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Revista Lasallista de Investigación

Print version ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.11 no.1 Caldas Jan./jun. 2014

 

Artículo original/Article original/Artigo originais

La aparición de la bioética y el porqué de la misma*

The emergence of bioethics and its reason to exist

A aparição da bioética e o porquê da mesma

Pbro. Guillermo León Zuleta Salas**

* Articulo derivado de la investigación "Una hermenéutica en torno a la génesis de la bioética en Colombia", proyecto de investigación conjunta entre la Vicerrectoría de Investigación de la Corporación Universitaria Lasallista y el área de Bioética del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.

** Licenciado en Teología Moral (magna cum laude) en la P.U. Gregoriana (Roma, 1984). Se especializó en Bioética en el Instituto Louis Pasteur (París, 1984) y en Biogenética en el Centro Borja de Bioética (Saint Cujart Des y Valles. Barcelona, 1984). Es licenciado en Filosofía y en Educación Religiosa Escolar en la UPB. Doctor en Teología (Summa cum laude) de la UPB. Diplomado en Gestión Universitaria y Gerencia Administrativa. Miembro de la Comisión Teológica Internacional de la Ciudad del Vaticano y Miembro del Equipo de Reflexión Teológico Pastoral del CELAM. Docente de Bioética en la Escuela de Ciencias de la Salud de la UPB, Director del Instituto de Humanismo Cristiano (Instituto de Ética y Bioética, Doctrina Social y Espiritualidad), Director del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB), Coordinador del Observatorio de Ética, Política y Sociedad y Decano de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades en la misma Universidad. Miembro fundador del Centro Colombiano de Bioética (CECOLBE). Medellín, Colombia.

Correspondencia: Guillermo León Zuleta Salas, email: guillermo.zuleta@upb.edu.co

Artículo recibido: 29/03/2014; Artículo aprobado: 03/06/2014


Resumen

En la primera parte el autor busca, tomando aleatoriamente algunos hechos históricos de la primera mitad del siglo pasado, escoger unas acontecimientos tanto en lo político y social como en lo científico que vayan mostrando que Occidente fue cambiando poco a poco sobre todo con el mantenimiento de un conflicto continuo que, a la vez, también permitió manifestar el afán de la búsqueda e investigación en el campo científico. Pero todo eso tiene un gran punto de ruptura a partir de la década de los años sesenta… de ahí en adelante las cosas son distintas. Se deja que hablen los hechos que se consideran más significativos durante esas primeras cinco décadas del siglo pasado.

En la segunda parte se abordan algunos acontecimientos que pueden considerarse como precursores de la aparición de la bioética en Occidente, de la mano de Van Rensselaer Potter, para, al final, tratar de responder a la pregunta de ¿por qué la Bioética?: porque se necesita un puente que garantice la supervivencia de la VIDA en este planeta.

Palabras clave: bioética, siglo XX, BIOS, Van Rensselaer Potter.


Abstract

In the first part, the author searches, randomly taking some historical events of the first half of last century, some choose both events in political, social and scientific to be showing that the West was slowly changing especially with the maintenance of a conflict continuum, while also allowed to express the desire to search and research in the scientific field. But all that has a great breaking point from the decade of the sixties thereafter… things are different. Is allowed to speak the facts that are considered significant during those first five decades of the last century.

In the second part some events that can be considered as precursors to the emergence of bioethics in the West, from the hand of Van Rensselaer Potter, to the end, try to answer the question of why bioethics addresses: for a bridge to ensure the survival of LIFE on this planet is needed.

Key words: bioethics, XX century, BIOS, Van Rensselaer Potter.


Resumo

Na primeira parte, as pesquisas do autor, tomando aleatoriamente alguns eventos históricos da primeira metade do século passado, alguns optam ambos os eventos na vida política, social e científico estar mostrando que o Ocidente estava mudando lentamente, especialmente com a manutenção de um conflito contínuo, além de permissão para expressar o desejo de busca e pesquisa no campo científico. Mas tudo isso tem um grande ponto de ruptura a partir da década dos anos sessenta, depois disso… as coisas são diferentes. É permitido falar os fatos que são considerados significativos durante os primeiros cinco décadas do século passado.

Na segunda parte alguns eventos que podem ser considerados como precursores para o surgimento da bioética no Ocidente, a partir do lado de Van Rensselaer Potter, até o fim, tentar responder a questão do porquê de bioética endereços: para uma ponte para garantir a sobrevivência da vida no planeta é necessário.

Palabras clave: bioética, Século XX, BIOS, Van Rensselaer Potter.


La memoria de los seres humanos, frágil y tantas veces causante de la repetición de errores ya cometidos, nos puede servir como punto de partida para ubicar esa disciplina que nos reúne como hecho de interés y que conocemos con el nombre de "Bioética".

Por ese motivo, permítanme comenzar por recordar hechos del pasado no muy lejano que considero importantes para ubicar la razón de ser y la aparición de esta disciplina. Ubiquémonos en nuestro siglo ya pasado.

El siglo XX comienza en medio de grandes esperanzas y a la vez agitaciones de toda índole. En el año 1900 los científicos redescubren a Mendel, se determina que los niños no trabajen más de 8 horas diarias, se lleva a cabo la exposición universal de París, mientras que en España se agitan los obreros, y Rusia anexiona a Manchuria por donde tiene proyectado que pase el ferrocarril Transiberiano que una a Moscú con Vladivostok en el mar de Japón; el rey de Italia muere víctima de un atentado mientras que se llevan a cabo los II Juegos Olímpicos de la era moderna; el Zepelín emprende su vuelo, se inaugura el metropolitano de París y se prepara una confrontación que adquirirá proporciones "mundiales" cuando Alemania busca su consolidación en China mientras que se disuelven los Estados Pontificios y en otro lugar del planeta se sincroniza el sonido con la imagen cinematográfica; Roentgen, Becquerel y los esposos Curie cuestionan el edificio determinista que pretendía que las mismas causas produjeran invariablemente los mismos efectos, mientras Max Planck aseveraba que la energía no se propagaba de manera continua sino que se presenta en forma de partículas discontinuas.

Los primeros cincuenta años del siglo pasado nos llenan de grandes sorpresas y de enormes horrores: Becquerel presenta ante la Academia de Ciencias un pequeño fragmento de radio que tiene la propiedad de ser luminoso por sí mismo (año 1901); los hermanos Wilbur y Orville Wright realizan su primer vuelo a motor, elevándose 12 metros y recorriendo una distancia de 900 metros (1901); se entrega la primera edición de los premios Nobel destacándose en ellos el físico Wilhelm Rontgen, el médico Emil Von Behring y el químico Jacobus Henricus Van't Hoff (1901); Marconi transmite a una distancia de 3600 Km por encima del Atlántico Norte (1902); en Alemania se logra la síntesis del ácido barbitúrico (1902) mientras en Berlín muere el iniciador de las investigaciones sobre la patología, celular, Rudolf Virchow (1902); estalla la guerra ruso-japonesa del año 1904, mientras se termina el Transiberiano y se inicia el conflicto entre Francia y el Vaticano (1904); en Rusia estalla la guerra y la revolución cuando unos soldados deciden disparar contra manifestantes ante el palacio de invierno (1905) lo que años después llevará a la desaparición de la era de los Zares en la santa y antigua Rusia con la célebre Revolución iniciada en el mes de febrero y finalizada en el mes de octubre (1917); la ciudad de San Francisco es devastada por un terremoto (1906) lo que pone en evidencia nuestra frágil relación con el planeta en que habitamos; Santiago Ramón y Cajal y Camilo Golgi reciben el premio Nobel de medicina al mismo tiempo que se lograba la primera emisión radiofónica (1907).

El francés Louis Bleriot logra cruzar por primera vez el canal de la Mancha (1909) y el bacteriólogo Robert Koch fallece (1910) después de haber aislado el bacilo del carbunclo, de la tuberculosis y el agente patógeno del cólera; fallece Florence Nightingale, el "ángel de los tullidos" (1910), a la vez que los gobiernos de Francia, Reino Unido y Rusia deciden por vez primera prohibir la pesca de la ballena, inaugurando así la protección para especies en peligro (1912); naufraga el Titanic (1912), fruto de la imprudencia y soberbia del ser humano que de la mano de la técnica se siente insumergible al mismo tiempo que se empieza a transportar el correo en avión; comienza la serie de guerras en los Balcanes mientras se da la insurrección marroquí (1913) y en Sarajevo la pareja imperial Francisco Fernando y la Duquesa de Hohenberg son asesinados (1914) poniendo a Europa al borde de la guerra, la que estallará para convertirse en la conocida en su momento como la gran guerra mundial (1914-1918) finalizada oficialmente con la firma del Tratado de paz de Versalles, uno de los detonadores tardíos del descontento alemán que llevaría a lo que conoceremos como la Segunda Guerra Mundial; se reporta durante la Primera Guerra Mundial, y como un adelanto de la ciencia puesta al servicio de la guerra, la aparición en el frente occidental del gas cloro inventado por los científicos del Instituto Kaiser Guillermo de Berlín (1915); asimismo puede verse como caso paradójico que, mientras la guerra se lleva a cabo, el cirujano alemán Ferdinand Sauerbruch construye una mano artificial, dotada de dedos móviles, para ser implantada a los soldados víctimas de amputaciones (1916); al finalizar esta gran guerra el mundo cambia de rostro: la mujer, quien durante este tiempo fue protagonista por su trabajo, inicia el movimiento de revolución del trabajo femenino y buscará a partir de estos acontecimientos una plena emancipación (1918); al tiempo que el eminente científico inglés Ernest Rutherford consigue demostrar que la conversión nuclear artificial es algo perfectamente viable y que está al alcance de la técnica humana (1919).

Comenzando la década de los años 20, Adolf Hitler presenta el programa político del Partido Obrero Nacional socialista con un rechazo a los acuerdos de Versalles y un fuerte antisemitismo (1920) mientras que en Italia nace el Partido Nacionalista Fascista donde Benito Mussolini se convierte en "Il Duce", el guía que nunca puede equivocarse (1921); el físico suizo de origen alemán Albert Einstein recibe el premio Nobel de Física por su explicación del efecto fotoeléctrico y sus contribuciones a la física teórica junto con el físico danés Niels Bohr por sus méritos en la investigación de la estructura de los átomos y de las radiaciones que de ellos emanan (1922); en la prisión de Carson City, en Nevada, se utiliza por primera vez el gas para ajusticiar a un condenado a muerte como "la forma más rápida y humanitaria de matar a un hombre" (1924); en Ginebra se firma el "Protocolo sobre la prohibición de emplear en la guerra gases asfixiantes, venenosos o similares, y armas bacteriológicas" (1925); Adolf Hitler publica su "Mein Kampf - Mi Lucha" en la que afirma que "el hombre es en esencia un animal guerrero que lucha por sobrevivir" y a través del cual quiere exponer su programa para la resurrección alemana, su concepción de lo que debe ser un Estado nacionalsocialista y su fe en la superioridad de la raza germánica (1925); el Ku Klux Klan realiza su primer congreso nacional en la ciudad de Washington; compuesto en su mayor parte por protestantes de clase media y fundado en 1911 por Joseph Simmons asume como símbolo su lucha contra los negros y las demás minorías étnicas y religiosas (1925); los científicos alemanes Richard Adolf Zsigmondy, James Franck y Gustave Hertz comparten el premio Nobel de Física por su descubrimiento de las leyes que gobiernan el choque entre un electrón y un átomo (1925); el científico escocés John Baird presenta un aparato capaz de transmitir a distancia imágenes animadas al que denomina "televisión" (1926) a la par que el científico estadounidenses Robert Goddard lanza al espacio, en Massachusetts, el primer cohete alimentado con un combustible líquido: el propergol (1926); el aviador Charles Lindbergh atraviesa el océano Atlántico (1927) y el médico y bacteriólogo británico Alexander Fleming descubre la penicilina (1928) mientras que en el fatídico "jueves negro" la bolsa de Wall Street se hunde sumiendo al sistema capitalista en una profunda crisis (1929).

Los años 30 se inician con la "Marcha de la Sal" de Mahatma Gandhi (1930) a la par que los nazis se convierten en la primera fuerza política alemana y Adolf Hitler se convierte en canciller del Reich (1932) y se inaugura en Dachau un campo destinado a albergar presos políticos (1933); el inglés Paul Adrien Maurice Dirac y el austriaco Erwin Schrodinger reciben el premio Nobel de Física por sus trabajos sobre física atómica (1933); las leyes de Núremberg excluyen a los judíos de toda participación en la vida política de Alemania y terminan convirtiéndolos en personas de segunda categoría (1935); las tropas comunistas chinas instalan su propio gobierno presidido por Mao Tse-Tung en la ciudad de Yenan (1935) quien proclamara años más tarde la creación de la República Popular China (1949); los científicos franceses Frederic e Irene Joliot-Curie reciben el premio Nobel de Química por sus trabajos sobre la radioactividad, tanto natural como artificial, la transmutación de elementos y la física nuclear (1935); el Reich se anexiona Austria (1938), desmembra a Checoslovaquia (1938) y entra en Praga (1939) a la par que Italia invade a Albania para dar comienzo en toda Europa a la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia por parte de Alemania, sin olvidar la repartición también por parte de Rusia en manos de Stalin, dejando de manifiesto todo lo banal a lo que la vida de un ser humano podía ser sometida por los juegos, también humanos, del poder y la supuesta gloria (1939-1945).

Los años 40 se van a caracterizar en sus inicios por una Europa occidental ocupada y librando una guerra que adquiere connotaciones transcontinentales cuando los EE. UU. deciden intervenir directamente en ella después del ataque japonés a Pearl Harbor (1941); se pone en práctica la así llamada "solución final" (1942) por parte de los dirigentes nazis, fruto del cual mueren en los campos de concentración alrededor de unas cuatro millones novecientos mil víctimas; un grupo de científicos alemanes al servicio del régimen nazi desarrolla un método no quirúrgico para la esterilización de mujeres proponiéndose que mediante una simple inyección un solo médico pueda esterilizar mil mujeres por día (1943); en Hiroshima y Nagasaki se da inicio a la era atómica y al final definitivo de la Segunda Guerra Mundial (1945); en cumplimiento de los acuerdos de Teherán se abre en la ciudad alemana de Núremberg el proceso contra veinticuatro miembros del partido nazi y ocho organizaciones hitlerianas, acusados de crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad (1945-1946); es asesinado por un hinduista fanático el líder espiritual y político de la India, el Mahatma Gandhi (1948), mientras que el mismo año la Organización de Naciones Unidas promulgaba la Declaración Universal de Derechos Humanos; el comité Nobel de Oslo concede al sueco Paul Muller el Premio de Medicina por su invención del insecticida llamado DDT (1948); Albert Einstein anuncia su teoría de la relatividad y sus trabajos sobre la gravitación (1949).

Los años 50 se abren con el pacto realizado entre Stalin y Mao para ayudarse recíprocamente en caso de una agresión por parte de un tercero (1950); la guerra de Corea (1950-1951) y el ensayo de la bomba H, considerada como la mayor explosión provocada por el hombre, con una potencia cien veces más destructiva que la bomba que arrasó Hiroshima (1951); la firma alemana de electrónica Deutsche Grammophon presenta el primer disco de larga duración -Long play- que gira a una velocidad de 33 1/3 de revoluciones por minuto (1951); se presenta en la ciudad de Nueva York la primera calculadora de circuitos integrados, llamada también "cerebro electrónico" (1954); la Unión Soviética consigue colocar un satélite artificial en la órbita de la Tierra, el Sputnik I, y lanza al espacio al primer ser vivo, la perra Laika, a bordo del Sputnik II (1957); los científicos británicos y norteamericanos logran por primera vez una fusión controlada donde dos núcleos atómicos se funden para formar otro más pesado (1958); Estados Unidos lanza un satélite artificial, Júpiter, en cuya ojiva viajan dos monos que son recuperados con éxito (1959).

Corriendo el comienzo de la década de los años 60 el mundo occidental sufre grandes y profundos cambios.

Venimos de la revolución de los 50 con la introducción de los plásticos, que indudables ventajas trajo, pero que inició el peligroso proceso de la contaminación de unos polímeros que tardan hasta 100 años para ser degradados. El mundo se encuentra enfrascado en el peligroso juego de una llamada "Guerra Fría" donde dos grandes potencias se miran mostrándose los dientes y el mundo tiembla ante la posibilidad de que el apretar de un botón "rojo" haga saltar en mil pedazos este planeta que como hogar nos correspondió.

Fue lo que en su momento hizo que nuestro premio Nobel Gabriel García Márquez en un pequeño discurso en la ciudad de Ixtapa-México, como una invitación a prestarle atención a este peligro, así como al desarme, afortunadamente temor "superado" en los momentos actuales (aparentemente superado si miramos movimientos expansionistas como el de la actual Rusia con relación a Ucrania, por ejemplo), escribiera en forma profética:

Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo. Las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara, la vasta Amazonia desaparecerá de la faz del planeta destruida por el granizo, y la era del rock y de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial. Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio seguro a las tres de la tarde del lunes aciago de la catástrofe magna, solo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. La creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas (Garcia, 1986, pp. 7-8).

Así, el siglo XX transcurre en medio de guerras y avances científicos. Guerras que harán que Eric Hobsbawm afirme que el corto siglo XX solo son 77 años comprendidos entre 1914 (comienzo de la Primera Guerra Mundial) y 1991 (el colapso de la Unión Soviética), por lo que se hablará incluso del "suicidio de la razón", toda vez que mientras la ciencia ofrecía grandes desafíos y sufría grandes "revoluciones científicas", unos cambios que llevaron a pensar y a hablar más de una revolución tecno-científica que de una revolución científica simplemente, también se ponía en riesgo la supervivencia en el planeta, al conjugarse estos avances con intereses político-militares.

La juventud entraba en su despertar y el Mayo del 68 marcaría un hito en la historia de Occidente y posteriormente del planeta entero: unos jóvenes que hasta el momento se consideraban simplemente como unos "niños grandes" o unos "jóvenes todavía muy pequeños" mostraron que eran capaces de paralizar las grandes urbes de Europa y de todas las latitudes, y que lo que hasta ese momento se consideraba "cosa de jóvenes" tuviera que ser tomado muy seriamente, tanto por sus implicaciones sociales como por las económicas y políticas. La humanidad entraba en una nueva edad de madurez, ya no antigua ni media, pero que todavía no mostraría lo que hoy en día representan nuestras sociedades entre modernas/postmodernas y transmodernas de hoy.

La ética, centrada en la relación de los hombres con otros hombres (Albert Schweitzer), comienza a pensar que su ámbito de acción debe ampliarse a una consideración de la relación del Hombre con el Bios evolucionado/ creado; que pensar más en responsabilidad puede darle mejores réditos para ese mundo tecno-científico que seguir pensando en una ética del mandato y la obediencia o de la simple juridización de los comportamientos como si de ellos se desprendieran automáticamente las convicciones necesarias por encima de las obligaciones impuestas, temerosamente impuestas; la autonomía no lo dijo todo y no todo lo dijo bien, la solidaridad y solidarización de las responsabilidades que nos implican como seres vivos y humanos se convierte en algo más prometedor pensando hacia el futuro… y hacia el futuro de las especies en el planeta que ocupamos y nos ocupa.

En esta panorámica, en la década de los 70, aparece un sujeto que pasaría a la historia del origen de la Bioética; un norteamericano llamado Van Rensselaer Potter que si bien últimamente no ha sido reconocido como el único "autor" de lo que se llamaría la "bioética", sí se reconoce como el que llevó al conocimiento público y al inicio de los primeros pasos y maduración de lo que hoy en día llamamos a veces con rimbombancia "LA BIOÉTICA".

El desarrollo de la Bioética, como lo conocemos en Occidente, nace y se va a desarrollar durante mucho tiempo en el ámbito de las así llamadas "Ciencias de la Salud", específica-mente muy ligada al desarrollo tanto epistemológico como práctico/clínico de la medicina. Y como hasta finales de los años ochenta va a estar muy ligada únicamente al área de la medicina por eso en cierta forma va a ser minusvalorada, porque se piensa que si es una cosa de los médicos o de las ciencias de la salud, obviamente, que se entiendan ellos con eso.

Con el transcurrir del tiempo empezamos a encontrar que el problema que la ocupaba no era solamente de las ciencias de la salud, que había un problema serio con el medio ambiente y que había un problema entre el derecho y los adelantos tecno-científicos, y que a eso también había que darle algún tipo de respuesta, que había un problema con el futuro de la vida en este planeta y con el futuro de la humanidad, en otras palabras, que había problemas que no eran única y exclusivamente de las ciencias de la salud.

Van Rensselaer Potter: Bioquímico y médico norteamericano. Estudia primero Bioquímica y después de terminar sus estudios de bioquímica encontró que su vocación era la de ser médico. Termina sus estudios de Medicina y se especializa en Cancerología lo que hoy en día llamamos Oncología, término que nos obligamos a cambiar porque la palabra cáncer tiene una connotación peyorativa, negativa, muy fuerte.

Explico. Cuando una persona acude donde su médico y este le pide un concepto por parte de un cancerólogo, además de entender la gravedad de su situación y del pánico generado a partir de esa comprensión, el paciente no sabe si seguir adelante con la petición de la consulta o si renovar su seguro exequial por el desenlace fatídico de su enfermedad, al menos como él lo entiende. Pero si a esa persona se le dice que va a ser remitida en interconsulta con un oncólogo se va feliz porque por fin su EPS la ha enviado donde un especialista, lo que, piensa él, evidencia que la preocupación de esa EPS no es simplemente la cantidad de pacientes atendidos sino la búsqueda de la calidad de los mismos: es cierto que esta situación cada vez más es menor pues, no sé si para bien o para mal, cada vez tenemos una información mucho más amplia de medicina, es decir, la medicina se ha convertido en uno de esos temas de los cuales la gente se siente suficientemente autorizada para hablar y eso debido a la influencia de los mismos Medios de Comunicación (hoy en día las llamadas TIC), además porque los pacientes "aprendimos" medicina (pase la tarde con caracol, hablemos de salud, médico en su casa, etc.); por eso ya cuando el paciente llega ante el médico no es para que el médico le diga qué tiene, sino para que el paciente le diga al médico qué tiene y qué es lo que le debe prescribir.

Retomando, Potter se especializa en Oncología; hay especialidades médicas que hacen, por decirlo de alguna manera, al médico más sensible que otras especialidades, o sea, no es lo mismo hablar de un oncólogo o de una persona especialista en el dolor y el cuidado paliativo que hablar de una persona especializada en ortopedia, ya que de un ortopedista tenemos la idea de una persona "menos sensible": la que va a halar el hueso, a manejar martillos y clavos, tornillos y pegamentos, etc.; en otras palabras, de un ortopedista no espero la misma sensibilidad y consideración que la que espero de un oncólogo o de un dolorólogo o un paliativista, o un pediatra, por ejemplo.

Ese componente hace que Potter se plantee tres grandes problemas en su ejercicio profesional médico: 1) Los problemas planteados por el ejercicio mismo de su práctica médica en la relación médico/paciente (modelo de relación), 2) El sentido o finalidad de la ciencia, no solamente de la ciencia médica, y 3) El peligro de la supervivencia de la vida en este planeta.

1. El problema del ejercicio de la práctica médica. Potter es formado en un modelo de relación médico-paciente que todavía es actual hoy en día, un poco más disminuido, que es el modelo de relación llamado paternalista. Ese modelo tiene origen en Hipócrates, el padre de la Medicina en Occidente. En sus escritos Hipócrates expresa que el enfermo, debido a su condición, es un niño ético incapaz de tomar decisiones por él mismo. Este pensamiento obviamente responde al modelo ético del mandato y la obediencia, al modelo ético aristotélico, al fin y al cabo son griegos ambos (Hipócrates y Aristóteles).

El enfermo por su condición, porque está en una condición de enfermedad y labilidad, no es capaz de tomar decisiones por él mismo; por eso Hipócrates lo sitúa como un niño ético; a los niños no se les pide toma de decisiones; en el modelo hipocrático, y en el modelo griego en general, y aun hoy en día, usted no le dice al niño si quiere que le pongan la vacuna o no; usted trata de motivar al niño diciéndole que no le va a doler, que eso no va a saber tan horrible, que eso va a ser para su bien pero, se dé el desenlace que sea (que el niño acepte de buen agrado o no lo haga), usted le hace poner la vacuna. Claro, hoy también a medida que los niños van teniendo cierto orden cronológico contamos con ellos, antes no se hacía así; eso es una cosa que se empieza a presentar a partir de la década de los noventas donde con los niños también se cuenta y con los adolescentes más; por eso ustedes oyen hablar hoy en día no solamente de consentimiento informado tanto en el paciente como en el sujeto de investigación sino que cada vez más van a oír hablar de asentimiento informado tanto en el paciente como en el sujeto de investigación, una palabra que prácticamente es reciente: asentir no es lo mismo que consentir ni tiene la misma implicación jurídica; el consentimiento tiene más obligatoriedad en su seguimiento y vinculación; el asentimiento, un poco menos, y sin embargo, se pide o se exige.

Entonces, en el modelo de relaciones médico/paciente paternalista donde el enfermo es un niño ético que no toma decisiones obliga a que si no puede tomar decisiones quien tome la decisión por él sea quien represente la figura "paterna"; este es un concepto obviamente grecolatino donde el páter familia es quien toma la decisión por la familia, y toma la decisión buscando el bien para todos los miembros de la familia y, en segundo lugar, tratando de evitar un daño mayor; en otras palabras, usted no toma la decisión porque no es capaz; entonces el que toma la decisión por usted es el páter familias; páter familias en el concepto grecolatino no es solamente el varón; para los griegos el páter familias también es un máter familia; podría ser la mujer la que tomara la decisión; sin embargo, predominó la figura del varón en algunas situaciones en forma exagerada; por ejemplo, la cultura latina, romana, era exagerada hasta el punto que el varón determinaba si la prole vivía o no vivía, y si no consideraba que debía vivir entonces la podía sacrificar y no pasaba nada, y ese sacrificio incluía a la esposa.

El que toma la decisión es el padre, y la toma buscando el bien del hijo y tratando de evitarle un mal; aparecen así tres conceptos: paternalismo médico, beneficencia del paciente y no maleficencia del paciente; tres términos que todavía utilizamos-hoy, pero que tienen su origen en esa mentalidad o en esa relación médico paciente.

Hasta ahí no había ningún problema. Potter es formado así, y así era su práctica médica, pero Potter empieza a encontrar que cada vez más los pacientes se vuelven exigentes, "no obedecen", quieren sentirse más implicados en la toma de decisiones; inicialmente a eso se le llama "pacientes difíciles", después van a ser llamados autónomos; siguen siendo difíciles, pero son autónomos, son dos conceptos diferentes.

Está naciendo un segundo modelo de relación médico-paciente que hoy en día conocemos como el modelo de "autonomía del paciente"; voy a poner un ejemplo sencillo para tratar de explicar de dónde nace ese modelo. Ese modelo tiene unos antecedentes en los conceptos de autonomía del siglo XIX en lo que viene de la filosofía alemana de Emmanuel Kant, pero el ejemplo que quiero presentar es desde otro punto de vista que no tiene nada que ver ni con la filosofía ni con la medicina, diríamos que es un modelo que va a nacer y se va imponer de una manera más pragmática a partir de la gran depresión económica norteamericana de los años treinta.

Después de que salen de la gran depresión, hacia los años cuarenta, el Estado norteamericano se hace una pregunta: ¿qué debe hacer el Estado para que sus ciudadanos se sientan bien? A partir de allí van a crear una cosa que se llamó el "estado de bienestar" (Welfare State); esto, a su vez, dio nacimiento al llamado "estilo de vida americano". Ese "estado de bienestar" fue muy cuestionado el siglo pasado especialmente por la filosofía marxista, tanto así que en la primera mitad de los años 60 John Fitzgerald Kennedy lanza al pueblo norteamericano una nueva pregunta: "no te preguntes qué puede hacer el Estado por ti, pregúntate que puedes hacer tú por el Estado".

Para tratar de responder cómo los ciudadanos se pueden sentir bien se hacen una serie de preguntas elementales y llegan a datos concretos como, por ejemplo, que para los norteamericanos sentirse bien implica que el Estado les ofrezca casa propia (lo que el Estado norteamericano hoy en día no garantiza para todos sus ciudadanos), automóvil, nevera, viajes, educación, etc. Esa pregunta la podemos hacer en Colombia y la respuesta será la misma: vivienda propia, automóvil (por ejemplo en EE. UU. se dispara la industria automotriz), puesto de trabajo, salud, etc. Eso condujo a que se fuera creando una mentalidad de demanda y oferta, de la "necesidad creada".

Pero surgen nuevos problemas. Yo compro mi casa y me resulta con problemas estructurales; yo compro mi carro y el motor se funde; yo contrato un viaje y me dejan varado en un aeropuerto o no me respetan una reserva en un hotel, etc. y nadie me responde. Por eso, y como consecuencia de eso, nace como iniciativa ciudadana lo que conocemos hoy en día como "ligas de defensa de los consumidores", una iniciativa ciudadana, unos grupos de presión que después van a tener una aceptación o un reconocimiento jurídico y estatal; el Estado las va a asumir como suyas, donde lo fundamental es que defiendan la inversión que usted hizo y que alguien le responda.

¿Qué tiene que ver esto que hemos mencionado de la crisis norteamericana y el nacimiento del estado de bienestar con la Bioética desde el ángulo de visión de Potter? A alguien se le ocurrió que la medicina no era el ejercicio de una vocación de servicio, sino que la medicina era un servicio por el cual yo estoy pagando; por tal motivo eso de que yo le agradezco al médico y llevo un reconocimiento pero que, además, le pago la consulta son cosas totalmente distintas. Si yo estoy pagando por un servicio de salud entonces puedo intervenir en la toma de decisiones ("el que pone la plata pone las condiciones"); a partir de este criterio nace la idea de que el cliente siempre tiene la razón y el vendedor está simplemente puesto a disposición del cliente y como el cliente siempre tiene la razón y el que paga pone las condiciones entonces cuando llego donde un médico no es simplemente para obedecerle sino para que conversemos, para que nos pongamos de acuerdo, pues en definitiva soy yo el que tomará la decisión; así, lo que prima es una lógica contractual, acompañada de una mentalidad absolutamente comercial. Por fortuna, incluso en el mundo de la economía, la premisa de que el cliente siempre tiene la razón también viene siendo revaluada. Ese es precisamente el conflicto con el que se encuentra Potter en la práctica médica: el paciente es quien toma la decisión, ha nacido el modelo de relación médico/paciente que conocemos con el nombre de autonomía del paciente.

Dicho sea de paso, esta situación creó nuevos términos: trabajador de la salud, servicios médicos, clientes, cuotas, derechos… costos. En cuanto a esto último, los costos en los servicios en salud se dispararon por razones no siempre suficientemente válidas. Ejemplo: un paciente acude donde su médico y este le envía un examen de rayos X en vez de una resonancia magnética computarizada o un TAC, lo que causa un enorme descontento y una enorme protesta por parte del paciente que se siente lesionado o vulnerado en sus derechos.

Otro ejemplo, ese médico prescribe unos medicamentos. En algunos países lo que hace el paciente es preguntarle al farmaceuta: ¿eso sirve?, en países como el nuestro lo primero que pregunta el paciente es: ¿cuánto cuesta? Y solo después de saber el costo se hace la pregunta de si eso sirve o no. En estudios realizados en distintos países, incluyendo el nuestro, se ha demostrado que mientras más costoso sea el medicamento la persona termina adquiriéndolo y lo consume en forma completa; pero si no es costoso o termina no consiguiéndolo o si lo consigue no termina la medicación completa, y siempre termina dudando de la capacidad e idoneidad del médico que lo ha prescrito. Esto lleva a que algunos médicos solo prescriban medicamentos costosos cuando medicamentos menos costosos tendrían la misma función de recuperación para el paciente, pero, -desafortunadamente-, también tienen menos confianza por parte de él.

A eso se suma la cada más creciente desconfianza con relación a la atención médica y el acompañamiento de lo jurídico, representado en la persona del abogado, como intermediario entre el médico y el paciente. Hay una caricatura de Quino en la que un médico que está revisando a su paciente se percata de que hay otro individuo sentado muy elegantemente cerca de la camilla donde se ausculta al paciente y tomando atenta nota y ante su perplejidad el paciente termina recordándole: "le aconsejo, doctor, que lo haga bien porque el que está sentado ahí es mi abogado".

Ante esta problemática, nueva, Potter recurre a sus principios éticos, morales y deontológicos sin encontrar respuestas satisfactorias para resolverlos. Dilema acuciante: ¿sigo con el modelo paternalista, es decir, tomando yo las decisiones porque fui yo el que estudió medicina, porque yo soy el que estoy buscando el beneficio de mi paciente o le sigo haciendo caso a las peticiones del paciente? En otras palabras: ¿respeto la autonomía de mis pacientes y que sea él quien tome las decisiones en lo que se refiere a la prestación de salud por parte de un médico?

2. La segunda y tercera problemáticas, la finalidad de la ciencia y la supervivencia de la Vida en este planeta: Se estaba viviendo la llamada "guerra fría", pero nadie quiere una tercera guerra mundial y nadie quiere que el planeta se destruya aunque todos se sienten amenazados. En esa plena guerra fría empiezan a cambiar un poco los centros de poder: después de la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos salen como la potencia socio/político/ económica y militar que hoy conocemos, sin olvidar su hegemonía durante mucho tiempo en lo tecnológico, que hoy comparte con otras latitudes del planeta.

En esta "guerra fría" a alguien se le ocurrió que en una tercera guerra mundial no se podía repetir el error del costo económico cometido durante la Segunda Guerra Mundial, es decir, si costó más la reconstrucción de Europa que la misma guerra esto no debía repetirse. Lo que se consideró como una especie de "genialidad militar" fue concebir la así llamada "guerra biológica o bacteriológica o bioquímica". Uno de los frutos de esa guerra "biológica" fue la reunión de Asilomar en el año de 1979 donde los biólogos moleculares se plantean dos grandes preguntas, al menos en lo que nos interesa resaltar: ¿al servicio de quién o de qué está la ciencia?, ¿qué hacer con esos virus "indestructibles" capaces de destruir cualquier forma de vida en este planeta?

El "pacto de caballeros" firmado con el compromiso de no continuar con estas investigaciones por razones políticas no duró mucho tiempo. Esa segunda gran pregunta que aparece, ¿al servicio de quién o de qué está la ciencia? nos la seguimos haciendo todavía hoy: al servicio de quién estamos como científicos o al servicio de qué está la ciencia, pues no se puede negar que la ciencia ha estado en algunos momentos al servicio de la humanidad, en otros momentos al servicio de lo político, o al servicio de lo militar (caso concreto de la preocupación de Potter) y hoy tendríamos que decir que está al servicio de la economía o de lo económico, digámoslo de otra manera: usted puede tener la cura contra algún tipo de cáncer en su casa, pero si no tiene una multinacional que le avale en todos los sentidos su investigación y lo pueda plasmar en un medicamento, si usted no cuenta con este respaldo entonces usted no tiene nada y la humanidad tampoco. Y sin entrar a hablar de las denuncias que sobre las llamadas "nuevas enfermedades o nuevos medicamentos" para enfermedades (dissease morger) o las enfermedades huérfanas con miles de millones de dólares solo para combatir esas enfermedades cuando el rango de población que se beneficiaría de esos medicamentos es muy pequeño y cuando estamos hablando de enfermedades tan raras y de tan poca presencia que plantean un problema complicado de justicia (distributiva).

Sintetizando: la problemática más importante que se plantea Potter es el peligro de la supervivencia, tanto de la naturaleza como del mismo ser humano o, en otras palabras, la supervivencia de la vida en este planeta, la necesidad de un puente que permita que la ética y la ciencia se puedan interrelacionar, ya que existe el peligro de que una ciencia sin ética termine desorientándose y deshumanizándose, y una ética sin ciencia quede solo como algo abstracto y sin sentido real.

Factores precursores de la bioética

Pero la problemática de Potter, que podría pasar simplemente como una problemática de índole personal, y que lo llevó a pensar seriamente en eso que él llamó la "disciplina de la bioética", también tuvo unas acontecimientos que podríamos llamar "precursores" o "desencadenantes" de la bioética.

Y que son precursores simple y llanamente porque se constituyeron en unos problemas realmente nuevos ante los cuales nadie, o casi nadie, sabía cómo resolverlos a no ser involucrando interdisciplinariamente varias áreas de los saberes hasta entonces conocidos.

Mencionemos algunos no por orden de importancia sino de significación.

Desafortunadamente este paradigma del laboratorio y la investigación / experimentación tuvo un punto de quiebre con los abusos cometidos durante el tercer Reich, es decir, los experimentos realizados en los campos de concentración nazis, juzgados en su momento en el Juicio de Núremberg y que dio origen al primer Código sobre la investigación (Código de Núremberg) a través del cual la humanidad entendió que no se podía seguir investigando sin algún tipo de parámetro ético y jurídico, ya que lo ocurrido en el régimen Nazi dejó en evidencia que queriendo hacer un bien a la ciencia se terminó haciendo un mal al sentido de humanidad, se banalizó el sentido mismo de la persona/sujeto de experimentación.

A) El caso de la Institución en Willowbrok. Era una institución que recogía niños con algún tipo de incapacidad psicológica y que entre los años 1963-1966 lleva a cabo una investigación con los niños que están bajo su responsabilidad para conocer más a fondo el desarrollo y prevención de la hepatitis y sus efectos. Supuestamente se pidió el consentimiento a los padres de estos niños, pero en la realidad al padre de familia que no estaba de acuerdo con esta investigación se le pedía "muy respetuosamente" que retirara el niño de sus instalaciones; es de imaginar que niños con este tipo de dificultades psicológicas eran una "carga" difícil de llevar para los padres, además del poco conocimiento que sobre estas limitaciones se tenía, lo que obviamente llevaba a que los padres de los niños ante la invitación a retirarlos si no consentían terminaran dando su consentimiento, no voluntario y no suficientemente informado.

B) En el año 1966 aparece el escándalo originado por el científico Henry K, Beecher quien siendo profesor e investigador de la Universidad de Harvard denuncia que en el interior de la Universidad se difunden criterios para investigación con humanos que en nada siguen las recomendaciones hechas por el Código de Núremberg y siguen de cerca los mismos criterios utilizados por los científicos alemanes durante el tercer Reich. Esta denuncia llevará a afinar los criterios por parte del futuro Código de Helsinki y desafortunadamente le costó el premio Nobel en Medicina al profesor Beecher.

C) En el año 1967 se da el primer trasplante de corazón. El científico sudafricano Christian Barnard debe trasladarse desde los EE. UU. a su país natal para realizar este trasplante, ya que en los EE. UU. se le advierte que si lo llega a realizar puede terminar sometido a un proceso tanto jurídico-penal como ético, debido a la interpretación de los criterios de "muerte" existentes hasta el momento. La pregunta básica que nace es por la determinación del momento mismo de la muerte, ya que no existe una distinción clara entre lo que hoy llamamos "muerte clínica" y "muerte cerebral o neurológica". Hasta ese momento se puede decir que prácticamente se considera que un individuo ha muerto cuando su cuerpo ha comenzado un proceso de descomposición. Por razones más que obvias deducimos que ese criterio para Barnard, y para el mundo de los trasplantes de hoy en día, no tiene ninguna utilidad pues no se puede tomar un órgano o tejido para ser trasladado si ya ha comenzado a descomponerse. Afortunadamente para tantos necesitados de trasplantes este criterio de diferenciar muerte clínica de muerte neurológica terminó abriéndose pasó y fue reconocido no solo por las asociaciones médicas y científicas sino también por las legislaciones de la gran mayoría de los países actuales.

El segundo criterio que debió ser clarificado fue el de la propiedad sobre el cadáver. Para la mayoría de las legislaciones el cadáver es una "rex pubblica" (una cosa pública) que le pertenece al Estado. Solo que los Estados se autolimitan a sí mismos acerca de la disposición de los cadáveres respetando en un primer momento la decisión o "testamento" del dueño del cadáver (en vida) o su familia más cercana.

D) Entre 1932 y 1972, durante 40 años, se llevó a cabo una investigación posteriormente calificada como "brutal" donde unos 300 individuos de raza negra no solo fueron infectados con el virus de la sífilis sino que también se les negó tratamiento, ya existente y conocido, con la única finalidad de poder conocer la evolución de esta enfermedad (caso Tuskegee). No se puede olvidar que ya se conocía bastante bien la condena que sobre estas prácticas había hecho el Juicio de Núremberg, las directrices para investigar con sujetos humanos del mismo Código de Núremberg y de Helsinki y que, aún conociéndolas, en Alabama (EE. UU.) quienes habían condenado este tipo de prácticas por parte de los científicos alemanes del tercer Reich no solo estaban haciendo lo mismo cuando estos científicos alemanes también lo estaban realizando sino que lo continuaron haciendo después de que ellos mismos habían encabezado la condena a este tipo de experimentaciones.

E) El caso de Karen Ann Quinlan, joven norteamericana, hija adoptiva de padres católicos, quien en el año de 1975 y por una combinación de alcohol y barbitúricos cae en un estado de coma profundo y con un pronóstico de irreversibilidad de vida consciente, conectada en una UCI. Sus padres solicitan a la institución hospitalaria donde se encuentra que sea desconectada del respirador para poder llevársela a la casa.

La institución se niega pues nadie, hasta ese momento, tiene claridad en el sentido de si es posible, ética y jurídicamente hablando, cumplir con el requerimiento de los padres de esa joven. Después de haber sido negada esta petición en una primera instancia, la segunda instancia, Corte Suprema de New Jersey, autoriza que sea desconectada, así se hace y Karen continúa respirando sin ninguna ayuda. Es trasladada a su casa donde a los diez años después de haber sido desconectada (1986) fallece sin haber recuperado nunca su vida consciente. Esta problemática, desconocida en su solución, abre la discusión acerca de las UCI, los "testamentos vitales" y el "derecho a morir con dignidad".

El nacimiento de las Unidades de Cuidados Intensivos, si bien han sido de gran beneficio para detener el proceso del morir conducente a la muerte mientras se toman decisiones necesarias o se clarifican situaciones confusas, también ha creado problemáticas nuevas. Fruto de todo esto han nacido los así llamados "testamentos vitales" o el "derecho a morir con dignidad".

Aunque algunos afirman que los seres humanos miran a la muerte con "temor y terror", lo cierto es que los seres humanos no le tenemos miedo a la muerte sino "al morir"; está como escrito en nuestros genes, en nuestras células que aparecemos y desaparecemos, pero obviamente ese proceso todavía nos cuesta y en algunos casos particulares mucho más. Como expresaba un expresidente en nuestro país, aquejado por una enfermedad terminal y en los últimos momentos de su existencia, que lo que a él le daba miedo no era la muerte sino "la moridera".

Todos idealizamos nuestra muerte y la queremos de una forma rápida e indolora, casi inconsciente. No siempre eso fue así. Por ejemplo, el hombre y la mujer del Medioevo la pedían lenta y en la seguridad del hogar, rodeados de los suyos para poder pasar a las generaciones que quedaban lo que ellos llamaban el "testamento espiritual", la experiencia adquirida y la sabiduría de haber vivido, lo que los vivos necesitaban saber para seguir viviendo bien (eso en el Medioevo lo llamaban "Morir con Dignidad").

En segundo lugar piden que la muerte les dé tiempo de despedirse de los suyos y de recoger sus cosas materiales. El medieval pedía dos cosas: primero que se le permitiera organizar sus cosas, eso tenía una razón socioeconómica y política muy clara. Y, en segundo lugar, poder dejar escrito o verbalmente explicitado su testamento espiritual que terminaba siendo más valioso que el mismo testamento material.

Entonces, ¿por qué la bioética?

Cuando la Bioética comenzó su gran difusión en este planeta Tierra, desafortunadamente en muchos lugares lo hizo por un criterio no muy honroso para la misma Bioética: muchas instituciones y personas encontraron que hablar de Bioética no solo estaba de moda, moda que debían asumir e integrar inmediatamente, sino que también se había constituido en un "buen negocio".

Los cursos, las diplomaturas y los estudios tanto de pregrado como de postgrado que incluyeran a la bioética o estuvieran centrados en ella eran no solamente bien recibidos sino que también reportaban unas ganancias o entradas extras con las cuales no se contaba. No importaba que las temáticas se redujeran a unas pocas y que al ir de institución en institución, de fundación en fundación u organismo de más alto nivel siempre se encontraran las mismas temáticas aunque el enfoque pudiera variar en algún pequeño sentido o en algún expositor.

Conclusiones

Afortunadamente, gran parte de lo anteriormente expuesto ha sido superado, y cada vez crece con mayor consciencia y seriedad la convicción de que la bioética debe ser aquel puente que nos permita el diálogo desinteresado pero productivo entre las ciencias y las éticas que se preocupan de los desafíos que la tecno-ciencia nos impone y la creciente necesidad de interesarnos por la supervivencia de la Vida en este planeta, pues es en último término preocuparnos por crear lo que García Márquez llamaba "una cultura de la paz" (1986)1, que nos ayude a dejar de lado la idea de que nuestro planeta vaya a ser "el infierno de otros planetas" (Garcia, 1986, p. 12).

Y tal vez esta sea una de las finalidades más importantes que hoy en día pueda recordarnos y ofrecernos la bioética. La de quiénes somos:

[…] una aldea sin memoria, dejada de la mano de sus dioses en el último suburbio de la gran patria universal. Pero la sospecha creciente de que es el único sitio del sistema solar donde se ha dado la prodigiosa aventura de la vida, nos arrastra sin piedad a una conclusión descorazonadora: la carrera de las armas va en sentido contrario de la inteligencia.

Y no solo de la inteligencia humana, sino de la inteligencia misma de la naturaleza, cuya finalidad escapa inclusive a la clarividencia de la poesía. Desde la aparición de la vida visible en la Tierra debieron transcurrir trescientos ochenta millones de años para que una mariposa aprendiera a volar, otros ciento ochenta millones de años para fabricar una rosa sin otro compromiso que el de ser hermosa, y cuatro eras geológicas para que los seres humanos -a diferencia del bisabuelo Pitecántropo- fueran capaces de cantar mejor que los pájaros y de morirse de amor. No es nada honroso para el talento humano, en la edad de oro de la ciencia, haber concebido el modo de que un proceso multimilenario tan dispendioso y colosal, pueda regresar a la nada de donde vino por al arte simple de oprimir un botón (Garcia, 1986, pp. 12-13).

Y cuando hablamos de la bioética no podemos olvidar que aunque fracasen nuestros esfuerzos y empeños por hacer de este mundo el mejor de los mundos habitables, la vida siempre se abre paso y nuestra labor es dejar que eso suceda. Recordando nuevamente al maestro García Márquez:

[…] Dentro de millones de millones de milenios después de la explosión, una salamandra triunfal que habrá vuelto a recorrer la escala completa de las especies, será quizás coronada como la mujer más hermosa de la nueva creación. De nosotros depende, hombres y mujeres de ciencia, hombres y mujeres de las artes y las letras, hombres y mujeres de la inteligencia y la paz, de todos nosotros depende que los invitados a esa coronación quimérica no vayan a su fiesta con nuestros mismos terrores de hoy. Con toda modestia, pero también con toda la determinación del espíritu, propongo que hagamos ahora y aquí el compromiso de concebir y fabricar un arca de la memoria, capaz de sobrevivir al diluvio atómico. Una botella de náufragos siderales arrojada a los océanos del tiempo, para que la nueva humanidad de entonces sepa por nosotros lo que no han de contarle las cucarachas: que aquí existió la vida, que en ella prevaleció el sufrimiento y predominó la injusticia, pero que también conocimos el amor y hasta fuimos capaces de imaginarnos la felicidad. Y que sepa y haga saber para todos los tiempos quiénes fueron los culpables de nuestro desastre, y cuán sordos se hicieron a nuestros clamores de paz para que ésta fuera la mejor de las vidas posibles, y con qué inventos tan barbaros y por qué intereses tan mezquinos la borraron del universo (Garcia, 1986, pp. 13-14).


Pie de página

1 "Con todo, frente a este despilfarro económico descomunal, es todavía más inquietante y doloroso el despilfarro humano: la industria de la guerra mantiene en cautiverio al más grande contingente de sabios jamás reunido para empresa alguna en la historia de la humanidad. Gente nuestra, cuyo sitio natural no es allá sino aquí, en esta mesa, y cuya liberación es indispensable para que nos ayuden a crear, en el ámbito de la educación y la justicia, lo único que puede salvarnos de la barbarie: una cultura de la paz". (Garcia, 1986, p. 11).


Referencias bibliográficas

Crónica del siglo XX. (1986). Barcelona, España: Plaza & Janes.         [ Links ]

Garcia, G. (1986). El cataclismo de Damocles. Conferencia Ixtapa-México. Bogotá, Colombia: Oveja Negra.         [ Links ]