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Avances en Psicología Latinoamericana

Print version ISSN 1794-4724On-line version ISSN 2145-4515

Av. Psicol. Latinoam. vol.28 no.1 Bogotá Jan./June 2010

 

El deseo de la paternidad en los hombres*

Fatherhood desire in men

Rebeca Rodríguez
Gilberto Pérez
Alejandra Salguero**

* FES IZTACALA, UNAM. Los resultados derivan del Proyecto PAPIIT IN308905-2 del que los dos últimos autores fueron corresponsables, Teléfono 56231333, Fax 53907604, Direcciones electrónicas: pachue@hotmail.com, gperez@servidor.unam.mx y alevs@servidor.unam.mx

** UNAM, Facultad de Estudios Profesionales Iztacala. Correspondencia: FES IZTACALA-UNAM (UIICSE), Avenida de los Barrios No. 1, Los Reyes Iztacala, Tlalnepantla, Estado de México, C.P. 54090.

Recepción: 9 de octubre de 2008
Aceptación: 14 de abril de 2009


Abstract

Generally when trying to account for the desire to have a child, this topic is associated most frequently with women. This has resulted in a notorious lack of research on men’s desire of being parents. The objective of this study was to analyze men’s talk on their desire of being parents. A qualitative research was carried out through in-depth interviews with six participants of three Mexican middle-class fathers, who participated in a program of ‘school for parents’. Results showed that men’s desire of fatherhood can be conceived as a construction process, in which different social discourses are involved (models of fatherhood from their own families; books about parenthood; etc.), which play the role of cultural resources supporting such a construction.

Keywords: desire, fatherhood, social discourses.

Resumen

Al tratar de dar cuenta del deseo de tener un hijo, este tópico es asociado con mayor frecuencia a la mujer. Por lo mismo, se ha rezagado el estudio del deseo de ser padres por parte de los hombres. El objetivo de la presente investigación fue analizar el discurso de los varones sobre su deseo de ser padres. Se llevó a cabo un estudio de corte cualitativo, a través de entrevistas a profundidad con seis participantes de tres familias mexicanas de clase media del Estado de México, quienes participaban en un programa de ‘escuela para padres’. Los resultados permitieron identificar la existencia del deseo de ser padres en los varones como un proceso en construcción, en el cual aparecen distintos discursos sociales (modelos provenientes de la familia de origen; libros sobre paternidad; etc.), que constituyen recursos culturales con base en los cuales construyeron dicho deseo.

Palabras clave: deseo, paternidad, discursos sociales.


Introducción

Las prácticas paternas forman parte de una construcción socio-cultural que la mayoría de las personas llevan a cabo, y es precisamente en este proceso de construcción social y cultural donde la paternidad cobra sentido para cada uno de los participantes; a través del mismo, cada varón construye, a partir de diversas apropiaciones, el significado de ser padre de una manera específica y delimita, al mismo tiempo, su propia identidad.

Es importante precisar que el significado que tiene el término “paternidad” no se relaciona exclusivamente con procrear un hijo, es decir, los padres no sólo son padres por el hecho de engendrar un nuevo ser humano. De acuerdo con Salguero (2004), la paternidad no puede ser considerada únicamente como reproducción biológica, sino como un proceso social y cultural donde las prácticas, significados y vivencias se han visto influenciados por los discursos prevalecientes en cada época histórica, grupo social y cultural, por ello, tampoco puede ser vista como universal e invariable. De esta manera, la paternidad se circunscribe en el orden sociocultural, con sus significados, representaciones, modelos e imágenes del padre que forman parte del sistema social, político e ideológico históricamente constituido y que conforma el contexto en el que se organiza la subjetividad de los individuos.

Desde hace ya algunos años, el sentido y la importancia que se le da a la paternidad han ido cambiando. Pérez (2003) hace referencia a un proceso de preparación que se va gestando desde la niñez, de modo que los propios padres llegan a representar un modelo de lo que debería ser la paternidad. De acuerdo con esto, la mayoría de las actitudes hacia los niños y hacia la paternidad se originan a partir de las experiencias infantiles de los futuros padres y se ven concretadas cuando se confirma un embarazo. Sin embargo, las experiencias infantiles no son las únicas responsables de la construcción de las prácticas paternas y sus significados; también lo son otras experiencias sociales, las cuales pueden tener lugar en distintas etapas del desarrollo humano.

De esta manera, podríamos decir que los hombres se ven inmersos en un sinnúmero de discursos y prácticas que pueden encontrar desde su niñez, en su adolescencia o en el momento en que se convierten en padres: modelos familiares, libros sobre paternidad, cursos y pláticas de las ‘escuelas para padres’, conversaciones informales con amigos, películas, mensajes publicitarios, entre otros, de los cuales ellos retoman, modifican o desechan significados y formas de acción para construirse como padres.

Generalmente, el desear tener hijos suele entenderse como algo natural, como parte del ciclo vital y, por ello, es algo que se asocia comúnmente a la mujer. Esto impide u obstaculiza entender cómo se construye el deseo de tener hijos en los hombres; tal vez la falta de profundidad en el tema se deba, en cierta medida, a que el papel del hombre en relación con el deseo o la toma de decisión para procrear un hijo suele entenderse como parte de un papel secundario que juega en relación con la decisión que tome la mujer. Por esta razón, Figueroa (1996) menciona que es necesario legitimar socialmente la referencia a los varones como seres que se reproducen, y no únicamente como acompañantes de las historias reproductivas de sus parejas, ya que el varón desea y toma decisiones junto con su pareja, aun si su decisión consiste en secundar o dejarle la iniciativa a ella, y es a través de este proceso que llega a concretar su deseo de ser padre.

El presente trabajo aborda un tema en el que no se ha profundizado mucho hasta el momento: la construcción del deseo de la paternidad en los varones, dando cuenta de los recursos culturales con base en los cuales se desarrolla el deseo de tener hijos, y el proceso en el que el deseo se concreta a través de la toma de decisión con la pareja.

Aunque la investigación sobre la paternidad en las últimas décadas ha estado enfocada en la implicación de los hombres en la vida familiar, sobre todo debido a las políticas y estrategias de intervención diseñadas para promover el bienestar de los niños (cf. Day, Lewis, O’Brien y Lamb, 2005), el deseo de la paternidad, podríamos decir, sigue siendo un punto ciego que requiere de la atención de los investigadores. Este trabajo es una contribución modesta en esa dirección.

Debido a la escasez de estudios sobre este tema, nos pareció importante realizar una investigación exploratoria para identificar los temas importantes y las ideas sobre el origen del deseo de ser padres desde la perspectiva de los propios participantes, en vez de partir de una teoría cualquiera acerca del deseo en general, para derivar de ahí un conjunto de suposiciones sobre el deseo de la paternidad. Sin embargo, hay, por supuesto, algunos planteamientos teóricos en los que nos apoyamos para esta exploración. Entre los más importantes está la idea de que nos convertimos en cierto tipo de personas con base en la manera concreta como participamos en una variedad de prácticas socioculturales; es a partir de tal implicación que aprendemos (o no) cierto tipo de cosas, que nos sentimos y somos vistos (o no) como miembros de ciertos grupos (y además como cierto tipo de miembros) y que conformamos determinadas identidades, incorporadas a la, compleja y sólo parcialmente coherente, totalidad que somos como personas (cf. Holland, Lacchicotte, Skinner y Cain, 1998; Holland y Lave, 2001; Lave y Wenger, 1991; Wenger, 1998).

Es sólo a partir de las maneras específicas como estamos involucrados en una diversidad de prácticas socioculturales y de la forma como personalmente establecemos relaciones entre dichas participaciones, que pueden comprenderse nuestros intereses, preocupaciones, motivaciones, expectativas, etc., como aspectos subjetivos de la práctica social (cf. Dreier, 1999). Desde una visión como esta, ser padre incluye imágenes, símbolos, roles definidos, criterios especificados y un conjunto de regulaciones en función de una variedad de propósitos del grupo social de pertenencia, pero también relaciones implícitas, señales sutiles, convenciones tácitas, normas no escritas, comprensiones encarnadas y nociones compartidas de realidad entre los participantes (cf. Wenger, 1998).

Es dentro de esta compleja red de relaciones que se configuran los deseos de convertirse en cierto tipo de persona; aquí situamos la conformación del deseo de ser padres de los hombres. Por consiguiente, no asumimos que el deseo de paternidad necesariamente antecede a la decisión de tener un hijo. Igualmente, asumimos que nunca se trata de un deseo abstracto, sino que siempre tiene un contenido específico derivado de la red de participaciones en una multiplicidad de prácticas socioculturales.

Es desde esta perspectiva que abordamos la exploración del proceso de construcción del deseo de ser padres en algunos hombres de clase media. Elegimos este sector social porque se tiende a dar por supuesto que las personas de clase media han incorporado en mayor medida las sugerencias sociales relativas a la planificación familiar, lo cual implicaría que el deseo de ser padres tendría que anteceder las decisiones correspondientes sobre el embarazo. De acuerdo con la perspectiva expuesta en los párrafos anteriores, centramos el análisis en la especificidad de los procesos referidos por los participantes y, por tanto, en su diversidad, sin pretender que se trate de casos representativos, dado el carácter exploratorio de este trabajo.

Metodología

Se llevó a cabo una investigación cualitativa, la cual incorpora un paradigma interpretativo, considerando que era la mejor opción para poder explorar, estudiar y analizar los significados, deseos, valores y prácticas en torno a la maternidad y la paternidad. En esta participaron 6 integrantes de tres familias de nivel socioeconómico medio, residentes en el Estado de México, quienes tenían inscritos a sus hijos e hijas en una escuela privada que imparte educación preescolar y primaria, y tanto el padre como la madre participaban en el programa de ‘Escuela para Padres’.

El proceso de negociación y consentimiento informado se llevó a cabo de manera personal: establecimos contacto telefónico para concertar una cita donde explicamos de manera detallada el proyecto de investigación, comentando que se llevarían a cabo una serie de entrevistas sobre las actividades, expectativas y experiencias en torno a su práctica como madres y padres. Se elaboró un guión de entrevista que contenía los siguientes ejes de análisis:

  • Aspectos generales de la paternidad
  • Significado y expectativas de la paternidad
  • Vivencia de la paternidad
  • Conflictos y temores de la paternidad
  • El guión de entrevista se fue ajustando de acuerdo a la información que se obtuvo en las respuestas, de manera que se fueron agregando, re-estructurando o eliminando algunas preguntas. La conducción de las entrevistas se realizó en los hogares de cada familia y se llevó a cabo por separado con las madres y los padres, en los horarios establecidos según su disponibilidad de tiempo. Al final de las sesiones se les agradeció su participación y nos pusimos a su disposición para cualquier comentario, cuestionamiento o interrogante que pudiese surgir a partir de los aspectos abordados.

    Los datos de los participantes, el número de entrevistas, duración de cada entrevista y tiempo total se integran en la Tabla 1.

    Tabla 1. Información sobre los participantes del estudio

    Las entrevistas se grabaron en audio, las cintas se transcribieron incorporando la narración y todas las expresiones emocionales, pausas y silencios. Con base en los textos de las entrevistas procedimos a realizar el análisis, enfocándonos en el contenido de las respuestas de los varones para identificar ahí los temas importantes y las maneras como ellos mismos referían su proceso de convertirse en padres, y seleccionando los aspectos relevantes para entender cómo se había construido su deseo de ser padres.

    Las experiencias compartidas por cada uno de los participantes fueron consideradas para una mejor comprensión de los significados y el proceso acerca del deseo de ser padres. Como señalan Berger y Luckman (1997), el lenguaje nos permite acceder a nuestra subjetividad y a la de los otros, es el medio por excelencia a través del cual la actividad interpretativa puede ser observada. Por su parte, Ricoeur (1985) considera que a través del discurso se tiene acceso al entendimiento de los diferentes significados, las intencionalidades y la relevancia de las situaciones vividas por una persona.

    Resultados

    El deseo de ser padre como construcción compartida y apoyada en diversas fuentes. Para un varón, el desear en algún momento de la vida tener un hijo(a) no es algo que aparece simplemente de manera “natural”. Esto no es el caso ni siquiera para las mujeres, como suele darse por supuesto (cfr. crítica de esta suposición en Badinter, 1981). Esto no excluye el hecho de que el deseo de convertirse en padre se considere, hasta cierto punto, como algo “normal” (ya que este deseo también forma parte de una expectativa social e individual), pero no es un instinto que acompaña a los hombres, sino el producto de la incorporación y resignificación de distintos discursos socioculturales que se encuentran en revistas, libros, televisión, familia, amigos, etc., y, sobre todo, de una decisión importante que se toma a través de la negociación con la pareja.

    La relación de pareja es esencial para poder dar cuenta de la construcción del deseo en los hombres, es decir, es a través de la negociación que lleva a cabo la pareja antes de decidir tener un hijo, donde las expectativas de los varones se entrelazan junto con las de su pareja para concretar la construcción de su deseo de ser padres. Esta negociación, que no necesariamente es explícita ni implica una relación de equidad entre los miembros de la pareja (cf. Wenger, 1998), también permite vislumbrar cada una de las particularidades con que hacen uso de los distintos discursos y recursos que les ofrece el entorno social (por ejemplo, una economía estable), para llevarlos a tomar la decisión de tener un hijo, pues como menciona Lee (1993) la decisión se basa en distintos factores que incluyen creencias románticas, mitos, disponibilidad emocional, presiones familiares y de amigos, finanzas, trabajos y edad de la pareja, entre otras cosas.

    Al entender el surgimiento del deseo de ser padres como un proceso de construcción de cada varón, siempre en un contexto relacional, podemos ubicarlo en distintos momentos del curso de vida. Puede iniciar antes de tener una pareja, es decir, mientras comienzan a establecerse metas específicas acerca de su proyecto de vida. En nuestros datos, fue Rafael quien manifestó que dentro de su plan de vida deseaba tener un hijo:

    –en mi caso sí deseé tener un hijo, tener a Rafa, ‘lo quiero tener a tal edad’ y sí surgió mi plan. Es decir, me casé a la edad que era mi objetivo, al igual que la edad de tener a Rafa también fue mi objetivo, obviamente compartido con mi esposa (Rafael, entrevista 2).

    Si sólo tomáramos en cuenta una parte del fragmento anterior, el deseo de convertirse en padre parecería parte del plan o meta personal en la vida del hombre. Sin embargo, es necesario resaltar la importancia que se le da a la pareja, pues, a pesar de que el varón deseara tener hijos e incorporara ese deseo como parte de su proyecto de vida, esto no sería posible sin los objetivos compartidos y/o negociados con la pareja. Por ejemplo, en el fragmento anterior, Rafael hace referencia a su deseo “obviamente compartido” con su esposa. En el siguiente fragmento, comenta que él y su pareja planearon la llegada de su hijo y menciona algunos de los componentes del proceso de toma de esa decisión:

    –lo planeamos […] pensamos ‘ya nos sentimos solos, la casa está sola y falta algo alegre, y creo que es el momento de tenerlo’, entonces, lo planeamos, tomamos vitaminas, nos desintoxicamos de muchas cosas (Rafael, entrevista 2).

    A pesar de que el deseo de la paternidad en los hombres se va estructurando a través de los años, la parte más esencial para darle significado a su construcción se vislumbra en el momento en que negocian y toman la decisión de tener hijos junto con la pareja:

    –Cuando nosotros queríamos tener a nuestro hijo, cuando pensamos en que mi esposa tuviera un hijo, que nos embarazáramos, porque así lo veíamos, que nos embarazáramos… (Esteban, entrevista 1).

    El fragmento anterior nos permite ubicar el deseo como la concreción de una construcción compartida puede, como en este caso, comenzar con la propia negociación del modo como la pareja asume el hecho de tener un hijo: decir “así lo veíamos, que nos embarazáramos” evidencia una forma en que se concreta en un primer momento el deseo como producto de un acuerdo, a pesar de que literalmente parece un sinsentido.

    A pesar de la participación obvia del varón en el proceso reproductivo, encontramos que muchas veces éste aparece (en contraste con el fragmento comentado arriba) como si fuera espectador del mismo. Como menciona Figueroa (1994), en muchas ocasiones el varón participa en las decisiones propias y en las de su pareja a partir de una determinada concepción de la reproducción, desde una posición que todavía lo ubica fuera de la corresponsabilidad reproductiva.

    La participación de los varones en el proceso reproductivo también tiende a borrarse debido a que, a pesar de que el deseo es construido como hemos sostenido arriba, ellos mismos se refieren a él como si fuera algo “natural” o “instintivo”, como en los discursos siguientes:

    –Muchas mujeres desean tener hijos y como que ya es algo natural, es propio de la mujer su instinto maternal, en el hombre, en mi caso, no sentía que tuviera el instinto paternal… yo quería tener hijos porque me gustaban mucho los niños, pero es muy diferente que te gusten los niños a que quieras ser papá (Esteban, entrevista 1).

    –Es algo que traemos los seres humanos… nos dejamos llevar por nuestros instintos, es precisamente eso, un instinto de paternidad por el cual nos dejamos llevar (Mauricio, entrevista 1).

    Esto parece un problema, pues como menciona Figueroa (2000, p. 60), “Cuando se habla de reproducción se piensa en reproducción biológica y cuando se piensa en ello generalmente se refiere a las mujeres”. Sin embargo, aunque en el discurso algunos varones continúen hablando de un “instinto paternal”, en la práctica no se trata de un instinto, ya que su deseo de ser padres es construido, y la decisión con respecto a la reproducción es negociada junto con la pareja para ver concretado dicho deseo. A través del análisis hemos podido ver que el deseo es parte del proceso de construcción de cada varón y que va tomando sentido a través de distintas relaciones sociales. Al respecto, Salguero (2002, p. 22) señala que

    […] la decisión de tener hijos se integra como parte del proyecto de vida con la pareja, aunque se viene construyendo con anterioridad, es con la pareja con quien se platica, se negocia, se planea y es aquí donde se hace resaltar el deseo, pues aunque desde antes se haya contemplado la posibilidad de ser padres, el deseo se ve concretizado con la pareja.

    De tal manera que al negociar con la pareja, algunos de los participantes decidieron con ella el momento del embarazo y la toma de decisión estaba relacionada con las metas y necesidades que tenían como pareja:

    –Nosotros nos casamos hace 10 años y después de 3 años tuvimos a Rafa, quisimos conocernos más como pareja y tratamos de planear, de planearlo, por eso surgió después de tiempo (Rafael, entrevista 1).

    –En nuestro caso fue algo que los dos decidimos, yo le dije: ‘¿sabes qué?, yo no me quiero cuidar en absoluto, si quedas embarazada nos casamos y ya’ (Mauricio, entrevista 1).

    Así, la negociación tiene que ver con las metas que se tienen como pareja y con las necesidades de la misma; para algunos hombres será necesario conocer y disfrutar más a su pareja antes de tener a su primer hijo, mientras que para otros eso no será lo más relevante. En ambos casos es notoria la existencia de una planeación y negociación (más o menos elaborada) con la pareja. Aunque en los fragmentos anteriores no aparecen todos los detalles del proceso, sí nos dan indicios para afirmar que la planeación y negociación no ocurren en un solo momento del tiempo sino que se extienden a lo largo de un período más o menos largo en la relación de la pareja Con lo anterior, se puede dar cuenta del proceso de elaboración del deseo en los hombres, pues la procreación de un hijo implica no sólo el embarazo y el parto como procesos biológicos, sino la toma de decisión y el deseo de ser padres. Muchas veces queda implícito el proceso de negociación de la pareja en el que se crea un entorno para el embarazo y que, como producto de éste, surjan hijos/hijas y se inicie el proceso de paternidad (Figueroa, 2000). De esta manera, algo que queda claro es que en estas parejas existe un proceso de planeación y negociación previo a la paternidad (al menos en el sentido de decidir “no cuidarse”), en donde el deseo, además de verse concretado, cobra sentido y lleva a un tipo de preparación para la llegada del bebé:

    –A Rafa sí planeamos tenerlo, nos preparamos para hacerlo, por eso nos cuidamos, tomamos vitaminas… el de Rafa fue un embarazo planeado (Rafael, entrevista 1).

    –Cuando mi esposa me dijo ‘estoy embarazada’, pensé: ¡Ay canijo! ¿Y ahora qué pasa? ¿Después qué viene? (Esteban, entrevista 1).

    La manera en que cada varón se involucra en el proceso de tener un hijo es diferente. Para algunos será necesario involucrarse desde el primer momento, como lo menciona Rafael en el fragmento anterior, donde la pareja comienza a “tomar vitaminas” y a prepararse conjuntamente para la llegada del bebé. El fragmento de Esteban muestra el carácter de proceso de la construcción del deseo, ya que a pesar de que el embarazo había sido una decisión conjunta (como se vio antes), una vez que su esposa le dijo que estaba embarazada él manifestó incertidumbre de lo que implicaba esa circunstancia por venir. Como menciona Parke (1986), el convertirse en padre es un proceso gradual que comienza con las decisiones relativas a tener un hijo; sin embargo, aunque el varón es consciente de la toma de decisión de tener un hijo, no necesariamente lo es también de las implicaciones que esto conlleva, tal como ilustra el fragmento de Esteban.

    Otra faceta de la construcción del deseo de ser padres, en estos hombres de clase media, está vinculada con la realización de ciertos logros o expectativas, como los referentes a conseguir ciertas condiciones materiales de vida; en otras palabras, existe una preparación previa (o concurrente) a la toma de decisión de tener un hijo. Por ejemplo:

    –Yo no quería que mis hijas me pidieran algún día para un par de zapatos y que yo les dijera: ‘pues no tengo’, o incluso que necesitaran para lo más básico, como una naranja, y tenerles que responder ‘no, no tengo’.

    –Yo estaba convencido de que iba a ser padre, de que iba a terminar mi carrera porque necesitaba un apoyo económico para poder mantener una familia (Mauricio, entrevista 1).

    –Yo pensaba en ser un tipo de papá proveedor, es decir, venía con esa educación de ser el proveedor del hogar, de que no le falte nada a mi esposa y sea yo quien lleve todo (Esteban, entrevista 1).

    Este componente de la construcción del deseo de ser padres, resumido claramente en el último fragmento en términos de “ser proveedor”, muestra la manera como se entretejen la identidad de padre y la identidad de hombre. Planear la economía es una parte importante en la construcción de estos hombres del deseo de ser padres, es decir, también es parte de los objetivos o el plan de vida que acompaña a los varones para poder dar estabilidad en la vida de pareja, y esto, a su vez, es parte de la preparación para la llegada de los hijos, una vez que se ha negociado y concretado el deseo junto con la pareja.

    Puesto que, como señalamos arriba, la construcción del deseo de ser padres no culmina con la negociación de la decisión de tener hijos, es importante considerar otras fuentes que contribuyen en dicho proceso, a través de una anticipación de lo que implicará la práctica paterna (el “¿Después qué viene?” de Esteban). En este sentido, juegan un papel importante los discursos que estos hombres encuentran en libros y revistas, como recursos que apoyan dicho proceso:

    –Yo recuerdo que cuando planeamos el embarazo compramos libros y compramos mucho la revista “Padres e Hijos”, esa revista nos retroalimentó muchísimo (Rafael, entrevista 1).

    –Yo leí unos libros de embarazo, aún cuando van enfocados hacia la mujer (Mauricio, entrevista 2).

    La preocupación de estos hombres por situarse en la nueva posición que implicaba la paternidad, antes del nacimiento de sus hijos, lo interpretamos como una manera de ir elaborando su deseo de ser padres, en el marco de un modo de implicarse que presupone la importancia de asumir un papel activo. En otras palabras, el deseo de ser padres implica el querer ser un cierto tipo de padres y esto se manifiesta en el hecho mismo de recurrir a los recursos culturales ofrecidos por libros y revistas para tal efecto (pese a que algunos de tales recursos puedan ser vistos como “enfocados hacia la mujer”).

    Hasta aquí hemos resaltado que es en el marco de la relación con la pareja donde los varones van negociando distintas decisiones que sirven como preámbulo para la llegada del bebé y en términos de las cuales se va configurando su deseo de ser padres. Pero, por supuesto, no es sólo a partir del momento en que se casan o viven en pareja cuando estos hombres hacen referencia al deseo de tener un hijo, sino que han retomado modelos y/o discursos de otras personas del medio social, los cuales, a través del tiempo, les han ayudado a construir su deseo.

    De las experiencias dentro de su familia de origen estos hombres también retoman aspectos que dan pie a la construcción del deseo de ser padres. Hay que subrayar que todos coincidieron en señalar que sus propios padres no les hablaron nunca acerca de lo que significaba o iba a implicar el ser padres en el futuro. En este sentido, no hubo referencia a discursos de sus padres que hubieran sido importantes en la construcción de su deseo de ser padres. Sin embargo, hubo experiencias que configuraron su perspectiva del tipo de padres que ellos mismos querían ser y que formaban, por así decirlo, una especie de telón de fondo para su deseo de ser padres. Por ejemplo:

    –Mi papá fue alcohólico y cuando yo conocí todo lo que es el alcoholismo, me di cuenta de que es muy triste, que es una vida muy triste. Por eso yo no quiero vivir así, hoy no fumo ni tomo, me dedico a mi familia nada más y disfruto mucho de ella, no desperdicio el tiempo que compartimos (Esteban, entrevista 1).

    –Mi papá era alcohólico pero trabajaba y realmente era responsable con las obligaciones que, entre comillas, tenía en ese momento. Uno aprende algo de esa situación, trae de ella unos conceptos previos. Sin embargo, nunca los apliqué como tal: los traje a la relación, los analizamos con mi pareja y los cambiamos (Esteban, entrevista 1).

    –Yo veía cómo mi papá derrochaba su dinero, como ocasionaba muchos problemas y cómo eso, obviamente, repercutía en nosotros… Creo que la actitud que él me reflejaba representó para mi, más bien, un modelo a no seguir, yo pensaba: ‘no quiero ser así, no quiero que mis hijos sufran lo que yo sufrí (Mauricio, entrevista 1).

    De esta manera, la familia es una fuente importante de modelos (aunque éstos no sean deliberados) que formarán parte de la construcción del deseo de paternidad de cada varón. Como se sigue de los fragmentos anteriores, los hombres no necesariamente reproducirán dichos modelos. De hecho, diferentes estudios demuestran que algunos hombres desean tener hijos para mantener con ellos una relación más cercana que la que ellos mismos tuvieron con sus padres (Anderson, 1996, citado en Wagner, 2003).

    Los tres fragmentos anteriores también nos permiten hacer resaltar una cuestión que mencionamos arriba, pero que vale la pena reiterar. El deseo de ser padre nunca es un deseo abstracto; siempre implica determinados “contenidos”: querer ser (o no) cierto tipo de padre. En los ejemplos anteriores, el contenido está definido por oposición a la experiencia que estos hombres tuvieron como hijos.

    También hay que señalar, aunque parezca obvio, que el deseo no se construye sólo de las experiencias en el seno familiar, aunque éstas sean muy importantes. Los hombres incorporan otros modelos y/o recursos de experiencias fuera de la familia. Tal es el caso de Mauricio, quien basa el comentario siguiente, también sobre un modelo negativo, en una experiencia que tuvo al vivir un tiempo en Estados Unidos:

    –Las mujeres allá son muy liberales, no me gustó, pues por la forma de ser de las mujeres hacia los hombres, y viceversa, yo veía que había mucha falta de respeto entre la pareja, se insultaban, se gritaban, se pegaban. Luego, sus hijos veían todas esas escenas y, obviamente, eran niños muy rebeldes. Esos fueron los puntos que me fueron formando, ver cosas muy desagradables que les pasaban a los niños, cosas muy feas y luego ver que yo tenía la oportunidad de hacer algo bueno por mi vida, de hacer algo diferente, de hacer que los niños se sintieran bien (Mauricio, entrevista 1).

    El complemento de este punto de referencia negativo se encuentra en una experiencia que Mauricio tuvo con su pareja mientras eran novios, la cual no sólo es un ejemplo de un modelo positivo que contribuyó a la construcción de su deseo de ser padre, sino que ilustra también el marco de la relación de pareja dentro del cual dicho deseo está incrustado, aún antes de que la pareja esté planeando tener un hijo:

    –Cuando yo conocí a mi esposa, ella tenía un sobrinito. A mí me gustaba ver cómo ella lo trataba y ese tipo de detalles fueron haciendo que yo me enamorara de ella: cuando yo iba a su casa veía cómo era con sus sobrinos, pensaba ‘así me gustaría que trataran a mis hijos’ (Mauricio, entrevista 1).

    Con lo anterior, encontramos que los varones no sólo incorporan o retoman modelos, sino que resignifican y construyen de manera distinta; desechan lo que no les gustan y van conformando su deseo de ser cierto tipo de padres, sin tener de antemano un modelo pre-establecido. Se trata de un proceso que, gradualmente, lleva a los padres eventuales a mirarse a sí mismos y, a partir de sus vivencias anteriores, a buscar modelos diferentes o alternativos acerca de cómo ejercer la paternidad. Y esto es un componente importante del proceso de construcción del deseo de ser padre.

    Así, los participantes nos hablan de los modelos y discursos que les sirvieron para construir su deseo de ser cierto tipo de padres. Sean modelos a seguir o a no seguir, éstos han sido incorporados dentro del proceso de aprendizaje por el cual han atravesado y les han servido también para hacer una resignificación de las cosas que querían incorporar a su vida, en particular, a la vida en pareja, donde se concreta el proceso de construcción por el cual transitaron para llegar a desear tener hijos(as).

    En consecuencia, la manera en que cada varón retoma, desecha o resignifica los modelos y discursos sociales con respecto a la paternidad servirá para la construcción de su deseo de ser padre. Desear ser padre es una construcción, no un instinto, pues no todos los hombres se convierten en padres (Yablonsky, 1993). Y la construcción del deseo de ser padre es central para la construcción de la identidad masculina (Connell, 1995; Paiva, Filipe, Santos, Lima, Segurado, 2003). Finalmente, aunque el ser padre implica incertidumbre y nuevas responsabilidades, es claro que el deseo de ser padres por parte de los varones sí existe, aunque muchas veces éstos no reconozcan que es un proceso de construcción a través de la relación con el entorno social y con la pareja, con la cual negocian y concretizan este deseo.

    Consideraciones finales

    Al parecer, el curso de la vida moderna nos ha llevado no sólo a la transformación de los modelos económicos, sociales, tecnológicos y políticos, sino a la transformación de las prácticas cotidianas, entre ellas las prácticas paternas. La manera en que los varones se apropian de su identidad como padres y se incorporan al cuidado de los hijos, también se ha visto modificada por nuevas políticas que han surgido en torno al ejercicio de la paternidad. Tal es el caso de la Ley de Paternidad Responsable en Costa Rica, aprobada en el año 2001, la cual, de acuerdo con Rivera y Ceciliano (2004), tiene como propósito fortalecer la protección de las niñas y niños, así como promover que los padres asuman conjuntamente con las madres el cuidado y atención de sus hijos e hijas. Otro ejemplo es el apoyo a programas de “Escuela para Padres”, que intentan contribuir a que los padres se involucren más en los procesos reproductivos y de crianza. Aunque actualmente existe una mayor participación por parte de los varones en el cuidado de los hijos y en las labores del hogar, ésta no es igual a la de la mujer. Además, existen algunos tópicos en los que no se habla mucho acerca de la participación masculina; tal es el caso de la toma de decisión en el proceso reproductivo y del deseo de convertirse en padres.

    Este artículo nos ha permitido analizar algunos discursos por parte de los varones en los que existen indicadores de la manera en la que se fue construyendo su deseo de ser padres, aunque ellos mismos nunca hablaron de la construcción de su deseo. A lo largo del análisis, se presentaron evidencias que permiten concluir que el deseo de ser padres es un proceso de construcción a lo largo de un período de tiempo prolongado, y a partir de infinidad de experiencias y discursos que los varones han retomado del medio social para hacer su propia resignifi cación. Así, los hombres entrevistados hablaron de un conjunto de experiencias e informaciones provistas por la familia, los amigos, los libros, las revistas, etc., los cuales incorporaron de diversas maneras a la construcción de su deseo de ser padres. A partir de los discursos de los participantes con respecto al deseo de ser padres, se ve reflejada la importancia de la pareja para concretar su construcción; la relación de pareja es lo más importante para que este proceso pueda concretarse, pues es con la pareja con la que se negocia el tener un hijo, y en esta negociación los varones ponen en juego y reconstruyen los significados que incorporaron con anterioridad. Es en el contexto de su relación de pareja que los hombres retoman, desechan o modifican los discursos sociales y los modelos que tienen que ver con las prácticas paternas.

    Es necesario resaltar que algunos de los discursos de los hombres con respecto a su deseo de ser padres fueron incongruentes con lo que los hombres llevaban a cabo en la práctica. Es decir, hablaron acerca del deseo como un instinto que acompañaba a los hombres (el cual es todo lo contrario de un proceso de construcción), pero en varias otras partes de su discurso aparecieron los indicios de la manera como lo iban construyendo a lo largo del tiempo y en la relación con sus parejas. Otro punto que queremos destacar se refiere a la manera como en el discurso de estos hombres se formula el logro de ciertas condiciones materiales de vida como una condición para la decisión de ser padres. Es decir, si bien el proceso de construcción del deseo de ser (cierto tipo de) padre se inicia mucho antes de formar una pareja y establecer una familia, es en el marco de la relación de pareja en la que se negocia y concreta dicho deseo; la consecución de cierta estabilidad económica en el marco de la relación de pareja apareció como un aspecto en el que los hombres hicieron énfasis.


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