Introducción
Cada vez es más latente la creación de grupos ambientalistas dentro de las comunidades que ven la necesidad de cuidar del ambiente. En Bogotá están surgiendo colectivos que buscan reflexionar y actuar sobre el derecho de los ciudadanos a participar activamente en la toma de decisiones sobre las formas de construir y habitar la ciudad, con el fin de vivir en armonía entre lo urbano y lo ambiental. En este contexto, la presente investigación expone el caso del barrio Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo ubicado en Bogotá, Colombia, y tiene como objetivo describir las acciones de sus habitantes que dan respuesta a un conflicto socioambiental.
Bogotá es una megaciudad con alrededor de siete millones de habitantes que atrae la inversión extranjera. En consecuencia, ha desarrollado la estructura y la conectividad física que resalta su competitividad internacional. Es por esto, que Bogotá se ubica como una ciudad emergente de América Latina con un alto potencial de desarrollo (Mortiz, 2013). Por lo anterior, Bogotá ha sido pensada para ser considerada como una ciudad global.
Para entender la ciudad global, es necesario identificar sus diferentes aspectos. Tal como la define Sassen, explicado por Brutto, la ciudad global es una plataforma económica y regulatoria que contiene todas las capacidades y recursos para manejar las operaciones globales de empresas y mercados, además se caracteriza por su diversidad (2021). No obstante, presenta dificultades sociales como la fragmentación, polarización y restricción de participación de sus habitantes. Es por esto por lo que se generan distintos debates que cuestionan el modelo contemporáneo de producción global en las ciudades y cómo afecta la calidad de vida (Molano, 2016).
Por lo anterior, han surgido discursos que invitan a repensar los modos de vivir y de crear la ciudad. De acuerdo con Lefebvre (1967), los habitantes tienen derecho a construir, decidir y concebir su ciudad, además de hacerla un espacio privilegiado para la lucha y resistencia al modelo contemporáneo de producción global. Esta lucha no es reciente, al contrario, ha recorrido una larga trayectoria que aún está en proceso de consolidación. Por ejemplo, en Latinoamérica, durante la década del 80 se habló del derecho a la ciudad como posibilidad de nuevas formas de acción colectiva que utilizaron el territorio y la ciudad como una plataforma para proyectar sus peticiones sociales (Cravino, 2009).
El derecho a la ciudad abrió las puertas a la discusión para la autogestión y el llamado a participar comunitariamente en la producción del espacio urbano. Estos llamados hicieron eco y lograron conquistas como el reconocimiento a la posesión y ocupación del territorio (Cuenya, 2009). En consecuencia, en la actualidad existen activismos urbanos que trabajan desde la construcción, el cooperativismo y la horizontalidad para impactar en la política urbana y alcanzar el derecho a la ciudad.
En relación con lo anterior, es importante recalcar los actuales discursos ambientales que promueven la responsabilidad de un modelo de vida más sostenible. Es por esto por lo que se han generado proyectos que buscan revertir los impactos ambientales y, además, repercuten en lo social como una práctica de resistencia frente a la imposición de modelo de ciudad. Varios de esos proyectos toman como guía los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en específico, los 11 y 13, que son respectivamente, lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles y adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (Naciones Unidas, 2022). Así luchan para garantizar un futuro digno en términos climáticos, derechos humanos y calidad de vida.
Por consiguiente, la presente investigación expone el caso del barrio Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo ubicado en la localidad de Engativá, en la ciudad de Bogotá. En el barrio, la comunidad ha generado acciones que dan respuesta al conflicto socioambiental entre el Estado y los habitantes por la disputa sobre el uso del territorio.
La localidad de Engativá hace parte de Bogotá desde 1954. Se extiende en 3.588,1 hectáreas donde residen 815.259 habitantes en la actualidad. Cuenta con 35 colegios distritales, un hospital y en temas de espacio público tiene 543 parques. Una de las prioridades de la localidad es el trabajo por el medio ambiente y los animales, puesto que cuenta con los humedales Jaboque y Tibabuyes. Además, posee la Unidad de Cuidado Animal más grande de Bogotá (Alcaldía de Bogotá, consultado en 2023). A continuación, se presenta el mapa de la Localidad de Engativá (Figura 1).
Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo, es un proyecto habitado que se ha venido construyendo física y socialmente desde la década de los 80 pensado como una ciudad dentro de la ciudad. Se encuentra ubicado entre las calles 80 y 90 y las carreras 110 y 119. Limita al nororiente con el humedal Tibabuyes y al suroccidente con la calle 80 (López, et al., 2012). Además, se destaca que el proyecto termina siendo 60% espacio público y 40% espacio privado y concentra 35.000 habitantes en él. (Bohórquez, 2023).

Fuente: Elaboración propia (2023). Mapa obtenido con base en Google Maps.
Figura 2 Mapa de Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo
En cuanto al conflicto socioambiental en Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo, el trabajo de Ariza (2022), titulado “Identificación y caracterización de conflictos ambientales en la localidad de Engativá (10) en la ciudad de Bogotá D.C. a 2020”, menciona que la configuración económica, social y ambiental de la localidad de Engativá, genera dinámicas entre la comunidad de la localidad y las instituciones públicas que actúan en el territorio, lo que lleva a que se produzcan diversos conflictos ambientales. En sus hallazgos, frente a la ocupación del territorio y la afectación de lo ambiental, se encontró una divergencia de intereses entre los diferentes actores que participan en la confrontación y que han mantenido una postura sólida con respecto a la manera en la que se deben gestionar los recursos naturales. También se encuentra la falta de integración de diferentes puntos de vista para crear estrategias integrales que atiendan las problemáticas ambientales y las necesidades de la comunidad, quien es la directamente afectada.
En respuesta, se da una estrategia de resiliencia ante el conflicto socioambiental entre el Estado y la comunidad y se crean los Ecobarrios. Son definidos por la Secretaría del Hábitat Bogotá (2021) como una apuesta a largo plazo por transformar Bogotá.
Existen dos ecobarrios: aparte del Ecobarrio Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo en la localidad de Engativá, existe también el Ecobarrio en La Perseverancia en la localidad de Santa fe. Su objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas a partir de prácticas diarias con dos enfoques: el primero, desde el trabajo comunitario y el segundo, en el impulso de la sostenibilidad visto desde el diseño del espacio público.
Para situar la investigación sociológica “Conflicto socioambiental: Análisis etnometodológico en el barrio Ciudadela Colsubsidio- El Cortijo en el año 2021-2022” fue necesario hacer una revisión de estado del arte. En este se encontraron las siguientes categorías que son transversales: Sostenibilidad urbana, Problemática y Gobernanza ambientales.
Se delimitó el tema de investigación a dos conceptos claves: “urbano” y “problemas ambientales”. Los conceptos fueron útiles para realizar la búsqueda de investigaciones académicas previas relacionadas con el tema, en motores de búsqueda de información como Redalyc y EBSCO host. Se seleccionaron quince artículos representativos para la temática de la investigación, que fueron archivados en el gestor de referencias Zotero. Después, se desarrollaron resúmenes analíticos especializados (RAE) sobre los textos, lo que sirvió de insumo para la sistematización en una matriz.
Con los quince artículos organizados, se tuvieron en cuenta características tales como: referencia bibliográfica, tema, objetivos, hipótesis, metodología, resultados y discusión, y palabras claves. La clasificación permitió encontrar relaciones que constituyen el corpus del estado del arte.
En el estado del arte se analizaron los artículos por medio de características específicas: tema, resultados y discusión. Se encontró que las categorías para abordar el tema de lo urbano y los problemas ambientales, fueron: sostenibilidad urbana, problemática y gobernanza ambientales.
En cuanto a la categoría de sostenibilidad urbana, los artículos tienen un enfoque de investigación a nivel urbanístico. En algunos de ellos es latente el tema de la movilidad urbana y el derecho a la ciudad, además tienen en cuenta la manera de afrontar los problemas ambientales desde la apropiación del territorio. Esto permite comprender que la sostenibilidad urbana garantiza el bienestar de la población. Se afirma que, al mantener un equilibrio entre el uso de los recursos y la degradación del ambiente, se minimiza el impacto ecológico del entorno.
Respecto a la categoría de problemática ambiental, la mayoría de los artículos exponen que este es un riesgo global que implica la acción de comunidades en conjunto con los organismos estatales. Al momento de encontrarse mediada la sostenibilidad ambiental por variables como el desarrollo industrial y desarrollo de obras urbanísticas, se genera una problemática ambiental. Las comunidades pueden responder a esta dificultad, desde la apropiación de su territorio y con un cambio de actitud cultural en cuanto al uso del espacio público.
La última categoría es gobernanza ambiental. Los artículos refieren al accionar estatal y local para identificar los problemas ambientales y proponer recomendaciones para su mitigación. La gobernanza ambiental permite el debate sobre las acciones colectivas que están proponiendo las comunidades en sus territorios para aprender a convivir con lo urbano y el medio ambiente. Esta categoría también permite cuestionarse acerca de temas como la gentrificación urbana o la problemática que genera la deforestación.
En conclusión, las categorías permiten entender que la relación entre lo urbano y lo ambiental es indispensable para pensar la calidad de vida de los ciudadanos. Como se ha evidenciado, sin una sostenibilidad urbana incluyente, se generan problemáticas ambientales de alto impacto, que no solo afectan a las generaciones presentes sino a las futuras. Esas problemáticas deben ser abordadas no solo desde lo estatal sino también desde lo comunitario, labor que se identifica en Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo.
Metodología
En la investigación se usó la etnometodología. Esta es una propuesta sociológica que permite una consistente argumentación para la interpretación de los contextos sociales. De acuerdo con Urbano (2007), esta metodología les recuerda a los científicos sociales que el análisis de las prácticas humanas, ya sean individuales o colectivas, puede ser llevado a cabo a partir de materiales que guardan el dato en su pureza original. La etnometodología mantiene la frescura del relato vivido por los actores y busca rescatar el máximo de información recolectada.
Una primera técnica utilizada fue la observación participante. Esta facilita el proceso del investigador al permitir la identificación de prácticas y relaciones en una comunidad, además de contribuir en la delimitación de la población. En este caso la población son las personas que participan activamente en la huerta La Resiliencia en Ciudadela Colsubsidio- El Cortijo.
Otra técnica empleada fue la revisión de fuentes documentales, que permitió contextualizar la investigación. De esta manera, la observación y la revisión documental fueron técnicas que permitieron la construcción de las preguntas para la realización de cinco entrevistas semiestructuradas.
Las entrevistas fueron realizadas a lo largo del año 2022: con los integrantes de la huerta La Resiliencia en marzo; con el funcionario de la Alcaldía de Engativá, la entrevista se realizó en su oficina en abril y con los funcionarios de la Secretaría de Hábitat se realizó en junio por medio de la plataforma digital de videollamadas Zoom. Cada entrevista se grabó en formato de audio.
En las entrevistas se generó un diálogo sobre la percepción del uso del territorio, tanto de las personas que participan en la huerta, como de los funcionarios de las entidades públicas: Secretaría de Hábitat y Alcaldía local de Engativá. Esto con el propósito de contrastar e interpretar las dos percepciones con respecto al conflicto socioambiental.
Además, se utilizó la técnica de grupo focal en el que hubo una interacción entre los integrantes de la huerta La Resiliencia. Esto generó un aprendizaje conjunto, que aportó nuevas perspectivas y conocimientos. Además, acercó al equipo de investigadoras a reconocer el papel de la comunidad en cuanto al establecimiento y mantenimiento del ecobarrio El Cortijo. Se conversaron temas relacionados con la soberanía alimentaria, el uso de semillas nativas, la apropiación del territorio, y el diálogo que se ha tenido con las instituciones estatales, donde se discute sobre gobernabilidad y democracia.
Una vez recolectada la información, se inició el proceso de sistematización. Para la observación se usó un diario de campo. Las impresiones fueron transcritas a una rúbrica donde se incluyeron: una descripción del lugar, de las relaciones sociales y de los sucesos que llamaron la atención. Por ejemplo, la técnica, al aplicarse en la huerta La Resiliencia, permitió reconocer que el lugar era de fácil acceso y había varias personas trabajando un domingo al mediodía. La población se caracterizó por ser en su mayoría joven y estaban acompañados por personas mayores. Las mujeres mayores eran las encargadas de guiar a los jóvenes para que luego ellos se pudieran hacer cargo del proceso. Los jóvenes eran los encargados de realizar labores más activas como lo era trabajar el compostaje41. Tras el análisis de la rúbrica, las primeras categorías que se identificaron fueron juventudes, activismo, ambiente, educación y territorio.
En cuanto a las cinco entrevistas y el grupo focal, también se transcribieron en una rúbrica que tenía las siguientes características: pregunta o categoría, tiempo, transcripción del audio y observaciones. Una particularidad de esta primera sistematización fue el hecho de que las entrevistas y el grupo focal no fueron transcritas en su totalidad. En este primer momento, solo se transcribieron los hechos claves, es decir, la información que se consideró relevante. Como ejemplo, teniendo en cuenta la categoría “ambiental”, uno de los entrevistados, menciona que a nivel ambiental la red de huertas ha sido un proceso de concientización con el ambiente, ya que hay una fuerte conexión con el humedal Tibabuyes y así una apropiación del territorio (Jan, comunicación personal, 6 de marzo de 2022). Para el análisis de la rúbrica de entrevistas y grupo focal, se tomó en cuenta solo los minutos con información esencial. Como fue el caso de la entrevista mencionada, se revisó como ejemplo del minuto 4:00 al 4:27.
No obstante, para un análisis más detallado de los datos se utilizó el programa de sistematización de información ATLAS.ti. En este programa se hizo un proceso de codificación de las entrevistas y del grupo focal, las cuales, fueron transcritas en su totalidad. En un primer acercamiento con ATLAS.ti, se usó la herramienta de nube de palabras. Se tomó el documento de las entrevistas a los integrantes de la huerta La Resiliencia y como resultado se generaron algunas palabras claves que ayudaron al desarrollo del análisis de los resultados (Figura 3). En consecuencia, se generaron nuevas categorías de análisis: acciones colectivas, territorio y resistencia que transversalizan conceptual y teóricamente la investigación.

Fuente: Elaboración propia (2023). Nube de palabras generada con ATLAS.ti
Figura 3 Nube de palabras: entrevistas a 2 participantes de la huerta La Resiliencia
A partir del desarrollo metodológico, se puede decir que la etnometodología da consistencia al análisis al permitir una argumentación fundamentada en las acciones y conversaciones de los individuos investigados (Esquivel, 2016). Es por esto por lo que las técnicas de investigación empleadas permitieron que los relatos y experiencias de la comunidad quedaran registradas para su interpretación. Los resultados y la discusión estarán enmarcados bajo el criterio de esta metodología y de la información recolectada.
Resultados
En concordancia con los objetivos planteados, se han descrito las acciones de los habitantes del barrio Ciudadela Colsubsidio- El Cortijo que dan respuesta al conflicto socioambiental en cuanto a la disputa del uso del territorio entre los habitantes del barrio y el Estado. Para ello, en primer lugar, se identificaron los factores que producen el conflicto socio-ambiental, que son el individualismo, las dificultades de comunicación con las instituciones públicas, la percepción en cuanto a la biodiversidad y lo ambiental que coexisten en el barrio, el uso del espacio público y el poder territorial de las comunidades En segundo lugar, se sistematizaron las acciones que responden al conflicto, y se centran en la creación de la red de huertas a través de la pedagogía sobre el uso de semillas nativas, la conciencia sobre el reciclaje, el cuidado del humedal Tibabuyes y la participación comunitaria. Por último, se analizaron los alcances de dichas acciones, que se enmarcan en la construcción del ecobarrio en Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo, lo cual ha fortalecido el tejido social por medio del empoderamiento de los colectivos que luchan por la recuperación y cuidado ambiental.
Dentro de los principales resultados con relación a los factores que producen el conflicto socioambiental, se evidenciaron dificultades en la comunidad en cuanto a la apropiación de su territorio. Hay una imposición de las instituciones públicas en el sentido de cómo habitar el espacio público. Además, la falta de conciencia de la mayoría de la comunidad en cuanto a la relación entre la biodiversidad del barrio por su proximidad al humedal Tibabuyes, se traduce en un descuido del territorio. En lo relacionado con el poder territorial se identificó que hay una inconformidad por parte de los colectivos ambientales sobre la propuesta del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que es, según la Cámara de Comercio de Bogotá (consultado en 2023):
Un instrumento técnico y normativo para ordenar el territorio municipal o distrital. La Ley 388 de 1997 lo define como el conjunto de objetivos, directrices, políticas, estrategias, metas, programas, actuaciones y normas adoptadas para orientar y administrar el desarrollo físico del territorio y la utilización del suelo.
Sin embargo, desde la Alcaldía Mayor de Bogotá, se dispone del territorio con poca participación que incluya a la ciudadanía. Por último, se encontró el individualismo como un factor que influye en el casi nulo interés por preservar lo ambiental que rodea el barrio.
En el siguiente gráfico (Figura 4) se encuentran los códigos que permitieron llegar al análisis.

Fuente: Elaboración propia (2023). Red de códigos generada con ATLAS.ti
Figura 4 Red de códigos de entrevistas: Factores
Ahora bien, la sistematización de las acciones que responden al conflicto socioambiental está encaminada hacia el fortalecimiento de la red de huertas dentro de Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo. La pedagogía ha sido una herramienta utilizada por los colectivos para mantener activas las huertas comunitarias dentro del barrio. Desde la enseñanza a la comunidad acerca del uso de las semillas nativas sobre el de las transgénicas, se busca apoyar al agro nacional y a las iniciativas sobre el consumo de alimentos orgánicos que permitan pensar en la soberanía alimentaria. Por otro lado, también se motiva a los habitantes del barrio a la conciencia sobre el buen manejo de las basuras, por medio de la separación y clasificación de estas para su reciclaje. Los colectivos del barrio están activos en cuanto a promover el cuidado del humedal Tibabuyes, ya que este es vecino del sector y en él se encuentra parte importante de la biodiversidad de Bogotá. A través de caminatas de reconocimiento, los colectivos luchan por la preservación del cuerpo de agua más grande de la ciudad. También, los colectivos han dado una lucha política a través de acciones populares. La Alcaldía Mayor de Bogotá, en la administración de Enrique Peñalosa en 2016 al 2019, en el decreto 565 del 2017, amplió el alcance del concepto de recreación pasiva y el uso de humedales y permitió la construcción de ciclorrutas y senderos (Rodríguez, 2021). A pesar del alcance que se le ha dado al decreto, los colectivos en su lucha política buscan que el humedal sea reconocido como un sujeto de derechos que no debe ser intervenido y debe protegerse su diversidad integralmente. En el siguiente gráfico (Figura 5) se encuentran los códigos que permitieron llegar al análisis.

Fuente: Elaboración propia (2023). Red de códigos generada con ATLAS.ti
Figura 5 Red de códigos de entrevistas: Acciones
En lo que respecta a los alcances de las acciones descritas anteriormente, se halló que las acciones colectivas en torno a lo ambiental están fortaleciendo el tejido social del barrio. A través del trabajo comunitario, que involucra a niños, jóvenes y adultos mayores, los colectivos han empoderado a los habitantes de Ciudadela Colsubsidio- El Cortijo, teniendo como base el respeto por las diferencias en cómo se percibe el vivir en comunidad, concediendo importancia a la biodiversidad que es cercana al sector. Esto ha generado una conciencia en los vecinos en cuanto a la recuperación y el cuidado de lo ambiental. Por medio de la red de huertas, con al menos tres de ellas activas, se ha consolidado el ecobarrio en El Cortijo, siendo este el segundo ecobarrio institucionalizado en la ciudad. Además, la participación de varios habitantes ha permitido una mayor comunicación con las instituciones públicas como la Alcaldía Local de Engativá y secretaria de Hábitat, lo que ha hecho que la comunidad sea protagonista al momento de generar ideas sobre cómo se quiere realmente vivir en Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo. Por lo tanto, cada acción alcanzada está llevando a fortalecer los procesos que ya existen en el barrio y permite afrontar los retos desde la juntanza de la comunidad. En el siguiente gráfico (Figura 6), se puede observar los códigos que fueron usados para el análisis.

Fuente: Elaboración propia (2023). Red de códigos generada con ATLAS.ti
Figura 6 Red de códigos de entrevistas: Alcances
En resumen, esta investigación concluye que las acciones de los habitantes del barrio Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo en respuesta al conflicto socioambiental se centran en la creación de la red de huertas, la conciencia sobre el reciclaje, el cuidado del humedal Tibabuyes y la participación comunitaria. Estas acciones se han traducido en alcances como el fortalecimiento del tejido social, lo que ha empoderado a los colectivos que luchan por la recuperación y cuidado ambiental, y han promovido una mayor comunicación con las instituciones públicas. En general, estas acciones están contribuyendo a enfrentar los desafíos en cuanto al uso y disposición del territorio y fortalecer los procesos existentes en el barrio.
Discusión
Bogotá, está siendo pensada como una ciudad que debe estar a la altura de los estándares de ciudades globales. Cada día son más evidentes las dinámicas de estas ciudades que someten a los sujetos al individualismo y al consumismo. Esto conlleva que se rompan los tejidos sociales y se exploten los recursos naturales, lo que converge en las relaciones entre los habitantes y la naturaleza. Por lo tanto, con los recientes discursos ambientales de activistas como Greta Thunberg, en el que hacen un llamado a la acción inmediata y que exista una mayor solidaridad para luchar contra los impactos que el cambio climático tiene sobre la movilidad humana (OIM, 2023), se incentiva a la sociedad a tener conciencia sobre el cuidado de sus entornos. Así se motiva a las comunidades a que generen iniciativas autosostenibles y soluciones que respondan a la disposición del territorio.
Ciudadela Colsubsidio- El Cortijo, ha generado una respuesta al conflicto socioambiental en cuanto a la disputa del territorio entre la comunidad y el Estado. Desde una dinámica de la red de huertas que se ha consolidado en el barrio, se han acercado los habitantes del sector con herramientas pedagógicas con las cuales se ha llegado a comprender el derecho de hacer ciudad y de apropiarse del territorio. De acuerdo con Lefebvre (2009), el espacio es político. En él converge, no solo la producción estatal y sus formas de disponer el espacio, sino también el tipo de producción y organización del espacio que necesita la ciudadanía.
En concordancia a lo anterior, se puede hablar sobre el derecho a la ciudad por el cual luchan los colectivos en Ciudadela Colsubsidio- El Cortijo. Según Lefebvre (1969), el derecho a la ciudad significa una verdadera revolución que genera un nuevo humanismo, donde los ciudadanos son para y por quien la ciudad y su propia vida en ella se tornan obra, apropiación y uso. Bajo la misma idea, David Harvey (consultado en 2023), hace eco a que el derecho a la ciudad es mucho más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos es el derecho a cambiarnos a nosotros mismos
cambiando la ciudad. La ciudad es un derecho común por encima de un derecho individual. Tal como lo pensaban Lefebvre y Harvey, los participantes de la huerta la Resiliencia, se están repensando la manera en que habitan el espacio del barrio en función del derecho a la ciudad. En comunicación personal con Jan y Fernando, integrantes de la huerta, la sociedad no puede avanzar si no existe una reivindicación de sus derechos. Por eso la huerta es un espacio político. Además, se está exigiendo una justicia ecológica y social, ya que tenemos derecho a la relación con la naturaleza (Jan y Fernando, comunicación personal, 22 de mayo de 2022).
Por medio de las acciones colectivas, los habitantes de Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo han logrado construir un tejido social que se refleja en la participación continua respecto al desarrollo y la articulación de prácticas políticas insurgentes que están yendo desde el espacio personal y comunitario a la participación de las instituciones del Estado (Molano, 2016). De acuerdo con Melucci (1999), existe necesidad para llevar a cabo en conjunto con otros individuos, la organización de una acción colectiva que tiene un propósito en común. En el caso del barrio y su ya mencionada creación de red de huertas, se sensibiliza a los habitantes del sector a apropiarse de su territorio, repensando la dinámica de la ciudad moderna y exigiendo la justicia ecológica y social.
Al comprender el alcance de las acciones colectivas en Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo, permite reflexionar sobre la apropiación del espacio público. Tal como se discutió en el grupo focal que fue realizado en el marco de la investigación, la huerta La Resiliencia abandera un proceso de resistencia, pues se dice cotidianamente que el espacio público no puede ser habitado. Sin embargo, la red de huertas ha ido ganando la lucha en la apropiación progresiva del espacio. Los espacios son realmente públicos cuando se promueven los bienes comunes (Fernando, comunicación personal, 22 de mayo de 2022). El hecho de habitar el territorio con las huertas en el barrio es un significado de contra orden y de contra hegemonía. Esto implica otras conciencias y capacidades de actuar y agenciar cambios en los territorios, desde lógicas de participación social, que impliquen acciones de cooperación, solidaridad y unión (Saquet, 2015). El territorio, a pesar de ser un espacio comunitario, también desarrolla aspectos relacionados con la identidad, con la permanencia, la seguridad y la satisfacción de vivir en un lugar (Reyes, 2014). Las experiencias de los integrantes de la huerta La Resiliencia reafirman cómo el habitar el territorio por medio de la participación en espacios comunitarios, generan satisfacción por vivir en Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo. La huerta siempre ha sido un medio para abrazarse. Hay lazos muy familiares, hay una comunidad que lo acoge. Es un espacio de sanación, de conectarse otra vez con la tierra (Jan, comunicación personal, 06 de marzo de 2022).
Con base en lo anterior, el hecho de comprender cómo se habita el territorio, permite entender también dinámicas de resistencia que pueden ser resaltadas en las acciones de los habitantes del barrio. Con herramientas pedagógicas, los integrantes de la red de huertas buscan hacer un proceso con los habitantes del barrio para aprender y desaprender lo que refiere a la responsabilidad de cómo vivir en el territorio. Esto se hace por medio del establecimiento del ecobarrio, que no son solo las huertas, sino también el barrio en su totalidad. (Jan, comunicación personal, 06 de marzo de 2022). Por esto se puede retomar la idea de Giroux (1983) en lo que se relaciona a las resistencias. Estas son conductas que se oponen a frente a las estrategias externas u obligaciones cotidianas. También surgen del interés emancipatorio y tienen por objeto desarticular las formas de dominación explícita o implícita del sistema social.
En resumen, Ciudadela Colsubsidio-El Cortijo ejemplifica la resistencia social y la lucha por el derecho a la ciudad. A través de iniciativas como la red de huertas, los habitantes se apropian del territorio, generan conciencia sobre el cuidado del entorno y demandan justicia ecológica y social. Estas acciones colectivas desafían las dinámicas de individualismo y consumismo, promoviendo una ciudad más sostenible y fomentando la participación ciudadana en la configuración del espacio urbano















