1. Introducción
La producción lechera es una base esencial de la economía rural en Colombia, especialmente en regiones como el Alto Putumayo, donde predominan los pequeños productores. Mejorar la productividad del sector y garantizar la salud animal es fundamental para asegurar la inocuidad de los productos lácteos y acceder a mejores oportunidades de comercialización. Aunque en países desarrollados los programas de control sanitario han mostrado resultados exitosos, en Colombia su implementación enfrenta desafíos, especialmente por la baja participación de los productores. Esta situación se ha atribuido principalmente a factores económicos; sin embargo, para comprenderla a fondo es necesario adoptar enfoques integradores, como la perspectiva de los determinantes sociales de la salud y el modelo ecológico de Bronfenbrenner. Estos marcos permiten analizar los factores psicosociales que influyen en la adopción de políticas sanitarias y en la toma de decisiones de los actores locales. Comprender estos factores es clave para que las entidades gubernamentales ajusten sus estrategias, facilitando la implementación efectiva de programas de control sanitario.
Hasta la publicación del artículo, no se han encontrado estudios que aborden de manera integral y contextualizada las prácticas y programas de salud en los productores de leche desde una perspectiva ecológica y estructural, que incluya aspectos psicológicos, sociales y culturales. Por lo tanto, en este estudio se consideró necesario conocer y analizar desde diferentes factores que facilitan o limitan la participación del sector en los programas sanitarios a partir del Modelo Ecológico de Bronfenbrenner (1999). A partir de la metodología cualitativa, con el propósito de comprender el fenómeno los participantes, mediante el diálogo y profundizando en la cotidianidad de las personas de acuerdo con sus vivencias, su subjetividad y la intersubjetividad (Aguilar, 2012).
A partir de estas consideraciones, el objetivo de este estudio fue comprender la certificación de programas sanitarios por parte de productores de leche del Alto Putumayo, en función del modelo ecológico.
2. Marco teórico
En Colombia, la producción pecuaria familiar representa el 81% de los productores de leche, quienes contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional, impactando el desarrollo del país. Sin embargo, la efectividad de su contribución depende de que puedan acceder de manera oportuna a los servicios veterinarios, asistencia técnica y otros servicios de apoyo requeridos para garantizar la sostenibilidad de sus sistemas de producción (FAO, 2019).
En el departamento del Putumayo, el sector ganadero ocupa un renglón importante en la economía regional, ya que el 26,8% de la población se dedica a esta actividad (Gobernación del Putumayo, 2011). La mayor concentración de Ancas lecheras se encuentra en el Alto Putumayo, con una producción de 50 mil litros diarios de leche, la cual abastece el 60% de la necesidad de la región. Del total de la leche producida solo el 14% se entrega a empresas de la industria láctea, ya que la mayor parte de la producción se distribuye a través del comercio informal (Comisión Regional de Competitividad, 2016). Según el censo nacional bovino del Instituto Colombiano Agropecuario - ICA, en 2023, se reportan 1331 predios y 15825 animales; 1308 (98,2%) son pequeños ganaderos (menos de 50 animales), y solo 65 (4,8%) predios se han certificado en algún programa sanitario de control oficial.
Los programas de control oficial en bovinos incluyen enfermedades como la brucelosis y tuberculosis bovina, las cuales son enfermedades zoonóticas de importancia para la ganadería y la salud pública. Estas pueden transmitirse a los humanos a través del consumo de leche o productos lácteos no pasteurizados provenientes de animales infectados. Además, representan un riesgo ocupacional significativo para ganaderos, veterinarios y trabajadores de plantas de beneficio (Hull y Schumaker, 2018; Torres et al., 2013).
La brucelosis bovina, causada por Brucella abortus, y la tuberculosis bovina, causada por Mycobacterium bovis, son enfermedades que afectan tanto a humanos como a animales domésticos. En Colombia, un análisis retrospectivo entre 1968 y 2006 encontró un total de 91 casos de brucelosis, 13 de ellos en humanos (Ministerio de Salud y Protección Social, 2017). La incidencia de estas enfermedades es más común en áreas rurales, donde la economía depende en gran medida de la ganadería, especialmente entre pequeños y medianos productores (Arenas y Moreno, 2016; Cárdenas, 2018). Además, la tuberculosis bovina representa un desafío para el control y la erradicación en países de bajos recursos como Colombia, debido a la falta de programas sistemáticos y a las dificultades en la coordinación de los servicios veterinarios para su control (Torres et al., 2013; Amanfu, 2006).
El ICA regula los programas sanitarios de control oficial en los animales de producción, incluidos los bovinos. La participación en estos programas es voluntaria y depende de la capacidad del productor para cubrir los costos de las pruebas diagnósticas y la eliminación de los animales que resulten positivos a la enfermedad. El único incentivo para participar es la bonificación en el precio por litro de leche al comercializar con empresas formales del sector. Estos estímulos no resultan atractivos para los pequeños productores que comercializan sus productos de forma local a través de intermediarios informales que no reconocen esta bonificación. La baja compensación económica por el sacrificio de animales infectados puede desincentivar la participación en los programas de control, lo que perpetúa el problema de la enfermedad en la industria ganadera y la salud pública (Amanfu, 2006; Resolución 43 del 2002 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural; Resolución 840 de 2011 del Instituto Colombiano Agropecuario).
Se ha planteado que la principal razón para la falta de participación en estos programas es de origen económico (Ávila-Granados, García Gonzales, Zambrano Varón y Arenas Gamboa, 2019). No obstante, la falta de compromiso social por parte de los ganaderos respecto a la vinculación a programas sanitarios aumenta el riesgo de propagación de enfermedades a animales sanos en otras Ancas de la misma región o incluso del país, lo que podría desencadenar la transmisión a seres humanos (Muñoz Del Real et al., 2007; Arenas y Moreno, 2016).
Diferentes estudios han mostrado que la implementación de estos programas puede verse influenciada por diversos factores sociales, como la edad (Sayers et al., 2013), la percepción reducida del riesgo y el bajo nivel educativo de los trabajadores del sector rural (Fassa, Spada, Dalke, Muller y Peres, 2020; Flores, Gamarra, González y Paredes, 2019; Peña Ríosa, López y Borrero Ramirez, 2019).Estos hallazgos se relacionan con los postulados del modelo de determinantes sociales de la salud, según el cual la a Organización Mundial de la Salud (2008) destaca la importancia de promover la equidad sanitaria en zonas rurales mediante inversiones sostenidas en el desarrollo.
Los Determinantes Sociales de la Salud, incluyen factores estructurales (como la gobernanza; políticas macroeconómicas; políticas sociales y políticas públicas) e intermediarios (circunstancias materiales, ambiente de trabajo, circunstancias psicosociales, factores biológicos y de comportamiento, entre otros). Estos elementos permiten una comprensión holística de las causas que impiden el disfrute de la buena salud, calidad de vida y el bienestar, y constituyen el eje de las inequidades sociales en salud, permitiendo una perspectiva que integra lo individual, lo colectivo y lo estructural, incluyendo la incidencia de políticas, la cultura y la sociedad (Carmona-Meza y Parra-Padilla, 2015).
En coherencia con esta visión integral, el Modelo Ecológico de Bronfenbrenner (1999), postula que los ambientes naturales de la persona son la principal fuente de influencia sobre su comportamiento. En este sentido, la decisión voluntaria de los productores de leche de certificarse o no en un programa sanitario se da en función de su interacción con el entorno, lo que refuerza la necesidad de considerar factores contextuales para comprender y mejorar su participación en estas iniciativas.
Bronfenbrenner (1999) plantea que el "ambiente ecológico" está compuesto por un conjunto de sistemas seriados, que para este estudio se conceptualizan de la siguiente forma; (1) microsistema, el nivel más cercano a los productores de leche, incluyendo sus comportamientos, roles e interacciones más contiguas; (2) mesosistema, comprende las interrelaciones en las que participa el productor, y que influyen en la decisión, de certificar o no su predio como libre de brucelosis y tuberculosis, por ejemplo la pertenencia a asociaciones de ganaderos o el entorno de acopio de leche; (3) exosistema, se refiere a los entornos que, aunque no involucran directamente al productor de leche como un participante activo de sus procesos, generan situaciones que afectan su decisión de certificar o su predio, como influencias externas sobre la disponibilidad de recursos o servicios; y (4) macrosistema, que contiene los determinantes sociales más estructurales, como influencias políticas, económicas, ambientales, sociales y culturales, analizadas desde un momento histórico y que permiten comprender y comparar los sistemas micro, meso y exo, identificando las propiedades estructurales del contexto de los pequeños productores de leche.
3. Metodología
El estudio se basó en el paradigma epistemológico histórico-hermenéutico (Hernández, Fernández y Baptista, 2014). Se analizaron las prácticas sociales relacionadas con la certificación de programas sanitarios en productores de leche del Alto Putumayo, a partir de la reconstrucción de experiencias, el reconocimiento del contexto y valoración de la historia que dan sentido a la realidad, construida en la interacción con los participantes a través del lenguaje. Mediante el desarrollo de una entrevista a profundidad que permitió el diálogo y el acercamiento, se estableció el vínculo con las personas según sus vivencias, su subjetividad y la intersubjetividad que surge del intercambio y la construcción que da sentido con los otros, como lo señala Aguilar, (2012), llegando así a la comprensión del fenómeno y a una lógica inductiva.
Se consideraron elementos del estudio etnometodológico y de la Teoría Fundamentada (De la Cuesta-Benjumea, 2006), comprendiendo los procedimientos, métodos y conocimiento sobre la certificación de programas sanitarios, los actores estratégicos en la cadena de producción láctea y los aspectos estructurales. A partir de esto, los participantes organizan, producen, dan sentido y regulan su acción social en el contexto de la producción y comercialización (Martínez-Guzmán, Stecherb e Íñiguez-Rueda, 2016).
El presente estudio se desarrolló en tres fases. En primer lugar, se identificaron actores clave vinculados a la producción de leche en la región, principalmente representantes de asociaciones ganaderas reconocidas en la región, con quienes se estableció una comunicación directa para presentarles el propósito de la investigación e invitarlos a participar de forma voluntaria e informada. Se aplicó un muestreo no probabilístico mediante la técnica de bola de nieve por referidos, lo que permitió ampliar progresivamente la red de participantes a través de las recomendaciones de los actores inicialmente contactados. Este procedimiento permitió complementar los datos hasta cumplir con el criterio de saturación (Martínez-Salgado, 2012). Segundo, se elaboró un cronograma de visitas a predios y espacios de trabajo para aplicar entrevistas en profundidad. El protocolo de entrevista fue diseñado con base en el modelo ecológico, lo facilitó el abordaje de diferentes niveles de análisis a través de la participación de diversos actores clave de la cadena láctea. Tercero, antes de cada entrevista se Armó el consentimiento informado y, una vez Analizada, se brindó una breve intervención psicoeducativa sobre los riesgos de la brucelosis y la tuberculosis bovina, así como los beneficios de los programas sanitarios.
El diseño de los protocolos de entrevista se basó en los perfiles de los participantes. El contenido incluyó una estructura estándar con variables sociodemográficas, conocimiento sobre la brucelosis y tuberculosis bovina y conocimiento de los respectivos programas sanitarios asociados. En total, se elaboraron nueve protocolos de entrevista: tres dirigidos a productores de leche - 1) Productores certificados, 2) Productores que estuvieron certificados y 3) Productores no certificados en los programas de tuberculosis y brucelosis bovina - y seis protocolos para los otros actores de la cadena láctea- 4) representantes de asociaciones ganaderas, 5) responsables de centros de acopio, 6) transformadores de leche, 7) profesionales del ICA, 8) organismos de inspección y 9) consumidores de leche.
Además del contenido común, cada protocolo fue ajustado según el rol de los participantes. En el caso de representantes de asociaciones se profundizó en el funcionamiento de dichas organizaciones; para los encargados de acopio y transformación de leche, se exploraron los procedimientos de manejo del producto; con los veterinarios ICA y organismos de inspección, se abordaron temas relacionados con los trámites y regulaciones sanitarias; y en el caso de los consumidores se indagó sobre sus prácticas de consumo y mecanismos de verificación de calidad de la leche. En total participaron 23 personas: 11 productores, 4 representantes de asociaciones de productores, 3 encargados de acopios de leche (uno de ellos también involucrado en procesos de transformación de la leche), 2 veterinarios del ICA y de un organismo de inspección oficial, y 3 consumidores de leche.
En lo referente a los aspectos éticos y bioéticos de esta investigación, el estudio se clasifica como de "riesgo mínimo" según la Resolución 8430 (1993). Se procuró que la participación fuera voluntaria, garantizando la confidencialidad y el anonimato de la información proporcionada, lo cual se aseguró mediante el uso de consentimientos informados con los participantes. También se respetó el principio de beneficencia en la investigación, conforme a la Ley 1090 (2006). Este proceso contó con la aprobación ética del Comité de Ética en Investigación de la Universidad de Nariño mediante Acta N.012 (27 de enero de 2022).
Para el análisis de información, se utilizó el software ATLAS.ti versión 23, en el que se cargaron las transcripciones y notas de campo de las entrevistas. Con esta herramienta se construyó una matriz de análisis categorial, que incluyó categorías deductivas basadas en el Modelo Ecológico y categorías inductivas resultantes del análisis de la información y su respectiva codificación.
4. Resultados
4.1. Datos sociodemográficos
En el estudio participaron 23 actores del sector lácteo del Alto Putumayo. Del total, el 61% eran del municipio de Sibundoy, 17% de Santiago, 13% de Colón y 9% de San Francisco. En cuanto a la distribución por género, el 65% eran hombres y el 35% mujeres, con edades que oscilaban entre los 26 y 75 años, y una media de 49 años. En la Tabla 1 se describen detalles adicionales sobre los perfiles y características sociodemográficas de los participantes.
Tabla 1 Información sociodemográfica de los participantes
| Categoría | Perfil de participante | No. de participantes | Porcentaje (%) |
|---|---|---|---|
| Productor certificado | 4 | 17 | |
| Productor que estuvo certificado | 4 | 17 | |
| Productor no certificado | 3 | 13 | |
| Representante de asociación | 4 | 17 | |
| Perfil de entrevista | Encargado acopio | 2 | 9 |
| Encargado acopio / Transformador | 1 | 4 | |
| Funcionario ICA | 1 | 4 | |
| Organismo de inspección | 1 | 4 | |
| Consumidor leche | 3 | 13 | |
| Masculino | 15 | 65 | |
| Género | |||
| Femenino | 8 | 35 | |
| Víctima de conflicto | Si | 12 | 52 |
| armado | No | 11 | 48 |
| 0 | 1 | 4 | |
| Estrato | 1 | 15 | 65 |
| 2 | 3 | 13 | |
| socioeconómico | |||
| 3 | 3 | 13 | |
| 4 | 1 | 4 | |
| Casado | 9 | 39 | |
| Unión libre | 5 | 22 | |
| Estado civil | Separado | 1 | 4 |
| Soltero | 7 | 30 | |
| Viudo | 1 | 4 | |
| Santiago | 4 | 17 | |
| Municipio | Colón | 3 | 13 |
| Sibundoy | 14 | 61 | |
| San Francisco | 2 | 9 | |
| Primaria | 5 | 22 | |
| Bachiller | 5 | 22 | |
| Nivel educativo | Técnico Tecnológico | 3 3 | 13 13 |
| Pregrado | 3 | 13 | |
| Posgrado | 4 | 17 | |
| No | 18 | 79 | |
| Inga | 1 | 4 | |
| Comunidad indígena | Kamentsa | 1 | 4 |
| Quillacinga | 2 | 8 | |
| Pastos | 1 | 4 |
Fuente: Elaboración propia
4.2. Modelo Ecológico
En esta sección, se analiza la certificación de predios libres de tuberculosis o brucelosis bovina con un enfoque de determinantes sociales de la salud. Para ello se presenta un análisis detallado de cada sistema del modelo. Para generar estos resultados, se codificaron, analizaron y categorizaron todas las entrevistas realizadas con los 23 participantes. En la narrativa de participantes se utiliza la siguiente codificación: PI para los productores certificados, PEI para aquellos que estuvieron certificados en algún momento, PNI para los productores no certificados, RA para representantes de asociaciones ganaderas, EA para encargados de Centros de Acopio de Leche, ICA para el veterinario oficial, OI para el veterinario del Organismos de Inspección Oficial y C para consumidores de leche.
La Figura 1 presenta un esquema que integra las categorías deductivas e inductivas derivadas del análisis realizado. Esto proporciona una visión general de los determinantes sociales de la salud que influyen en la certificación de predios libres de tuberculosis y brucelosis bovina de los pequeños productores de leche del Alto Putumayo.

Fuente: elaboración propia
Figura 1 Esquema general de integración de categorías deductivas e inductivas con base en el Modelo Ecológico
4.2.1. Microsistema
Este sistema corresponde al nivel más cercano a los productores de leche, incluyendo sus comportamientos, roles e interacciones próximas. En esta sección, se exploraron aspectos relacionados con las vivencias y experiencias propias de los productores, así como los contextos familiares, de vivienda y laborales.
Se observa una clara diferencia entre los productores certificados y no certificados en los programas de control de brucelosis y tuberculosis. Los últimos muestran un alto grado de desconocimiento sobre estas enfermedades, sus riesgos y los programas de control y prevención, lo que conduce a un constante desinterés en los procesos de certificación. Los productores certificados destacan específicamente la importancia de las buenas prácticas sanitarias, en función de la ética de producción de un alimento que consume una gran población, preocupándose por la inocuidad del producto y posible transmisión de enfermedades zoonóticas; en ellos se denota una mayor preocupación en la mirada preventiva hacia el bienestar animal y humano.
Por otra parte, se identifica la percepción entre algunos participantes, quienes mencionan que, en el Alto Putumayo, la producción de leche es un sustento económico para los hogares, no un negocio con potencial de rentabilidad o crecimiento empresarial. Esto sugiere que la certificación podría resultar atractiva para los productores que perciben beneficios en términos de comercialización o buen nombre de la finca para impulsar el negocio y su inversión. Adicionalmente, muchos productores no certificados ven la certificación como un gasto elevado e innecesario. Dado que la producción de leche es su principal fuente de ingresos, prefieren evitar asumir costos cuyos beneficios a corto, mediano o largo plazo no están garantizados. Finalmente, se observa una actitud generalizada de desconfianza hacia las instituciones oficiales, ya que se percibe que la certificación de predios libres implica costos altos, trámites complicados e incluso malas experiencias con las entidades encargadas de promoverla.
La certificación de predios libres se convierte así en un trámite de decisión personal para el productor. Esta decisión se realiza en función de los beneficios, barreras y riesgos percibidos.
En la Tabla 2 se presenta un análisis categorial inductivo de los resultados de este microsistema.
4.2.2. Mesosistema
Este sistema comprende las interrelaciones de los entornos en los que el productor se desenvuelve, incluyendo diferentes procesos en los que participa, los lugares en los que entrega la leche y su pertenencia a asociaciones de ganaderos. Estos factores influyen en la decisión, de certificar o no su predio como libre de brucelosis y tuberculosis.
Un hallazgo importante en este contexto es la presencia del rol del intermediario. Este rol puede entenderse como las personas o centros de acopio que reciben la leche directamente de los productores y la venden a un agente comercializador. Se han encontrado centros de acopio consolidados que, a través de su organización, han permitido e incluso motivado a que los productores cumplan requisitos mínimos de calidad para su leche. En algunos casos, se ha regulado el acopio, incluso se exige el registro de vacunación de las vacas para poder realizar el acopio, y se toman medidas como la suspensión de compra en presencia de irregularidades en la leche. Sin embargo, lastimosamente, esta no es una práctica común en la región. Además, aunque los productores que cuentan con la certificación y tienen buenas prácticas sanitarias, el proceso se ve comprometido; porque la leche acopiada es mezclada con la de predios no certificados, lo que pone en riesgo su calidad, la garantía de no transmitir enfermedades zoonóticas y la oportunidad de recibir la respectiva bonificación.
Otro hallazgo relevante es la importancia de la asociatividad entre los productores, que en su mayoría aporta beneficios no solo en la comercialización de la leche, sino también, en la implementación de proyectos que motivan y promueven la certificación de predios libres. Sin embargo, se menciona que su desarrollo puede ser complejo debido a los diversos intereses involucrados. Además, algunos productores se asocian solo para obtener beneficios, sin un compromiso real con la asociación.
En la Tabla 3 se presenta un análisis categorial inductivo de los resultados de este mesosistema.
4.2.3. Exosistema
Este sistema se refiere a los entornos que, aunque no incluyen al productor de leche como participante activo, generan situaciones que afectan a los productores y su decisión de certificar su predio. En este caso, se profundizan los entornos institucionales oficiales y los de comercialización.
De los principales hallazgos dentro de este sistema es la injerencia de las instituciones responsables en el cumplimiento de la normativa y proceso de certificación. Esto está relacionado con la actitud de desconfianza encontrada entre los productores en el microsistema, quienes lo relacionan con la ineficiencia institucional de la entidad encargada de las certificaciones. Algunos participantes expresan que hay una ausencia de responsabilidad estatal en el territorio, señalando actividades de vigilancia y control que deberían hacerse desde los entes gubernamentales pero que no se cumplen adecuadamente, y tampoco se reconocen beneficios de sus acciones. Además, hubo incumplimiento en las certificaciones, como un caso de hace 10 años donde se intentó certificar predios a gran escala, pero la certificación nunca llego tras los respectivos muestreos y tiempos necesarios, lo que afectó significativamente la confianza de muchos productores en el proceso de trámite, quienes percibieron el proceso como una estafa.
Otro hallazgo interesante es la atención ineficaz e incluso inadecuada de los funcionarios de las instituciones, quienes no estaban preparados para atender las necesidades de los productores. Los requerimientos exigidos no se ajustaban a la normativa, sino a la interpretación de los trabajadores, quienes también cambiaban constantemente de cargo. Todos los productores que cuentan con la certificación como predio libre de brucelosis y tuberculosis que participaron en este estudio, prefieren hacer el trámite indirecto a través de terceros para que se encarguen del proceso, y no directamente con la entidad encargada (ICA), reforzando la percepción de que el trámite es complejo y costoso.
También se identificaron irregularidades en el proceso de muestreo y en la entrega oportuna de resultados. El proceso de certificación incluye la toma de al menos dos muestras para el diagnóstico de las enfermedades; sin embargo, algunos representantes de asociaciones ganaderas mencionan que pueden pasar meses sin recibir resultados, sin que exista un ente que regule o sancione estos retrasos.
En contraste, la percepción sobre el proceso de vacunación es más positiva, ya que este se percibe como estable y organizado. La participación de los productores en ela vacunación responde, en gran medida, al cumplimiento de un requisito administrativo más que a una motivación basada en la prevención sanitaria. En este sentido, el Registro Único de Vacunación (RUV) se ha convertido en un documento indispensable para realizar diversos trámites relacionados con la actividad ganadera, especialmente dentro de las asociaciones o centros de acopio con estructuras organizativas consolidadas. Esto sugiere que la adhesión a este proceso obedece más a la obligatoriedad de la vacunación que a una convicción sobre la importancia de la salud y el bienestar animal.
Finalmente, los procesos de comercialización de ganado y leche han influido considerablemente en la decisión de certificar los predios. Muchos productores mencionan que su interés en la certificación fue impulsado por la solicitud de grandes empresas comerciales que en su momento operaban en el territorio, resaltan que estas empresas promovían la certificación de predios libres y cumplían con el pago de bonificaciones, ello significa que existía una regulación por empresas comercializadoras aunque no realizaban más procesos de vigilancia. Otro factor que promueve la certificación de estos programas son las ferias de ganado, que solicitan el RUV y, en algunas ocasiones, los certificados de predios libres de brucelosis y tuberculosis para la participación de los animales.
En la Tabla 4 se presenta un análisis categorial inductivo de los resultados de este exosistema.
4.2.4. Macrosistema
Este sistema ecológico integra los determinantes sociales más estructurales, incluyendo influencias políticas, económicas, ambientales, sociales y culturales, analizadas dentro de un contexto histórico preciso. Facilita el análisis y la comparación entre los niveles del microsistema, mesosistema y exosistema, distinguiendo propiedades ecológicas del entorno que afectan a los pequeños productores de leche. Además, este sistema ayuda a comprender las causas estructurales - las "causas de las causas" que influyen en la adopción de ciertas prácticas y en la decisión de certificarse o no en los programas sanitarios.
Un discurso recurrente en las entrevistas fue la informalidad e ilegalidad en el negocio de la leche. En el Alto Putumayo, es muy común encontrar un mercado informal, donde, a pesar de las buenas prácticas e inversión en el cuidado de los animales, al Anal, algunos negocios compran la leche sin seguir estos estándares, a veces al mismo precio, o incluso menores. Los participantes reconocen una competencia desleal notable y señalan la falta de control sobre las empresas que no cumplen con los requisitos normativos. Se mencionan prácticas inadecuadas en algunos negocios de transformación de leche, especialmente queseras, que utilizan leche de vacas tratadas con antibióticos. Frente a esta situación, los participantes mencionan que se ha salido de control debido a la falta de regulación gubernamental y de vigilancia de este tipo de negocios, lo que resulta en una variabilidad considerable en el precio de la leche y no permite que se mantenga en niveles de precios de estándares nacionales.
La situación descrita ha tenido un impacto significativo en el precio de la leche, generando preocupación entre los participantes debido a su inestabilidad y tendencia a la baja. Para algunos productores, quienes dependen de la leche como su sustento económico diario como se analiza en el microsistema, genera preocupación y desmotivación. Este problema se acompaña por la falta de procesos de transformación de la leche y su procesamiento industrial en el territorio. A pesar de que el Alto Putumayo es una región lechera, las grandes empresas comerciales transportan la leche a otros departamentos para su procesamiento, y luego la devuelven para su distribución y consumo, lo que resalta la necesidad de invertir en tecnología y formalizar la cadena de producción láctea. En este contexto, el transporte y acceso vial se consideran determinantes significativos. Muchos participantes mencionaron la salida de una empresa lechera reconocida a nivel nacional, debido al cierre constante de vías, especialmente en Cauca, que conecta el suroccidente colombiano con el resto del país. Durante paros o derrumbes, la leche no podía ser transportada y, en muchos casos, se devolvía o se desechaba. A esto se suma el impacto de las condiciones climáticas y de saneamiento, que pueden afectar significativamente la calidad y salubridad de la producción de leche.
Finalmente, en cuanto a los procesos de certificación, se encontró una percepción repetida entre algunos productores sobre la falta de exigencia gubernamental. La certificación es una decisión voluntaria de los productores, a diferencia de la vacunación, que es más regular y acogida. Esta voluntariedad se ve influenciada por la percepción y el conocimiento de los productores, que como se ha detallado con anterioridad, son pocos quienes tienen una visión de salud pública o preventiva en estas acciones. Esto subraya la necesidad de mayor educación y formación en este ámbito. Además, se observó un desconocimiento considerable entre los consumidores sobre la procedencia y la cadena de producción de la leche, lo cual refleja la cultura generalizada de consumo sin cuestionamientos, ignorando la posibilidad de adquirir una enfermedad zoonótica.
En la Tabla 5 se presenta un análisis categorial inductivo de los resultados del Macrosistema.
5. Discusión
En este estudio se identificaron varios factores que influyen en la toma de decisiones de los productores de leche frente a la certificación de programas sanitarios. Entre los aspectos individuales, se destacan la baja percepción de riesgo frente a las enfermedades zoonóticas y las expectativas de eficacia hacia la certificación. Además, influyen dinámicas laborales como la informalidad y la pertenencia o no a asociaciones, así como la participación y acompañamiento de instituciones gubernamentales.
En el Microsistema, un factor relevante para la adhesión a los programas de control es el desconocimiento de las enfermedades y el riesgo que representan tanto para los animales como para los consumidores de leche. Los productores con Ancas certificadas como libres de brucelosis y tuberculosis tienen mayor conocimiento sobre estos riesgos. Por lo tanto, consideran importante invertir recursos y tiempo en el proceso, esto coincide con estudios que analizan los factores que influyen en la probabilidad de participar en programas de control, en los cuales además del conocimiento se destaca la importancia de la actitud y conciencia del riesgo por parte del ganadero, así como el trabajo conjunto y la confianza en los veterinarios e instituciones encargadas de la sanidad animal (Prosser et al., 2022; Herrmann et al., 2024).
Para los pequeños productores, asumir el costo de los programas de control de tuberculosis y brucelosis no es viable, por lo que es importante considerar las diferentes condiciones socioeconómicas al definir medidas y políticas accesibles para todos los productores (Lerner, Zuluaga, Chará, Etter y Searchinger, 2017). Otros estudios han demostrado que los recursos financieros son un factor fundamental en la implementación de medidas de control de enfermedades para los pequeños y medianos productores (Freitas et al., 2021 ; Ferreira et al., 2024). Por ello, los programas de vigilancia y control de enfermedades deben incluir un presupuesto para financiar las pruebas diagnósticas y ofrecer compensaciones por la eliminación de animales, ya que la falta de financiamiento es actualmente una limitante de estos programas (Ávila-Granados et al., 2019; Cárdenas et al., 2019).
En el Mesosistema, los resultados evidencian el rol de las asociaciones frente a la sensibilización y conocimiento sobre la importancia de la certificación de predios libres de brucelosis y tuberculosis. Estas asociaciones destacan la relevancia del proceso de certificación de programas sanitarios mediante la capacitación sobre enfermedades zoonóticas. Es así como las asociaciones se entienden como un mecanismo de cooperación entre productores, donde cada unidad productiva decide voluntariamente contribuir para alcanzar objetivos comunes (Comunidad Andina, 2013). Estos elementos son visibles en la comunidad y reflejan la razón de ser de las asociaciones, que promueven la certificación como un aporte para la salud animal y la inocuidad de la leche. Según Massiris, et al. (2015) mencionan que la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) reconoce que las asociaciones han mejorado la calidad, ampliado la cobertura y aumentado la eficiencia en los procesos de distribución y venta de productos lácteos. Además, el Ministerio de Agricultura (Resolución 161 de 2021) adoptó lineamientos de política pública para fortalecer la asociatividad rural como mecanismo para el desarrollo económico social de los territorios y sus habitantes, beneficiando principalmente a pequeños y medianos productores.
El Exosistema incluye entornos externos al "control directo" de los participantes del estudio, pero que influyen directamente en los productores y sus actividades. Uno de los hallazgos clave en este nivel es la injerencia institucional. Los organismos e instituciones gubernamentales y estatales son responsables de garantizar el cumplimiento de la normativa y del proceso de certificación de los productores de leche. Sin embargo, los participantes expresaron desconfianza y percibieron ineficiencia en su gestión, señalando que muchas de las actividades de vigilancia y control que deberían realizarse no se cumplen adecuadamente. Además, no se reconocen beneficios de sus acciones, lo que retrasa u obstaculiza los procesos. Valderrama, et al., (2022) destacan que el apoyo institucional facilita y genera oportunidades para el desarrollo de estrategias ganaderas y de producción en el sector primario, de lo contrario puede llevar al estancamiento de los procesos productivos. Asimismo, Morales-Vallecilla, y Ortiz-Grisales, (2018) mencionan que la producción de leche es crucial en el sistema económico y social de Colombia, representando cerca del 9% del PIB agropecuario, razón por la cual es indispensable el despliegue estatal para generar estrategias y procesos eficientes y actualizados para pequeños, medianos y grandes productores.
Otra categoría identificada es la "Regulación por Empresas Comercializadoras de Leche". Los procesos de comercialización de ganado y leche han influido directamente en la decisión de certificar predios como libres de enfermedades, impulsados por la demanda solicitud de grandes empresas del sector que operaban en el territorio y cumplían con el pago de las bonificaciones. El retiro de estas empresas y la ineficiencia estatal, ha generado un descontento social y dificultades operativas para los productores, afectando también procesos como la vacunación obligatoria. Carrasco, Altamirano, Vargas e Islas (2022) comparten el punto referido de discusión, mencionando que las alianzas de comercialización son importantes para facilitar el acceso a la asesoría, las compras de insumos y la actualización de procesos de producción, ya que la actividad lechera se sostiene al coexistir con otras actividades y cumple con funciones de ahorro y generación de flujo constante de ingresos.
Por último, en lo referente al Macrosistema, esta investigación encontró diferentes determinantes sociales estructurales. Uno de los resultados más relevantes el fenómeno de la informalidad e ilegalidad en la cadena láctea; coherente con el análisis situacional a nivel nacional, se estima que aproximadamente el 50% de los predios con actividad ganadera orientada a la producción de leche operan de manera informal (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Social, 2020). Esta informalidad afecta principalmente a los pequeños productores, generando ingresos inestables y promoviendo un crecimiento desordenado, con una alta producción de leche adquirida por comerciantes y procesadores informales (Argoti, Belalcázar y Narváez., 2014; Meneses, Estrada, Chantre y Lopez, 2015). La UPRA estima que alrededor del 45% de la producción de leche del país se comercializa informalmente, con la mitad destinada a quesos artesanales, el 12% al consumo directo y el resto a otros productos lácteos (Valderrama, et al., 2022).
Esta situación permite una competencia desleal a lo largo de la cadena, ya que existen productores que cumplen con las normas de sanidad e inocuidad, y otros que no, lo que da a lugar a un mercado con pocas exigencias en materia sanitaria y de inocuidad. Además, como se analizó en el exosistema, existen dificultades en los mecanismos de vigilancia y control por parte de las entidades pertinentes. Por otra parte, retomando un resultado del Mesosistema, se reconoce la incidencia del rol del Intermediario o comercializador de leche, puesto que, al recolectar leche de diferentes productores, los intermediaros impiden que la bonificación de los predios certificados llegue a los productores. Esta dinámica de informalidad en la cadena productiva no solo se presenta en la región de estudio, sino que es una característica de la cadena láctea colombiana (UPRA, 2022).
Por otro lado, según el Plan de Ordenamiento Productivo para la Cadena Láctea Bovina en Colombia (Valderrama, et al., 2022), hay determinantes sociales estructurales que influyen en la certificación de los programas sanitarios. Coincidiendo con los resultados de esta investigación, se confirma que el acceso a vías y la infraestructura de transporte son deficientes en algunas regiones lecheras, lo que dificulta el desarrollo del sector y afecta la comercialización (Oliverio, 2017). Las condiciones climáticas juegan un papel importante, ya que, sin una adecuada gestión, pueden afectar negativamente la productividad y la salud de los animales (DANE, 2016; Trejo, et al., 2023).
Finalmente, el bajo nivel industrial y tecnológico en el procesamiento lácteo en el Alto Putumayo contribuye a altos costos, lo que reduce la competitividad del sector en comparación con otras regiones (Valderrama, et al., 2022).
En el Alto Putumayo, persisten obstáculos significativos, como la complejidad de los trámites para obtener certificaciones sanitarias y el alcance limitado de los esquemas de vigilancia y control. Un ejemplo de ello es que, a nivel nacional, para el año 2018, solo se encontraban certificados 6.637 predios libres de tuberculosis y 6.376 predios libres de brucelosis (Valderrama, et al., 2022). Aunque se ha prestado atención a enfermedades como la fiebre aftosa, los resultados de la certificación de predios libres de brucelosis y tuberculosis bovina siguen siendo insatisfactorios. A pesar de que se prestan servicios de asistencia técnica, su calidad no es óptima justamente por determinantes sociales relacionados con el acceso, la oportunidad, la pertinencia y la competencia presente en la región (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, 2011; Astaíza, et al., 2017; Valderrama, et al., 2022). Estos desafíos subrayan la necesidad de abordar de manera integral los problemas estructurales que afectan a la cadena láctea regional y nacional, priorizando la salud y la seguridad tanto de los animales como de los consumidores.
6. Conclusiones
El análisis del Modelo Ecológico en la certificación de programas sanitarios por parte de pequeños productores de leche del Alto Putumayo revela múltiples barreras y factores clave: a nivel del microsistema, la falta de conocimiento sobre estas enfermedades entre pequeños productores, que perciben los costos de las certificaciones como inviables, contrasta con la mayor conciencia y disposición a invertir de aquellos con predios certificados. En el mesosistema, la consolidación de asociaciones ganaderas es crucial para sensibilizar y educar, mejorando la cooperación y eficiencia en la producción láctea. A nivel del exosistema, la desconfianza hacia las instituciones y las deficiencias en la intervención dificultan la implementación de los programas, aunque las empresas privadas han ayudado en la regulación, ello no debe sustituir la responsabilidad estatal. En el macrosistema, la informalidad y la falta de infraestructura perpetúan la desigualdad y limitan el desarrollo del sector lechero, agravado por una normativa insuficiente y desactualizada que reduce la competitividad del sector lechero en el Alto Putumayo.
En conclusión, la certificación efectiva de programas sanitarios en el sector lechero del Alto Putumayo requiere una intervención multifactorial que considere las complejas dinámicas sociales, económicas y estructurales delineadas en este estudio. Es fundamental desarrollar programas inclusivos que proporcionen apoyo financiero y técnico a los pequeños productores, promuevan la asociatividad e incidan en las políticas vigentes. Estos programas deben tener un enfoque integral, abarcando desde la sensibilización y educación, hasta la intervención gubernamental eficiente y la mejora de las condiciones socioeconómicas. Con esta visión integradora, se podrá avanzar hacia una producción lechera más segura y competitiva, beneficiando tanto a los productores de la región, como a los consumidores.
Las limitaciones del estudio incluyen su enfoque en la comunidad de productores de leche del Alto Putumayo, lo que facilitó la recolección de información, y la comprensión de distintas dinámicas y percepciones. Sin embargo, no abarca todos los pensamientos y concepciones de cada miembro de la comunidad, y las conclusiones pueden variar con el tiempo y las dinámicas comunitarias.
Se recomienda ampliar el estudio a otras poblaciones para contrastar resultados, comprender mejor las percepciones sobre la certificación de programas sanitarios y considerar opciones metodológicas para la amplificación del estudio. Además, se sugiere continuar con acciones de intervención y acompañamiento a las comunidades referentes a partir de los hallazgos de este estudio.


















