Introducción
El emprendimiento social se centra en el desarrollo social y humano para generar una sociedad más equitativa y participativa; abriéndose un nuevo espacio y un reto para el Trabajo Social (Ares, 2004; Alemany et al., 2011). Optar por el emprendimiento social en Trabajo Social como una salida laboral o una alternativa de mejora continua está ofreciendo grandes posibilidades en la actualidad y, muy previsiblemente, estas serán mayores en el futuro socialmente inestable. Dentro del contexto histórico del Trabajo Social, el emprendimiento social ha sido entendido como esa respuesta innovadora y creativa a las necesidades de los ciudadanos ante una disponibilidad limitada de recursos (Munuera y Alemán, 2015). Desde este punto de vista entre los emprendedores sociales clásicos destacan: Thomas Chalmers que a principios del siglo diecinueve basándose en el "principio de ayuda vecinal" consideró las potencialidades de la ayuda mutua y la importancia de la implicación del medio social para aliviar la pobreza material (Gómez, Munuera y Domínguez, 2014, p.13). Octavia Hill, también en el siglo XIX, fue conocida como la gran reformadora de la política de la vivienda en Londres con su sistema de alquileres a bajo precio para familias trabajadoras. En esta línea, el matrimonio Barnett creó y abrió el primer Toynbee Hall en Inglaterra con el objetivo de construir espacios de convivencia real entre personas con diferencias económicas y culturales; sentando las bases de una nueva organización de la comunidad (Capilla et al., 2004). De manera paralela e inspirada por la esencia del Toynbee-Hall de Inglaterra, Jane Addams en 1889 fundó las Hull House en Chicago consideradas como:
Centro de acogida de emigrantes, pero contaba también con una guardería infantil, programas de educación, galería de arte, cocina pública, café [...] En 1913 había censados 413 settlements en 32 estados de los Estados Unidos, convertidos en una poderosísima red de intervención social. (Álvarez-Uría y Parra, 2014, p. 98)
El impacto de las Hull House llevó a conseguir a Jane Addmas el Premio Nobel de la Paz en 1931. Estas experiencias consideradas como precursoras del Trabajo Social tuvieron un claro vínculo con la universidad y la capacidad de esta para crear un espíritu democrático (Addams, 1964). Hoy por hoy, encontramos numerosas experiencias que analizadas en profundidad comparten la esencia de la cultura emprendedora de los pioneros de Trabajo Social. El Banco de Grameen-Banco del Pueblo- de Mohammad Yunus incorporó los microcréditos para empoderar a mujeres sin recursos y contribuyó al desarrollo comunitario de zonas deprimidas (Castro, 2010). Desde 1981, la Fundación Ashoka está trabajando en la generación de una actitud changemaker, de los 3.300 emprendedores en 90 países, 33 están España en 2016 (Ashoka, 2017). En España según el informe de Global Entrepreneurship Monitor para el 2016 muestra que las motivaciones para emprender están condicionadas por la oportunidad en un 70,2% y en un 26% surgen como consecuencia directa de la ausencia de alternativas laborales. Independientemente de las razones, la clave está en el capital humano, el 56,3% de los encuestados afirma haber recibido formación específica en la materia en algún momento. De hecho, los emprendedores con estudios universitarios o de postgrado representan al 47,4% del total de los encuestados (Global Entrepreneurship Monitor, 2017). En esta línea, en 2005 el Libro blanco del título de Grado en Trabajo Social reconoce que la "iniciativa y espíritu emprendedor" es una competencia general muy valorada por el alumnado, el profesorado y por los/as profesionales del Trabajo Social (Aneca, 2005).
Trabajar en reforzar y empoderar tanto las semillas - ideas emergentes- como iniciativas emprendedoras del estudiantado se trasforma en una necesidad y en un reto dentro del proceso de aprendizaje en las aulas universitarias de Trabajo Social.
La investigación que se presenta es parte del Proyecto de Innovación Innova-Docencia del Vicerrectorado de Calidad de la Universidad Complutense de Madrid (en adelante, UCM) titulado "El impulso del emprendimiento como competencia transversal en los estudiantes del Grado de Trabajo Social" realizado durante el curso 2016/2017. El objetivo de este artículo es mostrar los resultados sobre la percepción que tiene el alumnado de la asignatura de Practicum del último curso del grado de Trabajo Social sobre la empatía, la creatividad y el emprendimiento social en Trabajo Social. Así como, las sinergias que generan entre ellas en torno al emprendimiento social en Trabajo Social.
Materiales y métodos
Tipo de investigación: se presenta una investigación de carácter mixta, combinando técnicas cuantitativas y cualitativas en el procesamiento de la información y en el análisis de discurso.
Técnica de investigación: el grupo de discusión. En el proceso de diseño de los grupos se apostó por la homogeneidad, en tanto que el alumnado se encontraba en el mismo momento académico y por la heterogeneidad respecto a rasgos para favorecer el intercambio de información. Las sesiones de los grupos de discusión tuvieron una duración de dos horas, se grabaron y posteriormente se transcribieron mediante un procesador de texto.
La población: se trabajó con 33 estudiantes de la asignatura de Practicum1, del curso 2016/2017. El 75,5% alumnas y el resto alumnos, con una edad media de 22 años. Los tamaños de los grupos oscilaron entre 6 y 10 componentes, resultando 4 grupos de discusión (Tabla 1).
Grupo de | Mujeres Hombres | Total | Media de | |
discusión | (N) | (N) | (N) | edad (años) |
Grupo I | 8 | 1 | 9 | 23 |
Grupo II | 6 | 2 | 8 | 22 |
Grupo III | 5 | 1 | 6 | 23 |
Grupo IV | 6 | 4 | 10 | 20 |
Total | 25 | 8 | 33 | 22 |
Sistematización de la información: los cuatro grupos de discusión trabajaron la misma batería de preguntas recogidas en la Tabla 2. Se utilizó el programa Nvivo11© para la sistematización de la información, permitiendo estructurar las dimensiones, las categorías y la subcategorías; generando la matriz de consistencia (Tabla 2).
Metodología: se realizaron análisis descriptivos y de correlación entre los nodos por similitud de palabras, utilizando como estadístico de contraste el coeficiente de correlación de Pearson. Además, se tuvo en cuenta la importancia de la situación y las inconsistencias de una mera interpretación de los resultados del análisis estadístico (Criado, 2014). Por este motivo, se resaltan discursos textuales del alumnado para complementar el analisis cuanatitativo realizado.
Resultados
Empatia
La empatía en Trabajo Social (R=0,48) es necesaria (R=0,29), Tabla 3, siendo considerada como: "uno de los pilares básicos de nuestra profesión para nosotros y para transmitirlos al resto" (GRUPO II) y como un requisito "... en Trabajo Social para todo, todos los días y en todos los trabajos" (GRUPO III); se trata de una marca de diferenciación respecto a otras profesiones (R=0,45). De esta manera, la empatía es una habilidad social (R=0,36) innata y, a la vez, también aprendida "algunas personas les será más innata que a otras pero que las puedes aprender" (GRUPO II) e incluso expresan "habrá trabajadores sociales que carezcan de ello, de la empatía, al igual que otros contarán con ello" (GRUPO II). Ahora bien, matizan que la empatía dependerá del grado de interacción e identificación con el usuario/ cliente "la empatía es muy importante, pero depende del trabajo. Que si estás en gestión o algo más mecanizado no es tan necesario" (Grupo III), siendo importante su control (R=0,45) "siendo asertivo y sabiendo mantener las distancias" (GRUPO II). De la misma manera que el alumnado percibe que el emprendimiento social y empatía hacen una unión inseparable "si vas a ser emprendedor social, hacer un proyecto social, para un determinado grupo necesitas poder tener la empatía para poder llegar al usuario" (GRUPO I). La empatía se convierte en el vínculo para fomentar la creatividad y emprendimiento social "la empatía y la creatividad las veo como algo necesario como habilidades básicas necesarias para emprender y para ejercer el Trabajo Social" (GRUPO I).
Creatividad
La creatividad (R= 0,56) es percibida desde la libertad en capacidad de respuesta del profesional de referencia: "Hay mayor comodidad a la hora de trabajar, tanto para el usuario como para el trabajador social" (GRUPO I). El discurso del alumnado se orienta hacia los beneficios que genera la creatividad (R=0,44) en Trabajo Social y de su importancia en la actualidad (R=0,44) "Es imprescindible enfrentarse también a los cambios sociales" (GRUPO I). No obstante, indican limitaciones expresando que la creatividad y la innovación (R=0,32) en Trabajo Social se encuentran condicionadas, en gran medida, al puesto de trabajo (R=0,5): "Si estás en un puesto de funcionario tu creatividad va a ser muy limitada realmente a lo que tienes que hacer" (GRUPO II); "Dependerá mucho del entorno en el que se trabaje" (GRUPO II); "[...] la creatividad es en base de dónde trabajes, en lo público o en lo privado (...) "(GRUPO IV).
Emprendimiento social
El alumnado construye su discurso reconociendo que el emprendimiento en Trabajo Social es bueno (R=0,48) y necesario (R= 0,38) (ver Tabla 3) considerando que "el emprendimiento me parece bueno en cuanto (...) hacer realmente lo que a ti te motiva y cómo tú también entiendes el Trabajo Social" (GRUPO I) y "es bueno ser emprendedor para propiciar la evolución del Trabajo Social" (GRUPO II); justificando su correlación (R=0,66). Sin embargo, las posibilidades de ser empredendedor en Trabajo Social esta condicionada a la situación del mercado de trabajo, adjetivándolo como arriesgado (R=0.34) y que conlleva unas dificultades (R=0.61) (ver Tabla 3), afirman que "en el entorno de Trabajo Social lo tienes muy chungo" (GRUPO III), es decir, "hay que tener mucha suerte con eso" (GRUPO I) y "jugársela mucho" (GRUPO III). Sin embargo, reconocen "a veces hay mucho desconocimiento de qué tipo de ayudas hay, dónde presentar los proyectos" (GRUPO IV). El alumnado demanda una formación específica en emprendimiento social a través de una asignatura específica, porque entienden que necesitan una mayor formación (R=0,31) "una asignatura en la carrera que te dijera pues mira estos son los recursos, aquí salen las subvenciones, consulta esto, para crear una empresa tienes que hacer esto" (GRUPO IV); y "una alternativa para renovar herramientas y los procedimientos" (GRUPO III).
En definitiva, "la empatía y la creatividad nos parecen dos habilidades muy importantes en nuestra profesión a la hora de emprender y poder innovar sabiendo las diferentes estructuras marcadas. La empatía debe estar siempre presente para ser capaz de crear un proyecto social de acuerdo con las necesidades de la población a la que va dirigida" (GRUPO II).
Trabajo Social como profesión
El alumnado percibe que para la sociedad el Trabajo Social es un gran desconocido (R=0,91). De hecho expresan que su futura profesión no está valorada, "no se valora el Trabajo Social porque no se conoce" (GRUPO IV) o "ayudar por caridad y porque eres buena persona, o sea, no se relaciona con un ámbito profesional" (GRUPO I). De esta manera, perciben que su profesión es sinónimo de voluntariado (R=0,79) (Tabla 3), "muchas personas que no entienden lo que es nuestra carrera y se piensan que por ser trabajador social vas a acabar de voluntario" (GRUPO III). De hecho, se comparan con otras profesiones para reforzar el desconocimiento sentido por parte de la sociedad: "Tú como trabajador social se te valora poco. Un ingeniero, un médico, hace un proyecto y búa. Y lo hace un trabajador social que está ayudando a miles de personas y nunca vas a salir en los medios de comunicación" (GRUPO IV). Sin embargo, el alumnado presenta dilemas éticos respecto del éxito económico que les podría generar su futura acción profesional o iniciativa emprendedora (R=0.76) (ver Tabla 3), considerando que "nosotros trabajamos con personas y a mí no me parecería bien que estés cobrando una barbaridad y que hay mucha gente que no puede acceder a tus servicios" (GRUPO IV) o incluso "estaría mal visto ganar dinero" (GRUPO III).
Discusión
La empatía encuadrada dentro del "saber ser" como una potencialidad individual, que se entrena durante el periodo académico y que permite ser desarrollada durante el ejercicio de la profesión a través de la relación de ayuda (De Robertis, 2003). De esta manera, las autoras Karen Gerdes y Elizabeth Segal (2011) evidencian cómo la empatía es inherente al Trabajo Social y reconocen su influencia tanto desde el punto de vista teórico como práctico, a través de su modelo de la empatía en Trabajo Social como camino para enseñarla, practicarla y cultivarla (Gerdes y Segal, 2011). Nuestros resultados, en la misma línea, reconocen que la empatía es una habilidad innata y también aprendida, que depende de la persona y de su identificación con la problemática, así como del tipo de intervención y de la influencia de la institución. De hecho, nuestro trabajo constata que la creatividad es una práctica diaria de los trabajadores sociales ante disponibilidad limitada de recursos y situaciones complejas, condicionada por un contexto sociopolítico inestable. Norman Jackson y Hilary Burgess (2005) consideran que la influencia política a la que está sometida la creatividad de los profesionales del Trabajo Social es más fuerte que para el resto de disciplinas; a pesar de ser un componente vital para un buen trabajador/a social (Jackson y Burgess, 2005). Germak y Singh (2009) considera que los trabajadores sociales son los profesionales idóneos y mejor preparados para resolver los problemas sociales de una sociedad enferma "society's social ills".
Entre las principales barreras halladas en nuestro trabajo y en la revisión de la bibliografía, lo que pone freno al emprendimiento social son los estándares éticos, es decir, el pago por los servicios y el compromiso con las personas, a pesar de considerar el emprendimiento social en Trabajo Social como una alternativa real de creación de empleo. De hecho, Healy (2002) afirma que si los trabajadores/as sociales se creyesen sus potencialidades en el marco del emprendimiento social se abrirían nuevos discursos sobre la gestión de las políticas públicas y del Trabajo Social. Sin embargo, los resultados de nuestro trabajo muestran esa imagen estereotipada que tienen los propios estudiantes sobre su futura profesión y que llega a influir en el proceso de toma de decisiones para poner en marcha una iniciativa emprendedora. Los trabajos de Hobbs y Evans en 2017 y Staniforth, Deane y Beddoe en 2016 evidencian precisamente cómo esa percepción negativa llega a ser estigmatizadora. De hecho, en estos trabajos la definen como una automarginación desde el momento que se comparaban con otras disciplinas generándose una percepción más negativa de lo que realmente podría ser (Hobbs y Evans, 2017).
Conclusiones
En la historia de las reformas sociales se encuentran experiencias emprendedoras, de cambio y de transformación social que se pueden entender dentro del proceso de desarrollo de la profesión como los antecedentes de emprendimiento social en Trabajo Social.
Los estudiantes han construido un discurso común sobre cómo el emprendimiento social en Trabajo Social tiene que partir de la empatía que les genera la problemática sobre la que se actúa y en el que la creatividad ha de contribuir a la construcción de una respuesta adaptada a las necesidades de una sociedad socialmente inestable. Sin embargo, es parte de un discurso duro y compartido cargado de percepciones negativas hacia su futura profesión, que provoca que se perpetúen estereotipos; siendo un freno al avance académico y profesional del Trabajo Social.
Construir un discurso orientado al empoderamiento de la profesión del Trabajo Social a través del emprendimiento social se ha de centrar en el conocimiento de buenas prácticas, de la importancia de la innovación social y sobre todo de los resultados que estas iniciativas tienen a medio y largo plazo, aunque el alumnado exprese su desconocimiento de los recursos y servicios disponibles sobre emprendimiento tanto dentro como fuera de su universidad. Esta limitación se transforma en una oportunidad real para incorporar dentro en el aula el conocimiento de buenas prácticas, su innovación y resultados, a medio y largo plazo, relacionados con el emprendimiento social. Se trata de actividades que permitan conocer experiencias actuales vinculadas a la actuación de los/las trabajadores/as sociales.
El empoderamiento del emprendimiento social en Trabajo Social es una demanda del alumnado y, por tanto, una competencia a trabajar dentro de los futuros planes de estudios. Desde la academia el alumnado tiene que conectar la investigación social - conocer para actuar- con las demandas sociales detectadas desde la proximidad como la base y el éxito de las iniciativas de emprendimiento social en Trabajo Social.
En definitiva, fortalecer la competencia de la "iniciativa y espíritu emprendedor" desde la empatía y la creatividad es una alternativa real para poner en valor las potencialidades del Trabajo Social como una profesión que promueve comunidades, el desarrollo social y los entornos sostenibles.