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Co-herencia

versão impressa ISSN 1794-5887

Co-herencia vol.11 no.21 Medellín jul./dez. 2014

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

El Estado del bienestar racial y sus enemigos políticos y de fe

Notas de investigación de los archivos de la Gestapo en el inicio de la dictadura nacionalsocialista (1933 - 1937)*

 

The ''Racial Welfare'' State and its Political and Religious Enemies. Research Notes on the Gestapo Files from the Beginning of the Nazi Dictatorship (1933-1937)

 

Claudio Llanos Reyes

Doctor en Historia por la Universidad de Barcelona-España. Profesor de Historia Contemporánea, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso-Chile. claudio.llanos@ucv.cl

 

Recibido: 23 de enero de 2013 | Aprobado: 12 de agosto de 2014

 


Resumen

El problema central de este artículo es aproximarnos a la relación que se dio entre el accionar de la Gestapo, la generación y mantención de un orden que debía eliminar y neutralizar a los ''enemigos'' del ''pueblo alemán'', comunistas y católicos de oposición, y el aseguramiento de ''su bienestar'' durante los primeros años de la dictadura nazi. La Gestapo fue uno de los instrumentos tempranos para asegurar la neutralización de las resistencias al proyecto nacionalsocialista. Involucraba un nacionalismo extremo, que se movilizaba racial e ideológicamente en pos de la construcción de un orden social que asegurara las supuestas condiciones de vida y supremacía de los alemanes arios. Al mismo tiempo se busca recordar que históricamente la oposición existió, más allá de su incapacidad y fracaso. Si bien la dictadura tuvo aliados o cómplices en su camino de terror, también se debe mantener en la memoria histórica que hubo resistencias: no todos fueron cómplices de la dictadura nazi.

Palabras clave

Alemania, bienestar, raza, Gestapo, comunistas y católicos.


Abstract

The main problem of this paper is the relationship between the actions of Die Geheime Staatspolizei (Gestapo), the generation and maintenance of an order that had to eliminate and neutralize the ''enemies'' of the ''German people'' -Communists and the Catholic opposition- and the assurance of its ''well-being'' during the first years of the Nazi dictatorship. The Gestapo was one of the early instruments used to ensure the neutralization of resistance to the Nazi project. It involved extreme nationalism, which used racial and ideological arguments in the pursuit of the construction of a social order that would ensure the alleged conditions of life and supremacy of ''Aryan'' Germans. The article also seeks to remind the reader that the opposition existed, regardless of its powerlessness and failure. Although the dictatorship had allies and collaborators on its path of terror, the historical memory of the resistance that existed must be kept alive: not everyone was an accomplice.

Key words

Germany, welfare, race, Gestapo, Communists and Catholics


 

 

El problema y sus fuentes

''Juntemos las manos,

inclinemos la cabeza

y pensemos en Adolf Hitler

quien nos salva de toda miseria

y nos da nuestro pan de cada día.'' 1

 

Las líneas que inauguran este artículo nos introducen en la relación que se buscó construir entre la vida de los alemanes y su bienestar, y el accionar y pensar de Hitler durante la dictadura nacionalsocialista. Esta pretensión se sitúa en el marco del destino de la ''comunidad del pueblo'' (Volksgemeinschaft), su supuesto grandioso destino racial y la necesidad de defenderse de ''los enemigos internos y externos (los judíos, los usureros, los marxistas, los Aliados), a los que culpaban de obstaculizar la ''regeneración nacional'' (Frizsche, 2009: 45). A partir de esto, el problema central de este artículo es la relación que se dio entre el accionar de la Geheime Staatspolizei (Gestapo), la generación y mantención de un orden que debía eliminar y neutralizar a los ''enemigos'' del pueblo alemán, y el aseguramiento de ''su bienestar''. La Gestapo fue uno de los tempranos instrumentos para asegurar la neutralización de las resistencias al proyecto nacionalsocialista. En eso es importante considerar que éste involucraba un nacionalismo extremo, que se movilizaba racial e ideológicamente en pos de la construcción de un orden social que aseguraría las condiciones de vida y supremacía de los alemanes arios, es decir libres de los factores ''contaminantes'', tanto en lo racial como en lo ideológico.

En este artículo se muestra que durante el inicio de la dictadura, la sociedad alemana no fue pasiva o indiferente a las políticas nacionalsocialistas. Desde temprano existieron muestras de oposición a los planteos nacionalsocialistas, incluso al antisemitismo, lo que limita las propuestas generalizadoras como la de Goldhagen en torno a una supuesta inclinación de los alemanes a participar en el genocidio durante la dictadura de Hitler (Goldhagen, 1997: 15, 2003: 48-69). De esta forma se busca recordar que históricamente la oposición existió, más allá de su incapacidad y fracaso. Esto pues si bien se debe recordar que la dictadura tuvo aliados o cómplices en su camino de terror, también se debe mantener en la memoria histórica que hubo resistencias, que no todos apoyaron, no todos fueron cómplices2.

En este trabajo nos concentraremos principalmente en comunistas (KPD) y católicos. Este enfoque no implica desconocer la persecución, vigilancia y asesinato de otros opositores y ''enemigos raciales'' políticos de la dictadura, sino que más bien se explica a partir de los límites que imponen los elementos particulares. Algunos de estos casos han sido desarrollados por diversos estudios en extenso (como por ejemplo la situación de los judíos), sin perjuicio de que continúen requiriendo atención y reflexión. Estudiar las representaciones de estos dos sectores nos permitirá ver de mejor manera las formas de control e imposición del orden del Estado racial. Esto entendido dentro de un marco de amedrentamiento a cualquier forma de oposición al régimen y a la pérdida de todo tipo de garantía a la vida personal, privada o pública (Paxton, 2004: 166 – 169). Al mismo tiempo, aproximarnos a la situación de católicos y comunistas durante el establecimiento de la dictadura de Hitler nos permitirá ver de manera más amplia la complejidad y amplitud de la vigilancia y persecución que se experimentó a nivel social durante el período que cubren las fuentes revisadas.

Las fuentes utilizadas para este trabajo están compuestas por informes de la Geheimen Staatspolizei (Gestapo) incluidos en: Vollmer, Bernhard, Volksopposition im Polizeistaat. Gestapo und Regierungsberichte 1934 – 1936 (1957). Stuttgart: Deutsche Verlags – Anstalt; Steinwascher, Gerd (editor), Gestapo Osnabrück meldet... (1995). Osnabrück: Selbstverlag des Vereins für Geschichte und Landeskunde von Osnabrück y Mlynek, Klaus (editor) Gestapo Hannover meldet...(1986). Bremen: Verlag August Lax Hildesheim3. Estas publicaciones documentales son el resultado de la búsqueda y mantención de los diversos informes de la Gestapo que implican tanto trabajo en los archivos que quedaron en Alemania Federal,como en los Archivos del Ministerium für Staatssicherheit (MfS o Stasi) en la República Democrática Alemana (Steinwascher, 1995: 2 y Mlynek, 1986: 2).

Al considerar la existencia de una política de ''bienestar racial'' (inscrita dentro de la Sozialpolitik) en la dictadura de Hitler, se debe tener en cuenta que ésta se sitúa fuera de cualquiera de los elementos teóricos igualitarios existentes dentro del liberalismo como del socialismo. Es por ende un concepto ''torcido'' de bienestar (Ritter, 1991: 133-140)4, en la medida en que despojó la noción de bienestar de cualquier consideración de igualdad de origen ilustrado y la concentró en elementos raciales, que despojaron a miles de cualquier protección del Estado. Este proceso asumió particular materialidad en la situación de las minorías después de la Primera Guerra Mundial (Arendt, 1973: 347-482).

Junto a la base nacional racista que orientaba la política del Estado nazi, se debe considerar el despliegue de una política económica destinada a resolver los problemas que la economía Alemana enfrentaba, particularmente desde la crisis económica mundial de 1929 que había dejado a millones de alemanes desempleados y frente a una inflación que destruía el poder adquisitivo de los salarios (Wagner, 2008: 58-59). Por cierto, la discusión sobre este aspecto de la dictadura es amplia, pero se puede señalar que mediante un programa de alta emisión de dinero y endeudamiento, la economía alemana experimentó mejoras en los niveles de empleo. Eso sí, se debe tener presente que estos resultados de la política económica nacionalsocialistas estaban completamente ligados al desarrollo de una política fascista, racista, militar y bélica, y donde el milagro alemán de Hitler fue una experiencia muy ambigua (Tooze, 2007: 30-33). De esta forma, pretender desligar la guerra, la violencia y el genocidio del desarrollo de la economía alemana durante la dictadura es un error que ha sido puesto en evidencia durante los últimos años, tanto por Gótz Aly (2006) y Adam Tooze (2007), entre otros.

La política social bajo la dictadura nacionalsocialista dejó fuera de cualquier derecho y protección del Estado a quienes consideraron ''ajenos a la comunidad'' (Gemeinschaftsfremden) y ''ajenos a la raza'' (Fremdrassigen). En esta política el régimen dictatorial contó con un conjunto de ''expertos'' que desde las ciencias naturales, sociales y el derecho, legitimaron esta perversa noción del bienestar en la política social nacionalsocialista (Raphael, 1998: 231-238)5. En la construcción de este sistema, el control de la sociedad sobre los ''enemigos'' resultaba central y esto fue algo que se manifestó desde temprano en el régimen, no solo en los criterios eutanásicos (Klee, 2010), sino también en la vigilancia social.

Para el régimen nacionalsocialista, los enemigos políticos y los enemigos raciales eran una amenaza para el orden que se buscaba imponer, un orden que pretendía asegurar el bienestar ario, la supervivencia e imposición de la ''raza superior'' (Paxton, 2004: 159-160). En este sentido, todo enemigo del Estado racial, lo era del bienestar del pueblo alemán, de la comunidad del pueblo (Volksgemeinschaft). La Gestapo fue uno de los órganos encargados de perseguir y vigilar a estos enemigos (Staatsfeinde) categorizados en los diversos apartados de sus informes (comunistas, socialdemócratas, Evangélicos, Católicos, Judíos, Masones, etc.). El desquicio nazi llegó a los extremos de centrar en una estructura monolítica a sus enemigos, fundamentada en la raza y en la oportunidad que este concepto brindaba para identificar a los opuestos, aislar cualquier mirada opuesta. Desde ''marzo de 1933 (...) miles de protestantes, católicos, agnósticos, sionistas, judíos ortodoxos o reformados, nacionalistas alemanes, comunistas e intelectuales liberales de toda condición social, descubrieron de repente que se habían convertido en (...): judíos'' (Fritzsche, 2009: 89).

El orden y destino del pueblo alemán estaban unidos a la política nacionalsocialista. Particularmente el destino -y por ello el bienestar del pueblo y su representación- tomaba forma en la figura de Hitler, que constituía la ''manifestación de las leyes vitales del pueblo alemán'' (Buchheim, 1967: 15). La voluntad del líder nazi equivalía a la voluntad del pueblo, de ello que los críticos y rivales de las ideas nacionalsocialistas y de Hitler fueran tachados de enemigos del puedo alemán, de su destino, de su bienestar y de su existencia. En este marco el Führer representaba el destino de la nación:

En tiempos de emergencia interna, el Führer es el guía del pueblo que ha olvidado o traicionado su misión política. Él constituye en sí mismo la voluntad general nacionalista y encarna en todos, los deseos y plenitud de la unidad política del pueblo, en contra de los intereses particulares a la misión histórica de la nación entera (Verfassungsrecht des Gro deutschen Reiches, Buchheim, 1967: 17).

El seguimiento y la vigilancia policial sobre los ''enemigos'' estaban dentro del orden y discurso de propaganda nacionalsocialista, que se armó de un lenguaje profético que buscaba mostrar su infalibilidad bajo una cubierta científica que brindara certezas a una población agobiada por las crisis y la tensión. Serían las ''leyes de la Historia'' y la ''naturaleza'' las que el régimen aplicaría, exterminando de acuerdo a ellas a todos los elementos ''democráticos, judíos, orientales infrahumanos o al enfermo incurable, que de manera alguna ''son aptos para vivir'' (Arendt, 1973: 435). Así, la cubierta científico profética ''correspondía a las necesidades de las masas que habían perdido su hogar en el mundo y estaban ya preparadas para reintegrarse a las fuerzas eternas y todopoderosas, que por sí mismas conducen al hombre, nadador en las olas de la adversidad, hasta costas de seguridad'' (Arendt, 1973: 435).

Considerando lo anterior, este trabajo se aproxima a la forma en que desde la política policial nazi se definieron los enemigos del Estado racial y el ''bienestar'' alemán entre 1933 y 1937. Se centra particularmente en cómo se planteó el control y la reducción de los ''enemigos'', en la medida que estos eran una amenaza al establecimiento del Estado racial y con ello a la subsistencia del ''pueblo alemán''6. Con esto, el trabajo se enmarca dentro de una mirada crítica a las interpretaciones históricas generalizadoras, como la Aly (2006) y Goldhagen (1997), que aun con sus importantes contribuciones tienden a invisibilizar la oposición a la dictadura de Hitler.

 

Los enemigos políticos y de fe del ''bienestar ario''

Götz Aly en La Utopía Nazi (2005), plantea que la política económica nacionalsocialista resultó de una suerte de ''compra'' de la sociedad alemana. Ello permitiría entender que ésta se mantuviera alejada de las críticas al régimen, producto del conjunto de beneficios materiales que obtenía de la política del Estado racial; una política de robo, saqueo y crimen sobre los pueblos ocupados, esclavizados y asesinados. La ''tranquila'' actitud de la sociedad alemana en el marco de la dictadura nacionalsocialista y la guerra, constituyen un tema que ha recibido diversas miradas, desde aquellas que se concentran en aspectos psicológicos o psicoanalíticos (Friedlander, 2004; LaCapra, 2009) hasta aquellos que buscan las explicaciones en los elementos económicos y su relación con respecto a la guerra (Tooze, 2008). Entre estas diversas miradas surge un elemento importante para entender históricamente el problema de la actitud de la sociedad frente a las acciones llevadas adelante por el nacionalsocialismo, a saber: la condición de dictadura totalitaria del régimen nazi.

De acuerdo a ello, el control y el orden sobre la sociedad son factores que deben ser considerados, pues los crímenes del nacionalsocialismo se dieron en el marco de una extrema red de vigilancia y restricciones. Una de las características del régimen de Hitler era la concentración en lograr que dentro de la sociedad alemana se redujeran las tensiones y discusiones políticas, pues - desde la perspectiva del fascismo- atomizaban la nación. En otras palabras, se buscaba una homogenización hasta el punto en que incluso los rumores, o las bromas contra la dictadura fueran sancionados (Evans, 2007: 109-110). En este marco, tal como lo muestra Adam Tooze, era la Guerra como objetivo lo que permitía que el movimiento de la organización fascista del Estado desplegara toda su violencia, tanto al interior como al exterior de Alemania (Tooze, 2007). Para lograr la neutralización de la sociedad el nacionalsocialismo partía de una clara jerarquización racial que permitía observar un torcido y perverso concepto de bienestar (Llanos, 2012: 199-200).

Asegurar el orden dictatorial y el despliegue del proyecto nacionalsocialista implicaba identificar a los enemigos del Estado. El Estado dentro de la mirada nazi se ligaba directamente a la figura del Führer y del pueblo, Volk. En torno a los ''enemigos del Estado'', muchos trabajos han concentrado su atención en los aspectos raciales, particularmente antisemitas, de la política nazi; y si bien en ningún momento se debería disminuir la tragedia del holocausto o Shoa, es también necesario mantener en consideración la confrontación política dentro de la dictadura nacionalsocialista. El elemento político- social involucra tomar la discusión desplegada desde los aportes de historiadores como Tim Mason (1997), particularmente en lo referente a la consolidación del poder de Hitler dentro de Alemania, su relación con el movimiento obrero y el despliegue de la represión a los sectores políticos de la izquierda alemana. También se debe considerar que esto se manifestó en una vigilancia, control y persecución sobre católicos, evangélicos, judíos, etc. Así, en un perspectiva amplia y sintética, el nacionalsocialismo veía un conjunto de enemigos, ''todos los problemas eran problemas raciales para el nazismo, y la ideología völkisch del nazismo proveía de diagnóstico y solución de todos los problemas contemporáneos, incluyendo la división de clases'' (Baranowsky, 2000: 1159).

Para lograr el orden y asegurar la ''superioridad germana'' el régimen nazi desplegó diversos mecanismos de control político y social, entre los cuales esta investigación estudia la acción de la Gestapo como ''instrumento del terror'' (Evans, 2007: 103-119). Este organismo resultó ser no sólo fundamental para mantener el control sobre los opositores, sino también un instrumento para identificar las tensiones existentes dentro de la sociedad alemana durante la dictadura. Por un lado, la represión contra los enemigos del Estado (Staatsfeinde) nos permite aproximarnos a los mecanismos que aseguraron el poder y control sobre la sociedad, y por otro, nos deja observar las formas en que se asegura el bienestar racial en base a una política represiva y completamente torcida del concepto de humanidad. Una concepción donde asegurar la disciplina a partir del miedo era central y que fue capaz de reducir las resistencias, cubriendo todas las esferas de la vida social (Evans, 2007: 111). Sin embargo, para lograr eso, primero se debía golpear a los ''enemigos'', neutralizar las posibilidades de crítica o alternativa, por lo que –entre muchos otros- católicos críticos al régimen y comunistas fueron vigilados y sancionado

 

Los enemigos totales: el caso de militantes comunistas

Para el régimen dictatorial los comunistas y marxistas representaban al enemigo total debido a que la idea de la lucha de clases era considerada enemiga de la integridad y unidad orgánica y racial de la nación (Llanos, 2009: 73-75). Sumado a ello, la idea internacionalista reflejaba una relación entre pueblos que estaba lejos de las ideas de superioridad racial (Hitler, 1939: 158). En este contexto, el pretendido bienestar de la raza se veía amenazado por las fuerzas ''centrífugas'' del marxismo, más aún cuando en la fantasmagoría hitleriana, judíos y marxistas eran una suerte de ''infección social''. El marxismo era el ''bacilo'' alimentado por la democracia (Hitler, 1939: 72). Estaban además vinculados a los judíos en cuanto a lo que representaban, como la ''República Judía de Weimar'' (Judenrepublik) y la acción de los ''criminales de noviembre'' (Novemberverbrecher) (Steinbach – Tuchel, 2004: 27). Por ello, desde la perspectiva nacionalsocialista el ser comunista era un crimen y la Gestapo se encargaba de dejarlo claro.

El problema que enfrentó la dictadura en su progresiva toma total del poder era que después del 2 de febrero de 1933 con la ocupación de la Casa Karl-Liebknecht, sede del Partido Comunista Alemán (KPD) y su posterior ilegalización, éste inició un trabajo de oposición en la clandestinidad que incluía la producción de propaganda en imprentas ''ilegales'' (Steinbach – Tuchel, 2004: 35; Gestapo Hannover 7 de octubre, 1933: 69-70).

Los militantes del Partido Comunista cubrían un amplio espectro social que después del incendio del Reichstag, se expresó en la detención de miles de personas que fueron puestas bajo ''cuidado'' (Schutzhaft) y donde las denuncias, traiciones y cobros de viejas rencillas ocuparon un rol importante (Herbst, 2004: 35). Sin embargo, lo anterior no niega que comunistas, socialdemócratas y sectores de izquierda en general, estuviesen preparados para la lucha clandestina, pues históricamente estos grupos y el movimiento obrero habían sufrido de la ilegalidad y la persecución (Evans, 2007: 65).

Los documentos de la Gestapo estudiados en esta investigación, nos muestran que después de ilegalizado el Partido Comunista Alemán, en medio de la fuerte persecución y represión, sus militantes desarrollaron nuevas estrategias de organización celular, pequeñas unidades militantes donde, para reforzar la seguridad, se eliminaban los nombres e identificaban con números.

De esta forma los comunistas desarrollaron en 1933 campañas contra las políticas de la dictadura, como el encarcelamiento de Thälmann mediante el envío de tarjetas postales que decían ''Exigimos las liberación de Thälmann y todos los presos políticos'' (Gestapo Aachen, Nr 31. 10 de febrero 1936: 342). En Niedersachsen, el ilegalizado Partido Comunista denunciaba los métodos con que buscaban ser eliminarlos

Compañeros del partido, el espionaje y la provocación son armas importantes de la dictadura fascista y de las organizaciones de masa del aparato estatal. Con el uso de estos métodos, el enemigo de clase busca paralizar la fuerza de combate revolucionario y descomponer a nuestro partido para aislarnos de las masas y llevar lo mejor de nuestra clase y del partido al calabozo (Gestapo Hannover, 30 de Junio 1933: 56).

Las formas de identificar a estos enemigos del Estado racial eran diversas, por ejemplo sabemos que las denuncias eran un mecanismo usado por la Gestapo y otras unidades como las SS. Así, las razones para movilizar la represión en virtud de una denuncia incluían los comentarios hechos contra el régimen o las declaraciones de oposición a este.

En enero el comerciante de carbón Gustav Siegman de Hann. (Hanover) fue denunciado a la policía porque en estado de embriaguez en una posada expresó que para él solamente el saludo „Heil Moscú'' era ley. Según testigos, declaro públicamente que: „falta mucho para que el comunismo esté muerto, si me arrestan, habrá 10 más. Cuando esto se inicie, iré yo primero. No falta mucho tiempo''. Se decretó una orden de arresto contra Siegmann, que sin embargo fue suspendida a las tres semanas después. La causa penal aún no ha terminado. (Gestapo Hannover, 3 de febrero 1936: 492).

En este sentido se debe considerar que las denuncias sobre miembros comunistas ligados a situaciones de alcohol, podrían haber sido vistas como elementos que reforzaban la distancia de estos ''enemigos del estado'' de lo que era la figura ''no alcohólica'' con que era revestida Hitler. Quienes bebían alcohol y además fumaban, podían ser incluídos en los que no ''pensaban en la juventud ni en el pueblo alemán''. Esta mirada era parte de un sistema integral de la ''higiene racial'' donde se unía incluso la ''lucha contra el alcoholismo'' con la ley de esterilización (Klee, 2010: 50).

En este contexto, podemos apreciar que las actividades de los militantes comunistas buscaron eludir los controles, represión o vigilancia mediante el trabajo ilegal dentro de las ciudades o pueblos alemanes, movilizando también materiales, particularmente propaganda desde países extranjeros (Gestapo Osnabrück 4 de junio 1934, 1995: 67, 15 de julio: 71; Gestapo Aachen 6 de agosto 1934, 1957: 52-53).

En el período cubierto por los documentos estudiados, la resistencia al régimen era una realidad muy alejada de las miradas generalizadoras de un nacionalsocialismo apoyado por los alemanes o hegemónico (Goldhagen, 1997). La acción de los militantes comunistas era presentada como una situación que debía ser eliminada desde la raíz, el comunismo debía ser destruido, exterminado ''Vernichtung der KPD'' (Gestapo Hannover 7 de junio de 1933: 44). Pero el logro de este objetivo se mostraba complejo toda vez que luego de períodos de relativa ausencia de acción comunista, estos volvían a aparecer usando métodos diversos, propaganda encubierta, entre otros.

En los primeros años de la dictadura, cuando los éxitos prometidos no se alcanzaban y los problemas y escases de precios y productos se mantenían, la acción de los comunistas era vista con preocupación, la difusión de los problemas y las críticas eran reconocidas como una causa de empeoramientos del ''estado de ánimo del pueblo'', por ello se consideraban un problema para el ''bienestar racial'' (Gestapo Aachen 5 de marzo de 1934: 27; Gestapo Onsbrück 4 de septiembre de 1935: 237).

Los comentarios y las declaraciones contra el régimen parecen haber sido un mecanismo de rebelión de militantes comunistas y/o individuos aislados que fueron generalmente detenidos a partir de sus dichos en restaurantes u hosterías; aprensiones amparadas por la Ley contra rumores maliciosos (Evans, 2007: 109). Estas detenciones nos hablan tanto de las frustraciones de los opositores al régimen viviendo en un período donde la oposición política, incluído el Partido Comunista, tuvieron poco éxito en su reorganización (Gestapo Aachen, 10 de febrero de 1936: 345) frente al orden que se imponía, como -al mismo tiempo- de la evidente acción de diversos informantes de colaborar con la Gestapo. También se puede entender que el bienestar desde la perspectiva nacionalsocialista no tenía ninguna relación con la privacidad o la posibilidad de emitir opiniones críticas al régimen.

El minero Peter Pütz de Würselen y el trabajador Simon Holzapfel, (...). Ambos expresaron en una hospedería en Würselen durante una conversación: ''Estamos a favor de la libertad, estamos a favor de Moscú. Heil Moscú y nuevamente Heil Moscú.

(...)

El trabajador Max Müller de Merkstein del distrito de Aachen. Müller. Expresó el 17.1.1936 en una hospedería, en presencia del dirigente local del NSDAP en Herzogerath: ''En Rusia no hay más desempleados y en Alemania todavía hay muchos y aún así ustedes cabrones saludan con Heil Hitler (...). (Gestapo Aachen 10 de febrero 1936, 1957: 346 – 347).

En 1934, la represión mostraba efectos en la capacidad de las células comunistas para realizar sus acciones de propaganda (Gestapo Osnabrück, Documento 14. Mayo 1934. P. 66). Además se observaba una disminución en los militantes, factor que era visto por la Gestapo de Osnabrück con ironía, al señalar que la numeración de los militantes comunistas debería ser con cifras bajas (Gestapo Osnabrück, Documento 21. Septiembre 1934: 88).

La persecución a los comunistas en particular y a la izquierda en general, fue tanto una venganza de terror por años de enfrentamiento desde fines de la Primera Guerra Mundial, como además por la oposición de estos al proyecto nacionalsocialista, considerada enemiga del pueblo alemán. El destino de los comunistas detenidos y puestos ''bajo cuidado'' fue desde 1933, los campos de concentración de Dachau y Oranienburg, entre otros.

Las organizaciones ligadas al marxismo tenían una oposición clara a los postulados nacionalsocialistas, pues el proyecto ideológico de los comunistas y sus simpatizantes (también la socialdemocracia) partía de la destrucción de las relaciones de propiedad, sin relación con los orígenes raciales, en una lucha donde las clases explotadas se debían enfrentar a la burguesía, tanto a nivel nacional como internacional. De esta forma y en el plano de sus políticas sociales, el marxismo estaba lejano de cualquier discurso que no considerara la abolición de la propiedad privada de los medios de producción (Llanos, 2012: 202). Así mismo se planteaba una meta muy distinta a la fantasía racial de superioridad de los nazis.

El miedo que inspiraba la violencia nazi tenía una base en la propia lógica nacionalsocialista de camaradas del pueblo y enemigos del pueblo, en la cual no había terreno neutral (Fritzsche, 2009: 49). En este marco, los comunistas además de ser enemigos interiores del pueblo alemán, eran representantes del enemigo bolchevique, el ''agente'', el ''traidor'' ''representante de Moscú'' y de su régimen marxista, el que en las paranoides nebulosas imaginativas de Hitler, era parte de la acción del ''judaísmo internacional''

La suposición de que todas las razas son por sus características iguales, puede ser seguida por una manera parecida de considerar a las naciones, llegándose en escala descendente a afirmar idéntica cosa hasta de los mismos hombres. En esta forma, el marxismo internacional no pasa de ser un punto de vista general del mundo – sostenido en verdad por espacio muy largo de tiempo– y llevado adelante por el judío Karl Marx, a modo de confesión precisa de fe política. (...). Y todo ello con el propósito de servir a su propia raza. (Hitler, 1939: 297).

En 1937 los informes nos aproximan a las dificultades que los comunistas tenían para organizarse, el escenario ya no era el mismo de 1933 y 1934 cuando aún con su organización celular podían movilizar recursos de propaganda (Gestapo Osnabrück Febrero 1936, 1995: 329 -330). Un informe del 4 de enero de 1938, apuntaba que, ''La propaganda de folletos comunistas se ha disminuido por completo. No se pudieron hallar panfletos comunistas producidos ni a nivel local ni en el extranjero. Tampoco han llegado periódicos comunistas extranjeros (Gestapo Hannover 4 de enero 1938, 1986: 531-532).

La persecución a los comunistas tenía el objetivo de destruir y erradicar el marxismo de la vida alemana, pues eran vistos como ajenos a esta y enemigos de la misma. Esta política era parte de la ''limpieza'' del Estado y de la sociedad alemana que incluyó a enemigos raciales y políticos y que con organismos como la Gestapo, constituyó el inicio del Estado del terror, que no fue más de carácter espontáneo, sino que contó con la ayuda de aparatos de presión continuamente perfeccionados (Benz, 2008: 17).

 

Los católicos que desconocían al Estado racial

Se debe señalar con claridad que a nivel de organizaciones y comunidades los comunistas y católicos experimentaron de manera diferente la vigilancia y represión de la dictadura nazi. La iglesia católica vivió una situación diferente a la de los comunistas militantes7. Desde el concordato Alemania–Vaticano, sectores de la iglesia católica aceptaron o apoyaron en diverso grado al Estado racial, mientras que otros mostraron su confusión ante algunos de los líderes religiosos, situándose contrarios al orden e ideas del régimen dictatorial (Phayer, 2001: 328-329). De esta forma dentro de la iglesia católica la Gestapo identifica a los sectores cercanos al régimen y a aquellos que han pasado a ser enemigos del Estado por sus críticas y valoraciones contra éste. Se puede advertir en los documentos que los ''buenos'' católicos son aquellos que no emiten críticas, que obedecen a las disposiciones e ideas del orden y sus proyectos, sin cuestionar los acuerdos del concordato de 1933 que sorprendió a muchos católicos alemanes que advertían la naturaleza del nacionalsocialismo (Phayer, 2001: 238). En este sentido si bien Goldhagen cuestiona con abundante material documental la acciones de sectores de la jerarquía de la iglesia (Goldhagen, 2003), no es menos importante considerar las acciones que dentro de la comunidad católica criticaron a un régimen que otros obedecían, o frente al cual muchos guardaban silencio.

El siguiente es un caso interesante de la distancia crítica de algunos católicos hacia las ideas raciales propugnadas por el régimen, bastantes años antes de que desde el Vaticano se vieran cuestionamientos a las ideas propugnadas por la dictadura (Paxton, 2004: 195-196; Phayer, 2001: 331; Evans, 2007: 5). Un documento de octubre de 1935 informaba que el Párroco Coenen de Stetternich en una de sus prédicas en relación al culto católico, ajeno al propugnado por los nazis, señaló:

¿Por qué hay personas que adoran a la Madre de Dios?, ¿tal vez porque no tienen origen ario? Cuando las personas se encuentran en la tumba, no importa a qué raza pertenecen, y luego, cuando llegan ante el juez divino, él no preguntará: ¿eres ario o perteneces a otra raza?'' (Gestapo Aachen 7 de octubre 1935, 1957: 290).

Al igual que en el caso de los comunistas y otros enemigos del nazismo, los comentarios o rumores fueron un vehículo para la persecución. Así los sacerdotes podían ser puestos bajo detención por sus opiniones contra el régimen. Esto nos evidencia que la oposición buscaba hacerse pública, aún con el conocido riesgo de ser denunciados o escuchados por los agentes políticos de la dictadura. Esa fue la situación que enfrentó el capellán Josef Leyendecker, quien fue puesto en prisión preventiva porque el dos de abril de 1934 en un servicio de la iglesia criticó de manera fuerte y desafiante un artículo de prensa del Ministro del Reich Dr. Goebbels, para el aniversario de la toma del poder en el Palacio de los Deportes. Sobre la actitud de Leyendecker el informe de la Gestapo apuntaba que el sacerdote había manifestado su conocimiento de que criticar las ideas de Goebbels implicaban un delito, pero que aun así y de manera desafiante él señaló que:

Si el estado quiere pelear, lo tendría a él. El capellán Leyendecker fue procesado rápidamente por el tribunal del distrito local y condenado a un mes en la cárcel (...) En otro caso, contra el sacerdote Fredloh en Harzheim (...), porque él en una predica del 24.12.33 hizo declaraciones que dañaban la reputación del señor Canciller del Reich. La investigación está aún pendiente (Gestapo Aachen 5 de marzo 1934, 1957: 30-31).

La vigilancia sobre la vida y la paranoia de la dictadura, explican que no solo los sacerdotes estuvieran bajo observación y sospecha, sino que también otros miembros de la comunidad, como por ejemplo los profesores de colegios católicos. Sobre esto, es particularmente llamativo que en un documento de 1935 se informara de los reclamos del contenido de la oración de una profesora, que imploraba al final de ésta:

''Señor, en tu mano todopoderosa

Está nuestro pueblo y patria.

Regálanos el coraje heroico del salvador,

La gloria y la libertad sean el bien supremo.

Nuestro voto y consigna sean siempre:

Danos fuerza para la obra de liberación!

¡Despierta, Alemania!

¡Señor, libéranos! Amén.

(Gestapo Aachen 7 de enero 1936, 1957: 336)

Si bien los católicos no estaban dentro de la categoría de ''enemigos totales'', toda vez que no era considerado un crimen serlo (a diferencia de marxistas o judíos), la oposición de miembros de la iglesia o colectividades de esta era vista con preocupación, particularmente debido a la influencia y poder que las críticas tenían dentro de la comunidad. Una de las fuentes de oposición era la detención de sacerdotes o fieles (Gestapo Hannover 4 de marzo 1936, 1986: 529 -530; Gestapo Osnabrück 4 septiembre 1935: 242 – 244). También encontramos los desquicios en el disgusto y sospecha que generaba el que católicos no saludaran con el ''Heil Hitler'' (Gestapo Osnabrück 4 septiembre 1935, 1995: 243 – 244). Todo esto revestía un problema para el régimen en su progresiva toma total del control, no solo por lo que significaban las disidencias contra la dictadura, sino que además por la influencia del catolicismo a nivel político, con sus organizaciones de trabajadores y de partido (politischen Katholizismus). En este marco el amedrentamiento y generación de miedo resultaban centrales en la desarticulación de cualquier crítica. Un informe de la Gestapo de 1935 nos brinda algunas líneas de este tema,

La acción contra el catolicismo político demostró nuevamente que gran parte de la población católica se opone al movimiento y, con eso, al Estado nacionalsocialista. Aunque la población mayoritariamente esté tratando de adentrarse en las formas de pensar del Estado nuevo, hay que tener claro que en una lucha abierta entre el Estado y la Iglesia parte considerable de la población se pondrá del lado de la iglesia. En el transcurso de los últimos dos años, y especialmente en las semanas recién pasadas, el progreso de gran parte de la población católica hacia el Estado nuevo ha sido influenciado y atrasado significativamente por conflictos entre el Estado y la iglesia. La población católica no quiere comprender –a pesar de todas las aclaraciones e instrucciones– que hay que hacer una distinción entre el catolicismo político rechazado por el Estado y la iglesia católica como comunidad religiosa. Más bien, la población está viendo en cada medida estatal en contra del catolicismo político un ataque simultáneo a la iglesia, al que el católico le asigna un valor especialmente alto. Por supuesto que el clero católico está haciendo todo lo posible para alentar esta creencia en la población. (Gestapo Osnabrück 4 de septiembre 1935, 1995: 235-236).

Señalar que los católicos no eran enemigos totales, no implica asumir que el proyecto nacionalsocialista tuviera un espacio para formas alternativas de ver la sociedad, pues tal como advierte Richard Evans (2007), el nacionalsocialismo era anti-cristiano, con una propuesta de religión mítica, ''desde las SS de Himmler que fundaron un pseudo–ritual pagano de matrimonio e iniciación para sus oficiales, al ideólogo nazi Alfred Rosenberg, con su ampliamente leído El mito del Siglo XX, predicó un evangelio de odio contra el cristianismo como no-Germánico'' (Evans, 2007: 5-6). De esta forma se puede entender que en la dictadura se planteara un ''reemplazo'' del catolicismo, una reducción de sus espacios, por una ''religión'' acorde a las fantasías nacionalsocialistas, como lo fue la constitución de una ''Iglesia del Reich'' (Reichskirche) o el ''Cristianismo Alemán'', organizado bajo el principio de liderazgo del Führer y nacida principalmente de un fraccionamiento de algunos sectores protestantes (Benz, 2008: 36-38, 99-100).

Entre los mecanismos para reducir la influencia de la iglesia católica y cerrar los espacios de participación social de ésta, se puede observar una continua animosidad del régimen a través de sus agentes en contra de la asociación de jóvenes en la Juventud Católica, por la distancia que muchos jóvenes católicos mantenían de las formas de reunión y participación ofrecidas por la dictadura (Gestapo Osnabrück 10 de agosto 1934, 1995: 75, 2 de agosto 1934: 82, 4 de febrero 1936: 328; Gestapo Aachen, 1957: 18).

Para los agentes del régimen era necesario romper el poder de la iglesia mediante la incorporación de los jóvenes en la Juventud Hitleriana (JH). Para esto se apuntaba que la Juventud Hitleriana debía lograr con una ''acción masiva e inteligente táctica'' que los niños no fueran alejados por sus mayores de los jóvenes hitlerianos. Así se quebraría el ''poder político de la iglesia'' (Gestapo Osnabrück 2 de agosto 1934, 1995: 83).

Era molesto para los agentes de la dictadura enfrentar la resistencia que ciertos sacerdotes manifestaban hacia las acciones, ideas y celebraciones nazis. Por cierto que no era una resistencia que buscara una revolución social o enfrentar al régimen de forma abierta y generalizada, a toda la comunidad religiosa en el plano ideológico, como sí ocurría con la oposición de comunistas y otros sectores socialistas o marxistas. Aun así, como hemos visto, las resistencias se dieron y una de ellas era distanciar a los jóvenes de las actividades de la ''comunidad del pueblo''. Esto era controlado y denunciado por los agentes de la Gestapo. En un documento de agosto del 1935, se señalaba que el padre rector Esser de Alsdorf dijo a los niños en la clase de religión que ''sus líderes no son líderes, sino pervertidores'' (''Eure Führer sind keine Führer, sondern Verführer''). Además el padre Esser ''trata por todos los medios de mantener alejados a los niños de los eventos nacionalsocialistas'' (Gestapo Aachen, 7 de agosto 1935: 262).

Hacia finales del periodo estudiado y antes del inicio de la guerra, los católicos no estaban fuera del círculo de terror y paranoia criminal del nazismo. Más allá de las acciones dubitativas o cómplices de ciertas autoridades o simples fieles (Goldhagen, 2003: 49 – 56, 186 - 192), los católicos críticos se veían enfrentados al incremento sustancial de las denuncias en su contra (Evans, 2007: 108-109). Así, en un plano general, la situación de los católicos entra en el ámbito de lo vivido por los otros opositores, los otros enemigos del nacionalsocialismo y su objetivo de asegurar el perverso ''bienestar racial''

 

Conclusión

Las notas de investigación que se han presentado nos han aproximado a algunos de los brutales mecanismos en que el régimen nacionalsocialista desarrolló la imposición y construcción del Estado racial que pretendía imponer la fantasía de superioridad aria y su bienestar racial. La persecución a los enemigos fue un elemento central en este proceso y el estudio de los documentos de la Gestapo nos lo revela.

En la captura del poder por los nazis, el factor político resultaba central, se debía destruir a comunistas de manera total y también a los ''malos'' católicos que se alejaran de los límites establecidos por el régimen, entrando en el terreno político, solo reservado al nuevo Estado en construcción y a sus organizaciones.

La historia del régimen nazi y sus crímenes constituye un fenómeno histórico ampliamente estudiado. Aun así, los documentos existentes y las diversas interpretaciones de estos, mantienen viva la discusión histórica. En este sentido el estudio de quienes plantearon oposición al Estado racial es un ámbito que permite adentrarnos en las complejas y brutales relaciones que la dictadura de Hitler desarrollo dentro de la sociedad alemana. Como se ha visto, comunistas y católicos – con sus respectivas distancias – fueron vistos como enemigos del Estado racial y por ello del bienestar ario y de su futuro. Los primeros enemigos sin diferenciación, y los segundos perseguidos y vigilados cuando sus opiniones cuestionaban los límites y formas que el régimen buscaba imponer.

Los documentos de la Gestapo brindan la posibilidad de aproximarnos históricamente a lo ocurrido y desarrollar un diálogo con las diversas interpretaciones que se han construido sobre la dictadura. Al mismo tiempo el trabajo documental nos muestra tanto la complejidad que involucra las generalizaciones, como la real existencia de las resistencias, más allá de lo débiles que estás pueden llegar a ser.

 


* Este artículo es parte del proyecto FONDECYT N° 11110008. Agradezco al Institut für Zeit Geschichte (IFZ) de Múnich, por permitirme trabajar en su biblioteca durante julio de 2012 y al profesor Martin Geyer por su invitación a una estadía de investigación en Alemania entre junio y julio de 2012. También al profesor Richard Bessel (Universidad de York) por sus ideas y comentarios en torno al proyecto de investigación.

1 ''Händchen falten/ Köpfchen senken/ und an Adolf Hitler denken/ Der uns hilft aus aller Not/ und uns gibt das täglich Brot''. Versos enseñados a los niños de Kindergarten en Baviera durante la dictadura nazi.

2 No es por ello un ejercicio de exculpamiento, sino que por el contrario una aproximación a un momento de conflicto, donde no solo debemos mantener la memoria sobre los crímenes, sus ejecutores y cómplices, sino también la de quienes se opusieron.

3 Para los efectos de citación en este trabajo se señalará Gestapo Aachen, Gestapo Hannover o Gestapo Osnabrück, la fecha del documento y la paginación dentro de la edición.

4 Un concepto tan torcido como su escrito Mi Lucha que se revisará en algunas de sus ideas. Un libro que como señala Carl Amery, ''está plagado de imágenes torcidas, de despropósito burocrático,... del que emana un hedor mohoso de estrechez espiritual y caracterológica''. Ver: Amery (2002: 20).

5 Desde la década de 1990 se puede observar que dentro del estudio del nacionalsocialismo alemán y su dictadura se ha vitalizado la consideración de los elementos o factores políticos, sociales (Bessel, 2004, Noakes, 1966, Baranowsky, 2000) y económicos (Aly, 2006; Temmin, 1991, Tooze, 2007), para entender de mejor manera tanto el proceso de ascenso al poder, como la dictadura, la guerra y el Holocausto o Shoa. Este despliegue de interés en los aspectos políticos, sociales y económicos no implica un desconocimiento o abandono de los problemas que plantean el holocausto a la historia y otras disciplinas humanas y sociales, sino que persiguen aproximarnos a una mejor comprensión de la dictadura nazi y sus crímenes. En este sentido, la situación actual de las investigaciones en torno a los elementos políticos y sociales del régimen nazi, no se enmarcan meramente en los aspectos institucionales del Estado racial, sino que también abordan las relaciones e impactos de la política e ideas nacionalsocialistas en la vida social de Alemania (Bessel, 2001; 2004: 34-88). Junto a esto, el régimen Nazi, sus características, su forma de llegar al poder y el orden de Estado racial que éste estableció, es quizá uno de los temas estudiados más profundamente por la historiografía contemporánea. El debate cruza diversas interpretaciones que involucran tanto las definiciones mismas del nacionalsocialismo, como las forma de en entender el fascismo (Cfr. Sterhell, 1994, Paxton, 2005 y Kallis, 2004).

6 Resulta importante destacar el estudio de los archivos y documentos de los diversos organismos del régimen nazi, documentos y fuentes que debido a la violenta caída del régimen dictatorial en 1945, fueron capturados y conservados por los países ocupantes, aun considerando que muchos fueron destruidos en la violenta caída del régimen nazi (Steinwascher, 1995: 2). A los documentos conocidos y transcritos en Alemania Federal se deben agregar aquellos conservados en la República Democrática Alemana que durante la década de 1990 han aportado más información a nuestro conocimiento sobre la situación política. En este marco de revisión e interpretación de los documentos de la Gestapo se desarrolla este trabajo.

7 Se debe considerar que Kevin Spicer (2008) registró 138 sacerdotes católicos que explícitamente se identificaron con el nacionalsocialismo. De estos 109 estaban dentro de diócesis Alemana, 19 eran miembros de órdenes religiosas y 10 estaban fuera de Alemania. En total los datos de Spicer nos apuntan al 1% del clero católico en Alemania.


 

Fuentes Impresas

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