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Psychologia. Avances de la Disciplina

On-line version ISSN 1900-2386

Psychol. av. discip. vol.5 no.1 Bogotá Jan./June 2011

 

Artículos

Estudio descriptivo de factores asociados a violencia interpersonal en estudiantes de Tunja*

Descriptive study of factors associated with interpersonal violence in students of Tunja

Yenny Salamanca Camargo** & Ángela Marcela Güichá Duitama***
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia

* Las autoras agradecen a las docentes psicólogas Claudia Elena García y Ana Victoria Blanco; a los psicólogos en formación adscritos al Proyecto Armonía sin Fronteras de la escuela de Psicología de la UPTC, quienes participaron en el diseño y ejecución del proyecto y la aplicación de los instrumentos y a la comunidad educativa de los colegios seleccionados.
** Psicóloga UPTC. Master internacional en Psicología Clínica y de la Salud, Ph.D(c) Psicología Clínica y de la Salud UGR, Docente Escuela de Psicología UPTC, Coordinadora Grupo de Investigación Clínica y Salud - UPTC. E-mail: yennysalamanca@hotmail.com.
*** Psicóloga Magister en Psicología Clínica, Especialista en Evaluación y Tratamiento de Trastornos Emocionales y Afectivos, Especialista en Gerencia de Recursos Humanos. Docente Escuela de Psicología UPTC. Grupo de Investigación Clínica y Salud - UPTC. E-mail: angela.guicha@uptc.edu.co, psicolangela21@hotmail.com

Fecha recepción: 17/09/10 • Fecha aceptación: 22/01/11


Resumen

El propósito de este estudio fue analizar posibles factores asociados a violencia interpersonal en un grupo de 955 estudiantes, con edades entre 6 y 16 años, de cinco instituciones educativas de Tunja; la investigación no experimental de tipo descriptivo, evalúa variables relacionadas con violencia familiar y escolar, a partir de una lista Chequeo sobre violencia interpersonal y entrevistas a estudiantes, padres y docentes. Dentro de los resultados, se encontró que 103 sujetos reportaron ser víctimas de algún tipo de violencia, siendo más frecuente en mujeres la familiar y en hombres la escolar; respecto al tipo de familia, los datos no son concluyentes; sin embargo, se reportó más en la compuesta. La violencia escolar, fue la más reportada.

Palabras Clave: Violencia interpersonal, violencia familiar, violencia escolar.


Abstract

The purpose of this study was to analyze possible factors related to interpersonal violence in a group of 955 students, ages 6 to 16 years, of five educational institutions of Tunja, the non-experimental research and descriptive, evaluate variables related to family violence and school from a check list of interpersonal violence and interviews with students, parents and teachers. Within the results, we found that 103 subjects reported being victims of some form of violence, being more common in women in the family and the school men, about the kind of family, the data are inconclusive, however, reported more in the compound, in any case of school violence, was the most reported.

Keywords: Interpersonal violence, familiar violence, school violence.


Introducción

Según la Organización Mundial de la Salud (1996), la violencia es definida como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muertes, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones; al respecto, Costa y Morales (1998), refieren que hay quienes definen la violencia en un sentido muy restrictivo ligado al término jurídico de agresión, entendido como cualquier acto, intencional o no, que ocasiona daño físico a otras personas. La definición de violencia es muy amplia y abarca desde los aspectos más notorios (como es el caso de la muerte y las lesiones físicas evidentes), hasta los menos notorios (como los daños psicológicos y los diferentes tipos de privaciones y deficiencias del desarrollo que comprometen el bienestar individual, familiar y/o comunitario).

Cantú y Moreno (2004), hacen referencia a la tipología de violencia realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir de la cual se permite caracterizar las diferentes formas de violencia como son la violencia autoinfligida, la interpersonal y la colectiva; la primera, hace referencia a la conducta suicida, la cual circunscribe tendencias suicidas, tentativas de suicidio y autolesiones; la segunda, incluye dos subcategorías: la violencia familiar o de pareja, la cual se da entre los miembros de la familia por lo general y la violencia comunitaria, la cual se origina entre personas que no tienen parentesco y la tercera, denominada violencia colectiva, que incluye la violencia social, política y económica, este tipo de violencia a diferencia de las otras dos formas, muestra los actos violentos causados por un conjunto de personas o por el Estado.

La Organización Panamericana de la Salud (2002), refiere que cada año más de 1.6 millones de personas en todo el mundo pierden la vida a causa de la violencia, siendo esta una de las principales causas de muerte en la población con edades comprendidas entre los 15 y los 44 años, responsable del 14% de las defunciones en la población masculina y del 7% en la femenina, aproximadamente; la violencia está tan presente, que se percibe a menudo como un componente ineludible de la condición humana, un hecho ineluctable ante el que hemos de reaccionar en lugar de prevenirlo; de acuerdo a las estadísticas presentadas por Medicina Legal durante enero y abril de 2007, en Colombia fueron realizadas 34.258 denuncias sobre violencia interpersonal, de las cuales 4.787 (14%) fueron denuncias de niños y niñas con edades comprendidas entre 5 y 17 años; en Boyacá por su parte, el número de denuncias fue de 1.199 casos (3,5%) y concretamente en Tunja, de 375 casos, que para el caso del departamento equivale al 31% de la población registrada, aspecto que ubica al departamento en el octavo lugar a nivel nacional.

La existencia de conflictos y preocupaciones al interior de la familia y del contexto escolar es un tema difícil de indagar; generalmente, estas problemáticas salen a la luz cuando sus consecuencias son demasiado complejas y en muchas ocasiones ya han causado cicatrices imborrables. Realizar investigaciones en donde se pretenda evaluar esta temática suele ser difícil y requiere de bastante habilidad profesional para ir mas allá de lo que está tratando de mostrar la persona victima de violencia; generalmente, se tiende a dar un concepto enmarcado dentro de lo que ya se ha denominado deseabilidad social, muchas veces de manera inocente o por temor frente a las reacciones que se pueden generar al interior de la familia cuando un tercero conoce la problemática e intenta tomar las medidas necesarias para proteger a las víctimas que genera este contexto tan particular.

Gallardo y Jiménez (1997), realizaron un estudio con un grupo de 181 niños y niñas entre los 9 y los 14 años, homogéneos en edad, escolaridad, sexo, inteligencia y recursos económicos bajos; los grupos fueron asignados teniendo en cuenta tres categorías de la condición de maltrato (maltrato físico, violencia familiar y no maltratados) a partir de una entrevista semiestructurada, los datos de los expedientes de los Servicios Sociales, la escala de comportamiento asertivo de Michelson, Sugai, Wood y Kazdin (1987) y la Child Behavior Checklist para maestros de Achenbach y Edelbrock (1986); al respecto, se encontró que no existen diferencias significativas en los grupos a nivel de estatus y maltrato; sin embargo, los maltratados físicamente y las víctimas de violencia intrafamiliar, suelen mostrar más problemas de comportamiento, manifestaciones de ansiedad, depresión, bajo rendimiento académico y problemas de adaptación en general.

Patró y Limiñana (2005), realizaron una recopilación de investigaciones realizadas en los últimos 25 años respecto al tema, en la que concluyen que existe una estrecha relación entre la violencia de pareja y el maltrato infantil y que son innegables las repercusiones tanto a nivel físico como psicológico que recaen no solo sobre las víctimas, sino también sobre los espectadores frecuentes; a su vez, resaltan que los niños que han sido expuestos a violencia intrafamiliar presentan mayor número de conductas agresivas y antisociales y menor competencia social y rendimiento académico; razón por la cual, las situaciones de violencia interpersonal suelen aumentar en los ambientes escolares.

La familia, es el principal ente de socialización del niño y es al interior de ésta, donde se establecen las pautas de comportamiento social que posteriormente serán exteriorizadas en los grupos de pares; de esta manera, se podría afirmar que la exposición a situaciones de violencia intrafamiliar determinaría de una manera directa el comportamiento del niño en otros ámbitos, no solo en la etapa infantil sino que podrían determinar el comportamiento agresivo y las conductas antisociales en la etapa de la adolescencia y de la adultez y a su vez, explicar muchos de los comportamientos violentos que tienden a exhibir los niños en los contactos escolares y del vecindario; dentro de las manifestaciones de la violencia escolar, una en la que se concentra la atención es aquella cuyos actores y víctimas son los mismos alumnos, esta forma de violencia implica actos reiterados y no ocasionales y se caracteriza por romper la simetría implícita en las relaciones entre iguales, generando procesos de victimización, por avanzar silenciosamente a lo largo y ancho de las escuelas, no haciendo parte de la violencia pandillera ni siendo producto de cualquier tipo de situación casual o esporádica entre iguales (Hoyos, Aparicio & Córdoba, 2005).

En cuanto a la violencia escolar, esta generalmente tiende a verse como un problema en aumento, las observaciones o explicaciones a menudo aparecen sesgadas sin diferenciar términos próximos como agresión o maltrato, o reduciéndolas a una de sus acepciones (agresión física), todo lo cual hace más difícil lograr una comprensión de los diversos problemas y su distinta relevancia en la situación actual; Del Barrio, Barrios y Van der Meulen (2003), hacen una distinción entro lo que es maltrato, violencia y agresión; esta última, es considerada como cualquier tipo de conducta antisocial dirigida a hacer daño a un individuo; según Kazdin y Buela-Casal, 1994 y Wolfer, Wekerle y Scott, (1997; citados por Costa & Morales, 1998) un ambiente escolar masificado y en que proliferan modelos agresivos y presión de grupo inadecuada, es un contexto que genera oportunidades para el desarrollo de comportamientos violentos o de ser víctimas de ellos.

Hoyos, Aparicio y Córdoba (2005), realizaron un estudio sobre el maltrato entre iguales con un grupo de 112 hombres y 220 mujeres con edades entre los 12 y 16 años, con nivel socioeconómico bajo y estudiantes de 6° a 9°, de algunos colegios de Barranquilla; en donde encontraron respecto a la incidencia de maltrato entre pares desde la perspectiva de la víctima, el agresor y los testigos, que es más alta la de maltrato verbal seguida del maltrato físico indirecto y en menor grado el robar, amenazar con armas o acosar sexualmente; en cuanto a la edad tiende a aumentar sobre los 12 y hasta los 14 años siendo más frecuente entre hombres y en el aula clase; por su parte, Díaz-Aguado (2005) realizó un estudio sobre diferentes investigaciones realizadas a nivel mundial con adolescentes sobre violencia entre iguales y su prevención en la escuela a partir del análisis de variables como incidencia, características de agresores y victimas, diferencias en función de género, edad y condiciones de riesgo en la escuela; en donde encontró que a nivel de incidencia, el tema más estudiando durante las dos últimas décadas tiene que ver con el acoso entre escolares desde una perspectiva descriptiva, lo que permite conocer las características tanto de los agresores como de sus víctimas y la influencia que tiene el pertenecer a minorías étnicas en situación de desventaja, tener dificultades de aprendizaje, de expresión verbal o cualquier tipo de problema físico; de acuerdo al género, los hombres se siguen mostrando más violentos que las mujeres; sin embargo, se presentan diferencias en cuanto al rol que se asume y el tipo de violencia que se infringe; en cuanto a la edad, los estudios retrospectivos muestran que la frecuencia de episodios de violencia alcanza su máximo nivel en la adolescencia temprana es decir entre los 11 y los 13 años; dentro de las condiciones de riesgo se encuentra la tendencia a minimizar la gravedad de las agresiones entre pares, la insuficiente respuesta ante la presencia de la violencia por parte de los profesores y el tratamiento que se les suele dar tanto a las victimas como a los victimarios.

Existen otros efectos, más a largo plazo, que se pueden asociar a la exposición de los niños a situaciones de violencia familiar; el más importante, es que este tipo de situaciones constituye un modelo de aprendizaje de conductas violentas dentro del hogar, algo que junto a factores tales como los estilos de crianza punitivos, abuso de sustancias y presencia de trastornos de conducta en la adolescencia, han demostrado poseer un papel relevante en el riesgo de ejercer violencia contra la pareja en la edad adulta; al respecto, Ehrensaft, Cohen, Brown, Smailes, Chen y Johnson (2003), realizaron un estudio longitudinal durante 20 años con una muestra de 543 niños, concluyendo que entre los factores predictores del riesgo de ejercer violencia contra sus parejas, se encuentran los trastornos de conducta, seguidos por la exposición a la violencia doméstica entre padres y los sistemas de castigo basados en el poder.

En el ámbito de investigación de la violencia escolar, son escasas las investigaciones que analizan el papel desempeñado por variables mediadoras en la relación entre familia y conductas agresivas del adolescente; aún cuando existen estudios que señalan la influencia que en el desarrollo de estas conductas ejercen variables individuales como la baja autoestima o la actitud negativa del adolescente ante la autoridad institucional y las cuales podrían tener su origen en el contexto familiar (Molpeceres, Lucas & Pons, 2000; O'Moore, 1997). Lomas (2007), afirma que en el origen del acoso, del matonismo y de la violencia escolar convergen multitud de factores personales, familiares, culturales y sociales; el contexto familiar y sociocultural de cada alumno y de cada alumna, ayuda a entender en algunos casos el perfil acosador y violento de algunos de ellos; pero, y aunque el acoso y la violencia están protagonizados a menudo por un alumnado vinculado a familias y a grupos culturales en conflicto, ninguna familia ni grupo cultural está libre de pecado; por ello, conviene evitar el tópico de que el acoso, el matonismo y la violencia escolar están protagonizados de forma exclusiva por alumnos y alumnas pertenecientes a familias con un insuficiente nivel cultural, sin instrucción escolar y sin valor de cambio social a causa de su origen étnico y de sus escasos ingresos económicos.

Esta investigación aborda los factores asociados a violencia interpersonal en estudiantes de educación básica primaria y secundaria, la cual es definida por la OMS (1996), como cualquier acto violento cometido por un individuo o un pequeño grupo de individuos dentro de los cuales se encuentra la violencia juvenil, la violencia contra la pareja y otras formas de violencia familiar, como el maltrato a niños y ancianos, las violaciones y agresiones sexuales por parte de extraños y la violencia en entornos institucionales como las escuelas, lugares de trabajo, hogares de ancianos, o centros penitenciarios; se retoma esta conceptualización, teniendo en cuenta que la población es abordada desde su contexto más próximo y desde el cual se puede obtener información relevante que permita identificar aquellos factores relacionados con eventos de violencia interpersonal.

Objetivo

Analizar los factores asociados a violencia interpersonal en estudiantes de educación básica primaria y secundaria de diferentes instituciones educativas públicas de Tunja.

Método

Diseño

La investigación no experimental de corte transversal descriptivo, se realizó a partir de la evaluación de variables de violencia interpersonal como violencia familiar y violencia comunitaria; para la violencia familiar se incluyen variables relacionadas con negligencia, maltrato físico, maltrato psicológico, violencia sexual y violencia conyugal; mientras que para la violencia comunitaria, se incluye la violencia escolar en donde se evaluaron aspectos tales como bajo rendimiento académico, dificultades de interacción social, indisciplina y ausentismo escolar; además, se tiene en cuenta variables propias del sujeto asociadas a la edad, género, escolaridad y tipo de familia.

Participantes

La población objeto de estudio estuvo conformada por 955 estudiantes con un nivel de escolaridad entre primer año de educación básica primaria y cuarto año de educación básica secundaria, con edades comprendidas entre 6 y 16 años y nivel socioeconómico bajo; las instituciones educativas seleccionadas para el estudio fueron los colegios Silvino Rodríguez, Gustavo Rojas Pinilla, Julius Sieber, Emiliani y Gran Colombia; las cuales son instituciones de educación formal, públicas y ubicadas en la zona urbana de Tunja; de la totalidad de la población, se tuvo en cuenta los casos en donde se detectó algún tipo de violencia, que para el caso fueron 57 mujeres y 46 hombres; para el análisis por rango de edad, se establecieron dos grupos correspondientes a niñez intermedia (6 - 11años; 40%) y adolescencia temprana (12 - 16 años; 60%).

Instrumentos

Lista de chequeo sobre violencia interpersonal: Diseñada por las autoras para la medición de factores de riesgo de violencia interpersonal en niños y adolescentes; consta de 62 ítems, distribuidos en tres factores de riesgo específico que son ambiente familiar, ambiente escolar y riesgos asociados; el ambiente familiar, evalúa violencia intrafamiliar, problemas conyugales, maltrato físico, maltrato psicológico, negligencia y abuso sexual; el ambiente escolar, agresión entre pares, bajo rendimiento académico, trato por parte del docente, agresión entre pares, rendimiento académico, e indisciplina y riesgos asociados, relacionados con hacinamiento, alcoholismo e inseguridad; para la investigación, se realizaron algunas modificaciones en cuanto a la presentación y clasificación de los ítems y se omitió el factor de riesgos asociados, por ser una variable difícil de analizar a partir de los datos recopilados.

Entrevista clínica individual: Modelo de entrevista semiestructurada, diseñada teniendo en cuenta los factores de riesgo específicos de la lista de chequeo sobre violencia interpersonal; se realizó con el fin de continuar con el proceso de evaluación de los sujetos identificados como posibles víctimas de cualquier tipo de violencia familiar o escolar.

Entrevista para padres y profesores: Modelo de entrevista semiestructurada, diseñada teniendo en cuenta los factores de riesgo específicos de la lista de chequeo sobre violencia interpersonal, para ser aplicada con los padres, directores de curso y algunos profesores de los estudiantes identificados como posibles víctimas de violencia familiar o escolar.

Procedimiento

La selección de los centros educativos se realizó de manera intencional teniendo en cuenta variables de homogenización de la población, estos centros fueron informados sobre la investigación que se iba a realizar y se solicitó su colaboración, así como la de los padres de familia; luego de la obtención de los permisos correspondientes de la dirección de los centros educativos y el consentimiento informado de los padres, se procedió a seleccionar los cursos con mayores niveles de antecedentes de problemas académicos para lo cual, se realizó una evaluación con los directores de curso y las coordinadoras de la oficina de orientación y consejería; se tomaron entre dos y cuatro cursos de cada grado dependiendo el número de estudiantes por cada colegio; también se les indicó a los estudiantes seleccionados que su participación era voluntaria y que sus respuestas a los cuestionarios serían totalmente anónimas.

La aplicación de la lista de chequeo se realizó en una sesión de aproximadamente 25 minutos con grupos de diez a veinte estudiantes, para los grados inferiores se hizo necesaria la aplicación de manera individualizada; posteriormente, se realizó el análisis de los resultados arrojados a partir de la lista de chequeo y se seleccionaron los casos que manifestaban riesgo específico en ambiente familiar, escolar o en los dos, que para el caso se encontró que de los 955 estudiantes, 103 (10.79%) fueron seleccionados por haber manifestado algún riesgo de violencia interpersonal, se procedió a realizar entre una y dos entrevistas a los sujetos seleccionados y algunos profesores, directores de curso y padres de familia; las entrevistas a padres y profesores no se pudieron realizar en su totalidad por problemas de tiempo y poca participación.

Resultados

Los resultados arrojados en este estudio son de tipo descriptivo y permiten determinar el comportamiento de las variables en el grupo seleccionado; para el análisis de datos, se utilizó el programa estadístico SPSS 10.0, mediante tablas de contingencias y se establecieron comparaciones entre género y variables asociadas a violencia intrafamiliar y escolar; tipo de familia y variables asociadas a violencia intrafamiliar y escolar.

Al comparar las variables de género con cada una de las variables familiares, se encontró que la mayor prevalencia para los dos géneros está en la violencia psicológica, la cual se manifiesta en un 42% de la población general; sin embargo en todas las variables familiares existe mayor frecuencia de los diferentes tipos de violencia en el género femenino; mientras que, al compararla con las variables escolares, se encontró que la mayor prevalencia para los dos géneros está en problemas de interacción social (54%) y bajo rendimiento académico(50%); sin embargo, en todas las variables escolares exceptuando la variable de dificultades en interacción social, los porcentajes son más altos para los hombres (ver tabla 1).

Respecto al tipo de familia y su relación con las variables de violencia intrafamiliar, se encontró mayor manifestación en el tipo de familia compuesta, siendo más frecuente el maltrato psicológico (19%) y el maltrato físico (13%); seguido del tipo familia nuclear, en donde también es más evidente el maltrato físico y psicológico en un porcentaje equitativo del 10% para cada uno; sin embargo, en el tipo de familia monoparental se evidencia en mayor porcentaje el maltrato psicológico (12%). Al establecer comparaciones entre los tipos de familia y las variables escolares, en el tipo de familia nuclear, se manifiesta mayor violencia escolar, seguido del tipo de familia compuesta, siendo más frecuente las dificultades en interacción social en un 20% y un 19% respectivamente; sin embargo, la variable ausentismo es más alta en la familia monoparental 5% (ver tabla 2).

Al realizar comparaciones entre cada una de las variables asociadas con la violencia intrafamiliar y las variables escolares, se encuentra que en la variable negligencia, de los 12 casos detectados, 9% además reporta bajo rendimiento académico, 5% dificultades de interacción social, 7%, indisciplina y 3% ausentismo. En la variable de maltrato físico, de los 31 casos detectados, 17% además reportan bajo rendimiento académico, 16% dificultades de interacción social, 8%, indisciplina y 4% ausentismo escolar. En la variable de maltrato psicológico, de los 43 casos detectados, 24% además reportaron bajo rendimiento académico, 22% dificultades de interacción social, 12%, indisciplina y 4% ausentismo escolar. En la variable asociada con violencia sexual, de los 9 casos detectados, el 4% además reportó bajo rendimiento académico y dificultades de interacción social y el 2%, indisciplina; mientras que en la variable asociada con violencia conyugal, de los 21 casos detectados, 12% además reportan bajo rendimiento académico y dificultades de interacción social, 6%, indisciplina y 1% ausentismo escolar (ver tabla 3). Los porcentajes presentados se realizan a partir de la totalidad de los casos identificados con algún tipo de violencia, es decir a partir de 103 casos.

Discusión

En el presente estudio, se ha analizado la existencia de violencia interpersonal en un grupo de estudiantes de colegios públicos de la ciudad de Tunja a partir del análisis de variables relacionadas con la violencia familiar y la violencia escolar; la violencia en todas sus manifestaciones es una situación que invariablemente acarrea consecuencias nefastas para sus víctimas, múltiples investigaciones así lo confirman y nuestro medio no es ajeno a estas consecuencias, mucho más si nos referimos a aquellos factores asociados a violencia en niños, niñas y adolescentes; este estudio por su puesto no es concluyente, máxime teniendo presente que la información obtenida ha sido recopilada a través del proceso de prácticas profesionales de la escuela de Psicología de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y no contó con todo el rigor metodológico y científico propio de una investigación, sin embargo, permite observar las múltiples relaciones existentes entre las variables previamente mencionadas.

Según Corsi (1994; citado por Patró & Limaña 2005), el término violencia familiar hace referencia a cualquier forma de abuso, ya sea físico, psicológico o sexual, que tiene lugar en la relación entre los miembros de una familia, para el estudio, además de las variables mencionadas por este autor, se tienen en cuenta los problemas conyugales y la negligencia por considerarse aspectos que de una u otra forma pueden ser generadores de violencia en otros contextos, el primero, por estar relacionado con el aprendizaje de conductas agresivas y el segundo, por la insatisfacción de las necesidades básicas; al analizar cada una de estas variables se encuentra que el tipo de violencia que más se reporta es la psicológica (43 casos), seguida de la física (31 casos), de pareja (21 casos), negligencia (11 casos) y sexual (9 casos); este es un aspecto que genera interés ya que como lo reporta Gallardo y Jiménez (1997), los sujetos que son maltratados físicamente, así como los víctimas de violencia intrafamiliar, suelen mostrar más problemas de comportamiento asociados con manifestaciones de ansiedad, depresión, bajo rendimiento académico y problemas de adaptación en general.

Por su parte, Domínguez (2005), hace referencia al estudio realizado por Rodrigo y Palacios en 1998 sobre diversas investigaciones, las cuales apuntan a decir que entre un 30% y un 40% de los hijos que han sido maltratados por sus padres, cometerán actos similares con sus descendientes, si se considera que los episodios violentos e insultos hacia uno de los padres, son a su vez un maltrato emocional para los hijos/as, causa alerta por la posible repetición de estos episodios por parte de los mismos en sus futuras relaciones de pareja; pues como es sabido, estos patrones tienden a repetirse de generación en generación, aún a pesar que en cierto momento hayan sido cuestionados; respecto al maltrato psicológico, se encuentra que este cumple la función de lograr el control del comportamiento de los hijos, pero a la vez modela formas coercitivas de interacción, generando procesos de reciprocidad negativa, lo cual lleva a las victimas a tener formas diferentes de pensar y comportamientos que se reflejan de manera negativa en otros contextos (Ballesteros & et al., 2002).

Al analizar las variables de violencia familiar con el género, se puede decir que definitivamente son las niñas quienes en mayor proporción son víctimas de actos violentos en sus hogares, los hallazgos reflejan lo ya reportado por Patró y Limaña (2005), donde afirman que los dos principales ejes de desequilibrio en la estructura familiar, son el género y la edad, siendo las mujeres, los niños y los ancianos, las principales víctimas de violencia dentro de la familia; en cuanto al tipo de estructura familiar, se puede observar que independientemente del tipo de familia, en todas se presentan eventos de violencia y que las diferencias entre unas y otras son más bien estrechas; sin embargo, se mantiene una constante coincidente con otras investigaciones en las que se muestra que el hecho de no pertenecer a un tipo de familia tradicional (nuclear), sino a una familia extensa, compuesta o monoparental, incrementa el riesgo de ser víctima de algún tipo de violencia (Franco, 1997); también se evidencia en este estudio que aunque la familia monoparental no está exenta de presentar casos de violencia, su prevalencia es menor; esto confirma una vez más que el hecho de convivir con familiares no padres o con un padre no biológico se constituye en un riesgo para infligir mayor violencia sobre los menores.

Rodríguez y Paino (1994), afirman que después de la familia, la escuela es considerada la instancia socializadora más importante y es clave en el futuro desarrollo madurativo y social del joven; sin embargo, en algunas ocasiones, el contexto escolar, no presenta las características adecuadas para motivar a estos muchachos con lo que aparece el fracaso escolar y posteriormente la inadaptación y/ o marginación; dentro de las variables escolares estudiadas, se encuentra que el bajo rendimiento académico es la variable más reportada (51 casos), seguida de dificultades de interacción social (45 casos), indisciplina (43 casos) y ausentismo (10 casos); al respecto se ha encontrado dentro de las entrevistas realizadas que el bajo rendimiento académico, generalmente está asociado con problemas de aprendizaje, desnutrición, problemas de adaptación y baja motivación escolar; las dificultades de interacción social y la indisciplina, son consideradas consecuencias de la heterogeneidad y el tamaño de los grupos, la pedagogía docente, el sistema de educación nacional y los bajos recursos físicos y humanos con los que cuentan las instituciones; en el caso del ausentismo, aunque este es menor, se atribuye a condiciones económicas de la familia y una vez más a la no claridad en el establecimiento de normas dentro de los planteles educativos.

Además de las variables asociadas con la violencia familiar y la violencia escolar, se ha pretendido analizar la existencia de algún tipo de relación entre estás, encontrándose mayores manifestaciones de violencia escolar con una media aparición del 39.75 sobre el 8.5 de la violencia familiar, este aspecto llama la atención ya que algunos autores han pretendido afirmar que la violencia familiar influye directamente en la aparición de conductas violentas en otros contextos (Molpeceres, Lucas & Pons, 2000; O'Moore, 1997); sin embargo, surge la inquietud al analizar esta marcada diferencia, encontrándose que el contexto escolar además de contribuir con la formación del estudiante, también puede ser un contexto en donde se compilan diferentes situaciones que a su vez, pueden generar el aprendizaje de nuevos comportamientos violentos; por tanto y como lo afirma Sosa (2002), la labor educativa, requiere de mucha responsabilidad y en las manos del docente se encuentra la posibilidad de formar grandes personas, con un gran sentido crítico y de confianza en sí mismas, razones que en realidad se hacen de lado, probablemente por la falta de herramientas, estrategias idóneas y en otros casos por falta de vocación profesional, aunque no se puede dejar de lado aspectos tales como el gran número de estudiantes a cargo de un determinado docente y el poco apoyo en recurso físicos, humanos y de infraestructura con las que cuentan los planteles educativos.

Al analizar el género se encuentra que aunque no existen diferencias significativas, son las mujeres quienes reportan en mayor proporción ser víctimas de actos violentos en sus hogares, pero a pesar de esta condición, son quienes manifiestan menos dificultades en el ámbito escolar, este aspecto confirma lo ya investigado por Trianes y Gallardo (1997), quienes también analizaron la influencia del sexo en las repercusiones psicológicas de niños maltratados y encontraron que aunque existen escasas diferencias entre géneros, los hombres maltratados tienden a mostrar mayores conductas violentas en el ámbito escolar, aspecto que dichos autores han atribuido al mayor conocimiento social que tienen las mujeres y por tanto la tendencia a emplear mejor las estrategias para la solución de problemas.

Se concluye que en cuanto a la relación de ciertos factores asociados con la aparición de la violencia interpersonal, es importante resaltar que si bien es cierto se ha encontrado una relación directa entre la violencia familiar y la violencia escolar, esta no es definitiva puesto que no se tienen en cuenta otros factores como los relacionados con el contexto social y cultural de cada sujeto, por tanto y como lo afirma Lomas (2007), en el origen del acoso, del matonismo y de la violencia escolar convergen multitud de factores personales, familiares, culturales y sociales, que a su vez influyen directamente en la aparición de este tipo de violencia.

Dentro de las dificultades en el momento de recopilar la información se pueden resaltar ciertas diferencias entre los datos recopilados a partir de la lista de chequeo y las entrevistas realizadas a los sujetos de estudio, sus padres y profesores, siendo mas evidente la manifestación de violencia interpersonal en la lista de chequeo, este aspecto se puede analizar desde diferentes aspectos que pueden estar relacionados con el sujeto de investigación, el entrenamiento de los evaluadores y/o la metodología de la investigación; en cuanto al sujeto de investigación, el analizar esta problemática y como se plantea en la introducción, es un tema que está rodeado de un alto contenido de moralismo y desinformación, relacionado con el temor que le puede generar al sujeto el afirmar que realmente está siendo víctima de cualquier tipo de violencia, ya sea por el desconocimiento de los procedimientos asociados con la protección y el cumplimiento de los derechos del niño y del adolescente, las amenazas o las experiencias negativas que han podido tener o han presenciado ante la denuncia de este tipo de problemáticas; en cuanto al entrenamiento de los evaluadores, si bien es cierto se hizo de manera exhaustiva y rigurosa, es importante tener en cuenta especialmente el grado de empatía que se haya podido lograr con los evaluados y el manejo adecuado de las habilidades clínicas en la detección de posibles problemáticas asociadas; en cuanto a la metodología, el no haber utilizado instrumentos ya diseñados y estandarizados para la población objeto de estudio y no contar con la totalidad de las entrevistas de docentes y padres de familia y respecto a las dificultades en el rigor metodológico asociadas con el hecho de tomar datos de una practica por proyectos en la que se pretende intervenir en los sujetos que requieren del apoyo y no poder seleccionar una muestra intencional que permita controlar ciertas variables como edad, escolaridad, procedencia y la respectiva representatividad de la muestra.


Referencias

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