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Memorias: Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

versão On-line ISSN 1794-8886

memorias  no.19 Barranquilla jan./apr. 2013

 

Culturas migratorias en el Caribe colombiano: El caso de
los isleños raizales de las islas de Old Providence y
Santa Catalina

Migratory cultures in the Colombian Caribbean: The case of
the Raizal people from Old Providence
and Santa Catalina islands

Ana Isabel Márquez Pérez1


Resumen

Las migraciones caribeñas han sido ampliamente documentadas, especialmente desde visiones económicas y demográficas que enfatizan los aspectos negativos que estas causan en individuos y sociedades. Sin embargo, desde las ciencias humanas se ha difundido el concepto de culturas migratorias para analizarlas. El eje central es que, más allá de un fenómeno de tipo económico, ligado a superpoblación y desempleo, la movilidad caribeña puede entenderse como una tradición cultural que se ha convertido en un modo de vida legitimado por generaciones de migrantes, permitiendo la viabilidad de estas sociedades. Este concepto supone la movilidad constante a manera de migraciones temporales utilizadas como estrategias económicas básicas, así como mecanismos socioculturales que facilitan y perpetúan esta práctica. Este seria el caso de los habitantes de Providencia y Santa Catalina en el territorio de habla inglesa en el Caribe colombiano, quienes poseen una larga historia de migraciones que continúan hasta hoy y que constituyen una forma de vida. Este documento resulta de investigaciones realizadas tanto en las islas como con migrantes en Bogotá, entre 2004 y 2011, en las cuales se abordaron diversos temas, incluyendo el papel de las migraciones en la vida de estos isleños, las memorias y las percepciones sobre las mismas.

Palabras Clave: Migraciones, Caribe, Islas de Providencia y Santa Catalina


Abstract

Caribbean migrations have been widely documented, specially from demographic and economic views that emphasize the negative aspects of these processes on individuals and societies. However, new perspectives about migrations have spread, specially the migratory cultures concept. The main idea is that, more than an economical phenomena, linked to overpopulation and unemployment, Caribbean mobility can be understood as a cultural tradition that has become a way of life, legitimized through several migrants generations, allowing the survival of islands' societies. This way, the concept assumes the permanent mobility of people through return migrations, used as basic economic strategies, as well as mechanisms that facilitate and perpetuate this practice, such as informal and extended social networks and flexible social and domestic structures. This would be the case of Old Providence and Santa Catalina islanders in the English - speaking territory on the Colombian Caribbean, who have a long history of migrations that persist until today and that constitute a way of life. This document is the result of researches developed on the islands and with migrants in the city of Bogota between 2004 and 2011. On these studies, different subjects were aborded, including the role of migrations on islanders' life, their memories and their perception about them.

Key words: Migrations, Caribbean, Old Providence and Santa Catalina Islands.


...First trip she ever made, she made it to Colon, second trip she ever made, she made it to Limon... "('Mad Dila Mama', Mentó Tradicional de las Islas de Providencia y Santa Catalina)

Introducción

El presente documento trata acerca de la movilidad espacial de los habitantes de la isla de Providencia vista a través del conocimiento, la memoria y la percepción de isleños entrevistados, tanto en su lugar de procedencia como en la ciudad de Bogotá. Originalmente, surge de una investigación realizada con jóvenes estudiantes providencíanos residentes en esta última ciudad en el año 2004, durante la cual se buscó un acercamiento a su historia individual y familiar con un énfasis en la movilidad espacial, con el objetivo no sólo de generar un conocimiento acerca de cómo, práctica y geográficamente, ha sido esta movilidad, sino de acceder a la memoria que tenian en relación con esto, al modo en que la perciben y a cómo, eventualmente, esta movilidad presente a lo largo de varias generaciones ha influido en su propia movilidad actual. Posteriormente, esta información ha sido complementada en dos trabajos de campo etnográficos adelantados en las islas de Providencia y Santa Catalina y una temporada de trabajo en las Islas Cayman, uno de los principales destinos de los migrantes isleños raizales en la actualidad.

Esta investigación tiene como base la realidad efectiva y documentada de la alta movilidad existente en el Caribe insular, reflejada principalmente en migraciones intrarregionales y externas, que alcanzan cifras considerables. Sin embargo, el eje central es el supuesto que, más allá de un fenómeno de tipo económico, ligado a situaciones de superpoblación, desempleo y subempleo, entre otras presentes en muchas islas del Caribe, la movilidad caribeña puede entenderse como una tradición cultural que, según lo planteado por Richardson2 refiriéndose a las pequeñas islas de St. Kitts & Nevis, se ha convertido en un modo de vida, legitimado a través del tiempo por medio de varias generaciones de migrantes, dando origen a lo que este autor denomina "culturas migratorias".

Si bien en las últimas décadas el concepto de las culturas migratorias se ha ido extendiendo entre varios estudiosos del Caribe, el análisis llevado a cabo en este trabajo parte de lo propuesto por Richardson3, aunque, como se verá, disiente de algunas de sus afirmaciones. Este concepto supone la movilidad constante de las personas a manera de migraciones temporales, de ida y retorno, utilizadas como estrategias económicas básicas para la gente de las islas pequeñas del Caribe, las cuales han permitido la viabilidad de estas sociedades insulares; pero, más aun, supone toda una serie de mecanismos que facilitan y perpetúan la tradición, como redes sociales informales, redes sociales extensas y estructuras familiares y sociales flexibles. En el presente documento, me apoyaré en estos presupuestos para presentar la información obtenida a lo largo de las diferentes investigaciones realizadas en las islas. No obstante, discutiré otros dos mecanismos propuestos por Richardson4: el individualismo y la poca solidaridad, mostrando que no es evidente y, aun más, que se contradice en el resultado de mis investigaciones.

Sin embargo, antes de comenzar es importante señalar que no es posible abordar la historia de las migraciones en las islas como algo separado de su historia general, principalmente porque gran parte de ésta ha estado marcada por las migraciones, un proceso humano que se presenta con alta frecuencia en las sociedades insulares. Por esta razón, antes de desarrollar el tema central de este documento, presentaré una breve reseña histórica que permita contextualizar los apartados siguientes.

Contexto histórico y sociocultural

Las islas de Old Providence y Santa Catalina forman parte del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, y se encuentran ubicadas en el Mar Caribe colombiano, a más de 500 km. de la costa continental. Estas islas, con un total de 18 km2 de área terrestre, se comunican por un puente peatonal y constituyen un municipio. De origen volcánico, montañosas, surcadas por riachuelos y rodeadas por una barrera coralina de 32 kilómetros de extensión y un complejo arrecifal clasificado entre los mayores del Caribe, las islas detentan un agitado pasado colonial.

Inicialmente, fueron colonizadas por puritanos ingleses venidos de Bermuda e Inglaterra5en el siglo XVII, en un intento que se revelaría como fallido, y después en el siglo XVIII por ingleses provenientes de Jamaica (y algunos de la Mosquitia). Durante esos siglos cambiaron varias veces de manos entre Inglaterra y España, que finalmente se quedó con ellas con la firma del Tratado de Londres en 1786, y las asignó al Virreinato de la Nueva Granada (hoy Colombia), que ya las controlaba militarmente, desde 1802. Luego de la guerra de independencia contra España, y por decisión local, adhirieron a la Gran Colombia en 1822 y quedaron formando parte de Colombia después de que la Gran Colombia se disolvió tras la muerte de Bolivar6.

Debido a su situación geográfica y a las condiciones internas de Colombia, hasta los inicios del siglo XX las islas permanecieron aisladas del resto del pais, lo cual conllevó que se consolidara una cultura con una fuerte influencia del Caribe inglés, de donde provinieron las colonizaciones originales7 y que continuaron con la llegada de numerosos jamaiquinos en las primeras décadas del siglo XIX, y luego de habitantes de las Islas Cayman desde 1830 hasta 1880 8, principalmente. No obstante, a pesar del alejamiento de la nación, cuando Panamá se separó de Colombia en 1903, el Archipiélago reiteró su decisión de continuar formando parte de esta última9.

Sin embargo, al menos hasta la firma del tratado Esguerra - Bárcenas en 1928, por medio del cual Colombia cedió las Islas del Maiz a Nicaragua y ésta reconoció la soberania de Colombia sobre el Archipiélago, las relaciones de las islas se proyectaron principalmente sobre el Caribe insular y ciertos lugares de la costa centroamericana, donde hasta hoy habitan poblaciones que comparten una herencia cultural similar a la de las islas, asi como numerosos lazos familiares10. Hasta entonces la costa de la Mosquitia y el Archipiélago constituian una unidad politica y, sobre todo, cultural. Esta última aún persiste y forma parte de un territorio más amplio, que incluye las costas centroamericanas entre Belice y Panamá y las islas adyacentes, como las Islas de la Bahia, los Cayos Miskito y las Islas del Maiz.

Este territorio está habitado hasta hoy por poblaciones afrodescendientes de diversos orígenes en convivencia compleja con población indigena, principalmente Miskitos, Kunas y Mayas. Fue poblado en gran medida desde las Islas Cayman, sobretodo Belice y Honduras (Islas de la Bahia) y desde San Andrés y Providencia (Islas del Maiz, Colón y Bocas del Toro, en especial), que a su vez habian recibido población británica proveniente de la Mosquitia, cuando se debilitó el apoyo británico en las últimas décadas del siglo XVIII. Cabe resaltar que, entre finales del siglo XIX y principios del XX, a estos territorios se sumaron personas provenientes de diversas islas del Caribe, principalmente Jamaica y Barbados, cuya migración fue impulsada ante la necesidad de mano de obra para la construcción del Canal de Panamá y las plantaciones de frutas (éstas últimas principalmente en Costa Rica)11. Todas las poblaciones arriba mencionadas mantienen hasta hoy lazos familiares, lo que se evidencia en los apellidos británicos que comparten, como Archbold, Bryan o Hawkins, el uso de una lengua criolla de origen inglés con grandes similitudes y el reconocimiento mutuo de su cercania.

La denominada "colombianización" de las islas -proceso por medio del cual el Estado colombiano intentó mudar la cultura y la sociedad del Archipiélago, por considerarla ajena al proyecto politico hispánico, católico y blanco generado por las élites andinas- se inició en la primera mitad del siglo XX, afectando muchas de las dinámicas existentes hasta entonces en relación con el resto del Caribe. En 1935, a través de la misión capuchina, se impuso el español en las escuelas, se prohibió la lengua inglesa, y se inició la persecución a las religiones protestantes. En 1953, el presidente Gustavo Rojas Pinilla declaró a San Andrés como Puerto Libre, generando un proceso de cambio que incluyó, además de la migración masiva de colombianos continentales hacia las islas, el robo y la especulación con las tierras de los isleños raizales, la discriminación, el desplazamiento y la aculturación12. Aunque estos procesos afectaron en menor medida a Providencia y Santa Catalina, debido a su ubicación más lejana, no por ello dejaron de tener un gran impacto13.

A pesar de todos los cambios, hasta la actualidad los habitantes de las islas conservan gran parte de sus modos de vida tradicionales basados en la pesca y la agricultura, aunque con modificaciones debidas a los diversos procesos de modernización e integración ocurridos durante el siglo XX y hasta la actualidad. Con una población de 4118 personas según el último censo14, los isleños de hoy son una mezcla entre africanos, europeos, caribeños de otras regiones, asiáticos, con un componente creciente de colombianos continentales. Poseedores de una lengua propia 15, el creole -una mezcla de inglés con estructuras gramaticales diferenciadas, aparentemente de origen africano- los habitantes de las islas detentan hasta hoy una cultura propia, marcada por su historia colonial inglesa, su herencia africana y sus relaciones, primero con el Caribe y, después, con Colombia. De religión bautista por tradición, hoy conviven en las islas bautistas, católicos y adventistas, asi como nuevos cultos cristianos llegados en épocas recientes. Fuertemente marcados por su entorno, los habitantes de las islas son gente de mar y de tierra, pescadores, agricultores, recolectores de cangrejo y navegantes, hoy integrados a las dinámicas nacionales a través de los empleos estatales16, y con la mayor tasa de personas con educación técnica del 17 pais .

La discusión sobre la historia agitada de las islas es necesaria porque ésta marca profundamente quienes son los isleños de hoy. Y porque su herencia británica, africana, caribeña, pescadora y navegante y sus estrechas relaciones con el Caribe centroamericano e insular, principalmente las costas nicaragüenses y panameñas y las Islas Cayman, son datos clave para entender los procesos migratorios que han ocurrido alli. Todos estos trazos nos dan indicios sobre cómo llegó a consolidarse una tradición migratoria que está anclada en relaciones sociales, culturales e históricas amplias y que hasta la actualidad constituye un eje importante de la cultura y las formas de vida locales.

Historia de las migraciones en Old Providence Island

Considerando la información presentada en el apartado anterior, es posible abordar la historia de las migraciones en las islas como algo inmerso en la trama de su historia general. Ratter18 dice del concepto de insularidad: "Una isla es un trozo de tierra claramente delimitado, bañado completa y permanentemente por el mar. El litoral produce una frontera que separa a los habitantes de la isla de sus vecinos. La situación particular de los habitantes de la isla, en contraste con los de tierra firme, y las formas de comportamiento que de ella se derivan, se describen con el concepto complejo de insularidad". Asimismo, la autora enfatiza el papel del aislamiento en la constitución del mismo. Sin duda, la vida en una isla da a sus habitantes una experiencia vital distinta y una visión de mundo particular.

Pero es interesante reflexionar acerca del papel del aislamiento, fundamental para la insularidad, en la historia de la isla. Pues si el aislamiento espacial es innegable, quizá sea esta la razón para que el aislamiento social no lo sea. Si Providencia estuvo indudablemente aislada de la Colombia continental hasta bastante después de la mitad del siglo XX, no puede decirse lo mismo de las relaciones que mantuvo durante cerca de dos siglos con distintas poblaciones caribeñas de la costa centroamericana y del Caribe insular, a través de migraciones continuas e intercambios culturales que hasta hoy siguen vigentes en las islas, sobre lo cual profundizaré más adelante.

Aqui vale la pena hacer un recuento explicito de las diversas migraciones que llegaron a las islas desde los inicios de la colonia. Migrantes fueron los puritanos ingleses, que colonizaron las islas en la segunda década del siglo XVII, provenientes de Inglaterra y de colonias inglesas en el Caribe, principalmente Bermuda, quienes resultaron desalojados por los españoles cincuenta años después y de quienes al parecer no quedó huella en la población actual de la isla19. Migrantes, los ingleses jamaiquinos que la repoblaron durante el siglo XVIII, en compañía de sus esclavos -migrantes forzados- conformando una sociedad afroinglesa que constituiría la base de la población actual20. Migrantes aquellos que llegaron a lo largo del siglo XIX, provenientes de diferentes lugares en el Caribe, principalemente las Islas Cayman21, acaso en relación con lo que Richardson22 llama "afirmaciones de libertad" de los exesclavos recién emancipados. Migrantes los chinos que desde el otro lado del mundo llegaron a la isla a principios del siglo XX23. Migrantes los colombianos continentales, antioqueños y costeños principalmente, así como los árabes, que inundaron San Andrés tras ser catalogada "puerto libre", algunos de los cuales, pocos, sin embargo, alcanzaron Providencia24. De forma resumida, esos son los inmigrantes, que, en últimas, han generado la composición actual de la población de la isla; mucha de su presencia se adivina tras los apellidos y las caras que hoy en día siguen circulando, y aunque no es mucha la información existente al respecto, sus movimientos hacia las islas han sido ciertamente mucho mejor documentados que aquellos que se refieren a los movimientos de los propios isleños raizales25.

Esta es la otra cara de la moneda de la migración: los emigrantes. Los que se fueron, para después volver o para quedarse en otra parte y los que aún se siguen marchando. No es difícil caer en cuenta que esta parte de la historia está estrechamente relacionada con la de la inmigración, pero lo cierto es que la información acerca de ella es escasa. En lo escrito acerca de las islas, algunos autores hacen referencia a la movilidad isleña, especialmente cuando se refieren a la historia oral, a aquella que existe en la memoria de la gente, pero la documentación es reducida.

Vale la pena, sin embargo, citar la división por etapas que establece Lagos26, una de las pocas autoras que investigó los aspectos relacionados con la movilidad isleña, para la emigración providenciana:

La primera etapa va de 1800 a 1853, durante la cual los nativos de las islas incursionaban por otras regiones del Caribe; la segunda de 1853 a 1910, caracterizada por la movilidad con fines comerciales y/o familiares; la tercera, de 1910 a 1953, marcada por las migraciones económicas ocasionadas por la construcción del Canal de Panamá, hasta la declaración del Puerto Libre en San Andrés; la cuarta etapa de 1953 hasta los años 70, donde se produce el éxodo masivo, especialmente de mujeres, hacia San Andrés; y finalmente, de los años 70 hasta nuestros días, cuando los isleños salen en busca de educación y fuentes de empleo en el continente colombiano.

Esta caracterización da una visión general de las dinámicas de migración de los habitantes de la isla, para la cual es importante aclarar que estos tipos de migración descritos por Lagos para cada período, existen paralelamente y no son exclusivos de cada uno sino, más bien, los más representativos durante la división de tiempo demarcada por la autora.

Para hacer más claro el aparte citado, es importante resaltar nuevamente que desde el siglo XIX, Providencia, Santa Catalina y San Andrés, mantuvieron estrechas relaciones con la costa Caribe centroamericana, desde Panamá hasta Belice, no sólo comerciales y laborales, sino, y quizá más importante, familiares y de amistad; así como relaciones, principalmente a través de las economías del algodón y, posteriormente, del coco, con los Estados Unidos27. Hasta bien entrado el siglo XX, antes que el proceso de "colombianización" alterara radicalmente la dinámica de las islas, las gentes de las islas mantuvieron lazos estrechos y continuo contacto con el Caribe centroamericano y, algunos de los sectores más acomodados, con Norteramérica. Es importante recordar que hasta la firma del tratado Esguerra - Barcenas en 1928, el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y las Islas del Maíz, constituían un solo conjunto de islas, pobladas por gentes con historias y culturas compartidas.

Así, Providencia fue, durante mucho tiempo, despensa de San Andrés, Panamá y de otros sitios de la costa de Centroamérica, principalmente Nicaragua y Costa Rica28. Más aún, según Parsons29, el poblado de Bocas del Toro en Panamá habría sido fundado en 1826, por cazadores de tortuga provenientes de San Andrés y Providencia. Posteriormente, con el primer intento de construcción del Canal por parte de los franceses, las migraciones desde las islas se habrían intensificado, volviéndose masivas durante la época de la construcción norteaméricana, y continuando hasta más allá de la mitad del siglo XX, cuando los isleños se enrolaron como estibadores y navegantes en la Zona del Canal.

Los destinos

La memoria de las migraciones

Es la emigración la segunda cara de la moneda tratada en el apartado anterior la que constituye el foco de este documento. En la medida en que para el presente trabajo la migración es considerada como una tradición, en base a los planteamientos de Richardson30, lo importante no es sólo la historia efectiva de cómo ocurrieron y ocurren esas migraciones, por lo demás una historia hasta el momento poco documentada, sino aquello que las personas guardan en su memoria.

Efectivamente, al tratarse de una trazo cultural, deberían existir elementos inscritos en esta memoria que den cuenta del papel de las migraciones; elementos que deberían evidenciarse en lo que la gente cuenta al recordar. Por lo anterior, el presente apartado presenta la información recolectada a lo largo del trabajo de campo y las diferentes investigaciones en las islas, así como una reflexión a partir del conocimiento y la experiencia personal que he acumulado durante años de relación con las islas.

Antes de empezar, haré una breve descripción del trabajo original y de los datos obtenidos en las entrevistas. En la investigación original31 fueron entrevistadas once isleños raizales, estudiantes en Bogotá, así como un ciudadano norteaméricano descendiente de providencianos y un isleño hijo de colombianos continentales. Todos los entrevistados raizales dijeron tener familia en Panamá, Estados Unidos y Colombia. Varios mencionaron también a Grand Cayman. Algunos otros lugares, Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Canadá, Jamaica, Aruba y partes de Europa, fueron mencionados esporádicamente. Todos mostraron tener una noción amplia de su familia, y un conocimiento bastante claro de quiénes estaban en dónde, a qué se dedicaban, hacía cuanto se habían ido, además que todos habían tenido la oportunidad de conocer en alguna ocasión a la mayor parte de sus familiares radicados en otras partes, bien por haberlos visitado, bien porque estos han ido a la isla. Estos resultados se muestran brevemente en las Tablas 1 y 2, que se exponen a continuación. Posteriormente, he desarrollado dos investigaciones en las islas3233, en dónde el tema de las migraciones fue abordado aun cuando no se trataba del eje principal de las investigaciones, a lo cual se suma la vivencia continua entre San Andrés y las Islas Cayman entre 2006 y 2009. 34

Tabla 1

Tabla 2

La Costa Centroamericana (de Panamá y otras historias)

A pesar de la escasez de investigaciones detalladas sobre las estrechas relaciones entre el Archipiélago y la Costa Caribe Centroamericana, una perspectiva geográfica general nos permite apreciar la cercanía espacial entre ambas y una visión histórica, el hecho que la denominada Costa Mosquitia, las Islas del Maíz y el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, fueron posesiones británicas durante mucho tiempo, experiementaron procesos de colonización similares y fueron cedidas bajo el mismo tratado por Gran Bretaña a la Nueva Granada, a finales del siglo XVIII. Esto determinó la existencia de estas relaciones, que aún existen, y que han sido de suma importancia para el funcionamiento de la región.

Si bien la gente no recuerda ya estas primeras épocas, más de dos siglos atrás, si tiene presente la existencia de esa costa centroamericana, sobre todo porque los lazos que debieron crearse desde antes del siglo XIX, siguen teniendo vigencia incluso hoy, pese a todos los cambios. El recuerdo es más claro para unos que para otros, pero existe para todos en alguna medida. En general, entre todas las personas entrevistadas hasta hoy, casi todas tienen familia en Panamá y una buena parte en Nicaragua, mientras que otros lugares como Costa Rica, Belice u Honduras aunque menos frecuentes, aparecen en varios casos. Más aún, en las islas, y aún más en San Andrés que en Providencia, viven muchas personas de origen nicaragüense, provenientes del litoral Caribe, que se han integrado a la comunidad como isleños, dada las similitudes socioculturales existentes.

Las Islas Cayman y los Estados Unidos de América para cualquier colombiano continental, las Islas Cayman son, como máximo, un paraíso fiscal en el Caribe pero, más probablemente, algo de lo cual nunca se ha oído hablar. No sucede lo mismo con los providencianos, ni jóvenes, ni viejos. Las Islas Cayman, Grand Cayman, Little Cayman y Cayman Brac, son quizá el territorio insular en el Caribe más estrechamente ligado a Providencia.

Desde mediados del siglo XIX y hasta la declaración del puerto libre en San Andrés, migrantes de diferentes lugares del Caribe llegaron a Providencia. Entre estos, sobresalen aquellos llegados de las Islas Cayman. Wilson35 relata que en la época en la cual trabajó en la isla, la gente proveniente de estas islas aun era identificada como tal, y estaba establecida principalmente en el sector denominado Lazy Hill. Pero, por otra parte, según Lagos36 "los inmigrantes de otras regiones del Caribe no hispano pasan pronto a formar parte de la sociedad y organización providenciana, reforzando y enriqueciendo la cultura existente". De este modo, los descendientes de la gente de las Islas Cayman se convirtieron en providencianos, lo cual no generó una ruptura con su pasado sino que creó nuevos vínculos para la isla.

Desde el siglo XIX y hasta más allá de la mitad del siglo XX, las relaciones con las Islas Cayman fueron muy estrechas. Esta conexión se inició como consecuencia de la caza de tortugas, actividad realizada por los caimaneros desde el siglo XVII, a la cual se sumaron los providencianos a finales del XVIII y que se convertiría en una de sus principales actividades económicas durante el siglo XIX37. Como consecuencia de la desaparición de estos reptiles en águas de Cayman, durante el siglo XIX, los caimaneros iniciaron faenas en América Central y los Cayos del Norte del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, lo cual conllevaría una migración masiva hacia las Islas de la Bahia (Honduras) en 1837, y una migración menor hacia Providencia algunas décadas después38. Esta conexión marcó el inicio de una relación que implicaría, entre otras cosas, la adopción de los catboats caimaneros39 por los providencianos y la actual migración de estos hacia las Islas Cayman. Diversos testimonios coinciden en que las goletas caimaneras, cargadas con los pequeños botes, arribaban a las islas en busca de víveres, agua y ron para proseguir con sus faenas de pesca; igualmente, las islas constituían un refugio en caso de mal tiempo, por lo cual se constituyeron en un puerto visitado con frecuencia40.

Después, cuando los barcos dejaron de venir, y las relaciones parecieron debilitarse, las migraciones laborales hacia estas islas tendieron un nuevo puente, que aun perdura. En la actualidad, empleados principalmente como trabajadores asalariados en labores de construcción, limpieza y ventas, cientos de jóvenes y adultos raizales viven en las Islas Cayman, desde donde envían remesas para sus parientes que permanecen en las islas.

Aprovechando el derecho de los descendientes a reclamar la nacionalidad caimanera, muchos isleños migraron desde la década de 1970, consolidando empresas y propiciando la continua migración de nuevas personas. Hasta hoy, y a pesar de las crisis económicas mundiales de los últimos años, que sin duda redujeron las oportunidades de empleo en lugares como Cayman, muchas personas en las islas continúan migrando por temporadas o aspirando a hacerlo en el futuro4142.

Mientras tanto, Estados Unidos es quizá el destino más solicitado por migrantes en todo el mundo. Pero si, en general, los colombianos no empezaron a migrar hacia los Estados Unidos sino en los últimos cuarenta años y masivamente sólo hasta las últimas década, los isleños providencianos han estado yendo y viniendo desde el siglo XIX. Desde ese tiempo, San Andrés estableció relaciones comerciales a través del coco con Norteamerica43 y, también, desde entonces los misioneros bautistas norteamericanos llegaron a las islas, propiciando que isleños, principalmente de las clases altas -los más directamente descendientes de europeos- migrasen a los Estados Unidos para estudiar44.

Hasta hoy, buena parte de los isleños raizales conserva familia en los Estados Unidos, algunos que migraron recientemente y otros con mayor profundidad temporal, donde se emplean en diversos trabajos, a menudo mal pagos, al igual que el resto de los migrantes, hasta que consiguen organizarse. Y aunque en la actualidad los isleños enfrentan las mismas restricciones migratorias que el resto de los colombianos, no por ello han dejado de mantener relaciones con sus familiares allí, quienes a menudo visitan las islas, especialmente en temporada de final de año, y quienes también propician la migración de más familiares, especialmente entre los más jóvenes.

Colombia Continental

Hasta bien entrado el siglo XX, Colombia fue un lugar en la lejanía. Mientras Centroamérica, el Caribe Insular y Estados Unidos eran sitios cercanos, unidos mediante relaciones comerciales, familiares y de amistad, sólo hasta 1953, cuando el Puerto Libre irrumpió con toda su brutalidad en San Andrés, y cientos de colombianos continentales llegaron a esta última isla, Colombia se convirtió en un destino y un lugar con el cual establecer relaciones.

En los últimos sesenta años se han logrado establecer múltiples contactos entre el Archipiélago y el resto de Colombia. De hecho, probablemente la Colombia continental sea hoy el principal destino de los isleños raizales, quienes se dirijen hacia allí para estudiar y/o trabajar. Sin duda, hoy Colombia es un lugar cercano y accesible, lo que no fue para las generaciones más antiguas, mientras que el resto del mundo se ha llenado de cercos migratorios, que aplican severamente para los ciudadanos colombianos, incluyendo a los raizales. Incluso Nicaragua, uno de los lugares con el cual los isleños mantienen relaciones familiares y culturales más estrechas, hoy exige visa para el tránsito de colombianos en su territorio, consecuencia por lo demás de problemas limítrofes adelantados por los gobiernos nacionales en los cuales los isleños, pese a ser los principales afectados, nunca han tenido voz ni voto.

Esta relación con la Colombia continental se ha consolidado aún más como resultado de los matrimonios entre isleños y colombianos continentales, de modo que en la actualidad personas de la Costa Caribe y el interior colombianos se han incorporado a las redes familiares isleñas, esto facilitado por el flujo de continentales hacia San Andrés. Si los viejos conocieron primero el exterior y sólo tardíamente a Colombia, las nuevas generaciones tienen mayores oportunidades de venir primero al interior del país y después, acaso siguiendo los pasos de sus mayores, conocer otras partes del mundo.

De Marineros y Capitanes

El tema de los oficios asociados a la navegación merece un apartado especial a este tema, porque en la información recolectada constituye un punto recurrente y de suma importancia. De manera llamativa, poca es la investigación que se ha llevado a cabo sobre esto para el caso de las islas.

Los trabajos relacionados con el mar han estado presentes en la vida de las islas desde los inicios de la conformación de la sociedad isleña. Al parecer, esto ha ocurrido así en varios lugares del Caribe donde, según Richardson45 basándose en otros autores, se habría conformado una tradición de navegantes a partir de las primeras experiencias de marineros empíricos, tras la emancipación de los esclavos, que establecieron rutas entre diferentes islas para facilitar las migraciones. Para el caso de Providencia, Wilson46 dice de la navegación que "es probablemente la habilidad más respetada y codiciada en la isla"47. Del mismo modo, Lagos48 menciona la existencia de marineros desde los inicios de la conformación de la sociedad isleña y Meisel49 señala cómo en el siglo XIX la importancia de los oficios asociados a la construcción de embarcaciones revelarían la importancia de la navegación para las islas.

En efecto, una numerosa población masculina de la isla ha estado relacionada con este tipo de trabajos desde lo que la memoria recuerda. En las calles de Providencia es común oír que alguien sea llamado "Cap" o "Capi", apócope de "Captain". Muchos aun continúan embarcados, bien sea en cargueros o en barcos de turismo. Fue común para las generaciones antiguas, enrolarse en barcos en los puertos de Panamá y los Estados Unidos, y recorrer el Caribe e incluso más allá, trabajando en la tripulación.

Incluso hoy, con todas las dificultades que implica salir al exterior, más aun siendo colombianos, la vida en los barcos sigue constituyéndose en una opción para los jóvenes providencianos, especialmente para aquellos que tienen pocas posibilidades de formarse profesionalmente e incluso para muchos que, con formación profesional, no logran conseguir empleo en las islas. Más aún, en las últimas décadas, las mujeres también han empezado a embarcarse en los barcos turísticos que recorren el Caribe, dejando a sus hijos con abuelas o tías que los cuidan hasta que regresan.

Cabe señalar que hasta hoy las compañías reclutadoras de trabajadores para los barcos de turismo visitan las islas para realizar entrevistas y elegir, en cada ocasión, decenas de personas. Aunque no se conocen las cifras, lo cierto es que el número de jóvenes isleños embarcados es grande. Sin embargo, es importante señalar que al parecer las compañías de cruceros han bajado su demanda de trabajadores colombianos, debido a problemas con el narcotráfico, lo cual podría repercutir en los próximos años sobre las oportunidades de empleo de los isleños.

Todavía restan los otros destinos. En los anteriores apartados se han mostrado los principales lugares a los cuales ha migrado la gente de Providencia y con los cuales mantiene relaciones. Es en ellos donde se concentra la mayor población de los migrantes permanentes, es a ellos a donde suelen dirigirse los migrantes temporales, para después regresar a las islas pero, más importante, son estos los que conforman la geografía mental común a los isleños raizales. Existen, sin embargo, otros lugares en el mundo los cuales, si bien no tienen una historia tan específica de relaciones con las islas, también han atraído algunos migrantes. Entre ellos sobresalen Canadá y algunos países europeos, como Inglaterra, Espafla e Italia, además de diversos puntos en el Caribe insular, como Jamaica, Trinidad y las Antillas Holandesas.

Los Objetivos: Trabajadores(as), Estudiantes y algo más...

Para salir hay que tener un motivo, sobretodo para irse prolongadamente. Sin duda, trabajar y estudiar han sido unas de las principales razones de los migrantes en todo el mundo, y los providencianos no son la excepción. Cuando Richardson50 habla de una tradición caribefla de migrar y propone la necesidad de ir más allá de las explicaciones economicistas que han primado en los análisis de las migraciones caribelas, esto no quiere decir que la gente no haya migrado en busca de trabajo, es decir, por motivos económicos sino más bien, que entre las diferentes opciones que pudo haber escogido la gente del Caribe para enfrentar las vicisitudes laborales, ha primado y prima la opción de migrar, y que la razón de ello está en la manera como se han conformado una tradición cultural de migración en estas sociedades.

Las migraciones laborales en Providencia iniciaron desde el principio del siglo XIX y continúan hasta hoy. Aunque con cambios, muchos de los destinos y de los oficios originales aún se mantienen, como en el caso de la navegación y la marinería. En cuanto a las migraciones estudiantiles, si bien no han tenido las mismas connotaciones que las laborales, han sido mas reducidas y han abarcado menos mundo, pueden remontarse a mediados del siglo XIX, cuando individuos de las clases altas de la isla viajaron a realizar estudios a Estados Unidos, apoyados por los misioneros protestantes. Lo cual por lo demás, continuó hasta el siglo XX, y fue una de las facetas más representativas de la migración estudiantil providenciana.

Además, pese a su menor importancia original comparada con las laborales, es posible que en los últimos alos las migraciones para estudiar hayan adquirido tanto o más significado que las primeras. De todas maneras, tampoco es fácil desligar las migraciones laborales de las estudiantiles, pues a menudo los migrantes comparten los mismos destinos y, a su vez, a éstas de toda una serie de relaciones sociales existentes entre los lugares de destino y la isla.

Todo parece indicar que entre los migrantes laborales priman los hombres, lo cual no obsta para que las mujeres también lo hayan sido. Incluso en las décadas pasadas, lo que hasta entonces había sido exclusivo de los hombres, los barcos, también se convirtió en oficio de algunas mujeres, enroladas en barcos turísticos. Mientras tanto, en lo que a migraciones estudiantiles se refiere, el acceso de ambos sexos parece emparejarse, aunque no completamente. Hoy en día, muchas jóvenes están saliendo a estudiar, incluso con mayor éxito que los jóvenes, y cada vez son más las que organizan su vida en otros lugares, volviendo por temporadas con sus nuevas familias a las islas.

Pero si la movilidad femenina es menor y menos evidente, ello no quiere decir que no tenga importancia ni acaso tanta profundidad histórica como la masculina. Que lo digan las abuelas y bisabuelas panameñas, hondureñas o de Gran Cayman, que llegaron a las islas detrás de sus compañeros o sus padres, y en ellas se quedaron, consolidando familias y aportando su legado para extender los lazos de las islas.

Por último, quisiera dedicar un breve espacio para hablar de un tema difícil y problemático que, sin embargo, no puede eludirse dentro de esta discusión: el narcotráfico. No es el propósito de este documento ahondar demasiado, puesto que no he profundizado en el análisis, pero sin duda se trata de una realidad actual, el que una numerosa población masculina juvenil y adulta ha venido enrolándose en labores de tráfico de drogas, específicamente como tripulación en lanchas rápidas que distribuyen narcóticos en diferentes destinos de EUA y el Caribe. Esta situación, que comenzó hace más de treinta años y que cada día se agudiza, ha generado un gran número de desplazamientos hacia ciudades de la costa colombiana donde se hacen los "trámites" para enrolarse; así como una dolorosa dispersión de marineros isleños por las cárceles del Caribe, Centro y Norte América. Y es, por supuesto, una labor que implica una alta y peligrosa movilidad.

Los Mecanismos: Redes Sociales, Estructuras Flexibles.

El concepto de cultura migratoria utilizado en este trabajo presupone no únicamente la existencia de una alta movilidad de un grupo humano sino una serie de mecanismos que propenderían por y facilitarían esta movilidad. Richardson51 se refiere principalmente a redes sociales intra y extrarregionales, estructuras familiares flexibles, multiplicidad ocupacional y un marcado individualismo. Si bien no profundizaré en la multiplicidad ocupacional, la cual es, no obstante, una de las características del pueblo raizal, en el presente apartado me referiré brevemente a las redes y las estructuras, mostrándolo a través de la información sobre las islas, y debatiré la idea del individualismo y la poca solidaridad.

Creo que este artículo ha enfatizado bastante acerca de los lazos existentes entre las islas y Centroamérica. Ahora bien, este es el caso más representativo, más no el único, de cómo las relaciones sociales interregionales y las migraciones se han retroalimentado. Esto es, que así como la gente al migrar ha creado lazos, estos lazos han facilitado posteriormente que la gente migre, y así sucesivamente. Así como con Centroamérica, ha ocurrido con las Islas Cayman, Estados Unidos y la Colombia continental. Al dirigirse a los diferentes destinos, la gente se ha apoyado en familiares y amigos, que han estado allí siempre, por ser originarios de los lugares, o que llegaron antes que ellos. Es probable que a la hora de elegir un lugar para emigrar, se piense primero en las conexiones que se tiene con los sitios. Incluso con los trabajos en los barcos de turismo, es muy usual es que marineros ya enrolados faciliten la contratación de familiares y amigos.

Pero además, no es sólo que se hayan creado los lazos y que estos hayan facilitado la circulación de las personas sino que parece haber existido una fuerte preocupación por mantenerlos vivos. Visitar ciudades o países para conocer o reconocer a la familia es una práctica común. Del mismo modo, es común que quienes migraron permanentemente hayan regresado de visita a las islas, llevando consigo a sus familias, reforzando los lazos familiares y comunitarios.

Por otra parte, una fracción de la literatura sobre las migraciones caribeñas muestra una especial preocupación por el impacto que la mencionada movilidad debería tener sobre la familia, dada la frecuente ausencia del padre o, en ocasiones, de la madre. Sin embargo, como lo han propuesto diversos autores, quizá sea conveniente revisar esta visión, producto de una mirada occidental, acostumbrada a un tipo específico de familia. Y es que, ciertamente, ha sido la organización y el funcionamiento de la familia el otro importante mecanismo que ha permitido la continuidad de las migraciones. Mujeres dispuestas a esperar solas durante meses, incluso años, mientras sus compañeros regresan; dispuestas a mudarse para vivir cerca de ellos. Abuelas y tías que cuidan a los niños durante meses o años, mientras sus padres terminan de estudiar, logran estabilidad laboral en otra parte o ahorran lo suficiente para asentarse en la isla. Una forma diferente de entender la unidad familiar ha hecho posible que la gente se vaya, y a menudo vuelva, haciendo viables no sólo las sociedades sino la misma familia.

Después de haber explicado los anteriores mecanismos, es difícil ver dónde está el individualismo y la poca solidaridad, basicamente porque ha sido la solidaridad y el sentido de comunidad lo que ha permitido el movimiento continuo de la gente, pues la comunidad no termina en la linea costera de la isla sino que se extiende a través de las numerosas redes sociales de los isleños en los destinos de migración. Los párrafos anteriores son un buen ejemplo de ello. La ayuda de la familia, el apoyo en ella y en las amistades, tanto para irse de la isla como para llegar a otra parte parece ser una constante.

Conclusiones: la cultura migratoria de providencia

Migrar no es fácil. Cualquiera que haya tenido la experiencia de vivir en otro país o ciudad, temporalmente o no, sabe que el cambio no se da inmediatamente, que es necesario adaptarse, acostumbrarse, hacerse a la idea y que, incluso con paciencia, eso no siempre se consigue. Pareciera sin embargo que hay gente para la cual este tipo de procesos es más fácil de sobrellevar, bien sea por su personalidad, por su experiencia, por su modo de vida. Sería interesante pensar que no sólo hay individuos sino sociedades para las cuales esto aplica.

El trato que las ciencias sociales y sus parientes han dado al tema de las migraciones ha tendido a mostrarlas como una experiencia negativa, si no trágica, de pérdida, desarraigo y perturbación. Es por ello quizá que han primado las aproximaciones economicistas y desarrollistas al tema, preocupadas por las vicisitudes que estas causan tanto a los individuos que las viven como a las sociedades que estos abandonan52. Frente a esto, el concepto de cultura migratoria, retomado para la presente investigación de Richardson53, intenta hacer una lectura distinta y enriquecedora del tema de las migraciones.

Al hacer una revisión de la historia de Providencia, se hace evidente el papel que las migraciones han jugado. Al hablar con las personas, esto resulta aun más notorio. Por lo anterior, la conclusión más importante de este trabajo propone que, efectivamente, en Providencia y Santa Catalina existe una cultura migratoria, que se ha ido constituyendo a lo largo de más de dos siglos de la historia de las islas, conformando diversos modos de enfrentar y permitir la movilidad humana, que incluso hoy en día, con todos los cambios que han ocurrido en nuestro mundo, sigue vigente. Si los tipos de movilidad, los destinos y los oficios han variado con el tiempo, la tradición de irse y volver e irse de nuevo y volver, persiste. Pareciera que, incluso para quienes se han ido permanentemente, la isla sigue teniendo una importancia significativa.

Por supuesto, esta movilidad puede analizarse desde diferentes perspectivas, lo cual de algún modo intentó mostrar este documento. Los migrantes laborales y los estudiantiles. Las mujeres y los hombres. Los destinos. Cada perspectiva ofrece a su vez una nueva interpretación de los datos. Pero aun así, la premisa se mantiene: hay algo allí que va más allá de una migración en busca de oportunidades.

Sin duda, este artículo deja mucho sin explorar. Sobre todo porque, como mostré en este escrito, al menos para el caso de Providencia y Santa Catalina, la documentación acerca de lo que se revela como fundamental para el funcionamiento de las islas, la movilidad humana, es escasa. Pero también porque hay muchísimo por abarcar y aunque he tratado de dar una visión lo más amplia posible, hay cosas que se escapan. Por otra parte, genera muchísimas preguntas que por el momento sólo podrían responderse con especulaciones, lo cual no es el interés de este escrito. Las preguntas acerca de cómo fueron realmente las relaciones con Centroamérica y cómo se mantienen estas aún; cómo recuerdan las diferentes generaciones; cómo es la versión de quienes migraron permanentemente, cómo es su memoria, tanto de los isleños como de sus descendientes en otros lugares; cómo han sido las dinámicas de las migraciones de retorno frente a las permanentes, entre otras, permanecen aun abiertas. Razón por lo cual este documento pretende ser sólo un primer acercamiento a una temática que, para el caso del Archipiélago pero también quizá para otros lugares del país, se perfila como enormemente rica.


1 Antropóloga. Maestría en Gestión del Turismo Sostenible. Aspirante a Doctora en Ciencias Sociales en Desarrollo, Agricultura y Sociedad. Centro de Pesquisa em Desenvolvimiento, Agricultura e Sociedade (CPDA) - Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro (UFRRJ), Brasil. E - mail: anaisa54@gmail.com

2 Bonham Richardson. Caribbean Migrants. Environment and Human Survival on St. Kitts and Nevis. The University of Tennessee Press. 1991.

3 Ibídem

4 Ibídem

5 Karen Ordahl Kuppermann. Providence Island 1630-1641: The other puritan colony. Cambridge University Press. New York, 1995.

6 Loraine Vollmer. La Historia del poblamiento del Archipiélago de San Andrés, Vieja Providencia y Santa Catalina. Ediciones Archipiélago. San Andrés Isla, 1997.

7 Ibídem

8 Gerhard Sandner. Centroamérica & el Caribe Occidental. Coyunturas, crisis y conflictos 1503 - 1984. Universidad Nacional de Colombia. San Andrés, 2003 (1984). P. 329

9 Ibídem, P. 331 - 332

10 Ana Isabel Márquez. Movilidad Caribeña a través de jóvenes migrantes de Providencia Isla (Caribe Occidental Colombiano). Ponencia Reunión 30 de la Asociación de Estudios del Caribe. Santo Domingo, 2005.

11 Elizabeth Thomas-Hope. CaribbeanMigrants. Kingston: University of West Indies Press, 1992

12 Lorraine Vollmer. La Historia... Op. Cit.

13 Germán Márquez. Introducción Sumario. En: Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Perspectivas y Acciones Posibles. Organización de Estados Americanos -Colciencias - IDEA Universidad Nacional, 1992.

14 Dane (Departamento Nacional de Estadistica). Censo Básico. 2005.

15 Marcia Dittman. El Criollo Sanandresano: Lengua y Cultura. Cali: Universidad del Valle, 1992.

16 Adolfo Meisel Roca. La continentalización de la isla de San Andrés, Colombia: panyas, raizales y turismo. Documentos de trabajo sobre economia regional, No. 37. Banco de la República. Cartagena. 2003.

17 Alta Consejería Presidencial para la Mujer. Situación de las mujeres en Colombia y en el Archipiélago de San Andrés. http://www.equidadmuier.gov.co/ConsultaVirtual/Documents/MuieresSanAndresProvidencia.pdf. 2010.

18 Bettie Ratter. Redes Caribes. San Andrés y Providencia y las Islas Cayman: entre la integración económica mundial y la autonomía cultural regional. Universidad Nacional de Colombia. San Andrés Isla, 2001 (1992).P. 95

19 Karen Ordahl Kuppermann, ProvidenceIsland... Op. Cit.

20 Loraine Vollmer. La Historia delpoblamiento... Op. Cit.

21 Gerhard Sandner. Centroamérica & el Caribe... Op. Cit.

22 Bonham Richardson. Caribbean Migrants... Op. Cit.

23 James Parsons, San Andrés y Providencia, una geografía histórica de las islas colombianas del mar Caribe. Bogotá, Banco de la República, 1964.

24 Ibídem

25 Loraine Vollmer. La Historia del poblamiento... Op. Cit.

26 Adriana Lagos. "Providencia. Estudio sobre identidad, migraciones y convivencia". Tesis para optar al título de antropólogo. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1993. P. 81

27 Adolfo Meisel Roca. "La estructura económica de San Andrés y Providencia en 1846". Cuadernos de historia económica y empresarial. No. 24. Banco de la República. 2009.

28 Paula Palmer. "What Happen. A folk history of Costa Rica's Talamanca Coast". Distribuidores Zona Tropical. U.S.A. 2005 (1979)

29 James Parsons. San Andrés y Providencia... Op. Cit.

30 Bonham Richardson. Caribbean Migrants... Op. Cit.

31 Ana Isabel Márquez. Movilidad Caribeña... Op. Cit.

32 Ana Isabel Márquez. "Los pescadores artesanales de Old Providence Island: una aproximación al estudio de las relaciones seres humanos - medio ambiente ". Trabajo de grado para optar al título de antropóloga. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2005.

33 Ana Isabel Márquez. "Catboats, lanchs and canoes: la construcción y el uso de embarcaciones de madera en las islas de Old Providence y Santa Catalina, un patrimonio cultural en peligro. Informe Final de Investigación. COLCIENCIAS. Sin publicar. Providencia Isla, 2012

34 Todas las personas mencionadas originarias de América Central son hablantes de inglés criollo como primera lengua

35 Peter Wilson. "Crab Antics. A Caribbean Case Study of the Conflict Between Reputation and Respectability". Waveland Press. 1973.

36 Adriana Lagos. Providencia. Estudio... Op. Cit. P. 237.

37 James Parsons "Historia del comercio de carey en la costa Caribe de Centroamérica". En: Las regiones tropicales americanas: misión geográfica de James Parsons. Joaquín Molano (Ed.). Fondo FEN. Colombia. 1992.

38 James Parsons. San Andrés y Providencia... Op. Cit.

39 Modelo de barco especialmente diseñado por los pescadores de las Islas Cayman para la caza de tortugas

40 Ana Isabel Márquez. Catboats, lanchs... Op. Cit.

41 El Censo de las Islas Cayman realizado en 2010 reportó 529 colombianos residiendo en Grand Cayman, 161 de los cuales poseía la nacionalidad caimanera.

42 Cayman Islands Government. "The Cayman Islands' 2010 Census of Population and Housing Report. Cayman Islands, 2011.

43 Adolfo Meisel. La estructura económica... Op. Cit.

44 Adriana Lagos. Providencia. Estudio... Op. Cit.

45 Bonham Richardson. Caribbean Migrants... Op. Cit.

46 Peter Wilson. Crab Antics... Op. Cit. P. 26

47 La traducción es mía

48 Adriana Lagos. Providencia. Estudio... Op. Cit.

49 Adolfo Meisel. La estructura económica... Op. Cit.

50 Bonham Richardson. Caribbean Migrants. Op. Cit.

51 Bonham Richardson. CaribbeanMigrants... Op. Cit.

52 Dennis Brown. Vulnerabilidad sociodemográfica en el Caribe: examen de los factores sociales y demográficos que impiden un desarrollo equitativo con participación ciudadana en los albores del siglo XXI. Serie Población y Desarrollo. CELADE - CEPAL. Santiago de Chile, 2002.; Jorge Martínez. Migración internacional de jóvenes latinoamericanos y caribeños: protagonismo y vulnerabilidad. CELADE - CEPAL. Santiago de Chile, 2000; Adela Pellegrino. Migrantes latinoamericanos y caribeños. CELADE - CEPAL -Universidad de la República. Montevideo, 2001; William Stinner et. Al. Return migration and remittances: developing a Caribbean perspective. RUES Occasional Papers No. 3. Smithsonian Institution. Washington D.C, 1982;

53 Bonham Richardson. Caribbean Migrants... Op. Cit.


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