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Diversitas: Perspectivas en Psicología

Print version ISSN 1794-9998

Diversitas vol.6 no.1 Bogotá Jan./June 2010

 


Pautas de crianza y desarrollo socioafectivo en la infancia*

Parenting styles and socioaffective development in childhood

Ángela Cuervo Martinez**

Fundación Universitaria Los Libertadores

*Artículo de revisión.

Recibido: 2 de mayo de 2009 Revisado: 10 de julio de 2009 Aceptado: 3 de septiembre de 2009



Resumen

Este artículo presenta una revisión y hace unas reflexiones sobre la relación entre las pautas y los estilos de crianza y el desarrollo socioafectivo durante la infancia, a partir de los aportes de investigaciones realizadas sobre el tema, asumiendo que la salud mental de los padres, las pautas de crianza y el desarrollo socioafectivo de los niños y niñas están muy relacionados, y que cambian según la multidimensionalidad de variables evolutivas y contextuales. Finalmente, se considera la importancia de la familia para facilitar el desarrollo de conductas prosociales y la autorregulación emocional y para la prevención de problemas de salud mental en la infancia como depresión, agresividad, baja autoestima y ansiedad, entre otras.

Palabras clave: estilos de crianza, salud mental, desarrollo socioafectivo, infancia.



Abstract

This article presents a revision and reflexions on the relation between the parenting styles and the socioaffective development during childhood, as a result of the research done and assuming that the mental health of the parents, the upbringing guidelines and the socioaffective development of children are very related and that the socioaffective development of these change according to a great number of evolutive and contextual variables. Finally, it is considered that the family is very important in order to facilitate the development of prosocial behaviours, the emotional self regulation and for preventing mental health problems during the childhood such as depression, aggressiveness, low self esteem, anxiety and others.

Key words: parenting styles, mental health, socioaffective development and childhood.



Introducción

La familia influye en el desarrollo socioafectivo del infante, ya que los modelos, valores, normas, roles y habilidades se aprenden durante el período de la infancia, la cual está relacionada con el manejo y resolución de conflictos, las habilidades sociales y adaptativas, con las conductas prosociales y con la regulación emocional, entre otras. Aunque son multidimensionales los factores que afectan el desarrollo de los niños y niñas, es importante identificar la influencia de la familia y de los estilos y pautas de crianza en el desarrollo socioafectivo, además de identificar factores de riesgo y problemas de salud mental en la infancia, tales como: la depresión infantil, agresividad, baja autoestima, problemas en conductas adaptativas, entre otras.

Solís-Camara et al. (2007) definieron la crianza como las actitudes y comportamientos de los padres y también realizaron investigaciones para establecer los factores que afectan la participación de los padres, identificando el bienestar subjetivo, las actitudes y las expectativas sobre el desarrollo del niño.

Los cambios en la familia, en las interacciones y en las pautas de crianza pueden afectar los estilos parentales y el desarrollo socioafectivo en la infancia. Así, para Cabrera, Guevara & Barrera (2006) la red familiar se reorganiza y las relaciones se redefinen permanentemente; en las interacciones negativas en la familia pueden crearse desajustes psicológicos en los hijos, lo cual dependerá del grado de satisfacción que se tenga por ser padre. De igual manera, los conflictos que enfrentan los padres diariamente y el estrés experimentado, debido a funciones relacionadas con la crianza, pueden influir sobre las características de los hijos y su ajuste emocional.


Salud mental y pautas de crianza

Existen diversos factores biopsicosociales relacionados con la salud mental de los padres y cuidadores que generan estrés, depresión, agresividad u otras alteraciones que a su vez afectan los estilos de crianza y las relaciones con los hijos, por lo cual es importante identificar esos factores de riesgo y generar factores protectores para la salud mental, tanto de los cuidadores como de los niños, niñas y adolescentes en sus familias.

Oliva, Parra & Arranz (2008) proponen estilos parentales relacionales asociados con el clima y caracterizados por el apoyo, el afecto, la comunicación y la promoción de la autonomía desde una perspectiva más multidimensional, no sólo de afecto y control en las pautas de crianza. Oliva, Parra, Sánchez & López (2007) también estudian las relaciones entre estilos parentales y ajuste del adolescente y destacan las relaciones con el desarrollo de los hijos.

Se encuentran además otras características de los cuidadores o padres relacionados con los estilos de crianza y las interacciones familiares. Así Pons- Salvador, Cerezo & Bernabé (2005) identificaron factores asociados a los cambios que afectan negativamente la parentalidad, como los antecedentes de castigo en la madre, la baja satisfacción materna y la percepción negativa del bebé entre otros, que se convierten en factores de riesgo para maltrato y alteraciones emocionales.

En relación con antecedentes o características psiquiátricas de los padres, Oates (1997) citado en Ezpeleta (2005) realizó investigaciones con hijos de pacientes psiquiátricos asociados a problemas conyugales, estrés, problemas psicosociales y encontró que aumentan el riesgo de abuso, maltrato o rechazo hacia los hijos. También Gracia, Lila & Musitu (2005) hallaron relación entre el rechazo parental percibido por el hijo y el ajuste psicológico y social en relación con el afecto, la hostilidad, la indiferencia o el rechazo percibido de los padres y la relación con comportamientos internalizados como la ansiedad, la depresión, el aislamiento social, la autoestima negativa y los problemas somáticos, y con comportamientos externalizantes como la agresividad y la conducta disocial.

La crianza está afectada por las relaciones agresivas, la deprivación afectiva y otras problemáticas de la familia, tal como lo encontró en sus resultados de investigación Bradly (2000) citado en Ezpeleta (2005), quien plantea que la falta de afecto, el afecto negativo o la desaprobación a toda acción o comportamiento de los padres, se relaciona con problemas externalizantes y con baja autoestima en niños y, además, la vinculación insegura con los cuidadores como un factor de mayor vulnerabilidad para la psicopatología infantil.

Ezpeleta (2005) también realiza reflexiones sobre las psicopatologías de los padres y los trastornos emocionales, entre otros, como factores de riesgo de problemas comportamentales y emocionales en la infancia.


Depresión

A partir de la enunciación de los factores de riesgo para problemas del desarrollo socioafectivo en la infancia y las conductas parentales inadecuadas, es necesario identificar los cambios que se presentan y las problemáticas familiares asociadas a trastornos emocionales para orientar la prevención y la intervención oportuna. Los problemas emocionales de los padres, como: la depresión, influyen en los niños, niñas y adolescentes, generándoles modelos inadecuados o prácticas negativas para su desarrollo.

Entre las investigaciones sobre depresión y pautas de crianza se encuentran las de Knoche, Givens & Sheridan (2007) las cuales identificaron relaciones entre depresión materna, sentido parental y el desarrollo cognitivo de los hijos, pero no encontraron diferencias significativas. En otras investigaciones Markrowitz (2007), se establecieron relaciones entre madres con depresión mayor y los comportamientos y el desarrollo de los hijos, presentando alteraciones del sueño y emocionales, especialmente.

También, Newcomb, Mineka, Zinbarg & Griffith (2007) plantean que la sobreprotección y la percepción negativa del cuidado y la crianza se relacionan con síntomas de desordenes emocionales en la infancia y la adolescencia como la depresión y la ansiedad.

En otras investigaciones sobre depresión materna y pautas de crianza Maughan, Cicchetti, Toth & Rogosch (2007) analizaron los efectos de la depresión materna y las conductas parentales negativas en el desarrollo sociemocional y en los patrones de regulación emocional de los hijos; encontraron que la depresión materna es un factor de riesgo que afecta el ajuste socioemocional y la aceptación social de los hijos.

Con respecto a la depresión materna, la autoestima y las pautas de crianza, Gerdes et al. (2007) realizaron investigaciones para establecer las relaciones entre depresión materna, autoestima y locus de control y conductas parentales relacionadas con la eficacia parental y el estrés parental en padres de niños con trastorno por déficit atencional, con hiperactividad. Por otra parte, Chávez & González (2008) estudiaron la depresión perinatal y los efectos en el apego y en las relaciones con los hijos y en los factores socioculturales de riesgo para la depresión materna como un insumo para futuras investigaciones y programas de prevención.


Estrés

En cuanto al estrés y sus implicaciones en la conducta parental, Mistry, Stevens, Sareen, De Vogli & Halfo (2007) realizaron estudios sobre salud mental materna y la influencia en el desarrollo de los niños. Así, el estrés, la depresión o la ansiedad están asociados con problemas socioeconómicos, conflictos familiares y falta de redes de apoyo, lo cual afecta las pautas de crianza y por tanto son importantes los programas de prevención y de apoyo a las familias con riesgos en la salud mental. En el mismo sentido Long, Gurka & Blackman (2008) plantean las relaciones entre estrés parental y problemas comportamentales y de lenguaje en niños preescolares, familias con hijos con discapacidades, trastornos del lenguaje, autismo o problemas comportamentales, presentan mayores niveles de estrés y esto afecta la conducta parental.

Además se han realizado estudios como los de López, Clifford, Minnes & Ouellette-Kuntz (2008) que encontraron que los padres de niños con discapacidades presentan incremento en los niveles de estrés parental, que varía dependiendo de la percepción de las situaciones y de las estrategias de afrontamiento que se tengan, lo cual resalta la importancia de las primeras intervenciones, la educación y el apoyo a los padres y cuidadores de niños con discapacidades y alteraciones del desarrollo.

Rosenzweig, Brennan, Huffstutter & Bradley (2008) en sus investigaciones encontraron relaciones entre los niveles de estrés en la familia y el cuidado adecuado para niños con discapacidades por factores como el trabajo, la flexibilidad, las dificultades en el cuidado y los niveles de satisfacción.

Otras investigaciones relacionan la salud mental de los padres con la salud mental de los hijos. Este es el caso de Gewirtz, Forgatch & Wieling (2008) quienes plantean que los efectos de eventos traumáticos en la infancia está mediado por el efecto de los eventos traumáticos en los padres o cuidadores, ya que las prácticas y pautas de crianza cambian y afectan el ajuste durante la infancia. Esto es importante para la prevención de problemáticas en la infancia y para la identificación de factores de riesgo o protectores en la familia.

Entre las problemáticas emocionales de los padres o cuidadores que inluyen en las relaciones con los hijos y en los estilos de crianza está el estrés, como se evidencia en las investigaciones de Vera, Grubits & Rodríguez (2007), en lo que se refiere al estrés de la madre en las pautas de crianza de niños de uno a cinco años y la estimulación, y en el que se encuentra que a mayor manejo del estrés hay mayor estimulación del desarrollo de los niños.

También Deater-Deckard (2004) plantea que las alteraciones en la conducta parental resultante de estrés se relacionan con problemas emocionales y cognitivos en el desarrollo durante la infancia; además, los problemas de comportamiento de los niños también alteran el comportamiento parental estableciéndose una relación bidireccional.

Respecto al estrés y edad de los hijos Oliva, Montero & Gutiérrez (2006) estudiaron las relaciones entre el estrés percibido por los padres por sus experiencias personales y el estrés percibido por las características de sus hijos de cuatro a seis años de edad. Encontraron que el estrés parental aumenta con el nivel socioeconómico bajo y con la edad de los hijos. También hacen recomendaciones para la detección y prevención temprana de problemas emocionales y conductuales en la infancia.

Se evidencia así la necesidad de intervenir y orientar a las familias y cuidadores en las estrategias para disminuir el estrés parental y sus relaciones con estilos y prácticas de crianza inadecuadas y que no favorecen el desarrollo socioafectivo durante la infancia.


Parentalidad y desarrollo socioafectivo (socialización)

La socialización de la infancia se produce mediante las prácticas de crianza, entendidas como la manera en que los padres (y en general la estructura familiar) orientan el desarrollo del niño/a y le transmiten un conjunto de valores y normas que facilitan su incorporación al grupo social. De manera simple, las prácticas de crianza son las acciones llevadas a cabo por los padres y personas responsables del cuidado del niño/a para dar respuesta cotidianamente a sus necesidades (Myers, 1994).

Torío, Peña & Caro (2008) encontraron que los padres de niños de cinco a ocho años no tienen un estilo de crianza definido; algunas veces son democráticos y otras veces son autoritarios, lo cual debe considerarse para modificar o mejorar las prácticas educativas existentes en la familia.

Henao, Ramírez & Ramírez (2007) plantean la importancia de la familia en la socialización y desarrollo durante la infancia. La combinación de costumbres y hábitos de crianza de los padres, la sensibilidad hacia las necesidades de su hijo, la aceptación de su individualidad; el afecto que se expresa y los mecanismos de control son la base para regular el comportamiento de sus hijos. Destacan la importancia de la comunicación en las pautas de crianza.

Algunos estudios como los de Schwebel, Brezausek, Ramey & Ramey (2004) coinciden en que los niños temperamentalmente difíciles necesitan una mayor cantidad de tiempo y de recursos para alcanzar un adecuado desarrollo social. También Ato, Galián & Huéscar (2007) analizaron las relaciones entre estilos de crianza, temperamento y ajuste socioemocional en la infancia y proponen los modelos interactivos que los estilos de crianza influyen diferencialmente en el ajuste en función del temperamento de los niños y niñas. Además, es importante tener en cuenta otras variables como la etapa evolutiva, el género del niño, los recursos económicos, las características de la personalidad de los padres, entre otros.

Con respecto a estilos de crianza autoritarios Mulsow (2008) propone que la familia es un agente que afecta los aspectos socio-emocionales al ofrecer modelos que sean compatibles con la realidad vital, y da oportunidades para desarrollarse emocionalmente. Los estilos autoritarios y castigadores generan un desarrollo emocional disfuncional y deficitario en estrategias y competencias emocionales para la adaptación en distintos contextos a lo largo de la vida. Según Rodríguez (2007) la familia es el primer contexto para la transmisión de las normas, valores y modelos de comportamiento, es la familia la que socializa al niño permitiéndole interiorizar los elementos básicos de la cultura y desarrollar las bases de su personalidad; cada familia asume las pautas de crianza dependiendo de sus características, dinámica y factores contextuales, así como los recursos y apoyos, entre otros.

Por último, Berk (2004) destaca la importancia de la familia en el proceso de socialización y aprendizaje de los niños a lo largo de su desarrollo y de su vida escolar; en consecuencia, los padres facilitan el desarrollo de competencias sociales.


Emociones

Las reacciones de los padres ante las emociones de los hijos juegan un papel importante en el desarrollo socioemocional. O'neal & Magai (2005) observaron la socialización parental y la relación con emocionalidad negativa en la infancia.

Estévez, Musitu & Herrero (2005) plantean en sus investigaciones las relaciones entre el contexto familiar y los problemas de comunicación como uno de los factores de riesgo para el ajuste psicológico de los adolescentes; además, analizaron la influencia de los problemas de comunicación (padre y madre por separado) y el ajuste escolar en la salud mental de los adolescentes, (malestar psicológico, sintomatología depresiva y estrés percibido). También plantean la posibilidad de la bidireccionalidad, es decir, que el ajuste emocional de los adolescentes afecta la comunicación y la dinámica familiar.

Rutter & Sroufe (2000) realizaron investigaciones sobre las contribuciones de los estilos de crianza y las prácticas de crianza de la familia en el desarrollo emocional durante la infancia y en relación con problemas externalizantes de comportamiento. Shapiro (1997) sostiene que los niños están afectados por la falta de atención familiar y que su desarrollo emocional es mucho más vulnerable ante situaciones estresantes y por la falta de modelos adecuados para el desarrollo emocional.


Familia, habilidades sociales y conducta prosocial

La familia y las pautas de crianza adecuadas facilitan el desarrollo de habilidades sociales y de conductas prosociales en la infancia, por lo cual es importante brindar sensibilización y orientación. Mestre et al. (1999) destacan que el tipo de normas que una familia establece, los recursos y procedimientos que utilizan para hacer cumplir dichas normas, junto con el grado de afectividad, comunicación y apoyo entre padres e hijos, son fundamentales para el crecimiento personal, la interiorización de valores, las habilidades sociales y la toma de decisiones para resolver conflictos.

Con respecto a la autoestima Alonso & Roman (2005) estudiaron la relación de diferentes estilos parentales y la autoestima en familias con hijos de tres a cinco años, encontrando que a mayor grado de autoestima en los niños corresponde un mayor grado de autoestima valorado por los padres. Los padres utilizan diferentes estrategias educativas en función del tipo de conflicto y de la situación en la que se encuentren sus hijos, de esta forma, son más estrictos en las transgresiones de normas y mucho más permisivos y tolerantes en los conflictos internos y externos.

El desarrollo socioafectivo y la socialización en la infancia está relacionado con la participación, la crianza y la estimulación en la familia, como se destaca en los lineamientos de La UNICEF (2004), al resaltar la participación del padre y la familia en la crianza y desarrollo infantil y en la importancia de identificar y optimizar las fortalezas de la familia en la crianza de los niños y niñas. El desarrollo psicosocial en la infancia influirá significativamente en las oportunidades de aprendizaje y sociales que pueda tener en el futuro.

Las familias con estilos democráticos o asertivos promueven un adecuado desarrollo socioafectivo. En sus investigaciones Richard de Minzi (2005) encontró que las familias democráticas promueven afrontamientos adaptativos y protectores ante la depresión y la soledad, mientras que las familias autoritarias generan inseguridad, evitación de los problemas, afrontamientos desadaptativos, depresión, además, la soledad está asociada al rechazo y al desinterés de los padres.


Conductas prosociales

El hogar es un espacio facilitador de conductas prosociales como lo analiza Rodríguez (2007), ya que el ensayo en la realización de conductas prosociales estimula tendencias prosociales. Los niños a quienes se les asigna la responsabilidad de enseñar conductas prosociales a otros niños muestran más conductas prosociales en otras situaciones. De manera similar, a los niños que se les asigna la realización de tareas domésticas, o actividades de apoyo a los hermanos (especialmente tareas que comparten responsabilidad hacia los demás), tienden a ser más prosociales que otros niños.

También, Mestre, Samper, Tur & Diez (2001) en sus investigaciones respecto a la relación de estilos de crianza y desarrollo prosocial de los hijos, concluyen la importancia de la dimensión afectiva en las relaciones familiares, incluyendo evaluaciones positivas del hijo, interés, apoyo emocional y la coherencia en la aplicación de normas. Destacan también que las relaciones con los hijos deben ser adecuadas a su edad o nivel de desarrollo.

Mestre et al. (2007) encontraron que cuando la madre es quien evalúa los estilos de crianza, los hijos alcanzan menor poder predictor en el comportamiento prosocial. La evaluación positiva del hijo(a), el apoyo emocional (junto con la coherencia en la aplicación de las normas) es el estilo de crianza más relacionado positivamente con la empatía y con el comportamiento prosocial. Así pues, la convivencia familiar que percibe el adolescente, caracterizada por el afecto y apoyo emocional especialmente por parte de su madre y junto con la estimulación de la autonomía del hijo, alcanza un poder predictor del comportamiento prosocial. Se puede concluir que el comportamiento prosocial y el comportamiento agresivo son los extremos de una dimensión modulada por procesos cognitivos y emocionales de signo contrario, en los que los estilos de crianza contribuyen a su desarrollo.


Parentalidad, estilos de crianza y factores de riesgo en el desarrollo socioafectivo

Ramírez (2002) plantea que las prácticas de crianza que utilizan los padres se relacionan con los problemas de conducta de los hijos; como prácticas de crianza inadecuadas: afecto negativo, castigos no físicos, control autoritario y énfasis en el logro, los hijos tienen mayor probabilidad de presentar problemas de conducta tanto externos como internos. Concretamente, el afecto negativo predice conducta agresiva, problemas de atención y de comportamiento, El control autoritario predice ansiedad/depresión y el énfasis en el logro predice ansiedad/depresión, problemas sociales. También Ramírez (2007) en sus investigaciones muestra la relación entre los conflictos maritales, las pautas de crianza y el comportamiento de los niños y encuentra que los problemas comportamentales aumentan en la medida en que aumentan los conflictos matrimoniales y las prácticas de crianza inadecuadas (como control autoritario, énfasis en el logro y castigos no físicos), y disminuyen las adecuadas (como expresión de afecto, guía razonada y disfrutar con el niño).

En otros estudios de pautas de crianza y prematuros Mora & Rojas (2005) observaron la crianza y los estilos predominantes en madres de prematuros, presentándose mayores alteraciones en las pautas de crianza de madres adolescentes o mayores de bebés prematuros en las cuales no se establecen límites y normas claras; además afectan la dinámica familiar la vulnerabilidad socioeconómica e incrementan los riesgos de maltrato y negligencia entre otras.

Además existen investigaciones entre prácticas de crianza negativas y alteraciones en la infancia. Paulussen-Hoogeboom, Stams, Hermanns, Peetsma & Van den Wittenboer (2008) analizaron las relaciones entre emocionalidad negativa, comportamientos internalizantes y externalizantes con el estilo parental autoritario. Eshel, Daelmans, Cabral & Martínez (2006) realizaron investigaciones para establecer relaciones entre responsabilidad y receptividad parental y la presentación de comportamientos internalizantes y externalizantes. El apoyo, el afecto y las interacciones apropiadas ayudan al desarrollo cognitivo y psicosocial durante la infancia. En el mismo sentido, el cuidado, la salud y el desarrollo están relacionados con la aceptación y la receptividad que los padres tengan de sus hijos.

También se han encontrado relaciones entre los estilos permisivos y autoritarios con el desarrollo cognoscitivo y emocional como las observadas por Arvelo (2003), quien analizó la función paterna, las prácticas de crianza y el desarrollo en adolescentes, encontrando relación con problemas de bajo rendimiento escolar, dificultades en la comunicación, hostilidad, depresión, mentiras frecuentes y conductas transgresoras. En lo que se refiere a las pautas de crianza se detectó una permisividad por parte de los padres y especialmente las madres.

Con respecto a estilos de crianza y género Winsler, Madigan & Aquilino (2005) en sus investigaciones sobre paternidad encontraron diferencias en los estilos entre los padres y las madres, percibiéndose las madres como más autoritarias que los padres.

Los estilos de crianza inadecuados de los padres durante la infancia se relacionan como factores de riesgo de problemáticas cognoscitivas o socio-afectivas y sobre los cuales se deben orientar las estrategias de prevención en la familia y generar espacios para desarrollar habilidades sociales y conductas prosociales en otros contextos.


Pautas de crianza y prevención de problemas en el desarrollo socioafectivo en la infancia

La prevención de factores de riesgo en la familia que influya negativamente en los estilos de crianza y en el desarrollo socioafectivo durante la infancia es una responsabilidad de los distintos profesionales y sectores para lograr un mejor desarrollo de habilidades, competencias parentales, habilidades emocionales y conductas prosociales en los niños, niñas y adolescentes.

Diversos estudios como los de Patterson, De-Garmo & Forgatch (2004) brindan aportes sobre situaciones estresantes en la familia, pautas de crianza y ajuste en el desarrollo de los niños y niñas, en padres y madres; identifican y proponen cinco prácticas de crianza efectivas: el estímulo, la disciplina, el monitoreo, la solución de problemas y el involucramiento positivo con atención y cuidado. Estas prácticas orientan el diseño de propuestas de prevención e intervención con familias y cuidadores.

Otras investigaciones, en este caso la planteada por Amaya (2008) genera una propuesta de programa-guía para el desarrollo de competencias emocionales y parentales desde una perspectiva comunitaria y preventiva, en la que resalta la importancia de orientar a los padres y madres en el desarrollo de estrategias cognitivas y de relajación que les permita controlar sus emociones de manera positiva en momentos de cierta tensión emocional. Asimismo, resulta necesario trabajar con los padres y madres las habilidades de comunicación con los hijos, los procesos de resolución de conflictos y de negociación, las estrategias para establecer límites y regulación del comportamiento en los hijos, y las habilidades para fomentar la autoestima y la asertividad de los padres y madres en el desarrollo de la función parental.

Respecto a prevención, tipos de familia y cambios familiares, Jadue (2003) analiza algunos factores sociales que han aumentado las transformaciones familiares, e incrementado en los hijos el riesgo de bajo rendimiento, de fracaso, de problemas emocionales y conductuales en contextos escolares; por estas razones señala la necesidad de que en el sistema escolar se desarrollen mecanismos protectores y preventivos para los niños provenientes de familias monoparentales y disfuncionales especialmente.


Conclusiones

Es importante realizar prevención en salud mental de los padres y cuidadores de problemáticas como el estrés y la depresión, que eventualmente pueden afectar de manera negativa las pautas de crianza y generar agresividad, rechazo entre otros sin decir las consecuencias sobre el desarrollo emocional y social de sus hijos durante la infancia.

Brindar una orientación y apoyo mediante programas de pautas de crianza que permitan prevenir psicopatologías en la infancia, con el fin de generar factores protectores en la familia, de problemas comportamentales y emocionales durante la infancia y la adolescencia, orientados desde las pautas de crianza y promoviendo estilos de crianza asertivos, competentes y positivos.

La sensibilización a los padres y cuidadores sobre su rol y su responsabilidad en la optimización del desarrollo, las habilidades sociales y emocionales en la infancia y la influencia de los modelos en la familia para el desarrollo de competencias sociales, es trascendental para facilitar la autorregulación emocional o para generar conductas prosociales en la infancia.

La familia debe considerar los cambios en la estructura y dinámica familiar que pueda alterar las pautas de crianza (valores, normas, comunicación, solución de problemas y regulación emocional, entre otros) para evitar generar inconsistencias y conflictos durante la infancia o para generar estrategias de afrontamiento y de resolución de problemas que faciliten el desarrollo adecuado durante la infancia.



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** Correspondencia actual: Ángela Cuervo Martínez. Facultad de Psicología. Corporación Universitaria Iberoamericana, correo electrónico: cuervoangie@hotmail.com. Dirección postal: Calle 67 N° 5 - 27. Bogotá, Colombia.

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