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Memorias: Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

On-line version ISSN 1794-8886

memorias  no.27 Barranquilla Sep./Dec. 2015

https://doi.org/10.14482/memor.27.7536 

DOI: http://dx.doi.org/10.14482/memor.27.7536

Los museos van por aquí y el patrimonio arqueológico por allí: los retos para la continuación de los procesos de preservación en Brasil

The museums go one way and archaeological heritage another: the challenges for the continuation of the preservation process in Brazil

Os museus vão por aqui e o patrimônio arqueológico por ali: desafios para a continuidade dos processos de preservação no Brasil

Alejandra Saladino

Museóloga, doctora en ciencias sociales. Profesora del Departamento de Estudios y Procesos Museológicos de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro -UNIRIO, (Brasil) profesora colaboradora del Programa de Posgrado en Museología y Patrimonio (PPG-PMUS/UIRIO) y del Máster Profesional en Preservación del Patrimonio Cultural del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN). Museóloga del Museo de la República (MR/Ibram/MinC). Mail: alejandrasaladino@gmail.com

Camila Azevedo de Moraes Wichers

Nació en San Pablo, Brasil, 1979. Licenciada en Historia por la Universidad de São Paulo, State of São Paulo (Brasil) (2004), Máster (2007) y Doctor (2012) en Arqueología por la Universidad de São Paulo y doctor en Museología (2011) por la Universidad Lusófona de Humanidades y Tecnología/ Lisboa. Se ha dedicado a estudios de las reapropiaciones del patrimonio arqueológico a partir de la mirada museológica, con énfasis en los procesos de selección, reformulación y socialización del patrimonio. Actualmente es profesora adjunta del curso de Museología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Goiás (FCS / UFG) Mail: camora21@yahoo.com.br


Resumen

El objetivo de esta ponencia es analizar la relación entre el patrimonio arqueológico y los museos, en el marco del proceso de preservación de este patrimonio. Dado el carácter amplio del problema subrayado, estamos particularmente interesadas en observar esta dinámica en el contexto del patrimonio clasificado por declaración. Nuestra hipótesis es que en estos casos la brecha entre los procesos de patrimonialización y musealización es aún más clara en lo que respecta al patrimonio arqueológico. Nuestro caso de estudio, el sitio arqueológico e histórico de San Miguel de las Misiones, fue declarado patrimonio nacional en 1938 y mundial en 1983. En primer lugar, traemos una visión histórica de las actividades de investigación y preservación desarrolladas allí. En segundo lugar, traemos un análisis de las acciones realizadas en el siglo XXI, destacando la falta de integración entre la Arqueología y la Museología. Tomamos el proyecto de Educación Patrimonial San Miguel de las Misiones: musealización más allá del monumento clasificado (de Zanettini Arqueología, 2009b) como marco en ese proceso y abordamos sus desdoblamientos y las propuestas presentadas al final de dicho proyecto.

Palabras clave: Patrimonio arqueológico, educación patrimonial, San Miguel de las Misiones.


Abstract

The aim of this paper is to analyze the relationship between museums and archaeological heritage in the context of the preservation of this heritage. The complexity of the problem required us to choose an aspect for analyze: we are particularly interested in observing this dynamic in the context of archaeological heritage classified by declaration. Our hypothesis is that in these cases the gap between patrimonial and museological processes is even clearer. Our case study, the archaeological and historical site of São Miguel das Missões, was declared a National Heritage in 1938 and World Heritage in 1983. First we bring a historical overview of the research and preservation actions developed there. Secondly we bring an analysis of the actions in the XXI century, highlighting the lack of integration between Archaeology and Museology. We take the Heritage Education Project San Miguel Mission: musealization beyond the classified monument (Zanettini Archaeology, 2009b) as a mark in this process and we analyze its unfolding and the proposals submitted at the end of the project.

Key-words: Archaeological heritage, Heritage Education, Mission São Miguel das Missões.


Resumo

O objetivo desse trabalho é analisar a relação entre patrimônio arqueológico e museus, no âmbito do processo de preservação desse patrimônio. Dado o caráter amplo do problema abordado, estamos particularmente interessadas em observar essa dinâmica em contextos onde os patrimônios são classificados por tombamento. Nossa hipótese é que nesses casos a distância entre os processos de patrimonialização e musealização é ainda mais evidente, no que diz respeito ao patrimônio arqueológico. Nosso caso de estudo, o sítio arqueológico e histórico de São Miguel das Missões, foi declarado patrimônio nacional em 1938 e mundial em 1983. Em primeiro lugar, trazemos uma visão histórica das atividades de pesquisa e preservação ali desenvolvidas. Em segundo lugar, fazemos uma análise das ações realizadas no século XXI, destacando a falta de integração entre a Arqueologia e a Museologia. Tomamos o projeto de Educação Patrimonial São Miguel das Missões: musealização para além do monumento classificado (de Zanettini Arqueologia, 2009b) como marco nesse processo, abordando seus desdobramentos e propostas apresentadas ao final do projeto mencionado.

Palavras-chave: Patrimonio Arqueológico, Educação Patrimonial, São Miguel das Missões.


Presentación

En Brasil, los sitios arqueológicos son Bienes de la Unión, es decir, de todos los ciudadanos (Lei 3924/ 1961). Todavía, algunos de ellos también han sido clasificados por medio del instrumento legal de la declaración como patrimonio, antes y después de crearse la mencionada Ley. Aunque dichos sitios arqueológicos presenten diferentes camadas de valoración, que involucran procesos de patrimonialización y de musealización, notamos que las comunidades locales hacen críticas contundentes sobre esos procesos, que exigen reflexiones acerca de las políticas de patrimonialización, de la propia categoría analítica del patrimonio y del rol de los procesos de musealización en esos contextos. Dichas acciones, desencadenadas por el Estado, construyeron narrativas ingeniosas de invención del pasado, pero no lograron alcanzar las demandas de las comunidades cuanto a sus bienes arqueológicos, incluso en contextos donde los sitios arqueológicos fueron clasificados como patrimonio mundial.

Tal problema no es nuevo, ya fue mencionado por diversos autores dedicados específicamente al patrimonio arqueológico brasileño (Meneses, 1987; Bruno, 1995; Saladino, 2010; Moraes Wicher, 2010). En este sentido, este artículo contribuye para esa discusión a partir del sitio arqueológico e histórico de San Miguel de las Misiones, ubicado en el municipio de mismo nombre, en el Estado de Rio Grande de Sur, clasificado como patrimonio nacional y mundial.

Las estrategias de preservación y, en especial, de socialización de los bienes arqueológicos en San Miguel han sido analizadas en estudios anteriores (Saladino & Moraes Wichers, 2014; Moraes Wichers & Saladino, 2014), y en el presente texto traemos una visión histórica de las actividades de investigación y preservación desarrolladas en este sitio y, en especial, de las acciones realizadas en el siglo XXI, destacando la falta de integración entre las acciones de patrimonialización y de musealización. Es importante destacar que, en ese sentido, este artículo pretende contribuir para el entendimiento de los procesos llevados a cabo en este sitio a partir de la reunión exhaustiva de datos dispersos en diversos estudios (Sphan, 1982; Bauer, 2006; Bauer, 2007; Freire, 2007; Zanettini Arqueologia 2008, 2009a, 2009b; Baptista, 2009a, 2009b; Baptista & Santos, 2009; Baptista & Boita, 2011; IPHAN & AECID, 2011; Alfonso, 2012; Vivian, 2013; Moraes, 2014), contribuyendo con el avance de las investigaciones sobre ese sitio arqueológico, comprendido aquí como un caso síntesis de los desafíos de la preservación de esa categoría de patrimonio en el escenario brasileño.

Tomamos el proyecto de Educación Patrimonial San Miguel de las Misiones: musealización más allá del monumento clasificado (de Zanettini Arqueología, 2009b)1 como marco en ese proceso, sus desdoblamientos, propuestas y la (des) continuidad en la ejecución de dichos procesos. Ese proyecto tuvo como objetivo desarrollar acciones educativas dirigidas a la socialización de dos proyectos de Arqueología desenvueltos por el equipo de Zanettini Arqueologia, a partir de convocatorias del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional - IPHAN. Por fin, presentamos algunas ideas respecto a la relación entre los procesos de patrimonialización y de musealización, y también respecto al hueco observado entre esos procesos.

San Miguel de Las Misiones: un breve panorama histórico

San Miguel de Misiones es una de las siete misiones2 implantadas por los jesuitas y los indígenas de distintas etnias - entre las cuales destacamos los guaraníes - en la orilla este del río Uruguay. Fundada en 1632 por los sacerdotes Pablo Benevidez y Cristóbal de Mendoza, la misión de pronto fue sometida por un abandono temporario debido a los ataques en búsqueda de la esclavitud indígena. En 1687 la gente volvió a la misión. De 1735 a 1745, finalmente se hizo realidad el proyecto de construcción de su iglesia.

Las misiones ocupaban zonas de frontera de las tierras portuguesas y españolas. El ambiente de tensión prevaleció durante los siglos XVII y XVIII, muchos y violentos fueron los conflictos que involucraron portugueses, españoles e indígenas, sobre todo al firmar el Tratado de Madrid en 1750. El acuerdo de establecer un nuevo diseño para las fronteras meridionales no fue del agrado de los indígenas, que decidieron quedarse en sus tierras. Así, hubo una guerra, que terminó en 1756, cuando las tropas portuguesas y españolas atacaron frontal e implacablemente la resistencia guaraní.

Con la expulsión de los jesuitas de la Península Ibérica - de Portugal en 1759 y de España en 1767 - las misiones jesuíticas finalmente perecieron con la subyugación de los indígenas por la mano de los españoles. En el inicio del siglo XIX, Portugal reconquistó la zona, conectándola al territorio de la entonces provincia de Rio Grande do Sul.

Durante el siglo XIX sucedió un intenso proceso de intentos de exterminio indígena en la región, aunque los indígenas jamás dejaron de frecuentar dichos lugares, que también fueron objeto de avances de alemanes, italianos, gauchos, nuevos administradores, religiosos y cazadores de tesoros (Baptista & Santos, 2009). Las guerras, la expulsión de los jesuitas y la inmigración en el siglo XIX transformaron los pueblos en ciudades, ruinas, patrimonio de la humanidad y en múltiples interpretaciones (Baptista & Boita, 2011: 264). En el siglo XX, San Miguel de Misiones ha sido objeto de diferentes camadas de valorización: turistas, viajeros y peregrinos alcanzaron la región. Muchos iban en búsqueda de un significado simbólico religioso, otros estaban interesados en informaciones acerca dela historia, la fauna y la flora (Moraes, 2014: 63).

Ese pasado marcado por conflictos y tensiones ha resultado en un gran acervo patrimonial, compuesto por vestigios muebles, documentos escritos, ruinas de los antiguos pueblos y restos arqueológicos aún ocultos bajo el suelo o ya excavados en parte (Moraes, 2014: 64).

En 1923, fueron desarrolladas las primeras acciones de preservación de las ruinas, incluyendo intervenciones urgentes de restauración y conservación de aquellas inestimables reliquias históricas (Moraes, 2014: 68). En 1937, Lucio Costa - arquitecto y urbanista que participó activamente en la creación del Servicio de Protección del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (SPHAN), después Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN) - visitó San Miguel, guiado por Augusto Meyer - elegido para coordinar las acciones de la oficina del SPHAN en el estado de Rio Grande do Sul. Costa comparó los objetos y las ruinas a destrozos de un naufragio, y propuso que las piezas fuesen guardadas en un museo, y que las ruinas fueran consolidadas (Bauer, 2006).

En 1938, con base en la afirmación de una política volcada hacia el patrimonio, bajo la coordinación del SPHAN, las ruinas de San Miguel de Misiones fueron clasificadas y registradas en el Libro de Bellas Artes como Pueblo de San Miguel: restos y ruinas de la Iglesia de San Miguel En 1940 se creó el Museo de Misiones - idealizado por Lucio Costa, y la consecuencia de dicha acción fue añadir el vector museológico al proceso patrimonial que estaba en marcha.

Es importante destacar que San Miguel ha sido clasificado como un ejemplo de Bellas Artes, y no en el Libro de Tombo Arqueológico, Etnográfico y Paisajístico. Esta elección denota la postura del estado en cuanto al papel de la arqueología en ese contexto. En el plan elaborado por Lucio Costa, que incluía la creación del museo, el arquitecto también se refirió a la necesidad de llevar a cabo las excavaciones dirigidas a buscar las obras restantes de la escultura y restos expresivos de los edificios en ruinas o demolidos (Andrade, 1987: 161). Es decir, la Arqueología fue demandada como una técnica destinada a la recuperación de objetos de bellas artes.

Así, aunque la noticia de las primeras excavaciones en San Miguel de las Misiones surgió en 1937, y la disciplina fue añadida a ese contexto más enfáticamente a partir de los años 1950, por medio de acciones de carácter puntual y asistemático. La Arqueología se entendía como ayuda técnica en la búsqueda de los elementos que exaltan la memoria de la experiencia misionera en términos estéticos.

Es importante subrayar que, en Brasil, el problema de la preservación, además del punto de vista científico, ha sido tema de la actuación de los profesionales de la Arqueología desde la década de 1950. De esa actuación resultó una ley específica, la ya mencionada Ley de la Arqueología (Ley N° 3924/61), y también la definición legal del patrimonio arqueológico como un bien del Estado, es decir, de todos los brasileños.

Del primer periodo de investigaciones arqueológicas en San Miguel de las Misiones, destacamos los trabajos desarrollados entre 1967 y 1969 por José Proenza Brochado, vinculado a la Pontificia Universidad Católica del Rio Grande do Sul (PUCRS), Manilo Lazzarotto y Rolf Steinmetz, vinculados a la Fundación de Integración, Desarrollo y Educación del Noroeste del Rio Grande do Sul (FIDENE-RS). Destacamos también el proyecto de José Saia de la oficina del SPHAN del estado de São Paulo, que trataba de excavaciones en ese yacimiento ejecutadas a los años 1970 (Moraes, 2014).

En ese periodo, subrayamos el orden oficial de quitar el cementerio utilizado por la gente local hasta la década de 1970. El motivo para tal orden estaba relacionado a la ubicación del cementerio, justo al lado de las ruinas del monumento clasificado. Esto suele ser un caso ejemplar de la compleja relación entre la comunidad local y ese patrimonio (Vivian, 2013).

El análisis del relato de solicitud para la inscripción del Patrimonio Mundial (SPHAN, 1982) muestra un discurso de exaltación de la presencia europea y de los jesuitas en las Américas, a expensas de los grupos indígenas, como puede verse en la justificativa a la clasificación:

Los restos de la antigua San Miguel se destacan por su belleza y el valor arquitectónico de sus ruinas y la representación de los bosques del Nuevo Mundo, un signo precioso de la civilización europea: la educación. El objetivo de la catequesis de los sacerdotes jesuitas se expresa por la cristianización y la educación de los primitivos habitantes del nuevo continente llamado América (...). La construcción de la Iglesia de San Miguel muestra la aptitud creativa en la arquitectura, su capacidad plástica para adaptarse a las nuevas condiciones geográficas y su capacidad para eludir las dificultades, dando soluciones racionales a las técnicas de construcción (...).San Miguel se ha distinguido como una de las marcas más importantes de la civilización en la conquista y la apreciación de la tierra sudamericana llamada por algunos de Cono Sur (SPHAN, 1982).

En 1983, San Miguel fue declarado patrimonio de la humanidad en el contexto de esos argumentos. Aunque en la década de 1980 el IPHAN cambió su manera de actuar - considerando que, además de identificar, clasificar, preservar y restaurar los monumentos, el discurso institucional subrayó la necesidad de un Plan para el desarrollo de San Miguel - el discurso de exaltación de la presencia europea ha permanecido.

Fue elaborado un proyecto de ley que previó el desarrollo urbano de la ciudad de San Miguel - la Ley 738/80, aprobada por el Consejo de la Ciudad y sancionada por el alcalde de Santo Angelo (en esa época San Miguel estaba vinculada a ese ciudad) en 24 de agosto 1980 (SPHAN, 1982). Esa ley define el uso de áreas específicas como una subdivisión de las zonas urbanas: zona de conservación histórica, zona de apoyo turístico-cultural y zona de uso.

Esos cambios resultaron en el proyecto Ejes para el desarrollo físico de San Miguel de lasMisiones, una acción conjunta entre la Secretaria del Interior, Desarrollo Regional y Obras Públicas, el SPHAN y la municipalidad de Santo Angelo, involucrando criterios paisajísticos y espaciales, considerando la topografía del lugar y la preservación de los campos de visualización de las ruinas. En 1983, de forma a resolver esos problemas, la Secretaría de Cultura, Deporto y Turismo del Estado de Rio Grande del Sur y la Fundación Nacional Pro-Memoria, junto al arqueólogo Fernando La Salvia, elaboraron un proyecto para planear de forma organizada la salvaguardia del patrimonio cultural arqueológico de Misiones.

En efecto, el año de 1983 representó un cambio porque la inclusión de la Arqueología en las acciones de preservación de monumento fue una recomendación de la propia comisión de la UNESCO. El Programa Arqueología Histórica Misionera, desarrollado entre 1985 y 1995, gracias a un acuerdo de cooperación técnica entre UFRGS, PUCRS e IPHAN, se transformó en un ejemplo sobre ese tema. La coordinación técnica de dicho trabajo quedó a cargo de los arqueólogos Arno Alvarez Kern y Pedro Augusto Mentz Ribeiro, mientras la coordinación institucional quedó a cargo del arquitecto Julio Curtis, involucrando acciones como el Yacimiento Escuela Internacional/ Misiones (SEI), de 1992, y el Programa Integrado de Valorización (PIV), realizado entre los años de 1994 y 1998.

Uno de los principales objetivos del proyecto era reconocerla configuración espacial de las reducciones, para acercarlas posteriormente. Hasta aquel momento, el aislamiento de los vestigios en una isla de preservación era considerado la mejor alternativa hacia la protección (Moraes, 2012).

El siglo XXI ha sido marcado por alianzas internacionales, como el Acuerdo de Cooperación Internacional con el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH-España), en 2002. El principal objetivo de ese acuerdo trataba de realizar, en el territorio donde se ubican los Siete Pueblos de Misiones, un amplio estudio sobre el paisaje cultural regional.

A lo largo de este período hubo transformaciones económicas, sociales y políticas en San Miguel. Los estudios muestran que, en el siglo XVIII, la población era alrededor de siete mil personas. Hoy en día, San Miguel de las Misiones es una ciudad con una superficie de 1.229,80km2; entre sus 7.714 habitantes (según el IBGE 2014), el 48% vive en zonas urbanas y el 52% en las zonas rurales. La población, predominantemente joven y masculina, posee pocos recursos: sólo el 20,01% de las familias tienen un ingreso mensual de hasta 3 salarios mínimos (el salario mínimo en Brasil es de alrededor de € 200,00). Aún según el Censo de 2014, respecto a los indicadores de educación, el 98% de la población de San Miguel de las Misiones ha frecuentado la escuela en nivel fundamental. Y respecto a la economía, la agropecuaria constituye el sector más importante de esa ciudad.

Esos datos nos plantean la cuestión: ¿cuál es el papel del patrimonio de la humanidad en ese escenario? ¿Es posible pensarlo como instrumento de perfeccionamiento de la calidad de vida de esas comunidades?

Creemos que la democratización de las prácticas de patrimonialización es un camino en ese sentido, a partir de la hipótesis de que la musealización potencia la función social del patrimonio cultural, dándole sentido a esas prácticas. Respecto a la Musealización de la Arqueología, se trata de una línea de reflexión y acción que parte de una realidad arqueológica (sitios arqueológicos, colecciones y narrativas), proponiendo acciones de salvaguardia (documentación y conservación) y comunicación (acción educativa y divulgación) de esa realidad, con el objetivo de resignificar e integrar a dicho patrimonio en la memoria (BRUNO, 2005). De esa forma, este texto fue edificado a partir de la constatación de que la interfaz Arqueología - Museología es un camino provechoso a ser seguido. Para explicitarla tomaremos como recorrido el análisis de la realización de dos proyectos de Arqueología a partir de las convocatorias de IPHAN realizadas en el siglo XXI, el análisis de otros procesos del trabajo con el patrimonio realizados en el mismo período, así como su desconexión de las acciones museológicas en la ciudad. Como camino, traemos una acción desarrollada en el ámbito de uno de los proyectos de arqueología mencionados, en el que en el sentido de integrar el patrimonio arqueológico a los demás bienes culturales de las comunidades.

Una mirada acerca das acciones a partir del órgano del patrimonio

Entre los años de 2008 y 2009, dos proyectos fueron ejecutados por el equipo de Zanettini Arqueología, ambos aprobados por las convocatorias del IPHAN:

 Organización de la Reserva Técnica de San Miguel de las Misiones, RS - Proyecto de Catalogación y Almacenamiento - proyecto de organización de objetos arqueológicos que no fueron incluidos en los procesos de documentación y de conservación, involucrando también la implantación de una reserva técnica de arqueología en la Oficina Técnica de las Misiones, vinculada a la Superintendencia del IPHAN en Rio Grande do Sul3(Zanettini Arqueologia, 2008);
- El estudio arqueológico en el área del Fuente Misionero - proyecto de excavaciones ubicadas en las afueras del yacimiento arqueológico clasificado como patrimonio mundial (Zanettini Arqueologia, 2009a).

El primer proyecto se desarrolló en tres etapas: el diagnóstico museológico de los acervos, el desarrollo de los procedimientos de conservación preventiva y de documentación y, por fin, el tratamiento y la organización de las informaciones obtenidas, resultando en el desarrollo del Catálogo de los Acervos de la Oficina Técnica de las Misiones. Fueron tratadas 4896 piezas recolectadas en San Miguel4, la mayor parte con brechas significativas de información, conteniendo solamente informaciones respecto a la localización aproximada de las colectas en el ámbito del sitio clasificado, y también informaciones acerca de los años de colecta: desde 1990 hasta 1995, 1998 y desde 2004 hasta 2006. Se destaca de dicho proceso la identificación de objetos cuyos recortes cronológicos indican periodos anteriores y posteriores al funcionamiento de la Reducción Jesuítica (Figura 1). Todavía, esos periodos no aparecen mencionados en grande parte de las narrativas arqueológicas, patrimoniales y museológicas respecto a San Miguel.

Reducción, aunque tengan continuidad durante la después denominada experiencia misionera; arriba, a la derecha, fragmento de porcelana blanca, loza fina, del siglo XX, relacionada a la colonización de la región por no indígenas; abajo, a la izquierda, instrumento de piedra lascada (arenisca silicificada), cuya producción puede ser de miles de años y, por fin, abajo, a la derecha, lámina de hacha de piedra pulida, de producción indígena. Zanettini Arqueologia, 2008.

Este hecho nos hace reflexionar sobre cómo nuestras prácticas teóricas y metodológicas tienen repercusiones en la generación de escenarios en gran parte discontinuos y desconectados con el contexto socio-cultural contemporáneo de las sociedades indígenas, así, los objetos colectados en las excavaciones fueran clasificados como elementos de una experiencia jesuítica y europea. Los objetos más antiguos y recientes fueron borrados, y los objetos dos siglos XVII y XIII fueron interpretados como evidencias de una racionalidad hegemónica. Otro dato interesante: las informaciones acerca de la procedencia de dichos objetos, aunque escasas, evidenciaban a la existencia de diversas áreas con material arqueológico en el entorno de bien clasificado.

El segundo proyecto involucró intervenciones en el área del Fuente Misionero, ubicada a 800 metros del sitio clasificado (Figura 2), consistiendo en un estudio arqueológico del sistema de captación y abastecimiento ubicado en el área urbana de San Miguel de las Misiones.

En el 1982, en un periodo caracterizado por el aumento poblacional y la expansión de la trama urbana, la Alcaldía de Santo Angelo (municipio al cual San Miguel estaba vinculado) resolvió tratar de la presa cuyo fondo estaba pavimentado con piedras, el cual muchos de los habitantes del distrito conocían. Durante la construcción, una excavadora cayó en un hoyo, revelando la Fuente. Es interesante notar que la Fuente había sido desenterrada y una vez más cubierta por los sedimentos en las décadas de 1930 y 1960, pero no tenemos informaciones sobre las intervenciones realizadas. La fuente fue olvidada y después enterrada. En la década de 1980, la fuente fue definitivamente expuesta cuando se fue buscar la presa. A partir de ese momento, la Fuente gana destaque, haciendo con que la presa, el motivador inicial de las construcciones en el lugar, se transformase un personaje secundario. En el 1993, la Oficina Técnica del IPHAN en San Miguel ejecutó una gran construcción de recuperación, consolidación y restauración de la Fuente. En dicha intervención, uno de los ángeles esculpidos en el depósito fue restaurado, en un esfuerzo de preservación, pero también de dar relieve a la denominada experiencia misionera. Con el restauro de la Fuente, se ha transformado en la atracción principal y la idea de evidenciar la presa se fue tornando más distante, a la medida que el tiempo pasó, la fuente se cristalizó en el paisaje, mientras que la presa pasó a ser un componente casi mítico del imaginario del lugar. Los roles se invirtieron (Zanettini Aqueologia, 2009a: 13).

Los trabajos desarrollados en 2008 y 2009 fueron organizados en dos fases: la primera dedicada a la implantación de una trama regular de excavaciones en el área del Parque del Fuente Misionero (indicado en rojo en la Figura 2), seguida de una etapa de excavaciones realizadas en algunos de los contextos identificados: el área de la Fuente, los vestigios de la presa e de un depósito de agua. El objetivo del equipo era destacar el sistema de abastecimiento de la reducción, así como proponer una zonificación del área para la apertura del parque a la población. En términos de gestión del patrimonio, esa área se ubica fuera del perímetro clasificado, evidenciando el carácter técnico y político de la definición de sitio arqueológico/histórico y cuáles son sus límites.

En este sentido, la identificación de objetos arqueológicos poco mencionados en las narrativas arqueológicas5 construidas sobre San Miguel de las Misiones, marcas de un paisaje construido milenariamente por pueblos indígenas, pasando por la Reducción Jesuítica, pero también por los siglos posteriores, marcados por las poblaciones indígenas y no indígenas, así como la investigación arqueológica a las afueras del Bien Clasificado señalaban la necesidad del deshilaclie de las fronteras temporales y espaciales de lo que se ha convenido denominar como patrimonio nacional y mundial.

Mientras eso, las acciones a partir del órgano de los museos y del patrimonio inmaterial

Importa subrayar que en el 2003 fue creado el DEMU - Departamento de Museos del IPHAN, con el reto de gestionar los museos pertenecientes al órgano y establecer las bases de una política museológica en el país. En 2009, ese proceso resultó en la creación del Instituto Brasileño de Museos - IBRAM, órgano autónomo en relación al IPHAN, ligado directamente al Ministerio de Cultura de Brasil, que posee la tutela de los museos federales, como el Museo de Misiones. Si por un lado, dicho proceso resultó en el fortalecimiento del campo museal brasileño, por otro, creó un abismo aún más grande entre los procesos de patrimonialización y musealización de la Arqueología (Moraes Wichers, 2010).

Las acciones de Musealización incluyeron el Proyecto de Recalificación de la Exposición Permanente del Museo de Misiones (Bauer, 2007) y la colección de libros del Dossier Misiones: El Temporal (Baptista, 2009a); El Eterno (Baptista, 2009b) y Las Ruinas (Baptista & SANTOS, 2009). Dicho dossier, resultado de la investigación de la tesis doctoral de Jean Baptista y de la contribución de los profesionales de campo, tiene por finalidad contribuir con un conjunto de necesidades del Museo de Misiones, principalmente a partir de una crítica contundente acerca de la fetichización historiográfica acerca de los jesuitas. Es decir, el proyecto alertaba para el riesgo de exclusión del pensamiento, de la autoría y de la interpretación indígena acerca de su propio patrimonio (Baptista & Boita, 2011: 266)

Destacamos otras acciones de importancia: el Inventario Nacional de Referencias Culturales de la Comunidad Mbyá-Guaraní en San Miguel Arcángel (Freire, 2007) y la película Dos aldeas, un paseo, de Ariel Ortega en el ámbito del Programa Video en las Aldeas, en 2008. Esa película evidencia la falta de respeto en relación a los indígenas que se puede notar en el discurso de los profesores, guías de turismo y otros visitantes del yacimiento arqueológico, y también la negación del protagonismo indígena en las interpretaciones de dicho monumento. Para Baptista & Boita (2011), dicha película revela otros marcos, otros tiempos, otros personajes, por fin, revela el inmenso abismo que existe entre las interpretaciones expuestas en los espacios de memoria acerca de las misiones y aquellas que son presentadas por Ariel y por los otros Mbyá (Baptista & Boita 2011: 277)

A su vez, el Proyecto Valorización del Mundo Cultural Guaraní Mbya, realizado entre 2009 y 2011, tenía el reto de seguir con las acciones de preservación del patrimonio inmaterial de los Mbya. El desarrollo de dicho proyecto sucedió gracias a una alianza entre el IPHAN, el Centro de Trabajo Indigenista (CTI), la Organización No Gubernamental y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) (IPHAN & AECID 2011)6.

Merece la pena destacar que, durante la ejecución de los proyectos de Arqueología a partir das convocatorias de IPHAN, el diálogo entre el equipo de Zanettini Arqueología y los técnicos del Departamento de Patrimonio Material del IPHAN fue bastante frecuente, pero prácticamente ausente en relación a los profesionales del DEMU/ IBRAM y a los profesionales del IPHAN que trabajan con el patrimonio inmaterial.

Por una acción integrada

Durante el desarrollo de los proyectos de organización de la reserva técnica y de excavación de la fuente misionera, aunque no haya sido posible desarrollar un diálogo más profundo con los profesionales de los museos y del patrimonio inmaterial, optamos por desenvolver un proyecto de Educación Patrimonial cuya principal premisa fue comprender el patrimonio arqueológico como inmerso en el cotidiano de las personas, integrando los bienes clasificados y no clasificados, considerados importantes para las ellas. Denominamos ese proyecto de Educación Patrimonial de San Miguel de las Misiones: musealización más allá del monumento clasificado (de Zanettini Arqueología, 2009b). Aunque el IPHAN haya establecido solamente la obligatoriedad de la realización de charlas de divulgación de los proyectos de Arqueología desenvueltos a partir de las convocatorias, vislumbramos una oportunidad para la realización de una propuesta más interesante, a pesar de no tener los recursos financieros suficientes. Optamos por una acción puntual, pero que pretendía involucrar diferentes segmentos sociales de San Miguel de las Misiones, y con dicha experiencia posibilitar una mejor actuación del IPHAN en el lugar.

Conviene destacar que, durante las últimas décadas, notamos una expansión significativa de los procesos dedicados a la divulgación, extroversión y comunicación del patrimonio cultural, siendo sintomática la adopción, cada vez más frecuente, de la expresión Educación Patrimonial para designar tales procesos. En ese sentido, se torna necesario reflexionar críticamente sobre la denominada Educación Patrimonial, entendida por algunos como metodología y por otros como campo de trabajo específico. Así, esa expresión nos inserta en una encrucijada de posibilidades, dado que constituye un campo de trabajo, de reflexión y de acción que puede abrigar tendencias y orientaciones educacionales diversas, divergentes e incluso opuestas (Chagas, 2004).

Comprendemos la Educación Patrimonial como un proceso educativo basado en el patrimonio cultural, consagrado y no consagrado, perspectiva crítica acerca de las selecciones perpetradas en el patrimonio y, sobretodo, como como señal que nos obliga a cuestionar el papel de la educación en la constitución del patrimonio, el papel del patrimonio en el proceso educativo y la función de ambos en la dinámica social que articula el recuerdo y el olvido (Silveira & Bezerra, 2007).

Una primera etapa del proyecto educativo tuvo como objetivo elaborar un diagnóstico de la realidad local y establecer convenios para el desarrollo de las acciones. Ese diagnóstico fue llevado a cabo a partir de una perspectiva etnográfica, implicando observación participante y entrevistas semi-dirigidas durante tres meses.

La metodología utilizada para desarrollar la investigación, sobretodo en esta primera etapa de diagnóstico y lectura del territorio, está basada en la observación participante y la descripción densa propuesta por Clifford Geertz (2008), y considerando la perspectiva etnográfica como práctica y experiencia, siempre reflexiva (Guber, 2011), como

forma especial de operar en que el investigador entra en contacto con el universo de los investigados y comparte su horizonte, no para permanecer allá o incluso para atestar la lógica de su visión de mundo, pero para, siguiéndolos hasta donde sea posible, en una verdadera relación de intercambio, comparar sus propias teorías con las suyas y así intentar salir con un modelo nuevo de entendimiento o, al menos, con una pista nueva, no prevista anteriormente (Magnani, 2009:135).

De esa forma, la perspectiva teórica y metodológica adoptada integró perspectivas de la Musealización de la Arqueología, de la Educación Patrimonial y de la Etnografía, en los términos mencionados a lo largo de ese texto, comprendiendo esas concepciones como puntos de vista solidarios en lo que concierne a la preservación del patrimonio.

De particular importancia ha sido elegir un concepto generador para el preparo del material de apoyo a las acciones, así como el levantamiento de bienes culturales en la ciudad de San Miguel de las Misiones, a partir de una perspectiva émica.

El proyecto de Educación Patrimonial tuvo como premisa la idea de que el patrimonio arqueológico debe estar integrado en un cuadro patrimonial más amplio, considerando también los bienes culturales indicadas por la comunidad. De esa manera, se eligió como concepto generador la idea de ciudad como patrimonio. En ese sentido, todos los recursos del territorio hoy identificado como la ciudad de San Miguel de las Misiones fueron considerados muy importantes para el planeamiento de estrategias educativas, sean esos recursos asociados a las estructuras, personas, conocimientos, bienes materiales o inmateriales (Varine-Bohan, 2002).

Muchas veces identificamos, durante charlas con los ciudadanos de San Miguel de las Misiones, referencias sobre el bien patrimonial como ajeno a la comunidad (es decir, que pertenece al Estado, a la Humanidad y a los turistas, no a ellos). Aunque muchos ciudadanos dijeron, con orgullo, que las ruinas eran un patrimonio, se sentían expulsados del disfrute y de la gestión de ese patrimonio.

Por eso la estrategia de incorporar otros bienes en el diálogo con la comunidad tuvo como objetivo estimular la apropiación de la ciudad como patrimonio.

Fue realizado el levantamiento de algunos bienes patrimoniales y culturales de la ciudad, en la etapa de diagnóstico ya mencionada. Ese levantamiento indicó 26 lugares con evidencias arqueológicas - resultado también de la organización de los acervos en los que las tarjetas de los materiales demostraban varios lugares de recogida, 8 zonas reconocidas como edificaciones históricas y culturales, 7 edificios de función religiosa y 6 equipamientos públicos. Esos bienes dieron origen a un mapa lúdico, utilizado durante el desarrollo del proyecto (Figura 3). Ese mapa fue colocado como suplemento de un cuaderno de apoyo didáctico, dirigido al público infantil y juvenil, denominado Amigos del Patrimonio: investigando San Miguel de las Misiones.

El proyecto de musealización y de acción educativa integrada fue realizado concomitantemente a las excavaciones en el Parque de la Fuente Misionera. El desarrollo de las acciones se dio por medio de conferencias de sensibilización, talleres de Educación Patrimonial y la realización de circuitos de visitación con el público infantil y juvenil.

Durante el proyecto se intentó comprender la relación entre las investigaciones arqueológicas y la comunidad, construyendo aún posibilidades de aproximación. Durante uno de los talleres, una participante dijo que, cuando clasificaron San Miguel de las Misiones como Patrimonio Mundial, el Centro de Tradiciones Nativistas - un centro donde las costumbres gauchas son preservadas y transmitidas de generación a generación, con especial destaque para las fiestas, la música y la culinaria - que funcionaba en una de las porciones de la zona clasificada, fue transferido de aquel lugar por el IPHAN y lo instalaron en una zona lejana de la ciudad. La participante concluyó diciendo que eso afectó el funcionamiento del Centro, que se debilitó y perdió fuerza y representación. Algunas narrativas sobre las máquinas que entraron deliberadamente en la zona del cementerio de la antigua misión jesuítica, pero que era aún utilizado por la comunidad, también están marcadas en la memoria social. Es decir, los bienes culturales de esa comunidad fueron borrados en beneficio del patrimonio seleccionado por el Estado.

Es necesario subrayar que los grupos indígenas Guaraní - herederos de esa historia y que aún viven en la región - son, a su vez, excluidos de las políticas públicas y del patrimonio en la mayor parte del tiempo. Ante la complejidad del tema, el equipo eligió no trabajar directamente con ese segmento social, pues entendían que era necesario más tiempo para desarrollar acciones con ellos. El equipo se limitó a analizar la relación entre las acciones del IPHAN y la comunidad indígena, con lo que al final del trabajo propuso instrucciones para un proceso de participación efectiva de esa comunidad en la gestión de su propio patrimonio, ya que los restos históricos aclamados son el resultado de la creación, creatividad y trabajo de los indígenas.

Es importante subrayar que los talleres implicaron también una visita a las excavaciones en el Parque de la Fuente y al Laboratorio de Arqueología de la Oficina Técnica del IPHAN. Participaron de los talleres 81 agentes multiplicadores, entre profesores, empleados del IPHAN y guías de turismo.

Además de los talleres, fueron desarrollados circuitos de visitación con niños y jóvenes, la caminata de descubrimiento, en el sentido dado por Varine-Bohan (2002). Para que la cadena de procedimientos conocer - comprender - respetar - valorar - cuidar - disfrutar - transmitir (Merillas, 2003) funcionara adecuadamente, sería imprescindible explorar las implicaciones emotivas de la comprensión del patrimonio desde un punto de vista pedagógico. En otras palabras, sería necesario llegar al patrimonio más universal desde el patrimonio más individual del sujeto, como recomienda Merillas (2003). Así fue con la reflexión sobre el valor patrimonial de sitios no clasificados como patrimonio histórico, pero muy importantes y llenos de significado7 durante los talleres y las visitas a los sitios clasificados. Es importante subrayar que la excavación en las afueras de la zona clasificada - es decir, la zona de la Fuente Misionera, bien arqueológico que representaba claramente que el patrimonio cultural también estaba más allá de la zona reconocida como Patrimonio Mundial - contribuyó para añadir un soporte material a ese argumento utilizado. En fin, trabajar a partir de la significación y apropiación de los bienes -clasificados o no- fue una estrategia utilizada para aproximar a los ciudadanos de San Miguel de las Misiones de su patrimonio mundial, las ruinas.

El paseo por diversos puntos de la ciudad materializa el concepto de que ese territorio tiene bienes culturales y patrimoniales diversificados. El patrimonio cultural fue extendido a los espacios naturales, a los paisajes y a las referencias culturales, así como a los significados que cada uno construye para los bienes patrimoniales. Se pretendía, con esa opción, evidenciar que el territorio que hoy comporta la ciudad tiene diversos segmentos patrimoniales, uno de ellos las ruinas del monumento clasificado, es decir el Patrimonio Mundial que son las ruinas de San Miguel de las Misiones. El circuito tuvo duración de cerca de 2 a 3 horas, dependiendo de la edad de los alumnos y del tamaño del grupo, pero también de la complejidad de las preguntas hechas durante la actividad. El circuito fue organizado para ser realizado en autobús y con tres paradas para exploración de algunas zonas indicadas en el mapa lúdico. Siempre que llegaban a una zona, preguntábamos a los alumnos: ¿Dónde estamos? ¿Existen bienes culturales y patrimoniales por aquí cerca? ¿Qué más ustedes seleccionarían para poner en nuestro mapa? Los grupos siempre eran llevados a: 1) el Parque de la Fuente Misionera; 2) la zona clasificada como Patrimonio Mundial y el Museo de Misiones; y 3) el Laboratorio de Arqueología de la Oficina Técnica del IPHAN en Misiones. Durante el desarrollo del proyecto, 513 alumnos de las escuelas públicas participaron del Circuito (Figura 4 y Figura 5).

Cuando el proyecto fue implantado, el Museo de Misiones pasaba por transformaciones, y suintegración fue muy pequeña, limitándose a recibir el equipo responsable por la ejecución de las acciones. Del mismo modo, no hubo diálogo con el personal responsable en el momento del levantamiento del patrimonio inmaterial. El contacto del equipo se limitaba a los profesionales del IPHAN responsables del patrimonio material, en particular el arqueológico. Esa fue la orientación recibida de la Oficina Técnica de las Misiones, vinculada a la Superintendencia del IPHAN en Rio Grande do Sul.

¿Qué queda, qué puede quedar cuando se termina una acción? Evaluando el proyecto de Educación Patrimonial

El análisis de los resultados constituye una actividad esencial a cualquier acción educativa, sin embargo, aún es muy poco practicada en los programas de educación patrimonial desarrollados en Brasil. Para Almeida (2006), la meta principal de evaluación es producir informaciones de calidad para la toma de decisiones, sea en un museo o en otras instituciones culturales y educacionales, afirmación con la cual concordamos. Creemos que la acción educativa en epígrafe podrá ser inspiradora para un programa de mayor amplitud en la ciudad de San Miguel de las Misiones, así que esa evaluación buscó presentar ejes de reflexión que contribuyan para la maduración de las decisiones.

En lo que respeta a los talleres, los 81 participantes están distribuidos en 43 profesores, 23 personas del equipo de la Oficina Técnica del IPHAN y 15 guías de Turismo. Respecto al grupo de los profesores, importa subrayar que el 36,5 % de los educadores de la ciudad participaron del proyecto.

Al final de la actividad, fue presentada una Ficha de Evaluación del Taller, rellenada de manera espontánea. A partir de un análisis sobre las respuestas, podemos discutir algunos aspectos. La principal demanda de los profesores es por participar de actividades de mayor duración y que traten de la práctica arqueológica. Pasados casi 30 años del reconocimiento de San Miguel como Patrimonio Mundial, la formación continuada de los profesores para el trabajo con el patrimonio aún no es una realidad, aunque algunas acciones puntuales hayan sido realizadas. Entre los integrantes del equipo del IPHAN, la divulgación de informaciones para todos del equipo surgió como un punto fundamental, pues se obtuvo un índice muy alto de participantes que no habían tenido acceso a algunas informaciones básicas sobre el patrimonio y muchos explicitaron su gusto e interés por mantenerse informados sobre las actividades de la propia Oficina Técnica del IPHAN. Cumple indicar que gran parte de esos funcionarios está asociada a actividades de seguridad y se vuelven informantes de muchos turistas que visitan lo sitio. Además, la participación en cursos y conferencias contribuye para elevar la autoestima de esos profesionales, que son fundamentales para la preservación del patrimonio cultural. El grupo de guías turísticos también necesita una mayor divulgación de información, pues muchos presentaron una imagen negativa del IPHAN como institución. En ese caso, hay un intervalo de información con relación a las competencias de decisión del IPHAN, de la Alcaldía y del Gobierno del Estado respecto al desarrollo de políticas públicas para el Turismo.

En lo que concierne el Circuito de Visitación con el público infantil y juvenil, fueron accedidos 416 trabajos, producidos en el aula tras la realización del circuito, lo que representa el 81% del total de alumnos atendidos por esa acción. El análisis cualitativo de ese material se transformó en un reto. Se utilizó el método presentado por el proyecto del Consejo de Museos, Archivos y Bibliotecas de Gran-Bretaña, denominado Learning Impact Research Project. Esa herramienta busca evaluar el aprendizaje de forma amplia, más allá de los contenidos. Para eso, sugiere un abordaje llamado Generic Learning Outcomes [GLO[, proponiendo cinco resultados para procesos de aprendizaje en museos, archivos y bibliotecas: 1) conocimiento y comprensión; 2) habilidades; 3) actitudes y valores; 4) placer, inspiración y creatividad; 6) acción, comportamiento, proceso (MELO, 2007).

Los trabajos hechos por los alumnos fueron divididos en: Lenguaje Visual; Lenguaje Escrita; Lenguaje Visual y Escrita. También fueron creados tres grupos referentes al nivel educativo de los alumnos: 1 - nivel preescolar y 1° y 2° años; 2 - 3°, 4° y 5° años; 3 - 6° año. A partir del análisis de los trabajos, fueron clasificadas las temáticas que aparecieron en las composiciones como: Ruinas de la Iglesia de San Miguel; Fuente Misionera; Museo de Misiones; Cruz Misionera; Arqueólogos y Arqueólogas; Arqueología - Excavación; Arqueología - Laboratorio y Objetos Arqueológicos; Patrimonio y Preservación; Ciudad, Historia y Turismo; Indígenas; Leyenda; Creación libre; Personajes y Autobús8. Las temáticas más repetidas fueron las Ruinas de la Iglesia de San Miguel y la Fuente Misionera, seguidas del laboratorio con los objetos arqueológicos.

A pesar de que el rol teórico-metodológico que basó este proyecto sea constituido por la Musealización de la Arqueología y de la Etnografía, el proyecto estructuró los medios de interpretación personales a partir de la idea de que la Educación Patrimonial es un puente, pues los receptores tomaron una posición activa ante el objeto de aprendizaje y se estableció una vía de doble sentido entre sociedad y patrimonio cultural, que ganó nuevos sentidos.

Cumple señalar que en el Informe Final del proyecto trajo reflexiones para la continuidad de esas acciones en el ámbito de un programa permanente, lo que implicaría:

  •  Público de la escuela (profesores): en los talleres se verificó que la principal demanda de los educadores consiste en actividades de plazo más largo y acerca de la práctica arqueológica. La creación de un curso de formación continuada fue mencionada;
  •  Público escolar (estudiantes): basado en el análisis cualitativo de la acción, fueron definidos grupos diferentes que serían atendidos por programas educativos específicos;
  •  Equipo IPHAN: había una alta tasa de trabajadores de IPHAN, en particular los relacionados con la seguridad, que no habían tenido acceso a informaciones básicas sobre el sitio, así que se indicó la necesidad de un programa de consciencia funcional;
  •  Guías turísticos: este grupo exigió la difusión de la información, reuniones para presentar estos temas de una manera clara y objetiva fueron sugeridos para ayudar en la mejora de las relaciones mencionadas;
  •  Población indígena Mbya: se colocó como una emergencia la necesidad de llevar a cabo procesos transversales, donde los indígenas se declaren protagonistas de las interpretaciones, así como su participación directa en la misma dirección.

Las experiencias desarrolladas y evaluadas en 2008 y 2009 no tuvieron continuación. Es decir, los resultados obtenidos y las indicaciones presentes en el informe no fueron tomados como ejes orientadores para una nueva relación entre la Oficina Técnica del IPHAN, el museo (IBRAM) y la comunidad. Por otro lado, aunque en el momento de ejecución del proyecto del Museo de Misiones no fuera muy activo y presente, posteriormente su equipo se apropió de parte del material desarrollado para la ejecución del proyecto aquí presentado para desenvolver sus actividades educativas. Sin embargo, es interesante notar que solamente partes del cuaderno de apoyo se encuentran disponibles en el sitio web del museo, sobre todo aquellas que tratan de las ruinas y de las narrativas oficiales sobre ellas9, no habiendo sido utilizado el mapa lúdico, para nosotros la herramienta que más expresa la integración entre bienes patrimoniales y bienes culturales, elegidos pelas personas del lugar.

Es importante subrayar que, antes de la implantación del proyecto aquí presentado, otros fueron desarrollados en la zona. En los últimos 30 años se han desarrollado distintos proyectos dirigidos, en su mayor parte, a actividades de preservación de arquitectura y restauración en San Miguel de las Misiones. Esos proyectos son muy puntuales y aún más puntuales y esporádicas han sido las actividades educativas desarrolladas en dicho monumento. Las actividades de educación patrimonial se han desarrollado desde fines de los años 1980 y se han destinado a los profesores y alumnos de la comunidad local, además de los investigadores y estudiantes universitarios que participaron de proyectos de excavación arqueológica. Ç

Todavía, no produjeron análisis de evaluación de los resultados que pudiesen ser consultados. Además, como anteriormente mencionado, cuando llegamos a San Miguel de las Misiones, percibimos la distancia de la sociedad respeto al IPHAN. Creemos que la forma de actuación de la agencia de preservación tiene mucho que ver con ese cuadro y comprendemos que uno de los retos para la eficacia de las acciones educativas y la consolidación de las políticas públicas de preservación del patrimonio cultural es la articulación interinstitucional entre IPHAN e IBRAM.

Recientemente, el arqueólogo Tobias Vilhena de Moraes (2014) defendió su tesis doctoral relacionada al examen de la actuación del IPHAN en San Miguel, involucrando, sobretodo, la descripción y el análisis de las acciones educativas. Moraes (2014) no trata de las acciones desarrolladas por el DEMU/ IBRAM (Bauer, 2007, Baptista, 2009a; Baptista, 2009b; Baptista & Santos, 2009) ni tampoco de las acciones del propio IPHAN respecto al patrimonio inmaterial (Freire, 2007), comprobando nuestra hipótesis acerca del alejamiento de esas esferas.

Moraes (2014:132) destaca del elenco de proyectos de educación patrimonial realizados en dicho patrimonio el proyecto aquí destacado. El científico así lo ha hecho porque el proyecto se destaca de los demás por fundamentarse en una metodología a partir de la cual los actores involucrados han participado de forma más activa, con la creación de un mapa lúdico en el cual ellos mismos indicaron aquellos lugares que reconocen como sus patrimonios y porque las actividades no han sido limitadas al público común, es decir, solamente para los profesores y alumnos, pero fueron desarrolladas para los trabajadores del IPHAN y también para los guías de turismo de la ciudad.

Subrayamos una iniciativa comunitaria que resultaría en la definición del Punto de Memoria Misionera pelo IBRAM, anos después del proyecto aquí mencionado. Vivian (2013) presenta una descripción en detalle del proceso que ha resultado en dicho punto de memoria, relacionado a la práctica del coleccionismo de piezas por los habitantes del pueblo. El investigador destaca un discurso del actor social que asume el rol de líder y representante comunitario involucrado en dicho proceso, respecto a un episodio pasado en 1926, cuando se abrió una subdivisión urbana:

Me acuerdo de los ciudadanos que seguían detrás y delante de las máquinas, recolectando objetos, moviendo piedras y otros más enojados sacando a los animales, los trabajadores paso a paso depositaban columnas, el portal de las Misiones y otros tipos de piedras en un terreno de esquina que estaba cerrado. (Valter Braga, 2011 en entrevista a Vivian, 2013: 34)

Parte del material recolectado por los ciudadanos fue guardado en sus propias casas, lo que demuestra su interés y cuidado respecto a los vestigios arqueológicos. Después, dicho material fue destinado a la Exposición de la Cultura Misionera, creada y organizada por Valter Braga (Vivian, 2013: 35). La creación de la exposición no resulta de vínculos formales con las iniciativas oficiales del Estado en el área de la protección del patrimonio, es decir, no tiene nada que ver con el IPHAN, ni siquiera con el IBRAM, ni tampoco con los órganos estaduales y municipales. De acuerdo con Diego Vivian:

esta iniciativa comunitaria suele aparecer en un ambiente marcado por sospechas e/o insatisfacciones respecto a las políticas oficiales de preservación de los bienes culturales existentes en Misiones. Prueba de eso suele ser el hecho de que el Museo de Misiones (...) jamás tuvo donaciones de piezas en cantidad tan expresiva como paso con la Exposición de la Cultura Misionera, al paso que dicha exposición tiene su acervo aumentado y hoy el problema es la falta de espacio físico (Vivian, 2013: 35)

Para el historiador Diego Vivian (2013), la experiencia del Punto de Memoria señala que los miguelinos (ciudadanos de Misiones) en general mantienen fuertes vínculos de identidad con los bienes culturales clasificados e inscriptos en la lista de UNESCO. Ese aspecto también fue señalado en nuestro análisis de la acción educativa, cuando las ruinas fueron tomadas como la representación más frecuente en los discursos y actividades realizadas por los alumnos del pueblo (Saladino & Moraes Wichers 2014; Moraes Wichers & Saladino 2014). De esa manera, las ruinas constituyen un ícono de identidad (Vivian, 2013), aunque las instancias de decisión respecto a su gestión sigan vetadas a los ciudadanos del pueblo. De acuerdo con lo que hemos presentado, el protagonismo indígena en cuanto a la interpretación y al uso social del monumento sigue siendo vetado de forma aún más contundente.

Consideraciones finales

En este texto tomamos el sitio arqueológico e histórico de San Miguel de las Misiones, clasificado como patrimonio nacional y mundial, como objeto de análisis para evidenciar las lagunas entre los diferentes procesos de valoración desarrollados por el Estado. Conforme subraya Tamaso (2007), más allá del aparente consenso, subyacen escisiones ideológicas y escisiones sociales sobre las políticas de preservación de los patrimonios. En San Miguel no es diferente y, aunque siete décadas separen la definición del sitio como patrimonio nacional y el proyecto aquí mencionado, grande parte de la sociedad no se siente representada en las políticas de preservación del órgano, haciendo críticas sobre la gestión del sitio, conforme evidenciado en los talleres realizados. Esto no significa decir que las personas no se identifican con las ruinas. Al contrario, las ruinas son frecuentemente indicadas como patrimonio, pero no patrimonio institucionalizado, en el sentido que le da el Estado, pero como bienes culturales.

Fonseca (1994 apud Tamaso, 2007: 8) destaca una diferencia entre los bienes culturales y los bienes patrimoniales de esta manera: en el caso de los bienes culturales, además del valor utilitario de dicho bien, el énfasis está en su valor simbólico; por su turno, los bienes patrimoniales intermediados por el Estado son definidos con base en los saberes y los agentes autorizados, por medio de la atribución de sentidos y de valores arqueológicos, históricos, estéticos o etnográficos, priorizando una determinada lectura. En ese sentido, el tiempo social y el valor simbólico marcarían a los bienes culturales, mientras que el tiempo monumental y el valor estético marcarían las acciones de los agentes y las agencias de patrimonialización (Tamaso, 2007: 416).

De esta forma, la opción por aproximar los bienes culturales (patrimonio no clasificado) de los bienes patrimoniales (patrimonio clasificado), a partir de la confección de un mapa colaborativo y lúdico de San Miguel, deshilachando las barreras temporales de lo que resulta ser destacado como patrimonio (la experiencia jesuítica de los siglos XVII y XVIII) y espaciales (el sitio clasificado) fue un camino provechoso.

De esta forma, creemos que los procesos de musealización pueden involucrar a los bienes culturales y también a los bienes patrimoniales, perspectiva distinta de aquella presentada por Mairesse (2011), cuando ese autor dice que no son todos los bienes patrimonializados que van a ser musealizados, pero que todo lo que es musealizado se va a patrimonializar. En este punto, las prácticas denominadas Museología Social y Comunitaria, como el referido Punto de Memoria, son espacios muy ricos de posibilidades de interpretación.

También vislumbramos una intensificación de las tensiones relacionadas al campo patrimonial en San Miguel de las Misiones y en Brasil, cuando la Instrucción Normativa n.01 de 25 de Marzo de 2015 pasa a determinar que solamente los bienes salvaguardados (es decir, patrimonializados por las agencias de patrimonio del Estado) van a ser objeto de las acciones de educación patrimonial en los proyectos de la Arqueología, quedándose indiferente, definitivamente, a los bienes culturales identificados por las comunidades.

En San Miguel, un ponto particularmente criticado respecto a la acción del Estado es la exclusión de la autoría indígena de los bienes patrimonializados. Apuntamos la necesidad de extender las acciones de educación patrimonial a las comunidades guaraníes, que son descendientes de aquellos que construyeron y vivieron en San Miguel de las Misiones. Porque, como proponen Baptista y Boita (2011), es necesario problematizar las fuentes históricas del pasado y añadir a ellas el punto de vista de los indígenas de hoy acerca de esos datos y del presente.

Para nosotras, esa realidad compleja refleja las ideas y escojas que impregnan la trayectoria institucional del IPHAN, desde la inserción del bien en el libro de Bellas Artes a las justificaciones utilizadas para la clasificación como patrimonio mundial, su belleza y el valor arquitectónico (...) un signo precioso de la civilización europea (SPHAN, 1982).

Importa decir que hay un esfuerzo que traduce un cambio de mentalidades en IPHAN. Por un lado esta agencia, en sus siete décadas de existencia, consolidó una imagen de organismo de protección, control y fiscalización de las intervenciones sobre los monumentos históricos de forma muy centralizada y, en algunos casos, hasta autoritaria. Y por otro lado, aunque recientes y aún asistemáticos, notamos intentos de divulgar sus retos y de implantar estrategias de sensibilización y cooperación para la sociedad. Tenemos en el proyecto de Educación Patrimonial San Miguel de las Misiones: musealización más allá del monumento clasificado, una inspiración y provocación a este respecto.


Notas

1 Conviene destacar que una de las autoras de este artículo trabajó en la coordinación del mencionado proyecto. Sin embargo, el diálogo desarrollado entre las autoras en el análisis de ese estudio de caso ha traído avances en la comprensión de ese proceso.
2 Los siete poblamientos indígenas son las Misiones de San Francisco de Borja, San Nicolás, San Miguel Arcángel, San Lorenzo MárGr, San Juan BauGsta, San Luis Gonzaga y Santo Ángel Custodio.
3 La actuación del IPHAN (el anGguo SPHAN) en Rio Grande do Sul se ha iniciado en el 1937, cuando el arquitecto Lucio Costa fue enviado a la región para analizar los restos de los Siete Pueblos de las Misiones y proponer medidas, conforme mencionado. Entre los años 1938 y 1978, la gesGón de los bienes culturales de Rio Grande do Sul fue realizada por el 4° Distrito del IPHAN (que, en aquella época era una directoria, a DPHAN), cuya sede se ubicaba en São Paulo. En un nuevo período, de 1978 hasta 1996, una Representación Regional mantuvo jurisdicción sobre el Rio Grande do Sul y Santa Catarina. En el 1996, estos estados pasaron a tener superintendencias separadas. El municipio de San Miguel de las Misiones Gene una Oficina Técnica del IPHAN.
4 El proyecto incluyó el tratamiento de las piezas de Santo Angelo, San Nicolás y San Juan Bautista depositados en el Taller Técnico del IPHAN en San Miguel.
5 Consideramos que la Arqueología, además de seleccionar lugares (denominados sitios arqueológicos) y objetos arqueológicos en sí mismos, también produce narrativas textuales, visuales y audiovisuales con base en el "saber cientifico" que le da base.
6 Para ese último proyecto, la turismóloga y arqueóloga Louise Prado Alfonso (2012) desarrolló talleres con los indígenas en un intento de implantar el turismo de base comunitaria en la región. Alfonso (2012) hace una crítica mordaz de la planificación del turismo en la región, destacando la falta de participación de los indígenas en el proceso.
7 Como por ejemplo los templos evangélicos, lugares de conmemoraciones, la naturaleza y otras referencias patrimoniales mencionadas por los ciudadanos y que fueron representadas en el mapa lúdico.
8 En muchas composiciones fue presentada más de una temática y en la etapa de evaluación fue imputado el valor 1 para cada una de ellas.
9 Para un ejemplo, ver https://drive.google.eom/flle/d/0B4UBG8gg9OiudGdxTUgxc19sNmc/edit. Accedido el 1 de noviembre de 2015.


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