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Memorias: Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe

On-line version ISSN 1794-8886

memorias  no.32 Barranquilla May/Aug. 2017

https://doi.org/10.14482/memor.32.10336 

http://dx.doi.org/10.14482/memor.32.10336

Colombia and world war I: The experience of a neutral latin american nation during the great war and its aftermath, 1914-1921.
Jane M. Rausch
Lexington Books, 2014

José Manuel Espinosa

Doctor en Historia Universidad Jaume I (España). Docente e investigador del departamento de Historia y Ciencias Sociales Universidad del Norte (Colombia).


Para Colombia, no participar en la Primera Guerra Mundial no significó estar a salvo de sus efectos. No se libró de la sacudida global en los mercados causada por el conflicto ni tampoco de las presiones diplomáticas de los contendientes, empeñados en implicar al gobierno colombiano en sus querellas políticas. Esta es la idea central en torno a la que gira este libro, el último hasta la fecha, de Jane M. Rausch.

La Primera Guerra Mundial ha sido, y es, un tema bastante tangencial dentro de la historiografía latinoamericana. El conflicto siempre ha sido visto mayormente como un enfrentamiento europeo y así también se ha contemplado desde Colombia. Con más motivo si tenemos en cuenta que, además, el país fue uno de los pocos en el continente que permaneció estrictamente neutral hasta el final del conflicto. Después de que Estados Unidos declarara la guerra a Alemania, en abril de 1917, también lo hicieron Brasil, Cuba, Costa Rica, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Panamá. Perú, Bolivia, Uruguay, Ecuador y República Dominicana no llegaron a tanto, pero sí que rompieron relaciones con el país germano.

Colombia se mantuvo al margen, sin secundar las políticas del poderoso vecino del Norte, y eso colocó al país en una situación incómoda en el ámbito diplomático. Hay que tener en cuenta su importancia estratégica, mayor de lo que pudiera pensarse, debido a la proximidad del Canal de Panamá, y los recelos que despertaba la actitud colombiana entre los estadounidenses y sus aliados, conscientes como eran de que los ecos de la independencia panameña no se habían apagado aún en el país y que buena parte de la opinión pública y la clase política colombiana era claramente hostil hacia los Estados Unidos. En este sentido, tampoco ayudaba lo más mínimo que el Congreso norteamericano estuviera demorando la ratificación del tratado Thomson-Urrutia, que debía poner fin a la crisis entre ambos países, al menos en su vertiente diplomática.

Estas difíciles relaciones entre Estados Unidos y Colombia van a condicionar en buena medida el periodo en consideración, y Rausch explora la cuestión poniéndola siempre en relación con los avatares de la política interna colombiana y con el devenir de la propia guerra, ofreciendo así una nueva mirada sobre unos años que, de hecho, han sido bastante estudiados dentro de la historiografía colombiana. El tránsito hacia el siglo xx y sus primeras décadas son un tiempo trascendental para la historia del país, pero siempre han sido otros los temas que han centrado la atención. Hay donde elegir: Regeneración, guerra de los Mil Días, crisis de Panamá, disputas partidistas, inserción en los canales del comercio mundial... A ese complejo panorama de la Colombia de principios del siglo xx es al que Rausch añade ingredientes nuevos: el juego de las relaciones internacionales y el difícil encaje entre los intereses políticos y económicos del país, todo ello en el contexto de una guerra que iba a convulsionar el mundo.

La obra se desarrolla en cinco capítulos estructurados cronológicamente y perfectamente coherentes con los propósitos de la autora. En el primero se repasa la situación de partida del país antes del estallido de la Gran Guerra: los problemas políticos internos, la crisis panameña, la economía exportadora, etc. A continuación, en el segundo, se analiza cómo se reciben y qué efecto tienen en Colombia y su opinión pública las noticias sobre el inicio del conflicto: la división entre germanófilos y anglófilos, la importancia estratégica del país para uno y otro bando, las difíciles relaciones con los Estados Unidos y la decisión de optar por la neutralidad. Todo ello sin olvidar lo convulso de aquel 1914 en la política interior, con el asesinato de Rafael Uribe Uribe de por medio. Una Colombia todavía ensimismada en sus propios asuntos internos irá comprobando, no obstante, cómo a medida que avanza el conflicto sus efectos económicos se van dejando sentir cada vez de manera más clara en el país (capítulo tercero). Será al gobierno de José Vicente Concha al que le tocaría lidiar con la contracción del comercio, la bajada en los precios del café, la inestabilidad económica interna y, sobre todo, manejar con el tacto preciso las relaciones con los Estados Unidos, en un tiempo en el que estaba aumentando mucho la presencia estadounidense en la economía colombiana: bananeras en la zona del Magdalena, minería en el Chocó y actividades petroleras en Bucaramanga. Obviamente, la entrada del país norteamericano en el conflicto en 1917 (capítulo cuarto) no hará sino complicar aún más las cosas para el gobierno colombiano, obligado a mantener un equilibrio entre sus intereses políticos (seguir conservando una estricta neutralidad) y los económicos (necesidad de las inversiones estadounidenses y su creciente mercado). La diplomacia colombiana tendrá que hacer frente a las presiones del gobierno norteamericano y a las insinuaciones vertidas por la prensa de aquel país acerca de una supuesta proclividad colombiana hacia Alemania, sospechas que perdurarán incluso cuando acaba la guerra, como se comprueba en el capítulo quinto, en el que se esboza el nuevo panorama colombiano e internacional tras el conflicto. En Colombia, el nuevo contexto de paz será gestionado por un nuevo gobierno, el de Marcos Fidel Suárez, que apenas si había accedido al cargo unos meses antes, aunque, en realidad, los grandes retos a enfrentar seguían siendo en parte los mismos. El fin de la guerra no haría sino refrendar tendencias ya advertidas, como la hegemonía estadounidense en el continente americano y su peso en la economía colombiana, ya que sustituyó a los tradicionales mercados europeos. Por eso se hacía tan necesario normalizar totalmente las relaciones diplomáticas con aquel país y era de vital importancia zanjar el asunto panameño. En el interior, la situación económica seguía siendo bastante comprometida y los aires revolucionaros llegados desde Rusia y México, además, alimentaban una creciente conflictividad social. Todo ello terminaría por desgastar más de la cuenta al gobierno de Suárez, quien dejó de ser presidente en noviembre de 1921, aunque para entonces, al menos, el Congreso de los Estados Unidos ya había ratificado, por fin, el tratado Thomson-Urrutia. Se inauguraba así una nueva fase en las relaciones colombo-estadounidenses.

Como la propia autora señala, este no es un libro fruto de una investigación sistemática en fondos de archivo. No aporta datos desconocidos hasta ahora, pero tampoco es que le haga falta para cumplir sus propósitos. Su trabajo se sustenta en documentación oficial de la época, prensa y otras fuentes secundarias, materiales al alcance de cualquier investigador curioso y que a Rausch le sirven para dibujar un panorama bastante esclarecedor de cómo afrontó Colombia la crisis internacional desatada durante la Primera Guerra Mundial y qué asuntos andaban en juego entonces para el país. Política interna, diplomacia, opinión pública e intereses económicos se conjugan en su relato para trazar un cuadro general, sí, pero de indudable valor, resuelto además con la sencillez y las buenas maneras de quien conoce muy bien el oficio. Estamos ante un libro oportuno y necesario, que rescata un aspecto no muy tratado por la historiografía, pero sin el que sería difícil entender la historia colombiana durante el primer tercio del siglo XX.

Jane M. Rausch es profesora emérita en la Universidad de Massachusetts-Amherst. Especialista en Historia de Colombia y estudios comparados de regiones fronterizas, con una trayectoria investigativa de más de cincuenta años. Entre sus muchas publicaciones se destacan los libros: Territorial Rule in Columbio, and the Transformation of the Llanos Orientales, University of Florida Press, 2013; From Frontier Town toMetropolis:AHistory ofVillavkenáo, Colombia, since 1842, Rowman & Littlefield, 2007; Colombia: Territorial Rule and the Llanos Frontier, University Press of Florida, 1999; The Llanos Frontier in Colombian History, 1830-1930, University of New Mexico Press, 1993; A Tropical Plains Frontier: The Llanos of Colombia 1531-1831, University of New Mexico Press, 1984; y también es coeditora de los volúmenes: People and Issues in Latin American History, Markus Wiener Publishers, 1990, y Where Cultures Meet: Frontiers in Latin American History, Scholarly Resources, 1994.

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