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Co-herencia

Print version ISSN 1794-5887

Co-herencia vol.6 no.11 Medellín Jul./Dec. 2009

 

Reseñas bibliográficas

ESCOBAR, Juan Camilo. Progresar y civilizar. Imaginarios de identidad y élites intelectuales de Antioquia en Euroamérica, 1830-1850. Medellín: Fondo Editorial de la Universidad EAFIT, 2009. 463 pp.

 

Patricia Cardona

azuluaga@eafit.edu.co


 

El mito de la "raza paisa" ha sido una de las constantes en los imaginarios culturales de los antioqueños. Aún hoy es frecuente escuchar a muchos de ellos definirse a sí mismos como un grupo especial, racialmente homogéneo y con características comunes que los hacen identificables en el concierto nacional. Esa condición mítica de la pretendida superioridad y homogeneidad "racial" de los antioqueños, pervive precisamente porque se ignoran sus orígenes históricos, con lo cual se deslegitima toda posibilidad de discusión al respecto.

Juan Camilo Escobar, en el libro que reseñamos, se propuso buscar a los personajes y las condiciones sociales y políticas que facilitaron la construcción de un, como lo define, "imaginario identitario" que ha resultado crucial en la consolidación de las representaciones locales y nacionales sobre Antioquia y sus habitantes. Escobar Villegas reconoce y define las élites intelectuales antioqueñas que entre 1830 y 1920 dieron forma, desde distintos campos, a los imaginarios que dominaron las representaciones culturales de Antioquia. Su investigación se desenvuelve a partir de la definición de nociones como "élites" e "intelectuales", centrales en la estructura y articulación del libro. Pone el acento en los mecanismos de alianzas parentales, económicas y sociales entre los miembros distinguidos de estos grupos, toda vez que fueron ellos los responsables de la construcción de las representaciones, más o menos consensuadas, fueron además quienes elaboraron las narrativas históricas que constituyeron los soportes de constitución del pasado como una experiencia colectiva compartida, con lo cual, se aseguraron el dominio sobre la memoria. La finalidad de estas élites intelectuales fue la de llevar "el progreso y la civilización" a los antioqueños, mientras en el resto del país y gracias a las impresiones de los viajeros se definía el tipo paisa como comerciante, austero, católico fervoroso, más interesado en la acumulación de dinero, el comercio y el éxito económico que en las bellas artes y la cultura.

 

Nociones y categorías

Para hacer visibles los nexos intelectuales, parentales, filiales e incluso económicos de las élites medellinenses durante el período estudiado, el autor elabora una prosopografía que se constituye en una de las más interesantes metodologías analíticas del discurso histórico, ya que como lo logra el libro de Juan Camilo Escobar, la prosopografía permite el cruce de las vidas de los personajes emblemáticos del "progreso y la civilización". De esta manera, construye una biografía colectiva que pone en evidencia los lazos de los personajes que estudia ubicados en contextos intelectuales y culturales muy precisos. A través de la prosopografía se hace el seguimiento de la vida de personajes que compartían círculos parentales, económicos, sociales y culturales, que muestran la complejidad de las circunstancias culturales de la época y le permiten contradecir, punto a punto, versiones canónicas acerca del encerramiento cultural de los antioqueños y de la animadversión de sus élites hacia todo aquello que no fuera el comercio y los negocios.

Esta investigación nos pone frente a poetas, políticos, médicos, músicos, pintores, articulados sobre tres nociones que organizan la narración a modo de bastidor. Se trata de las categorías élite, intelectual y Euroamérica, que el autor define pertinentemente en la primera parte del trabajo. Las dos primeras categorías están fundamentalmente construidas a partir de la sociología, mientras la tercera hace parte de los nuevos desarrollos de la Historia y que procura debatir la idea de relaciones entre dominadores y dominados, como tradicionalmente se establecieron los vínculos entre el Nuevo y el Viejo Mundo. Antes que un mundo parcelado por fronteras impenetrables, deben ser estudiados los fluidos vínculos culturales entre Europa y el resto del mundo. Esta perspectiva que empieza a tener grandes desarrollos en la historia ha sido denominada "historias conectadas"; perspectiva que ahora ocupa los intereses académicos del profesor Escobar y de la cual creemos, este libro constituyó un paso importante.

Decíamos entonces que las nociones que soportan a modo de bastidor la investigación son élite, intelectuales y euroamérica, las cuales se articulan por cuatro conceptos que permiten al autor mostrar la acción de los intelectuales, los vínculos con Europa y entronizar modelos de representación que coincidían con los paradigmas morales, "raciales" e incluso económicos de aquéllos. Estas nociones son civilizar, progresar, identidades y representaciones. Las dos primeras nociones señalan de manera explícita los procesos de modernización y vinculación de Antioquia con el mundo, específicamente con el Viejo Mundo, mientras las nociones subsiguientes hacen referencia a los procesos internos de creación y definición de una imagen que se constituyó en el modelo de lo que debería ser un antioqueño, que coincidía con los modelos civilización, comportamiento e, incluso, físicos del mundo europeo.

Juan Camilo Escobar enseña al lector que las representaciones y los imaginarios que sistemáticamente construyeron las élites antioqueñas no pueden verse por fuera de las relaciones entre éstas y Europa, pero no bajo el viejo paradigma de la dominación, todo lo contrario, nos muestra a estos personajes en relaciones no propiamente de sumisión con Europa: escribieron en revistas europeas, imprimieron sus libros allá, eran miembros de sociedades científicas del Viejo Mundo y mantenían relaciones directas y epistolares con intelectuales europeos que reconocían la particularidad de los antioqueños: "la idea de una 'cultura antioqueña' circulaba también en Europa, al menos entre los medios letrados que tenían algún contacto con América Latina" (Escobar, 2009: 296). Mientras que desde Medellín traducían o leían en sus lenguas de origen a los más importantes filósofos, científicos y literatos de la época.

 

Hipótesis y novedades del trabajo

La formación de un imaginario impuesto, difundido y desarrollado por la élite intelectual, abogaba por la peculiaridad cultural y la homogeneidad racial de los antioqueños. Para ello se acuñó el concepto de raza antioqueña que expresaba el ideal humano y cultural reconocido como mayoritariamente blanco, robusto, católico, trabajador, prolífico y vivaz. El ideario se puso en circulación a través de variadas estrategias y modalidades discursivas. Desde la poesía raizal, romántica y naturalista de Gregorio Gutiérrez González, pasando por el discurso médico conjugado con la historia como saber verdadero1 que practicaron Andrés Posada Arango y Manuel Uribe Ángel. Políticos y hombres de letras como Antonio José Restrepo, diplomáticos como Baldomero Sanín Cano y Luis López de Mesa, y artistas como el pintor y escultor Francisco Antonio Cano y el músico Gonzalo Vidal, entre otros Estos dos últimos testimonian la idea amplia que el libro de Escobar define de "élite", pues si bien ambos artistas no pertenecían por origen a los grupos influyentes de la ciudad, sus capacidades y talentos los llevaron a pertenecer y a ser reconocidos y respaldados por sus miembros, y a ser influyentes figuras en su tarea de "progresar y civilizar". Dichas tareas se convirtieron en un nuevo frente de lucha, una trinchera desde las cual luchaban con vigor y empeño los intelectuales, convencidos de la misión de llevar a sus congéneres por la senda de la modernización y sustraerlos de la barbarie, la irracionalidad y el salvajismo. Así pues se dio una nueva "heroización": científicos, artistas y literatos fueron los nuevos soldados de la causa patriótica "por lo tanto no era extraño que un escritor y un general pudieran compartir honores cuando se encontraban en tertulias, que un pintor y un científico se codearan con el soldado que actuaba con distinción en los campos de batalla" (Escobar, 2009: 251).

Con estos conceptos el trabajo de Juan Camilo Escobar consigue desmontar mitos historiográficos sobre la "representación que se ha hecho la historia tradicional" sobre los antioqueños. Nos referimos concretamente a la tendencia a mostrar a Antioquia como una región ultramontana y encerrada en sí misma, cuyos habitantes tuvieron pocos contactos con el resto del país y menos aún con el mundo. "La imagen de un pueblo encerrado en la montaña y desarticulado del mundo exterior es bastante cuestionable" (Escobar, 2009: 109). El libro de Escobar indica que esa interpretación no es cierta; la revisión de archivos no sólo en Colombia, también en Francia, Inglaterra y Suiza, le permite demostrar que algunos miembros de esa élite viajaron por Europa y que el contacto con el viejo mundo era como un paso indispensable en procura de lograr el reconocimiento de sus semejantes. Las redes de sociabilidad en Medellín estaban traspasadas por los vínculos con el viejo continente.

Escobar demuestra que la tradicional visión de las élites de Medellín y Bogotá como rivales es errónea. Ambas élites estuvieron siempre conectadas. En el caso de Medellín la condición de intelectual y miembro de la élite se consolidaba a través del paso y la permanencia de los jóvenes medellinenses en la capital, ya como estudiantes, funcionarios públicos o visitantes. Es pertinente decir que el proceso de constitución de una y otra estuvo tejido por sus vínculos y por su mutuo reconocimiento.

Además señala que en el período estudiado los procesos de construcción del Estado nación y de la nacionalidad eran menos fuertes de lo que se ha creído. Entre las élites estudiadas primaban los lazos y la definición de lo regional (Antioquia), sobre cualquier inquietud asociada a la nación colombiana. Lo nacional no hacía parte de los ideales, más bien buscaban establecer elementos de identidad y homogeneidad regional a la vez que propendían por vincular a Antioquia con el mundo civilizado antes que pensar en un proyecto de construcción nacional. Esta es una de las tesis más interesantes del libro pues invita a pensar otros mecanismos de creación y construcción nacional. Antes que proponer una idea abstracta e inasible, propone entender mecanismos de vinculación regional, que posteriormente pudieron ser útiles para las fuerzas ideológicas que intentaron construir los ideales nacionalistas. Con ello sugiere que no puede pensarse en términos de nación sin antes entender las dinámicas locales y regionales que pudieron ser la base de proyectos posteriores, dice Escobar:

De cierta manera, podemos decir que las elites eran primero urbanas y luego nacionales, que un civilizador del siglo XIX trabajaba más por su ciudad que por su país. Que recorría el mundo entero, globalizaba su pensamiento y adquiría aires cosmopolitas para regresar primero a su ciudad y cumplir allí con sus obligaciones de "civilizado" antes de pensar y actuar por esa otra entidad abstracta llamada nación (Escobar, 2009: 386).

 

Fuentes

Las fuentes se constituyen en la premisa fundamental del trabajo del historiador: la exhaustiva revisión de archivos, la indagación permanente en los documentos, la recolección, clasificación e interpretación de series documentales son la única manera de construir la verosimilitud de la narrativa histórica. Y a nuestro modo de ver es una de las fortalezas de esta investigación, ya que su autor recoge testimonios de fuentes diversas: archivos oficiales, archivos personales, imágenes, arte, literatura; discursos que cruza de manera cuidadosa, su manejo es riguroso, las fuentes no absorben la narración sino que son introducidas cuando hay necesidad de que el lector encuentre un referente más completo o un dato más puntual. Es evidente que para un no historiador las notas de píe de página pueden resultar exageradas y un tanto molestas, pero también es necesario recordar que este trabajo parte de una tesis doctoral en la que el autor debe mostrar y documentar de manera precisa cada una de sus afirmaciones. Pero además, debido a la importancia de las tesis que sostiene y que contradicen buena parte de la historiografía tradicional del país, este trabajo no puede permitirse el decir o sostener tesis que no puedan ser demostradas.

Llama particularmente la atención el uso que el autor hace de archivos en distintas partes del mundo, la interrelación de documentos, la contrastación de la información y el cruce de datos le permiten sostener tesis como la poderosa relación entre la élite antioqueña y Europa. Escobar revisa archivos personales, correspondencia, archivos en Bogotá, Medellín y algunos municipios de Antioquia de donde fueron oriundos o donde tenían nexos los miembros de las élites estudiadas.

El uso de la Web es un asunto atractivo de este trabajo, pues muestra a los investigadores las posibilidades que ofrecen la Internet y las nuevas tecnologías en el desarrollo y posterior escritura de una investigación. Escobar hace un interesante barrido por páginas, bases de datos y centros de investigación virtuales, poniendo a la tecnología al servicio de la historia y enriqueciendo las posibilidades archivísticas del trabajo del historiador.

Seguramente este libro dará de qué hablar por el novedoso tratamiento del tema y porque desmiente sistemáticamente canónicas interpretaciones de la historiografía local y nacional, su narrativa ágil y amena permitirá a legos y especialistas interesarse en un tema tan importante para la comprensión de los mecanismos de integración local, regional e internacional, abre innumerables perspectivas de investigación pero una de las más interesantes es, sin lugar a dudas, seguir el camino de las relaciones conectadas entre Antioquia y regiones del mundo menos conocidas como el norte de África o la China. Esperamos que nuestra lectura no condicione las conclusiones o interpretaciones que futuros lectores puedan hacer y sobre todo esperamos que disfruten tanto de su lectura como nosotros.

 

Notas al pie

1 Dice Juan Camilo Escobar "la historia era una ciencia, con ella se conocía la verdad y se hacía bien a la patria" (Escobar, 2009: 207).

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