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vol.6 issue11ESCOBAR, Juan Camilo. Progresar y civilizar. Imaginarios de identidad y élites intelectuales de Antioquia en Euroamérica, 1830-1850. Medellín: Fondo Editorial de la Universidad EAFIT, 2009. 463 pp.CHARTIER, Roger. Inscrire et effacer. Culture écrite et littérature. XI - XVIII. Paris: Éditions du Seuil/Gallimard, 2006. [Inscribir y borrar. Cultura escrita y literatura (Siglos XI - XVIII). Buenos Aires: Katz Editores, 2006]: Nuevos caminos para la historia de la literatura author indexsubject indexarticles search
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Co-herencia

Print version ISSN 1794-5887

Co-herencia vol.6 no.11 Medellín Jul./Dec. 2009

 

Reseñas bibliográficas

Progresar y civilizar

 

Nicolás Ceballos Bedoya

nceball3@eafit.edu.co


 

Progresar y civilizar es la tesis doctoral de Juan Camilo Escobar Villegas, prologada por el historiador francés Serge Gruzinsky. En esta publicación se describen dos procesos entretejidos que se urden entre las historias de los miembros de la élite intelectual en Antioquia durante el siglo XIX; un siglo que empieza luego de concluidas las agitaciones de la independencia (1830) y concluye con una era de cambios e industrialización en 1920. Los dos procesos de los que da cuenta el libro son la formación de dos imaginarios: la llamada "identidad antioqueña", y el ideal de "progreso y civilización" de la región, los cuales se construyeron a través de la obra de poetas, ensayistas, científicos, historiadores, hombres de Estado y pintores, entre otros.

El texto se ubica en el campo de la historia cultural, narra la vida y obra de algunos miembros de la élite de ese período y analiza la creación del imaginario identitario y civilizador. Es una historia de los imaginarios, por tanto, interesada en mostrar la creación de un discurso y un modo de pensar la región, más que en descubrir la realidad de los acontecimientos, la veracidad de las afirmaciones científicas o la pertinencia de los proyectos políticos creados por los intelectuales antioqueños. También es una obra de historias conectadas, pues su narrativa tiene como presupuesto que la vida de aquellos intelectuales sobrepasa el ámbito de lo local debido a sus viajes de estudio, misiones diplomáticas, exilios, publicaciones en el exterior, pertenencia a sociedades científicas, así como a su afán por importar cultura extranjera trayendo a la región revistas, libros, espectáculos y educadores foráneos como parte del proyecto civilizador. Por lo anterior acoge el término "Euroamérica"1 (Escobar, 2009: 43), para nombrar el "espacio cultural de análisis" dentro del cual ubicará a los protagonistas de la historia que narra.

El texto se divide en dos partes, siendo la primera una sección introductoria de tres capítulos: el primero de los cuales se ocupa de aclarar los términos y los presupuestos metodológicos, el segundo ofrece una introducción al contexto histórico y geográfico de Antioquia, mientras que el tercer capítulo es un acercamiento a la Antioquia del siglo XIX a partir del surgimiento y desarrollo de sus élites, que supieron aprovechar el régimen federal para construir un proyecto de región y lograron utilizar su prosperidad material para abrirse camino en Europa e importar su cultura y crear intercambios culturales.

La segunda parte de la obra contiene el resultado de la investigación del profesor Escobar presentado en cuatro capítulos, cada uno dedicado a un tipo de intelectual con algún miembro destacado de la respectiva élite como protagonista, sin descuidar la descripción de su entorno cultural. Incluye, por tanto, a su círculo de amigos, maestros y contertulios. El primero de estos capítulos lo dedica a los literatos, teniendo como protagonista al poeta Gregorio Gutiérrez González. El segundo capítulo se ocupa de los científicos, resaltando al médico Andrés Posada Arango, pionero de la antropología en la región, cuya historia se enlaza con la de otros científicos como Manuel Uribe Ángel. Los ensayistas y hombres de Estado, encabezados por el liberal Antonio José Restrepo, ocupan el tercer capítulo. El pintor y escultor Francisco Antonio Cano es quien sobresale en el último capítulo, dedicado a las bellas artes. Con la obra de todos estos intelectuales ilustra la construcción del imaginario civilizador e identitario: la poesía construye la idea de la Antioquia idílica, de gente trabajadora aunque con capacidades líricas; la ciencia crea el imaginario de la "raza antioqueña", el mismo que es descrito por los historiadores y plasmado en la pintura.

Esta narración no olvida el contexto bélico que marcó casi todo el siglo XIX, mostrando cómo de manera paralela a los conflictos se realizaban tertulias que congregaban a liberales y conservadores en torno a discusiones literarias, con lo cual sugiere el autor que las enemistades partidistas en Antioquia se debían más a una necesidad de mostrar valor y sacrificio que a disputas acerca de un proyecto político.

Más allá de la riqueza narrativa de este libro en lo referente a temas de historia cultural antioqueña diría que su mayor cualidad es sin duda su preocupación por los matices, pues es capaz de describir un imaginario de identidad sin caer en la sencilla alabanza, ni de emprender una mera arremetida contra las élites. Muestra la posibilidad de salirse del dilema entre la exaltación de "la raza" y la crítica desdeñosa de lo local.

El autor nos muestra una interpretación del papel de las élites locales frente al país y el mundo que no cae en el error de ver la historia de Antioquia desde la óptica de la originalidad y el aislamiento, ni acoge una interpretación de las relaciones con lo extranjero desde la perspectiva de la dependencia o de la pobre imitación local de lo europeo, interpretaciones que desconocen el lugar que los intelectuales locales ocuparon en los centros de producción cultural europeos como miembros de sociedades científicas o como autores que fueron leídos y comentados en ambos lados del Atlántico. Del mismo modo, la simple denuncia o reacción contra la fascinación por lo extranjero de las élites olvidaría la relevancia de la importación para el desarrollo de las culturas, que no tiene que ser vista como un simple afán esnob por desear lo foráneo, sino como parte de lo que Tzvetan Todorov denomina un ejercicio de "transvaloración", el volverse sobre sí mismo luego de haber tenido contacto con lo otro. En otras palabras, "El conocimiento de lo ajeno sirve para el enriquecimiento propio: en este campo, dar es recibir" (Todorov, 1988: 25).

Como sustituto de aquellas posturas que ven en dichos intercambios culturales una dependencia, el autor propone hablar de la construcción de un "proyecto común" (Escobar, 2009: 389). Sin embargo valdría la pena que futuras investigaciones profundizaran en la idea del "proyecto común", para dar cuenta de las asimetrías que se presentan entre los polos del intercambio, como es el caso de las barreras para ingresar a los círculos intelectuales europeos. Esta posibilidad de profundizar surge del libro mismo, que se muestra contrario a convertir sus conclusiones en una teoría general, mostrándolas mejor como invitaciones a la investigación.

Notas al pie

1 El concepto es tomado del historiador François-Xavier Guerra.

 

Otras referencias

1. TODOROV, Tzvetan (1988) "El cruzamiento entre culturas". En: Tzvetan Todorov y otros, Cruce de culturas y mestizaje cultural. Madrid: Jucar.

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