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Memorias: Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

On-line version ISSN 1794-8886

memorias  no.14 Barranquilla Jan./June 2011

 

Entre sombras y luces: la conmemoración del centenario de la independencia de Cartagena, modernización e imaginarios de ciudad1

Between lights and shadows: the commemoration of the centenary of the independence of Cartagena, modernization and city imaginary

Raúl Román Romero Lorena Guerrero Palencia2

1 Este artículo hace parte de los proyectos de investigación "Imaginarios urbanos y proyectos de ciudad, en el Caribe colombiano. 1900-1930" y "la construcción de una memoria histórica y política en Cartagena en el marco de las celebraciones centenarias".

2 Raúl Román Romero es profesor de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe, con estudios de doctorado en historia de América, magíster en estudios del Caribe e historiador de la Universidad de Cartagena, líder grupo de investigación Nación, región, economía y poder en el caribe y América Latina (Categoría A Colciencias); Lorena Guerrero es investigadora Instituto Internacional de Estudios del Caribe, de la Universidad de Cartagena, historiadora de esta misma universidad y miembro del grupo de investigación sociedad, cultura y política en el Caribe colombiano, (Categoría A1 Colciencias)


Resumen

Este artículo analiza el proceso de modernización que vive la ciudad de Cartagena y los imaginarios de ciudad que se presentan en el contexto de la celebración del centenario de la independencia, el 11 de noviembre de 1911. Así mismo se presenta como el proceso de modernización impulsado por las elites de la ciudad privilegió los aspectos estéticos y monumentales sobre otros de desarrollo material que revestían importancia para satisfacer las necesidades básicas que tenía la mayoría de la población cartagenera, y como este hecho llevó a que muchos sectores sociales rechazaran este imaginario sobre el desarrollo de la ciudad.

Palabras clave: centenario, 11 de noviembre, Cartagena, modernización, imaginarios urbanos, memoria histórica.


Abstract

This article discusses the modernization process facing the city of Cartagena and the imaginaries of city shown in the context of the celebration of the independence's centennial on November 11, 1911. Also, it is exposed how the modernization process -led by the elites of the city- has favored the aesthetic and monumental aspects over other aspects of material development which were of vital importance to meet the basic needs that had the majority of the population of Cartagena and the way this fact led many social sectors to reject this imaginary on the development of the city.

Key words: Centennial, November 11, Cartagena, modernization, urban imaginaries, historical memory.


Introducción

El movimiento de independencia de Cartagena dejó graves secuelas en el desarrollo histórico de la ciudad. Factores como el exterminio de una parte importante de su población producto del sitio de Pablo Morillo, el conflicto de Cartagena con las ciudades del interior de la provincia y el mundo andino antes, durante y después de la independencia, y el fracaso de los principales proyectos de desarrollo económico y comercial de la urbe, lograron sumergir a Cartagena en una profunda crisis que se prolongó hasta el siglo XX.3

Al entrar en un nuevo contexto político independiente, Cartagena perdió su condición de puerto único para el comercio exterior, ante el surgimiento de otras plazas portuarias como la de Santa Marta y Barranquilla. Además la falta de una comunicación rápida con el río Magdalena a través del Canal del Dique se había convertido en un problema. Estas dificultades que se presentaron con el canal ahondarían aún más la crisis económica de la ciudad y tendrían una repercusión tan importante a lo largo del siglo XX.4

Luego de largos años de crisis, los grupos dominantes intentaron cambiar la cara ruinosa de la ciudad realizando la construcción de ciertas obras que impulsaran su desarrollo y le permitieran a la urbe recuperar parte de su prospero pasado. La inauguración del ferrocarril Cartagena - Calamar en 1891, que contribuyó a solucionar algunos problemas de transporte de mercancías, la reapertura del Canal del Dique, que dinamizó aunque por corto tiempo el comercio, la construcción del Muelle de la Machina en 1893, fueron algunas de estas obras que estuvieron enfocadas a restablecer el tráfico comercial que caracterizó a Cartagena durante el periodo colonial.

Al lado de estas construcciones dirigidas a iniciar un desarrollo económico y comercial se fue abriendo paso la realización de un conjunto de obras que tenían como propósito representar públicamente el pasado glorioso y heroico de la ciudad, la primera de estas construcciones fue el paseo de los mártires iniciada en 1873 y terminada 10 años después, luego se inauguró la estatua y la plaza de Fernández De Madrid en 1889. A este conjunto de obras se sumaron otras que intentaron dotarla de los servicios públicos básicos para la población local, como la primera construcción de la planta de alumbrado eléctrico en 1881, la construcción del acueducto de Matute por medio del cual se intentó solventar la escasez de agua, después de largos años de haber estado sirviéndose de los aljibes, la construcción del Mercado público hacia 1905, en el antiguo baluarte de Barahona, con el que por primera vez se intentaba centralizar en la ciudad la venta de productos básicos de consumo para la población. Estas obras sin duda marcaban el inicio de una era de progreso con relación a años anteriores.

El transito del siglo XIX al XX marcó para Cartagena una nueva etapa en su desarrollo. La idea de convertir a esta ciudad en parte de las llamadas "sociedades modernas" se convirtió por aquellos años en la bandera de sus sectores. El cartagenero Rafael Núñez, quien fue a finales del siglo XIX primero presidente del Estado Soberano de Bolívar y luego presidente de Colombia, se convirtió en uno de los iniciadores de un proceso de modernización en el país, con efectos colaterales en la ciudad de Cartagena.5

En este contexto progresista, la conmemoración de los primeros cien años de la independencia se coinvirtió, en un desafío para representar a Cartagena como una urbe moderna y civilizada, al tiempo que se quería resaltar sus aportes a la construcción de la república y la nación. El hecho de que sus principales autoridades y sectores sociales quisieran celebrar el 11 de noviembre de 1911, como el centenario de la independencia nacional, tal como se representaba para estos años el 20 de julio de 1810, simbolizó un esfuerzo extraordinario por redimensionar la significación de esta fecha, para muchos miembros de los sectores hegemónicos cartageneros era necesario, cien años después de este proceso de emancipación, presentar al país y sus habitantes una ciudad moderna.6

No obstante este proceso de modernización terminó privilegiando elementos materiales que rindieron culto al ornato y a la monumentalidad, desplegando una visión de la modernidad que privilegiaba los aspectos estéticos de la ciudad, sobre aquellos indispensables para satisfacer las necesidades básicas de una población no había logrado despojarse de la miseria a la que fue condenada históricamente, precisamente, por su papel en la independencia.7

En esta dirección el presente artículo se propone examinar el proceso de modernización que experimentó Cartagena en el contexto de la celebración del centenario de su independencia, y en ese sentido presentar las diferentes visiones de modernización que pugnaron en el contexto y las limitaciones de las visiones imperantes sobre la modernización de la ciudad en aquellos años.

Los proyectos de ciudad y los impulsos progresistas en Cartagena

Para la conmemoración del centenario de independencia se realizó la pavimentación de calles y se llevaron a cabo un considerable número de obras de infraestructura pública, como el Parque del Centenario, el Teatro Municipal, el Monumento a la Bandera, la estatua a la libertad construida en el Camellón de los Mártires y el obelisco a la independencia inaugurado en el centro del parque del Centenario en 1911. Con la construcción de estas obras se pretendía, además de representar una imagen urbana ligada al desarrollo y al progreso, construir una red de monumentos que contribuyeran a forjar una memoria histórica y política representativa de los sectores hegemónicos de la ciudad, para de esta manera reforzar la idea de que la fundación de la república había sido un acto realizado por estos sectores sociales8. Todas estas obras fueron el resultado del ideal de modernización, civilización y progreso que se impuso en la Cartagena de las primeras décadas del siglo XX.

Sin embargo estos ideales progresistas y visiones de ciudad que se fueron configurando al calor de la celebración del centenario de la independencia de Cartagena estuvieron marcados por varios intereses, dependiendo de la procedencia social de los sectores que los impulsaban, de esta forma, tanto el proyecto de ciudad, como el imaginario urbano que se impulsó jugó un papel central en las acciones que se realizaron para representarla como un ciudad moderna y civilizada en el contexto nacional e internacional.

En la coyuntura de la celebración del centenario de independencia se logró imponer la visión que tenían los sectores hegemónicos cartageneros, este imaginario urbano se caracterizó por el impulso que se le dio a los proyectos del desarrollo portuario, que en este momento se evidenció con la contratación de firma Pearson & Son, para la realización de los estudios sobre el saneamiento del puerto de Cartagena. Con este estudio se pretendía convertir el puerto en la plaza de comercio más importante del país, como había sido en el periodo colonial.9

Otra característica de este imaginario dominante, se expresó desde un plano más simbólico y tuvo como objetivo convertir a Cartagena en una ciudad de significación histórica para Colombia, proponiendo que los hechos ocurridos el 11 de noviembre de 1811, ocuparan un lugar en la representación fundacional de la república colombiana.10 Así mismo pretendieron imponer en el contexto local, por medio de la monumentalidad y la apropiación del espacio urbano, un uso público de la historia en el que apareciera la clase aristocrática y criolla de la primera década del siglo XIX jugando un papel pionero en la independencia de la ciudad. Visión que aglutinaba los intereses de los comerciantes, de los diversos sectores económicos y familias tradicionales y tenía como núcleo la referencia del pasado de Cartagena, ya fuera colonial o republicano.

Con el objeto de lograr lo propuesto, durante la celebración centenaria y los años posteriores a ésta se realizaron esfuerzos conducentes a ello. Además de las obras de infra estructura física para rehabilitar la navegación y el comercio por el magdalena, también en 1910 algunos sectores de la ciudad solicitaron al gobierno el reconocimiento del 11 de noviembre como fecha de independencia nacional y rechazaron la idea de que el 20 de julio fuera representada de manera exclusiva como la fecha de independencia del país, argumentando que fue el 11 de noviembre de 1811 en Cartagena donde se realizó la primera independencia de Nueva Granada y no en Santafé el 20 de julio de 181011.

Entre tanto para la celebración de 1911, los sectores dominantes, decididos a imponer una memoria histórica de la ciudad que representara las hazañas de los sectores representativos de su clase y condición racial, lograron neutralizar en el programa festivo, la iniciativa de los sectores populares, de representar en el panteón heroico las acciones de personajes de su clase, que como el mulato Pedro Romero que habían jugado un papel fundamental en la independencia absoluta de la ciudad en 1811 y la resistencia de 1815.12

Se necesitarían muchos años y varios proyectos de modernización portuaria para que Cartagena lograra convertirse en el puerto más importante del país, mientras que la posibilidad de imponer el 11 de noviembre como una fecha de referencia nacional iría desapareciendo en la medida en que las elites, cedían frente a las imposiciones políticas y simbólicas del interior del país, en tanto la tarea de imponer los héroes representativos de los sectores hegemónicos encontraba serios obstáculos en la memoria que prevalecía en los sectores populares de cartagenera.13

Además de los limitados logros que alcanzaron las clases hegemónicas por estos años, lo cierto fue que su visión de la modernización y del imaginario histórico y heroico de la ciudad fue duramente cuestionada por otros sectores. Mientras los artesanos por medio de su informativo voz del pueblo atacaban la idea de una visión de la historia de la independencia protagonizada por la aristocracia criolla, también denunciaban las pocas ventajas educativas que tenían los habitantes de la ciudad cien años después de la independencia, y criticaban a los partidos tradicionales como los causantes de la miseria nacional. Los artesanos reprocharon los gastos y esfuerzos de las elites de la ciudad para construir monumentos y edificaciones que no representaban nada al progreso material de una población que carecía de educación y necesidades de otra índole.14

Para los artesanos, que por estos años buscaban organizar un gran conglomerado departamental de trabajadores, con el claro interés de intervenir en los asuntos públicos, la coyuntura de la celebración centenaria debía servir para conducir a los habitantes de la ciudad por la senda de la civilización y la modernidad, alcanzable para los sectores populares, en la medida en que estos se formaran dentro de los valores de una ciudadanía política, que para ellos era muy claro que solo se alcanzaría por medio de la educación, aspecto que estimaban no había recibido la atención necesaria por los gobiernos. De esta manera uno de los esfuerzos más significativos de estos sectores fue promover la educación en el departamento, no en vano en varios números de su informativo quincenal Voz del Pueblo fueron enfáticos en la necesidad de fomentar la educación mediante la creación de una "Escuela de Estudios Cívicos":        [ Links ]

"...en el que conjuntamente con las enseñanzas de literarias estudien la Constitución de la República, el régimen político y municipal y el código de policía para estar aptos como ciudadanos conscientes, y no estar sirviendo de instrumento ciego a personalidades agenas á los males que los afligen..." 15

Sin duda los artesanos promovieron iniciativas importantes para asegurar la educación popular y formar ciudadanos conocedores de la constitución y los asuntos políticos que defendieran sus propios intereses, este objetivo de los artesanos pugnaba sin duda con otras visiones restrictivas de la ciudadanía ligada con la visión cristiana que los conservadores querían imponer desde que se implementó el sistema republicano y que con la constitución de 1886 se retomó.16 Así mismo los artesanos tomaron otras iniciativas de importancia para impulsar la educación, frente a las justificaciones de la administración departamental, de que faltan de recursos para financiar los gastos de la instrucción pública, la Sociedad de Artesanos de Cartagena propuso a la Asamblea Departamental la creación de la "Lotería del Pueblo", cuyos fondos administrados por "personas honradas" serían invertidos solamente en la educación de los habitantes de Bolívar. 17

Los artesanos a diferencia de otros sectores se pronunciaron frente a las reformas educativas y al cambio de pensum que afectaban sobre todo la educación de las clases populares de la ciudad, al obligarlos a un año más de estudio. Para los voceros de los artesanos estas reformas dejaba en desventajas a las nuevas generaciones frente a las anteriores, que no tuvieron que prolongar sus estudios para acceder al bachillerato un año más. A propósito de este particular desde las páginas de Voz del Pueblo se le enviaba una carta abierta al gobernador y se le invitaba a que tomara una posición justa frente a las nuevas generaciones que se educaban, indicándole: "Justicia señor gobernador, justicia; porque aunque sea desvalida la juventud, hija de ciudadanos artesanos la que acude a ilustrarse en la "universidadde Cartagena" no merece el suplicio de un inmerecido año más de estudios para optar el bachillerato;...18

Los artesanos no fueron los únicos en pronunciarse frente a la visión modernizante de las elites, otros ciudadanos se manifestaron en esta coyuntura "progresista" contra el interés de sus dirigentes de privilegiar las obras de ornato frente a las de necesidad pública, Luis Orozco, quien figura como un ciudadano corriente realizó duras críticas a esta imaginario de ciudad que prefería solucionar las exigencias estéticas de la urbe frente a las necesidades sociales, al respecto decía en el diario La Época:        [ Links ]

"Yo soy de la opinión, aunque esta no valga nada, que no se debe gastar dinero en estatuas que no son de urgente necesidad por ser asunto de ornato y lujo, y no estamos en situación de gastar miles y miles de pesos en perendengues y en un parque extraordinariamente grande que costara un dineral, sin provecho practico ninguno para la ciudad heroica."19

Orozco arreciaba su crítica a los sectores dirigentes de la ciudad e incluso a la propuesta de los tipógrafos de poner una estatua a Gutemberg, indicando que existían necesidades imperiosas que comprometían el bienestar y la salud de un gran número de la población cartagenera, y que de esta manera los monumentos patrióticos y los gastos que ellos ocasionaban no contribuían en nada con la solución de estos males sociales, sobre todo cuando ese dinero podía invertirse en obras como alcantarillado y agua potable, recolección de basuras, la creación de una escuela taller entre otros.

"Antes que estatuas a la libertad, a Gutemberg o a Heredia, antes que grandes parques, con portadas costosas y monumentos representativos de la república, lo que necesita Cartagena es un buen alcantarillado para que desaparezcan de las casas los pozos de depósitos de inmundicia que infestan la ciudad, la pavimentación de sus calles, para que no se convirtieran en lodazales pestilentes, criaderos de microbios y terminar el crematorio para las basuras... necesitamos de un asilo de maternidad donde puedan las madres pobres depositar a sus hijos pequeños, necesitamos con urgencia un establecimiento como el de la obrera mexicana que ofrezca a la mujer trabajo adecuado a sus conocimientos lavando, planchando... necesitamos de una escuela-taller para darle instrucción y enseñarles un arte u oficio a la multitud de muchachos vagabundos... ¿Por qué no se emprende una obra como las que dejo indicadas para inaugurarla el día que marca un siglo de vida independiente para esta tierra?" 20

Criticas como las de los artesanos y la de Orozco proliferaron en la opinión pública y tenían sus fundamentos en las condiciones precarias que vivían la mayoría de los habitantes de esta urbe. La modernización emprendida por esos años aunque consiguió avanzar en el campo material, y de la infraestructura física y logró un despegue económico de algunos sectores de la sociedad21, no solo fue inconclusa, sino que además, los adelantos modernizadores implementados para el desarrollo material fueron restringidos, en la medida en que no beneficiaron a la mayoría de los habitantes. 22

Las limitaciones de la modernidad cartagenera a principios del siglo XX

Mientras las elites realizaban importantes inversiones en monumentos y otro tipo de proyectos que dotaban a Cartagena de un aspecto moderno, otras obras y problemas de importancia básica para la población quedarían sin resolverse hasta bien entrado el siglo XX, de esta forma los cuestionamientos no fueron únicamente de los habitantes, sino también de los visitantes quienes, en algunos casos, se pronunciaron frente a las incomodidades y penurias que enfrentaron en la ciudad. A propósito de esto un visitante del interior del país expresó su punto de vista indicando:

"Una ciudad sin luz, sin agua, sin teléfonos fue lo que yo vi la tarde y noche inolvidables de mi regreso a Cartagena. Y pensar que en pleno siglo XX, a la orilla del mar, en continua comunicación con el mundo civilizado, a ocho días de New York, al lado del canal de Panamá, en el mejor puerto de la América septentrional, no tenemos agua para bañarnos, no tenemos teléfonos para el mas trivial servicio y si tenemos luz eléctrica es de mala calidad y con la condición de llegar a la hora que le convenga y marcharse sin decir adiós!...23

Este comentario casi 10 años después de la celebración del centenario de la independencia evidenció que el proyecto urbano impulsado por las elites cartageneras había enfrentado serias limitaciones para hacer frente a los problemas de una urbe cuya población crecía exponencialmente. En otras palabras se trató de un proyecto que fundamentalmente sirvió para favorecer sectores económicos, industriales, e intereses privados de un reducido número de la población. 24

Tal como lo habían manifestado artesanos y otros sectores de la ciudad, Cartagena enfrentaba muchos problemas urgentes, por un lado, el deficiente abastecimiento de energía eléctrica, de agua potable y por otro carecía de un adecuado servicio de aseo e higiene pública que garantizara la salud de los habitantes y además no contaba con un sistema educativo eficiente que contribuyera con la formación de nuevos ciudadanos. Con estos problemas tuvieron que lidiar los sectores dirigentes de la ciudad durante estos años.

Una ciudad oscura y sedienta cien años después de su independencia

Una de las obras que se destaca como un hito importante de la modernización Cartagenera, lo constituyen la construcción de la planta eléctrica. Sin embargo ésta al igual que el acueducto, fueron obras de vida efímera, si bien marcaron el inicio de una nueva etapa, con el pasar de los años y ante el crecimiento de población y de los barrios extramuros, su capacidad frente a la demanda se hizo cada vez más limitada para satisfacer a un número mayor de usuarios, entre los que se contaban las nacientes fabricas y el sector comercial. Para 1912 desde la prensa denunciaron el problema de la energía eléctrica:

"Cartagena carece de luz; no tiene alumbrado. La maquinaria de la planta eléctrica, parte gastada por el servicio continuado, parte inadecuada ya para las crecientes necesidades de una ciudad moderna, está en imposibilidad de seguir sirviendo dentro de un término muy breve... Nuestras calles están a obscuras, hasta las muy centrales porque la planta no tiene poder suficiente para suministrar la luz necesaria para situar tres o cuatro focos de gran potencia en cada tramo de calle; los parques carecen de luz quitándosele así todo el buen aspecto que pudieran dar a la ciudad durante la noche".25

En un informe sobre el funcionamiento de la planta eléctrica que presento el Personero Municipal Enrique Arrazola, muchos años después del centenario, a los concejales de la ciudad, se indicaba lo siguiente: "Es demasiado notorio el hecho de que no hay servicio de alumbrado eléctrico en toda la ciudad y en algunos de sus barrios, y de que el que se presta sufre frecuentemente interrupciones y es a veces completamente nulo..."26

Así como el servicio de energía el abastecimiento de agua en la ciudad fue un problema insuperable, producto de los inconvenientes del acueducto. 27 A pesar de los intentos por traer agua a la ciudad, esta nunca llego, los aljibes, jagüeyes y pozos siguieron siendo la solución, sin embargo durante las temporadas de sequías se agravaba el problema. Razón por la cual una de las obras más importantes fue la puesta en marcha del acueducto de matute, mediante un contrato rubricado el 5 de junio de 1905, entre el empresario James T. Ford y el entonces gobernador Henrique Luis Román, con ello se buscaba el abastecimiento de agua a un número cada vez más creciente de población.

Sin embargo las limitaciones de esta obra no tardaron en manifestarse, la insuficiencia de aguas para abastecer al crecido número de habitantes en la ciudad se hizo notoria. De esta manera fueron creciendo las quejas de la población ante la escasez de agua, por esta razón los reclamos de los habitantes fueron dirigidos a las autoridades para trataran de solventar la situación:

"Notable es que el agua no mana de las plumas ya sino algunas pocas del día, y que la presión, que no alcanza a subir a los pisos principales de las casas altas sino por momentos y en los bajos mismos brota en cantidad que no llena ni la mitad del diámetro de los tubos. Al arreciar los rigores del verano, cuando las fuentes de donde hoy se toma lleguen a su mínimum de caudal, la ciudad de Cartagena va a experimentar la tortura de la sed, puesto que desde que se estableció el acueducto los pozos y aljibes han sido descuidados, amén de que la población ha aumentado en los últimos años".28

En efecto la falta de abastecimiento se convirtió en uno de los problemas urbanos más destacados que frustraban cualquier representación moderna que se hiciera de Cartagena. En un titular denominado "problemas urbanos", publicado en el periódico El Porvenir se denunciaban los retrasos en el suministro de agua para los habitantes que se encontraban dentro de las murallas, y se advierte que la falta del líquido limita el avance y crecimiento de la población más allá de los muros:        [ Links ]

"Entre los grandes problemas urbanos que tiene Cartagena por resolver y que a juzgar por lo que se ve, será muy tardíamente definido, continua figurando a la cabeza de todos el de la provisión de agua potable... La falta de agua detuvo el crecimiento de Cartagena. Barrios excéntricos como Manga que en un principio tuvieron un desarrollo que iba a asaltos asombrosos, han quedado paralizados desde que se hizo difícil, casi imposible, la consecución de agua a los pobladores de escasos recursos.El barrio de Manga, así como los demás barrios de fuera del recinto amurallado, se ven abandonados y todo hace temer una nueva aglomeración en los barrios centrales, perjudicial no solo para el desarrollo de Cartagena, sino aun para la vida misma de sus habitantes"29

Los problemas del acueducto tuvieron serias repercusiones en el proceso de modernización de la vida urbana y trajeron consigo, como lo plantea Casas, problemas de higiene y la necesidad de consolidar una estructuras de servicios públicos y equipamiento urbano que posibilitaran que un número creciente de habitantes se beneficiara.30

Precarias condiciones higiénicas y frágiles condiciones de salud en Cartagena

La higienización y la salud de sus habitantes fue una de las limitaciones que frenó el progreso de la ciudad a inicios del siglo XX. Muchos fueron los cuestionamientos a la administración departamental y municipal por el descuido de un problema de esta envergadura. Una nota de prensa en la que se llama la atención sobre el estado sanitario de la ciudad indica lo siguiente:

"De las calles hemos dicho en muchas ocasiones, que mas bien parecen basureros del pueblo, que vías de una ciudad tan importante como esta, paso obligado de los extranjeros que visitan el país verdadera ante sala de la República; de la suciedad eterna de paredes, balcones, puertas etc., de las casas particulares y aun de algunos edificios públicos. de la permanente suciedad de algunos patios y excusados de casas particulares, por el frente de las cuales hay que pasar con el pañuelo aplicado a la nariz para no contraer la peste de repente".31

El tratamiento de las basuras venía a engrosar los problemas de higiene y sanidad de la ciudad, tanto al interior como en los extramuros, por todos lados se respiraba un aire contaminado y un ambiente insalubre:

"El Paseo Heredia, vía obligada para transeúntes de la ciudad y bella avenida presentaba un aspecto de desaseo y abandono, de la casa que ha venido conociéndose con el nombre de Corralón de Mainero, está casi intransitable, la fetidez que se produce en aquel lugar por causa de la ciega que con basuras y toda clase de porquerías están haciendo en las orillas de la ciénaga los vecinos, a parte de la que producen los excusados".32

Ante la carencia de un sistema sanitario que garantizara el bienestar de la población, en su sentido moderno, las labores de aseo, recolección de basuras eran realizadas por la policía sanitaria, que no dando abasto para la realización de todas estas actividades, recibía toda la responsabilidad de limpieza de la ciudad. En un informe del secretario de gobierno, se corrobora el estado precario de la higiene en Cartagena, al considerar que era mucho lo que había por hacer en asuntos de sanidad, pues tanto la higiene pública como privada se hallaban en muy mal estado. Uno de los ejemplos citados por él, lo constituía el problema de las basuras sobre lo cual expresaba:

"No tengo datos de la cantidad que diariamente produce la ciudad, pero quizás no baja de cuatro toneladas. El transporte de todo este material mortífero, se hace de la manera más inadecuada; la distancia a que se deposita, no es la suficiente para alejar de la ciudad el peligro de una epidemia; y la destrucción se hace por medio del sol y de los cerdos que se crían en Boca Grande. Los cerdos van luego al mercado y como entre nosotros solo se examinan las carnes macroscópicamente, fácil es prever la funesta consecuencia de esto"33

A pesar de los esfuerzos que se hacían por darle solución a estos problemas y de que se invertían ciertas cantidades de dinero en el arreglo de calles, esto por sí solo no ayudó a solucionar las dificultades que se tenían en materia de higiene, ya que la urbe presentaba serios inconvenientes con los desagües, y por la ausencia de alcantarillado. Las aguas sucias, contaminadas corrían por las calles y formaban los lodazales que tanto perjuicio causaban a la población. La construcción de una obra tan costosa como el alcantarillado se hacía necesario para dotar a la ciudad de las condiciones de salubridad y para preservar la salud pública, así lo reconocía Gabriel Troconis quien al invitar al concejo de la ciudad a emprender una obra de tanta importancia, indicaba que esta:

"daría a la ciudad una inmunidad casi absoluta para todas las epidemias. ya que los albañales que poseía la ciudad solo eran depósitos donde la inmundicias encontraba asilo, y del cual se levantaban constantemente aires envenenados que minan insensiblemente la salud del pueblo de Cartagena".34

La imposibilidad de lograr avances en el desarrollo de una infraestructura de servicios públicos no fue lo único que tuvieron que enfrentar los habitantes de la ciudad de Cartagena como impedimento para el progreso, ya que como consecuencia de los problemas de higiene que se derivaron del mal suministro de agua y de la carencia de un plan de saneamiento de la ciudad, se produjo una frágil salud pública caracterizada por un elevado nivel de mortalidad.

Si algo caracterizo a la ciudad durante las primeras décadas del siglo XX, fue las continuas llegadas de epidemias como la viruela, el sarampión, el paludismo, la gripa entre otras. A este grupo se le sumaban las del aparato digestivo y respiratorio, como la gastroenteritis, disentería y diarrea, pulmonía, neumonía, que causaban graves daños en la población sobre todo infantil. En una nota publicada en el porvenir se llamaba la atención a las autoridades sanitarias de la ciudad puesto que: "Desde hace algún tiempo atrás las listas de defunciones mensuales dan un porcentaje para los niños cercano al cincuenta por ciento... nos parece objeto de cuidadosa de parte de las autoridades sanitarias, para señalar las causas de esa creciente mortalidad e indicar su remedio...".35

La situación se recrudecía cuando llegaban las temporadas de lluvias, o los prolongados veranos, que acrecentaban la proliferación de enfermedades, las cuales se agravaban con los problemas sanitarios, la falta de un buen alcantarillado, de agua y de un adecuado manejo de basuras. Esta situación colocaba a la ciudad en constante estado de alerta y convertía en una ciudad insalubre. En un editorial del Porvenir se aseguraba que:

"Las causas que en nuestro concepto desarrollan epidemias anuales, son, entre las principales, la falta de agua potables en abundancia; los malos pavimentos de las calles, en donde se acumulan grandes cantidades de polvo cuajado de microbios y que el más leve polvo levanta y lleva a la boca y fosas nasales de los transeúntes; la falta de un alcantarillado que permita la limpieza absoluta de la ciudad, el defectuoso y anticuado sistema de letrinas".36

Sin duda la idea de una ciudad moderna para definir a Cartagena teniendo en cuenta este panorama es muy difícil sostenerla, sobre todo cuando esta situación contribuyo a que en varias ocasiones se considerara como un puerto insalubre a nivel internacional, y se restringiera o colocara en cuarentena algún vapor que saliendo de Cartagena visitaba puertos cercanos.

Si en materia de infraestructura de servicios urbanos, energía, agua, higiene y salud pública el proyecto modernizante de la elite fracasó por estos años, el tema de la educación y el desarrollo educativo de la ciudad y del departamento también enfrentó una fuerte crisis. Pese a las propuestas y reclamos que los artesanos habían promovido sobre la educación como una de los principales temas para la modernización de la ciudad, el aparato educativo sufrió las consecuencias derivadas de la poca atención que el gobierno departamental y distrital le dio.

Los retrocesos en el sistema educativo en el contexto del Centenario

Un informe publicado en 1912, revelaba que uno de los problemas más recurrentes en el campo de la instrucción pública del Departamento de Bolívar fue la pobreza material que se presentaba en este ramo, hasta el punto que a los directores de escuela se les dejaba de pagar su remuneración anual. Sumado a esto, muchas de las escuelas no pudieron ser abiertas en el periodo escolar de 1911, ante la ausencia de capital suficiente para ponerlas en funcionamiento.37 Un año después, algunas de estas escuelas, aun cuando los recursos habían sido determinados, no abrieron sus puertas debido a que los recursos solo podían ser ejecutados desde el 1 de Julio del año en vigencia, es decir, a mitad del año escolar.38

La inversión departamental en la instrucción pública fue tan limitada que no podía sostener una cobertura permanente. Entre 1911 y 1912, se registró un descenso en el número de estudiantes matriculados en el departamento de Bolívar y cerca de 1500, alumnos abandonaron las aulas en este corto periodo. Aunque cobraría un ritmo ascendente en los años siguientes, en 1919 se desplomó por completo. Entre 1918 y 1919 desertaron más de 6300 estudiantes en todo el departamento de Bolívar, con un número importante en la ciudad de Cartagena, reduciendo el número de estudiantes a un poco menos de lo registrado 7 años atrás. La instrucción pública atravesaba un verdadero proceso de involución, por lo menos en lo que respecta a la cobertura.

Entre 1912 a 1913, tres escuelas fueron cerradas en todo el departamento. Dos años después habían aumentado, pero en los dos años siguientes volvió a reducirse estrepitosamente. Entre 1915 y 1917, por lo menos 9 escuelas fueron clausuradas, seguramente por faltas de recursos. Y a pesar del destacable aumento que elevó el número de escuelas a 272 en 1919, esta cifra volvió a derrumbarse nuevamente.

10 escuelas cerraron sus puertas en el curso de un solo año39.

Hasta las dos primeras décadas del siglo XX, el número de estudiantes matriculados en las escuelas públicas y privadas del Departamento no alcanzaba a sobrepasar los 20.000, mientras en otros departamentos de la república, lo habitual era que el número de estudiantes se mantuviera siempre por encima de aquella cifra. Para 1916, Bolívar tenía el menor porcentaje de alumnos matriculados en la República, por debajo de las Intendencias, los territorios de colonización reciente, las antiguas fronteras en los tiempos de la colonia40.

Conclusión

El proceso de modernización impulsado por las elites de la ciudad en el contexto de la celebración del centenario de la independencia, fue un proceso limitado, y fracasado, en muchos sentidos, frente a los anhelos y las necesidades de la mayoría de la población. Lo que observamos es una modernización discontinua, alejada de cambios y transformaciones que redundaran sobre el bienestar de la población y de una modernización que no resulta congruente con el denominado "progreso material" que algunas obras trajeron para la ciudad, durante estas décadas. A luz de esta realidad lo que encontramos es una ciudad con condiciones precarias para fomentar el desarrollo y progreso de la mayoría de su población, y sobre ese estado se intentó construir unos imaginarios y proyectos de ciudad, que fueron fuertemente cuestionados por sus limitaciones para beneficiar a la mayoría de los habitantes.


3 Raúl Román Romero. "Crisis del puerto de Cartagena de indias: conflictos y fracasos de sus proyectos de desarrollo (1830-1840)", en: Jorge Elías Caro y Antonino Vidal Ortega (eds.) Ciudades portuarias en la gran cuenca del Caribe, Barranquilla, ediciones Universidad del Norte, 2010, págs.355- 366. Sergio Solano, "Empresarios, proyectos de modernización e imaginarios sociales en la provincia de Cartagena durante la primera mitad del siglo XIX., en: Historia y Cultura No. 3. Cartagena: Universidad de Cartagena, Facultad de Ciencias Humanas.1994, De Gustavo Bell Lemus. Cartagena de indias de la colonia a la república, Fundación Simón y Lola Guberek. Colección de historia N° 3. Bogotá. 1991.

4 Eduardo Lemaitre. Historia general de Cartagena Tomo III. Bogotá: Biblioteca del Centenario. 1983. P 9.

5 Rubén Jaramillo Vélez, "La postergación de la experiencia de la modernidad en Colombia", en: Colombia: La modernidad postergada. Bogotá, Argumentos, 1998, págs. 39-40. Se construyeron obras como: el muelle la machina, el alumbrado eléctrico, la navegabilidad por el dique, la inauguración parques y plazas como El Fernández Madrid, El Parque Bolívar, el paseo de los mártires, fueron obras que empezaron a cambiar el paisaje y la vida urbana de la ciudad. Con el advenimiento de la celebración, el ambiente entusiasta, de progreso, acrecentó, un significativo número de obras proyectadas para el centenario, se proponían como tributo, al recuerdo de aquellos que en el pasado habían luchado por la emancipación política de la ciudad. El parque Centenario, el teatro departamental, dos escuelas primarias modelos, una de varones y otra de niñas, y la pavimentación de las calles de la ciudad hasta donde fuera posible.

6 Sobre esta idea de modernidad ver: Eduardo Lemaitre. Historia General de Cartagena, Tomo IV, Bogotá, Banco de la República, 1983, Álvaro Casas. "Expansión y modernidad en Cartagena de Indias 1885-1930", en: Historia y Cultura N° 3, Cartagena, Universidad de Cartagena-Facultad de Ciencias Humanas, 1994. Javier Ortiz. "Modernización y desorden en Cartagena, 19111930: amalgama de ritmos", en: Desorden en la plaza. Modernización y memoria urbana en Cartagena, Cartagena, Instituto Distrital de Cultura, 2001, pp. 83-116

7 Lorena Guerrero Palencia. Imaginarios urbanos en Cartagena: Visiones y proyectos de ciudad 1910-1925. Tesis de grado para optar el título de historiadora, Universidad de Cartagena, 2008.

8 Román, Raúl. "Memoria y Contramemoria: El uso público de la historia en Cartagena"., en: Desorden en la plaza. Modernización y memoria urbana en Cartagena. Cartagena: Editorial Lealon - Instituto Distrital de Cultura. 2001. p 9.

9 Lorena Guerrero Op, cit., otros trabajos sobre el puerto ver: Sergio Solano. Puertos, sociedad y conflicto en el Caribe Colombiano, 1850-1930, Cartagena, Observatorio del Caribe Colombiano, 2003. Sobre la importancia del puerto de Cartagena en el periodo colonial ver: Antonino Vidal Cartagena y la región histórica del Caribe. 1580-1640, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos (CSIC), 2002.

10 Román Romero Raúl. "Celebraciones centenarias y conflictos simbólicos en la construcción de una memoria nacional. 19101921", en: Guadalupe Soasty T. Política participación y ciudadanía en el proceso de independencia en la América Andina. Quito, Konrad Adenauer Stiffung, 2008, pág. 165

11 Raúl Román Romero. "Memorias enfrentadas: Centenario nación y Estado", en: Memorias revista de Historia y Arqueología desde el Caribe N°2, Barranquilla, Universidad del Norte, 2004. http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/memorias/article/view/232, consultado enero 12 de 2011.

12 Para un análisis de la exclusión de los sectores populares negros y mulatos de la modernización del espacio público en Cartagena ver Román Romero, Raúl. "Espacio Público y conflictos en la construcción de la memoria política de Cartagena", en: Cuadernos de Literatura Hispanoamericana y del Caribe N°7 Universidad de Cartagena-Universidad del Atlántico. Junio de 2008, p. 51.63. Ver del mismo autor: "Disputas simbólicas y conflictos sociales en la construcción de una memoria histórica y política de Cartagena. 1910-1915", en: Raúl Román Romero (compilador) Cultura, sociedad, desarrollo e historia en el Caribe colombiano, San Andres, Isla, Universidad Nacional sede Caribe, 2011, pp 141-161.

13 Apropósito de la imposibilidad del 11 de noviembre de 1811 como una fecha representativa de la fundación de la republica ver Las celebraciones centenarias del Caribe colombiano en la construcción de una memoria nacional. 1910-1921. Tesis de maestría en estudios del Caribe, Universidad Nacional de Colombia, sede Caribe 2007. También ver Edgar Gutiérrez. "la fiestas de la independencia en Cartagena de Indias: reinados turismo y violencia (1930-1960), en: Edgar Gutiérrez y Elisabeth Cunin (comp) Fiestas y carnavales en Colombia. Medellín, Universidad de Cartagena, 2006, pp. 125-130

14 Los artesanos elaboraron por medio de la prensa y los discursos públicos un relato histórico alternativo al que se imponía como oficial por parte de las elites, apropósito de esta confrontación simbólica ver: Raúl Román Romero. "Memoria y contramemoria el uso público de la historia. Op, Cit.

15 Voz del Pueblo, Cartagena, marzo, 3 de 1911. Para examinar un conjunto de dinámicas de representaciones raciales y prácticas ciudadanas en el contexto de la celebración del Centenario ver: Francisco Flórez Bolívar. "¿Hijos de la barbarie o de la ciudadanía? Negros y mulatos en el marco del centenario de la independencia de Cartagena, 1911-1941", en: Claudia Mosquera, Agustín Lao y Cesar Rodríguez (editores) Debates sobre ciudadanía y políticas raciales en las Américas negras. Bogotá, Universidad Nacional - Universidad del Valle, 2010, pp 525-551.

También ver del mismo autor: "Iluminados por la educación los ilustrados afrodescendientes del Caribe colombiano a comienzos del siglo XX", en: Cuadernos de Literatura del Caribe e Hispanoamérica N° 9, Barranquilla, Universidad del Atlántico Universidad de Cartagena, 2009, pp 35-58

16 Para un análisis del republicanismo cristiano implementado por los conservadores desde la primera mitad del siglo XIX ver: Vanessa Niño De Villeros. "La crisis del Republicanismo en la Nueva Granada: El cristianismo componente necesario para un buen Gobierno", en: Memorias. Revista digital de Historia y Arqueología desde el Caribe N° 12, Barranquilla, Universidad de Norte, 2010. http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/memorias/article/view/716. Consultada febrero 5 de 2011

17 Voz del Pueblo, Cartagena, abril, 5 de 1911.

18 Voz del Pueblo, Cartagena, abril 21 de 1911. Para un análisis sobre la idea de que en el contexto de las celebraciones centenarias de Cartagena solo se intentó socializar y representar la imagen política del buen ciudadano, identificándolo con un sujeto católico y laborioso ver: Rafael Acevedo. "la Fiesta del centenario de la independencia de Cartagena de indias: Ciudadanía y Religiosidad, en Edgar Gutiérrez y Elizabeth Cunin (comp) Op.,cit, Pp 151-171.

19 AHC, La Época, Cartagena 21 de febrero de 1911.

20 AHC, La Época, Cartagena 21 de febrero de 1911

21 María Teresa Ripoll. La actividad empresarial de Diego Martínez Camargo 1890-1937. Cartagena, Banco de la República, 1999. El Ingenio Central de Colombia. Un caso en los inicios de la industrialización en el Caribe colombiano. Cartagena: Universidad de Cartagena, Facultad de Ciencias Humanas, 1997. "El comercio y las redes familiares en Cartagena: Rafael del Castillo & compañía 1861-1960". En: Aguaita No.4. Cartagena de Indias. Observatorio del Caribe Colombiano. 2000. Javier Eduardo Báez. Desarrollo industrial y cultural empresarial en Cartagena, 1920-2000. Bogotá: Universidad Jorge Tadeo Lozano, 2001. Viloria de la Hoz, Joaquín. Banco de la República en Cartagena, 1923-1929. Cartagena: Banco de la República, 1998. Adolfo Meisel Roca. Cartagena 1900-1950: a remolque de la economía nacional. Cartagena de Indias: Banco de la República, Centro de Investigaciones del Caribe Colombiano, 1999. Los bancos de Cartagena, 1874-1925. Cartagena: s.n. 1989.

22 Un análisis sobre los adelantos en materia de obras públicas permitiría discutir la idea de modernización que vivió Cartagena, y si a ello sumamos otros factores importantes para medir los alcances del desarrollo de la ciudad, como el estado de salud de sus habitantes y el grado de educación, nos daríamos cuenta que la ciudad no era nada moderna y que unas cuantas obras no habían podido borrar de los ojos de cartageneros y visitantes la imagen de miseria, y por su puesto tampoco habían podido lograr un avance para contrarrestar los efectos del analfabetismo y de la muerte que desolaba a las familias pobres en la ciudad Esta visión elitista sobre la historia del desarrollo urbano de la ciudad que se ha elaborado, infortunadamente casi unánime y sin ninguna discusión, sin duda ha contribuido a fundamentar una especie de mito modernizante, exaltado de tal forma que ha deformado la realidad de las condiciones materiales del progreso de esta urbe.

Consuelo Corredor. Modernismo sin modernidad. Modelos de desarrollo en Colombia. Bogotá, Centro de Investigación y educación popular (Cinep), Controversia 161, 1996..

23 AHC, Cartagena, La Época, Mayo 8 1920.

24 Marceliano Castaño. Servicios públicos. Modernización de la vida urbana en Cartagena 1910-1930. Tesis de grado para optar el titulo de historiador. Cartagena, Universidad de Cartagena-Facultad de Ciencias Humanas, 2005.

25 AHC, Cartagena, El Porvenir, Agosto, 5 de 1912.

26 AHC, Cartagena, El Porvenir, Septiembre, 12 de 1921.

27 Desde su emplazamiento en la "Isla Calamari" lugar escogido por el conquistador Pedro de Heredia para el establecimiento de sus huestes, que bien admiro el español por la hermosa y amplia bahía de esta. Lo fue también una preocupación insistente la consecución de agua para el consumo, desde su llegada Heredia advirtió la falta de agua como un serio problema para su mantenimiento. De esta manera la ciudad resolvió por largos siglos la falta de ríos y ciénagas de las cuales aprovisionar el agua, tan crecidos llego a ser el número de estos pozos y aljibes que para 1795 se estimaba que existían en la ciudad 237 depósitos, en los cuales se almacenaba el agua suficiente para la población y las milicias Citado por Carmen Gómez "La ciudad sin agua. Los poderes locales y el canal de Turbaco a fines del siglo XVI". En: Historia y Cultura N°4. Cartagena, Universidad de Cartagena-Facultad de Ciencias Humanas, 1996, pg 290-292

28 AHC, Cartagena, EL Porvenir Enero 23 1913.

29 AHC, El Porvenir, Abril 18 1916.

30 Álvaro Casas Orrego. "Agua y aseo en la formación de la salud publica en Cartagena 18851930". En: Historia y Cultura N°4. Cartagena, Universidad de Cartagena- Facultad de Ciencias Humanas, 1996, p 77

31 AHC. El Porvenir, Junio 28 1912.

32 AHC, Cartagena, Diario de la Costa, Marzo 8 1921.        [ Links ]

33 Memoria que presenta el secretario de Gobierno al señor Gobernador del Departamento en el año de 1913, Cartagena, Tipografía Mogollón, 1913.

34 AHC, El Porvenir, Cartagena, septiembre 6 de 1915

35 AHC, El Porvenir, Cartagena, Julio 8 de 1920.

36 AHC, El Porvenir, Cartagena, agosto 19 de 1915.

37 Memoria que presenta el director general al señor Gobernador del Departamento. con motivo de la Asamblea Departamental en el año 1912, Cartagena, Tipografía Mogollón, 1912.        [ Links ]

38 Memoria que presenta el director general de Instrucción Pública al señor Gobernador del Departamento con motivo de la Asamblea Departamental en el año 1913, Cartagena, Tipografía Mogollón, 1913.

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40 Ibíd.


Bibliografía Fuentes Primarias

Prensa

Voz del Pueblo

La Época

El Porvenir

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