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Sophia

Print version ISSN 1794-8932

sophia vol.16 no.2 Armenia July/Dec. 2020  Epub Feb 11, 2021

https://doi.org/10.18634/sophiaj.16v.2i.1057 

Artículo de investigación

Lecturas críticas de la obra poética de Baudilio Montoya*

Critical readings of Baudilio Montoya poetic work

Leituras críticas da obra poética de Baudilio Montoya

Juan David Zambrano-Valencia** 

Edwin Leandro Parra Hoyos*** 

Juan Manuel Acevedo Carvajal**** 

**Docente de planta (asistente) del programa de Licenciatura en Literatura y Lenguas Castellana de la Universidad del Quindío. Magíster en Ciencias del la Educación. Integrante del grupo de investigación DiLeMa. Armenia, Quindío, Colombia. jdzambrano@uniquindio.edu.co

***Docente catedrático (asistente) del programa de Licenciatura en Literatura y Lenguas Castellana de la Universidad del Quindío. Magíster en Ciencias de la Educación. Profesor e investigador en el área de didáctica de la lengua materna y su literatura. Armenia, Quindío, Colombia. elparra@uniquindio.edu.co

****Docente de planta (asociado) del programa de Licenciatura en Literatura y Lenguas Castellana de la Universidad del Quindío. Magíster en Literatura. Integrante de los grupos de investigación DiLeMa y Marginalia Armenia, Quindío, Colombia jmacevedo@uniquindio.edu.co


Resumen

Este artículo responde a la pregunta: ¿Cuáles son las lecturas que la crítica ha hecho de la obra poética del escritor calarqueño Baudilio Montoya? Para responderla, conformamos un corpus de 250 textos, del que seleccionamos 48. Los criterios de elección fijaron la lente en escritos divulgados en distintos medios en soporte físico o digital (revistas, libros, periódicos) o producto de investigaciones y en textos en los cuales se evidenciara una lectura interpretativa de la estética baudiliana. De ese modo alcanzamos el propósito de reconocer, desde voces críticas, la diversidad literaria de la obra de Baudilio Montoya. Los resultados más destacados se traducen, de un lado, en una radiografía crítica completa de su obra y, de otro, en un título (libro) publicado que compila el corpus elegido e integra la colección azul (“Ensayo”) de la Biblioteca de Autores Quindianos: Lecturas críticas de la obra de Baudilio Montoya (Zambrano y Sarmiento, 2011b).

Palabras clave: Baudilio Montoya; crítica literaria; estética baudiliana; lectura crítica; obra poética.

Abstract

This article answers the question: What are the readings that critics have made of the poetic work of the writer from Calarcá Baudilio Montoya? To answer it, we compiled a corpus of 250 texts, from which we selected 48. The selection criteria focused on disclosed writings in different media on physical or digital support (magazines, books, newspapers), research products and texts in which it was evident an interpretive reading of the Baudilio Montoya’`s aesthetic. In this way, we achieved the purpose of recognizing, from critical voices, the literary diversity of Baudilio Montoya’ ́s work. The most outstanding results are collected, on the one hand, into a complete critical radiography of his work and, on the other, into a published book that compiles the chosen corpus and integrates the blue collection (“Essay”) of the Autores Quindianos Library: Lecturas críticas de la obra de Baudilio Montoya (Zambrano and Sarmiento, 2011b).

Keywords: Baudilio Montoya; Literary Criticism; Baudilio Montoya’`s Aesthetics; Critical Reading; Poetic Work.

Resumo

Este artigo responde à pergunta: Quais são as leituras que os críticos fizeram da obra poética do escri-tor calarqueano Baudilio Montoya? Para respondê-la, formamos um corpus de 250 textos, dos quais selecionamos 48. Os critérios de seleção fixaram a lente em escritos publicados em diferentes mídias físicas ou digitais (revistas, livros, jornais) ou produto de pesquisas e em textos em que se evidenciou uma leitura interpretativa da estética baudiliana. Desta forma, alcançamos o propósito de reconhe-cer, a partir de vozes críticas, a diversidade literária da obra de Baudilio Montoya. Os resultados mais marcantes são traduzidos, por um lado, em uma radiografia crítica completa de sua obra e, por outro, em um título publicado (livro) que compila o corpus escolhido e integra a coleção azul (“Ensayo”) da Biblioteca de Autores Quindianos: Leituras críticas da obra de Baudilio Montoya (Zambrano e Sarmien-to, 2011b).

Palavras-chave: Baudilio Montoya; crítica literária; estética baudiliana; leitura crítica; obra poética.

Introducción

El desconocimiento de las manifestaciones literarias que nos rodean suele ser el resultado del desconocimiento general de nuestros valores culturales. Después de varios años de mirada atenta a la literatura de la región del Gran Caldas, el grupo de investigación Marginalia concluye que este es un campo propicio para la investigación. En el departamento del Quindío, al igual que en toda la cultura, el campo literario sufre sobresaltos y modificaciones progresivas que conducen a la pérdida de especificidad de los fenómenos literarios, a la disolución de los lenguajes cristalizados y al cuestionamiento permanente sobre el concepto mismo de literatura. En este contexto y ante tal desafío, consideramos necesario examinar las lecturas críticas de la obra del poeta calarqueño Baudilio Montoya, pues así se constituirán posibilidades ciertas para definir los horizontes culturales que se sobreponen en más de un siglo de cultura regional.

Por tanto, reviste importancia preguntar: ¿Cuáles son las lecturas que la crítica ha hecho de la obra poética del escritor calarqueño Baudilio Montoya?, ¿cómo se ha leído la tradición poética del autor? Responder dichos interrogantes supone un serio acercamiento al conjunto de libros del poeta y a los textos que críticos y académicos han producido sobre su obra. El propósito principal de esta investigación, entonces, es recoger, en el título Lecturas críticas de la obra de Baudilio Montoya (Biblioteca de Autores Quindianos1), escritos que proponen interpretaciones multitemáticas de la tradición lírica del poeta, en una suerte de antología que pretende homenajear su memoria y trayecto literario y contribuir a la consolidación de la memoria cultural de Quindío.

El estudio, desarrollado durante un año, compila textos que apuestan a distintas lecturas de la obra baudiliana. Algunas generan un estado de tensión controversial, otras se corresponden con cierto tono armónico, pero todas dialogan entre sí. Igualmente, de una investigación sobre Baudilio Montoya que incluye documentos inéditos y una bibliografía comentada de la obra y sobre la obra del poeta, se incluye al final del libro “El corpus poético de Baudilio Montoya” (2011): una descripción completa de los seis libros publicados por el autor y de las cuatro compilaciones de su obra en verso, con especial atención a las variantes de cada poema. Dicho texto, a la vez, antecede y sienta las bases del título Baudilio Montoya. Obra poética (1938-1963) (Castrillón, Cardona y Castaño, 2012) del Sello Editorial Alma Mater.

Esta investigación resulta, en un primer momento, un aporte a la memoria histórica y cultural del Quindío y de la región; y en un segundo, una contribución a la vida académica, al mundo literario (en especial el poético), y a los estudios críticos sobre los escritores del departamento.

Metodología de la pesquisa y operaciones de edición

Toda antología implica una revisión del estado del arte en algún punto de la historia. Significa jugarse una posibilidad relacionada con el extrañamiento de uno o varios autores, y encontrarse con la sorpresa de quien cree tener todo el material a la mano y descubre, con el paso de las horas, que es un trabajo minucioso que no tarda en extender sus horizontes. Así las cosas, la ruta metodológica transitada para la materialización de esta investigación es la que sigue:

1. De 250 textos hallados, se seleccionaron 48. El objetivo primario fue acopiar escritos que dieran cuenta de la pluralidad temática y estética de la obra de Baudilio Montoya. Los criterios de elección se centraron en escritos publicados o resultado de investigaciones y en textos en los que, más allá de la variedad discursiva, florecieran interpretaciones de la estética baudiliana. Se fijó la mirada en la representatividad de los autores en la escena académica y literaria, y en la diversidad temática de los escritos. Se omitieron textos con un dominante carácter biográfico y referencial, o cuyos temas e historias estaban subsumidos en otros; por ejemplo: “Don Baudilio de La Bella” de Alejandro Vallejo B., por su exclusivo perfil biográfico; “¡Baudilio Montoya o la bohemia creadora!” de Alirio Sabogal Valencia y “Vivencia del último rapsoda, Baudilio Montoya Botero” de Ignacio A. Torres Puerta, porque narran episodios de la vida de Baudilio repetidos en otros escritos; “Baudilio, poeta de la tierra y de la raza” de Alonso de la Guardia, por su eminente carácter referencial.

A pesar del título del libro, vale anotar que no solo se integran críticas propiamente dichas sino textos de una naturaleza dispar en los cuales predomina el carácter interpretativo, e igualmente que los criterios de selección permitieron delimitar el corpus escogido.

2. Los textos fueron distribuidos en cinco capítulos, más una biografía de Baudilio Montoya hecha por Humberto Senegal: I. Recuerdos (7), II. Reseñas (6), III. Notas críticas (9), IV. Ensayos (21) y V. Estudios (4). El capítulo I contiene escritos que rememoran la vida de Baudilio; el capítulo II, reseñas sobre alguno de los libros del poeta; el capítulo III, notas críticas que desarrollan juicios breves y específicos a propósito de la estética baudiliana; el capítulo IV, ensayos que exponen juicios desarrollados ampliamente, y el capítulo V, estudios académicos acerca de la obra de Montoya. A causa de la diversidad, la clasificación se vio obligada a estirar las posibilidades que ofrece el título de esta edición.

3. Los textos sufrieron diversas operaciones de edición: Ajustes ortográficos y corrección de erratas, cruce de citas entre los escritos de manera que coincidieran con las fuentes, control de datos, fechas y nombres de autores, confrontación de los versos citados con los libros originales, adición de una nota a pie de página para los datos de origen y marcas en las partes en donde, por las deficiencias de la copia, se insertaron palabras o se anexaron signos de omisión. En ninguno de esos casos se afectó la particularidad de estilo de los autores2.

Lecturas a la tradición poética baudiliana

Cuenta José Ramírez Trujillo en el documental Baudilio Montoya, el Rapsoda del Quindío, del Cine Club Lumière (2003), que una noche en el café La Bolsa, lugar frecuentado por prestigiosas personalidades de Armenia, Baudilio Montoya, tras beber una copa, le entregó el poema “Vida rota” (2003), que le permitiría al músico componer el bambuco “En la playa” (2006). Hugo Montoya, hijo del poeta, narra que a su padre le gustaba el “traguito”, algo habitual en su bohemia de escritor. El gusto por el alcohol dificultó que la familia de la esposa lo aceptara, pero el romance de sus versos y las constantes cartas que Baudilio le escribió, jugaron a su favor y consiguieron unirlo a ella. Montoya también era un hombre sensible al que le preocupaban el crimen y la injusticia social. Por ejemplo, se dice que durante la cruda violencia de los años 60 en el Quindío, asesinaron al campesino José Dolores Naranjo cerca al corregimiento de Pueblo Tapao, hecho que lo condujo a escribir un poema que tituló con el nombre de la víctima, pues según Evelio Gamba, alumno del escritor, Montoya siempre estaba donde se encontraba el abatido.

Tan diversa como su proceder diario fue la actividad poética baudiliana. Son muchas las lecturas efectuadas a la obra de Montoya. Hay quienes optan por llamarlo el poeta de la soledad, cuya lírica profundamente taciturna expresa un permanente diálogo con la desolación. Algunos prefieren apelar a su carácter popular y denominarlo Rapsoda, puesto que sus versos, reflejo de la violencia y la desigualdad social de aquel entonces, acogen la voz de sus coterráneos e irradian una flama de protesta e indignación. Otros se refieren a él como un poeta romántico abrazado por el manto del amor y las seductoras bondades de las muchachas del Quindío. Algunos afirman que Montoya veía la muerte en todo y por ende su canto la evoca. Unos más leyeron en su obra risa y sarcasmo. Otros advirtieron imágenes propias del panorama quindiano y lo reconocen como un grabador del paisaje y un escultor de palabras que aluden a lo cercano.

Existen quienes lo acusan -en el mejor sentido de la palabra- de adherirse a la corriente de los escritores malditos de la Francia del siglo XIX (Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud; recuérdese, por ejemplo, “Oración a Verlaine”, 1938); el poeta adivinó en los simbolistas un cántaro del que trincar arte y a partir del cual crear luctuosas maldiciones literarias. De su lírica brotan aires de pesimismo y desencanto generalizado que abastecen un creciente sentimiento de hastío hacia una sociedad tremendamente materialista y conservadora. La adhesión a los simbolistas lo proveyó con el rótulo de poeta trasgresor.

Rodolfo Jaramillo Ángel, con un estilo fluido y sin exceso de adornos, narra cómo conoció a Baudilio. Primero mediante sus versos y una carta que el poeta le escribiera, y más tarde en la casa rural del autor, con quien el cronista se toparía, no por casualidad, “puliendo un verso con devoto afecto” (Jaramillo, R, 1952: 15). Jaramillo Ángel recuerda la trasparencia, la vitalidad y el sentido panteísta de la lírica baudiliana; recuerda a Montoya como un escritor de exquisitez poética inmerso en el arte y la belleza.

Juan de J. Herrera, en “Me niego a llamarlo Rapsoda”, muestra a Baudilio como “bardo”, señala que era “invitado de honor” a fiestas en las que, al calor de guitarras y boleros, Montoya:

intervenía con un soneto (...) su pluma comarcana estaba en cada romance adolescente, en la serenata reconciliadora, en la tertulia culta y en el bar de medio pelo; era de todos nosotros como el pan de cada mañana y como el rezo vespertino (2003: §3).

Desde un distinto punto de vista, el periodista Luis Eduardo Nieto Caballero (1983) asume una lectura crítico-descriptiva de Lotos, en dos rumbos. El primero ensancha la metáfora explícita del libro y encomia la naciente composición:

Poeta del alto vuelo, Baudilio Montoya acaba de publicar en Cali, con el nombre de Lotos, un libro de poemas, anunciados en el prólogo con una descarga de adjetivos (...) Porque los sonetos, aun los sacudidos por la pasión, pudieran ser, como las hojas de la planta acuática, un tapiz de maravilla sobre las aguas quietas (21).

El segundo rumbo arriesga una lectura menos glorificadora y más objetiva del libro, matizada por el recato de Nieto Caballero y la convicción de que sus manos resguardan una publicación de respetable envergadura escrita por un personaje de altísima perspectiva en la geografía quindiana (22).

Humberto Jaramillo Ángel, en “Baudilio Montoya. Otro año” (2008), lamenta el olvido del poeta, controvierte la desidia ante su tumba, reclama un nuevo laurel para quien fuera coronado en vida, y levanta un llamado que de no atenderse resultaría extraño para la región: “¿Cómo olvidar, por un instante siquiera, al hermano, al hermano triste, al hermano grande, al hermano a quien acompañamos, en turbias noches de bohemia, en su augusta soledad?” (45).

Carlos Alberto Villegas, en “Texto provocador en la conmemoración del centenario del nacimiento de Baudilio Montoya” (2004), en diálogo con Humberto Jaramillo Ángel, asevera que pervive en los quindianos una especie de “vergüenza” y un extraño recelo que impide llevar a Baudilio a extramuros, más allá de la escenografía regional, “por la ambivalencia e incapacidad para valorar y promocionar nuestras más auténticas expresiones, por la falta de sinergia y el individualismo de las instituciones culturales con poder de convocatoria, por nuestra negligencia como gestores culturales” (151). Villegas pone el dedo en la llaga (el olvido del poeta), cuestiona el comportamiento endógeno de los quindianos y atiza la indefectible deuda que el Quindío tiene con Baudilio, lo cual trae a la memoria un famosísimo verso de Suenan Timbres (Vidales, 1986: 79): “Los relojes pierden el tiempo”, que en este caso dibuja la desmemoria de las gentes (quindianos) y retrata mujeres y hombres desprovistos de recuerdos (poética baudiliana).

El periódico El Siglo publicaría en 1950 el ensayo “Baudilio Montoya, poeta de la soledad” (1950), de Gonzalo Ríos Ocampo, en cuyas líneas iniciales el autor relata una fallida expedición a Peñasblancas y pone la lente en el enigma que lo rodea, con el objeto de hilvanar la mágica y misteriosa atmósfera en la que se movería nuestro poeta. Ríos Ocampo se detiene en los pesares que caldearon la lírica de Baudilio y mira algunos tópicos que gravitan en su poesía: la desolación, la nostalgia, la melancolía, la tristeza, la muerte, la desesperanza. Por ello resuelve llamarlo poeta de la soledad.

El poema “El hijo imposible” es objeto de análisis en “Croquis al fondo de un poema de Baudilio Montoya”, de Alfonso Rodríguez (1938). Se trata de un ensayo en el que Rodríguez demuestra que la estética baudiliana se sirve del desconsuelo, discurre en la pena, se identifica con el temor de un padre que sufre por su hijo -uno que todavía no nace- e interviene en la vida como una cinta en filigrana de angustia absoluta (4). En consecuencia, la poesía de Montoya entra en simbiosis con la tristeza mundana.

En este marco subrayamos a Lino Gil Jaramillo, a quien Baudilio le debe el calificativo de último rapsoda del Quindío, y quien escribe en el prólogo de la antología poética Baudilio Montoya: Rapsoda del Quindío (1973), que el poeta:

transubstanció en sus canciones las inquietudes sentimentales de las gentes del agro y la aldea, de los campos y los caminos, por los cuales anduvo de pueblo en pueblo y de mesón en mesón escanciando copas y diciendo versos, cantando y soñando, viviendo y muriendo, como los rapsodas antiguos o los trovadores medievales (8).

Por esto Montoya fue en vida el poeta más querido y el más honrado de Calarcá. Él y sus versos son admirados y se repasan no tanto por su vida bohemia cuanto por el brío de una escritura que lo sitúa a la altura de un cantor que hizo de sus poemas el escenario más concurrido. No obstante, algunos autores, como Humberto Senegal (1988), Carlos A. Castrillón (1993) y Antonio Cardona Jaramillo (1934), contravienen la común denominación de Montoya: rapsoda, porque materializa su talante folclórico, desdibuja su valía poética y se considera un apelativo simplista que riñe con la definición, el origen del término y la cualidad peculiar del autor.

Belisario Betancur, en “El habla lírica del pueblo” (sf), prólogo de la antología Baudilio Montoya, 100 años, estima que Montoya, más allá de erigir una hilera de agravios contra las realidades que vivió, se apropió de ellas y les posibilitó circulación poética. Baudilio bebió de la pobreza de sus vecinos, de la cotidianidad, aunque, además:

era un recolector de pesares -la muerte, la noche, la angustia-, que cantaba ensimismado en su inermidad, en la certidumbre de la ineficacia de su denuncio (...) En Montoya eran el trino y el treno para cantar en la penumbra de las fondas campesinas o en la cadencia de los tiples parroquiales (15).

Esta lectura pone de relieve un Montoya más lúgubre, invadido por la melancolía de su contexto, afligido por vivencias ajenas e íntimas y con un corazón trémulo y agobiado por el llanto del campo, por la zozobra del instante y por la virulencia de su época. A todas luces, un Montoya inmerso en la incertidumbre.

En un sentido similar, pero al fin distante, Bernardo Pareja en el ensayo “Poeta de cadencias entrañables” de Argonautas del espíritu, indica, en una lectura luciferina de la estética baudiliana con su conocido estilo grecolatino, que:

ha ya cuasi cinco decenios nos revelaba el autor de Lotos, en carta subrayada de lancinantes atisbos, su atormentante visión de ‘un mundo que agoniza sin sangre entre las venas’, según la derelicta concepción de un cimero poeta nuestro de acentuados influjos parnasianos y dotado de viva y vasta cultura grecolatina. Recordemos aquí apartes de la citada carta: (...) Entiendo que por las razones que te doy, puedes saber mi vida y el valor de mi obra. En su defensa tendrás que empeñarte mañana, cuando los gozquecillos de la crítica pretendan levantarse buscando la altura de mis zancajos. Tú estarás entonces empenachado de voces, diciendo el fuego satánico que inspiró mi palabra y ordenó el sentido tenebroso de mis poemas’ (2010: 42).

Una lectura demoniaca de la obra de Montoya, respaldada por la carta que escribiera en su tiempo. Pareja lo entiende como poeta de la noche y de la niebla -mirada menos rapsódica y juglar que otras-, prueba de que su estética se conjuga con las maldiciones simbolistas, con la desacralización de lo ecuménico y con el misterio circunstancial. Bernardo Pareja lee en Baudilio un esteta de hilos satánicos.

Dicha óptica alimenta la hipótesis de que Montoya fue considerado un poeta maldito desde los años 40. Conste, pues, que otras voces que en la investigación arrojan evidencias al respecto son las de Antonio Cardona Jaramillo (1934), Noel Estrada Roldán (1990), Fernando Mejía Mejía (1983), Juan David Zambrano (2011a), J. Ramírez Rojas (1965) y Humberto Jaramillo Ángel (1990).

Por su parte, en “Vigencia de Baudilio Montoya”, Carlos A. Castrillón señala que en la obra del poeta se percibe un contacto frecuente con el entorno y una abstracción del paisaje inmediato orientada por la “levedad en la imagen” y la “intuición metafísica”, que son “el fundamento de sus versos”. En el mismo ensayo, Castrillón desarrolla la idea:

La conciencia colectiva reconoce en él a un poeta que interpretó la voz plural, al mismo tiempo que buscaba en el romanticismo la universalidad que diera sustento a su oficio de poeta dentro de una tradición más vasta. Una prueba de ello es la icasticidad de sus imágenes, construidas al margen de la retórica y el retruécano, y la intuición metafísica que se expresa con hondura, especialmente en sus sonetos (1993: 5).

El poeta Julio Alfonso Cáceres, en “Discurso en el acto de coronación de Baudilio Montoya” (1952), un riguroso ensayo tanto por la agudeza de sus meditaciones como por la sonoridad del lenguaje, describe las virtudes humanas de Montoya, insiste en el valor de su poesía y resalta la madurez cultural que trasluce la glorificación de un poeta:

Una ciudad que aspire a subir un peldaño en la historia, no puede ser el Nueva York de las finanzas sin ser también la Atenas del espíritu (...) El poeta escribía desde el corregimiento de Córdoba una poesía esbelta y luminosa, cruzada a trechos por la neblina insinuante de la tristeza. Sus versos tomaban el camino del alma y allí instalaban su melodiosa hegemonía. Desde ellos comenzamos a intuir al poeta en su parcela lejana, dialogando en las noches con las sirenas amargas del viejo Verlaine o rezando bajo los astros fatales la oración satánica del padre Baudelaire” (5).

De otro lado, Jaime Mejía Duque, en “Semblanza mínima de Baudilio Montoya”, un texto en el que estudia la complejidad lírica del autor (el paisaje, lo popular, el amor, la mujer, la identidad...) sostiene que Montoya:

pulsó todas las cuerdas del sentir popular y lo hizo además dentro de la escala valorativa de sus coterráneos y coetáneos: sus lugares comunes de juicio y de emoción, tan vivos en aquella cotidianidad en permanente trance de idealización; sus mitos y supersticiones; en suma, el espíritu acrítico de toda su cultura: ese espíritu eternamente romántico y fetichista de donde sigue manando nuestro folclor de amores, premoniciones fúnebres y nostalgias (1992: 6).

Mejía Duque afirma categorías nada desdeñables desde las que conviene ahondar en los estudios de la obra de Montoya, e introduce una valoración que amerita atención académica: “He insinuado que Baudilio, en su espontaneidad sentimental, es portador de una metafísica en acto, que implica de suyo una cosmogonía”.

Hay otro aspecto que importa. Los poemas que más se repiten en las lecturas críticas son: “Poema negro”, “Muchacha del Quindío”, “Oración a Verlaine”, “Nada”, “A ti”, “Árbol”, “José Dolores Naranjo” y “Querella de Navidad”. Estas predilecciones permiten inferir unas tendencias de análisis, unos enfoques estéticos de los lectores, unas inclinaciones interpretativas, sociales, políticas, éticas y académicas, y algunos olvidos en las lecturas, por cuanto un gran segmento de la creación baudiliana se ha ignorado e instalado al margen de la crítica; esto es, en palabras de Derrida (1989), un ejercicio selectivo de la obra de Baudilio, una censura, una exclusión, una actividad fuertemente marcada por lo no dicho, por el silencio.

Baudilio Montoya, entonces, concatenó en su estética la soledad, el romance, la muerte, el pueblo, el mal, lo cotidiano, la identidad, la amargura, etc. El anterior recorrido representa un repaso a la colección de lecturas de la tradición poética baudiliana y, por supuesto, no agota todas las miradas ni el carácter analítico e interpretativo de tales lecturas.

Conclusiones

Las páginas anteriores recogen una pluralidad de lecturas sobre la obra de Baudilio Montoya. En ellas queda claro que muchos de los avatares del autor brillan en su poesía. Versos cargados de un profundo valor social. Canciones hechas a pulso de bohemio en las que cada anécdota fue pretexto de creación, cada visión fue razón suficiente para proyectarse en el tiempo a través de la literatura; cada copa, cada amigo, cada tormento eran motivos para crear y crearse a sí mismo.

Coinciden, la mayoría de textos que configuran el corpus de este ensayo, en reconocer la versatilidad y el estilo, a veces romántico y en ocasiones trasgresor, de un autor que recorrió, como buen conocedor de la región, caminos marcados por la nostalgia, la melancolía, la muerte, la soledad y hasta la maldad. Resaltan la lírica de un autor que bebía del simbolismo francés para cantar las angustias ajenas y denunciar sus propios lamentos y pesares. Tal vez por esto, Juan Aurelio García aseguró en el documental del Cine Club Lumière que Baudilio “es todos, es un todos”.

Sin embargo, las lecturas a la tradición poética de Baudilio Montoya también atestiguan la inmensa deuda que como gestores culturales tenemos con el calarqueño. El olvido del poeta deja entrever la desidia con la que algunas instituciones han asumido la circulación de su obra y la ignorancia con la que como lectores contribuimos a esta condena. No está demás que el propósito de este ensayo supere la radiografía crítica a la obra de un autor tan importante y contribuya, también, al pago de esa deuda en la que es necesario reescribir nuestra historia literaria mediante la identificación, estudio y evaluación de obras en las que se representa al otro y a lo otro con función ética y estética, y en las que Baudilio Montoya tiene mucho que decir.

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*El presente artículo se deriva de la investigación “Recuperación de textos de las literaturas regionales” del grupo de investigación en Literaturas Marginales - Marginalia del programa de Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana la Universidad del Quindío, y se enmarca en la Biblioteca de Autores Quindianos (Decreto 752 de 2010 de la Gobernación del Quindío).

1“La Biblioteca de Autores Quindianos es uno de los esfuerzos editoriales más ambiciosos en la historia del departamento del Quindío. Nace por iniciativa de la Gobernación del Quindío (…) con el apoyo editorial de la Universidad del Quindío. La colección representa la tradición y actualidad de la literatura y la cultura del Quindío. De los 32 libros publicados hasta hoy, 14 son productos de la labor investigativa sobre la literatura y la cultura de la región que se adelanta en la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío, labor en la que participan profesores, estudiantes y egresados del programa” (Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana, 2018: 3).

2Algunos escritos no cuentan con información bibliografía completa por cuanto se tomaron del Museo de Baudilio Montoya, el cual carece de registro de fuentes. Una parte del material proviene del archivo de soporte del documental Baudilio Montoya, el Rapsoda del Quindío (2003), del Cine Club Lumière (Daniel Vejarano, Juan Carlos Puerta, José Álvaro Saineda, Juan Carlos Ángel Jaramillo, Beatriz Lorena Buitrago, Mauricio Tejada). Todos los textos considerados en este proyecto reposan en los archivos de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío.

Cómo citar: /how cite:Zambrano-Valencia, J.D., Para, E.L., Acevedo, J.M. (2020) Lecturas críticas de la obra poética de Baudilio Montoya. Sophia 17(2) 159-165

Recibido: 22 de Noviembre de 2019; Revisado: 04 de Febrero de 2019; Aprobado: 12 de Junio de 2020

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