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Revista Lasallista de Investigación

Print version ISSN 1794-4449

Rev. Lasallista Investig. vol.18 no.2 Caldas July/Dec. 2021  Epub Mar 18, 2022

https://doi.org/10.22507/rli.v18n2a13 

Artículo original

Desigualdades Rurales en Colombia: Aportaciones para el Logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible1

Rural Inequalities in Colombia: Contributions for the Achievement of the Sustainable Development Goals

Desigualdades rurais na Colômbia: Contribuições para o cumprimento das Metas de Desenvolvimento Sustentável

Carolina Rincón-Zapata2 
http://orcid.org/0000-0003-3846-2449

Alba Lucía Restrepo-Ruiz3 
http://orcid.org/0000-0001-8262-1684

Martha del Socorro Alzate-Cárdenas4  ** 
http://orcid.org/0000-0001-5683-7238

Hernando Emilio Zabala-Salazar5 
http://orcid.org/0000-0001-8725-3569

Olga Lucía Arboleda-Álvarez6 
http://orcid.org/0000-0002-1436-904X

2 Magíster en Economía, Especialista en Finanzas con énfasis en Banca de Inversión, Economista, Docente Universidad Católica de Oriente. Correo: crincon@uco.edu.co / ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3846-2449.

3 Magíster en Gobierno, Economista, Docente Universidad Católica de Oriente. Correo: arestrepo@uco.edu.co / ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8262-1684 Magíster en educación, Especialista en Alta Gerencia, Economista, Docente Universidad Católica Luis Amigó, correo: martha.alzateca@amigo.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5683-7238.

4 Magíster en educación, Especialista en Alta Gerencia, Economista, Docente Universidad Católica Luis Amigó, correo: martha.alzateca@amigo.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5683-7238.

5 Especialista en Derecho Cooperativo, Historiador. Docente Universidad Católica Luis Amigó, correo: hernando.sabalaza@amigo.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8725-3569.

6 Magíster en salud Pública, Especialista en Docencia Investigativa Universitaria, Historiadora, Docente Universidad Católica Luis Amigó. Correo: olga.arboledaal@amigo.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1436-904X.


Resumen

Introducción:

Las brechas de desigualdad entre zonas urbanas y rurales a nivel mundial y en especial en países en vía de desarrollo como Colombia, son cada vez mayores.

Objetivo:

Entre los principales fines de los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS-, está la disminución de dichas brechas. En este artículo son analizados algunos indicadores que evidencian las diferencias existentes entre los territorios urbanos y rurales en Colombia, y la manera como el sector de la economía social y solidaria, especialmente el sector cooperativo, ha contribuido en dicho fin.

Materiales y Métodos:

Lo anterior bajo un enfoque social cualitativo con método comparativo que busca a partir de la descripción y análisis estadístico de indicadores socioeconómicos, la relación entre el cumplimiento de los ODS y la contribución del sector cooperativo en algunas zonas del país.

Los resultados sugieren que en Colombia el mayor déficit de indicadores y carencias son congruentes.

Conclusión:

los ODS, se encuentran en las zonas rurales debido a la existencia de factores estructurales que harán muy difícil el cumplimiento y aporte de nuestro país a la agenda del 2030, por lo que se requiere de manera urgente la intervención de otros actores.

Palabras clave: Indicadores socioeconómicos; sector rural; ODS

Abstract

Introduction:

The inequality gaps between urban and rural areas worldwide and especially in developing countries such as Colombia, are increasing.

Objective:

Among the main purposes of the Sustainable Development Goals -ODS-, is the reduction of these gaps. In this article, some indicators that show the differences between urban and rural territories in Colombia are analyzed, and the way in which the social and solidarity economy sector, especially the cooperative sector, has contributed to this end.

Materials and Methods:

The foregoing under a qualitative social approach with a comparative method that seeks from the description and statistical analysis of socioeconomic indicators, the relationship between compliance with the SDGs and the contribution of the cooperative sector in some areas of the country.

The Results suggest that in Colombia the greatest deficit of indicators and deficiencies are consistent.

Conclusion:

the SDGs are found in rural areas due to the existence of structural factors that will make it very difficult for our country to comply with and contribute to the 2030 agenda, therefore that the intervention of other actors is urgently required.

Keywords: Socio-economic indicators; rural sector; ODS

Resumo

Introdução:

As lacunas de desigualdade entre áreas urbanas e rurais em todo o mundo e especialmente em países em desenvolvimento como a Colômbia estão aumentando.

Objetivos:

Entre os principais objetivos dos Objetivos de Desenvolvimento Sustentável -ODS-, está a redução dessas lacunas. Neste artigo, são analisados alguns indicadores que mostram as diferenças entre os territórios urbano e rural na Colômbia e a forma como o setor da economia social e solidária, especialmente o cooperativista, tem contribuído para esse fim.

Materiais e métodos:

O anterior sob uma abordagem social qualitativa com um método comparativo que busca a partir da descrição e análise estatística dos indicadores socioeconômicos, a relação entre o cumprimento dos ODS e a contribuição do setor cooperativo em algumas áreas do país.

Os Resultados: sugerem que na Colômbia os maiores déficits de indicadores e deficiências congruentes.

Conclusão:

os ODS encontram-se nas áreas rurais devido à existência de fatores estruturais que dificultarão o cumprimento e a contribuição de nosso país para a agenda 2030, portanto que a intervenção de outros atores é necessária com urgência.

Palavras chave: Indicadores socioeconômicos; setor rural; ODS

Introducción

El programa de Objetivos de Desarrollo del Milenio, iniciado en el año 2000, culminó en 2015 con resultados no muy halagadores, aunque se alcanzaron logros importantes en esos tres lustros. Al terminar este último año, la Organización de Naciones Unidas (ONU) retomó la iniciativa y se propuso una nueva agenda con horizonte al 2030, con el lema Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030para el Desarrollo Sostenible. El anuncio formal de adopción de estos nuevos objetivos lo hizo la ONU en septiembre de 2015 mediante una Declaración que señala:

Este plan será implementado por todos los países y partes interesadas mediante una alianza de colaboración. Estamos resueltos a liberar a la humanidad de la tiranía de la pobreza y las privaciones, y a sanar y proteger nuestro planeta. Estamos decididos a tomar las medidas audaces y transformativas que se necesitan urgentemente para reconducir al mundo por el camino de la sostenibilidad y la resiliencia. Al emprender juntos este viaje, prometemos que nadie se quedará atrás (...). Los Objetivos y las metas son de carácter integrado e indivisible y conjugan las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental (Organización de las Naciones Unidas-ONU-, 2015).

Al respecto, Sachs (2016, p. 31) comenta que: "Desde una perspectiva normativa una buena sociedad no es únicamente una sociedad económicamente próspera (con elevados ingresos per cápita), sino que ha de ser socialmente inclusiva, ambientalmente sostenible y bien gobernada".

Así, pues, los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- adoptados por la ONU, son establecidos con el fin de propender por aquello que el autor mencionado define como buena sociedad, de ahí que a partir de los 17 objetivos se establecen acciones y estrategias con enfoques ambientales, económicos, políticos y sociales.

Lo anterior no es excluyente respecto de la distribución de la población en zonas; por el contrario, en la Declaración de la ONU se percibe como uno de los retos más importantes, con el fin de reducir las brechas existentes entre el mundo rural y el urbano, toda vez que de esta manera se logra una disminución de la inequidad y una sociedad más inclusiva.

Con los avances alcanzados en este último siglo, respecto de lo que podría denominarse el progreso económico, pareciera que las brechas estuvieran justificadas como fenómeno lógico de dicha evolución, pero lo que está indicando fundamentalmente es que lo rural se ha supeditado a lo urbano, produciendo inequidades, aunque no significa negación frente a la necesaria relación simbiótica entre territorios. Hoy más que nunca, ante las crisis ambientales y de extensión de la pobreza y de las hambrunas, se hace indispensable la eliminación de tales brechas, porque:

(…) nunca se le ha ocurrido a nadie dudar de la necesidad de la producción agrícola. Desde que el hombre existe le han sido imprescindibles el alimento, el vestido y la habitación para poder sobrevivir. La satisfacción de estas necesidades depende de la adaptabilidad y eficiencia de las diversas faenas que constituyen la agricultura (Organización para las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO-, 1956, p. 9).

Esta advertencia de la FAO, efectuada en el marco de las preocupaciones de la posguerra (década de los cincuenta), debido al ritmo acelerado del crecimiento demográfico y la extensión de las zonas urbanas y de la industria, con su utilización indiscriminada de recursos no renovables, llevó a generar -desde esa instancia- algunas reflexiones positivas que hoy debemos tomar en cuenta:

El hecho de que el suelo produzca cada vez menos no se debe a la acción de ninguna ley natural e inevitable, sino a que el hombre lo ha manejado mal. En realidad, se puede decir que el hombre constituye el más importante de todos los recursos. Su aptitud para conservar y producir es un factor quizás más trascendental que su necesidad de explotar y consumir (FAO, 1956, p. 9)

Hoy en día, las brechas siguen ampliándose y se hacen más evidentes en relación con variables socioeconómicas que tienen impactos directos sobre la calidad de vida de las personas que habitan y trabajan en el mundo rural. Los aspectos más determinantes, se refieren a temáticas educativas, de empleo, de ingresos, de pobreza, de desigualdad, de calidad de la vivienda, de inversión pública, entre otros. Muchas de las alarmas de hoy, son las mismas de hace seis décadas: transversalizan los temas de la alimentación, la salud, la vivienda, la educación, las oportunidades de ingreso decente y la infraestructura, entre otros (FAO, 1956). En este sentido, entre los ODS, resaltan algunos puntos que dan cuenta de los anteriores aspectos, tales como: objetivo 1. Fin de la Pobreza; objetivo 2. Hambre cero; objetivo 6. Agua limpia y saneamiento; objetivo 8. Trabajo decente y crecimiento económico; objetivo 10. Reducción de las desigualdades; objetivo 12. Producción y consumo responsables; y, objetivo 16. Paz, justicia e instituciones sólidas.

En el presente artículo, a partir de los objetivos enunciados, son analizados algunos indicadores, agrupados por temáticas, que muestran la brecha existente entre los territorios urbanos y los rurales, con el fin de evidenciar las diferencias que para Colombia existen. Situación absolutamente necesaria de estudiar en profundidad para definir de manera concreta acciones que hagan posible el acercamiento al cumplimiento de dichos objetivos en el 2030.

Ahora bien, desde la perspectiva de las preocupaciones que orientan la investigación que realizamos, los autores de este artículo analizamos diferentes aspectos, en el centro de los cuales se hallan los potenciales de la economía social y solidaria para contribuir al logro de los ODS; también se insiste en señalar que la propia ONU ha llamado la atención sobre la capacidad de estas organizaciones de intervenir en muchas áreas, ya que: "Se trata de un modelo empresarial construido sobre la base de la inclusión y la sostenibilidad que ofrece un camino hacia la justicia económica, social y política" (Organización de las Naciones Unidas - ONU-, 2015). Por lo que en la agenda de los ODS es vital aprovechar los beneficios de las cooperativas para hacer realidad la visión de lograr una vida digna para todos.

Desde julio de 2014 el Grupo de Trabajo Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre Economía Social y Solidaria, había preparado el documento conocido como La Economía Social y Solidaria y el Reto del Desarrollo Sostenible, en el que se estableció la relación de las nuevas propuestas mundiales y la acción de las empresas u organizaciones de economía social y solidaria (ESS) (ONU, 2014, págs. 4-5), destacándose que, para el caso de las cooperativas, por ejemplo, estas son unas de las mayores empleadores en el mundo; facilitan el acceso a la financiación, a insumos, tecnología, servicios de apoyo y mercados; ayudan a reducir las asimetrías de información; optimizan costos medioambientales y sociales; contribuyen al desarrollo local y regional; generan empleo; dinamizan los relacionamientos de las comunidades; y aportan a la construcción de ciudades sostenibles.

Durante el mismo año, la Organización Internacional del Trabajo -OIT- y la Alianza Cooperativa Internacional -ACI- presentaron un documento que sintetiza las principales conclusiones de un informe de Frederick O. Wanyama de la Universidad Maseno de Kenya, relacionado específicamente con el potencial de las cooperativas para contribuir a los ODS. Allí se asegura que las cooperativas

Están bien situadas para contribuir al triple balance de objetivos económicos, sociales y ambientales del desarrollo sostenible y a la agenda de gobernanza, entre otros motivos porque son empresas empeñadas en alcanzar el progreso económico de sus socios, al tiempo que atienden sus intereses socioculturales y protegen el ambiente (OIT & ACI, 2014, p.2).

Se advierte sobre sus limitaciones, en tanto que la cantidad de cooperativas, así como su participación en el PIB representan un pequeño relativo peso en las economías. No hay dudas respecto de que el reconocimiento que se le hace al sector cooperativo, en el entendido del importante papel que han cumplido históricamente para dinamizar el desarrollo en sus diferentes dimensiones, razón por la cual en este artículo se ha tomado justamente de entre todo el sector social y solidario, el sector cooperativo, en atención al reconocimiento de las cooperativas en el mundo entero.

Materiales y Métodos

Este artículo se inscribe en un enfoque de investigación social cualitativo, en el cual a partir de fuentes documentales y mediante la utilización del método o estrategia de comparación, se busca hacer descripción y análisis estadístico de los indicadores socioeconómicos, en relación con el logro de indicadores asociados a los ODS y a partir de ello dar cuenta de la forma como el sector cooperativo ha aportado al PIB de localidades donde se da mayor concentración de organizaciones de dicho sector.

Según Fideli (1998), citado por Tonon (2011 p.2), el método comparativo

es un método para confrontar dos o varias propiedades enunciadas en dos o más objetos, en un momento preciso o en un horizonte de tiempo más o menos amplio. De esta manera se comparan unidades geopolíticas, procesos, e instituciones, en un tiempo igual o que se le considera igual (sincronismo histórico).

De esta manera, para el caso del que se ocupa el presente artículo, en primer lugar, se hizo un acercamiento a indicadores socioeconómicos por zonas poblacionales y en segundo lugar se analizó la capacidad del sector cooperativo para disminuir brechas de desigualdad entre zonas poblacionales.

De los indicadores socioeconómicos (pobreza, desigualdad, tasa de desempleo, tasa de analfabetismo), se analizaron tendencias de participación y desempeño del sector agropecuario con respecto al PIB por zonas rural y urbana, teniendo como referente, los datos provenientes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística -DANE-y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe -CEPAL-.

En cuanto a la capacidad del sector cooperativo para la disminución de brechas que evidencian la desigualdad entre zonas rurales y urbanas, con fuentes de información obtenidas del DANE y de La Superintendencia de Economía Solidaria, se estableció como criterio, aquellas zonas poblacionales donde se evidencia mayor contribución del sector cooperativo, en el PIB local o regional.

En relación con la recolección de la información, se hizo detección de la más relevante con respecto al objeto de estudio y luego se procedió con el análisis cuantitativo para hacer las precisiones respectivas con los datos, teniendo presente la triangulación de dicha información a partir del criterio de articulación: "ODS indicadores socioeconómicos-economía solidaria".

También se hizo triangulación interdisciplinar entre la economía y la historia a partir de las disciplinas de desempeño de los investigadores, lo cual significa específicamente que también como método se producen análisis de variables socioeconómicas desde un contexto histórico.

Resultados

Análisis de los Principales Indicadores Socioeconómicos por Zonas Poblacionales Vs. Objetivos de Desarrollo Sostenible

En Colombia, el sector agropecuario ha tenido un especial protagonismo en el desarrollo económico, toda vez que fue impulsor de la estructura productiva, permitiéndose la consolidación del proceso de industrialización a partir de la acumulación de capital, y de la creación de vías y medios de transporte modernos, que fueron indispensables para la puesta en marcha de las fábricas nacientes, canales de distribución y medios de comercialización de sus productos. De manera adicional, cuando se habla de escalonamiento de los sectores productivos, el sector agropecuario ha sido el gran proveedor para la industria de alimentos. Lo anterior demuestra que la industria del país en buena parte se ha visto impulsada por el sector primario de la economía.

No obstante, este desarrollo trajo consigo grandes cambios en la composición sectorial de la producción interna, en la medida en que se creaban nuevos productos y servicios como respuesta a las necesidades nacientes en la economía debido al aumento de los ingresos de las personas o al cambio de la composición de la población por área urbana o rural, por citar algunos ejemplos; hay sectores que van participando más en la estructura económica, especialmente el de servicios y el de industria, y otros que participan un poco menos como el sector agropecuario, pero no porque su producción sea menor o su importancia sea más baja, sino porque estos otros sectores al producir mayores volúmenes y con alto valor agregado también aumentaron en una proporción mayor su participación en el PIB total.

De otro lado, la mayor capacidad adquisitiva de las personas implica una menor demanda de alimentos como porcentaje del ingreso total por motivos similares: las personas empiezan a demandar bienes diferentes con una renta mayor, e incluso llega un punto, en el que, aunque la renta siga incrementando, la demanda de alimentos se estabiliza. Estos son los motivos más importantes que explican porque cuando se analizan las tendencias mundiales de participación del sector agropecuario en la producción, se ve una disminución porcentual en términos generales.

Evidencia de lo anterior, según datos del Banco Mundial (2018), para Colombia la participación del sector agropecuario Ha ido disminuyendo gradualmente así: en 1965 la participación era del 29.31 %; diez años más tarde (en 1975) era de 23.8 %; y para el año 1985 la participación era de 16.91 %. Tan solo en 20 años, la participación se redujo casi a la mitad. Si se continúa observando, en 1995 la participación fue de 14.01 %, en 2005 se redujo nuevamente casi en un 50 % con un 7.7 % y en 2015 era de 6.04 %. Lo que se deduce, es que la caída más grande en puntos porcentuales se dio entre los primeros veinte años analizados. En 2017, tuvo una participación de 6.45 %.

Fuente: Banco Mundial 2018

Ilustración 1 Participación del sector agropecuario en el PIB (1965-2017) 

En las primeras décadas del siglo XXI:

La agricultura colombiana no presenta un desempeño destacable frente a las necesidades de desarrollo, las problemáticas de los habitantes de los territorios rurales, las potencialidades naturales con que se cuenta, y las oportunidades de crecimiento que ofrecen los mercados internos (...) (y externo). El discreto comportamiento de la agricultura ha significado la pérdida progresiva de participación del sector en el PIB total, al tiempo que le ha impedido cumplir cabalmente con las funciones básicas que de esta se espera en el proceso general de desarrollo. (Junguito, Perfetti y Becerra, 2017p.3)

Una consecuencia derivada de lo anterior es que las políticas públicas se han comenzado a dirigir hacia sectores que tienen mayor aporte al PIB, dejando además temas relacionados con el campo por fuera de la agenda pública. De esta manera se ha generado un efecto "bola de nieve", donde la menor participación porcentual del sector primario en el PIB genera menos atención efectiva hacía el mismo; y esta menor atención genera más brechas de desarrollo con los sectores secundario y terciario, lo que a su vez genera más inequidad que conduce a menores posibilidades de desarrollo para la ruralidad.

De manera adicional, las estadísticas de personas ubicadas en la zona rural y que se encuentran produciendo bienes diferentes a los del sector primario como tal o generando servicios, no se reflejan en el PIB agropecuario sino en otros sectores, y a menudo no se encuentran datos concretos por zona urbana y rural; de tal forma que cuantificar exactamente la producción rural y su representatividad en las economías locales y mundiales, se torna algo impreciso.

En Colombia, siguiendo las cifras del DANE, la población rural corresponde al 15,8 % del total de la población, la que, según el censo poblacional de 2018, es de 48.258.494 habitantes (DANE, 2018). Por su parte, según datos de la CEPAL (2017) la tasa de crecimiento promedio de los últimos cinco años para la población, según áreas, muestra un mayor crecimiento de la población urbana, frente a un decrecimiento de la misma en zona rural. A continuación, se muestra la gráfica que refleja los porcentajes del incremento medio anual total de la población (nacimientos menos defunciones más inmigrantes menos emigrantes), por zonas:

Fuente: Elaborado por los autores, adaptado de datos de la (CEPAL, Base de datos de la población, 2017)

Ilustración 2: Tasa de crecimiento de la población por zonas 

Este fenómeno de transformación en la conformación por zonas de la población obedece en muchos casos a la falta de generación de trabajo digno en el campo, ya que gran parte de la población rural se ubica en la condición de jornalero, grupo que con frecuencia no posee trabajo todos los días del año y, por tanto, se desplaza a zonas urbanas en busca de nuevas oportunidades laborales con acceso a servicios de previsión y protección.

Otro de los factores que en el país ha provocado el fenómeno del desplazamiento rural, ha sido la presencia de diferentes conflictos armados por lo general concentrados en estas zonas.

Al analizar de manera exhaustiva los indicadores que contribuyen al bienestar de una población, como: pobreza, desigualdad, tasa de desempleo, tasa de analfabetismo, entre otros; se logra evidenciar de manera nítida el fenómeno del diferencial existente entre la ruralidad y la zona urbana en Colombia.

Los indicadores de la pobreza por zonas hacen evidente la brecha porcentual. En Colombia, el DANE mide la pobreza a través de dos índices: uno directo que se refiere a indicadores de Pobreza Multidimensional -IPM-, por el cual se agrupan ciertas características consideradas esenciales para las personas, tales como salud, calidad del empleo, educación, vivienda y servicios públicos; y uno indirecto que se refiere a la pobreza cuantificada por medio del nivel de ingresos considerados necesarios para acceder a la canasta básica.

La evolución de estos índices, en el periodo de tiempo comprendido entre 2010 y 2017, permite observar cómo la incidencia de la pobreza rural es mucho más alta que la de la pobreza urbana, lo que de por sí puede mostrar desigualdad y dificultad para el logro del desarrollo rural.

Fuente: (DANE, 2018)

Ilustración 3 Incidencia de la Pobreza Multidimensional por zonas en Colombia 

Si se observa la pobreza multidimensional , desde 2010, se puede apreciar (a pesar de que viene disminuyendo) como para los centros poblados y rural disperso es muy superior si se compara con las cabeceras. Si se observa el último año, por ejemplo, en la zona rural se tenía una incidencia del 36.6 % mientras que en la zona urbana sólo era de 11.4 %, lo que muestra que es tres veces más grande la pobreza en el campo que en la ciudad y la disminución ha sido mayor en las zonas urbanas que en las rurales; puesto que en 2010 por ejemplo, la pobreza del campo no alcanzaba a triplicar la de las cabeceras municipales.

Fuente: (DANE, 2018)

Ilustración 4 Incidencia de la Pobreza Monetaria por zonas en Colombia 

Si se observa la pobreza monetaria, también sucede que, a pesar de su disminución en el tiempo, la del sector rural es más alta; sin embargo, la brecha con las cabeceras no es tan grande como en la pobreza multidimensional, tal vez porque en el factor ingresos no es tan grande la incidencia de la pobreza, como por el factor IPM que incluye unas necesidades que no se han podido satisfacer.

Fuente: (DANE, 2018)

Ilustración 5 Incidencia de la Pobreza Monetaria extrema según zonas 

Hablando de pobreza extrema , en las zonas rurales es tres veces superior a la de la zona urbana, lo que refleja de nuevo una alta inequidad que contribuye a un lento proceso de desarrollo económico para la población del campo colombiano. Evidencia de ello es que para el año 2017 el porcentaje de la incidencia de la pobreza monetaria extrema para las cabeceras fue del 5 %, mientras que para los centros poblados y rural disperso fue de 15.4 %, lo que indica una diferencia de diez puntos porcentuales. No obstante, esta brecha ha ido disminuyendo toda vez que para el año 2008 la diferencia era de veintiún puntos porcentuales.

Se puede apreciar así que, aunque la brecha ha venido disminuyendo, este proceso ha sido lento como consecuencia de la falta de acceso a oportunidades por parte de la población rural, además de otros factores como el enfoque de las actividades productivas, la falta de políticas públicas con énfasis en el sector rural, y el nivel educativo rural, entre otras.

En reconocimiento de que el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 1 se refiere a la lucha contra la pobreza, se han establecido a 2030 unas metas precisas. Según la Agenda 2030 en Colombia, para ese año se debe reducir la pobreza multidimensional hasta un 8.4 %, teniendo en cuenta que en 2010 era de 30.4 °% y según proyecciones para 2018 la cifra general de incidencia es 17.8 % (Departamento Nacional de Planeación -DNP-, 2017).

En el siguiente gráfico, se evidencia la meta general que se tiene para Colombia, además de la evolución que viene presentando el índice para la zona rural (centros poblados y rural disperso), donde para 2016 era de 37.6 %, muy por encima del promedio nacional; mientras que el índice para la zona urbana muestra una evolución por debajo de éste, del 12.1 % para 2016 (DNP, 2017).

Fuente: (DNP, 2017)

Ilustración 6 Pobreza multidimensional por zonas poblacionales vs la meta de los ODS 

En cuanto a la pobreza monetaria, la meta general para 2030, es de 18.7 %, sabiendo que para 2010 la tasa fue de 37.2 % y que según proyecciones para 2018 esta es de 25%. En el año 2015, el porcentaje general reportado para Colombia fue de 27.8 %, mientras que las zonas urbana y rural reportaron un porcentaje de incidencia de la pobreza monetaria de 24.1 % y 40.3 % respectivamente. Lo anterior sugiere de nuevo que es necesario un mayor esfuerzo para la reducción de la pobreza en los centros poblados y rural disperso, ya que el porcentaje de pobreza se ubica por encima de la media nacional, como se evidencia en la siguiente gráfica:

Fuente: (DNP, 2017)

Ilustración 7 Pobreza monetaria por zonas poblacionales vs la meta de los ODS 

Así mismo, la brecha de desigualdad entre la zona urbana y rural sigue siendo evidente en otros indicadores que soportan los análisis de pobreza y de calidad de vida de las personas, tales como el acceso a servicios públicos domiciliarios. Por ejemplo, en cuanto al acceso al agua, el porcentaje de hogares en zona rural que tienen y/o reciben de manera adecuada dicho servicio es del 71.4 %, lo que refleja una brecha de 24.1 puntos porcentuales respecto al área urbana, donde se evidencia que el 95.5 % de los hogares acceden a este servicio.

En cuanto a la electricidad, la brecha de diferencia se ubica alrededor de 10 %, ya que para la zona urbana el porcentaje de hogares que registran el acceso al servicio de electricidad es de 99.8 %, mientras que en la zona rural es de 89.9 %.

Así mismo, en cuanto al servicio de alcantarillado, se tiene que solo el 69.5 % de los hogares rurales tiene acceso a éste, mostrando una brecha de 22.7 puntos porcentuales respecto a la población urbana que refleja una tasa del 92.2 %.

Tabla 1 Porcentaje de hogares según disponibilidad de servicios básicos en la vivienda (Año 2014) 

Agua Electricidad Desagüe
Urbana Rural Urbana Rural Urbana Rural
95.5 71.4 99.8 89.9 92.2 69.5

Fuente: Elaborado por los autores a partir de datos del (CEPAL, Base de datos población, 2017)

Por su parte, la actividad productiva del país, puede ser explicada también por los indicadores del mercado laboral, reflejando a su vez las condiciones de vida de sus habitantes. Los principales indicadores del mercado laboral son la tasa global de participación (TGP), la tasa de ocupación (TO) y la tasa de desempleo (TD). En Colombia, estos indicadores también muestran brechas entre las zonas urbana y rural, lo cual confirma los anteriores análisis.

La TGP mide la proporción de la población en edad de trabajar que se encuentra económicamente activa; es decir, refleja el porcentaje de la fuerza laboral del país. Según el DANE (2018), esta tasa es superior en la zona urbana frente a la zona rural, lo que indica que para esta última la fuerza laboral es menor y esto se puede traducir en menos posibilidades de aumento de la producción y de la productividad, que a la larga explica brechas de las que ya se ha hecho mención. Tal situación se identifica en la siguiente tabla.

Tabla 2 Indicadores del mercado laboral por zonas (Mayo - Julio de 2018) 

Zona Urbana Zona Rural
TGP 65.2 59.6
TO 58.2 56.6
TD 10.7 5.1

Fuente: Elaborado por los autores a partir de datos del (DANE, 2018)

Según los anteriores datos, el desempleo total en la zona urbana es superior al de la zona rural en alrededor de 5 puntos porcentuales, ya que en la zona rural hay más personas trabajando como jornaleros. No obstante, los niveles de ingresos para las personas de las zonas rurales siguen siendo más bajos, lo que lleva a que la pobreza sea más alta, en correspondencia a la mayor informalidad laboral.

En referencia al objetivo de desarrollo sostenible número 8, denominado trabajo decente y crecimiento económico, uno de los indicadores de la Agenda 2030 para Colombia, refiere el porcentaje de población ocupada cotizante al sistema de pensiones, donde se evidencia una meta general a 2030 de 42.1 %, sabiendo que para 2010 este porcentaje era de 31.4 % y para 2016 ya reportaba un porcentaje de 37.9 %. Para este mismo año el porcentaje registrado para la zona urbana fue de 44.4 % frente a un 14.4 % para la zona rural. La brecha entre las zonas es de 30 puntos porcentuales, lo que sugiere una alta dispersión de la zona rural frente a las metas propuestas. Esto significa una vez más, que hay mayor informalidad laboral en las zonas rurales y a su vez menores condiciones de bienestar para su población.

Fuente: (DNP, 2017)

Ilustración 8 Porcentaje de población ocupada cotizante al sistema de pensiones vs la meta de los ODS 

En cuanto a la tasa de desempleo, la Agenda 2030 para Colombia establece una meta al final de 6.8 %, partiendo de un índice base en 2010 que fue del 11.8 % y que el del 2015 fue del 8.9 %. Para este último año la tasa reportada en la zona urbana fue de 9.8 %, mientras que en la zona rural fue de 5.7 %. Para este indicador se observa como en la zona rural es menor el problema de desempleo debido a que muchas personas se encuentran trabajando en las labores propias del sector, concluyéndose así que en Colombia el problema rural no es de desempleo, que tradicionalmente es más bajo que la media nacional, sino más bien de la calidad del empleo, estabilidad y bajos ingresos de los trabajadores.

Fuente: (DNP, 2017)

Ilustración 9 Tasa de desempleo por zonas poblacionales vs la meta de los ODS 

Por otra parte, en términos de educación y haciendo referencia al Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4, denominado educación de calidad, la meta en 2030 para la tasa de analfabetismo es que sea de 3 %, sabiendo que para 2010 la tasa ascendía a 6.7 %, y para 2015 fue de 5.8 %. Para este último año la tasa reportada para la zona urbana fue de 3.7 %, mientras que para la zona rural fue de 13.2 %. Se puede concluir de manera similar a los anteriores indicadores, que efectivamente existe una amplia brecha entre zona urbana y rural, y que se evidencian indicadores lejos de la meta para la población rural.

Fuente: (DNP, 2017)

Ilustración 10 Tasa de analfabetismo por zonas poblacionales vs la meta de los ODS 

Discusión

Capacidad Del Sector Cooperativo Para Disminuir Las Brechas De Desigualdad Entre Zonas Poblacionales

En el marco de las discusiones en torno al proceso de paz se empezaron a verificar las capacidades del movimiento cooperativo para dar respuesta a las inequidades y para disminuir las brechas comentadas. De ello, entre otros, da cuenta el comentario de Monterrosa (2018, p. Especiales La República):

Por las características geográficas del país, su variedad de pisos térmicos y su biodiversidad, Colombia ha sido clasificada como de vocación agraria. Sin embargo, la falta de inversión en el sector y el conflicto armado interno han impedido que el campo alcance su potencial.

Una manera de impulsar el desarrollo rural es por medio de cooperativas en las que se pueden asociar pequeños y medianos productores agrícolas, ya que esta figura les ofrece mejor acceso a los mercados, recursos naturales, información, tecnología, crédito, formación e infraestructura.

Además, les facilita la participación en la toma de decisiones, les da asistencia en los derechos al uso de la tierra, permite negociar mejores condiciones en la agricultura por contrato y rebajar los precios de insumos agrícolas.

Lograr la participación de estos productores es muy importante, ya que, en general, la producción agropecuaria en el país se ha desarrollado bajo modelos de grandes inversiones de capital privado que los han excluido.

"Una cooperativa agropecuaria permite que pequeños, medianos y grandes productores se asocien, acabando con ese modelo en el que pareciera que los pequeños productores solo pueden quedarse en la fase de producción, mientras los beneficios de transformar, comercializar y quedarse con el valor agregado solo lo pueden hacer los grandes empresarios", señaló Carlos Acero, Presidente de la Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop), a lo que agregó que "en los países del primer mundo, el desarrollo agropecuario y agroindustrial lo manejan las cooperativas".

Más allá de estas declaraciones generalizadoras, la evidencia empírica permite formular la hipótesis de que en aquellos territorios en dónde el cooperativismo y la economía solidaria tienen una mayor penetración demográfica y contribuyen de manera importante a generar valor agregado, participando de manera amplia en la formación del PIB local o regional, se producen importantes disminuciones en las brechas.

A continuación, se muestra el análisis de algunos indicadores construidos a partir de información estadística de la Superintendencia de la Economía Solidaria, del DANE y del Anuario Estadístico de Antioquía; con el fin de verificar la anterior hipótesis en algunas regiones que tradicionalmente han sido muy influencias por la presencia de cooperativas, con una muestra de cinco regiones ubicadas en el departamento de Antioquia y una en el departamento de Santander. Se trata, pues, de identificar si la participación del sector cooperativo en el PIB municipal contribuye a la disminución de las brechas de desigualdad, comparando los municipios ubicados en estas zonas para extrapolar la contribución del sector solidario a la generación de desarrollo local. Las regiones con sus respectivos municipios seleccionados como referente de estudio son las siguientes:

Tabla 3 Municipios seleccionados 

Región Municipios
Región 1: Norte de Antioquia Belmira, Entrerríos, San Pedro, Santa Rosa y Yarumal
Región 2: Suroeste Antioqueño Andes, Hispania, Jardín y Salgar
Región 3: Oriente Antioqueño Cocorná, Granada, Marinilla, Santuario
Región 4: Santander - Provincia Guanentá- San Gil, Barichara, El Valle de San José, Curití y Socorro
Región 5: Occidente de Antioquia Santa Fe de Antioquia, San Jerónimo, Sopetrán, Liborina
Región 6: Bajo Cauca de Antioquia Caucasia

Fuente: Elaborado por los autores

En el análisis se incluye además el Índice de Penetración Demográfica (IPD); que muestra la relación porcentual de asociados de las Entidades de Economía Solidaria-EES- con la población total municipal, así como el Índice de Empleabilidad que da cuenta del número de empleados de las EES con relación a la población Económicamente Activa- PEA- de cada municipio:

A continuación, se refieren los principales resultados para cada uno de los tres indicadores construidos en cada región:

Tabla 4 Indicadores de asociatividad y empleabilidad 

Norte de Antioquia
Municipios Índice de penetración demográfica Índice de empleabilidad PIB sector solidario
Belmira 35.2% 0.2% 1.0%
Entrerrios 55.0% 0.6% 5.2%
San Pedro 0.2% 0.0% 0.0%
Santa Rosa 48.1% 0.2% 1.3%
Yarumal 44.2% 0.2% 2.2%
Total Región 1 : Norte de Antioquia 30.9% 0.2% 1.4%
Suroeste Antioqueño
Municipios Índice de penetración demográfica Índice de empleabilidad PIB sector solidario
Andes 9.0% 1.2% 59.1%
Hispania 0.3% 0.0% 0.7%
Jardín 0.8% 0.2% 2.2%
Salgar 15.6% 1.2% 66.9%
Total Región 2: Suroeste 5.9% 0.7% 35.3%
Oriente Antioqueño
Municipios Índice de penetración demográfica Índice de empleabilidad PIB sector solidario
Cocorná 141.0% 1.2% 12.2%
Granada 1107.3% 6.4% 63.2%
Marinilla 0.9% 0.2% 1.9%
Santuario 1.6% 0.1% 1.6%
Total Región 3: Oriente 112.8% 0.8% 5.1%
Santander- Provincia de Guanentá
Municipios Índice de penetración demográfica Índice de empleabilidad PIB sector solidario
San Gil 35.1% 0.9% 7.0%
Barichara 84.3% 0.6% 1.9%
El Valle de San José 166.4% 0.4% 1.4%
Curiti 0.3% 0.1% 0.2%
Socorro 375.2% 1.7% 4.7%
Total Región 4: Santander - Provincia Guanentá- 144.8% 1.0% 4.7%
Occidente de Antioquia
Municipios Índice de penetración demográfica Índice de empleabilidad PIB sector solidario
Santa Fe de Antioquia 0.0% 0.0% 0.0%
San Jerónimo 0.0% 0.1% 0.3%
Sopetrán 0.0% 0.0% 0.1%
Liborina 0.0% 0.0% 0.0%
Total Región 5: Occidente 0.003% 0.03% 0.1%
Bajo Cauca de Antioquia
Municipios Índice de penetración demográfica Índice de empleabilidad PIB sector solidario
Caucasia 0.0% 0.5% 0.9%
Total Región 6: Bajo Cauca 0.02% 0.2% 0.4%

Fuente: Información adaptada a partir de estadísticas reportadas por DANE, 2018 y SUPERSOLIDARIA, 2018

A partir de los resultados se puede evidenciar, en lo referente al Índice de Penetración Demográfica, que la región que más alto porcentaje presenta es Santander - Provincia Guanentá-, con 144.8 %, seguido del Oriente Antioqueño con un 112.8 %. En reconocimiento de que el índice es constituido a partir de la relación entre el número de asociados de las empresas de economía solidaria versus los habitantes de la región, se evidencia como la asociatividad no sólo es local, sino que las organizaciones solidarias ubicadas en estos territorios han expandido sus fronteras a otros lugares de sus respectivos departamentos o del país. Dentro de estas dos regiones, se destacan los municipios de El Socorro -375.2 %- y El Valle de San José en Santander -166.4 %-, así como Cocorná -141 %- y Granada -1107.3 %-en Antioquia; lo que es lógico considerando que este último municipio es conocido como cuna del cooperativismo en Colombia. Este indicador muestra, en síntesis, como la población local de dichos territorios hace parte de alguna empresa de economía solidaria, lo que puede generar cambios en la disminución de brechas socioeconómicas, en respuesta al alto nivel de asociatividad.

En contraste, la región del Occidente -0,003 %%- y el Bajo Cauca -0.02 %-de Antioquia, presentan los índices más bajos de penetración demográfica, evidenciando el bajo nivel de asociatividad; y por tanto la baja incidencia del sector solidario en sus territorios.

Por otra parte, en cuanto al Índice de Empleabilidad, nuevamente se hace evidente la mayor participación de las regiones del Oriente -0.8- y Santander de Guanentá -1 %-, jalonados por los municipios de Granada-6.4 °%-y El Socorro-1.7 %. Es importante tener en cuenta que este índice mide el nivel de absorción laboral del sector solidario, no obstante, los datos que se construyen son a partir de empleados directos de las EES, que corresponden a personal administrativo; ya que además existe una generación de empleo a partir del trabajo de sus asociados desde sus propios emprendimientos, que no se mide en este índice.

En cuanto a las regiones con más bajo índice de Empleabilidad, surgen de nuevo el Bajo Cauca -0.2 %- y Occidente con 0.03 % en Antioquia. Estos dos indicadores analizados confirman la menor importancia que estas dos regiones otorgan a la asociatividad como fuente de ingresos, empleo y desarrollo local.

Finalmente, teniendo en cuenta la participación porcentual de los ingresos del sector solidario sobre el PIB total de cada región, se identifica una mayor participación de la región del Suroeste de Antioquia -35.3 %-, seguido de la región del Oriente Antioqueño con el 5.1 %, y no muy lejano de este último resultado, la región de Santander de Guanentá con un 4.7 %. De esta manera, se destacan específicamente los municipios de Salgar-66.9 %-, Granada -63.2 %-, Andes -59.1 %-De nuevo se observa que las regiones del Occidente y del Bajo Cauca presentan las menores participaciones en el PIB local con 0.1 % y 0.4 % respectivamente.

Lo anterior indica la contribución de las empresas de economía solidaria al PIB local, reflejando así diferentes niveles de asociatividad regional. No obstante, es importante reconocer la relevancia del índice de penetración demográfica, toda vez que es un indicador demostrativo de una mayor extensión de una cultura de asociatividad regional, mientras que la participación del PIB puede reflejar niveles muy altos en consecuencia a grandes aportes de un escaso número de asociados, y no siempre provenientes de la mayor producción desde la actividad económica de cada entidad del sector solidario.

Se puede constatar así que en las regiones de mayor nivel de asociatividad se pueden ofrecer mayores oportunidades de ingresos y mayores procesos de inclusión social. Lo anterior se evidencia también en el acceso a mayores oportunidades productivas; y desde allí, las posibilidades de acceso a la educación y a la salud, factores determinantes para la disminución de la pobreza.

Conclusiones

En la medida en que la economía colombiana fue desplazándose hacia la preponderancia de la industria y los servicios, los planes nacionales de desarrollo económico y los incentivos de todo tipo se fueron concentrando en los sectores de mayor aporte al producto interno bruto (PIB), desestimando las contribuciones del sector rural. Se ha identificado en este artículo que la menor participación de la producción primaria en el PIB desencadenó en una menor atención gubernamental hacia el mundo rural, generando brechas enormes entre los territorios rurales y los urbanos. Todos los estudios, desde los órdenes sociológicos o los económicos, evidencian una profunda inequidad y abandono de la ruralidad.

Partiendo de esta consideración histórica, se aprecia la existencia de factores estructurales que harán muy difícil el cumplimiento y aporte de nuestro país a la agenda del 2030 en materia de objetivos de desarrollo sostenible. En Colombia, el mayor déficit de indicadores y las mayores carencias congruentes con los ODS, se encuentran en los territorios rurales, en donde se asienta el 16 % de la población. Y no parece posible que en estos próximos años se produzcan políticas económicas que generen transformaciones estructurales y una presencia más activa de las instituciones públicas en dichos territorios, por lo que se requiere urgentemente la intervención de otros actores.

Las empresas de economía social y solidaria, especialmente las cooperativas son y serán actores importantes en la búsqueda de alternativas para dar respuesta a las problemáticas rurales y romper los desequilibrios sociales que en estos territorios se concentran.

Dichos desequilibrios son generadores de los conflictos, ya que en estas condiciones se forman profundas situaciones de injusticia económica y social que sustentan una cultura de la violencia y son el caldo de cultivo de los enfrentamientos de toda índole. El cooperativismo es un sistema que se sustenta en una propuesta de armonía, en tanto responde a la raíz de las injusticias y las inequidades.

Mediante una intervención profunda del sector de economía social y solidaria en el mundo rural podría producirse un cambio radical en sus estructuras, indicando ello que un desarrollo agrario integral debe tomar en cuenta los modos de operar cooperativos. La evidencia empírica es demostrativa de que en aquellos territorios en dónde el cooperativismo y demás empresas de economía solidaria han logrado tener una amplia penetración en la población y realizar procesos productivos de importante generación de valor agregado, se ha logrado una efectiva disminución de las brechas entre el campo y la ciudad. Definitivamente en los territorios en los que se produce un mayor nivel de asociatividad se pueden generar amplias y numerosas oportunidades para mejorar ingresos de los productores y habitantes del mundo rural, así como aplicar sostenidamente programas de inclusión social.

Este potencial de la economía social y solidaria se encuentra actualmente disminuido, principalmente porque no existen políticas públicas adecuadas que se enfoquen en las problemáticas rurales y en la urgencia de romper las inequidades. Ha sido claro, desde diferentes y recientes estudios que la política gubernamental en estas materias no ha sido afortunada ya que ha estado dirigida principalmente hacia el estímulo de la inversión privada más no hacia la provisión de bienes y servicios públicos y meritorios, tales como la educación, la infraestructura física y la salud, inversiones que a largo plazo tienen efectos más significativos en la economía. Colombia es un país que destina pocos recursos del presupuesto público para el estímulo a la agricultura y al sector rural en general (Junguito, 2014).

Aceptar desde las políticas públicas que la economía social y solidaria es un instrumento eficaz para garantizar la inclusión de las economías agrarias, tal como lo han señalado las Naciones Unidas en diferentes oportunidades, resulta hoy una oportunidad para que se logren mejores resultados en la inversión pública. De ahí que sea absolutamente necesario que se produzcan políticas nacionales y locales que incentiven los procesos de asociatividad rural a través de múltiples formas de organización con base comunitaria, lo que permitiría una mayor productividad del esfuerzo económico a la vez que un aumento en los niveles de inclusión y de acceso a los factores de bienestar que tanto requieren los habitantes del campo colombiano.

La población que reside en la zona rural de Colombia se ha caracterizado por concentrar históricamente débiles indicadores de bienestar. Aspectos como la concentración de la tierra en pocas manos, las fallas en la infraestructura vial, la persistencia de formas de empleabilidad no formalizadas o la inexistencia de oportunidades de acceso a bienes comunes en materia de educación y salud, entre otras situaciones, han marcado profundas diferencias en los patrones de condición de vida entre las zonas urbana y rural del país, lo que se refleja a partir del análisis de indicadores de pobreza, desigualdad, tasa de desempleo, acceso a servicios públicos domiciliarios y tasa de analfabetismo.

Los análisis económicos de distinto origen demuestran que la brecha existente en Colombia entre el campo y la ciudad disminuye muy lentamente, como consecuencia del poco acceso a las oportunidades que brinda la economía y la organización social avanzada, además de otros factores como el enfoque inadecuado de incentivo a las actividades productivas, el nivel educativo rural, entre otros.

Acelerar el proceso de inclusión de la población campesina precisa una intervención profunda de la economía social y solidaria, mediante un aprovechamiento inteligente de sus potenciales. En este artículo se ha querido demostrar que en los territorios en los cuales su presencia es más amplia y ha logrado ser reconocida como alternativa económica, se presentan mejores niveles de ingreso para toda la población, mayores oportunidades productivas y un acceso efectivo a factores de bienestar humano. Ello demuestra que esta economía se puede constituir en una importante fuente de oportunidades al ser dinamizadora de las economías locales, en general, y de manera particular en zonas con alta proporción de población rural.

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1Artículo original derivado del proyecto: Paz, reforma rural integral y potencial del cooperativismo antioqueño. Proyecto desarrollado y financiado en alianza estratégica entre la Universidad Católica Luis Amigó, grupo de investigación ECOSOL, hoy GESNE y la Universidad Católica de Oriente, grupo de investigación FACEA. Ejecutado entre julio de 2018 y diciembre de 2019.

* Los autores declaran que no tienen conflicto de interés

Recibido: 28 de Agosto de 2019; Aprobado: 02 de Diciembre de 2021

** Autor para Correspondencia: Martha del Socorro Alzate Cárdenas, correo: martha.alzateca@amigo.edu.co

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