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Diversitas: Perspectivas en Psicología

versão impressa ISSN 1794-9998

Divers.: Perspect. Psicol. vol.18 no.1 Bogotá jan./jun. 2022  Epub 01-Jan-2022

https://doi.org/10.15332/22563067.7878 

Artículos

Técnicas y estrategias implementadas en la intervención con familias en temas de crianza*

Techniques and Strategies Implemented in the Intervention With Families on Parenting Issues

Ledy Maryory Bedoya Cardonaa  1 
http://orcid.org/0000-0003-4943-3256

Ovidio Herrera Rivera2 
http://orcid.org/0000-0002-0872-7840

1Universidad Católica Luis Amigó, Medellín

2Universidad Católica Luis Amigó, Medellín


Resumen

Este artículo distingue algunas estrategias y técnicas privilegiadas por los profesionales del área psicosocial (psicología, trabajo social, desarrollo familiar y terapia familiar) que trabajan con familias que consultan por temas relacionados con la crianza. Bajo un enfoque metodológico cualitativo y el uso del análisis de contenido como método principal, los resultados dan cuenta de estrategias y técnicas dirigidas a familias, niños y padres o cuidadores, en correspondencia con el modelo clínico de enfoque sistémico y conductual; el modelo educativo (informativo, instructivo) y el modelo comunitario. Se concluye la importancia de fomentar la autobservación en el ejercicio profesional, en el cual es vigente el acompañamiento familiar de múltiples formas, como intervenciones focalizadas, interdisciplinares y domiciliarias, con talleres, el uso de preguntas circulares y el genograma, entre otras técnicas que requieren implementaciones responsables, en el marco de conversaciones reflexivas.

Palabras clave Intervención; familia; crianza; estrategias; técnicas

Abstract

This article distinguishes some strategies and techniques chosen by professionals in the psychosocial area (psychology, social work, family development, and family therapy) who work with families consulting on issues related to parenting. Under a qualitative methodological approach and the use of content analysis as the main method, the results show strategies and techniques directed to families, children, and parents or caregivers, in correspondence with the clinical model of systemic and behavioral approach, the educational model (informative, instructive), and the community model. It is concluded the importance of promoting self‑observation in professional practice, in which family companionship in multiple forms is in force, such as focused, interdisciplinary, and home-based interventions, workshops, the use of circular questions, and the genogram, among other techniques that require responsible implementations, within the framework of reflective conversations.

Keywords intervention; family; parenting; strategies; techniques

Lo más estratégico que puedo decir, es que el objetivo de nuestro encuentro trascenderá la implementación de una técnica.

Introducción

La intervención profesional en temas de crianza ha sido un tópico de interés creciente. La infancia, que se hizo visible como categoría de estudio diferenciada de la adultez hasta el siglo S. XVIII - XIX a partir de la modernidad (Rojas, 2001), ha generado reflexión en diversas disciplinas y se ha particularizado en las creencias, pautas y prácticas de cada cultura, siendo un tema de interés histórico con distintos matices. Vale mencionar que a partir de la aprobación de la Convención Internacional de los Derechos del niño (ONU, 1989) como lo plantean Mieles y Acosta (2012, p. 208) “emerge una nueva perspectiva en la valoración de la infancia y esta aparece como actor social importante”, lo cual la ubica como foco de atención de diversas profesiones.

Existe una relación entre la infancia, la familia y la crianza. Se reconoce a la infancia como categoría sociopolítica (Alzate, 2004), en la cual niños y adolescentes emergen con la condición de sujetos. La familia es el contexto más próximo en el cual nacen, crecen y se desarrollan en relación con otros contextos y la crianza es el conjunto de prácticas, pautas y creencias que le dan sentido al acompañamiento y cuidado que proveen los padres o adultos cuidadores. Plantean Posada y Gómez (2002) que “las prácticas de crianza son determinadas por las características de la familia y los lazos interactivos que se dan en ella” (p.1). Como se plantea desde la etnopediatría, cada cultura transmite un modelo de atención y cuidado a la infancia “más o menos alejadas de las necesidades biológicas de los niños”. (Garrido, 2013, p. 54).

Frente al lugar de la familia en la crianza, se encuentran perspectivas de relaciones verticales en las cuales la atención se centra principalmente en padres, madres y cuidadores responsables del acompañamiento, y otras perspectivas de relaciones horizontales en las cuales padres e hijos en interacción, son vistos como coparticipes del proceso de crianza. Al respecto Moreno (2008) plantea que “la visión del padre y madre como centrales en el proceso y los hijos e hijas como entes pasivos e influenciables, desde visiones secundariamente situadas, ha dominado la literatura en crianza y podemos catalogarla como unidireccional (…)”. (p. 144). En relación con esto, estudios como el de Esteban y Firbank (2019), destacan el auge que en los últimos años han tenido los programas de parentalidad positiva y las acciones encaminadas a mejorar las prácticas parentales de crianza, en relación con los desarrollos políticos.

El interés científico por la familia, si bien se considera con mayor fuerza en Colombia a partir de los años 80, se reconoce a partir de los años 30 cuando ya se hacía referencia a la familia como área de creciente atención (Suarez y Restrepo, 2005). Múltiples disciplinas y profesiones han realizado contribuciones al tema; ya sea considerándola unidad de estudio o tema importante en relación a sus intereses, “subcampos centrados en la familia como unidad de estudio, análisis y servicio”. (López y Herrera, 2013, p.68). Los planteamientos respecto al campo de familia como objeto o sujeto de estudio y atención ratifican su reconocimiento como campo de reflexión, construcción y acción desde una línea teórica, investigativa y de intervención.

En el campo de la intervención se reconocen los aportes de disciplinas y profesiones como el trabajo social, la psicología, el desarrollo familiar y la terapia de familia como especialidad, entre otras. Estas áreas han desplegado acciones que convergen en el bienestar de las familias y los individuos, en mayor o menor proporción desde un enfoque individual, socio cultural o relacional. Aunque desde cada una se han planteado necesidades y rutas metodológicas diferentes, se destaca en todas ellas la participación en lo que se ha denominado como intervención psicosocial, la cual adquiere particularidades que se han otorgado al inscribirse dicha categoría.

Etimológicamente la palabra intervención se refiere al “acto de venir entre” (Anders, 2020) y supone actuaciones que se dan entre individuos. Al respecto, Carballeda, (2013) define la intervención en lo social como “dispositivo articulador de diálogos”, dejando ver la intervención más que como una acción, como una red de discursos y de interacciones singulares que pueden leerse dinámicas, de posibilidad, y de evidencia de las construcciones que emergen de los sujetos.

En la intervención psicosocial con familias y la forma en que esta se ha proyectado en la crianza, es común encontrar información especializada en la temática, pero no es común encontrar teorías, enfoques, metodologías, estrategias o técnicas que tracen rutas específicas para el abordaje de dichos temas. Si bien existen propuestas, investigaciones, y publicaciones que dan cuenta de algunos abordajes (Díaz y De la Calle, 2016; Hidalgo, 2018; Paredes, 2015; Quintero, 2009), no se encuentran modelos que abarquen la complejidad del tema y la cantidad de elementos o condiciones que hacen parte de la triada infancia, crianza, familia, y su intervención en la contemporaneidad.

En la intervención familiar se reconocen como niveles: la asesoría, la orientación, la promoción y prevención, y la terapia familiar clínica (Quintero, 1997). También se distinguen como modelos en cuanto a descripción de diseños estructuras o componentes de un proceso de intervención, el modelo clínico, educativo y comunitario. (Máiquez y Capote, 2001). Al respecto Suarez y Restrepo (2005) reconocen en una primera modalidad, la orientación y la terapia familiar y en una segunda modalidad la educación para la vida familiar, y plantean que:

[…] En el proceso de intervención inherente al ejercicio de la profesión en familia, se han identificado dos corrientes de trabajo: una aborda situaciones desde una perspectiva epidemiológica y se centra en la identificación de crisis o situaciones problemáticas y en su tratamiento ya sea individual o colectivo. La otra es un modelo básicamente educativo que se orienta hacia la promoción de contextos de vida familiar favorables al desarrollo humano de sus miembros […] (Suarez y Restrepo, 2005, p. 13).

En particular, desde el trabajo social se encuentran aportes a las intervenciones psicosociales con familias en temas de crianza, en el contexto local (Quintero, 2009, 2010). Estos aportes señalan el valor del fortalecimiento y dinamización de las escuelas de padres, análisis de las interrelaciones familiares (enfoque sistémico), el análisis de la comunicación familiar, la visita domiciliaria y la entrevista, en relación con el enfoque restaurativo. A nivel nacional, en Colombia, se destacan resultados de investigaciones desarrolladas en Cali (Micolta, 2007) y Bogotá (Barreto y Yanguma, 2015), las cuales plantean componentes básicos para la atención psicosocial a madres adultas y adolescentes, la importancia de comprender la organización social del cuidado de niños y niñas en el marco de estrategias locales y la utilidad de la terapia familiar y el enfoque sistémico en las intervenciones con familia.

En el panorama latinoamericano, se encuentran aportes de Chile (Ruiz, 2012; Saavedra 2013), Argentina (Vargas y Oros, 2011), Brasil (Bolsanello y Pérez, 2006) y México (Morales y Vázquez, 2014), en donde se señalan elementos comunes como la importancia al reconocimiento de los recursos y las potencialidades familiares, particularmente en casos de vulnerabilidad; el reconocimiento del contexto en el cual se encuentran inmersas las familias, el enfoque sistémico, la terapia familiar y los enfoques centrados en recursos. Finalmente, en el contexto internacional se encuentran aportes de España (Ramos et ál., 2016) que destacan estrategias psicoeducativas y socioeducativas en escenarios comunitarios y la importancia de la atención integral a la familia, particularmente desde acciones preventivas y en contextos vulnerables o desfavorecidos.

Particularizar la intervención familiar en temas de crianza no es un asunto sencillo, dado que son variadas las posibilidades de abordaje y dependen de múltiples factores. La información en relación con la infancia es amplia, al igual que la perspectiva de la crianza. Sin embargo, centra la atención el hecho de tratarse de un tema vigente del cual no se encuentra información precisa respecto a las rutas metodológicas siendo este un eje transversal en la atención. Las técnicas en la intervención con familias ocupan un papel importante al convertirse en acciones portadoras de significado, acciones que operativizan las intenciones del profesional y constituyen un puente entre sus objetivos y las necesidades de las familias.

En los ejercicios de implementación y operativización es viable advertir el riesgo que posee el profesional de caer entre la trivialización y la extralimitación de las técnicas, en la medida en que en las prácticas cotidianas es posible centrar demasiado la atención en la acción, la tarea, la propuesta y el procedimiento, desdibujando el marco referencial del cual emergen. En palabras de Varela (2001) “la aplicación mecánica, despersonalización, descontextualización y superficialidad”. (p. 6). Esto en relación con las demandas que tanto instituciones como familias realizan en términos de eficacia, esperando cambios evidentes en cortos períodos. Al mismo tiempo, el profesional corre el riesgo de manera contraria de extralimitarse en el uso de las técnicas, desdibujándolas como recurso que posee la cualidad de posibilitar, conectar como un puente la intención con el resultado por medio de la implementación contextualizada en correspondencia con las características y realidades de las familias, niños y adolescentes con quienes se implementan.

Reconociendo lo anterior, el grupo de investigación en Familia de la Universidad Católica Luis Amigó realiza la investigación titulada Formas de intervención psicosocial con familias en temas de crianza (2019), con el objetivo de identificar formas de intervención de los profesionales del área psicosocial (psicología, trabajo social, desarrollo familiar y terapia familiar) que trabajan con familias que consultan por temas relacionados con la crianza de niños y niñas entre 1 y 14 años de edad, en la Ciudad de Medellín. Entre sus objetivos específicos se propone distinguir estrategias y técnicas propuestas por dichos profesionales. En este sentido, es interés del presente artículo plantear algunas estrategias y técnicas privilegiadas por los profesionales del área psicosocial como resultado del ejercicio investigativo que busca aportar elementos de análisis y reflexión que nutran la intervención en el tema.

Las técnicas y las estrategias en la intervención con familias

La técnica es reconocida principalmente en relación al procedimiento. Esta palabra proviene del griego tekhnicos que significa relativo al hacer (Anders, 2020). Sin embargo, la técnica debe ser comprendida en el marco metodológico y conceptual que soporta la intervención.

[…] Según su etimología, la noción de “técnica” proviene del latín technicus, y este del griego τεχνική, de τέχνη, arte, y en “su primera acepción como sustantivo, este término designa un conjunto de habilidades y procedimientos que siguen ciertas reglas establecidas y más o menos codificadas para hacer algo en función de un determinado fin […] (Cortés y Martínez, 1996, citados por Travi, 2007, p. 202).

La técnica y la estrategia en la intervención con familias han ocupado un lugar importante. Desde los inicios de las atenciones familiares en el trabajo social de caso (Case Work) propuesto por Mary Richmond en los años 20, el desarrollo familiar en los 80’s, la terapia familiar que emerge desde la década del 40 y la psicología desde sus diferentes enfoques, la pregunta por el cómo ha sido relevante y alude a los procesos metodológicos que se consideran necesarios para lograr los objetivos de la intervención. Las técnicas han sido relacionadas con la praxis que sin lugar a duda se incluye en los procesos de intervención. Al respecto, Aguilar (2013) realizando una distinción entre técnica y tecnología plantea: “Cuando hablamos de técnica hacemos referencia a un conjunto de acciones (actos técnicos) realizados conforme a reglas empíricas que se llevan a cabo para hacer algo”. (p. 82). La misma autora se refiere a ella como el saber hacer, y la utilización de procedimientos sistemáticos.

Si bien, las técnicas pueden ser evidentes, es necesario reconocer el amplio escenario en el cual se encuentran inmersas y las características e intenciones de las cuales emergen. La técnica que participa en la búsqueda del cambio debe hacer parte de una propuesta metodológica que contemple tanto la fundamentación teórica como una guía procedimental. Plantea Aguilar (2013) que, al referirse a la metodología como estudio del método se suele usar el término en dos alcances: por un lado, el estudio de los métodos y por otro, el estudio de los supuestos ontológicos, lógicos, epistemológicos, semánticos, gnoseológicos, paradigmáticos y modelos. En el marco de una guía metodológica, según el objetivo de intervención, la técnica corresponde a la consecución de un fin, en algunos casos la modificación de una conducta, la modificación de un pensamiento, la incursión de nuevas ideas, el cuestionamiento, replanteamiento de una creencia, o la confrontación, entre otras posibilidades.

La intervención profesional requiere conocimientos teóricos y prácticos. El primero se refiere a los aprendizajes alcanzados en la formación, al marco conceptual, bagaje referencial, la fundamentación epistemológica que guía las acciones y el segundo a las habilidades que le permiten conjugar los conocimientos y las intenciones con las realidades de aquellos con quienes interviene. El conocimiento práctico se encuentra relacionado con la lectura de contextos, de aperturas, oportunidades, la capacidad de establecer relaciones, advertir riesgos y posibilidades y proyectar, aunque sea de manera inicial el posible efecto de un acto. Al momento de implementar una técnica, el profesional realiza un despliegue de recursos que se espera resulte en beneficio de la familia y el proceso que realiza. No es la familia quien debe ajustarse a la técnica, sino el profesional con su bagaje quien debe elegir una técnica acorde a la situación y la familia, o en palabras de Varela (2001) “teorías y técnicas al servicio de las personas” (p. 3), reconociendo que, el profesional posee un amplio espectro de posibilidades que no se limita a un modelo específico, siempre que se inserte en una estrategia coherente. Retomando estas ideas se destaca que la intervención profesional se establece entre personas y relaciones (Whitaker y Bumberry, 1990) y es entre estas que los conocimientos teóricos y prácticos cobran sentido.

En la intervención con familias en temas de crianza, algunas de las técnicas más referenciadas son la entrevista individual o familiar, la observación, el juego de roles, la enseñanza a través de las preguntas, la escucha, la recapitulación, la clarificación, las alternativas positivas, el humor, el señalamiento de mandatos familiares, entre otros (Donoso y Saldias, 1998). El genograma, y el ecomapa reconocidos como herramientas de graficación familiar, y como técnicas en tanto sean desarrollados en un contexto de conversación y reflexión.

Las estrategias, en una línea similar pero con menores descripciones, también hacen parte de los procesos metodológicos y pueden equipararse con la elección o el despliegue de recursos considerados necesarios para alcanzar el fin. Etimológicamente la palabra estrategia del griego strategia se refiere al arte de dirigir ejércitos, también en relación con la palabra estratagema strategema que significa maniobra (Anders, 2020). Diseñar una estrategia implica considerar entre los caminos posibles (metodologías) y las herramientas más viables (técnicas), aquellos que acorde a la lectura de la situación, resultan más coherentes y alcanzables.

En la intervención con familias en temas de crianza se identifican una amplia variedad de estrategias, como son, redes de apoyo, conversaciones, acompañamiento y paneles informativos (Saavedra, 2013); evaluación socio familiar, coordinación interinstitucional, intersectorial y multidisciplinaria (Quintero, 2009, 2010); estrategias de atención diferencial (Micolta, 2007); terapia familiar comunitaria con enfoque de habilidades para la vida (Terranova et ál., 2014); estrategias educativas (Betancourt y Escobar 2016); estrategias locales, terapia familiar (Barreto y Yanguma, 2015); estrategia socioeducativa (Díaz y De la calle, 2016); videoforum como estrategia de reflexión (Núñez, 1998); diagnóstico o evaluación familiar, programas de crianza para padres (Solís et ál., 2014); programas de prevención, atención, apoyo e intervención (Gómez y Haz, 2008); estrategias de intervención grupal e individual, estrategias de capacitación (Fresno y Segado, 2013). Para el caso de Colombia, se reconoce como estrategia Nacional de atención a la primera infancia el programa de Cero a siempre aprobada como ley de la república el 2 de agosto de 2016 y particularmente en la Ciudad de Medellín, el programa buen comienzo como programa de atención integral a niños, niñas y sus familias durante los primeros cinco años de vida.

Teniendo en cuenta este panorama, la investigación desarrollada por el grupo familia, desarrollo y calidad de vida, de la cual da cuenta este artículo, representa una contribución a la identificación de prácticas y estrategias implementadas por profesionales que trabajan con familias en temas de crianza, asunto que se advierte impreciso en investigaciones previas, dado que si bien se hallan técnicas y estrategias, estas no precisan las particularidades propias del acompañamiento a familias que transitan por estos períodos de la vida, encontrándose en varios casos generalizadas.

Método

El presente artículo es resultado de la investigación formas de acompañamiento en los procesos de crianza de familias contemporáneas (2018), cuyo objetivo general fue identificar formas de intervención de los profesionales del área psicosocial (psicología, trabajo social, desarrollo familiar y terapia familiar) que trabajan con familias que consultan por temas relacionados con la crianza de niños y niñas entre 1 y 14 años de edad, en la Ciudad de Medellín. En el proceso de dicha identificación, se desarrolló como objetivo específico la distinción de técnicas y estrategias privilegiadas por dichos profesionales.

La investigación se enmarcó en un paradigma cualitativo al ocuparse de las interpretaciones y el contenido de las relaciones e interacciones de los profesionales que intervienen con familias en proceso de crianza, desde la cual se vinculan experiencias, prácticas y técnicas que le imprimen significado al contexto de este tipo de intervenciones. Igualmente, la investigación confiere un sentido hermenéutico, que incluye un proceso interpretativo y analítico de las formas en que los profesionales conciben la crianza en la familia.

Participantes

Participaron l6 profesionales con experiencia mínima de 2 años en la intervención con familias y el abordaje en temas de crianza. Entre estos: cuatro psicólogas, cuatro trabajadores sociales (un hombre, tres mujeres), cuatro profesionales en desarrollo familiar (un hombre, tres mujeres) y cuatro terapeutas de familia (un hombre, tres mujeres) de la ciudad de Medellín. El contacto se estableció en cadena, logrando entre los participantes la referencia de colegas o compañeros con las características requeridas y que se desempeñaran en atención a la primera infancia en programas e instituciones púbicas y en consulta privada.

Procedimiento e instrumentos

Se realizaron entrevistas con una duración entre 60 y 90 minutos previo consentimiento de los participantes. En el desarrollo del trabajo se realizó un análisis de contenido como método principal. En estos se consideraron como categorías centrales: la intervención psicosocial en temas de crianza y la demanda de intervención, reconociendo en la primera como categorías de segundo orden teoría, metodología, estrategias, técnicas y creencias de los profesionales; y en la segunda los motivos de consulta referidos por las familias que con ellos usualmente consultaban. En el proceso de análisis se hizo uso del software Atlas ti para la codificación y el uso de matrices en el relacionamiento de contenidos y análisis. El presente artículo se centró en los hallazgos de técnicas y estrategias, aunque se mantuvo el marco general de manera orientadora.

Resultados

A continuación, se presentan las estrategias y técnicas referidas por los profesionales psicosociales que participaron de este estudio y sus descripciones. En la tabla 1 pueden observarse diversas técnicas que los profesionales emplean en la atención familiar en temas de crianza. Algunas de estas como la entrevista, la escucha, el genograma y el uso de lenguajes expresivos también son referenciadas como estrategias. El objetivo planteado en la tabla corresponde a una generalidad en la implementación de la técnica.

Tabla 1. Técnicas empleadas por los profesionales entrevistados 

Fuente: elaboración propia

Preguntas reflexivas y preguntas circulares1: particularmente los terapeutas familiares se refieren a este tipo de preguntas como algunas de las técnicas más empleadas en la intervención con familias, no exclusivamente para los temas de crianza, aunque en este también reconocen su utilidad. De manera similar, aunque sin especificar el tipo de pregunta, otros profesionales en desarrollo familiar se refieren a las preguntas como técnicas que promueven la conversación. “[…] aunque no hacemos terapias por eso hablo de los lenguajes expresivos, lo de la circulación de la palabra a través de las preguntas […]”. (DF); “[…] Utilizamos lo que son las diferentes preguntas, las preguntas reflexivas, circulares, donde se trate de construir lo que es la realidad familiar actualmente […]” (TF).

Taller y taller reflexivo: una de las técnicas más empleada que se implementa con grupos en diferentes modalidades, una de estas el taller reflexivo, por medio del cual se busca propiciar la reflexión entre los participantes frente al tema abordado, implica interacción y construcciones conjuntas. Aunque es reconocido como metodología de intervención grupal, los profesionales se refieren a este como técnica de intervención. “[…] se trabajan temas de reflexión como el papel de los padres y la connotación de los estilos, por edad, padres de familia en primera infancia, segunda infancia y adolescencia, un taller reflexivo para cada tema […]”. (DF); “[…] Nosotros hacemos talleres con los padres de familia y hacemos acompañamientos en el hogar […]”. (TS).

Técnicas interactivas: mural, juicio, silueta, cartografía, colcha de retazos, fotolenguaje: en estas técnicas, los profesionales de desarrollo familiar y alguno de psicología, se refieren a técnicas de interacción grupal con las cuales se propicia el encuentro, la reflexión, la interacción de ideas y el empoderamiento tanto de grupos como de comunidades. “[…] Yo uso las técnicas interactivas de participación, participación activa como el juicio, la silueta, la cartografía […]” (DF); “[…] Técnicas interactivas como la colcha de retazos, no recuerdo que otra[…]” (PS).

Juego de roles: esta técnica proporciona, en palabras de los entrevistados, la posibilidad de intercambiar papeles y funciones que se ven reflejadas en presencia del profesional y que ayudan a identificar formas de relación y reflexión, especialmente de los adultos ante las percepciones que los hijos tienen de ellos. Es necesario mencionar que esta técnica proporciona amplias posibilidades en el momento de la implementación dado que puede usarse en todo tipo de relaciones y tanto en actividades grupales como en la consulta. “[…] el juego de roles, me encanta ese juego, que el niño juegue al rol de ser papá y el papá juegue a ser niño, entonces allí ellos se observan y se comprende acerca de las relaciones que están teniendo […]” (DF).

Técnicas operantes: paleta de carita triste y feliz con los más pequeños, refuerzo, castigo: particularmente los psicólogos y una trabajadora social hacen alusión a estas técnicas como aquellas que permiten trabajar sobre las conductas, y en temas de crianza resultan útiles y responden a las expectativas de cambio que los padres tienen sobre los hijos. “[…] cuando yo estoy hablando de las técnicas operantes de reducción o eliminación de las conductas, entonces empiezo a buscar reforzadores que trabajen en esa conducta que yo quiero conseguir del niño […]” (PS).

Lenguajes expresivos y corporales: arte terapia, dibujo cuentos, música, danza, juego: representantes de las profesiones participantes relacionan técnicas con el arte y la pintura para trabajar especialmente con los niños. El dibujo refleja emociones y percepciones del niño, además de dar información o pistas de las relaciones familiares, el cuento permite conocer pensamientos, emociones y percepciones de los niños en sus narraciones e historias, el juego permite la interacción con los niños a partir del reconocimiento de su mundo simbólico y la danza, la música y arteterapia que también como estrategias plantean rutas expresivas y emocionales para abordar temáticas y vivencias familiares como la crianza. “[…] la técnica que yo más he utilizado con los niños es el dibujo de la familia, porque allí nos da luz a ciertas situaciones desde la relación de la dignidad, consigo mismo y la relación con sus padres […]” (DF).

Escucha: aunque pareciera una condición inherente a la intervención, la escucha es identificada por algunos profesionales como técnica fundamental en el trabajo con familias. Escuchar atenta y activamente permite orientar las intervenciones de manera más asertiva en pro de un objetivo, también favorece la alianza y la sintonía entre los miembros de las familias y los profesionales. “[…] es escuchar e ir analizando, como desde el discurso de cada persona y eso le va dando a uno como la estrategia o como la idea de mirar como más se puede intervenir […]” (TS); “[…] la escucha activa, la palabra, el silencio del cuerpo, la mirada, escuchar al otro en su esencia, es otra herramienta que me parece muy linda, que además la narrativa no solamente se queda en herramienta sino también en un modelo […]” (DF).

Entrevista: “[…] entonces a través de entrevista indago prácticas cotidianas de crianza en educación y teniendo esa información ofrezco algunas herramientas y los invito a que construyamos juntos […]” (PS). Profesionales en trabajo social y psicología identifican la entrevista como herramienta y como técnica, en tanto permite el encuentro, el diálogo, la indagación y la evidencia de situaciones presentes en las familias. Para algunas terapeutas familiares más que una técnica es reconocida como estrategia que posibilita el cambio. “[…] normalmente uno hace una entrevista, de ella, empiezan a surgir ciertas necesidades, o cosas que van orientando, pistas, que usted puede empezar a trabajar, con él en su caso y de manera grupal o familiar […]” (TS).

Genograma: es reconocido por terapeutas familiares como herramienta, estrategia y técnica. Como técnica se acompaña de preguntas que promuevan el logro de un objetivo. Al respecto un terapeuta familiar plantea: “[…] el genograma como estrategia que nos permite diagramar la estructura de la familia y complementar con los componentes relacionales, pienso que eso a través de preguntas reflexivas, circulares puede profundizar en el campo relacional […]” (TF).

Otro de los temas explorados en esta investigación está relacionado con las estrategias identificadas por los profesionales en su intervención con familias al abordar la crianza. En la tabla 2 se detallan los principales hallazgos. Algunas de estas estrategias no son de uso común por ciertas disciplinas, por lo cual su aplicación obedece a intereses de los profesionales que participaron de la investigación.

Tabla 2. Estrategias empleadas por los profesionales entrevistados 

Fuente: elaboración propia

Acompañamiento familiar: se refieren los profesionales a una estrategia de acompañamiento que involucra todos los miembros del sistema familiar directa o indirectamente en la situación. Consideran a los niños parte importante de la familia y del proceso de cambio. En dicho acompañamiento para algunos profesionales (pocos en este caso) el diagnóstico y la lectura del contexto son parte de la estrategia. “[…] sí un profesional se diera la tarea de sentarse a escuchar un niño, sería mucho lo que aprendiera, porque para mí los niños son grandes maestros […]” (DF); “[…] el tema de solidaridad y sinergia del grupo familiar con el menor, el como yo vinculo al niño a que se vuelva práctico, recursivo y que también hiciera parte de ese resultado que queríamos en el grupo familiar […]” (DF).

Intervención con los padres o cuidadores: en los procesos de crianza, la mayoría de los profesionales entrevistados consideraron que gran parte de la responsabilidad del cambio reposa en los adultos más que en los niños. Recurren como estrategia al trabajo con los padres o adultos cuidadores en actividades grupales o individuales, pero sin la presencia de los niños, en pro de una mejor orientación o asesoría. “[…] me parece más importante que la información se haga desde los adultos, para que puedan generar unas trasformaciones en las nuevas generaciones […]” (TF); “[…] los padres juegan un papel muy importante, también los profesores y por eso yo les estaba diciendo que trabajo desde Vygotsky, porque reconoce, por decirlo así, la importancia, que los adultos tienen, su conocimiento más avanzado para ayudar al niño […]” (PS).

Intervención focalizada con familias que comparten la misma problemática: al referirse a las estrategias de intervención focalizada, desde trabajo social una de las entrevistadas, relaciona el trabajo grupal con las familias que comparten situaciones o motivos de consulta. También una de las psicólogas menciona esta forma de trabajo como grupos focales por temáticas. Coinciden en su implementación tanto con grupos de padres o cuidadores como con grupo de niños. “[…] hay dos o tres formas de intervención: individual, a nivel grupal y focalizada. Focalizada porque ahorita habla del enfoque diferencial, si bien las familias llegan con problemáticas podríamos decir que son como parecidas, pero no todas tienen la misma raíz […]” (TS).

Lenguajes expresivos y corporales – arte terapia: desde las prácticas de profesionales en desarrollo familiar también se plantean algunas estrategias relacionadas con el arte y la expresión corporal en relación con la pedagogía experiencial o “pedagogías de lo sensible” y el desarrollo de actividades que promueven la libre expresión, la reflexión, la sensibilidad emocional, la creatividad, el juego, el reconocimiento y manejo de las emociones. Estas se dirigen tanto a los niños y niñas como a los adultos en metodologías grupales o individuales y particularmente en estos últimos (adultos) resulta una estrategia adecuada para disminuir el nivel de ansiedad y tensión, especialmente cuando las familias son derivadas por instituciones legales. “[…] capacidades manuales, artísticas y sensibilidad musical, cuando hablamos de pedagogías de lo sensible, hablamos de todo lo que tiene que ver con la estética, lo bello, el arte y la belleza sensible, eso tiene mucho que ver con la infancia […]” (DF).

Intervención interdisciplinar: se contempla en la interdisciplinariedad la posibilidad de trabajar con otros profesionales o en equipo para dar respuesta a las demandas de las familias y la posibilidad de remitir o activar rutas de atención (particularmente en los casos en que se evidencia vulneración de derechos) cuando así se requiera o en sintonía con la Ley de Protección a la Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 2006). Con los niños se realizan observación intencionada. “[…] volverse un interdisciplinario, o sea, ahí no tenemos marcha atrás, lo dijo Edgar Moran […]” (TF).

Asambleas, tertulias: los profesionales en desarrollo familiar mencionan las tertulias y las asambleas como estrategia que permite el encuentro y la conversación entre los miembros de la familia. “[…] asambleas familiares, tertulias familiares, escuela para familias que te sirven, por eso yo no hablo, nosotros no hablamos de escuela para, escuela de familia, si no tertulias con las familias y asambleas familiares […]” (DF).

Visita domiciliaria: algunos profesionales en desarrollo familiar, trabajo social y psicología hacen alusión a la atención domiciliaria como estrategia que les permite mayor acercamiento al grupo familiar y conocimiento del contexto. La atención domiciliaria no se limita a la visita exploratoria o diagnóstica, sino que se relaciona con implementación y el uso de diversas técnicas en el domicilio de las familias. “[…] nosotros hacemos talleres con los padres y hacemos acompañamientos en el hogar, entonces los talleres son en general, nosotros vamos a los encuentros que se programan desde la modalidad familiar y tocamos temas en relación a la crianza […]” (PS).

Impacto en redes sociales: en el caso de una de las terapeutas familiares entrevistadas, el uso de las redes sociales es una estrategia que le permite acercamiento y contacto con las familias. Facebook, Instagram, y diversas modalidades virtuales le permiten consolidar redes, promover eventos e interactuar en asesorías con padres, madres y cuidadores interesados en el tema de crianza. Además de la utilización como medio en el cual puede divulgar información en videos o material de fácil acceso. “[…] talleres reflexivos, charlas o conferencias, impacto en redes sociales y medios de comunicación, asesoría y acompañamiento familiar […]” (TF). La misma profesional y otras trabajadoras sociales refieren las charlas y conferencias como estrategia de acercamiento, difusión y formación para las familias.

Discusión

Entre técnicas y estrategias

Como se menciona al inicio del presente artículo y de acuerdo con lo registrado en los hallazgos, las técnicas y las estrategias ocupan un papel privilegiado para los profesionales en la intervención con familias. Si bien es claro que estas son parte del cuerpo conceptual y metodológico que adquieren en la formación, también es claro que las técnicas y las estrategias se convierten en herramientas visibles, y altamente significativas para el logro de objetivos. Desde la perspectiva de la intervención psicosocial en temas de crianza, diferentes disciplinas y profesiones se complementan en el uso de metodologías y técnicas para la atención (Castrillón y Alzate, 2016). Se encontró que las técnicas son empleadas como puente que conecta propósito y logro. Algunas más sutiles, otras más directas e impactantes, pero al servicio de la intervención y de la familia. Aclarando que hablar de técnicas en profesiones como trabajo social, psicología, desarrollo familiar y especialidades como la terapia de familia sería explorar un universo amplio, se plantea en relación con lo analizado, que al particularizar la intervención en temas de crianza los hallazgos son más coincidentes que divergentes y a pesar de la diferenciación que cada una pueda hacer en su uso, parecen servir al mismo propósito.

Se hace necesario considerar ideas respecto a lo que la intervención representa para cada profesión, reconociendo que la terapia familiar, a diferencia de las demás, es una titulación postgrado que coincide con la psicología en la intervención clínica, mientras que el trabajo social y el desarrollo familiar desarrollan sus acciones en niveles de orientación, asesoría, promoción y prevención específicamente, de acuerdo a los niveles de intervención familiar propuestos por Quintero (1997). En todas se reconoce la dimensión operativa o práctica, pero cada una es nutrida por premisas epistemológicas distintas y rutas metodológicas variadas.

En el amplio panorama de la intervención psicosocial que involucra el trabajo interdisciplinario y las diversas dimensiones del ser humano, las intervenciones desde esta perspectiva, están centradas en la integralidad del ser y la relación entre su dimensión psicológica y social, a la vez la ambigüedad de lo psicosocial remite a la búsqueda de claridad frente al significado y las implicaciones de estas dimensiones. Pensar el sujeto como ser social, emocional, cognoscitivo, relacional, político y humano, lo circunscribe desde una perspectiva integral u holística, en la cual, la intervención puede trazarse de múltiples formas.

De manera sincrónica, el trabajo social preocupado por problemas sociales, “la mejora de las relaciones interpersonales y de las situaciones vitales del cliente” (Viscarret, 2009, p. 306), la psicología por los procesos intrapsíquicos, el desarrollo familiar y la terapia familiar por la familia, se encuentran en el abordaje de un tema tan complejo como la crianza, y coinciden en propender por el bienestar de los niños y por la implementación de estrategias y técnicas que les permitan a su modo de ver, de forma eficaz dar respuesta a los motivos de consulta en beneficio de los implicados.

Entre el desarrollo de técnicas y estrategias los profesionales reconocen metodologías y teorías en las cuales se inscriben sus prácticas. Sin embargo, algunas parecen no ser muy claras y resultan convirtiéndose en prácticas que se repiten en el marco de ideas generalizadas que, de acuerdo con las afirmaciones de Varela (2001), incurren en una tendencia a la aplicación mecánica. Abordar los temas de autoridad, normas, límites, comunicación y afecto parece ser parte de lo indispensable, también la asesoría en la cual el profesional demuestra más experticia que la familia y guía con orientaciones concretas, basado en el supuesto del “deber ser” que probablemente se encuentra fundamentado en su postura epistemológica nutrida tanto por sus conocimientos como sus creencias.

De acuerdo con Aguilar (2013), “el propósito de toda metodología no es el de ofrecer reglas para conocer, sino una <lógica del descubrimiento> expresada en un conjunto de métodos que se operacionalizan en técnicas y procedimientos” (p. 149). Entre las metodologías identificadas por los profesionales entrevistados se encuentran la atención individual, grupal, focalizada y comunitaria. Principalmente en las tres últimas se considera el trabajo interdisciplinario y la vinculación de Instituciones o comunidad y cada una propone etapas diferentes del proceso metodológico, como plantea Aguilar (2013) también reconociendo este como estrategia de acción. Sin embargo, lo que no aparece muy claro en el discurso de los profesionales entrevistados, es la forma en que la técnica o estrategia implementada responde al objetivo inscrito en la propuesta metodológica de forma clara o coherentemente argumentada con los presupuestos teóricos.

Al respecto, los referentes conceptuales relacionados en las entrevistas, son la teoría sistémica, analítica, crítica, de la comunicación, constructivista, construccionista, humanista, teorías del desarrollo, del apego, conductual, socioculturales, cognitivo conductuales, neurodesarrollo, neuropsicología, psicoanálisis relacional, enfoque fenomenológico, enfoque de desarrollo sostenible, política pública y desarrollo infantil temprano (Ley 1098 de 2006), enfoque restaurativo y desde los lineamientos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) el enfoque diferencial y el modelo solidario. Si bien es claro un bagaje conceptual entre los entrevistados, lo que no resulta claro, es la forma en que las técnicas y estrategias implementadas se articulan a las fundamentaciones conceptuales, ni la relación particularizada entre una y otra. Se analiza que en el discurso pareciera que técnicas y estrategias pertenecen a subconjuntos distintos, evidenciando un faltante en la justificación para la elección e implementación de la técnica. Lo cual retomando a Varela (2001) vuelve a presentar el riesgo evidente de trivialización en las implementaciones, no por la falta de conocimientos teóricos sino por la falta de argumentaciones consistentes que trasciendan la superficialidad.

De lo más empleado a lo novedoso

Respecto a las estrategias y técnicas privilegiadas por los profesionales del área psicosocial que trabajan con familias y que consultan por temas relacionados con la crianza (psicología, trabajo social, desarrollo familiar y terapia familiar) se encuentra que las estrategias se dirigen fundamentalmente a la familia, los padres y los hijos.

Respecto a la familia se identifica el acompañamiento como estrategia que involucra a sus diferentes integrantes y las propuestas giran en torno a su participación en las conversaciones y encuentros familiares. Las visitas domiciliarias, clásicas en la intervención del trabajo social, se plantean como forma de acercamiento que facilita la intervención en casa, propiciando mayor participación de los integrantes e interactuando con las dinámicas propias del contexto familiar. Las tertulias y la asamblea familiar son referidas por profesionales del desarrollo familiar como reuniones para dialogar, expresar posiciones y tomar decisiones.

El acompañamiento es un término empleado principalmente por profesionales en desarrollo familiar y algunos terapeutas familiares y se refiere a una relación más horizontal entre profesional y la familia, en la cual, se acompaña a la familia en la identificación e implementación de sus propios recursos, es una propuesta promotora que busca la identificación y potencialización de las cualidades que la familia ya posee y que pueden resultar útiles para el cambio. En el caso particular de la crianza se reconocen creencias y se busca el reconocimiento de prácticas que han resultado legítimas en relación con los logros, para encontrar nuevas posibilidades de acción. También el termino acompañamiento ha sido usado como estrategia de programas de intervención con familias (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2019; Alcaldía de Medellín, Programa Medellín solidaria, 2013) y por profesionales del área psicosocial entre ellos también psicólogos y trabajadores sociales. De acuerdo a lo planteado por Viveros, Rodríguez, Herrera y López (2018):

[…] El acompañamiento familiar, el medio de proximidad de la disciplina, es también una construcción relacional del trabajo con familia; se realiza entre la familia y el profesional de Desarrollo Familiar, con apoyo o mediación institucional, y corresponde a un proceso, no a actividades puntuales. El enlace entre los conceptos y adquiere sentido cuando se descubre que allí surge una construcción epistémica relacional en cuya práctica se implica el trabajo con familia; es necesario ir con la familia, estar ahí, con sus integrantes, todos o algunos, en el hogar o fuera de este- en la escuela, la calle, el vecindario, la institución, etc. […] (p. 57).

Los terapeutas familiares mencionan como técnicas más empleadas las preguntas reflexivas propias de la entrevista como intervención en el contexto terapéutico, propuestas como forma de posibilitar la autocuración (Tomm, 1988), y las circulares que en el mismo contexto permiten explorar, generar información y posibilidades en el diálogo. Como lo plantean Moreno y Agudelo (2018), la pregunta se constituye como técnica que transversaliza los diferentes enfoques de la terapia familiar evidenciando su relevancia. El genograma también es significativamente empleado por los terapeutas familiares como técnica, al acompañarse de este tipo de preguntas u otras que promuevan el análisis y la reflexión acerca de lo reflejado en el genograma. De acuerdo con Rodríguez (2018, p. 15), “en la actualidad, el genograma se ha convertido en un recurso de gran utilidad en una serie de disciplinas que excede el ámbito de la terapia familiar”. Esto permite generar conversaciones acerca de los significados atribuidos a las prácticas de crianza y así en contexto con las particularidades de cada familia encontrar nuevos sentidos o nuevas prácticas. Resulta novedoso que las preguntas circulares y reflexivas sean llevadas con mayor frecuencia al escenario de intervención no clínico como forma de incursión del enfoque circular, sistémico o cibernético que observa los fenómenos de manera recursiva y multicausal, moviéndose de la mirada lineal tradicional.

En la intervención con padres o cuidadores se encuentra la modalidad de consultoría, asesoría y orientación, con técnicas como entrevista, escucha y técnicas operantes como: moldeamiento, economía de fichas (carita triste- carita feliz), refuerzo y castigo. Respecto a la asesoría como herramienta metodológica, algunos autores sostienen que se trata de una intervención de corta duración menos profunda que la psicoterapia para ayudar a una persona u organización a elegir una solución a determinado problema, ya sean personales o con su entorno en general (García et ál., 2008). También se caracteriza porque no aborda trastornos psicológicos o patologías específicas. Al respecto y de manera coincidente, los profesionales suelen realizarlas combinándolas con actividades grupales como los talleres, especialmente cuando existe alta demanda de atención y las dinámicas institucionales no consideran las intervenciones de larga duración.

Se destaca que en estas estrategias según lo planteado por los participantes de la investigación, se suele incluir a los adultos más que a los niños, partiendo de creencias relacionadas con la responsabilidad del cambio puesta en los adultos, que si bien es coincidente con teorías explicativas del proceso de desarrollo infantil que los ubica en una condición cognitiva, física y emocional diferente, también genera inquietudes respecto a la forma en que estos son considerados sujetos activos y partícipes del cambio en los procesos familiares, asunto que se devela más en el discurso que en la práctica. Al respecto Castillo et ál. (2017), presentan una reflexión en torno a la forma en que la cultura adulto-céntrica permea las prácticas de psicoterapia familiar evidenciando marginalidad en la inclusión de niños y niñas en las sesiones.

Debe aclararse que especialmente en la psicología, pero también en otras profesiones, los niños son incluidos en el proceso, pero suelen estar en sesiones individuales, o las sesiones, aunque ellos se encuentren presentes suelen estar direccionadas en una vía, es decir, hacia los adultos o hacia los niños. De este modo aun estando presentes en una sesión pueden ser vistos como recurso para realizar identificaciones, como portavoz eficaz para develar situaciones ante los padres o “entretenidos” mientras se realiza la atención. Esto de acuerdo con lo presentado por Steinglasss y Horan, retomados por Rolland (2000, p. 27) se puede relacionar con el abordaje de la familia como recurso, como generadora del problema, afectada por el problema o influyente en el curso de una enfermedad. Desde la perspectiva de los entrevistados, la intervención con los padres o cuidadores, suele hacerse desde una mirada unidireccional (Moreno, 2008) lo cual, aunque válido desde ciertos enfoques, deja un interrogante respecto a la forma en que los profesionales significan a los niños, la familia, la forma en que conciben el cambio y frente a sus propios recursos, los cuales en ocasiones se ven limitados por saberes previos o características institucionales.

Como se plantea al inicio, las estrategias dirigidas hacia la familia, los padres o los niños también son realizadas de forma grupal. Dos de estas estrategias, es decir, la intervención focalizada con familias que comparten la misma problemática, y el taller son grupales. En estas, los profesionales implementan técnicas como el dibujo, la danza y el cuento en el marco del uso de lenguajes expresivos, corporales y arte terapia, también implementan técnicas interactivas circunscritas al escenario investigativo (García et ál., 2002) tales como el mural, el juicio, la silueta, la cartografía, la colcha de retazos, el fotolenguaje, el taller reflexivo y una modalidad de impacto en redes sociales con grupos virtuales charlas y conferencias. Es importante aclarar que, aunque se menciona la arteterapia, ninguno de ellos es claro respecto a su implementación como forma de psicoterapia que requiere formación específica y contiene una metodología clara, sino como la incorporación del arte en las diversas actividades grupales.

De acuerdo con los planteamientos de Máiquez y Capote (2001) en la intervención familiar pueden implementarse estrategias tanto individuales como grupales. Para el caso de la presente investigación las estrategias de acompañamiento referidas por los profesionales, que incluyen a todo el grupo familiar, los padres o cuidadores o niños, se inscriben en el modelo clínico de enfoque sistémico y de enfoque conductual; el modelo educativo en el cual el profesional se posiciona como experto en modalidad informativa e instructiva y el modelo comunitario que busca dar respuesta a demandas psicosociales y como plantean las autoras en mención, el objetivo es trabajar con la familia considerando sus capacidades y potencialidades, reconociendo la interdependencia con el entorno.

Si bien dichas prácticas se inscriben en el marco de lo “esperado” dentro de la intervención psicosocial con familias, lo que resulta llamativo es que sean muy pocas o casi inexistentes desde el discurso planteado, las técnicas y estrategias que propenden por la interrelación entre padres, hijos y cuidadores, reflejando incompatibilidad entre el discurso del niño como sujeto activo y potencial del cambio al momento de la intervención con su familia y reforzando en concordancia con las ideas de Moreno (2008), la idea de una perspectiva más vertical que horizontal en las cuales la atención se centra principalmente en padres, madres y cuidadores como centrales en el proceso y los hijos e hijas como pasivos e influenciables. Cabe mencionar que en las prácticas descritas se encuentra correspondencia con las planteadas por Quintero (2009, 2010) quien señalan el valor del fortalecimiento y dinamización de las escuelas de padres, análisis de las interrelaciones familiares (enfoque sistémico), la visita domiciliaria y la entrevista, entre otras técnicas, metodologías y estrategias implementadas con familias en temas de crianza en relación con el enfoque restaurativo.

Nuevas posibilidades

Se reconoce en la actualidad la importancia de clarificar elementos de las rutas metodológicas que guían las acciones profesionales. Si bien es claro que en las ciencias sociales y en la atención a familias e individuos el cambio es una constante y las intervenciones no son deterministas, también es claro que cada intervención requiere rigurosidad en el sentido de una adecuada estructuración que, si bien conserva un nivel de flexibilidad, permite desarrollar actividades en coherencia con la forma de concebir las situaciones, las relaciones y las familias, además de la forma de concebir las transformaciones. Esto en relación con que lo esperado no debe responder a la necesidad del profesional o la institución, sino que debe corresponder a las necesidades familiares o mejor aún a puntos de encuentro entre las tres.

El campo de intervención con familias en temas de crianza es amplio y diverso, tanto como lo son las formas de acompañamiento que las familias implementan en este tema, y el accionar de los profesionales. Sin embargo, se encuentra que es posible caer en la trivialización en relación con el desinterés por algo que pareciera común, cuando la diferenciación comienza a carecer de sentido y las estrategias y técnicas responden a diseños estandarizados que parecen ajustarse a todas las demandas. De manera similar es posible caer la extralimitación, cuando se sobrepasa el límite en las implementaciones y éstas parecen convertirse en la única manera de obtener el cambio. Entonces más allá del encuentro con el otro, emerge el afán por hacer y evidenciar actos, tareas, ejercicios, propuestas diseñadas por profesionales, más que por las mismas familias lo cual también estaría en desacuerdo con el discurso “empoderador y posibilitador” respecto a la intervención con familias. Lo anterior se encuentra en sintonía con lo planteado por Travi (2007, p. 210) quien refiriéndose a la dimensión técnica del trabajo social plantea:

[…] Al hacer alusión a ésta no se desvincula necesariamente de las dimensiones epistemológica, teórica, metodológica y ético – política destacando su intencionalidad interventiva, para quienes buscan recurrir a ellas como herramientas aplicables indistintamente y de forma sistemática a las situaciones y para quienes manifiestan resistencia por el temor de caer en el “metodologísmo” […].

Ante el riesgo evidenciado de caer entre la trivialización y la extralimitación de las técnicas por medio de las cuales se concretan intenciones en acciones. Se hace necesario invitar a la reflexión y auto observación respecto a la forma en que se realizan las implementaciones y el sentido que cobran en cada caso particular. Es posible reconocer con mayor presencia la repetición de prácticas ya conocidas, aprendidas y validadas que la creación de propuestas diferenciadoras y contextualizadas, en respuesta a temas y prácticas de crianza que se particularizan en cada familia. Una de las tareas a las cuales se ven convocados los profesionales que acompañan familias en estos temas, es el mantenimiento de la curiosidad, a la cual como plantea Cecchin (1989), renunciamos cuando creemos haber descubierto lo que “encaja”. La curiosidad promueve la creatividad que en un contexto familiar resulta muy útil cuando se hace necesario develar y comprender formas de relación, significados y prácticas.

Es de aclarar que la presente reflexión emerge del análisis de la información aportada por los profesionales participantes de la investigación y no pretende cuestionar la efectividad y validez de las prácticas tradicionales en estos temas, sino más bien provocar nuevas reflexiones en torno a la forma en que cada profesional las realiza y amplia la mirada en conexión con las respuestas y necesidades de las familias y el contexto. Al respecto, se presentan en este escrito implementaciones actuales, riesgos y retos en la intervención con familias en temas de crianza, tema que, siendo muy estudiado, al igual que la familia y la intervención, no registra información vasta desde la perspectiva aquí planteada. Si bien el estudio no profundiza en la forma en que cada profesional implementa en casos particulares sus estrategias y técnicas, si es posible advertir en sus discursos y puntos de encuentro, los riesgos antes mencionados, como también es posible resaltar el deseo evidente de convertir sus acciones en aportes bien intencionados y soportados en creencias frente al “deber ser”.

En relación con lo anterior, entre las limitaciones del presente estudio se encuentra la falta de exploración frente a particularidades en la implementación de las técnicas y estrategias, que daría mayor profundidad para la comprensión sobre estas y las lógicas en las cuales se inscriben. A partir de esto, es viable considerar el desarrollo de otras investigaciones y de posibles guías de herramientas metodológicas como recurso útil para profesionales y como provocación al registro de las nuevas implementaciones en el tema.

Es de resaltar que, en el escenario de la intervención psicosocial en temas de crianza, las dinámicas son complejas y cambiantes, razón por la cual no existen “ultimas verdades” ni conocimientos definitivos, dada la necesidad de revisar, reflexionar, replantear y promover nuevas prácticas ajustadas a las condiciones cambiantes del contexto y las particularidades de cada caso. Este tal vez es uno de los mayores retos de los profesionales de las ciencias sociales y humanas, mantenerse inquieto, creativo y curioso ante la posibilidad del cambio. En esto se establece relación con lo planteado por Aguilar (2013) al referir que:

[…]En la utilización y formulación de métodos de intervención social, se ha de evitar caer en el modelo de las ciencias materiales (con frecuencia llamadas ciencias duras), que conducen inevitablemente a un mal entendido, en cuanto forma de enfatizar y absolutizar lo científico y lo tecnológico, pero descuidando los valores afectivos y sociales que son esencialmente humanos y que inciden fuertemente en los métodos de actuación. Esta sobrevaloración de la ciencia, la técnica y la razón que comienza en la época de Descartes, se afirma con el positivismo y se desarrolla en la modernidad, ha llevado a la frialdad aséptica, lo que puede conducir a que las personas sean consideradas como un número de expedientes, una ficha o solo parte de una estadística […]. (p.151).

Consideraciones finales

Para finalizar, resaltar la importancia del marco epistemológico, teórico y metodológico que alberga la técnica, y la correspondencia que debe existir entre estas y las características y realidades de las familias, niños, niñas y adolescentes con quienes se implementan. Si bien los profesionales que intervienen con familias en temas de crianza son poseedores de conocimientos adquiridos durante la formación y la práctica, es posible advertir que, en algunos casos, se corre el riesgo de trivializar las prácticas asumiendo generalidades que pierden sentidos exclusivos o de extralimitarse en su uso exaltando la utilidad de la técnica desprovista de intenciones epistemológicas claras.

Técnicas y estrategias son parte importante del repertorio de los profesionales que intervienen con familias y su uso se encuentra relacionado con la posibilidad del cambio. Entre las estrategias privilegiadas por profesionales psicosociales en temas de crianza (trabajador social, psicólogo, profesional en desarrollo familiar, terapeuta familiar) se encuentran, el acompañamiento familiar, la intervención con padres o adultos cuidadores, intervención focalizada con familias que comparten la misma problemática, el uso lenguajes expresivos y corporales – arte terapia, la intervención interdisciplinar, las asambleas y tertulias con las familias, las visitas familiares, el impacto en redes sociales, charlas y conferencias. Entre las técnicas más empleadas se encuentran las preguntas reflexivas y circulares, el taller y taller reflexivo, técnicas interactivas como el mural, el juicio, la silueta, la cartografía, la colcha de retazos, el fotolenguaje, el juego de roles, las técnicas operantes como refuerzo, castigo y economía de fichas, dibujo, cuento, danza, juego, escucha, entrevista y genograma. Esta última acompañada del uso de preguntas en el contexto de una conversación reflexiva.

En el tema de crianza, la implementación de estrategias se dirige a las familias, los niños y los padres o cuidadores. En estos grupos las implementaciones difieren, pero se ubican entre los niveles de asesoría, orientación, consultoría y promoción y prevención y se identifican entre estas el modelo clínico de enfoque sistémico y de enfoque conductual; el modelo educativo (informativo, instructivo) y el modelo comunitario. Si bien se hace referencia a la intervención con familias bajo distintas modalidades y perspectivas teóricas y metodológicas, es importante mencionar que de manera generalizada los profesionales entrevistados establecen poca relación clara entre las fundamentaciones y los objetivos de las técnicas, y también pocos refieren técnicas que involucren la participación de los niños en relación con los padres o el sistema familiar, también son pocas las técnicas específicas para dicho fin.

Finalmente queda la reflexión frente a la relación existente entre los discursos y las prácticas que ubican a los niños como sujetos partícipes del cambio y a las familias como poseedoras de recursos y autogestoras en sus procesos de cambio, cuando las prácticas más implementadas tienden a abordar el tema de la crianza solo con los padres y varias de las estrategias y técnicas se centran en la orientación y asesoría desde la cual es el profesional quien se posiciona como experto. Se presenta entonces una invitación a los profesionales que trabajan con familias en temas de crianza, a fomentar la autobservación en su ejercicio profesional, clarificar la intención de sus acciones, realizar lecturas de contexto para abordar especificidades de las familias y escribir acerca del desarrollo de sus intervenciones. También una invitación a la actualización permanente en un tema complejo como es la crianza dada entre sistemas cambiantes.

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*Artículo de investigación.

1En el presente escrito se hará referencia a la profesión y especialidad de quienes aportaron sus testimonios como participantes de la investigación. Se indicarán con sus respectivas iniciales: trabajo social (TS), Desarrollo familiar (DF), Psicólogo (PS) y Terapeuta Familiar (TF).

Recibido: 20 de Marzo de 2020; Aprobado: 12 de Julio de 2021

a Autora de correspondencia. Docente con funciones de Coordinadora del Programa de Desarrollo Familiar Facultad de Psicología y Ciencias Sociales

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