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Co-herencia

versión impresa ISSN 1794-5887

Co-herencia vol.11 no.20 Medellín ene./jun. 2014

 

RESEÑA BILIOGRÁFICA

 

Casanova, José V. Genealogías de la secularización. Barcelona: Anthropos y Universidad Nacional Autónoma de México, 2012.

 

 

Iván Garzón Vallejo

Universidad de La Sabana, Bogotá ivan.garzon1@unisabana.edu.co

 


A 20 años de su publicación, el libro de José Casanova Public Religions in the Modern World ya es uno de los clásicos de la sociología de la religión y uno de los trabajos que mayores aportes ha hecho a la discusión sobre la secularización, la modernización, el pluralismo y las religiones públicas. Con el título Genealogías de la secularización, se publicó la recopilación del profesor Josetxo Beriain de 14 trabajos del profesor de Georgetown University aparecidos en los últimos años en revistas especializadas y volúmenes colectivos, dejándonos a sus lectores la tarea de releerlos y encontrar tópicos que permitan sistematizarlos.

En su metodología, José V. Casanova armoniza tres aspectos: un enfoque empírico que lo lleva a pensar a partir de los hechos; una perspectiva histórica que permite contextualizar los procesos; y una formulación de propuestas teóricas que hacen posible explicar el mundo en que vivimos. Además de algunas tesis polémicas (como aquella según la cual el secularismo no es un requisito de la democracia), uno de los aspectos más sugerentes de los trabajos de Casanova son sus distinciones conceptuales o desagregados analíticos. O dicho de otro modo, que pone de presente la existencia de diferentes procesos, aspectos y dimensiones de los problemas estudiados, combinando el diagnóstico empírico con una perspectiva normativa.

En este sentido, es reconocida su distinción de los tres procesos que intervienen en la secularización: la distinción funcional, el declive de la religión y la privatización. Sugerente también es su advertencia de que en las relaciones entre política y religión se debe distinguir un plano conductual, uno institucional y otro filosófico. Este empeño por distinguir las dimensiones que operan en los procesos de secularización y modernización llevan al autor a desmitificar el paradigma secularista hegemónico en las ciencias sociales que sostiene que la secularización de las sociedades occidentales es un fenómeno irreversible, necesario, con efectos semejantes allí donde opera, y que actúa como condición necesaria de la modernización y el progreso social.

No obstante, la certeza que la teoría de la secularización preveía se ha derrumbado y el consenso entre los intelectuales y científicos sociales sobre la misma se ha resquebrajado. Casanova lo demuestra dotado de herramientas sociológicas: hechos, datos y estadísticas. Con base en ellas propone un conjunto de tesis que permiten explicar e interpretar el contexto político religioso global al que asistimos. Así, a su crítica según la cual la teoría de la secularización es una profecía autocumplida que tiene la discusión entre los sociólogos europeos y americanos en un punto muerto, el autor propone varias tesis: la desprivatización de la religión o la emergencia de religiones públicas modernas; que el islam constituye por su naturaleza y vocación un problema religioso para el laicismo occidental; que la religión es un elemento que articula las identidades políticas nacionales como evidencian los casos de Polonia, Estados Unidos e Irlanda; que el modelo de laicidad a la francesa constituye una equivocada forma de abordar los problemas de la inmigración árabe y musulmana; que en la segunda mitad del siglo XX el catolicismo llevó a cabo un exitoso proceso de adaptación a la secularización acompañando los procesos de modernización y democratización, configurándose como una religión pública moderna; y, finalmente, que ''cuando se trata de religión, no hay una norma global'' (p. 279).

Más allá de las particularidades del diseño institucional con el que cada nación resuelve la articulación de la religión en el derecho y la política, el autor de Genealogías de la secularización sugiere que el secularismo no es un requisito sine qua non de la democracia. Dicho de otro modo, que la separación estricta entre religión y política no es un requisito necesario para que las libertades y los derechos humanos tengan plena vigencia (como sugieren Dahl y Linz) y, que, por el contrario, se trata de un requisito formulado por algunos autores liberales (como Rawls y Ackerman). En efecto, la confesionalidad estatal del Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega, y Grecia respaldan empíricamente dicha lectura.

Aunque se trata de una tesis contra-mayoritaria en la discusión normativa contemporánea, poner las cosas en su sitio es el mejor punto de partida de un análisis social certero. A esta deuda weberiana de estricto compromiso con los hechos el texto añade una heterodoxia: la valoración de la religión como fenómeno colectivo y factor explicativo de la historia, la identidad y el devenir de las sociedades. De allí el planteamiento de que la mayor presencia de la religión en los debates democráticos es deseable, predecible y contribuye a la ampliación de la res pública.

Aunque tácitamente buena parte de los trabajos de Genealogías de la secularización tercian en el debate entre los sociólogos de la religión europeos y americanos acerca de cuál de las dos realidades (Estados Unidos o Europa) aportan el banco de pruebas canónico para una teoría de la secularización universalista y, de contera, cuál sociedad constituye una excepción a la regla, Casanova advierte que hoy no existe un solo paradigma universal que explique el papel de la religión en las sociedades modernas. De este modo intenta situarse en una perspectiva global, comparada y analítica que permita interpretar los procesos de secularización y modernización a los que asistimos, y que en los últimos años han obtenido mayor atención de internacionalistas, sociólogos y filósofos.

Esta perspectiva global requiere prestar mayor atención a los procesos suscitados por el islam y las religiones diferentes a la cristiana, pero sobre todo, implica reformular el marco epistemológico nacionalista, constitucional y secularista con el que los científicos sociales suelen abordar los problemas asociados a la intervención de la religión en el ámbito público.

Más allá de los atisbos en el texto de una perspectiva global, Genealogías de la secularización se ocupa, básicamente, de dar cuenta del complejo devenir de la religión en el ámbito público occidental, movido por la convicción de que ''ha llegado la hora de buscar nuevas categorías más complejas, más sofisticadas y reflexivas que nos ayuden a entender mejor el sistema global ahora mismo emergente de modernidades múltiples'' (p. 222).

Por ahora, la postsecularidad es el concepto que puede cumplir este rol, sobre todo si logra situarse como paradigma alternativo a la teoría de la secularización. De este modo, José Casanova coincide con Jürgen Habermas y Charles Taylor en el uso de este concepto, apuntando que aquél supone pensar el mundo moderno más allá del secularismo epistemológico y del etnocentrismo europeo, dos presupuestos teóricos en los cuales siguen encasillados algunos académicos e intelectuales que no se han dado cuenta que la religión está de vuelta. Aunque... quizás nunca se fue.