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Psychologia. Avances de la Disciplina

On-line version ISSN 1900-2386

Psychol. av. discip. vol.7 no.2 Bogotá July/Dec. 2013

 

Intervenciones psicológicas para el manejo y reducción de estrés en pacientes hipertensos: una revisión sobre su efectividad

Psychological interventions on stress management and reduction for hypertensive patients: a review of their effectiveness

Ita Hortencia Flores-Valdez*
Martha Patricia León-Santos**
Elvira Vera-Hernández***
y María del Rocío Hernández-Pozo****
Universidad Nacional Autónoma de México - México

*Este estudio se realizó durante el seminario que cursaron las primeras tres autoras bajo la supervisión de la cuarta autora, como parte del programa de Licenciatura a Distancia en Psicología, SUAyED de la UNAM, FES Iztacala. Agradecemos las observaciones de los revisores anónimos que permitieron mejorar el escrito
**Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Iztacala, Carrera de Psicología, Programa SUAyED, Tlalnepantla, Estado de México, México
***Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, Programa de Equidad y Género, Cuernavaca, Morelos, México
****Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Iztacala, Proyecto de Investigación en Aprendizaje Humano, Tlalnepantla, Estado de México, México. Dirigir la correspondencia a María del Rocío Hernández Pozo, CRIM-UNAM. Proyecto de Investigación Equidad y Género, Ave. Universidad s/n, Campus Ciudad Universitaria UAEM, Circuito 2, Col. Chamilpa, Cuernavaca, Morelos, C. P. 62210, México, correo electrónico: herpoz@unam.mx

Fecha recepción: 21/6/2013 • Fecha aceptación: 3/9/2013


Resumen

La hipertensión está considerada como una de las principales problemáticas de salud pública, pues es una enfermedad crónica asintomática caracterizada por una elevación de presión arterial, en la que inciden los niveles de estrés que percibe el paciente y cuyas consecuencias pueden ser devastadoras tanto en la salud física como emocional de este grupo. Se realizó una revisión analítica enfocada a la efectividad de diversos tipos de intervención psicológica, para disminuir los niveles de presión sistólica, controlar el nivel de la presión diastólica, disminuir la percepción del estrés de los sujetos y propiciar una mayor adherencia al tratamiento. La búsqueda se realizó en la base de datos Springer, donde 50 artículos cumplieron con los criterios de exclusión y de inclusión, para el periodo 2000-2013. La revisión arrojó una mayor inclinación hacia las intervenciones de tipo conductual (38%), sin embargo, las intervenciones cognitivo-conductuales fueron las más eficaces para disminuir los niveles de estrés y generar la reducción más significativa en presión arterial, con un 100% de resultados positivos, mientras que solo el 68.4% de los estudios conductuales reportó una mejoría.

Palabras clave: Hipertensión, estrés, tratamiento, conductual, cognitivo, técnicas.


Abstract

Hypertension an asymptomatic chronic disease characterized by elevated blood pressure, is considered a public health problem, affected by stress levels perceived by the patient, with physical and emotional health consequences that can be devastating for this population. This study presents an analytical review focused on the effectiveness of different types of psychological intervention to reduce systolic blood pressure levels, controlling the level of diastolic pressure, decreasing stress perception of subjects and fostering greater adherence. The search was conducted by means of the Springer database, with 50 articles selected on the basis of the inclusion and exclusion criteria for the period 2000-2013. Results showed greater inclination towards behavioral type interventions (38%), while cognitive-behavioral interventions were the most effective for decreasing stress levels and producing the most significant reduction in blood pressure, 100% of the studies based on this type of intervention showed positive results, while the behavioral type only registered 68.4% of success.

Keywords: Hypertension, stress, treatment, behavioral, cognitive, techniques.


Introducción

El estrés es una sensación de tensión física y psicológica que suele ocurrir en situaciones percibidas por los individuos como difíciles o inmanejables, dependiendo de factores tales como la edad o el nivel sociocultural. González (2006) señala al estrés como un estado psicofísico que se presenta cuando la demanda percibida por una persona excede la percepción de su capacidad para afrontarla.

De acuerdo a la Asociación Americana de Psicología (2013) niveles elevados de estrés que comúnmente aumentan la probabilidad de un comportamiento hostil, pueden empeorar factores de riesgo cardiovascular existentes y producir enfermedades del corazón.

Tomando en cuenta lo anterior, Snieder et ál. (2002) y Treiber, Davis y Turner (2001), indican que «se ha considerado que el estrés ambiental y psicosocial han desempeñado un papel significativo en el desarrollo de la hipertensión mediante su actuación en los mecanismos de control agudo y a largo plazo de la presión arterial» (Barnes & Orme, 2008, p. 2).

Guyton y Hall (1996; citado en Barnes & Orme, 2008, pp. 2-3) señalan que «la exposición al estrés trae como resultado aumentos en la presión arterial (PA) mediados por el Sistema Nervioso Simpático (SNS) para satisfacer la necesidad inmediata de un mayor riego sanguíneo al cerebro y al cuerpo. La activación del SNS a su vez acelera el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS), que incluye la liberación de la hormona vasoconstrictora angiotensina II, que contribuye al aumento agudo de la presión arterial». Por su parte, Snieder et ál. (2002) y Treiber, Davis y Turner (2001), indican que «este patrón de respuesta se asocia con aumentos concomitantes de la tensión cardíaca, de la pared vascular y del estrés intravascular de cizallamiento (fuerza aplicada o presión ejercida contra la superficie y las capas de la piel a medida que los tejidos se deslizan en planos opuestos, pero paralelos) que a lo largo del tiempo contribuye a la remodelación vascular y ventricular precoz que finalmente conducen a la hipertensión» (Barnes & Orme, 2008, pp. 2-3).

Una vez expuesto lo concerniente al estrés, cabe señalar la importancia del manejo del mismo, pues permite que el individuo logre controlar y reducir la tensión que surge cuando una determinada situación se percibe como difícil o inmanejable, a fin de contrarrestar los niveles negativos que el estrés tiene en su salud física, en este caso, la hipertensión. Para ello es necesaria la aplicación de diversas intervenciones.

En 1980 el Comité Nacional Conjunto para la Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión en EE. UU., se manifestó oficialmente sobre la eficacia de algunas de las intervenciones conductuales más empleadas para combatir la hipertensión (retroalimentación biológica, psicoterapia y relajación), desestimando su uso para casos de hipertensión crónica, pues daban lugar a reducciones modestas que sólo se producían en algunos pacientes. El mismo comité cuatro años más tarde subrayó los beneficios de relajación y la retroalimentación biológica para casos de hipertensión leve, debido a que producían reducciones pequeñas, pero consistentes y significativas, recomendando el uso de ambas técnicas en conjunción con la administración de fármacos para casos severos de hipertensión. Más recientemente, en 1993 el mismo organismo subrayó la importancia de los aspectos conductuales y aconsejó los cambios en el estilo de vida para un tratamiento exitoso contra la hipertensión arterial (García, Labrador & Sanz, 1999; citados en Molerio, Arce, Otero & Nieves, 2005).

De igual manera y «con el fin de complementar los tratamientos llevados a cabo de forma exclusiva a partir de las técnicas conductuales aisladas, surgen los programas o paquetes de intervención cognitivo-conductual, los cuales combinan todo un conjunto de estrategias dirigidas a instruir al paciente en la gestión de las variables emocionales que influyen en la HTA (Hipertensión Arterial) y para dotarle de estrategias que le permitan mantener diferentes hábitos saludables para sus niveles de PA (Presión Arterial)». «Este tipo de programas de intervención se han aplicado al tratamiento de diferentes enfermedades de tipo coronario entre las que se incluye la HTA esencial mostrando una eficacia elevada» (Fernández, 2009, pp. 163-165).

Finalmente, tomando en cuenta la importancia que tiene el manejo y reducción de estrés para la hipertensión, así como los antecedentes de las intervenciones ya mencionadas, se realizó una revisión de artículos con el objetivo de identificar el tipo de intervenciones que se han empleado con mayor frecuencia para reducir la hipertensión arterial, así como para hacer un análisis comparativo de los resultados que han tenido las aplicaciones de esos métodos en años recientes.

Método

Para la selección de los artículos relativos al manejo y reducción de estrés asociado a hipertensión se consultó la base de datos para publicaciones científicas de la casa editorial Springer-Verlag, para el período comprendido de enero del 2000 a mayo del 2013. La estrategia de búsqueda consistió en identificar todos los artículos que en el título, resumen o palabras clave, tuvieran las frases descriptoras en inglés: stress reduction, behavioral intervention y/o hypertension.

A partir de los resultados de esa búsqueda, se seleccionaron artículos que adicionalmente cumplieran con alguno de los siguientes criterios: 1) mención de técnicas psicológicas en relación con las enfermedades cerebro-vasculares, 2) abordar la relación del estrés con enfermedades crónicas cardiovasculares, principalmente hipertensión, 3) mención sobre intervenciones psicológicas frente a las enfermedades cerebro-vasculares, 4) mención de algunos de los factores de riesgo asociados a la hipertensión y 5) que fueran artículos originalmente escritos en inglés o español, disponibles en su versión completa a través de la base Springer-Verlag.

Finalmente se excluyeron los trabajos realizados con animales y estudios que solo se referían a la validación de algún instrumento psicométrico.

Resultados

La búsqueda a partir de los términos señalados arrojó inicialmente 75 artículos, de los cuales 25 no cumplían todos los criterios de inclusión, pues la mayoría de ellos eran de publicaciones previas a 2000, también se eliminaron estudios que trataban exclusivamente con validaciones de instrumentos psicométricos. Finalmente de acuerdo a los criterios de inclusión, se seleccionó un total de 50 artículos, todos ellos relacionados con el manejo y la reducción de estrés asociados a la hipertensión, los cuales fueron publicados en Estados Unidos, Canadá, Suecia, Italia, Reino Unido, Portugal y Australia, durante el periodo comprendido del 2000 al 2013.

Analizando la distribución geográfica de los escritos quedó en evidencia un gran interés sobre el tema en Estados Unidos ya que se identificaron 36 artículos publicados con ese origen, mientras que en ningún otro país se publicaron más de cuatro artículos durante ese periodo, por ejemplo en Canadá y Suecia se publicaron cuatro, en Italia e Inglaterra dos y en Portugal y Australia uno.

Por otro lado, la mayor frecuencia de artículos se registró en los años 2011 y 2012, siendo muy baja la producción de artículos sobre el tema en los años 2000, 2002, 2004 y 2005, como se puede apreciar en la figura 1. Es muy probable que la tendencia al alza en la publicación sobre intervenciones relacionadas con la disminución del estrés orientada a la población hipertensa continúe, ya que en lo que va del año del 2013, hasta el mes de mayo van cinco artículos publicados con esa temática.

En la tabla 1 se condensan los tipos de intervenciones abordadas por los artículos seleccionados, así como el tamaño de la muestra y sus características, identificando a los escritos por su primer autor, el año de publicación y el país de origen. Esos artículos que constituyen el universo de análisis del estudio, se identifican en la lista de referencias mediante un asterisco, como es costumbre en los estudios de revisión analítica.

Ahora bien, el número de participantes por estudio fue muy variado, es decir, en cinco no se especificó la cantidad total de personas que formaron parte del estudio, mientras que en los demás el número osciló entre seis y más de mil, el mayor número de participantes se registró en una investigación con 1039 afroamericanos neoyorquinos (Fernández, Tobin, Cassells, Díaz, Kalida & Ogedegbe, 2011). De igual manera se detectó que el 6% de los estudios estuvo dirigido a hombres exclusivamente, el 16% a las mujeres exclusivamente y el 78% a ambos sexos, con edades de 7 a 80 años. Al realizar una comparación entre la proporción relativa de atención por sexo a los que se enfocaron las intervenciones para el control y reducción de estrés se pudo deducir que estas, han sido aplicadas sin preferencia de género, pues los estudios revisados muestran evidencia de que el interés se ha distribuido en ambos sexos equitativamente.

Por otro lado, el 4% de los estudios se realizó con personas de orientación sexual atípica. También se registraron estudios dirigidos a personas con ocupaciones diversas entre las que destacan: empleados de atención al cliente, profesores, oficiales, trabajadores de servicio de alimentos y cuidadores. El origen de los participantes varió en términos de la nacionalidad y la etnicidad, registrándose entre los grupos estudiados bajo el primer rubro a subgrupos de italianos, nacionales de otros países europeos no especificados, japoneses, coreanos y bajo el segundo rubro de etnicidad a afroamericanos, coreanoamericanos e hispanos radicados en EE. UU.

Es importante mencionar que aunque las intervenciones del estudio están enfocadas principalmente a la reducción y manejo de estrés con principal relación a la hipertensión, muchos de los participantes aparte de padecer de la presión arterial reportaron tener otro tipo de enfermedades (22% de los mismos tienen relación con enfermedades coronarias, cáncer, VIH, estrés postraumático, síndrome del intestino irritable y enfermedades relacionadas con el estrés), sin embargo, esto no interfirió, pues prácticamente se buscaba el control de estrés para aminorar la presencia de la presión arterial.

El tipo de intervenciones que se identificaron para el manejo y control de estrés fueron: cognitiva con un 10% de aplicación en los estudios examinados, cognitiva- conductual (26%), conductual (38%), preventiva primaria y secundaria (2%), preventiva primaria( 4%), promocional (2%), multifactorial (4%), multinivel basada en la evidencia (2%), No farmacológica y farmacológica (2%) y secuencial y simultánea (2%). De esta distribución porcentual, es evidente la preponderancia de los estudios conductuales, aunque vale la pena subrayar que las categorías del tipo de intervención se recogieron de los propios artículos y aunque no fueron excluyentes entre sí en algunos casos, como por ejemplo los estudios multifactoriales, los preventivos, los promocionales, los multinivel y los no farmacológicos, esta clasificación brinda una idea general del énfasis central registrado en los estudios de intervención psicológica contra la hipertensión.

En la tabla 2 se presenta con más detalle el total de 50 artículos objeto del presente análisis crítico, organizados a partir del tipo de intervención, las técnicas involucradas, el número de sesiones y los resultados principales del procedimiento, identificando a los estudios por su primer autor y el año de publicación del artículo.

La tabla 2 presenta datos específicos de cada artículo que permiten hacer un análisis comparativo de los mismos en términos de diferentes criterios, como duración de las intervenciones y éxito relativo de las mismas. El número de sesiones de los estudios analizados varió de 1 a 20, con un tiempo que osciló de 15' a 90' por sesión, y una distribución de las sesiones en un lapso que varió entre de día a 12 meses. Las actividades específicas empleadas en las sesiones fueron desde una exposición a estímulos visuales estresantes por 1', hasta actividades diversas desarrolladas en un tiempo indeterminado no mayor a 90'.

En cuanto a los resultados obtenidos con las intervenciones aplicadas en cada estudio se encontraron los siguientes: 1) Con la intervención cognitiva, misma que se empleó en 5 estudios; se logró la disminución de la depresión y el estrés y bienestar emocional con el uso continuo de las competencias adquiridas y el afrontamiento, tanto a nivel individual como grupal. 2) Con la intervención cognitivo-conductual la cual se empleó en 13 estudios; hubo una reducción significativa de la presión arterial, a través del entrenamiento del manejo de estrés, también tuvo un impacto positivo en la disminución de las quejas psicológicas, disminución en los niveles de estrés, aumento de la atención plena, reducción de ansiedad y de depresión, y una mejora de la capacidad percibida. 3) Con la intervención conductual empleada en 19 estudios, hubo un incremento en los niveles de confianza, mejorando sus hábitos de comunicación y logrando reducir los trastornos psicológicos, así como la frecuencia cardiaca y presión arterial; así como también se lograron efectos favorables en el conocimiento y habilidades de afrontamiento, disminución en la depresión y reducción en los niveles de estrés y de tensión. 4) Con la intervención preventiva, empleada en siete estudios, se brindó información médica precisa, sobre el manejo de la hipertensión y la modificación de estilos de vida logrando un efecto preventivo beneficioso para la salud física de los participantes. 5) Con la intervención promocional, empleada únicamente en un estudio, se redujo la angustia psicológica y aumentó la motivación de los participantes. 6) Con la intervención multifactorial, la cual fue empleada en un estudio, hubo una mejora en los hábitos dietéticos, un aumento en la frecuencia del ejercicio, propiciando un mejor control de la salud en general, mostrando una reducción en los síntomas del estrés. 7) La intervención multinivel empleada en un estudio, resultó eficaz para el control de la presión arterial. 8) Por último, la intervención secuencial y simultánea utilizada en un estudio, fue poco eficaz, pues permitió la interferencia de diversos obstáculos, como la adicción al cigarro (Véase la tabla 2).

Finalmente, es importante mencionar que en las intervenciones se encontraron diferentes obstáculos que interfirieron en la modificación de la conducta, como: la adicción al cigarro, la falta de tiempo para preparar alimentos saludables y para hacer ejercicio. Por otro lado, las intervenciones tuvieron resultados favorables en la mayoría de las poblaciones, aunque se hace referencia que sus efectos beneficiaron aún más a los veteranos en comparación con otras poblaciones. De igual manera, los estudios mostraron evidencia de que hay más inclinación hacia las intervenciones de tipo conductual, aunque las que más contribuyen a la disminución de los niveles de estrés y por ende a una reducción significativa de la presión arterial fueron las intervenciones cognitivo-conductuales, esto tomando en cuenta que el 100% (13) de los estudios basados en ese tipo de intervención, arrojaron resultados positivos, mientras que en los de tipo exclusivamente conductual (19) se reportó un 11.11% de resultados desfavorables y solo un 68.4% produjo una mejoría en la población objeto. A pesar de que los estudios no emplearon medidas equiparables para valorar el grado de éxito de los procedimientos psicológicos para reducir los niveles percibidos de estrés, ni tampoco para medir el efecto que tuvo esto sobre la disminución de la hipertensión arterial, se puede resumir de manera preliminar, que los autores mismos reportaron diferentes niveles de éxito de sus intervenciones y este es un primer paso para dar cuenta de los resultados diferenciales de los procedimientos empleados. Este hallazgo preliminar sobre el mayor beneficio de las intervenciones cognitivo conductuales sobre las exclusivamente conductuales puede deberse a que la primera es más integral que la segunda, al enfocarse no solamente a la disminución de comportamientos de riesgo para la salud, sino también a aspectos emocionales y de comportamiento verbal privado que son eficaces para mantener los estilos de vida saludables y disminuir la probabilidad de conductas de riesgo.

Discusión

El presente estudio se dio a la tarea de hacer una revisión de un grupo de artículos basados en intervenciones para el control y manejo del estrés en pacientes con hipertensión publicados en revistas científicas indizadas en la base bibliométrica Springer-Verlag, durante el periodo 2000-2013.

Hay que resaltar, que no sólo la hipertensión arterial fue el tema de estudio, algunos investigadores han escudriñado en el mundo del estrés, en relación con la hipertensión arterial y en general su relación con el riesgo de muerte cardiovascular.

Es relevante mencionar, «que gran variedad de investigadores han enfatizado la relación entre el estrés laboral y el aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, las cuales demostraron que los efectos perjudiciales del estrés, unido a un día estresante de trabajo, parcialmente mediados por un aumento en la reactividad cardíaca, producen un aumento en la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y una disminución del tono vagal, llevando finalmente al desarrollo lento y progresivo de la hipertensión arterial» referido por Virijkotte (2000; citado en Álvarez et ál., 2004, p. 18).

Tal situación, tiene semejanza con lo que se encontró en algunas de las investigaciones analizadas, las cuales en su mayoría se centraron en personas con actividad laboral, como cuidadores de pacientes psiquiátricos (Winefield, 2000) empleados de servicio al cliente de una empresa (Munz, Kohler & Greenberg, 2001) empleados de una empresa japonesa (Shimazu, Umanodan & Schaufeli, 2006), oficiales correccionales (McCarty, Atkinson & Lipsenthal, 2009) profesores de primaria y auxiliares docentes (Gold, Smith, Hopper, Herne, Glenis & Hulland, 2010) cuidadores de ancianos (Lubow, McBee, Darling, Armey & Miller, 2011) y profesionistas y trabajadores de servicio de alimentos (Aroian, Peters, Rudner & Waser, 2012).

Por otro lado, Gutiérrez (2001, p. 100) expone que «el estrés puede ser un factor de riesgo cardiovascular y su manejo podría ser beneficioso para el paciente hipertenso». Tal planteamiento nos da pie a considerar que el manejo del estrés puede tener resultados beneficiosos tanto para la salud en general, como para la reducción de la presión arterial.

A partir de la revisión realizada, se encontró que las intervenciones más eficaces para contrarrestar los efectos negativos que el estrés tiene en la salud de los hipertensos fueron las terapias cognitivo-conductuales, lo cual coincide con lo expuesto por Fernández (2009), quien indica que los programas de intervención cognitivo-conductual que se han aplicado al tratamiento de enfermedades de tipo coronario (entre ellas la hipertensión arterial), han mostrado una eficacia elevada.

Por otro lado Miguel-Tobal, Cano-Vindel, Casado y Escalona (1994), tras realizar un estudio en el que se implementó un programa cognitivo-conductual, donde combinaron distintas técnicas terapéuticas tales como sesiones informativas, entrenamiento en relajación muscular progresiva, técnicas de respiración, solución de problemas y técnicas de autocontrol para el cambio de hábitos de vida, obtuvieron como resultado cambios en un buen número de las variables psicológicas tratadas (ansiedad, ira, solución de problemas, etc.), así como fuertes reducciones en los niveles de presión arterial. Dicha afirmación ha sido apoyada en el presente estudio por Cruess et ál. (2002), Vocks, Ockenfels, Jürgensen, Mussgay y Rüddel (2004), Rhenen, Blonk, Dijk y Shaufeli (2005), Reyes et ál. (2006), Penedo et ál. (2006), Carmody y Baer (2008), Gold, Smith, Hopper, Herne, Glenis y Hulland (2010), Campbell, Labelle, Bacon y Carlson (2011), Phillips et ál. (2011), Gayner et ál. (2012), Morone, Lynch, Losasso, Liebe y Greco (2012), Reginald, Sterk y Pearce (2012) y Gans, O´Sullivan y Bircheff (2013).

Un aspecto identificado, en revisiones realizadas por Molerio, Arce, Otero y Nieves (2005), es que las estrategias de afrontamiento que empleaban los sujetos para enfrentar las situaciones estresantes en 1998, estaban más centradas en comportamientos de tipo cognitivo y conductual; actualmente se lleva a cabo la aplicación de otros tipos de intervención, los cuales utilizan una gran diversidad de técnicas adicionales a las que se identifican tradicionalmente con las cognitivo-conductuales, que si bien no han alcanzado los resultados esperados, evidencian el interés y trabajo que tanto la Medicina como la Psicología están realizando para disminuir o erradicar este tipo de problema de salud que afecta a diversos sectores de la población.

Tomando en cuenta lo anterior, como consecuencia se puede afirmar que todas las conclusiones apuntan a la necesidad de cambios en las conductas individuales y en los estilos de vida, construyendo ambientes más propicios para la salud, a fin de influir benéficamente en las variaciones en el estrés y en la tensión arterial, tal como lo mencionan Lindquist, Berlín y Knuiman (1996).

Los resultados de los estudios revisados en este artículo respaldan la eficacia de las intervenciones cognitivo-conductuales para el control y manejo del estrés, reduciendo con ello los niveles de presión arterial.

Si bien los resultados de la revisión muestran evidencias de la eficacia de las intervenciones cognitivoconductuales, es importante tomar en consideración que existen obstáculos que impiden a los enfermos controlar su enfermedad o acceder a un nivel de vida más saludable, entre estos se encuentra el desconocimiento general de herramientas conductuales y la falta de adherencia al tratamiento, cuyas principales causas, de acuerdo con lo publicado en el III Foro Diálogos Pfizer-Pacientes son: instrucciones insuficientes, falló en la relación médico-paciente, desacuerdo del paciente respecto al tratamiento, mala memoria o efectos adversos al medicamento (Pfizer, 2009).

De los resultados de la presente revisión, surge un punto relevante como objeto de reflexión sobre la eficacia diferencial de los estudios analizados. El tiempo de aplicación fluctuó en un rango muy amplio, lo que hace sospechar que de ese factor pudo depender el éxito del procedimiento; ya que no todas las personas reaccionan de la misma manera ante los tratamientos y unas requieren de mayor tiempo de exposición a las técnicas de intervención para alcanzar un cambio clínicamente significativo. Aunado a esto, habría que considerar la efectividad de las intervenciones cortas, por ejemplo de uno o dos días, con respecto a las que se han aplicado durante todo un año, ya que no se podría hacer una comparación entre ellas debido a la gran diferencia en términos de la saturación que pueden tener sobre los pacientes, con esas diferencias en exposición a los tratamientos. Dicho aspecto sin duda abre camino para nuevas investigaciones.

Finalmente, es importante considerar que todo tratamiento debe ajustarse a las necesidades individuales de los pacientes, a fin de que exista un balance de riesgo-beneficio adecuado, facilitándoles la información necesaria que les permita conocer los efectos adversos y la relevancia de cumplir con apego el tratamiento para obtener resultados óptimos en el control y disminución de su enfermedad.


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