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Revista Lasallista de Investigación

Print version ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.8 no.1 Caldas Jan./June 2011

 

Ensayo /Essay / Teste


Los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) de las naciones unidas: ¿en dónde estamos y para dónde vamos?.
Fuente de inspiración para priorizar las labores desde la academia

UN's Development Millennium goals (DMG): ¿where are we and we are we going to?.
A source of inspiration to establish priorities in the acacedemy

Os objetivos de desenvolvimento do milênio (ODM) das nações unidas: ¿em onde estamos e para onde vamos?.
Fonte de inspiração para priorizar as labores desde a acadêmia

Luis Carlos Villamil Jiménez. PhD*, Jaime Ricardo Romero Prada. phD**


* Profesor Asociado, Decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad de la Salle, Bogotá
** Profesor Asociado, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad de la Salle, Bogotá

Correspondencia: Luis Carlos Villamil Jiménez e-mail: lvillamil@lasalle.edu.co

Artículo recibido: 15/12/2010; Artículo aprobado: 25/04/2011



Resumen

La Declaración de los Objetivos del Desarrollo del Milenio en el año 2000 y su implementación durante 10 años ha mejorado la vida de cientos de miles de personas en el planeta. El artículo discute los ocho objetivos del milenio, su estado de avance, las acciones desde el mundo rural y las potencialidades para la academia.

Palabras clave: ODM, desarrollo, mundo rural.


Abstract

The declaration of the Millennium Goals in 2000 and the implementation during 10 years have improved the lives of hundreds of thousands on Earth. This article discusses the eight millennium goals, their advances, actions from the rural world and their potential for the academy.

Key words: DMG, university, rural world.


Resumo

A Declaração dos Objetivos do Desenvolvimento do Milênio no ano 2000 e sua implementação durante 10 anos melhorou a vida de centos de milhares de pessoas no planeta. O artigo discute os oito objetivos do milênio, seu estado de avanço, as ações desde o mundo rural e as potencialidades para a academia.

Palavras Importantes: ODM, Universidade, Desenvolvimento, Mundo rural.


Introducción

En septiembre del año 2000, la 55th sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas puntualizó que no se escatimarían esfuerzos para luchar contra la extrema pobreza, la cual afecta de manera inhumana a más de un billón de personas. En la misma sesión, las Naciones Unidas establecieron la disposición global para dirigir la cooperación internacional hacia la reducción, de manera coordinada y decidida, de la extrema pobreza. En consecuencia, las Naciones Unidas promulgaron los ocho objetivos de desarrollo del milenio, señalando también metas concretas para el año 20151.

Los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) han constituido puntales inspiradores para acciones específicas entre las organizaciones que hacen parte del sistema de las Naciones Unidas, los gobiernos de algunos países de manera individual y otras organizaciones privadas que los han adoptado como propios. En particular, la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de La Salle, en su plan de desarrollo, los ha acogido como punto de reflexión2. Igualmente, el Proyecto Alfa III de la Unión Europea que se titula "Contribuyendo a los objetivos de desarrollo del milenio a través del concepto de una salud" pretende repensar la educación en Salud Pública Veterinaria inspirada por tales lineamientos de las Naciones Unidas. Dicho proyecto es ejecutado entre cinco universidades de Europa y once de América Latina; la Universidad de La Salle, sede Bogotá, es la coordinadora académica del proyecto (2009-2012)3.

En el presente documento se ofrece una síntesis sobre las experiencias y reflexiones de los autores como un paso adelante teniendo en cuenta los documentos que se han publicado recientemente4,5 y que se espera sirvan para la reflexión y como punto de discusión en el contexto de las profesiones relacionadas con el sector agropecuario colombiano.

Los objetivos de desarrollo del milenio

El compromiso mundial alrededor de erradicar y/o disminuir la extrema pobreza demanda una actitud de cooperación internacional y, en el ámbito local, entre sector público y privado. La operatividad de las acciones interdisciplinares plantea reflexiones y debe generar acciones solidarias desde las profesiones y las disciplinas, en especial las del sector agropecuario, las ciencias sociales y las del sector salud.

Esta iniciativa mundial comprende ocho metas, de las cuales, siete se fortalecen mutuamente y están orientadas a reducir la pobreza en todas sus formas mientras que la última se concentra en el establecimiento de acuerdos y compromisos entre diversos actores, de forma que ello pueda dar lugar al logro de las siete primeras: erradicar la pobreza y el hambre, la educación primaria universal, la igualdad entre los géneros, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH SIDA, la malaria y otras enfermedades, el aseguramiento de la sostenibilidad ambiental y el fomento del trabajo cooperativo hacia el desarrollo6.

En ese sentido, los ocho objetivos representan necesidades básicas del ser humano y derechos fundamentales que, dentro de un concepto de bienestar y humanidad, ningún poblador del planeta debería tenerlos insatisfechos o sin garantía. Cada individuo del mundo debe poder estar libre de la extrema pobreza y el hambre, contar con educación de calidad que le permita acceder libremente a oportunidades, contar con empleo productivo y de calidad, gozar de salud y abrigo, que todas las mujeres puedan dar a luz sin que sus vidas corran riesgo, y que vivamos todos en un mundo en el cual los hombres y las mujeres tengamos oportunidades equitativas y que nuestras actividades prioritariamente estén orientadas a la sostenibilidad ambiental para garantizar calidad de vida para las generaciones presentes y futuras. La operatividad para que ello suceda depende del liderazgo y el trabajo colaborativo en búsqueda del desarrollo7,8.

Diez años después del lanzamiento de la iniciativa, cientos de miles de personas han mejorado su calidad de vida. La experiencia ha mostrado que los indicadores pueden mejorar, en particular cuando en el nivel nacional y local se adoptan políticas y accio nes, y estas son acompañadas y apoyadas por la comunidad internacional.

La evaluación realizada en grupo que incluyó delegados de las diferentes agencias del sistema de Naciones Unidas, expertos y otros vinculados a las acciones alrededor de los ODM indicaba que los objetivos eran alcanzables, sin embargo, los avances son demasiado lentos y algunos de dichos avances que se lograron con mucho esfuerzo fueron erosionados por las crisis climática, alimentaria y económica.

Como se presentó en la introducción, con el ánimo de motivar la reflexión y estimular la toma de decisiones y formulación de acciones, a continuación se hace una síntesis crítica acerca de los objetivos del milenio, tomando como base lo presentado por Naciones Unidos en diversos documentos y las reflexiones que para el contexto agropecuario han realizado los autores9.

1. Erradicar la extrema pobreza y el hambre

La relación entre pobreza y hambre es ampliamente conocida y quizá la erradicación de la extrema pobreza constituye el objetivo fundamental que originó el movimiento que permitió cristalizar la declaración mundial.

La meta para los quince años consiste en reducir a la mitad la proporción de personas que en el mundo subsisten con menos de US$1.25 dólares al día. En los primeros cinco años el avance fue significativo, se redujo de 1.8 billones de personas en 1999 a 1.4 billones de personas en 2005; y la tasa de pobreza bajó de 46% a 27% en países en desarrollo10.

De manera general, a pesar de estos avances significativos globales, aún persisten diferencias notorias entre regiones y se destaca cómo la crisis económica mundial hizo más lento el proceso, y mientras la estrategia lograba la superación de la línea de pobreza, la crisis incorporaba nuevas personas a este crítico grupo. El Banco Mundial estima que la crisis económica sumó más de 100 millones de personas en extrema pobreza entre 2009 y 201011.

En cuanto a la desnutrición y el hambre, aunque entre el año 2000 y el 2005 se había reducido la proporción, manteniéndose casi constante el valor absoluto de aproximadamente 800 millones de personas desnutridas, entre 2005 y 2007 la participación porcentual creció y el valor absoluto se aumentó hacia los 830 millones; para el 2010 se promulgó que se alcanzó la tenebrosa cifra del billón de personas. Es este uno de los indicadores más golpeados por la combinación de la crisis alimentaria y la crisis económica mundial de los años recientes12.

De manera específica para el contexto latinoamericano las cifras siguen siendo preocupantes13-16.

  • 560 millones de personas viven en América Latina.

  • 124 millones de personas en áreas rurales (22%) producen los alimentos para el 78% de la población.

  • Aproximadamente el 11% sobreviven por debajo de la línea internacional de pobreza (menos de US$ 1 dólar al día) para inicios del 2000 y se ha reducido al 8% para el año 2005.

  • Más de 210 millones de personas viven en condiciones de pobreza en la América Latina: US$2 al día.

  • La población rural es la que presenta mayor tasa de pobreza y menor expectativa de vida al nacer.

  • Gran parte de la población de la región de las Américas, no tiene acceso a los servicios de salud.

Los programas de lucha contra la pobreza y la desnutrición persisten como parte de las políticas en los países latinoamericanos. Con mayor o menor proporción, casi todos tienden a la búsqueda de la seguridad alimentaria y algunos tienden hacia la soberanía o independencia alimentaria.

La independencia alimentaria se refiere a la capacidad de un país de conceder seguridad alimentaria a sus pobladores de manera independiente y confiable, privilegiando los alimentos más estratégicos en la pirámide nutricional. La seguridad alimentaria involucra simultáneamente el concepto de producción de alimentos de calidad e inocuos, y la garantía de acceso a los mismos. Esto último incluye sistemas eficientes y seguros de transporte, comercialización, transformación y distribución oportunos y accesibles (vía ingreso), para todos los consumidores.

Con respecto a la pobreza en el sector rural, la discusión alrededor de la conceptualización de pobreza trasciende al mero ingreso monetario, pasando por aspectos de necesidades insatisfechas, líneas de pobreza, ingreso diario, hasta otros más complejos que involucran libertad a elegir su destino, oportunidades presentes y futuras, paz y justicia, entre otras.

Desde la visión pecuaria, es importante señalar que desde inicio del siglo, se ha privilegiado el papel de la producción pecuaria en la lucha contra la pobreza. Así es como el IFPRI (International Food Policy Research Institute), en el marco de lo que se ha denominado "Livestock Revolution", destacó el carácter estratégico del sector pecuario en la erradicación de pobreza en el mundo rural17. Lo anterior se refiere a sistemas de producción mixtos (agrícola y pecuario), enmarcados en la participación de un mercado creciente de la proteína de origen animal, dentro del cual los países en desarrollo son protagonistas.

La producción agropecuaria como fuente de ingreso para los pobladores del mundo rural es determinante en la lucha contra la pobreza. El efecto positivo que puede generar en este primer objetivo no se logrará de manera espontánea; deben existir políticas explícitas y que de manera deliberada estén orientadas para ello.

Se debe tener en cuenta que la pobreza es una consecuencia que tiene orígenes multifactoriales, donde uno de los problemas mayores es la ausencia de oportunidades y la carencia de un contexto que facilite el desarrollo humano integral y sustentable. En particular, en el mundo rural, la redistribución de tierras y la producción agropecuaria bien orientada constituyen catalizadores críticos para generar de oportunidades y atacar el desempleo, la pobreza y el hambre.

En ese sentido, las políticas bien diseñadas e implementadas son estratégicas para ese fin. No obstante, dichas políticas tienden a ser débiles para alcanzar a satisfacer la demanda y las necesidades de grupos sociales desvinculados a las mismas, ya sea por su escala productiva, su capacidad económica o su ubicación geográfica; una amplia proporción de la población campesina no recibe el beneficio de las políticas públicas en la misma medida que los grandes productores. Dicha población debe recibir atención y apoyo.

En este contexto, las orientaciones de la FAO18 se concentran en la lucha contra la pobreza y el hambre a través de un doble enfoque: el incremento de la productividad agrícola y la promoción de mejores prácticas de nutrición en todos los estratos, mediante la promoción de programas que den un acceso directo e inmediato a los alimentos para las personas más necesitadas. Se deben cubrir todas las dimensiones de la seguridad alimentaria: disponibilidad, acceso, estabilidad y utilización de alimentos inocuos y nutritivos.

2. Educación primaria universal

La meta es que todos los niños y niñas del mundo en igualdad de condiciones completen la educación primaria. Lo anterior será un paso importante para la erradicación de la pobreza en las generaciones futuras. Críticamente, los pobres requieren la mejor educación, para poder compensar los problemas que enfrentan y dar el salto cuantitativo y cualitativo hacia un mundo con oportunidades.

El acceso a la educación primaria se ha incrementado en los últimos años. Entre el año 2000 y el 2008, de manera global, se pasó de 82% a 89% en países en desarrollo. Dramáticamente las regiones que aportan con la mayor proporción de los niños fuera de las escuelas son el África Sub-sahariana (46%) y el Sur de Asia (27%).

La situación es compleja en el mundo rural. La salud, la desnutrición, la falta de recursos y oportunidades hace que las familias no manden sus niños a la escuela y que prefieran que participen con trabajo en la producción familiar. Según las Naciones Unidas19 mientras que la proporción de los niños fuera de la escuela en la zona urbana está alrededor del 15%, en el mundo rural está casi en el 30%.

La falta de educación se traducirá en menos oportunidades y en profundización de la pobreza y la inequidad. Además de las políticas públicas que de manera deliberada ataquen el problema de escolaridad, los profesionales del sector agropecuario y las universidades deberán coadyuvar generando oportunidades que se traduzcan en generación de ingresos, reconversión de sistemas productivos, seguridad alimentaria y salud pública.

Complementariamente, la construcción de vínculos de comunicación con los programas de educación primaria en el sector rural desde la perspectiva de "las escuelas saludables" puede tener un efecto directo sobre la producción y el acceso a los alimentos inocuos de alto valor nutricional.

Los profesionales relacionados con el sector agropecuario tendrán un rol protagónico, no únicamente desde la transferencia de tecnología sino desde la formulación de políticas de desarrollo y la participación en cargos de dirección del gobierno local.

3. Promover la equidad de género y el "empoderamiento" de la mujer

Este objetivo está íntimamente relacionado con el anterior, postulando cómo la equidad de género en el acceso de la educación primaria y secundaria aportará oportunidades más igualitarias y capacidad de decisión en las mujeres. Aunque se ha ganado terreno en la proporción por género en el enrolamiento en la educación primaria y secundaria, esta continúa siendo baja en algunas regiones. Sin lugar a dudas, la pobreza es la mayor barrera para incrementar equidad en la proporción de personas fuera del sistema educativo. Mientras que para la educación primaria la proporción de mujeres a hombres en los estratos ricos es de 10 a 9, en los pobres es de 30 a 25; y para la educación secundaria en los más ricos es de 24 a 19, para los pobres es de 50 a 37, respectivamente20.

En términos de empleo, las mujeres tienen mayor protagonismo en los empleos más vulnerables; la inequidad de género es abrumadora. La proporción de mujeres a hombres en empleo por su propia cuenta para países en desarrollo en 2009 fue de 65 a 57. Solamente el 37% de los empleos de mayor rango fueron ocupados por mujeres21.

La representatividad política y el nivel de influencia de la mujer han crecido, pero aún permanece desproporcionada. En países en desarrollo el porcentaje de mujeres en el parlamento pasó del 11% al 18% entre el 2000 y 2010. Pero aquí el agregado mundial es también inequitativo, contando que en la actualidad solamente el 19% de las sillas parlamentaria mundiales son ocupadas por mujeres22.

El camino por recorrer en este objetivo es grande. Se debe destacar que la educación debe proveer oportunidades laborales y de desarrollo profesional, pero especialmente la equidad de género debería traducirse en la oportunidad de alcanzar la satisfacción y la felicidad al igual que la capacidad de escoger lo que se quiere para el futuro. En la mayor parte del planeta, las mujeres son discriminadas y no pueden escoger y decidir por sí mismas.

En la medida que las mujeres tengan más oportunidades, el mundo será mejor para todos. En el mundo rural, el papel de la mujer es creciente y estratégico. En sistemas campesinos de producción mixta (agrícola-pecuaria), la mujer rural frecuentemente se encarga de manejar con eficiencia las especies pecuarias menores tales como aves, cerdos y pequeños rumiantes, las cuales además de proveer alimentos sirven de fuente de ingreso para emergencias familiares y gastos como colegio de los niños. El apoyo al fortalecimiento de sistemas productivos más eficientes y vinculados al mercado con dichas especies es prioritario para impulsar la equidad de género.

La gestión del desarrollo rural regional con la participación de la mujer es de relevancia; en este sentido, el papel de la Universidad desde todas sus dependencias es importante, incentivando los programas micro-empresariales con mujeres cabeza de hogar, aprovechando sus habilidades para organizar y liderar empresas intensivas en trabajo. Se pueden destacar fuentes de ingresos rurales con actividades tales como el turismo, las artesanías, y otras actividades complementarias a la producción agropecuaria primaria convencional.

Se debe señalar también el incremento en la participación porcentual de la mujer en la vida universitaria, y su reconocido papel en la investigación científica agropecuaria. En los países donde la agricultura sigue utilizando gran intensidad de mano de obra, el trabajo de la mujer está relacionado con una alta proporción de la mano de obra incorporada a la producción y comercialización de los alimentos. Ayudar a eliminar las políticas discriminatorias contra las mujeres, mejorar el acceso de éstas a la tierra, los insumos agrícolas, los servicios financieros y los conocimientos, favorece la autonomía de las mujeres, la equidad y una vida mejor para sus familias.

4. Reducción de la mortalidad infantil

Reducir a dos terceras partes la mortalidad infantil en el grupo de menores de cinco años es la gran meta de este objetivo. Cuando muere un adulto mayor muere la experiencia, pero cuando muere un niño muere el futuro.

El progreso ha sido destacable: para países en desarrollo la tasa de mortalidad de menores de cinco años por cada mil nacimientos bajó de 100 a 72 entre los años 1990 y 2008. Sin embargo, la diferencia con países desarrollados es muy grande, pues dicha tasa para ellos es de 6. El camino por recorrer es aún muy largo, pero los problemas más profundos se enfrentan en África sub-sahariana y el sur de Asia24.

Según las Naciones Unidas25, fortalecer las estrategias de lucha contra la neumonía y la diarrea, al igual que el mejoramiento de la nutrición, son prioritarios. El 43% de las muertes de los menores de cinco años se generan por cuatro enfermedades: neumonía, diarrea, sida y malaria.

El círculo nutrición y alimentación segura es crítico para contribuir en la reducción de la mortalidad infantil. Los niños son los más susceptibles a los problemas de salud pública, generalmente los más expuestos sobre todo en los sectores menos favorecidos y en el sector rural26.

Las acciones que desde el sector agropecuario se implementen en interacción con otras instituciones y sectores para el mejoramiento de las actividades de salud pública serán críticas como contribución a este objetivo. En los programas de desarrollo rural, la interacción de los sectores agricultura y salud es determinante (zoonosis alimentarias, zoonosis parasitarias, programas integrales de prevención de enfermedades, programas de educación para la salud, nutrición, saneamiento básico, disponibilidad de agua potable). Se estima que en el mundo, cerca de cinco millones de muertes de niños al año pueden atribuirse al hambre y la malnutrición27. Los programas para mejorar la seguridad alimentaria y la información sobre nutrición en los hogares incrementan las oportunidades de los niños de llegar a la edad adulta.

En algunas zonas del mundo rural, los maestros y los profesionales agropecuarios son los únicos que con formación universitaria tienen acceso a las áreas lejanas y deprimidas; a dichas áreas puede llegar la Universidad, con programas de acompañamiento de educación continua para los profesionales del sector rural.

5. Mejoramiento de la salud de las madres

La reducción al 75% de la mortalidad materna y el acceso a salud reproductiva son las dos grandes metas en este objetivo. Es lamentable tener que afirmar que la mayoría de las muertes maternas habrían podido ser evitadas y que uno de los mayores riesgos para la mortalidad materna es el parto. Mientras que cerca del 100% de los partos en países desarrollados son atendidos por personas entrenadas, en países en desarrollo esto corresponde solamente al 63% de manera global y existen grandes diferencias entre regiones y países. Se destaca cómo Latinoamérica y el Caribe están muy adelante, comparativamente con los otros países en desarrollo; para el año 2008 este indicador alcanzó el 86%. Sin embargo, de manera general, en lo que se ha ganado terreno es en tener al menos una atención durante la fase de preñez que en países en desarrollo pasó del 64% al 80% entre 1990 y 200828.

De otro lado, los análisis del grupo conformado por las diferentes agencias de las Naciones Unidas29 señalaron la alta proporción de adolescentes en gestación y cómo la pobreza y falta de educación perpetúan tal situación en este grupo etario. Igualmente, el estudio presenta la desproporción en cuanto a la salud reproductiva y la planificación familiar, asociada al nivel de desarrollo, a la ausencia de políticas y de financiamiento eficaces.

En el mundo rural la situación en este objetivo, tal cual en otros casos, es más crítica: solamente una de cada tres mujeres del mundo rural recibe los cuidados necesarios durante la preñez; persisten las diferencias entre el mundo rural y el espacio urbano.

En coherencia con lo discutido en párrafos anteriores en la interacción de la cadena productiva, la seguridad alimentaria, las oportunidades y generación de ingreso, la solución a los problemas de salud pública, son elementos coincidentes donde desde la extensión y la educación, la universidad puede contribuir con este objetivo.

El acceso a los servicios de salud, a los alimentos inocuos, la prevención de las zoonosis y las enfermedades transmitidas por los alimentos y el saneamiento ambiental tienen relación con la salud de la mujer30,31. Los profesionales del agro deben contribuir desde sus respectivas disciplinas a este objetivo. Promover la conciencia sobre el papel de la nutrición entre las jóvenes, en especial en las zonas rurales, y la búsqueda de seguridad alimentaria en los hogares y la capacitación para el trabajo, son actividades que constituyen la contribución de la universidad con esta meta del milenio.

6. Combatir HIV/AIDS, malaria y otras enfermedades

La pobreza se correlaciona con la prevalencia e incidencia de HIV/AIDS, malaria y otras enfermedades tropicales. La tradicional tríada epidemiológica huésped, agente y ambiente, merece la atención en el combate de estas enfermedades, en particular, el ambiente, en el cual se encuentran elementos físico-bióticos que determinan la enfermedad, al igual que el entorno socio-económico que constituye el elemento que facilita la transmisión de las dolencias y dificulta la aplicación de medidas preventivas.

El HIV/AIDS ha disparado la reemergencia de enfermedades, relevando el impacto de las que han sido ignoradas. Muchas de ellas constituyen graves problemas de salud pública que son más agudos en el mundo rural.

De los 1.415 patógenos humanos, 61% son zoonosis. De los patógenos emergentes (enfermedades nuevas) 75% son de origen animal, es decir, zoonosis. Durante los últimos 35 años aparece en promedio una enfermedad nueva por año32,33.

Complementariamente, el fenómeno de calentamiento global puede ocasionar cambios en muchas de las enfermedades conocidas por efectos en la distribución de las mismas, sus agentes y vectores. La innovación y el esfuerzo conjunto de las instituciones de investigación y educación tienen en este campo mucho que ofrecer34.

Específicamente hablando de los logros alrededor de HIV/SIDA, es favorable afirmar que en la actualidad la expansión del problema se ha estabilizado en la mayoría de las regiones; de 3.5 millones de nuevos casos en 1996 (pico epidemiológico) en el 2008 se estiman 2.7 millones de nuevos casos. Igualmente, el número de muertes anuales ha descendido de 2.2 millones en el 2004 a dos millones en el 2008. Y aunque los enfermos de SIDA viven ahora más años, el HIV sigue siendo el agente infeccioso que mata más personas al año. Es lamentable afirmar que de los 33.4 millones de personas que tienen HIV 22.4 millones viven en el África Sub-sahariana. Se ha ganado terreno en el uso de condones entre la población a riesgo por transmisión sexual y en el acceso al tratamiento con antirretrovirales. En este punto, en países en desarrollo, el acceso al tratamiento entre portadores de HIV entre 2005 y 2008 pasó del 16% al 42%35.

Naciones Unidas36 ha señalado que las deficiencias de información para los jóvenes, la falta del "empoderamiento" de la mujer, la pobreza y el desequilibrio rural-urbano constituyen factores importantes desde la perspectiva de la expresión epidemiológica de la enfermedad.

Respecto a otras enfermedades, se señalan algunos esfuerzos para la prevención y el control en malaria y tuberculosis, pero se reconoce que los problemas de pobreza e inequidad constituyen factores que favorecen su diseminación.

Las enfermedades transmitidas por vectores se verán incrementadas por las tragedias ambientales, como las inundaciones recientemente ocurridas en Colombia, Brasil, Bolivia y otros países.

7. Aseguramiento de la sostenibilidad ambiental

La meta aquí consiste en la inclusión de los principios de desarrollo sostenible en las políticas nacionales y la generación de programas que recuperen y protejan los recursos naturales. En general se ha encontrado que aunque la tasa de deforestación ha decrecido, ésta es aún alarmante y que es urgente la inclusión de acciones decididas con respecto al cambio climático37.

Según el reporte de las Naciones Unidas, en la meta de conservación de biodiversidad no se ha avanzado. Al contrario, los hábitats de especies en peligro no han sido convenientemente protegidos, el número de especies que enfrentan la extinción crece cada día, especialmente en países en desarrollo.

En este objetivo el papel del mundo rural y las acciones que allí se ejecuten son críticos. El análisis y la proyección del mundo rural señalan objetivamente que sus funciones actuales son: ser garante de la seguridad e independencia alimentaria, reservorio de biodiversidad y amortiguador socio-político.

Las actividades agropecuarias y la influencia tecnológica que se ejerza desde los servicios ofrecidos por los profesionales agropecuarios pueden tener efectos positivos o negativos sobre el ambiente y la biodiversidad (diversidad genética, de especies y ecosistemas). La gestión tecnológica no compite con el ambiente, sino que, por el contrario, depende de él y trabaja en una relación simbiótica mediada por la gestión del conocimiento que se funda desde la academia.

Como se señaló anteriormente, el sector agropecuario es garante de la sostenibilidad ambiental de un país. En principio, los productores rurales gestionan recursos naturales en su proceso productivo, en ocasiones explotan en exceso los recursos de los cuales dependen sus propios medios de subsistencia. Sin embargo, la variedad de bienes y servicios que proporcionan los ecosistemas -agua limpia, suelos fértiles, paisajes llenos de vegetación, biodiversidad y fijación del carbono, entre otros, debe gestionarse en forma tal que sustente a la población y no sólo para satisfacer sus necesidades de alimentos, sino también otra serie de necesidades ambientales, sociales y económicas.

La ordenación integrada de la tierra, la pesca, los bosques y los recursos genéticos, a través de la agricultura de conservación, el manejo integrado de plagas, la conservación del agua y las prácticas de uso responsable del agua, así como de la protección de la biodiversidad, la promoción del desarrollo sostenible y a la atención de los entornos vulnerables, además de a la atención a las personas que viven en zonas marginales, con programas de apoyo a los medios de subsistencia basados en principios de gestión del ecosistema son prioritarias39.

La urbanización de la sociedad, la cercanía de los sistemas productivos a grandes concentraciones urbanas, y la agricultura urbana han creado una relación más cercana entre los sistemas productivos, con una interdependencia entre el campo y la ciudad.

El quehacer de las profesiones relacionadas con el sector agropecuario toca directamente la interacción con sistemas productivos basados esencialmente en la administración e intervención de los recursos naturales. Es así como en la formación de talento humano no solo en las ciencias agropecuarias sino en todas las áreas del conocimiento, la sostenibilidad ambiental debe permear las actividades y proyecciones de los docentes, los investigadores, los estudiantes y sus familias, visualizando siempre las grandes responsabilidades de la sociedad con los pobladores rurales, los consumidores y el ambiente.

8. Fomentar el trabajo cooperativo hacia el desarrollo

En acuerdo con lo señalado por Villamil y Romero40, desde las ciencias económicas, desarrollo significa bienestar; el bienestar no se puede entender únicamente a través del ingreso: el desarrollo debe colocar como epicentro al ser humano en todas sus dimensiones, y debe involucrar la visión de largo plazo (generaciones futuras). Implícitamente, las estrategias que busquen el bienestar integral del ser humano y consideren simultáneamente el corto, mediano y largo plazo deben incluir la dimensión ambiental como fuente de recursos, absorción de residuos y proveedor de bienestar general. Bienestar sin nutrición, paz, libertad y oportunidades no existe.

En un mundo interconectado, la sensibilidad social hacia los problemas del desarrollo desde los más acomodados (personas, países y regiones), hacia los menos favorecidos es creciente. La inequidad y los problemas sociales llegan a todos los sectores (migraciones, enfermedades, crisis económica, desequilibrios oferta-demanda de alimentos, tráfico de drogas, terrorismo, desastres naturales, entre otros) y trascienden directamente o por los medios de comunicación a todos los confines de la tierra.

Los problemas puntualizados en los ODM son complejos, y definitivamente no pueden ser resueltos de manera independiente por instituciones o sectores. Dichas situaciones claman por intervenciones interinstitucionales, multidisciplinares, multisectoriales y supranacionales.

El trabajo cooperativo hacia el desarrollo requiere interacción de profesiones y disciplinas; requiere interacción en el ámbito global, el regional, el nacional y en las regiones dentro de los países; requiere trabajo entre grupos; armonización y reconocimiento de intereses individuales hacia la priorización de objetivos e intereses comunes; trabajo conjunto entre organizaciones y financiadores.

Hay algunos avances en ese sentido, con los programas de cooperación del centro a la periferia y la interacción con instituciones de países desarrollados. Es destacable cómo, a pesar de la crisis económica, los flujos de fondos para promover el desarrollo y las acciones interinstitucionales se incrementan. Se reconoce el mejoramiento respecto al acceso de los productos de los países en desarrollo a los mercados y a los beneficios arancelarios de países desarrollados; el manejo de la deuda externa, el acceso a tecnologías de información y comunicación para países en desarrollo -especialmente telefonía celular-, entre otros41.

La institucionalidad universitaria debe ser parte activa de estas acciones cooperativas en la búsqueda del desarrollo. La participación de la universidad dentro de las acciones de investigación, docencia y extensión le generan una responsabilidad mayor, y es este espacio una invitación para adaptar las estructuras, como se hace en las universidades de los países desarrollados, para interactuar en labores de investigación conjunta, actividades de educación encaminadas al "capacity building", la consultoría y procesos directos de acción y promoción social con instituciones internacionales, en un enfoque multicéntrico que involucre varios países con problemáticas comunes o complementarias.

Comentarios finales

Es notable que luego de que las Naciones Unidas y los programas y proyectos del sistema de instituciones de Naciones Unidas y sus socios estratégicos iniciaron el trabajo conjunto hacia el logro de los ODM, la calidad de vida en el planeta ha mejorado. Lo anterior, a pesar del efecto de las guerras, los desastres naturales, la crisis climática, alimentaria y económica que han erosionado los logros alcanzados.

Reflexionar desde la academia en los ODM obliga a pensar globalmente sin perder la visión local y nacional. Como se ha señalado a lo largo de este documento, y aunque con el sesgo premeditado del sector agropecuario, los ODM ofrecen espacios para la universidad y para los profesionales del sector agropecuario, desde sus diferentes áreas del conocimiento.

Las alianzas estratégicas y el trabajo interinstitucional se deben incorporar y proyectar dentro de los objetivos, políticas y posicionamientos estratégicos institucionales de cada universidad. Los ODM se presentan como una gran oportunidad en la toma de decisiones, para contribuir a los ajustes y proyecciones de los programas académicos, los nuevos planteamientos en investigación y transferencia, y como una oportunidad para contribuir a la salud, al bienestar y a la paz.

Los problemas globales son responsabilidad de todos, y la conciencia de que los países en desarrollo somos más complejos constituye un reto para las universidades en cuanto a la formación de mejores profesionales, más innovadores, flexibles y comprometidos. La responsabilidad de la academia es evidente: debe adaptar sus estrategias docentes y didácticas, reorientar objetivamente los currículos e incrementar los esfuerzos investigativos locales teniendo en cuenta la cooperación intersectorial, la transdiciplinariedad de la ciencia y el humanismo, para generar conocimiento que utilicen los actores sociales, el Estado, y los gobiernos, para lograr así un efecto importante para la sociedad, mantener actualizada una visión integrada y real de lo rural, y contextualizar y planificar con responsabilidad y proyección social la academia, la ciencia y la tecnología.


Referencias

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