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Revista Lasallista de Investigación

versão impressa ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.11 no.1 Caldas jan./jun. 2014

 

 

Editorial

Los problemas bioéticos que el progreso de la tecnociencia nos va imponiendo día a día parecen, a primera vista, como problemas nuevos, ligados solamente al presente y proyectados hacia el futuro; parecen la esencia misma de la Modernidad, y es precisamente ese ser tan inéditos lo que hace tan difícil encontrarles una solución justa y equilibrada.

Pero la verdad sea dicha, no son problemas tan nuevos, tienen profundas raíces en el pasado más o menos reciente. Descubrir cómo han sido afrontadas en otros tiempos aquellas situaciones no tan distintas de las actuales, o preguntarnos cuándo y cómo se proyectan los problemas que hoy aparecen por primera vez, nos ayuda a entender cómo estamos cambiando, a qué presiones se ve afrontada nuestra facultad de decisión moral y, sobre todo, en cuál dirección actúan sobre nosotros las presiones mediáticas y culturales.

Porque, siendo realistas, al afrontar nuevas cuestiones bioéticas siempre llevamos en la espalda el fardo del pasado que influencia insistentemente nuestras decisiones.

Esta mirada de los problemas bioéticos nos pone frente a un efecto que se repite; ese efecto que Jacques Ellul llamará la "flojera moral", es decir, la tendencia típica de una sociedad tecnológica a aceptar en forma acrítica las innovaciones técnicas, aunque en el momento en que aparecieron fueran objeto de la condena general. Después de un tiempo, cinco a diez años, lo novedoso termina siendo inevitable, y el deseo de ser "modernos" se impone y los hace aceptables, aunque las reservas que se tenían desde el principio no hayan desaparecido.

Es el peligro de aceptar lo que en otros lugares se ha aceptado, aunque las reservas se mantengan. Es el peligro o tendencia de hacer de la ciencia una ideología y de confiar a la técnica la competencia de crear nuevos valores, una nueva ética del comportamiento: "Una proposición moral será considerada válida por un determinado periodo solo si se hace conforme al sistema técnico, si concuerda con él"1.

Una mirada histórica sobre las cuestiones bioéticas parece confirmar también otra afirmación de Ellul: la técnica, precisamente cuando parece que actúa para solucionar los problemas, en realidad nos crea problemas nuevos y, ante esto, "se necesita siempre más técnica para resolverlos"2. Dos ejemplos: el uso de las técnicas de reanimación que han creado más enfermos en estado de coma vegetativo, el uso masivo de contraceptivos químicos que ha agravado el problema de una esterilidad difusa (es más fácil no tener un hijo que concebirlo en el momento deseado).

La historia nos permite también conocer y tratar de comprender el momento en el cual nacen nuevos términos lingüísticos que se convierten en uso común y terminan produciendo importantes cambios culturales. Por ejemplo, el concepto de "sistema inmunitario" que, como escribe Ivan Illich3, no existía antes de 1972 y después de estos años se ha convertido en una de las categorías más utilizadas para definir la salud de un ser humano, quien pierde cualquier relación con su cuerpo y con su sufrimiento para convertirse en una entidad abstracta, mensurable y curable a través de protocolos verificables mediante la estadística.

Illich, como Foucault4, nos pone en guardia ante la transformación de los seres humanos en entidades abstractas y económicamente gestionables, como el "capital humano" de la memoria marxista. Hoy en día al ser humano se le induce a rechazar su propia condición, a perder "el arte de sufrir y de morir"5.

El punto de partida fundamental para cualquier análisis histórico de las cuestiones bioéticas es el concepto de "naturaleza", al cual se le pueden atribuir muchos y distintos significados, y en cada cultura y en cada momento histórico ha habido un significado que se ha impuesto sobre otros.

Para nuestros contemporáneos, naturaleza reviste un sentido materialista y el ser humano es considerado tanto más autónomo cuanto más se contraponga a la naturaleza así entendida. En ética se ha desarrollado una tendencia que busca distinguir entre naturaleza y persona, a las cuales se les ve como contrapuestas; tanto así que la persona será libre y responsable solo si se desvincula de la servidumbre de la naturaleza. Esta oposición entre persona, libertad y espíritu, de una parte, y naturaleza, de la otra, conduce al desprecio de esta última, aun cuando por naturaleza se entienda al cuerpo humano. Consecuentemente el ser humano es tentado a ver su propio cuerpo como una "cosa", una parte junto a otros cuerpos presentes en la naturaleza. El concepto contemporáneo de identidad está cada vez menos ligado a la corporeidad y más vinculado a la actividad cerebral y a su producción de conocimiento: en otras palabras, la persona es el cerebro.

De esta concepción deriva la tendencia a construir la experiencia a partir del sujeto en vez de construirla desde la realidad. Hoy para los individuos solo es seguro aquello que personalmente prueban, viven, experimentan y transforman en ideas, conceptos, exigencias, mientras falta la experiencia originaria de la realidad. Y el cuerpo es la realidad, es epifanía de la persona.

Una mirada histórica y reflexiva sobre estas cuestiones bioéticas más relevantes, tanto en lo conceptual como en lo clínico y en lo experimental, nos permite la posibilidad de entender el momento de esta fractura entre el sentido común de la persona y el cuerpo, fractura que solo nos conduce a decisiones cada vez más deshumanizantes.

La lectura de los artículos aquí presentes seguramente contribuirá a construir un nuevo conocimiento de las cuestiones bioéticas, a hacerlas más comprensibles y, sobre todo, a entender que no son problemas solo para "expertos", es decir, para científicos, sino que son problemas y cuestiones que debemos afrontar todos.

La ciencia, en efecto, no es una ética y no es suficiente que un descubrimiento sea superficialmente atractivo para hacerlo moralmente aceptable o recomendable.

Pbro. Guillermo León Zuleta Salas
Decano de la Escuela de Teología,
Filosofía y Humanidades
Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, Colombia.
Doctor en Teología.


Pie de página

1 J. ELLUL. (2009). Il sistema técnico. Jaca Book, Milano, p. 167

2 J. ELLUL. (1954). La technique ou l'enjeu du siecle. A. Colin, Paris, p. 68

3 Illich, I. (2005). Nemesi medica. Boroli editore, Milano, p. 306

4 Foucault, M. (2004). Naissance de la biopolitique. Gallimard, Paris.

5 Illich, I. (2005). Nemesi medica. Boroli editore, Milano, p. 308