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Sophia

versão impressa ISSN 1794-8932

sophia vol.15 no.1 Armenia jan./jun. 2019

https://doi.org/10.18634/sophiaj.15v.1i.902 

Artículo de investigación

Educación superior y economía solidaria hacia un enfoque territorial

Higher education and solidarity economy towards a territorial approach

Ensino superior e economia solidária para uma abordagem territorial

Colombia Pérez Muñoz* 

María Edilma Gómez** 

Isabel Hernández Arteaga*** 

Sonia García Porras**** 

* Magister en Educación, Magister en Dirección Universitaria, Directora del Instituto de Economía Social y Cooperativismo - Indesco, Universidad Cooperativa de Colombia. Candidata a Doctorado E-Learning, UOC. Correo electrónico: colombia.perez@ucc.edu.co , Bogotá Colombia.

** Especialista en Planeación, Gestión y Control del Desarrollo Social, Instituto de Economía Social y Cooperativismo - Indesco, Universidad Cooperativa de Colombia. Correo electrónico: mariaed.gomez@campusucc.edu.co Bogotá, Colombia

***Posdoctorado en Investigación Educativa, Doctora en Ciencias de la Educación, docente de la Escuela de Posgrados de la Universidad Cooperativa de Colombia sede Bogotá, Investigadora del Centro de Investigaciones en Docencia Universitaria - CIDU. Correo electrónico: Isabel.hernandez@ucc.edu.co Bogotá, Colombia

****Administradora de Empresas, Especialista en Docencia Universitaria, Magíster en Administración de Negocios. Docente de economía Solidaria, Universidad Cooperativa de Colombia. Correo electrónico: sonia.garciap@campusucc.edu.co Bogotá, Colombia


Resumen

La crisis evidente en las dimensiones sociales, económicas y ambientales ha convocado a la definición de estrategias desde las universidades, los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil, entre ellas, las de la economía social y solidaria, para crear condiciones que propicien una mejora en la calidad de vida y el desarrollo sostenible. El artículo presenta el avance en el desarrollo de la propuesta de educación en y para la economía solidaria en la Universidad Cooperativa de Colombia, la cual tiene un enfoque por competencias orientado a la activación de ciudadanía, el conocer y hacer visible a la economía solidaria y promover el emprendimiento y la innovación social con impactos en la comunidad interna y externa. El acompañamiento y monitoreo de este proceso, orientado por la metodología de investigación acción revela buenas prácticas, oportunidades de mejoramiento y grandes retos, especialmente en lo que se refiere a los territorios donde la universidad tiene su campo de acción. Seguir avanzando en el fortalecimiento de esta estrategia, cobra especial relevancia por la reciente firma del acuerdo de paz entre la guerrilla de las FARC-EP y el gobierno nacional de Colombia, que invita a un mayor compromiso ciudadano e institucional con la construcción de territorios solidarios para la paz.

Palabras clave: Educación superior; competencias; ciudadanía activa; economía social y solidaria; territorios.

Abstract

The evident crisis in the social, economic and environmental dimensions has called for the definition of strategies from universities, governments and civil society organizations, including those of the social and solidarity economy, in order to create conditions conducive to improve the quality of life and sustainable development. This article presents the progress (achieved) in the development of an education proposal in and for solidarity economy in Universidad Cooperativa de Colombia, which has a competency-based approach aimed at activating citizenship, knowing and making visible the solidarity economy, and promoting entrepreneurship and social innovation with impacts on the internal and external community. The accompaniment and monitoring of this process, guided by the action research methodology, reveals good practices, opportunities for improvement and great challenges, especially in regard to the territories where the university has its field of action. Further progress in strengthening this strategy is particularly relevant due to the recent signing of the peace agreement between the FARC-EP guerrilla and the national government of Colombia, which invites greater citizen and institutional commitment to the construction of solidarity territories for peace.

Key words: higher education; competencies; active citizenship; social and solidarity economy; territories

Resumo

A evidente crise nas dimensões social, económica e ambiental tem exigido a definição de estratégias desde as universidades, os governos e as organizações da sociedade civil, inclusive as da economia social e solidaria, para criar condições propícias à melhoria da qualidade de vida e o desenvolvimento sustentável. O artigo apresenta os avanços no desenvolvimento da proposta de educação, em e para a economia solidaria na Universidade Cooperativa da Colômbia, que tem uma abordagem baseada em competências, orientada na ativação da cidadania, o conhecimento, a visibilização da economia solidaria e a promoção do empreendedorismo e a inovação com impactos na comunidade interna e externa. O acompanhamento e monitoramento desse processo, orientado pela metodologia da pesquisa-ação, revela boas práticas, oportunidades de melhoria e grandes desafios, especialmente no que se refere aos territórios onde a universidade tem seu campo de atuação. Avançar no fortalecimento desta estratégia, resulta particularmente importante por causa da recente assinatura do acordo de paz entre a guerrilha das FARC-EP e o governo nacional da Colômbia, que convida a um maior compromisso cidadão e institucional com a construção de territórios solidários para a paz.

Palavras-chave: ensino superior; competências; cidadania ativa; economia social e solidaria; territórios.

Introducción

Ante la crisis civilizatoria, las agendas de desarrollo en general, y en particular, las de la educación y de la economía social y solidaria (ESS)1, coinciden en afirmar que se requiere orientar e integrar esfuerzos para favorecer un tipo de educación que contribuya a la activación de una ciudadanía que comprometa y empodere a individuos y colectividades con el aporte de soluciones innovadoras y sostenibles a problemas tan complejos como la pobreza, la sostenibilidad ambiental, la inequidad y la exclusión social. A su vez, se reitera que la acción coordinada entre actores públicos, privados y las organizaciones sociales contribuye al logro de objetivos de desarrollo sostenible en sus dimensiones medioambiental, económica y social (ONU, 2014). La educación se considera como eje de los procesos de transformación y cambio social y en esta medida se podría afirmar: “El futuro de la sociedad pasa por la solidaridad y el futuro de la solidaridad pasa por la educación” (Fajardo, 2012:219) .

Por su parte, las organizaciones de la economía solidaria de manera autónoma o en coordinación con gobiernos locales y otras instituciones de apoyo, demuestran prácticas efectivas para afrontar la crisis e impactos positivos en la calidad de vida de quienes la practican y sus comunidades. La ESS contribuye al surgimiento de nuevos modelos de desarrollo en la medida que cambia el pensamiento y la forma de actuar de las personas, permitiendo el avance en la cultura de la sostenibilidad; lo anterior, sumado al logro de vínculos con otros movimientos sociales apoyados por el entorno académico inciden en la respuesta asertiva a las necesidades y demandas ciudadanas a través del trabajo en redes solidarias locales, nacionales e internacionales, unidas en el propósito de trabajar por un mundo más equitativo para las generaciones presentes y futuras (GSEF, 2016; Stiglitz, 2016; Azkarraga Etxegibel y Altuna, 2012; Bretos Fernández y Morandeira Arca, 2016).

Esta dinámica comienza a tener puntos de convergencia con otros procesos, cuando se observa que desde la educación superior se abre paso paulatinamente el afianzamiento de un paradigma de pensamiento y acción, referido a la necesidad y compromiso de implementar acciones estratégicas de servicio a la sociedad. Así, surge en las universidades una tendencia más pragmática hacia la formación de profesionales que ejerzan una ciudadanía activa en la búsqueda de respuestas y soluciones a los problemas del entorno, produciendo y difundiendo conocimiento pertinente en términos de desarrollo económico, social y ambiental (Gibbons, 1998; Vallaeys, De la Cruz y Sasia, 2009).

Los modelos pedagógicos que contribuyen a la formación en competencias, favorecen la articulación entre la academia y las demandas de la sociedad para la solución de sus problemas, mediante la producción y transferencia de conocimiento y tecnología (Didriksson, 2016). Las estructuras académicas formulan nuevas fronteras intelectuales, disciplinares y de las profesiones; se aprecia el surgimiento de redes de colaboración y cooperación nacionales e internacionales que vinculan a las universidades, las organizaciones y los gobiernos en la búsqueda de respuestas innovadoras y pertinentes para el logro del bienestar individual y colectivo. A su vez, se recomienda promover un mayor equilibrio territorial en la distribución de las instituciones terciarias para impulsar el desarrollo local, donde juega un papel fundamental el vínculo con los gobiernos locales y el sector productivo, en busca de incrementar la pertinencia de este tipo de educación (OCDE, 2016).

En el presente artículo se presentan los resultados que mediante el método de investigación acción dan cuenta, del proceso de implementación de una propuesta de educación en economía solidaria en la Universidad Cooperativa de Colombia. El proceso comienza en el año 2013 con el rediseño de los planes de estudio de los cursos de economía solidaria, en el marco de la actual reforma curricular que se adelanta en la universidad, la cual propone un modelo educativo que favorece el desarrollo de competencias, entendidas como: “La capacidad de utilizar conocimientos, habilidades, actitudes y valores relacionados entre sí, para facilitar el desempeño flexible, eficaz y con sentido en una actividad o tarea en contexto…buscando estar siempre en pro del bien de toda la comunidad” (UCC, 2013, p.69).

Se crearon para el área institucional, tres cursos en la malla curricular de todas las carreras, equivalentes a seis créditos. El primero, se denomina Solidaridad y Desarrollo, con este se promueve la activación del ser ciudadano; el segundo, Economía Solidaria tiene énfasis en conocer el modelo y hacerlo visible, el tercero, referido al Emprendimiento Solidario, orientado a hacer propuestas para crear o fortalecer expresiones de la economía solidaria en contexto. Los cursos se ofrecen para la mayoría de estudiantes en modalidad virtual, pero, en algunas de las 18 sedes con que cuenta la universidad en todo el país, se desarrollan también de manera presencial.

En el Proyecto Institucional, la educación en economía solidaria contribuye a las competencias genéricas que favorecen la formación integral, la vida colectiva y el ejercicio de la ciudadanía, con un enfoque de responsabilidad social universitaria. En este sentido, el marco de referencia se amplía de la unidad de análisis inicial de los cursos hacia el currículo en general, como un sistema en el cual son evidentes y necesarios los vínculos y la integración con las demás áreas académicas y las funciones misionales de investigación y proyección social, con un impacto evidente también en el modelo de gestión institucional.

En el primer acápite, se reseñan investigaciones realizadas en varios países que vinculan la economía social solidaria con la educación superior, aportando elementos de análisis, enfoques y horizontes de mejoramiento. En el segundo, se describe la metodología, se caracterizan los participantes y los diferentes ciclos recorridos donde se aprecia la paulatina vinculación y cambio de roles en los actores del proceso. En el tercero, se presentan los resultados en términos de cambios y nuevos retos en lo concerniente a la didáctica de la economía solidaria en la universidad, la comunidad de profesores y el alineamiento con el proyecto institucional. Finalmente, se presentan las conclusiones concretando aprendizajes y se enuncian los primeros elementos para el siguiente ciclo de investigación acción, con la oportunidad de vinculación de nuevos actores para favorecer el proceso de innovación educativa en territorio.

La investigación de esta experiencia educativa resulta interesante por los impactos reales y potenciales que genera, ya que la Universidad Cooperativa de Colombia cuenta con 50 mil estudiantes de diferentes disciplinas que toman cursos de economía solidaria y 7000 empleados que participan en el desarrollo de una cultura institucional frente al tema, en 18 ciudades en distintas regiones del país.

Lo anterior, tiene particular relevancia cuando se considera el momento que vive Colombia, a partir del proceso de diálogo, negociación y firma de los acuerdos de paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC-EP después de cinco décadas de conflicto, donde es urgente y prioritario la construcción e implementación de un sistema educativo sólido e incluyente.

En estos acuerdos, que llevan a la construcción de una cultura de paz, la economía solidaria y cooperativa tiene un papel significativo, aparece de manera explícita en el acuerdo general y en cuatro de los cinco temas específicos, como son: la solución al problema de las drogas ilícitas, el desarrollo rural integral, la apertura democrática para la participación política y el de justicia para las víctimas. Acuerdos en los cuales se prevé la creación de estímulos a las diferentes formas asociativas basadas en la solidaridad y la cooperación como medio para fortalecer las capacidades de acceso de los pequeños productores a los bienes y servicios que mejoren sus condiciones de vida, trabajo y producción (Alto Comisionado para la Paz, 2016).

En este orden de ideas, la reflexión teórico-práctica que propone el presente artículo aporta a la construcción de una estrategia para contribuir al proceso de paz, a partir del compromiso ciudadano e institucional con la innovación en procesos y escenarios donde la solidaridad y la cooperación tienen un papel fundamental.

Revisión de literatura

La literatura referida a la enseñanza de la economía solidaria en la educación superior es escasa, los estudios encontrados abordan otros niveles educativos o corresponden a reflexiones generales sobre la educación como fundamento de la cultura y el desarrollo de sus organizaciones. (Amariles, 2015; Fajardo, 2012).

Sin embargo, algunos estudios recientes dan cuenta mediante la exploración y descripción de contextos particulares, estudios de caso, enfoques pedagógicos y prácticas significativas de proyección social e investigación universitarias, que la economía social solidaria es un objeto de estudio que genera aproximaciones interdisciplinarias a una realidad que tiene múltiples expresiones. En dicho proceso, la universidad se conecta con redes, organizaciones y empresas que encuentran en las prácticas económicas basadas en la asociatividad, la ayuda mutua y la solidaridad una fuente alternativa para el desarrollo de sus familias y comunidades; a partir de ello, se construye conocimiento, se generan prácticas que impactan la cultura institucional de las universidades y a su vez, se favorece la innovación social con las comunidades (Coraggio, 2015).

Varios de los investigadores coinciden en señalar la necesidad de realizar estudios más profundos en esta línea como soporte para el desarrollo teórico, la práctica pedagógica, la innovación educativa y la transferencia de resultados a la sociedad (Cruz Souza, Cortegoso, Zanín, Shimbo, 2011; Oliveri, 2012; Marcuello, 2014; Juliá, Meliá y Lajara, 2015; Meredith y Quiroz, 2015; Irigoyen García, 2016; Flores Ruiz, Guzmán Alonso y Barroso, 2016).

Meredith y Quiroz, (2015) consideran que es preciso provocar un cuestionamiento con respecto al papel del profesorado universitario, para trabajar por una sociedad y economía más justa y humana en sus propias comunidades y en un contexto globalizado; proponen además, una educación por competencias, las cuales deben ser desarrolladas tanto por estudiantes como por profesores; donde los conocimientos y experiencias de estos dos actores de la educación dialoguen con los de las organizaciones y comunidades en territorio.

Pastore (2015) señala que en el último quinquenio se aprecia una mayor producción y un mayor potencial de conexión entre las diversas iniciativas que desarrollan las instituciones de educación superior (IES) y las necesidades y proyecciones de la economía solidaria como alternativa de desarrollo sostenible. El autor refiere que en los últimos años la ESS han tenido una creciente importancia empírica, política y simbólica en América del Sur, lo cual se aprecia a partir del incremento o fortalecimiento de las organizaciones; la presencia del tema en la agenda pública de los gobiernos locales, nacionales y en la de organismos multilaterales; como también, el mayor lugar de la ESS en los debates académicos sobre lo económico, lo social y la vinculación con el desarrollo territorial. Se señala también, el surgimiento incipiente de aportes a la dimensión simbólica desde los medios comunitarios y cooperativos, el aumento de ofertas académicas de posgrado y el desarrollo de proyectos académicos en el territorio con programas de extensión universitaria.

Una de las prácticas más significativas desde el ámbito universitario hacia la economía solidaria, ha sido la creación de “incubadoras” o laboratorios sociales, como espacios de socialización de conocimientos y apoyo a los emprendimientos colectivos autogestionarios en las comunidades externas cercanas a la institución. En las universidades brasileñas, estas experiencias han favorecido la articulación de las funciones misionales de la universidad, como son: la enseñanza, la investigación y la extensión con objetivos que van más allá de la promoción de cambios económicos, extendiendo el impacto al desarrollo de cambios socioculturales para una sociedad más equitativa y solidaria (Cruz Souza. Cortegoso, Zanín y Shimbo, 2011).

Por su parte, la Universidad de Puebla en México, aporta una experiencia significativa a partir de la creación de un Laboratorio de Innovación Social y Económica para contribuir al fortalecimiento y sostenibilidad de empresas de economía social, con un componente significativo de desarrollo tecnológico e innovación (Irigoyen García, 2016). La experiencia resultante de estos espacios de apropiación social del conocimiento demanda promover cambios en las competencias de profesores y estudiantes hacia la gestión de la innovación social y así liderar y emprender solidariamente con otros actores en el territorio, con la finalidad de transformar la cultura de las organizaciones solidarias para complementar las ventajas estratégicas que ya poseen como alternativas de desarrollo (Monsalve Zapata, 2016).

Otra experiencia interesante a considerar es la desarrollada por la Universidad York St. John, en el Reino Unido, con el apoyo del programa Erasmus. En el 2013 se conformó un Consorcio de Economía Social y Solidaria, que ha permitido integrar espacios académicos con experiencias universitarias de varios países del mundo, entre ellos una conferencia internacional, blogs y publicaciones conjuntas; además, generó una propuesta de innovación curricular en educación superior centrada en aspectos como la epistemología y valores de la ESS; el perfil de los actores, el modus operandi en el territorio y sus desafíos; las competencias profesionales para estudiantes y profesores en relación con el emprendimiento y la innovación social; las TIC y las prácticas efectivas como la radio comunitaria, el capital social, la responsabilidad de la universidad en la transformación social y sus ecosistemas (Meredith y Quiroz, 2015).

En España se encuentran varios estudios, entre ellos, el de (Oliveri 2012) que da cuenta del modelo universitario de Mondragón, una experiencia de obligatoria referencia para los interesados en el cooperativismo y la economía solidaria por su historia y logros. Aunque en el artículo no se toca el tema de los contenidos de enseñanza, se describe un modelo basado en competencias técnico científicas complementadas con competencias generales como el trabajo en equipo, la resolución de problemas y el liderazgo en carreras ofrecidas en diferentes campus con la convergencia con los agentes y las empresas locales. Con el propósito de impulsar el espíritu emprendedor de estudiantes y profesores han creado programas como el LEINN (Liderazgo Emprendedor e Innovación) en el desarrollo de capacidades para generar empleo y mejorar la competitividad de los proyectos empresariales en la región.

(Julià, Melià y Lajara 2015) consideran que en el sistema universitario español las funciones de docencia e investigación han ido posicionándose en los sistemas de referenciación, pero que la función de transferencia a la sociedad tiene un margen de mejora aún muy amplio. Por ello, sugieren como prioridad en los planes estratégicos de las universidades el impulso a políticas de transferencia tecnológica y de creación de empresas. En este contexto, los autores hacen una revisión de los programas académicos y los productos investigativos en economía social, encontrando que hay un espacio de aporte significativo a esta función, especialmente desde el emprendimiento y la innovación; Los autores señalan, la importancia de sensibilizar a los jóvenes innovadores por naturaleza, frente al cooperativismo y sus valores como una opción de mejora para el mundo.

En una revisión de indicadores de investigación y docencia de la Economía Social en España, (Marcuello 2014) afirma que entre los años 2011-2012, prácticamente el 40% de las universidades españolas ofrecieron algún tipo de formación relacionada con la economía social en el área de posgrados. En el listado de programas se aprecia una diversidad de títulos y de temas, entre ellos: mercadeo, gerencia de empresas cooperativas, de empresas de economía social, desarrollo local, desarrollo territorial, emprendimiento social, diversidad, inclusión y discapacidad, empresas agroalimentarias, entre otros. Aunque considera que en lo concerniente a los postgrados la cifra no es alta, al hacer seguimiento a los resultados de investigación los aportes son significativos y propone como reto el investigar sobre la contribución de la economía social al desarrollo humano para valorar su impacto social.

(Flores Ruiz, Guzmán Alonso y Barroso G. 2016), también en España, sugieren que los postgrados en economía social deben incluir contenidos que profundicen en la dimensión microeconómica de la economía social en lo concerniente al emprendimiento, la innovación, la pro-actividad, la gestión de riesgos, entre otras; con el propósito de formar gestores y expertos en esta otra forma de hacer economía con enfoque territorial.

Los estudios hasta ahora reseñados coinciden en resaltar la dimensión territorial de la economía social y solidaria, tanto en los diagnósticos como en la prospectiva del papel de las universidades para su desarrollo. (Pastore 2015) plantea el desafío de avanzar en: “Una propuesta académico-territorial fundada en la ecología de saberes, las comunidades de aprendizaje y la construcción compartida de conocimientos socialmente pertinentes” (p.30). Advierte el autor, que en dicho proceso de transformación institucional de las universidades se encontrarán apoyos, oposiciones e inercias, por lo cual es pertinente generar espacios de presencia activa de los actores de la ESS en el espacio universitario y la participación de los diferentes estamentos para avanzar en la profundización democrática universitaria desde la economía solidaria.

(Pérez Villa y Uribe Castrillón 2016) señalan que el reconocimiento del territorio como punto de origen y llegada de la economía solidaria es clave a la hora de definir su relación con la educación superior; en tanto, es preciso resaltar la necesaria construcción social de la dimensión territorial y de las relaciones de poder, resistencia y concertación que definen la dinámica de sus actores, entre ellos, la institución universitaria.

Por otro lado, (Alburquerque y Pérez 2013) señalan como un factor condicionante del desarrollo territorial el relacionamiento, la reflexión y la acción propositiva con actores claves como los gobiernos locales, los empresarios, las organizaciones, las entidades financieras y las universidades; con el propósito de aprovechar recursos y oportunidades del entorno para el mejoramiento de la productividad, la competitividad y la calidad de vida en las regiones.

En este punto de la reflexión conceptual sobre las características de la educación solidaria en el nivel superior, tanto en pregrado como en posgrado, aporta significativamente el concepto de “Ecología de los saberes”, clave a la hora de redimensionar la relación de la universidad con la sociedad. (De Sousa Santos 2007) lo define como un conjunto de prácticas que promueven la convivencia y valoración de saberes, entre ellos, el científico y otros resultantes de los conocimientos prácticos, compartidos por los grupos de ciudadanos en el espacio universitario.

Lo anterior, resulta especialmente pertinente a la hora de realizar procesos de investigación-acción-educación solidaria, en tanto se considera que las prácticas para producir, distribuir, consumir o financiar de manera cooperativa y asociativa, se desarrollan en el ámbito local e inclusive algunos de ellos tienen correlatos ancestrales. En este sentido, las redes, organizaciones y empresas tienen trayectorias sociales y económicas pre-existentes a su relación con la academia; por ello, los actores universitarios no parten de cero o develan teorías a partir de conceptos abstractos, por el contrario, encuentran en el saber popular una fuente de conocimiento que les permite aprender; en esta medida, se hace referencia a una reorientación solidaria de la relación universidad-sociedad (De Sousa Santos, 2007).

Materiales y métodos

El desarrollo del estudio se llevó a cabo mediante la metodología de investigación acción (IA) la cual está orientada hacia el cambio educativo. Se construye desde y para la práctica, la cual transforma a través de su comprensión, demanda la participación de los actores educativos en la mejora, exige actuación grupal para la coordinación de todas las fases del proceso, implica un análisis crítico y se realiza como una espiral en ciclos de planificación, acción, observación y reflexión (Bausela Herrera, 2004). Este tipo de investigación, parte del diagnóstico del fenómeno desde diversos horizontes, a ello, le sigue la planificación de la acción para la transformación de la realidad objeto; teniendo presente que la reflexión, la recogida y la sistematización de la información se convierten en ejes transversales de la investigación y abren espacios de discusión y valoración de logros y limitaciones, que permiten tomar decisiones oportunas en cada fase o ciclo. Para ello, se aplicaron técnicas como encuestas en línea a los estudiantes que toman los tres (3) cursos institucionales de economía solidaria y grupos focales también para estudiantes y profesores.

En la práctica se ha confirmado que esta metodología puede ser abordada de diferente manera, según sean sus objetivos y los roles para sus participantes, (Bausela, 2004) de acuerdo con los modelos de Grundy, quién identifica tres tipos de investigación-acción: primero, la IA técnica, que genera conocimiento técnico explicativo y mejora la efectividad del sistema; segundo, la IA práctica, que permite comprender la realidad para la acción; y tercero, la IA crítica, orientada a la emancipación y al cambio social.

El presente estudio se enmarca en el periodo establecido entre los años 2014-2016. Se diseña para acompañar el proceso de implementación de los cursos de economía solidaria creados en el 2013, en el marco de la reforma curricular de la Universidad Cooperativa de Colombia, basada en un enfoque por competencias. Resulta interesante mencionar que en el desarrollo del proceso investigativo se evidencia una paulatina transición entre los tres tipos de investigación acción referidos, a medida que la comunidad académica tiene la posibilidad de participar de manera cada vez más activa en el proceso de construcción y mejoramiento de la propuesta inicial.

De esta manera, se puede considerar que se han desarrollado a la fecha dos ciclos, el primero, con un enfoque de investigación acción técnico, orientado por las investigadoras del Instituto de Economía Social y Cooperativismo -Indesco en el año 2014; el segundo, con un enfoque de investigación acción práctico, donde el rol del experto investigador cambia a facilitador del proceso y los profesores asumen la investigación-acción como parte de su quehacer integrando buenas prácticas desde la docencia, la investigación y la proyección social, ampliando la mirada hacia un modelo educativo en el cual la economía solidaria no se circunscribe a los cursos evaluados, sino que se constituye en eje transversal de la propuesta educativa institucional en el 2015; en el 2016, comienza a enunciarse un ciclo con enfoque crítico-emancipatorio que se encuentra en la fase de planeación.

El ejercicio cíclico de investigación acción se realiza en las 18 sedes de la universidad; para la recolección de información se utilizan tres tipos de instrumentos: una encuesta en línea para estudiantes, cuyo procesamiento y análisis es de tipo estadístico descriptivo y también se procesa información suministrada por estudiantes y profesores a través de grupos focales, que permiten una exploración cualitativa descriptiva. La sistematización realizada conduce a acuerdos comunicativos y de gestión entre los participantes y la formulación de propuestas de mejora para la estrategia educativa en general, que se documentan en los informes semestrales elaborados por el Instituto de Economía Social y Cooperativismo Indesco de la universidad (Gómez, Rua y Pérez, 2016).

Resultados

La encuesta se envía semestralmente, al total de los estudiantes matriculados en cursos de economía solidaria en el periodo (2015-2016), ha sido voluntariamente respondida por un promedio del 7.4% (1.736) estudiantes que pertenecen a todas las carreras que ofrece la universidad en las diferentes áreas del conocimiento, en promedio el 64% de ellos está en un rango de edad entre 17-25 años y en su mayoría son mujeres (60%). A continuación en la tabla 1 se observa el comportamiento de la participación de los estudiantes por período.

Tabla 1 Participación de estudiantes por período académico 

Fuente: Encuesta en línea Plataforma Virtual Cursos ES-E-learning -UCC, 2015-2016.

En los tres períodos académicos correspondientes al 2015 y el primer semestre del 2016, participaron 100 estudiantes y 43 profesores en los dos tipos de grupos focales. Los criterios para la selección de los estudiantes han sido los siguientes: por lo menos el 80% han visto algún curso de economía solidaria en semestres anteriores; por lo menos el 50% son mujeres; representan a todos los programas que existen en la sede; por lo menos el 50% ha desarrollado la mitad de su ciclo de formación profesional.

En lo concerniente a los profesores no se establecieron criterios de selección, su participación fue voluntaria, los 43 participantes representan cerca del 50% del total de los profesores, el 73% tiene títulos de postgrado, provienen de todas las áreas del conocimiento, entre ellos, hay ingenieros, administradores, contadores, economistas, educadores, sociólogos y un veterinario, algunos de ellos son egresados de la universidad y 5 son también investigadores. En la gráfica 1 se visualiza el ciclo de IA práctica que se desarrolló en el período estudiado.

Fuente: elaboración propia

Figura 1 Rutametodológica de la investigación-acción para la educación universitaria en economía solidaria. 

A continuación, se presenta una síntesis de los principales resultados del proceso investigativo que se viene desarrollando a partir de la información cuantitativa y cualitativa recolectada. Las buenas prácticas y reflexiones llevan a plantear una nueva fase, en la cual se espera la institucionalización de mejoramientos, el afianzamiento de competencias ya logradas y la transferencia al territorio como aporte a la construcción de escenarios de paz en el país.

Discusión de resultados

A partir del 2014, con el proyecto de investigación- acción se monitorean avances y oportunidades de mejoramiento y se concretan los cambios que se hacen semestralmente, como también, los sugeridos a más largo plazo mediante la construcción de un sistema de aseguramiento de la calidad que se define paulatinamente con indicadores de coherencia con el proyecto institucional, cohesión con el sistema universitario, satisfacción de los estudiantes con la experiencia educativa, calidad de los profesores, integralidad de la propuesta y pertinencia de la misma por su contribución territorial.

A continuación, los principales resultados del ejercicio en tres dimensiones: la estructura pedagógica y didáctica (contenidos y metodologías), el fortalecimiento del equipo de profesores y la alineación con el proyecto educativo institucional.

Estructura pedagógica y didáctica

La primera versión de los cursos se llamó Beta, una vez definido el plan de estudios se recurrió a contenidos obtenidos en internet y en bases de datos, aún no se contaba con contenidos propios; a partir de la evaluación del ciclo inicial del proyecto se construyó la versión Alfa con incremento significativo de contenidos propios desarrollados por los profesores, con productos audiovisuales de estudiantes o diseñados a la medida con la dirección de comunicaciones de la universidad. Además, se contrató con expertos temáticos la elaboración de documentos maestros para cada uno de los cursos, lo cual permitió incorporar las sugerencias de estudiantes y profesores en la actualización y ajuste de contenidos.

Semestralmente se ha realizado la actualización de los objetos virtuales de aprendizaje y se ha variado el diseño instruccional para facilitar la navegación y apropiación de contenidos. Se comienza a orientar la búsqueda hacia los repositorios que se tienen en portales reconocidos de la economía solidaria, como el de la OIT con Collective Brain, la red de redes Reas, Red de Educación y Economía Solidaria y Socioeco.org, entre otros. De esta manera, se aprovechan los desarrollos derivados de la investigación y la práctica social sistematizada que se comparten libremente por varias redes internacionales, los cuales son permanentemente actualizados y tienen respaldo institucional; lo anterior se complementa con los objetos virtuales propios y así se favorece la calidad y actualidad en los recursos didácticos utilizados. En recientes contactos con los administradores de estos portales se ha logrado definir una línea para compartir los buenos materiales que ya se están produciendo en la universidad.

En cuanto a la metodología, inicialmente los cursos se ofrecen en modalidad totalmente virtual en la plataforma educativa Blackboard. En el 2014, a partir de los resultados de las evaluaciones se concibe la inclusión de momentos presenciales, como espacios vivenciales de la economía solidaria que favorecen el proceso de aprendizaje del joven estudiante y la transferencia de la cultura de la economía solidaria al ámbito universitario.

Los momentos presenciales, son un logro importante de institucionalización, aunque todavía no se realizan en su mejor versión por la magnitud que implica en términos de programación y planeación académica de actividades, para un colectivo de cerca de 8.000 estudiantes que semestralmente toman los cursos; a la fecha, se han logrado espacios que vinculan las expresiones tradicionales de la economía solidaria como las ferias de trueque y agroecológicas, la sensibilización y práctica de comercio justo y consumo responsable, como también de sostenibilidad ambiental, a partir de jornadas de reciclaje y reutilización de objetos electrónicos; en algunas sedes se han articulado los cursos con las ferias de emprendimiento, la realización de cátedras libres y algunos campamentos de ideación negocios solidarios y asociativos.

Estas experiencias significativas se realizan en escenarios de la universidad, como también en entornos locales con redes de voluntariado, con lo cual se promueven competencias relacionadas con la convivencia, el respeto por el medio ambiente y así se activa la ciudadanía que le da soporte a una actuación solidaria y democrática en sociedad. A su vez, el emprendimiento solidario contribuye al desarrollo de competencias para el trabajo colaborativo, el pensamiento crítico y las habilidades comunicativas.

Las estadísticas derivadas de las encuestas y la información recopilada en los grupos focales, evidencian una tendencia favorable en la satisfacción que manifiestan los estudiantes sobre los cursos de economía solidaria, se ha llegado a cifras que superan el 74%, subiendo entre 10 y 14 puntos desde la primera medición. Los jóvenes están dispuestos a aprender sobre el tema, utilizan activamente la plataforma virtual y se aprecia el incremento paulatino de percepción de vínculo entre las competencias adquiridas con su futuro profesional.

Obviamente, no se ha llegado al punto deseado, se espera seguir incrementando en satisfacción a medida que se hacen los ajustes a los cursos considerando un mayor protagonismo de los estudiantes y el conocimiento de sus intereses, necesidades y expectativas; se institucionalicen los momentos presenciales; se adopte una didáctica que utilice los potenciales de la virtualidad para fomentar la creatividad y el trabajo en red. El grado de satisfacción de los estudiantes presenta el siguiente comportamiento en el período referenciado. (Tabla 2)

Tabla 2 Gradode satisfacción de los estudiantes respecto de los cursos de ES 

Fuente: Encuesta en línea Plataforma Virtual Cursos ES-E-learning - UCC 2015-2016

Persisten tensiones en cuanto a la modalidad virtual frente a la modalidad presencial, a pesar de observar un mayor posicionamiento de la virtualidad (47%). Sin embargo, se mantiene cerca de un 28 % con preferencia hacia lo presencial y cerca de un 25% que propone la modalidad mixta. En este sentido, se refuerza la justificación de los momentos presenciales como complemento a la educación en línea. Por otro lado, se espera un incremento en la percepción positiva frente a lo virtual, a medida que aumenta la cultura de la virtualidad en la universidad en lo cual se avanza por el desarrollo de repositorios y la introducción del uso de aulas virtuales extendidas en los demás cursos de la malla curricular; el incentivo a los profesores a hacer innovaciones educativas mediante el uso de las TIC, entre otras estrategias que ya se vienen implementando.

Aunque la experiencia tiene como referente lo acontecido en el aula virtual o presencial, con los momentos presenciales y los ejercicios de trabajo individual o grupal en contexto, la vivencia de la economía solidaria se ha extendido a nuevos ambientes y entornos con un impacto positivo en los resultados de aprendizaje, las evidencias están documentadas en informes, fotografías, videos, boletines de prensa y diseños propios para la realización de nuevas actividades.

El avance armónico del área institucional con la reforma curricular es también un factor clave, porque implica unificar conceptos y estrategias desde todas las áreas para darle coherencia y cohesión a la ruta iniciada y esto será percibido favorablemente por los estudiantes. El desafío permanente para el mejoramiento educativo está relacionado con la posibilidad de introducir metodologías activas, nuevos escenarios y formatos que promuevan el desarrollo de competencias comunicativas y ciudadanas en los jóvenes universitarios. El 64.63% de los estudiantes encuestados tienen entre 17 y 25 años de edad; luego, “un eje clave de la pertinencia de la acción es el reconocimiento de los sujetos jóvenes que reciben la formación de pregrado como ciudadanos en ejercicio de sus derechos, creativos y plenamente competentes para la vida en comunidad” (Indesco, 2013: 5). La universidad asume con responsabilidad entregar a la juventud colombiana una formación que lo vincule con su comunidad y le otorgue posibilidades de aportar a su desarrollo.

Con el propósito de lograr mayor cercanía con los jóvenes, adicionalmente a los cursos, se ha explorado el uso de nuevos formatos comunicativos sobre el tema y la universidad ha aportado incentivos para premiar las buenas prácticas. Así, se creó un concurso de videos que ilustran el vínculo de sus carreras con la economía solidaria, cuyo premio consistió en invitar a los ganadores a participar en un evento internacional de la Alianza Cooperativa Internacional -ACI. En una semana se recibieron 61 videos y los ganadores, un estudiante de Sicología de Montería y una estudiante de Derecho de Arauca, pudieron conectarse con los jóvenes de la ACI en el encuentro en Panamá. Los mejores videos se convirtieron en objetos de información para los cursos y de divulgación de la estrategia educativa en otros escenarios académicos.

Otro espacio institucionalizado es el Premio Rymel Serrano Uribe, creado en el 2012, incluye una categoría para los jóvenes estudiantes que presentan ideas de negocios asociativos y solidarios como aporte a la construcción de escenarios y territorios de paz. Se ha trabajado para que el producto final del curso de emprendimiento solidario les permita participar en el concurso y se observa un progresivo mejoramiento en la participación y la calidad de las propuestas. A la fecha, se cuenta con casi 100 ideas documentadas en video y en formatos Canvas social. Estas experiencias han permitido que la vivencia de la solidaridad vaya más allá del discurso académico y se integrando a la vida profesional y cotidiana de los estudiantes en forma de competencias genéricas para el emprendimiento.

En el siguiente ciclo, con base en las últimas reflexiones pedagógicas del colectivo de profesores, se espera profundizar sobre la evaluación por competencias para precisar el impacto de la propuesta educativa y afinar las competencias propuestas si se considera necesario; se orientarán mejoramientos hacia otros escenarios de vínculo entre los campos disciplinares, las necesidades y desarrollos de la economía solidaria en territorio buscando una mayor transversalidad para el tema.

Se tiene ya un avance con la Facultad de Administración de Empresas y su programa Monitores Solidarios, una modalidad de grado que permite que los estudiantes creen o fortalezcan organizaciones de la economía solidaria. Actualmente, se está definiendo el vínculo posible y deseable de los cursos en el marco de la articulación del ecosistema de emprendimiento de la universidad, como también durante toda la carrera hasta llegar a los postgrados.

A su vez, se están dando las condiciones para promover un mayor acercamiento entre la investigación, la docencia y la proyección social, en tanto, se cuenta con proyectos multicampus en temas como la agricultura familiar, políticas públicas, integración solidaria, comercio justo y emprendimiento solidario, entre otros; derivando espacios de apropiación del conocimiento que favorecen el diálogo de saberes con la comunidad y el vínculo de los estudiantes a través del diseño e implementación de cátedras libres y el surgimiento de semilleros de investigación.

Fortalecimiento del equipo de profesores de economía solidaria

Los profesores del área conforman un equipo con relativa estabilidad laboral, en su mayoría con contratos de tiempo completo y medio tiempo (80%) y una minoría con vinculación por cátedra (20%). La formación es interdisciplinaria, el 86% cuenta con estudios de postgrado. El proyecto se ha propuesto metas y tiene logros en torno a la consolidación de un nuevo perfil de profesores que tiene conexión teórica y práctica con la economía solidaria, no se le concibe en el ejercicio de repetir contenidos o proponer actividades mecánicas a sus estudiantes a través de la plataforma virtual. Por ello, a lo largo del proceso los profesores además de adquirir nuevos conocimientos, desarrollan aptitudes y actitudes para su participación en la construcción teórica y práctica de la economía solidaria, lo cual aumenta también la posibilidad de incidir en el entorno como investigadores, educadores o emprendedores solidarios.

A medida que participan en el ejercicio de investigación acción, aumenta su autonomía y creatividad en la plataforma virtual; diseñan momentos presenciales para toda la comunidad universitaria; el rol de administradores de contenidos cambia hacia el diseño de ambientes de aprendizaje activos de gran exigencia a la hora de planear, implementar y evaluar el proceso de educación en economía solidaria. Se cuenta ahora con profesores “cazadores de didácticas”, sistematizadores de experiencias, desarrolladores de objetos de información, entre otros roles.

La Escuela de la Excelencia e Indesco han acompañado el proceso, ofreciendo dos diplomados en temas y metodologías acordes con las competencias requeridas. El primero, se dirigió a la apropiación del nuevo modelo y exploración de estrategias didácticas para jóvenes universitarios, acompañó la versión Beta de los cursos en el año 2014; el segundo diplomado que aportó a la versión Alfa fue “Economía solidaria: realidad, teoría y proyecto” en el año 2015, dirigido por el maestro chileno Luis Razeto M. Los diplomados se ofrecieron en modalidad virtual, en trabajo simultáneo con profesores de las 18 sedes del país. En el 2016 algunos profesores participaron en el MOOC ofrecido por la Universidad de Mondragón.

A la fecha, se ha logrado una cobertura cercana al 60% de los profesores en procesos de cualificación y están llegando nuevos profesores con formaciones doctorales en el tema. Para el siguiente ciclo están en avance convenios internacionales y actividades con universidades que trabajan la economía solidaria en España, México y Argentina para compartir conocimientos y experiencias.

Los resultados de los grupos focales evidencian por parte de los profesores, una positiva valoración de los nuevos contenidos y del ambiente virtual, aunque sugieren que la presencialidad sea institucionalizada e incluida como segunda opción para el ofrecimiento de los cursos. Coinciden al mencionar el fortalecimiento de la comunidad académica mediante la participación activa en procesos de reflexión, diseño, elaboración, implementación y evaluación de planes de mejoramiento. También se identifican tensiones frente a la posibilidad de caer en activismos (programación de ferias, campañas, visitas) sin el correspondiente tiempo y conocimiento para la sistematización de las experiencias, sugiriendo la necesidad de futuras capacitaciones en investigación cualitativa y sistematización de experiencias para la medición de impacto de la actividad universitaria y de la economía solidaria en sus respectivos contextos.

Los profesores llaman la atención sobre la importancia de darle mayor transversalidad al tema de la economía solidaria, se sugiere insertar contenidos y prácticas en cursos de otras áreas del currículo si se quiere transformar tanto la actitud de los estudiantes frente al tema, mejorar la cultura institucional y el impacto que se genere en la sociedad.

Para el siguiente ciclo de investigación acción crítico - emancipatorio, los profesores se preparan para el cambio de roles, el diseño e implementación de nuevas actividades, entre ellas, se encuentra en proceso de aprobación el proyecto que da continuidad a la ruta ya iniciada; allí algunos de ellos participarán como investigadores. Se planea la creación de una comunidad virtual de aprendizaje para la innovación educativa en territorio y se espera una mayor participación en la campaña comunicativa que viene realizando la universidad con el lema “La Paz necesita una Economía más Solidaria” (Redess e I, 2015). De este nuevo proceso surgirá la versión gama de los cursos. Ndesco Coincidimos con (Amariles Mejía 2015) en que se requieren educadores abiertos a los saberes previos, a la crítica y a la diferencia, con el fin de evidenciar en la práctica educativa misma el significado de reconocer al otro y promover su emancipación.

Alineación con el proyecto educativo institucional

En reciente actualización del Plan Estratégico Nacional “Navegando Juntos 2013-2022” se ratifican tres atributos que distinguen a la Universidad Cooperativa de Colombia, el ser multicampus, el proyectarse socialmente y el de practicar y promover la economía solidaria cumpliendo su compromiso misional al ser una Institución Auxiliar del Cooperativismo2. Esto significa que el proyecto, con sus resultados, contribuye a reforzar la misión, la visión, los valores y la cultura de la universidad (UCC, 2016).

Por otro lado, en la universidad se realizan procesos de autoevaluación y mejoramiento continuo en procura de la excelencia educativa y el logro de la acreditación institucional. Para ello, se han definido estándares de calidad en cada uno de sus procesos misionales y de apoyo, incluyendo los referidos a la docencia, la investigación y la proyección social de economía solidaria. En este sentido, los resultados del proyecto se convierten en evidencias o indicadores de logro u oportunidades de mejoramiento frente a la propuesta de valor que le ha hecho la universidad a la sociedad.

La realización de ferias de trueque, cátedras libres, concursos, muestras empresariales, contribuyen a reforzar la identidad y la cultura interna institucional frente a la economía solidaria, permitiendo que los diferentes estamentos de la comunidad universitaria la vivencien o por lo menos se sensibilicen frente a su existencia y potencialidades. La sistematización de estas experiencias registra el incremento en la participación de funcionarios administrativos y académicos en los espacios creados desde los momentos presenciales de los cursos.

A su vez, la economía solidaria ha favorecido en sus interrelaciones con la docencia, la investigación y la proyección social, prácticas universitarias que, junto con los demás servicios sociales generados desde los consultorios jurídicos, administrativos y de salud, contribuyen al bienestar y buen vivir de las comunidades cercanas a la institución, lo cual se ve reflejado en indicadores publicados en el Balance Social que se realiza anualmente. Lo anterior, es particularmente importante para una universidad multicampus que tiene vocación regional y un radio de acción nacional (UCC, 2016).

Conclusiones

La economía solidaria en las actuales condiciones sociales, políticas, educativas y culturales tiene un espacio especial que quizá nunca había tenido, el fracaso del modelo dominante y el surgimiento de movimientos culturales y nuevos conocimientos desde las diferentes áreas que promueven la solidaridad y la cooperación como condición para el desarrollo sostenible favorecen el avance de su realidad, su teoría y su proyecto. Las organizaciones de la economía solidaria y sus miembros tienen una oportunidad y un reto para demostrar que sus valores y prácticas contribuyen al buen vivir y al futuro del planeta.

Por otro lado, las universidades tienen un papel clave a la hora de fomentar modelos alternativos de desarrollo como el de la economía solidaria. La investigación - acción y la innovación social contribuyen, entre otros aspectos, al emprendimiento solidario y con ello el paso de las organizaciones solidarias desde la subsistencia hacia el desarrollo.

Se convierte también en un valor agregado de transformación cultural desde la universidad hacia la sociedad que los jóvenes estudiantes universitarios y los demás miembros de la comunidad universitaria se sensibilicen y adquieran competencias para ejercer ciudadanías activas que les permitan practicar y proponer nuevas formas de consumo, distribución, producción y almacenamiento de bienes y servicios, basados en la asociatividad solidaria.

En este contexto, el ejercicio de investigación acción realizado, como parte del proceso de implementación de la propuesta de educación en economía solidaria en la Universidad Cooperativa de Colombia, aporta evidencias de innovación educativa, oportunidades de mejoramiento y retos que sirven como lecciones de aprendizaje para la institución, a su vez se constituyen como temas de reflexión para compartir con la comunidad académica que en diferentes latitudes ha señalado la importancia y necesidad de avanzar en modelos educativos solidarios que promuevan a lo largo de la vida, en espacios formales e informales: ciudadanías activas, diálogo de saberes y conexión con los actores en el territorio en procura del desarrollo sostenible.

Aunque los resultados no se han extendido a la totalidad de la comunidad académica, el aprendizaje y las buenas prácticas logradas en los contenidos y los ambientes de aprendizaje, como en la cualificación de profesores y el alineamiento con el proyecto institucional dan cuenta de un proceso de innovación educativa con potencial de crecimiento y transferencia hacia todo el sistema universitario.

El uso de las TIC refuerza competencias tecnológicas, comunicativas, pedagógicas, investigativas y de gestión; a su vez, aumentan las oportunidades educativas de intercambio y de democratización del conocimiento en escenarios locales, regionales, nacionales e internacionales. Se espera avanzar en el fortalecimiento de comunidades virtuales inter sedes y con la comunidad académica externa en ejercicios que favorezcan la internacionalización y el trabajo inter y transdisciplinario.

Se consideran como retos, el lograr una mayor transversalidad del tema y una mayor conexión entre la economía solidaria y las disciplinas en la dinámica de avance de la reforma curricular; se requiere afinar la mirada hacia los procesos de aprendizaje, a la fecha el énfasis ha estado en la enseñanza; a su vez, la profundización en la evaluación por competencias abrirá espacios para darle visibilidad a las competencias logradas, enriquecer el diseño curricular y precisar métricas que combinen con el sistema de indicadores institucionales.

En el siguiente ciclo de mejoramiento educativo del proyecto, el enfoque territorial es ya una de sus características distintivas. Con el aumento paulatino de competencias institucionales a través de la economía solidaria por parte de cada uno de los estamentos, incluyendo a los funcionarios administrativos, se espera avanzar en el proyecto de Territorios Solidarios, un megaproyecto que le permitirá a cada sede construir socialmente, con los diferentes actores internos y externos, planes de acción con indicadores, metas y resultados referidos al desarrollo sostenible del territorio como ejercicio pleno de responsabilidad social universitaria (Pérez Villa y Uribe Castrillón, 2016).

Lo anterior, resulta muy oportuno en la coyuntura actual del país después de la firma de los acuerdos de paz donde se propone estimular y promover asociatividad y la economía solidaria para mejorar condiciones de vida, de trabajo y producción de los hombres y mujeres en las comunidades rurales (Acuerdo Final Para La Terminación Del Conflicto y La Construcción De Una Paz Estable y Duradera, 2016). De esta manera, estamos frente a una oportunidad y un gran reto que requiere la acción coordinada entre la sociedad civil organizada y el gobierno, y en ello, las universidades tendrán un papel protagónico.

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1La expresión “economía social y solidaria” integra conceptos afines mediante los cuales se expresan en diferentes partes del mundo, la realidad, la teoría y el proyecto social de organizaciones, redes y empresas que basan sus prácticas económicas en la asociatividad, la ayuda mutua y la solidaridad. En el presente artículo se alternará el uso de economía social o solidaria según el país donde se desarrolle la experiencia reseñada

2Según el Congreso de Colombia en la Ley 79 de 1988, art. 123, dice: Son instituciones auxiliares del cooperativismo las personas jurídicas sin ánimo de lucro que se constituyan con el objeto de incrementar y desarrollar el sector cooperativo, mediante el cumplimiento de actividades orientadas a proporcionar preferentemente a los organismos competentes del sector cooperativo el apoyo y ayuda necesarios para facilitar el mejor logro de sus propósitos económicos y sociales.

Recibido: 08 de Noviembre de 2017; Revisado: 14 de Junio de 2018; Aprobado: 15 de Diciembre de 2018

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