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Memorias: Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

versión On-line ISSN 1794-8886

memorias  no.26 Barranquilla mayo/ago. 2015

 

El Gran Caribe en el siglo XXI, crisis y respuestas

Luis Suárez Salazar y Gloria Amézquita

Compiladores

Buenos Aires, Argentina, CLACSO, 2013, 392 p.

Decía José Martí: los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos, y precisamente a cumplir ese objetivo de conocimiento -y reonocimiento- es que contribuye el contenido del libro que reseñamos, compilado por Luis Suárez Salazar y Gloria Amézquita. El texto nos ofrece 12 artículos escritos por reconocidos especialistas de la región que reunidos en el Grupo de Trabajo de CLACSO denominado Crisis, alternativas y respuestas de los pequeños Estados insulares del Caribe reflexionan sobre el impacto que la multifacética crisis estructural de la economía-mundo tiene sobre los países del llamado Gran Caribe.

El libro dividido en tres secciones tituladas ¿de qué Caribe hablamos?, ¿de qué crisis hablamos? y por último, El ALBA-TCP: una respuesta a las crisis del Gran Caribe, nos permite acercarnos y conocer la diversidad de procesos que hoy día se desarrollan en esa región. Así pues los tópicos van desde el debate en cuanto a la definición de Caribe, pasando por la migración, los procesos de integración, temas de medio ambiente, de soberanía alimentaria, cuestiones económicas, entre otras, por lo que ya, desde un inicio, debemos señalar la gran valía que tiene, pues no sólo nos acerca al acontecer grancaribeño, sino que al ser procesos y discusiones en desarrollo deja abiertas también varias líneas de investigación que nos permiten cuestionarnos todo el tiempo sobre el rumbo que la región está tomando e incluso pensar en las alternativas que puede construirse a partir de las realidades expresadas.

El libro comienza con un artículo de Milagros Martínez y Félix Valdés quienes nos llevan de la mano para hacer un recorrido sobre las diversas acepciones que sobre el Caribe existen. Así pues tratan de responder a la pregunta que todos intentamos cuando nos referimos a la región ¿de qué Caribe hablamos? pues todavía hoy existe la polémica sobre los territorios que podemos definir como caribeños. Los autores en su artículo dan cuenta de que la percepción de qué es Caribe cambia si se considera la cuestión geográfica, la histórica o la cultural, así pues podemos hablar de la existencia de múltiples Caribes, por lo que quizá como lo propone el venezolano Andrés Bansart, citado en el texto, lo mejor sea ... dejar a cada caribeño, a cada ser individual o colectivo contestarlas desde su YO y sus OTROS, desde su ayer y su ahora, también desde sus proyectos de desarrollo (p. 33-34) a que Caribe se refiere y pertenece.

Otro de los textos sobre el que nos gustaría llamar la atención es el elaborador por Dirk Kruijt y Hans Ramsoedh titulado Desarrollo ambiguo, independencia y cuasi independencia. Los casos de Surinam y las Antillas holandesas pues ofrece una mirada histórica sobre la presencia de Holanda en la región desde su llegada a Brasil en el siglo XVII, su paso al Caribe, el proceso de independencia de Surinam (1975) y su desarrollo político, así como el proceso que culminó con el cambio de estatus jurídico-político de las posesiones holandesas a partir de octubre de 2010.1

También señala el acercamiento que con este cambio de estatus han tenido Aruba2 y Curazao con Estados Unidos firmando acuerdos de colaboración con la marina de guerra de ese país para combatir el hecho de que tanto Surinam como las Antillas holandesas son eslabones en redes transnacionales de contrabando y [...] de tráfico de drogas a Holanda (p. 87), así como el deterioro económico al que se han enfrentado en los últimos años. El texto, desde nuestra perspectiva, es muy ilustrativo y pertinente pues nos permite un acercamiento a un tema sobre el cual existe un amplio desconocimiento, incluso para los mismos caribeños, limitados quizá por la barrera del lenguaje.

Para contestar la pregunta que da nombre a la segunda sección del texto ¿de qué crisis hablamos? tenemos el artículo de Tania García Lorenzo titulado Reflexiones a propósito de la crisis y su impacto en la Cuenca del Caribe que responde hablamos de una crisis que impacta a un área pobre, con déficit crónico de financiamiento endógeno y alta dependencia de los flujos de capital foráneos y consecuentemente, con indicadores de apertura abrumadoramente altos (p. 106), y destaca dos canales principales de transmisión de la crisis en la región caribeña: los flujos financieros y las corrientes comerciales. Pone énfasis en el alto nivel de endeudamiento sin capacidad de pago que tienen varios países de la región y el peligro que ello representa, así como la concentración del comercio que tiene la Cuenca del Caribe con Estados Unidos y Europa, lo mismo sucede en cuestión del turismo pues la mayoría de quienes visitan el Caribe provienen de la Unión Americana, por lo que al profundizarse la crisis se contraen los gastos suntuarios, entre ellos las vacaciones, y señala el efecto que en países como Bahamas, Jamaica y Santa Lucía ha tenido esta situación. Lo mismo pasa con las inversiones, pues de acuerdo con la autora los estadounidenses son los principales inversores en 13 de los 16 países independientes del área, e incluso con las remesas cuya disminución en países como República Dominicana, Haití, Jamaica, Guyana y Granada en donde juegan un papel equilibrador de las tensiones domesticas puede provocar inestabilidad económica y política (p. 113). Para enfrentar la crisis Tania García manifiesta que se requiere una visión conjunta de desarrollo poniendo en juego las necesidades y posibilidades de cada uno, además de la concertación frente a terceros [.] se trata de romper la dependencia no de profundizarla (p. 116).

Los trabajos de Dagmar Guardiola Ortiz, Desigualdad, pobreza, derechos y políticas sociales en la región del Caribe hispano antillano en el siglo XXI y de Alice Colón Warren Mujeres y estructuras de las crisis, empleo, Estado, familias y división sexual del trabajo están sumamente ligados pues abordan en los casos de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico temas como la desigualdad, la pobreza y la exclusión, que afectan el ejercicio pleno de los derechos de los que todos tendrían que disfrutar. El artículo de Guardiola analiza para cada uno de los 3 países mencionados la cuestión de la pobreza y la desigualdad, así como las políticas sociales que cada uno está llevado a cabo para disminuir la brecha que parece ampliarse cada día más, sugiere como respuesta a esta situación una reforma sustancial del Estado [que] debería tener como meta la creación sustentable de la riqueza, así como su redistribución equitativa (p.157); así como una reforma educativa que permita la superación de la pobreza a largo plazo e incluso plantea que es necesario que la política social cuestione el orden social y que busque transformarlo, hacer una redistribución no solo de bienes sino también del poder y reorientar la participación popular en la construcción de una agenda social (p. 160). En cuanto al artículo de Colón lo que hace es analizar las tendencias por género en el mercado laboral, en las políticas sociales y de cuidado y en las estructuras familiares, destacando la desventaja en la que se encuentran las mujeres en comparación con los hombres, así como la desigualdad y sujeción en el ámbito familiar al tener a cargo responsabilidades domésticas. Destaca también el cuestionamiento de poder y el desafío al rol del hombre como proveedor que tiene la incorporación de las mujeres como jefas de familia y señala como una de las expresiones del conflicto que se genera en el ámbito familiar la violencia contra las mujeres en las relaciones de pareja como mecanismo de control al no poder ejercer el poder económico (p. 191).

Por su parte, Gloria Amézquita en su artículo Migración caribeña. Una mirada a los movimientos desde, entre y hacia la región, nos da un panorama general sobre el tema y después centrar su atención en el caso de la situación migratoria haitiana hacia República Dominicana. Destaca como parte de su análisis la migración Sur-Sur, y argumenta que los principales receptores de inmigrantes caribeños son Trinidad y Tobago (76%) y Bahamas (69%) en el caso de CARICOM, y en cuanto al Caribe hispano los mayores movimientos son de Haití hacia República Dominicana y de República Dominicana a Puerto Rico. El caso haitiano es uno de los países que menos inmigrantes reciben y uno de los que más expulsa, lo cual no es difícil de comprender si lo asociamos a las condiciones económicas, políticas y sociales por las que está atravesando la isla. En cuanto a la migración hacia República Dominicana la autora destaca su singularidad del resto de la región porque comparten una misma isla, es decir hay una frontera física, y entonces la movilidad migratoria se da en su mayoría de manera terrestre, y puede ser caracterizada, según Amézquita de la siguiente manera: el 75% está constituido por población masculina, proceden de los departamentos fronterizos y del departamento de Artibonito, más distante de la zona fronteriza; es una población joven y por lo general su movilización interna depende del sector de producción en el cual trabajen, ya sea la construcción o la agricultura, la mayoría se concentra en el sector urbano (p. 227). Si bien la autora señala la existencia de acuerdos migratorios entre las partes también menciona lo que denomina como la debilidad institucional que históricamente ha regido la frontera. De la mano de la migración, viene también el envío de las remesas de las cuales de acuerdo con cifras oficiales el 87% de concentra en 4 países: República Dominicana, 3Haití, Jamaica, y Trinidad y Tobago. Otro tema que se aborda es sobre los incentivos para frenar la llamada fuga de cerebros, pues hay casos como el de Turcos y Caicos, Trinidad y Tobago y Jamaica que tienen una emigración importante de profesionales de la salud (médicos y enfermeras), así como profesores, por lo que se requieren políticas que permitan que tengan oportunidad de emplearse en sus países. Finalmente la autora cuestiona los acuerdos de cooperación y articulación en la materia pues se quedan en el control de la migración y no abarcan políticas de integración y promoción de una convivencia intercultural entre los inmigrantes y los residentes.

En la tercera sección encontramos el artículo de Rosalba Linares La construcción de un espacio económico en el ALBA-TCP4 en el que plantea que este acuerdo se exhibe como un modelo antiimperialista y anti ALCA, y asume principios de solidaridad, cooperación y complementariedad que permitirá alcanzar el desarrollo [.] preservando la independencia, soberanía e identidad de las partes miembros (p. 270), por ello la autora hace un recorrido del desarrollo de esta novedosa iniciativa desde la Declaración de La Habana en 2004 hasta el Acuerdo para la constitución del Espacio Económico del ALBA-TCP denominado ECOALBA-TCP, en febrero de 2012. Entre los avances para construir un proyecto de desarrollo integral alternativo está la construcción de una nueva arquitectura financiera regional: la creación de un Sistema Único de Compensación Regional de Pagos (SUCRE), el Banco del ALBA y del Fondo ALBA-Caribe. Por supuesto, no podemos dejar de mencionar la creación de PETROCARIBE y las empresas Grannacionales cuya producción está destinada a satisfacer el mercado intra ALBA. Debemos considerar sin embargo que este es un proceso inacabado que puede correr peligro con el cambio de poder en los países miembros (sobre todo en el caso de Venezuela) por lo que como menciona la autora queda examinar el grado de compromiso de los pueblos en apoyo de dichas políticas [que] les han favorecido y dado un sitial protagónico y participativo (p. 296). La pregunta aquí sería si los pueblos de todos estos países son conscientes de lo que dicho esquema implica y los beneficios que para ellos ha tenido.

La tercera sección termina con el artículo La cooperación de Cuba y el Caribe. La práctica de la teoría, escrito por Milagros Martínez y Tania García en donde analizan la cooperación que la mayor de las Antillas con los países del Caribe, destaca en principio la concepción que tienen sobre la cooperación al asumirla como una de las bases para la cimentación de un camino independiente hacia la salida del subdesarrollo [que] permite identificar coincidencias y capacidades de construcción conjunta, que pueden ampliarse y profundizarse [para] la construcción de la identidad colectiva que refrendaría una integración verdadera (p. 328). De esta manera identifican la cooperación que el gobierno cubano ha tenido con los países de la región en áreas como la educación, la formación de profesionales y la salud. Mencionan también la proyección que de otros actores regionales que pueden aportar en el nuevo tipo de cooperación que se está desarrollando: la cooperación triangular, destacando el caso de Brasil y China.

Por último, tenemos el epilogo escrito por Luis Suárez que titula Los 'proyectos integracionistas' del Gran Caribe. Una mirada al escenario más probable, en donde hace un análisis de las tendencias centrifugas y centripedas que afectan los esquemas de integración que se desarrollan en el área (diferenciados por el autor en proyectos de concertación política, de cooperación funcional y de integración económica) SICA, OECO, CARICOM, ALBA-TCP, AEC, destacando las relaciones de dependencia estructural que tienen la mayor parte de las economías de la región con respecto a Estados Unidos, los acuerdos de seguridad que se han firmado destacando la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe, las bases militares instaladas en la región, los tratados de libre comercio, la Alianza del Pacifico. Señala también elementos que podrían actuar a favor del proceso integracionista grancaribeño, tales como los nuevos actores en la región (Brasil, Rusia y China), la fundación de la CELAC, los espacios que está ganando la noción de seguridad multidimensional, así como la creación de proyectos como el ALBA y PETROCARIBE.

Para terminar, solo quisiéramos reiterar la importancia de este libro, no solamente por abordar problemáticas actuales del Caribe, sino también por el ejercicio de cada uno de los autores de no únicamente plantear el problema, sino desde la perspectiva de cada uno tratar de proponer una solución, con la que podemos estar o no de acuerdo, pero que por lo mismo nos permite reflexionar y debatir sobre el acontecer caribeño.

Beatriz Adriana Canseco Gómez

Internacionalista, con estudios de maestría en Estudios Latinoamericanos en el Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la unam. Profesora de Asignatura en la FCPYS, UNAM.


Notas

1 Tres países: Aruba, Curazao y San Martín, que tienen una autonomía considerable pero no son independientes ni prefieren serlo pues aún prevalece las ventajas económicas y políticas que puedan tener por pertenecer a un país miembro de la UE (p.90) y tres "municipios especiales", Bonaire, Saba y San Eustaquio.
2 Este país transformó su infraestructura completamente para atraer un turismo estadounidense.
3 Es el principal receptor de remesas de la región.
4 Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América- Tratado de Comercio entre los pueblos, está conformada por Venezuela, Cuba, Antigua y Barbuda, Bolivia, Dominica, Ecuador, Nicaragua y San Vicente y las Granadinas. Observadores en 2012 Haití, Santa Lucía y Surinam.