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Antipoda. Revista de Antropología y Arqueología

Print version ISSN 1900-5407

Antipod. Rev. Antropol. Arqueol.  no.11 Bogotá July/Dec. 2010

 

JOSÉ DE RECASENS. LA CONSTRUCCIÓN DE UNA TRADICIÓN CIENTÍFICA EN COLOMBIA1

Clara Isabel Botero
Museo del oro , Bogotá (Colombia)


José de Recasens Tuset (tarragona, 1915- Bogotá, 1990), arquitecto, había realizado estudios de antropología y tenido contactos académicos con Paul Rivet en el Museo del Hombre en París. Llegó exiliado a Colombia en 1939, a consecuencia de la Guerra Civil española, gracias al apoyo del cónsul español en Barranquilla. En 1941, Rivet lo invita a ser profesor en la Escuela Normal Superior y a trabajar en el recién formado Instituto Etnológico Nacional. En 1943, cuando Rivet se fue a México, le confió a Recasens la dirección del Instituto Etnológico Nacional (IEN) y la administración y manejo de los fondos que Rivet había conseguido del Gobierno provisional de la República Francesa para las investigaciones etnológicas en Colombia, y la publicación de sus resultados en la revista del IEN.

A continuación se publican las cartas enviadas por Recasens a Rivet entre 1943 y 1947, correspondencia que reposa en el archivo Paul Rivet, de la Biblioteca del Museo del Hombre en París, archivo abierto y de libre acceso para el público que desee consultarlo. Esta valiosa correspondencia para la historia de la antropología en Colombia se publica gracias a la autorización de las hijas del profesor Recasens, Elizenda Recasens de Barriga y Mireia Recasens Mallol.

En la correspondencia que aquí se presenta, como podrán apreciar a continuación, se observa el enorme afecto y gran admiración por Rivet, y el deseo de continuar la gran obra que el etnólogo francés había iniciado en Colombia. El Prof. Recasens le cuenta a Rivet con gran sinceridad y franqueza los logros y las dificultades, la ardua labor institucional y política para obtener los apoyos del Gobierno colombiano y las luchas por el presupuesto para continuar con la formación de etnólogos, la investigación y la publicación de sus resultados. De especial interés, se presenta en la carta MS 1/7922 Bis del 31 de diciembre de 1944, el Informe que el Prof. Recasens dirige al Ministro de Educación Nacional al dejar el cargo de director del IEN, en el que hace un balance pormenorizado de su creación, sus dificultades, los resultados alcanzados en cuanto a la formación de etnólogos, las investigaciones y publicaciones, las misiones de estudio, y hace también unas recomendaciones sobre el porvenir del Instituto. Allí, bajo el subtítulo de "Difcultades del Instituto", aborda el tema del presupuesto para funcionamiento y misiones de estudio. Descubrimos entonces las habilidades de Rivet para la obtención de recursos de investigación: en 1943, Rivet consiguió una subvención de siete mil quinientos dólares de la Fundación Rockefeller, que sería prorrogable en 1944 si el Gobierno colombiano daba una suma igual para investigación, lo que no sucedió. Entonces, Rivet, en un viaje que realizó a Argel en 1943, consiguió que el Gobierno Provisional de la República Francesa donase la suma de 13.087 pesos colombianos para las investigaciones del Instituto en 1944. En la comunicación siguiente, MS 1/7922, el Informe dirigido al Sr. Georges Lechelet, en la Legación del Gobierno Provisional de la República Francesa en Bogotá, el Prof. Recasens, en su calidad de responsable de la administración de los fondos donados por el Gobierno Provisional de la República Francesa, presenta de manera minuciosa la destinación de dichos apoyos para las misiones y expediciones de estudio, la publicación de la revista y el sueldo del director y de dos investigadores, gastos aprobados previamente por Paul Rivet.

Un análisis de la correspondencia permite identificarte cuatro elementos centrales:

1. Las prioridades de investigación: una tendencia nacionalista colombiana que favorecía la arqueología, y una francesa, que acogieron los investigadores de origen europeo, que favorecía los estudios etnológicos y que seguía las instrucciones precisas de Rivet.

2. El rigor y la pasión investigativa y la obsesión por la pronta publicación de los resultados de las investigaciones.

3. Las luchas arduas y los logros alcanzados para institucionalizar la antropología en Colombia, y la búsqueda de esta generación pionera de lograr el reconocimiento del Estado colombiano para continuar con la tarea de investigación.

4. El buen gobierno del Instituto Etnológico Nacional a partir de 1945, el interés de los departamentos por apoyar la investigación etnológica y arqueológica a partir de la creación de los institutos etnológicos regionales y el orgullo con el que el Prof. Recasens le escribe a Paul Rivet por haber logrado en Colombia la obra que Rivet se propuso.

Estos elementos se entrelazaron y se entrecruzaron en la década de 1940 y crearon discursos que se construyeron entre Colombia y Europa, en un período caracterizado por una nueva mirada al pasado y a las sociedades indígenas de Colombia.

CORRESPONDENCIA PAUL RIVET-JOSÉ DE RECASENS

MS 1/7911-7930

MS 1/7911

Bogotá, 28 de junio de 1943
Apreciado profesor y amigo,

Como de costumbre sigo sin noticias del Padre Castelví, supe por Pablo Vila que un fraile del convento de Bogotá piensa venir a verme pero no ha venido aún. El domingo de su salida de Bogotá, la Radio Nacional leyó su artículo, prólogo de la revista, hizo un gran elogio suyo, y lo despidió casi oficialmente. Fue en la emisión de la 1.30 p.m. que supongo Ud. no tuvo ocasión de escuchar. El mismo día que yo firmé contrato lo firmaron Alicia y Reichel, quienes han logrado una subvención para trabajar durante dos meses estudiando los Pijaos, supongo que ellos le escribirán dándole muchos más detalles. Socarrás logró una subvención para Inés Solano y Chaves (ambos alumnos del pasado curso del Instituto) quienes acompañarán durante un mes al matrimonio Reichel. Agradecería que cuando tenga ocasión me proporcione algunas noticias sobre los resultados del último congreso arqueológico de México, pues por los detalles que se han publicado en Cuadernos Americanos y por lo que Ud. me dijo, me interesaría conocer. Creo que se ha publicado una memoria de este congreso. Estamos comenzando a reparar la colección que usted dejó en mis manos, ya le mandaré fotos cuando las piezas estén completas, por ahora no he logrado dato alguno sobre piezas similares, ni su área geográfica, pero pongo empeño en ello, y voy a escribir a Lehmann, para que me complemente la ficha, si Ud. lo cree conveniente. Durante estos últimos días el maestro Valencia se halla gravísimo, esperándose la noticia de su muerte de un momento a otro. No he distribuido aún los ejemplares de tiraje aparte de los artículos de la revista, indíqueme si quiere que le mande los suyos y si necesita números completos. María Rosa protesta pues dice que no le queda papel a ella. Escribiré de nuevo así que haya algo interesante, aunque no haya recibido su contestación, pues no sé lo que puede tardar el correo. Agradeceré que salude en nombre nuestro y los de casa a su señora, ya que los recordamos especialmente las noches que teníamos fijados para ir a su casa. Incondicionalmente suyo, Recasens.

[Nota en el borde izquierdo de la página]
En la próxima carta me reservaré toda una hoja para mí pues José siempre hace igual, lo cuenta todo y no me deja ningún comentario. Dentro de pocos días escribiremos de nuevo y entonces le contaré todo lo que hoy no puedo. Muchos abrazos a Ud. y a su esposa, María Rosa.

MS 1/7913

Bogotá, 3 de septiembre de 1943
Apreciado profesor y amigo,

[...] Parece que la región más rica es la de la Belleza, se trata de una región en que no hay valles continuos, sino una serie de colinas y uvales más o menos alargados, las aguas de los cuales van a perderse siempre bajo tierra. Presenta una topografía laberíntica de embudos acabados en cuevas o grietas. Así pues en un radio muy reducido el número de cuevas es enorme. Los datos anteriores, los han proporcionado Fornaguera y Vila, en cuanto a los objetos hallados, pienso estudiarlos y enviarle todos los detalles en una próxima carta, creo que pueden constituir un buen material para publicar en algún número de la revista del Instituto, si bien sería necesario para ello que pudiésemos estudiar o tal vez enviar a Silva para que trabajase estas regiones una vez tenga elaborado su trabajo anterior. Hace unos días estaba en el Museo de la Normal, cuando vino Sánchez, del Museo Arqueológico, para pedirme que destinase una parte de la plata del Instituto, a fin de pagar los gastos de viaje a San Agustín y Tierradentro, para que Silva y Duque pudiesen acompañarle a él, ya que según parece estaba el Dr. Achury muy interesado en que se fuese allí a fin de excavar unas tumbas recién halladas y sacar moldes de las esculturas de Lavapatas. Yo le dije que los fondos del Instituto estaban por completo destinados a investigaciones previstas por Ud. pero que estaba plenamente convencido que Ud. cambiaría las partidas si ello significaba un beneficio para la investigación, de forma que yo debía consultarle una cosa así antes de comprometerme. El resultado fue que ellos viesen que nosotros estamos dispuestos a colaborar donde sea, siempre que el trabajo pueda ser más beneficioso que lo previsto, pero que en este caso un viaje de solo un mes y con dos o trescientos pesos que pone el Ministerio para las excavaciones, creo que solo tiene un carácter de turista y no de arqueólogo. Le dije esto cuando fuimos a ver a Socarrás y éste decidió que de acuerdo conmigo Silva puede seguir elaborando los datos de su trabajo (siempre mucho más interesante) y que si querían Duque podía ir ya que él no conoce la región, pero con fondos de la normal y no del Instituto, solución que aceptó inmediatamente el Profesor Socarrás y Sánchez. Tengo la impresión que el cambio de Ministro de Cultura (Parga ha sido sustituido por Lozano Lozano), es aprovechada por Sánchez y Achury a fin de tratar de excavar todo lo que puedan de Tierradentro mientras Hernández de Alba está en Estados Unidos. Duque me ha prometido que dejará antes del 15 de este mes listo su trabajo último y que luego saldrá para Tierradentro. Espero poder mandarle pronto material original para el segundo número de la revista, a fin de que Ud. decida si se publica o no. El martes último, Duque dio una conferencia sobre sus últimas investigaciones de grupos sanguíneos, en la Biblioteca Nacional, es un curso patrocinado por el Ministerio y por el Instituto Indigenista. Fue realmente extraordinario que siguiese las recomendaciones que Ud. tantas veces les hizo, no trató de deducir ninguna hipótesis, expuso claramente los datos y solo duró cincuenta minutos, si bien como le quedaron algunas cosas por decir decidió que la semana entrante dictará una segunda parte. Fue un éxito pues fue conciso. Quedan aún cosas por comentar, pero las dejo para la próxima, ésta que sea la contestación de la carta que Ud. le escribió el Profesor Socarrás la cual leí hace unos días. Aquí todos nos felicitamos de la mejora de salud de su señora, a quienes hacemos llegar todos los de la casa nuestros más expresivos saludos. No dejo espacio a María Rosa a fin de que la carta salga hoy mismo, pues siempre demoran unos quince días. Espero comentar en la próxima los éxitos políticos de los franceses combatientes y los guerreros de los ejércitos aliados siempre pensando en la posibilidad de un regreso cercano cada día más que permita nuestro trabajo en nuestra patria. Suyo incondicional, Recasens.

Muy apreciados Profesor y señora, Hace muchísimos días que no tenemos noticias de Uds., y Uds. saben cómo los esperamos. De todas maneras ya sabemos por el Profesor Socarrás que están bien. He hecho unas copias de las escalas cromáticas de Schultz y Michael Hersh, y no han quedado del todo mal. Deseando poder abrazarlos muy pronto, María Rosa.

MS 1/7914

Bogotá 3 de diciembre de 1943
Apreciado profesor y amigo,

Realmente esta carta le llegará muy retrasada, no pretendo acumular excusas, solo que después de la serie de cosas que han sucedido, he creído que ya valía la pena esperar el resultado de los exámenes para poder comunicárselo. Procediendo ordenadamente, he aquí los hechos: El resultado de los exámenes ha sido realmente sorprendente, pues yo creía que las calificaciones habrían dado una puntuación más baja. Los resultados han sido los siguientes: El padre Viazzo 94,6; Srta. Merchán 88,6; Sr. González 85,6; Sr. Correa 85,3 y Padre González 85,0. Se ha obtenido pues este año un nuevo grupo de cinco etnólogos sobre 16 alumnos que se matricularon al curso. Hoy me acaban de entregar los poderes notariales y pienso llevar mañana una copia de ellos a M. Prevosteau. Queda en poder mío una copia destinada a Ud. que le mandaré en una carta próxima: M. Prevosteau no me ha avisado aún la llegada de los fondos que le debemos a su interés. Para Santander saldremos entre el 26 y 27 de diciembre con Silva y Fornaguera. Aproximadamente para esta fecha sale el matrimonio Reichel y Pineda hacia Becerril. En cuanto a la expedición Kuaiquer la cosa es algo complicada. Con fecha 20 de noviembre me escribe Duque desde San Agustín, diciéndome que recibió su carta, que comprende su idea pero que pide mi consejo dadas las circunstancias de su trabajo actual. Le resumo los datos de su carta. Hasta esta fecha llevaba excavadas 22 tumbas con muy buen resultado, había localizado emplazamientos de habitaciones por debajo de los túmulos y colinas artificiales de los montículos estatuarios de San Agustín. 14 de las tumbas son del tipo de pozo con escaleras, corredor y nave del tipo que ya conocemos. Localizó la sepultura de un cacique en cuya cabeza había una diadema de oro formada por un delgado alambre cuyos extremos están anudados con el mismo dibujo que aparece en las representaciones de figuras con colmillos y boca bestial del tipo agustiniano, una pequeña nariguera de oro y a la altura del cuello una pieza de oro con gancho de suspensión representando un motivo estilizado de águila. Parece que este trabajo de oro es muy idéntico al quimbaya y el hecho de hallarlo en una tumba de estilo agustiniano hace sacar a Duque la conclusión siguiente: "Ya el profesor Rivet señalaba la antigüedad de la capa Karib en Colombia basándose especialmente en la orfebrería". Sigue luego diciendo: "Juzgue Ud. lo que significaría mi desplazamiento a otra zona en los actuales momentos; podría perder el hilo de mis investigaciones y exponerme a que mi obra se pierda por completo. El Ministerio está de acuerdo con la prolongación de mi estadía todo el tiempo necesario y el Dr. Achury Valenzuela me manifestó telegráficamente que está dispuesto a financiar las futuras excavaciones". El tono general de la carta deja entrever que él desea por todos los medios seguir en San Agustín, que conoce los problemas que ello le puede acarrear y que de acuerdo con la dirección de Extensión Cultural están dispuestos a pisar terrenos de Gregorio. Yo le he escrito indicando que de cuanto hagan se consideren como responsables personales ya que yo en ningún caso comprometeré la vida del Instituto en una cuestión de discusiones con Gregorio. Por otra parte les indico que ellos deberán trabajar exclusivamente con fondos del Ministerio de Educación ya que el futuro fondo de investigaciones del Instituto no destinará ninguna partida para las investigaciones de un terreno que moralmente considero tabú. El problema de todo eso me lo ha creado Lehmann quien insiste que con Chaves solo se dificultad la expedición donde los Kuaiquer y que en sustitución de Duque solo quería aceptar a Fornaguera, a quien realmente no puedo enviar por una serie de razones: 1º El Dr. Trías insiste en el régimen alimenticio de Fornaguera que realmente es imposible seguir en territorio Kuaiquer; 2° Fornaguera conoce ya la región de Santander y esto es una gran ayuda para nuestra expedición; 3° Creo que para la formación de Fornaguera es interesante su primera experiencia en el terreno de la arqueología, y esta ocasión es la mejor para realizarla. Todo ello no se lo indiqué a Lehmann que me propuso entonces que substituyese Duque y Fornaguera por Ceballos en el caso de que éste aceptase, pero que le disgustaría que le enviáramos otro alumno del Etnológico de reciente formación. Ceballos se halla actualmente en Bogotá y espero verlo mañana o pasado para saber si está dispuesto a trabajar. Ya le comunicaré resultados. Del fondo de la Rockefeller autoricé $500 para el papel que hace un año había comprado Joseph. También autoricé $100 para los primeros trabajos de investigación en Fontibón que Ana Kipper con la ayuda de Silva han empezado a realizar. Con esto, el fondo queda casi exhausto. El Dr. Socarrás me llamó para decirme que la Escuela Normal Superior no podía en ningún caso pagar los sueros y el material de laboratorio (portaobjetos, tubos de ensayo, suero fisiológico, etc.), y he decidido que del fondo destinado a cada expedición se compre el material que sea necesario ya que ello reduce solo ligeramente la partida y que no es digno de nuestro Instituto el que vayamos a mendigar unas ridículas cantidades como las que nos hubiera tenido que proporcionar la Escuela Normal. El Sr. Medrano insistía en no girar ninguna cantidad autorizada por mí, con el pretexto que los comprobantes que él debía enviar a la Rockefeller solo podían estar autorizados por Ud. Tuve que explicarle claramente que él debía enviarle los extractos de cuentas a Ud. para que fuese Ud. quien los remitiera a Estados Unidos ya que allí estarían interesados en un informe del Profesor Rivet y no en la contabilidad del Sr. Medrano. Le indiqué que repasaríamos juntos el estado de cuentas, que se lo firmaría y que se lo mandaríamos a México para que Ud. lo hiciese en manos de la Rockefeller. Parece estar convencido y ya le daré detalle en la próxima. Los libros que Ud. dejó aquí han salido ya por correo normal. El libro sobre las lenguas americanas lo guardo y espero que usted me indique cuándo debo enviárselo. En todo caso éste lo enviaría por avión certificado asegurándome completamente de todo riesgo. Tan pronto tenga listo el informe que debe mandar el Instituto Etnológico al Ministerio iré a ver a don Eduardo Santos, llevándole una copia del mismo, copia que también le mandaré a Ud. Por si se retrasaba la próxima, reciba con ésta en nombre de todos los de la casa las felicitaciones de Navidad y final de año para Ud. y su señora. Suyo incondicional, Recasens.

MS 1/7915

Bogotá, 26 de diciembre de 1943
Profesor Paul Rivet, México
Apreciado profesor y amigo,

Acabo de recibir su carta y cable que respondo inmediatamente antes de salir hacia Santander. Nuevamente quiero resumirle todas las cuestiones planteadas por la salida de las expediciones. Antes le interesará saber de mi conversación con el actual Ministro de Educación, Dr. Rocha y con el Dr. Eduardo Santos. Fui a visitarlos una vez terminado el curso, para llevarles una memoria de los resultados, como explicación a mi contrato que acaba de terminar. El Sr. Ministro está realmente entusiasmado con nuestro Instituto, quiere presentar el proyecto de ley que Ud. redactó, y me asegura que en todo caso el Instituto, con o sin aprobación de la ley dispondrá del presupuesto que usted indicara como necesario en su informe y que yo repitiera como urgentísimo en el mío. Por su parte el doctor Eduardo Santos insistió acerca del Ministro y aseguró que esta subvención sería nuevamente planteada. Luego me informó que él creía que todo estaba resuelto, pero que si surgían dificultades contásemos con todo su apoyo para vencerlas. Mi impresión personal es que esta vez va de verdad, puesto que el Dr. Achury me indicó que el Ministro le había encargado hace pocos días que hiciese todas las gestiones necesarias para lograr como mínimo un presupuesto de $12.000 pesos. Al fin será verdad tanta belleza. El doctor Santos me encarga lo salude atentamente, él no había recibido nuestra revista y quedó encantado al verla. Pasamos a la expedición de Lehmann. Este buen amigo, ha tenido la especialidad de crearse y crearme unas cuantas dificultades. Con franqueza creo que es simplemente debido a su carácter y sin mala intención. La primera fue sin duda creer que el Dr. Socarrás dificultaba la ida de Duque a su expedición y a pesar de haberle explicado yo claramente el estado de cosas él siguió insistiendo hasta la llegada de su cable al Dr. Socarrás, que llegó momentos antes de que éste saliera para Chile, donde se halla actualmente. La situación de Duque es la siguiente: el Dr. Achury tiene un interés extraordinario en los trabajos de Duque, de los cuales el actual Ministro está encantado y que se subvencionan de manera espléndida como tal vez no habían hecho antes. Creo que en el fondo la Dirección de Extensión Cultural disfruta del éxito, pensando tal vez en la llegada de Gregorio, en fin no puedo saber a ciencia cierta el interés subterráneo del Ministro, pero los resultados obtenidos por Duque parecen interesantes y él me ruega que le disculpemos y que le dejemos seguir trabajando en San Agustín. Frente a sus cartas era imposible obligarlo a ir a los Kwaiquer, si bien yo le repetí diferentes veces todos los peligros de su actuación. Ahora bien, Fornaguera se halla completamente imposibilitado de acompañar a Lehmann, nosotros pensamos salir mañana y no sabemos aún si el Dr. Trías, aconsejará hoy a Fornaguera que nos acompañe ya que su estado de salud no es muy bueno y el Dr. Trías piensa que tal vez las cosas podrían complicarse hasta una intervención suya. Comprenderá pues que en ningún caso podría yo aconsejarle la ida a los Kwaiquer, que además él no se ve capaz de realizar. Indiqué repetidamente esta situación a Lehmann, aun con muchos más detalles y él se dedica simplemente a insinuar en sus cartas que yo personalmente me quiero llevar a Fornaguera quitándoselo a él. Es simplemente ridículo y francamente me molesta porque veo que esta sugerencia la ha hecho a Ud., ya que en su carta me indica que Fornaguera vaya con Lehmann, y me duele que usted pueda pensar que yo trato de hacer cosas por debajo como es costumbre entre los de aquí. Con franqueza pienso que la expedición de Lehmann es de mayor interés etnológico que la de Santander, pero en ningún caso se me ocurriría poner dificultades a otros, en beneficio mío, antes renunciaría a mi posición que hacer algo así. Esto es simple comentario entre Ud. y yo. Mis molestias con el telegrama diario que me manda Lehmann y las cartas cada dos días no son problema puesto que yo le comprendo a él aun cuando él no me quiere comprender a mí. Lo único que me preocupa es que Ud. tuviese problemas a causa de esto y que entre todos le complicásemos la vida. [...] La expedición de Reichel donde los Motilones ha constituido otro problema, pero éste es simplemente burocrático. Se ha solucionado sin dificultades, pero solo una cosa me parece dudosa y por eso quiero saber cómo ando. Tenía yo la impresión que Ud. me había dicho que en ningún caso podía pagar el viaje de la Srta. Virginia a los Motilones. No obstante al revisar las nóminas por Ud. firmadas y que tenía el Sr. Medrano aparece la suma de mil pesos destinados a un viaje a Becerril y Ariguaní para los Sres. Reichel y esposa, Pineda y Virginia, habiéndose anotado al margen que el Prof. Socarrás se preocupara para obtener 200 pesos a fin de subvencionar con ellos a Virginia para que pueda comprarse su equipo de viaje. Resultó que Reichel afirma que con esta suma no es posible el viaje completo o que en todo caso la ida hasta Ariguaní es prácticamente dudosa. Yo le dije que no había más solución que investigar ambos grupos a base de los $1.250 pesos, suma que con seguridad sirve para llegar a Becerril y establecer contacto con los Motilones y que por mi parte tengo la seguridad que sobrará plata para llegar luego hasta Ariguaní. Como tal vez este viaje vayan a realizarlo ya en el mes de febrero durante el cual empiezan de nuevo los trabajos escolares de la Normal y que ello obliga a Pineda y Virginia que vuelvan a Bogotá, el resto de plata que quede en esta fecha estoy seguro que permitirá al menos a Alicia y Reichel que vayan hasta Ariguaní. Espero pues que todo se haber solucionado, ellos salen el 30 de este mes, pues no se ha podido conseguir pasajes antes de esta fecha en los barcos del Magdalena. Espero que todo siga sin otros problemas. Aún queda por explicar otra cuestión. Recibí hace unos días un cable del Profesor Petersen desde Mitú. Se había varado allí por falta de cien pesos, él me los pedía y yo se los mandé por medio de la Compañía Cauchera Norteamericana. Los mandé de mi bolsillo pensando que era necesario hacerlo así ya que el Sr. Medrano se hallaba afuera, y que por otra parte sin la autorización de Ud. no quise tocar ninguna plata del fondo del Instituto. Espero que Ud. me indique si puedo retirarlos cuando regrese el Sr. Medrano. El viaje del Profesor Petersen lo creo sumamente interesante, espero pues haber obrado bien. Es para nosotros una verdadera noticia de alegría que Ud. se quede en América, estoy seguro que el año próximo podremos vernos de nuevo pues yo le indiqué al Ministro que si Ud. residía en México sería sumamente interesante que se obtuviese un contrato para dictar su curso de Lingüística Americana cuando menos. El Ministro me dijo que cuando creyese conveniente que le avisase a fin de estructurar este contrato fijando las fechas pues él esta sumamente interesado en que continúe en todo momento el contacto de Ud. con el Instituto. Espero pues que esta noticia sea de buen augurio y que haga posible vernos de nuevo dentro de pocos meses. No he recibido aún el ejemplar que Ud. me anuncia de la edición española suya. Espero que este retraso sea debido a estas festas y que lo halle aquí a mi regreso de Santander. Somos muchos los que esperamos la llegada de la edición. Hace pocos días que me ví con el Sr. Prevosteau, nos telefoneamos con frecuencia a fin de comunicarnos si hemos recibido carta de Ud. en estas conversaciones me dijo que el nuevo delegado del Comité tenía noticias de un fondo en el que supone incluidos los presupuestos del Instituto, pero que se desconocía la fecha de llegada de los mismos. Creo que para el Comité todo anda bien, pues de forma privada me lo indicó así el Dr. Eduardo Santos que me dijo que era cuestión de días la solución. Con esta carta le mando el informe final de mi gestión en la dirección del Instituto. En la próxima le mandaré la corrección de la región sur de Colombia. Repitiéndonos una vez más, le deseamos todos un feliz año nuevo en compañía de su esposa a quien agradeceremos salude en nuestro nombre. Siempre incondicional suyo, Recasens.

Querido Profesor, Aunque Ud. diga que si no puede escribir José lo haga yo, también pienso escribirle y muy largo contándole lo de nuestra expedición. Hoy quería escribirle más pero con los preparativos para la expedición me ha tomado más tiempo del que yo pensaba. Ya está todo arreglado para salir, y no crea que se me olvide de hervir el agua, pues no estoy por enfermedades, ya tuve suficiente con la mía que aún no estoy bien del todo por culpa de haber salido demasiado pronto y cocí unas anginas. (No se lo diga a nadie pues quiero salir para Santander!). Con muchos abrazos para Ud. y su señora, les deseo un feliz año nuevo, y para el que sigue no hay necesidad que le diga cuáles son mis deseos. Con todo el cariño y respeto, María Rosa.

MS 1/7917

Bogotá, 2 enero de 1944
Apreciado profesor y amigo,

Hace pocos días que hemos regresado, y aprovecho la ocasión de la ida a México de nuestro común amigo J. para que él pueda llevarle una larga carta con la seguridad de que le llegue. Durante este tiempo la revista sigue en imprenta, creo que a finales de enero estará completo el tiraje de su artículo sobre la lengua Chocó y probablemente el catecismo de Lehmann, así que listos ya de la lingüística se podrá seguir mucho más rápidamente el resto de la publicación, cuyos grabados están casi completos. Con Joseph tratamos de apurar hasta el máximo el tiraje, pero la falta de material y la corrección meticulosa de las pruebas es siempre más lenta de lo que uno quisiera. Recibí el ejemplar de la traducción española de "Los orígenes del Hombre americano", le agradezco la dedicatoria y estoy contento de la edición que es más que cuidadosa. Casi con el mismo correo recibí los libros que Ud. dejó en Bogotá y que me devuelven de México, sin explicaciones al parecer por dirección equivocada, si bien era correcta. No los doy a J. porque supongo que él debe tener ya bastantes problemas con su equipaje, esperaré que en la próxima carta suya me dé la dirección correcta, puesto que yo he seguido escribiendo siempre a 77 Paseo de la Reforma, aunque después he visto que en sus cartas dice San Luis de Potosí. No olvide pues de darme la dirección que crea más segura, a fin de que pueda mandarle sus libros de aquí, a la vez le enviaré su libro sobre las lenguas americanas pues supongo que Ud. lo necesitará. Voy ahora a referirme a los resultados de mi expedición, pues de los demás que salieron nada sé aún. Esta región de la Belleza (Santander) es realmente sorprendente, hasta tal punto que aún no me atrevo a ninguna conclusión y esperaré los resultados nuevos que traigan a su regreso Fornaguera y Silva. El número de cuevas es extraordinario, muchas de ellas han sido transitadas por las gentes del país y se han estropeado completamente, no obstante nosotros penetramos a algunas que prácticamente por su acceso difícil o por haber sido descubiertas hace poco, se hallan aún en buen estado de conservación. El material obtenido en dos cuevas solamente fue de 394 esculturas que presentan una tipología variadísima que permite por sí sola establecer las series evolutivas de una manera fácil. Hallamos también unas seis esculturas de madera (raíz de "boba") este gran helecho arborescente que se halla en el límite de la tierra de cafetal y la tierra ya fría, de unos 50 centímetros de altura, con los brazos y las piernas libres y de los cuales le enviaré dibujos y fotos en la próxima carta. La cerámica que acompaña estos hallazgos, es aún otro problema pues la primera impresión es que las une su decoración a las culturas del Opón en algunos casos, mientras que las esculturas tienen un marcado sabor chibcha, especialmente recuerdan las posiciones de los objetos metalúrgicos. Durante los pocos días que pude permanecer allí logramos excavar el piso de dos salas de una de las cuevas. Sobre la capa de tierra arqueológicamente estéril que constituye el fondo de la cueva, aparecía un pavimento de lajas de pizarra negra, muy fragmentadas en escamas pequeñas a causa del fuego intenso a que se les sometió. Sobre este pavimento descansan las cenizas y carbones que tienen un potencial de unos 12 centímetros. Directamente sobre las cenizas se halla una delgada capa de tierra (4 cms.) en la cual se hallan tumbadas las pequeñas esculturas. Encima de esta capa que entierra estas esculturas aparecen las de tipología más moderna, depositadas superfcialmente y al descubierto en el piso. En otras cuevas solo hallamos abandonadas en el suelo las esculturas sin hallarse cubiertas por la tierra. Ahora bien, estas figuras se presentan como especie de ofertorio, abandonadas y sin colocación especial en el suelo, sin orden y indiferentemente tumbadas de espalda o cara contra el suelo. Acostumbran a ser más numerosas junto a las paredes que en el centro. Otro problema que se presentó fue el hallazgo de un buen número de dientes esparcidos sin orden sobre el piso, así mismo que fragmentos óseos humanos. Junto a un muro apareció un esqueleto al que faltan gran número de huesos y el cráneo. El piso en que lo hallamos no había sido removido por gentes actuales, y todo parecía indicar por lo revuelto de los huesos que se trataba de un enterramiento secundario, con la coincidencia de que al lugar donde hubiera correspondido el cráneo se hallaba una escultura. Seguimos levantando cuidadosamente el piso, y al día siguiente apareció una mano con todos los huesos in situ, con lo que se nos vino abajo la hipótesis del día anterior respecto a un enterramiento secundario, y que obligaba a aceptar que antes del recubrimiento del piso este esqueleto fue removido en parte. Los datos obtenidos pues durante mi estancia son en parte confusos. Los colonizadores de la región nos hablan de la existencia de indios oponeros hace unos veinte años en esta región algunos de los cuales viven aún, y de los que Fornaguera había recogido ya un corto vocabulario que le entregó a Ud. No obstante parece que sin duda alguna esta cultura extraña es completamente desconocida por este último grupo indígena del Opón. El hecho de que algunas fgurinas se hallan completamente incrustadas dentro de la formación de las estalactitas del piso me hace suponer una fecha bastante remota, ya que las formaciones de estalactitas son relativamente débiles y no parecen haber sido acentuadas en un momento determinado. El resultado ha sido más que bueno, el material recogido será sin duda enorme y en realidad no sabremos dónde colocar todo lo que van a traer. La impresión primera es la de una zona de contacto entre dos culturas estéticamente diferentes, y se aprecia una tipología que va de las figura-ciones realistas más primitivas a las formas estilizadas y reducidas casi a elementos geométricos en las figuras más modernas. Espero que el estudio sistemático del material nos permita aclarar el problema de una evolución estética que aparece a simple vista y cuyo plazo ha de ser relativamente largo. No quiero de todas formas emitir aún hipótesis alguna, antes de ver aquí en Bogotá todo el material recogido y poderlo estudiar con detalle. Por el momento digamos que tenemos suerte y que nos hallamos frente a una manifestación artística desconocida hasta hoy, que el material es más numeroso de lo que podía pensarse, y que el esfuerzo empleado ha sido recompensado con creces por los hallazgos. La próxima semana iré a Fontibón para seguir los trabajos que realiza allí Ana Kipper, ya le informaré en la próxima pues tengo la impresión (no conociendo aún el terreno) que la zona es menos importante de lo que parecía, por los objetos que en ella hallaron los campesinos. Antes de invertir plata allí creo que vale la pena cerciorarme del interés. Estoy sin noticias de Lehmann y de Reichel, sé que el Sr. Medrano recibió un cable suyo, durante mi ausencia y que mandó un giro de 300 pesos a Lehmann, pero él lo envió al Banco Postal de Popayán ya que desconocía la dirección de Lehmann. Yo inmediatamente le avisé por telegrama, a fin de que fuese a recogerlo o indicase dónde quería que se le mandase. Estoy aún sin respuesta. Paso ahora a las noticias de carácter ofcial. A los pocos días de mi regreso, el Dr. Achury me mandó llamar al Ministerio y me dio las noticias siguientes. El actual ministro presentará el proyecto de ley que Ud. conoce y por el cual está extraordinariamente interesado, y promete que momentáneamente, mientras la ley se apruebe, él hallará la manera de asegurar las subvenciones que creamos necesarias, aunque ello sea a base de contratos, como los que se han hecho a Reichel, para su expedición a los Panche del año pasado. El dice que no debemos preocuparnos por el sueldo de los investigadores que "sea como sea deben seguir trabajando..." Tengo la impresión que en Extensión Cultural existe un interés sordo para desplazar a Gregorio. Este se halla hace unos días de regreso y no se ha manifestado aún su presencia. Resulta que este año, el Congreso ha dado una gran cantidad de pesos para las excavaciones del Templo del Sol de Sogamoso. Es una cuestión política departamental y piensan empezar unas excavaciones que a pesar de que se planteen como infructuosas a primera vista, ellos creen que en el caso de que no merezca la pena seguir trabajando allí, la plata de la subvención sirva para otros intereses arqueológicos. Yo reclamé para las gentes formadas en el Instituto un lugar en estos trabajos, y el Ministerio indicó que lo conveniente sería que nosotros dirigiésemos inclusive esta misión. Este asunto deberá ser tratado de nuevo dentro de unos días, pues al parecer el Dr. Achury está interesado en nuestra opinión. Ya le iré informando al respecto. Otro problema que me planteó el Ministerio, fue el de San Agustín. Ellos quieren de todas maneras continuar las excavaciones allí y me pedían que fuese yo el director, les indiqué que mi conocimiento de la región era exclusivamente intelectual, y que por lo tanto no podía opinar en ningún sentido, diciéndoles a la vez que mi trabajo aquí imposibilitaba que fuese a San Agustín, para conocer el terreno y poder dar ideas. No obstante insistieron pidiéndome mi impresión sobre el trabajo de Duque, les dije que desconocía los resultados de sus excavaciones, pues solo tenía una carta de él, que me había escrito a los pocos días de llegar allí. A pesar de todo, creo que Duque trabaja a conciencia y de forma que es de far, pero que sería más ventajoso dedicar la plata a otros intereses que el conocimiento de San Agustín. El Dr. indicó que de todas formas era obligatorio excavar allí y que no querían que en ningún caso fuese Gregorio el encargado, que el Ministerio estaba dispuesto a firmar un contrato con Duque de doscientos pesos mensuales, y tal vez prima y viáticos si es que Duque lo aceptaba, pero que habían recibido la noticia de que Duque no quería de ninguna manera aceptar, si eso significaba desplazarse del Instituto Etnológico, única condición que le imponían. El Ministerio daría pues este contrato a Duque si a nosotros nos parecía oportuno. Me hablaron también de situar el Museo Arqueológico Nacional bajo la dirección del Instituto, yo les dije que podríamos comentar esto solamente cuando el proyecto de ley salga aprobado, pero que creía imprudente hablar de ello antes. Espero que dentro de unos días Duque venga a Bogotá. Han regresado también Blanca Ochoa y Edith Jiménez, no han venido a verme aún, pero sé que seguirán trabajando en el Museo, si bien el Ministerio dice que los resultados de su trabajo no se ven, a pesar de la plata que les ha dado en sueldos, aunque comprendía la disculpa que de ello dio Sánchez, quien dijo que la culpa fue de Gregorio al orientar mal su trabajo, y al dificultarlo por falta de una buena dirección. No sé que salga de todo esto, pero tengo la impresión que Gregorio tiene muchas partidas perdidas con el actual Ministro. Creo que su viaje ha sido contraproducente y que los proyectos que decía traer le crean antipatías, por la marcada señal de propaganda de buen vecino. Espero escribirle próximamente dándole detalles nuevos a medida que tenga nuevas noticias. No puedo alargarla más, le ruego que salude a su esposa y le desee en nombre de todos los de la casa un reestablecimiento total y completo, por mi parte quedo incondicional suyo, Recasens.

P.D. El Sr. Medrano le mandará dentro de unos días las copias del empleo de fondos de la Rockefeller, a la vez le mandaré los programas y horarios del próximo curso, si bien las clases de lingüística americana, esperamos que podrá hacerlas nuevamente Ud. pues tengo el compromiso de palabra del Ministro de hallar la fórmula para que pueda venir a vernos de nuevo en el curso de este año. Por otra parte hemos logrado que la propaganda que hace la Escuela Normal y el Ministerio incluya al Instituto, no obstante hago las gestiones a fin de acentuarla durante el mes entrante y que no suceda como el año pasado. Vale.

Muy queridos profesor y señora; de ninguna manera podría dejar de mandarles aunque sea un abrazo solamente. Todo el cariño de su discípula y amiga, María Rosa. Muchos recuerdos y saludos de Silva y Fornaguera.

MS 1/7918

Bogotá, 3 de mayo de 1944
Apreciado profesor y amigo
,

Antes de seguir contestando sus puntos creo necesario darle cuenta de las cosas sucedidas a partir del mes de enero, ya que de otra forma son inexplicables una serie de cuestiones. Empezamos el año con grandes promesas por parte del Ministerio, no obstante nadie se interesaba mucho por mi contrato y yo empezaba a estar dispuesto personalmente a abandonarlo. Todo pues parecía que trataba de conseguir un puesto para comer pidiendo como limosna que me contratasen. Le aseguro que fue exclusivamente pensando en Ud. que puse en marcha el Instituto. Fue a mediados de marzo que decidí empezar clases y encargarme de los cursos cuando no tenía aún ni contrato firmado. Resultó luego que el Ministro firmó mi contrato pero sin saberlo yo, me incluyó en la partida del Museo Arqueológico. Con esta tontería se logró simplemente dar la impresión que se lograba molestar a Gregorio, éste puso el grito en el cielo y logró que la Contraloría no aceptase este contrato. Por otra parte, yo les dije que tampoco hubiera aceptado yo de saber cuál era la partida. Hubo que empezar de nuevo todos los trámites y el resultado es que el sábado pasado salió el contrato aprobado. Realmente el único interesado en todo ha sido el Dr. Achury, pues el Prof. Socarrás solo hizo gestiones de tarde en tarde y aún impulsado siempre por el peligro de que yo lo abandonase todo. Realmente, él tenía interés, pero éste era inferior al que tiene por el nuevo libro que piensa publicar y siempre dejaba para mañana las gestiones que eran necesarias hacer. Añada a la situación anterior el hecho de que no hemos recibido subvención alguna y que los fondos de la Rockefeller y las nóminas firmadas por Ud. se estaban agotando. Parece que en este momento comenzó la desconfianza general y que todos se vieron perdidos, temí por un momento que se disgregase la gente que Ud. formó, pues en realidad yo nada podía prometerles en forma segura sin tener dinero con qué pagarles. Entonces me vi obligado a buscarles una solución y por suerte el Dr. Achury me ayudó en el Ministerio. En el momento en que las cosas estaban así regresaron Blanca Ochoa y Edith Jiménez, tuvieron una media pelea con Gregorio y se negaron a seguir trabajando en colaboración con él, me pidieron poder trabajar con el Instituto. La única solución que hallé fue lograr del Ministerio un contrato por valor de 180 pesos para Blanca y como fuese casi imposible lograr contrato para Edith, ésta aceptó el cargo de Inspectora de primera enseñanza para el departamento de Cundinamarca, viéndose así desplazada por este año en los estudios etnológicos. Esta solución de los contratos directamente con el Ministerio fue la única posibilidad que nos quedaba para hacer posible que los alumnos continuasen trabajando en etnología, así que hice todas las gestiones posibles y logré para Silva otro contrato de 180 pesos, pero teniendo que aceptar la dirección de las excavaciones que este año se llevarán a cabo en Sogamoso, pues como le decía en mi anterior el Parlamento votó una partida para las excavaciones del Templo del Sol. Esto hace que Silva no pueda dedicarse a terminar su trabajo sobre Soacha, mientras dura su contrato. Siguiendo este mismo sistema se logró para Duque un contrato a base para que siga excavando San Agustín, con la colaboración de Ceballos, con un contrato de doscientos y ciento cincuenta pesos respectivamente. Por cierto, según las noticias que tengo de ellos, los resultados son interesantes, yo les escribiré mañana a fin de decirles que se pongan directamente en contacto con Ud., y le den detalles de los resultados que han obtenido. Creo como Ud. que los más interesantes estudios que debemos hacer son los de carácter etnográfico y sobre culturas todavía vivas, no obstante este criterio no es compartido por el Ministerio, cuyo interés es casi exclusivamente arqueológico sin que sea posible hacerles cambiar de parecer. Esto fue lo que me obligó a impulsar estos contratos que era la única solución posible, ya que de otra manera los muchachos creían necesario dedicarse a la enseñanza para vivir. Blanca Ochoa se encargó de fichar y poner orden al importante material que se halla en el Museo de la Normal, creo que ello era necesario pues ya no podíamos entendernos allí ni empezar los estudios serios sin disponer de algo que se parezca a un museo organizado y a un laboratorio de trabajo. Naturalmente no hemos contado para nada con la ayuda de la Normal, la cual simplemente se ha dedicado a proporcionar algunas hojas de papel, unos mangos y plumillas y las consabidas batas blancas para trabajo de laboratorio. Como fuese que eran necesarios al menos un dibujante y otro que le pudiera ayudar en todos los trabajos a Blanca opté por aprovechar a Fornaguera y a Cubillos. Naturalmente no era posible para ellos obtener ningún contrato para este trabajo y la Escuela Normal dijo que no tenía posibilidades de pagarlos, yo les expliqué las dificultades contra las cuales luchábamos y ellos con interés, se conformaron con trabajar todas las tardes de dos a seis, por el sueldo de cincuenta pesos mensuales. Los he ido pagando a cuenta de mi sueldo que Ud. me dejó firmado en las nóminas, de forma que los cien pesos que yo debía recibir del Instituto, se los entrego a ellos que bien los trabajan, pues por mi parte no tenía el tiempo necesario para poder hacer solo todo este trabajo, ya que mi plan de abandonar una de mis dos oficinas no pude realizarlo por no tener contrato alguno ni certeza de continuidad. No me diga en su carta que hice mal y podía recibir cien pesos, pero de esta manera y aunque no los tengo he podido pagar el trabajo en el Museo y tratar de hacer andar las cosas que de otra manera no tenían solución. Sé que Socarrás no lo reconocerá nunca y que Medrano piensa que estoy loco o que soy un pendejo, pero sus comentarios no interesan cuando se trata de hacer que las cosas anden. Tal vez ellos no lo merezcan, pero quiero tener la satisfacción de haber hecho todo lo posible por continuar lo que Ud. empezó, es su opinión la que me interesa y no la de los de aquí. El problema se planteará realmente el mes entrante cuando se terminen los cien pesos que me quedan de los cuatrocientos que me entregó el Comité. Creo que tendré que dejar que ellos trabajen solo las horas que tengan libres pues deberán buscarse estos cincuenta pesos en otra parte. Ya veremos. Vuelvo a los puntos de su carta. En cuanto a Lehmann él ha continuado en contacto conmigo y seguía pidiéndome una serie de mapas que no le pude mandar pues realmente no he tenido tiempo disponible para hacerlos. En cuanto a Fontibón la excavación no dió resultados, se recogieron siempre tiestos y mi impresión es que se trata de un terreno estropeado por los cultivos arados, por tratarse de una capa arqueológica muy superficial, no se obtuvo ninguna pieza de gran interés y tampoco creo que se puedan sacar conclusiones de ninguna especie con los materiales hallados. Por suerte solo costó cien pesos todo este trabajo. Ana Kipper creo que le escribirá con detalle, antes de salir para Inglaterra, pues ella es también de las personas afortunadas como Ud. que pueden viajar. Incondicional suyo, Recasens.

MS 1/7919

Bogotá, 13 de mayo de 1944
Apreciado profesor y amigo,

Tal como le decía en mi anterior le escribo hoy, a fin de darle más datos, referente al funcionamiento del Instituto, durante el curso presente. Le decía en mi anterior que nos vimos obligados a empezar a finales de marzo y aun decidí empezar, casi sin poder saber cuáles podían ser los resultados. Empezamos sin existir contrato alguno y aun sin saber si realmente este contrato mío sería firmado, pues las partidas del Ministerio de Educación estaban prácticamente copadas. Por otra parte aún están sin solución los sueldos de los demás profesores si bien el Dr. Socarrás me prometió que él arreglaba este asunto, diciéndoselo también así al Profesor Cirra, ya veremos qué pasará. Yo he tomado de momento los cursos siguientes: Etnografía General, Geología del Cuaternario, Etnología Americana, Técnica de Excavaciones, Prehistoria General, Prehistoria Americana y Origen del Hombre Americano, lo que equivale a tres clases semanales. El Profesor Cirra se encarga de dictar los cursos de Lingüística General, Fonética, y hemos dejado intencionalmente los cursos de Lingüística Americana en la espera de que tal vez para finales de año tengamos la suerte que Ud. pudiese venir a visitarnos y dictarlos entonces. El Profesor Socarrás dictará los cursos de Bio-Antropología General y Americana. El grupo de Antropologías, era mi intención que fuesen dictadas por Silva y realizadas las prácticas, con la ayuda de la Srta. Blanca Ochoa. Creo que a pesar de estar consignado así en el programa ello no será posible pues según el contrato que Silva tiene con el Ministerio, la semana próxima saldrá ya para Sogamoso para arreglar la compra de los terrenos que deberán ser excavados a continuación. Con toda probabilidad no podrá regresar hasta diciembre al finalizar su contrato. Pensé que en este caso tal vez Ceballos hubiera podido encargarse de la Antropología, pero la realidad es que personalmente no tengo confianza más que en Silva, que es el único que se ha interesado por este tema y el único hasta hoy que ha realizado medidas e investigaciones correctas. Creo que Blanca Ochoa solo podría ayudar en los trabajos prácticos, y aun esto en el caso que quisiera ella trabajar en este sentido, hasta adquirir una serie de conocimientos que hoy le faltan. Quiero pedirle en este sentido su consejo, yo podría encargarme de las antropologías, pues si bien sé que ello no es mi especialidad tengo en cambio la certeza de poder realizar este trabajo más a conciencia, pero la única dificultad existente es que debería ser reducido el número de otras asignaturas a fin de que me quedase solo una hora de clase por día, pues mi trabajo no me permite dictar realmente en las tardes dos horas seguidas. En todo caso creo que esto será un inconveniente, pues en realidad ya casi el Instituto, no es un grupo de profesores, sino que con excepción de la lingüística, todo el resto de asignaturas serían dictadas por una sola persona, cosa que en realidad destruye el prestigio del Instituto, sino el mío también, al negar la especialización que en realidad es el valor de trabajo. Creo que en un futuro deberíamos empezar a pensar en el profesorado que deberá quedarse aquí. Para el día que yo tenga que abandonar este trabajo, sería conveniente que pudiésemos preparar un personal con idea de especialización a través de la experiencia del trabajo por ellos realizado hasta hoy permite presuponer. Creo que en este sentido Silva podría encargarse en un futuro de la Antropología, creo que tanto Pineda como Peñuela podrían encargarse de la Lingüística, por la que sienten gran interés y en cuyo campo trabajan a conciencia. Duque sería bueno emplearlo en trabajos de Etnografía y Arqueología. Blanca Ochoa puede encargarse de los trabajos de Museología que los realiza con bastante fortuna, y en cuanto a la Prehistoria General no veo en realidad a nadie interesado y creo que para ellos es algo como una asignatura igual al sánscrito. Se dan cuenta que es de interés, pero las dificultades para trabajar anulan que se dediquen con sentido de especialización para este tema. Pensando en estas cosas, creí que el mejor sistema será que pudiésemos, sino este año el próximo, empezar unos trabajos de seminarios de especialización a los que asistirían seguramente un número muy reducido, pero que en compensación serían formados por personal interesado. Esta idea podría realizarse, como único trabajo del curso próximo, en donde solo se permitiese el ingreso a alumnos del Instituto, o bien podría realizarse simultáneamente a los cursos generales que veníamos dictando. Espero que Ud. me dé su opinión personal en este sentido, realmente se ha demostrado que el Instituto Etnológico no puede funcionar con los solos elementos que hemos logrado formar. Estos muchachos están realmente bien preparados para trabajar en trabajos de investigación, se les ha desarrollado un sentido crítico que hace de calidad sus investigaciones, pero de esto al trabajo pedagógico de enseñanza de materias estamos aún bastante lejos, y Ud. ve las dificultades no solo materiales, con las que tropezamos este año, y que seguramente serán las mismas el próximo, y peores el día que no hallen la persona con buena voluntad para continuar el trabajo. Creo que en el momento en que aparezcan dificultades de carácter monetario, como las que hemos tenido este año, nadie va a querer comprometerse en seguir la vida del Instituto. No crea por la redacción de esta carta que mi posición es pesimista, quiero simplemente exponer los hechos. Por mi parte continuaré en el Instituto porque lo considero un deber personal. Me siento obligado a ello, de igual manera que trabajaré en él aun cuando las dificultades fuesen superiores a las que Ud. mismo tuvo, pero pienso en el día en que tenga que irme, y creo que entonces se transforme esto en una institución sin interés. No puedo pensar que lo que tanto trabajo le costó a Ud. formar se vaya al olvido como el noventa por ciento de las ideas sudamericanas. Es necesario que pensemos con calma en el mal que puede avecinarse y que tratemos de solucionarlo antes de que se presente. Comento los hechos con crudeza y creo que de nuestras conversaciones sobre los mismos saldrá el resultado propio para la continuidad de la vida del Instituto. Junto a esta carta le mando el calco del mapa que Ud. me pedía. Las investigaciones del Profesor Petersen por cuenta de la Rockefeller parece que dan buenos resultados. Estoy en contacto con el Prof. Petersen, me escribe preguntándome si hay traducciones, o trabajos lingüísticos sobre el grupo de tribus kabijari, que se halla en el Amazonas, y los Maku. El está recogiendo la lingüística que piensa enviarle a Ud. tan pronto la crea completa. [...] Reciba en nombre de todos los de la casa los más afectuosos saludos, y como siempre sépame incondicional suyo, Recasens.

MS 1/7920

Bogotá, 19 de julio de 1944
Apreciado amigo, profesor Paul Rivet,

Hace infinidad de días que quería escribir, pues las noticias que quería darle, las consideraba de suma importancia. No obstante por ésta esperaba continuamente la solución de los problemas que teníamos, para darle una explicación definitiva sobre el estado del Instituto. Este mes ha sido excesivamente rico en acontecimientos, a continuación los expongo en orden. El Ministerio, por medio de Extensión Cultural, me llamó para plantearme un plan como solución a mis continuos ruegos de que se diese al Instituto una vida propia. El Dr. Achury quien sé que le ha escrito tal vez le haya contado parte de ellos. Se trataba de unifcar los trabajos del departamento de Arqueología con las investigaciones y el trabajo del Instituto. Para ello contaban con una renuncia presentada por Gregorio, quien había presentado un plan al Ministerio en el que invocaba que él quería unificar esta dualidad existente y para lo cual solo podía aceptar la solución de que la dirección recayese exclusivamente en sus manos. Naturalmente se halló enfrentado a la opinión de Socarrás, y de todos los alumnos, los cuales indicaron claramente al Ministerio que en ningún caso colaborarían con Gregorio. El Dr. Achury entonces aceptó una especie de bases que le habían planteado Blanca Ochoa y Duque, consistían éstas en ampliar el Servicio Arqueológico Nacional, y anexar a éste el Instituto. La dirección de ello estaría a cargo de Duque y la dirección del Museo Nacional a cargo de Blanca, ellos pedían entonces mi informe a fin de redactar el decreto. Yo indiqué que lo más conveniente era que presentaran el proyecto de ley que Ud. dejó aquí, pero en realidad el Ministro no estaba entonces dispuesto a desplazar por completo a Gregorio, a quien no sé por qué razones todos temen. Blanca con una cierta imprudencia pero con buena fe pensó hacer un doble juego y tenía simultáneamente conversaciones con Gregorio y Socarrás. El resultado fue desastroso pues Socarrás creyó que lo que se quería era sacar el Instituto de la Normal, donde figura como anexado en los planes sin que nadie lo hubiese autorizado. Socarrás indicó al Ministerio que él no quería interesarse más por el Instituto, puesto que ello significaba que le harían una campaña en contra que perjudicaría a la Normal, y dijo que no estaba dispuesto a seguir en oposición a Gregorio. Mientras sucedían estos hechos, yo indiqué que creía posible que fuese nombrado director de todo este conjunto un individuo como Duque, pues creo que su colaboración puede considerarse como segura, pero que me oponía a una base en la que podíamos comprometer la vida del Instituto, en el caso de que fuese nombrado otro director general que no fuese uno de los alumnos formados por nosotros. Cuando todo este plan parecía que iba a ser objeto de un decreto del Ministerio de Educación, todo se vino abajo porque el Ministro cesaba en sus funciones. Parecía pues que todo quedaba reducido a nada y que no valía la pena comentarlo. Entonces hablamos con el Dr. Achury de la posibilidad de presentar el proyecto de ley que Ud. dejó, yo le expliqué este trámite al Dr. Socarrás y él me indicó que no le interesaba en nada y que tenía que pensar en arreglar las cosas para el año próximo. El quería que el Instituto dejase de funcionar en la Normal el curso entrante, ya que él necesita espacio para localizar en la Normal un Instituto Geográfico o Geo-político, que empezará a funcionar el año entrante, el cual considera de suma importancia para Colombia. Yo le pregunté si podía decirle esto a Ud. y si podía hacer uso de su idea en el Ministerio a fin de tomar providencias para la continuidad del Instituto. Me dijo que podía escribirle esto a Ud. y que no debíamos contar con él para los cursos de Bio-antropología del año próximo. Inmediatamente fui a ver al Dr. Achury, él me dijo que no debíamos preocuparnos, que personalmente tiene interés en que todo continúe y que el Ministerio está completamente dispuesto a que la obra del Prof. Rivet tenga continuidad. Me aseguró que el año próximo tendríamos el local necesario y que en este segundo semestre se presentará el proyecto de ley a fin de obtener para el Instituto una vida propia y una seguridad de presupuesto. Estas conversaciones se interrumpieron durante unos días a causa de los sucesos políticos últimos. Hoy he visto de nuevo al Dr. Achury y me ha dado un dato definitivo: El Ministro aceptó la renuncia a Gregorio el cual a partir del primero del mes entrante cesa en sus funciones. Me dijo que era necesario reorganizar por completo al Servicio y que ellos pensaban pasar el proyecto de ley suyo a toda rapidez. Reservadamente y pidiéndome que no hiciese ningún uso de ello me indicó que el Ministro piensa nombrar a Duque como director general de estos servicios. Ellos piensan seguramente que Gregorio desarrollará una campaña contra Duque, y creo que le escribirán a Ud. pidiéndole que les dé un informe sobre el valor científico de la personalidad de Duque. Creo que ello será en miras de poder responder con su comunicación a las palabras críticas que se puedan hacer sobre este nombramiento. Espero que dentro de pocos días le pueda dar más detalles pues aquí termina mi información. Quiero explicarle ahora mi posición y mi impresión personal. Sé que Duque tal vez todavía se halla en una fase de formación la cual puede hacerle parecer como con algunas ambiciones, pero creo que puede muy bien ser nombrado. Creo que Duque puede colaborar bien con nuestra idea, y tenemos que aceptar que el día que yo marchase la situación también sería idéntica. Ahora bien yo indiqué que sería conveniente que todas estas cuestiones se las plantease a Ud. directamente el Ministerio, pues siendo Ud. el director honorario y fundador del Instituto es realmente Ud. quien realmente puede dar mejor las directrices. Indiqué también la conveniencia que se nombrase un director de estudios para el Instituto, el cual debería a su vez tener el cargo de redactor jefe o de secretario de la revista, publicación que sea como sea el Ministerio debe asegurar y en cuya continuidad depende realmente la vida del Instituto. Ambos cargos sugerí que deseaba conservarlos yo, pues tenía la pretensión de creer que Ud. lo deseaba también así y creía que mientras viviese en Colombia podía desempeñarlos mejor que otros dada la continuidad de labor entre Ud. y yo. Parece que esta idea no es discutida, pero quedaron que la solucionaría más tarde cuando el decreto o la ley hayan salido. He planteado también en todas las conversaciones oficiales lo falso que es actualmente mi posición y la del Instituto. Realmente puede decirse que estoy solo, el personal para los cursos debe forzosamente ser ampliado pues que no creo que sea perfecto el estado actual, en el cual todos los cursos recaen sobre mí. Entienda bien que en ningún caso me quejo de las horas de trabajo o del sueldo, pues lo hago todo con miras a que su obra tenga continuidad y con la ilusión que poco a poco mejore el estado de cosas. He indicado que creo necesario aumentar el personal de profesores, creo que por ejemplo las cuestiones de etnografía americana y arqueología colombiana pueden recaer a Duque (tal vez Blanca) que las antropologías pueden ser desarrolladas por Silva, y que yo me quedaría en cursos próximos solo con mi especialidad que es la prehistoria y la etnología. Los cursos de lingüística los veo siempre imposibles y sugerí, que si el Instituto debía dictar dos años, tal como propone el plan que Ud. presentó tal vez podrían hacerse gestiones hacia Lehmann. De todas maneras, la situación de compromiso sigue siendo la falta de profesorado que por una parte no sabemos hasta hoy cómo pagarlo, que por otra no creo que se pueda pagar a dos pesos la hora, y que en todo caso no aceptaré que sea pagado con los fondos del Comité Francés. El manejo de estos fondos es el otro problema, naturalmente me he reservado el control absoluto de ellos, tal como Ud. indica que quiere en su carta, pero la situación grave es que la Normal me devolvió los fondos para que los administrase directamente pues ellos no sabían cómo hacerlo. Me dijeron que me encargara yo, me vi inmediatamente con el Sr. Prevosteau e informamos al Sr. Lechenet. El Sr. Pre-vosteau me dijo que abriese una cuenta corriente especial y que sacaríamos por triplicado recibos de cuanto se entregase, con la indicación clara de que eran fondos procedentes del Comité Francés destinados a trabajos de investigación a fin de que el día que pasemos esta cuenta a una entidad ofcial se le puedan entregar los recibos más la plata que haya. Le informé al Dr. Achury de esta subvención y pasé también carta al Ministro dándole el dato. El Dr. Achury me dijo que cuando las cosas estuviesen definidas, podríamos si Ud. quería pasar esto al pagador del Ministerio, que por lo tanto esperásemos que el Instituto fuese una entidad con personalidad jurídica y que el pagador de la misma pudiera entonces hacerse cargo de ellos siempre naturalmente bajo su control por medio de mi firma. Así pues momentáneamente estoy administrando esto, llevando cuentas y al recibo de la segunda parte de la subvención le pasaré cuenta detallada, siempre que quiera le enviaré detalle naturalmente. Queda pues por ahora ver cómo se soluciona oficialmente la vida del Instituto, creo que ahora, sin el problema Gregorio todo será más rápido y factible. La publicación de la revista sigue su curso, estamos terminando ahora la lingüística y hay compaginados otros artículos de texto normal, como de costumbre el material lingüístico es lento, pero sale un pliego por semana, y corregimos tres veces las pruebas, es casi una corrección diaria, viene a ser la diversión nocturna mía y de Maria Rosa. He propuesto también al Ministerio unas bases de investigación futura que sería conveniente que Ud. las reafirmase directamente al Dr. Achury con las modificaciones que le parezca. El problema planteado es éste, tenemos gente que ha salido del Instituto, que son buenos alumnos, que pueden llegar a buenos investigadores, pero que se hallan frente al problema material de saber con qué se puede vivir. Creo que el Ministerio debe asegurar unos contratos que les permitan cuando menos pagar la vida material, pero que a la vez se debe asegurar para cada investigador una partida que le permita un viaje y una salida al terreno de unos cuantos meses mínimo, por año, quedando el resto del tiempo para elaborar el material recogido. En realidad lo que nos sucede es que a base de los fondos de la Rockefeller se ha recogido una gran cantidad de material, pero éste no ha podido ser estudiado puesto que nuestra gente ha tenido después que aceptar unos contratos del Ministerio para poder vivir, y éstos a su vez les obligan a dispersarse como Ud. dice con razón. Ahora bien a base de los fondos del Comité no creo que deban llenarse más nóminas, pues entonces son los fondos destinados a investigaciones y a la publicación de la revista los que se van pagando la vida de estas gentes. Suponiendo que éstos fuesen a la vez profesores y que se dedicasen con el mismo sueldo a la investigación son necesarios mínimo unos doce mil pesos por año, para pagar a nuestros alumnos y mantener la cohesión que Ud. desea para el grupo, y realmente si esto se saca de la ayuda del Comité no queda nada para publicaciones ni investigaciones, pues para el próximo año podemos muy bien aprovechar los trabajos de cinco alumnos más que habiendo terminado sus estudios en la Normal, pueden incorporarse a trabajos de investigación para los cuales los creo tan bien preparados o mejor que como lo estaban los del primer año. Creo también sumamente importante repetir tanto como sea posible, que el Ministerio debería dar una máxima importancia a los trabajos de etnología, no obstante esto es lo más difícil de hacer comprender, en realidad con la excepción de Achury, todos tienen más predilección por la arqueología, pues esto viste más. Incondicionalmente suyo, Recasens.

MS 1/7921

Bogotá, agosto 30 de 1944
Muy apreciado amigo y profesor,

Tenemos informes de que en La Mesa de Caballeros, existe un grupo yariguí que ha sido visto por geólogos hace unos tres meses. El viaje parece difícil pero el dato tiene todos los aspectos de ser verídico y la información correcta, como para permitir el riesgo de una salida. El Dr. Lothar Petersen (es el médico alemán que Ud. conoció en mi casa en su último viaje) ha regresado del Amazonas, me ha traído una espléndida colección de trajes de danza, máscaras, cerbatanas, bastones de mando, collares y plumas de sumo interés. El piensa que esto se destine al Museo del Hombre. Ha recorrido el Vaupés y el río Apaporis atravesando la selva entre estos ríos y recogiendo abundante material lingüístico que piensa poderle enviar a su nuevo regreso en diciembre una vez lo haya elaborado. Creo que se trata del investigador más detallista que hemos conocido aquí, sus trabajos antropométricos son espléndidos, la elaboración de grupos sanguíneos es numerosa y ha logrado inclusive elaborar datos sobre metabolismo en estos grupos sin contacto con el misionero o el cauchero. Especialmente ha recogido numerosos datos lingüísticos sobre los Makú, que son enormemente diferentes de los publicados por Koch-Grümberg y de los que Ud. publicó en su trabajo comparativo entre el Makú y el Puinave. Con Tastevin hemos comparado también con las publicaciones que disponemos aquí y todo parece indicar una lengua diferente aunque los indios se llaman a sí mismos Makú y son conocidos por este nombre por las tribus vecinas. Como por mi parte no tengo criterio al respecto, esperaré enviarle tan pronto tenga este material para que Ud. decida. En mi anterior le daba la noticia de la dimisión de Gregorio. Finalmente ha salido del Ministerio, dice que lo ha hecho después de presentar un plan de unificación con el Instituto y a fin de facilitar esta labor, en fin, es una desgracia como de costumbre. En sustitución ha sido nombrado Duque, creo que será posible entendernos con él y que el proyecto de ley que Ud. presentó al Ministerio podrá finalmente tener la oportunidad de ser aceptado. En todo caso estoy haciendo estos días gestiones en el Ministerio y espero que Duque regrese de San Agustín esta semana para ocupar su cargo, ya le tendré al corriente de todo, espero que esta vez cumplan su promesa de proporcionar al Instituto los fondos necesarios para que tenga una vida independiente. Socarrás dice que él no está interesado por el Instituto y que el año próximo piensa crear en la Normal un Instituto Geo-político, por lo cual no podrá dedicarse al nuestro. El Ministerio que conoce este estado de cosas piensa que ello es la mejor ocasión para darnos una vida independiente y un presupuesto propio, creo que a fines del mes próximo las cosas se habrán definido completamente. Le decía también en mis anteriores que la mayor dif-cultad que veo para lograr sus deseos de que el personal formado en el Instituto se vea acoplado es el problema de los sueldos que estos muchachos necesitan para vivir, creo que debe ser el Ministerio quien los pague ya que son también sus investigadores futuros, y por nuestra parte si distribuimos los sueldos a base de los fondos del Gobierno francés, casi nada quedaría para las investigaciones, espero que el plan presentado por mí para el año próximo, que incluye un sueldo a estos muchachos sea aceptado y entonces la cosa tendrá una vida segura que por ahora es prácticamente imposible lograr. En el Instituto los cursos siguen normalmente, el personal de este año parece también ofrecer un buen promedio, creo que de los 24 matriculados 5 son buenos, lástima que Ud. no pueda venir a dar sus cursos antes de irse a Francia, pues aquí todos tenemos la impresión de solo poderlo ver de nuevo si vamos a París. Haga lo posible para que ello sea pasando por Bogotá, en todo caso avísenos. María Rosa no le olvida, ella sabe que Ud. tampoco pero siempre comenta cuándo podremos vernos de nuevo. Tengo la esperanza de que ello sea pronto y no me disgustaría que el próximo año pudiésemos encontrarnos en Francia, puesto que no me atrevo aún a decir en Barcelona. Incondicional suyo, Recasens.

MS 1/7922 BIS

Bogotá, 31 de diciembre de 1944

Informe del director del Instituto Etnológico Nacional profesor José de Recasens al señor Ministro de Educación Nacional

El contrato que por un año me vinculaba con el Gobierno de Colombia, para encargarme de la dirección del Instituto Etnológico Nacional, que he desempeñado desde la ausencia del Profesor Paul Rivet, ha vencido el 31 de diciembre de 1944. Creo necesario, dar a Ud. un amplio Informe de las actividades desarrolladas siguiendo la pauta señalada desde un principio por su fundador Profesor Paul Rivet a quien he tratado de seguir en todos los momentos, hasta donde personalmente me ha sido posible.

El Instituto Etnológico Nacional

Creado por decreto del Presidente Dr. Eduardo Santos en fecha 21 de junio de 1941, fue encargada la dirección al Prof. Paul Rivet cuya espléndida labor hizo posible la creación en cuatro años de un personal colombiano especializado que me permito afirmar, se halla en condiciones superiores a la mayoría de otros personales formados en centros de igual carácter de los demás países americanos. Al verse obligado el Prof. Rivet a desempeñar el cargo de Agregado Cultural del Gobierno Provisional de la República Francesa en México, y más tarde trasladarse a Francia, llamado por el gobierno de su país, había dejado entre nosotros una firme estructura que permitió obtener resultados que me atrevo considerar como insuperables.

Los años escolares de 1941 y 1942, bajo la dirección suya, dieron como resultado la formación y aprobación de exámenes de 18 alumnos, que en su mayoría han seguido conectados a nuestra institución en labores de investigación etnológica, antropológica, lingüística y arqueológica. El curso de 1943, empezado también bajo la dirección del Prof. Paul Rivet, fue continuado bajo mi dirección siguiendo en todo momento la pauta establecida por mi predecesor y amigo. En este curso se formaron y recibieron su título de licenciados cinco alumnos más. Durante el pasado año escolar de 1944, se matricularon 23 alumnos, y lograron su título de licenciados en etnología, 7 de ellos. El porcentaje reducido que obtuvo cada año su título es un valor que ha podido constatarse en la labor realizada por nuestros alumnos, hoy capacitados para ejercer eficientemente sus especialidades. Teniendo en cuenta las dificultades materiales de investigación que se presentan en el campo de las ciencias etnologicas, tan recientemente estructuradas en Colombia, el criterio para la aceptación del personal ha sido siempre rígido, y ha dado como consecuencia, que solo aquellas personas vocacionalmente interesadas hayan soportado la intensidad de unos cursos que en la mayoría de países se desarrollan durante un plan escolar de dos o tres años.

Dificultades del Instituto

En los informes anteriores, tanto en los redactados por el Prof. Paul Rivet como en los míos, se repetía que la falta de un presupuesto propio era el obstáculo insuperable para una labor eficiente. El primer año los alumnos viéronse obligados a dictar clase fuera de nuestra Institución para poder subsistir como investigadores, con merma de horas y posibilidades de trabajo. A pesar de ello durante el año 1942 siguieron trabajando infatigablemente a nuestro lado. Durante el año 1943, se obtuvo gracias a esfuerzos personales del Profesor Paul Rivet una subvención de siete mil quinientos dólares de la Fundación Rockefeller. Esta subvención parecía ser prorrogable en el caso que se cumpliese una condición exigida por la Fundación Rockefeller, la cual verbalmente se había comprometido con el Profesor Paul Rivet de seguir sus subvenciones, dando una cantidad de dólares equivalente a la cantidad de pesos colombianos suministrada por el Gobierno colombiano al Instituto Etnológico, para fines de investigación. No habiéndose obtenido subvención ni partida alguna, la Fundación Rockefeller clausuró con esta primera todas las posibles ayudas futuras. Viendo el Profesor Rivet la crítica situación que se planteaba para la continuidad de las investigaciones del Instituto Etnológico, de nuevo personalmente recurrió a ayudarnos logrando en su viaje a Argel, durante el año 1943, que el Gobierno Provisional de la República Francesa donase al Instituto Etnológico Nacional la suma de $13.087.55. Trece mil ochenta y siete pesos con cincuenta y cinco centavos moneda colombiana, gracias a lo cual hemos podido seguir y aumentar el ritmo de investigaciones y trabajos de campo. Hasta el momento solo se ha logrado publicar una quinta parte del material recogido, formando éstas más de 600 páginas de nuestra revista. Se ha cubierto con investigaciones más de un décimo del territorio nacional, dedicándonos especialmente a aquellas zonas que eran total o prácticamente desconocidas. A pesar de las ventajas descritas, seguimos aún lamentándonos de la falta de instrumental para trabajos de antropometría, instrumental que actualmente queda limitado al que personalmente trajo el Profesor Rivet del Museo de l'Homme de París, y que benévolamente me dejó en calidad de depósito, para poder continuar nuestras investigaciones.

Resultados alcanzados
Formación del personal especializado

Durante los cursos de 1941, 1942, 1943 y 1944, han obtenido su título 30 alumnos, de los cuales 17 han seguido continuamente interesados en la investigación, si bien creo que otros no lo han hecho por causa de la dificultad que supone no poder contar con una base material que permita un trabajo de exclusiva investigación. El esfuerzo realizado este año por el Gobierno de Colombia dotando al Instituto de una partida destinada a permitir una continuidad de trabajo estoy seguro que se verá de sobra compensada por el trabajo futuro de nuestros investigadores, que si tan buenos frutos dió en tiempo de dificultades, no puede ser menos beneficioso desde el momento que empieza a contar con el apoyo oficial. Quiero nuevamente repetir que existe en Colombia la posibilidad de superar en el terreno etnológico a los demás países de América Latina, y conste que esto no se funda en suposiciones, sino en el material ya publicado o preparado para su publicación.

Investigaciones y trabajos impresos

La lista a continuación de los trabajos elaborados y en parte publicados, expresa en forma elocuente la labor que hemos logrado realizar: Trabajos producidos en el Volumen I, entrega primera de 1943.

Arcila Vélez (O). "Grupos sanguíneos de los Indios Páez".
Duque Gómez (L). "Excavación de un sitio de habitación en Supía".
Duque (L), Lehmann (H) y Fornaguera (M). "Grupos sanguíneos entre los grupos Guambiano-Kokonuko".
Recasens (J). "Notas de Museología. Conservación de las cerámicas".
Reichel-Dolmatoff (G). "Apuntes arqueológicos de Soacha".
Reichel-Dolmatoff (G) y Dussan de Reichel (A). "Las urnas funerarias en la cuenca del río Magdalena".
Rivet Paul. "La Etnología, ciencia del hombre".
Rivet Paul. "Metalurgia del platino en la América precolombina".
Rivet Paul. "La influencia Karib en Colombia".
Rivet Paul. "La lengua Chocó".
Rivet Paul. "La influencia Karib en Colombia. II. El caracolí".
Rivet Paul y Oppenheim Victor. "La lengua Tunebo".
Silva Celis (E). "La arqueología de Tierradentro".

Los siguientes trabajos ya están impresos y corresponden al Volumen I, entrega segunda de la Revista del Instituto Etnológico Nacional.

Jiménez (E) y Ochoa (B). "Cerámica panche".
Lehmann (H). "Arqueología de Moscopan".
Páez Pérez (C) y Freudenthal (K). "Grupos sanguíneos de los Indios Sibundoy, santiagueños, Kwaiquer e indios y mestizos de los alrededores de Pasto".
Recasens (J) y Oppenheim (V). "Análisis tipológico de materiales cerámicos y líticos, procedentes del Chocó".
Reichel-Dolmatoff (G). "La cultura material de los Indios Guahibo".
Reichel-Dolmatoff (A) y (G). "Grupos sanguíneos entre los Indios Pijao del Tolima".
Rivet Paul. "La lengua Chocó. Continuación".
Silva Celis (E). "Arqueología de Tierradentro. Continuación".

La lista de los siguientes trabajos representa el material ya elaborado y cuya publicación no ha sido posible por falta de fondos de publicaciones. Al margen de estos trabajos esperamos que se vean publicados los que sean resultado de los trabajos contratados por el Ministerio de Educación y cuyas investigaciones han sido llevadas a cabo por personal formado en el Instituto Etnológico Nacional, debiendo referirme especialmente a las investigaciones llevadas a cabo en San Agustín, Tierradentro y Sogamoso. Podemos resumir el trabajo siguiente: 21 trabajos impresos, 57 trabajos por imprimir, y todo el material que se recogerá durante el año 1945, cuyas expediciones ya han sido proyectadas, con la finalidad de recoger datos de zonas completamente desconocidas y de zonas en vías de desaparición. Una serie de trabajos sobre bio-antropología y metabolismo se han llevado a cabo en la zona sur Vaupés-Amazonas por parte del profesor Lothar Petersen, no las incluimos en la lista pues forzosamente tendrán que formar parte de volúmenes especiales dada la cantidad de páginas. Estos trabajos son producto de una investigación que empezó el mes de enero de 1943 y que todavía continúa en el terreno.

Misiones de estudio

La lista de los trabajos anteriores corresponde a misiones de estudio que en su mayoría se han llevado a cabo durante los años 1943 y 1944 gracias a la subvención de la Fundación Rockefeller y del Gobierno Provisional de la República Francesa, siendo este último donativo el que ha permitido la publicación de los trabajos impresos en el Volumen I, entrega segunda de seiscientas paginas de la Revista del Instituto Etnológico Nacional. Queremos consignar también el esfuerzo de parte de nuestros colaboradores, que personalmente y sin ayuda oficial o extraoficial alguna han realizado trabajos cuyos resultados nos han sido entregados para la publicación. Para el próximo año de 1945 he previsto investigaciones de urgencia de determinadas zonas en las cuales se halla en vía de desaparición el material lingüístico y etnográfico. Citemos como caso la expedición al Carare, que logró recuperar un vocabulario y ciertos elementos de cultura material y espiritual de tres indígenas, últimos supervivientes de un grupo Indio Carare-Oponero, ya prácticamente desaparecido. Con este criterio he preparado para finales de enero de 1945 una expedición tendiente a localizar los últimos elementos Yurumanguí, que suponiéndose extintos hace más de un siglo, han podido ser localizados últimamente. Con este criterio fueron organizadas todas nuestras anteriores expediciones, como la llevada a cabo entre los Indios Chimila, y a veces se ha cubierto un terreno que nos era prácticamente desconocido, como la pasada expedición entre los Indios Motilones sobre los cuales se había escrito una literatura falsa y fantástica. Creo que el Instituto Etnológico deberá dedicarse en un futuro en recoger especialmente aquellos materiales de cultura o lingüísticos de pueblos en vías de desaparición (por desgracia numerosos), materiales éstos que hoy día es aún posible recuperar, pero que en un plazo de cinco a diez años estarán completamente perdidos para la ciencia. Fue en este sentido que tanto el Profesor Paul Rivet como yo, anulamos la mayor parte de investigaciones arqueológicas, que por otra parte siempre serán posibles en un futuro, y solo en aquellos casos que eran de necesidad imperiosa para poder complementar o aclarar nuestros conocimientos decidimos las misiones de excavación. Hemos hecho arqueología solo en aquellos casos que nos faltaba el criterio guía arqueológico de nuestras investigaciones que estaban en curso de estudio.

Porvenir del Instituto

Creado para dictar los cursos que formasen al futuro personal de investigación, el Profesor Paul Rivet propuso un plan de estudios provisional a un año, y aconsejó que en el Decreto reglamentario de los trabajos del Instituto figurase un ciclo de dos años para poder obtener una formación completa del personal. Las necesidades apremiantes obligaron a limitar a un solo año los cursos que se dictaban y nunca se llevó a cabo el plan propuesto. Simultáneamente la imposibilidad de dar una base material, con contratos o nombramientos que permitiesen al personal salido de nuestra institución la continuidad de un trabajo de investigación, hizo que el rector de la Escuela Normal Superior –a quien estaba anexado el Instituto–, Profesor Francisco Socarrás, aconsejase al finalizar el curso del año 1944 la suspensión momentánea de los cursos que venían dictándose, aduciendo las dificultades que se presentaban al personal formado, por la falta de un presupuesto que diese cabida a los mismos. He querido seguir en todo momento la norma dada por el Profesor Paul Rivet, nuestro director honorario. Le informé de este cambio propuesto y transcribo parte de una carta suya en la que dice: "Me admira que el Profesor Socarrás quiera desinteresarse de una institución que trae tanto lustre a la Escuela Normal Superior [...] Veo el éxito de nuestros trabajos y no creo que el Profesor Socarrás quiera dejar el Instituto". Debo añadir que mi criterio es que el Instituto debe ser primor-dialmente un centro de investigación y que el solo hecho de no garantizar un puesto a todo alumno aprobado no signifca la necesidad de suprimir la enseñanza. Creo que la formación de personal deberá continuar inmediatamente que el Ministerio desee ampliar los estudios en el campo de la etnología, pero acepto el criterio de que por un año se deje de dictar un primer curso ya que ello puede allanar las dificultades momentáneas de la acoplación de personal ya formado. Pero es mi deber insistir en que se hace necesario que los futuros investigadores especialistas sean colombianos y que pueda lograrse que sean ellos y no personal extranjero quienes ocupen los primeros lugares en la investigación de la etnología de Colombia. Sucede hoy, que solo unos pocos de los alumnos formados por nosotros, han logrado a través de un esfuerzo personal intenso y admirable, dominar algunas especialidades de las ciencias etnológicas. Se nota en muchos trabajos una redacción unilateral, debida a la formación digamos autodidacta de ciertas ramas. Esto debería remediarse abriendo cursos de información y seminarios que abarcasen los aspectos menos vistos en los cursos normales del Instituto, seminarios que correspondiesen especialmente al segundo ciclo de enseñanza previsto por el Profesor Paul Rivet. Es por ello que propongo a su criterio, la apertura para el año 1945 de unos cursos de información destinados a los que han sido alumnos licenciados por el Instituto, y a través de los cuales podría adquirirse un título de especialidad. De igual forma sería necesario y sumamente importante que todos los alumnos licenciados, tuviesen la oportunidad de realizar trabajos de campo, ya que la experiencia nos ha demostrado que solo con un dominio completo de los trabajos de terreno se obtienen investigadores capacitados para su labor. Debo añadir que las opiniones hasta aquí expresadas son compartidas por nuestro cuerpo de investigadores y por todos nuestros ex alumnos. El Profesor Paul Rivet, con interés ejemplar sigue en todo momento manteniendo íntimo contacto con nuestras actividades, ofrece la ayuda de la revista de la Sociedad de Americanistas de París, y se manifiesta orgulloso de cuanto pudo crear en Colombia, así como de los resultados obtenidos y gestiona personalmente la continuidad de la ayuda dada por el Gobierno Provisional de la República Francesa. Por mi parte solo he tratado de suplir su falta y de mantener vivo el método por el establecido. Al finalizar mi contrato y con ello mi cargo de Director y Profesor del Instituto Etnológico Nacional, me permito encomendar encarecidamente al Sr. Ministro de Educación Nacional, la necesidad absoluta de una continuidad de método y de una colaboración total con los servicios afines del Ministerio de Educación. Personalmente me siento íntimamente vinculado a la obra de nuestro Instituto y el profesor Paul Rivet, y ofrezco mi colaboración para cuanto representa algo en favor de los trabajos de la primera institución de etnología en Colombia. Del señor Ministro atentamente, José de Recasens. Diciembre 31 de 1944.

MS 1/7922

Enero 1 de 1945

Informe del Director del Instituto Etnológico Nacional Profesor José de Recasens al Exmo. Sr. Georges Lechenet en la legación del Gobierno Provisional de la República Francesa en Colombia

Como Director del Instituto Etnológico Nacional, y como encargado responsable de la administración de los fondos donados por el Gobierno Provisional de la República Francesa al Instituto Etnológico Nacional para trabajos de investigación, rindo el presente informe de gastos efectuados durante el pasado año de 1944.

En los gastos anteriores se prevé la ayuda que prestará el Gobierno colombiano, que ha decretado una partida importante para las investigaciones del Instituto Etnológico Nacional, ayuda que permite para el año 1945 una ampliación de labores y la posibilidad de aumentar las publicaciones y expediciones al terreno. En informe adjunto quedan detallados los trabajos efectuados por el cuerpo de investigación del Instituto Etnológico Nacional. Personalmente, en nombre de los investigadores del Instituto Etnológico Nacional y oficialmente como Director del mismo, agradeceré se sirva transmitir al Gobierno Provisional de la República Francesa y a nuestro Director Honorario Profesor Paul Rivet, el agradecimiento por el favor recibido y la constancia de que los trabajos de investigación etnológica desarrollados durante el año de 1944, han sido posibles gracias a este espíritu de colaboración, que en ciencias del Americanismo, ha mostrado siempre vivo la República Francesa. Les saluda atentamente, J. de Recasens.

MS 1/7923

Profesor Paul Rivet
Musée de l'Homme
Palais Chaillot
Paris XVI
Bogotá, 22 de febrero de 1945
Apreciado profesor y amigo,

Aprovecho la oportunidad para poder mandarle noticias nuestras y para informarle sobre la marcha del Instituto. Finalmente este año se ha logrado realizar el plan que Ud. había propuesto para el funcionamiento de los servicios de Etnología y de Arqueología, en una sola entidad oficial que pudiera contar con presupuesto propio de trabajo. El Ministerio me ofreció la dirección de estos servicios para este año, pero me ví obligado a no aceptarla, ya que con la obligación de ocho horas de oficina diarias y un sueldo de doscientos cincuenta pesos realmente esto es imposible. Se pidió mi opinión para el nombramiento de director y aconsejé que fuese Luis Duque, que viene desempeñando este cargo desde el primero de este año y realmente lo hace bien. Gracias a un presupuesto del Instituto Etnológico, se han podido contratar los servicios de un personal bastante completo que detallo. Luis Duque, director, Blanca Ochoa y Edith Jiménez, en Museo Arqueológico, Ceballos, como jefe de excavaciones del Parque Arqueológico de San Agustín y del de Tierradentro; Eliécer Silva, jefe de excavaciones del Parque Arqueológico de Sogamoso; Milciades Chaves, como encargado de la sección de antropometría; Roberto Pineda, sección de lingüística (trabaja sorprendentemente bien); J. Cubillos como cartógrafo. El resto del personal contratado son un fotógrafo, una secretaria, cuidanderos, etc. Todo este personal de investigación trabaja con unidad y siempre ha sido consultado al respecto de los temas de investigación, es así que todas las expediciones que salen son propuestas por mí quien he quedado conectado a estos servicios como jefe de publicaciones, cosa que solicité pidiendo para mí la posibilidad de establecer un severo control sobre los originales de la revista del Instituto, y de poder aceptar o rehusar, a fin de seguir manteniendo el valor que tienen los dos primeros números que hemos publicado. Veré de hacerle llegar un ejemplar del volumen primero, entrega 2 de 1944, con el próximo correo dentro de una semana. En cuanto al caso de Gregorio creo que hemos llegado al final. Hace pocos días se presentó a Duque pidiéndole que viese la posibilidad de obtener para él un contrato que le permitiese vivir. Pedía ser enviado a Tierradentro, para seguir las excavaciones que había iniciado en 1941 y decía que le era materialmente imposible vivir en Bogotá pues solo tenía sesenta pesos al mes. Creo que su influencia con la gente de adentro y de fuera es ya prácticamente nula. En todo caso puedo decirle que tanto en el Ministerio de Educación como en los ambientes ofcia-les tiene la fama que se merece después de su actuación anterior. Los resultados de los trabajos entre los Motilones y los Chimilas podrá verlos publicados en el próximo número de la revista que está entrando estos días en prensa. En cuanto a la expedición a los Indios Yurumanguí, hemos tenido el primer fracaso. Fue imposible entrar por el río Yurumanguí que solo es navegable unos veinte kilómetros, entonces se trató de entrar desde el Darién (población). La expedición ha logrado penetrar unos doce días abriendo continuamente trocha por entre el Yurumanguí y el Naya, y finalmente llegaron a un punto imposible por los cortes de la cordillera que requería unas veinte jornadas de trocha y tanto por el abandono de los peones como por la falta de ayuda se tuvo que desistir. Esta expedición requiere actualmente unos cinco mil pesos como mínimo. Reichel y Chaves se desviaron entonces para regresar entre un grupo Indio Chocó de la zona Calima, donde parecen ser interesantes las investigaciones pues aparece una variante dialectal local, y es posible realizar investigaciones etnográficas y antropológicas. Le daré toda clase de datos al regreso de esta expedición que continúa en el terreno. Respecto a Lehmann, sale dentro de unos días para México, con su nombramiento de profesor. Pasará por Bogotá antes de irse para que pueda enviarle al Museo de l'Homme, algunos objetos etnológicos, que es necesario esperar para poder sacarlos. Silva ha excavado en Sogamoso un extensísimo cementerio indígena, creo que ahora quedará sentado por completo la existencia y casi me atrevo a decir una fuerte predominancia del tipo Lagoa-Santa entre los chibcha. Las excavaciones continúan este año, que como el anterior cuenta con diez mil pesos para excavaciones. Como le decía en mi anterior, la expedición al Carare parecía que solo había logrado localizar los últimos restos de los Indios Carare-Oponeros cuyo vocabulario se completó con otra expedición durante el mes de diciembre y enero últimos, pero ahora ha resultado que hemos logrado datos respecto a la existencia de un grupo de quince familias, que viven totalmente aisladas al sur del territorio Vázquez y donde se necesitan unos veinte días de monte para llegar. El informador dice que hablan un idioma especial, y que desconocen por completo el castellano. Realmente ocupan un territorio que anteriormente fue Colima, pero todo parece indicar que son emigrantes del Norte. Pienso enviar a Reichel y Pineda en la primera oportunidad. Datos que también tienen posibilidades de ser interesantes son los referentes a un grupo indio situado en las cabeceras del Sinú junto a las fuentes del San Jorge, parecen estar bien organizados y aislados y ser ya muy pocos. También datos un poco más al norte de nuestro mapa de distribución, creo que merecen visitarse en cuanto se pueda. De todas maneras el programa de expediciones propuesto por Ud. será cubierto por dificultades que presente. Creo que es necesario dedicar el mayor número de expediciones cubriendo la zona prácticamente desconocida del sur de Bolívar y norte de Antioquia, donde de tanto en tanto obtenemos datos sobre la existencia de pequeños grupos indios que aún tienen sus idiomas propios. A pesar de la gran ayuda que signifca tener un presupuesto propio, realmente todos los gastos no logran ser cubiertos. Hemos logrado tener un grupo de investigadores colaboradores, formado por nuestros alumnos, pero creo que es sumamente conveniente lograr la continuidad de la subvención del Gobierno francés, que nos permite tener una autonomía de investigaciones que no podríamos mantener si fuese a base del presupuesto del Ministerio únicamente, ya que entonces la idea contra la cual estamos todos luchando y que es difícil de vencer, es la de dedicar todo a la arqueología y descuidar bastante la etnografía. Por ello le ruego que haga cuanto esté de su parte a fin de obtener una pequeña ayuda, que pudiera ser simplemente la de la mitad del año pasado con la cual yo puedo ya cubrir casi las expediciones y entonces el Ministerio cubre los gastos de la publicación de tres números por año de nuestra revista. Este año tal como le anunciaba se han suspendido los cursos y se dictarán solamente unos seminarios de información para nuestros ex alumnos. Yo creo que esto es conveniente a fin de evitarnos el ingreso al Instituto de alumnos de primero y de segundo año de la Normal, cuya preparación es deficiente. Entonces el año entrante tendremos que continuar los cursos y podrán ingresar en ellos alumnos de tercer año de la Normal, lo cual nos permitirá no tener que hacer cursos preparatorios casi de divulgación a lo cual nos veíamos casi obligados en todas las asignaturas por la deficiencia de conocimientos primarios que tenían la mayoría de los alumnos. La labor entonces se hará sin las dificultades que se habían presentado durante los dos últimos cursos. Adjunto a esta carta una copia del informe enviado por mí al Sr. Ministro de Educación Nacional al cesar en mi cargo de director del Instituto, y también una copia de mi informe de gastos de los fondos donados para investigaciones por el Gobierno francés. Tengo en mi poder los comprobantes duplicados de los mismos, de los cuales ya pasé oportunamente al Exmo. Sr. G. Lechenet unos de ellos, quedando los duplicados para serle enviados a Ud. cuando ello sea oportuno y siempre que Ud. lo crea necesario. He comunicado al Sr. Lechenet, la conveniencia de la continuidad de la subvención de Uds., si bien entiendo podría ser reducida a la mitad de la del año pasado, con lo cual probablemente cubriríamos nuestras necesidades. No obstante hasta la fecha, nada se sabe oficialmente de la posibilidad de continuación de esta subvención. Rogué oportunamente al Sr. Leche-net que quisiera interesarse para lograrla, a lo cual accedió muy amablemente, pero convendría que ahora a través del informe enviado por él sobre nuestros trabajos Ud. pudiese empujar algo para ver de lograrlo antes que se terminen los mil quinientos pesos de que aún disponemos en caja. (Tengo comprado el papel para la revista suficiente para dos números más). Podríamos decir interminables cosas pero en resumen todo queda reducido a un solo deseo, el poderle abrazar cuanto antes, en el Museo de l'Homme celebrando el triunfo de nuestra idea y la realidad de una paz que todos venimos deseando desde hace años, con la victoria de los nuestros.

Como siempre incondicionalmente suyo,
Recasens.

Le agradecería sumamente que pudiese mandarme contestación a mis cartas, puede dirigirme la correspondencia a la Delegación, pues el Sr. Lechenet me las hará llegar a manos. Saludos a todos. Vale.

MS 1/7924

Bogotá, 28 de mayo de 1945
Profesor Paul Rivet, París.
Apreciado profesor y amigo,

He enviado en repetidas ocasiones los informes oficiales respecto a la vida del Instituto por Ud. fundado. Hoy aprovecho la oportunidad del paso del Profesor Villery Ravot para hacerle llegar mis noticias. Trato de resumirlas pues dispongo solo de una hora. El Instituto de acuerdo con el proyecto suyo ha sido unificado con el Servicio Arqueológico. La dirección, a propuesta mía le ha sido dada a Luis Duque. Yo me he reservado la sección de publicaciones, la secretaría de la revista. El Ministerio ha independizado el Instituto que cuenta ahora con partida propia lo cual ha permitido contratar a Silva, Edith, Blanca, Chaves, Ceballos, Pineda y Cubillos. Arcila y Fornaguera no pudieron aceptar los contratos de 200 pesos, con los cuales no se puede vivir ahora en Bogotá por el costo de la vida, pero ellos y otros alumnos siguen conectados a los trabajos de investigación. Reichel y Alicia siguen siendo nuestros mejores investigadores de terreno. El Dr. Lothar Petersen viene viviendo en el Amazonas desde que Ud. salió de Colombia, lo ayudo todo lo que puedo y su trabajo es de enorme interés, ha recorrido todo el territorio del Vaupés-Iraparaná-Ama-zonas, recogiendo un material enorme, que creo debería publicarse en París y que formará varios tomos. Será un complemento a la zona de Koch-Grümberg y Ud. tendrá trabajo con la gran cantidad de volúmenes recogidos. Tratamos de penetrar en terreno Yurumanguí, fue imposible por falta de fondos, pues el presupuesto se eleva mucho por los jornales de peones (2 pesos diarios) y el tipo de terreno. Intentaremos de nuevo en esta ocasión, tenemos todas las posibilidades de hallar aun grupos Yurumanguí-Naya. Con esta carta mando también un ejemplar del Volumen I, entrega segunda, que supera aun el primero. Creo que Ud. estaría satisfecho de nuestro trabajo y me atrevo a afirmar que nuestra próxima publicación aun será superior con la excepción que nos faltara original de Ud. He pedido a los miembros de la Comisión francesa una ayuda de otros siete mil dólares para este año. Ellos extrañaron que en mi informe al Sr. Lechenet solo hubiese pedido 3500 dólares. Ello fue debido a que el Sr. Lechenet me dijo que solicitase un mínimo, pues suponía que sería difícil obtener esta subvención. Espero que Ud. haga cuanto sea posible para obtener un máximo. Hoy todo es más caro, y las posibilidades de investigación son cada vez mayores. Ansío poder reunirnos de nuevo y bajo su dirección poder llevar a cabo el trabajo sobre Colombia que Ud. había empezado. Tengo buena cantidad elaborada, pero siempre luchamos con la dificultad de la bibliografía, sé que su biblioteca no ha sufrido gran daño y confío que en ella pueda trabajar algún día. Todo cuanto Ud. se ha propuesto ha venido realizándose, espero que una vez más esto se vea comprobado. En París, y en un futuro que espero muy próximo creo que lograremos trabajar y de verdad. De momento el éxito supera en todo y puede estar orgulloso de su obra en Colombia. Tengo recogido un importantísimo material etnográfico destinado al Museo del Hombre. Espero que no haya dificultades para la salida. Como de costumbre trabajar así es algo duro. Ud. tiene de ello buena experiencia, continuadamente se han tenido que solucionar estos pequeños problemas que a la larga son aburridos y llegan a ser desesperantes. He tenido la paciencia, pensando que si conseguíamos perdurar unos años más la vida del Instituto se salvaría. Hoy estoy seguro de haberlo logrado, espero que cuando tenga la ocasión de hablar con el Profesor Valery o Ronze, le darán toda clase de detalles, ellos han quedado impresionados por nuestra labor, y no era lisonja, venían con la buena de hallar algo aceptable y tal vez pensaron que Ud. había hecho un poco de propaganda. Me dicen que en la última sesión de la Société d'Américanistes Ud. había hablado muy bien de nuestro grupo de investigadores, pero que ellos nunca creyeron que con tantas dificultades hubiésemos podido alcanzar los resultados actuales. Han podido comprobar que es una institución con vida, y una obra de "esprit" francés de la que Ud. especialmente debe sentirse satisfecho. No dispongo de más tiempo. Reclame los informes y las revistas que he mandado por valija diplomática, en ellos todo está con detalle, las cuentas, gastos y comprobantes no los he mandado hasta tener la seguridad de que lleguen a Ud. Los voy pasando al Sr. Lechenet, quien oficialmente los ha recibido. Espero que pronto, muy pronto sea posible reunirnos de nuevo. Estoy algo intranquilo pensando que el futuro de mi patria no es tan claro como el de Francia, pero no desconfío del resultado aunque sea a más largo plazo. Maria Rosa no tiene la ocasión de poderle escribir en esta carta, ella tendría una enorme cantidad de cosas por decirle. Desde lo que se refiere a la elaboración de más de 480 fchas nuevas de antropometría, hasta todo lo que se refere a nuestra hijita que esperamos pueda conocer a su padrino. Como siempre quedo incondicionalmente a su disposición, Recasens. Le agradeceré me comunique sus noticias en la primera ocasión en que le sea posible. También le agradeceré que si tiene la ocasión me diga algo de M. L'Abbé Henri Breuil, deseo mucho saber de él. Aunque sea difícil haga lo posible para comunicarnos algo. En nombre de todos los de casa, en nombre de los alumnos le saludo de nuevo, Recasens.

MS 1/7925

Bogotá, julio 31 de 1945
Profesor Paul Rivet
Museo de l'Homme
París
Apreciado profesor y amigo,

Desde que Duque fue nombrado, se empezaron a plantear ciertas dificultades, resultantes del criterio personal suyo respecto a la forma como debía dirigirse el Instituto. Primero se propusieron contratos de ciento ochenta pesos para los investigadores permanentes, y yo era del criterio de contratar menos alumnos (aunque ello fuese una lástima) pero en cambio de pagar a los contratos un sueldo decente, ya que actualmente 180 pesos, es más o menos el equivalente de unos 70 pesos mensuales del tiempo en que Ud. vivió en Bogotá. En esta época, enero de 1945, Duque propuso a Reichel un contrato de 200 pesos para trabajar ocho horas en las oficinas del Instituto. Reichel creyó (como yo mismo) que el sueldo era inaceptable, y que la investigación es algo que no se cumple como un horario de oficinista. Dijo que él no podía aceptar estas condiciones y con ello creo que empezaron las dificultades. Frente a esta negativa, Duque ofreció a Reichel un sueldo de ciento veinte pesos, pero a condición de trabajar las tardes en la oficina. Reichel no aceptó pero propuso trabajar gratuitamente, renunciando a su sueldo pero teniendo la libertad en cambio de escoger las horas de colaboración. Los demás alumnos empezaron a trabajar con sus contratos y la cosa andó bien hasta el mes de abril. Inmediatamente de haber salido el segundo número de la revista, me dediqué a organizar el tercero. Contaba para ello con el presupuesto nacional que concede este año para la revista del Instituto y para la Revista de Indias, un presupuesto de 14.000 pesos (no estoy seguro si son más creo que sí). El Dr. Achury me había prometido a Joseph y a mí que él pagaría el papel, pero que nosotros pagásemos la impresión. Luego en febrero nos llamó para decirnos que nosotros pagásemos el papel y que él pagaría la imprenta, de nuevo convenimos. Hicimos con Joseph las gestiones para que el gobierno nos vendiese el papel de proveeduría que salía a mitad de precio y se consiguió que nos lo vendiesen. Una vez lo habíamos comprado el Dr. Achury nos dijo que se había quedado sin fondos para poder pagar la impresión, pues éstos se habían destinado a la Revista de Indias, y que él tan solo podría pagarnos los clichés. No quedaba otro remedio que aceptar esto, que a la semana fracasó, cuando fuimos informados (los clichés ya estaban grabados) que tampoco podían pagar esto, de manera que la revista del Instituto tenía que ser pagada por completo por fondos del Gobierno francés. A finales de abril, Joseph recibió la suma de 1900 pesos valor del papel para dos números de la revista, incluyendo el papel. Fue a Provisiones, entregó el cheque y cuando iba a retirar el papel le dijeron que éste había sido entregado a Duque, quien era el depositario. Yo fui a ver a Duque y le expresé mi extrañeza, pidiéndole que me aclarase si es que no había confianza con Joseph o conmigo para que nosotros fuéramos los depositarios, él me respondió que el papel era destinado a las publicaciones del Instituto y que por lo tanto solo dependía de su control. Yo tuve que imponerme y demostrar que el papel solo era para la revista, y no para emplearse en el boletín del Museo o en futuros libros sobre San Agustín. Con suerte lo había conseguido con esta indicación expresa de que solo era para la revista y con Joseph vimos al Dr. Achury quien afirmó que solo era para la revista y que podíamos pedir las resmas que quisiéramos a Duque, quien estaba en la obligación de entregarlo. Durante esta discusión mía con Duque, él me planteo otro problema, que está latente desde siempre y que hasta este día salió. Fué lo siguiente: Dijo que había una duplicidad de funciones que era intolerable, que él pedía para sí la confianza del Gobierno francés, pues no era comprensible mi injerencia en el manejo de fondos a una entidad colombiana, y, que si un particular (yo) podía decidir cómo debía manejar los fondos el director del Instituto, esto significaba una vergüenza para la nación. Traté de hacerle comprender que la desconfianza no era personal, que nosotros tenemos plena confianza con Duque, puesto que yo mismo fui quien propuso su nombramiento pero, que no sabemos quién pueda sucederle, quién puede ser el director futuro del Instituto y que por lo tanto los fondos serían controlados por mí, ya que éste fue el mandato expreso de Ud. El dijo que iría a ver al Sr. Lechenet para que diese o negase la confianza. Yo le objeté que ello era absurdo, que podría ir y que tendría la confianza pero que no tendría el manejo de los fondos, le expuse que por acta notarial y que por todas las cartas que tengo de Ud., es para mí imposible entregar dicho control, sin que recibiese orden de Ud. o del Gobierno francés. Repitió que ello era insultante para la institución y para Colombia y yo tuve que decirle que esto solo tenía una solución. Que yo dimitía de mi cargo de profesor en el Instituto y de secretario de la revista, que entregaba cuentas al Gobierno francés y a Ud. y que creía que con ello se acababa la colaboración de Ud., pero que no veía otro sistema para anular esta duplicidad de funciones que él veía. Personalmente estaba dispuesto a renunciar si de ello dependía la vida del Instituto, pero que este control que yo tenía, era ya en el plan presente más desagradable para mí que para él, pero que Ud. había pensado evitar con ello que fondos destinados exclusivamente a investigaciones y a publicaciones pudieran ser empleados como una vez quiso el Profesor Socarrás a construir vitrinas. Le pareció a Duque demasiado drástica la medida y todo concluyó en una especie de acuerdo, diciendo él que no quería provocar mi dimisión y que mejor esperásemos un tiempo para hallar la solución. En esta misma ocasión Duque me expresó que se dolían oficialmente que los artículos de la revista llevasen en su mayoría nombres de autores extranjeros. Tuve que replicarle que ellos eran quienes habían escrito e investigado y que yo no tenía en este sentido ningún prejuicio, que publicaba todo aquello que fuese de interés y que si los colombianos escribían y lo hacían bien que yo estaba dispuesto a publicarlo. A los pocos días, apareció una nota, comunicada por Extensión Cultural hablando de la revista, citando solo los colaboradores colombianos y el Profesor Rivet, olvidándonos a los demás. Quiero que entienda que esto no me molestó personalmente, solo lo consigno como expresión del ambiente que Duque ha ido creando. Sigamos la historia, el 14 de mayo, sin explicación alguna, recibí la siguiente comunicación de Duque: Por medio de la presente tengo el gusto de comunicarme con usted para solicitarle, de la manera más atenta, se sirva facilitar el envío a estas ofcinas de las colecciones etnográficas adquiridas por los investigadores del Instituto Etnológico Nacional durante el tiempo que estuvo bajo su dirección. Este despacho estima conveniente esta medida, ya que una vez fusionados el Servicio de Arqueología y el Instituto Etnológico, según Decreto n° 718 de 20 de marzo de 1945, emanado del Ministerio de Educación Nacional, y asignadas al jefe del Servicio de Arqueología, las funciones del director del Instituto, según resolución n° 68 del 25 de enero del mismo año, se hace necesario terminar con la situación de franca anormalidad que se confronta actualmente con estas colecciones las cuales debiendo estar a la disposición de la entidad para cuyos fines fueron adquiridas, están en manos de particulares. Igualmente aprovecho esta ocasión para solicitarle el envío del archivo del Instituto Etnológico (correspondencia, elementos materiales con los que cuenta, originales, detalles de fondos invertidos, etc.) el cual se hace indispensable para la vida futura de esta institución. Ruego a usted enviar una respuesta a esta solicitud. Junto con estos papeles que le mando hoy, hallará Ud. mi carta de contestación a esta absurda petición de originales publicados o por publicar, de los compases antropométricos, etc., etc. Dije a Duque que escribiría a Ud. para saber a qué atenerme con respecto a los materiales etnográficos recogidos, mi intención es seleccionar de ellos aquellos que son de interés para su Museo de París. Pienso entregarle los duplicados y aquellos objetos cuya importancia tipológica no los haga imprescindibles para el Museo del Hombre. Son objetos que creo necesario llevar a París, y no dudo que su opinión converja con la mía, advirtiendo que siendo materiales que pueden comprarse, no están sujetos a ley alguna colombiana que impida su exportación. Debo advertir que estos materiales han estado siempre a disposición de todos los alumnos para su estudio, y que su publicación está en imprenta, de forma que en ningún caso esto significa que haya creado dificultades a la investigación. Simultáneamente Duque exigió a Reichel que entregase todo su material fotográfico, inclusive el film que tomó entre los Indios Chami (Chocó). Reichel dijo que podían disponer de su material en el momento que se publicase pero que no estaba dispuesto a dejar un material abandonado para que no sucediese lo que a veces ha pasado con otras fotografías que se han publicado sin consentimiento de sus autores. Decía Rei-chel (y yo estoy de acuerdo) que teniéndose que publicar podían esperar este tiempo. El (como yo) no duda de Duque ni del actual Servicio, pero para prever la posibilidad de un cambio de dirección no estaba dispuesto a entregar sus archivos fotográficos, que por otra parte ha pagado él en su mayoría de su bolsillo. Yo hubiera querido que Duque pasase un año junto a Ud. Sigo creyendo que puede obtenerse de él más que de los demás alumnos nuestros, pero en el ambiente de Bogotá poca cosa más puede lograrse para que mejore. Sería sumamente importante que Duque pudiera darse cuenta de cómo es la labor científica en los ambientes europeos. Duque puede llegar a ser un buen director de estos servicios, pero no ha tenido la ocasión de comprender cuán diferente es el trabajo científico entre nosotros y por otra parte esta comprensión no se logra por explicaciones sino viviendo el ambiente. Estoy seguro que si él pasase un año junto a Ud. rectifcaría muchas de sus cosas actuales. Hemos de reconocer que el título en América llega entre estas gentes a superar el mismo trabajo que el título confiere. Algo de infatuación inconsciente puede observarse entre todas las gentes que llegan a una meta, pero ésta es en Colombia sumamente exagerada y por lo mismo perjudicial. Hubiera sido muy posible que estos complejos se borrasen en Duque, al vivir un año junto a Ud. pero tengo la impresión que con todo tal vez aún sea mejor que se quede este año aquí y ya veremos cómo logramos influir en la máquina de la marcha del Instituto. Hablé también con Duque de la necesidad de continuar los cursos el año próximo, pues a más de un centro de investigaciones, creo que es necesario la continuidad del trabajo de formación de personas interesadas en las labores etno-arqueológicas. Me indicó Duque que él pensaba no abrir cursos durante el próximo año y que creía mejor aplazar los cursos hasta 1947. De nuevo aquí veo una dualidad de cuestiones. El argumento oficial es que durante el año próximo se obtiene la reglamentación total de este servicio y que una vez lograda ésta podrá ya estructurarse en definitiva la vida pedagógica del mismo. El otro argumento íntimo o inconsciente que tiene y que yo traté de exponer para que no siguieran engañándose es el siguiente. Los cursos siguiendo las indicaciones del plan que Ud. nos dejó, deberían ser de dos años, y en realidad entonces se hallarían ellos en una posición intermedia entre ex alumnos, alumnos otra vez o profesores, en fin que no les satisface mucho seguir unos nuevos cursos que no se han hecho en su plan de estudios y que dejando pasar dos años, la gente nueva ya se halla más distanciada de ellos y sienten una posición de superioridad con respecto a los nuevos etnólogos que pueden salir. Yo insistí en la necesidad de que durante el año próximo se preparasen algunos de ellos para las especialidades que podrían dictar entonces como futuros profesores del Instituto, pues personalmente no estoy dispuesto a cargar de nuevo con el pensum completo tal como sucedió el año pasado, en el que solo dejé de dictar la lingüística. Creo que no les agrada mucho la idea, pero que podré forzarlos lentamente a ella y que los trabajos de seminarios que este año estoy dictando en el Instituto, podré verterlos hacia la formación del futuro cuerpo de profesores. He pedido a Duque que le mande a Ud. el pensum de cursos que piensan seguir, mis razones son las siguientes: Se han añadido a las asignaturas que Ud. propuso como programa, un poco de cosas estúpidas y sin interés, que sería conveniente suprimir, son asignaturas como Sociología Indigenista, Indigenismo, que Blanca Ochoa secretaria del Instituto Indigenista propuso por decir que eran de máxima importancia. En el fondo es la introducción de elementos de carácter político en el estudio de los primitivos, cuyo valor social puede tener una importancia máxima, pero cuyo valor científico es nulo, desorientador y perjudicial. Yo le agradecería que Ud. comunicase su opinión respecto a este programa y diese las directrices que cree necesarias y absolutas para los cursos del Instituto. Hechas todas estas gestiones, pensábamos que por el momento habían dejado de plantearse problemas, cuando vino a verme Reichel para decirme que él había pensado mucho en todos los problemas que le habían planteado los últimos días, y que como quería seguir toda su vida en trabajos de etnografía, y como quería tranquilidad, creía que si iba a París, a su regreso se hallaría con una oposición tan desmesurada que no se atrevía a plantear y que por lo tanto después de muchos comentarios con Alicia, había decidido no viajar a Francia. Hablamos mucho sobre esto, mi opinión era de que debía ir a París, pero le dije que no quería tratar de convencerlo y que él podía decidir lo que quisiera, que yo solo veía como problema gravísimo el que Ud., frente al fracaso de buena voluntad decidiese abandonarnos y anular su interés y esfuerzo para con nosotros. El era también de la opinión mía y reconocía que el mayor peligro reside en el hecho del disgusto posible que Ud. pueda tener, después de haber logrado que las primeras becas fueran para nosotros. Le pedí que si insistía en su posición, redactase una carta extensa al respecto y que yo me encargaría de hacérsela llegar a Ud., a fin de que teniendo la mayor información posible pudiese interpretar a distancia todas las cosas que suceden aquí sin llegar a la conclusión de que Bogotá y la gente del Instituto es una jaula de micos o un manicomio. El me ha prometido una larga carta que le incluiré junto a esta mía. Reichel después de hablar conmigo fue a verse con el Dr. Achury, para decirle que él pensaba abandonar su ida a París. El Dr. Achury le dijo que él desconocía las becas de Francia, que solo tenía noticias particulares (dadas por mí), de que el Profesor Rivet había personalmente invitado a unos amigos suyos y que por lo tanto no le interesaba el asunto. A continuación le dijo que Reichel debía abandonar las investigaciones etnográficas, pues el Ministerio no le autorizaba. Reichel le objetó que él como ciudadano colombiano, podía ir donde quisiera, que podía por lo tanto pasearse por el país sin que nadie pudiese impedírselo y que si quería dedicarse a una profesión reconocida como lo es la etnográfica, no había en la Constitución ningún obstáculo para él. Achury dijo que si el Ministerio sabía que se dedicaba a investigaciones etnográficas, que lo obligarían a entregar todos los materiales, de acuerdo con un decreto de expediciones científicas, folklóricas, etc. Reichel se despidió y vino a contarme esta entrevista. Yo francamente no comprendo cómo Achury cometió este error jurídico, pues Reichel tiene todos los derechos de su parte y el Ministerio no puede privarle de dedicarse a las investigaciones que quiera, mientras continuemos en Colombia siendo una democracia. Temo que la labor en contra de Reichel haya ido más allá de lo correcto y que de nuevo nos hallemos con algo parecido a lo que intentaron contra Ud., en aquella célebre reunión del Teatro Colón. Es más, creo que en todo el Ministerio existe la misma opinión, obra de una labor bajo mano de mucha más trascendencia de la que había sospechado. En todo caso parece que esto podrá llegar a ser de importancia si Duque sigue en esta posición que es idéntica a la que contra Ud. desarrolló Gregorio. No quiero aventurarme a interpretar el futuro, pero estoy realmente algo espantado con todo esto. Hasta aquí la relación de hechos, ahora quiero exponerle mis comentarios personales. Estoy orgulloso de haber continuado la obra que Ud. comenzó en Colombia, en mi vida personal es la cosa que más cotizo, pero empiezo a estar aburrido de los factores materiales de Bogotá y de este continuo plantear problemas personales. Creo que la obra que Ud. hizo en Colombia es superior a cuanto se ha logrado en otros países de América (incluyo México), pero en realidad a pesar de haber superado tantos problemas nosotros nos equivocamos en un punto y es necesario que lo reconozcamos honradamente. El esfuerzo fue máximo, los resultados superiores a cuanto podía suponerse, pero la materia prima con la que intentamos construir el Instituto, no responde a los deseos del proyecto, creímos que un alumno era un alumno, y que un investigador era lo que nosotros entendíamos como investigador, creímos que antropológicamente la materia era buena, y no recordamos que el valor humano siendo el mismo, puede presentarse diferente, por el simple hecho de tener una mentalidad que no coincide exactamente con la nuestra. No quiero decir que se trate de individuos mejores o peores que nosotros. Ud. conoce de sobra mi opinión de que los valores pueden simplemente desacoplarse en ambientes diferentes y estoy seguro que aun yo mismo he cambiado mucho después de la infuencia del ambiente de aquí. Ud. tuvo la posibilidad de marcharse en un momento propicio y de olvidar al poco tiempo los disgustos y sinsabores pasados. Luego se ilusionó nuevamente a través de la distancia. Mientras tanto, seguíamos como mejor podíamos intentando la continuidad de lo empezado, pero cuando hemos llegado a la realidad (y hoy estamos en este punto), las cosas no son tan bellas como hemos deseado. No quiero decir que el Instituto sea algo fracasado, sigo afirmando que es lo mejor de los países americanos, pero no creo que podamos lograr que se supere, no creo que el futuro nos proporcione un mayor rendimiento, estamos en un punto de saturación y este punto no corresponde a mi manera de ver a lo que exigimos en Europa de una institución científica. Tal vez con muchos años se logre superar algo, pero mi impresión es de que ya hemos obtenido el máximo y que solo con grandes trabajos lograremos que este máximo se mantenga y no pierda en calidad. Tal vez un trabajo continuado de nuestros alumnos en París pudiese lograr que a su regreso tratasen de superar el estado actual pero me temo mucho que al poco tiempo de regresar decayésemos de nuevo al estado actual de cosas que francamente podría ser superior [...] Ahora bien, estoy apurado pensando en los resultados de todo esto, creo que tal vez Silva puede ir, y lo aceptaría inmediatamente, pero realmente yo no me atrevo a dar dos nombres más, y no me arriesgaría a proponer los sustitutos pues mi opinión sobre los posibles becarios es realmente difícil, ya que lo que tenemos entre los alumnos son bachilleres y no universitarios. Por lo tanto excúseme, pero sea Ud. quien dé las direcciones de la prueba para mandarlos. Por otra parte no creo conveniente que se concedan oficialmente estas becas, ya que entonces en el Ministerio le mandarían como becarios algunos enchufados políticos. Si las becas se concediesen ofcialmente, sería conveniente indicar que deben concederse a alumnos del Instituto Etnológico, aprobados en los exámenes y que se presentasen a un examen de nuevo para mostrar sus capacidades, solicitando entonces que este examen fuese controlado por mí, si es que debo en parte ser responsable de la gente que vaya a París. Mi opinión sincera, que he expuesto y que comparte también el Sr. Prevosteau, es la siguiente: Para la continuidad de la vida del Instituto, debería lograrse que los fondos donados por el Gobierno francés fuesen destinados a mantener en Colombia una misión francesa acoplada tan íntimamente como se pueda y en forma oficial al Instituto, entonces esta misión francesa tendría una libertad de acción y una posibilidad de influir con sus resultados a la obra de nuestros ex alumnos. Ellos verían así cómo se trabaja y cuál es el criterio científico de colaboración, cosa que aún no hemos logrado hacerles comprender por más que todos nos digan que sí cuando se lo exponemos. Así pues si para el año próximo se logra que el Instituto obtenga cien mil pesos del Gobierno colombiano, los fondos franceses (caso que continúen) deberían emplearse en mantener una misión permanente si se quiere y Ud. podría enviar algún alumno de París y profesores franceses que trabajasen entre nosotros y con su ejemplo podríamos obtener más resultados que con esta especie de desorden mental que nunca lograremos curar, pues en realidad es el estado normal aquí y solo es desorden para nosotros, porque tenemos del orden una idea diferente de la de ellos. No crea que esto es escrito a la ligera, responde a algo que he meditado largamente y de lo cual me hago responsable por completo. Creo que un solo investigador francés enviado por Ud. podría hacer mucho más que nuestra buena voluntad, y en todo caso, creo que una delegación del Gobierno francés aunque recayese sobre Reichel mismo podría rendir más trabajo y más resultados que tratando de arreglar un organismo cuya superación es ya muy difícil por no decir imposible. Le ruego por lo tanto que Ud. lo piense, y que tan pronto sea posible dicte las órdenes oportunas respecto a nuestras directrices futuras, cuente conmigo para tratar por todos los medios que sus órdenes sean cumplidas hasta donde humanamente sea posible. Creo que no debemos abandonar estos trabajos en Colombia pero que debemos imprimirles un sello nuevo, teniendo en cuenta todas las condiciones actualmente planteadas. Yo le agradecería sumamente aunque supongo que Ud. no dispone de mucho tiempo y que los problemas suyos son más interesantes que los nuestros, que me contestase detalladamente a los puntos de esta carta. Todavía es posible salvar el estado actual de cosas si Ud. interviene desde fuera dictando directrices. No le espante la situación, pues en realidad es la normal en la vida de las cosas de aquí, es una enfermedad crónica, que está aún muy lejos de la muerte pero que es molesta. Su autoridad entre nosotros puede ser muy benéfica, pero es necesario que pensemos en un tipo de cura lo más radical posible y que abandonemos el sistema de olvidos de lo pasado y arreglos sin control de las situaciones presentes. Personalmente sigo trabajando y aumentando con todos los datos posibles nuestro conocimiento etnológico del país, confío que dentro de un año o dos sea posible una colaboración más estrecha y que juntos en París podamos llevar cabo algo con estos materiales recogidos, pero no hablemos de ello, será realidad estoy seguro, pero es necesaria la espera. Sin más (que ya es sufciente) quedo como siempre incondicionalmente a sus órdenes, Recasens.

P.S. Todos los amigos de la casa, y especialmente María Rosa le envían sus saludos y le desean un trabajo fácil en París. Tengo en mi poder el tomo primero del padre Simón "Noticias Historiales" que le mandaré tan pronto como sea posible por la capacidad y peso de la valija. Tengo también unos ejemplares de la revista que trataré de enviarle por vía segura inmediatamente que nos sea posible. Le agradeceré que me informe sobre Abbé H. Breuil, pues desearía entrar nuevamente en contacto con él. No insisto en más detalles y cierro esta carta antes de que se planteen nuevos problemas. Vale.

MS 1/7927

Bogotá, 18 de noviembre de 1946.
Apreciado profesor y amigo,

Hoy el Instituto y el Servicio Arqueológico son verdaderos modelos en América, digo esto sin énfasis, y con orgullo, comento con sinceridad. He visto pasar por aquí investigadores procedentes de México, de Argentina, gente a veces salida con una beca y otras que llevan ya años de investigadores, y todos sin excepción son peores que los alumnos que Ud. formó y que trabajan con nosotros. Es más, he visto investigadores del Museo de Historia Natural de Washington que (como Holder) llevan seis meses en Colombia y han fracasado por completo en su intento de penetración entre los Motilones, cuando nuestros alumnos lograron esta misión con relativa facilidad y sin el complicadísimo equipo de trabajo de los americanos. Personalmente estoy orgulloso de aquellos años en que lo sustituí (como pude) en la dirección del Instituto, fueron tiempos duros y muchas veces quise abandonar una lucha que parecía estéril, persistí realmente solo pensando en Ud. Hoy mi misión es de un consejero gris pues el Instituto tiene ya fundamentos oficiales como nunca creí que lograse. Hoy es Ud. quien debe estar orgulloso de haber logrado tanto con tan poco, su misión en Colombia puede pasar desapercibida, pero para los que la hemos vivido la consideramos superior a la realizada en Francia ya que Ud. en París tenía unos materiales y aquí no había nada. Es más, había solamente gente de mala voluntad, que como Gregorio han seguido perseverando en su actitud, pero que jamás podrán destruir lo que Ud. cimentó. Gregorio está prácticamente solo en su lucha, él ha dejado de escribir, ya no puede luchar contra sus alumnos que le han superado en trabajo y calidad. Su última pretensión fue la siguiente: pedir que se substituyese el nombre de Paul Rivet como Director Honorario por el de Gregorio y a cambio prometía la ayuda americana de aquellas instituciones de Estados Unidos que aún creen en Gregorio. Son pocas, hemos trabajado intensamente esta oposición, sigo en ello, y las publicaciones nuestras tienen ya un prestigio, las gentes serias de EE. UU. ya se han conectado con nosotros y Gregorio es solamente una sombra oficial que se diluye en nada. Hubiera querido poder mandarle con Silva los informes oficiales donde se detallan todos los trabajos con pormenores, pero ello no será posible hasta diciembre pues Duque no está en Bogotá. Resumo solamente un detalle importante: las investigaciones etnográfcas han sido tomadas en serio por el gobierno. Los departamentos se han interesado en tener focos de investigación etno-arqueológica y se han fundado además del Instituto de Bogotá los siguientes: Instituto Etnológico de Antioquia (Arcila director) en la Universidad de Medellín; Instituto Etnológico del Cauca (Popayán): donde trabajan Ceballos y Gregorio; Instituto Etnológico de Santa Marta (Reichel director y Sra. de Reichel con Chaves): Ud. tiene detalles directos de ellos. Centros Arqueológicos como Sogamoso (Silva) él le da todos los detalles. Parque Arqueológico de Facatativá, cuyo funcionamiento será parecido al de Tierradentro y San Agustín y hoy estoy gestionando con la Universidad de Barranquilla, donde es rector un alumno nuestro, Profesor Tovar Ariza, la fundación de otro Instituto Etnológico. Como puede ver se trata de centros y focos de interés departamental que nos ayudarán eficazmente al conocimiento etnológico y arqueológico del país en una manera que era insospechada hace seis años. La realidad del trabajo le quedará comprensible por el hecho siguiente: regresó a Colombia Pérez de Barradas, creía que todo estaba igual como en su primer viaje. Vió lo realizado, reconocía que en Madrid estaban peor y decidió irse a trabajar (creo en Bolivia) pues no podía mostrar la competencia de los trabajos de nuestros investigadores. Hoy las mejores relaciones reinan entre todos, aquellos detalles desagradables han sido superados, el espíritu que Ud. trató de crear ha fructificado abundantemente y espero que sea cada día más y más perfecto! Realmente envidio a todos estos que fueron alumnos, y desearía poder como ellos dedicarme por completo a la investigación, pero quedo al margen, tengo una situación económica que me obliga a trabajar en cosas diferentes que son el único medio de equilibrar mi presupuesto, pero no estoy decepcionado, pasaron los años difíciles y el Instituto es ahora lo que Ud. pensó y deseó que fuese. Incondicional suyo, Recasens.

MS 1/7930

Bogotá, 13 de noviembre de 1947
Apreciado profesor y amigo,

Quiero hablarle con toda franqueza, aquí estamos siempre ligeramente presionados por el grupo americano de gringos que ahora se han dado cuenta de la importancia que tenemos. Dan vueltas alrededor de nosotros, en un plan de ofrecer sin dar o de dar pidiendo siempre en compensación más y más. Los americanos que nos han mirado siempre con recelo debido a la influencia de nuestro buen amigo Gregorio. Están no obstante convencidos de que hemos trabajado y de que en Colombia existe una institución que no es simplemente el bluf de las de otros países americanos. Nos aprecian, pero nos miran con cierto recelo, pues creo que les molesta nuestra continuada afirmación del origen y de lo que debemos a Francia a través de Ud. Pero no se limitan aquí los pequeños errores, también como de costumbre éstos se repiten entre los colombianos, así por ejemplo nuestro común amigo el Profesor Nannetti, que fue ministro de Educación mientras Ud. estaba en Colombia y que hace dos años pasó a ser rector de la Escuela Normal Superior a raíz de la salida de Socarrás, ha tenido una serie de gestiones realmente comprometedoras para el buen funcionamiento de las investigaciones del Instituto. He aquí algunos datos informativos de tipo exclusivamente oficial, los cuales le permitirán a Ud. tener la idea de las cosas sucedidas. El Instituto, que era anexo a la Escuela Normal, fue segregado de la misma y fusionado al Servicio de Arqueología de acuerdo con las líneas generales de aquella ley que Ud. deseaba se aprobase. Esto sucedió en enero de 1945. Pero entonces comenzó una campaña contra el entonces rector de la Escuela Normal, Dr. Eugenio Salas, acusándosele del error de permitir dicha segregación. Esta campaña acabó con el Dr. Salas y fue nombrado en substitución el Dr. Nannetti, quien empezó a tratar de anexarnos pero con el criterio estrecho de siempre a fin de que continuásemos no siendo nadie en la Normal. Durante el año 1946, el Dr. Nannetti inició una serie de gestiones ante el Ministerio de Educación tendientes a lograr la fusión del Instituto con la Normal. En su empeño, el rector de la Normal estuvo en un principio apoyado por el ministro de Educación Dr. Germán Arciniegas, y por el director del Departamento de Extensión Cultural, Jorge Rojas. Sus propósitos se vieron frustrados solo por el enérgico rechazo a esta medida por parte de la dirección del Instituto, secundada por la mayoría de los que formamos parte de él, de sustentar la renuncia del director y apoyarla así mismo nosotros, en el caso de que se diese solución favorable al Dr. Nannetti. Durante el mes de julio de 1946, llegó al país el Dr. John Gillin de la Universidad de Carolina del Norte. Era invitado por el Ministro de Educación para que organizase en Colombia los estudios de Antropología Cultural. Este profesor al informarse de la tirante situación que existía entre el Instituto, la Normal y la Universidad (que también deseaba la anexión de nuestra institución a ella), a pesar de estar convencido de que el centro indicado era el Etnológico como nos lo confirmó particularmente tanto a Duque como a mí, propuso bajo la presión de Nannetti, que se hiciera una nueva fundación en la cual podrían colaborar por partes iguales la Universidad y el Etnológico. Esta iniciativa fue aceptada por nosotros que hemos deseado siempre tener el más mínimo de dificultades y ofrecimos aquel entonces nuestra real colaboración tanto en personal como en materiales. Por su parte, Nannetti, por razones que son bien explicables, insistió en que antes de los trabajos de campo debería prepararse el personal, lo cual podría hacerse en la Normal, todo lo cual significaba que el centro de antropología que iba a crearse, caería como anexo a la Normal Superior. Así para acabar de reforzar sus propuestas, ofreció un aporte de 20.000 pesos y varios profesores, que desde luego nunca han sido efectivos y solo tenían la finalidad de crear un efecto psicológico. El Instituto Etnológico, consciente de las causas del proceder del rector de la Normal, eludió hasta donde fue posible entrar a discutir la fundación de la proyectada institución de antropología en la Normal. En 1947, ante el fracaso de anexión del Etnológico a la Normal, se fundo allí el Centro de Antropología Social, fundación encargada al Sr. Gabriel Ospina, y ello fue fundado, antes que pensando en las bondades de esta nueva rama de las ciencias del hombre (que el Instituto cultiva desde hace años), en un resentimiento con el Instituto Etnológico, por la lucha que sostuvo en pro de su autonomía. Ahora esperamos que el Dr. Nannetti, obtenga en el congreso de la Unesco un programa que represente el reforzamiento de su centro en la Normal, despreocupándose de los resultados futuros e interesándose exclusivamente en crear uno de tantos pedestales para su futuro intelectual con miras exclusivamente personales, puesto que no las tiene científicas. Naturalmente esto forma el último de mis informes. Puesto que en parte ya le había hablado de la situación a medida que se iba desarrollando, creo que a nosotros nos afecta relativamente poco, puesto que como no nos impide seguir trabajando, lo importante son los resultados futuros. Ud. se encontrará con el Dr. Nannetti, seguramente él tratara de convencerlo de la importancia de sus creaciones, mejor si lo logra, pero ello solo sería completo si Ud. pudiese venir entre nosotros y ver qué es lo que hemos hecho. Si la información anterior le sirve en algún aspecto puede utilizarla en una carta personal mía, y yo he dicho siempre las cosas tal como las siento de manera que no hay nada privado en mi manera de pensar. Le agradecería en forma extraordinaria que pudiese contestarme a este punto concreto. Aceptaría venir invitado a Colombia? Qué condiciones desearía Ud.? Y en un plan particular? Si viene tendrá verdaderas sorpresas de los trabajos realizados y de los materiales recogidos. Añadiendo además que si viene no tiene excusa alguna para ir a otra parte que no sea mi casa. María Rosa le contará a su llegada (pues está segura que Ud. viene) todas las cosas de su viaje durante tres meses entre los indígenas de La Guajira, a quien estudiaron últimamente. Como siempre incondicionalmente suyo, Recasens.

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