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Revista Lasallista de Investigación

Print version ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.13 no.2 Caldas July/Dec. 2016

https://doi.org/10.22507/rli.v13n2a1 

DOI: http://dx.doi.org/10.22507/rli.v13n2a1

Una crítica al discurso político en la obra de Borges*

A criticism to the political speech in Borges' work

Uma crítica ao discurso político na obra de Borges

Leonardo Cárdenas Castañeda**

*Artículo derivado del proyecto de investigación "Temas y problemas en filosofía moral y política (Grupo de investigación Tántalo)", realizado en la Universidad de Caldas - Manizales, Colombia
**Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad de Caldas. Manizales - Colombia.

Autor para correspondencia: Leonardo Cárdenas Castañeda, e-mail: leonardo.cardenas@ucaldas.edu.co

Artículo recibido: 25/02/2016; Artículo aprobado: 15/11/2016

Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa,
en general, se vuelve la nobleza del lenguaje.

(Aldous Huxley)


Resumen

Introducción. Existen razones para pensar que Borges asume una actitud conservadora en estética, sobre todo en lo que respecta a la preservación de las viejas virtudes del arte narrativo y el buen uso del lenguaje, pues al parecer muchos de sus escritos van enfocados en esta dirección. Objetivo. Indicar el modo en que Borges defiende el buen uso del lenguaje y la comunicación, mostrando cómo satiriza ciertas modas contemporáneas que utilizan el lenguaje de una manera distorsionada. Materiales y métodos. Para los propósitos de este trabajo, el texto se va a dividir en dos partes. En la primera, voy a partir del análisis de Jon Stewart sobre Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, donde sostiene que en este relato Borges hace una refutación del idealismo por medio de una reductio ad absurdum. La idea del análisis de Stewart es que en un mundo regido por el idealismo sería prácticamente imposible el lenguaje, la comunicación se rompería, el pensamiento y las ciencias serían artificiales, no genuinos. En segundo lugar, utilizaré otros cuentos de Borges, El idioma analítico de John Wilkins y El informe de Brodie, especialmente, donde se muestra cierta semejanza con las consecuencias absurdas del idealismo. Resultados. En estos cuentos se percibe cierto desajuste entre la realidad y un lenguaje construido a partir de percepciones subjetivas. En este punto, además, apelaré a dos ensayos, La política y El lenguaje inglés, de George Orwell; y George Orwell y la ofensa a la eternidad, de George Steiner. El punto de las observaciones de Orwell es que existe una clara relación entre el descuido por el lenguaje y la manera en que se expresan ciertos gobiernos de corte totalitario. Conclusiones. Borges está reivindicando valores tradicionales que se han perdido como la comunicación llana y clara, a la vez que critica con ironía las nuevas modas narrativas contemporáneas que emplean muchos gobiernos de corte totalitario y ciertos círculos académicos que presumen ser elegantes y profundos.

Palabras clave: Borges, conservador, lenguaje, política, literatura.


Abstract

Introduction. There are reasons to think that Borges assumes a conservative attitude towards aesthetics, especially concerning the preservation of the old virtues in the narrative art and the good use of language, as many of his works are focused into those aspects. Objective. Indicate the way Borges defends the good use of language and the communication, showing how he satirizes certain contemporary fashions that use language in distorted ways. Materials and methods. This paper is divided into two parts: In the first one I will use Jon Stewart´s analysis Tlön, Uqbar, Orbis Tertius as a base, as Stewart´s affirms in this work that Borges makes a refutation to idealism by means of a reductio ad absurdum. Stewart´s idea is that language would be practically impossible in a world ruled by idealism, communication would be broken, thinking and sciences would be artificial, not genuine. In the second part, I will use other Borges´ stories, El Lenguaje analítico de John Wilkins and El informe de Brodie, especially where a certain resemblance with the absurd consequences of idealism are shown. Results. A certain maladjustment between the reality and the language built from subjective perceptions can be perceived. At this point, besides, I will appeal to two essays: Politics and the English Language, by George Orwell and Orwell and the Offense to Eternity, by George Steiner. The point on Orwell´s observations is that there is a clear relationship between neglecting language and the way certain totalitarian governments express themselves. Conclusions. Borges is vindicating lost traditional values, such as plain and bold communication, and at the same time ironically criticizes the new contemporary narrative fashions used by many totalitarian governments and by certain academic circles that show off a supposed elegance and depth.

Key words: Borges, conservative, language, politics, literature.


Resumo

Introdução. Existem razões para pensar que Borges assume uma atitude conservadora em estética, sobre tudo no que respeita à preservação das velhas virtudes da arte narrativa e o bom uso da linguagem, pois ao parecer muitos de seus escritos vão enfocados nesta direção. Objetivo. Indicar o modo em que Borges defende o bom uso da linguagem e a comunicação, mostrando como satiriza certas modas contemporâneas que utilizam a linguagem de uma maneira distorcida. Materiais e métodos. Para os propósitos deste trabalho, o texto se vá dividir em duas partes. Na primeira, vou partir da análise de Jon Stewart sobre Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, onde sustém que neste relato Borges faz uma refutação do idealismo por meio de uma reductio ad absurdum. A ideia da análise de Stewart é que num mundo regido pelo idealismo seria praticamente impossível a linguagem, a comunicação se romperia, o pensamento e as ciências seriam artificiais, não genuínos. Em segundo lugar, utilizarei outros contos de Borges, O el idioma analítico de John Wilkins e el informe de Brodie, especialmente, onde se mostra certa semelhança com as consequências absurdas do idealismo. Resultados. Nestes contos se percebe certo desajuste entre a realidade e uma linguagem construída a partir de percepções subjetivas. Neste ponto, ademais, apelarei a dois ensaios, A política e A linguagem inglês, de George Orwell; e George Orwell e a ofensa à eternidade, de George Steiner. O ponto das observações de Orwell é que existe uma clara relação entre o descuido pela linguagem e a maneira em que se expressam certos governos de corte totalitário. Conclusões. Borges está reivindicando valores tradicionais que se há perdido como a comunicação plana e clara, ao mesmo tempo que critica com ironia as novas modas narrativas contemporâneas que empregam muitos governos de corte totalitário e certos círculos acadêmicos que presumem ser elegantes e profundos.

Palavras chave: Borges, conservador, linguagem, política, literatura.


Introducción

Existen razones para pensar que Borges asume una actitud conservadora en estética, sobre todo en lo que respecta a la preservación de las viejas virtudes del arte narrativo y el buen uso del lenguaje, pues, al parecer, muchos de sus escritos van enfocados en esta dirección. De hecho, Borges ha enfatizado en los viejos valores estéticos de coherencia y armonía. Cuando habla del cuento policial, por ejemplo, arguye que una de las justificaciones para la existencia del género policiaco es que

Nuestra literatura tiende a lo caótico. Se tiende al verso libre porque es más fácil que el verso regular [...] En esta época nuestra, tan caótica, hay algo que, humildemente, ha mantenido las virtudes clásicas: el cuento policial. Ya que no se entiende un cuento policial sin principio, sin medio y sin fin [...] Yo diría, para defender la novela policial, que mno necesita defensa; leída con cierto desdén ahora, está salvando el orden en una época de desorden (Borges, 1985, p. 88).

Esta es la forma de hablar de un conservador. Pero se trata de un conservador rebelde. Porque, como lo señala Camus, todo rebelde está reivindicando en el fondo viejos valores que están siendo pisoteados. Así, en una época en la que se erigieron el caos y la anarquía en la literatura como valores supremos, Borges fue rebelde al pretender retornar al orden del pasado.

De esta manera, el presente trabajo tiene como objetivo indicar el modo en que Borges defiende el buen uso del lenguaje y la comunicación, mostrando cómo satiriza ciertas modas contemporáneas que utilizan el lenguaje de una manera distorsionada. Además, pretendo explicar que en política esta forma de comunicarnos es sustentada por muchos credos totalitarios, donde la claridad de sus expresiones no es precisamente una de sus virtudes. Es más, la mayoría de sus expresiones tienen significados completamente contradictorios.

Materiales y métodos

LA REDUCTIO AD ABSURDUM DE TLÖN

Según Jon Stewart, en este cuento Borges refuta el idealismo subjetivista, presentado en una versión fuerte de la tesis de George Berkeley, donde trata de explicar que es insostenible defender una tesis de este tipo, teniendo en cuenta las conclusiones absurdas a las que está sujeta.

Recordemos que el mundo de Tlön nos es presentado inicialmente en una enciclopedia que contiene un artículo sobre un país, Uqbar, del cual no se ha tenido jamás referencia alguna, solamente se sabe lo que el artículo de cuatro páginas registra sobre él. A medida en que se va recogiendo información, el grado de irrealidad aumenta. La primera noticia que se ha tenido en relación con este desconocido país es que "la literatura de Uqbar era de carácter fantástico y que sus epopeyas y sus leyendas no se referían a la realidad, sino a las dos regiones imaginarias de Mlejnas y de Tlön" (Borges, 1978, p. 432). Se supo luego que no solo había un país desconocido, sino también un país falso que tenía, además, una enciclopedia completa con su falsa historia, donde todo es una variante del idealismo, "las naciones de ese planeta son congénitamente idealistas. Su lenguaje y las derivaciones de su lenguaje -la religión, las letras, la metafísica- presuponen el idealismo" (Borges, 1978, p. 435). Después se descubrió que el plan de inventar un país y un planeta imaginario hacía parte de una sociedad secreta, en la cual estaba George Berkeley.

Dice Borges que "Hume anotó para siempre que los argumentos de Berkeley no admiten la menor réplica y no causan la menor convicción". Esa sentencia es del todo justa en nuestro mundo, pero no en el mundo de Tlön, donde todo está regido por el idealismo. Por ejemplo, una de las tesis de Berkeley es que el tiempo no es más que una abstracción vacía. Esto implica que no existe una noción universal de tiempo que sea común a todos los individuos. En el mundo de Tlön, hablar de pasado, presente y futuro es completamente vago, no existe acuerdo común respecto a la noción misma de tiempo. Borges ilustra esta situación, mostrando sus consecuencias absurdas: el director de una de las cárceles les prometió a los presos que si al excavar en el lecho de un río antiguo encontraban alguna pieza arqueológica importante podrían ganar la libertad. Lo absurdo del caso es que hubo presos que encontraron piezas de fecha posterior a la búsqueda, claro, hubo otros más avezados que se las inventaron. Otro hecho irrisorio es que la historia completa, incluida la posdata, fue publicada hacia 1940, pero la posdata tiene la fecha de 1947. Es decir, la posdata fue escrita siete años después de haber sido publicado el relato.

Este par de ejemplos, señalados por Stewart, nos ayudan a comprender la reductio que realiza Borges. En un mundo donde las categorías temporales no tienen ninguna relación, ellas serían totalmente vacías. Es más, la noción de tiempo se destruiría. En este punto, además, Stewart dice que Borges se apoya en los argumentos de Kant para desacreditar los argumentos berkelyanos. Kant sostuvo que el espacio y el tiempo son condiciones necesarias, intuiciones puras, para la posibilidad de cualquier forma de experiencia objetiva. En cada representación el espacio y el tiempo deben estar presentes; sin ninguna de estas categorías la experiencia objetiva sería imposible: "si nuestra experiencia cambiara continuamente entre varios continuos temporales, la experiencia y la objetividad serían imposibles" (Stewart, 1996, p. 81).

Así como la noción de tiempo queda anulada en el mundo de Tlön, la noción de espacio corre con igual suerte. La geometría, por ejemplo, depende de lo que cada sujeto desee representar sin ninguna conexión con la realidad; sus diferencias son relativas a cada sujeto. En otras palabras, las verdades geométricas existen y dependen de las creencias de los sujetos, no del mundo; el espacio es subjetivo. Si declaramos en un momento A que el estadio Camp Nou se encuentra en Barcelona, en un momento B que está ubicado en el Polo Norte, y en un momento C que se encuentra en la Sierra Nevada de Santa Marta, y así cada individuo declarara como verdadera su propia ubicación geográfica, no podríamos hablar objetivamente de los hechos. Así pues, tanto el espacio como el tiempo deben ser elementos universales y necesarios para cualquier tipo de experiencia objetiva.

En relación con lo anterior tampoco las ciencias empíricas serían posibles, pues cada idea mental es algo aislado que no guarda ninguna relación con ningún hecho posterior o anterior; lo que para nosotros es una relación de causa y efecto, para los habitantes de Tlön es una mera relación de ideas, de la coincidencia. Para los habitantes de ese mundo imaginario resulta escandaloso que un hecho tenga que estar necesariamente unido a otro. Ellos consideran una afrenta relacionar un bosque ardiendo en llamas con un fósforo y un cigarrillo. La influencia de Berkeley en el relato es clara, si recordamos una de sus máximas: "Con un poco de atención descubrimos que el propio ser de la idea implica pasividad e inactividad; de manera que es imposible que una idea haga cosa alguna o, hablando con más propiedad, que sea la causa de algo" (Berkeley, Citado por Stewart, 1996, p. 91).

Lo que he mostrado hasta aquí es que un mundo regido por el idealismo tendría consecuencias lógicamente incoherentes, no habría posibilidad de diferenciar lo verdadero de lo falso, no sería posible ni la ciencia ni el pensamiento. Es más, la comunicación se rompería porque todo dependería, en últimas, de las representaciones de cada sujeto. Si alguien desea cambiar el pasado a su acomodo lo puede hacer sin ningún problema, y eso es lo verdadero; alguien puede inventar y alterar cualquier cosa a su antojo, y eso es lo real. En el relato, por ejemplo, un mendigo hizo perdurar un umbral hasta que murió y dejó de visitarlo. Así pues, según Stewart, lo que Borges pretende es burlarse del idealismo, mostrando las consecuencias irracionales que entraña.

Relación entre lenguaje y política

Llegados a este punto, emplearé algunos de los relatos de Borges, donde se evidencia cierta compatibilidad con los absurdos que se extraen del idealismo. La importancia de este punto es que en los textos aquí referidos se nota cierto repudio por el habla concreta y precisa, usando un lenguaje inapropiado. Esta forma de hablar es propia de muchas doctrinas totalitarias que usan el lenguaje con doble significado para justificar lo que normalmente sería inaceptable.

En el cuento El idioma analítico de John Wilkins, Borges, al parecer, utiliza el mismo método de reducción al absurdo que usó en Tlön, pues en este trata de satirizar la forma en que un idioma que es construido únicamente a partir de percepciones subjetivas, sin ningún anclaje con la realidad, tendría consecuencias igualmente ridículas.

En el caso de John Wilkins, este dividió el universo en cuarenta categorías o géneros, divisibles, a su vez, en diferencias y en especies. Es decir, "asignó a cada género un monosílabo de dos letras; a cada diferencia, una consonante; a cada especie, una vocal. Por ejemplo: de, quiere decir elemento; deb, el primero de los elementos, el fuego; deba, una porción del elemento del fuego, una llama" (Borges, 1978, p. 707). Tomemos la clasificación de "cierta enciclopedia china", mencionada por Borges en el texto, que tanto gustó a Michel Foucault, titulada "Emporio celestial de conocimientos benévolos", donde algunos animales se dividen así:

(a) pertenecientes al emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables,(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas (Borges, 1978, p. 708).

Resultados y discusión

Debo mencionar que, dada la ambigüedad de los textos borgianos, algunos intelectuales, como Foucault, encuentran en ellos motivos para el relativismo que ellos mismos adoptan. Mi actitud, como es obvio, es muy distinta. Al igual que Stewart, encuentro en los textos borgianos una burla al idealismo, al relativismo y a otras yerbas similares. Pero, desde luego, no quiero sugerir que mi interpretación sea la única posible.

Me parece complicado leer textos como el siguiente sin pensar que constituyen una parodia a ciertas modas intelectuales:

El Instituto Bibliográfico de Bruselas también ejerce el caos: ha parcelado el universo en 1000 subdivisiones [...] No rehúsa las subdivisiones heterogéneas, verbigracia, la 179: ´Crueldad con los animales. Protección de los animales. El duelo y el suicidio desde el punto de vista de la moral. Vicios y defectos varios. Virtudes y cualidades varias (Borges, 1978, p. 708).

Si algo no toma en cuenta esta forma de escritura es el lenguaje mismo. Esto da pie para que exista una extraña vaguedad en los propios términos, donde el crimen y la benevolencia, por ejemplo, significan lo mismo, están encerrados en una misma categoría. Supongamos que un sistema penal de cualquier país adopta un código semejante, y a un acusado no se le sentencie por tal o cual crimen, sino que en reemplazo de ello se le diga "179". No se sabe si en tal caso, tanto al acusado, como al auditorio, e incluso, al juez mismo, se les representó con claridad la orden impartida. No es claro si se le acusó o se le absolvió.

En otro cuento, El informe de Brodie, que es una reminiscencia de Swift, está claramente ilustrada la forma como Borges se burla de un tipo de lenguaje que posee doble significado, en el que sus expresiones se usan de manera genérica. En este cuento se narra la historia de un misionero escocés, David Brodie que, al parecer, se extravió en una región selvática del África en donde la naturaleza de sus habitantes es bestial, incluso en la forma de expresarse. Estos individuos (llamados Yahoos), por ejemplo, para comunicarse entre sí se arrojan fango; algunos para llamar a un amigo se lanzan al suelo y se revuelcan.

En muchas ocasiones en que estos individuos devoraban los cadáveres de sus propios habitantes, David Brodie les censuraba semejante práctica. Pero, ellos para justificar esta costumbre se tocaban la barriga o la boca para indicarle a Brodie una de dos cosas: o que los muertos también son alimento; o que, todo lo que comemos es, al fin y al cabo, carne humana.

Sin embargo, el idioma de los Yahoos es aún más complicado. Ellos no se comunicaban con oraciones, es más, para ellos resulta escandaloso hablar de partes de la oración y de la oración misma. En lugar de eso, utilizan impronunciables palabras monosilábicas que designan una idea genérica y que vienen acompañadas de ciertos gestos y visajes.

La palabra nrz, por ejemplo, sugiere la dispersión o las manchas; puede significar el cielo estrellado, un leopardo, una bandada de aves, la viruela, lo salpicado, el acto de desparramar o la fuga que sigue a la derrota. Hrl; en cambio, indica lo apretado o lo denso; puede significar la tribu, un tronco, una piedra, un montón de piedras, el hecho de apilarlas, el congreso de los cuatro hechiceros, la unión carnal y un bosque. Pronunciada de otra manera o con otros visajes, cada palabra puede tener un sentido contrario. No nos maravillemos con exceso; en nuestra lengua [en el caso de Brodie, el inglés], el verbo to cleave vale por hendir y adherir. Por supuesto, no hay oraciones, ni siquiera frases truncas (Borges, 1978, p. 1077).

En esta última parte de la cita podemos ver la manera en la que Borges indica que, al usar un lenguaje con estas características, las palabras que lo componen pueden tener muy fácilmente dos significados completamente contradictorios. Para los que justifiquen y reclamen que los Yahoos son una cultura primitiva y no es lícito involucrarnos en sus costumbres, el propio Borges nos advierte que "la virtud intelectual de abstraer que semejante idioma postula me sugiere que los Yahoos, pese a su barbarie, no son una nación primitiva sino degenerada" (Borges, 1978, p. 1077). Un idioma similar arrojaría resultados incoherentes, convirtiendo las formas de comunicarnos en un caos. No nos extrañemos si en un futuro no muy lejano empecemos a utilizar esos mamarrachos monosilábicos e impronunciables que no dejan lugar ni a una sola vocal; o lo que es aún peor, que los idiomas hayan desaparecido, y en lugar de ello nos comuniquemos arrojándonos fango o revolcándonos en el suelo, como ocurre en el relato de Borges.

Es precisamente en este punto donde noto alguna conexión entre este tipo de lenguaje, especialmente ambiguo, con los eslóganes profesados por doctrinas de corte totalitario.

Es muy frecuente que en el lenguaje político se acostumbre usar muchos términos de manera impropia. Palabras como democracia, justicia, libertad, entre otros, tienen varios significados y, por lo general, cada definición se opone a otra, imposible de reconciliarse entre sí. George Orwell nos brinda un ejemplo:

En el caso de una palabra como democracia, no solo no hay una definición aceptada, sino que el esfuerzo por encontrarle una choca con la oposición de todos los bandos. Se piensa casi universalmente que cuando llamamos democrático a un país lo estamos elogiando; por ello, los defensores de cualquier tipo de régimen pretenden que es una democracia, y temen que tengan que dejar de usar esa palabra si se le da un claro significado (Orwell, 2004, p. 4).

Es claro que alguien que en su escritura opere de esta manera es porque pretende darle una apariencia de verdad a los que en el fondo oculta. En pocas palabras, su intención es engañar. Además, esto es útil para un régimen totalitario porque así le permite realizar dos cosas: la primera radica en que es posible nombrar de otra manera los hechos; y la segunda consiste en poder darle un tono respetable y de grandeza a los crímenes cometidos a cargo del régimen. El discurso político está cubierto de casos similares:

Se bombardean poblados indefensos desde el aire, sus habitantes son arrastrados al campo por la fuerza, se abalea al ganado, se arrasan las chozas con balas incendiarias: y a esto se le llama "pacificación". Se despoja a millones de campesinos de sus tierras y se los lanza a los caminos sin nada más de lo que puedan cargar sobre sus espaldas: y a esto se le llama "traslado de población" o "rectificación de las fronteras". Se encarcela sin juicio a la gente durante años, o se le dispara en la nuca o se la manda a morir de escorbuto en los campamentos madereros del Ártico: y a esto se le llama "eliminación de elementos no dignos de confianza". Dicha fraseología es necesaria cuando se quiere nombrar las cosas sin evocar sus imágenes mentales (Orwell, 2004, p. 6).

Esta característica propia de los Estados dictatoriales se ilustra en el mismo 1984 de Orwell. Recordemos que en la novela existe un departamento, llamado Ministerio de la Verdad, pero lo que en la práctica realiza es decir mentiras, falsificar la historia y construir un lenguaje nuevo, llamado Newspeak. El rasgo fundamental de este nuevo idioma es falsificar hechos del pasado que pueden fomentar alguna amenaza hacia los pronunciamientos de la nueva ortodoxia, pues lo que importa es hacer que la línea del partido aparezca como una gran disciplina donde no quepa el más mínimo margen de error y debilidad. Igualmente, en la novela existen otros departamentos del Estado, encargados de realizar totalmente lo contrario de lo que su nombre indica, como el Ministerio del Amor que practica el crimen y la tortura; y el Ministerio de la Paz que procura, en todos los casos posibles, declararle la guerra a cualquier movimiento revolucionario que aspire debilitarlo. Pero como el método en que está basado este nuevo idioma, como creer que una cosa puede ser buena y mala al mismo tiempo, es completamente absurdo, el resultado engendrado es un peligroso disparate en el que un hecho cualquiera carece de la representación adecuada para nombrarlo. En 1984, los tres eslóganes del Partido son: "la guerra es paz", "la libertad es esclavitud", "la ignorancia es fuerza", que permiten, entre otras cosas, justificar cualquier tipo de perversión que pueda cometerse.

La situación en esta novela se torna tan dramática, que llegar a creer una tautología o una verdad de Perogrullo se ha vuelto subversivo. Winston Smith, el protagonista de la novela, en su afán de no dejarse disciplinar por el régimen, tiene que anotar tautologías a hurtadillas para que cuando el Partido hubiera falsificado todo, no se le olvidaran jamás las verdades inmutables y necesarias que rigen el universo.

Hubo una época en que fue señal de locura creer que la Tierra giraba en torno al Sol: ahora era locura creer que el pasado es inalterable [...] Al final, el Partido anunciaría que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era inevitable que llegara algún día al dos y dos son cinco. La lógica de su posición lo exigía. Su filosofía negaba no solo la validez de la experiencia, sino que existiera la realidad externa. La mayor de las herejías era el sentido común [...] El Partido os decía que negaseis la evidencia de vuestros ojos y oídos. Esta era su orden esencial [...] Y, sin embargo, era él, Winston, quien tenía razón. Los otros estaban equivocados y él no. Había que defender lo evidente. El mundo sólido existe y sus leyes no cambian. Las piedras son duras, el agua moja, los objetos faltos de apoyo caen en dirección al centro de la Tierra. [Teniendo en cuenta esto, Winston escribió un importante axioma], la libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados (Orwell, 2003, pp. 92-93).

¿No es acaso compatible este 1984 de Orwell con el mundo de Tlön Borgiano? Sería muy alentador para un dictador habitar en un mundo donde pudiera formular sus propias verdades sin necesidad de que se ajusten a la realidad. Tlön sería caldo de cultivo para cualquier régimen totalitario, allí los campos de concentración y las deportaciones en masa pueden ser algo respetable y digno de los mayores elogios.

George Steiner va más allá de la novela y afirma que, incluso hoy día, se ven ciertos rasgos de lo que Orwell previó. Dice:

El Newspeak que practicamos es el de la inflación verbal: en los servicios de inteligencia al asesinato se le llama "separación con perjuicio extremo"; a los sucesos de El Salvador o Filipinas se les describe como "avizoramientos esperanzados de los principios de los derechos humanos". Pero el método es el mismo. La claridad de la representación, la herejía del pensamiento debe imposibilitarse por medio de la eliminación o la ofuscación del lenguaje que podría concebirlas y comunicarlas [...] `Duckspeak´ [en inglés] es una de esas interesantes palabras que tienen dos significados contradictorios. Aplicada a un contrario, significa insulto; aplicada a alguien con quien uno está de acuerdo, es un elogio. Ejemplo: En Polonia, la ley marcial es una tiranía descarada contra los derechos humanos; en Turquía, es una preparación necesaria para la llegada, algún día, de las instituciones democráticas (Steiner, 1984, p. 9).

Por no alejarnos mucho de la realidad, en Colombia se ha acostumbrado en los últimos tiempos, fusionar ministerios sin medir las proporciones de lo que hacen. El Ministerio de Defensa tan distinto del de Justicia, en los inicios del gobierno de Uribe equivalía a lo mismo; es como fusionar la bota militar con los derechos humanos. Lo mismo ocurre con los ministerios de la Salud y el Trabajo, que ahora unidos se los llama con el descarado nombre de "Ministerio de la Seguridad Social", dando una imagen inofensiva de la barbaridad que se ha creado. Recordemos, además, la perla de un asesor presidencial cuando dijo que "en Colombia no existen desplazados sino migrantes". Esto es así porque si algo identifica a todo discurso político es la falta de sinceridad, acompañado, a su vez, de la falta de claridad y de representación en lo que se pretende decir. En casos similares pueden ocurrir varias cosas: el escritor, o bien es incapaz de expresar el significado que tiene en mente o, sin darse cuenta, expresa otra cosa totalmente contraria a lo que quería decir o no le importa que sus expresiones signifiquen algo.

Claro que este no es el único caso de los vicios que invaden la escritura contemporánea. Por mencionar algún otro, tenemos ya entre nosotros ese hábito tan arraigado de despreciar y omitir, en la mayoría de los casos, las palabras precisas y reemplazarlas por interminables degustaciones de adjetivos, construcciones sustantivadas, o por un montón de sílabas que se agregan y se juntan, cambiando un sustantivo simple por una oración. Esto es muy común en escritores de nuestro tiempo. Leamos un largo pasaje de Michel Foucault, donde los vicios que aquí he mencionado se quedan cortos ante semejante disparate:

Finalmente, hablemos del último carácter de la hermenéutica: la interpretación se encuentra ante la obligación de interpretarse a sí misma hasta el infinito; de volver a encontrarse siempre consigo misma. De aquí se desprenden dos consecuencias importantes. La primera, se refiere a que la interpretación de "¿quién?"; no se interpreta lo que hay en el significado, sino que se interpreta en realidad: quién ha propuesto la interpretación. El principio de interpretación no es otra cosa más que el intérprete, y este es quizá el sentido que Nietzsche dio a la palabra "psicología". La segunda consecuencia se refiere a que la interpretación tiene que interpretarse a sí misma. En oposición al tiempo de los signos, que es un tiempo con vencimiento y por oposición al tiempo de la dialéctica, que es a pesar de todo lineal, se llega a un tiempo de interpretación que es circular. Este tiempo está obligado a volver a pasar por donde ya pasó, lo que ocasiona que al final, el único peligro que realmente corre la interpretación, pero que es un peligro supremo, es el que, paradójicamente hacen correr los signos. La muerte de la interpretación es el creer que hay signos que existen primariamente, originalmente, realmente, como marcas coherentes, pertinentes y sistemáticas (Foucault, 1981, pp. 40-41).

De antemano me siento en la obligación de disculparme con el paciente lector por tener que soportar semejante bodrio. Pero precisamente apelé a este largo pasaje para que no se diga luego que lo que allí veo de defectuoso lo he sacado del contexto1 o lo he sacado con pinzas. Sin embargo, un lector cuidadoso se haría varios cuestionamientos, entre ellos, si el autor del escrito, en este caso Foucault, sabe el significado de cada una de las palabras que lo integran, y si lo tienen, se podría hacer una segunda pregunta, a saber, si esas palabras son las apropiadas para expresar lo que el escritor tiene en mente. Esta forma de escritura, además, lleva expresiones como "tiempo de la dialéctica", "tiempo de los signos", "interpretación que tiene que interpretarse a sí misma", que aparte de no referirse a nada concreto, no permite que el lector tampoco encuentre su significado adecuado. Y cuando por fin hay alguna palabra con referencia universal aceptada, su significado se esconde porque en cada frase el orden de las palabras es extravagante, y al lector no le queda otro remedio que tener un poco de piedad hacia el autor porque ignora el estado anímico que lo embargaba en ese momento, aunque difícilmente podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con él, porque para adoptar una de esas dos posiciones es necesario estar ante una auténtica afirmación.

Miremos ahora el final del pasaje: "La muerte de la interpretación es creer que hay signos que existen primariamente, originalmente, realmente, como marcas coherentes, pertinentes y sistemáticas". Aquí vemos un claro ejemplo de lo que señalábamos anteriormente con Orwell: el hábito de omitir las palabras apropiadas y sustituirlas por una enorme cantidad de adjetivos y construcciones sustantivadas que no permiten identificar el sentido de lo que se quiso expresar. Y así la oración signifique alguna cosa, el relleno de adjetivos ahoga el significado original, cambiándolo por otro totalmente opuesto.

En este punto, Borges también ofrece varias pistas sobre la manera en que él reniega de esta forma de escritura. Recordemos que en muchas regiones de Tlön se desprecian los sustantivos y se reemplazan por largas cadenas de adjetivos, perdiendo de vista el significado inicial.

El sustantivo se forma por acumulación de adjetivos. No se dice luna: se dice aéreo-claro sobre oscuro-redondo o anaranjado-tenue-del cielo o cualquier otra agregación. En otras regiones hay verbos impersonales, calificados por sufijos (o prefijos) monosilábicos de valor adverbial. Por ejemplo, no hay palabra que corresponda a la palabra luna, pero hay un verbo que sería en español lunecer o lunar. Surgió la luna sobre el río se dice hlör u fang axaxaxas mlö o sea en su orden: hacia arriba (upward) detrás duradero-fluir luneció (Borges, 1978, p. 435).

El lenguaje imaginario de Tlön es un ejemplo claro de las consecuencias absurdas de emplear el lenguaje de manera inadecuada, de no usar verbos sustantivos simples como luna, y en su lugar varias sílabas adicionales que ocultan su significado. Esta forma de escritura es, además, muy fácil porque se puede decir cualquier cosa de la manera que se antoje, y dado que no se busca decir nada sino juntar una pila de necedades sin ningún orden, tampoco es posible la réplica y la crítica, porque ni siquiera es posible estar en desacuerdo. Es más, ni siquiera se necesita pensar porque solo basta juntar un montón de palabras extrañas y sonoras con un raro orden para esperar algún reconocimiento (como en el caso ya conocido de Sokal). Aunque para muchos escritores contemporáneos (incluyendo los políticos) esta forma de discurso les permite darles a sus textos un aire pretencioso y de lucidez, pues la supuesta profundidad del escrito necesita de una mente brillante que sea capaz de encontrarle sentido a tan memorable tratado. Pero en realidad, lo que estos escritores hacen es simular que sus textos aportan un contenido relevante para la cultura por medio de una trampa.

Conclusiones

Para concluir, quisiera señalar que estas muestras de vaguedad y dejadez del lenguaje se han constituido en una moda que ha tomado alas en la manera en que nos expresamos en la actualidad. Borges, con su estilo sarcástico, ha insinuado que no solo estos lenguajes imaginarios conducen a peligrosas necedades, sino que, además, advierte sobre la forma en que se ha consolidado este estilo de discurso en los círculos contemporáneos, permitiendo la destrucción de las viejas buenas costumbres y virtudes del arte narrativo y de la manera de comunicarnos. Y si no empezamos por cambiar estas formas de escritura, tal vez terminemos adoptando la posición de Borges al final del cuento, "entonces desaparecerán del planeta el inglés y el francés y el mero español. El mundo será Tlön".


Notas

1 No estoy sugiriendo que un autor como Foucault no tenga cosas interesantes por decir. Es más, me gustaría algún día tener los mismos momentos de lucidez que él tuvo, como por ejemplo en La Arqueología del Saber (una obra de gran riqueza intelectual en la que hace un estudio sobre el lenguaje con un impecable rigor). Lo que estoy criticando es la forma viciosa de escritura que emplea este autor para comunicar algunas ideas; y no por ser una autoridad dentro de los pensadores contemporáneos tenemos que cegarnos ante su defectuosa prosa. Precisamente, por ser una autoridad debería tener la delicadeza de escribir en un lenguaje llano e inteligible.


Referencias bibliográficas

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