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Psychologia. Avances de la Disciplina

versão On-line ISSN 1900-2386

Psychol. av. discip. vol.8 no.1 Bogotá jan./jun. 2014

 

Evaluación preliminar de un programa para parejas no casadas que han presentado malos tratos

Preliminary evaluation of a program for unmarried couples that have presented abuse

César Armando Rey-Anacona*,
Jorge Arturo Martínez-Gómez,
Lizeth Maritza Villate-Hernández,
Cindy Patricia González-Blanco,
Diana Carolina Cárdenas-Vallejo
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja - Colombia

*Este artículo es producto de un proyecto de investigación aprobado y apoyado financieramente por la Dirección de Investigaciones de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Código: SGI-1087. Correspondencia: Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Facultad de Ciencias de la Salud, Escuela de Psicología, Calle 24 No. 5-63, Antiguo Hospital San Rafael, Tunja, Colombia. Correo electrónico: cesar.rey@uptc.edu.co.

Fecha recepción: 26/03/2014 • Fecha aceptación: 29/04/2014


Resumen

El objetivo de esta investigación fue efectuar una evaluación preliminar de un programa de tratamiento dirigido a parejas jóvenes no casadas que han presentado malos tratos en su relación, el cual contemplaba el mejoramiento de las habilidades de comunicación, empatía y manejo de la ira, entre otros componentes implementados desde el enfoque de terapia y modificación del comportamiento. Se utilizó un diseño pretest-postest de un solo grupo, con la participación de cuatro parejas heterosexuales entre 17 y 22 años de edad (X = 20 años; DX = 1,89 años). Los efectos se evaluaron a través del STAXI II, el ASPA (Cuestionario de Aserción en la Pareja), una escala de actitudes hacia la violencia íntima, un cuestionario de satisfacción con el programa y una lista de chequeo de experiencias de maltrato en la pareja. Los resultados evidenciaron decrementos postratamiento significativos en la frecuencia de malos tratos, en la ira como estado y en las actitudes hacia la violencia, así como una buena satisfacción con el programa. Se proponen ajustes en los contenidos del mismo, de cara a la realización de un ensayo clínico controlado.

Palabras clave: violencia, resultados del tratamiento, evaluación de resultados de intervenciones terapéuticas, adolescente, adulto joven.


Abstract

The objective of this research was to conduct a preliminary evaluation of a treatment aimed at unmarried young couples who have had abuse in their relationship. The program included improving communication skills, empathy and anger management, among other components, under a behavior therapy perspective. A pretest-posttest one-group design was used, with the participation of four heterosexual couples between 17 and 22 years (X=20 years, DX=1.89 years). The effects were evaluated through the staxi ii, the Assertion Questionnaire in the Couple, a scale of attitudes toward intimate violence, a program satisfaction questionnaire, and a checklist of experiences of partner abuse. The results showed significant post-treatment decreases on the frequency of abuse, attitudes toward intimate violence, and anger as a state, and a good satisfaction with the program. Adjustments in the contents of the program for the achievement of a controlled clinical trial are proposed.

Keywords: violence, treatment outcome, evaluation of results of therapeutic interventions, adolescent, young adult.


Introducción

Los malos tratos en las relaciones de noviazgo, entendidos como aquellos actos que pueden generar afectaciones a nivel físico, psicológico o sexual, en parejas no casadas que tienen un vínculo afectivo amoroso (Chong, 2005; Clase, 2005), han despertado un amplio interés debido a su alta prevalencia entre los jóvenes (Jouriles, Mueller, Rosenfield, McDonald & Dobson, 2012; Vizcarra & Póo, 2011). Varios estudios indican que más de la mitad de los jóvenes han sido víctimas o victimarios de intimidación verbal y psicológica por parte de su pareja en el noviazgo (Garrido & Taussig, 2013).

En Iberoamérica también se han informado altas prevalencias de malos tratos en el noviazgo, con escasas diferencias por sexo, lo que sugiere que las campañas de prevención deberían dirigirse tanto a los varones como las mujeres. Muñoz-Rivas, Graña, O'Leary y González (2007), por ejemplo, informaron que el 95,3% de las mujeres y el 92,8% de los varones habían ejercido conductas verbales agresivas, entre 2416 adolescentes y adultos jóvenes solteros de 36 escuelas de secundaria de Madrid (España), mientras que Rivera, Allen, Rodríguez, Chávez y Lazcano (2007) encontraron entre 7960 estudiantes de 11 a 24 años de la provincia de Morelos (México), que el 9,37% de las mujeres y el 8,57% de los varones habían sido víctimas de violencia psicológica, mientras que 9,88% de las mujeres y el 22.71% de los varones fueron víctimas de violencia física. Vizcarra & Póo (2011), por su parte, hallaron entre 427 estudiantes universitarios chilenos seleccionados aleatoriamente, que el 57% había vivido alguna vez violencia psicológica y el 26% violencia física, reportaron los varones haber recibido más violencia de los dos tipos que las mujeres, aunque las diferencias fueron leves. También informaron que el tiempo de relación y las actitudes a favor de la violencia se relacionaban con los malos tratos en el noviazgo.

Los resultados de algunos estudios indican que la observación de violencia entre los padres, así como el haber sido víctima de malos tratos en la familia de origen, tener conocidos que han ejercido esta forma de violencia, la aceptación y justificación de actitudes o conductas agresivas hacia la pareja, y un mayor tiempo de relación, podrían estar relacionados con los malos tratos en el noviazgo (Foshee, Bauman & Linder, 1999; Garrido & Taussig, 2013; Jouriles et al., 2012; Muñoz-Rivas et al., 2007; Póo & Vizcarra, 2008; Rey-Anacona, 2009; Sears, Byers & Price, 2007; Smith, Winokur & Palenski, 2005; Wolfe, Scott, Wekerle, & Pittman, 2001).

Las mujeres que han sido víctimas de este tipo de violencia tienden a presentar una mayor frecuencia de conductas sexuales de riesgo, abuso de sustancias, embarazo no deseado, intentos de suicidio y conductas inapropiadas para controlar el peso (Centers for Disease Control and Prevention, 2006; Howard & Wang, 2003; Kreiter et al., 1999; Rivera et al., 2007; Roberts, Auinger, & Klein, 2005; Silverman et al., 2001), mientras que los varones tienden a exhibir un mayor consumo de bebidas alcohólicas, intentos de suicidio y confrontaciones físicas (Ackard & Neumark-Sztainer, 2002; Centers for Disease Control and Prevention, 2006; Rivera et al., 2007). Además del daño inmediato, los malos tratos en el noviazgo durante la adolescencia podrían conllevar consecuencias adversas a largo plazo como un más bajo nivel educativo (Hamby & Turner, 2013), así como abuso de sustancias y síntomas de ansiedad, depresión y trauma (Jouriles et al., 2012).

Esta alta prevalencia, así como las eventuales consecuencias de la violencia en el noviazgo han llevado a la formulación de varias campañas y programas de prevención primaria y secundaria de esta problemática, que han sido implementados especialmente entre estudiantes de secundaria y universitarios (Close, 2005). Una revisión efectuada por Cornelius y Resseguie (2007), en publicaciones de programas de prevención primaria y secundaria de la violencia en el noviazgo, encontró que la mayoría se había implementado con adolescentes y jóvenes escolarizados, lo cual dificulta la generalización de sus resultados a otras poblaciones de adolescentes y jóvenes. Asimismo, dicha revisión evidenció que la mayoría de estos programas se enfocaban en la psicoeducación y la concientización, utilizando para su evaluación medidas de conocimientos y actitudes, pero muy pocas de cambio conductual, con medidas muy susceptibles a la deseabilidad social, como el autoinforme. La mayoría de estos programas tampoco implementaron medidas de seguimiento, falencia que junto con las anteriores, condujo a los autores a señalar que la prevención de los malos tratos en el noviazgo se encontraba en una fase exploratoria.

Una revisión efectuada por Martínez-Gómez y Rey-Anacona (en prensa), en artículos publicados entre enero de 1990 y diciembre de 2012, recuperados de los sistemas de información Redalyc, psicodoc, SCIENCE DIRECT, Proquest, Psycarticles y Ebsco, a través de palabras clave en castellano y en inglés referentes a la prevención y el tratamiento de la violencia en el noviazgo, permitió examinar un total de trece programas de prevención primaria y secundaria de este tipo de violencia, con características muy parecidas a las encontradas por Cornelius y Resseguie (2007), pero no arrojó ningún programa de tratamiento para víctimas, victimarios o los dos integrantes de parejas no casadas involucradas en este tipo de violencia, lo que sugiere que hasta el momento no se han sometido a prueba empírica programas de tratamiento dirigido a las víctimas, los victimarios o los dos integrantes de las parejas en donde se han presentado este tipo de malos tratos.

Si bien la prevención de esta problemática es necesaria para contrarrestar su alta prevalencia y sus posibles secuelas entre la población adolescente y juvenil, es indispensable contar con alternativas de tratamiento que permitan detener la violencia entre aquellos individuos que ya la han vivido, prevenir de esta manera sus secuelas y ofrecer una alternativa para aquellas parejas que desean mantener la relación, contrarrestando aquellas actitudes y conductas que conllevan a una resolución agresiva de los conflictos.

En Colombia algunos estudios indican que la prevalencia de los malos tratos en parejas no casadas también tiende a ser alta. Rey-Anacona (2009) encontró entre 149 varones y 254 mujeres, solteros y sin hijos, de 15 a 30 años de edad, que el 82.6% había sido objeto, al menos una vez, de alguna forma de maltrato por parte de su pareja, no encontrándose diferencias por sexo en la frecuencia informada de malos tratos; además, el tiempo de relación correlacionó positivamente con la frecuencia de malos tratos. En un estudio posterior, el mismo autor halló entre 417 varones y 485 mujeres de 15 a 35 años de edad, solteros y sin hijos, que el 85,6% había ejercido al menos una vez alguna forma de maltrato hacia su pareja, no encontrando diferencias estadísticamente significativas por sexo en la frecuencia de malos tratos ejecutados, siendo el psicológico el tipo de maltrato más frecuente, seguido por el físico, el emocional, el sexual, el económico y el negligente (Rey-Anacona, 2013a). Un análisis de regresión lineal con ajuste al modelo evidenció que en esta muestra la frecuencia de malos tratos correlacionaba positivamente con el número de actos de violencia observados entre los padres, el número de afirmaciones a favor de la violencia en el matrimonio, rasgos de personalidad agresivos y, negativamente, con la comunicación afectiva de pareja (Rey-Anacona, 2013b).

Teniendo en cuenta esta alta prevalencia y la consiguiente necesidad de contar con programas de tratamiento para aquellas parejas en donde se han presentado este tipo de maltratos, esta investigación se planteó como objetivo diseñar, implementar y evaluar preliminarmente un programa de intervención conductual, dirigido a parejas no casadas que informaron malos tratos en su relación de noviazgo, como paso previo a la realización de un ensayo clínico controlado para obtener datos más sólidos de su eficacia.

Método

Diseño

Se utilizó un diseño pretest-postest de un solo grupo, en el cual se miden las variables dependientes antes y después del tratamiento, con el fin de evaluar su efecto en dichas variables (Campbell & Stanley, 1991).

Participantes

Cuatro parejas heterosexuales entre 17 y 22 años de edad (X = 20 años, DX = 1,89 años), quienes decidieron voluntariamente participar en el programa, enterándose del mismo a través de una convocatoria abierta que se efectuó en una universidad pública colombiana. Los participantes habían cursado en promedio seis semestres académicos y se encontraban estudiando cinco carreras profesionales y de licenciatura de dicha institución. Los criterios de inclusión y exclusión eran que fueran parejas de adolescentes o adultos jóvenes solteros, en donde se hubiesen presentado malos tratos físicos, psicológicos y/o sexuales en más de una ocasión, en una sola dirección o en ambas, según lo informado por alguno de los integrantes de la pareja, o los dos, a través de la Entrevista Semiestructurada para las Víctimas de Maltrato Doméstico (Echebúrua & Corral, 1998) y la Lista de Chequeo de Experiencias de Maltrato en la Pareja Forma A (Rey-Anacona, 2013), y que tuviesen la disposición y tiempo para asistir a y todas las sesiones del programa.

Instrumentos

Entrevista Semi-estructurada para las Víctimas de Maltrato Doméstico (Echebúrua & Corral, 1998). Es un cuestionario con preguntas abiertas y cerradas que recoge información sobre los actos de violencia de tipo físico, psicológico y sexual de los cuales ha sido objeto la persona por parte de su pareja, así como información biográfica como la relación del entrevistado con sus padres, antecedentes de violencia dentro y fuera de la familia de origen, problemas de salud, uso de drogas y alcohol e intentos y pensamientos persistentes de suicidio. Este instrumento no tiene un carácter psicométrico; sus autores no reportan datos de confiabilidad y validez.

Inventario de Expresión de Ira Estado ii (staxi-ii, Miguel-Tobal, Casado, Cano-Videl & Spielberger, 2009). Es un instrumento ampliamente utilizado a nivel clínico, que permite ponderar, a través de 49 ítems con cuatro opciones de respuesta, la ira como estado, como rasgo y su expresión y control, arrojando una puntuación general y en los tres aspectos mencionados. Según los autores de la versión española, dos estudios mostraron coeficientes alfa de Crombach que oscilaban entre .64 y .89, así como coeficientes de correlación test-retest que fluctuaban entre .64 y .77 en las escalas de ira como rasgo y expresión y control de la ira, datos que indican un adecuado nivel de confiabilidad. Estudios previos han evidenciando correlaciones estadísticamente significativas con medidas similares o teóricamente relacionadas (Miguel-Tobal et al., 2009).

Cuestionario de Aserción en la Pareja (asPa; Carrasco, 1998). Evalúa cuatro estilos de comunicación: asertivo, agresivo, sumiso y agresivo-pasivo, en aspectos comunes de la vida en pareja, como las relaciones sexuales, las manifestaciones de afecto, la comunicación, el tiempo libre y las tareas caseras. Presenta dos formas con 40 preguntas cada una. En la Forma A, el individuo se evalúa a sí mismo con respecto a sus estilos de comunicación, mientras que en la Forma B evalúa el comportamiento de su pareja. La confiabilidad del test, conforme a la prueba alfa de Chombach, oscila entre .72 y .84 para la Forma A y entre .92 y .96 para la Forma B, mientras que los coeficientes de correlación test-retest para la Forma A fluctúan entre .76 y .88 (no se reportan datos de confiabilidad test-retest de la Forma B). Las escalas del aspa correlacionaron significativamente con medidas de aserción y ajuste marital (Carrasco, 1998).

Lista de Chequeo de Experiencias de Maltrato en la Pareja Forma A (Rey-Anacona, 2009). Permite informar la frecuencia de realización por parte de la pareja, de 79 conductas de maltrato físico, psicológico, emocional y sexual, por medio de una escala tipo Likert de cuatro opciones. Los últimos 11 ítems van dirigidos a personas que conviven con su pareja y/o tienen hijos, por lo que no fueron tenidos en cuenta en este estudio. El instrumento fue validado a nivel metodológico y de contenido por expertos, mostrando un alfa de .92 con una muestra de 403 varones y mujeres de 15 a 30 años de edad.

Escala de Actitudes Hacia la Violencia Íntima (adaptado de Vizcarra & Póo, 2011). Contiene diez ítems referentes a situaciones en las cuales el individuo debe responder si considera justificado el uso de la violencia hacia la pareja, como la infidelidad, la descalificación, el negarse a tener relaciones, el bajo nivel educativo, la historia de maltrato, las alteraciones emocionales y el consumo de drogas y alcohol. El instrumento utiliza una escala de respuesta Likert de cinco opciones, que oscilan entre «Muy de acuerdo» a «Muy en desacuerdo», presentando un buen nivel de consistencia interna, con un alfa de .90 (Vizcarra & Póo, 2011).

Para efectos de esta investigación, se le realizaron las siguientes adaptaciones:

  • Al encabezado se le agregó la expresión «o muy probable» para hacerla más comprensible, quedando «¿En qué circunstancias consideras justificado o muy probable el uso de la violencia (de cualquier tipo) en la pareja?».
  • Se agregó una quinta opción a las opciones de respuesta: «Ni de acuerdo ni en desacuerdo», dado que existía la posibilidad que el respondiente no estuviese ni de acuerdo ni en desacuerdo con la afirmación.

Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (adaptado de Echeburúa & Corral, 1998). El cuestionario original contiene ocho ítems con diferentes opciones de respuesta, que permiten ponderar la satisfacción de los usuarios con los servicios terapéuticos ofrecidos, teniendo en cuenta el cumplimiento de sus necesidades y expectativas. En esta investigación se agregaron dos ítems y se efectuaron algunas modificaciones lingüísticas con el fin de evaluar de manera general y por separado la metodología, las técnicas utilizadas, el espacio y los materiales, los temas y las habilidades aprendidas (véase la Tabla 2).

Procedimiento

Abarcó las siguientes actividades:

1. Diseño de programa. Se efectuó una revisión de la literatura con el fin de identificar los componentes, la metodología y los efectos de programas de prevención y tratamiento de malos tratos en el noviazgo ya publicados, para lo cual se efectuó dicha búsqueda con palabras claves en inglés y castellano, en los sistemas de información bibliográfica Redalyc, psicodoc, scieNce diRect, pRoqUest, psycaRticles y eBsco. La búsqueda abarcó el período de 1990 a 2012, arrojando un total de 13 artículos que describían programas de prevención de los malos tratos en el noviazgo, que tenían como componentes comunes: habilidades de resolución de conflictos, conocimientos sobre relaciones saludables, acoso/asalto sexual, cambio de actitudes sobre la violencia en el noviazgo y habilidades de búsqueda de ayuda (véase Martínez-Gómez & Rey-Anacona, en prensa).

Para el diseño del programa se tuvieron en cuenta este tipo de componentes y los resultados de los estudios que se han realizado sobre los factores de riesgo de la violencia en el noviazgo, particularmente el efectuado por Rey-Anacona (2013b) en una muestra colombiana, que evidenció una relación entre la frecuencia de malos tratos y la observación de violencia entre los padres, actitudes a favor de la violencia y rasgos agresivos.

El programa fue diseñado por los dos primeros autores de este artículo, el primero con formación doctoral en psicología clínica y de la salud y el segundo candidato a Magíster en psicología clínica, quienes tuvieron en cuenta principios del enfoque de terapia y modificación del comportamiento, particularmente los resaltados por McGinn y Sanderson (2001):

  • Combinación de técnicas que intervienen en cada canal de respuesta.
  • Su formulación como terapias breves.
  • Uso de un manual de tratamiento que permitiera el seguimiento de un protocolo de tratamiento relativamente flexible.
  • Utilización de estrategias de tratamiento fundamentadas en las teorías del aprendizaje y la teoría cognoscitiva, probadas empíricamente.
  • Definición de metas de tratamiento específicas, realistas y cuantificables, basadas en definiciones operacionales de conductas problemáticas o síntomas.
  • Revisión periódica de los avances del proceso de tratamiento.
  • Uso de estrategias para optimizar la generalización de los efectos positivos del tratamiento y la prevención de recaídas.
  • Empoderamiento del cliente enseñándole habilidades que pudiera utilizar fuera de las sesiones.

El objetivo del programa es promover en los y las participantes actitudes, destrezas y conocimientos que favorezcan relaciones de pareja satisfactorias y libres de violencia y está dirigido a parejas de adolescentes y adultos jóvenes solteros que han presentado malos tratos reportados por uno de sus integrantes o los dos. El programa se implementa grupalmente, con un número máximo de diez parejas y tiene una duración aproximada de un mes y medio, con diez sesiones semanales de dos horas cada una. La metodología se basa en el aprendizaje estructurado, incluyendo una presentación de la sesión, revisión de tareas, presentación de los contenidos y/o habilidades, práctica y retroalimentación en sesión de dichos contenidos y habilidades, y asignación de tareas. Los contenidos generales son los siguientes: (a) Sesión 1: presentación del programa, presentación de los participantes, aclaración de expectativas y establecimiento de normas; qué es y cómo se aprende la violencia; (b) sesión 2: creencias y expectativas sobre la relación de pareja; (c) sesión 3, sesión 4 y sesión 5: habilidades de comunicación; (d) sesión 6: empatía; (e) sesión 7 y sesión 8: manejo de la ira; (f) sesión 9: manejo de los celos y (g) sesión 10: cierre.

Para la implementación del programa se elaboró un manual de aplicación con sus fundamentos teóricos y empíricos, una descripción detallada de la metodología y cada una de sus sesiones, adjuntando los formatos de inscripción, entrevista, contrato terapéutico, consentimiento informado para mayores y menores de edad, y preparación y reporte de sesión. El manual también reseña los instrumentos de evaluación de los resultados, los cuales evalúan las variables definidas en la Tabla 1.

2. Selección de participantes. Se realizó una convocatoria abierta en la universidad con afiches, plegables y charlas informativas en salones de clase. Las parejas interesadas se inscribían en el programa de Psicología de dicha universidad y eran entrevistados por un psicólogo con estudios de maestría en psicología clínica, quien era acompañado por al menos una de tres estudiantes de final de carrera de Psicología, previamente entrenadas, quienes obraban como observadoras del proceso de entrevista. Cada caso era discutido por el equipo de investigación, conformado por el psicólogo mencionado, las tres observadoras y un psicólogo con doctorado en psicología clínica y de la salud, líder del equipo. En total se inscribieron y entrevistaron seis parejas, de las cuales se seleccionaron cinco porque el equipo consideró que en estas se habían presentado malos tratos bidireccionales en más de una ocasión.

3. Medición pretratamiento, implementación del programa y mediciones postratamiento. Los instrumentos de evaluación de resultados se administraron en la primera y en la última sesión, excepto la Lista de Chequeo de Experiencias de Maltrato en la Pareja Forma B (Rey- Anacona, 2013), la cual se aplicó en la entrevista para determinar la presencia de malos tratos en el noviazgo, así como la adaptación del Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (Echeburúa & de Corral, 1998), que solo se aplicó en la última sesión. El programa se desarrolló conforme a lo estipulado en el manual y el equipo se reunía previamente para preparar cada sesión, levantándose una bitácora durante su desarrollo que fue tenida en cuenta en la preparación de la siguiente sesión. El programa fue ejecutado por el psicólogo con formación de maestría junto con las tres observadoras, quienes lo asistieron en el desarrollo del mismo. Una de las parejas desertó en la tercera sesión, la cual informó vía telefónica que habían decidido no volver al programa debido a que su relación había terminado.

4. Análisis estadísticos. Los datos obtenidos se codificaron y analizaron a través del programa estadístico spss 20.0. Se efectuaron comparaciones pre y pos-tratamiento en cada una de las variables de resultados a través de la prueba no paramétrica para muestras relacionadas de Wilcoxon, aceptándose una significancia de p ≤ .05, calculándose también el tamaño del efecto a través de la prueba d de Cohen. Para efectuar estas comparaciones, se codificaron las respuestas a los ítems de la Lista de Chequeo de Experiencias de Maltrato en la Pareja Forma B (Rey-Anacona, 2013) de la siguiente manera: «Nunca»: 0, «Una vez»: 1, «Algunas veces»: 2 y «Muchas veces»: 3, mientras que las respuestas a los ítems de la Escala de Actitudes Hacia la Violencia Íntima (adaptada de Vizcarra & Póo, 2011) se codificaron así: «Muy de acuerdo»: 1, «De acuerdo»: 2, «Ni de acuerdo ni en desacuerdo»: 3, «En desacuerdo»: 4 y «Muy en desacuerdo»: 5. Los resultados obtenidos con los ítems de la adaptación del Cuestionario de Satisfacción con el Tratamiento (Echeburúa & de Corral, 1998), fueron resumidos a través de estadísticos descriptivos, presentándose en los resultados las respuestas que dieron los participantes a las preguntas abiertas.

Consideraciones éticas

Se tuvieron en cuenta los parámetros éticos que regulan la investigación en salud en Colombia estipulados en la Resolución 008430 de 1993 del Ministerio de Salud y en la investigación psicológica, según lo establecido por la Ley 1060 de 2006 y el Manual Deontológico y Bioético del Psicólogo, particularmente los referentes al consentimiento informado, que en este caso debía concederse por escrito, la confidencialidad, el carácter voluntario de la participación en la investigación, entre otros. Se solicitó el consentimiento escrito de uno de los padres de una participante de 17 años de edad, quienes lo firmaron junto con la menor y un testigo.

Resultados

Los resultados de la evaluación del programa efectuada por los participantes a través del cuestionario de satisfacción del tratamiento, con respecto a su metodología, técnicas utilizadas, espacio y materiales, temas y habilidades entrenadas, se presentan en la Tabla 2.

Según dichos resultados los participantes consideraron las técnicas y la metodología adecuadas y pertinentes, con una calificación cualitativa entre excelente y buena, con los siguientes comentarios: «Ayuda a mejorar la comunicación y tener una buena retroalimentación por parte de la pareja», «Las actividades que se desarrollaron en sesión fueron interesantes porque eran una forma diferente de trabajar los problemas de pareja», «Los temas son adecuados, ayudan a identificar los errores que se cometen en la relación», «Las sesiones fueron bien estructuradas y organizadas», «Creía que era una terapia normal como las otras, sin embargo, cumplieron mis expectativas y lograron engancharme con el programa». El espacio y los materiales utilizados para el desarrollo del programa fueron calificados cualitativamente por la mayoría de los participantes como excelentes o buenos, efectuando las siguientes recomendaciones: «Los formatos utilizados en sesión son muchos", «Sería interesante compartir en otros espacios diferentes no siempre en el mismo lugar», «Más dinamismo en el desarrollo de las sesiones», «Más actividades lúdicas» y «Un par de sesiones más».

Los resultados de las comparaciones intragrupales efectuados a nivel general y con cada uno de los tipos de maltrato contemplados en la lista de chequeo de experiencias de maltrato a la pareja, evidenciaron una disminución estadísticamente significativa en la frecuencia general de malos tratos y en los tipos físico, psicológico, emocional y sexual, según el informe de la pareja, con elevados tamaños del efecto en todos los casos (véase la Tabla 3).

Los resultados obtenidos con la Escala de Actitudes hacia la Violencia Íntima (adaptada de Póo & Vizcarra, 2011), evidenciaron a nivel postratamiento una tendencia estadísticamente significativa a estar en desacuerdo con seis de las diez afirmaciones a favor del uso de la violencia en la pareja, con tamaños del efecto que oscilaban entre moderados y altos en casi todos los casos (véase la Tabla 2). No se observaron diferencias estadísticamente significativas en relación con las afirmaciones: «Cuando un miembro de la pareja es infiel», «El uso de la violencia no se justifica en ninguna circunstancia», «Cuando uno o los dos miembros de la pareja presentan consumo abusivo de sustancias como alcohol y/o drogas» y «Cuando uno de los miembros de la pareja se niega a tener relaciones sexuales».

Finalmente, los participantes evidenciaron puntuaciones significativamente más bajas en la escala de Estado del staxi-ii (Miguel-Tobal et al., 2009), evidenciando un elevado tamaño del efecto, pero no mostraron diferencias estadísticamente significativas en las escalas de la ira como Rasgo, y en la de Expresión y Control de la Ira. Tampoco se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las puntuaciones pre y postratamiento obtenidas por los participantes en las cuatro escalas del aspa (Carrasco, 1998): Asertividad, Agresividad, Sumisión y Agresivo-Pasivo (véase la Tabla 3), si bien los participantes evidenciaron un incremento en sus puntuaciones en Asertividad y en Sumisión, con un tamaño del efecto moderado y un decremento en las puntuaciones obtenidas en las escalas de Agresividad y Agresivo-Pasivo, con un tamaño del efecto alto y moderado, respectivamente.

Discusión

El objetivo de esta investigación fue efectuar una evaluación preliminar de un programa desarrollado desde el enfoque de terapia y modificación de conducta, dirigido a parejas jóvenes no casadas que han presentado malos tratos en su relación. Los resultados de las comparaciones de las mediciones pre y postratamiento efectuadas con un grupo de parejas, indican una disminución promedio estadísticamente significativa en la frecuencia de malos tratos, así como en la ira como estado y en las actitudes a favor del uso de la violencia en la relación, aunque no se evidenciaron cambios estadísticamente significativos a nivel de cuatro estilos de comunicación de pareja evaluados, ni en la ira como rasgo y en el control y expresión de dicha emoción. No obstante, se observó una disminución en las puntuaciones de la escala de Agresividad del aspa (Carrasco, 1998), con un tamaño del efecto elevado. Asimismo, los resultados evidenciaron un buen nivel de satisfacción con el cumplimiento de las expectativas, con los temas, las habilidades aprendidas, la metodología y las técnicas implementadas en el programa.

Estos resultados sugieren preliminarmente que este programa podría tener efectos favorables en relación con las conductas de maltrato que se pueden presentar en la relación, el manejo de la ira como estado emocional y las actitudes a favor de la violencia, y son coherentes con los de algunos programas de prevención primaria y secundaria de los malos tratos en el noviazgo en donde se han implementado componentes y contenidos similares a los de este programa, como la educación sobre qué es y cómo se aprende la violencia, las expectativas de pareja, las habilidades de comunicación, la empatía, el manejo de la ira y el manejo de los celos (véase Martínez-Gómez & Rey-Anacona, en prensa). No obstante, para contar con datos más sólidos sobre le eficacia de este programa, se requiere un ensayo clínico controlado, que involucre un grupo experimental, un grupo control, mediciones pretratamiento, postratamiento y de seguimiento, y asignación aleatoria a los grupos.

Estos resultados también indican preliminarmente que el programa tendría un efecto positivo en la concientización sobre las conductas de maltrato presentes en la dinámica de la relación, ya que los participantes se mostraron en desacuerdo a nivel postratamiento con seis de las diez afirmaciones a favor de la violencia en la pareja, disminuyendo asimismo significativamente la frecuencia de los malos tratos a nivel general y en cada tipo. Es posible que dicha concientización haya desencadenado la deserción de una de las parejas en la tercera sesión, cuyos integrantes reportaron que su relación había terminado, ya que la falta de habilidades para afrontar este tipo de situaciones en la pareja, así como el temor de finalizar la relación, podrían ser responsables de su mantenimiento, por lo que la concientización del problema junto con el fortalecimiento de este tipo de habilidades podrían desencadenar su ruptura (González-Ortega, Echeburúa & Corral, 2008).

El hecho de que las otras parejas hubieran completado todo el programa señala, de otro lado, que este generó un vínculo terapéutico positivo con sus integrantes y podría interesar a aquellas parejas no casadas en donde se han presentado malos tratos y que desean mejorar su relación. Sin embargo, es necesario efectuar un buen trabajo de seguimiento con los participantes de este programa, ya que la frecuencia de malos tratos no desapareció a nivel postratamiento.

Como fortalezas de esta investigación se debe señalar el diseño y la manualización del programa, el proceso de selección de los participantes y el equipo de trabajo, así como la utilización de diferentes instrumentos de evaluación de resultados, que incluían dos medidas del informe de las conductas de maltrato de la pareja y sus estilos de comunicación, y dos medidas de autoinforme: el staxi-ii (Miguel-Tobal et al., 2009) y la Escala de Actitudes Hacia la Violencia Íntima (adaptada de Vizcarra & Póo, 2011). Asimismo, se debe destacar la evaluación del cambio conductual, realizada a través de la lista de chequeo de conductas de maltrato en la pareja y el aspa (Carrasco, 1998), ya que fue una característica poco común entre los programas de prevención primaria y secundaria de los malos tratos en el noviazgo revisados por Close (2005) y Cornelius y Resseguie (2007).

No obstante, el estudio presentó como debilidades los siguientes aspectos que deberían tenerse en cuenta en futuras investigaciones: (a) el diseño utilizado (pretestpostest de un solo grupo), ya que no contempla el uso de un grupo control, por lo que no se pudieron controlar variables extrañas como la historia, la regresión estadística y el efecto reactivo de los test; (b) el tamaño de la muestra, pues solamente participaron ocho personas, limitándose así la generalización de los resultados y (c) el posible efecto reactivo de los tests en los instrumentos de autoinforme utilizados, ya que estos no cambiaron a nivel pre y postratamiento, por lo que es posible que los participantes hayan respondido mejor en la segunda administración por el entrenamiento previo que constituyó la primera aplicación y también podrían haber influido las expectativas de cambio en los participantes, con una subsecuente contestación postratamiento sesgada por la deseabilidad social. No obstante, esta fuente de sesgo se trató de controlar solicitando el informe de la conducta de la pareja a través de la lista de chequeo de experiencias de maltrato en la pareja y el aspa (Carrasco, 1998). Por estas debilidades, este estudio debe considerarse exploratorio y se requiere un ensayo clínico controlado para obtener evidencia sólida de su eficacia, que incluya por lo menos una medida de seguimiento para valorar el mantenimiento de logros.


Referencias

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