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Entramado

Print version ISSN 1900-3803

Entramado vol.9 no.2 Cali July/Dec. 2013

 

La ciudad en sus niños. La calidad de vida en percepción infantil1

The city in its children. Quality of life from a child's perspective

A cidade em suas crianças. A qualidade de vida na percepção infantil

Héctor Mauricio Rojas-Betancur*
Raquel Méndez-Villamizar**
Ángela Rodríguez-Prada***

*Doctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud CINDE - Universidad de Manizales. Magíster en Salud Pública de la Universidad de Antioquia. Profesor Asociado, Escuela de Trabajo Social, Universidad Industrial de Santander - UIS, Colombia. hmrojasb@uis.edu.co
**Magister en Estudios del Desarrollo, Universidad Internacional de Andalucía. Trabajadora Social, Universidad Industrial de Santander. Profesora de la Escuela de Trabajo Social, Universidad Industrial de Santander - UIS, Colombia. rmendezv@uis.edu.co
***Estudiante de Trabajo Social, Universidad Industrial de Santander - UIS, Colombia. Joven investigadora en el Grupo de Investigación en Población, Ambiente y Desarrollo G-PAD, de la Escuela de Trabajo Social, Universidad Industrial de Santander - UIS, Colombia. alrprada@gmail.com

Fecha de recepción: 10 - 05 - 2013 Fecha de aceptación: 25 - 06 - 2013


Resumen

En esta investigación se analiza la calidad de vida desde la percepción de los niños en un contexto urbano centrado en aspectos subjetivos. El estudio se realizó con 166 niños de la ciudad de Bucaramanga, Colombia, aplicando un instrumento estructurado sobre percepción de calidad de vida en la ciudad. Se destaca la construcción de un concepto multifacético en la experiencia urbana inmediata de los niños y una preocupación infantil generalizada por los temas ambientales en la ciudad, la inseguridad personal y una sentida necesidad de más espacios escolares y recreativos, además, la queja infantil por la falta de cultura ciudadana en múltiples expresiones. Se concluye cómo el concepto de calidad de vida en la niñez se asocia poco al ser y más al tener o al carecer de algún aspecto valorado como importante.

Palabras clave: Niños, calidad de vida, subjetividad, percepción, ciudadanía, representación social.


Abstract

This research work provides a review of the quality of life from the perspective of children in an urban setting, focusing on subjective aspects. A study was carried out with 166 children from the city of Bucaramanga, Colombia, using structured surveys of the perception of the quality of life in the city. It emphasizes the construction of a multifaceted concept in the immediate urban experience of children and a generalized concern of children for urban environmental issues, personal safety, and a felt need for more schools and recreational facilities. It also discusses the children's complaint about the lack of civic culture in multiple expressions. It draws a conclusion as to how the concept of quality of life during childhood is seldom associated with being, but rather with having or lacking an aspect that is considered to be important.

Keywords Children, quality of life, subjectivity, perception, citizenship, social representation.


Resumo

Nessa pesquisa é analisada a qualidade de vida a partir da percepção das crianças em um contexto urbano centrado em aspectos subjetivos. O estudo foi realizado com 166 crianças da cidade de Bucaramanga, na Colômbia, aplicando um instrumento estruturado sobre a percepção da qualidade de vida na cidade. Se destaca a construção de um conceito multifacetado na experiência urbana imediata das crianças e uma preocupação infantil generalizada pelos temas ambientais na cidade, a insegurança pessoal e uma necessidade sentida de mais espaços escolares e de recreação, e também a queixa das crianças pela falta de cultura cívica em múltiplas expressões. Conclui-se como o conceito de qualidade de vida na infância está pouco associado ao ser e mais ao ter ou à falta de algum aspecto valorizado como importante.

Palavras-chave: Crianças, qualidade de vida, subjetividade, percepção, cidadania, representação social.


Introducción

Escuchar, comprender y valorar la opinión de los niños y las niñas sobre sus particulares condiciones de vida y la percepción infantil sobre el contexto urbano en que ellos se desarrollan, significa aplicar un derecho universal e inalienable y es una actuación absolutamente necesaria para elaborar y aplicar políticas públicas coherentes y eficaces de promoción del bienestar presente de los niños en sus entornos urbanos inmediatos. La investigación sobre la calidad de vida en la infancia es un tema reciente en las ciencias sociales, apenas en la década de los ochenta surgen programas amplios de indagación muy vinculados con la promoción de los derechos del niño y la formulación de políticas y programas direccionados a la población general infantil (Mieles & Acosta, 2012).

El principio que orienta hoy la investigación sobre niñez y calidad de vida se basa en la capacidad, y en el reconocimiento, que tienen niños y niñas en aportar al análisis y al mejoramiento de las condiciones de vida (Sabo, 2008), especialmente cuando se asume su plena ciudadanía y sus derechos a participar en el destino de la ciudad.

Especialmente porque el concepto de calidad de vida es multidimensional y ha sido construido con diversos temas asociados al bienestar individual, colectivo y al desarrollo de las poblaciones. En la actualidad se asume que la medición de la calidad de vida en las ciudades se puede conocer y evaluar a través de la indagación de las representaciones sociales que tienen los ciudadanos, incluidos los niños (Casas & Bello, 2012), respecto a su ciudad. Las representaciones sociales permiten profundizar sobre el conocimiento social de los sujetos respecto al lugar donde viven (Rojas, 2008).

La calidad de vida es también un tema de interés general para las ciencias sociales que se viene construyendo como campo de investigación de alta complejidad (Mieles & Acosta, 2012). Tiene un largo origen histórico, desde su formulación inicial por el economista Pigou en 1932 (Tonon, 2005), pero es en las décadas de los años 50 y 60 cuando empiezan a construirse modelos de medición de las condiciones de bienestar de una población en particular (Gómez-Vela & Sabeh, 2000), como indicadores objetivos de existencia material y luego incorporando indicadores de tipo subjetivo.

De esta manera, el concepto de calidad de vida ha pasado de ser una forma abstracta del bienestar y la felicidad para ser considerado operativamente como el nivel de vida y condiciones de vida según diferentes disciplinas y áreas del saber, tanto filosóficas y éticas como económicas, sociales y culturales (Cardona A. & Agudelo G., 2005, pág. 79), sin embargo no implica ello un consenso en la definición, mucho menos en las formas de construcción y análisis de indicadores.

En términos generales, Felce & Perry (1995), para continuar con la revisión realizada por Borthwick-Duffy (1992), concluyen una definición en cuatro dimensiones después de un profundo análisis de los modelos conceptuales e instrumentales generalmente referenciados como calidad de vida; estas definiciones son:

  1. La calidad de las condiciones de vida de una persona,

  2. La satisfacción experimentada por la persona con dichas condiciones vitales,

  3. La combinación de componentes objetivos y subjetivos, es decir, condiciones de vida de una persona junto a la satisfacción que esta experimenta, y

  4. La combinación de las condiciones de vida y la satisfacción personal ponderadas por la escala de valores, aspiraciones y expectativas personales.

Estas definiciones ponen de manifiesto la intención de integrar cada vez más conceptos e indicadores a la calidad de vida y el uso de medidas de contraste centradas en la auto-expresión de la persona, más allá de los indicadores tradicionales de condiciones materiales de vida centrados en el ingreso per cápita y el acceso a servicios sociales básicos (Nussbaum & Sen, 1998).

En Colombia se han ido normalizando estos modelos de medición desde diferentes ámbitos académicos, políticos y empresariales que han permitido una evaluación constante respecto a la situación de la población que -con muchas variantes (Castaño, 2010)- incluye dimensiones económicas -ingreso, vivienda, servicios públicos, capacidad de consumo, etc.-, sociales -como el estado de salud, la percepción de seguridad y de bienestar, la pobreza y la dinámica de poblaciones, educación (De Vincezi & Tudesco, 2009), etc.- y ambientales, como calidad del entorno en el que viven las personas.

En este artículo se pretende indagar específicamente sobre las percepciones que tienen los niños y las niñas sobre su ciudad y las nociones que construyen del concepto calidad de vida. Como lo expresa Tonucci (Vega Casanova & García Posada, 2005), es necesario darles la palabra a los niños, para así conocer e interpretar cómo ellos sienten, viven y expresan su ciudad; ya que es en ella donde se dan las relaciones sociales propiamente dichas que influirán en su manera de ser, de pensar y de actuar.

Con las representaciones sociales se aborda el proceso de construcción activa que realiza el niño sirviéndose de las experiencias suministradas por el ambiente social y de las estructuras propias intelectuales para organizar la información y darle sentido (Amar, Abello, Denegri, Llanos & Jiménez, 2001). Construcción social fuertemente influenciada por las ideas, las creencias y los valores suministrados por la familia, la escuela, las redes sociales y la comunidad con los que el niño interactúa desde sus primeros años de vida (Galvis, 2006). Se ha comprobado que la formación de las representaciones sociales de los niños y las niñas frente a su contexto social no se construye pasivamente por la influencia de sus padres o de los adultos; por el contrario, son sujetos activos en la construcción de sus propias percepciones a partir de la información que han recibido en su temprano proceso de socialización (Palladino, 2009).

Pero, en el campo de las ciencias sociales, han sido poco explorados los procesos investigativos que tengan en cuenta la percepción de los niños sobre la calidad de vida tanto en la ciudad como en las zonas rurales (Pérez, 2008), (Rosemberg, 2009); en realidad estas han centrado su estudio en la medición y evaluación de la calidad de vida en la infancia desde el campo de la salud, en asuntos concernientes con la adaptación a la enfermedad, estilos de vida saludables, relación entre el sistema inmunológico y las variables psicológicas y otras (Jiménez, Téllez, & Esguerra, 2011), especialmente con niños y niñas que presenten algún tipo de enfermedad o tratamiento.

Por consiguiente, los estudios sobre la calidad de vida en la infancia han procurado explorar la situación biopsicosocial de los niños y las niñas (Sousa, Rocha, & Gomes, 2010), buscando su bienestar individual y su relación con el ámbito familiar y escolar, especialmente desde la década de los noventa a través de la aplicación de instrumentos como Studens Life Satisfactión Scale, Perceived Life Satisfactión Scale, Comprehensive Quality of Life Scale-subjetive, como lo señala en su exhaustiva revisión (Huebner, 2004) y donde se establecieron correlaciones positivas entre la satisfacción de vida, la orientación de los padres, la participación en actividades prosociales, la autoestima, el soporte de los amigos, la apariencia física; en otros correlaciones negativas con depresión, soledad e insatisfacción social, problemas de comportamiento, dificultades en la escuela, etc. (Mieles & Acosta, 2012).

En resumen, los estudios son sumamente restringidos y focalizados, las dimensiones que más se han tenido en cuenta son: función física, función social, función psicológica, rendimiento escolar, relaciones con pares y familiares y bienestar global percibido (Jiménez, Téllez, & Esguerra, 2011). La indagación sobre las representaciones sociales que los niños y las niñas tienen sobre su contexto social y la ciudad en que viven ha sido un aspecto poco estudiado. Hacia 2000 de realizó en Colombia uno de los primeros y pocos estudios sobre el tema en particular (Unicef Centro Nacional de Consultoría, 2000). Llama la atención en el estudio la escasa capacidad social de escuchar a los niños y su preocupación por los temas de interés nacional alrededor de su afectación por el conflicto interno en el país.

1. Metodología

En el análisis de calidad de vida desde la perspectiva de los niños y niñas, se consideraron técnicas cuantitativas y cualitativas. En el primer caso, se diseñó un estudio transversal que involucró diecinueve variables subjetivas sobre temas como: seguridad, confianza, realización, principales problemas, aspectos positivos y negativos de la ciudad, el concepto de calidad de vida, y se complementó el análisis con un conjunto de definiciones sobre calidad de vida y talleres de dibujo infantil alrededor de esos conceptos.

La muestra se definió por muestreo teórico, logrando la participación de 167 niños y niñas en contextos escolares, en cuatro instituciones del Área Metropolitana de Bucaramanga, AMB, cuyas edades oscilan entre los 5 y los 11 años de edad, pertenecientes, en su gran mayoría, a colegios públicos de la ciudad.

Otros datos de composición de la población infantil participante se resumen en el Gráfico 1. Como se anunció, la mayor participación de niños se concentró en establecimientos públicos -sin pretender que sea un muestreo probabilístico-. Se presentó una participación porcentual por grado escolar acorde con la edad media: segundo y quinto nivel, también se concentró la aplicación en el municipio de Girón, aunque hubo participación de niños residentes en los cuatro municipios de la ciudad (AMB, 2012). Se buscó una participación equilibrada por sexo, tal como se produce socialmente, con una pequeña superioridad en el número de niñas, 55.5% del total.

2. Principales resultados: las representaciones de los niños

Un primer resultado importante de destacar es la valoración de los niños respecto a lo mejor y lo peor de la ciudad. Para los niños, como se muestra en el Gráfico 2, lo mejor de Bucaramanga se refleja en lugares específicos de recreación y esparcimiento, 22.4%, pero muchos de ellos, 17.6% se refieren positivamente a la ciudad desde algún deseo por realizar: una profesión, una ciudad sin violencia, el cubrimiento de una necesidad individual, entre otros. Al igual que el deseo, generado en lo positivo, los gustos personales representan un gran porcentaje de niños que ven la ciudad como un escenario de satisfacción personal. Los temas de preocupación adulta, como la infraestructura urbana (por ejemplo tener dotaciones específicas) y la cultura ciudadana, aunque aparecen en esta distribución, no representan el centro de evaluación.

De otro lado, es muy interesante destacar la preocupación de los niños por el tema de la contaminación ambiental como el aspecto más negativo de la ciudad, ya que ellos son los más afectados, tanto en su desarrollo físico y social como psicológico, cabe rescatar que este es uno de los problemas con mayor auge en todo en el planeta, siendo Colombia un país no ajeno a esta problemática. El tema ambiental es un tema motriz hoy para los niños en todo el mundo (Rojas, 2008). La preocupación por la conservación ambiental y por la contaminación atraviesa todas las clases sociales, especialmente en la población infantil, sea producto de las mediaciones, de la educación, de la época, de los medios de comunicación, etc., es lógico entender que la manifestación infantil por el tema ambiental esté por encima de otras consideraciones en calidad de vida, es por ello que se ve representado en esta investigación con un porcentaje del 36,5 del total.

Ciertos factores que han llevado a la crisis ambiental en nuestro país se han caracterizado por una alta tasa de deforestación, ocupación de áreas protegidas, alteraciones de los ecosistemas naturales reguladores del recurso (páramos y humedales), deterioro de los suelos, contaminación hídrica y contaminación atmosférica, siendo este fenómeno incluso percibido por los niños, lo que se considera sumamente importante de trabajar y de analizar en el contexto actual, ya que es uno de los aspectos que de una u otra manera afectan la calidad de vida infantil.

Seguidamente, los niños sienten o sufren el tema de la inseguridad, de la misma manera en la ciudad que en su área metropolitana. En general este aspecto representó la segunda opción de lo peor de la ciudad en donde la expresión infantil está referida a atracos, lesiones, homicidios, violencia intrafamiliar, violencia en la escuela o en el barrio. Al igual que en la población adulta, como se constató en la investigación general, los niños han observado que evidentemente la inseguridad en la ciudad crece, aunque los últimos informes de calidad de vida han venido mostrando un avance significativo en materia de reducción en las muertes violentas, particularmente en homicidio común, muertes y homicidios en accidente de tránsito, las cifras sobre lesiones personales y hurtos a personas en Bucaramanga, siguen mostrando un comportamiento muy por encima de otras ciudades colombianas (Amb, 2012).

También el tema de carencias en la infraestructura urbana, la movilidad y la marginalidad estuvieron presentes en esta evaluación infantil sobre la calidad de vida en la ciudad. Así, por ejemplo, aunque los lugares de recreación y esparcimiento reflejaron un porcentaje considerable desde la percepción infantil asociado a lo mejor de la ciudad, otro porcentaje menor -no menos importante- valoró parte de la infraestructura urbana desde el aspecto negativo de la ciudad. La falta de puentes y rutas peatonales, colegios, hospitales, museos y escuelas representan algunas de las demandas evidenciadas por los niños.

Aspectos como la movilidad y la marginalidad, que aunque, caracterizados con porcentajes menores y por debajo de temas como la contaminación y la inseguridad que en este caso parecen tener mayor incidencia, no se alejan de ser igualmente valorados como negativos, el primero por su caos vehicular y su tráfico permanente y el segundo asociado a la discriminación social que perciben los niños frente a los habitantes de la calle. (Ver Gráfico 3).

En un terreno más subjetivo, se seleccionaron una serie de ítems que permitieron una imagen más íntima de la relación edad, ciudad y calidad de vida en clave personal. El primer elemento a destacar es que en los aspectos seleccionados prima la mayoría de niños que manifiestan bienestar individual.

Aun así, es importante destacar varias situaciones puesto que todos los niños deberían estar en una situación de vida muy favorable, recordando que la media de edad es alrededor de los ocho años, sin embargo un poco más del 10% no se sienten seguros en Bucaramanga, claro relacionado con las expresiones de inseguridad que se encontraron en otros aspectos.

Por ejemplo, temas como la violencia doméstica o escolar, las riñas y la intolerancia vienen afectando en mayor grado a niñas, niños y adolescentes. Tal como lo expresan los participantes, la violencia está en todos los lugares de esparcimiento, en la comunidad y la escuela, generando un mayor sentimiento de inseguridad e intranquilidad en los menores pues ellos manifiestan que uno de los aspectos más negativos de su ciudad son: "los ladrones, los rateros, los locos de la calle", según la expresión de los propios niños (Cuadro 1).

Por otra parte, el 6.6% de los niños expresan que no les gusta el barrio donde viven, esto es preocupante puesto que, como se mostró anteriormente, los niños valoran la ciudad en su vivencia cercana, es decir, en su interacción en los barrios y colegios, especialmente, sumado al 5.45% que expresan negativamente sus interacciones sociales con amigos y compañeros.

Al igual que en la situación descrita, un 6.1% de los niños muestran desagrado con las personas de la ciudad y un 4.2% no se siente feliz viviendo en Bucaramanga. En términos generales el 100.0% de niños, independiente de las condiciones de vida, deberían sentirse felices. Aunque el estudio no permite profundizar en este aspecto, llama la atención el porcentaje de niños que no están felices, no les agrada la familia o el colegio donde estudian, rasgos que pueden estar señalando problemas de convivencia, de comportamiento o riesgos de contexto para el desarrollo de los niños (Ver Gráfico 4)

Al igual que en los jóvenes y adultos de la ciudad, es muy preocupante que el 8.4% del total de niños participantes exprese que no les gusta vivir en esta ciudad (en el ámbito reducido de ciudad que el niño ha construido), más preocupante es que el 28.3%, asuma que su deseo es irse. Para el conjunto de actores sociales que tienen incidencia en la administración de la ciudad debe ser un motivo de enorme preocupación que los niños expresen estas situaciones expuestas como aspectos subjetivos de su calidad de vida.

Con este contexto general es importante destacar la definición de calidad de vida para los niños, elementos que se transcriben textualmente y se identifican por código del niño asignado en el estudio. Las definiciones fluctúan entre la realidad y el deseo, el inventario y la carencia que de manera muy concreta y cercana a su cotidianidad expresan los niños al definir su ciudad.

El concepto de calidad de vida en perspectiva de la niñez

Como se ha mostrado, los niños construyen una perspectiva socialmente mediada por diferentes procesos de socialización sobre diversos aspectos de su ciudad, los que metodológicamente constituyen una mirada más global respecto a la calidad de vida en concordancia con lo expuesto en múltiples investigaciones (Jiménez, Téllez, & Esguerra, 2011). El concepto global que los niños expresan fue ordenado en cuatro categorías de análisis: concepto de inventario, concepto de deseo, concepto de demanda y concepto de actitud, en tanto las expresiones infantiles se inclinan más en una u otra categoría.

A manera de ilustración, presentamos algunas definiciones textuales según la distribución propuesta en el presente escrito, ofreciendo un análisis puntual en cada caso, codificados con el número de entrevista que correspondió a cada niño o niña (Tabla 2).

La definición Inventario fue la más común en la población infantil participante, puede ser entendida en el sentido cultural de asociar calidad de vida con las cosas, materiales o inmateriales, de que dispone el niño en su entorno inmediato. El inventario se refiere a lugares, personas, ocasiones, que según los niños, pueden ser consideradas calidad de vida. Indudablemente esto aporta un elemento de interés para las ciencias sociales en tanto los niños-sujetos, definen su situación social en referencia con la valoración específica de algunos elementos: mi familia feliz, mis amigos, algunos compañeros, los parques, etc. Esta apreciación peculiar denota el ámbito semántico restringido de la definición muy asociado a entender calidad de vida, como sucede en el mundo social adulto, concomitante con aquello que el sujeto valora como importante en su contexto particular. (Tabla 2).

La categoría tipo Deseo (Tabla 3), también tuvo una alta presencia en las respuestas infantiles. El anhelo de cambiar una situación problemática para el individuo: adelgazar, cruzar la calle sin que me violen, tener seguridad en la vida, etc., denotan situaciones de malestar o anhelos de realización, expresión infantil que indican las pesadas cargas de lo social en el propio autoconcepto, recordando que se habla desde niños entre 5 y 11 años de edad.

Por otra parte, muy asociado a la categoría de calidad de vida como deseo, como esperanza y realización, también se obtuvieron respuestas de calidad de vida como Demanda (Tabla 4) categoría vinculada a la percepción negativa de la ciudad y al señalar problemas que, en el caso infantil, requieren un cambio drástico: hospitales que ayuden a la gente y sin dinero, no botar basura a las calles, más escuelas, sin personas malas, etc., constituyen un ejemplo claro, de representación del concepto a partir de esos elementos percibidos por los niños como negativos en la calidad de vida.

Como parte de esta breve ilustración, finalmente aparecen una serie de definiciones sobre la calidad de vida como Actitud (Tabla 5), constatamos que fue la menor del grupo de definiciones, cuando teóricamente supondríamos lo contrario: la calidad más como una actitud que como un inventario, deseo o demanda. La actitud es más una disposición mental, socialmente constituida y que determina buena parte de la base del comportamiento social (Rojas, Méndez, & Rodríguez, 2012), específicamente las expresiones ser bueno y cuidarme, vivir en paz y tranquilo, vivir feliz con lo que se tiene, etc., estaría en conexión directa con el concepto integral que se viene construyendo en las ciencias sociales y políticas.

De este análisis se desprende que el concepto de calidad de vida en los niños es diverso y muy poco tiene que ver con indicadores formales construidos por los adultos, aunque en algunos casos se mencionan temas como la violencia y lo ambiental. Cabe destacar que conceptos como las representaciones infantiles están atravesados por situaciones propias, por la vivencia inmediata y no por la propuesta por la sociedad global. La familia, los amigos, la cuadra, el colegio, el barrio o la apariencia personal, constituyen los materiales propios con los que los niños construyen sus argumentos respecto a la ciudad.

3. Discusión: la ciudad está en sus niños

El estudio a través de indicadores subjetivos de calidad de vida es importante para una mejor comprensión de diferentes procesos sociales que desde la óptica infantil (Casas & Bello, 2012), ayudan a entender las situaciones complejas de los contextos urbanos entre lo real, lo representado y lo deseable, útiles, además, para establecer distancia respecto a los preceptos normalizados sobre las medidas del desarrollo individual y social.

De este estudio se desprende la importancia de conocer y escuchar las voces de los niños, ya que son ellos los que deben vivir y vivirán la ciudad donde es fundamental reconocerlos como habitantes en pleno ejercicio de su ciudadanía. Además, destacar la responsabilidad de la sociedad, el estado y la familia frente al desarrollo integral de esta población y la garantía de sus derechos más fundamentales. Se constata, no obstante, que en los niños siguen operando situaciones muy concretas que se alejan del ideal de la concepción de calidad de vida en términos científicos (Rojas, Méndez, & Rodríguez, 2012), especialmente en dos direcciones: por una parte la restricción de concepto infantil al medio inmediato y, la mirada negativa y restrictiva que tienen los niños y niñas respecto a la calidad de vida.

Efectivamente, la calidad de vida para los niños es apenas un tema en construcción en las ciencias sociales (Huebner, 2004) y para Colombia es escasamente investigado aunque ampliamente utilizado en la política y la academia (Mieles & Acosta, 2012). Tal como lo muestra el presente estudio, la ausencia de investigación en el tema da a entender que debe tratarse de manera particular, tanto metodológica como conceptualmente (Nussbaum & Sen, 1998), pero debe ser analizado en términos del contexto inmediato urbano o rural en el que el niño desarrolla sus primeras experiencias sociales (Unicef Centro Nacional de Consultoría, 2000).

La discusión académica respecto al valor de las representaciones sociales de los niños en diferentes contextos es cada vez, mejor valorada en las ciencias sociales (Jiménez, Téllez, & Esguerra, 2011), aunque existen serios vacíos en una conceptualización coherente que permita una mejor construcción de instrumentos válidos para conocer en detalle la especificidad de las representaciones en los niños.

Por otra parte, la importancia social de conocer a los niños y de que éstos se auto-reconozcan como actores sociales (Galvis, 2006), debe tener un efecto decisivo en las políticas públicas (Rosemberg, 2009) que administran la ciudad: al conocer sus temores, sus necesidades específicas, sus anhelos respecto al contexto en que viven y desean vivir, es posible pensar también en políticas más coherentes con la población infantil que pretenden proteger (Nussbaum & Sen, 1998).

4. Conclusiones

El bienestar, visto de manera individual o colectiva, se compone especialmente de aquellos aspectos propios de la subjetividad definidos en la vida cotidiana por los niños en forma de representaciones sociales. Dichas representaciones, si bien están altamente configuradas por las propias imágenes que se proponen institucionalmente, o a través de los medios de comunicación, constituyen el ámbito más próximo al sujeto, puesto que la forma en que los individuos evalúan su propia vida y la de los demás en un contexto urbano en particular, tiene una alta incidencia en el resultado final que marca las características de la vida social en una ciudad.

Dos hechos muy importantes para destacar sobre los niños y la calidad de vida: son los actores sociales a quienes muy poco se les ha consultado el tema de manera directa y cómo los niños construyen unas imágenes de calidad de vida más cercana a sus ámbitos de vivencia inmediata: el barrio, el colegio, la familia.

Si bien este estudio no cubre el ámbito de indicadores sobre la situación de la niñez en el AMB, permite resaltar lo mejor y lo peor de la ciudad desde la percepción de la infancia. Las preocupaciones básicas de los niños en cuanto a la calidad de vida tienen un trasfondo emocional expresado en relaciones de familiaridad, especialmente en el ámbito escolar, familiar y lugares especiales donde el niño desarrolla sus prácticas sociales, adicionalmente expresan sus preocupaciones sobre carencias materiales inmediatas.

La proximidad del niño con un entorno específico de la ciudad, no obstante, muestra unas preocupaciones generales muy importantes para la administración de la ciudad: el tema ambiental, el del espacio público para su disfrute y el buen trato, que los niños asumen desde el concepto de cultura ciudadana (incluyendo los problemas de inseguridad y violencia), constituyen al mismo tiempo las mayores preocupaciones y las mayores necesidades de los niños en el AMB.

La definición Inventario fue la más común en la población infantil participante, y se refiere a lugares, personas, ocasiones y lugares que, según los niños, como apreciación peculiar que denota el ámbito semántico restringido de la definición muy asociado a entender calidad de vida, como sucede en el mundo social adulto, como dotación material o inmaterial cercana.

La categoría tipo deseo también tuvo una alta presencia en las respuestas infantiles denotando situaciones de malestar o anhelos de realización, expresión infantil que indica las pesadas cargas de lo social en el propio autoconcepto. Además, se encontraron expresiones de calidad de vida como demanda vinculada a la percepción negativa de la ciudad y al señalar problemas que, en el caso infantil, demandan un cambio drástico. La calidad de vida se asocia poco al ser y más al tener o al carecer de algún aspecto valorado como importante por los niños, así la calidad de vida como actitud, como forma de vida en condiciones plenas, podría considerarse el más bajo nivel de definiciones de los niños y niñas.

Vale destacar la dificultad técnica para recoger la información a través de encuestas o instrumentos estructurados y la problemática operativa al definir calidad de vida en clave infantil. Ello contrasta con la capacidad de los niños para expresar sus representaciones a través del dibujo, la conversación y la lúdica.

Notas

1Este artículo de investigación hace parte del proyecto "Calidad de vida en Bucaramanga, la perspectiva del ciudadano", Grupo de Investigación en Población, Ambiente y Desarrollo G-PAD de la Escuela de Trabajo Social, código 5259 de la Vicerrectoría de Investigación y Extensión, VIE, Universidad Industrial de Santander.


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