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Avances en Psicología Latinoamericana

versão impressa ISSN 1794-4724versão On-line ISSN 2145-4515

Av. Psicol. Latinoam. v.27 n.1 Bogotá jan./abr. 2009

 

Movimiento y participación estudiantil en la psicología latinoamericana: consideraciones históricas y futuras perspectivas

Students' movement and participation in Latin-American psychology: historical and future perspectives

Miguel Gallegos*

* Universidad Nacional de Rosario y CONICET, Argentina. Correspondencia: Miguel Gallegos. Bv. 27 de Febrero 210 Bis. CP: 2000, Rosario, Argentina. Correo electrónico: maypsi@yahoo.com.ar

Fecha de recepción: 16 de abril de 2008
Fecha de aceptación: 7 de noviembre de 2008


Abstract

The historiographical paper presented is about the students' activism and participation in the Latin American psychology. This aims are: 1) to provide a brief historic overview of the Latin American psychology; 2) to review on the students' participation in the Latin American psychology; 3) to raise students' future perspectives for the Latin American psychology. It is recognized that there is an extensive past of Latin American psychology and an emerging historiographical work that reflects that past. However, there are several historiographical gaps not covered yet by the investigations in the region. In this context, this paper wants to contribute to the study of the students' activism and participation in the Latin American psychology construction. The historical perspective is supported by the renewed historiographical conception called “instant history” which focuses on ancient and recent history at the same time. Indirect sources were used: articles, monographs and compiled editions.

Key words: history of psychology, Latin America, students' activism, participation.

Resumen

En este artículo se presenta un trabajo historiográfico referido al movimiento y la participación estudiantil en la psicología latinoamericana. Los objetivos son: 1) presentar un breve panorama histórico de la psicología latinoamericana; 2) reseñar el movimiento y la participación estudiantil en la psicología latinoamericana; 3) plantear las futuras perspectivas estudiantiles para la psicología latinoamericana. Aunque se reconoce que existe un extenso pasado de psicología latinoamericana y una incipiente labor historiográfica que da cuenta de él, se detectan vacíos historiográficos aún no cubiertos por las diversas investigaciones llevadas a cabo en la región. En este sentido, este artículo intenta contribuir con esa labor historiográfica, al estudiar el movimiento y la participación estudiantil en la psicología latinoamericana. La perspectiva histórica que lo sustenta se apoya en la renovada concepción historiográfica llamada historia inmediata que aborda tanto los aspectos remotos como recientes de la historia. Las fuentes documentales utilizadas fueron, en su mayoría, de segunda mano entre ellas, artículos, monográficos y ediciones compiladas.

Palabras clave: historia de la psicología, Latinoamérica, movimiento estudiantil, participación.


Introducción

Los estudios universitarios de psicología en Latinoamérica cumplen más de sesenta años. Aunque en 1937 ya existía en México un programa de Maestría en Psicología (Colotla & Gallegos, 1978; Pick & Givaudan, 1999), Chile y Colombia fueron los primeros países latinoamericanos en ofrecer, desde 1947, estudios universitarios de grado en Psicología. La celebración de estos años de historia es una excelente oportunidad para revisar cómo ha sido el movimiento y la participación estudiantil en el devenir histórico de la psicología latinoamericana.

En otra oportunidad hemos reconocido que existen diversos vacíos historiográficos en la psicología latinoamericana que esperan ser estudiados (Gallegos, 2007). Uno de ellos se refiere a la participación de los estudiantes tanto en las acciones como en las gestiones en distintos momentos de la historia de la psicología en Latinoamérica, pues su figura suele pasar desapercibida o es un aspecto de segundo orden. Somos conscientes de la dificultad que representa para los historiadores abordar estudios historiográficos con tanta pérdida, fragmentación y dispersión de fuentes documentales; sin embargo, esto que a priori pude significar un obstáculo o una dificultad, representa un desafío característico de la labor historiográfica.

Sabemos que la construcción del pasado no depende de la cantidad de fuentes documentales disponibles, sino de la capacidad del historiador para establecer conexiones, ampliar los marcos de interpretación y transitar por caminos alternativos en la propia reconstrucción histórica. Como lo sostienen Vilanova & Di Doménico (1999), ya no estamos en el período de los “historiadores vocacionales” como para no asumir la responsabilidad de iniciar los estudios históricos de la psicología en nuestros países.

Cierta consideración historiográfica nos indica que los modos de hacer historia han privilegiado con exclusividad los aspectos más pretéritos de las disciplinas, desdeñando los más recientes o inmediatos; tendencia que se puede observar en las investigaciones historiográficas sobre la psicología latinoamericana. De acuerdo con esta interpretación, aquí se consideran tanto los aspectos de antigua data como los más cercanos en el tiempo, sustentados en la renovada perspectiva histórica definida como historia inmediata (Barros, 2006).

Las fuentes documentales escogidas han sido artículos, publicaciones monográficas y ediciones compiladas relacionadas con la historia de la psicología en Latinoamérica, generalmente consideradas de segunda mano; sin embargo, en este caso, y teniendo en cuenta nuestra posición historiográfica, son totalmente válidas, pues a través de ellas hemos podido rastrear y reconstruir una historia de la psicología aún no abordada en profundidad. El autor ha elaborado una serie de cuadros (ver anexos), con sustento en la bibliografía consignada, que sirven de apoyo en la lectura del artículo.

Cabe advertir que las interpretaciones históricas son válidas para el conjunto de países estudiados; es probable que las historias científicas y profesionales de la psicología en aquellos que no fueron abordados en este estudio contradigan algunas de las perspectivas historiográficas ensayadas. En este sentido, la reconstrucción histórica presentada aquí puede ser pensada como “una visión de conjunto” (Alarcón, 2004) autorizada para los países analizados.

Dadas las características preliminares de los datos y la información relevada hasta el momento, este artículo asume una perspectiva historiográfica de amplio alcance; no obstante, debe considerarse como un avance –no menos importante– en el estudio histórico del movimiento y la participación estudiantil en la psicología latinoamericana.

En síntesis, este artículo pretende abordar la participación estudiantil en los momentos fundacionales de la psicología latinoamericana a través de un rastreo histórico de ciertos procesos y acontecimientos del pasado de nuestra región. Con tal propósito, en primer lugar se presenta una breve descripción historiográfica de los aspectos capitales de la psicología en Latinoamérica, con fundamento en la creación de los primeros laboratorios experimentales e institutos de psicología, la actividad fundacional de sus pioneros, la implementación de los primeros programas de formación universitaria en psicología, el tránsito de las sociedades científicas a los colegios profesionales y los primeros eventos científicos de la psicología latinoameri cana; en segundo lugar se reseñan los diversos momentos en que la participación estudiantil tuvo un protagonismo sobresaliente en la conformación institucional, académica, científica y profesional de la psicología latinoamericana; por último, a partir de la información revisada, se plantea una serie de desafíos y futuras perspectivas para la gestión y la participación de los estudiantes de psicología en nuestra región.

Aspectos históricos de la psicología latinoamericana

De los estudios experimentales a los estudios aplicados

En las últimas décadas del siglo XIX la psicología se encontraba en pleno auge en Europa y su repercusión no tardaría en llegar a nuestras tierras. La fundación por parte de Wundt del Laboratorio de psicología experimental en Leipzig (1879) fue un primer modelo de organización e institucionalización del saber psicológico que pronto encontró asidero en algunos países latinoamericanos (Ardila, 1986; Klappenbach & Pavesi, 1994).

La aparición de los primeros laboratorios de psicología entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX representó la conformación organizacional e institucional inicial de la psicología al tiempo que testifica el interés temprano por los estudios experimentales en la materia; así mismo, su actividad está ligada a la figura de los pioneros o hacedores de la psicología latinoamericana.

Los institutos que se constituyeron a partir de los años treinta y cuarenta representan un giro en la organización e institucionalización de la psicología latinoamericana que indica el paso de lo experimental hacia lo aplicado. No obstante, y contrario de lo que ocurren en la mayoría de los países, en Colombia se invierten los procesos fundacionales (anexo A).

La tendencia hacia el pensamiento positivista de principios de siglo XX favoreció en varios países la organización de los primeros laboratorios de psicología experimental. Sin embargo, el positivismo fue algo más que una mera escalonada científica para la psicología: este representó la impronta epistémica desde donde se estructurarían las bases científicas de las diversas disciplinas y la filosofía que guiaría una política estatal de progreso y desarrollo nacional. En ese contexto, el saber psicológico recibiría el encargo estatal de contribuir y potenciar principalmente las prácticas médicas y pedagógicas (Klappenbach & Pavesi, 1994).

Las concepciones positivistas comienzan a ser rechazadas en los años veinte, dando lugar a la intensificación de las corrientes espiritualistas y filosóficas de inspiración bersognianas, husserlianas, heideggerianas, entre otras (Alarcón, 1997, 2004). Con el acontecer de esta historia se produce el desmantelamiento institucional de la psicología de laboratorios (muy marcada en algunos países) y se abre paso otro tipo de organización e institucionalización de la psicología que se inicia con la formación de los institutos de psicología.1

La nueva plataforma institucional sobre la que se erige la psicología latinoamericana desde la década de los treinta es la representación de otro tipo de espacio habilitado para los estudios de psicología. Así, con la nueva organización del saber psicológico comienzan a desarrollarse diversas prácticas que anticiparían el período de profesionalización consolidado con la creación de las carreras universitarias alrededor de los años cincuenta.

Los primeros estudiantes de psicología

En la historia de la psicología latinoamericana se ha definido una serie de autores que han sido considerados como sus pioneros, entre ellos, Ezequiel Chávez, José Ingenieros, Mercedes Rodrigo Bellido, Luís López de Mesa, Honorio Delgado, Walter Blumenfeld, Guillermo Pérez Enciso, Enrique José Varona, Horacio Piñero, Víctor Mercante, Enrique Mouchet, Mauricio Madeiros, Lorenzo Filho, Emilio Mira y López, Waclaw Radecki, Abelardo Iturriaga y Hernán Larraín, gracias a su importancia y relevancia en el curso profesional, científico, institucional y académico de la psicología en los países de la región (Ardila, 1986).

Las figuras mencionadas en el párrafo anterior fueron los primeros estudiantes de psicología en Latinoamérica. Si bien no cursaron estudios sistemáticos de psicología, como lo hicieron aquellos que se formaron hacia la mitad del siglo XX, sí fueron conocedores avezados de la primigenia psicología que se difundió por estas latitudes, adelantando su estudio desde el interés disciplinar y profesional más variado: filosofía, pedagogía, medicina y psiquiatría (León & Geuter, 1993; Geuter & León, 1997).

Por otra parte, mientras que la mayoría de los pioneros locales fueron autodidactas, los extranjeros ya venían imbuidos de los conocimientos en psicología de Europa o Norteamérica. Para los locales –parafraseando a Vezzetti, 1988– fue el tiempo de los estudios de psicología sin profesores de psicología. Con su conocimiento, limitado o no, tanto los pioneros locales como los extranjeros no solo fueron los primeros estudiantes de psicología, también se convirtieron –con el correr del tiempo– en los primeros profesores de psicología en Latinoamérica. En efecto, en ellos se puede observar ese doble rol: estudiantes y profesores de una disciplina en gestación.

Cuando la psicología todavía era un saber entrelazado en los diversos intereses disciplinares y profesionales, sus hacedores en Latinoamérica irían preparando el terreno, desde su acción profesional y científica, para su establecimiento institucional, organizacional y académico. Los pioneros locales se interesaron por una variedad de temáticas psicológicas que en su conjunto expresaron las características prototípicas de la cultura y de la sociedad latinoamericana; por su parte, los extranjeros aplicaron sus conocimientos teóricos y metodológicos a los problemas e intereses que se les presentaban en el plano educativo, laboral o social.2

La creación de las carreras universitarias de psicología

La fundación de las primeras carreras de psicología en Latinoamérica siguió un curso heterogéneo y polimorfo; la mayoría de ellas se gestaron en el seno de las facultades de filosofía, letras, educación o humanidades, con base en los institutos de psicología preexistentes. Hacia fines de los años treinta ya sea había organizado en México una Maestría en Psicología que con el correr del tiempo se convertiría en el germen de los estudios de grado en psicología (Colotla & Gallegos, 1978; Pick & Givaudan, 1999).

Los programas de formación de psicólogos comenzaron simultáneamente en Chile y en Colombia, con base en las actividades que se desarrollaban en los institutos de psicología, como ocurría en el resto de los países. No desconocemos que en Guatemala ya se había organizado una institución que prefiguraba la formación del psicólogo, al margen de las contradicciones y discrepancias en las fechas (Aguilar, 1999; Grazioso, Cazali & Recinos, 2003). Nuestra pretensión no es determinar cuál de los dos primeros esbozos institucionales de formación universitaria presentados ostenta el primer lugar, puesto que la formación ya se venía gestando en el terreno institucional y en la aplicación práctica del saber psicológico; además no se trata de adjudicar lugares, sino de historizar el saber institucional, científico y profesional de la psicología latinoamericana (anexo B).

Con la inauguración de las primeras carreras universitarias de psicología se inicia el ciclo de los acontecimientos historiográficos ligados al movimiento y la participación estudiantil propuesta en este artículo, que más adelante desarrollaremos en profundidad.

De las sociedades científicas a los colegios Profesionales

El desarrollo de los colegios o asociaciones profesionales de psicología en Latinoamérica no fue regular ni simultáneo; de hecho, en varias naciones existían diversas instituciones distribuidas por región (provincias o distritos). Así mismo, en algunos países el colegio o asociación se gestó desde un comienzo siendo representativo de toda la república; en otros, diversos colegios o asociaciones locales dieron origen a una instancia representativa a nivel nacional.

En este punto es importante establecer una distinción fundamental entre colegios o asociaciones de carácter profesional y sociedades con características científicas. Mientras estas se comprometen con el desarrollo disciplinar y científico, aquellas asumen un rol gremial y la defensa de intereses profesionales. En varios casos hemos constatado que, independientemente del cariz organizacional o institucional asumido, las actividades científicas y gremiales se encontraban superpuestas (anexo C).

En general, la mayoría de las sociedades de carácter científico se gestaron mucho antes que los colegios o asociaciones profesionales. Esto es lógico, puesto que el psicólogo como nuevo profesional sería algo posterior, salvo algunas excepciones, como Puerto Rico, donde ya desde las primeras décadas del siglo XX se contaba con psicólogos formados en Estados Unidos, quienes desarrollaban sus actividades en diferentes áreas de actuación profesional (Álvarez & Vélez, 1995). La creación de dichas sociedades representa el interés por generar ciertos espacios destinados al avance de la disciplina psicológica, y ellas albergarían a los primeros interesados por el florecimiento del saber psicológico.

En el derrotero institucional de la psicología latinoamericana, el paso de las organizaciones científicas a las organizaciones profesionales puede observarse como efecto del proceso de profesionalización del psicólogo a partir de la formación universitaria. Es probable que este pasaje, tan marcado en algunos países, haya condicionado la disyunción entre lo estrictamente científico y lo estrictamente profesional. En Argentina, por ejemplo, tal hecho parece encontrar asidero en la impronta profesionalista con la que se inauguran las primeras carreras (Klappenbach, 2000a y 2000b; Vilanova, 2000, 2003). En Venezuela se registran alrededor de catorce sociedades científicas, mientras que la actividad profesional ha estado reservada a las reorganizaciones sucesivas que confluyeron en la federación de psicólogos (Rodríguez & Sánchez, 1999).

En algunos países, el antecedente organizacional de base científica prefiguró (o por lo menos sentó las bases para) la constitución de una instancia institucional que asumiera un rol más profesional y gremial. Hoy en día, la mayoría de los colegios o sociedades de carácter profesional y gremial desarrollan actividades académicas, científicas y de divulgación en todos los aspectos de la disciplina. Por su parte, las sociedades científicas también se ven involucradas de alguna manera en diversos aspectos ligados al ejercicio y la práctica profesional del psicólogo, de suerte que en muchas ocasiones estas instituciones establecen normativas, códigos o requerimientos deontológicos propios y específicos.

La difusión científica de la psicología

Entre los años cincuenta y setenta comienzan a esbozarse las primeras iniciativas y gestiones tendientes a favorecer la difusión del conocimiento psicológico que se venía forjando en diferentes países. Como es obvio, no es posible homogeneizar este período. Si bien hubo eventos anteriores donde el saber disciplinar estaba representado (congresos de filosofía, medicina, etc.), tales iniciativas fueron el producto de la labor de los psicólogos y de su interés por proyectar el conocimiento de su disciplina.

Antes de organizarse los primeros eventos nacionales, dos iniciativas de carácter internacional despuntarían en la gestión científica de la psicología en la región: nos referimos al I Congreso Latinoamericano de Psicología, reunido en Montevideo en 1950 (único evento realizado y ciertamente ya olvidado) (León, 1981) y al I Congreso Interamericano de Psicología, promovido en Santo Domingo en 1953 (Anónimo, 1954). Los congresos de la Sociedad Interamericana de Psicología (SIP) (fundada en 1951) continúan realizándose en diversos países de Latinoamérica, el Caribe y Norteamérica. La SIP, constituida por Guillermo Dávila, Rogelio Díaz Guerrero, Manuel Falcón, Oswaldo Robles, Werner Wolff y Eduardo Krapf, es considera unas de las instituciones más importante y representativas para la psicología en la región (Ardila, 1986, 2003, 2004; Alarcón, 2004; Colotla & Urra, 2006; Ferdman & VanOss, 1999; Klappenbach, 2004; Maluf, 2004; Villegas, 1999, 2004).

Aunque las circunstancias que condujeron a la realización de un nuevo proyecto de gestión científica (como el impulsado por la SIP) y a abandonar el propuesto en Montevideo resultan curiosas,3 lo cierto es que desde los primeros años de la década de los cincuenta ya eran evidentes los esfuerzos por congregar a los psicólogos y difundir aún más el conocimiento psicológico (anexo D), sin olvidar el protagonismo de los estudiantes de psicología en dichas acciones (más adelante volveremos sobre esto).

En cuanto a las motivaciones de los primeros eventos científicos nacionales, cabe señalar algunas particularidades. Mientras que su celebración fue posterior a la organización universitaria de psicología en la mayoría de los países, el Primer Congreso Argentino de Psicología (realizado en Tucumán, 1954) sería el marco propicio para la constitución de las primeras carreras de psicología en Argentina (Dagfal, 1997; Gentile, 1997, 2003; Gallegos, 2005a). Un caso homólogo al anterior, pero sin la misma impronta fundacional, fue la Primera Convención Anual de Psicólogos de Puerto Rico (realizada en San Juan, 1953), organizada prematuramente (Álvarez & Vélez, 1995).

Cuando comenzaron a gestionarse los primeros eventos científicos, la psicología ya mostraba señas notables de madurez organizacional e institucional. Esto redunda en la consideración histórica que adquieren las instituciones a la hora de certificar la transmisión de conocimientos científicos. Así, pues, al margen de las excepciones mencionadas, la mayoría de los eventos científicos se organizaron con base en un terreno institucional firmemente plantado y en vías de consolidación y expansión. Es cierto que la constancia y la persistencia de las instituciones a través del tiempo pueden ser entendidas como un fenómeno propio del trabajo y de la labor entusiasta de sus hacedores. Sin embargo, las instancias contextuales (sociales, políticas y económicas) y las relaciones de saber-poder también tienen un papel protagónico cuando se trata de legitimar una práctica institucional como modelo de organización del saber. Con esto queremos señalar que la historia de la difusión y la gestión científica de la psicología latinoamericana no pueden ser pensadas por fuera de los marcos institucionales y organizacionales desde donde se proyectan.

La gestión estudiantil en la psicología latinoamericana

Participación y protagonismo estudiantil

Ya hemos señalado que en distintos momentos históricos en Latinoamérica el movimiento estudiantil ha sido protagonista en las acciones y gestiones relacionadas con la psicología, tanto en el plano institucional y académico como en el político y gremial. Con base en lo anterior, en esta parte del artículo reseñaremos algunos instantes capitales de la actividad estudiantil en la psicología regional. Cabe señalar que la información que mostraremos ha sido rastreada en diferentes publicaciones que si bien no abordaban específicamente la temática estudiantil, dejan ver algún reflejo o indicación de la importancia de los estudiantes en la constitución de la psicología en nuestros países.

En Colombia, poco tiempo después de haberse fundado en 1947 la primera institución universitaria de psicología en el Instituto de Psicología Aplicada, dependiente de la Universidad Nacional de Colombia, sus estudiantes organizaron una Federación Universitaria de Psicología, que en 1955, luego de sumar el interés y el soporte de los jóvenes profesionales, daría paso a la creación de la Federación Colombiana de Psicología. Rodríguez relata aquellos momentos de actividad estudiantil:

En el año 1954, los alumnos del entonces Instituto de Psicología de la Universidad Nacional decidieron formar una asociación y así fundaron la Federación Universitaria de Psicología; era ésta una típica asociación estudiantil cuyos objetivos eran ante todo la defensa de los intereses de los estudiantes y el procurar la creciente mejoría y fortalecimiento de su Instituto; así solicitaron y obtuvieron representación en el Consejo del Instituto y contribuyeron muy eficientemente a solucionar los problemas académicos de los estudiantes. Un año más tarde se pensó que era oportuno y conveniente ampliar el ámbito de la Federación: se nombró una comisión del seno de la junta Directiva para que estudiara la necesaria reforma de los estatutos y esta comisión propuso crear un organismo que pudiera representar, ya no sólo los interés estudiantiles, sino también los profesionales; así, los estudiantes del Instituto de Psicología de la Universidad Nacional en el mes de septiembre de 1955 transformaron su Asociación en la Federación Colombiana de Psicología. (Rodríguez, citado por Mankeliunas, 1993: 49)

En el caso colombiano resulta evidente que desde la acción y la gestión los estudiantes contribuyeron favorablemente en la búsqueda de una mejor institución formadora de psicólogos y en la prosperidad gremial de los nuevos profesionales.

En Venezuela, también a escasos años de fundarse las primeras escuelas de psicología, se llevó a cabo el Primer Seminario de Psicología. Los estudiantes agrupados en la Asociación de Estudiantes de Psicología de la Universidad Central fueron los organizadores del evento. En la presentación del seminario, el Dr. Pérez Enciso destaca la gestión de los jóvenes estudiantes:

Si esta es nuestra aspiración [se refiere a los objetivos del seminario], no debe extrañarnos que sean los jóvenes estudiantes los responsables de este Seminario. Es la Asociación de Estudiantes de Psicología de la Universidad Central, la que tuvo su iniciativa y la que ha tenido a su cargo la organización. En este sentido nos sentimos orgullosos de nuestros estudiantes. Merecen nuestra felicitación y en especial su dinámico presidente, Luis Barrios R. sobre quien ha recaído el peso mayor. (Pérez Enciso, citado por Rodríguez & Salas, 2001: 383)

La participación de los estudiantes venezolanos en las cuestiones académicas fue muy significativa para la psicología en ese país. Por ejemplo, la primera publicación que registra la Escuela de Psicología de la Universidad Central, fundada en 1956 como Sección de Psicología, fueron los Cuadernos de Psicología, editados por la Asociación de Estudiantes de Psicología y publicados entre 1950 y 1962 (Escotet, 1978; Rodríguez & Sánchez, 1999). Es posible suponer que la causa de su desaparición haya sido la inconsistencia de las actividades estudiantiles, que entusiastas al comienzo de cualquier iniciativa, decaen después de un tiempo. Sin embargo, otras publicaciones de la misma facultad tuvieron la misma suerte: Psicología (1974-1996) y Psicología Psicoanalítica (1983-1990).

La relevancia de los estudiantes no sólo ha sido importante en las acciones y gestiones de tipo organizacional o académicas, también en tareas docentes y de instrucción. En Cuba, por ejemplo, existió una verdadera modalidad educativa de tipo tutorial, que consistía en que los estudiantes más avanzados favorecían el aprendizaje de sus compañeros. Esto ocurrió en 1965, a propósito de una reestructuración académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de La Habana:

La participación activa en la docencia de instructores no graduados y alumnos ayudantes, generó una pirámide en el proceso de la enseñanza en la que los alumnos de los años superiores, contribuirían a la formación de sus compañeros. Esta política de formación de docentes, caracterizó una etapa del desarrollo de la antigua Facultad de Ciencias de la Universidad de La Habana y en el transcurso del tiempo, con la continua elevación del nivel de conocimientos de esos docentes, así como en las otras Escuelas de la Facultad de Ciencias, se construyó el claustro de profesores de Psicología, con un número significativo de los mismos, en posesión de grados científicos. (Arés & Guevara, 2003: 74)

Siguiendo con la línea de pensamiento enunciada al comienzo de este apartado, es posible rastrear (en algunos trabajos de corte históricos) diversas acotaciones relacionadas con las actividades estudiantiles. Por ejemplo, Toro y Villegas mencionan el paso del activismo estudiantil y sus consecuencias: “Es recién a fines de la década del 60 cuando los planes de estudio se modifican (en el contexto de los movimientos estudiantiles) y se abren más a la influencia de la psicología (…)” (1999: 133).

La experiencia indica que los estudiantes son los más predispuestos y comprometidos en realizar cambios en su propia formación. Aunque no tengan muy claro cómo y hacia dónde dirigir los cambios, ellos viven y siente una etapa de gran entusiasmo y efervescencia durante su formación académica. Hay razones propias de la edad que pueden explicar el momento de revolución por el que transita un estudiante universitario, también existen otras ciertamente comprometidas que llevan a pensar en el grado de responsabilidad con el que algunos alumnos asumen los procesos de cambio y transformación. De acuerdo con esto, aunque no sepamos concretamente las consecuencias reales del protagonismo estudiantil, es posible interpretar que tuvo alguna repercusión en el proceso de apertura curricular en Chile.

Los estudiantes de psicología mexicanos no solo fueron los promotores de un evento científi- co de características regionales, sino también los encargados de propiciar ciertos efectos en la constitución académica e institucional de la psicología en ese país:

Un año después, en 1957, se llevó a cabo el Primer Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, organizado por estudiantes de las generaciones de 1955 y 1956. En él se plantearon por primera vez los problemas de tipo profesional y académico que enfrentaba la psicología en casi todos los países latinoamericanos. Es importante señalar que el Dr. Lara Tapia afirma que este Congreso constituyó un antecedente importante para la creación de la Facultad de Psicología. (Korban de Shein, 1997: 67)

Es evidente que la organización y la gestión del conocimiento psicológico no fueron exclusivas de los mayores, es decir, de los profesionales y jóvenes entusiastas que procuraron favorecer el desarrollo y el avance de la psicología; también los menores, los estudiantes, fueron protagonistas y los encargados de motorizar un espacio de congruencia para dar a conocer el estado de su disciplina, además de establecer vínculos a nivel regional.

En resumen, los estudiantes de psicología han favorecido y contribuido de manera significativa al desarrollo de la psicología en los diversos ámbitos de acción y gestión. Desde su lugar, con sus conocimientos y, por sobre todas las cosas, con el ímpetu y la fuerza que los caracteriza, han podido generar los espacios para asumir la responsabilidad y el compromiso con el desarrollo de su disciplina.4

La organización estudiantil del conocimiento psicológico

Así como en el pasado existieron diversos eventos científicos y académicos en la psicología latinoamericana, en el presente también encontramos una multiplicidad y variedad de organizaciones del conocimiento psicológico. En ese proceso histórico de organización y gestión, han sido varios los activistas y promotores: autoridades institucionales, sociedades científicas, organizaciones académicas, profesionales, jóvenes graduados y estudiantes. Nos interesa destacar particularmente el movimiento y la participación estudiantil en la gestión del conocimiento psicológico en Latinoamérica, pues no solo se registra un extenso pasado, también un presente positivo y significativo. Por ejemplo, en los últimos años hemos podido reseñar diversas actividades y emprendimientos llevados a cabo por lo estudiantes de psicología en Latinoamérica, como se muestra en el anexo E.5

Tenemos plena certeza de que se han realizado otros eventos y que se están llevando a cabo otros de magnitud y significancia similar. En este punto será necesario avanzar con una investigación pormenorizada y detallada; no obstante, el estado de la información permite algunas conjeturas y perspectivas.

A juzgar por el tipo de nominación de los eventos gestionados y realizados por los estudiantes de psicología, es posible decir que la característica común se refiere al tipo de modalidad establecido: los encuentros. Cabe mencionar que gran parte de dichos eventos se desarrollaron con base en instituciones (académicas, profesionales o científicas) y contaron con el apoyo profesional o científico correspondiente. En este sentido, la participación, el protagonismo y la gestión estudiantil en la psicología latinoamericana se desarrollaron con sustento en una ciencia y una profesión legitimadas con suficiencia. Este presente es muy distinto al tipo de organización y gestión del conocimiento psicológico de los primeros tiempos.

De la información que hemos obtenido hasta el momento, podemos indicar que los eventos estudiantiles han sido cuantiosos durante la última década, con una cantidad importante de asistentes. El tema central más recurrente en cada convocatoria fue la formación académica y profesional. Otros temas fueron la historia de la psicología, las diversas áreas de actuación profesional, la investigación científica y el acento en algunas áreas específicas como la clínica, la educacional, la social, etc.

Es importante destacar que la mayoría de estos eventos (en particular los congresos) fueron convocados según los cánones y estándares de cualquier organización científica, es decir, con la presentación de trabajos según normas establecidas y su respectiva revisión por parte de un comité científico.

Entretanto, la gestión y organización estudiantil del conocimiento psicológico también abarca el ámbito latinoamericano e internacional (anexo F). En efecto, como ya lo anticipáramos en el apartado anterior, desde muy temprano los estudiantes organizaron un congreso de psicología pensado para la región latinoamericana. El Primer Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, que se realizó en 1957 en México, es reconocido como la primera iniciativa de estas características en esta parte del continente.

De acuerdo con este desarrollo organizacional, es interesante resaltar que la actividad estudiantil ha sido protagónica en el plano local de cada país, así como activa y relevante en el desarrollo de actividades regionales e internacionales.

En el marco de la mayoría de los eventos de organización estudiantil (fundamentalmente los congresos y jornadas de carácter científicas) se han establecido diversos concursos (con entrega de premios o equivalentes) con el objetivo de estimular la producción de los jóvenes estudiantes. En este punto, cabe mencionar que en 1991 la Sociedad Interamericana de Psicología instituyó los Premios SIP tanto a nivel de grado como de posgrado, entregados durante los congresos bianuales que desarrolla, así como su homónimo al mejor artículo en la Revista Interamericana de Psicología desde 1997 (Alonso & Nicenboim, 1999; Ferdman & VanOss, 1999; Villegas, 2004). Es probable que estos premios sean los primeros galardones estudiantiles de psicología instituidos a nivel regional que todavía se mantienen. En el último congreso latinoamericano de estudiantes realizado en Lima (COLAEPSI, 2007) se estableció un concurso y se entregaron los premios correspondientes.

La institucionalización del movimiento estudiantil en psicología

En nuestro recorrido historiográfico hemos resaltado la constitución de las primeras sociedades científicas y la creación de las asociaciones profesionales en varios países de la región; también hemos podido ponderar la importancia de la participación estudiantil en la organización académica e institucional de la psicología latinoamericana. Así mismo, tuvimos conocimiento de las primeras organizaciones estudiantiles de psicología en Latinoamérica: la Federación Universitaria de Psicología y la Asociación de Estudiantes de Psicología de la Universidad Central, implementadas en Colombia y Venezuela. Ahora señalaremos las iniciativas que hoy en día se están llevando a cabo desde la acción y la gestión estudiantil (anexo G).6

El proceso de institucionalización del movimiento estudiantil es un indicador de mucha importancia para el crecimiento y el desarrollo futuro de la psicología latinoamericana. Dicho proceso se viene dando desde hace más de medio siglo en algunos países de la región, como la primigenia Federación Universitaria de Psicología, fundada por los estudiantes en Colombia. No obstante, hoy en día se puede corroborar el desarrollo de nuevas instancias organizacionales que no solo se proyectan desde el plano nacional, sino también desde el regional o internacional,7 por ejemplo, la Asociación Latinoamericana de Estudiantes de Psicología (ALEP, 1997), devenida en Asociación Latinoamericana de Estudiantes de Psicología Científica (ALEPSIC) hasta su disolución en 2004. También puede señalarse una iniciativa que no llegó a plasmarse: la Federación Americana de Estudiantes de Psicología (véase Benito, 2007). Entre los intentos más recientes por congregar a los estudiantes de psicología pueden destacarse el Comité Internacional para la Organización de Estudiantes de Psicología (véase COMITEPSI) y la Sociedad Latinoamericana de Estudiantes de Psicología (véase SOLEPSI).

La distancia entre las viejas iniciativas y las que se están llevando cabo refleja de algún modo la importancia de la perspectiva historiográfica para dar cuenta de los acontecimientos del pasado y para ubicar en este una fuente de conocimientos y experiencias que le permita a las generaciones del presente elaborar con consistencia sus proyectos y propuestas para el futuro de la psicología. Brindar este tipo de información nos parece central, más cuando creemos que contribuimos con una fuente de información útil para estas nuevas generaciones.

Es posible que el reconocimiento del pasado les permita concretar una mayor asociación y cooperación a nivel regional, o por lo menos les habilite el re-conocimiento de los aciertos y desaciertos, ya sea para materializarlos o para esquivarlos.

Síntesis y reflexiones finales

En la primera parte de nuestro periplo historiográfico hemos pasado revista a los momentos capitales de la historia de la psicología latinoamericana. Señalamos el tránsito de los estudios experimentales hacia los estudios aplicados que ocurre a comienzos de siglo XX. En esas primeras instancias organizacionales e institucionales del saber psicológico hemos reconocido la importancia de los primeros estudiantes de psicología, denominados por nosotros pioneros. En su figura pudo constarse el doble encargo asumido por ellos: ser al mismo tiempo estudiantes y profesores de psicología. Luego describimos la constitución de las primeras carreras de psicología hacia la mita del siglo XX. Posteriormente, indicamos la organización de las primeras sociedades científicas y los primeros colegios profesionales, salvando las distancias entre uno y otro tipo de organización. Así mismo, se hizo referencia a la organización de los primeros eventos científi- cos de psicología en algunos países de la región.

En la segunda parte presentamos un itinerario historiográfico sobre el movimiento y la participación estudiantil en la psicología latinoamericana. Referimos distintos momentos en que la actividad y la gestión estudiantil tuvieron un protagonismo relevante para la organización e institucionalización de la psicología en varios países latinoamericanos. Los estudiantes se destacaron en el plano institucional (contribuyeron a gestionar diversas instancias institucionales), gremial (crearon diversas asociaciones que luego fueron el germen para una gestión de mayor envergadura), científico (organizaron eventos y motorizaron publicaciones), académico (abrieron diversos espacios curriculares y plantearon nuevas motivaciones), entre otros.

La conclusión que se puede extraer de todo lo revisado y analizado es que contamos con un amplio y fructuoso pasado histórico de la psicología en Latinoamérica, que nos tiene que servir para seguir creciendo y avanzando como profesionales, académicos y científicos. La revisión del pasado es esencial a la hora de buscar los cimientos de una ciencia y profesión psicológica que se quiera proyectar hacia el futuro. Sin embargo, debemos señalar que todavía nos queda mucho por revisar, esto significa que todavía nos queda mucho por aprender.

Con todo, se han señalado algunos vacíos historiográficos aún no investigados suficientemente por los historiadores de la psicología. En algún punto, este trabajo trató de contribuir con uno de los vacíos, al centrarse en el estudio del movimiento y la participación estudiantil en la psicología latinoamericana. No obstante, somos conscientes de que el trabajo aún no ha concluido. Todavía quedan muchos trozos y vacíos por revisar. De lo que pudimos analizar hasta el momento, es posible establecer algunas reflexiones finales que esperamos puedan servir a las jóvenes generaciones.

Se han constatado diversas gestiones estudiantiles que tienden a repetirse en el tiempo y no guardan ninguna relación organizacional o institucional entre unas y otras. Por ejemplo, ya se han registrado diversos congresos latinoamericanos de estudiantes de psicología y, por lo que sabemos, ninguna de las nuevas organizaciones ha tenido en cuenta a las anteriores. Lo mismo ha ocurrido en el contexto local de cada país. ¿Por qué ocurre esto? La respuesta involucra, sin lugar a dudas, una consideración histórica. Las nuevas organizaciones desconocen el pasado y por esa razón es inevitable que la repetición se proyecte hacia el futuro. En este punto, vale tener presente las palabras de Rubén Ardila: “Ignorar la historia es asegurar que los eventos actuales también van a ser ignorados por las siguientes generaciones. Todos existimos y trabajamos en un contexto, en un flujo histórico, y creer que nada existió antes de nosotros es un signo de crasa ignorancia” (2007; comunicación personal).

¿Cómo aprendemos de la historia? Sencillamente reconociéndola como propia, inserta en un contexto determinado y bajo circunstancias particulares. En suma, aprendemos de la historia cuando no la negamos. ¿Qué experiencia podemos extraer de la historia revisada y analizada? Lo ideal sería que las nuevas organizaciones estudiantiles se proyecten desde las bases institucionales de una sociedad u organización fuertemente constituida, que se integren o cooperen con instituciones ya formalizadas y altamente representativas, ya sea en cada país o en el ámbito regional, pues en la historia de la psicología hemos podido constatar que las organizaciones que más han perdurado en el tiempo han sido aquellas que se proyectaron desde bases institucionales y organizacionales sólidamente establecidas. Por la efímera vida universitaria de los estudiantes, también sería positivo que las organizaciones estudiantiles y el desarrollo de los eventos científicos se extendieran a la participación de los jóvenes profesionales o recientes egresados. Esto podría contribuir no solo con la organización estudiantil en sentido general, sino también favorecer un contacto y un acercamiento con la práctica profesional y científica diferente a la vivenciada en una institución universitaria. Por supuesto, no se plantea la incorporación de jóvenes profesionales al modo de directores o conductores, sino como colaboradores y cooperantes en las futuras iniciativas o proyectos.

Otro punto importante se refiere al tiempo y al desgaste que todo este proceso requiere o conlleva. En efecto, a medida que los eventos y las organizaciones son más ambiciosas, los esfuerzos y los consensos que hay que encontrar son mayores. Lo anterior se sustenta en que hemos podido identificar discrepancias muy tajantes a la hora de continuar con una organización o de llevar a cabo un proyecto de integración como los eventos científicos y asociaciones estudiantiles a nivel latinoamericano. Generalmente, durante los procesos conflictivos se opta por rompe con la organización y buscar nuevas filiaciones, antes que buscar los consensos que permitan un avance en los propósitos. Nuevamente, la historia es una fuente de aprendizaje importante. En la historia de la psicología latinoamericana existieron momentos en los que se dejaron de lado los egocentrismos y las preferencias particulares para avanza en un proyecto de integración y coordinación más amplio. En este punto, también es muy recomendable que las nuevas organizaciones asuman un criterio pluralista, a tono con los procesos regionales de integración y con un fuerte sentido democrático.

En síntesis, así como la historia más pretérita de la psicología en Latinoamérica refleja un extenso y rico pasado de acontecimientos y procesos de los más variados, la historia más inmediata señala que el movimiento y la participación estudiantil van a tener un protagonismo relevante en el futuro más cercano de la psicología en la región. Nuestro deseo es que se puedan concretar muchos de los proyectos que vemos gestarse, ya sea en cada país, en el plano regional o en el internacional. Para ello será necesario aprender de la historia.

Anexos

Anexo A

Anexo B

Anexo C

Anexo D

Anexo E

Anexo F

Anexo G

NOTAS AL PIE

1. Es necesario agregar que hubo otro tiempo de explosión de la psicología de laboratorios ligada a la experimentación psicológica de corte conductual durante los años sesenta, setenta y ochenta en varios países de la región (véase Alarcón, 2006; Ardila, 1985; Benites, 2006; Colotla & Ribes, 1981; López López et al. 2006; Martínez-Sánchez, 2006; Mustaca, 2006; Gutiérrez, 2006; Todorov, 2006; Vera-Villarroel et al. 2006; Ribes, 1980, 2000).

2. Predominantemente se ha considerado pioneros a todos aquellos que favorecieron el desarrollo de la psicología latinoamericana hasta la década de los cincuenta, aproximadamente (Ardila, 1986). Dado el estado histórico de la disciplina en Latinoamérica, ya es posible comenzar a construir el perfil de una segunda generación de hacedores. En efecto, podemos establecer dos tipos: a) Los que actuaron en los tiempos de promoción e institucionalización del saber psicológico entres fines de siglo XIX y comienzos de siglo XX, determinando el advenimiento posterior de la psicología como carrera universitaria, sean locales o extranjeros; b) Los criados y formados en nuestras latitudes, que a partir de la mitad de siglo XX asumirían la misión de desarrollar y potenciar la psicología latinoamericana (Gallegos, 2007). Esta es una tarea historiográfica que dejamos planteada para futuras investigaciones sobre la psicología en nuestra región.

3. Sobre esta curiosa circunstancia tenemos varias hipótesis, todas muy probablemente relacionadas: a) la fuerza de las nuevas concepciones provenientes de Norteamérica; b) otras figuras señeras en el horizonte disciplinar; c) se proyectaba un nuevo evento sobre la base de una sociedad científica ya constituida (SIP); d) además del sentido organizativo de nominar a un evento como latinoamericano (circunscribiéndose a una región) y otro como interamericano (que incluyera a Estados Unidos y Canadá). Todas estas hipótesis serán retomadas en un trabajo de indagación posterior.

4. Es necesario comentar la importancia que tuvo el movimiento y la participación estudiantil en el contexto de reforma universitaria que se propició en Argentina a principios de siglo XX. Ciertamente el protagonismo y la participación estudiantil latinoamericana no se restringen únicamente al ámbito de la psicología. En Argentina, la famosa Reforma del 1918, protagonizada por el movimiento estudiantil universitario, es una verdadera fuente de experiencia y aprendizaje, que con el tiempo fue irradiando y extendiendo su visión hacia el resto de los países latinoamericanos. Con seguridad, el movimiento estudiantil que motorizó la Reforma Universitaria de 1918 en Argentina puede ser considerada como una cantera del activismo y el protagonismo juvenil en toda América Latina. Actualmente, se pueden corroborar sobradas muestras de la actividad juvenil en toda la región (Gallegos, 2008).

5. Es necesario mencionar que las fuentes de información que nos permitieron contar con algún dato sobre los eventos estudiantiles han sido los artículos de corte historiográfico, monográficos o compilaciones, el rastreo a través de Internet, algunas consultas personales, etc. Otras fuentes muy particulares, pero no menos válidas, han sido las referencias bibliográficas de algunos artículos; en varios de ellos hemos podido encontrar varias referencias de eventos estudiantiles, citados como contexto donde se desarrolló alguna ponencia, conferencia o disertación del propio autor del artículo u otro colega. Generalmente, en la mayoría de esos casos hemos podido tomar la referencia del evento, pero no indicar mayor información al respecto. Seguramente, indagaciones historiográficas futuras podrán volver sobre estas indicaciones y ampliar los márgenes de conocimiento que existe sobre la historia del movimiento y la participación estudiantil en la psicología latinoamericana.

6. En el desarrollo de este tópico se ha dejado de lado las organizaciones de corte político-institucional, como los centros de estudiantes. Compendiar todo el activismo político estudiantil exigiría una investigación de mayor alcance y excedería los propósitos propuestos para este artículo. Vale aclarar que somos conscientes de que no existiría un proceso de institucionalización estudiantil que no contuviera una actividad política de fondo. Ciertamente, en varias circunstancias, los estudiantes más activos desde el punto de vista político han sido los encargados de impulsar diversas instancias organizacionales como las que se vienen destacando.

7. Existen otras iniciativas estudiantiles que recién empiezan a constituirse en diversos países de la región (véase Benito, 2007):

  • Red Ecuatoriana de Psicología (REEPs), Ecuador.
  • Movimiento de Estudiantes de Psicología (MEP), Honduras.
  • Asociación Paraguaya de Estudiantes de Psicología (APEPs) – Paraguay.
  • Centro de Estudiantes Universitarios de Psicología (CEUP) – Uruguay.
  • Por su parte, en la página del Colectivo de Estudiantes de Psicología de España, puede observarse las distintas asociaciones de estudiantes de psicología en el mundo (véase CEP-PEI):

  • Asociación Kosovar de Estudiantes de Psicología.
  • Asociación de Estudiantes de Psicología de Lituania.
  • Asociación de Estudiantes de Psicología Checa.
  • Sección de Estudiantes de la Asociación Psicológica Austriaca.
  • Sección de Estudiantes de la Asociación Psicológica Americana.
  • Asociación Alemana de Estudiantes de Psicología.
  • Asociación Suiza de Estudiantes de Psicología.
  • Federación Nacional de Estudiantes de Psicología de Francia.
  • También pueden visualizarse las asociaciones estudiantiles internacionales (véase CEP-PEI):

  • Federación Europea de Asociaciones de Estudiantes de Psicología.
  • Organización Internacional de Estudiantes de Psicología.
  • División de Estudiantes de la Asociación Internacional de Psicología Aplicada.

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