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Entramado

versão impressa ISSN 1900-3803

Entramado vol.14 no.2 Cali jul./dez. 2018

https://doi.org/10.18041/1900-3803/entramado.2.4754 

Ciencias Sociales

Ecoaldeas en Colombia transitando hacia el buen vivir*

Ecovilas na Colômbia caminhando para uma boa vida

Ecovillages in Colombia transiting towards good living

Erika Milena Muñoz-Villarreal** 

** Investigadora, Grupo de Estudios Jurídicos y Sociojurídicos de la Universidad de Caldas, Manizales - Colombia. erika.munoz@ucaldas.edu.co https://orcid.org/0000-0001-9036-0007.


RESUMEN

Se presenta una investigación cualitativa cuyo objetivo fue comprender cómo se expresa la relación Humanidad-Naturaleza en el movimiento ecoaldeano, teniendo como referente las ecoaldeas Anthakarana (Quindío) y Aldea Feliz (Cundinamarca) en Colombia. Para ello se realizó una indagación documental y un acercamiento empírico haciendo uso de métodos etnográficos que permitieron conocer la vida cotidiana, los saberes y las prácticas de estas comunidades. Se diseñó un ciclo de análisis e interpretación de acuerdo con el enfoque de estudio de casos en el que se utilizó la herramienta Atlas.ti El argumento principal de la tesis consiste en plantear que las ecoaldeas estudiadas vienen cocreando nuevos tipos de relación en la naturaleza , que pueden ser leídos como una transición de la ontología dual hacia una ontología relacional en la que se intenta superar la desconexión humanidad - naturaleza. Esta transición ontológica implica un ciclo de transformación individual, con otros humanos y seres, en el que se cocrean saberes, prácticas y valores frente a la vida. En este proceso, han acogido la categoría de Buen Vivir para guiar sus propósitos comunitarios y posibilidad de resignificar conocimientos

PALABRAS CLAVE: Buen vivir ecoaldeas; ecología de saberes; naturaleza; ontología relacional

ABSTRACT

I present a qualitative research whose objective was to understand how the Humanity-Nature relationship is expressed in the ecovillage movement, taking as reference the Anthakarana (Quindío) and Aldea Feliz (Cundinamarca) ecovillages in Colombia. To do this, a documentary inquiry and an empirical approach were made using ethnographic methods that allowed to know the daily life, knowledge and practices of these communities. A cycle of analysis and interpretation was designed according to the cases study approach in which the Atlas.ti tool was used. The main argument of the thesis is to state that the studied ecovillages are cocreating new types of relationships in nature, which can be read as a transition of the dual ontology towards a relational ontology in which it tries to overcome the disconnection humanity - nature. This ontological transition implies a cycle of individual transformation, with other humans and beings, cocreating knowledge, practices and values respect to life. In this process, they have accepted the category of Good Living to guide their community purposes and the possibility of resignifying knowledge.

KEYWORDS: Good living; ecovillages; ecology of knowledge; nature; ontological relational

RESUMO

Apresento uma pesquisa qualitativa cujo objetivo foi compreender como a relação Humanidade-Natureza se expressa no movimento de ecovillages, tomando como referência as ecovilas Anthakarana (Quindío) e Aldea Feliz (Cundinamarca) na Colômbia. Para isso uma investigação documental e uma abordagem empírica foram feitas usando métodos etnográficos que permitiram conhecer a cotidiano, o conhecimento e as práticas dessas comunidades. Um ciclo de análise e interpretação foi concebido de acordo com a abordagem de estudos de caso em que foi utilizada a ferramenta Atlas.ti O principal argumento da tese é propor que as ecovilas estudados estão co-criando novos tipos de relacionamentos na natureza, que podem ser lidos como uma transição da ontologia dual em direção a uma ontologia relacional na qual tentamos superar a desconexão da humanidade - natureza. Esta transição ontológica implica um ciclo de transformação individual, com outros humanos e seres, em que conhecimento, práticas e valores são co-criados com respeito à vida. Em Nesse processo, eles aceitaram a categoria do Boa vida para orientar seus propósitos da comunidade e a possibilidade de ressignificar o conhecimento.

PALAVRAS-CHAVE: Boa vida; ecovilas; ecologia do conhecimento; natureza; ontologia relacional

Introducción

En la actualidad acudimos a una crisis civilizatoria de carácter planetario y ecológico (Amin, et al. 2005; Ivanova, 2011; Katz, 2010) que para algunos autores, corresponde a los formas propias de comprensión de la vida originadas en el paradigma de la modernidad (Ángel-Maya, 1996; Latour, 2007; Noguera, 2004). A partir de lo cual se ha concebido e intervenido la naturaleza como si fuera un recurso (Gudynas, 2004; Noguera & Pineda, 2009), productiva (Santos, 20l0), desechable (Riechmann, 2004) o una máquina (Capra, 1996). Concepciones que reflejan una postura antropocéntrica (Steffen, et al. 2011), utilitarista e instrumental frente a ésta (Fernández, 2010; Noguera, 2004; Prada, 2011).

En respuesta a este paradigma antropocéntrico surgen diversas experiencias alternativas que promueven transiciones hacia otras formas de relación con la naturaleza basadas en una ética ecológica (Escobar, 2003; Leff, 2002; Martín, 1998). Entre la diversidad de apuestas que recrean o transitan "otros mundos posibles" (Escobar, 2010), buscando una reconexión con la naturaleza, se puede referenciar a algunos pueblos originarios (tribales, indígenas o afrodescendientes) que conservan prácticas y conocimientos milenarios de conexión con la vida a pesar de los cambios agenciados por la modernidad. De otro lado, existen procesos mestizos con éticas similares que se expresan mediante granjas agroecológicas, ecoaldeas, templos vaisnavas y budistas que vienen realizando transformaciones profundas en sus estilos de vida bajo concepciones biocentristas y que intentan romper con los órdenes hegemónicos del capitalismo (Chaves, 2016, et al. 2015, 2017a, 2017b; Lockyer y Veveto 2013).

De acuerdo con este contexto-problema, la investigación planteó las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo expresa el movimiento internacional ecoaldeano su relación Humanidad-Naturaleza y cuál es su influencia en el movimiento colombiano?

1.1. ¿Cuáles son las influencias y los contextos que dan origen a las ecoaldeas en el mundo?

1.2. ¿Cómo aborda el movimiento ecoaldeano su discurso sobre la relación humanidad-naturaleza?

1.3. ¿Cuáles son las influencias y los contextos que dan origen a las ecoaldeas en Colombia, y cómo se relacionan con el movimiento internacional?

2. ¿Cómo se expresa la relación Humanidad-Naturaleza en las ecoaldeas colombianas escogidas en este estudio?

2.1. ¿Cómo se crearon las ecoaldeas Anthakarana y Aldea Feliz en Colombia?

2.2. ¿Cuáles son los saberes y las prácticas que influyen la relación humanidad-naturaleza en las ecoaldeas Anthakarana y Aldea Feliz?

2.3. ¿Cuál ha sido su proceso de autoconcepción como ecoaldeas y ecoaldeanos?

Para dar respuesta a las preguntas de investigación, se acogió la metodología cualitativa y como estrategia se empleó el estudio de casos. En el estudio de casos se seleccionaron las ecoaldeas: Anthakarana, ubicada en el Quindío, y la Ecoaldea Aldea Feliz, ubicada en Cundinamarca, a razón que son experiencias innovadoras en sus prácticas de conexión con la naturaleza, inspiradoras e influyentes dentro del Consejo de Asentamientos Sustentables de América Latina-C.AS.A

Se espera brindar una comprensión académica sobre el fenómeno de las ecoaldeas en Colombia, que motive a los investigadores conocer estas experiencias, así como aportar reflexiones empíricas para organizaciones comunales y ecológicas que deseen multiplicar las prácticas exitosas y los desafíos hallados en estas comunidades con el propósito de promover un bienestar socio-ambiental en el país.

1. Marco teórico

El preámbulo teórico-conceptual de esta investigación cuenta con la revisión de dos categorías conceptuales como son la relación humanidad-naturaleza y la categoría de ecoaldea. A continuación, se presenta el desarrollo de cada una de estas, resaltando elementos que interesan propiamente en este estudio.

1.1. Enfoques que consideran una conexión entre humanidad-naturaleza

Existen diversos enfoques conceptuales en los que se reflexiona la relación histórica del ser humano con la naturaleza. De una gran listado, y para nombrar sólo algunos entre muchos, se encuentran el Ecosocialismo desde el cual se afirma que la crisis ecológica actual es producto de los problemas sociales, y el dominio de la naturaleza por el hombre tiene sus raíces en la dominación del hombre sobre el hombre (Riechmann, 2006). De forma similar, el Ecofeminismo asocia la explotación y dominación de la naturaleza con la explotación y dominación del hombre hacia la mujer, en el sentido que lo femenino cuenta con una historia y un legado de cuidado de la vida que ha sido olvidado o acallado (Mies & Shiva, 1998). De otro lado, el enfoque del Decrecimiento aboga por un cambio en la correspondencia consumista y materialista de la humanidad con la naturaleza, lo que implica una reducción en la escala de la producción y del consumo de acuerdo con los límites ecológicos del planeta (Tanuro, 2009).

Otros enfoques ecológicos postulados desde el Pensamiento Decolonial, la Ecología Profunda y el Buen Vivir presentan reflexiones críticas sobre cómo se ha generado la ruptura entre humanidad y naturaleza, recuperando a su vez experiencias prácticas en las cuales dicha dicotomía se pueda transformar en relaciones de conexión y cuidado de la naturaleza, constituyéndose, además, en referentes académicos, sociales y ambientales mucho más presentes en América Latina. Estas tres corrientes de pensamiento se constituyen en el marco de referencia de la investigación.

1.2. Pensamiento Decolonial Ecológico

Al interior del Pensamiento Decolonial converge una corriente de la Ecología Política que viene develando las formas de colonización de la naturaleza impuestas por la modernidad (Alimonda, 2011; Delgado, 2013; Escobar, 2012). Allí se plantea que la producción y el consumo 1161 ilimitado de bienes y servicios contribuyen a mantener las dinámicas económicas, culturales y políticas del capitalismo sosteniéndose de manera ilimitada a partir de la explotación de los bienes de vida naturales. Dar cuenta de estos procesos implica develar los conflictos y la relaciones de poder desiguales que acontecen en su apropiación (Alimonda, 2011; Delgado, 2013; Martínez-Alier, 2009; Palacio, 2006).

Lo que nos dice la Ecología Política, desde la mirada Decolonial, es que la naturaleza es objeto de colonización debido a las concepciones impuestas por la Modernidad en su afán por sostener la rentabilidad de los mercados, de manera que la naturaleza es concebida como recurso inagotable y sin más valor que el monetario. Asimismo, expresa que la colonización se sostiene mediante relaciones de poder manifiestas entre pueblos colonizadores/pueblos colonizados, humanidad colonizante/naturaleza colonizada (Alimonda, 2011; Escobar, 1999, 2000, 2005; Prada, 2011; Santos, 2010; Riechmann, 2004; Vega, 2009).

1.3. Ecología Profunda

El enfoque de la Ecología Profunda no realiza una distinción humano-naturaleza, sino que por el contrario reconoce el valor intrínseco de todo ser vivo, la interdependencia entre todos los seres, ciclos naturales y ecosistemas (Capra, 1996, 2002; Gudynas, 2010; Naess, 1998). De esta manera, la Ecología Profunda supera la dualidad y jerarquía humano/ naturaleza planteando una horizontalidad ética, en cuanto las conexiones acontecidas en la integralidad de la trama de la vida ocupan igual importancia y valía, y de ese modo todas las formas de existencia merecen un semejante reconocimiento. Otra característica es la vinculación de visiones filosóficas y espirituales que proponen un cambio en los estilos de vida que profundizan la crisis actual. Para ello, propone incorporar un pensamiento complejo, intuitivo, sintético y valores como la cooperación, la asociación, la reciprocidad y el cuidado (Capra 1996; 2002). En este sentido, la invitación de la Ecología Profunda es generar una transformación de percepción, de políticas y de valoración que posibilite explorar soluciones técnicas y sociales a la injusticia social y ecológica, que de paso favorecen la coexistencia de seres y culturas (Rozzi, 1997).

La Ecología Profunda se denomina 'profunda' inicialmente en oposición a la ecología de tipo 'superficial', la cual al interpretar y conocer la naturaleza acude a dividirla y clasificarla sin la posibilidad de construir compresiones relacionales e integrativas desde lo biológico, lo físico, lo químico y lo cultural como en su lugar si lo propone la Ecología Profunda. Sus apuestas conceptuales, empíricas y éticas buscan integrar y ampliar la pluralidad de saberes y de alternativas siempre ubicando en el núcleo del pensamiento y de la acción el tejido de la vida (Capra, 1996; Devall & Sessions, 2004; García, 2005).

1.4. Buen Vivir

En la década de los años 90 del siglo XX, en los Estados-nación de Bolivia y Ecuador inició un proceso de cambio político, jurídico y cultural en el que se propuso construir un proyecto soportado en el reconocimiento de la cosmovisión de los pueblos indígenas, con un sentido crítico frente a las formas hegemónicas de organización económica, social y política orientadas bajo el paradigma de la modernidad y el sistema capitalista (Acosta, 2013; Albó, 2009; Oviedo, 2011). Es así como, se acoge en ambos países la categoría de Buen Vivir o Vivir Bien procedente de las cosmovisiones Kichwa con el Sumakwsayy Aymara con el Sumaqamaña.

Si bien su origen es andino-amazónico, el Buen Vivir está siendo heredado y resignificado por comunidades afrodescendientes, grupos académicos, movimientos ambientalistas y ecoaldeas que de una u otra manera se identifican en su crítica al paradigma de la Modernidad y además buscan alternativas a la crisis civilizatoria actual. En este sentido, Caudillo-Félix (2012) expresa que el Buen Vivir se ha constituido en un diálogo intercultural y en un proyecto ético-político, que acoge principios y valores como la naturalización del ser humano, la relación armoniosa entre seres humanos con la Madre Tierra, la complementariedad, la reciprocidad y el comunitarismo.

El Sumakawsay y Sumaqamaña plantea cuatro principios: i) constituirse en una alternativa al paradigma del desarrollo, ii) posibilidad de ampliar la noción de comunidad y reconectarse con la naturaleza, iii) la reinvención de territorios plurinacionales con nuevas formas de organización social y iv) la oportunidad de fomentar economías solidarias, colectivas y ecológicas.

1.5. Las ecoaldeas como una alternativa de reconexión con la naturaleza

Escorihuela (1999) y Flaquer (2011) mencionan que las Ecoaldeas pueden ser reconocidas como comunidades intencionales dado que existe un objetivo y una visión de mundo en común que posibilita la decisión de convivir juntos en un espacio compartido, de mantenerse y generar las condiciones ecológicas necesarias para lograr sostenerse en el tiempo.

Dawson (2013) encuentra cinco características definitorias de las ecoaldeas: 1) son iniciativas civiles privadas, 2) en las que el aspecto comunitario es de vital importancia, 3) donde se intenta recuperar en cierto grado el control sobre los recursos de la comunidad, 4) las cuales tienen una fuerte base de valores compartidos, y 5) actúan como centros de investigación, demostración y, en la mayoría de los casos, de formación.

La motivación de la creación de una ecoaldeas hace referencia a un principio ecológico (Escorihuela, 1999), por ello su prefijo "eco" para designar su intención ecológica en la formación de una comunidad.

La categoría de ecoaldea surge en 1991 en el momento de fundación de la Organización Nacional de Ecoaldeas de Dinamarca. En esa ocasión, Gilman definió la ecoaldea como

Un asentamiento sostenible, en el campo o en la ciudad, que respeta y restaura los sistemas circulatorios de los 4 elementos: tierra, agua, fuego y aire, en la naturaleza y en la gente. Comprende todos los aspectos para la vida humana: estructuras físicas (tierra), infraestructura (agua), estructuras sociales (fuego) y cultura (aire). (Citado en Ulises, 2008)

En la Conferencia Ecovillages and Sustainable communities: Models for the 21st Century, 1995, Fundación Findhorn (Reino Unido), Robert Gilman integra a la definición de ecoaldea principios de la teoría del Desarrollo a Escala Humana, planteando que

Una ecoaldea es a escala humana, o sea, un lugar donde conoces a los demás, un asentamiento integral, no sólo una estructura de viviendas, agrícola o empresarial sino todo ello a la vez, un asentamiento donde las actividades humanas están integradas en el medio natural de manera inocua. Tan importante como la relación con el medio natural es que el asentamiento sea soporte de un desarrollo humano sano, y que haya un sentido de celebración en él, como aquí en Findhorn. Finalmente, la clave de la sostenibilidad es que la vida de la comunidad pueda continuar indefinidamente en el futuro, de lo contrario, estaríamos hipotecando ese futuro. (Red Global de Ecoaldeas-GEN, 2008)

En su caso, Changue the World define las ecoaldeas como "comunidades urbanas y rurales, que por necesidad o decisión establecen relaciones de convivencia comunitaria, autonomía política, prácticas de permacultura, desarrollo armónico con el entorno local, mecanismos de resolución de conflictos e intercambio económico autónomo" (2017). Finalmente, GEN dice al respecto de la ecoaldea

(...) es una comunidad intencional, tradicional o urbana que se diseña conscientemente a través de procesos participativos de propiedad local en las cuatro dimensiones de la sostenibilidad (social, cultural, ecológica y económica) para regenerar sus entornos sociales y naturales. (GEN, 2017)

Un término que llama la atención en la definición de ecoaldea es su carácter intencional, para lo cual Concha (20l0) aclara que estas comunidades son intencionales por cuanto "se juntan no por tradición o lazos étnicos, sino por una intención: la de hacer experimentos sociales para ver nuevas maneras de establecer relaciones con el hábitat, con la sociedad y/o con el espíritu".

De acuerdo con las anteriores definiciones se puede advertir que, las ecoaldeas son asentamientos humanos, urbanos o rurales, que promueven estilos de vida locales, cotidianos y concretos que desde la autonomía, la participación y la espiritualidad han asumido el reto de trasformar sus dinámicas sociales, culturales, económicas y ecológicas con el fin de brindar bienestar humano a sus integrantes y recrear relaciones de respeto en la naturaleza habitada.

2. Metodología

Este estudio asume la metodología de investigación cualitativa desde un paradigma sociocrítico, a razón que el tipo de problema implica una interpretación situada de las relaciones intersubjetivas, las prácticas y los estilos de vida que se expresan en las ecoaldeas frente a su relación con la naturaleza, así como la intencionalidad de producir conocimiento que sirva de referente para la transformación de saberes y acciones ecológicas entre humanidad-naturaleza.

Como estrategia metodológica, se empleó el estudio de casos, en la medida que permite conocer en profundidad la particularidad y la complejidad de cada caso. Se opta por ésta cuando el «cómo» o el «por qué» se plantean en las preguntas de investigación, el investigador tiene poco control sobre los acontecimientos y la atención se centra en un fenómeno contemporáneo dentro de un contexto de la vida real (Stake, 1998).

Estos casos fueron identificados como representativos frente a otro tipo ecoaldeas colombianas debido a sus enfoques familiar, en el caso de Anthakarana, e intencional, en el caso de Aldeafeliz. De igual manera, son experiencias reconocidas en sus prácticas de conexión con la naturaleza, inspiradoras e influyentes dentro del Consejo de Asentamientos Sustentables de América Latina (CASA) y en los contextos sociales que las rodean.

Para describir el proceso mediante el cual se originó el movimiento ecoaldeano en el planeta y en Colombia, se recurrió a la revisión documental de textos, investigaciones, artículos científicos, páginas web y consulta en las redes sociales virtuales. Para comprender cómo se expresa la relación Humanidad-Naturaleza en las ecoaldeas Anthakarana y Aldeafeliz en su apuesta por convertirse en una alternativa de vida, se acudió al uso de métodos etnográficos como la convivencia en terreno, las conversaciones y la participación observante.

Vale destacar que la metodología aplicada en este estudio emerge de un interés extrateórico, definido por Vasco (1989) como aquella motivación de índole personal y afectiva, acompañado por intereses intrateóricos particularmente académicos. De esa manera, el origen motivacional es conocer estilos de vida que sirvan de referente para crear una comunidad ecológica. De modo que, el proyecto íntimo de la investigadora influye en la lógica y la escogencia del enfoque metodológico y los métodos. Asimismo, la investigación cobra un sentido, según Ortiz (1998) de implicación y de compromiso. Por lo tanto, las coherencias operacionales que se producen en los hallazgos y las discusiones en este estudio, corresponden a una reflexión responsable en coexistencia con la experiencia académica y profesional.

2.1. Métodos

2.1.1. Métodos documentales

La revisión documental incluyó la información recolectada de páginas web de las ecoaldeas, redes sociales, fotografías, imágenes y videos documentales.

2.1.2. Métodos etnográficos

Participación observante y convivencia en las ecoaldeas. El proceso etnográfico tuvo un fuerte énfasis en la estancia de 30 días en cada ecoaldea. La participación se realizó bajo la modalidad de voluntariado, lo que implicó participar en las actividades diarias. Estas estancias fueron realizadas en compañía del hijo de la investigadora, lo que abrió oportunidades de conversación con las madres de las comunidades, permitiéndole involucrar sus roles de madre, de voluntaria y de académica. De ese modo, se desarrolló una observación participante, en el sentido que los ecoaldeanos eran conscientes del propósito de la investigación (Guber, 2001; Jankowski y Sabourin, 2012).

Conversaciones informales semiestructuradas. Este método se nombra como conversaciones, en el sentido que supera la estructura convencional de la entrevista. Es semiestructurada por cuanto conserva una guía de preguntas que orientan las conversaciones sin tener límites de extensión en las respuestas, ni términos en la duración de las conversaciones. Si bien existe un marco interpretativo originado en las preguntas de investigación, el contexto de las ecoaldeas y los mismos ecoaldeano propician contextos cotidianos e informales no predefinidos ni en espacio, ni en tiempo, ni en orden de interrogantes, sino en un devenir de la producción de discursos dialógicos propios de una conversación espontánea, natural e irreflexiva acompañada de un interés de conocimiento (Devillard, Franzé y Pazos, 2012; Geertz, 2003).

Se recopilaron anotaciones diarias registradas en un diario de campo, se obtuvo un registro fotográfico de los distintos espacios que componen cada ecoaldea y de algunas actividades, así como registros en audio de las conversaciones con los ecoaldeanos, visitantes y voluntarios.

El análisis e interpretación se configuró en un ciclo de momentos que recogen algunos elementos propuestos por Stake (1999) y los ofrecidos por la herramienta informática Atlas.ti (Ver Figura 1).

Fuente: Autora basado en Abarca & Ruiz (2014) y Stake (1999)

Figura 1 Ciclo de análisis en el estudio colectivo de casos. 

El ciclo de análisis e interpretación inició con la recolección de evidencia documental y empírica. Una vez recolectada la información se procedió a la organización y clasificación de la misma de acuerdo con la fuente, fuera primaria (empírica) o secundaria (documental), y al formato de registro de los datos (Ver Figura 2).

Fuente: Autora.

Figura 2 Evidencia empírica recolectada. 

En el análisis de contenido se empleó la herramienta Atlas.ti teniendo como guía las categorías e indicadores construidos a partir de las preguntas de investigación (Ver Figura 3). Se procedió a la codificación y creación de redes analíticas de acuerdo con los postulados de la Teoría Fundamentada de Strauss & Corbin (2002) con apoyo de Atlas.ti. En la codificación abierta, la información recolectada se clasificó analíticamente y sirvió para interpretar los fenómenos estudiados. En la codificación axial, las categorías se relacionaron con los indicadores respectivos, por lo que se establecieron múltiples relaciones. En la codificación selectiva, se realizó una articulación de las categorías en torno a la pregunta central del estudio.

Fuente: Autora.

Figura 3 Categorías orientadoras. 

Continuamente, la descripción etnográfica se realizó de acuerdo con las particularidades de cada ecoaldea, sus contextos biogeográficos, biográficos, de convivencia, de prácticas y de saberes.

En la reflexión y la comprensión, se hallaron tendencias y contrastes en las ecoaldeas estudiadas, se triangularon las narraciones de los ecoaldeanos y de sus visitantes, las interpretaciones teórico-conceptuales y la propia interpretación y descripción producida en la investigación.

Finalmente, la investigación fue validada por los ecoaldeanos realizando precisiones sobre los hallazgos.

3. Resultados

3.1. Resultados de tipo descriptivo

3.1.1. El movimiento ecoaldeano en el mundo

La pregunta de investigación 1. ¿Cómo expresa el movimiento internacional ecoaldeano su relación Humanidad-Naturaleza y cuál es su influencia en el movimiento colombiano?, se abordó de manera descriptiva mediante la revisión documental de textos, investigaciones, artículos científicos, páginas web y consulta en redes sociales virtuales. Para dar respuesta a esta pregunta se abordaron las siguientes subpreguntas.

Frente a la subpregunta 1.1. ¿Cuáles son las influencias y los contextos que dan origen a las ecoaldeas en el mundo?, se identificaron los siguientes movimientos sociales como antecedentes o referentes del movimiento ecoaldeano.

El Neorruralismo, por ejemplo, cuenta con sus inicios en Europa y Norteamérica, influenciado por el acontecimiento de Mayo del 68 y el movimiento contracultural de la década de los 60's del siglo XX, este se caracterizó por la migración de personas o colectivos urbanos hacia zonas rurales. A partir de estas movilizaciones, en 1970, se celebra el Primer Congreso Biorregional de Norteamérica, que en 1996 se amplió al Encuentro Biorregional de las Américas, y desde el cual surge la Caravana Arcoiris por la Paz y la Nación Arcoiris con una fuente filosófica hippie. Para Ruz (2006) el término 'Biorregión' empieza a plantear una nueva manera de comprender las áreas geográficas más allá de los límites políticos en el intento de reconocer los lugares en su integridad natural y cultural, de modo que permitiera recuperar una conciencia del habitar.

Otro referentes es el Movimiento Okupa Rural influenciado por el comunismo libertario, propio de los años 70's y 80 del siglo XX, en el que se emprendió la ocupación lugares o viviendas deshabitadas en zonas rurales. Ya para 1978, Bill Mollison y David Holmgren presentan las bases de la permacultura con su libro Permaculture one, con el objetivo de presentar estilos de vida basados en principios ecológicos que le permitieran a las comunidades ecológicas o intencionales afianzarse y gozar de nuevas herramientas de diseños de espacios educativos en sus prácticas cotidianas. Luego, en 1985 se creó la Federación de Comunidades Intencionales de Estados Unidos, una de las primeras redes que empieza a congregar este tipo de iniciativas.

De otro lado, en 1987 se fundó la organización Gaia Trust, en Dinamarca, encargada de promover proyectos de transición hacia una sociedad sustentable y espiritual. En seguida, en 1989 integrantes del Movimiento Arco Iris dan inicio al Movimiento de Repoblación de Pueblos Abandonados con la refundación de Matavenero en España. Ya en el año 1992, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo -CNUMAD- y la declaración de la Agenda Local 21 en Río de Janeiro, la Organización de las Naciones Unidas brindó su respaldo a la creación y fortalecimiento de asentamientos sustentables en todo el planeta. Con este apoyo, la Asociación Danesa de Comunidades Sostenibles creó, en 1994, la Red Global de Ecoaldeas -GEN-, con el objetivo de congregar propuestas comunitarias para mantener y regenerar los entornos sociales y naturales.

3.1.2. El mándala de la sustentabilidad como una expresión de reconexión con la naturaleza

En cuanto a la subpregunta 1.2. ¿Cómo aborda el movimiento ecoaldeano su discurso sobre la relación humanidad-naturaleza?, se halló que los proyectos ecoaldeanos articulados en GEN acogen cuatro pilares de la sustentabilidad, entendidos como dimensiones intrínsecas de la experiencia humana: el social, el cultural y espiritual, el económico y el ecológico (Ver Figura 4); de modo que les permita contar con unas orientaciones básicas para viabilizar sus apuestas comunitarias y establecer otro tipo de relaciones con la naturaleza (Arjona, 2010).

Fuente: Ecohabitar, 2016.

Figura 4 Pilares y principios de la sustentabilidad. 

  • Pilar social

La construcción de comunidad implica la posibilidad de fortalecer y ampliar las relaciones sociales de convivencia. El camino para fomentarlo se fundamenta en la promoción de habilidades comunicativas, la toma de decisiones colectivas, la divulgación del proceso hacia el exterior, fomentar alianzas y articularse en redes. Esto posibilita precisar un objetivo común y de allí proporcionar una participación activa y comprometida de los ecoaldeanos en las disposiciones cotidianas, haciéndolos sentir escuchados, empoderados, apoyados y responsables de sus propias acciones. Por consiguiente, los elementos fundantes de una ecoaldea son: el reconocimiento de la diversidad, la consolidación de las interacciones mediante el ejercicio de valores, la gestión de los conflictos internos y el fomento de prácticas comunales en salud, educación, cultura y economía. (GEN, 2017)

  • Pilar cultural o visión de mundo

A las ecoaldeas las congrega el respeto y cuidado por todos los seres y formas de vida, siendo una manera de manifestar su visión de mundo y ética ecológica. Existen comunidades que enfatizan un camino espiritual específico, definiendo así su visión de mundo particular, sin embargo, no todas focalizan su dinámica comunitaria en una sola tradición específica. Algunas se congregan alrededor de principios ecológicos, que no necesariamente se sujetan en asuntos espirituales, otras en su lugar reúnen diversas expresiones espirituales de acuerdo con sus necesidades, sentires y los momentos emocionales de sus integrantes y de las mismas comunidades. La importancia de esta dimensión reside en que cada ecoaldea considera aspectos culturales que fortalecen su capacidad de respuesta ante las dificultades dadas al interior o hacia el exterior de la comunidad.

  • Pilar económico

Para definir esta pilar GEN recurre al término 'vitalidad económica', el cual compone 4 prácticas fundamentales: 1) mantener el dinero en la ecoaldea, 2) circularlo al interior de la comunidad a través de las personas que más sea posible, 3) ganarlo, gastarlo y luego invertirlo en mercados pequeños o en servicios que ofrezcan los mismos ecoaldeanos y 4) generar ahorros en organizaciones o instituciones financieras afines.

  • Pilar ecológico

En este pilar, Gaia Education (2012) ofrece orientaciones concretas de conexión y cuidado de los seres, bienes y ciclos del lugar habitado, bien sea urbano o rural. Las prácticas tienen como propósito, de un lado, satisfacer las necesidades básicas y vitales de los ecoaldeanos y, de otro, mejorar y/o restablecer el paisaje. De acuerdo con esto, la infraestructura requiere construirse bajo criterios de construcción verde o bioconstrucción aprovechando materiales del entorno que pueden ser maderas, palmas, barro, tierra u otros materiales que se puedan reutilizar, en el intento de no sobrepasar la capacidad de carga del lugar.

Frases que dan cuenta de esta intención es 'trabajar con la naturaleza' o 'imitarla'.

  • El diseño del sistema completo

Los anteriores pilares se integran en lo que GEN denomina 'el sistema completo'. Es un intento por integrar las diferentes expresiones y posibilidades de la humanidad en conexión con la naturaleza de manera pragmática y bajo una ética del cuidado. El sistema completo acoge teorías del Pensamiento Sistémico, entre ellos las teorías de Gaia y del Caos, por cuanto la vida es comprendida en su totalidad, interdependencia y dinámica compleja.

Las ecoaldeas en su camino por constituirse en un sistema completo vienen implementando la planificación de acciones y estrategias con una perspectiva temporal, que les permita mantener su visión y propósito, generar procesos educativos y pedagógicos, fomentar un diseño ecoaldeano participativo y realizar un monitoreo y evaluación constante de la dinámica comunitaria.

3.1.3. Ecoaldeas en Colombia: emergencia de comunidades mestizas-ecológicas

Respecto de la subpregunta 1.3. ¿Cuáles son las influencias y los contextos que dan origen a las ecoaldeas en Colombia, y cómo se relacionan con el movimiento internacional?, se identificó que las ecoaldeas en Colombia, desde sus inicios en la década de los 80 del siglo XX, han estado vinculadas al movimiento ecoaldeano a partir de su participación en la Caravana arcoíris por la Paz, así como en el agenciamiento y creación del Consejo de Asentamiento Sustentables de América Latina-CASA- y de CASA COLOMBIA y, recientemente, con su intervención activa en la Asamblea General y el Consejo Directivo de GEN (Ver Figura 5).

Fuente: http://comuntierra.org/site/blog_post.php?idPost=l69&id_idioma=3 [citado en 3 de enero de 2018]

Figura 5 Relación de CASA Colombia con otras redes similares a nivel continental y mundial 

Esto permite intervenir con propuestas y decisiones ante la red regional y global y, asimismo en doble dirección, sirve de enlace para transferir al interior del país todos los aprendizajes y gestiones alcanzadas. De modo que, la relación entre el movimiento internacional y el colombiano se genera de manera recíproca y en diferentes escenarios educativos, de decisión, de consulta, de comunicación y de proyectos. Ahora bien, estas influencias son referentes y no funcionan como orientaciones limitadas y normativas, en donde los ecoaldeanos vienen desmitificando el paradigma del ecoaldeano y reconfigurando su propia forma de identidad aunque guardando los principios fundamentales de las ecoaldeas en el mundo.

3.2. Resultados de tipo etnográfico

3.2.1. El disueño de dos ecoaldeas en Colombia: Aldeafeliz y Anthakarana

La pregunta de investigación 2. ¿Cómo se expresa la relación Humanidad-Naturaleza en las ecoaldeas colombianas escogidas en este estudio?, se abordó mediante métodos etnográficos como la participación observante, convivencia en las comunidades, conversaciones informales semiestructuradas. A partir del trabajo etnográfico se recopiló un diario de campo, se obtuvo un registro fotográfico de los distintos espacios de cada ecoaldea y sus actividades, registros en audio de las conversaciones con los ecoaldeanos, visitantes y voluntarios. Para dar respuesta a esta pregunta se abordaron las siguientes subpreguntas.

Frente a la subpregunta de investigación 2.1. ¿Cómo se crearon las ecoaldeas Anthakarana y Aldea Feliz en Colombia?, se logró conocer que de manera coincidente estas dos comunidades fueron disoñadas por sus fundadores en el año 2006. Ninguno de los integrantes de Aldea Feliz y Anthakarana se conocía antes, sólo hasta diciembre del mismo cuando se realizó el Primer Llamado de la Montaña. Si bien, las dos comunidades se disoñaron en la misma época, Anthakarana compró el terreno en 2006 pero fue en el 2009 cuando empezó a habitar el lugar y a realizar las construcciones. Por su parte, Aldea Feliz si inició la compra del lugar y el proceso de convivencia ese mismo año.

Ambas ecoaldeas se ubican en zonas rurales cercanas a las ciudades capitales desde donde provienen sus integrantes. En promedio, se encuentran a 1 hora y 15 minutos de distancia. Cercanía que les permite mantener contacto con las dinámicas urbanas, económicas, familiares y de amistades establecidas en sus lugares de origen.

Estos lugares cuentan con amplias zonas verdes, fuentes hídricas, bosques, diversidad de especies de flora y fauna, temperaturas atmosféricas aproximadas a 19°c. Aldea Feliz se ubica en un terreno tipo sabana y Anthakarana en un suelo montañoso donde se presentan altas precipitaciones.

Condiciones geográficas que, según los ecoaldeanos, son las más adecuadas para vivir como comunidad ecológica y que les ha permitido concretar muchos de los propósitos que disoñaron cuando decidieron fundar las ecoaldeas.

Aldea Feliz fue creada por diversidad de personas que se desconocían, excepto las familias y las parejas que se integraron en ese entonces. Ninguno contaba con una experiencia comunitaria, más allá de la vida familiar, y tampoco contaban con hábitos rurales. Cuentan que en los inicios de Aldea Feliz se formaron parejas, otras se separaron, empezaron a nacer niños, se presentaban conflictos en las relaciones sociales, dificultades para organizarse y tomar de decisiones (Ver Figura 6).

Fuente: Foto tomada por Erika Muñoz, Aldea Feliz, 2015.

Figura 6 Casa en Aldea Feliz, elaborada con guadua, madera, bahareque y techos vivos. 

Anthakarana surgió en una familia nuclear compuesta por padres e hijos, que en el proceso de consolidación se fue convirtiendo en una familia extendida integrada por abuelos, hijos y nietos. Esta composición conlleva a que el terreno se haya adquirido como propiedad privada, en el sentido que fue comprado a nombre de uno de los abuelos debido a su capacidad económica, además la convivencia surgió con sus mismo integrantes, solo con una variación significativa con la llegada de las parejas de los hijos tiempo después de haberse fundado la ecoaldea (Ver Figura 7).

Fuente: Foto tomada por Erika Muñoz, Anthakarana, 2015.

Figura 7 Casa en Anthakarana, elaborada en madera y bambú.  

Las personas que fundaron estas comunidades pretendían irse a vivir al campo con la idea de iniciar o continuar un proceso de sanación personal y de poder conectarse con la naturaleza, lo cual les implicó un cambio en sus hábitos y en sus comprensiones acerca de la vida.

3.2.2. Ecología de saberes en el mándala de la sustentabilidad

En cuanto a la pregunta 2.2. ¿Cuáles son los saberes y las prácticas que influyen la relación humanidad-naturaleza en las ecoaldeas Anthakarana y Aldea Feliz?, los hallazgos permiten comprender los saberes y las prácticas de estas comunidades de acuerdo con la categoría de Ecología de Saberes (Santos, 2010, 2012). Esta comprensión se adopta debido a que los saberes identificados implican en sí mismos el ejercicio de unas prácticas concretas y reales, de modo que, los conocimientos tienden, por lo general, a ser aplicados en las realidades cotidianas. Otras de las razones por las cuales los saberes y las prácticas son comprendidos como ecología de saberes, es porque, como lo plantea Santos, estos se encuentran asociados al conocimiento y a la intervención en la naturaleza bajo principios éticos de cuidado y respeto, e integran diversidad y multiplicidad de saberes y prácticas de saberes de procedencia ancestral, urbana, espiritual y técnico-científica. Asimismo, manifiesta el desaprendizaje de saberes, aprendizaje de otros nuevos y la aparición de ignorancias, en el sentido que la relación con la naturaleza presenta retos que requieren ser resueltos con la recreación de nuevas ideas.

En la Figura 8 se logran destacar las distintas ecologías de saberes identificadas de acuerdo con los pilares de la sustentabilidad planteados por la Red Global de Ecoaldeas.

Fuente: Autora.

Figura 8 Ecologías de saberes en el mándala de la sustentabilidad para el Buen Vivir  

  • Pilar social: el sistema de la vida como inspiración para ordenar las relaciones sociales

La herramienta de organización social acogida en el proceso de estas dos comunidades es la sociocracia. Razón por la cual, Aldea Feliz y Anthakarana se autoconciben como organismos vivos, que tienden auto-organizarse y autocorregirse. Aldea Feliz se ha organizado por células temáticas de acuerdo con sus necesidades. Cada célula en su interior cuenta con integrantes que cumplen roles y funciones específicas, allí se toman decisiones relacionadas con la temática de la célula, se establece comunicación con otras células y con el círculo general donde todas las células cuentan con participación y se deciden asuntos de gran relevancia para la comunidad. La sociocracia se constituye en una ecología de saber por cuanto teje distintas disciplinas científicas. En su aplicabilidad, se incorporan además distintas formas de asamblea como son los círculos de palabra o las consultas espirituales, que tienen una procedencia ancestral (Ver Figura 9).

Fuente: Foto capturada por Erika Muñoz en Introducción a la formación Online Gaia U Latina, 2017.

Figura 9 Estructura organizativa de Aldea Feliz. 

En cuanto los procesos de educación, en Anthakarana existe el proyecto de la Escuelita Anthakarana. Esta es facilitada por dos madres que planean, orientan y coordinan las actividades diarias de formación de sus hijos, todos menores de 7 años. No cuentan con una pedagogía, ni una metodología específica sino que se nutre de diferentes métodos y apuestas alternativas. Promueven la participación de los niños, por ejemplo a través de los círculos de la palabra infantil, que son realizados en las casas de pensamiento: Abalgamalue (Anthakarana) y Kusmuy (Aldea Feliz), donde los infantes son escuchados, plantean sus inquietudes, preguntas, propuestas y dificultades.

  • Pilar cultural: recordar para renovar las ceremonias de conexión natural

Aldea Feliz y Anthakarana vienen dinamizando esta dimensión a partir de un proceso de investigación de las diferentes cosmovisiones e interpretaciones de la vida propias de los pueblos originarios del continente americano. Este ejercicio lo denominan "recordar la palabra de los ancestros". El recordar es una invitación de las comunidades originarias hacia los mestizos a reconocer la sabiduría, las prácticas, los valores y las compresiones del mundo de los ancestros milenarios del territorio, en el sentido que esto pueda ayudar a las generaciones presentes y futuras a mejorar las condiciones de existencia. El proceso de recordar la palabra ancestral los ha llevado a co-crear ceremonias que les ha permitido una conexión consigo mismos, mejorar las relaciones interpersonales y conectarse con la naturaleza.

Fuente: Foto tomada por Erika Muñoz, Anthakarana, 2015.

Figura 10 Siembra de luna. 

En Aldea Feliz se encuentra presente la tradición Muiska y en Anthakarana la Quimbaya. Aunque estas tradiciones no son estrictamente aplicadas, ni ellos se autoidentifican como Muiskas o Quimbayas, ni son una guía de vida para todos sus habitantes, si se constituyen en referentes que pueden ser adaptadas de acuerdo con las intencionalidades, al contexto y a las posibilidades de incorporación dentro de cada comunidad.

  • Pilar ecológico: cuidar los ciclos naturales para conservar la vida

Esta es una de las dimensiones que más retos han venido generando en estas comunidades, por cuanto invita al cambio en los hábitos de vida y a las formas de habitar el territorio.

Cuando empezaron a crearse estas comunidades lo primero que realizaron fue la restauración ecológica de los suelos, permitiendo un proceso de sucesión natural, introduciendo algunos árboles endémicos con el propósito de atraer distintas especies de fauna y mejorar la biodiversidad del lugar. En el caso de Antakarana, antes de fundarse, el suelo era dedicado a la producción ganadera, de manera que el suelo estaba erosionado y sin gran capa vegetal. En Aldea Feliz, por su parte, el lugar era una finca de descanso con plantas principalmente de tipo ornamental pero sin una gran presencia de bosque y vegetación nativa. Luego del proceso restaurativo, acudieron a la planificación y zonificación territorial, en el que ambas ecoaldeas distribuyeron sus espacios destinado áreas comunes, zonas verdes, para prácticas espirituales, para cultivar y lugares para la construcción de viviendas.

Las construcciones nuevas se han elaborado con base en la técnica de la bioconstrucción, usando materiales vegetales debido a que tienen bajo impacto en el ambiente, son livianos para los terrenos y su huella ecológica es baja.

Respecto a la técnica de la bioconstrucción, Bahamar de Anthakarana menciona que "está en sintonía con la tierra, el trabajo, el aprendizaje... Yo no sabía nada de construcción y vea todo lo que hemos hecho. Es una aventura donde la fe es bien importante" (comunicación personal, 22 de enero de 2015).

En Antakarana no se producen ninguna clase de aguas negras sólo grises, ya que se utilizan únicamente baños secos, manejados con tierra en lugar de agua. Con este cuidado de las aguas se evita la contaminación de las fuentes hídricas y se logra producir abono orgánico que puede ser usado en los cultivos de árboles frutales o para restaurar suelo.

En Aldea Feliz existe generación de aguas grises y en menor cantidad se producen aguas negras. La mayoría de las cabañas utiliza baños secos, sin embargo también existen los normales con pozo séptico, principalmente para los visitantes. En las dos ecoaldeas se procura utilizar detergentes, jabones y champú natural, que en varias ocasiones son elaborados por los mismos ecoaldeanos. Los jabones, por ejemplo, son hechos a partir de los residuos de aceite quemado que sale de la cocina (Ver Figura 11)

Fuente: Foto tomada por Erika Muñoz, Aldea Feliz, 2015.

Figura 11 Baño seco. 

Otra práctica aplicada en Aldea Feliz para el cuidado del agua es la purificación de las aguas residuales que se tratan mediante fitopurificación, que consiste en el uso de buchones o plantas acuáticas que descontaminan las aguas negras. También se recolectan las aguas lluvia para el consumo humano. Estas aguas se potabilizan mediante un proceso de solarización, que consiste en depositar agua en frascos de vidrio y colocarlos al sol, y luego los llevas a un proceso de filtración. Este tipo de potabilización ha sido comprobada mediante pruebas físico-químicas realizadas en laboratorio y los resultados han verificado que es apta para el consumo.

Ambas comunidades reciclan los residuos orgánicos de origen doméstico que son aprovechados en abonos para las huertas. Sin embargo, tienen un gran desafío en cuanto al manejo de otros residuos como el plástico, el vidrio, las latas y el papel.

La producción de alimentos en estas comunidades es muy baja, razón por la cual no logran un autoabastecimiento y se convierte en un desafío permanente que los ha llevado a experimentar distintos tipos de compostaje, el conocimiento y almacenamiento de semillas, participar en diversos cursos de permacultura y tratar de mantener los viveros con germinados o plántulas.

Aldea Feliz, si bien cuenta con un número de más de 15 personas asentadas, todas asumen roles y funciones distintas tanto en el interior de sus familias, para quienes las tienen, como para la comunidad, lo cual no les permite dedicarse a la labor de los cultivos, además los espacios óptimos para cultivar son muy reducidos. Fue así como crearon un tipo de integrante que se conoce como cóndor. El cóndor es aquella persona que se dedica exclusivamente a las labores del cultivo y a cambio la Aldea le garantiza un hogar, alimentación y la posibilidad de participar en algunas actividades. Estas personas pueden retirarse en cualquier momento, lo que hace que la producción agrícola sea inestable. Anthakarana, por su lado, cuenta con pocos integrantes, cada uno asume unos roles y funciones específicas dentro de sus familias y en la comunidad. Dos familias tienen niños muy pequeños, a quienes deben cuidar permanentemente y en los primeros años de instalación en la ecoaldea se dedicaron a construir todas las instalaciones necesarias para poder vivir, de manera que ha sido complejo garantizar el autoabastecimiento alimentario. Ellos generan pequeñas huertas por temporadas de acuerdo con las semillas y los espacios que tengan disponibles. Al igual que Aldea Feliz, no han logrado sostener una producción de alimentos, constituyéndose en un desafío permanente.

  • Pilar económico: de la EcoNoMía a la EcoSíNuestra

El término EcoSinuestra1 es un evulonimo2 de la palabra economía. El prefijo Eco refiere a una intencionalidad de cuidado ecológico, el Si otorga un sentido de afirmación y la palabra Nuestra denota un propósito colectivo.

Los procesos económicos de estas ecoaldeas aún se encuentran en transformación, en el sentido que sus economías provienen de diversas fuentes pero básicamente su fuente principal es la ciudad, de modo que todavía no cuentan con una economía propia y autosustentable. Algunos de los ecoaldeanos poseen recursos propios, siendo muy pocos los que dependen exclusivamente de la dinámica ecoaldeana. En Anthakarana, los emprendimientos se asocian a la producción y venta de Orellanas, de Fresas, de productos higiénicos para las mujeres que se ofertan en mercados orgánicos o mediante sus contactos en redes sociales (Ver Figura 12). En Aldea Feliz producen café orgánico y cosméticos que de igual manera se comercializan en los mercados agroecológicos del pueblo o en la capital Bogotá.

Fuente: Foto tomada por Erika Muñoz, Anthakarana, 2015.

Figura 12 Instalaciones para producción de Orellanas como emprendimiento colectivo. 

Otros aportes que ingresan a la EcoSiNuestra de las dos ecoaldeas se generan mediante la modalidad de los voluntariados y los visitantes, personas externas a la comunidad que viven una temporada en las ecoaldeas y ofrecen un aporte económico por su alojamiento y alimentación, además de colaborar en algunas actividades de las ecoaldeas. Asimismo, los eventos y talleres que se realizan ambas ecoaldeas, aproximadamente cuatro eventos en cada comunidad, les permite adquirir unos ingresos económicos.

  • Diseño del sistema completo: el tejido de las alianzas

Estas dos ecoaldeas hacen parte de CASA, que a su vez hace parte de la Red Global de Ecoaldeas y que en palabras de Margarita Zhetelius significa

Esa unión de las redes regionales, donde se crean puentes. Es ese escuchar a las comunidades de base, es trabajar con cada uno de nuestros proyectos y cuando se ve necesario hacer también la conexión y las alianzas con otros mundos, con el mundo académico, con el mundo de otras redes, de organizaciones internacionales. (Margarita Zhetelius, 2015, Llamado de la Montaña, llevado a cabo en Guambia, Cauca, Colombia)

Estas redes generan encuentros locales como "El Llamado de la Montaña", regionales como el "Eco", que es el encuentro regional que convoca la Red Casa Latina, y otros encuentros como el de la "Convergencia Permacultural".

En el tejido de alianzas, se resalta una alianza con la Universidad Gaia Latina, a través de la cual se fomentan formación en cursos, diplomados, posgrados, con contenidos que pretenden fortalecer los saberes de los asentamientos sustentables y son ofertados para quienes hacen parte de la Red CASA y para el público en general.

3.2.3. Transiciones en las ecoaldeas

Finalmente, para dar respuesta a la pregunta 2.3. ¿Cuál ha sido su proceso de autoconcepción como ecoaldeas y ecoaldeanos?, se hallaron tres tipos de transiciones que han los casos estudiados.

  • Primera transición: de urbanos a agromelos

Algunos de los ecoaldeanos cuando expresan sus motivaciones de vivir en el campo y crear una ecoaldea, manifiestan inicialmente una postura crítica frente al sistema mundial actual que es percibido en un estado crítico generado en el seno de las ciudades. Allí es dónde se identifica "el atropello al otro, la crisis ecológica, una sociedad caótica invadida por el ruido, la contaminación... la crisis económica donde la sociedad de consumo nos ataca cada día más" (Deyanira Susa, 2011).

Estas distintas expresiones de la crisis fueron vivenciadas por los ecoaldeanos en sus ciudades de origen, razón por la cual decidieron alejarse y construir otra posibilidad de habitar más coherente con sus principios. De esa manera, la recampesinización responde a la inconformidad y cuestionamiento del modo de vida occidental. En palabras de Salamanca y Silva "se vuelve al campo para reconstruir el sentido perdido en el proceso de individualización capitalista, el cual es estructurado tanto en la relación con los otros como en la relación con la naturaleza" (Salamanca y Silva, 2015, p.8).

Ahora, cuando se adentra en el mundo interior de cada ecoaldeano afloran otro tipo de motivaciones asociadas a sus experiencias personales. Dentro de estas aparecen situaciones como la ruptura con sus parejas afectivas, el desencanto por el sistema educativo convencional en el que se formaban sus hijos, las crisis laborales y económicas y, una motivación muy recurrente, la necesidad de darle sentido al proyecto de vida personal.

Daniel Taroppio (2012) brinda una comprensión sobre estas diversas formas de la crisis actual, y plantea un elemento nuclear que se encuentra en el fondo de este malestar: "la vivencia de orfandad que nuestra civilización siente con respecto al Cosmos" (p.54), en tanto que integramos una cultura que ha perdido sus raíces universales y se halla en gran medida desarraigada, lo cual se convierte en la herida básica de la sociedad. Al tomar conciencia de esa herida se genera un movimiento que busca "recuperar el contacto vital con la existencia; de sentirnos parte de un Universo vivo, orgánico y dinámico" (p.56).

Antes de crear las comunidades, los integrantes de ambas ecoaldeas se autodefinían como urbanos, varios de ellos con formación profesional pero sin ningún conocimiento previo sobre la ruralidad y las formas de relacionarse con la naturaleza. De modo que, el tránsito de ser urbano a ser ecoaldeano significó un proceso de desaprender algunas prácticas y relaciones propias de la vida citadina y empezar aprehender otros modos propios del campo. Por ejemplo, Julián Gómez, de Aldea Feliz, menciona que nunca había usado un machete, ni construido una vivienda, ni tampoco conocía sobre semillas, situación que les valió la autoadscripción de agromelos (comunicación personal, 8 de abril de 2015). Agromelo es un término en el que se conjugan dos connotaciones, agro de campesino y melo de gomelo, para denotar que eran personas citadinas, profesionales, de clase media o alta, que gozaban de comodidades económicas y sociales en la ciudad como bañarse con agua caliente, vivir en una casa o un apartamento, adquirir productos en una tienda o en un supermercado, entre otras, y ahora se aventuraban a la vida en el campo. El agromelo es una forma cómica y autocritica de autoreferir un ciclo de transformación que fue complejo de asumir.

  • Segunda transición: de agromelos a ecoaldeanos

El tránsito de agromelos a ecoaldeanos les implicó comprender y transformar un imaginario que al interior de las ecoaldeas ha sido denominado el paradigma del ecoaldeano. Este se enmarca en distintos aspectos que caracterizan al ecoaldeano como son: el vegetarianismo, la espiritualidad, la bioconstrucción, el yoga, la comunicación asertiva, la permacultura, conocimientos en botánica y ecología, la orientación comunitaria, la actitud ecuánime y pacífica, entre otros. Así lo expresó Tatiana Monroy una integrante de Aldea Feliz.

Fue empezarnos a enfrentar al paradigma del ecoaldeano, el ecoaldeano es el que se levantaba todos los días a hacer yoga, el ecoaldeano es vegetariano, el ecoaldeano es el que se sabe comunicar; el ecoaldeano es el que sabe diferenciar una planta de la otra, el ecoaldeano es el que cuida los niños y defiende la vida, el ecoaldeano es el que busca la austeridad, es el que busca la forma más sencilla pero a veces más difícil para hacer las cosas, el ecoaldeano es el que está en comunidad y se siente absolutamente contenido y representado por la comunidad, el ecoaldeano no es individualista, entonces fue enfrentarnos a un montón de cosas del paradigma de un ecoaldeano y cuando empezó a salir eso decíamos ¿cómo sostenemos esto?. (Comunicación personal, 10 de abril de 2015)

Sin embargo, este sistema de creencias se encuentra basada en la imagen construida a nivel internacional acerca quien habita una ecoaldea, que poco a poco se han ido transformando a lo largo del tiempo por ellos mismos, quienes a partir de sus propias experiencias han logrado comprender que dicho paradigma no se puede incorporar tal como se ha representado, siendo imposible concebir una única forma de ser ecoaldeano.

  • Tercera transición: de ecoaldeanos a nativo-mestizo-conscientes

Los ecoaldeanos se encuentran en un proceso de auto-identificación como seres mestizos. El ser mestizo implica un auto-reconocimiento tanto en su ámbito biológico, espiritual como trascendental. En cuanto al ser biológico, entienden que son fruto de la mixtura de los pueblos originarios, afrodescendientes y europeos. En este sentido, reconocen como acontecimiento de esta mixtura biológica y cultural, el suceso de la conquista y colonización europea que se dio en el continente americano (Farah y Vasapollo, 2010; Villalba, 2012).

Es así como emerge una nueva categoría denominada el nativo-mestizo-consciente, entendido como un ser que propicia la integración, el pluralismo y la renovación de prácticas mediante un diálogo de saberes. Cuando se hace referencia al nativo, es un reconocimiento del ser profundo que habita en los mestizos, el ser originario. La categoría consciente hace alusión a una disposición del ser para entender cuál es el lugar que habita y cómo lo está habitando. Ser consciente implica hacer realidad los propósitos fijados por las ecoaldeas en cuanto a transformar sus creencias, prácticas y actitudes ancladas anteriormente a un estilo de vida occidental-moderno y transitar en el cuidado de la Madre Tierra, que les permita volver al encuentro con el ser espiritual en un proceso de reflexión continua.

En Colombia, gran parte de los saberes producidos en las ecoaldeas contienen una gran influencia de las comunidades indígenas. El nativo-mestizo-consciente considera que a lo largo de este tiempo ha logrado cultivar una experiencia significativa que hoy en día es reconocida y valorada por otras organizaciones. El nativo-mestizo posee así la ventaja de articular diversas prácticas, conocimientos y cosmovisiones.

4. Conclusiones

Se identifica una ontología relacional de reconexión de los ecoaldeanos con la naturaleza. Ontología entretejida en la co-creación de nuevos saberes y nuevas prácticas interpretadas como ecologías de saberes, la concepción de la naturaleza como Madre Tierra o Tejido de vida en espiral, la aplicación de nuevos valores entendidos como una ética simbiótica y la acogida del paradigma del Buen Vivir experimentado como un Buen Vivir Mestizo.

Las ecoaldeas Anthakarana y Aldea Feliz vienen tejiendo una ontología relacional que transita en forma espiral, partiendo desde el sí mismo expandido (tránsito individual), para ampliarse hacia las relaciones interpersonales (tránsito comunitario) y luego transitar hacia las relaciones con el tejido de la vida (tránsito con el todo). Luego este camino permite transitar hacia otra espiral que se contrae desde las relaciones con el tejido de la vida hasta volver al sí mismo expandido.

La ontología identificada en las ecoaldeas hace referencia a la transición de una ontología dual, en la que existe una clara separación entre naturaleza y humanidad, hacia una ontología relacional, en la que la mirada y las prácticas hacia la naturaleza se disponen en una relación complementaria y de simbiosis.

Esto le ha implicado a los ecoaldeanos reconfigurar sus concepciones hacia la naturaleza. La naturaleza era entendida como un agente externo, ajeno, distinto y aprovechable, luego en el proceso de consolidación de las ecoaldeas y de su intercambio con pueblos originarios fueron reconfigurando su mirada hacia la naturaleza concibiéndola ahora como madre tierra y tejido de vida en espiral.

En cada uno de los pilares de la sustentabilidad definidos por la Red Global de Ecoaldeas: el social, el ecológico, el cultural, el económico y el diseño de sistema completo, es posible identificar una variedad de ecologías de saberes creadas por los mismos ecoaldeanos en su intención de reconectarse con la naturaleza. Ecologías de saberes que logran ser el resultado de un entretejido de saberes y de prácticas ancestrales, campesinas, urbanas, científicas y tecnológicas, soportadas en los principios de la sustentabilidad y del buen vivir. Estos principios integran una serie de valores que los mismos ecoaldeanos han definido de manera autónoma y que constituyen un modelo de ética simbiótica, siendo el valor del amor el eje fundamental que motiva el cuidado del tejido de la vida en espiral.

No obstante, el hecho de habitar en la naturaleza no implica directamente un cambio o una transformación de las personas que habitan en ese territorio, es necesario entenderlo como un ciclo mediante el cual se adquiere consciencia de sí mismo, de los otros y del entorno, en un constante auto-inter-reconocimiento.

Se espera que este estudio sirva de referente tanto para las ecoaldeas estudiadas como para los proyectos que deseen emprender caminos similares de conexión con el tejido de la vida. De igual modo, se aspira que los grupos académicos incorporen dentro de sus estudios y acciones los saberes, las prácticas y los valores que nos propone el movimiento ecoaldeano.

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* Artículo derivado de la investigación “Ecoaldeas: Tejiendo transiciones hacia el Buen Vivir. Un estudio de casos en las ecoaldeas Anthakarana y Aldeafeliz en Colombia”, para optar al título de Magister en Ecología Humana y Saberes Ambientales de la Universidad de Caldas, Manizales - Colombia.

1 "Si EcoNOmía viene del latín economía, y este del griego OÍKOVOLlícd [oikonomía], de OTKOÇ [oikos], «casa», y VÓLIOÇ [nomos], «ley», la EcoSinuestra es la gestión de los recursos en base a principios éticos por el proComún/ bien común." (http://www.ecoalternativa.net/ecosi-nuestra/,2017)

2"Palabras, voces o expresiones que nos hacen tomar consciencia de la común-acción. Son nuevas alternativas que se presentan para ofrecernos una visión más evolucionada del lenguaje " http://eltransicionario.blogspot.com.co/p/e.html,2017)

Recibido: 01 de Mayo de 2018; Aprobado: 05 de Junio de 2018

http://dx.doi.org/10.18041/1900-3803/entramado.2.4754 Este es un artículo Open Access bajo la licencia BY-NC-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/) Publicado por Universidad Libre - Cali, Colombia.

Cómo citar este artículo:

MUÑOZ-VILLARREAL, Erika Milena. Ecoaldeas en Colombia transitando hacia el buen vivir. En: Entramado. Julio - Diciembre, 2018. vol. 14, no. 2, p. 114-131, http://dx.doi.org/10.18041/1900-3803/entramado.2.4754.

Conflicto de intereses

La autora declara no tener ningún conflicto de intereses.

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