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Revista Lasallista de Investigación

Print version ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.14 no.2 Caldas July/Dec. 2017

 

Editorial

La investigación como posibilidad de renacer

Luis Fernando Garcés-Giraldo* 

Amparo Acosta-Hurtado** 

* Vicerrector de Investigación Corporación Universitaria Lasallista, Caldas, Colombia

** Asistente Vicerrectoría de Investigación Corporación Universitaria Lasallista, Caldas, Colombia


La investigación es un viaje hacia el conocimiento, viaje que abre nuevas rutas, estaciones y caminos, que por momentos genera sensaciones de incertidumbre. Este sentimiento pasajero permite al investigador tomar aire y darse la oportunidad de renacer, iniciar de nuevo a partir de la experiencia vivida y aprehendida que también lo enfrenta al reto de ser diferente, nuevo, feliz; a reinventarse y, si así lo desea, a ser otro ser humano, es decir, a ser en el mismo cuerpo, pero diferente en su interior.

Porque está bien ser diferente, está bien salirse de lo "normal", está bien tomar nuevos rumbos que otros no se han atrevido a iniciar; es más, es necesario hacerlo para ir hacia donde los sueños se dirijan, aquellos sueños que acompañan al ser humano durante el transcurso de la vida, sueños que motivan a tomar decisiones buenas o equivocadas y que han dado la oportunidad de caer, sacudirse el polvo y retomar nuevamente el rumbo, o por el contrario, sonreír porque todo salió muy bien y fue buena decisión. Ambas decisiones son necesarias para crecer, para renacer de las cenizas cuando así se precise. Bien lo dice el Eclesiastés1, cuando advierte claramente a lo que se enfrenta el ser humano en el transcurso de la vida: "Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después".

Renacer, retomar, reencontrar, redefinir y rehacer son experiencias de la transformación de los seres humanos, ya que en la naturaleza misma del ser está arraigada la búsqueda, a través de los sentidos, de nuevas emociones, sentimientos y sensaciones que conecten con la vida y su inconmensurable belleza. Sentir todo esto nos hace volver a ser niños, aquellos que todo lo pueden, que todo lo hacen, que buscan y preguntan para conocer la razón de cada cosa. Volver a ser y a sentirse como niños es parte de la aventura de vivir; mojarse en la lluvia, sentarse en el suelo y conectarse con la Tierra, valorar el sentido de la amistad verdadera y del amor profundo son vivencias y experiencias que nos reafirman que todo ha sido necesario para ser quienes somos hoy.

Asimismo, el renacer significa volver a nacer o recobrar fuerzas; esta palabra, de origen indoeuropeo, significa engendrar, nacer, hacer y, por supuesto, transformarse. Es una palabra tan poderosa como la vida misma; por eso cuando alguien siente que renace, se está rehaciendo, se está transformando.

Suárez Bonilla, en su libro Un viaje interior2 nos dice que:

[…]se nace físicamente una sola vez en la vida, pero se puede renacer más de una vez emocionalmente, sobre todo cuando se han vivido circunstancias dolorosas, difíciles, se ha sentido miedo, angustia o desolación [...] o cuando, simplemente, se desea un cambio de vida, entonces es importante renacer y transformarse. Renace el ser que quiere vivir libre de todo lastre, sin apegos, sin juicios en su mente; solamente explorando lo que lo rodea. Se renace, también, cuando se decide cambiar los hábitos o cuando se decide dejar trascender lo que se ha vivido.

Por lo tanto, cuando se decide transformar lo vivido, aquellas experiencias que han sido buenas y malas, y construir sobre la base de la vida misma es cuando se renace para transformar el ser y sus acciones.

Transitar por el camino de la transformación es, en definitiva, un reto para cada ser humano, transformación que supone y constituye un verdadero crecimiento como persona y como profesional desde la generosidad, la confianza y la actitud de servicio como formas de conquistar y conquistarse.

Inmaculada Cerejido, en su libro El camino de la transformación3, aborda la transformación como

Un proceso, un camino que nos lleva a entender el mundo y a nosotros mismos de manera diferente. Una vez que iniciamos este camino no volveremos a ser los mismos. Cada paso en la dirección del nuevo ser deja atrás, de manera definitiva, a aquel que éramos.

Emprender la aventura de la transformación implica asumir retos, desafíos, incertidumbres, preguntas sin respuesta, errores y equivocaciones que llevan hacia lugares desconocidos que, aunque desconocidos, son el cimiento para establecer metas que ayudan desafiar lo establecido, lo paradigmático lo inamovible.

Todo viaje transforma algo en quien viaja; por eso, cada investigador, con cada investigación, se aventura hacia la vida y hacia la ciencia, hacia la academia y hacia la locura. Todo es posible si se permite establecer nuevos estándares, si se permite, simplemente, disfrutar.

1 Eclesiastés 7:14 (Nueva Versión Internacional).

2 Suárez, L. (2014). Viaje al interior. California, USA: Windmills.

3 Cerejido, I. (2010). El camino de la transformación. Madrid, España: LID.

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