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Revista Lasallista de Investigación

versão impressa ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.15 no.1 Caldas jan./jun. 2018

https://doi.org/10.22507/rli.v15n1a16 

Artículo original

La ecosofía: un aporte a la memoria de Pueblo Bello1

The ecosophia: a contribution to the memory of Pueblo Bello

A ecosofia: uma contribuição para a memória de Pueblo Bello

María Eulalia García Marín2 

2 Candidata a Ph. D. en Filosofía por la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), Medellín y Magíster en Filosofía de la UPB. Docente Titular del Centro de Humanidades de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la misma Universidad. Correo electrónico: eulalia.garcia@upb.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2246-3789 Google Scholar: https://scholar.google.es/citations?user=CpF_Vk4AAAAJ&hl=en


Resumen:

Resumen:

La ecosofía es un concepto que propone un saber profundo que nos permita cuidar la naturaleza, y, en ella, la vida, los recursos naturales, así como la existencia de los otros seres vivos y la de los seres humanos con el fin de vivir sabiamente con el entorno.

Objetivos:

El propósito de este texto es mostrar cómo el cambio de pensamiento se traduce en nuevos hábitos desde los cuales es posible integrar todos los aspectos del vivir con el fin de lograr una convivencia armónica en un mundo cambiante.

Materiales y métodos:

Se acude a la hermenéutica para entablar el diálogo con la tradición filosófica y para una más amplia interpretación de los datos obtenidos en campo.

Resultados:

Un aspecto importante dentro de la ecosofía mental es hacer memoria como punto de partida de una sociedad que teje los hilos en busca del sentido ético-político de su existencia.

Conclusiones:

La comunidad de Pueblo Bello (Turbo, Antioquia), un territorio en construcción que ha vivido en su casa el fenómeno de la violencia, ha optado, desde un sentido ético, por la restauración de su orden vital para, de esta manera, apostar por un cambio en su manera de vivir.

Palabras clave: ecosofía; Pueblo Bello; memoria; oikos

Abstract

Ecosophy is a concept that proposes a profound knowledge, which allows taking care of nature, natural resources, and the existence of humans and other living beings in order to live wisely with the environment. Therefore, the aim of the paper is to reveal how the change of thought results in new habits that make possible the assimilation of every aspect of living with the purpose of achieving a harmonious coexistence in a changing world. Bearing this in mind, the paper turns to hermeneutics as a way of attending to philosophical tradition and of reaching a wider interpretation of the data collected in the field work. Additionally, a key aspect of mental ecosopohy is remembrance as the starting point of a society that looks for the ethical-political meaning of its existence. It is concluded that the community of Pueblo Bello (Turbo, Antioquia), a territory under construction and that has suffered the consequences of violence, has chosen, in an ethical sense, the restoration of their vital order in order to opt for a transformation in their way of living.

Keywords: Ecosophy; Pueblo Bello; Memory; Oikos

Resumo

Introdução:

A ecosofia é um conceito que propõe um profundo conhecimento que nos permite cuidar da natureza, e, nela, a sua vida, os recursos naturais, assim como a existência dos outros seres vivos e dos seres humanos a fim de viver sabiamente com o meio ambiente.

Objetivos:

O propósito deste texto é mostrar como a mudança do pensamento traduz-se em novos hábitos a partir dos quais é possível integrar todos os fatores do viver a fim de conseguir uma coexistência harmoniosa num mundo mutável. udança.

Materiais e métodos:

Recorre-se à hermenêutica para entabular o diálogo com a tradição filosófica e para uma mais ampla interpretação dos dados obtidos no campo.

Resultados:

Um fator importante na ecosofia mental é fazer memória como ponto de início de uma sociedade que entrelaça as raízes na procura do sentido ético-político de sua existência.

Conclusões:

A comunidade de Pueblo Bello (Turbo, Antioquia), um território em construção que tem vivido propriamente o fenômeno da violência, tem optado, a partir de um sentido ético, pela restauração de sua ordem vital, assim apostar por uma mudança no viver.

Palavras-chave: ecosofia; Pueblo Bello; memoria; Oikos

Las palabras nunca alcanzan cuando

lo que hay que decir desborda el alma

Julio Cortázar

Introducción

Pueblo Bello es un corregimiento perteneciente al municipio de Turbo, en el Urabá antioqueño, está poblado por personas provenientes de los departamentos de Córdoba, Antioquia, Chocó, Magdalena y otras regiones y que llegaron en busca de empleo.

Esta comunidad vivió diversas formas de violencia por parte de distintos actores del conflicto colombiano entre los años ochenta y noventa y uno de los actos de crueldad más impactantes: la desaparición forzada de 43 campesinos en el año 1990 (Sin Olvido, 2014). Esta comunidad es una de las muchas en Colombia que ha vivido los horrores de la violencia, y como una de las múltiples consecuencias de esta, fue desplazada de su región, a la cual regresó años más tarde.

En el año 2016 participé como ponente en los Foros Ambientales Eco-paz del 15 de abril y del 11 de noviembre y tuve la oportunidad de acercarme a la comunidad y escuchar algunos testimonios de dolor de sus habitantes, también evidencié el deseo de seguir adelante. Esto lo observé en las construcciones, en la decoración de las casas, en la voluntad de enseñar a los niños a cuidar el planeta al involucrarse en las actividades realizadas para reforestar la zona aledaña al río Mulatos, en la asistencia a los Foros Ambientales Eco-Paz. Por parte de los estudiantes de diversas escuelas y colegios, el interés por profundizar en las temáticas ambientales. Por su parte, los más pequeños, participaron en la elaboración previa de artesanías con elementos de la naturaleza, todo lo anterior da como resultado una evidente experiencia de trabajo mancomunado.

Posteriormente, constituimos el equipo interdisciplinario perteneciente al grupo de investigación Epimeleia de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana, con la propuesta "La ecosofía como neocontrato: una mirada desde Pueblo Bello". Propusimos el concepto de la ecosofía como punto de partida para construir una sociedad modélica, porque lo que observamos en los habitantes de este lugar era que habían logrado moldear su interior para transformar a los otros. A pesar de que el dolor que llevan consigo por lo acontecido, de que la desesperanza, el hastío y la desconfianza a veces rondan sus mentes y su vida, ellos han logrado construir una sociedad que hace, crea, proyecta y sueña. Y aquí acudimos a una de las múltiples definiciones de ecosofía, la que según el filósofo Guattari es "sabiduría del ecos, no solamente las sabidurías de las relaciones interhumanas, sino también de las relaciones con el entorno" (Guattari, 2015, p. 249).

La comunidad de Pueblo Bello, en lo observado, ha generado prácticas de transformación en el día a día que repercuten en la construcción de un tejido social que crea en el presente, para sus descendientes. Podemos decir que la ecosofía es un aporte a la memoria de Pueblo Bello porque al hablar de lo sucedido, al recordar lo pasado, al conocer lo que pasó o desear conocerlo, se construye un oikos para lograr acciones de simbiosis y de paz, porque "un simple encuentro, un diálogo corto, la relación más íntima, suponen como mínimo una confianza análoga" (Serres, 2013, p. 84).

De esta forma, la construcción de un nuevo lugar y de nuevas relaciones toma fuerza y se torna en una estética de la existencia, porque al hacer memoria las víctimas logran justicia al reconocer al familiar, al encontrarlo, al enterrarlo, al poder saber lo que pasó con ese ser desaparecido que se llevaron a la fuerza y de manera repentina. Ellos responden con su existencia en este momento a la pregunta ¿cómo construir el oikos en medio de la violencia? El tejido de lo que se perdió, de los que fueron obligados a irse, es una de las muestras de la reconstrucción de la intimidad que clama por reconciliarse, aunque sea un poco consigo mismo para dar el paso a la reconciliación con los otros, iniciando así un proceso de restauración que no herede la venganza.

Podríamos pensar en el Kintsugi que consiste en el arte de reparar los objetos rotos con hilos de oro. Esta práctica es propia de los japoneses y se traslada al tejido del corazón al intentar restaurarlo con fortaleza, cuando se ha vivido tanto sufrimiento, cuando se siente que el corazón se desgarra y lo único que ayuda a seguir es el inicio de un camino hacia el perdón, para sanar con el fin de construir el tejido social.

Entonces podemos decir que en Pueblo Bello se empieza a construir una sociedad diferente sobre el pasado vivido, allí los vínculos se articulan a partir de las realidades diarias: los partidos de fútbol en la placa polideportiva, los encuentros en la Casa de la Memoria, la asistencia a los foros ambientales, los convites para reforestar el río Mulatos, la colaboración de cada habitante que da sin reserva para cada convite, para cada encuentro, para cada foro. Este discurrir cotidiano avizora un horizonte prometedor que va de la mano de la utopía, pero que es posible construir, al integrar los diferentes aspectos de la comunidad en un lazo central que une todos los elementos del entorno, con la finalidad de edificar un mundo diferente y prometedor que permita "la defensa de lo privado... la ciudadela de la libertad personal" (Sofsky, 2009, p. 53).

Materiales y métodos

Este texto es fruto de la investigación en curso La construcción del oikos como una estética de la existencia en Michel Serres: del espacio común a una experiencia personal y el método de investigación empleado ha sido el hermenéutico porque nos ha ayudado a encontrar nuevos, diversos y más claros horizontes de comprensión por medio del análisis de categorías, a la vez que nos ha permitido tener un diálogo fecundo con la tradición filosófica, la comunidad científica y la propia perspectiva de interpretación, para lograr así una visión complementaria de la problemática. Para seleccionar la bibliografía primaria, secundaria y terciaria se acudió a la revisión de repertorios bibliográficos, de bases de datos especializados en informes tanto multidisciplinares como disciplinares, de sistemas de indexación y resumen (SIR), de meta buscadores y de buscadores de tesis. Luego se procedió a la selección de las fuentes documentales pertinentes, a su lectura, análisis y sistematización.

Además de la construcción del inventario documental, se realizaron varias visitas a la comunidad de Pueblo Bello, allí se aplicaron entrevistas a los integrantes de la Casa de la Memoria "Remanso de Paz", así como a otros miembros de la comunidad, con el fin de identificar aspectos del tema sicosocial para aplicar posteriormente un test, herramienta que nos permitió llegar a algunas conclusiones.

Igualmente, tuvimos participación como ponentes centrales en los Foros Ambientales Ecopaz, realizados en al año 2015 en los meses de abril y noviembre, las temáticas, en su orden, fueron la deforestación y la agricultura orgánica. Estos encuentros permitieron la retroalimentación del saber con los miembros de la comunidad. Luego, en marzo de 2017, se realizaron talleres ambientales con los niños de la comunidad de la vereda "Los Enamorados" (estas actividades se realizaron en las mañanas), en las tardes se trabajó con la población adulta en aspectos más de índole pastoral. Adicionalmente, se ha podido participar en diversos encuentros académicos que tienen que ver con la temática de la investigación en cuanto a los temas de posmemoria, posconflicto, identidad, memoria y territorio. Todas estas actividades han facilitado la discusión libre del conocimiento y el refinamiento de las categorías de investigación.

Resultados

Hacemos memoria para no olvidar, porque no queremos que vuelva a suceder o para intentar comprender lo sucedido, para no repetir, para sobreponernos al dolor y una manera de hacerlo es buscando los restos del ser querido y hallándolos, conociendo las narraciones de lo sucedido, viendo cara a cara a quienes cometieron las atrocidades, es además hablar de aquello que no estaba permitido porque "la violencia, a diferencia del poder, es muda, comienza allí donde acaba el discurso" (Arendt, 1979, p.30). No se está permitido preguntar, lamentarse, maldecir.

En el caso de la desaparición forzada de los 43 habitantes del corregimiento de Pueblo Bello el 14 de enero de 1990, evidenciamos cómo aquellas personas que hacían sus denuncias eran amenazadas, silenciadas o desaparecidas. En otros casos, tuvieron que salir del país buscando refugio en otros lugares, de esto da cuenta la cantidad de testimonios, archivos e informes sobre la cantidad de muertos que a diario aparecían, aquellos que por sus propios medios intentaron hacerle frente a la violencia, lo que reposa en los informes de la Fiscalía, en los archivos de prensa, además en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 31 de enero de 2006.

El propósito de hacer memoria y posmemoria en el posconflicto es mostrar cómo un territorio traspasado por una biodiversidad étnico-cultural (pues sus habitantes provienen de diferentes lugares de la Costa Atlántica, Antioquia, Chocó), que ha vivido la dominación y el control de todos los actores del conflicto, está en busca de sentido, intentando seguir ante las dificultades, perseverando en la edificación de una nueva identidad, en lo que llamamos un territorio en construcción en el cual sus habitantes van cimentando un tejido con base en los recuerdos y en las experiencias del presente, en la medida en que regresan al territorio del corregimiento de Pueblo Bello, personas pertenecientes a nueve de sus veredas, para iniciar la convivencia y, desde esta, empezar a hablar de lo sucedido, lo cual posibilita el inicio de un proceso de construcción de comunidad.

Con la memoria se pretende hacer justica ante la acción de los violentos, como en el caso de Pueblo Bello. Para ese lugar, la Corte Interamericana de Derechos Humanos solicitó la construcción de un monumento que representara a las víctimas, además de una indemnización a toda la comunidad y a cada familia de los muertos o desaparecidos, además de otros puntos que se encuentran en el fallo de la Corte.

Se propició, adicionalmente, un acercamiento entre las víctimas y los victimarios a partir de encuentros, donde se pusiera sobre la mesa la responsabilidad y el reconocimiento ante lo que se hizo buscando, al narrar los hechos, el perdón y la reconciliación, desde el diálogo que admite la responsabilidad en lo acaecido. Sin embargo, como dice Jacques Derrida "el tiempo del perdón escapa del proceso judicial, siempre es posible remedar el escenario del perdón 'inmediato' y casi automático para escapar de la justicia" (2003, p. 22). Es decir, los procesos interiores de perdón de los seres humanos difícilmente se corresponden con los procesos legales, con los procesos del Estado, porque los primeros se dan desde la intimidad de cada ser y los segundos se proponen desde lo público, en muchos casos desde la lejanía y el desconocimiento de lo acontecido, porque hay que "distinguir entre el perdón y el proceso de reconciliación" (Derrida, 2003, p.22).

Por tanto, nos será válido decir que la memoria del posconflicto hace las veces de una reparación simbólica, porque implica materializar la historia del conflicto en acciones concretas de reparación del victimario hacia la víctima, lo cual se hace con miras a la comprensión de lo que nos pasó. Por eso, tanto los símbolos como los monumentos, los museos de la memoria, los tejidos, las vallas, etc., se comprenden como parte de ese proceso donde las víctimas son reconocidas y dignificadas.

En Pueblo Bello está el Museo de la Memoria, construido el 13 de diciembre de 2014, como lugar que muestra en sus tejidos el testimonio de sus seres queridos que fueron asesinados y desaparecidos. Su nombre es Remanso de paz, y en su interior se exponen los tejidos realizados por las distintas familias, en los que se describen lo que cada una tenía y perdió: sus seres queridos, los animales, la casa. Así mismo, se encuentran en la mitad de la pared los tejidos en donde se narra lo que toda la comunidad perdió: el territorio, los amigos, los vecinos, quienes hacen parte de su familia extendida, los cultivos. Dichos hilados describen lo que había y que ahora ya no está. También encontramos La foto de los 43, una imagen que muestra los rostros de los cuarenta y tres hombres que se llevaron a la fuerza y que fueron asesinados y desaparecieron en enero del año 1990. La foto de los 43 aparece en una valla rompetráfico, en la calle principal, con el fin de que quienes transitan en carro, a pie, a caballo, la vean obligatoriamente y recuerden o se enteren de lo que allí pasó aquel enero de 1990.

Todos estos emblemas hacen parte de la memoria como reparación simbólica e intentan convertirse en posibilidad de garantía de la no repetición. Ellos muestran la imagen atroz del conflicto y la violación de los Derechos Humanos y se acompaña del deseo que lo acontecido no vuelva a suceder. La memoria es, por tanto, una especie de escudo protector que reclama el derecho a la verdad y a la justicia sobre lo sucedido porque, como nos dice Jacques Derrida "el perdón perdona solo lo imperdonable" (Derrida, 2003, p.12).

Se hace memoria para transcender a lo vivido, para intentar comprender lo que es inconmensurable, porque las víctimas entran en una etapa de enajenación de todo y de sí mismas, lo cual describe el trabajo del Centro Nacional de Memoria Histórica: "El dolor que llevan a cuestas las desubica con relación al mundo y les impide interpretar su experiencia de una manera ponderada y razonable, incluso aunque pasen los años" (Grupo de Memoria Histórica, 2013, p. 62). Lo sucedido hace parte de esa historia personal y se lleva consigo de una u otra manera, ya sea porque se le quiere olvidar o porque se recuerda todo el tiempo.

La situación actual de la comunidad

En el caso del corregimiento de Pueblo Bello, municipio de Turbo, es significativa la construcción de la memoria y la posmemoria ya que es el "lugar invisible", donde se depositan los hechos, las experiencias vividas de una violencia indescriptible que no se alcanza a expresar con palabras y que tampoco la imaginación logra dimensionar, es todo aquello que se guarda, se recuerda y se intenta transformar.

Es el registro de lo vivido y del momento en que el discurrir cotidiano se interrumpe con aquellos hechos que marcaron la ruptura con el hogar, con el sentido de ese lugar que se habitaba y que albergaba las ilusiones, los esfuerzos, el paso del tiempo, la presencia de los seres queridos, de las actividades realizadas; en donde se vivía de los cultivos, de las cosechas de maíz, de arroz, de yuca, de plátano; en el que también se tenían los animales como las gallinas, los caballos, el ganado. Es también el momento en que se interrumpe el oikos, entendido como la construcción de los nichos afectivos que se tejieron con los seres queridos en la familia, con los amigos, con los vecinos, con aquellos que acompañaron las vivencias de un discurrir que, abruptamente y de manera violenta, fue interrumpido y se llevó consigo todo aquello que se poseía, incluida la tranquilidad cotidiana y que aparece hoy registrado, como dijimos anteriormente, en los tejidos que están colgados en la pared del Museo de la Memoria Remanso de paz.

Porque también hace parte de esta intimidad, según el autor alemán Sofsky, "la vivienda, es privada la compañía de los amigos, son también privados los esparcimientos (…), los objetos personales y las convicciones secretas, los gustos, las creencias (...), los pensamientos y los sentimientos, los placeres de los sentidos, las pasiones del corazón, los recuerdos, los deseos y los sueños" (2009, p.p. 41-42). La violencia arrasó con todo esto, despojando la fe, la confianza, las creencias y dejando un enorme vacío, un sinsentido frente a la vida.

Estos lazos creados con los otros, los evidenciamos en las entrevistas realizadas por el grupo de investigación Epimeleia. Cuando cada quien recuerda ¿dónde estaba? ¿qué hacía? ¿cómo pasaron las cosas? y aunque hay aspectos que diferencian lo sucedido, en los testimonios permanecen unos elementos comunes, una esencia de lo que pasó, que al suceder dejó una huella imborrable, que parte la vida en dos y aunque se quiera olvidar, no se puede.

Las narraciones que permiten hacer memoria de aquello que pasó nos recuerdan nuestro lugar en la sociedad como testigos pasivos, porque lo vimos por televisión, nos enteramos por alguien, lo leímos en la prensa, nos impresionó en el momento, pero luego fue opacado con una nueva noticia sobre otra acción de crueldad. Así lo describe el profesor Samir Dasuky, integrante del grupo investigador de Epimeleia: "aparece una estética de la imagen y se olvida la reflexión ética, porque no hay un reconocimiento del dolor ajeno, porque vemos imágenes sobre las imágenes, pero ya no hay tiempo para meditar. El mundo de la imagen no permite pensar con profundidad".

Otros, en cambio, han sido testigos activos porque los afectó más de cerca pues conocían a las personas, o eran sus familiares, o fue directamente a su núcleo familiar. De alguna manera nos habituamos y nos acostumbramos a escuchar, ver y saber que cada hecho era más cruel que el otro. Nos olvidamos de la reflexión ética porque no hay un reconocimiento del dolor ajeno.

Discusión

Los habitantes de Pueblo Bello, luego de reiterados episodios de violencia de múltiples dimensiones, empiezan a presentar sentimientos de miedo, angustia, impotencia, nostalgia, enajenación de la relación, manifestaciones que se alejan de la cordura porque el dolor de lo vivido supera la realidad y nuestra capacidad de fortaleza. Esto se da porque hay unas representaciones sociales compartidas como son las emociones, ideas, afectos.

Por eso, son múltiples las implicaciones psicosociales ya que se han vivido situaciones que producen emociones de miedo, de angustia, de dolor, de tristeza, de impotencia y de rabia, emociones que encontramos en las expresiones de los múltiples testimonios de muchas de las víctimas que declararon para la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el proceso que arrojó la sentencia del 31 de enero de 2006.

Al lado de las emociones está el sentimiento de no haber finalizado esa manifestación de violencia y de crueldad, porque el ser querido no se pudo reconocer, no se pudo encontrar, no se pudo enterrar, o el dolor fue tan intenso que quien sobrevivió quedó fuera de sí y ante esta vivencia solo hay frustración y desolación. Sumado a esta situación de haberse sentido victimizados por los distintos actores del conflicto, permanece el escepticismo frente a las instituciones del Estado, lo que se concluye al leer y escuchar las manifestaciones de los dolientes cuando se piensa que las instituciones pudieron hacer algo y no lo hicieron, lo cual se colige de los numerosos testimonios, ante la Corte Interamericana cuando de manera generalizada expresan los siguientes enunciados:

"Que se haga justicia y el Estado reconozca lo que pasó".

"Quieren encontrar los restos de sus seres queridos, para enterrarlos y no seguir esperándolos".

"Quieren saber qué pasó con ellos".

"Desean que haya justicia, en la medida en que los verdaderos culpables paguen por lo que pasó".

"La crueldad de los distintos actores del conflicto". (Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2006).

Lo anterior se puede articular a partir de lo que plantea Sofsky:

La violencia elimina cualquier posible vínculo (...), la desesperación y la incertidumbre imponen que cada cual piense solo en sí mismo. La violencia disocia y atomiza (...). El dolor, el miedo, el pánico y la desesperación son ataques internos que borran toda posibilidad de establecer una relación con el mundo, de tomar distancia respecto al mundo. (Sofsky, 2004, pp. 104-105).

Se rompen los vínculos de parentesco al morir los familiares o tener que desplazarse; igualmente con los vecinos, amigos, porque ellos se encuentran en condiciones similares, así mismo se rompe la estrecha relación con el lugar habitado al tenerlo que dejar, lo que implica en muchos casos desprenderse de las raíces, de la identidad, pero sobre todo se rompe la relación con la humanidad al desconfiar de todo aquel que se acerca. Se deterioran las relaciones humanas, se hacen frágiles, se entra en una relación con lo "extraño", el otro es un extraño y diferente a mí que puede hacerme daño. Se cierra la brecha de lo afectivo por miedo a sufrir el apego. No hay un reconocimiento del otro y se termina siendo una cosa, se entra en la des-subjetivación.

Es por eso que, a todo el dolor que se siente y desgarra las fibras de lo humano, hay que agregar esa desintegración del cuidado de sí que se extiende al cuidado de los otros y que en muchos casos no es posible hacerlo porque quienes han vivido estas situaciones entran en un estado de profunda tristeza, desesperanza y frustración. Al mismo tiempo que el cuidado de todo lo otro, como es la naturaleza, también se deja de lado, porque la violencia recibida no da espacio para nada más, lo que podemos representar con la expresión de Eulalia Yagarí: "la guerra es un huracán que todo lo arrasa".

Los lugares quedan en muchos casos como no los han mostrado las imágenes fotográficas y de la televisión: "pueblos fantasmas", lugares destruidos, solos, que evidencian la desolación a que fueron sometidos sus habitantes, al guardar la memoria de los cilindros de gas, las ráfagas de fuego, la destrucción de las construcciones, las paredes marcadas con letras, expresiones y gráficos. Paredes penetradas por las balas, que cuentan una historia donde se arrasó con lo que había.

Se hace indispensable desear con toda la fuerza de voluntad continuar, sobreponerse al dolor, superar la emoción de sentir que el corazón se desgarra tanto que parece imposible vivir e intentar pensar en el otro como un "ser que sufre" para aspirar comprender, que tanto el uno como el otro, en su orden el victimario y la víctima, de alguna manera quedaron atrapados en la telaraña de las ambiciones, de los odios, de las venganzas, de la crueldad, que se tradujo en el sufrimiento de todos.

Relación ecosofía-Pueblo Bello

¿De qué manera responde la ecosofía a esta situación de Pueblo Bello? La ecosofía responde a esta situación de Pueblo Bello porque pretendemos mostrar desde el punto de vista filosófico, cómo nuevas formas de memoria e identidad están reconfigurando hoy las relaciones entre la naturaleza, la técnica y la cultura, en una población que proponemos empieza a constituirse como modélica, en cuanto ha creado lo que llamaríamos nuevas formas de relacionarse con los otros desde la esperanza y la compasión.

En este sentido, el concepto de ecosofía es fundamental para explicar desde el pensamiento contemporáneo la construcción de nuevas relaciones en sociedades permeadas por experiencias de conflicto, sufrimiento y violencia, que están desligados de sus territorios físicos y sociales lo que en este caso concreto empieza a ser liderado por las mujeres, quienes comienzan el tejido de la sociedad desde distintas corporaciones, fundaciones, organizaciones, entre las cuales tenemos: Cooperativa Proasiv, Fundación Arrieros por la Paz, Corampube, Asopracol, Asodenu, Avipaz, La Escuela Móvil Ambiental Ecopaz. Todas ellas realizan el acompañamiento deportivo, cooperativo, de procesos de paz, así como la atención a las víctimas además de las actividades de educación ambiental.

Se toma de esta forma a la naturaleza como el modelo de las relaciones simbióticas desde el mutualismo, el comensalismo, la reciprocidad y la cooperación para la creación de nuevos nichos afectivos en espacios y territorios en construcción, de nuevas representaciones que permitan integrar la recuperación de los recursos naturales con aquellos aspectos sociales y humanos que hacen parte, según el pensador francés Félix Guattari (2015), de la integración de los distintos aspectos, a saber, la relación del hombre con la naturaleza, del hombre con el hombre y del hombre consigo mismo. Lo cual se propone desde el concepto de ecosofía al relacionar las dimensiones de la sociedad como son lo ambiental, lo social, lo mental, lo económico para "construir desde la teoría del caos nuevas formas de vivir, de sentir, de pensar" (Guattari, 2015, p. 45). Lo que evidenciamos en esta comunidad al escucharlos, al presenciar la transformación del poblado, al ir edificando nuevas posibilidades que les permiten una comprensión de su realidad y de sí mismos.

Así mismo, para construir compromisos transversales entre lo político, lo ético y lo estético que permita cambiar el universo de valores en un territorio existencial, de esta manera podemos proponer en Pueblo Bello una ecosofía que aporta a la memoria de la comunidad al construir una ética de la memoria que enfatiza en la responsabilidad, ante la barbarie del otro y que busca integrar todos los aspectos de la sociedad. En este contexto vemos cómo la ecosofía nos aporta algunas de las bases para construir un buen vivir como práctica de convivencia que se traduce en nuevos acuerdos en las comunidades afectadas por situaciones de violencia, congoja y dolor. En la medida en que nos preguntemos ¿cómo procedemos en las relaciones que establecemos con los otros seres humanos?, y decidamos desde nuestra interioridad replantear, modificar los referentes mentales y las acciones que sean necesarias, nos acercaríamos a una vivencia desde la ecología humana, lo que podría extenderse hacia una ecología social ampliando el horizonte de la reciprocidad a otros aspectos de la sociedad.

Recordemos la importancia de integrar los tres registros: lo social, lo ambiental y lo humano, para apoyarnos en el concepto de ecosofía como núcleo que pueda permitir la creación de prácticas de reciprocidad, en la construcción de tejidos sociales que creen una cultura del humanismo en donde se restablezcan lazos y entretejidos en las comunidades, que transciendan todo ese padecimiento, para el cual ningún tipo de restauración es suficiente, sin embargo de las experiencias más dolorosas podemos obtener la fuerza para convertir ese dolor en algo transformador.

Esta propuesta parece un tanto difícil cuando vivimos en una sociedad capitalista, en la que se han aplicado modelos de desarrollo apoyados por políticas de Estado en donde se perpetúan condiciones de inequidad al seguir los indicadores internacionales de una economía de mercado y es en estas circunstancias en que las comunidades sobreviven en medio de diversos conflictos, propiciados por los distintos actores los cuales se presentan al mismo tiempo, en algunas poblaciones y en otras pareciera que se turnaran.

Invocamos aquí la definición de utopía, que "es ante todo la imagen de otro universo diferente al que se conoce por experiencia directa o por haber oído hablar de él" (Bauman, 2007, p. 138). Es pertinente este llamado a la Utopía porque las condiciones de sociedades afectadas por múltiples manifestaciones de violencia se repiten a lo largo de nuestras últimas décadas en diferentes regiones de nuestro país y pareciera que nos acostumbramos y legamos a nuestros descendientes valores, comportamientos y actitudes que dan cuenta de una cultura en muchos casos violenta que convive con la destrucción y el caos.

Por eso pensar en la expresión del filósofo polaco: "soñamos con un mundo fiable, un mundo del que podamos fiarnos, un mundo seguro" (Bauman, 2007, p. 134), nos permite entrar en el camino de lo impensable, desde la reflexión, la interpretación de que es posible modificar nuestras relaciones con los humanos y con el mundo, aprendiendo, adaptando experiencias de otras sociedades y comunidades que han logrado lo impensable, para lo cual se requiere una mentalidad de lograr lo imposible, podríamos llamarlos soñadores de lo increíble.

Es necesaria esta esperanza porque, retomando a Serres, "los pueblos y los Estados no han encontrado hasta la fecha ninguna razón poderosa ni concreta para asociarse, para instaurar entre ellos una tregua larga" (Serres, 2004, p.47), es decir, hemos perpetuado un modelo de vivir con los otros, en algunos casos permeado por circunstancias violentas en donde se hace difícil convivir en sociedad, por eso como diría Serres "más vale, pues, hacer la paz" (Serres, 2004, p. 155).

Recordamos, en este texto, la expresión "que sea para el bien de la comunidad", esto nos lo dijeron los integrantes del Comité de la Casa Memoria de Pueblo Bello, el 11 de noviembre de 2016, cuando nos firmaron los documentos de consentimiento de entrevista para esta investigación. Expresión que plantea la esperanza de cuidar al humano al que se pertenece, algo insospechado de pensar cuando las experiencias pasadas dan cuenta de los atropellos de los otros y que anticipa un camino esperanzador para todos e inaugura un porvenir afianzado en el anhelo de un mejor mundo.

Por todo lo anterior nos atrevemos a decir que la ecosofía es un aporte a la memoria de Pueblo Bello, porque desde el regreso de sus habitantes, estos han construido "una nueva sensibilidad (...), el nuevo paradigma estético" (Guattari, 2015, p. 78) a través de la búsqueda de acuerdos.

A veces los humanos realizan acciones de parasitismo, creando dinámicas sociales en donde se debilita y destruye a los otros con prácticas de sufrimiento representadas en tortura, encierro, privación de la libertad, vejámenes que nos alejan del concepto de humanidad y que se traducen en algunos casos en sociedades, angustiadas, temerosas, en donde impera el caos; en esas condiciones es muy difícil crear un nuevo tejido social. Contrario a la anterior situación, esta sociedad de Pueblo Bello nos demuestra que, como en el mito del ave fénix, es posible resurgir de las cenizas creando relaciones de mutualismo, es decir de ayuda, de confianza, de perdón, de reconciliación, de reparación del tejido social desde las cuales se pueda restablecer la reciprocidad en la medida en que los lazos con los otros seres humanos se afiancen.

Conclusiones

Finalmente, caemos en la cuenta de que el propósito de un territorio en construcción, luego de experiencias profundas de violencia manifestada por múltiples maneras que son indescriptibles, puede ser muy difícil porque esta altera de manera significativa a la persona en su conjunto, además, porque la intimidad del ser humano, sus sentimientos, su libertad interior, fueron vulneradas, su dignidad pisoteada; y el recordar el dolor, la impotencia, la soledad es una huella imborrable.

Sin embargo, en la medida en que las personas violentadas recuerdan aquellos hechos tan dolorosos, algo en su ser los mueve a seguir porque el recordar les permite reconocer lo sucedido y desde ahí construir en el presente las bases para seguir adelante.

Se hace necesario construir una memoria colectiva de lo sucedido la cual está basada en la experiencia personal, única de cada miembro de la comunidad, que no se corresponden con los decretos de paz anunciados por el Estado porque no se logra la verdad entre las víctimas y los victimarios, porque faltan la restauración, la paz y la justicia ya que lo que se restituye en el aspecto material no logra equiparase con la pérdida de los seres queridos lo que difícilmente permite que se logre la justicia, porque el aparente final no garantiza la paz, porque esta requiere una confianza que apenas empieza a construirse, porque todavía el recelo y la desconfianza rondan el habitar de los miembros de la comunidad.

En este contexto los habitantes de Pueblo Bello, al regresar a su terruño, al crear espacios de recordación de su pasado y al empezar realizar diferentes actividades que permiten enlazar el tejido de sus miedos, angustias, tristezas; inician el camino de una propuesta ecosófica porque tratan de crear una realidad diferente, en unas condiciones cambiantes que retaron la posibilidad de vivir y ante la cual respondieron, desde la esperanza, a su impotencia y desesperación.

Los habitantes de Pueblo Bello, al crear en medio de la adversidad distintas formas de sentir, vivir y pensar, nos expresan desde la experiencia, que puede ser posible construir un mundo distinto al encontrar en las diversas manifestaciones culturales -tales como el deporte, la música, la danza, la reforestación de la zona-, los registros ecosóficos que permiten la posibilidad de crear un mundo mejor, al cerrar las fisuras, para entretejer el oikos como un lienzo, que se va reparando a través de las puntadas del amor.

Los resultados del trabajo realizado muestran cómo la comunidad de Pueblo Bello es una comunidad modélica, porque propone nuevas formas de construir los tejidos sociales a partir de los tres registros: el social, el humano y el ambiental, que se retroalimentan constantemente, en un grupo humano que vivió las diversas manifestaciones de violencia de los distintos actores del conflicto y que ha sido desplazado varias veces de su territorio.

El concepto de ecosofía resulta aplicable, en el caso de esta investigación, en tanto permite crear una manera diferente de relación persona-medio ambiente y en tanto se amolda a las necesidades cambiantes de la población objeto de estudio.

Agradecimientos

Un agradecimiento muy especial a los habitantes de Pueblo Bello, a los integrantes de la Junta de la Casa de la Memoria "Remanso de paz", a la Fundación Arrieros por la Paz y a Corampube.

Referencias

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1 Artículo que se deriva del proyecto de investigación del Doctorado en Filosofía titulado "La construcción del oikos como una estética de la existencia en Michel Serres: del espacio común a una experiencia personal". El proyecto fue desarrollado con el apoyo de la Universidad Pontificia Bolivariana.

Recibido: 15 de Marzo de 2018; Aprobado: 12 de Agosto de 2018

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