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Revista Lasallista de Investigación

Print version ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.13 no.2 Caldas July/Dec. 2016

https://doi.org/10.22507/rli.v13n2a17 

DOI: http://dx.doi.org/10.22507/rli.v13n2a17

El realismo Davidsoniano: una posibilidad en medio de la discusión realismo-antirrealismo*

Davidsonian realism: a possibility in the moddle of the discussion between realism and anti-realism

O realismo Davidsoniano: uma possibilidade em meio da discussão realismo-antirrealismo

Jorge Gregorio Posada**, Conrado de Jesús Giraldo Zuluaga***, Carlos Adolfo Rengifo-Castañeda****

* Algunas de las ideas que aquí se presentan son resultado de los proyectos de investigación: "Ontología de la realidad social, una perspectiva de investigación para las ciencias sociales" (Código 498), realizado por el grupo de investigación Razones y Acciones (Reconocido por Colciencias) financiado por la Universidad del Quindío; así como del proyecto de investigación en curso, titulado: "Racionalidad y progreso en la ciencia. Una propuesta de racionalidad analógica, a partir de la filosofía de Evandro Agazzi" del Grupo de investigación Educación y Desarrollo Humano categoría A en Colciencias. Este grupo de investigación, pertenece a la Facultad de Educación de la Universidad San Buenaventura de Cali.
** Magíster en Filosofía de la Universidad de Caldas. Profesor del Programa de Filosofía de la Universidad del Quindío, Armenia, Colombia. Estudiante del Doctorado en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira. Correo: gposada@uniquindio.edu.co
*** Profesional en Filosofía, magíster en Gerencia para el Desarrollo y doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, Colombia. Docente Titular de la Facultad de Filosofía en la misma Universidad. Hace parte del Grupo de investigación Epimeleia. e-mail: conrado.giraldo@upb.edu.co
**** Profesional en Filosofía de la Universidad del Quindío. Especialista en Pedagogía y Docencia Universitaria de la Universidad La Gran Colombia. Magíster en Filosofía de la Universidad del Valle y Candidato a Doctor en Filosofía de la Universidad Pontifica Bolivariana de Medellín. Docente investigador de la Universidad San Buenaventura de Cali, Colombia. Integrante del grupo de investigación Educación y Desarrollo Humano y del Grupo de investigación Paideia. e-mail: Carengifo1@usbcali.edu.co careca1106@gmail.com

Autor para correspondencia: Jorge Gregorio Posada, e-mail: gposada@uniquindio.edu.co

Artículo recibido: 09/07/2015; Artículo aprobado: 15/11/2016

Si no puedes alcanzar las uvas, no es que estén verdes, es que, para empezar, nunca existieron.
Donald Davidson


Resumen

Este artículo intenta mostrar la posición de Donald Davidson en la discusión filosófica entre realismo y antirrealismo. Para tal propósito, el presente manuscrito está dividido en tres partes: en la primera se exponen, en términos generales, algunas de las del realismo y el antirrealismo, así como ciertas aproximaciones al naturalismo. En la segunda parte, se intenta mostrar las razones que, según Davidson, llevan al antirrealismo; que para él es una popular versión del relativismo conceptual; además, se muestran las tentativas de algunas filosofías por evitar caer en el escepticismo, las cuales conducen innecesariamente a posiciones antirrealistas. Finalmente, en la tercera parte, se describe por qué para Davidson una adecuada teoría del lenguaje puede cuestionar el antirrealismo, salvándose las convicciones más simples y naturales sobre lo real.

Palabras clave: epistemología, ontología, relativismo conceptual, escepticismo, realismo-antirrealismo.


Abstract

This article aims to shows Donald Davidson´s position consideraciones que se suelen presentar respecto concerning the philosophical discussion between realism and anti-realism. For such purpose, this paper is divided into three parts: in the first, in general terms, some considerations about realism and anti-realism are presented, along with certain approaches to naturalism. In the second part, the reasons that lead to anti-realism, according to Davidson, are shown. For him, it is a popular version of the conceptual relativism. Besides, the attempts of some philosophies to avoid skepticism are also shown, as they necessarily lead to anti-realistic positions. Finally, part three describes why, for Davidson, an adequate language theory can question anti-realism, and the simplest and most natural convictions on what is real, survive.

Key words: epistemology, ontology, conceptual relativism, skepticism, realism-anti-realism.


Resumo

Este artigo tenta mostrar a posição de Donald Davidson na discussão filosófica entre realismo e antirrealismo. Para tal propósito, o presente manuscrito está dividido em três partes: na primeira se expõe, em termos gerais, algumas das considerações que se acostumam apresentar com respeito do realismo e o antirrealismo, assim como certas aproximações ao naturalismo. Na segunda parte, se tenta mostrar as razões que, segundo Davidson, levam ao antirrealismo; que para ele é uma popular versão do relativismo conceitual; ademais, se mostram as tentativas de algumas filosofias por evitar cair no ceticismo, as quais conduzem sem necessidade a posições antirrealistas. Finalmente, na terceira parte, se descreve por que para Davidson uma adequada teoria da linguagem pode questionar o antirrealismo, salvando-se as convicções mais simples e naturais sobre o real.

Palavras chave: epistemologia, ontologia, relativismo conceitual, ceticismo, realismo-antirrealismo.


Introducción

En sus rasgos generales, la filosofía de Donald Davidson intenta mantener cierto tipo de naturalismo en sus discusiones y propuestas. En el caso de la filosofía del lenguaje, por ejemplo, cree Davidson que la discusión no debe centrarse en la pregunta de por qué es el significado, pues fácilmente se afecta la ontología del mundo. Sostener o proponer que el significado es o debe ser ideas o entidades mentales que se ubican "dentro de la cabeza" y que dotan de contenido a las palabras desvía innecesariamente la discusión hacia terrenos inevitablemente borrosos. Sabiendo que la naturaleza es esencialmente física, para Davidson la pregunta de la filosofía del lenguaje es: cómo se relacionan esos eventos físicos del mundo, llamados oraciones, con otros trozos de la realidad, igualmente físicos, pero cualitativamente distintos de ellas, a los que las oraciones se refieren. Una expresión emitida por un hablante como: "La botella contiene agua", expresión que es una acción física, corrientemente se relaciona con algo tan distinto, como es el evento en el que una botella contiene agua. Para Davidson, la filosofía del lenguaje debe aclarar cómo es posible la relación, que de hecho se da, entre las oraciones, que son eventos físicos, y los trozos del mundo que ellas designan.

En el caso de los problemas metafísicos, el espíritu de Davidson es el mismo: salvar las convicciones ontológicas que son consistentes con la intuición de que el hombre es una parte de la naturaleza, un animal, que, en tanto dotado de habla, puede comunicarles a otros humanos sus creencias1 y entender las de ellos. Para Davidson, arrastrado por excesos de filosofía, supuestos incontestables como que el mundo es uno y que las creencias, sean lo que fueren, se refieren a él, son oscurecidos por atrayentes, pero insostenibles consideraciones ontológicas. En particular, las motivaciones que llevan a adoptar las tesis del antirrealismo son de este tipo: un exceso de credulidad en algunas filosofías del conocimiento y un menosprecio por las convicciones más básicas y naturales de nuestra condición humana.

Consideraciones al respecto del realismo, el antirrealismo y el naturalismo

Para efectos de establecer el contexto de discusión del presente artículo resulta pertinente, primero, dar cuenta de algunas de las posiciones acerca del realismo-antirrealismo, así como del debate protagonizado por estas en la filosofía de la ciencia contemporánea, y segundo, describir algunas de las generalidades respecto de lo que se entiende por naturalismo en la filosofía, para situar en tal escenario los aportes de Donald Davidson.

Realismo y antirrealismo

La ciencia describe el mundo observable
y también el que está detrás de las apariencias.
Este es un enunciado tosco de realismo respecto de la ciencia.
[...] El antirrealista sostiene que el contenido de una teoría científica comprende solamente
el conjunto de afirmaciones que pueden ser verificadas mediante la observación o la experimentación.

(Chalmers, 2010)

El epígrafe hace mención a dos aspectos constitutivos del debate protagonizado por realistas y antirrealistas en la historia de la filosofía de la ciencia, en lo concerniente al conocimiento científico y a aquello que la ciencia puede afirmar o no, respecto a la naturaleza del mundo; en este sentido, y siguiendo a Diéguez, se agrega que la pregunta que se pretende responder en el presente debate

[...] ya largo y aún inconcluso, entre realistas y antirrealistas tiene que ver con el objetivo de la ciencia y, en particular, con la relación entre las teorías y el mundo ¿son las teorías científicas (y las teorías científicas postuladas por ellas) una representación objetiva de las realidad o, por el contrario, su función es meramente la de ‹salvar los fenómenos› conocidos -la de encajarlos y correlacionarlos- y servir como instrumento para predecir nuevos fenómenos? (Diéguez Lucena, 2005, p. 247).

Sin embargo, tal inconclusión de la que habla Diéguez, en la que se encuentra el debate, puede ser tal vez matizada o quizá, de un modo más pretensioso, podría decirse que probablemente dirimida, si se reconoce la novedad de los presupuestos conceptuales de Davidson respecto de este asunto, como se desarrollará en este artículo.

Ahora bien, con el propósito de reconocer el panorama en torno al realismo y el antirrealismo, se recogerán algunos aspectos que describen los distintos tipos de realismo consolidados en la filosofía de la ciencia contemporánea.

Según Alan F. Chalmers, existe una versión muy fuerte acerca del realismo que algunos han denominado "realismo científico" el cual señala que "la ciencia persigue alcanzar enunciados verdaderos acerca de lo que hay en el mundo y cómo se comporta este, en todos sus niveles y no solo en el nivel de la observación" (Chalmers, 2010, p. 223), situando en la orilla contraria, probablemente, otras versiones epistemológicas tales como el antirrealismo, el instrumentalismo2 y el empirismo constructivo, entre otras, que dan cuenta de la actividad científica, así como del éxito y el progreso científico.

Diéguez Lucena expone cinco tesis principales acerca del realismo las cuales denomina: ontológico, epistemológico, teórico, semántico y progresivo.

Respecto al Realismo ontológico, se afirma que todas aquellas entidades teóricas - inobservables- postuladas por las teorías de la ciencia y que son claramente definidas y establecidas en ellas existen; a este tipo de realismo se opone el instrumentalismo sobre entidades, el cual "forma parte del fenomenismo positivista o convencionalista" (Diéguez Lucena, 2005, p. 252). En lo atinente al realismo epistemológico se señala que las teorías científicas brindan, respecto de la realidad, un adecuado conocimiento. Empero, se puede probablemente suponer que, si desde este tipo de realismo se proporciona algún tipo de conocimiento en relación con la realidad, se espera que las teorías científicas postuladas por este sean susceptibles de ser verdaderas o falsas, como sucede en el realismo teórico, frente al cual se opone el instrumentalismo teórico que considera las teorías científicas como "instrumentos predictivos o de cálculo, útiles o inútiles, empíricamente adecuadas o inadecuadas, pero no verdaderas o falsas" (Diéguez Lucena, 2005, p. 252).

Por su parte, desde el realismo semántico tales valores veritativos predicados de las teorías científicas operan en función de su correspondencia o no con la realidad; a este se le opone el pragmatismo "(la verdad o falsedad de las teorías han de entenderse en relación con las actividades cognitivas humanas)" (Diéguez Lucena, 2005, p. 253). Finalmente, otra forma de realismo es el progresivo el cual afirma que el conocimiento científico progresa en la medida en que las teorías científicas nuevas ofrezcan mayor contenido de verdad que sus predecesoras, en un proceso de acercamiento gradual y/o progresivo a la verdad acerca del mundo; esto es contrario a lo postulado por un antirrealista como Bas van Frassen, quien considera que lo que determina la aceptación o no de las teorías científicas se afinca en que estas logren salvar los fenómenos, evitando cualquier afirmación acerca del mundo inobservable que no esté firmemente establecida sobre la base de la observación.

Tal postura de Bas van Fraassen resulta acorde con su empirismo de tipo constructivo, agregando que solo es posible salvar los fenómenos mediante una aserción de tipo empírico; de ahí que "aceptar una teoría es (para nosotros) creer que es empíricamente adecuada: que todo cuanto la teoría dice acerca de lo que es observable (por nosotros) es verdadero" (van Fraseen, 1996, p. 35), pretendiendo construir teorías empíricamente adecuadas esto es, con "algún modelo tal que todas las apariencias (sean)3 isomórficas con las subestructuras empíricas de ese modelo" (van Fraseen, 1996, p. 89) contrastando los postulados del realismo. Parafraseando a un realista constructivo como Ronald Giere se determina que cuando una teoría científica es aceptada se considera que la mayor parte de los elementos de esta (incluyendo los que se consideran inobservables) representan (en algún respecto y en algún grado) aspectos del mundo (Giere, 1992).

Por último, a esta revisión un tanto general, podrían sumarse los aportes del filósofo italiano Evandro Agazzi, quien afirma:

Science provides objective knowledge thanks to its determining its objects and obtaining intersubjective agreement by means of operational procedures that consist in the competent use of specialised instruments. In addition, these operational procedures grant science its referential import and justify its claim to provide knowledge of reality (Agazzi, 2014, p. 305).

Y en lo que concierne a la verdad de las teorías científicas, y al conocimiento de la realidad que estas proporcionan, añade Agazzi que la noción de verdad empleada se atribuye "directamente a las proposiciones aisladas, y que su aplicación a las teorías necesita de muchas precisiones ya que, como se sabe, cada teoría es ‹subdeterminada› con respecto a la evidencia empírica de la cual se ocupa" (Agazzi, 2007, p. 6). No obstante, la sustancia que define la anterior conceptualización no difiere en su alcance en lo concerniente a las teorías "en la medida que, utilizando varios criterios ‹epistémicos› de los cuales trata la filosofía de la ciencia, resulta ‹razonable› dar la preferencia a una cierta teoría, esto significa que es ‹razonable› considerarla [sic] verdadera" (Agazzi, 2007, p. 6), es decir, toda teoría científica cuenta con sus criterios para "establecer la consistencia de los datos, los procedimientos de verificación, los nexos explicativos, y, sin embargo, depende totalmente del exterior por lo que se refiere a la adquisición de tales criterios" (Agazzi, 1996, p. 45); tales contingencias indican cómo la investigación científica se vincula con un carácter eminentemente pragmático.

Y en lo atinente al conocer, Agazzi considera que el uso más correcto de este verbo "Se encuentra en la expresión "conocer la realidad" (o sea, una cierta cosa, un hecho, un conjunto de cosas, una situación), (Agazzi, 2016, p. 4) esto, en oposición a conocer la verdad la cual si no agrega nada respecto de lo cual se predica, tal verdad puede ser considerada muy vaga:

En otras palabras, si digo "el señor X conoce la verdad acerca de esta situación" quiero simplemente decir que el señor X "conoce cual es en realidad" la situación. Por lo tanto, la verdad no se puede rigurosamente considerar como si fuera una substancia, a pesar del hecho de que en el discurso común (y también en ciertos discursos filosóficos) se la trate un poco así y, por ejemplo, se hable de "las verdades" de la matemática, o de la fe cristiana. [...] Estamos así encaminados a reconocer que en sentido propio (sin excluir otros sentidos traslados) la verdad no es una sustancia, sino una propiedad, es decir la propiedad de algo que calificamos como verdadero (Agazzi, 2016, p. 4).

Tales consideraciones se desprenden, según a Agazzi, probablemente de los recortes particulares de la realidad, esto es, de los objetos propios a los cuales se aplican los predicados de cada saber de cara a la objetividad.

Naturalismo

Por otra parte, en lo concerniente al naturalismo, se reconoce que en el contexto de la filosofía contemporánea en general se pueden identificar diversas posturas de carácter naturalista, las cuales han incidido en distintos ámbitos de la filosofía, tales como la ética, la epistemología, la filosofía de la mente, la semántica, la racionalidad y la relación entre ciencia y filosofía. Pero ¿qué se comprende por naturalismo? Se puede afirmar, de manera un tanto sucinta, que el naturalismo es posible comprenderlo, a partir de dos momentos:

  1. Un primer momento que comprende al naturalismo como un programa de investigación, que da respuesta acerca del conocimiento y su fundamentación. En este intento responde a una serie de cuestionamientos y conceptos constitutivos de un programa epistemológico, enfrentándose a su paso con la manera como la epistemología tradicional ha venido dando respuesta a tales cuestionamientos; lo cual, lleva al naturalismo a asumir el lugar de un discurso epistemológico.
  2. Un segundo momento de interpretación acerca del naturalismo acuña que el conocimiento humano debe ser comprendido como un fenómeno enteramente natural a la luz de alguna ciencia en particular; por estas razones, la epistemología y/o la filosofía han de estar en estrecha relación con la ciencia; identificándose desde esta propuesta, la relación entre ciencia y filosofía en la Contemporaneidad; cuestión de indagación en capítulos posteriores (Rengifo, 2012, p. 42-43).

Lo que, por una parte, conduciría a contrastar y/o refutar toda pretensión epistemológica apriorista e independiente de las ciencias empíricas y que desconozca que el conocimiento es un fenómeno completamente humano.

El filósofo norteamericano Willard V. O. Quine aborda en su trabajo La naturalización de la epistemología, 1969, el problema del conocimiento, claramente desde una perspectiva naturalista, al apoyarse en una ciencia particular como la psicología empírica, a la cual le hace entrega de la carga epistemológica4, (incurriendo a decir de la crítica, en un reduccionismo epistemológico) y con ello, la tarea de validar los fundamentos de la ciencia empírica. Para tal propósito, comienza por explicar desde un punto de vista genético el fenómeno del conocimiento del mundo físico, teniendo como base el efecto de los estímulos en las distintas terminales nerviosas de la superficie de nuestro cuerpo para construir conocimiento, predecir fenómenos y dar origen a las distintas teorías científicas.

Esta posición de Quine se desprende del interés por renunciar a aquel proyecto epistemológico en el que se percibe en la teoría del conocimiento una filosofía primera, que fundamenta al conocimiento científico de forma a priori, sin servirse de los avances dados en la misma ciencia. En lugar de esto, tal prospectiva quineana se encamina como se ha hecho mención, desde la psicología empírica hacía una epistemología naturalizada.

Antirrealismo y el tercer dogma del empirismo

Para Davidson, el antirrealismo es la consecuencia de equivocadas posiciones epistemológicas. De herencia directamente moderna, el antirrealismo es la posición filosófica que surge al trazar la distinción epistemológica entre las duplas: ideas-conceptos y sensación-marcos conceptuales. Siguiendo el tenor de su maestro Quine, para Davidson, además del credo de que todo enunciado con sentido ha de poder traducirse a un enunciado de experiencia directa y del dogma de la distinción analítico-sintética5, existe el dogma que afirma la necesaria dualidad esquema conceptual-contenido. Davidson lo llama el 'Tercer dogma del empirismo', y ve en él el origen de parte de las motivaciones más populares que inducen al antirrealismo.

Sostener que el conocimiento es un conjunto de representaciones que se ubican entre la mente y el mundo, y que se da gracias a la combinación entre ideas o percepciones con los marcos teóricos que las sintetizan y clasifican es caer en el tercer dogma del empirismo. Y es este dogma el origen de las dos clases de razones que se aducen para defender el antirrealismo: la creencia en el relativismo conceptual y los ataques al escepticismo. El tercer dogma del empirismo obliga tanto a aceptar que existe una pluralidad de maneras de representar e interpretar la realidad -la relatividad conceptual-, como a creer que el escepticismo es un virus filosófico que debe ser eliminado. No obstante, estas loables motivaciones conducen a una metafísica antirrealista que, más que favorecer una imagen simple y natural de la realidad, lleva a ideas excesivas y contraintuitivas, como la que defiende que no existe algo que sea lo real.

Así, el camino que recrea Davidson para llegar a las fuentes del antirrealismo tiene sus pasos inmediatos en el relativismo conceptual y en cierto tipo de ataques al escepticismo6, mientras que su origen puede retrotraerse al tercer dogma del empirismo.

Dos interpretaciones del relativismo conceptual

Para Davidson, el relativismo conceptual puede entenderse inicialmente como la posición filosófica que asume que los humanos, a través de esquemas conceptuales, representan de múltiples formas el mundo. Estos esquemas, al estar condicionados por culturas, periodos históricos y determinaciones espaciales, llevan a que se den distintas formas y perspectivas de la realidad. Así, el relativismo conceptual asume que existen variadas formas de experiencia, en virtud de los múltiples sistemas conceptuales en los que esta se encuentra clasificada. Davidson presenta a Thomas Kuhn como uno de los casos palmarios de relativismo conceptual. La recurrente cita del capítulo X de La estructura de las revoluciones científicas recoge las condiciones básicas de relativismo conceptual. Kuhn (1998) dice:

Desde la atalaya de la historiografía contemporánea, el historiador de la ciencia puede sentirse tentado a proclamar que cuando cambian los paradigmas, el mundo mismo cambia con ellos [...] Es algo así como si la comunidad fuera transportada repentinamente a otro planeta, donde los objetos familiares se ven bajo una luz diferente y, además, se les unen otros objetos desconocidos. Por supuesto, no sucede nada de eso: no hay trasplantación geográfica; fuera del laboratorio, la vida cotidiana continúa como antes. Sin embargo, los cambios de paradigma hacen que los científicos vean el mundo de investigación, que les es propio, de manera diferente. En la medida en que su único acceso para ese mundo se lleva a cabo a través de lo que ven y hacen, podemos desear decir que, después de una revolución, los científicos responden a un mundo diferente (176).

Los paradigmas, como el eje conceptual y teórico en el que se inscribe el científico después de un proceso de adiestramiento, categorizan y ordenan la serie de experiencias recogidas por los instrumentos de investigación. El resultado es la clasificación de un corpus de experiencia que se constituye y varía en relación con cada paradigma.

De acuerdo con Davidson, si lo que Thomas Kuhn quiere decir es que existen múltiples puntos de vista sobre el mundo, puntos de vista que dependen, en buena medida, del tipo de creencias que se haya tenido y se tenga como verdaderas, el relativismo de Kuhn recoge un hecho indiscutible sobre la condición humana. En El mito de lo subjetivo (2001a) dice Davidson: "Las mentes son muchas; la naturaleza es una. Cada uno de nosotros tiene su propia posición en el mundo, y por ello su propia perspectiva del mismo" (39). No obstante, y como el mismo Davidson lo supone, si el relativismo de Kuhn lo que realmente señala es que no hay un solo mundo, sino tantos mundos como marcos conceptuales y tentativas humanas de clasificación, todas ellas inconmensurables, el relativismo conceptual parece insostenible. Es una tesis que, si bien les suena exótica y atractiva a algunos filósofos, resulta incomprensible. Afirmar que, en cada paradigma, cultura o época, y hasta individuos hay mundos distintos, dados marcos conceptuales inconmensurables. es una teoría filosófica extravagante e insostenible7.

Según Davidson, este tipo de relativismo es, en principio, fácilmente replicable. Basta con aceptar la propia afirmación relativista de que existen múltiples formas de representación de la experiencia, para que el relativismo conceptual presuponga que ha de haber un punto común, un mundo común del que cada esquema conceptual es relativo. Considerada de esta forma, la tesis relativista no puede entenderse sin asumirse que los distintos marcos de representación se dirigen a un lugar de referencia común. Dice Davidson (1984a): "La metáfora dominante del relativismo conceptual, aquella de los puntos de vista diferenciados, parece poner al descubierto una paradoja subyacente. Tiene sentido hablar de distintos puntos de vista, pero solo si existe un sistema coordinado común en el cual representarlos" (184).

Negar la existencia de un único mundo del que surgen distintas formas de representación y clasificación, por la posición de que cada esquema de representación constituye en sí mismo un mundo vacía la expresión "relativismo conceptual" de sentido. Lo que es relativo lo es en relación con alguna cosa.

Por otra parte, la implicación ontológica que se deriva del tipo de relativismo conceptual que acepta un lugar común del que los esquemas son relativos no conduce al antirrealismo, pues se afirma la existencia de un mundo del que los diferentes marcos conceptuales informan u ordenan de maneras distintas. Dice Davidson que siempre habrá la posibilidad de encontrar algún tipo de conmensurabilidad, pues el lugar común de referencia, del que se dan las distintas descripciones relativas, garantiza que exista, por lo menos, un conjunto de creencias compartidas.

Así, todo relativista de este tipo, independientemente de su marco conceptual, ha de convenir en la creencia de que su sistema de clasificación es distinto de otros sistemas, y la creencia de que es relativo a un lugar de referencia. Sin embargo, para Davidson, la lista de creencias compartidas se amplía, en tanto las creencias toman sentido solo dentro de conjuntos amplios de creencias. Al compartir las creencias de que sus marcos conceptuales son distintos, y de que relativizan un lugar común de referencia, los relativistas, más que compartir dos creencias, comulgan con patrones de creencia, pues afirma Davidson (1995):

Si yo supongo que usted cree que una nube está pasando frente al sol, supongo que usted tiene el tipo correcto de patrón de creencias para sostener esa creencia, y estas creencias que yo presumo que usted tiene deben de ser, para poder cumplir con su tarea de apoyo, lo suficientemente parecidas a mis creencias como para justificar la descripción de su creencia como una creencia de que una nube está pasando frente al sol. Si yo estoy en lo cierto cuando atribuyo la creencia a usted, luego usted debe de tener un patrón de creencias parecido al mío (205).

Davidson, entonces, debe matizar el relativismo conceptual que asume la existencia de múltiples mundos, para hacer inteligibles algunas razones que conducen al antirrealismo. Así, si existe algún tipo de argumentos que justifiquen que los cambios de paradigmas suponen, no cambios en la perspectiva que se tiene del mundo, sino la creación y constitución de muchos mundos, y con ellos, de descripciones inconmensurables, el relativismo de Kuhn sí lleva al antirrealismo. Pero para que este tipo de relativismo sea inteligible, y con él la razón para considerar la posibilidad del antirrealismo, acentúa Davidson, debe mostrarse cómo es posible mantener este tipo de relativismo conceptual, y la necesidad de unas condiciones comunes y neutrales de las que los distintos marcos conceptuales se relativizan, condiciones que, sin embargo, no resultan ser un lugar de encuentro, o de conmensurabilidad de los distintos marcos conceptuales. Así, el relativismo conceptual que implique condiciones neutrales de relativización, y no lugar de referencia común, puede hacer sostenible el relativismo que arrastra al antirrealismo.

Kuhn (1977), en Segundos pensamientos acerca de los paradigmas, muestra cómo puede ser el caso de que el relativismo conceptual sea consistente con la idea de condiciones neutrales de relativización, pero, a su vez, insuficiente para la posibilidad de la conmensurabilidad. Johnny, un niño que está de paseo en un zoológico, va modelando sus experiencias de los distintos tipos de aves en la medida en que su padre va conduciendo sus percepciones con oraciones. Kuhn (1977) dice: "El padre señala un ave diciendo: 'Mira, Johnny, allí hay un cisne'; un poco más tarde Johnny mismo señala un ave diciendo: ' papá otro cisne'; sin embargo, no ha aprendido qué son los cisnes, y hay que corregirlo: 'No, Johnny, eso es un ganso' (309). Para Kuhn, lo que sucede con Johnny es que si bien antes y después de confundir a los cisnes con gansos tiene los mismos estímulos perceptivos, después de la corrección verbal de su padre tiene distintos datos. Johnny antes experimentaba los estímulos perceptivos del ganso como si fueran un cisne; una vez que su padre lo corrige, los experimenta como si fueran gansos.

Pueden entenderse los estímulos perceptivos como las condiciones neutrales del que los distintos esquemas son relativos. Pero, en tanto estos estímulos son datos cuando están estructurados en un sistema conceptual, distintos esquemas conceptuales ofrecen datos distintos sobre las mismas condiciones neutrales. Se da lugar a formas de experiencia distintas de los mismos estímulos. El relativismo conceptual se refuerza porque, en tanto los datos son una combinación entre estímulo y conceptos, distintos marcos conceptuales dirigidos a los mismos estímulos generan datos distintos. Los esquemas conceptuales estructuran los estímulos constituyendo la experiencia. Distintos marcos conceptuales constituyen distintas e inconmensurables formas de experiencia.

Ahora sí puede tener el antirrealismo una razón filosóficamente más plausible. A partir de las distintas maneras en que ajustan los estímulos perceptuales, cada marco conceptual constituye su propio dominio de experiencia. Estos dominios de experiencia son lo que propiamente pueden llamarse realidad o, si se quiere, mundo. Así, distintos marcos conceptuales, que estructuran y ajustan estímulos perceptuales, constituirán realidades distintas, mundos diferentes. A pesar de que se compartan estímulos similares, estos no pueden llevar a la conmensurabilidad, pues los estímulos en sí mismos son indecibles, indescriptibles; al referirse a ellos dejan de ser estímulos y adoptan la forma de dato o experiencia interpretada. Así, lo real, lo que se experimenta, solo puede ubicarse en marcos conceptuales, y hay tantas realidades como marcos conceptuales.

Para Davidson, afirmar que no hay realidad, sino que hay múltiples realidades -todas ellas variantes, frágiles, inconmensurables y dependientes de los marcos conceptuales- es una de las narraciones favoritas de los antirrealistas. El relativismo conceptual, en cuanto condiciona lo real a lo que prescriben los marcos conceptuales, es para Davidson una de las motivaciones filosóficas del antirrealismo. Afirmar que la realidad es interna a cada marco conceptual, y que fuera de ellos no hay nada accesible, ni siquiera decible, es para Davidson una de las maneras más recurrentes del antirrealismo. Así, el antirrealismo es una teoría metafísica que surge y se sostiene al aceptarse cierto tipo de relativismo conceptual.

El antirrealismo como consecuencia de la aberración escéptica

De acuerdo con el planteamiento de Davidson (2001b), una caracterización adecuada del realismo es aquella en la que se conviene que: "Hay algo en o acerca del mundo que hace que nuestras preferencias o aseveraciones o pensamientos sean verdaderos cuando lo son, tengamos o no el poder de determinar su verdad" (70). En tanto las tesis del relativismo conceptual niegan la posibilidad de que exista algo fuera de los marcos conceptuales que permita determinar el valor de verdad de las descripciones o creencias, la relatividad conceptual niega la posibilidad del realismo. Así, desde la noción de verdad, Davidson encuentra otra forma de hacer inteligible el antirrealismo. Acepta la definición del conocimiento como creencia verdadera justificada. Una creencia cuenta como conocimiento si puede evaluarse como verdadera, verdad que ha de ser establecida a través de patrones de evidencia y coherencia. Sostiene Davidson que, al esgrimirse las razones escépticas que niegan la posibilidad de establecer el valor de verdad de las creencias, las propuestas de algunas teorías contra el escepticismo conducen al antirrealismo.

Como ejemplos de formas de antirrealismo, Davidson menciona: en primer lugar, la teoría materialista de la mente, al negar la posibilidad de los eventos mentales, las distintas formas de idealismo que aseveran la existencia de objetos solo como constituidos en la mente; en segundo lugar, el verificacionismo, cuando afirma que solo existe aquello que pueda ser reducido a sense data. Las motivaciones de una y otra teoría son las mismas: No existe aquello que no quepa dentro de sus criterios de conocimiento. Davidson (2001b) dice:

El antirrealismo es una manifestación del impulso incontenible de la filosofía occidental de asegurar que lo real, sea lo que sea, puede ser conocido; el antirrealismo intenta conseguir esto considerando fuera de la existencia aquello, sea lo que sea, que el decrete que está fuera del alcance del conocimiento humano (p. 69).

Davidson vuelve a encontrar razones epistemológicas que llevan al antirrealismo. El decreto de algunas teorías filosóficas sobre las condiciones que han de satisfacerse para que los enunciados consigan la posibilidad de ser evaluados como verdaderos o como falsos conduce a que se asuma solo como existente el tipo de entidades que permiten hacer la confrontación para la evaluación. Así, el idealismo niega la existencia de hechos materiales al decidir que las condiciones de conocimiento son percepciones, y que es ininteligible confrontar percepciones con hechos materiales. Lo suyo hace el materialismo con los estados mentales, en tanto estos no pueden ser descritos en un lenguaje extensionalista; entonces, no es que no se puedan conocer, sino que simplemente no existen. Del lado del verificacionismo se considera irreal lo que no es traducible a enunciados de experiencia. Así, la aberración a conclusiones escépticas, a que no sea posible establecer el valor de verdad de ciertas proposiciones, conduce a este tipo de teorías a ajustar lo real a lo que ellas consideran contrastable. El resultado es, para Davidson (2001b), un recorte de la realidad:

Algunos antirrealismos se explican mejor en términos de limitaciones epistémicas del concepto de verdad. Así pues, puede sostenerse que cuando nuestras facultades son deficientes con respecto a la determinación de la verdad o falsedad de alguna oración, debería considerarse que la oración no tiene valor veritativo, o deberíamos emplear algún sentido reducido de verdad. El resultado es el mismo: lo real con lo verdadero se recorta a la medida de una forma de conocimiento que uno aprueba (69).

Para Davidson (2001b), el lema del antirrealismo es: "Si no puedes alcanzar las uvas, no es que estén verdes, es que, para empezar, nunca existieron" (p. 69)8.

Lenguaje y realidad

Como se dijo, para Davidson la motivación, tanto del tipo de relativismo conceptual como del escepticismo que arrastra al antirrealismo, es el credo en el dualismo percepciones-esquema conceptual, contenido-teoría. Piensa que, sin este dogma, las razones filosóficas más populares que hacen creíble el antirrealismo se hacen insostenibles. Al definir la experiencia, y con ella la realidad, como la conjunción sensaciones-marco conceptual, o estímulos perceptuales-teoría, el relativismo conceptual considera indecible e irreal lo que no esté constituido en esta dupla. Es un sinsentido postular que existe algo que está por fuera de los marcos conceptuales. En el caso del escepticismo, las ideas, sensaciones, o estímulos perceptuales, en tanto asumidos como los mediadores entre las proposiciones y el mundo, presuponen que estas no se relacionen directamente con el mundo, sino con estos intermediarios. Al final, solo se puede examinar la relación de las creencias con estos contenidos internos, y nunca con algo externo.

Para Davidson, la pieza clave para establecer una posición realista, que sea básica y consistente con la idea simple de que los humanos somos organismos que interactuamos con otros organismos, en contextos físicos, es abandonar la persistente dualidad esquema-contenido. El rechazo al tercer dogma del empirismo abre el camino para entender cómo es posible que las creencias se refieran al mundo externo, y cómo son verdaderas y falsas en relación con algo que es externo a ellas. Considera que la división entre contenido y esquema conceptual es, en palabras de Davidson (2001a), "un profundo error nacido de una imagen esencialmente incoherente de la mente como una espectadora pasiva, pero crítica de un espectáculo interno. Una explicación adecuada del conocimiento no apela a tales intermediarios epistemológicos, como los datos sensoriales, los qualia o las sensaciones físicas" (p. 52).

El método de Davidson para establecer las ideas filosóficas menos controvertibles sobre lo real, consiste en estudiar la estructura del lenguaje. En sus incursiones ontológicas, él mismo se considera movido por filósofos como Aristóteles, Russell, Wittgenstein quienes derivaron de sus filosofías del lenguaje tesis metafísicas. Para Davidson, al compartir un lenguaje se comparte una ilustración del mundo que, en sus rasgos más generales, debe de ser correcta; dice: "Se sigue que cuando hacemos manifiestos los rasgos más amplios de nuestro lenguaje, estamos haciendo manifiestos los rasgos más amplios de la realidad" (1984b, p. 199). No obstante, se previne del ataque de que pueden existir tantos rasgos y con ellos, modos de ser de la realidad, en virtud a la posibilidad de distintos juegos del lenguaje.

Para Davidson, los filósofos del lenguaje han compartido una explicación común de cómo se adquieren y se dotan de significado algunas palabras, explicación que es ubicua a todas las lenguas. La enseñanza ostensiva de palabras, más que una historia acerca de cómo los hablantes aprenden a usar las palabras, es una parte esencial para comprender lo que significan. La metafísica, para Davidson, tiene la generalidad por meta; y, en tanto esta se conoce a partir de los rasgos más generales y ubicuos del lenguaje, la relación conductual: palabra, objeto y contexto del aprendizaje, no solo es relevante para comprender la relación de palabra-significado, sino también el modo como deben entenderse las cosas y la realidad.

Según Davidson, cuando un hablante le enseña a alguien las primeras palabras, condiciona al aprendiz a que relacione conductas verbales con trozos de materia. El proceso de condicionamiento se liga a través de mecanismos causales que van del hablante a los sonidos de las palabras y de estos a los trozos de materia. Davidson (2001a) afirma que el proceso no es simple, es complejo, pero no tiene algo metafísicamente misterioso:

La captación de los significados se determina mediante los elementos terminales del proceso de condicionamiento, y se pone a prueba solamente mediante el producto final: el uso de palabras que concuerden con los objetos y las situaciones apropiadas. Esto se ve mejor al señalar que dos hablantes que quieren decir lo mismo por medio de una expresión no tienen por qué tener en común más que sus disposiciones a la conducta verbal apropiada (p. 44).

Con esto advierte, además, que el lenguaje no es un nuevo intermediario entre la mente y el mundo, pues, no hay un adentro y un afuera que sea mediado por algo. Puede hablarse del significado de las oraciones como proposiciones, pero estas no son entidades encerradas en el inescrutable espacio del pensamiento o la subjetividad. Citando al psicólogo social Graham Wallas, escribe Davidson "Aquella niña tenía madera de poeta, pues al decirle que se asegurara de lo que quería decir antes de hablar dijo: «¿Cómo puedo saber lo que pienso hasta que no veo lo que digo?»".

La implicación ontológica para Davidson es que al no haber palabras que no se comprendan o interpreten, directa o indirectamente, en términos de las relaciones causales entre las personas y el mundo, se dejan de lado las mediaciones que la tesis antirrealistas supone entre la mente y el mundo, y con ello, los presupuestos que justifican el antirrealismo.

Conclusiones

Este trabajo reconstruyó el punto de vista crítico de Donald Davidson en torno a la tesis del antirrealismo metafísico. Mostró que para Davidson la filosofía que niega la existencia de una realidad independiente a los sujetos depende de dos yerros filosóficos. El primero, de larga data en la historia de la filosofía, es la doctrina del escepticismo filosófico; el segundo, de fecha más reciente, pero no por ello menos popular entre los filósofos, el relativismo conceptual. Para Davidson al aceptar las tesis escépticas y las del relativismo conceptual, los filósofos se deslizan cómodamente al antirrealismo metafísico. Así, el artículo mostró que la forma como Davidson ataca el antirrealismo es mostrando las debilidades tanto del escepticismo como del relativismo conceptual. El trabajo argumentó, primero, la adhesión de Davidson a las tesis realistas, mostrando por qué para él, el antirrealismo es falso, y segundo, describiendo desde su concepción general del lenguaje, por qué es necesario aceptar las tesis del realismo ontológico.

Desde el llamado Tercer dogma del empirismo, este artículo interpretó la manera como Davidson muestra por qué tanto el escepticismo como la tesis del relativismo conceptual son incorrectas. La creencia de que el conocimiento humano depende de la dupla percepciones-conceptos es un credo artificial de la filosofía, que riñe con una concepción más natural de la forma como el hombre se relaciona con el mundo. Al asumirse que todo conocimiento es el resultado de sintetizar en un sistema conceptual el material que capturan los sentidos, se niega la posibilidad de acceso epistémico del sujeto al mundo. El tercer dogma del empirismo hace creer que entre la mente y el mundo hay un manto de representaciones, constituidas por la dupla percepciones-conceptos, que impiden acceder directamente a la realidad.

Desde esta perspectiva, el trabajo detalló cómo la tesis escéptica depende de la idea de que el conocimiento no es sobre el mundo, sino sobre las representaciones del mundo. Además, reconstruyó la tesis del relativismo conceptual que señala que la experiencia es la actividad de los marcos conceptuales sintetizando percepciones. Ambas tesis, que dependen del tercer dogma del empirismo, niegan la posibilidad de acceso a una realidad independiente del sujeto. De esta forma el escepticismo y el relativismo conceptual se deslizan hacia al antirrealismo.

Se argumentó que al contraponer Davidson al tercer dogma del empirismo una teoría del lenguaje que no presupone la dupla percepciones y marcos conceptuales, evita resbalarse a la idea de que es imposible para los sujetos relacionarse directamente con el mundo. Algunos presupuestos de la teoría del lenguaje de Davidson lo conducen a aceptar y defender las tesis del realismo. Para él, el lenguaje posee significado, pues en su estructura general, las palabras se refieren a objetos externos o acciones externas a él. Esto se evidencia tanto en el aprendizaje ostensivo de algunas palabras, como en el tipo de conducta de los hablantes cuando a través del lenguaje describen hechos o rasgos del mundo. Desde esta concepción naturalista del lenguaje se argumentó la adhesión de Davidson al realismo metafísico, esto es, la teoría filosófica que sostiene la existencia de una realidad independiente de los sujetos.


Notas

1 Puede parecer que el punto de vista materialista y naturalista de Davidson se hace contradictorio al aceptar el uso de términos mentales como el de creencia. No obstante, para Davidson 'creencias' y las demás expresiones mentalistas, son solo expresiones lingüísticas, formas de hablar, sobre ciertos sucesos físicos.

2 "A muchos antirrealistas se les puede llamar instrumentalistas, y así se les llama a menudo. Para ellos, las teorías no son sino instrumentos útiles que ayudan a correlacionar y predecir los resultados de la observación y de los experimentos. Verdadera o falsa no son términos que convengan a las teorías si se les interpreta apropiadamente" (Chalmers, 2010, p. 217)

3 Los paréntesis son de los autores

4 Versiones anteriores sobre la epistemología naturalizada en Quine, se encuentran en Rengifo (2012).

5 En efecto, fue Quine quien enunció estos dos dogmas. El primer dogma ha sido llamado: "reduccionismo", el segundo: "la distinción sintético-analítico". La primera vez que Davidson formuló su crítica al tercer dogma del empirismo fue en su artículo: "On the Very Idea of a Conceptual Scheme" (1974), el cual fue compilado posteriormente en Davidson (1984).

6 Recientemente, el profesor Ricardo Joaquín Navia ha hecho una interesante reconstrucción del argumento de Davidson contra el escepticismo. En tanto este artículo se centra más en el antirrealismo que en el escepticismo, remitimos al lector al artículo (Qué tiene de nuevo el argumento antiescéptico de Davidson).

7 Obviamente, esta lectura que Davidson hace de Kuhn tiene sus dificultades. Al respecto, puede verse el capítulo IV del libro The Incommensurability Thesis (1994), escrito por el filósofo Howard Sankey.

8 La formulación original de Davidson es: "if you can't grasp the grapes (in some approved sense), they aren't just sour; they were never there in the first place".


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