Introducción
La teoría del apego fue desarrollada por John Bowlby “durante los años 1969 a 1980, y plantea el efecto que producen las experiencias tempranas y la relación de la primera figura vincular en el desarrollo del niño” (Moneta, 2014, p. 265). En esta etapa, el apego genera conductas en el niño cuya finalidad es defender y proteger las relaciones afectivas de las amenazas e influencias negativas externas (Del Hoyo, 2015), idea basada en los principios expuestos por Bowlby (1951). La teoría propone que el ser humano, por lo general, encuentra una figura de apego en su cuidador principal y que, ante una eventual separación, el niño reacciona afectivamente generándose cambios en su comportamiento que se manifiestan en llanto, enojo y miedo. El patrón se refleja en tres etapas: inicialmente, ante la separación, el niño manifiesta queja; si el alejamiento persiste, la sensación inicial se transforma en desesperanza y, finalmente, en desapego.
Durante la niñez, la conducta de apego se mantiene con su cuidador primario, especialmente en la etapa preescolar, resaltada por la necesidad del vínculo con la madre; posteriormente, inicia un proceso de socialización en el cual la presencia de la madre no es imprescindible para el desarrollo de sus actividades diarias. En esta etapa, esas “otras personas” con quienes se establecen los vínculos de apego son los amigos y pares. Por último, durante la fase adulta, las conductas de apego de la niñez persisten, ya que éstas son sustituidas por aquéllas derivadas de roles laborales, familiares y sociales que desarrolla la persona (Quevedo & Gutiérrez, 2012).
Según Delgado, Oliva y Sánchez-Queija (2011), el vínculo fundamental de apego para el niño es, en efecto, el que se establece con la madre. Este vínculo determina el tipo de relaciones que se forman con otras personas, así como sus habilidades sociales en el futuro. En definitiva, si en la niñez se establece un vínculo de apego seguro con el principal cuidador, se fomenta una mejor relación de pareja en la adultez, ya que esta conexión genera beneficios de cuidado y apoyo con otros (More & Senador, 2015). Asimismo, Rocha (2014) afirma que la construcción temprana de relaciones entre padres e hijos aporta significativamente en sus relaciones futuras. Por eso, las personas con apego seguro refieren mayor satisfacción en sus relaciones de pareja porque, aun con los altibajos que se presentan, se mantienen estables a largo plazo (Barroso, 2014).
Esta serie de postulados e investigaciones son importantes puesto que, al analizar las figuras de apego y sus tipos, convergen en relaciones a futuro con indicadores que pueden puntuar a favor o en contra de una relación de pareja.
Estilos de apego parental
Ainsworth (1978), determinó tres tipos de apego: seguro, evitativo y ambivalente. El apego seguro se basa en la presencia de la madre. Es ella quien provee al niño del apoyo necesario en cuanto a su conducta exploratoria; en ausencia de la madre la conducta exploratoria disminuye provocando desconsuelo en el niño. Esta situación se revierte cuando la madre retorna y se evita con su presencia permanente; el apego ambivalente se caracteriza por una baja confianza exploratoria por parte del niño en presencia de la madre: hay inseguridad y aprehensión por la presencia materna y, ante su ausencia, el desconsuelo y ansiedad son muy pronunciados. A su regreso, el niño muestra reacciones ambivalentes, expresadas en el deseo de tenerla cerca y, al mismo tiempo, en el impulso a rechazarla, volcándose de manera amigable ante el extraño; además, se muestran inconsolables frente a la separación de la madre. Por último, el apego evitativo se caracteriza por una actitud de indiferencia ante la presencia de la madre. Incluso, si ésta se acerca, el niño la repele; este estilo de apego genera niños pasivos e indiferentes (Quevedo & Gutiérrez, 2012).
Por su parte, Acosta, Amaya y De la Espriella (2010) se han centrado en la importancia de incluir los postulados de Bowlby (1989) y Ainsworth (1978), con el fin de comprender cómo el apego parental influye en la construcción de las relaciones románticas. Dicha teoría da cuenta de “la necesidad humana universal de formar vínculos afectivos estrechos hacia los cuales recurrir en momentos de sufrimiento o estrés” (p. 69). Desde un principio la teoría del apego ha estudiado directamente los vínculos en los primeros años de vida. Sin embargo, han surgido diferentes trabajos que relacionan el apego con el amor de pareja. La conducta del adulto en relaciones interpersonales está influenciada por construcciones mentales, que tienen origen en el vínculo que se crea en la infancia con sus cuidadores primarios (Guzmán & Contreras, 2012).
Así, los diferentes estilos de apego permanecen en el tiempo y están marcados por las experiencias vividas en la infancia reflejándose en las relaciones románticas (Pierucci & Pinzón, 2003), de tal manera que el amor que se manifiesta en pareja está influenciado por dicho estilo. Las diferentes tipologías de apego investigadas por Penagos, Rodríguez, Carrillo y Castro (2006) concluyen que las personas que conocieron el apego seguro cuentan con mayor confianza, mejor comunicación y cercanía, además de ofrecer condiciones favorables a la relación sentimental, factores que conducen a una mejor intimidad de pareja, manifestación constante de apoyo, y en la disposición para el cuidado mutuo (More & Senador, 2015). Asimismo, Ortiz, Gómez y Apodaca (2002) mencionan que las personas con apego seguro tienen unas relaciones interpersonales más placenteras y positivas, basadas en la confianza, comprensión y una mejor disposición para la resolución de conflictos (Acosta et al., 2010).
Por otra parte, More y Senador (2015) refieren que el apego inseguro promueve vínculos conflictivos, relaciones de poca duración, con inestabilidad emocional e insatisfacción de la pareja.
Collins y Feeney (2000) y Cohen y Eagle (2005) resaltan que en este tipo de apego se genera una menor disposición para el cuidado mutuo, una visión pesimista en cuanto al apoyo percibido, generando altos niveles de insatisfacción (Guzmán & Contreras, 2012).
Respecto al apego evitativo, Gómez-Zapiain, Ortiz y Gómez-Lope (2011) refieren que las personas con este tipo de apego desconfían de los miembros de su familia, muestran rechazo e indiferencia hacia lo que representan estos miembros y tienen pocos recuerdos del pasado. Igualmente, predomina en ellos la autosuficiencia, independencia y menosprecian los vínculos afectivos familiares (Guzmán, Carrasco, Figueroa, Trabucco, & Vilca, 2016), además de percibir el mundo como un lugar inseguro e intimidante (Ramos, 2016). Por su parte, Arias, Ávila y Mejía, (2015) refieren que el apego ambivalente se manifiesta en las relaciones afectivas con muestras de desconfianza mezcladas con anhelos de cercanía en medio de un comportamiento temeroso e inseguro.
Así, de acuerdo con lo anteriormente expuesto, los estilos de apego experimentados en la infancia ejercen una influencia en las relaciones románticas que repercuten en la vida de las personas (Acosta et al., 2010).
Celos románticos
Clanton (1996), ha definido los celos románticos como “una emoción afectiva compleja que se asemeja a la naturaleza humana en las relaciones íntimas” (Martínez-León, Peña, Salazar, García, & Sierra, 2017, p. 204). Los celos, en otras palabras, son el miedo a perder lo que se ha construido con otra persona, y ocurre cuando un individuo percibe que otro, que puede ser real o imaginario, representa una amenaza potencial para su relación de pareja. Ese temor resulta de la presunta pérdida de la atención, admiración o cariño de una persona y de la exclusividad sexual o emocional (Álvarez-Gayou & Millán, 2012; Harris & Darby, 2013). Respecto al origen de los celos, Masciuch y Kienapple (1993), señalan que desde los seis meses de edad se observan conductas de este tipo de emoción a raíz del vínculo afectivo que se forma durante los primeros años de vida (Martínez-León, 2017).
Por su parte, White (1981) define los celos románticos como un conjunto complejo de pensamientos, sentimientos y acciones que generan amenazas en torno a la autoestima, la existencia o calidad de la relación. Esta emoción surge de la amenaza percibida ante una posible atracción de su pareja hacia otra persona, idea que podría ser irreal (Martínez-León et al., 2017). Por tanto, el intenso dolor generado por los celos está relacionado con la creencia de que algo, sobre lo que se considera tener derecho, está en peligro de ser robado. Dicho en otras palabras, que alguien pueda arrebatarnos lo que es nuestro (Ben-Ze´ev, 2013)
Los celos, sin embargo, son una conducta normal y no deberían afectar de forma significativa la cotidianidad de la persona. De hecho, en ciertos aspectos actúa como un mecanismo para preservar y proteger las relaciones románticas hasta adquirir un valor positivo, debido a que la persona que los percibe genera diferentes conductas que manifiestan cuidado y atención como una forma de amor y valoración ante el sentimiento moderado de perder al otro (Harris & Darby, 2013). De ahí que una persona que siente celos tienda a confrontar sus cualidades con las del competidor. Si observa que éste supera o iguala sus características, puede percibir una amenaza para su relación, desencadenando los sentimientos mencionados (Fernández, Pávez, & Dufey, 2014).
La investigación de Rodríguez y Alonso (2015) encontró que los celos son aun considerados una muestra de amor; incluso, un requisito indispensable para un amor verdadero. Esta tendencia es preocupante puesto que dicha falacia sobre los celos suele usarse habitualmente para justificar en las parejas comportamientos egoístas, injustos, represivos y, en ocasiones, violentos.
Establecer el límite entre los celos normales y los celos patológicos, no es una tarea fácil, debido a que los celos son una emoción compleja que genera inseguridad en la persona por el temor a perder su pareja. Los celos patológicos se caracterizan por un sentimiento de angustia excesiva e irracional sobre la posible infidelidad de la pareja, que genera un intenso malestar emocional que conlleva a la persona a realizar conductas compulsivas con el fin de comprobar las sospechas frente a su relación (Martínez et al., 2013; Rodríguez, DiBello, & Neighbors, 2015) Por su parte Martínez et al. (2013), aseveran que, los celos son un fenómeno cognoscitivo, psicológico, social y emocional que se fundamenta en las ideas respecto a la manera de actuar de las personas, las cuales están determinadas por las normas culturales, así como por las motivaciones personales.
Existe, a su vez, una clasificación de los celos propuesta por Buunk (1997): (a) reactivos, provocados por conductas íntimas de la pareja con una tercera persona; (b) ansiosos, generados por la posibilidad de que la pareja se involucre sexual o emocionalmente con otra persona; y (c) preventivos, enfocados en evitar el contacto íntimo de la pareja con una tercera persona. Por otro lado, Pfeiffer y Wong (1989), plantean otra clasificación de los celos: (a) emocionales (reacción ante la amenaza percibida); (b) cognoscitivos (preocupaciones sobre el compromiso de la pareja en una infidelidad) y (c) conductuales (comportamientos de chequeo) (Martínez-León, 2017).
Estudios como los de Mota, González-Arratia, Valdez, Escobar y Hernández (2016) y Fernández, Pávez y Dufey (2014), refieren la complejidad de definir los celos debido a las respuestas tanto cognitivas, afectivas y conductuales que manifiestan las personas que han experimentado dicha emoción. Son diversas las percepciones de dicho sentimiento: algunos describen los celos como un sentimiento de ansiedad, frustración e insatisfacción en la relación de pareja.
Así, la American Psychiatric Association (APA) (1988) incluyó la celotipia dentro de sus sistemas de clasificación diagnóstica y el DSM-III-R clasificó dentro de los trastornos delirantes (paranoides) el denominado delirio celotípico, caracterizado por “ideas delirantes de celos donde el sujeto está convencido, sin motivo alguno, de que su pareja le es infiel” (Martínez-León, 2017).
Martínez-León et al. (2016), refieren que los celos están directamente relacionados con la violencia en pareja, lo que conlleva a trastornos psicológicos, lesiones físicas e incluso homicidios; afirmación que corroboran los datos que ofrece el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2016), donde se describen como principales factores que desencadenaron agresión por parte de la pareja: la intolerancia, el machismo, los celos, la desconfianza y la infidelidad. En esta línea, Martínez-León et al. (2016), consideran que los celos se han convertido en un problema de salud pública porque pueden desencadenar violencia al interior de la familia.
El presente estudio buscó analizar la relación entre los diferentes estilos de apego parental y los celos románticos, con el fin de comprender si la problemática de los celos está vinculada con el tipo de apego parental, hecho que tendría gran impacto en la promoción de buenas prácticas parentales en los primeros años de vida, que faciliten establecer relaciones de pareja y estructuras familiares más estables. More y Senador (2015) refieren que el bienestar y el éxito del matrimonio está determinado por el vínculo de apego en la primera infancia, donde la relación con la figura de apego principal se reemplaza a través del tiempo con la pareja sentimental.
La muestra se encuentra conformada por universitarios colombianos, considerando la importancia temática dentro de la etapa de vida juvenil. Al respecto, Dávila y Goicovic (2002), refieren que en este periodo los vínculos sentimentales se vuelven fundamentales porque se establecen relaciones de noviazgo más estables (Romo, 2008), puesto que es la etapa donde inician las relaciones de pareja de manera más formal, enfocadas en un proyecto de vida que incluye independencia económica, autonomía personal y constitución del hogar propio.
Cabe mencionar que en este momento no hay suficientes investigaciones que ofrezcan certezas frente a los celos en la relación de pareja y sus diferentes variables, realidad que expone Martínez-León (2017) en su tesis doctoral sobre celos románticos, en la que concluye que, para clarificar la situación, es necesario analizar el funcionamiento en conjunto de variables asociadas, delimitar un sistema de evaluación y estimular la comparación transcultural.
De igual manera, el estudio realizado sobre el Inventario Multidimensional de Celos Románticos muestra la necesidad de realizar futuras investigaciones en torno a la teoría del apego asociada a los celos románticos (Mota et al., 2016).
Método
Participantes
La muestra fue conformada por 614 jóvenes universitarios colombianos entre los 18 y 25 años con un promedio de 21 años, de los cuales 421 (69%) son mujeres y 193 (31%) son hombres. En cuanto al nivel socioeconómico, 304 (49%) pertenecen a los estratos 1 y 2, 294 (48%) a los estratos 3 y 4, y 16 (3%) a los estratos 5 y 6. Respecto al estado civil, 11 (2%) de los participantes son casados, 530 (86%) son solteros, 68 (11%) están en unión libre y 5 (1%) están separados (con una relación actual). Según la duración de la relación de pareja, se encontró que 367 estudiantes (60%) sostienen una relación entre 6 a 12 meses de establecida, 137 (22%) entre 13 a 36 meses y, de más de tres años, 110 estudiantes (18%). En cuanto al cuidador primario entre los 0 y 7 años, se encontró que para 440 estudiantes (72%) sus cuidadores fueron ambos padres; para 141 (23%) fue la madre, para 9 (1%) fue el padre y 24 estudiantes (4%) estuvieron con alguien perteneciente a la familia extendida (abuelos, tíos, primos y otros).
Instrumentos
Inventario de Apego con Padres y Pares (IPPA). Creado por Armsden y Greenberg (1987) con el propósito de evaluar el vínculo afectivo de los adolescentes con las figuras de apego (madre, padre y pares) por medio de tres dimensiones: confianza, comunicación y alienación (Vivona, 2000). El cuestionario fue adaptado al español por Pardo, Pineda, Carrillo y Castro (2006) y posteriormente validado con estudiantes universitarios por Rocha, Benítez y De-Irala (sin publicar). Es una escala de auto-reporte que consta de 75 ítems, divididos en tres grupos compuestos de 25 afirmaciones cada uno, referidas a relaciones con el padre, la madre y los amigos. Los ítems de este instrumento se califican en una escala Likert de cinco puntos, en la que 1 corresponde a “casi nunca o nunca” y 5 a “casi siempre o siempre”. El índice de consistencia interna para la escala de la madre fue de 0.97 y para la del padre de 0.90. Además, el ítem nueve (9) no fue tenido en cuenta en ninguna de estas escalas y se empleó únicamente el cuestionario de apego parental (exceptuando el cuestionario relativo a los pares).
Escala Interpersonal de Celos (IJS). Interpersonal Jealousy Scale (Mathes & Severa, 1981), adaptada por Martínez y Rodríguez (1996) mostró adecuadas propiedades psicométricas para evaluar los celos en población colombiana, específicamente en estudiantes universitarios. Posteriormente, fue adaptada por Martínez-León et al. (2018) donde evalúan los celos en una sola dimensión y consta de 18 ítems que aluden a situaciones como: “el pensamiento de que ___ besara a alguien me volvería loca” o “Si ___ encontrara una vieja amiga y reaccionara con gran felicidad, yo me sentiría molesta”. A cada situación el evaluado debe responderse en una escala tipo Likert de 9 puntos, en donde 1 es “absolutamente falso o completamente en desacuerdo”, y 9 “absolutamente verdadero o completamente de acuerdo”.
Procedimiento
El proyecto investigativo se desarrolló en distintas fases y contó con el apoyo de 17 universidades. En la convocatoria (primera fase), se presentaron en total 931 estudiantes de diferentes disciplinas, gracias a la difusión del proyecto, hecha por los departamentos de bienestar universitario de cada institución educativa. Para la fase siguiente, la selección, se tuvieron en cuenta los siguientes criterios de inclusión: (a) tener entre 18 y 25 años y (b) tener una relación sentimental estable (igual o mayor a los 6 meses de establecida). Todos los participantes diligenciaron un formato de información sociodemográfica que permitió verificar los criterios de inclusión. Sin embargo, 317 estudiantes no cumplieron con los criterios establecidos para participar en la investigación, por lo cual la muestra final fue de 614 estudiantes.
Para medir en los participantes las manifestaciones de los celos, se utilizó la propuesta de Martínez-León et al. (2018), quien evalúa los celos románticos en una sola dimensión a partir de la Escala Interpersonal de los Celos (IJS) adaptada con 18 ítems. Para este estudio, se tuvieron en cuenta los puntajes por encima del percentil 75, considerados perfiles patológicos, y los menores o iguales a 75 como perfiles normales de celos románticos. Con respecto al análisis del apego parental, se tuvo en cuenta la teoría del apego, así como algunos parámetros de clasificación de los estilos de apego propuestos por Vivona (2000), quien realizó dos estudios con el fin de validar el IPPA y la clasificación del apego parental, cuyo resultado coincidió con los tres estilos de apego básicos propuestos por Ainsworth (1978): evitativo, ambivalente y seguro. Estos estudios han logrado presentar evidencia sólida de aspectos psicométricos del IPPA, para ser aplicada en población colombiana, ya que los resultados indicaron altos índices de confiabilidad para las escalas de padres: madre: á = .73 y .90 y padre: á = 78 y .92 (Pardo, Pineda, Carrillo, & Castro, 2006).
La metodología de Vivona (2000) propone orientar a los encuestados, a que respondan la escala de apego IPPA con respecto al padre con quien siente mayor nivel de apego. Para el caso del presente estudio, se tomaron los valores máximos de calificación para el padre y la madre, donde los valores de cada dimensión fueron tomados de la suma de las preguntas que componían dichas dimensiones, así se definieron los niveles de cada dimensión del apego (comunicación, confianza y alienación). Se realizaron análisis de conglomerados para cada escala, usando el método de K-medias, como lo propone Pardo, Pineda, Carrillo y Castro (2006). Lo anterior se puede observar en las Tablas 1 y 2, donde se establecieron tres criterios para definir la clasificación de los conglomerados en relación con los estilos de apego expuestos por Ainsworth (1978), corroborando si los estilos de apego que se encuentran en la literatura se ven reflejados en la muestra de estudiantes universitarios.
Asignación estilos de apego | N | Confianza | Comunicación | Alienación | |||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Perfil | Promedio | D. E. | Promedio | D. E. | Promedio | D. E. | |
Apego Ambivalente | 236 | 36.6 | 2.6 | 30.4 | 3.1 | 20.3 | 2.9 |
Apego Seguro | 234 | 38 | 2.1 | 32 | 2.8 | 12.6 | 2.9 |
Apego Evitativo | 144 | 29.6 | 4.9 | 21.7 | 4.3 | 19.1 | 4.1 |
Total | 614 | 35.5 | 4.6 | 29 | 5.3 | 17.1 | 4.8 |
Estilos de Apego | Confianza | Comunicación | Alienación |
---|---|---|---|
Apego Ambivalente | Intermedia | Intermedia | Alta |
Apego Evitativo | Baja | Baja | Alta |
Apego Seguro | Alta | Alta | Baja |
Para evaluar la asociación entre los celos y el apego se utilizaron pruebas de independencia de χ2, entre los dos tipos de celos (patológicos y normales) y los tres tipos de apego (seguro, inseguro evitativo e inseguro ambivalente). Se consideró una relación dependiente entre estos dos factores cuando el p < .05. Adicionalmente, se evaluó la consistencia interna de los instrumentos mediante la estadística de Alfa de Cronbach. Todos los análisis fueron ejecutados con el programa SAS 9.4.
Consideraciones Éticas
Esta investigación se acogió a la resolución Nº 008430 del 4 de octubre 1993, por la cual se establecen las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud. La República de Colombia, específicamente el Ministerio de Salud (1993) en ejercicio de sus facultades, resuelve en el título dos, sobre las investigaciones en seres humanos: se tendrá en cuenta la Ley 1090 de 2006, por la cual se reglamenta el ejercicio de la profesión de psicología, especialmente del título dos, que presenta las disposiciones generales y el artículo nueve de la investigación con participantes humanos.
Resultados
En la Tabla 3 se presentan los resultados de los coeficientes de Cronbach, donde se puede observar el grado de consistencia interna de los instrumentos utilizados. En cuanto a las dimensiones del IPPA se encontró que confianza y comunicación presentaron valores de ∝ = .87. Por el contrario, la dimensión de alienación presentó un ∝ = .66, en consonancia con los resultados encontrados en la validación realizada por Pardo, Pineda, Carrillo y Castro (2006) en estudiantes colombianos, donde se encontraron valores que oscilaron entre un ∝ = .54 y un ∝ = .68 en dicha dimensión.
Instrumento | Subescala | Alfa |
---|---|---|
Apego (IPPA) | Comunicación | 0.87 |
Confianza | 0.87 | |
Alienación | 0.66 | |
Celos (IJS) | Celos unidimensionales | 0.88 |
A continuación, se presenta la distribución de los puntajes totales de celos interpersonales, donde se identificó que el percentil (75) se dio con calificaciones de 98 puntos y más, como lo muestra la Figura 1.
En la Tabla 4, se presentan los resultados para las diferentes variables de evaluación: sexo, tiempo de la relación, nivel socioeconómico y cuidador principal.
Variables | N | Valor de χ2 | p> χ2 | |
---|---|---|---|---|
Sexo | Femenino | 421 | 1.9402 | 0.3790 |
Masculino | 193 | 3.3191 | 0.1902 | |
Tiempo de relación | De 6 a 12 mes | 367 | 1.0453 | 0.5929 |
De 13 a 36 meses | 137 | 2.6497 | 0.2658 | |
Más de 3 años | 110 | 3.4161 | 0.1812 | |
Estrato socioeconómico | Bajo (1 y 2) | 304 | 2.0257 | 0.3632 |
Medio (3 y 4) | 294 | 7.5565 | 0.0229 | |
Alto (5 y 6) | 16 | 4.8291 | 0.0894 | |
Cuidador principal | Ambos Padres | 440 | 3.0536 | 0.2172 |
Madre | 141 | 0.9738 | 0.6145 | |
Padre | 9 | 0.9000 | 0.6376 | |
Familia Extendida | 24 | 0.3286 | 0.8485 |
Al analizar las diferentes variables de evaluación, se encontró que solamente en la variable nivel socioeconómico medio (estrato 3 y 4, según la clasificación colombiana) se encontró una relación entre el estilo de apego parental y los celos románticos con un χ2=0.02. En este sentido, la Tabla 5, muestra la frecuencia entre los factores perfil de celos interpersonales y el tipo de apego, prueba de χ2, para los participantes de nivel socioeconómico medio.
Estilos de Apego | Perfil de celos interpersonales | ||
---|---|---|---|
Normales | Patológicos | Total | |
Apego Ambivalente | 79 | 36 | 115 |
35.1% | 52.2% | ||
Apego evitativo | 55 | 16 | 71 |
24.4% | 23.2% | ||
Apego Seguro | 91 | 17 | 108 |
40.4% | 24.6% | ||
Total | 225 | 69 | 294 |
76.5% | 23.5% | 100.0% | |
Chi-2 | 7.56 | ||
P | 0.02 |
En dicha tabla se observa que el perfil patológico es más frecuente en individuos con estilo de apego ambivalente (52.2%), contrario a los perfiles de celos normales cuyo tipo de apego más probable fue el seguro (40.4%). No obstante, se destaca que, en ambos perfiles de celos, el estilo de apego evitativo fue el menos probable (24.4%) para los celos normales y (23.2%) para los celos patológicos. Hay que mencionar, que en el nivel socioeconómico medio (estrato 3 y 4), predomina el apego inseguro (ambivalente y evitativo) con el 63.3 %, en comparación con el apego seguro que corresponde al 36.7% de la población
Discusión
El propósito del presente estudio fue analizar la relación entre el estilo de apego parental y los celos románticos en un grupo de jóvenes universitarios colombianos, con el fin de comprender si la problemática de los celos está vinculada con el estilo de apego parental. Esto, para poder enfatizar la importancia del vínculo con los padres en la primera infancia y así generar sanas relaciones de pareja y familias más estables.
La teoría del apego desarrollada por Bowlby sostiene que las experiencias tempranas y el vínculo establecido con el cuidador primario son significativas en la infancia (Moneta, 2014) y que sus huellas permanecen en el tiempo reflejándose en las relaciones románticas (Pierucci & Pinzón, 2003; Delgado, Oliva, & Sánchez-Queija, 2011; Quevedo & Gutiérrez, 2012; Guzmán & Contreras, 2012; Rocha, 2014; More & Senador, 2015).
Sin embargo, a pesar del sustento teórico que señala la relación entre el estilo de apego parental y las relaciones románticas, el presente estudio, donde se analizaron específicamente los estilos de apego parental y los celos románticos, no se encontró ninguna asociación entre ellos, dando como resultado un χ2 =.12. Cabe mencionar que, frente a las variables sexo, edad, tiempo de relación y cuidador primario, tampoco se encontró ninguna relación significativa entre los estilos de apego parental y los celos románticos en estudiantes universitarios colombianos
Lo anterior podría ser acorde a la afirmación de Hazan y Shaver (1987) quienes consideran temerario afirmar que un estilo de apego adoptado en la infancia se mantiene sin cambios ni reelaboraciones en el transcurso de la vida. Asimismo, Ortiz et al. (2002), refieren que las personas establecen importantes vínculos a lo largo del ciclo vital y no debería desconocerse la influencia que pueden generar esas relaciones afectivas en las diferentes etapas de la vida, las cuales, sin duda, pueden modificar los vínculos generados en la infancia.
Es importante resaltar que en la variable nivel socioeconómico medio (estrato 3 y 4), los resultados arrojaron una relación entre el estilo de apego parental y el nivel de los celos románticos, con χ2 = .02. Esto confirma que, en esta muestra específica, el estilo de apego sí afecta el nivel de los celos en la relación de pareja.
Por eso, en la variable nivel socioeconómico medio (estrato 3 y 4), se observa que el 36.7% de los participantes presentaron un apego parental seguro, mientras que quienes manifestaron apego inseguro (ambivalente y evitativo) correspondió al 63.3% de la población. El predominio del estilo de apego inseguro podría explicar por qué en esta muestra específica existe una relación entre el estilo de apego parental y los celos románticos, lo que coincide con Sánchez (2017), quien afirma que los adultos que en su niñez vivieron un apego inseguro muestran en su adultez rasgos de desconfianza, celos, soledad y en sus vínculos de apego suelen ser extremadamente dependientes a su pareja sentimental.
Asimismo, estos resultados coinciden con el estudio de Mota, Veytia, González-Arratia y Andrade (2016) sobre los celos románticos en jóvenes universitarios. En este se afirma que los individuos con apego inseguro presentan mayores niveles de celos en comparación con las personas con apego seguro. De igual modo, la teoría afirma que las relaciones de pareja de individuos con apego parental inseguro tienden a presentar mayores dificultades porque sus miembros revelan insatisfacción con su relación y tienen una mayor probabilidad de padecer alteraciones emocionales (Collins & Feeney, 2000; Eagle, 2005, citados por Guzmán & Contreras, 2012; More & Senador, 2015).
Por otro lado, una de las circunstancias particulares se debió a la población objeto de estudio, ya que en la variable nivel socioeconómico, la muestra se concentró principalmente en el nivel bajo (estratos 1 y 2) y medio (estratos 3 y 4), con el 97 %, por lo que no fue posible realizar comparaciones con el nivel alto (estrato 5 y 6) ya que solo participaron 16 estudiantes correspondientes al 3%. Se observa, pues, que es imprescindible confrontar los resultados de los niveles socioeconómicos bajo, medio y alto, con el fin de profundizar en la descripción de la relación entre el estilo de apego parental y los celos románticos en la variable socioeconómica.
Otra circunstancia a la cual hacer frente, es la escasez en Colombia de estudios psicométricos de una medida específica sobre los celos románticos. De hecho, la escala utilizada en el presente estudio, Escala Interpersonal de Celos- Interpersonal Jealousy Scale (IJS) fue adaptada al español por Martínez-León et al. (2018), quienes examinaron las propiedades psicométricas por análisis factorial confirmatorio (CFA) y obtuvieron altos índices de fiabilidad en la población de universitarios colombianos
Para futuras investigaciones, se recomienda la implementación de más instrumentos validados y estandarizados para la población colombiana. Esto permitiría analizar la forma en que se miden los celos, ya que es relevante aclarar si lo celos son unidimensionales o están conformados por diferentes dimensiones, circunstancias que podrían explicar mejor su naturaleza, tal como lo afirma Marazziti et al. (2010), en su estudio, donde refieren que “los celos son un fenómeno bastante heterogéneo, incluso dentro del dominio de la normalidad” (p.54), por lo que sería valioso profundizar en algunas de sus características específicas.
Se sugiere, para futuras investigaciones, tener en cuenta otros estilos de apego (diferente al parental) y otras variables que pueden interferir con relación a los celos y atender a conclusiones como las de Martínez León (2017), en cuya investigación sobre los celos románticos en la relación de pareja refiere que las variables asociadas se clasifican en: variables personales (sexo, orientación sexual, hormonas, uso de anticonceptivos, autoestima, estilo de apego y uso de alcohol), variables interpersonales (amor romántico, satisfacción y violencia) y variables socioculturales (comparaciones transculturales, características de las redes rivales y sociales).