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Avances en Psicología Latinoamericana

Print version ISSN 1794-4724

Av. Psicol. Latinoam. vol.30 no.2 Bogotá July/Dec. 2012

 

Psicología y pobreza. Papel del locus de control, la autoeficacia
y la indefensión aprendida*

Psychology and poverty. Influence of locus of control, self-efficacy and learned helplessness

Psicologia e pobreza: o papel do lócus de controle, a autoeficiência e a indefensào aprendida

OSCAR GALINDO**
RUBÉN ARDILA***

* Esta investigación se realizó gracias al Programa de Jóvenes Investigadores de Colciencias, convenio especial de cooperación No. 102-2010, entre Colciencias y la Fundación para el Avance de la Psicología. Joven investigador: Oscar Galindo. Mentor: Rubén Ardila.

** Psicologo. Corporación Universitaria Iberoamericana. Correo electrónico: newtonr_19@hotmail.com

*** Psicólogo, PHD. Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: ruben.ardila@etb.net.co

Para citar este artículo: Galindo, O. y Ardila, R. (2012). Psicología y pobreza. Papel del locus de control, la autoeficacia y la indefensión aprendida. Avances en Psicología Latinoamericana, 30 (2), pp. 381-407.

Fecha de recepción: 13 de septiembre de 2012
Fecha de aceptación: 29 de octubre de 2012



Resumen

El estudio psicológico de la pobreza ha tenido un crecimiento vertiginoso en los últimos diez años. Se han realizado investigaciones y publicado libros y artículos científicos en diversas áreas de la psicología. Los hallazgos más recientes han sugerido que existe una relación directa entre vivir en pobreza y el desarrollo o presencia de ciertas características psicológicas, entre ellas diferencias individuales (rasgos de personalidad, propensión a enfermedades mentales, diferencias en inteligencia y habilidades específicas), e igualmente diferencias en el desarrollo del lenguaje, en la adquisición de nuevos conceptos y en la motivación, entre otras variables. Dentro de las más importantes para la movilidad social se han encontrado el locus de control, la autoeficacia, el no tener depresión y ser parte de unas redes de apoyo positivas. En el presente trabajo se hizo una revisión de los aportes de la psicología al entendimiento de la pobreza. Se realizó un estudio descriptivo acerca de la autoeficacia, el locus de control y la indefensión aprendida, se planteó la hipótesis de que existe un gran nivel de desesperanza en personas de nivel socioeconómico (NSE) bajo. Los participantes en esta investigación fueron treinta personas de NSE 1 y 2, de acuerdo con el Sisben (sistema de clasificación de Colombia), en localidades de Bogotá (Bosa, San Cristóbal y Suba) y en los municipios cercanos de Anolaima y La Mesa (Cundinamarca). Se aplicaron dos escalas: autoeficacia general (de Baessler y Schwarzer) y locus de control (de Rotter); se realizaron entrevistas semiestructuradas a los participantes en sus contextos de vivienda, previo contacto con líderes comunitarios de la zona y establecimiento de confianza con la familia. Los resultados muestran consistencia con las investigaciones en otros contextos, en cuanto a locus de control y autoeficacia. Además, se encontró un nivel alto de desesperanza en sus verbalizaciones. Se establecieron otras categorías importantes como la dinámica familiar, la percepción del tiempo y la planeación que son discutidas a la luz de la literatura científica y las estrategias y políticas actuales de superación de la pobreza en el mundo. Así mismo, se encontraron como factores importantes las creencias religiosas y la percepción de la política y la democracia. Se discuten los resultados a la luz de las estrategias de superación de la pobreza en el mundo y el aporte de la psicología para la comprensión y modificación de las actitudes, conductas y cogniciones asociadas con la pobreza.

Palabras clave: psicología, pobreza, nivel socioeconómico, estrategias de superación



Abstract

The psychological study of poverty has developed to a large extent during the last 10 years. Research has been carried out and books and scientific papers have been published in several areas of psychology. Recent findings have indicated that there is a relationship between living in poverty and the development or presence of certain psychological characteristics, some of them individual (personality traits, tendency to mental disorders, differences in intelligence, and specific skills), also differences in language development, concepts acquisition, motivation, and other variables. Among the most important for social mobility are locus of control, self-efficacy, absence of depression, and to have positive networks support. In this paper we present a review of the contributions of psychology for the understanding of poverty, and describe a descriptive study of self-efficacy, locus of control and learned helplessness, based on the hypothesis that there is a great level of helplessness in people from low socioeconomic levels. Participants were 30 people of 1 and 2 socioeconomic levels according to Sisben (a classification system used in Colombia), from Bogotá (Bosa, San Cristobal and Suba), and neighboring towns, Anolaima and La Mesa (Cundinamarca). Two scales were applied to the participants: General Self-Efficacy Scale (of Baessler and Schwarzer) and Locus of Control (Rotter); a semi-structured interview was applied to each participant in his/her home, after having established contact with community leaders and established rapport with the families. Results were in agreement with findings from other contexts concerning locus of control and self-efficacy. A great level of learned helplessness was found in the vocalizations of the participants. Other categories such as family dynamics, time perception and future planning are discussed based on previous scientific findings and the strategies and policies for poverty erradication at the world level. Other relevant factors were religious beliefs and the perception of politics and democracy. Findings are discussed in relation to policies for poverty eradication at the world level, and psychology's contribution for the understanding and modification of attitudes, behaviors and cognitions associated with poverty.

Keywords: psychology, poverty, socioeconomic level, strategies for poverty eradication



Resumo

O estudo psicológico da pobreza tem experimentado um crescimento acelerado nos últimos dez anos. Muitas pesquisas têm sido realizadas, e muitos livros e artigos têm sido publicados em diversas áreas da psicologia. Os mais recentes achados têm sugerido que existe uma relação direta entre viver em pobreza e o desenvolvimento ou a presença de determinadas propriedades psicológicas, entre elas, diferencias individuais (rasgos de personalidade, tendência a doenças mentais, diferencias em inteligência ou habilidades particulares), diferencias no desenvolvimento da linguagem, na aquisição de novos conceitos e na motivação, entre outras variáveis. Dentre as variáveis de maior relevância para a mobilidade social têm se incluído o lócus de controle, a autoeficiência, o fato de não apresentar depressão e formar parte de redes de apoio positivas. No presente trabalho foi feita uma revisão das contribuições da psicologia à compreensão da pobreza. Foi realizado um estudo descritivo acerca da autoeficiência, o lócus de controle e a indefensão aprendida. É proposta a existência de um alto nível de desamparo nas pessoas do nível socioeconômico (NSE) baixo. Os participantes nessa pesquisa foram trinta pessoas de NSE 1 e 2, segundo o SISBEN (Sistema de classificação da Colômbia), em localidades de Bogotá (Bosa, San Cristóbal e Suba) e em municípios próximos (Anolaima e La Mesa - Cundinamarca). Foram aplicadas duas escalas: Autoeficiência geral (de Baessler e Schwarzer) e lócus de controle (de Rotter); foram realizadas entrevistas semi-estruturadas aos participantes nos seus contextos de moradia, após o contato com os líderes comunitários da região e o estabelecimento de confiança com a família. Os resultados mostram consistência com as pesquisas em outros contextos, no referente ao lócus de controle e à autoeficiência. Além disso, foi achado um alto nível de desamparo nas suas verbalizações. Foram estabelecidas outras categorias importantes tais como a dinâmica familiar, a percepção do tempo e o planejamento que são discutidas segundo a literatura científica e as estratégias e políticas atuais de superação da pobreza no mundo. Da mesma forma, outros fatores tais como as crenças religiosas, a percepção da política e a democracia foram considerados de importância. Os resultados são interpretados de acordo com as estratégias de superação da pobreza no mundo e do aporte da psicologia para a compreensão e mudança das atitudes, comportamentos e cognições associadas à pobreza.

Palavras-chave: psicologia, pobreza, nível socioeconómico, estratégias de superação



Pobreza: definición y medición

La pobreza ha acompañado a la humanidad desde épocas remotas. Se puede decir que ha sido parte de la vida del ser humano desde sus orígenes como especie, el cual al encontrarse en situaciones en las que debía habérselas para conseguir su sustento, en condiciones difíciles, se vio avocado a la posibilidad de que algunos podían conseguir sus sustento e incluso acumularlo y otros no podían hacerlo.


Definición

Según Rojas (2010) el concepto de pobreza es de vieja data y su definición etimológica (paucus=poco y pariré=engendrar) se aplicaba principalmente al ganado y, por derivación, a la tierra pobre o infértil, es decir, de poco rendimiento. De esta definición de pobreza como falta de capacidad o potencialidad de producir deriva un concepto similar que apunta principalmente, en nuestra realidad, a la carencia misma de una serie de bienes y servicios básicos para la supervivencia.

En la última década, a raíz de la importancia internacional que ha adquirido el tema de la pobreza y la preocupación de organizaciones como Naciones Unidas (ONU) y sus países miembros, así como de otras organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, se ha investigado y discutido en variados escenarios y desde diversas perspectivas, el tema de la multiplicidad de definiciones de pobreza.

Recientemente Spicker et ál. (2009) revisaron la literatura existente acerca de las definiciones y términos asociados a la pobreza. Se trata de una presentación minuciosa y extensa que es recomendable revisar con cuidado. En la tabla 1 se muestra un resumen de la clasificación general que los investigadores en mención proponen de las definiciones de pobreza en su estudio, la cual es bastante incluyente.

Como se muestra en la tabla 1, se establecen tres grandes clasificaciones que están determinadas por la naturaleza de la definición conceptual de la pobreza. Por una parte, las condiciones sociales dentro de las que se encuentran definiciones que aluden a la carencia de titularidades o capacidades individuales y grupales, las carencias en seguridad básica, las que hacen alusión a la exclusión social, a la dependencia generada por la pobreza y a la pobreza como clase social. Es este grupo de definiciones se centra el fundamento conceptual del presente estudio, el cual se ahondará más adelante.

Por otra parte, se encuentran las definiciones que fundamentan el concepto en las condiciones económicas como el nivel de vida objetivo, la desigualdad o brecha de la pobreza y la posición o nivel socioeconómico (NSE). Este grupo de definiciones incluye las más comúnmente usadas y conocidas, dentro de las cuales entran la definición de pobreza absoluta, pobreza relativa y brecha de pobreza.

Por último, dentro de la clasificación propuesta se encuentran las definiciones que hacen énfasis en las condiciones materiales y específicamente en el patrón de privaciones que tienen las familias en pobreza, la necesidad de satisfacer ciertos requerimientos básicos materiales y la limitación de recursos tangibles que representa la vivencia en pobreza. Este factor es muy similar, se relaciona con el grupo de condiciones socioeconómicas, solo que este último se refiere directamente al enfoque de los ingresos.

En el presente trabajo, si bien es cierto que en algunos aspectos metodológicos fue necesario recurrir a las definiciones y mediciones basadas en el ingreso para tener un parámetro claro de medición y selección, además de un nivel de análisis, la visión conceptual frente a la pobreza concuerda más con el enfoque de las condiciones sociales y, en particular, con el de las titularidades o capacidades.

De acuerdo con lo anterior, y como lo plantean Boltvinik (2003) y Sen (1999), el entendimiento de la pobreza debe partir del supuesto de que el ser humano es una unidad indisoluble y, por ende, imposible de limitar en su realización personal a la disponibilidad de recursos económicos. Así, la definición de pobreza solo puede tener sentido si se deriva de una visión global del ser humano, teniendo en cuenta que como complementa Ardila (2011), la pobreza es principalmente carencia de bienes materiales, pero también es mucho más que eso. Se trata de un problema socioeconómico, pero a la vez psicológico, que se debe abordar desde este punto de vista también y así facilitar la amplitud de perspectivas y el desarrollo de tecnologías sociales más eficientes para la lucha contra este flagelo que es problema de toda la humanidad, que interesa a la comunidad científica y, por supuesto, a la Psicología científica como disciplina experta en el comportamiento por excelencia.


Medición

Tal y como se pudo observar en los apartados anteriores, la medición de la pobreza constituye una parte fundamental del concepto. Está determinada por su carácter relativo (su aspecto comparativo) y constituye el valor de constatación científica de una teoría de la pobreza. Sin embargo, no siempre el instrumento de medida cuantifica un concepto previamente establecido; es decir, se mide, pero no se sabe exactamente qué se está midiendo.

Las medidas más utilizadas en el mundo y sobre las cuales se basan la mayor parte de los programas gubernamentales de ayuda y las estrategias de superación en el mundo, así como el grueso de las cifras sobre pobreza mundial, son las siguientes:

  1. Línea de pobreza: el Banco Mundial estableció una línea de pobreza "basada en el consumo" que consta de dos elementos. Por una parte, el gasto necesario para acceder a un estándar mínimo de nutrición y otras necesidades muy básicas y, por otra, un criterio relativo al ingreso per cápita del país y su salario mínimo. Actualmente el Banco Mundial (2011) presenta indicadores basándose en ingresos menores a dos dólares diarios, para pobreza, y de 1.25 dólares diarios para pobreza extrema. De estas líneas de pobreza, que son criterios normativos, surgen los índices de incidencia de la pobreza.

  2. Medidas de desigualdad: según Spicker et ál. (2009) existen varias medidas de la desigualdad, entre las que se encuentran el Índice de Brecha de Pobreza, también llamada "déficit agregado del ingreso de los pobres" y que se expresa en términos absolutos o proporcionales. En este último caso, se trata de una proporción de la línea de pobreza y hace referencia a la medida de la distancia que separa a las personas de menos ingresos de las de más ingresos. Otro índice o medida de desigualdad es el Índice Gini que es muy usado para medir el grado en el que está distribuida la riqueza.

Las medidas de desigualdad o de brecha de pobreza, si bien han sido analizadas y desarrolladas desde hace décadas y las mediciones se hacen con frecuencia, no son las más usadas y tenidas en cuenta por parte de los gobiernos para sus programas gubernamentales y han sido objeto de grandes debates acerca del actual modelo económico dominante en el mundo y el resultado negativo o invisible que para los más pobres ha traído la generación de riqueza en la mayor parte de países del mundo. Esto quiere decir que uno de los puntos neurálgicos de debate sobre la pobreza es resolver la pregunta: ¿el crecimiento económico en el mundo está siendo un indicador importante del desarrollo humano de los más necesitados? Y ¿son efectivas e incluyentes las medidas más usadas para determinar el nivel de pobreza en el mundo?

En el Informe de Desarrollo Humano 2010 se muestran medidas modernas de pobreza que han sido desarrolladas por grupos de expertos en el mundo y que buscan dar una línea diferente a la medición de la pobreza hacia unos criterios más incluyentes. Estas medidas son:

  1. Índice de Desarrollo Humano Ajustado por la Desigualdad (IDH-D), que muestra la pérdida en desarrollo humano debido a la desigualdad en la salud, la educación y el ingreso. Esta medida fue tomada en 139 países y muestra pérdidas que van desde 1% (República Checa) hasta 68% (Namibia) en educación e ingresos, respectivamente.

  2. Índice de Desigualdad de Género (IDG), que muestra las pérdidas en desarrollo humano ocasionadas por la desigualdad en términos de salud reproductiva, empoderamiento y mercado laboral. En este índice los países árabes y asiáticos muestran los mayores porcentajes de pérdida en desarrollo humano.

  3. Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), que muestra la carencia que sufren los hogares en términos de salud, educación y niveles de vida. Se hacen comparaciones con la estimación de línea de pobreza de ingreso y se llega a conclusiones muy relevantes.

Estas medidas son más realistas que las usadas típicamente y dan una visión más cercana a verdad de la pobreza en el mundo. El IPM, que ha sido una iniciativa de un grupo de estudio de la Universidad de Oxford, está siendo utilizado recientemente en varios países del mundo, incluyendo Colombia desde el 2011 (Departamento Nacional de Planeación, 2011) y promete direccionar políticas en diversos frentes que seguramente beneficiarán a los más pobres.

Si bien es cierto que se ha avanzado en términos de la medición de la pobreza, hace falta ahondar mucho más en lo que el estudio psicológico de la pobreza puede aportar al desarrollo de índices más completos y efectivos que faciliten la toma de decisiones basándose en factores más realistas de la población pobre.


Superación

Superar la pobreza no ha sido solo un criterio íntimamente ligado a los antes descritos (definición y medición), sino una necesidad cada vez más apremiante y menos satisfecha por la humanidad.

Los esfuerzos por atender a los más necesitados del globo no es una tarea reciente. Esta preocupación ha existido de una u otra forma a lo largo de la historia del hombre en sociedad (en forma de dádivas y paternalismo por parte de gobiernos absolutistas al inicio de las sociedades organizadas) y con mayor fuerza en la historia de las repúblicas y la democracia en el mundo (en forma de seguridad, protección y promoción social en la actualidad).

En los tiempos más recientes se podría decir que los esfuerzos y las estrategias de superación de la pobreza alrededor del mundo han sido impulsados y guiados en gran medida por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), planteados por Naciones Unidas y aceptados por sus países miembros en todo el mundo mediante la Declaración del Milenio (ONU, 2001). Aunque en general los objetivos apuntan a atacar la pobreza extrema en el mundo, los más importantes y directamente relacionados con la pobreza son:

  1. Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas con ingresos inferiores a un dólar diario.

  2. Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre.

Estas metas han sido trabajadas por la mayor parte de los gobiernos del mundo, arrojando diferentes y variados resultados, de acuerdo con el tipo de estrategia implementada, la voluntad política, el crecimiento económico y, sobre todo, la efectividad en la aplicación de políticas tendientes a redistribuir la riqueza y generar recursos y potencialidades en la población más pobre.

En la superación de la pobreza entran a ser importantes los términos de asistencia social (que hace referencia a una visión de ayuda en términos materiales o económicos para los más pobres), pruebas de medios (son pruebas o filtros aplicados para determinar el destino de los recursos de asistencia) y focalización (que hace referencia a un criterio integral de selección de beneficiarios de ayudas internacionales que provienen, sobre todo, de países desarrollados u organizaciones no gubernamentales). Estos términos son importantes por describir en general lo que han significado conceptualmente las estrategias de superación de la pobreza en el mundo.


Situación actual

Ahora bien, es necesario dar una mirada a la situación actual en términos de lucha contra la pobreza en el mundo y revisar las metas principales planteadas por los ODM en las distintas zonas del planeta.

En la figura 1 se puede observar la distribución de la tasa de incidencia de la pobreza extrema en el mundo, medida por el método de la línea de pobreza. Como se puede ver, siguen presentándose puntos críticos en África Subsahariana, Asia Meridional y América Latina, y con menos proporción en Asia Septentrional, Europa y Norteamérica.

En la figura 2 se muestran los respectivos porcentajes de incidencia de la pobreza extrema y de la pobreza, medidos bajo el criterio de línea de pobreza.

Un aspecto importante que observar es que los ODM están orientados al porcentaje de la población que vive con el criterio de pobreza extrema, es decir, menos de 1.25 dólares diarios, pero el porcentaje obtenido cuando se observa el criterio de menos de dos dólares diarios es mucho mayor, y casi el doble en algunos casos, lo cual es preocupante si se tiene en cuenta que la focalización ha estado en el primer grupo de población (pobreza extrema) y se olvida el otro, que también es grande (pobreza) y sufre de iguales o similares carencias en muchos casos.

En cuanto a la meta de los ODM de reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que viven con menos de un dólar por día, los datos se encuentran en la figura 3. Como se ve, los principales avances se han logrado en Asia Oriental y el Sudeste Asiático, regiones en donde ya se ha superado la meta establecida para el 2015. En las regiones más afectadas, sigue siendo muy lento el avance, aunque sí se presenta; este es el caso de África Subsahariana y Asia Meridional. Por otra parte, el avance mostrado por los países en desarrollo, incluyendo América Latina y el Caribe, ha sido moderado y muestra una tendencia positiva.

Como muestra la figura 4, a nivel regional no han habido grandes cambios o avances en la meta de reducir el hambre; esta se ve muy lejana para la mayoría de las regiones.

Otra medida importante que tiene una gran recordación y uso en el mundo, es el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2010), el Índice de Desarrollo Humano (IDH) fue un elemento estratégico del nuevo enfoque de desarrollo que simboliza el cambio en el pensamiento, si bien no logra captar completamente la riqueza de la noción de desarrollo humano. Como medida compuesta de salud, educación e ingreso, el IDH evalúa niveles y avances usando un concepto de desarrollo mucho más amplio que el ingreso per cápita aislado.

Según el informe de 2010, el IDH se puede interpretar con una medida que va desde 0 hasta 1, siendo 0 el menor desarrollo humano y 1 el mayor nivel de desarrollo humano. Según el PNUD (2010), los datos más recientes muestran que todos los 135 países y regiones evaluados han evolucionado en el IDH desde 1970, con excepción de la República del Congo, Zambia y Zimbabue. Colombia ocupa el puesto número 79 de 169 países evaluados, con datos del 2010.


Principales estrategias

Cuando se piensa y elabora alrededor de las estrategias implementadas para superar la pobreza en el mundo, es importante aclarar que tal vez el concepto más importante que da contexto a la lucha contra la pobreza es el de seguridad social. Este concepto hace referencia a la forma en que los distintos países solucionan el aseguramiento de la calidad de vida de las personas en su nivel más básico, garantizando condiciones mínimas vitales como la salud, la educación, la alimentación, el vestido, la vivienda etc.

Según Benedetti (1990), la seguridad social se remonta a la Grecia antigua, alrededor de la respuesta a las víctimas de la guerra y sus familias, dentro de su concepción de Estado. Este concepto ha ido evolucionado y cambiando a lo largo de los diferentes procesos históricos, pasando por épocas y situaciones sociopolíticas que facilitaban el paternalismo del Estado (por ejemplo en la época de la Segunda Guerra Mundial) y llegando hoy día a sistemas organizados y estructurados en los que incluso el sector privado hace parte de los sistemas de aseguramiento, como es el caso de Colombia y otros países.

Estos sistemas de seguridad social integral son necesarios y no todas las veces suficientes para hacer frente a las inmensas y diversas necesidades de la pobreza. En muchos casos, estos sistemas al no poder responder en su totalidad, generan estrategias de asistencia social (ya mencionada anteriormente) y en pocos casos se pasa de la protección social a una efectiva promoción social, que sería el término y el concepto más adecuado, teniendo en cuenta un enfoque de las capacidades, lo cual facilitaría el desarrollo y reduciría la dependencia (Cristancho, 1986).

La estrategia de Estados Unidos. Así como existe preocupación en países en vías de desarrollo por el tema de la superación de la pobreza, muchos de los países más desarrollados del mundo, como es el caso de los Estados Unidos, también tienen grandes porcentajes de su población viviendo en situaciones de pobreza, lo que los ha obligado a desarrollar diversas estrategias y planes de acción.

De acuerdo con el Reporte del Grupo de Trabajo sobre Pobreza del Centro para el Progreso Americano (CPA, 2007), uno de cada siete ciudadanos de Estados Unidos está viviendo en situación de pobreza. Esto en términos generales plantea que 43.6 millones de personas viven por debajo de la línea de la pobreza en aquel país (19971 dólares al año por familia de cuatro personas). Además, el país ocupó el puesto 24 entre los 25 países más desarrollados en la medición de la proporción de la población por debajo del ingreso medio. Por otra parte, el 1% de los más ricos de Estados Unidos recibían el 19% de los ingresos totales de la nación, mientras que el 20% más pobre se repartía el 3.4% de esos mismos ingresos.

Según el CPA (2007), la estrategia de superación de la pobreza para los próximos diez años se centra en: (a) promover el trabajo decente, (b) proveer oportunidades para todos, (c) garantizar la seguridad económica y (d) ayudar a las personas para crear riqueza.

Programas de superación de la pobreza en Latinoamérica. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2003), realizó un interesante trabajo en el que se recopila información acerca de los principales programas sociales implementados en América Latina con el fin de ayudar a superar la pobreza.

Al revisar los programas implementados hasta esa fecha en diez países de América Latina, se encontraron puntos comunes en los criterios de focalización de los programas revisados, principalmente en los siguientes criterios en general (Cepal, 2003):

  1. Unidades territoriales: se focaliza en este caso de acuerdo con diferentes unidades regionales del país o departamentos que tengan más necesidades. Los programas está enfocados a satisfacer necesidades específicas.

  2. Etapas del ciclo vital: en este criterio de focalización se tienen en cuenta tanto las etapas del ciclo vital individual, que arrojan diversas formas de abordar el problema, como las etapas del ciclo familiar.

  3. Causas específicas de la vulnerabilidad: otro método común a los programas es clasificar el enfoque de acuerdo con las causas específicas de la vulnerabilidad, es decir, las características personales o de grupo que hacen particularmente vulnerable a la población objeto. Esto puede ser su estado de salud, genero, creencias, etc.

Otro aspecto en el que la Cepal (2003) encontró puntos de intersección en los programas revisados fue en la tipología de estos. Sobre esta base desarrolló una clasificación dentro de la cual se pueden categorizar todos los programas revisados en los diez países. En la figura 5 se puede observar un resumen de dicha clasificación.

Red Juntos-Red Unidos. En Colombia, la Red Juntos (ahora Red Unidos) - Red de Protección Social para la Superación de la Pobreza Extrema, busca asegurar el cumplimiento de los ODM y las metas planteadas en la Visión Colombia 2019 para la reducción de la pobreza y la promoción de la equidad. La estrategia Juntos (ahora Unidos) fue plasmada en el Documento Conpes Social 102, donde se describe el diseño y los mecanismos para la operación de la Red. (Acción Social, 2011a)

Esta estrategia contempla nueve dimensiones para la superación de la pobreza extrema que agrupan 45 logros básicos (LB) y 22 condiciones básicas territoriales (CBT). El cumplimiento de los LB y de las CBT en cada dimensión se apoyará en un modelo de gestión basado en tres componentes: 1) acompañamiento familiar y comunitario, 2) gestión de la oferta y acceso preferente a programas sociales del Estado y 3) fortalecimiento institucional. (Acción Social, 2011b)

Las dimensiones son áreas de intervención definidas por Unidos, sobre las cuales se establecen los ámbitos de trabajo para contrarrestar las trampas de la pobreza en las familias más vulnerables.

Los LB constituyen el conjunto de condiciones mínimas deseables que una familia en pobreza extrema debe alcanzar para superar su situación. Con base en esto, la Red estructura el acompañamiento familiar y comunitario y gestiona la oferta de programas y servicios sociales hacia ellas.

Las dimensiones son: (a) identificación, (b) ingresos y trabajo, (c) educación y capacitación, (d) salud, (e) nutrición, (f) habitabilidad, (g) dinámica familiar, (h) bancarización y ahorro, (i) apoyo para garantizar el acceso a la justicia.

Las cifras más recientes del Departamento Nacional de Planeación (DNP) (2011), muestran un porcentaje de pobreza del 37.2% nacional, con una amplia varianza que va desde 23% en las áreas metropolitanas principales, hasta 50.3% en las zonas de más alta incidencia, y de pobreza extrema del 12.3% nacional con una varianza que va desde 4.6 hasta 25.5%. Aunque estas cifras son mucho menores que las presentadas en 2005, aún más que aquellas de 1999, todavía hay un camino largo por recorrer y seguramente muchas innovaciones necesarias en materia social que motivar para lograr los objetivos de menor desigualdad y menor pobreza en nuestro país.


Psicología y pobreza

Al revisar el tema de la psicología de la pobreza, si bien no se encuentra una gran cantidad de publicaciones, comparado con cualquier otro tópico clásico tratado por la Psicología (por ejemplo la depresión o la ansiedad), sí es posible distinguir un grupo de trabajos que han venido desarrollando grupos de investigación o investigaciones aisladas que buscan dar un acercamiento al tema y que en algunos casos se refieren a los procesos psicológicos básicos. La mayor parte de las publicaciones son de los últimos diez años.

En la revisión realizada se pudieron encontrar los siguientes libros o capítulos de libro referentes específicamente a la temática de la psicología de la pobreza:

  1. Allen, V. (1970). Psychological factors in poverty. Chicago: Markham Publishing Company.

  2. Alarcón, R. (1986). Psicología, pobreza y subdesarrollo. Lima: Inide.

  3. Mohanty, A. & Misra, G. (Eds.). (2000). Psychology of poverty and disadvantage. Centre of Advanced Study in Psychology. New Delhi, India: Utkal University Bhubaneswar. Ashok Kumar Mittal, Concept Publishing Company.

  4. Carr, S. & Sloan, T. (2003). Poverty and psychology. From global perspective to local practice. New York: Kluwer Academic/Plenum Plubishers.

  5. Lott, B. & Bullock, H. (2007). Psychology and economic injustice: Personal, professional, and political intersections. Washington, D.C: American Psychological Association.

  6. Lipina, S. & Colombo, J. (2009). Poverty and brain development during childhood. Washington, D.C: American Psychological Association.

  7. Smith, L. (2010). Psychology, poverty, and the end of social exclusion. New York: Teachers College, Columbia University.

  8. Pick, S. & Sirkin, J. (2010). Breaking the poverty cycle: The human basis for sustainable development. New York: Oxford University Press.

  9. Ardila, R. (2011). Pobreza y Psicología. El mundo de la psicología. (pp. 325-337) Bogotá: Editorial Manual Moderno.

Los libros tienen temáticas diversas que van desde el estudio de características psicológicas básicas, pasando por formular algunos modelos teóricos alrededor de la influencia de variables psicológicas, hasta aplicaciones prácticas y críticas a la labor del psicólogo en su rol como profesional en la superación de la pobreza.

Por otra parte, en la revisión de artículos y disertaciones y tesis de grado, se pudieron revisar un total de 167 documentos, los cuales abarcan diversas áreas de la Psicología, con metodologías cualitativas y cuantitativas que en su mayoría describen aspectos de la población pobre, comparan diferentes niveles socioeconómicos (NSE) o hallan relaciones entre la vivencia o crecimiento en pobreza con múltiples variables psicológicas en diversas poblaciones. Al igual que en la revisión de libros, la mayor parte de los trabajos se publicaron en los últimos diez años. La distribución de los trabajos revisados por área se muestra en la figura 6.


Locus de control, autoeficacia e indefensión aprendida

En nuestra cultura cuando un evento no es completamente contingente con la conducta de las personas, es atribuido a causas externas como la suerte, el destino o el poder de otros. A esto se le llama locus de control externo. En cambio, cuando las personas perciben la presencia del evento como contingente a su propia conducta, estos eventos son asociados a un control interno (Rotter, 1966).

Según Palomar y Valdés (2004), la importancia del concepto de locus de control radica en la posibilidad de generalización que tienen las personas y la consecuente facilidad para anticiparse a diversas situaciones basándose en las experiencias anteriores de reforzamiento. Esta generalización puede afectar no solo a la persona en distintas situaciones de su vida, sino también a un grupo de personas que comparten características culturales y medioambientales.

Los principales hallazgos relacionados específicamente con el estudio de este constructo en población pobre y/o su relación con el tema de la superación de la pobreza son los siguientes:

  1. Lachman y Weaver (1998) encontraron una relación alta entre el nivel socioeconómico y el locus de control, en un estudio con tres muestras probabilísticas nacionales. Encontraron que el NSE alto estuvo relacionado con una mayor sensación de control y menos percepción de limitaciones. En todos los grupos se observó que existe una relación entre alta percepción de control, con mejor salud, mayor sensación de bienestar y menos síntomas depresivos. Es interesante ver cómo en este estudio se encontró que el locus de control cumple un papel moderador, puesto que las personas del grupo de NSE más bajo que tenía una sensación de control más alta, tenían salud y bienestar comparables con los demás grupos. Se concluye de este estudio que, en general, el locus de control interno es benéfico para todos los NSE y que a pesar de las adversidades propias de la situación de pobreza, hay personas que logran un alto nivel de motivación al logro y sensación de control y esto redunda en su calidad de vida.

  2. Vera, Laborin, Domínguez, Parra y Padilla (2009), al hacer un estudio en adultos mayores de la ciudad de México, encontraron que existía una relación directa entre el aumento en la edad y el aumento del locus de control interno, así como una relación directa entre el NSE y el locus de control interno y orientación al logro.

  3. Palomar y Valdés (2004) hallaron en un estudio con novecientas personas distribuidas en tres NSE (pobres extremos, pobres moderados y no pobres) que el grupo de no pobres y el de pobres moderados presentan una mayor frecuencia de locus de control interno, mientras que el grupo de pobres extremos tiene un mayor locus de control externo. También encontraron que las personas de sexo masculino y los de más edad (36 a 72 años) presentan un locus de control más interno que las personas de sexo femenino y de menor edad (19 a 35 años). Además, las personas con mayor nivel educativo (licenciatura y postgrado) evidenciaron una mayor tendencia hacia la internalidad, en comparación con las personas de menor nivel educativo (sin escolaridad, primaria, secundaria y preparatoria). También se concluyó que la escolaridad de los padres influye en el locus de control de sus hijos. Las variables que mejor predijeron el locus de control en este estudio fueron el ingreso familiar y la escolaridad de los participantes.

  4. Palomar y Lanzagorta (2005) en dos estudios comprobaron que la relación que existe entre la pobreza y el bienestar subjetivo está mediada por la intervención de algunas variables psicosociales, como lo son las estrategias de afrontamiento del estrés, el locus de control, la competitividad, el rechazo personal y la depresión. También demostraron que estas variables tienen pesos específicos diferentes sobre el bienestar subjetivo de las personas. Concluyeron también en su estudio acerca de las variables psicológicas que influyen en la movilidad social, que el no estar deprimido, tener un locus de control interno, estar satisfecho con la propia situación económica y ser crítico con el entorno social del país, predicen la pertenencia al grupo de movilidad social positiva.

  5. Más evidencia empírica acerca de la relación entre locus de control y pobreza se puede observar de forma directa o indirecta en muchos de los estudios llevados a cabo en Psicología social, en los cuales se plantean los trabajos en términos de explicaciones o atribuciones de la pobreza, de acuerdo con el NSE, como el trabajo de Morcol (1997) y el de Loix y Pepermanns (2009), entre otros.

Otro tema de fundamental importancia es el de la expectativa de autoeficacia, la cual define Bandura (citado por Sanjuán, Pérez & Bermúdez, 2000) como una sensación personal de confianza en las propias capacidades para manejar adecuadamente ciertos estresores de la vida diaria. Se diferencia de las expectativas de resultado en que estas hacen referencia a las percepciones de las posibles consecuencias de una acción. Por ejemplo, una persona puede tener la creencia de que ser disciplinado y aplicado en su estudio le puede llevar a salir de su situación de pobreza (expectativas de resultado); sin embargo, puede no creerse con la capacidad de aprender y aplicarse lo suficiente al estudio para lograrlo (expectativas bajas o nulas de autoeficacia).

Este concepto es fundamental para el desarrollo de la psicología de la pobreza, puesto que recientemente se lo ha vinculado con el de agencia personal, en distintas disciplinas y estudios desarrollados alrededor del concepto y de las estrategias de superación de la pobreza. Para el Premio Nobel de Economía Amartya Sen (1999), el término agencia es parte integral del enfoque de las capacidades que propone como básico para entender el desarrollo de un país, desde la libertad de sus habitantes para decidir de forma autónoma acerca del curso que quieren que tomen sus vidas. Para Sen el concepto de agencia está directamente ligado al de libertad y esta, a su vez, a la superación de la pobreza y la desigualdad en el mundo.

En el contexto específico de la psicología aplicada al tema de la pobreza, Pick et ál. (2007) proponen condensar distintos conceptos (autonomía, autoeficacia, autorregulación, autodeterminación y control) en el de agencia personal, al encontrar similitudes grandes entre todos ellos en sus definiciones fundamentales, que tienen que ver (según los autores) con un funcionamiento psicológico saludable y competente. Los investigadores en mención encontraron grandes similitudes también en las distintas escalas elaboradas previamente para medir los diferentes constructos y específicamente en preguntas que hacen referencia a: planeación, solución de problemas, interacciones sociales y causalidad.

La presente investigación fue un estudio descriptivo con metodología mixta. Se escogió trabajar con los conceptos de locus de control (Rotter, 1966, 1990) y de autoeficacia (Bandura, citado por Sanjuan, Pérez & Bermúdez, 2000), ya que al ser el tema de la psicología de la pobreza muy poco explorado en la población colombiana, se consideró importante comenzar por estos constructos y versiones de las escalas.

Por el lado del locus de control, este ha sido estudiado con gran consistencia en sus resultados, en tanto que el de la autoeficacia ha sido menos explorado, pero se han encontrado vínculos muy importantes con otros conceptos como el de agencia personal, mencionado anteriormente, y el de desarrollo humano en general (Bandura, 2000, 2001). Se han encontrado evidencias en estudios como el llevado a cabo por Cruz (2005), en el que se analiza la importancia del constructo de autoeficacia y su aplicabilidad a los problemas sociales y económicos de Puerto Rico. En una de sus conclusiones plantea: "Las creencias de eficacia modelan el entorno de la vida de una persona a través de una fuerte sensación de eficacia lo cual lleva al ser humano a obtener logros y bienestar, reduciendo el estrés y evitando las enfermedades..." (Cruz, 2005 p. 307)... "Se puede concluir que los factores sociales que vive la población refuerzan la ausencia que tienen los habitantes del uso de los constructos de autoeficacia. Esta ausencia aumenta los problemas sociales como drogadicción, maltrato, violencia, muertes y todos los delitos tipo uno identificados por los Departamentos de la Familia y la Policía de Puerto Rico" (Cruz, 2005 p. 310).

Ahora vale la pena mencionar otro concepto que, aun cuando ha sido transversal en los hallazgos de los estudios nombrados en este trabajo, se considera una de las piezas clave para el estudio de los mecanismos que pueden explicar las dificultades que viven algunas personas en situación de pobreza para lograr una movilidad social ascendente. Se trata de la indefensión aprendida.

Según el Diccionario de Psicología de la American Psychological Association (APA, 2007), la indefensión aprendida se define como una falta de motivación y fracaso al actuar después de exponerse a un evento o estímulo no placentero, sin que el individuo pueda tener control sobre este. Los individuos aprenden que no pueden controlar su ambiente, y esto puede llevarlos a fallar en hacer uso de las opciones de control que tienen disponibles. Por ejemplo, los animales que son expuestos a choques eléctricos inevitables aprenden que no pueden escapar y luego, cuando el escape les sea posible, van a fallar en aprender a usarlo.

El constructo de indefensión aprendida fue descrito por primera vez por Martin E. P. Seligman a mediados de los años 1960 y desde ahí ha producido un vertiginoso avance en investigaciones de diversa índole que en su mayoría han sido con animales, pero ha tenido también un número considerable de aplicaciones a la conducta humana.

Para De Vicente y Díaz-Verciano (2005), el concepto de indefensión aprendida ha tenido una gran evolución en cuanto a investigación y es de resaltar la gran importancia que tiene en distintas áreas como el entendimiento de los principios del aprendizaje, su utilización como modelo explicativo de la depresión y su impacto y aplicabilidad como principio en distintas áreas de la Psicología. Dentro de estas aplicaciones, Domjam (1999) destaca el envejecimiento, el rendimiento académico, el dolor crónico, el rendimiento atlético, la propensión a infartos, el trato discriminatorio y el dolor producido por la pérdida de un ser querido.

Como se ve, existen diversas áreas aplicadas al estudio de la indefensión aprendida en las cuales se han encontrado evidencias de relación directa o indirecta con la situación de pobreza y con sus trampas. Este es el caso de la depresión, que si bien no se ha encontrado como una característica predominante en población pobre, sí se ha encontrado relacionada con la imposibilidad de tener movilidad social ascendente y como fuerte influencia para la movilidad descendente (Palomar & Lanzagorta, 2005). Otra posible aplicación es en los efectos que puede producir en el individuo, la segregación y discriminación social a la que es sometido con frecuencia en una sociedad desigual y con escasas oportunidades.

En general, como lo plantea Ardila (2011), el aprendizaje es la parte principal de la conducta humana y son ya muy conocidos los principios que aplican e influyen en la consecución de nuevos repertorios conductuales en niños y adultos, los principios del aprendizaje social, dentro de los que se encuentran también incluidos los aprendizajes de la autoeficacia y el locus de control, las estrategias de afrontamiento y las estrategias de resolución de problemas. Todos los comportamientos humanos desde que se nace hasta que se muere están marcados y determinados en gran medida por los eventos de la experiencia del individuo y de su consecuente interacción con su ambiente físico y social.

De estos aprendizajes, tal vez la etapa más importante y con mayores consecuencias en la formación de la personalidad y en el futuro comportamiento en la vida sea la primera infancia (Ardila, 2011), que es uno de los grupos poblacionales más afectados por las consecuencias de la pobreza.

De todo lo anterior se puede plantear la hipótesis de que existen altas posibilidades de que los comportamientos asociados a la pobreza en muchos de los estudios elaborados hasta el momento, sean en gran parte aprendidos en esta etapa (infancia) y que como lo plantea Ardila (2011), se aprenda a ser pobre desde la infancia y así se perpetúa el ciclo de la pobreza. Esto se da en una relación compleja entre el ambiente y el individuo, quien por una parte nace y crece en condiciones que limitan su adecuado desarrollo cerebral y comportamental en términos de pobreza de estímulos de toda clase (Lipina & Colombo, 2009) y, por otra parte, muchas veces crece en ambientes o familias disfuncionales que tienen en su interior problemas como la violencia intrafamiliar, el abandono de uno de los padres —o incluso de ambos—, prácticas de crianza inadecuadas y, además, su ambiente sociofísico próximo no le permite tener acceso adecuado a servicios básicos como salud, educación de calidad, barrios seguros y con espacios adecuados para la recreación y, en general, las oportunidades necesarias para que sus conductas tengan una consecuencia contingente acorde con el objetivo de dicha conducta (Pick & Sirkin, 2010; Smith, 2010).

Todo lo anterior unido hará del futuro adulto una persona que creció principalmente desesperanzada respecto a lo que puede hacer para cambiar su realidad (Ardila, 2011), lo cual en muchos casos ocasionará como consecuencia que se retroalimente de los esquemas de pensamiento derrotista de muchos de sus pares y que termine por asumir posturas de control externo como el atribuir las causas de su pobreza a la suerte, al destino, a Dios o a la maldad de las demás personas, así como a configurar estrategias de afrontamiento inadecuadas y, quizás, a una autoeficacia muy reducida o ausente, ya que su aprendizaje se basa, no solamente en los hechos reales de frustraciones sufridas por sus modelos en la infancia, sino también posiblemente en una idea de incapacidad que en muchos casos no corresponde a la realidad.

Por último, cabe señalar que el objetivo del presente estudio, además de ilustrar acerca de la relación psicología-pobreza, también busca establecer conexiones entre los hallazgos de la literatura en psicología de la pobreza con la literatura expuesta en la primera parte, referente a las definiciones conceptuales de la pobreza, su medición y los resultados del estudio que se presentan en la siguiente parte. Por supuesto, se quiere llegar a establecer conclusiones que aporten al desarrollo de un cuerpo teórico coherente y organizado que fije una posición de la Psicología científica frente a todos estos temas y, específicamente, que influya en el futuro, con la fuerza que se requiere, en la generación de políticas públicas eficaces que ayuden a dar soluciones al flagelo de la pobreza.

Es claro para la Psicología y sus áreas aplicadas que existe una conexión bidireccional entre las variables del comportamiento individual (diferencias individuales, procesos psicológicos básicos, aprendizaje, psicopatología, etc.), y el comportamiento social en aspectos tan importantes como la identidad, la percepción social, los estereotipos, la discriminación, el apoyo y las redes sociales, el sentido de comunidad, la cooperación, la solidaridad, el clasismo y el racismo, entre otras. Esta relación debe argumentarse mejor y para esto se necesita un desarrollo científico transcultural que permita un conocimiento suficiente y válido. En la siguiente sección se presentan los resultados del estudio realizado por medio de entrevistas no estructuradas y aplicación de dos escalas. Se exploran los constructos de locus de control, autoeficacia e indefensión aprendida como base.


Método

El presente estudio se formuló como parte del proyecto de investigación presentado a Colciencias para aplicar a la beca pasantía de joven investigador, la cual se realizó durante el año 2011 y comienzos de 2012. Esta pasantía fue cofinanciada por la Fundación para el Avance de la Psicología.


Tipo de investigación

Estudio exploratorio descriptivo de metodología mixta (cualitativo-cuantitativo) en hombres y mujeres de NSE 1 y 2 (según el Sisben) de Bogotá y Cundinamarca.


Participantes

Los participantes fueron treinta adultos (veintidós mujeres y ocho hombres) que viven en las localidades de Bosa, San Cristóbal Sur y Suba en Bogotá y en los municipios de Anolaima y La Mesa en Cundinamarca. Los criterios de inclusión fueron: (a) estar clasificados por el Sisben en nivel 1 o 2, (b) ser mayor de edad. Como criterios de exclusión se utilizaron: (a) tener enfermedad neurológica o psiquiátrica diagnosticada que por sus características impidiera la compresión y/o ejecución del procedimiento de investigación, (b) ser sordomudo o padecer de patologías del aparato orofonatorio. El muestreo fue no probabilístico e intencional.

Las entrevistas y la aplicación de escalas fueron realizadas por el mismo investigador y la selección de los participantes fue intencional, siguiendo los criterios de inclusión y exclusión y procurando que los participantes fueran cabezas de hogar, lo cual se logró en la mayoría de los casos.

Existió una gran variabilidad en cuanto a la edad de los participantes escogidos, con edades que van desde los 18 hasta los 77 años de edad, con una media de 44.8 años.

En general, se puede observar que entre las mujeres hay una predominancia de la ocupación ama de casa; sin embargo, esta característica tiene gran variabilidad y depende de la dinámica familiar y de cómo se identificó cada una de las entrevistadas a la hora de la entrevista. En la mayor parte de los casos se trata de mujeres que están al cuidado de niños menores de edad y que viven de los ingresos de su pareja, la cual no siempre se encuentra empleada, es decir, que el ser ama de casa no siempre implica que los ingresos de su pareja suplan las necesidades completas del hogar. En los casos de las mujeres adultas mayores, en algunas ocasiones viven del aporte económico de sus hijos o de los subsidios de los programas gubernamentales, los cuales califican como insuficientes pero necesarios para ellas; en solo dos casos las participantes manifestaron que su ocupación era desempleada, viviendo en unión libre.

Solo cinco participantes del estudio manifestaron estar empleados formalmente, siete manifestaron estar desempleados, ocho más viven de la informalidad o de empleos extemporáneos y no estables que les generan un alto nivel de incertidumbre a la hora de planear sus vidas económicas. Solo una participante manifestó tener una estabilidad económica independiente por medio de una tienda de abarrotes propia, aunque paga arriendo para su negocio y sus ingresos no siempre cubren los gastos.

Los participantes fueron seleccionados por el investigador, acudiendo directamente a las poblaciones y barrios seleccionados, de acuerdo con los sitios en donde el investigador había trabajado anteriormente o conocía a los líderes comunitarios de las zonas específicas. La participación fue voluntaria e informada (por medio de consentimiento informado) y el investigador proporcionó toda la información necesaria a cada uno de los participantes.


Materiales

A todos los participantes se les aplicaron dos escalas psicológicas para medir autoeficacia general (escala de autoeficacia general de Baessler y Schwarzer, 1996) y locus de control (escala de locus de control de Rotter, 1966) y luego se les entrevistó por medio de un cuestionario semiestructurado, con el cual se exploraron las siguientes categorías: (a) afrontamiento (eventos estresantes), (b) locus de control, (c) autoeficacia, (d) percepción acerca de la sociedad, (e) percepción del tiempo y (f) creencias.

En cuanto a la escala de locus de control, se aportó a la validez del instrumento a través de la validez de constructo, por medio de la medida de adecuación muestral que indicó la posibilidad de factorización con un KMO (Coeficiente Kaiser-Meyer-Olkin, de correlación entre medidas) de 0.67. (Brenlla & Vázquez, 2009). Además, para evaluar la validez, los autores calcularon a través de la convergencia y la divergencia con la escala de afrontamiento y la escala autoeficacia. En relación con la autoeficacia, se obtuvo una correlación negativa de .306 con una significación de .01, lo que indica que existe una asociación entre las escalas de locus de control y autoeficacia, de modo que las personas con un locus de control externo tienen menor nivel de autoeficacia. Al realizar análisis de consistencia interna, Rotter (1966) plantea un alfa de Cronbach que va de .66 a .76. En la adaptación de Brenlla y Vázquez, (2009) el coeficiente fue de .65.

En cuanto a la escala de autoeficacia general, Baessler y Schwarzer (1996) plantean que los estudios realizados con la escala en distintas poblaciones arrojan una consistencia interna alta (.79 a .93) y, por su parte, Sanjuan, Pérez y Bermúdez (2000) obtuvieron un coeficiente de Cronbach de .87 y además pudieron comprobar un considerable nivel de predicción de la escala sobre el estilo de afrontamiento (centrado en el problema o centrado en la emoción).

En la entrevista se abordaron principalmente los temas de la autoeficacia, el locus de control, la planeación y la esperanza-desesperanza, así como las creencias religiosas y místicas, con el fin de confrontar la información obtenida de la literatura científica y de las escalas aplicadas.


Procedimiento

En primer lugar se realizó una revisión general de la literatura científica acerca de la pobreza, su medición, superación y su relación en términos investigativos con variables psicológicas, lo cual dio el insumo para seleccionar las variables que se querían explorar.

Seguidamente se procedió a realizar contactos con los líderes comunitarios de los barrios y poblaciones seleccionadas (Suba, San Cristóbal y Bosa en Bogotá, Anolaima y La Mesa en Cundinamarca). La selección se realizó teniendo en cuenta los criterios ya mencionados y de acuerdo con la disponibilidad de cada uno de los participantes. Se informó acerca de los objetivos y el procedimiento a cada uno de los participantes, por medio de consentimiento informado firmado por ellos y el investigador.

En cada caso se explicó a los participantes el sentido y el propósito de la investigación y se explicó el procedimiento. Esto se realizó en el ambiente que cada uno de ellos eligió (en la mayoría de ocasiones en sus propias casas) y se estableció un ambiente de cercanía y confianza entre el investigador y cada participante, antes de iniciar la aplicación de las escalas y la entrevista.

Dependiendo de las condiciones de acceso al lugar, la disponibilidad de tiempo de los participantes y otras condiciones contextuales-relacionales, el procedimiento de aplicación de pruebas y la entrevista se hicieron en uno o dos días (las entrevistas fueron grabadas en formato digital y luego transcritas en su totalidad y literalmente por los autores del presente informe). En todos los casos las escalas se aplicaron antes de las entrevistas, con el fin de no sesgar o influenciar las respuestas con el contenido e interacción durante la entrevista.

Se procuró durante cada una de las sesiones tener un máximo posible de silencio, tranquilidad y exclusividad de los espacios para el procedimiento. Así mismo, que las condiciones medioambientales como luz, calor, etc., estuvieran controladas a favor de la comodidad del participante. En algunos casos estas condiciones no pudieron ser las ideales debido a la dinámica familiar misma o a las condiciones de habitabilidad de los participantes.


Análisis de datos

El análisis de datos se realizó siguiendo la teoría fundada de Barney Glaser y Anselm Strauss (citados por Sandoval, 2002). Todas las entrevistas fueron transcritas literalmente por decisión del investigador y codificadas por él mismo. El análisis y codificación de las treinta entrevistas se hizo apoyado por el programa Atlas.ti, versión 6.2.

En cuanto a los datos cuantitativos, estos se analizaron por medio del programa Excel, del paquete Office 2010. En este caso se realizaron histogramas y se aplicó una correlación de Pearson para las escalas de locus de control y de autoeficacia con n = 30.

Resultados y discusión

Los puntajes obtenidos por los participantes en el estudio se muestran en las figuras 7 y 8, para las escalas de locus de control y autoeficacia general, respectivamente.

En la escala de locus de control, el puntaje va de 0 a 13, siendo 13 el puntaje de mayor control interno y 0 el de mayor control externo. Como se puede observar, once de los treinta participantes (36.6%) obtuvieron un puntaje igual o menor que 6, los cuales pueden ser considerados como de bajo y medio bajo control interno según la escala de medición. Así mismo, trece de los participantes (43.3%) obtuvieron puntajes en el rango de 6 a 8 de la escala, los cuales pueden considerarse como puntajes medios en locus de control, sin mostrar una tendencia clara hacia el control interno. Solo seis de los participantes (20%) mostraron puntajes de 9 o superiores, los cuales podrían ser considerados como altos según la escala de medición del control interno.

Por otra parte, en cuanto a la escala de autoeficacia general, los puntajes van de 10 a 40, en donde 40 indica el máximo nivel de autoeficacia y 10 el nivel más bajo. Se puede usar la clasificación de 10 puntos como autoeficacia muy baja, de 10 a 20 autoeficacia baja, de 20 a 30 autoeficacia media y de 30 a 40 autoeficacia alta. Como se puede observar en la figura 21, ningún participante tuvo un puntaje de 10 en la escala; dos participantes (6.6%) obtuvieron puntajes de 13 y 12 puntos, que los ubicarían en un nivel de autoeficacia bajo según nuestra clasificación; además, veinte participantes (66.6%) se ubicaron en el rango de 20 a 30 puntos, lo que los ubica en un nivel de autoeficacia media según la clasificación propuesta, y ocho participantes (26.6%) tuvieron puntajes en el rango de 30 a 40 puntos, lo que los ubica en un nivel alto de autoeficacia.

Como se puede observar en la figura 8, hay una clara tendencia de los participantes a puntuar en los rangos medios altos y altos del histograma, teniendo en cuenta que la media aritmética de la escala se ubica en 25, puesto que el puntaje mínimo no es 0, sino 10 puntos. De esta forma, con excepción de tres participantes, todos obtuvieron puntajes por encima del puntaje medio de la prueba y nueve participantes obtuvieron puntajes de 30, lo cual los ubica en el límite superior del rango medio de puntuación.

Al aplicar el coeficiente de correlación de Pearson a los resultados de los participantes en las dos escalas (locus de control y autoeficacia), se obtiene un coeficiente de .29, el cual indica que no existe relación significativa entre los resultados de cada una de las pruebas.

De los resultados se puede deducir que en los participantes evaluados el locus de control interno fue de medio a bajo y la autoeficacia general fue de media a alta. Aunque el número de participantes no es significativo para conclusiones de tipo estadístico, sí se puede observar una tendencia a una puntuación más baja en locus de control y más alta en autoeficacia. Además, se puede decir que en algunos participantes en el presente estudio se encontraron puntajes altos de locus de control que en el mismo participante corresponden a un puntaje bajo de autoeficacia general y viceversa. Los niveles altos de autoeficacia no predicen los niveles altos o bajos de locus de control y viceversa.

Análisis cualitativo

Como se había mencionado, el análisis cualitativo se realizó con base en la metodología de la teoría fundada, en la cual se hace énfasis en la revisión y contrastación constante de los datos y, específicamente, en la lectura y relectura de estos, para lograr una comprensión y desglosamiento adecuado de los significados incluidos en ellos. Se hicieron tres lecturas completas de todas las entrevistas por parte del investigador principal y una más por parte de otro investigador con experiencia en análisis cualitativo, quien colaboró en la puesta en común de las categorías finales.

De acuerdo con los planteado por varios investigadores (Denzin, Janesick, citados por Rodríguez, Gil & García, 1996), para favorecer la validez del análisis cualitativo, tanto del establecimiento de categorías como de la toma y análisis de datos, se realizaron procesos de: (a) triangulación del investigador: utilizando diferentes investigadores o evaluadores, (b) triangulación teórica: utilizando diferentes perspectivas para interpretar un simple conjunto de datos y (c) triangulación metodológica: utilizando múltiples métodos para estudiar un problema simple.

Las fuentes que se usaron para identificar la problemática y para encontrar las preguntas y categorías iniciales fueron la revisión de literatura, la discusión académica y las inquietudes intelectuales de los investigadores (Sandoval, 2002). De lo cual se pudieron extraer las siguientes categorías que fueron las guías iniciales en la construcción de la entrevista semiestructurada y de la posterior codificación: (a) locus de control, (b) autoeficacia, (c) desesperanza/esperanza, (d) planeación, (e) percepción del tiempo, (f) creencias/religiosidad/espiritualidad y (g) afrontamiento/estrés/enfermedades.

Luego de revisada, codificada y categorizada la información recogida, se pudieron establecer las categorías que se muestran a continuación:

  1. Locus de control: la cual se subdividió en Dios-religión, suerte-destino y gobierno-políticos (para control externo) y en comportamientos, rasgos y cultura (para control interno) (Rotter, 1966, 1990).

  2. Autoeficacia: que se subdividió en baja, media y alta (Baessler & Schwarzer, 1996).

  3. Afrontamiento: que se dividió en emocional, racional, pasivo y social, de acuerdo con Lazarus y Folkman (citados por Solis & Vidal, 2006)

  4. Percepción de sociedad: de la cual surgieron las categorías poder político, poder económico, relaciones con iguales-indiferencia-inmediatismo, justicia y democracia.

  5. Percepción del tiempo-planeación: que se subdividió en corto y mediano-largo plazo.

  6. Ejes de planeación: que se subdividió en familia y económico.

  7. Creencias: la cual se subdividió en católico-cristiano, superstición y no religioso.

  8. Perspectivas de cambio: que dio lugar a las categorías optimismo y desesperanza. (De Vicente & Díaz-Becarcino, 2005).


Análisis y discusión

1. Definición de pobreza: tal como lo plantean Spicker et ál. (2009), las definiciones de pobreza son diversas y dependen de varios factores contextuales, filosóficos y de uso, lo cual hace que establecer definiciones exactas o unánimes no haya sido posible a lo largo del tiempo que va corrido del estudio y la preocupación del hombre por el tema de la pobreza, el cual data de épocas antiguas. La mayor parte de las definiciones de pobreza que se pueden encontrar se refieren a aspectos de ingreso económico y de la posibilidad de cubrir las necesidades básicas por medio de estos ingresos, o no poder hacerlo. Sin embargo, también se ha presentado en los últimos años un interés creciente por parte de algunos autores como Amartya Sen (1999) que plantean un enfoque o aproximación a la definición de pobreza que incluye las capacidades personales y la posibilidad de desarrollarse con libertad dentro de una sociedad, como lo fundamental para la definición y consecuente medición de este concepto.

Tal como lo plantea Ardila (2011), la pobreza además de ser un concepto económico, también se entiende como un concepto psicológico y de interacción social, y es en estos dominios prácticamente abandonados de la realidad de la pobreza en donde mayores y mejores respuestas se pueden encontrar para tratar de explicar la ineficacia mostrada por las estrategias implementadas hasta el momento en el mundo en la lucha contra ella.

2. Medición de la pobreza: la medición de la pobreza en el mundo, definida por los organismos internacionales principales como la ONU y el Banco Mundial y adoptada por los diferentes países, ha sido hasta el día de hoy la metodología del ingreso, que da como resultado la medición de la línea de pobreza y la línea de pobreza extrema, de acuerdo con los ingresos per cápita de cada país y de cada familia, teniendo en cuenta una serie de medidas estandarizadas en cada contexto que permiten establecer si las personas pueden cubrir o no el valor de una canasta básica de alimentos.

En general, es de mencionar que la forma de medir la pobreza en el mundo no solo es insuficiente, sino que contribuye en gran medida a la marginación social y deja del lado gran variedad de aspectos relacionados con el desarrollo individual y su influencia en el desarrollo de las comunidades y como sociedad de determinados grupos sociales. Es importante señalar que se han realizado esfuerzos recientes como el de las medidas modernas de pobreza que incluyen algunas variables importantes del desarrollo como el Índice de Desarrollo Humano ajustado a la desigualdad, el Índice de Desigualdad de Género y el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Estas medidas aún están en proceso de toma de datos en el mundo y no se tiene información global de la mayoría de los países. En Colombia el IPM fue presentado como una estrategia alternativa de la medición de la pobreza solo hasta el año 2011 y las mediciones o porcentajes de incidencia no han cambiado significativamente con la nueva medición.

Si bien estas nuevas medidas son un avance en el tema de la medición de la pobreza y la inclusión de diversos factores de desarrollo, la medición de la pobreza sigue siendo un concepto multivariado y se refiere a una población que no ha sido entendida a profundidad y de la cual no se tienen datos suficientemente válidos en los aspectos de dinámicas sociales, toma de decisiones, potencialidades individuales y de capacidad de asociación, entre otras variables, que harían la diferencia en el impacto de las estrategias implementadas.

Respecto a la medición de la pobreza, es recomendable comenzar a trabajar en medidas que incluyan las potencialidades y limitaciones de las personas en su mundo psicosocial, con el fin de tener además de una visión del acceso a servicios básicos, vestido, alimentación y acceso al sistema educativo, un mapa de las capacidades psicosociales individuales y comunitarias propias de cada contexto sociocultural que permita una toma de decisiones adecuada a dichas condiciones, así como el fortalecimiento de estructuras psicosociales, pautas y estilos de crianza. También es recomendable facilitar la estimulación y el enriquecimiento de entornos para los niños más necesitados, así como establecer los niveles de indefensión aprendida que sufren las comunidades, la forma en que gestionan su propio desarrollo (autoeficacia, autonomía, locus de control) y el nivel de cohesión que existe, entre otros.

3. Estrategias de superación: en cuanto a las estrategias de superación es importante mencionar que la mayoría de estas, de diversa índole, han tenido un impacto más bajo del esperado. Se han invertido recursos muy grandes que no han sido retribuidos en el bienestar de las personas y en la superación de las grandes brechas en el mundo. Las estrategias para la superación de la pobreza han sido establecidas como planes contingenciales y de corto plazo, mas no como estrategias de Estado a largo plazo que incluyan mejoras estructurales en aspectos básicos como la calidad, y no solo la cobertura en la educación; el acceso a servicios de salud, no solo enfocados en la enfermedad, sino también en la promoción de hábitos saludables de vida, la facilitación de los espacios necesarios para la recreación y el deporte y, en general, una visión del desarrollo humano basada en las capacidades en un sentido amplio de la libertad individual y su posibilidad de mejoramiento. Estas estrategias para ser efectivas deben incluir un trabajo coordinado de distintos entes del Estado, el sector privado y las organizaciones comunitarias (trabajo en redes interinstitucionales) y estrategias integrales que ataquen las variables estructurales y psicosociales que bloquean el avance de las comunidades y el aprovechamiento de programas productivos y/o de corte asistencialista que, si bien son necesarios en una etapa de emergencia, no responden por sí solos a la totalidad de las variables que mantienen a las personas atadas a sus condiciones de pobreza.

4. Psicología de la pobreza (revisión de la literatura científica y resultados empíricos): A continuación se presentan las principales conclusiones luego de conjugar lo revisado y lo ejecutado.

La mayor parte de la literatura psicológica en relación con el tema de la pobreza han sido artículos publicados en los últimos diez años. Esto muestra un creciente interés por la problemática en el mundo y es posible que dicha tendencia esté asociada a lo generado alrededor de los ODM y la movilización de interés y recursos por parte de entidades no gubernamentales, así como de universidades alrededor del mundo y de la comunidad científica en general.

Se revisaron un total de 175 documentos, de los cuales diez eran libros y los demás artículos científicos, disertaciones doctorales o presentaciones en congresos científicos.

De acuerdo con la lectura y la clasificación realizada, las áreas en las que se encontró mayor cantidad de documentos, fueron, en su orden, Psicología social, Psicología del desarrollo, Psicología clínica y Psicología de la salud; y las áreas en las que se encontró un menor número de documentos fueron las neurociencias y la genética comportamental.

Es de resaltar que en la revisión efectuada en todas las áreas encontradas, se hallaron temáticas muy diversas, dentro de las cuales se pueden resaltar como principales, las siguientes: impactos psicológicos en el desarrollo infantil, impactos psicológicos en distintas poblaciones y etapas de la vida (depresión, estrés, ansiedad), características psicológicas de personas pobres en distintas poblaciones (aprendizaje, lenguaje, motivación, estilos de afrontamiento, rasgos de personalidad), redes sociales (presencia e importancia), atribuciones de las causas de la pobreza en distintas poblaciones, estereotipos, políticas y programas, rol del psicólogo, papel de la escuela, calidad de vida y bienestar subjetivo.

Tal como lo mencionan Dakduk, González y Malavé (2010) en su revisión bibliométrica acerca de las percepciones de la pobreza, en este caso también se pudo constatar que la mayor parte de los estudios provienen de sitios en los cuales, si bien la pobreza es un problema, no se encuentra en niveles tan altos de cronicidad y prevalencia. Además, es importante resaltar que de los temas anteriormente mencionados, muy pocos constituyen líneas de investigación continuadas acerca de la pobreza o de temas específicos y muchos de ellos abordan los temas únicamente desde una metodología descriptiva y/o centrándose solo en un aspecto puntual de investigación, pero sin la idea principal de estudiar la pobreza y sus variables asociadas, sino de hacer comparaciones entre distintos NSE. También muchos de los trabajos realizados se han efectuado con población no pobre, indagándole acerca de su percepción de la pobreza o de los pobres.

Lo anterior es importante como punto de reflexión como sociedad y como nación, en términos de las prioridades en el aspecto de búsqueda y gestión del conocimiento, el desarrollo científico y las nuevas tecnologías. Si bien es cierto que un país en vías de desarrollo necesita concentrarse principalmente en los sectores productivos y en el posicionamiento de sus productos y servicios en la economía mundial, y ante todo por medio de la investigación y el desarrollo tecnológicos básicos, es importante no olvidar que somos un país con cerca del 40% de personas bajo la línea de pobreza y que aún si no fuera exacta esa cifra y el porcentaje o la medición se diera en otros términos, la pobreza es también una situación que se vive en la forma en que interactuamos, estudiamos, nos manejamos como sociedad, le cumplimos a la gente que nos elije para representarla y, en general, se trata de un problema que nos determina como nación y que dificulta en última instancia nuestro ingreso o el de las generaciones siguientes al llamado que nos hace el mundo para reformarnos como sociedad, para integrarnos con la naturaleza de una forma menos agresiva y, en general, a tener conciencia del otro, ese otro que se encuentra siempre cerca, pero que muchas veces lo vemos muy lejos.

De acuerdo con lo anterior, se considera de vital importancia que los esfuerzos de diversos investigadores y grupos de investigación interesados se vuelvan sinérgicos y trabajen en pro de organizar un cuerpo de conocimiento coherente y fuerte científicamente que permita tener una voz unánime de la comunidad científica en Psicología y que presione con estos aportes al desarrollo de estrategias integrales que permitan definir, medir e intervenir la pobreza, de forma más informada y con menos errores que en la actualidad.

El quehacer investigativo en temas que involucran a toda la población mundial como el de la pobreza, requiere trabajos transculturales de gran envergadura que permitan la descripción de características de diversas poblaciones y la posterior comparación y el hallazgo de características comunes que tengan una fuerza explicativa cada vez mayor. De esta forma, luego de obtener información general descriptiva de una población, es necesario ampliar las metodologías y adentrarse en estudios correlacionales, comparativos y explicativos que permitan un avance significativo en el nivel de conocimiento de la problemática de la pobreza.

En cuanto a los hallazgos de la presente investigación, lo primero que hay que mencionar es que lo más gratificante, la mayor de las experiencias y los datos más significativos, fueron aquellos que no se registraron o fueron sometidos a rigurosos análisis, pero que quedaron en el recuerdo del investigador. Se trata del contacto directo con el propio significado subjetivo de la pobreza, derivado de la percepción directa de las infinitas situaciones relacionadas con la vivencia en pobreza y del drama que sufren las personas que la tienen que padecer y en algunos casos ver pasar los días calcados entre sus mismas paredes, su mismo barrio, sus mismas respuestas, viviendo una indefensión que en gran medida la sociedad les ha enseñado a aceptar como su única realidad. El mejor análisis inicial es definitivamente el reconocimiento y agradecimiento por habernos permitido entrar en sus vidas y plasmar en este trabajo una parte de ellas o por lo menos una fotografía que sirva para despertar intereses y que sea un peldaño inicial para posteriores trabajos.

Hay que destacar que el trabajo con población pobre por parte de la investigación psicológica en Colombia ha sido muy precario, por no decir que casi inexistente. Los trabajos realizados que han tenido relación con las poblaciones en pobreza, han tenido como objeto, principalmente, el estudio de los entornos barriales y las redes sociales de los pobres, en muestras bastante reducidas y sin intenciones de generalización o de aporte a la descripción de población desde una psicología de la pobreza.

En segundo lugar, cabe mencionar que el estudio empírico que hace parte integral del presente trabajo, es un estudio pionero en el área en Colombia y, de manera especial, en la población de Bogotá y sus alrededores. Por tal razón, la metodología, los instrumentos y el diseño de investigación utilizados fueron los propios de un estudio descriptivo, con metodología mixta y escalas de locus de control y autoeficacia, además de entrevistas cuyo análisis de contenido arrojó material para contrastaciones con dichas escalas y con la literatura existente.

En cuanto al locus de control, los hallazgos tanto de la literatura, como de los resultados de la escala y de lo encontrado en las entrevistas son coherentes, al encontrar que en la población pobre predominaron las atribuciones generales externas, relacionadas principalmente con Dios, el destino o la suerte, en primer lugar de incidencia de respuestas y seguido por explicaciones referentes al sistema macroeconómico y político del país o del mundo en que viven y, en general, a otras personas. Sin embargo, es importante mencionar que dentro de la muestra evaluada existió gran variabilidad y se presentó también alto nivel de divergencia intrasujeto en relación con las atribuciones de las consecuencias de su vida. Predominaron las explicaciones externas a situaciones que percibían como inexplicables o fuera de su control, como los desastres naturales, los accidentes o la pérdida de trabajo y las explicaciones centradas en un nivel de control interno a situaciones positivas como la consecución de logros académicos o laborales.

En el caso de la autoeficacia, esta si bien generalmente no ha sido explorada en población pobre, sí se habla de algunas características como la autogestión o la agencia personal que incluyen a la autoeficacia como una de las variables más importantes. Además, se asocia constantemente con un aprendizaje social más efectivo y con mejores resultados en general en la ejecución de tareas específicas y, de manera frecuente, con la movilidad social positiva. En el caso de la escala de autoeficacia, se pudo observar que los participantes en general respondieron con niveles de medios a altos de autoeficacia general; sin embargo, en las entrevistas esta tendencia no se hizo evidente cuando hacían referencia a sus estrategias de afrontamiento, que en su mayoría estuvieron centradas en la emoción y no en el problema (Lazarus y Flokman, citados por Solis & Vidal, 2006) o en el apoyo de un familiar cercano como primera opción. Además, mostraron una tendencia marcada a pensar que no podían hacer nada por cambiar su situación socioeconómica, viéndola como una condición y no como un estado.

Las creencias en general estuvieron presentes y determinando fuertemente la mayoría de comportamientos y expresiones de los participantes del estudio. Se pudo observar que la mayor parte de los participantes eran católicos o cristianos protestantes. Las creencias en Dios o en el destino estuvieron presentes en categorías como el locus de control, la autoeficacia, la percepción del tiempo, la planeación y las perspectivas de cambio (esperanza/desesperanza). La fe o creencia en Dios determinaba conductas casi siempre pasivas en lo referente a tomar acciones respecto a sus problemas o modificar conductas, pero representaban un punto positivo en lo referente a la esperanza de un futuro mejor que en gran medida lo manifestaban cuando se les preguntaba por su satisfacción con la vida, puesto que consideraban que su sufrimiento sería recompensando en algún momento gracias a su fe en Dios y a las buenas acciones, o que en la vida después de la muerte todo estaría mejor. Lograr el equilibrio entre la espiritualidad, la fe, la toma de decisiones y la autogestión es un reto para las estrategias de superación de la pobreza y un aspecto en el que la Psicología puede aportar efectivamente.

La indefensión aprendida tuvo su máxima expresión en relación con tres grandes categorías: la percepción del tiempo, la planeación y la percepción de sociedad. En la percepción del tiempo y planeación se pudo establecer que hubo una fuerte tendencia a manifestar una posición inmediatista frente a la vida, a no pensar su vida o no visualizarse a largo plazo y a no tener planes para la vejez. Los principales temores estuvieron asociados a considerar que pase lo que pase y hagan los planes que hagan su situación de pobreza está destinada a ser igual y, por lo tanto, tienen temor de vivir una vejez llena de limitaciones. La característica predominante fue el negativismo frente a la posibilidad de cambios en su forma de vida o en mejorar sustancialmente su realidad económica, es decir, frente a su movilidad social. Sin embargo, se encontraron algunas excepciones en personas jóvenes y de contextos urbanos que tenían un nivel de educación de escuela secundaria (bachillerato). De lo anterior es posible inferir que existe una tendencia en nuestro estudio a mostrar menor indefensión aprendida en relación inversa al aumento de la edad y una relación directa entre nivel de estudios así como disminución de expresiones negativitas o de indefensión frente a su futuro o su planeación.

La planeación de las personas estuvo casi exclusivamente relacionada con el factor económico o laboral y el factor familiar o de pareja. En el primer aspecto las personas en general mostraron una tendencia a planear su futuro en torno a conseguir un trabajo estable o, en una cantidad menor de casos, a tener un negocio que les permitiera vivir mejor en términos económicos. En el segundo factor los participantes manifestaban su deseo fundamental de poder cumplirles a sus hijos con lo básico y poder darles condiciones de vida que ellos no pudieron tener la posibilidad de estudiar, aunque tampoco tenían planes específicos y claros de cómo lograrlo y, por otra parte, manifestaban su deseo de no convertirse en una carga para sus hijos y no recibir malos tratos de estos.

Lo anterior lleva a una reflexión lógica respecto al desarrollo humano y su multiplicidad de opciones y áreas que en este caso se ven restringidas a dos. Se puede evidenciar que uno de los rasgos observados en los participantes en este caso fue el limitar su horizonte de posibilidades, de actividades, de destrezas y pasatiempos y de concentrar sus esfuerzos necesariamente en conseguir lo básico para ellos y para sus hijos, además de generar un temor al futuro, al no tener una historia de reforzamiento adecuada entre sus esfuerzos y las recompensas a los mismos y, en el peor de los casos, la limitación a no actuar, por el simple hecho de haber aprendido vicariamente a no dar respuestas ante la creencia de no tener opciones efectivas de impacto en el ambiente.

En cuanto a la percepción de sociedad se pudo observar que los participantes en general no creían en que la democracia, el voto y demás instrumentos de participación y control público fueran efectivos en la consecución de sus derechos y la representación de sus necesidades por parte de los políticos y funcionarios del Estado. Esto se evidenció con una fuerte idea de corrupción generalizada por parte de los funcionarios públicos y una percepción de abandono por parte de sus representantes, elegidos por votación popular.

También fue evidente una gran tendencia al abstencionismo en los eventos electorales y una apatía a participar activamente en la política del país, a no ser por algunos beneficios inmediatos, con dádivas que puedan resultar de la participación.

Este es quizás el aspecto más impactante del estudio, puesto que demuestra en nuestro contexto específico algo que podría llegar a ser muy grave para cualquier país democrático, y que de hecho se observa en el abstencionismo que roza el 50% en la mayoría de las elecciones en Colombia. Hecho que además se convierte en un grave indicio de una no legitimidad democrática de las elecciones y que perpetúa un círculo vicioso de un estilo de Estado y de gobierno que no representa a la mayoría, sino que muestra la apatía y pérdida de fe de esta mayoría, que se abstiene de participar o que participa sin un juicio crítico real, sino llevado por las consecuencias instrumentales y de corto plazo del hecho de votar por x o y candidato.

La dinámica familiar también fue identificada como una categoría importante del estudio, en dos factores principales: el rol masculino o paterno dentro de la familia y la forma en que se planea la conformación de una familia por parte de los participantes. En este caso el rol masculino resultó ser mayoritariamente negativo en las familias participantes, caracterizado casi siempre con etiquetas referentes al abandono, la violencia intrafamiliar y el mal manejo de los recursos. Por otra parte, en cuanto a las características de planeación en la conformación o constitución familiar, lo más relevante fue encontrar que esta no se daba en la mayor parte de los casos con un deseo o plan inicial de vida centrado en la familia, sino que la conformación surgió luego de embarazos no deseados en gran parte de los casos y, en el caso de las mujeres de mayor edad, relacionado con una decisión forzada por sus padres o cualquier otro tercero.

De estos hallazgos es importante resaltar, en primer lugar, que el estudio tuvo un gran porcentaje de participantes mujeres y, por ende, esta condición de la muestra puede estar sesgando los resultados. Sin embargo, esta situación de madre soltera es muy común de acuerdo con la literatura y, además, determina en gran medida los niveles más altos de vulnerabilidad a vivir en pobreza, según Barquero y Trejos (2004). En segundo lugar, es importante analizar que como es sabido, la dinámica familiar adecuada es uno de los principales factores que influyen en un desarrollo favorable de los niños y sus posteriores habilidades cognoscitivas y potencialidades en general. Así como se vio en el estudio, la familia como institución social en los niveles de pobreza, muchas veces se conforma sin un deseo real, sin una planeación adecuada y, sobre todo, sin una intencionalidad clara. Estas dinámicas internas serán predeciblemente muy negativas y podrán generar un círculo vicioso entre la violencia intrafamiliar, que ha sido identificada como una de las mayores trampas de pobreza, y unas pautas o prácticas de crianza violentas o abandonantes, además de otros inconvenientes en el desarrollo (Oros, 2009) que han sido encontrados por algunos estudios como precursores de dificultades en el lenguaje y comportamiento agresivo en niños pobres (Illmer-Cracium, 2009; Miles, 2007; Scaramella et ál., 2008), lo cual solo perpetuaría, inevitablemente, el círculo de la pobreza.

Es importante mencionar que la mayor parte de las personas del estudio percibieron como negativas las estructuras de poder, sean estas estatales (gobierno, funcionarios del Estado) o de instituciones privadas, como los empresarios o los medios de comunicación. Básicamente se manifiesta que las personas con cierto nivel de poder y de acción no usan ese poder en beneficio de los más necesitados, sino solamente en pro de mejorar y aumentar sus recursos y calidad de vida, olvidando a los demás.

Es importante reflexionar acá acerca de la veracidad de estas afirmaciones en nuestra sociedad, ya que el aumento de los PIB de muchos países en vías de desarrollo, dentro de los cuales se encuentra Colombia, no está en proporción directa con la disminución de la brecha de pobreza, sino todo lo contrario. Cada año los más pobres aumentan su distancia con los más ricos. Es de considerar entonces que el paso por seguir en el camino de la construcción de una sociedad más justa está altamente direccionado hacia examinar las características psicosociales de los distintos NSE y poder entender su lógica, además de acercarlos a la lógica de la pobreza en una perspectiva más amplia y, en últimas, lograr lo que significa el ideal de igualdad y dignidad humanas: una sola clasificación de humanidad, con los mismos derechos y potencialidades y, sobre todo, con la posibilidad de construir juntos y de ejercer el poder y la riqueza de una forma positiva e incluyente.

En cuanto a la cultura, se trata finalmente, como lo mencionaron algunos participantes del estudio, de cambiar la mentalidad como sociedad y volcarse hacia valores más colectivos, eliminar el egoísmo e individualismo, sin olvidar el derecho inalienable a la libertad y el desarrollo individual, de pensar en el otro, en el medio ambiente y en el desarrollo económico y científico. Todo lo anterior sin que se consideren factores excluyentes entre sí y, sobre todo, tomando en consideración que todas las personas, con independencia de su NSE, pueden llegar a tener características psicológicas que perpetúen la pobreza, pero que también todas ellas pueden llegar a cambiarlas.



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