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Co-herencia

Print version ISSN 1794-5887

Co-herencia vol.6 no.11 Medellín Jul./Dec. 2009

 

 

El joven Rafael Gutiérrez Girardot. Apuntes para una biografía intelectual: el descubrimiento de Jorge Luis Borges y su estimulante influencia*

The young Rafael Gutiérrez Girardot. Notes for an intellectual biography: the discovering of Jorge Luis Borges and his stimulating influence

 

Carlos Rivas

crivaspolo@yahoo.es

Estudiante de 2º año del doctorado de Literatura Española e Hispanoamericana, Universidad de Salamanca.

Recibido: agosto 15 de 2008. Aprobado: octubre 13 de 2008

* El presente trabajo forma parte de la tesis de doctorado en Literatura Española e Hispanoamericana que el autor adelanta en la Universidad de Salamanca sobre el período de formación del ensayista colombiano Rafael Gutiérrez Girardot.


Resumen:

El artículo pretende rastrear el estímulo intelectual que el descubrimiento literario de Jorge Luis Borges dejara en el ensayista Rafael Gutiérrez Girardot. Para ello nos serviremos de unas tempranas "Notas de lectura a Gottfried Benn", publicadas por el joven colombiano en la revista madrileña Cuadernos Hispanoamericanos. Dos aspectos de amplia significación pueden extraerse de esta estimulante influencia: el primero, de índole reflexiva, entraña una concepción estética de la labor intelectual; el segundo comporta una actitud -un ethos ético- que nos enseña que los hispanoamericanos podemos manejar con confianza, rigor y desenvoltura los problemas e inquietudes que caracterizan el complejo devenir del pensamiento moderno.

Palabras clave: Temas hispanoamericanos, Rafael Gutiérrez Girardot, biografía intelectual, Jorge Luis Borges, Gottfried Benn.


Abstract:

The article attempts to bring to light the intellectual stimulus felt by the essayist Rafael Gutiérrez Girardot through his discovery of Jorge Luis Borges' literature. To guide us in demonstrating this intellectual stimulation we will use some of Girardot's earlies works, "Notas de lectura a Gottfried Benn", which were published for the young Colombian in the Madrid-based magazine Cuadernos Hispanoamericanos. Two amply significant aspects can be extracted from this stimulating influence: the first, of a reflexive manner, involves an aesthetic conception of intellectual labor; the second entails an attitude -an ethical ethoswhich
teaches us that, as hispanic americans, we can manage the problems and worries that characterize the complex evolution of modern thought whit confidence, rigor and self-assurance.

Key words: Hispanic American topics; Rafael Gutiérrez Girardot; intellectual biography; Jorge Luis Borges; Gottfried Benn.


 

"Lo que importa investigar no es tanto lo que nuestros caudillos leían como lo que hicieron con las ideas que asimilaron". Pedro Henríquez Ureña Las corrientes literarias en la América Hispánica

 

El ensayo de Rafael Gutiérrez Girardot titulado "El mundo de la expresión. Notas de lectura a Gottfried Benn", apareció en la revista española Cuadernos hispanoamericanos, en octubre de 1955. Como veremos a lo largo de estas páginas, dichas "Notas" no sólo acometen una lúcida aproximación a la compleja experiencia estética y vital del escritor alemán. También dejan al descubierto una valiosa información sobre el propio ensayista: nos referimos al "artificio" literario con el que aborda su aproximación. Con sinceridad y explícita eficacia, Rafael Gutiérrez Girardot (en adelante GG) revela la fuente de donde emana el estímulo de sus intuitivos rigores: los escritos de Jorge Luis Borges. Confesión que si bien puede leerse como un guiño de admiración y reconocimiento, también abre un rico filón que bien pueden servirnos para ilustrar un interesante momento de la extensa biografía intelectual del ensayista colombiano1 .

La relación de GG con Jorge Luis Borges abarca medio siglo de complicidad. Medio siglo de deleite y reflexión que comenzó "por casualidad", según él mismo nos cuenta en alguna entrevista:

Yo estaba en Madrid[2 ] y encontré en una librería La muerte y la brújula. Lo compré, y seguí buscando libros de él y leyendo más. En ese tiempo conocí a un poeta nicaragüense llamado Néstor Mejía Sánchez que conocía mejor a Borges y me informó quién era; así me aficioné a Borges. (Carvajal, 2001: 64).

Una fugaz referencia al entorno madrileño en el cual GG entra en relación con el poeta nicaragüense Mejía Sánchez puede leerse en las Memorias de Juan Goytisolo, donde el escritor español deja un vivo relato de la época en que estos dos extranjeros, y muchos otros (mencionemos a los colombianos Eduardo Cote Lamus y Hernando Valencia Goelkel), estudiaban en el Colegio Mayor Universitario Nuestra Señora de Guadalupe, un colegio "originalmente creado para jóvenes latinoamericanos que cursaban estudios en España" (Goytisolo, 2002: 197).

En cuanto a La muerte y la brújula (1951), existe una breve pero sustanciosa reseña de GG sobre esta colección de 9 narraciones "ya publicadas, revisadas, sin embargo, para esta edición" (Gutiérrez, 1952a: 262)3 , que no sólo permiten conocer estas primeras lecturas sino algo mucho más significativo: los estímulos y reflexiones que tales narraciones sembraron en la mente del joven ensayista.4 Dicha reseña acusa a una "crítica impresionista" que sólo alcanza a ver el mérito del escritor argentino en la sola calidad de su prosa excepcional o en las soluciones inesperadas de sus ficciones. Para GG uno de los méritos esenciales de estos cuentos -detalles menos visibles, pero de "especialísima" significación-, reside en la sinceridad con que Borges exhibe el origen de sus argumentos, honestidad intelectual que "revela su concepción de la obra literaria y de la tarea del escritor".

Unida a dicha concepción destaca el magistral tratamiento del problema del tiempo, que Borges enfoca a partir de las nociones de "posibilidad" y "situación", comunes a buena parte de la filosofía actual y que ilustra citando las palabras de Ts´ui Pen, personaje de "El jardín de senderos que se bifurcan", quien "creía en infinitas series de tiempo, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos". Es decir, para GG la verdadera genialidad de Borges estriba en su capacidad analítica, en la trabajada y sutil alquimia literaria que "cerebraliza" sus producciones. Palabra que GG se apresura a explicar, pues lo que habitualmente se entiende por "creación" de personajes literarios, aparece en Borges como "re-creación de una personalidad en la mente del autor", es decir, no en lo que los personajes tienen de "producción, sino en continuación de una vida" (Gutiérrez, 1952a: 263).

Esto explica la aparición del propio Borges en muchas de sus ficciones, su "estar instalado" en el centro del libre juego del acontecer literario y la naturalidad con que esta inusitada irrupción del autor es buenamente aceptada por los lectores. Acontecer literario que GG no vacila en calificar de "humanístico" -en radical oposición a la llamada "deshumanización del arte", promulgada por los abusadores del término orteguiano- aunque "pasada, es verdad, por el cernedor de la mente que la dota de vestidura cerebral" (Gutiérrez, 1952a: 264). Humanismo pues, entendido como necesidad de dar continuidad a lo humano y que por esto mismo no teme revelar el origen de sus "artificios", toda vez que de esta mediación "cerebral" extrae el escritor la auténtica posibilidad humana de sus imaginarias creaciones5 .

Retengamos el alcance de esta lectura del ensayista colombiano. Ella bosqueja la posibilidad de una concepción estética de la labor reflexiva, abriendo a sus exigencias de rigor y objetividad los fueros de la imaginación, el libre juego de una indagación intuitiva. De esta entraña emerge, a nuestro juicio, el íntimo encanto, la feliz desenvoltura que movilizan sus "Notas de lectura a Gottfried Benn". No las gobierna "la fe en la validez general de los principios [sino] el gozoso artificio intelectual de Jorge Luis Borges, según el cual todos los hombres son un hombre" (Gutiérrez, 1955: 63)6 .

Si esto es cierto, bien está que haya sido el azar, según él mismo confiesa, quien hubiera aportado otro hombre para verificar la validez del artificio borgiano, otro ilustre hombre de letras. Escribe GG: "No se sorprenda el lector por la súbita e inesperada mención de Coleridge como introducción… hubiera podido escoger a otro, pero la suerte puso en mis manos la Biographia literaria" (Gutiérrez, 1955: 63). La cita en cuestión -breve exposición de una poética "tan rigurosa como la de la ciencia; y más difícil, porque es más sutil, más compleja y depende de causas siempre más fugitivas" donde no sólo la elección de las palabras sino la "colocación de cada palabra" comporta una decisión importante-, constituye una evidencia más de la común atmósfera de problemas que históricamente determinan el pensamiento de todos los hombres. "Tome el lector a Coleridge como hombre inteligente arquetípico" y su elección como el "artificio metódico" que posibilita la postulación de un espíritu de los tiempos encarnando en finas sensibilidades. Sus diferencias son sólo aparentes y si la gravedad científico-literaria ve en Coleridge un precursor del romanticismo inglés y en Gottfried Benn un expresionista, entonces la tarea del crítico será el arte de las distinciones, la fina elaboración de un juicioso deslinde. Las diferencias son sólo apariencias porque lo importante es este hombre arquetípico (de entraña borgiana): ese que Benn llamará El yo moderno, para nombrarlo con el título de una de sus célebre conferencias (1920). Por eso para GG lo que Coleridge escribió en 1816 encuentra, un siglo después, una similar reverberación expresiva y vital en la figura de Rönne, la fervorosa creación poética de Gottfried Benn, "el hombre que no podía soportar la realidad, el flagelante de las cosas".

Una palabra

Palabra, frase -de cifras ascienden

reconocida vida, sentido abrupto,

el sol se detiene, las esferas callan

y todo gira en torno a ella.

Una palabra -un brillo, un vuelo, un fuego,

una llama arrojada, una estela estelar-,

y otra vez la oscuridad, monstruosa,

en el vacío espacio junto al mundo y al yo

 

Para GG la obra poética y ensayística de Benn constituye una lúcida evidencia de una Europa en trance de disolución, manifestada en una poesía cuya finísima percepción ya anticipaba cómo la "realidad" -tomada, es claro, en sentido "metafórico"- agudizaba su lenta carrera de destrucción, su implacable proceso de inhumana fragmentación. Enfrentado a su tiempo -los años de entreguerras-, el poeta percibe en los ámbitos del caos y de la nada el horizonte vital de las situaciones humanas.

Y cuando, a pesar de las refutaciones literarias, se comprobó este hecho -se siguió comprobando este hecho, pues de la conciencia de su irrefutable facticidad nos dan testimonio los filósofos y los poetas desde el romanticismo alemán hasta el día de hoy, plazo prolongado de la conclusión de esta nada- (Gutiérrez, 1955: 65)

Entonces pudo verse que los poemas de Benn eran muchísimo más que juegos de mera audacia sintáctica, de irrealidades expresionistas. Eran el mapa de la disolución del mundo, el trasunto de

… la oscuridad, monstruosa,

en el vacío espacio junto al mundo y al yo.

Para ilustrar esta configuración del caos, GG cita la "partida de nacimiento" de Benn -el poema 1886-, aparecido en su autobiográfica Doppelleben (Doble vida, 1950). Citemos algunos fragmentos:

1886

(El año de mi nacimiento, ¿qué decían entonces los periódicos, qué aspecto tenía?)

Pentecostés en fecha tardía,

en el Elba florecía la lila,

a comienzos de diciembre una nevada tan inmensa

que todo el tránsito del Norte y del Centro de Alemania

sucumbió durante semanas.

Inglaterra conquista Mandalay,

abre al comercio mundial el vasto bosque de Irawadi,

Madagascar viene a manos de Francia;

La unión alemana de ciclistas

cuenta 15.000 miembros.

Güssfeld escala por vez primera

el Monteblanco

por el Grand Mulet.

Emergen:

el pitecantropus,

los rudimentos de Java,

los grados primarios.

Lucha contra las palabras extranjeras,

luna, céfiro, crisálida,

1.088 palabras del Fausto

deben ser germanizadas.

Los votos socialdemócratas

en las elecciones de Berlín: 68.535.

Treceava edición del

Diccionario de conversación, Brockhaus.

Zola, Ibsen, Hauptmann son desagradables,

Salambó falla,

Liszt cosmopolita

Y ahora viene la rúbrica.

"El lector tiene la palabra".

1886

año del nacimiento de ciertos expresionistas,

además del director Furtwängler,

del colega Kokoschka,

del mariscal de campo von W (-)

Ejemplo de poema "expresionista" -caracterizado por su concisión, musicalidad y deliberado "caotismo", así como por su elaborada plasticidad, "apoyada y apoyando la musicalidad"-, nada nos dirán estas observaciones sino averiguamos su significado:

La enumeración caótica[7 ] no es simple recurso estilístico, responde a una concepción o a un esfuerzo de concebir la realidad. Así, por ejemplo, en Franz Werfel la enumeración caótica tiene una significación teológica y, agreguemos, teísta; en Whitman, una significación panteísta (Borges nos da más precisiones: «Whitman celebra el mundo de un modo previo, general, casi indiferente»); en Benn, esta enumeración caótica es, sencillamente, nihilista, pues lo que la motiva, lo que motiva este "caotismo", por mejor decir, es la concepción de una realidad disuelta… que nos envuelve como una nada (Gutiérrez, 1955: 68).

Lo que aparece detrás del estilo "periodístico" del poema, de su aguda intencionalidad paródica, no es otra cosa que la "entonación" particular con la que Benn, uno de los avatares del arquetípico yo moderno, percibe el pulso de la situación espiritual de la Europa que le toco en suerte. De las anotaciones que GG dedica a dicha situación, retengamos solamente lo que para la configuración de la interioridad -para las relaciones entre lo subjetivo y lo objetivo, "los dos elementos esenciales correlativos del conocimiento de la realidad"- significó la llegada del nazismo (con el ascenso de Hitler al poder, en 1933). Lo que en un principio parecía un asunto de ascendencia y mediciones antropométricas -de mera genealogía-, pasó a convertirse en un mundo anímico que afectaba profundamente todos los órdenes de la experiencia vital. Entre el sujeto y el objeto, entre el yo y el mundo, emerge un "haz de oscuridades: el desnudo vacío de los contenidos". Aparece entonces para Benn, (para Rönne, su mencionada "fervorosa creación poética"), el problema de la realidad, de esta realidad disuelta, de la irrealidad.

Añade GG un dato fundamental, esencial para comprender la concepción del mundo del poeta: la formación científica de Benn como médico militar (especialista en enfermedades venéreas), su pertenencia a la llamada "época inductiva". Del argot de las ciencias naturales que inundaba la atmósfera espiritual de su época, extrae el poeta la expresión de su agudo intelectualismo:

La frialdad del pensar, la sobriedad, la extrema agudeza del concepto, la preparación de comprobantes: en una palabra, el lado creador de lo objetivo […] la dureza del pensamiento, la responsabilidad en el juicio, la seguridad en la diferencia entre lo accidental y lo normativo, pero ante todo el profundo escepticismo, creador de estilo (Gutiérrez, 1955: 70).

Las similitudes que a primera vista aparecían como irreconciliables entre la poética de Coleridge ("tan rigurosa como la de la ciencia"), y la obra poética de Gottfried Benn, encuentran aquí una (parcial) verificación, en esta comprobación literaria de una actitud científica en la que resulta fácil percibir la íntima constitución de "nuestro" Yo moderno, del arquetipo que hablando por boca de Coleridge viene a decir, un siglo después, más o menos lo mismo por boca de Benn. Es el hombre que como símbolo de la disolución, de la negación de la realidad, declara la soberanía de la actitud científica sobre la actitud ingenua, natural… y que como espíritu de la época -de cuya "irrefutable facticidad" ya daban testimonio "los filósofos y los poetas desde el romanticismo alemán hasta el día de hoy" (Gutiérrez, 1955: 65)- representa la cifra, la más fina destilación de nuestra situación, la actual, la del mundo moderno.

Y si decimos "nuestra situación" (es necesario introducir aquí un breve paréntesis) es porque también es nuestra, es decir, Hispanoamericana. Lo demuestra la problemática misma trabajada por GG, el ámbito que la informa, la jerarquía de sus problemas, su contexto ecuménico8 . También la particularidad argumentativa que lo sustenta, su serena confianza: "feliz desenvoltura" en cuya actitud subyace la lección de aquel humanismo "conversador del mundo y del yo, de Dios y de la muerte" que Borges (1994: 14) y Henríquez Ureña y Reyes supieron enseñarle.

Cerremos nuestro paréntesis. Hablábamos de la común entonación intelectualista de unos textos en apariencia irreconciliables, de la voz "arquetípica" que habla por boca de Coleridge y de Benn y de "quién sabe cuántos conocidos y desconocidos" (Gutiérrez, 1955: 63). Veamos ahora en qué otro sentido podría hallarse una fuente paralela de íntima comunión, determinada ahora por la dramática tensión generada entre aquella invasora actitud científica y la situación espiritual del hombre moderno, entre la noción de conocimiento y la total disolución de un mundo en que los dioses están muertos, en que "los dioses de la cruz y del vino están más que muertos". Benn lo expresa en un lúcido aforismo: "el conocimiento es un bonito medio para la decadencia". ¿Qué queda entonces, después del desastre total?, se pregunta el poeta. "La Utopía, el nuevo mundo, el nuevo hombre, que no ha de ser ya un ser afectivo, ni religioso, ni humanidad, ni paráfrasis cósmica". Huérfano de una realidad que sentir, de una fe que abrazar, queda el hombre que dará forma y sentido al "mundo de la expresión" y cuya salvación antropológica, según Benn, se halla en "lo formal, en la purificación de lo terrenal en el concepto". Queda la "Utopía de sueño y de juego: el arte, lo único que le queda después de su nada" (Gutiérrez, 1955: 73).

De este territorio surgirá la particular "entonación" de la lírica moderna, sus heroicas exigencias, su dificultad extrema, su extraña belleza9 . La elaborada complejidad y sutileza con la que los grandes poetas, según Coleridge, eligen no sólo "cada palabra, sino la colocación de cada palabra", y que encontrará en Benn su credo de austeridad extrema cuando en su célebre conferencia sobre "Los problemas de la lírica" (1951), hablará de la "experiencia trágica" del poeta moderno, ninguno de los cuales "ha dejado tras de sí más de seis u ocho poemas logrados". Así pues, "entre treinta y cincuenta años de ascetismo, de lucha y sufrimiento" por esos seis u ocho poemas" (Benn, 1999: 186)10 .

Estamos ante el nuevo absoluto, ante la imagen del arte, "la última actividad metafísica dentro del nihilismo europeo", al decir de Nietzsche. Entonces será el arte quien irá al encuentro del hombre, dentro de la esfera que le es propia: el sueño, el libre juego de la imaginación creadora. Su forma utópica será para Benn el mundo de la expresión y su formación conceptual el intelectualismo, en una síntesis que nos devuelve nuevamente a las palabras de Coleridge, escritas un siglo antes: "La poesía, tanto la de las más sublimes odas como la de las más impetuosas, tiene una lógica propia, tan rigurosa como la de la ciencia; y más difícil, porque es más sutil, más compleja y depende de causas siempre más fugitivas" (Gutiérrez, 1955: 63).

El "gozoso artificio" borgiano, el arquetipo hombre que es todos los hombres, ha generado a Coleridge y a Benn, a un prerromántico y a un post-romántico. Y si Coleridge aparece como un precursor, fue debido al hecho de que el inglés -al decir de GG- no tuvo que "sufrir" a Nietzsche. Benn, que sí padeció sus intuitivos rigores, asustado hubo de buscar refugio en la Utopía del arte. "Expresionismo", así llamaron esta fuga del mundo… en la palabra. Lo que no impide que aún detrás del gesto nihilista que lo acompaña (aún así, como escribe el propio Benn), "el expresionista exprese, como los poetas de otras épocas y de otros procedimientos estilísticos, su relación con la naturaleza, su amor, su tristeza, sus pensamientos sobre Dios" (Gutiérrez, 1955: 77-78).

Termina GG su ensayo sobre Benn citando "La noche cíclica", el poema de Jorge Luis Borges:

Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras:

los astros y los hombres vuelven cíclicamente.

Y añade: "Al parecer, su metáfora lleva razón" (Gutiérrez, 1955: 78).

 

Epílogo

"No hay que olvidar que una metáfora implica una concepción del mundo tan concreta y efectiva como la de la especulación filosófica (en ese hecho se basa la literatura)". Hernando Valencia Goelkel

GG supo extraer del "gozoso artificio intelectual" con el que Borges postula la ficción de un hombre inmortal (jugador incansable sobre el tablero histórico de las apariencias), un estímulo estético para ahondar en el complejo devenir (de la historia) espiritual del hombre moderno.

Pero si este ahondamiento primerizo (1955) no difiere en lo "esencial" -y creemos que no difiere- de los postulados que sobre esta misma historia espiritual haría 30 años después11 , entonces la específica particularidad de sus "Notas de lectura a Gottfried Benn" habría que buscarla en su talante formal, no en la elucidación de sus contenidos. De esta confluencia temática puede deducirse la certera intuición analítica que ya mostraba el joven GG desde sus primeros escritos. El talante formal, por el contrario, sólo pertenece a su juventud, a la que quisiéramos atribuir su permeabilidad a los encantos de la imaginación creadora, expresada en el uso de un artificio metafórico.

Borges, maestro y demiurgo, alienta una filosofía para la juventud, para ese estadio que no sólo atiende cronologías sino la fresca actualidad de todo principio creativo. Por supuesto, no se trata de un juicio de valor. Sólo queríamos registrar la huella que dejara en la inteligencia analítica de GG, el encuentro con una particular modalidad de nuestra sensibilidad americana.

Y para confirmar lo que GG decía al comienzo de sus "Notas", esto es, la sospecha de que "en los países más alejados, los hombre -cualquier hombre- inteligentes mueven su cerebro en una misma atmósfera de problemas" (Gutiérrez, 1955: 63), citemos unas palabras del propio Benn, de su ensayo "Tras el nihilismo" (1932), que ha nuestro juicio parecen presagiar (y definir) lo que el alma de Hispanoamérica, justamente por estos años, comenzaba a expresar por boca de Jorge Luis Borges… tomado como "hombre inteligente arquetípico":

¿Tenemos aún brío para afirmar un yo con libertad creativa y oponerlo a la imagen del mundo del determinismo científico? […] ¿Cabe aún proyectar imágenes de mundos profundos a partir de una idealidad que se pone a sí misma y que se atiene a su propia medida? […] Espíritu constructivo, pues, como principio afirmativo […] como auténtico estilo antropológico, como auténtica sustancia homínida que, desplegándose mediante figuras míticas, resplandece eternamente en sus metáforas hasta consumar el sendero de la humanidad en la irrealidad de la luz, en el carácter fantasmagórico de todas las cosas; derramando su espacio y su infinito en una suerte de juego entablado desde muy lejos entre los astros, donde los genios del propio pecho se mezclan con paraísos e infiernos de amplias huestes creadoras".

 

Notas al pie

1 En este mismo sentido, mencionemos "Conmovida existencia: la poesía alemana contemporánea", artículo de GG sobre la antología de Holthusen y Kemp, titulada Ergriffenes Dasein. Deutsche Lyrik, 1900-1950. Más que la refutación de GG a la noción de "evolución" de la lírica adoptada por sus autores, nos interesa destacar aquí la "fuente estética" de sus argumentaciones: "La poesía en sí no progresa ni retrocede: no podría hablarse de progreso, retroceso o evolución al referirse a un milagro. Kierkegaard llamaba "suerte" o "ventura" al milagro de la obra de arte, y aclaraba: «Es una suerte que el material épico le haya caído a Homero para ser acuñado. El acento cae tanto sobre Homero como sobre el material»" (Gutiérrez, 1954: 123).

2 "Rafael Gutiérrez Girardot llegó a Madrid en el mes de noviembre de 1950, como becario de la dirección de Relaciones Culturales y, más tarde, del Instituto de Cultura Hispánica" (Lago, 2005: 32). En junio de 1953 partió para Friburgo de Brisgovia (Alemania Occidental).

3 Esta reseña también apareció publicada este mismo año en el periódico El Siglo, con el título "La muerte y la brújula".

4 Sólo por curiosidad bibliográfica damos la lista de estas 9 narraciones: "El jardín de senderos que se bifurcan", "Funes el memorioso", "La forma de la espada", "Tema del traidor y del héroe", "La muerte y la brújula", "El milagro secreto", "Emma Zunz", "La espera" y "El hombre de la esquina rosada".

5 En esta misma dirección, aunque "no en forma directa […], sino subterránea, pero vigorosa", percibe GG esta "continuidad de lo humano" encarnada en las problemáticas abordadas por un "humanista moderno como Pedro Henríquez Ureña", así como en las reflexiones que frente a la crisis del hombre y la cultura ha bosquejado "el humanismo de Alfonso Reyes" (Gutiérrez, 1952a: 264). Con esta tríada de maestros (Borges, Ureña, Reyes) -digámoslo: la parte más jovial de nuestra "tradición" Hispanoamericana- se levantaba, empezaba a levantarse, una parte considerable del propio acerbo "humanístico" de GG.

6 Escribe Borges: "Todos los hombres, en el vertiginoso instante del coito, son el mismo hombre. Todos los hombres que repiten una línea de Shakespeare, son William Shakespeare". "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius"(Ficciones, 1941). Los ejemplos podrían multiplicarse.

7 El término es una explícita referencia al libro de Leo Spitzer La enumeración caótica de la poesía moderna (1945). Para GG el poema 1886 sería, más bien, un ejemplo de la "enumeración del caos" (67).

8 Contexto reseñado en estos mismos años por el propio GG (por mencionar sólo un ejemplo) en una nota titulada "La literatura europea en Hispanoamérica", a propósito de dos libros recientes: Las antiguas literaturas germánica, de Jorge Luis Borges (1951), "delicioso breviario" que ya es en sí mismo "un testimonio de la creciente inquietud y del afán cada día mayor que siente Hispanoamérica por universalizar su cultura" (Gutiérrez, 1952b: 99), y la traducción en verso castellano que Alfonso Reyes hiciera de la primera parte de la Ilíada ("Aquiles agraviado"). 9 "Situación" expuesta con magistral claridad por Hugo Friedrich en su Estructura de la lírica moderna, 1956.

10 Ya para 1888 el ensayista colombiano Baldomero Sanín Cano tenía plena conciencia de este exigente devenir. Los fuertes reproches a propósito de la anacrónica y fácil versificación del poeta Rafael Núñez, enfatizan cómo la poesía "se ha ido elevando no sólo en la escogencia de sus temas", sino en "los procedimientos que pone en planta para desenvolverlos". De las causas que "contribuyen a que hoy no guste la rima fácil", anota Sanín Cano cómo "en este mar de epopeyas, cantos y poemas, en esta barahúnda de frases hechas y locuciones a pie de fábrica, el poeta tiene que escoger con la maña de un artista y la severidad de un crítico. Dirán los lectores que esto es casi imposible. Sí, señores, lo es y por eso precisamente se van haciendo casi imposibles los verdaderos poetas" (Sanín, s.f.: 23-24).

11 Nos referimos al artículo titulado "Gottfried Benn: intelectualismo y nihilismo" (Zaragoza: Pasajes, No. 2, 1985, s.p., publicado posteriormente en su libro Aproximaciones. Bogotá: Procultura, 1986, p. 139-155), sin duda mejor documentado, más lúcido pero por lo mismo más "frío" y distanciado.

Bibliografía

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