrado en las motivaciones. Bueno, gracias al cielo que nosotros, los individuos privados, nada tenemos que ver con tan terrible responsabilidad".

22 La abolición del sistema esclavista en América va de la mano con un emergente nacionalismo. Resulta curioso que Brasil, junto con Cuba, sea uno de los últimos países en desterrar este sistema (1888).

23 "El estereotipo es un modo contradictorio de representación complejo y ambivalente tan ansioso como tajante".



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