SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue36Collecting Nature, Creating Culture: The Construction of the Nature/Culture Dichotomy in Museums author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Antipoda. Revista de Antropología y Arqueología

Print version ISSN 1900-5407

Antipod. Rev. Antropol. Arqueol.  no.36 Bogotá July/Sept. 2019

https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.01 

Meridianos

Arqueología para América Latina en el siglo XXI*

Archaeology for Latin America in the 21st Century

Arqueologia para a América Latina no século XXI

Alexander Herrera Wassilowsky** 

L. Antonio Curet*** 

** Doctor en Arqueología de la University of Cambridge, Inglaterra. Es profesor asociado del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de los Andes, Colombia. Entre sus últimas publicaciones están: “Turismo patrimonial, identidad y desarrollo en el Perú”, Indiana 34, n.o 1 (2017): 199-230. Y (en coautoría con Carolina Orsini) “Ancash. Arqueología, antropología e historia del paisaje. Introducción al dossier”, Indiana 34, n.o 1 (2017): 9-12. alherrer@uniandes.edu.co

*** Doctor en Antropología de la Arizona State University, Tempe, Estados Unidos. Curador del National Museum of the American Indian, Smithsonian Institute, Estados Unidos. Entre sus últimas publicaciones estan: “Theodoor de Booy in Puerto Rico: An Untold Story in the History of Caribbean Archaeology”, Caribbean Studies 46, n.o 1 (2018): 3-32; “Taíno: Phenomena, Concepts, and Terms”, Ethnohistory 34, n.º 3 (2014): 467-495. cureta@si.edu


Resumen:

Objetivo/contexto:

El propósito de este artículo es proveer el marco histórico y teórico de la arqueología latinoamericana para contextualizar los ensayos incluidos en este volumen. Se plantea que los cambios recientes en esta disciplina surgen como parte de una autoevaluación de los arqueólogos en relación con el origen colonialista de esta ciencia.

Metodología:

El artículo comienza con una breve discusión de los cambios significativos más recientes que han establecido nuevas normas en la disciplina, creados por la obligación del arqueólogo de enfrentarse a dos realidades. La primera es el mencionado origen colonialista de la arqueología, en especial cuando se considera la total ausencia del relato indígena en nuestras reconstrucciones de sus ancestros. La segunda es el avance del capitalismo y el desarrollo económico, acompañado por intereses políticos que incluyen, entre otras cosas, el uso de sitios y artefactos arqueológicos para el desarrollo turístico o el registro de su destrucción como antesala a proyectos industriales de infraestructura o extractivos. Se presenta un breve recuento de la disciplina en la región, desde el siglo XVIII hasta los movimientos nacionalistas y el presente, en el que también se plantea el reto de construir narrativas alternas a las propuestas por el eje hegemónico de las ciencias tradicionales y, sobre todo, de reconocer e incluir las voces silenciadas del pasado.

Conclusiones:

termina el texto presentando los artículos en este número y contextualizándolos brevemente dentro de esta nueva perspectiva en la arqueología de América Latina, para concluir que, en décadas recientes, la arqueología latinoamericana ha tomado nuevos rumbos como resultado de la reflexión sobre su pasado colonial.

Originalidad:

En particular, esta arqueología poscolonial, como la llaman algunos, nos reta a desarrollar perspectivas, métodos e interpretaciones alternas que sean más incluyentes y abarcadoras, a la vez que realistas. La contextualización del problema colonial dentro de las condiciones sociales, históricas, económicas y políticas de la región es clave para un entendimiento de esta arqueología emergente y para motivar un diálogo entre arqueólogos y partícipes del patrimonio, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, que promueva una arqueología más justa e inclusiva.

Palabras clave: Arqueología contemporánea; arqueología latinoamericana; arqueología poscolonial; colonialidad; historia de la arqueología; patrimonio

Abstract:

Objective/context:

The purpose of this article is to provide the historical and theoretical framework of Latin American archaeology to contextualize the essays included in this volume. It is argued that recent changes in this discipline arise as part of a self-evaluation of archaeologists in relation to the colonialist origin of this science.

Methodology:

The article begins with a brief discussion of the most recent significant changes that have established new standards in the discipline, created by the archaeologist's obligation to confront two realities. The first is the above-mentioned colonialist origin of archaeology, especially when considering the total absence of the indigenous story in our reconstructions of their ancestors. The second is the advance of capitalism and economic development, accompanied by political interests that include, among other things, the use of archaeological sites and artifacts for tourism or the recording of their destruction as a prelude to industrial infrastructure or extractive projects. It presents a brief account of the discipline in the region, from the eighteenth century to the nationalist movements and the present, which also poses the challenge of building alternative narratives to those proposed by the hegemonic axis of the traditional sciences and, above all, to recognize and include the silenced voices of the past.

Conclusions:

The text ends by presenting the articles in this issue and briefly contextualizing them within this new perspective on Latin American archaeology, concluding that, in recent decades, Latin American archaeology has taken new directions as a result of our reflection on its colonial past.

Originality:

In particular, this postcolonial archaeology, as some call it, challenges us to develop alternative perspectives, methods and interpretations that are more inclusive and encompassing as well as realistic. The contextualization of the colonial problem within the social, historical, economic and political conditions of the region is key to an understanding of this emerging archaeology and to motivating national and international dialogue between archaeologists and heritage stakeholders to promote a more fair and inclusive archaeology.

Keywords: Coloniality; contemporary archaeology; heritage; history of archaeology; Latin American archaeology; postcolonial archaeology

Resumo:

Objetivo/contexto:

O propósito deste artigo é propor o marco histórico e teórico da arqueologia latino-americana para contextualizar os ensaios incluídos neste volume. Propõe-se que as mudanças recentes nesta disciplina surgem como parte de uma autoavaliação dos arqueólogos em relação com a origem colonialista desta ciência.

Metodologia:

O artigo começa com uma breve discussão das mudanças significativas mais recentes que tem estabelecido novas normas na disciplina, criados pela obrigação do arqueólogo de enfrentar-se a duas realidades: a primeira é a mencionada origem colonialista da arqueologia, em especial quando se considera a total ausência do relato indígena em nossas reconstruções de seus ancestrais; a segunda é o avanço do capitalismo e o desenvolvimento econômico, acompanhado por interesses políticos que incluem, entre outras coisas, o uso de lugares e artefatos arqueológicos para o desenvolvimento turístico ou o registro de sua destruição como antessala a projetos industriais de infraestrutura ou extrativos. Apresenta-se uma breve contagem da disciplina na região, desde o século XVIII até os movimentos nacionalistas e o presente, na que também se propõe o desafio de construir narrativas alternativas às propostas pelo eixo hegemónico das ciências tradicionais e, sobretudo, o desafio de reconhecer e incluir as vozes silenciadas do passado.

Conclusões:

Termina-se o texto apresentando os artigos deste número e contextualizando-os brevemente dentro desta nova perspectiva na arqueologia de América Latina, para concluir que, em décadas recentes, a arqueologia latino-americana tem tomado novos rumos como resultado da reflexão sobre seu passado colonial.

Originalidade:

Em particular, esta arqueologia pós-colonial, como a chamam alguns, nos desafia a desenvolver perspectivas, métodos e interpretações alternativas que sejam mais incluyentes e abrangentes, ao mesmo tempo que realistas. A contextualização do problema colonial dentro das condições sociais, históricas, econômicas e políticas da região é chave para um entendimento desta arqueologia emergente e para motivar um diálogo entre arqueólogos e partícipes do patrimônio, tanto no âmbito nacional como no internacional, que promova uma arqueologia mais justa e inclusiva.

Palavras-chave: arqueologia contemporânea; arqueologia latino-americana; arqueologia pós-colonial; colonialidade; história da arqueologia; patrimônio

Mientras héroes arqueólogos en las últimas series de animés japoneses descubren civilizaciones, combaten el crimen y son temidos por su poder de acceder a secretos que cambiarán la historia del mundo, el día a día de los arqueólogos de a pie usualmente se desarrolla de manera completamente diferente: enfrentando las realidades sociales, políticas y económicas de nuestros países. Sus labores giran, principalmente, en torno a los lineamientos políticos de turno en materia de cultura y educación, el desarrollo de la infraestructura productiva o la industria del turismo de las dependencias de Estados nacionales modernos. Por lo mismo, las preguntas de investigación de los proyectos individuales, los contenidos de las cátedras y las temáticas de los trabajos publicados en revistas especializadas ya no abordan únicamente el estudio del pasado en sus múltiples manifestaciones a partir de la cultura material.

¿Qué sucedió en el pasado? es la pregunta que sigue guiando nuestro trabajo, como norte común a la práctica arqueológica, pero ahora de manera más compleja. A la vez que requiere de tesonero trabajo individual, con o sin polvo, incluye también la labor colectiva, necesariamente lenta, sistemática y progresiva, ambas asidas de las manos con entrecruzados procesos de construcción de memorias. El pasado, en cada país, se produce en el presente bajo circunstancias diversas, pero para la arqueología en América Latina el problema común fundamental sigue, y seguirá siendo por buen tiempo, la colonialidad del poder (Quijano 1992). El pasado colonial, como lugar y práctica de memoria que la arqueología sustenta, es doloroso también por la destrucción de las memorias. La mortandad y la extirpación de idolatrías, la quema de ancestros y el saqueo de tumbas, sin embargo, también se traducen en registros materiales que informan una historia apenas conocida.

Desde una perspectiva metodológica, las raíces de la arqueología mundial se podrían rastrear en el pasado hasta el corte estratigráfico de la Huaca Tantalluc, dibujado entre 1763 y 1765 con base en las excavaciones realizadas por el corregidor mestizo Miguel Feyjóo de Sosa (Alcina 1995, 179-188; Martínez de Compañón [1781-1798] 1978-1994; Pillsbury y Trever 2008). “Lugar sagrado (waka) lugar del pan (tanta)” es una posible traducción del nombre quechua de ese lugar, tentativamente identificado con algún sitio arqueológico del distrito de Tantarica (Cajamarca, Perú). Sería, pues, posible afirmar que el corte estratigráfico primigenio se realizó en un lugar sacralizado por actos rituales y ofrendas acumuladas en el tiempo y asociadas con la (re)producción de alimentos.

Así, la historia de la gestación de la protodisciplina estaría en el seno del proyecto colonial americano, una larga serie de desencuentros con la materialidad del pasado que se inicia con los regalos y el saqueo del siglo XVI y la destrucción contraidolátrica sistemática a lo largo del XVII, para desembocar en la documentación moderna de las excavaciones de mediados a finales del siglo XVIII y dar paso a los inicios del coleccionismo ilustrado que desembocaría en la creación de museos.

La institucionalización de la arqueología surge a lo largo del siglo XX como parte de proyectos nacionales modernos que buscan una ciencia nacional para el desarrollo. Estas arqueologías nacionales, o incluso nacionalistas, han participado activamente en la producción de la historia de pasados pre-nacionales, sociedades pre-hispánicas más o menos civilizadas que produjeron edificios, objetos, representaciones y sistemas tecnológicos con cualidades estéticas o tecnológicas más o menos destacables. El resultado de estos procesos de descubrimiento científico del pasado mediante la aplicación del conocimiento experto y de los métodos cronológicos para el control del tiempo, absoluto y relativo, han sido pasados pretéritos poblados por poblaciones finitas, pre-colombinas, pre-hispánicas o pre-coloniales. Sin embargo, la preocupación de las narrativas resumidas aquí como un preámbulo a la arqueología del siglo XXI es su vinculación con las necesidades y anhelos de los pueblos del presente.

¿Cómo construir otras narrativas alternas, “contradiscursos al relato hegemónico construido en las lenguas colonizadoras […] que convirtió a las ruinas griegas y romanas en legítimas formas de pensamiento” (Mignolo 1995, 28)? Este mismo autor (1995) ha sugerido que para construir una razón poscolonial es necesario pensar a partir de las ruinas andinas y mesoamericanas. Como indica Castro-Gómez (2011), se trataría de “rehabilitar los saberes sometidos” (196), de “retomar”, en palabras de Mignolo (1995):

La fuerza intelectual que tales ruinas y fragmentos poseen, evitando al mismo tiempo, transformarlas en objetos de contemplación, en reliquias que deben ser restituidas o en una reconstrucción del pasado que tenga más de justificación ética o política del investigador que de fuerza viva del pensamiento y de la cultura como praxis de creatividad y sobrevivencia. (10)

La última década del siglo XX vio la articulación a nivel continental de demandas de restitución histórica por parte de comunidades indígenas y descendientes, atizada por las conmemoraciones alusivas a los cinco siglos del primer desembarco hispano en América. Estos procesos locales de resistencia han incluido la reindigenización como estrategia y replantean el reto de repensar la nación desde sus origines, de pensar las profundas raíces del poblamiento humano, en contraposición a la producción de narrativas culturales en las que actúan subjetividades esencializadas, Estados, pueblos o grupos étnicos pretéritos. Según múltiples críticas, el culturalismo habría dado lugar a narrativas cercanamente modeladas por la experiencia colonial y territorial eurásica. Una supuesta unidad de lengua, etnia y territorio, comunidades imaginadas en un pasado hecho a la medida del presente, serían la marca de culturas esenciales, anteriores y, a veces, contrapuestas al Estado colonial. Sin embargo, proyecciones simplistas del discurso han sido, y siguen siendo, fácilmente cooptables y puestas al servicio de doctrinas políticas de turno, nacionalistas, regionalistas o etnicistas.

En la tercera década del siglo XXI la creciente institucionalización del nacionalismo democrático en la región y las irresueltas contradicciones entre la teoría y la práctica arqueológica han dado lugar a un estancamiento. Las preguntas por los orígenes de los pueblos anteriores a las naciones, en general, y su historia, en particular, se han reformulado o han pasado a un segundo plano. No porque haya menguando la importancia de las preguntas, sino porque lo que queremos saber acerca del pasado de la humanidad y lo que necesitamos saber acerca de nuestro pasado se definen, en la práctica, desde las oportunidades laborales emergentes en entidades públicas y privadas. El panorama varía muchísimo de país a país, pero la disponibilidad limitada de fondos locales para la investigación de base es una constante que contrasta con las crecientes sumas invertidas, por una parte, en las industrias extractivas y, por otra parte, en la patrimonialización y musealización del pasado por las industrias culturales.

Pese a la incesante aceleración de los ritmos e impactos de los procesos de expansión del mercado, la arqueología tiene aún un papel fundamental que desempeñar en el Antropoceno. Se trata de traer a la memoria la perspectiva de largo plazo, política, social, ecológica y cultural, por un lado. Y, por otro, de contextualizar los ritmos e impactos propios de la arqueología como un proceso de memoria históricamente contingente. Nos referimos de manera particular a lo que viene denominándose arqueología pública o arqueología comunitaria, a las prácticas curatoriales educativas, a la educación patrimonial y al diálogo de saberes. Si bien recién estamos descubriendo los potenciales de la arqueología digital, es quizás la hora de pensar sobre la arqueología, la razón poscolonial y la reproducción de la violencia epistémica, desde el ciberespacio.

Es interesante anotar que el llamado a presentar trabajos para la temática “Arqueología para el siglo XXI” no recibió respuesta en términos de las razones por las cuales es menester y de actualidad estudiar el pasado profundo. Todas las propuestas recibidas tocan el presente o el pasado reciente. Lo que recibiéramos fue, más bien, un conjunto de propuestas para una arqueología más consciente de su tiempo-espacio, es decir, de su lugar en los entramados de producción y reproducción del pasado y del momento histórico presente del cual hacen parte.

Aunque es claro que la arqueología latinoamericana y mundial ha visto grandes avances en reconocer los inicios colonialistas y el efecto de los intereses políticos y económicos en nuestra disciplina, la implementación de los cambios necesarios ha planteado retos difíciles. Como la mayoría de los ensayos incluidos en este volumen demuestran de manera muy clara, en la práctica, la arqueología todavía enfrenta muchos retos internos y externos; la gran mayoría de ellos producto de esa colonialidad de nuestras historias que, como un fantasma, no cesa de acosarnos.

Algunos de estos fantasmas son abordados, directa o indirectamente, por los ensayos. Por ejemplo, ya hace muchas décadas que la arqueología ha reconocido nuestro origen e historia colonial y hemos dado grandes pasos para erradicar mucho de ese bagaje, por lo menos a nivel paradigmático, ontológico y epistemológico. Pero el reto ha sido ponerlo en práctica. El ensayo de Alina Álvarez Larrain y Michael K. McCall, en el que promueven la participación tanto del indígena como de la población local en los diseños de las estrategias de campo, es un buen ejemplo de cómo lo que aceptamos a nivel de idea puede informar nuestra metodología. Pero, más aún, pone en concordancia lo que pregonamos con lo que practicamos. Por otro lado, los trabajos de Henrik Lindskoug y Marina Weinberg tratan dos temas distintos, pero que, en su núcleo, se solapan en gran manera uno con el otro: ambos tocan la falsa dicotomía entre naturaleza y cultura promulgada por el modernismo. El tratamiento que Lindskoug le da a esta dicotomía retoma dos aspectos importantes para la arqueología y la sociedad. El primero es la visión del indígena como perteneciente a la esfera de “lo natural” y no a la de “lo cultural”. Es decir, su categorización como salvajes o no aculturados. El segundo, pero quizás más importante, es el uso de museos para promulgar y difundir esta visión. Weinberg, desde una perspectiva etnográfica, nos recuerda que, en la vida humana, todo es aculturado, incluyendo las relaciones entre especies. Cuando la dualidad naturaleza/cultura es removida de la ecuación, los resultados no son únicamente mucho más productivos, sino también mucho más reales.

El tema del patrimonio cultural es discutido más directamente por Luis Gerardo Franco en su estudio sobre el manejo del parque arqueológico de Tierradentro y los intereses de los tres grupos (el Estado, el municipio [mestizos] y los indígenas) que tienen algún reclamo de propiedad sobre este patrimonio. Este es un buen caso en donde se reconoce, por lo menos teóricamente, al parque como patrimonio indígena, incluyendo su naturaleza sagrada, pero en la práctica las realidades políticas y económicas son más complicadas. Es aquí donde la estrategia colonial del Estado de reclamar todo pasado (ya sea europeo o indígena) como base de una identidad nacional y los intereses políticos y económicos locales (municipio) se contraponen a los intereses de nuestros esfuerzos decolonizantes y, aún peor, a los derechos de los indígenas.

De otro lado, los trabajos de Rosa Elena Carrasquillo y María Fernanda Ugalde tratan con la persistencia de viejas perspectivas discriminatorias o que perpetúan una visión falsa. En el primer caso, Carrasquillo argumenta, con mucha razón, que mientras que por un lado criticamos y denunciamos el maltrato que sufrieron los indígenas, los esclavos africanos y los trabajadores europeos durante el periodo colonial inicial, por el otro lado, hoy día alabamos la arquitectura colonial, producto del trabajo de esas clases, como estéticamente impresionantes obras del Renacimiento, olvidando, en la mayoría de los casos, el costo humano. Ugalde, por su parte, trata el problema de la categorización y discriminación por género, tanto en el pasado antiguo como en la historia reciente y contemporánea de Ecuador y Latinoamérica. En su argumento, ella aborda desde cambios en el registro arqueológico y casos modernos hasta experiencias personales para demostrar cómo este tipo de discriminación persiste hoy en día, incluso en el mundo académico, en algunos casos de manera obvia y en otros, de maneras algo más subterráneas. Finalmente, el ensayo visual de María Angélica Ospina hace una aproximación, a partir del recorrido etnográfico y fotográfico, a espacios que han fungido como instituciones totales; a través de cuerpos invisibles de pacientes y terapeutas, recorre los escenarios del internamiento. De este modo, utiliza la metáfora de las matrioshkas, para realizar una suerte de arqueología del presente de establecimientos y objetos que dan cuenta del sufrimiento y del encapsulamiento de quienes habitaron el confinamiento dentro de estos fríos y grises muros.

Es claro que muchos de estos ensayos muestran las complicaciones y contrariedades de esta arqueología antropológica moderna en Latinoamérica, especialmente los problemas heredados de nuestro pasado colonial y machista. En otras palabras, a la arqueología todavía le queda mucho de nuestro pecado original, pues en muchos casos sigue cargando, ignorando o perpetuando este bagaje. Pero, a la vez, a través de una autorreflexión, atendiendo a los reclamos del “otro” y viendo el mundo con un prisma distinto, los ensayos incluidos en este número son ejemplos de cómo estamos rompiendo las ataduras de ese bagaje y avanzando hacia una arqueología más democrática, a la vez que consideramos las realidades sociales y políticas de nuestros países. Es pues posible pensar en esta coyuntura como un escalón, un punto de apoyo para abordar, durante las décadas siguientes del siglo XXI, problemas de origen antrópico de orden transnacional y global, incluidos los retos planteados por la creciente degradación ambiental y el cambio climático.

Referencias

Alcina Franch, J. 1995. Arqueólogos o anticuarios. Historia antigua de la arqueología en la América española. Madrid: Ediciones del Serbal. [ Links ]

Castro-Gómez, Santiago. 2011. Crítica de la razón latinoamericana. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. [ Links ]

Martínez de Compañón, B. J. (1781-1798) 1978-1994. Trujillo del Perú. 12 vols. Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica / Agencia Española de Cooperación Internacional. [ Links ]

Mignolo, Walter. 1995. “Decires fuera de lugar: sujetos dicentes, roles sociales y formas de inscripción”. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 21 (41): 9-31. https://doi.org/10.2307/4530794Links ]

Pillsbury, Joanne y Lisa Trever. 2008. “The King, the Bishop, and the Creation of an American Antiquity”. Ñawpa Pacha 29: 1-29. [ Links ]

Quijano, Aníbal. 1992. “Colonialidad y modernidad / racionalidad”. Perú Indígena 13 (29): 11-20. [ Links ]

Cómo citar este artículo: Herrera Wassilowsky, Alexander y L. Antonio Curet. 2019. “Arqueología para América Latina en el siglo XXI”. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología 36: 3-10. https://doi.org/10.7440/antipoda36.2019.01

* El presente artículo fue preparado para este número especial de Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología.

Recibido: 29 de Mayo de 2019; Aprobado: 28 de Junio de 2019

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons