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Hallazgos

Print version ISSN 1794-3841On-line version ISSN 2422-409X

Hallazgos vol.21 no.41 Bogotá Jan./June 2024  Epub Jan 30, 2024

https://doi.org/10.15332/2422409x.9557 

Artículo de investigación

Un acercamiento al populismo como herramienta para el análisis de mandatos y campañas políticas en Colombia1

An approach to populism as a tool for the analysis of mandates and political campaigns in Colombia

Uma abordagem do populismo como ferramenta de análise dos mandatos e campanhas políticas na Colômbia

Andrés Fernando Orozco Macias1 
http://orcid.org/0000-0001-6778-1153

José Madrid Garcés2 
http://orcid.org/0000-0002-3848-2880

1Universidad Nacional de Colombia

2Universidad Nacional de Colombia


Resumen

Objetivo: Analizar como a partir de la identificación de una frágil definición académica del concepto populismo, en el ámbito de América Latina y especialmente en Colombia, se desarrolla un proceso analítico-conceptual, sobre cuáles son las definiciones y aplicaciones de los conceptos en la realidad política. Métodos: El artículo plantea a través de un modelo metodológico-experimental, la posibilidad de profundizar conceptos que permitan explicar e identificar acciones o discursos populistas en el contexto colombiano. Resultados: Se encontró, que en muchas de las investigaciones se intenta definir el concepto a partir de los diferentes acontecimientos de la historia política de los países en análisis, y sobre todo, de los políticos en los que se sospecha populismo a partir de sus discursos; en consecuencia, en la aplicación de la metodología-experimental de esta investigación, se tomó autores como Zanatta (2013) y Rosanvallon (2020), en los que se identifican categorías conceptuales como: populismo como eje comunitario, populismo como centralidad y seguridad, populismo como abarcamiento de una gran mayoría con un margen de pequeñas minorías que constituyen los enemigos, a su vez surgieron unas subcategorías de emociones políticas que garantizan esas primeras, entre ellas emociones de posición, emociones de acción y emociones de intelección, todas seis conectadas respectivamente. Conclusiones: El desarrollo de conceptos que contribuyan a la explicación del fenómeno populista en campañas electorales, es clave para comprender las aristas de la cultura política y los nuevos ordenes sociopolíticos en los procesos electorales.

Palabras clave populismo; pueblo; discursos políticos; campañas políticas; emociones políticas; Colombia

Abstract

Objective: Analyze how, based on the identification of a fragile academic definition of the concept of populism, in the field of Latin America and especially in Colombia, an analytical-conceptual process is developed, regarding what are the definitions and applications of the concepts in political reality. Methods: The article proposes, through a methodological-experimental model, the possibility of deepening concepts that allow explaining and identifying populist actions or discourses in the Colombian context. Results: It was found that in many of the investigations an attempt is made to define the concept based on the different events in the political history of the countries under analysis, and above all, from the politicians in whom populism is suspected based on their speeches; Consequently, in the application of the experimental methodology of this research, authors such as Zanatta (2013) and Rosanvallon (2020) were taken, in which conceptual categories are identified such as: populism as a community axis, populism as centrality and security, populism as encompassing a large majority with a margin of small minorities that constitute the enemies, in turn some subcategories of political emotions emerged that guarantee these first ones, among them emotions of position, emotions of action and emotions of intellection, all six connected respectively. Conclusions: The development of concepts that contribute to the explanation of the populist phenomenon in electoral campaigns is key to understanding the edges of political culture and the new socio- political orders in electoral processes.

Keywords populism; people; political discourse; political campaigns; political emotions; Colombia

Resumo

Objetivo: Analisar como, a partir da identificação de uma frágil definição académica do conceito de populismo na América Latina e especialmente na Colômbia, se desenvolve um processo analítico-concetual sobre as definições e aplicações do conceito na realidade política. Métodos: O artigo utiliza um modelo metodológico- experimental para explorar a possibilidade de aprofundar conceitos que permitam explicar e identificar acções ou discursos populistas no contexto colombiano. Resultados: Verificou-se que muitas das investigações tentam definir o conceito a partir dos diferentes eventos da história política dos países em análise e, sobretudo, dos políticos em que se suspeita de populismo a partir dos seus discursos; consequentemente, na aplicação da metodologia experimental desta pesquisa, foram tomados autores como Zanatta (2013) e Rosanvallon (2020), nos quais são identificadas categorias conceituais como: populismo como eixo comunitário, populismo como centralidade e segurança, populismo como englobando uma grande maioria com uma margem de pequenas minorias que constituem os inimigos, por sua vez surgiram algumas subcategorias de emoções políticas que garantem aquelas primeiras, entre elas emoções de posição, emoções de ação e emoções de intelecção, todas as seis ligadas respetivamente. Conclusões: O desenvolvimento de conceitos que contribuam para a explicação do fenómeno populista nas campanhas eleitorais é fundamental para compreender as arestas da cultura política e das novas ordens sociopolíticas nos processos eleitorais.

Palavras-chave populismo; povo; discursos políticos; campanhas políticas; emoções políticas; Colômbia

Introducción

Es común que en países como Colombia y el resto de América Latina se señale a un opositor político como demagogo o populista, en especial desde diferentes círculos académicos, donde se reconoce en primera instancia que el populista es aquel que tiene una simpatía y una estrategia para ganarse a cierta cantidad de mayoría para obtener votos o aprobación, es decir, en muchas ocasiones las tareas del marketing político son llamadas estrategias populistas, generando en sí mismo una confusión en la definición del término y la tarea de otras áreas de la ciencia política y el mercadeo.

Hablar de populismo en la actualidad desde el ámbito académico, requiere en sí mismo una gran responsabilidad argumentativa e incluso de análisis social e histórico, para poder encontrar sus raíces y definirlas de manera adecuada o cercanamente adecuada. Por ello, el redireccionamiento de la palabra populista difícilmente es usada en muchos análisis políticos televisados o en cualquier otro medio de comunicación, porque requiere definiciones y argumentaciones claras que en ocasiones simplemente chocan con otros fenómenos sociales.

Particularmente cuando se analiza el fenómeno de América Latina y particularmente el caso de Colombia, nos encontramos con análisis históricos de este fenómeno. Para el caso de América Latina, Perón en Argentina es el más representativo fenómeno de populismo para muchos analistas, de igual manera que el de Billinghurst en el Perú, que para algunos estudiosos es el primer caso representativo de populismo, ya que aun estando dentro de los márgenes de la legalidad legislativa-ejecutiva, logran vincular al pueblo diferenciado de las oligarquías como primera forma electoral de populismo según algunos autores.

Para el caso particular de Colombia, sin duda Jorge Eliecer Gaitán se convierte en el ícono referencia del análisis de populismo, en primera instancia por su utilización de la plaza pública como espacio vinculante dentro de su mismo discurso, al igual que la capacidad para asumir a la totalidad de la población que venía dividida por las diferencias entre liberales y conservadores, Gaitán se mostró allí como el acogedor de una gran mayoría que antes estaba en oposición. Esa tarea de unificar y devolverle la estabilidad a la población, también se encuentra en muchos análisis de historia reciente de Colombia con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, donde según muchos autores, representa similarmente un discurso unificador y de seguridad para un pueblo que sufre la violencia de unos pocos, incluso en posteriores investigaciones, podría considerarse el gobierno de Gustavo Petro Urrego, bajo la multiplicidad de reformas con el fin de lograr un cambio en las estructuras sociales y del Estado.

Desde esa perspectiva, muchos análisis se enfocan en proyectar populismos de derecha o de izquierda, manteniendo aún los márgenes ideológicos de cada uno; de acuerdo a lo anterior, en la propuesta de análisis metodológico de esta investigación, se asumen dos posiciones teóricas importantes para proponer unas categorías de análisis para el estudio del populismo en Colombia, la primera de ella tiene que ver con la propuesta de Zanatta (2013) que postula, que el populismo en sí mismo es una ideología, que no tiene manuales o manifiestos, pero que a causa del espectro electoral de muchos políticos, estos tienen propuesta de izquierda en unos temas y propuestas de derecha en otros.

La segunda propuesta, está vinculada con Pierre Rosanvallon (2020) en su análisis del populismo, no solo en su definición y perspectivas históricas, sino, también, en la importancia del ámbito de las emociones políticas para lograr la vinculación y la identificación de las mayorías, de acuerdo con esto y con lo de Zanatta, se logra vincular categorías de análisis tanto desde lo discursivo como lo emocional.

Marco Teórico

Son múltiples las perspectivas desde las que se ha abordado el tema del populismo en Colombia, que van desde el contenido histórico, el análisis de discurso y también el análisis comparado en otros espacios de América Latina. Sin duda, las diferentes condiciones de clase en los países latinoamericanos y en Colombia, han permitido que sean fácilmente identificables las clases sociales a las que se dirigen los diferentes políticos en contiendas electorales e incluso ya como mandatarios.

De acuerdo con lo anterior, es válido preguntar ¿Acaso todo direccionamiento discursivo a las clases populares se puede señalar como populismo? Quizás es en esta pregunta donde radica la verdadera problemática al identificar las ficciones y realidades del populismo en el caso colombiano, que algunas veces discursos con tintes marxistas terminan siendo acusados de populismos, finalmente es pertinente preguntar ¿Es el discurso populista marxista por naturaleza?

El punto de partida que nos ofrecen los cuestionamientos anteriores es que no toda postura ideológica necesariamente termine en los círculos del populismo, como tampoco la identificación de factores como la pobreza o la poca dignidad humana, sean señales prioritarias de algún tipo de populismo, sino que, más bien, estas pueden servir de herramientas discursivas para nutrir los populismos teóricos y discursivos en los diferentes contextos políticos en los que puede aparecer.

Hermet (2003), aclara las preguntas mencionadas anteriormente al enunciar que el populismo tiene un carácter antipolítico, pues tiene la controvertida promesa de satisfacer inmediatamente y sin revolución las necesidades populares, es por ello que el autor en su desarrollo hace un balance conceptual del término, analizando especialmente las posiciones presidenciales de las izquierdas revolucionarias, comenzando con Hugo Chávez hasta el Sub-comandante Marcos en México, concluyendo brevemente las relaciones que el populismo tiene con las ideologías y las instituciones, pero sin claridad conclusiva.

Específicamente para el caso latinoamericano, Roberts (2008), destaca que el populismo ha presentado y presenta flujos y reflujos en su prominencia política, debido a la heterogeneidad de los ámbitos políticos, donde muchos Estados latinoamericanos que se hacen llamar intervencionistas, extienden beneficios materiales a sus electores de clases bajas y trabajadoras:

El flujo y el reflujo de las olas populistas en la región deberían hacernos cuidadosos de atribuir el populismo a una subyacente y relativamente constante influencia cultural. Más bien, el populismo aparece como resultado de la intersección de sistemas socioeconómicos y políticos en extremo excluyentes, con contextos institucionales que abren o cierran el espacio político para outsiders que pretenden movilizar sentimientos populares anti-élite o antiestablishment. La solas populistas deberían, entonces, suceder durante periodos de crisis institucionales, rupturas o transiciones; en los que las instituciones políticas establecidas pierden la capacidad de contener o canalizar la movilización política popular (p. 57).

Determina Roberts, que las políticas económicas de cada país son fundamentales para concretar las organizaciones populares, las cuales son, sin duda alguna, un instrumento político para las figuras populistas, es decir, el autor reconoce que las diferencias económicas permiten a su vez en el ámbito político la aparición de extremos excluyentes y que es aprovechado a su vez por los políticos para hacer distinciones de clase, establecer luchas políticas e incluso populares, en consecuencia no da una respuesta ni un análisis de tipo cultural al populismo, y más aún en el territorio latinoamericano.

Por su parte, para Gonzales (2007), los gobiernos de Perú, Uruguay, Argentina y Chile representan, en efecto, momentos transicionales entre los gobiernos oligárquicos y los propiamente populistas, hablando específicamente Billinghurst expresidente del Perú como primer ejemplo y modelo de populismo, reconoce en el resto de los países latinoamericanos transicionales lo siguiente:

Resumiendo, el modo populista de Billinghurst de ejercer la política y conectarse con las clases populares puede caracterizarse con base en los siguientes elementos:

  • En primer lugar, hay un claro avance en el estilo de hacer política en relación con los Gobiernos de las élites oligárquicas, para quienes las masas simplemente no existían.

  • En segundo lugar, si bien el populismo no adquiere sus características definitivas con Billinghurst, sí es un antecedente de él, especialmente por su proyecto de variar el patrón de desarrollo (subordinando la economía agroexportadora a una de tipo productiva), su discurso nacionalista y su proyecto de consolidar el Estado como una arena de resolución de conflictos.

  • En tercer lugar, hablar de Billinghurst como una parte importante de los orígenes del populismo nos obliga a prestar atención a la constitución de las clases populares que paulatinamente se van consolidando como sujetos políticos, en un proceso que sobrepasa al billinghurismo (p. 95).

El autor reconoce que a pesar del poco tiempo de gobierno de Guillermo Enrique Billinghurst (1912-1914) en el Perú, puede tomarse como un ejemplo claro de inicio del populismo latinoamericano, no específicamente relacionado con un proceso revolucionario como pasó en México, dando acertadas aproximaciones al dar reconocimiento desde el ámbito oligárquico al pueblo peruano, vinculado a un importante discurso nacionalista no aristocrático y en efecto, un reconocimiento de los ciudadanos como sujetos políticos vinculados a las decisiones del Estado.

Por lo anterior, Gonzales (2007), reconoce el billinghurismo como un importante modelo para comprender estructuralmente los procesos transicionales de las dictaduras y populismos latinoamericanos, sobre todo a partir de los años de 1960 en Uruguay, Argentina, Chile, entre otros, a diferencia de Roberts (2008), aquí hay un modelo de reconocimiento político a las nacientes democracias latinoamericanas, no solo una evidencia a partir de las estructuras económicas (parte estructurante), sino también a los efectos mismos de la sociedad para que sus necesidades sean reconocidas como factores políticos y de participación.

Propiamente relacionado el populismo latinoamericano y el caso de Colombia, Bueno Romero (2013), analiza para este caso el populismo en cuatro orientaciones básicas, el populismo como orientación ecléctica histórica, como orientación económica, como liderazgo político y como orientación ideológica, entre otros que menciona allí, pero en este caso reconoce que no todos en el caso de América Latina están intencionalmente dirigidos, sino que se corresponden a una serie de transformaciones políticas, sociales o económicas en las que se les puede dar una caracterización, concluyendo por ejemplo, que para el caso de Colombia “se empleó para describir periodos de coyunturas nacionales, como lo fueron el paso de una república conservadora a una república liberal en la década de 1930, y en la década de 1950, de gran actividad política, motivada por los odios azuzados tras la muerte de Gaitán, el rechazo al Frente Nacional y la agravación de la violencia; épocas en las que el papel de los líderes emergentes tuvo gran impacto en la población” (p. 133).

Puede considerarse, pues, que para el caso colombiano puntualmente se reconocen cuatro momentos de análisis sobre el populismo, (que no todos son tratados en este espacio debido al extensivo tratamiento) el primero relacionado con Jorge Eliecer Gaitán, el segundo con los procesos presidenciales de la ANAPO, el tercero con el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el último de corte más de análisis jurídico relacionado con el populismo punitivo, y el cuarto del actual gobierno de Gustavo Petro Urrego, como primer presidente autodenominado de izquierda del país.

Pero son los trabajos de análisis comparados los que han permitido identificar procesos únicos del populismo en el caso colombiano, como el caso de Magrini (2014) en Violencia(s) y populismo: aproximaciones a una lucha conceptual en Colombia y Argentina, específicamente entre el Gaitanismo y el Peronismo, examinando como los procesos de violencia política permiten una caracterización de narrativas similares, relacionadas a su vez con la identificación político-intelectual de la definición de pueblo por parte de ambos candidatos, es por ello que el trabajo de Gonzales (2007), con el billinghurismo adquiere importancia y relevancia, pues su estructura misma permite identificar al pueblo como una estructura adicional de la participación política y no solo ideológica o de partidos, pues aunque con sus discursos trataron de unificar poblaciones y diferenciarse de las oligarquías, no finalizaron ni con las disputas ideológicas, ni de partido. Sostiene Magrini (2014):

…más allá de las distancias en la experiencia histórica de Colombia y Argentina, en ambos países, desde la emergencia del gaitanismo y del peronismo, una serie de narrativas y relatos no solo han buscado definir desesperadamente el contenido “verdadero” de los significantes “9 de abril, Gaitán, gaitanismo” y “17 de octubre, Perón, peronismo”, sino también ilustran, aunque de manera desviada, representaciones sobre lo popular. Ni en Colombia ni en Argentina estas resignificaciones lograron terminar la disputa; tampoco alcanzaron a definir plenamente los objetos de su enunciación (p. 167).

Es decir, por ejemplo, los modelos presentados por Gonzales (2007), no permiten entender estos como modelos de transición, pues las disputas desde el ámbito de ideologías no culminan, y la mayoría de los ciudadanos de aquel entonces siguen manteniendo la vigencia de reconocerse como participantes de partidos, más que de clase social, pues la idea de pueblo para aquellos no está desligada de la ideología de partido.

Frente al Gaitanismos para el caso colombiano, las investigaciones son robustas, nuevamente Magrini (2016), inicia su investigación cuestionando ¿Qué tipo de disputas y articulaciones se produjeron en el campo político-intelectual entre el concepto de populismo y el de la(s) Violencia(s)? A su vez, cuestiona la modalidad que asume el pueblo en el desarrollo político mismo tanto del momento histórico de Colombia, como de su ámbito discursivo relacionado con la constitución misma del pueblo en el ámbito político, por ello la autora sostiene que tanto el populismo como la Violencia constituyeron conceptos polisémicos que catalizaron las disputas por definir lo popular.

Es decir, la explicación del periodo violencia en Colombia durante los años de 1950, es explicado desde la perspectiva política del posterior gaitanismo, como una guerra de oligarquías contra el pueblo, pero también se corresponde a una lucha intelectual por definir ambos, antes y durante la existencia de Gaitán como representante:

Lo popular y la violencia política constituyen nombres de problemas, específicamente luchas simbólicas y disputas político-intelectuales por definir el pueblo y por establecer el papel que el sujeto popular desempeña en la definición de lo político; discusiones en las que en última instancia se lucha por establecer quiénes se encuentran dentro de la comunidad (pueblo como totalidad-populus) y quienes se encuentran fuera de ella (pueblo como parte excluía de la comunidad- plebs (Magrini, 2016, p. 37).

Para la autora, las disputas intelectuales definen el campo de actuación política sobre eso que se llama pueblo, al igual que los procesos de caracterización que se necesitan para pertenecer a él, justificando y resignificando simbólicamente el actuar violento de las diferentes experiencias históricas de Colombia hasta ese momento, pues después de todo el periodo de violencia bipartidista, el gaitanismo se quiso mostrar como un fenómeno unificador representando una promesa de plenitud, de inclusión democrática de las masas, pero resultó fallido y engendró más violencia, pero despejó la polarización tiempo después para dar cabida a discursos insurgentes.

Por ejemplo, Narváez (2012) desarrolla un análisis sobre el populismo armado del M19, donde en sus discursos más que una definición del pueblo, que se da como ya dada por la ideología marxista, sostiene un discurso legitimador de guerra, donde según la autora se expresa de manera constante un discurso contra el imperialismo norteamericano, las oligarquías nacionales, los altos mandos militares y los clericales; delimitando y caracterizando de esta manera a los enemigos no solo del M-19, sino, también del pueblo, que en resumidas cuentas quedarán unificados en oligarquía colombiana.

Gaitán es el inicio de un discurso catalizador de frustraciones e inconformidades sociales, al igual que de necesidades políticas (Puentes-Cala, 2020) lo que de alguna manera muchos autores denominan como un desafío a las élites políticas tradicionales de Colombia hasta ese momento, lo que le permite sustentar a muchos investigadores que esa violencia expresa, tenía como raíz la frustración de muchas personas y que tras su asesinato se desafinó de alguna manera, la esperanza de la unificación política entre el pueblo y el Estado, por ello es fácilmente explicable que los posteriores discursos insurgentes en Colombia, desemboquen por parte de las organizaciones armadas en discursos anti-estatales, autores como Green (1995), por el contrario, sostienen:

Con una configuración pluriclasista, el gaitanismo quería incluir a capitalistas, comerciantes, profesionales, miembros de la élite política e incluso propietarios de minifundios rurales y campesinos sin tierras. Pero su fortaleza particular residía en los obreros de la urbe y la industria, sindicalizados o no. Seguido como ejemplo de una alianza entre clases, el Gaitanismo no corresponde a la visión dualista de lucha entre el capital y la clase trabajadora que buscaría una interpretación marxista más ortodoxa. (p. 124)

El autor esgrime argumentos, para sostener la configuración pluri clasista, como el hecho de que Colombia en ese momento tenía una clase obrera creciente, existía una mezcla de estratos sociales en diferentes lugares de Bogotá, permitiendo así que su discurso popular al referirse al pueblo, reunía a los diferentes sectores de la sociedad colombiana, impidiendo así que pueda distinguirse claramente un opositor conocido como Oligarquía, por tanto, sostiene Green que Gaitán buscaba la creación de una verdadera democracia liberal, aun sin desconocer que su enfoque discursivo estaba enfocado mayoritariamente a los trabajadores, pobre y desfavorecido.

Algunas ideas como las de Green (1995), han permitido configurar lo que denominan populismos de derecha, ya que este muchas veces suele asociarse a las izquierdas debido a la definición constante de pueblo como clase diferenciada de la oligarquía, pero existen variadas definiciones de pueblo de acuerdo a los intereses unificados de un mandato presidencial o un ideal de gobierno, como por ejemplo los conocidos estudios sobre populismo punitivo, pero para el caso de Colombia, en esto que puede llamarse populismos de derecha hay variados estudios sobre el mandato presidencial del expresidente Álvaro Uribe Vélez como a continuación algunos de los aquí presentados:

Díaz (2020), menciona que los procesos de populismo de derecha nacen en el momento en que se comienza una naturalización o normalización de la protesta en Colombia, expone sobre todo que este fenómeno se comienza a ver desde el año 2002, justo en el inicio del periodo presidencial de Álvaro Uribe, pero más allá de ello considera:

Protests are a way to sway the asymmetries presented by existing systems of political participation – they give power to people’s voices. However, protests can also become a tool to promote and normalize the constriction of different groups’ rights, as when Indian nationalists deploy protests against Muslims, or White nationalists protest to deploy racist rhetoric in the USA. In Colombia, some Christian organizations use protests to mobilize a political agenda that seeks a reduction of the democratic rights for specific groups, such as the LGBTI community.

The Colombian case illustrates the unexpected consequence – the widening of political rights – of the instrumentalization of protests by the right and warns of the looming risk populist protests may pose to institutions. Democracy is based on the assumption of informed citizens, but in the age of social media and fake news, democracy now coexists and competes with an ochlocracy (rule by the mob), a category we should keep in mind when considering the normalization of the use of protests by populist politicians (p. 175).

El autor destaca una de las características fundamentales de las democracias liberal; el respeto por la diversidad, resaltando que precisamente la protesta social permite observar las diversidades de pensamientos y expresiones sociales, manifestando así, una ampliación de derechos sociales que les permiten hablar de libertad, como contraposición a las dictaduras socialistas de América Latina como Cuba o Venezuela. Aunque muchas expresiones puedan verse reprimidas, lo que manifiesta Díaz Pabón (2020), es lo que les permite manifestar que son gobiernos del pueblo que defienden las libertades y las expresiones, como en algún momento los discursos populistas de corte marxista manifestaban contra la opresión que generaba el ‘patrón’.

Adverso a lo anterior, autores como Galindo (2006), escriben durante el periodo del mandato del expresidente Uribe como neopopulista, a través de la apuesta por la política de su momento conocida como seguridad democrática, sostiene la autora:

Las expectativas en torno a la gestión de Uribe se concentraron alrededor de tres objetivos fundamentales: 1) mejorar la eficacia de la lucha antiguerrillera, 2) restaurar el principio de autoridad (a partir de la ejecución de las reformas institucionales necesarias) y 3) enderezar la situación económica y social. Tales metas eran difícilmente compatibles en la medida en que el aumento militar atentaba contra la austeridad económica, las reformas institucionales ponían en peligro el apoyo de la clase política y las exigencias del corto plazo irían en contravía del crecimiento y de las inversiones sociales (p. 151).

La recuperación de la hegemonía del Estado colombiano a nivel territorial, se convierte en un derrotero discursivo para la protección de los ciudadanos, generando una diferencia entre aquellos que deben tener reconocimiento de la ley (el ciudadano común), y aquellos que no lo merecen (la insurgencia guerrillera), de alguna manera esto llevó a la unificación de la idea de pueblo víctima de las organizaciones al margen de la ley, al igual que una redefinición de aquello que significa ser ciudadano y demócrata (Molina, J. A., & Blandón, L. C, 2016).

Por ese tipo de antecedentes, es que muchos autores consideran que el populismo punitivo puede ser eficaz en Colombia, debido a los procesos de vulneración de derechos fundamentales desde cualquier sector de la población civil, y los antecedentes de campaña, así como los temas de actualidad de la prensa nacional, se convierten en un importante antecedente para el establecimiento de estructuras discursivas donde se evidencian tales manifestaciones. Desde Larrauri (2006) lo han definido como la utilización del Derecho Penal por parte de políticos que buscan sacar réditos electorales defendiendo tesis político-criminales, tales como la de que el incremento en las penas conllevaría automáticamente a una reducción de las tasas del delito o el postulado de que las penas refuerzan determinados consensos morales esenciales para la vida en sociedad.

Pero autores como Arrieta (2018), sostiene que en ocasiones muchos de estos populismos no terminan coincidiendo con las necesidades prioritarias del Estado colombiano a nivel criminal, lo que sin duda puede llevar a una inflación legislativa, simplemente para el aprovechamiento de la emocionalidad mediática del momento, en otras palabras, para Arrieta, “el populismo punitivo, son concepciones donde la clase política se aprovecha de los sentimientos colectivos, para lograr buscar aceptación ante la comunidad. La cual se verá traducida en el número de votos para campañas electorales” (p. 43).

En esos mismos espacios, algunos autores no solo consideran disparidad en los procesos socio-judiciales entre el Estado y los delitos más cometidos, sino, también, en los efectos colaterales producidos por la ineficacia práctica de algunas leyes, la vulneración de derechos humanos a personas no relacionadas con tipificaciones de algún delito, al igual que el inminente colapso de los sistemas penitenciarios:

Las prisiones del país muestran cifras escandalosas de hacinamiento y violación a los derechos humanos. Además, las instalaciones e infraestructura no solo se encuentran en pésimo estado, sino que, en varios casos carecen de servicios públicos básicos. De esta manera no se está cumpliendo con la principal función de la pena, que es la resocialización. Por el contrario, se está castigando brutalmente a individuos, en el interior de una verdadera fábrica de crímenes y resentimientos (Trujillo, 2018, p. 152).

En ese mismo proceso, al parecer son más las nuevas normatividades que se siguen violando, que las que logran una efectividad en términos civiles, en el mismo afán de publicitar la imagen de un candidato presidencial no se logra ni los estudios previos y mucho menos la fundamentación histórica, sociológica de los inconvenientes que serán futuramente legislados para solucionar problemáticas que pueden ser prevenidas con otras acciones sociales, evitando así la acumulación legislativa que quizás no tendrá efecto suficiente porque simplemente está relacionada con una noticia circunstancial.

Es así como hechos delictivos terminan vinculados con las sensibilidades frente al crimen, con el temor, el deseo de retaliación o vindicación, o la necesidad de tener certezas ante la inseguridad de la sociedad, donde se asocia que el castigo es la mejor manera para conservar la tranquilidad de las sociedades (Tamayo, 2016), logrando así que la inseguridad sea un gran cartel publicitario y en muchas ocasiones sin la verdadera intencionalidad de solucionar las problemáticas a nivel estructural. Por ello, es importante destacar, que hoy día los medios de comunicación juegan un papel crucial en el fomento mismo de los acontecimientos y agendas de publicidad política, que nutren la construcción de discursos en medio de procesos de fuerte oposición y más cuando las problemáticas comprometen las libertades de algún sector de los ciudadanos.

Los procesos de polarización política y discursiva permiten evidenciar aún más las representaciones y las prácticas populistas, no solo de los partidos mismos sino incluso desde los medios de comunicación, Romero-Rodríguez, Tejedor, y Pabón Montealegre (2021) analiza en un breve estudio de caso, como los medios de comunicación donde están incluidas las redes sociales y la televisión, permiten analizar de manera comparada las perspectivas sobre los modelos populistas tanto en España como en Colombia, ello quizás no equipara un proceso de caso político puntual, pero permite comprender qué se entiende como populismo a través de los medios de comunicación tanto en el ámbito europeo como en el de América Latina. Con ello, los autores denominaron que, frente al proceso de la opinión pública, encuentran que “mientras las actitudes populistas de una persona se hacen más fuertes, percibirá mayor congruencia de la opinión pública sobre sus propias opiniones, y cuando las actitudes populistas de una persona se fortalecen, se perciben las informaciones de los medios de comunicación como incongruentes con sus puntos de vista” (p. 50).

En la idea general de los autores, mientras las actitudes populistas de una persona aumentan, la diferencia de correlación entre la opinión pública y la discrepancia de los medios de comunicación aumenta, generando así amplios procesos de polarización política. Hasta este punto se ha mencionado que los procesos populistas están relacionados con factores históricos de marcadas coyunturas políticas, al igual los procesos políticos de las derechas, que en algún momento se mostraron como el enemigo de los populismos de izquierda e incluso de las organizaciones armadas, hasta desembocar en populismos punitivos de la derecha como defensa de la población civil ante las organizaciones armadas, vale preguntar si ¿Existen algunos factores de identificación previa que lleven a comprender las estructuras de los populismos desde los discursos y actuaciones de las campañas electorales? ¿Qué papel juegan hoy los medios de comunicación en el impulso de estos procesos? ¿Acaso la plaza pública se trasladó a la sala de televisión o en las redes sociales? ¿Cuál es la importancia de las emociones políticas en este proceso?

Metodología

El trabajo está compuesto por dos momentos, el analítico-histórico y el metodológico-experimental, para la generación de soportes conceptuales en el análisis político. En primera instancia, se hace la debida revisión conceptual para comprender la multiplicidad de definiciones acerca del populismo, algunas abstracciones responden a la definición del concepto, pero se desprendían situaciones políticas ajenas al contexto colombiano.

Debido a esa diversidad conceptual no conexa o difícilmente conexa con la realidad política latinoamericana y colombiana, se busca información acerca de cómo se concibe el populismo en Colombia, de allí se encuentran una serie de antecedentes relacionados en su mayoría con el político Jorge Eliecer Gaitán y otros acontecimientos políticos no claramente definidos como el caso del expresidente Álvaro Uribe Vélez, de acuerdo a ello se vislumbró la necesidad de muchos investigadores por definir el concepto para el caso latinoamericano a través de métodos comparativos como el caso de Perón y Gaitán en Colombia.

Es decir, en los modelos analítico-históricos presentados en el marco teórico, hay una importante inclinación a los métodos comparados tanto a nivel nacional como latinoamericano, esto con el fin de encontrar coincidencias conceptuales para dar una definición medianamente diciente de populismo o de por qué ciertos políticos son o fueron populistas en sus casos de análisis.

Como el propósito central de esta investigación era buscar un modelo interpretativo, para identificar acciones o modelos populistas de campaña, la metodología analítico-histórica con modelo comparado no fue la más acertada para la generación conceptual o ideas conceptuales que permitieran comprender en que momentos pueden existir tendencias populistas o campañas, después de ello, es cuando llega allí el desarrollo del análisis metodológico-experimental.

Para el modelo presentado, se tomaron ideas centrales de autores como Zanatta y Rosanvallon, en la que sus categorías de análisis no fueron asumidas en su totalidad, pero de acuerdo con la realidad política y social de Colombia se tomaron algunas, permitiendo el cruce de conceptos en la formación de un modelo con tres conceptos y tres subcategorías de corte emotiva que permiten precisamente la vinculación de las masas con las discursividades y acciones populistas.

Resultados

Suele suceder que, en la mayoría de las ocasiones en el análisis de campañas o discursos políticos relacionados con el populismo, una confusión al momento de identificarlo y definirlo, más aún cuando se trata de campañas políticas, especialmente, cuando se denomina al opositor como populista, como una forma de estigmatizar sus discursos y su campaña, igualmente para denotar que está mintiendo o su discurso está cimentado sobre falacias. A su vez, también suele confundirse el populismo con la demagogia política, aunque no hay duda de que en muchas ocasiones el uno puede ser complementario del otro.

En muchos casos se denomina populista para señalar que el candidato o representante de algún poder de elección popular, solo quiere ganarse la simpatía de algún sector particular sin generar cambios sustanciales en su actuar político, como estar a favor de las minorías discriminadas o en ocasiones de la defensa de sectores que están al margen de la legalidad, pronunciando que estos son producto de la presión de otros sectores que los llevaron a sus condiciones actuales, pero ¿Puede establecerse una caracterización puntual para identificar factores populistas en una campaña o en un acto político?

Antes de responder este cuestionamiento, es importante resaltar, nuevamente, que la mayoría de trabajos sobre el populismo en Colombia tienen una amplia relación con el fenómeno histórico de Jorge Eliecer Gaitán, con la ANAPO o incluso con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, pero pocos o ningún estudio sobre los procesos populistas en las campañas presidenciales, sea para demostrarlos o desmitificarlos, incluso hace falta una gran parte de estudios sobre los discursos populistas de las organizaciones al margen de la ley como discursos legitimadores de guerra.

Existen variadas formas de hablar de populismo, pero en su definición y asociación con diferentes casos y problemáticas, acción política o discursiva, suelen complicarse y tornarse difusos, en consecuencia, ello nos suele remitir a una pregunta esencial ¿Qué es el populismo? Quizás esta pregunta no tiene una respuesta única, pero algunas definiciones pueden darnos una guía para orientarnos en la realidad social y política colombiana.

En este caso, Loris Zanatta (2013), considera que la naturaleza histórica del populismo, hace casi imposible ubicarlo únicamente en un ámbito ideológico, primer punto que permite desmentir el populismo como un producto del marxismo como base social precisa, pero a su vez tampoco las derechas con tendencia a la positivización y punibilidad serían precisamente el asidero de estas ideas populistas, sino que considera que este tiene un centro propio, a partir de unas circunstancias históricas determinadas:

El hecho de que los populismos generalmente reclamen una especie de sentido común popular y que expresen una vaina visceral anti intelectual no debe engañarnos ni inducirnos a pensar que están desprovistos de una ideología: ha ocurrido a menudo, pero no es correcto. En realidad, es a través de su ideología que ellos elaboran una reacción a una fase histórica que gran parte de la población vive como una crisis de vida a la fragmentación de la comunidad, y a la pérdida de sentido de sus valores. No solamente eso, sino que con base a esa ideología se determinan las causas de esa fragmentación y se indican los remedios. Desde luego, nadie niega que el populismo como ideología sea indefinido y no formalizado como las grandes ideologías de los siglos XIX y XX: esto es, que no se encontrarán el manual del buen populista o el filósofo que ha dado origen al populismo, y a cuya fuente acuden los populistas (p. 20).

Zanatta en su análisis en ningún momento niega de que el populismo puede ser un fenómeno variable en diversos modos y circunstancias, de cualquiera de los partidos con diversas ideologías, así como existen partidos sin espectro ideológico, también existen populismos sin identidades ideológicas, es decir, mientras que en los diversos temas de debate como la seguridad, el desarrollo del sector agropecuario, de la salud y de la educación un marxista ortodoxo declararía todo con base en el manual ideológico, muchos terminan declarando posición ideológica de acuerdo al tema de debate, en unas posturas pueden parecer más socialista, más socialdemócratas, más liberales o más conservadores.

Un ejemplo a lo anterior, el excandidato presidencial de Colombia, Gustavo Petro Urrego, después de ganar las elecciones presidenciales de la república en 2022, declaró en su discurso, en su sede presidencial y a través de los medios de comunicación:

"Nosotros vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia. No porque lo adoremos. Sino porque primero que superar la premodernidad en Colombia, el feudalismo, la nueva esclavitud"

Y más adelante consolida su afirmación y niega su ironía “no porque lo adoremos’:

Su propósito era construir una "democracia a partir de un pluralismo ideológico y económico".

Después, en su discurso del 1 de mayo del 2023, en la conmemoración del día internacional de los trabajadores en la Plaza Bolívar en Bogotá, declara:

“El pueblo no puede dormirse. No basta con haber ganado en las urnas. El cambio social implica una lucha permanente y esa lucha se da con un pueblo movilizado. Al frente de ese pueblo movilizado tiene que estar la juventud, el pueblo trabajador, la clase obrera, a la que pertenece la mayoría de los trabajadores”

En ello no hay la búsqueda de contradicciones discursivas, ni falta de coherencia ideológica, sino el deseo de simpatizar de acuerdo con los diferentes momentos en los que expone el discurso, en la necesidad de hacer sentir cercanía a las personas que habitan ese espacio en la celebración de una victoria electoral o conmemoración de un día como el de los trabajadores.

Sin duda, en el primer enunciado habla de la necesidad del desarrollo del capitalismo, según el excandidato, no porque sea su prioridad, sino que se adhiere a su propuesta de hacer productivas las tierras en Colombia, mencionando incluso un feudalismo en los parámetros de una economía de mercado como la de Colombia, con tratados internacionales y demás, en segundo enunciado habla del pluralismo ideológico en un lugar donde cree que aún hay feudalismo y que por orden de lógica histórica no hay democracia, y finalmente, en su discurso del 1 de mayo de 2023, habla en un tono marxista, con incitación a una lucha de clases como si el capitalismo desde su misma lógica ya estuviera implementado, que en el momento de su posesión consideró que aún no lo estaba, pues como por lógica es sabido, la clase trabajadora solo aparece en las sociedades industrializadas establecidas.

Ramírez Martínez (2015), en su análisis sobre la construcción discursiva de Álvaro Uribe Vélez, analiza como el Estado de opinión transformó muchos de los contenidos del mandatario para su proceso de reelección, examinando los diferentes discursos desde las categorías de su misma propuesta de campaña: Seguridad democrática, confianza inversionista y democracia, en las que se establece prioridades como la seguridad como razón de Estado, la inversión extranjera para la activación de la economía y el voto público, respectivamente.

Entre múltiples análisis detallado de cada párrafo se evidencia los procesos de transformación discursiva en los temas y lugares expuestos, por ejemplo, el 12 de julio de 2005 en Madrid, España, iniciando su segundo mandato, habla ante los organismos europeos de sus avances en la Seguridad Democrática, identificando a todo el pueblo colombiano bajo la misma necesidad de seguridad:

La nuestra es todo lo opuesto. Seguridad Democrática significa seguridad para todos los ciudadanos, seguridad para los empresarios, seguridad para los trabajadores, seguridad para los voceros de las tesis del Gobierno, seguridad para los integrantes de la oposición, seguridad para todos los actores de la democracia: periodistas, profesores, líderes sindicales, alcaldes de elección popular, gobernadores de elección popular, diputados, concejales, congresistas.

Después de que Human Rights Watch enviara una carta abierta al presidente Álvaro Uribe Vélez, el 25 de marzo de 2008, con motivo de una preocupación por la ola de amenazas, ataques y asesinatos de defensores de derechos humanos y sindicalistas, con motivo de las manifestaciones del 6 de marzo del 2008 por abusos del Estado y grupos paramilitares, el exmandatario manifestó el 7 de octubre de 2008:

Estamos trabajando, pues, para avanzar en este proyecto de seguridad. Y lo hacemos con un país abierto a la crítica internacional. Aquí, ONG nacionales e internacionales vigilan la marcha del Gobierno y de las Fuerzas Armadas todos los días. Hay mucha crítica, pero están totalmente, esos representantes de los organismos de derechos humanos, protegidos por la política de seguridad del Estado.

Pero en septiembre del 2003 afirmó que muchos que decían defender los derechos humanos solo eran: “politiqueros al servicio del terrorismo. Cobardemente, se agitan en la bandera de los derechos humanos para tratar de devolverle en Colombia al terrorismo el espacio que la fuerza pública y la ciudadanía le ha quitado”.

Los tres discursos evidentemente se corresponden no a cambios ideológicos o estructurales de su visión o pensamiento político, sino, que, por el contrario, contrarresta o concilia de acuerdo a cada uno de los momentos o de los estados de opinión especificados a los que se corresponde cada una de las afirmaciones o discursos, mientras en los dos primeros se muestra incluyente para consolidar tanto su eje de relección y el segundo como conciliador internacional ante un fenómeno de violencia popular que se hacía evidente, y el último refleja sin duda alguna, el inicio de su mandato político que se correspondía a su proyecto de seguridad democrática.

Tanto en los ejemplos del mandatario Gustavo Petro Urrego como de Álvaro Uribe Vélez, se muestran discursividades inclusivas que no siempre se corresponden a roles ideológicos, ambos contienen mensajes emocionalmente reactivos, como también factores necesariamente incluyentes para coincidir con los ámbitos o los sectores particulares a los que se dirige su discurso, es allí Zanatta (2013) cuando considera que “… el populismo evoca una idea de comunidad: no es en absoluto una ideología individualista, sino comunitaria” (p. 21), sumado a esto, el autor establece otras cuatro pautas más del populismo:

  • Que el populismo es anti-político porque conciernen exclusivamente a la esfera social

  • El populismo encarna una aspiración de regeneración basada en la voluntad de devolver al pueblo la centralidad y la soberanía que le han sido sustraídas

  • Ambiciona trasplantar los valores de un mundo del pasado que idealiza como un mundo de armonía e igualdad social a la situación actual: en este sentido, el populismo se presenta como el canal a través del cual un imaginario antiguo, o sea, una visión del mundo que proviene de muy lejos y que se habría conservado intacto en el pueblo

  • El populismo siempre está persuadido de dirigirse a la mayoría del pueblo, o en los casos más extremos a su totalidad

Debido a que pueblo no deja de ser un concepto de abstracción, los políticos en discursos de mandato o campaña lo redefinen y lo unifican de acuerdo a los discursos de pertinencia, que son aquellos mismos que le dan la accesibilidad para dirigirse a un grupo de personas y hacerlos parte de su idea de campaña, así sean enemigos o contradictores de otros que inicialmente unificaron procesos de ‘lealtad’, por ello es que el populismo a nivel discursivo suenen mejor que los postulados teóricos de la democracia misma, porque son condescendientes pero no siempre coincidentes en la acción política misma.

Para el caso colombiano con respecto a los cinco postulados de Zanatta, con respecto al primero es importante reconocer, que siempre los discursos populistas más allá del margen ideológico están sumergidos en la idea misma de comunidad, de lo contrario no sería posible su eje político, por lo tanto, en el segundo postulado acerca de que el populismo es antipolítico es totalmente impreciso, pues tal como lo pensó Hobbes y lo demostró Weber, los medios coactivos físicos o psíquicos, directos o indirectos, confrontativos o consensuados, constituyen los órdenes jurídicos que deben pensarse primero políticamente para el orden y el mantenimiento de la sociedad (Weber, 2008), y más aún, en un país como Colombia con amplia diversidad conflictual que desemboca en el ámbito político.

En el tercer punto es evidente la necesidad de los mandatarios en campaña o en mandato, para devolver la seguridad, el empleo o las mejoras sociales a las personas, es por ello que se les hace perentorio hacerlos proyectar momentos mejor y rechazar el actual, muy al contrario del cuarto punto, para el caso colombiano el pasado no es un ejemplo a seguir, los procesos de colonización, de república e independencia, al igual que el conflicto bipartidista y posteriormente el conflicto armado, se convierten en un eje de búsqueda de constante transformación, el pasado es aquello que no se quisiera repetir, finalmente, el quinto punto reafirma la esencia del populismo, pero no siempre en su totalidad, porque los opositores a los que no se quieren ver en el poder deben ser una minoría, al igual que la minoría que hace parte de la corrupción, el terrorismo o la delincuencia.

En nuestra propuesta, Zanatta (2013) nos ofrece el siguiente marco metodológico para el análisis de los populismos actuales en Colombia.

Fuente: Elaboración propia

Figura 1 Categorías de análisis 

Sin duda, en la mayoría de discursos políticos de campañas o discursos de mandatarios, están presentes estos cuatro momentos, no quiere decir que para que los candidatos no caigan en estos discursos deberían asumir el esquema 1 como metodología para el análisis discursivo, sino, más bien, el análisis radica en cómo se mantiene la coherencia argumentativa en los diferentes ámbitos que visita el candidato, pero la pregunta esencial es ¿Por qué no logran los ciudadanos identificar estas variables discursivas? Esto Pierre Rosanvallon (2020) lo identifica como el régimen de las pasiones y las emociones.

La unicidad discursiva de la televisión llevó a que muchos ciudadanos no tuvieran otro medio de información que está pantalla familiar, allí los medios televisivos emitían durante horas debates ampliamente argumentados por parte de cada uno de los candidatos, con la aparición de las redes sociales digitales y la fragmentación audiovisual llega consigo mismo la explosión múltiple-emotiva, allí opositores y aliados, se permiten emitir en breves segundos lo mejor de sí mismos y lo peor de sus opositores, en el recorte de videos que no permiten la comprensión completa del argumento, como tampoco los contextos ni las preguntas o situaciones por las que se afirman diferentes posiciones.

En esta medida, los usuarios de las redes sociales digitales a través de la fragmentación de discursos en videoclips construyen para los votantes indecisos la personalidad de un candidato que no existe, logrando así una acción antipolítica, más relacionada con la dramaturgia literaria que con la política misma, como afirma Rosanvallon (2020): Las redes sociales se convirtieron en nuevos campeones de la anti-política. El paradójico «populismo horizontal» de los chalecos amarillos es, por esta razón, un revelador de la fuerza y las contradicciones de ese populismo difuso que impregna al mundo contemporáneo. […]

En la era de las redes sociales, la tendencia a encerrarse en comunidades de creencias replegadas sobre sí mismas es una de sus más elocuentes manifestaciones. Como si los pueblos estuvieran también cansados de buscar la verdad y quisieran evitar confrontarse con la complejidad del mundo real. Esto explica, por ejemplo, la tendencia omnipresente a simplificar el análisis de la sociedad, reduciéndola a la mera oposición entre los pequeños y los gordos, los ricos y los pobres (pp. 65-67).

Cuando Rosanvallon habla de populismo difuso se refiere precisamente a esa capacidad de la red y de los creadores de ese contenido recopilado de no saber a qué grupo social se dirige tal contenido, que puede ser tan ambiguo, como oportuno para los diferentes sectores sociales, pero que a su vez puede ser un arma de doble filo para candidatos y electores, por ello los grupos de redes sociales unificadas por simpatizantes de partidos y candidatos se encierran en comunidades de creencias, después de ver a su opositor político a través de múltiples videos o imágenes con un discurso fragmentado que afecta sus propias creencias, pues la realidad del día a día de los futuros votantes parece no ser una respuesta suficiente para leer detenidamente los programas de gobierno y sus argumentos.

Por ello ante el desvío de la realidad y la creencia, los ciudadanos activos en política, no tienen otra respuesta que sus propias acciones emocionales frente a lo que visualizan en sus pequeñas pantallas, que en sí mismo les provoca satisfacción, alegría, odios o frustraciones, no en vano la plataforma de Facebook impone la reacción emocional frente a cada publicación, pues no hay tiempo ni cabida para amplias argumentaciones y serían pocos los que gastarían tiempo en escribir y leer argumentos a favor y en contra de más de 100 caracteres, por ello es de reconocer, que tanto las emociones como “las pasiones fueron siempre sospechosas de constituir una amenaza. Susceptibles de falsear los juicios, de desviar las conductas, de desajustar las relaciones con los demás y de transformar a un grupo de seres humanos individualmente racionales en una muchedumbre incontrolable y hasta criminal” Rosanvallon, 2020, p. 53).

En ese mismo espacio de análisis, Rosanvallon reconoce la importancia de las emociones en el ámbito político, no solo desde una perspectiva de la psicología, sino también, sociológica, por ello reconoce la importancia del trabajo de Norbert Elías sobre la evolución y aconductamiento de las emociones para las estructuras sociales y la construcción de los Estados, pero también la comprensión actual de que esas emociones en el ámbito político pueden ser manejadas e incluso manipuladas desde diferentes perspectivas, por ello desde su análisis sobre el populismo hace la siguiente clasificación de emotividades:

Estas emociones son de índole diferente y tienen consecuencias políticas específicas. Podemos distinguir las emociones de posición (el sentimiento de abandono, de ser despreciado), las emociones de intelección (la restauración de una legibilidad del mundo con, por ejemplo, el avance de una visión complotista y el recurso a las fake news) y las emociones de acción (el expulsionismo). La inteligencia de los movimientos populistas está en haber captado, sea intuitivamente, sea explícitamente, el papel cumplido por estas diferentes categorías de emociones (p. 55).

Rosanvallon, define, las emociones de posición, expresan la rabia de no ser reconocidos o de simplemente no importar nada ante los ojos de los poderosos, por lo que ser incluidos en algún sector identificado con el mismo resentimiento puede ser muy eficaz; por su parte las emociones de intelección, están relacionadas íntimamente con las ideas conspirativas, con la creación de falsas ideas o noticias, opacando la capacidad argumentativa de los opositores, logrando así, favorecer a sus candidatos particulares; las emociones de acción por su parte, están relacionadas con el fortalecimiento de la estabilidad social y política, con la idea central de justicia social.

Hemos analizado, hasta aquí, dos autores que sin duda están bien relacionados con respecto a la idea general que hay sobre el populismo, tanto en su definición como sus categorías analíticas, que, por supuesto, son analizables y entran en el proceso de la crítica académica para concretar modelos teóricos para analizar el fenómeno, a continuación, se presenta el esquema 2 relacionado tanto con la idea de Zanatta (2013), como la idea de Rosanvallon (2020):

Fuente: Elaboración propia

Figura 2 Idea de Zanatta e idea de Rosanvallon 

El esquema 2 sin duda permite tener una idea generalizada del tipo de emociones a las que apunta cada de las intenciones discursivas en las diferentes acciones populistas, en el momento en que el ciudadano siente que está por fuera de cualquier ámbito social, la formación de comunidades políticas que se muestran incluyentes terminan siendo cruciales para sumar votos, por ejemplo la palabra usada por el excandidato Gustavo Petro Urrego en las elecciones presidenciales de Colombia en el 2022, los nadie, la palabra en sí misma incluye a todos los que se sientan algo y nada a la vez, inclusive a los que no sientan representación política.

El discurso de soberanía o seguridad señalado por las emociones de acción, conllevan sin duda al espacio más argüido de los populismos, pues allí se permite la acción política de los mandatarios o candidatos en las escenas donde se representa el conflicto, a veces sin asumir las consecuencias, en el caso colombiano un ejemplo de ello, tiene que ver cuando la excandidata Ingrid Betancourt en las elecciones presidenciales de 2002, se fue hasta la zona roja de las FARC-EP para demostrarles a sus electores que estaba dispuesta a ir hasta las zonas más conflictivas de Colombia solo para alcanzar la paz, terminó siendo secuestrada por esta organización, por ello los populismos de acción en muchas ocasiones desconocen intencional o no, los diferentes procesos políticos, económicos y sociales sobre los que accionan provocando en sí mismos consecuencias complejas.

Finalmente, en el marco de la presente aproximación, se encuentra que los discursos que quieren asumir amplias mayorías disgregando pequeños sectores, son señalados normalmente por las emociones intelectivas, y es allí donde las redes sociales juegan un papel crucial en este proceso. Como se había anunciado anteriormente, los recortes de videoclips y demás, permiten a opositores formar una idea de su contrincante completamente diferente a la de sus argumentos, más aún, cuando se posee la totalidad de los medios de comunicación se le impide la voz al opositor para conocer sus razones, como la famosa semana del odio en la obra 1984 de Orwell, que era la gran herramienta mediática usada por el Big Brother para repeler cualquier argumentación o acción que estuviera contra el régimen, probando de esa manera procesos de estigmatización en diferentes sectores de la sociedad civil.

Conclusiones

Es de considerar que, aunque la herramienta metodológica-conceptual presentada en el aparte anterior, no es una suma ni una respuesta total a lo que podrían ser categorías de análisis, sí permite trascender los modelos de análisis sobre el populismo más allá del antecedente histórico presentado en el marco teórico.

Para el caso de Colombia, reflexiones y estudios presentados por autores como Marco Palacios o Daniel Pécaut, siguen siendo importantes referencias para reflexionar el tema en Colombia, pero además de esas reflexiones, también hay múltiples intentos de reflexionar sobre el populismo en Colombia aun sin procesos metodológicos claros y mucho menos sin reflexiones elaboradas sobre lo que es y lo qué significa el Populismo.

El concepto de populismo en muchas de estas investigaciones a nivel Latinoamérica o Colombia se dan por definidas, asumiendo simplemente como aquellos candidatos o gobiernos que buscan una simpatía con la población, en ninguno de los trabajos presentados en el marco teórico y en otros que no fueron abordados en esta reflexión, hay una verdadera preocupación por saber estructuralmente a que nos enfrentamos cuando hablamos de populismo, sumado a ello hay autores que aún ponen en vilo el uso de la palabra populismo para muchas investigaciones y reflexiones, incluso con el caso más representativo a nivel histórico que es Jorge Eliecer Gaitán.

En muchos de estos trabajos hay una serie de caracterizaciones que pueden suponerse como actuaciones populistas, por ello los autores en todo momento asocian algunas discursividades y actuaciones como tales, pues las discusiones teóricas y conceptuales se soportan sobre investigaciones que sostienen por qué sí o no, podrían considerarse populismo, a partir de que actuaciones . dichos discursivos. Sin duda, en materia de análisis científico se está expuesto al riesgo de derivar en un opinionísmo histórico con conceptos aún no claramente definidos o debatidos de acuerdo con la realidad social y política colombiana.

En consecuencia, después de múltiples búsquedas y reflexiones sobre el populismo. Zanatta en primera instancia ofreció un importante acercamiento al concepto de populismo, no solo por la categorización que ofrece, sino, en especial, porque considera, para reflexiones posteriores, que cuando se habla de populismo se habla posiblemente de una nueva ideología, no porque haya un manifiesto que así lo exprese, sino más bien, porque en la medida de las circunstancias los políticos han buscado cómo anexar personas a sus campañas, ello equivale a tocar sus sensibilidades y entrañas políticas, es por ello que la reflexión de Pierre Rosanvallon, sustituye allí un importante análisis relacionado con lo emocional.

Antes de la aparición de las redes sociales digitales, se pensó que tanto los políticos como los ciudadanos eran personas que se emocionaban dentro de unos márgenes de la racionalidad-política, es decir que todas las personas escuchaban los argumentos de sus candidatos, lo analizaban y, por lo tanto, comprendían que era esa política lo más conveniente para sí mismo y para los suyos, pero lo que muestra Rosanvallon y los múltiples estudios actuales, incluyendo los del marketing electoral, es que las emociones juegan un papel crucial en las campañas políticas y en la aprobación de los mandatarios, en nuestro caso, por ello es explicable que los márgenes del populismo aquí analizado, no le interese los discurso de coherencia, sino los discursos de emoción, por ello es difícilmente cuestionable que un político diga una cosa X en un momento y después una cosa Y en otro momento, ello se debe a que en la era de las redes sociales digitales, estos están más guiados por las imágenes que por los argumentos.

Por ello los trabajos teóricos analizados, pueden llegar a ser confusos al momento de hacer un análisis sobre populismo en la actualidad, debido a que se busca su definición en las raíces históricas de los acontecimientos que analizan, y no de, una reflexión consensuada tanto a partir de las raíces etimológicas del concepto, las realidades políticas en las que posiblemente se presenta y las emociones políticas como indicador de carencias de coherencia discursiva y política en los diferentes escenarios donde participan estos políticos.

Finalmente por ello es importante concluir, entre los discursos de coherencia a los discursos de emoción, hay una insondable diferencia, pues los discursos de emoción son los que le permiten al candidato simpatizar incluso con grupos opositores en segunda vuelta, grupos en los que fue criticado, pero que en congracia con la hipótesis de lo que Zanatta llama la ideología populista, puede generar una conexión simpática con aquellos que antes eran opositores y no precisamente desde una racionalización negociada, sino a partir de una emoción de intelección que se genera hacia el candidato que genera más oposición al que ya quedó por fuera de la segunda vuelta.

Pero es importante aclarar una pregunta inicial ¿Acaso todo direccionamiento discursivo a las clases populares se puede señalar como populismo? Por ello las tres categorías y subcategorías emocionales planteadas en los resultados permiten comprender una primera guía en los análisis de discurso, ya que, la palabra pueblo no puede convertirse en un detonante para buscar populismos en todo lugar, por tanto, la coherencia discursiva es determinante en los diferentes espacios, donde lo popular puede encontrarse más afinado en la categoría de la comunidad, mientras que la de pueblo en lo que se denominó discursos de mayorías en las emociones de intelección, de esta manera, ambas se acoplan y transforman discursos a comunidades determinadas de acuerdo a sus creencias, allí se debe reconocer que el discurso populista no siempre es ni tendrá una naturaleza marxista debido a su dispersión doctrinaria.

Es de importancia considerar como proceso final las emociones políticas, son estas las que impiden el cuestionamiento lógico de la coherencia ideológico-discursiva de las campañas, la afiliación con el candidato a partir de su personalidad que en muchas ocasiones es determinante (que está con la gente, juega futbol, toca guitarra, etc.), por ello los medios televisivos y las redes sociales son determinantes, ya que, permiten la organización de escenarios específicos y videos cortos, al estilo de un Reality Show, permiten un seguimiento más cercano al día a día del candidato que los debates y argumentos de sus campañas, pero es importante conocer que aunque estos medios han tomado relevancia, el contacto de estos candidatos con las personas en las calles, sigue siendo determinantes en los procesos políticos.

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Notas

1Trabajo de investigación conceptual para el grupo Historia, Trabajo, Sociedad y Cultura de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín.

Recibido: 21 de Junio de 2023; Aprobado: 15 de Agosto de 2023

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