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Co-herencia

Print version ISSN 1794-5887

Co-herencia vol.14 no.26 Medellín Jan./June 2017

https://doi.org/10.17230/co-herencia.14.26.13 

Reseñas bibliográficas

Narrativas en vilo (2016). Editores académicos: Clemencia Ardila, Luis Fernando Restrepo, Sergio Villalobos Ruminott. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 230 p.

Carlos Andrés Salazar Martínez* 

1Universidad EAFIT, Colombia, casalazar@gmail.com

Narrativas en vilo. (, 2016. ). Editores académicos:, Ardila, Clemencia; Restrepo, Luis Fernando; Villalobos Ruminott, Sergio. ., Medellín: :, Fondo Editorial Universidad EAFIT, ,, 230p. p.


La tarea de leer e interpretar exige enfrentarse a preguntas esenciales respecto a los límites del lenguaje y los desafíos que enfrenta todo autor ante la pretensión de darle forma a la realidad. El libro Narrativas en vilo, publicado por el Fondo Editorial de la Universidad eafit, brinda un conjunto de perspectivas que refieren asuntos clave del ejercicio narrativo e interpretativo. La motivación de dicha recopilación, anunciada por los mismos editores académicos, es examinar críticamente las formas de narrar y las prácticas narrativas contemporáneas.

Independientemente de los criterios con los que se decidió separar en dos grandes conjuntos los artículos que componen el libro, es posible distinguir durante su lectura dos asuntos que emergen con urgencia y que son factores comunes en la mayoría de los textos. El primero de estos asuntos es aquel que explora la tensión entre la realidad y nuestra capacidad para contarla, y más allá de eso, para contarla a pesar de todo, pese a lo fuerte y desgarradora que haya podido ser la experiencia. El segundo, es aquel que se cuestiona la forma de contarla y que encuentra en la crónica un género actual, con la capacidad para adaptarse no solo a aquello que narra, sino también a las más diversas formas de divulgación de la palabra. Las preguntas entonces se vuelven hitos en las estructuras argumentativas y el desarrollo de ambos temas. Inquietudes que no hacen otra cosa que reflejar el interés de los autores por estas cuestiones y su deseo de allanar las maneras de entender las tensiones que genera la realidad, al autor en primera instancia y, de allí, a sus potenciales lectores e intérpretes.

Respecto al primer tema, las preguntas nos recuerdan algunas inquietudes de George Steiner relacionadas con el rol de quienes pretenden encontrar una interpretación de los archivos nazis: el hecho de que la construcción de dichos archivos no refleje silencio ni evasión, sino un inmenso farfullar de palabras precisas y utilizables; el terrible y evidente sometimiento del lenguaje, las palabras y las imágenes, forzadas a decir lo que ninguna boca humana habría debido decir nunca y con las que ningún papel fabricado por el hombre debería haberse manchado jamás. Muy cercanas a estas inquietudes de Steiner están las de Jorge Iván Bonilla, quién en complicidad con Susan Sontag se pregunta si las imágenes mediatizadas por las tecnologías de la información y la comunicación pueden visibilizar realmente el horror de la guerra, hacerlo narrable y visible, más allá de la conmoción y la fascinación; si hay una manera correcta de ver el horror y, acaso, inofensiva de documentar la violencia imperdonable; y más definitivo y trascendental aún, si pueden las imágenes alentar la conciencia en contra de la guerra.

En relación con este tema las preguntas se encadenan una con otra, artículo tras artículo. Así, en el texto de Luis Fernando Restrepo encontramos su preocupación acerca de si es posible entender lo que sienten aquellos que sufren por medio de sus historias tristes. O desde la perspectiva de Sergio Villalobos-Ruminott, hallamos la interrogación sobre la capacidad de las imágenes de ser destrucción por sí mismas, encontrando un punto de acuerdo con Patricia Cardona respecto a que quien escribe y publica recibe de la sociedad la autorización para plasmar sus ideas y ponerlas al servicio de todos y, por tanto, se hace indispensable pensar la figura del autor dentro de sus condiciones técnicas, sociales y económicas.

Respecto al segundo gran tema que se resaltaba al comienzo, se hace visible la necesidad de acotar los límites para una adecuada definición de la crónica, lo que a la vez permitiría resaltar la pertinencia y enormes virtudes de este género narrativo en la actualidad. En palabras de Carlos Mario Correa, hablar de la crónica posibilita acercarse a un género que se ha tomado las páginas de las revistas actuales con grandes exponentes. La crónica es, por su propio temperamento, y el mismo autor se suma a este respecto, sumamente emotiva, y por eso en los ejemplos de sus mejores piezas se nota el esfuerzo de los narradores por captar y dramatizar la vida misma, para lo cual necesitan tener conocimiento y destreza en el manejo de la técnica narrativa. Debe exigírsele al cronista, por tanto, no solo talento sino también oficio.

El rastro que deja la preocupación por la crónica se complementa con la afirmación de Juan Camilo Suárez, para quien es notable el auge de la crónica en los últimos años y, más precisamente, de aquel tipo que estimula y favorece el empleo de recursos literarios tales como la recreación de situaciones, el diálogo, el énfasis subjetivo y la renuncia a una absoluta servidumbre informativa. Por su parte, Juan Felipe Restrepo David sostiene que una de las relaciones más inquietantes entre el periodismo y la literatura se encuentra en ese puente de unión que es la crónica de viajes, justamente porque el viaje como motivo provocador de escritura reúne elementos del discurso periodístico y del literario. Este interés generalizado por la crónica resuena en el artículo de Ana Cristina Vélez, con su interés por revelar el hecho de que la veracidad documental y los procedimientos narrativos propios de la literatura de ficción tienen un punto de encuentro en la crónica.

A modo de conclusión puede afirmarse que, al poner de relieve estas dos temáticas, Narrativas en vilo consolida los objetivos del Seminario Internacional de Narrativas y reafirma la preocupación y los retos que afrontan los narradores y el desafío y compromiso de quienes interpretan. La invitación constante a la reflexión se hace manifiesta, y las preguntas, en su gran mayoría, abren puertas a la investigación académica de muchas otras imágenes y textos relacionados con los pasajes más difíciles de la historia o de esas crónicas afines a nuestras preocupaciones

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