EDITORIAL

Este año, nuestra Universidad Santo Tomás, logró la acreditación institucional Multicampos por 6 años, lo cual nos llena de felicidad, pues finalmente esto es un indicador de un compromiso de la institución con la calidad, y es claro que lo que seguirá para toda la comunidad académica y administrativa representa un conjunto de retos de cara a la reacreditación.

Dentro de los múltiples indicadores que se examinan para alcanzar esta meta, resulta muy relevante la visibilidad del conocimiento producido por la Universidad, que en estos años ha sido creciente. Hoy sabemos que es importante invertir en recursos para mantener y mejorar las infraestructuras físicas (laboratorios y demás instalaciones); en el recurso humano académico con formación doctoral, sus condiciones para investigar y los sistemas de recompensa que incrementen su productividad; la eficiencia en los recursos administrativos para sostener la calidad y la producción, también sabemos que es necesario sostener la inversión en las infraestructuras de conocimiento como las bases de datos y demás recursos bibliográficos; es necesaria la inversión en visibilidad, la cual va desde la inversión en nuestras revistas, que son canales de confianza y de diálogo entre las comunidades de investigadores (claro, no para construir conocimiento endogámico y convertirlas en el lugar común donde publican nuestros investigadores) si no para ser canal de diálogo académico con el mundo.

Por otro lado, esta visibilidad implica invertir en que nuestros investigadores publiquen en revistas de todo el mundo y de calidad, que aprendan de la retroalimentación de pares externos. También es indispensable invertir en acciones para hacer visible el conocimiento en eventos académicos donde encuentren pares para dialogar, y en las redes de circulación de conocimiento; necesitamos que nuestros investigadores puedan construir redes o participar en las ya existentes, pues solo investigadores que se encuentren en estas redes de conocimiento pueden sostener la investigación de punta y lograr impactar la sociedad con el conocimiento producido.

La participación en redes académicas, profesionales y sociales es determinante en la medida en que unas y otras tienen diversas funciones; las primeras están en la búsqueda de intercambio de las fronteras del conocimiento, las segundas buscan impactar al mundo profesional de forma que pueda ofrecer esa mirada de frontera del conocimiento a la formación y la acción de los profesionales (participar en los colegios y asociaciones profesionales permite generar espacios de diálogo con la sociedad ) y, por último, participar en los debates sociales que son críticos para el desarrollo de nuestro país.

Hoy tenemos suficiente información que muestra que estos tres tipos de espacios están conectados, y que las instituciones deben contar con estrategias orientadas a la visibilidad del conocimiento que trasciendan los espacios institucionales y que permitan que el conocimiento producido por la universidad impacte la sociedad. Este es uno de los retos centrales que debemos priorizar.

Maria Constanza Aguilar Bustamante
Editora

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